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¿Existe una

responsabilidad histórica?
Reyes Mate

1. Cada gran construcción ética se mue- esta multiplicación de la responsabilidad adelante, como siguiendo el curso de los
ve en torno a un eje específico. En la ética es que se polariza casi exclusivamente en acontecimientos desencadenados por esa
aristotélica ese eje era el concepto de vir- la indemnización objetiva, sin parar mien- acción: uno pasa un semáforo en rojo,
tud; en la ética kantiana es el de deber; y tras en el sujeto que debe indemnizar. atropella a un buen hombre de cuyo salario
en la ética contemporánea es el de respon- Con que pague, basta. Exagerando un vive una familia. Para sobrevivir un hijo se
sabilidad. Claro que responsabilidades las poco podemos decir que estamos ante hace delincuente y acaba siendo abatido
hay de muchos tipos. Si aquí se pregunta una responsabilidad sin culpa. Este plan- por un guarda de seguridad al atracar una
por una, que es histórica, habrá que pen- teamiento tiene el mérito de entender la joyería. Mi responsabilidad no se agota en
sar en la responsabilidad que afecte a ge- satisfacción o la reparación en un sentido el acto sino que sigue jugándose en la cade-
neraciones presentes en virtud de hechos material o incluso materialista y no en el na de acontecimientos. Y b) de frente, en
pasados que implicaron tanto a los abue- canto de la palinodia o en una confesión el presente. Saltándome el semáforo lo que
los o ancestros de los que piden responsa- de la mea culpa. Pero tiene el inconve- hago es violar la ley. Soy por tanto respon-
bilidades como de aquellos a los que se les niente de que sin sujeto moral con el que sable de la violación de la ley y merecedor
pide. Es decir, se pregunta si hay deudas relacionarse se hace difícil abordar aque- de sentir el peso de su autoridad bajo la
pendientes contraídas en el pasado y de llos aspectos menos materiales que no se figura de una sanción.
las que tengan que dar cuenta los descen- resuelven con una indemnización material Esta doble dimensión explica las dos
dientes. (por ejemplo, el olvido) y tampoco mere- éticas de la responsabilidad: la kantiana,
Ante una pregunta así lo primero que cen consideración responsabilidades que centrada en la violación de la ley moral; y
hay que decir es que se trata de una pre- no tengan relación directa con el sujeto la hegeliana, atenta a las consecuencias.
gunta difícil de fundamentar, pero funda- (a este sujeto nada le dice lo que hicieran El Principio de la responsabilidad de Hans
mental para una concepción moral de sus abuelos). Jonas, que mide y explica la responsabili-
la política contemporánea. Difícil porque También la filosofía moral conoce el dad en función de la capacidad destructi-
la mentalidad moderna –y, por tanto, la concepto de responsabilidad, por ejemplo va de nuestras acciones, dicho de otra ma-
moral y el derecho– ha dado la espalda al cuando Kant habla de Zurechnungsfähi- nera, que tiene en el punto de mira el
pasado, por eso hay que inventar las razo- gkeit: atribuir a un sujeto una acción repro- mundo que dejaremos a las generaciones
nes; y fundamental porque si no arregla- bable de la que tiene que responder. Aquí futuras, sería el último episodio de esta
mos cuentas con el pasado quedamos ex- el acento sí se pone en el papel del sujeto mirada hegeliana.
puestos a su eterna repetición. que se juega su moralidad en la asunción Lo que importa señalar es que tanto
de la factura que la acción cometida carga la responsabilidad kantiana como la hege-
2. El problema de la responsabilidad. La en su cuenta. En la Metafísica de las cos- liana fundamentan la responsabilidad en
responsabilidad es un término muy usado tumbres define esa atribución como “el jui- la libertad. Somos responsables de lo que
pero harto escurridizo. Lo encontramos cio mediante el que alguien es considerado hemos hecho, de todo lo que hemos he-
en el derecho y en la filosofía moral; por Urheber (causa libre) de una acción (Han- cho pero sólo de eso.
eso es ahí donde hay que examinarlo. La dlung) que a partir de ese momento se lla- Kant y Hegel no son una excepción
responsabilidad en el derecho toma la fi- ma Tat (factum) (Ak A, 6, 227); es decir, la sino una muestra del modo de pensar de
gura de la imputatio que significa “poner responsabilidad se refiere a acciones de las la modernidad. En el principio de todo
en la cuenta de alguien una acción conde- que uno es autor. Somos responsables de está la libertad o el principio de autono-
nable, una falta, es decir, una acción refe- nuestros actos, de todos nuestros actos pe- mía. Nada se le opone tanto como el pa-
rida a la obligación de hacer algo o a la ro sólo de ellos, es decir, de lo que deriva sado, el valor normativo del pasado o de
prohibición de no hacer algo”. Es atribuir de nuestra acción libre. No somos, por una autoridad extraña al sujeto (el otro, la
una acción determinada (en general re- tanto, responsables de lo que no hemos he- naturaleza, Dios), por eso la modernidad
probable) a alguien para que de cuenta de cho. Que nadie nos pida cuenta por lo que es postradicional (Habermas) o de presen-
ella. Esta vieja figura jurídica tiene en el hicieron nuestros abuelos. te (Foucault). Cuando hablaba hace un
derecho actual un desarrollo sensacional. Bien es verdad que una acción libre momento de la dificultad que representa
Ahora resulta que hay que “asumir la res- reprobable puede ser considerada bajo dos fundamentar racionalmente una respon-
ponsabilidad” por todo. Lo llamativo de puntos de vista muy diferentes: a) hacia sabilidad vuelta al pasado, estaba pensan-

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do en la modernidad. Hacerlo supone, en Max Horkheimer, el patrón de la Es- ataca, destruye o disuelve la verdad y la
efecto, desafiar la autoridad de la Ilustra- cuela de Frankfurt, nos pone en la pista. existencia de la injusticia. Una vez disuel-
ción, al menos de la ilustración tal y como Dice él que los actos criminales que uno ta la injusticia no hay razón para la justi-
la hemos recibido. Esa dificultad queda comete o los sufrimientos injustos que cia. Por supuesto que esa disolución no
bien patente en la manera con que el de- causa a otro están presentes a quienes los significa satisfacción: la injusticia ha sido
recho y la justicia se blindan respecto al sufren, pero para que sobreviven a esa vi- disuelva no porque haya sido saldada sino
pasado. Son alérgicos al pasado: por eso el vencia hay que recurrir a una conciencia hecha invisible. De ahí que si alguien se
derecho ha levantado el muro de la am- humana que les recuerde. Sin esa memoria toma en serio la justicia, es decir, quiere
nistía, el indulto, la no retroactividad de aquellos hechos y aquellas experiencias se pensar la justicia universal que no sólo
la ley, la prescripción etc i.e. figuras con extinguen y no se podrá entonces decir que atiende a lo grande y significante sino
las que echar el pasado al olvido; por no tuvieron lugar. El olvido afecta a la verdad también a lo pequeño e insignificante, ése
hablar de todas esas teorías discursivas de y a la existencia del hecho. Ese es el destino tal tiene que recurrir a una memoria que
la justicia que han canjeado justicia por para la mayor parte de los padecimientos no olvida, a la memoria divina. El hom-
libertad. de la humanidad. Para que pudieran seguir bre sabe por experiencia que la especie
siendo verdad y existiendo habría que re- humana avanza olvidando: por eso la in-
3. Para poder hablar de una responsabi- currir a una memoria que no olvida, es de- justicia se repite.
lidad que mire hacia atrás habría que pen- cir, a la memoria divina. Sin esa memoria
sar en una teoría de la justicia cuyo eje el pasado injusto se extingue y no hay jus- 4. Si nos fijamos bien, lo que se pide a la
fuera el pasado; es decir, una teoría de la ticia que valga. Llegados a este punto el fi- memoria es que sea juez en asuntos de
justicia que fuera sobre todo una respues- lósofo marxista lanza este desafío: ¿Puede verdad y de existencia, es decir, se la atri-
ta a la injusticia cometida. Para eso la jus- alguien interesado por la justicia desechar buyen competencias epistémicas propias
ticia tendría que contar con una categoría la hipótesis de una memoria divina? Esta es hasta ahora del logos. Se confía a la me-
casi extraña o marginal al vocabulario fi- la gran cuestión de la filosofía: cómo pen- moria la verdad de los hechos y hasta su
losófico: la memoria. No es un término sar una justicia absoluta sin una memoria misma existencia. La memoria alcanza el
desconocido pero sí reservado para unos que no olvide nada. nivel del logos.
significados y unas tareas que nada tienen Lo que plantea este texto es que sin Esto es nuevo en Occidente. Es ver-
que ver con lo que ahora se espera de ella. memoria no hay justicia porque el olvido dad que la filosofía conoce desde antiguo

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a la memoria, pero con una significación que procede es preguntarse cómo se ha tal grado que no se podía ya pensar de es-
teórica y práctica muy distinta. Para los producido. Para aclararlo conviene tener paldas a la barbarie vivida. Apareció enton-
antiguos, en efecto, la memoria era un presente al menos estas indicaciones: ces un nuevo Imperativo Categórico, pero
sensus internus, es decir, un sentimiento no ya exclusivamente ético como lo era en
que consistía en traer a la conciencia he- 1. Ese cambio es un proceso que se está Kant, sino metafísico: había que pensar la
chos pasados para, de esa manera, hacer produciendo ante nuestros ojos. La mejor realidad, la política y la moral teniendo en
presente la experiencia pasada. La me- prueba de ello es que las víctimas se han cuenta esa barbarie (segundo cambio de la
moria, por otro lado, tenía una función hecho visibles. Si su invisibilidad era la ex- memoria).
restaurativa o conservadora. Por algo era presión del olvido, la visibilidad lo es de la
cosa de los tradicionalistas. La memoria memoria. Esa visibilidad se puede observar 3. Ese es el marco histórico del cambio.
servía para convertir el pasado, lo de en el tratamiento del terrorismo en España Para profundizar ahora en el concepto de
siempre, en medida del presente. Era el o en debate en Francia en torno a su pasado memoria hay que tener presente los si-
comodín contra todo progreso, todo esclavista y colonialista. Si hubo un tiempo guientes elementos.
cambio, toda novedad. en el que el fin del terrorismo en el País 3.1. El primero de ellos consiste en vol-
De lo que, sin embargo, ahora se trata Vasco era pensable al margen de las vícti- verse a la tradición cultural que más sabe
es de todo lo contrario. No es sólo un mas hoy ya no lo es; y si hubo un tiempo de ello. Me refiero a Israel y, por tanto, a
sentimiento, ni siquiera un sentimiento en el que el republicanismo francés podía la cultura judeo–cristiana, tiempo ha olvi-
moral. Ni es algo privado ni es algo mera- presentarse con la vitola de la universalidad, dada por Occidente. Porque Europa es
mente moral. La memoria no consiste só- hoy, cuando sabemos que ese republicanis- inconcebible sin Atenas y sin Jerusalem,
lo en recordar hoy el vil asesinato de mo convivía con una practica esclavista y el logos y la memoria. Habermas, poco
abuelo republicano, en la Guerra Civil, colonialista, tampoco lo puede pretender. sospechoso de flojera ilustrada, reconoce a
abandonado en algún muladar, para sa- Gracias a la memoria se han hecho presen- J.B. Metz que no hay categoría relevante
carle de esa ignominia y darle una sepul- tes y visibles las víctimas del terror así como de Occidente que no venga del pueblo de
tura digna. Eso sería una comprensión los abuelos esclavizados. la alianza.
privada y moral. Es también algo más; es Por lo que respecta a España esa me- Podríamos resumir el fondo del con-
sobre todo algo mucho más que eso: es moria es abrumadora: memoria como cepto judío de memoria con estas tres tesis:
un acto político y epistémico. Política, en nunca de la guerra civil; crítica a una a) La memoria es ante todo un asun-
el sentido de que esa memoria del abuelo transición concebida desde el olvido; pre- to hermenéutico pues consiste en ver lo
muerto por republicano, cuestiona la legi- sencia, como se ha dicho, de las víctimas hasta ahora considerado in–significante
timidad del franquismo construido sobre en el debate sobre el final del terrorismo altamente significativo. No es tanto co-
un golpe de estado contra la República. Y etc. El cúmulo de malentendidos que se nocimiento del pasado (aunque no lo
es epistémico porque la mirada de la vícti- pueden observar en el debate español nos descarta) cuanto empeño en hacer visible
ma ve algo sobre nuestra realidad que no obliga a ser cautos sobre el futuro de esta lo que la historia o el logos han invisibili-
alcanzaríamos sin ella. ola. La ola en cuestión podría ser una mo- zado porque lo consideraban un detalle
Tampoco es una operación restaurati- da con lo que nos encontraríamos ante un menor. Nos estamos refiriendo a las vícti-
va. No se trata de reproducir el pasado si- nuevo episodio de una vieja historia: no mas de la historia, esas que Hegel (y con
no de acabar con él. La memoria apunta hay mejor olvido que una determinada él toda la mentalidad dominante en Oc-
al pasado de los fracasados, de los perde- manera de recordar. Al final estaríamos cidente) declaraba “florecillas pisoteadas
dores, de los que han quedado en la cune- donde siempre: atentos al presente y sa- al borde del camino”. Entiéndase bien:
ta del progreso, en una palabra, de las víc- crificando en su honor al pasado. florecillas que había que pisotear para
timas de la historia; y si se les recuerda es que la historia siguiera su marcha triun-
para acabar con esa lógica de la historia 2. El marco histórico del cambio ha sido fal. La memoria es la abogada de la letra
que sólo sabe caminar sobre ruinas y ca- “la era de la catástrofe”, es decir, ese perío- pequeña de la historia.
dáveres. La memoria nos convoca para do que va de 1914 a 1945 y que abarca a b) La memoria es justicia o, mejor,
que esa historia acabe de una vez. las dos Guerras Mundiales. La Primera de respuesta a la injusticia. Es la tesis central.
Esta doble misión (competencia epis- ellas produjo un vértigo en la sociedad eu- La razón la veíamos en Horkheimer: sin
témica e interrupción del presente) es un ropea difícil de imaginar hoy. En el fuego memoria las injusticias pasadas dejan de
asunto mayor. No exagera Horkheimer de la guerra se consumaba y se consumía el ser injusticias y dejan de existir. Dejan de
cuando habla de que estamos ante la gran viejo sueño de la Europa moderna consis- ser injusticias porque habrá alguien, como
cuestión de la filosofía pues seguir en esa tente en crear un mundo basado en la ra- Hegel, que declare a los sufrimientos de
dirección significa desafiar una historia zón y en la moral. Eso, unido a la irrup- los inocentes el precio necesario para que
milenaria del logos que pocos han osado. ción de la técnica en la guerra y en la vida, otros vivan mejor. Y dejan de existir por-
Walter Benjamin, lugar obligado para el produjo la sensación de cambio vertiginoso que sin memoria que las actualice sólo se-
estudio de la memoria, era tan consciente a ninguna parte. Se imponía entonces asir- rán pura negatividad. Los huecos o vacíos
de su novedad que evitó referirse a ella en se con las patas al pasado, según decía en las esculturas de Chillida son significa-
los términos habituales (Gedächtnis o Kafka, para que el movimiento no girara tivos en cuanto están dentro de una masa
Erinnerung) y se vió obligado a rescatar sobre sí mismo y tuviera una dirección. El de hierro u hormigón. Sin esa masa, el va-
un término en desuso (Eingedenken). Si la pasado pasó a ser aliado del futuro (primer cío o el hueco son pura nada.
memoria está del lado de la justicia, el lo- gran cambio de la memoria), como dice c) El sufrimiento es la condición de to-
gos lo está de la guerra. Halbwachs, el autor de Los marcos sociales da verdad. Toda realidad aparente tiene una
Si ha habido un cambio copernicano de la memoria. La Segunda de las guerras se historia oculta –que es casi siempre una his-
en el uso del concepto de memoria, lo encargó del resto. Su inhumanidad llegó a toria passionis– que forma parte de la reali-

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dad. La realidad no es la facticidad porque de preguntas que son denuncias de la si- los argumentos contrarios y llevando el
de la realidad también forma parte la posi- tuación real de los indígenas: “¿ con qué agua a su molino.
bilidad: lo que pudo ser y fue frustrado. derecho y con qué justicia tenéis en tan Hasta que se topa con un argumento
cruel y horrible servidumbre a estos in- que obliga a dar la razón a sus adversarios:
3.2. El segundo elemento lo representa dios?, ¿con qué autoridad habéis hecho los sacrificios humanos, razón principal,
Auschwitz. Es difícil plantearse hoy la im- tan detestables guerras a estas gentes que invocada por Sepúlveda para justificar la
portancia de la memoria sin referirse al estaban en sus tierras mansas y pacíficas?, guerra contra los indios. Este argumento
acontecimiento mayor del olvido: Aus- ¿cómo los tenéis tan opresos y fatigados, que invoca la solidaridad humana que obli-
chwitz. La singularidad de Auschwitz, lo sin darles de comer ni curarles de sus en- ga a defender a los inocentes tiene un enor-
que le distingue de otros genocidios que fermedades?” me peso porque es compartido por mu-
han sido –por ejemplo el de los amerin- Detrás de esas preguntas están la ex- chos, hasta por el propio Vitoria, que ve en
dios por los españoles–, no es la cantidad periencia de la esclavitud, de la violencia esa práctica “una injuria hecha a otros”, al-
de muertos, ni la perversidad de la forma ilegítima de la conquista, del maltrato in- go así como un crimen contra la humani-
de matar, ni la calidad de las víctimas sino humano de los encomenderos. Cierto es dad . Esa práctica obliga a la Iglesia a inter-
ser un proyecto de olvido. Nada debía que esas preguntas indignadas nacen de la venir y también a los príncipes cristianos.
quedar. Ningún rastro físico para que la idea de hombre que tienen estos misione- Las Casas lo tiene difícil pues el saber teo-
humanidad pudiera liberarse de sus ras- ros: “¿acaso no son hombres?”. Más aún lógico, filosófico y político se oponen al
tros metafísicos. El proyecto se realizó y “¿no estáis obligados a amarlos como a contenido moral de su experiencia in situ.
por eso hablamos de “crimen contra la vosotros mismos?”. Pero como esa idea, La situación del indio ya es insostenible
humanidad”, pero no pudo consumarse que en teoría comparten con los enco- pero si se llega a legitimar ese estado de co-
porque Hitler fue vencido. Hubo, pues, menderos y autoridades políticas, no im- sas, la catástrofe está asegurada. La razón
supervivientes y gracias a ellos podemos pide el trato injusto, están obligados a dominante se opone a su sentimiento mo-
armar una estrategia de memoria contra transcender la doctrina común. Los auto- ral. ¿Qué hacer?. Las Casas, en un gesto de
el olvido que lleva consigo toda barbarie. res de la denuncia están pensando en una osadía intelectual poco habitual traspasa
Auschwitz es un laboratorio del olvido. antropología no escrita aún que haga jus- (¿habría que decir transgrede?) los venera-
Ahí podemos ver en estado puro cómo fun- ticia a la experiencia insobornable que bles saberes establecidos, obligándose a
ciona el olvido en todo crimen: cómo la ellos están haciendo en tierras americanas: descubrir nuevos argumentos. Tiene que
muerte física debe ir acompañada de una la injusticia del trato a los indios. Eso lo explicar mejor que sus adversarios que los
muerte hermenéutica para conseguir su ex- observamos muy bien en Las Casas cuan- sacrificios humanos ni justifican la inter-
tinción. Auschwitz no significa competir en do disputa con Sepúlveda sobre los títulos vención militar del Rey, ni solicitan la ben-
sufrimiento sino acercarse mejor a las otras de la conquista. dición religiosa de la guerra.
formas de injusticia. Un desarrollo porme- Las Casas no es un desconocido. Ni Examinemos primero la responsabili-
norizado de esa estrategia de la memoria lo es hoy ni lo fue en su tiempo. Por eso dad de la Iglesia. De acuerdo con la doc-
supone explicitar el imperativo categórico me limitaré a subrayar un par de aspectos trina establecida, tendría que intervenir
de Adorno, es decir, pensar la realidad, la que tienen que ver con la construcción contra los sacrificios humanos “si se diera
política, la moral y la estética teniendo en del concepto de responsabilidad histórica. el caso de que éstos (los infieles) oprimen
cuenta el hecho de que la barbarie ha teni- a) El primero afecta al procedimiento injuriosamente a inocentes, si los mata-
do lugar en Auschwitz. de su pensamiento. El punto de partida ban para inmolarlas a sus dioses”. Estaría
es, como ya he dicho, la experiencia de la entonces justificada su participación aun-
3.3. El tercer elemento de la construcción presencia violenta de los españoles en que fuera sobre sujetos que escapan a la
de la memoria consiste en frecuentar a América, caracterizada por el robo, la ex- jurisdicción eclesiástica (por ser infieles),
aquellos autores que a su manera hayan plotación, la injuria y la muerte. Desde la porque se entendía que esas prácticas iban
sabido captar esa relación entre justicia y experiencia que tiene delante –y que se contra la ley natural y toda persona está
memoria, es decir, se hayan enfrentado a concreta en indignación ante tanta injus- obligada “por ley natural a liberar a aque-
las injusticias no desde el concepto esta- ticia– procede a una argumentación con-
blecido de justicia sino desde un gesto tundente que haga comprensible a los de-
fundamental de denuncia. Hablamos de más las razones de su indignación.
autores que no hayan supeditado la exi- En un primer momento recurre a los
gencia de justicia a condicionantes tales saberes teológicos y jurídicos que compar-
como las posibilidades del sujeto que co- te con sus adversarios, proponiendo una
mete la injusticia, el tiempo transcurrido interpretación que avale con argumentos
o la definición de injusticia dada por la el sentido de su indignación. Por eso dis-
propia teoría de la justicia. cute con sus adversarios uno a uno los tí-
Ejemplar en este sentido es el caso de tulos de la conquista: el alcance de la au-
la modesta comunidad de dominicos en toridad papal y de la potestas del empera-
La Española: de Pedro de Córdoba, de dor, si los indios tienen capacidad para
Antón Montesinos, bien comprendidos y gobernarse, si se puede hablar de una su-
prolongados por Bartolomé de las Casas. perioridad de la cultura occidental, si la
La estructura del famoso sermón de Mon- racionalidad de los indios es de inferior
tesinos. pronunciado en La Española, calidad que la de los españoles, si hay se-
1511, ante Diego Colón, no tiene desper- res nacidos para obedecer y otros para
dicio. Está articulado en torno a una serie mandar... Uno por uno va desmontando

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llos que están oprimidos y son llevados de los hombres) y a la realidad de la pre- mas. Y tal sería el caso si se declara con-
injustamente a la muerte”. Esta teoría la sencia de los españoles (las muertes por forme a derecho y justicia la invasión de
compartía Vitoria, aunque él situaba la codicia son muy superiores a las muertes esas tierras.
obligación de ir en ayuda de esos inocen- rituales), Las Casas consigue privar de ra- El gesto de Las Casas es tanto más
tes en el capítulo del derecho de gentes. zón a la participación de la Iglesia en la ejemplar cuanto más débiles sean las razo-
Pero Las Casas tiene muy claro que la justificación de la guerra. nes esgrimidas. Puede discutirse si su ex-
presencia de los españoles sólo ha traído Queda por saber si pueden intervenir plicación del sacrificio humano como algo
padecimientos y muertes de los indios. los príncipes. Pues bien, ni la Iglesia ni los conforme a la ley natural es convincente o
No se sabe si serán capaces de impedir el príncipes pueden inovocar estas prácticas no. Lo importante para él era debilitar el
sacrificio humano: lo que ya está demos- reprobables para justificar la conquista por- argumento de una práctica contra natu-
trada es que la invasión, cuarto jinete del que no es una práctica contra naturam. La ram para justificar la guerra. Tenía tan
apocalipsis, camina en esas tierras, junto osadía argumentativa de Las Casas rompe claro que aquella violencia era injusta que
al hambre, la peste y la guerra. Está obli- todos los esquemas. Empieza diciendo que no podía aceptar argumento alguno en su
gado a “inventar” algo contra la retórica es una práctica muy extendida y también favor. Como reconoce en sus Confesiona-
del adversario. Para neutralizar la obliga- practicada por los ancestros hispanos. Y lo rio, todo lo que se ha hecho en las Indias
ción de intervenir de la Iglesia en casos de es así porque en el fondo es algo muy na- “ha sido contra todo derecho natural y
violación de la ley natural, lo que hace tural o, si se quiere, muy religioso. Lo na- derecho de gentes, y también contra todo
Las Casas es deslindar el campo de com- tural, en efecto, es que el hombre ofrezca derecho divino...y por consiguiente nulo,
petencias de la Iglesia. Lo suyo es la salva- sacrificios a sus dioses. Y que les ofrezca lo inválido y sin ningún valor y momento de
ción espiritual y esa salvación se frustra si mejor. Dado que la vida es lo mejor, es na- Derecho”. El gesto intelectual de Las Ca-
se mata al indio antes de que pueda con- tural que el hombre se la ofrezca a los dio- sas es un buen ejemplo de lo que luego
vertirse (no olvidemos que la salvación es ses que tenga por verdaderos. Sólo la ley Adorno llamará “dialéctica negativa”.
planteada desde el esquema clásico “extra humana (positiva) o divina puede corregir
ecclesiam nulla salus”). Las Casas da la esa tendencia natural. Dice Las Casas: b) Ejemplar es no sólo el procedi-
vuelta al argumento. Defiende que la Igle- “dentro de los límites de la ley natural, esto miento para tratar el problema de la in-
sia debe intervenir pero para impedir que es, allí donde cesa de tener vigencia la ley justicia, sino también el alcance de la mis-
se mate al indio antes de convertirse por- humana o divina, las personas deben in- ma. Las Casas, a la hora de resumir la res-
que una vez muerto ya no hay sujeto que molar víctimas humanas al Dios verdadero ponsabilidad de los conquistadores, remi-
convertir. Habida cuenta de que mueren o putativo considerado como verdadero”. te a esta doble responsabilidad: “no sólo
muchos más en la guerra que en el altar Y también: “el hecho de inmolar hombres, conviene que se arrepientan del pecado de
de sacrificios, no hay razón para que la aunque sean inocentes, cuando se hace por hurto y de robo sino también del de inju-
Iglesia acepte la justicia de la guerra con- el bienestar de toda la república, no es tan ria, que de manera especial irrogan a los
tra el indio. Según sus cálculos las vícti- contrario a la razón natural como si se tra- citados sucesores o descendientes vivos de
mas anuales de la nación azteca está en tase de algo inmediatamente abominable aquellos cuyos sepulcros violan, al hacer
torno a los 30.000 por año mientras que contrario al dictado de la naturaleza. Así disminuir el honor y la alabanza de am-
los soldados españoles llegan a matar este error puede tener su origen en la razón bos, vivos y muertos, y conseguir que se
10.000 en un sólo día. Es decir, que “ han natural probable”. pierda su memoria. Por lo cual también
sacrificado más los españoles a su muy Ahora bien, si esto es así, si estamos están obligados a darles satisfacción”.
amada diosa, la codicia, en cada año que ante una práctica tan arraigada en la na- Hay dos tipos de daños que reparar:
llevan en las Indias más que los indios en turaleza humana, no se puede pretender el robo material y la injuria espiritual. La
cien años a sus dioses”. Apelando a la ta- extirparla de un plumazo, con un requeri- reparación de los bienes sustraídos es
rea primordial de la Iglesia (la salvación miento o haciéndoles las guerra. Las Casas asunto bien tratado en los artículos esco-
va más lejos pues entiende que si los in- lásticos sobre restitución. Donde convie-
dios están convencidos de que esas prácti- ne, sin embargo, detenerse es en el daño
cas son correctas “no están obligados a espiritual, la injuria, que es atentado al
abandonar la religión de sus antepasados, buen nombre de las víctimas. Desacredi-
pues ellos no comprenden que hacer esto tar a los indios diciendo que eran bárba-
(renunciar a los sacrificios) sea mejor”. ros o primitivos o incapaces o “como ni-
Conclusión: no cabe hacer la guerra con- ños” es la mejor forma de hacerles invisi-
tra los indios por violación de la ley natu- bles y echarles al olvido. Si los conquista-
ral. Y esto vale para la Iglesia y para los dores y sus ideólogos consiguen fijar en la
príncipes. generación presente y en las futuras un
Lo que interesa señalar es la forma de imaginario colectivo despreciador de la
proceder de Las Casas: tiene tan claro las víctima entonces conseguirán que todos
tropelías que está produciendo la conquis- acepten la conquista como un gesto hu-
ta que no puede conformarse con la sabi- manizador. Naturalmente que hubo vio-
duría de Salamanca. Tiene que romper el lencia y abusos, pero siempre se podrá de-
techo argumentativo creando razona- cir que “se lo tenían bien merecido por
mientos, aventurándose por caminos que brutos” o, parafraseando a Hegel, el pro-
nadie había hollado. La respuesta a la in- greso obliga a “pisotear algunas florecillas
justicia no puede ser una justicia que se al borde del camino”. Esa batalla herme-
disuelva en ajusticiamiento de las vícti- néutica es el lugar de la injuria. Lo que

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está en juego es una interpretación de los guien al que el hombre le ha hecho daño. jársela sólo a los teólogos. Es la pregunta
hechos que justifique no ya la práctica de Nos enfrentamos al sufrimiento del otro, que obsesionó al filósofo Benjamin. En la
la guerra sino el olvido de la violencia que un sufrimiento que no es algo natural si- segunda de sus Tesis sobre el concepto de
tuvo lugar. Tan importante como la justi- no producto de una acción que ha causa- historia escribe: “a nosotros, como a cada
ficación en su momento de que la guerra do el hombre. Ese hombre ha podido ser generación precedente, nos ha sido dada
contra los indios era justa es ahora el olvi- nuestro abuelo, pero lo que no hay que una débil fuerza mesiánica sobre la que el
do de los sufrimientos de los indios: si és- perder de vista es que ese sufrimiento es pasado tiene derechos”. Cada generación
tos aparecen como injustificados, la legiti- una injusticia. Es la injusticia del sufri- presente tiene respecto a las generaciones
mación de la guerra se verá seriamente miento lo que convoca la responsabilidad anteriores un poder, un débil poder me-
cuestionada. Por eso insiste Las Casas en histórica que puede ser entendida en dos siánico que estamos obligaos a activar. No
el peligro de que “se pierda la memoria”, sentido muy distintos. se trata, como en el caso anterior, de repa-
es decir, se pierda de vista que aquellos in- En primer lugar, como responsabili- rar los daños materiales causados a los
dios eran hombres, sujetos de derechos y dad que afecta a los herederos del pasado. abuelos en las personas de los nietos, sino
muy capaces de gestionar sus intereses. Lo Descendientes de indios, descendientes de de reparar de alguna manera la injusticia
perverso del olvido es asentar en el imagi- conquistadores: somos herederos de un hecha a los abuelos. Es el campo de la in-
nario colectivo la imagen del indio inca- pasado común, con la diferencia que unos juria al que se refería Las Casas. Podemos
paz, infantil o sanguinario. han heredado las fortunas y otros los in- perder la batalla histórica por la legitimi-
Es tan importante esta memoria para fortunios. Como sabemos que esas dife- dad de la conquista, como la perdió Las
que se pueda “dar satisfacción”, hacer jus- rencia son producto, al menos en parte, Casas pues al fin y al cabo la conquista se
ticia, a las víctimas de la conquista que Las de un pasado común, es por lo que las ge- hizo sin atender a sus razones. Ganó Se-
Casas convoca la memoria divina para neraciones actuales tienen una responsa- púlveda. Pero no debemos perder la bata-
blindarla contra las interpretaciones de los bilidad adquirida. Esa responsabilidad lla hermenéutica porque los indios eran
vencedores, esto es, contra el olvido. Por histórica es la que invocaban García Már- hombres a los que se le hizo un daño gra-
eso avisa a quienes confían en que “la ra- quez y otros intelectuales colombianos tuito. España construyó un imperio sobre
zón del más fuerte es siempre la buena” cuando la Unión Europea impuso a Co- esa violencia; por eso la política tiene que
(Voltaire) que “del más chiquito y del más lombia la obligación de un visado: “Los ser hoy deuda y duelo. El duelo y la deu-
olvidado tiene Dios la memoria muy re- hispanoamericanos no podemos ser trata- da son las formas en las que hoy podemos
ciente y muy viva”. Es posible que las ge- dos por España como unos forasteros concretar ese débil poder mesiánico, del
neraciones venideras sólo sepan de estos más. Aquí hay brazos y cerebros que uste- que habla Benjamin: podemos reparar el
acontecimientos por la historia que escri- des necesitan. Somos hijos, o si no hijos, buen nombre de las víctimas y podemos
ban los vencedores. No importa, viene a al menos nietos o biznietos de España. Y afirmar que la injusticia sigue vigente
decir Las Casas. En algún lugar –en la me- cuando no nos une un nexo de sangre, mientras no se repare. No es mucho pero
moria divina– está recogida la memoria de nos une una deuda de servicio: somos los sin esos mínimos no podemos ni siquiera
los vencidos y esa certeza es una amenaza hijos o los nietos de los esclavos y los sier- hablar de justicia. n
a la historia de los vencedores. No se pue- vos injustamente sometidos por España.
de pasar por alto el parentesco entre esta No se nos puede sumar a la hora de resal- BIBLIOGRAFÍA
afirmación y el pensamiento de Horkhei- tar la importancia de nuestra lengua y de Gutiérrez, G., En busca de los pobres de Jesucristo.
mer con el que abríamos estas reflexiones. nuestra cultura, para luego restarnos El pensamiento de Bartolomé de Las Casas, Cep, Pe-
La diferencia es que mientras el agnóstico cuando en Europa les conviene. Explí- rú, 2003.
Horkheimer lo planteaba en términos quenles a sus socios europeos que ustedes Horkheimer, M., Apuntes, 1950-1969, Monteavi-
aporéticos (la filosofía no puede hacer su tienen con nosotros una obligación y un la, 1966.
trabajo sin la memoria divina pero esa me- compromiso histórico a los que no pue- Las Casas, B, Obras Escogidas, ed. de Pérez de Tu-
moria es una categoría no filosófica), Las den dar la espalda. La rueda de la riqueza dela, II, III y IV, BAE. 1957-1958.
Casas lo hace en términos aseverativos (él de las naciones se parece a la rueda de la Mate, R., Memoria de Occidente, Anthropos, Bar-
sí cree en la memoria divina). Pero en am- fortuna; no es conveniente que en los días celona, 1997.
bos late el mismo convencimiento: sin de opulencia se les cierre en las narices la –– Medianoche en la historia. Comentario a las tesis
de Walter Benjamin sobre el concepto de historia, Tro-
memoria divina de la injusticia no puede puerta a los parientes pobres. Quizá un tta, Madrid, (2006)
hablarse de una justicia absoluta. Lo que día nosotros (en ese riquísimo territorio
Ricoeur, P., Le juste, Editions Esprit, Paris, 1995.
el teólogo y el filósofo tienen en común es donde ustedes y nosotros hemos trabaja-
centrar la justicia en el destino “del más do, sufrido y gozado) tengamos también
chiquito y del más olvidado”. que abrirles a los hijos de España las puer-
tas, como tantas otras veces ha ocurrido
5. Conclusión. en el pasado”.
¿Existe una responsabilidad histórica? Le- Pero ¿qué pasa con las generaciones
vinas habla de una responsabilidad estruc- pasadas? ¿hay forma de reparar el daño
tural u ontológica. El hombre, dice él, no material y espiritual causado a las vícti-
nace sujeto moral sino que se constituye mas?. A esta pregunta, también formulada
en sujeto humano gracias al otro, en la en los años treinta por Walter Benjamin,
medida en que se hace responsable del respondía Max Horkheimer que era una
Reyes Mate es Profesor de Investigación del
otro. Aquí hablamos de algo un poco di- pregunta teológica y que, por tanto, la CSIC. Autor de Medianoche en la historia. Comen-
ferente. La responsabilidad histórica no dejara en paz. Pero precisamente porque tario a las tesis de Walter Benjamin sobre el concepto
tiene delante un otro genérico sino al- es una pregunta teológica no conviene de- de historia.

Nº 168 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA



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