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Las nuevas aventuras de

Robinson Crusoe
La famosa historia de Defoe nos cuenta como Robinson
Crusoe llego a la isla desierta después de naufragar y mas
tarde encontró a su fiel amigo Viernes con quien compartió
su solitaria vida. Una nueva aventura después que otra
tormenta desvía y hace naufragar al noble navío Nube
Blanca que se estrella en la costa rocosa de la isla de
Robinson.
La mañana siguiente después de la tormenta.
Robinson: ¿Qué pasa Viernes?
Viernes: Un naufragio señor ¡Venga pronto!
Mire está vivo
Tomás: María estás bien, tú y Tomasito
María: Tomás
Ya todos reunidos
Robinson: …Y así, por muchos años, Viernes y yo hemos vivido solos
aquí
Tomás: Entonces hay poca probabilidad de rescate?
Robinson: Ninguna, pero ahora con todos aquí, trabajando juntos,
podremos construir una buena vida en nuestra isla.
Tomás: Así es, pues muchos somos Artesanos… Yo por ejemplo, soy
herrero.
José: Yo soy carpintero
Juan: Y yo agricultor
María: Necesitaremos cocinar y coser… y eso puedo yo
Tomasito:
Y así, todos¿Puedo yo,en
trabajan acarrear agua?
la tarea que pueden hacer mejor… o casi todos
Robinson: Arnoldo, ¿cómo puedes haraganear mientras todos estamos
trabajando?
Arnoldo: Yo realmente no soy muy fuerte y me canso luego
José: Es solamente porque eres haragán, si no trabajas no te daremos
comida hoy en la noche.
Arnoldo: Está bien…Pero algún día, si tengo oportunidad cambiaré las
cosas aquí bastante.
Se inicia la división del trabajo. “Cada cual debe
producir dónde tiene la mayor ventaja o la menor
desventaja”
Ventajas comparativas.
José: Aquí está el banco que te prometí
Pedro: Y aquí están tus zapatos a cambio
Mateo: Con esto te pago la ayuda que nos has dado, Tommy
Tomás: Hemos tenido suerte Robinson
Robinson: Si Tomás, la buena fortuna y el trabajo nos han
ayudado. Ojalá que así continuemos.
Primera forma de intercambio directo: Trueque, bienes
por bienes o bienes por servicios.
Pero un desastre inesperado… Son atacados por un grupo de
hombres de otra isla. Después de corta y sangrienta pelea
José: Se van los derrotados.
Mateo: Si pero volverán. La próxima vez quizá vienen más.
Debemos avisar a los demás.

Todos los isleños reunidos.


Juan: Y así como ven, el peligro estará siempre con nosotros.
Necesitamos ejército.
Robinson: Si, ya llegó el tiempo en que debemos formar nuestro
gobierno.
Juan: Necesitamos un jefe y un consejo.
Tomás: Si…tendremos elecciones.
Después de contados los votos.
Mateo: Crusoe ha ganado con buen margen…es nuestro líder…y
he aquí los nombres de nuestros consejeros.
El gobierno surgió en la isla por la necesidad de los isleños de
tener seguridad.

En la primera reunión
Juan: Debemos construir nuevos caminos…tener cortes de
justicia, una organización policial…
Robinson: No olvidemos un ejército para protegernos de nuestros
enemigos.
Pedro: ¿Pero como vamos a pagar todo eso?
Juan: Como lo hacen todos los gobiernos. Pasaremos una ley
que obligue a todos a contribuir con parte de lo que produce…es
decir, impuestos.
Ya los isleños pagando impuestos con parte de su producción.
Arnoldo: Impuestos. Porque he de pagar yo esos impuestos.
Mateo: Si esperamos algo del gobierno tendremos que pagarlo.
El gobierno no tiene nada que darnos.

Y así, con el transcurso del tiempo la gente se acostumbra al


gobierno y a los impuestos.

Pero el sistema de trueque comienza a causar problemas.


José: Te acepto esos zapatos a cambio de esta silla.
Pedro: Lo siento, no necesito una silla…quisiera obtener un
nuevo vestido para mi esposa.
José: Antes de poder conseguir mis zapatos tendré que
encontrar quién quiere mi silla a cambio de un vestido o me
quedaré descalzo.
Los ciudadanos intentan encontrar algo que todos acepten a
cambio, en la confianza que otros también lo desean, en otras
palabras tratan de encontrar algo que sirva de dinero.
Primero probaron con cabras.
José: Te doy una cabra por esos zapatos.
Pedro: Está bien, pues si puedo cambiar la cabra por la chaqueta
que quiero…o cualquier otra cosa

Las cabras no son prácticas.


José: Esa no, está muy flaca. Acepto la gorda.
Juan: Así no, sino acepta ésta…no compro la silla.
Mateo: Pero solo quiero un sartén ¿cómo le doy media
cabra?

Característica del dinero: Debe ser divisible.


Entonces prueban con maíz. Porque es uniforme y
divisible.

Pedro: Deme cualquier saco…no hay diferencia.


Mateo: Aquí tiene medio saco por mis nuevas suelas.

Pero tampoco funciona el maíz.


Juan: Aquí tiene 200 quintales de maíz que le debo por mi casa.
Ramiro: ¿Y dónde lo voy a guardar? Se llenará de gusanos
mientras lo puedo usar
Característica del dinero: Debe ser perdurable

Por fin encuentran algo que aparentemente si funciona como


dinero. Es uniforme, se puede dividir, ocupa poco espacio, no
se descompone con el tiempo, todos lo aceptan, es escaso y
bello: Conchas de Cauri.
María: Tomás, tenemos muchas…¿puedo hacer un collar?
Juan: Yo cambio cualquier mercadería por conchas. Siempre
tienen valor.
Robinson: Al fin hemos encontrado una buena moneda, las
conchas de cauri son todo lo que una buena moneda debe ser.

Un buen día, Arnoldo y un amigo se van de paseo a una isla


cercana y…
Amigo: Arnoldo, mira para allá
Arnoldo: Conchas de cauri, cientos de miles, seremos ricos. Ya
nunca tendré que trabajar. Que día más feliz. Lo mantendremos en
secreto mientras compramos todo lo que queremos.
Arnoldo: Compro todo lo que tiene. Póngale el precio que quiera.
Y pagaré los salarios más altos a los sirvientes.
A medida que el nuevo dinero se riega, todos sienten el
efecto.
María: No me importa el nuevo precio, me llevo todo lo
que tenga.
Ana: Ah, eso no. Yo pago más.
Pronto todos son ricos…en conchas de cauri. Pero la
inflación rampante ha destruido el valor de las conchas.

Tomás: Nuestros ahorros ya no valen nada.


Robinson: Otra moneda ha fracasado, tendremos que
regresar al incomodo trueque…salvo que encontremos algún
dinero como el oro que conserve su valor. Ojalá.

Característica del dinero: Debe ser escaso


Los deseos de Crusoe se cumplieron un buen día, mientras Tomás y
Crusoe buscaban cabras perdidas.
Robinson: Regresemos, creo que se han ido muy lejos.
Tomás: Robinson, mira esta piedra que brilla. Es oro, es oro.
Cuando la noticia llega a la colonia, todos se convierten en mineros.
Tomás: Hemos sacado la mayor parte del oro, Crusoe, sacar más
va a ser muy costoso.
Robinson: Sí, pero al fin tenemos un tipo de dinero que siempre ha
tenido y siempre tendrá valor.
María:Allí tiene… un 1/8 de onza.
Pedro: Gracias señor, fue un gran día cuando encontramos oro.
Robinson: Ahora, si fuese posible evitarnos el trabajo de pesar y
analizar pureza.
Tomás: Te tengo la solución, ven conmigo a mi fragua.
Allí lo tienes…cada una con exactamente la misma cantidad de oro.
Robinson: Y con un sello estampado para garantizar la pureza. Le
llamaremos “peso”.
Pronto…
Robinson: Parece que todos quieren convertir su polvo de oro en
monedas Tom.
Tomás: Sí, especialmente desde que comenzaste a estamparles el
sello del gobierno.
Juan: Robinson, puedo dejar estos pesos guardados en la
tesorería hasta cuando los necesite. Allí estarán seguros.
Robinson: Está bien, te extenderé un recibo.
Juan: José, ahora mismo vuelvo para comprar la mesa. Voy a la
tesorería a cambiar este certificado por las monedas de oro.
José: Un momento, este certificado es pagadero “al
portador”…compra ahora la mesa pues acepto el certificado en
vez de las monedas.
Y en la tesorería
Robinson: Por supuesto José, te daré tus monedas por tu certificado…en
cualquier momento.
José: En ese caso me quedo con el certificado. Es mucho más cómodo
que las monedas.
Pedro: Sí, ese certificado resultó “tan bueno como el oro”. Yo cambié
todas mis monedas por certificados.
Mateo: Me parece lógico…Haré lo mismo.
Y a medida que pasaron los años, más y más gente depósito su oro en
la tesorería…y utilizaba sus certificados para comprar y vender
Mientras la colonia crece y prospera, la industria, el comercio crece
rápido…y pronto el resultado…
Juan: Señor, la gente insiste en que nuestra economía se beneficiará al
poner más circulación.
Robinson: Si nuestros ciudadanos comercian con otras islas y obtienen
utilidades en oro, podemos emitir más certificados de papel.
Juan: Ya veo, a medida que depositen más oro en la tesorería.
Comenzó luego el comercio con otras islas, aumentó la cantidad de
dinero, y la gente prosperó. La colonia seguía bajo el “patrón oro”.
Empleado: Por supuesto. Le damos oro, cualquier momento que lo
quiera.
Pedro: Guárdemelo joven, solamente estaba verificando.
Y aunque la colonia está ocupada y prospera, siempre hay
problemas…
Juan: …Y entonces observe como se están preparando con hombres,
barcos y armas para atacarnos.
Robinson: Entonces debemos estar preparados con un ejército y
una flota propia que sea fuerte.
Pedro: Pero imagínense los gastos. ¿Cómo va el gobierno a pagar por
todo eso?
Robinson: Solo hay una manera…Quitándole a la gente. Siento
decirlo pero tendremos que aumentar impuestos.

Por supuesto que los impuestos aunque necesarios no son


populares.
Mateo: ¡Qué¡ ¿más impuestos? ¡Yo ya estoy pagando demasiado¡
Arnoldo: Estoy de acuerdo amigo, no deberían tasarnos a
nosotros…deberían cobrarle más a los ricos.
Mateo: Así me gusta oír hablar.
Arnoldo: Es más…el gobierno debería hacer mucho más por nosotros. Si
yo fuera presidente…
Mateo: ¡Viva Arnoldo¡
Y así sucede que en las próximas elecciones Arnoldo que ya es popular, decide
lanzar su candidatura. A medida que se llega al clímax…
Robinson: Yo trabajaré como siempre…como siempre, tendrán la oportunidad de
prosperar por esfuerzo propio…
Arnoldo: Voten por mí y obtenga ayuda del gobierno. ¡Ya es hora de un
nuevo trato¡
Tomás: Arnoldo ha hipnotizado a los votantes, estas perdidos si no puedes
prometer más que él.
Robinson: Pero el gobierno no puede dar nada que no se los haya quitado
previamente…yo no les diré mentiras…
María: Tomás, cuan desagradecida es la gente.
Tomás: Si María, ya se han olvidado de todo lo que hizo Crusoe. Ahora si estoy
preocupado por el futuro.
Arnoldo no pierde tiempo…
Mateo: Pero Arnoldo, no puedes esperar que te aprueben todas esas
leyes de una vez.
Mario: No podremos recabar suficiente dinero con impuestos.
Arnoldo: No habrá necesidad, pagaremos los beneficios y nuevos
gastos con estos (muestra un certificado depósito de pesos).
Mateo: ¿Un certificado de “un peso”? sin embargo, no es igual que el
certificado de oro.
Arnoldo: No lo es…exactamente lee: “prometo pagar al portador, la
suma de un peso”. No dice nada de oro.
Mateo: ¿Quiere eso decir que no tiene respaldo de oro? ¿Qué no se
puede cambiar?
Arnoldo: No…y así podemos emitir todo lo que necesitamos para
pagar los gastos del gobierno. ¿más fácil que aumentar impuestos, no?
Mateo: Pues…parece que sí pero podría causar problemas.
Y sucedió con los nuevos pesos lo que en años anteriores había
sucedido con las conchas de cauri. ¡Precios suben…suben…
María: El nuevo precio no me molesta…yo lo compro.
Ana: Yo pago más.
Olga: Yo también.

Y cuando el cauteloso ciudadano fue al banco…

Pedro: Esta vez no estoy solo verificando, no me gusta lo


que veo, y quiero mi oro en mis propias manos.
Empleado: Lo siento, solamente cinco son certificados de
oro. Lea la letra pequeña del resto, no se pueden redimir en
oro.

¡No se puede redimir en oro¡ La noticia se riega como


fuego y los que tienen certificados corren al banco a sacar
oro…
Juan: Desconfío de los tíos que nos han hecho esto, me siento más
seguro con un poco de oro en el bolsillo.
Pedro: Nunca más votaré por Arnoldo.
Mateo: Pronto ya no habrá oro en la tesorería, nos arruinamos si no
paramos eso.
Arnoldo: Sí, estamos arruinados…tenemos que parar la emisión de
dinero sin respaldo y asegurarle a la gente, pero algún día…
El gobierno suspende emisión de certificados sin respaldo.
Juan: Ya podemos estar tranquilos, voy a depositar mi oro al banco.
Pedro: Ahora si le demostramos a Arnoldo y su gente que nosotros, el
pueblo, controla el dinero.
Y así, a través de los años los ciudadanos, al ser libres de tener
oro…obligaron al gobierno a actuar honradamente.
Pero cortos de memoria, volvieron a elegir a Arnoldo con sus
promesas, de “vida fácil”.
Y así, Arnoldo tiene otra oportunidad…
Arnoldo: Esta vez nos aseguraremos que nosotros y no el
pueblo controlamos el dinero.
Mateo: Sí, al pasar esta nueva ley será ilegal tener oro. Los
ciudadanos tendrán que entregarlo a la tesorería. No podrán
cambiarlos por oro.
Mario: Y nosotros no tendremos porque preocuparnos.

Pronto pasa la ley y la colonia ya no está bajo “el patrón oro”…

Mateo: ¡Lo logramos¡ Ahora podemos emitir todo el papel moneda


que queramos…nadie nos para.
Arnoldo: De hoy en adelante podremos gastar y gastar, elegir
y…elegir…
Y así lo hicieron por muchos años. El gobierno gasto más de lo que
recaudaba en impuestos, y la diferencia la pagaba con billetes sin
respaldo.
Naturalmente la inflación causaba alzas continuas en los
precios cada vez mayores. En las familias.
En las familias.
Anciana: Los pesos que habíamos ahorrado ya valen
poco. Ya no podemos comprar suficiente para comer.
Anciano: Así es querida, sin poder recurrir al oro,
estamos a merced de Arnoldo.
En negocios

En negocios
Gerente: Señores: estamos en problemas serios. El dinero
apartado para reemplazar maquinaria ya no es suficiente, los
precios han subido muy rápido, tendremos que cerrar.

Noticias en los periódicos:


Presupuesto gobierno 20 veces mayor que hace 12 años.
Precios se duplican en 10 años.
Inflación amenazas con desastre financiero.
Pueblo pide que Crusoe sea oído.
Consejo invita a Crusoe.
Robinson: Quiero que me acompañen…me han
invitado a hablar.
Tomás: Ya era hora, por supuesto que estaremos
contigo.
Robinson: Agradezco mucho esta invitación, y
lamento que sea una emergencia lo que me trae. Lo
sucedido ya no se puede cambiar…pero el futuro es
nuestro.
Gracias
por
Su atención

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