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SG/dt 49/Corr.

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22 de febrero de 1999

ELEMENTOS PARA UNA POLITICA EXTERIOR COMUN

Documento preliminar que presenta la Secretaría General


al Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores

(Versión corregida 4)
ELEMENTOS PARA UNA POLITICA EXTERIOR COMUN

INDICE

Introducción 1

I. Objetivos 6

II. Fundamentos 7

III. Criterios 7

IV. La Agenda Externa Andina 8

1. En lo Político 9
2. En lo Económico-Comercial 11
3. En lo Socio-Cultural 13

V. Interlocutores y Foros 14

1. América Latina y el Caribe 15

a. Mercosur 15
b. Otros países de la región 15
c. Grupo de Río 16
d. Organismos económicos regionales 17

2. El Hemisferio 17

a. Estados Unidos y el ALCA 17


b. Canadá 18
c. La Organización de Estados Americanos (OEA) 19

3. La Unión Europea 19

4. Asia Pacífico 20

5. Los Organismos Internacionales 20

a. Naciones Unidas 20
b. OMC 21
c. Las Instituciones Financieras Internacionales 21

VI. Mecanismos Institucionales y Modalidades de Acción 22

Anexo: Criterios para la Elaboración de un Plan de acción


De Política Exterior Común 25
ELEMENTOS PARA UNA POLITICA EXTERIOR COMUN

INTRODUCCION

Antecedentes

El Acuerdo de Cartagena, en su parte preambular, subraya la voluntad de


los países miembros de sentar las bases que permitan avanzar hacia la
formación de una comunidad subregional y que la integración es un mandato
histórico, político, económico, social y cultural de los países andinos para
preservar su soberanía e independencia.

Si bien es cierto que este enunciado prefiguraba ya lo que luego sería la


Comunidad Andina, la cual implicaba abordar el proceso de integración desde
múltiples perspectivas, lo cierto es que durante muchos años prevaleció un
enfoque de tipo económico y comercial. Solamente en 1979, a partir del Mandato
de Cartagena, aprobado por los Presidentes andinos con ocasión del décimo
aniversario de la suscripción del Acuerdo de Cartagena, se reconoció que la
integración ha de ser el instrumento principal "para constituir una fuerza moral,
política y económica cada vez más poderosa y respetada y una voz cada vez
más influyente en el ámbito mundial", por lo que la integración "es una empresa
que configura esencialmente un hecho y objetivo políticos". Además, los
Presidentes encomendaron a los Ministros de Relaciones Exteriores adoptar una
política externa de largo alcance en ámbitos económicos de interés común y
constituirse en la instancia política orientadora del proceso de integración
subregional.

En 1979 los Cancilleres de los países miembros empiezan a actuar


conjuntamente en la escena internacional. El Grupo Andino inicia así un proceso
de concertación política que tuvo importantes resultados.

En ese año, los Cancilleres Andinos actuaron conjunta y eficazmente en el


seno de la OEA en relación con la situación en Nicaragua que llevó al
derrocamiento de la dictadura somocista, logrando que prevalecieran los
principios de no intervención y de libre determinación consagrados en la Carta de
la Organización.

Otra actuación importante de los Cancilleres Andinos fue condenar golpes


de estado ocurridos entonces en la región, particularmente el liderado por el
Coronel Natush Bush en Bolivia y el no reconocimiento de su régimen. La
actuación de los Cancilleres coadyuvó al fracaso de este intento golpista.
También contribuyeron con sus actuaciones y declaraciones principistas a la
consolidación de los procesos de transición a la democracia que se
desarrollaban, en esos momentos, en tres de los cinco países miembros.
-2-

Como es posible apreciar, la actuación andina estuvo marcada por el signo


de la democracia y de la solidaridad latinoamericana. El reconocimiento que
suscitaron estas políticas estimuló a los gobiernos para que firmaran en Lima, en
noviembre de 1979, el instrumento constitutivo del Consejo de Ministros de
Relaciones Exteriores del Grupo Andino, cuya primera atribución era la de
formular la política exterior conjunta.

En 1980, en vigencia la democracia en todos los países andinos, los


Presidentes firmaron en Riobamba, Ecuador, la Carta de Conducta que
estableció el carácter democrático que debe regir el ordenamiento político
subregional, así como su compromiso con el respeto a los derechos humanos,
políticos, económicos y sociales, como norma fundamental de la conducta interna
de los países miembros.

La crisis de los años 80 en América Latina significó para el proceso de


integración andina una parálisis casi total, a la que no se sustrajo el novel
mecanismo del Consejo de Cancilleres. Sin embargo, el éxito de la presencia
andina fue ejemplar en el sentido que inspiró la conformación del Grupo de
Contadora, al que se le sumó luego el Grupo de Apoyo de Lima.

Recién en 1989, en el Manifiesto de Cartagena de Indias, los Presidentes


Andinos rescatan este instrumento especial que es el Consejo de Cancilleres, y
le encargan no sólo la función de mecanismo de coordinación política, sino
incluso se le convoca para que examine, conjuntamente con la Comisión, la
marcha del proceso de integración en su conjunto. A partir de este Manifiesto, el
Consejo Andino de Cancilleres participa activamente en la preparación de la
Agenda de las Reuniones Cumbres. Deviene así en un órgano político que
facilita la adopción de las grandes decisiones que todo proceso de integración
exige y que sólo pueden ser asumidas al más alto nivel político.

Sin embargo, pese a estos antecedentes de la mayor importancia, el


Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores no se encontraba
incorporado al ordenamiento jurídico del Acuerdo de Cartagena. Será a través
del Protocolo de Trujillo, de 1996, que el Consejo de Cancilleres asume
formalmente sus responsabilidades, que incluyen la adopción de Decisiones que,
al igual que las de la Comisión, tienen carácter vinculante. En el Protocolo de
Sucre, suscrito en junio de 1997, se consagra definitivamente la Política exterior
Común, incorporándose al Acuerdo de Cartagena un nuevo Capítulo III sobre
"Relaciones Externas" (este instrumento ha sido ratificado por cuatro países
miembros, faltando la ratificación de Colombia). Finalmente, el Acta de
Guayaquil, suscrita por el Consejo Presidencial Andino en abril de 1998, confirmó
este compromiso y aprobó un conjunto de Directrices para diseñar la Política
Exterior Común y desarrollar las relaciones externas, con mandatos precisos al
Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores y a la Comisión.
-3-

Fundamentos

El Consejo Andino de Cancilleres tiene la responsabilidad de la Política


Exterior Común, pero posee también una agenda política propia que desarrollar.
Esta agenda tiene que ver con temas que, si bien son materia de la integración
de nuestros pueblos, no han sido debidamente trabajados en el pasado. La
agenda social, la participación ciudadana, el medio ambiente y la seguridad, son
algunos de estos temas que adquieren la mayor importancia en esta etapa del
proceso de integración, así como otros que han sido objeto de directrices o
planteamientos presidenciales.

De otra parte, la puesta en práctica de una Política Exterior Común supone


una agenda de cooperación política entre los países miembros, que de validez,
credibilidad y sustento a la acción externa a través de la vigencia, al interior de la
Subregión, de los principios que se postulan hacia el exterior

En efecto, la formulación de una política exterior común marca el inicio de


una nueva fase en la evolución de un proceso de integración. Con ella, a las
acciones de orden intrasubregional que profundizan la integración se añaden
acciones que implican un nivel de compromiso adicional por parte de los
miembros. En este sentido, la nueva fase que se inicia con la formulación de una
Política Exterior Común debe ser vista como el punto de partida de un ejercicio
dialéctico, en donde los avances en la integración alimentan y justifican
posiciones y acciones comunes frente a terceros. Y a su vez, la consolidación
gradual de la Política Exterior Común debería estimular nuevos avances en las
políticas intrasubregionales.

En tal sentido, la Política Exterior Común, con base en los principios y


objetivos establecidos en los instrumentos jurídicos que conforman el Sistema
Andino de Integración, debería fortalecer la identidad y cohesión andina como
elemento de construcción de la identidad latinoamericana, propiciar la
articulación y convergencia de la Comunidad Andina con los demás procesos de
integración existentes en la región, así como proporcionarle una mayor presencia
e influencia internacional a fin de promover vínculos comunitarios de cooperación
con terceros y realizar negociaciones y acciones conjuntas que contribuyan a
profundizar y cautelar el proceso de integración andina. A ese fin, la Política
Exterior Común debe traducirse en una agenda externa común andina, como un
instrumento proactivo para afirmar la identidad propia e impulsar los intereses
subregionales en el sistema regional, hemisférico e internacional.

De otro lado, el contexto de la globalización y sus implicaciones -que


trascienden lo económico para abarcar lo político y lo socio-cultural- debe ser
considerado el telón de fondo ineludible de la Política Exterior Común, tanto en lo
que se refiere a su diseño general como en la instrumentación de acciones
puntuales. En otras palabras, al reducir el margen de maniobra de los países
miembros de la Comunidad Andina, como de cualquier otro país en desarrollo, la
globalización requiere de una debida concertación que pasa por identificar los
intereses comunes, así como el marco o si se quiere los límites jurídicos,
políticos y económicos que se imponen a esa concertación. De igual manera
resulta evidente que la globalización, al privilegiar la uniformidad sobre la
diferenciación de valores y comportamientos, obliga a los países miembros,
-4-

como ya se ha señalado, a definir su Política Exterior Común también como


expresión concreta de la identidad propia andina y de la necesidad de
preservarla.

Escenarios para la acción

Dentro de esta perspectiva, el gran reto que se le plantea a la Comunidad


Andina es conseguir que para el año 2005, que deberá ser el inicio de la Zona de
Libre Comercio de las Américas, se haya hecho realidad el mercado común
andino, consagrando el espacio de las cuatro libertades básicas: bienes,
servicios, capitales y personas. La Política Exterior Conjunta será la otra cara,
indispensable, de esa medalla.

En igual sentido, constituye una clara prioridad de la Política Exterior


Común la conformación una zona de libre comercio de la Comunidad Andina con
el MERCOSUR. Es importante consolidar y profundizar los avances que se
vienen registrando hacia ese objetivo, gracias a la suscripción en Buenos Aires,
el 16 de abril de 1998, del Acuerdo Marco para la creación de la Zona de Libre
Comercio, cuya realización prevé dos etapas: la primera debe concluir antes del
31 de marzo de 1999, cuando finalice la negociación del “Acuerdo de
preferencias arancelarias” sobre la base del “patrimonio histórico vigente”; en
tanto que la segunda debiera culminar con la suscripción del Acuerdo de Zona de
Libre Comercio a ser puesto en vigencia para el 1 de enero del año 2001. A
medida que progresen dichos acuerdos se irá abriendo paso un relacionamiento
mucho más intenso entre ambas agrupaciones, que abarcaría el ámbito político,
lo cual, a su vez, podría repercutir favorablemente en la consulta y concertación
política regional.

En el terreno hemisférico, a pesar de la ausencia de la autorización de la


“vía rápida” a la Administración del Presidente Clinton para negociar el Area de
Libre Comercio de las Américas (ALCA), la segunda Cumbre Hemisférica,
realizada en Santiago de Chile en abril de 1998, lanzó el proceso de negociación
de ese proyecto. La Comunidad Andina viene desplegando en el campo de ese
proceso una posición coordinada que se expresa mediante una vocería única.
Adicionalmente, es necesario estimular una visión comunitaria y regional del
"nuevo interamericanismo" que está surgiendo como resultado de las Cumbres
hemisféricas, el cual abarca un numeroso y variado conjunto de temas que
abordan aspectos estratégicos de las relaciones de nuestros países con los
Estados Unidos, fuera del marco institucional de la OEA.

En el foro multilateral de la Organización Mundial de Comercio (OMC)


también se adelantaron, en 1998, acciones andinas concertadas de naturaleza
similar, las cuales deben ser fortalecidas con miras a las negociaciones previstas
durante el presente año y el posible lanzamiento de una nueva ronda de
negociaciones comerciales multilaterales, denominada la "Ronda del Milenio·",
que comprendería materias de particular interés y sensibilidad para los países
andinos. Igualmente, se hace necesaria una visión andina sobre la nueva
"arquitectura" del sistema financiero y monetario internacional, que viene siendo
discutida en los organismos de Bretton Woods como consecuencia de la actual
crisis y que no puede ser considerada aparte del nuevo sistema multilateral de
comercio que se propugna en el contexto de la OMC. También a nivel mundial,
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los países andinos confrontan, en el plano político, importantes desafíos en


materia de lucha contra el narcotráfico, defensa de los derechos humanos,
seguridad y desarme, desarrollo sostenible y desarrollo social, emanados de
acuerdos concertados en el marco de conferencias especializadas realizadas en
el ámbito de las Naciones Unidas y que requieren de una posición coordinada
para impulsar y preservar los intereses subregionales.

De otro lado, si bien la Comunidad Andina dispone de un tratamiento


arancelario preferencial para el acceso de sus exportaciones al mercado de la
Unión Europea y posee un importante nivel de cooperación y un incipiente
diálogo político a nivel de ambas agrupaciones, los acuerdos de "cuarta
generación" suscritos por el MERCOSUR y otros países de la región, que prevén
la conformación de zonas de libre comercio con la Unión Europea, impulsarán
nuevas dimensiones en las relaciones andino-europeas. La Cumbre entre la
Unión Europea, América Latina y el Caribe, a realizarse en el mes de junio del
presente año en Brasilia, será una oportunidad importante para definir nuevas
orientaciones para las relaciones birregionales, incluyendo las andinas.

Asimismo, las relaciones económicas y de cooperación entre los países


miembros y los países de Asia se han incrementado de manera significativa en
los últimos años. El Perú se ha incorporado recientemente al foro de APEC y
otros países miembros se han planteado el mismo objetivo. Las inversiones del
Japón en la Comunidad Andina son considerables, tanto en el campo de la
energía, materias primas y manufacturas, y en el caso de China el comercio y las
inversiones también están creciendo rápidamente. Igual ha sido el caso del
incremento de vínculos económicos con Corea del Sur, Taiwan y, más
recientemente, con los países de ASEAN. Si bien la crisis financiera asiática ha
afectado ese dinamismo, en particular con los países del sudeste asiático, se
observan signos de recuperación que indican que esas economías recobrarán en
breve tiempo su estabilidad y crecimiento, lo que hace necesario para la
Comunidad Andina prever la intensificación de sus relaciones con esa zona.

La madurez del proceso

La Comunidad Andina está viviendo en la actualidad un nuevo momento


de relanzamiento del proceso integrador que, como se ha señalado, tiene sus
orígenes en el impulso político y comercial de finales de la década de los años 80
y principios de la de los 90, y que se concreta a partir de las reformas
introducidas en el esquema de integración a partir de 1997. Asimismo,
paralelamente a la nueva institucionalidad andina, el esquema se ha consolidado
en lo económico y comercial, gracias al crecimiento del comercio intrarregional, la
expansión del intercambio con el resto del mundo y el significativo incremento de
la inversión extranjera directa.

El año 1998 también ha marcado un hito en el desarrollo de la Comunidad


Andina por la firma del Acuerdo de Paz entre Perú y Ecuador, suscrito en Brasilia
el 26 de octubre. Aunque resultado de una negociación que tuvo su propio
marco, dicho Acuerdo ha fortalecido la credibilidad en el proceso de integración,
tanto dentro la Subregión como fuera de ella. No sólo mejora significativamente
la imagen de la Comunidad sino que abre enormes posibilidades para el
desarrollo fronterizo de ambos países, para el incremento del comercio y las
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inversiones y para la puesta en marcha de un buen número de proyectos que


repercutirán también en todo el ámbito de la integración andina.

También debe anotarse que en los últimos dos años han tenido lugar
elecciones generales en cuatro países de la región sin que en ningún caso se
haya alterado el compromiso de éstos con el proceso de integración. Parece
demostrarse así que la integración andina ha adquirido la jerarquía de una
Política de Estado, única capaz de garantizar la continuidad y la profundización
de la integración.

Todo ello fundamenta y hace oportuna la aprobación y puesta en marcha


de la Política Exterior Común de la Comunidad Andina, cuyos lineamientos
preliminares se exponen a continuación.

I.- OBJETIVOS

Son objetivos de la Política Exterior Común:

a) la defensa y promoción de los valores comunes, los derechos e


intereses subregionales y de la seguridad del proceso de integración
andina;

b) el fortalecimiento de la identidad, solidaridad y cohesión de la


Comunidad Andina, como elemento de construcción de la identidad
latinoamericana;

c) el incremento de la capacidad de negociación internacional de la


Comunidad Andina con el objeto de contribuir a la consolidación del
proceso de integración y a la inserción internacional comunitaria;

d) la articulación y convergencia de la Comunidad Andina con los demás


esquemas de integración existentes en América Latina y el Caribe e
impulsar su relacionamiento con países y agrupaciones
extrarregionales, en los ámbitos político, social y económico-comercial;

e) el fortalecimiento de la paz, seguridad y cooperación regional e


internacional, de conformidad con los principios de las Cartas de las
Naciones Unidas y de la Organización de los Estados Americanos y los
tratados suscritos por los países miembros; y,

f) la búsqueda de la justicia y la democratización de las relaciones


internacionales, el desarrollo y consolidación de la democracia y del
Estado de Derecho, así como el respeto de los derechos humanos y
las libertades fundamentales.
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II.- FUNDAMENTOS

La Política Exterior Común se basa en los instrumentos jurídicos que


conforman el Sistema Andino de Integración y en la aceptación común de valores
compartidos que se refieren a:

 La paz y seguridad subregional y regional


 La vigencia del orden democrático.
 La defensa y promoción de los Derechos Humanos.
 La identidad común andina.
 El objetivo de la integración latinoamericana.

III. CRITERIOS

La Política Exterior Común se sustenta en los siguientes criterios básicos:

1. Es un instrumento comunitario que responde a los intereses comunes


andinos, rescata experiencias pasadas y guarda coherencia con las
políticas exteriores nacionales de los Países Miembros. Al reforzar las
actuales coincidencias, puede desarrollar una constante capacidad de
propuesta así como de respuesta ágil y efectiva frente a los nuevos
desafíos.

2. Forma parte de la agenda del Consejo Andino de Ministros de Relaciones


Exteriores y comprende aspectos políticos, económicos, comerciales y
socio-culturales, los cuales se encuentran interrelacionados y se refuerzan
mutuamente.

3. Se sustenta en un proceso de integración económica y cooperación


política cada vez más profundo entre los países andinos y, al mismo
tiempo, contribuye tanto al fortalecimiento interno del proceso como a la
proyección internacional del proyecto de unidad política y económica
andina.

4. Debe regirse, en cuanto a su instrumentación, por los siguientes criterios


operativos:

a) La gradualidad, que refleja las limitaciones objetivas derivadas del


hecho de que el proceso andino es aún incompleto en lo económico e
incipiente en el terreno político. Refleja también la complejidad de la
participación de la Comunidad Andina como actor del sistema
internacional, que difícilmente puede concretarse en todos los temas y
en todos los foros sin un período de "aprendizaje" técnico y político por
etapas, a fin de que se vaya afianzando progresivamente tanto en el
plano subregional como en el internacional.

b) La integralidad, que se refiere a la necesidad de tener una visión de


conjunto en todas las acciones específicas de política exterior común
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que se adelanten, para no perder de vista su orientación estratégica.


Pero se refiere también al carácter multidisciplinario de la agenda
política y económica internacional y a la creciente interrelación entre
asuntos internos y externos, puesto que la globalización está borrando
las fronteras temáticas y geográficas.

c) La flexibilidad, tanto para el diseño general como para la identificación


y ejecución de cada acción externa común, en el sentido de que resulta
difícil formular un "plan maestro" estático de la Política Exterior Común
en un entorno global y regional tan dinámico como el actual. Implica la
posibilidad de ajustar y revisar las prioridades de la política exterior
común en función de las circunstancias. También se debería aplicar a
las herramientas institucionales y de procedimiento de la Política
Exterior Común: el marco jurídico formal no debería ser rígido, ni
incompatible con mecanismos informales que puedan surgir como
necesarios.

5. Debe encontrarse un punto de equilibrio donde la flexibilidad y la


adaptación a los cambios del entorno no afecten la imagen de continuidad
y coherencia que necesita la Política Exterior Común para mantener su
credibilidad interna y externa. Es necesario, por tanto, que el diseño de la
Política Exterior Común prevea su propio mecanismo de evaluación
permanente, que mida su eficacia desde la doble perspectiva de los
países miembros y de los interlocutores de la Comunidad Andina.

6. La determinación de los temas de la agenda exterior común, tanto los de


la llamada "agenda negativa" como los de la "agenda positiva", debe
regirse por los siguientes criterios:

a) Reflejar intereses subregionales previamente identificados a nivel


político por los países miembros.

b) Ser presentados ante terceros de tal forma que sean claramente


percibidos como planteamientos comunitarios andinos.

c) Contener propuestas que reflejen la actitud proactiva de la Comunidad


Andina.

IV. LA AGENDA EXTERNA ANDINA

En el actual contexto de globalización y regionalismo abierto, y en el


marco de las profundas mutaciones socio-culturales que acompañan a estos
procesos, la agenda de la Política Exterior Común comprendería tres áreas
temáticas: la política, la económico-comercial; la socio-cultural.

La formulación e instrumentación de una agenda externa andina debería


efectuarse en dos etapas sucesivas y complementarias: la primera de orden
estratégico, consistente en identificar el contenido general de las tres áreas
temáticas señaladas, definir los principios e intereses comunitarios que las rigen,
y fijar objetivos generales de mediano y largo plazo en cada una de ellas.
Asimismo, habría que identificar con cuáles interlocutores (países, y organismos
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internacionales o regionales) se llevarán a cabo las acciones de política exterior


común en las tres áreas temáticas. A esta etapa corresponde el presente
documento.

La segunda etapa sería de orden táctico, y consistiría en ajustar dichos


objetivos a las circunstancias especificas y cambiantes. En este sentido, sería
conveniente adoptar un Plan de Acción bienal que circunscriba las prioridades
contenidas dentro de las tres áreas temáticas y fije objetivos de corto plazo.

De esta forma, la Política Exterior Común se fundamentaría en una


agenda temática propia, con objetivos de mediano y largo plazo fijados partiendo
de los criterios de gradualidad e integralidad; en tanto que la flexibilidad permitiría
ajustar dichos objetivos en función de las circunstancias de corto plazo y de las
que se requieran en función del interlocutor o foro donde se aplica la agenda.

De otro lado, se constata que existe una importante coincidencia en los


temas que constituyen las prioridades de la política exterior de cada uno de los
países andinos. En efecto, los temas difieren únicamente en el orden de
prelación que ocupan en las respectivas agendas nacionales. En consecuencia,
existe una base adecuada para sustentar una agenda exterior común, constituida
no por la agregación de temas de interés individual, que la desviaría del objetivo
comunitario, sino por una notable coincidencia de intereses.

El contenido general de las tres áreas temáticas señaladas pudiera incluir


los puntos siguientes:

1. En lo político:

En el área política, la agenda exterior común puede considerarse dividida


entre los temas que integran la denominada "agenda negativa", que
corresponden a problemas de naturaleza global pero que inciden críticamente en
el plano nacional y en las relaciones externas de los países andinos, entre los
que destacan la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción; y los de
la "agenda positiva", que tienen que ver con la unidad regional y el
fortalecimiento de la paz, la seguridad, la democracia y el desarrollo
internacional.

a) Unidad regional
Contribuir al fortalecimiento de la unidad regional, mediante
acciones conjuntas que promuevan la consulta y concertación
política con los restantes países de América Latina- Fortalecer, a
ese fin, los mecanismos existentes, como el Grupo de Río, y
creando otras instancias que impulsen el diálogo político de la
Comunidad Andina con otros países y grupos de países sobre
temas de interés común, particularmente el MERCOSUR.

b) Fortalecimiento de la democracia y defensa de los derechos


humanos
Afirmar la vigencia del orden democrático como requisito para la
participación plena en el proceso de integración subregional y como
objetivo de la cooperación internacional de la Comunidad Andina.
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Cooperación subregional y regional para fortalecimiento de la


democracia y la defensa de los derechos humanos. Posición
conjunta en el Grupo de Río y en foros hemisféricos e
internacionales.

c) Lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.


Articular una posición conjunta que se constituya en la contribución
de la Comunidad Andina a la lucha internacional contra el tráfico de
drogas, con acciones conjuntas en los planos subregional,
hemisférico e internacional. Cooperación internacional para el
desarrollo de cultivos alternativos. Posiciones conjuntas sobre otros
delitos del crimen organizado, tales como la corrupción, el
terrorismo y el tráfico ilícito de armas.

d) Seguridad y fomento de la confianza.


Promover programas de limitación de armamentos en los planos
subregional y regional, así como medidas para el fomento de la
confianza, especialmente en zonas fronterizas. Desarrollo de
nuevas concepciones de seguridad democrática. Cultura de paz.
No proliferación de armas nucleares y de destrucción en masa y
desarme mundial general y completo bajo supervisión internacional
eficaz.

e) Desarrollo sostenible
Diseño de una estrategia de desarrollo sostenible a nivel
subregional y regional, particularmente en el ámbito amazónico.
Articulación de una posición conjunta andina en los foros
internacionales que comprenda la protección del medio ambiente y
su vinculación con la erradicación de la pobreza. Defensa de la
biodiversidad en beneficio del desarrollo de los países de la
Subregión.

f) Derecho del Mar.


Cooperar, según corresponda a los compromisos asumidos por
cada país, en la ejecución y salvaguarda de los derechos
consagrados en la Convención de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar y en la Declaración de Santiago, incluyendo los
derechos relativos a los países sin litoral.

g) Reforma del sistema de las Naciones Unidas.


Establecer una posición conjunta andina sobre el proceso de
reforma del sistema de las Naciones Unidas, que tienda a la
democratización en la toma de decisiones, particularmente en el
Consejo de Seguridad, y a la preservación y fortalecimiento de la
cooperación internacional para el desarrollo económico y social.
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h) El Sistema Interamericano y el nuevo interamericanismo.


Coordinación de posiciones en temas vinculados a la Política
Exterior Común que se tratan en el marco de la OEA, tales como la
defensa de la democracia y los derechos humanos, la lucha contra
el narcotráfico y la cooperación para el desarrollo integral, así como
respecto a la vasta agenda del nuevo interamericanismo que se
viene gestando en el ámbito de las Cumbres hemisféricas.

2. En lo económico-comercial:

En el área económica, la Política Exterior Común debe demostrar coherencia y


claridad de objetivos en los temas que aparecen en forma recurrente en los foros y
negociaciones bilaterales, hemisféricos y multilaterales, que inciden sobre el proceso de
integración subregional y que están interrelacionados. En tal sentido, son
particularmente importantes los temas siguientes:

a) Integración y cooperación regional.


Impulsar la articulación convergencia de los esquemas de integración
existentes en la región, con miras a la formación de un mercado común
latinoamericano como paso previo al establecimiento de una zona de libre
comercio hemisférica. A ese fin, concretar el establecimiento de una zona
de libre comercio entre la Comunidad Andina y el MERCOSUR, poniendo
en vigencia el acuerdo respectivo a más tardar el 1 de enero del año 2001.
Promover y profundizar una asociación económica y comercial con Chile y
Panamá, así como los vínculos comunitarios con México, Centroamérica y
el Caribe.

b) Comercio agrícola y de productos básicos.


Establecer una posición conjunta en función de objetivos de largo plazo
consistentes con una política agrícola común, la integración y desarrollo
energético subregional y la explotación y defensa de los precios de las
materias primas. Debe considerarse simultáneamente su tratamiento en
las negociaciones con el MERCOSUR, en el ALCA, en la OMC y en otros
foros internacionales, y realizar periódicamente una comparación de los
avances de las negociaciones sobre estos temas, a la luz de la situación y
perspectivas del sector agrícola y de la economía andina en su conjunto.

c) Acceso a mercados.
Debe ser trabajado en paralelo con el punto anterior y haciendo énfasis en
el funcionamiento de los mecanismos preferenciales establecidos por los
Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Canadá para las
exportaciones andinas. La erosión de estos mecanismos en el mediano
plazo, en virtud del principio de reciprocidad que esos países están
intentando introducir, plantea la necesidad de definir una posición andina
al respecto.

d) Vigilancia de las tendencias proteccionistas en los principales socios de la


Comunidad Andina.
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Dado que 1999 se presenta como un año de recesión económica global, lo


que alentará tendencias proteccionistas en el comercio mundial, es
conveniente establecer un sistema de seguimiento (y "alerta temprana"),
en particular, sobre la adopción de nuevos instrumentos legales en los
Estados Unidos, la Unión Europea y otros socios comerciales, así como
sobre la instrumentación de medidas antidumping y de otras barreras al
comercio de los productos andinos.

e) Tratamiento de las asimetrías.


Aunque este tema raramente aparece incluido como tal en las agendas de
negociación regional, hemisférica y multilateral, representa una
preocupación subyacente a todas ellas, en contraste con la creciente
tendencia a impulsar la reciprocidad. Sería conveniente darle un
tratamiento propio, que permita definir bases conceptuales acordes con la
estrategia de desarrollo andina, y que sean aplicables a las propuestas
operativas comunes que se puedan formular, por ejemplo, en materia de
acceso a mercados, de comercio de servicios, de competencia, de
propiedad intelectual, de medio ambiente y de financiamiento al desarrollo,
particularmente en el ALCA y la OMC.

f) Inversiones extranjeras.
Establecer una posición conjunta en lo que respecta a los compromisos
que puedan surgir tanto de la negociación en el ALCA como del
tratamiento de este tema en el ámbito de la OMC (en particular en lo que
respecta a los requisitos de desempeño) y que pudieran afectar la
normativa comunitaria vigente. En la consideración de este tema, cabría
incluir las implicaciones de la crisis sistémica internacional sobre los flujos
financieros hacia la Comunidad, así como el papel de las instituciones
financieras comunitarias para consolidar el proceso de integración y para
reducir la vulnerabilidad financiera de la región, como la Corporación
Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Latinoamericano de Reservas
(FLAR).

g) Vínculo comercio-medio ambiente.


Establecer una posición conjunta para el tratamiento de este tema en foros
como la OMC, el Banco Mundial y las Cumbres del Grupo de Río, de las
Américas, Iberoamericanas, y Unión Europea/América Latina, de manera
coordinada con las posiciones sobre desarrollo sostenible que los países
andinos mantienen en el ámbito de las Naciones Unidas.

h) Comercio y Políticas industriales.


Establecer una posición conjunta, en el contexto de la situación y
perspectivas de la industria andina, en función de la definición de objetivos
de negociación, en la OMC y en el ALCA, en materia de incentivos a la
producción y a la exportación, aranceles, compras gubernamentales,
transferencia de tecnología, normas y políticas de competencia, y trato a la
inversión extranjera, a fin de aprovechar los márgenes de maniobra que
aún existen a favor de los países en desarrollo dentro de la nueva
reglamentación comercial surgida de la Ronda Uruguay.
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i) Propiedad intelectual.
Establecer una posición conjunta, con base en la normativa común andina
y considerando en paralelo los compromisos asumidos en el marco de la
OMC y los que se planteen en la negociación del ALCA.

3. En lo socio-cultural:

En el área socio-cultural, deben identificarse acciones conjuntas que


contribuyan a afianzar la personalidad internacional y la identidad de la
Comunidad Andina, de manera que se refuercen mutuamente con las acciones
que se desarrollen en los planos político y económico de la Política Exterior
Común. También deben promoverse políticas y acciones conjuntas que
aseguren la distribución equitativa de los beneficios derivados de la integración
regional, hemisférica e internacional, a fin de contribuir a que el desarrollo
económico integrado de la Comunidad Andina esté acompañado de un desarrollo
social y humano, que promueva la erradicación de la pobreza, fortalezca la
ciudadanía y asegure la inclusión social, atienda las necesidades de las zonas
deprimidas y que garantice y apoye el respeto de los derechos de la mujer, del
niño, de las comunidades indígenas y de los diversos grupos étnicos que
constituyen la nación andina. En ese contexto, la agenda externa andina debería
comprender, entre otros, los siguientes temas:

a) Identidad andina y latinoamericana.


Fortalecer, profundizar y proyectar internacionalmente la identidad
andina y su rica diversidad cultural, basada en los factores
geográficos, históricos y étnicos que le son propios, valorizándola
como uno de los rasgos distintivos y característicos de la
Comunidad Andina en el concierto regional e internacional.
Contribuir a la formación de una identidad latinoamericana, que
sustente e impulse la unidad regional, a través de la integración
cultural, científica y educativa de la Comunidad Andina con los
restantes países y esquemas de integración latinoamericanos.
Fomentar y estrechar los vínculos culturales con los países
anglófonos del Caribe, a fin de promover un mayor entendimiento y
cooperación mutuos.

b) Educación y capacitación.
Impulsar, de manera prioritaria, el diseño y ejecución de programas
de formación y capacitación continuos, que brinden a los
ciudadanos andinos, especialmente a los habitantes de las áreas
rurales y de expansión urbana, los elementos para su plena
incorporación al proceso de modernización y desarrollo productivo
de la Subregión. Propiciar el intercambio de experiencias y
programas conjuntos sobre estos temas con los restantes países
latinoamericanos.
- 14 -

c) Erradicación de la pobreza y desarrollo social


Gestionar en forma conjunta cooperación regional e internacional
con el objeto de identificar opciones de producción, adecuadas a las
necesidades de la Subregión, que sean intensivas en la generación
de empleo, así como para impulsar el desarrollo de programas de
apoyo al sector agro-industrial y a la pequeña y micro empresa con
tecnologías apropiadas que aseguren la competitividad de sus
productos y faciliten su colocación en los mercados internacionales.
Desarrollo de redes de intercambio de conocimiento y experiencias
a nivel regional, hemisférico e internacional. Participación y
cumplimiento de los compromisos contraídos en las Cumbres de las
Américas y en las Cumbres Mundiales sobre Desarrollo Social,
Hábitat, Desarrollo Sostenible, y Derechos de la Mujer y el Niño,
entre otras.

d) Desarrollo de la información.
Promover programas y acciones conjuntas de cooperación
internacional con el objeto de impulsar el dominio y cabal
aprovechamiento por los ciudadanos andinos de los nuevos medios
de difusión del conocimiento y la información. Defensa del derecho
a la información y de la libertad de prensa y opinión. Apoyo de
medios cuyos contenidos contribuyan a fortalecer la identidad y la
difusión de la cultura andina.

e) Industrias culturales.
Favorecer el desarrollo de redes latinoamericanas de industrias
culturales para participar activamente en los circuitos
internacionales de producción y comercialización de las distintas
manifestaciones artísticas y de la creatividad cultural.

f) Desarrollo científico e innovación tecnológica.


Promover programas de cooperación regional e internacional que
apoyen el desarrollo de la investigación científica, la incorporación
de nuevas modalidades de fomento a la innovación tecnológica
("benchmarking", incubadoras, etc.) y la inversión empresarial en
programas de innovación que contribuyan a generar nuevas
oportunidades de comercio y empleo.

V. INTERLOCUTORES Y FOROS

La coherencia estratégica de la Política Exterior Común debe concretarse en las


posiciones y propuestas planteadas en cada uno de los temas antes señalados, al igual
que con los interlocutores de la Comunidad Andina y en los foros regionales,
hemisféricos y multilaterales en los cuales participan los países andinos. A continuación
se señalan los principales interlocutores de la Comunidad y los principales foros
internacionales donde se requiere la formulación e instrumentación de la agenda
externa común.
- 15 -

1. América Latina y el Caribe

a) MERCOSUR

A medida que avance y se consolide la convergencia entre la Comunidad


Andina y el MERCOSUR, surgirá la conveniencia y posibilidad de ampliar
la agenda de la Comunidad frente a ese esquema subregional en áreas
que trascienden los temas relativos al libre comercio, tanto en lo
económico como en lo político.

En este sentido, se podrá intensificar la consulta y concertación política


entre la Comunidad Andina y el MERCOSUR, en particular en materia de
fortalecimiento de la democracia, defensa de los derechos humanos, lucha
contra el narcotráfico y el terrorismo, fortalecimiento de la seguridad
regional y hemisférica, así como la concertación en foros regionales,
hemisféricos e internacionales tales como el Grupo de Río, la Cumbre de
las Américas, el ALCA y la OMC.

En materia económica, la intensificación de relaciones podrá reflejarse en


proyectos de integración energética, infraestructura de transporte y
comunicaciones -como pueden ser los corredores interoceánicos- y una
creciente cooperación en el ámbito económico y financiero.

b) Otros países de la región

La PEC deberá precisar objetivos y modalidades de acercamiento político


y económico con los otros países de América Latina y el Caribe, en
particular con Chile, Panamá, Centroamérica, CARICOM y países del
Caribe, y México.

La relación con Chile tiene ya bases claras en los acuerdos bilaterales de


libre comercio o de complementación económica suscritos con los países
andinos, cuya multilateralización convendría examinar de manera
coordinada con el avance los acuerdos entre la Comunidad Andina y el
MERCOSUR. Al respecto, debe tenerse en cuenta que el Protocolo de
Sucre abre las puertas para la asociación al Sistema Andino de Integración
de un tercer país que tenga acuerdos de libre comercio con los países
miembros, sin que ello implique la incorporación a todos los mecanismos
del Sistema.

Otro vínculo entre Chile y la Comunidad Andina es la adscripción del


Convenio Hipólito Unanue al Sistema Andino de Integración, y
recientemente, la voluntad de aproximación se refleja en la iniciativa
chilena de reunirse con los representantes alternos ante la Comisión de la
Comunidad Andina en Montevideo.

Las relaciones de la Comunidad Andina con Chile poseen especial


importancia dentro de la Política Exterior Común, porque ellas se inscriben
en el mismo objetivo que se promueve con el MERCOSUR de propender
la formación de un espacio sudamericano de integración. Asimismo, la
superación de algunos aspectos políticos bilaterales, que pueden
- 16 -

encontrar en la integración un marco propicio de solución, daría una nueva


y mayor dimensión política a las relaciones sudamericanas.

Con Panamá se está avanzando en la negociación para un acuerdo de


libre comercio. Una vez concluido éste, se negociarían los términos de su
asociación a la Comunidad Andina, según ha sido previsto.

A medida que el nuevo esquema de integración de Centroamérica se


consolide tanto en sus mecanismos políticos como económicos, la Política
Externa Común deberá plantear acuerdos comerciales y de cooperación
económica específicos, y desarrollar una agenda para el diálogo político.

En cuanto al Caribe, deberían explorarse acciones de cooperación


económica y técnica con la Secretaría del CARICOM, tomando en cuenta
los acuerdos comerciales existentes entre Colombia y Venezuela y los
países de ese esquema. Las relaciones con República Dominicana, Haití y
Cuba deberán ser evaluadas, considerando las recientes iniciativas de
acercamiento entre los países centroamericanos y del Caribe, el
establecimiento de la Asociación de Estados del Caribe, y la propuesta
cubana de un acuerdo de cooperación.

En lo que respecta a las relaciones con México, la Política Exterior Común


debería considerar el fortalecimiento de la concertación política en el
marco del Grupo de Río y la profundización de los vínculos actuales.

En relación con los temas económico y comercial, debe tenerse presente


la pertenencia de México al Tratado de Libre Comercio de América del
Norte, así como en el Acuerdo del Grupo de los Tres del cual participan los
países miembros de la Comunidad Andina, Colombia y Venezuela. El
primero de estos países ha planteado la posibilidad de renegociar dicho
Acuerdo y ampliarlo a nivel de toda la Comunidad Andina.

c) Grupo de Río

Es un ámbito natural de concertación entre los países andinos y el resto


de los países de la región, por lo que reviste carácter prioritario para la
ejecución de la Política Exterior Común. Para la Comunidad Andina es de
particular importancia preservar y fortalecer la capacidad de acción de este
mecanismo en materia de concertación política regional, así como
impulsar sus diálogos con países y grupos de países de otras regiones.
En ese sentido, deberían establecerse procedimientos sistemáticos para la
concertación de posiciones conjuntas andinas, previas a las reuniones del
grupo de Río, sobre los temas de su agenda.

d) Organismos económicos regionales

La CEPAL continúa siendo el organismo más importante de la región para


el estudio y proposición de políticas para el desarrollo económica y social
de los países de América Latina y el caribe. La participación andina en las
- 17 -

reuniones bienales de la Comisión debería ser materia de una posición


coordinada previamente.

El SELA se mantiene como un espacio para la coordinación y cooperación


en el que participan todos los países y esquemas de integración existentes
en América Latina y el Caribe, el cual puede ser aprovechado para la
aplicación de la Política Exterior Común en ese ámbito.

La ALADI es el marco jurídico de convergencia entre la Comunidad


Andina y el MERCOSUR, por lo que su base institucional y experiencia
podrían ser utilizadas oportunamente como un instrumento de apoyo a la
profundización de la integración económica entre ambos grupos.

2. El Hemisferio

a) Estados Unidos y el ALCA

La ausencia de una atmósfera confrontacional ha abierto un espacio


propicio para el tratamiento de temas de interés recíproco tanto en el
ámbito político como en el económico. Los asuntos políticos y sociales que
poseen carácter prioritario son los relativos a la democracia, los derechos
humanos, el narcotráfico, el terrorismo, la seguridad hemisférica, las
migraciones y la participación de la sociedad civil. En el plano económico
sobresalen el comercio -por la importancia recíproca de los mercados de
exportación que reconocen ambas partes- las inversiones, la propiedad
intelectual, la energía y las temáticas socio-laboral y ambiental.

La Política Exterior Común frente a los Estados Unidos debería orientarse


prioritariamente, en el plano político, a fortalecer la imagen de la
Comunidad Andina, revirtiendo la incertidumbre que el proceso de
integración subregional ha transmitido en las últimas dos décadas, y a
consolidar la presencia de la Comunidad Andina en los análisis y en los
planes estratégicos de las instancias decisorias de Washington. Debería
también contribuir a ampliar la agenda estadounidense frente a los países
andinos, actualmente concentrada en losa temas del petróleo y del
narcotráfico. El tema energético está siendo introducido con énfasis en la
agenda hemisférica paralela al ALCA, y por ende puede ser objeto de una
posición andina en relación con la negociación de la zona de libre
comercio. En cuanto al tema del narcotráfico, la Política Exterior Común
debería fijar la posición conjunta andina en relación con medidas como la
“descertificación” e incentivos como la ATPA.

Los temas tratados en las Cumbres de las Américas -y las actividades que
de ellas se derivan- configuran una amplia agenda que tiende al
establecimiento de una nueva estructura de las relaciones
interamericanas. En ese sentido, sería necesario establecer posiciones
conjuntas sobre dichos temas, así como instancias políticas de diálogo de
la Comunidad Andina con los Estados Unidos para el tratamiento de
aquellos temas que tienen particular relevancia en las relaciones mutuas.

En el área económica, la Política Exterior Común debería también superar


la actual concentración de la agenda de Washington en los temas de
- 18 -

comercio e inversión, vistos principalmente desde el ángulo de la relación


bilateral con cada uno de los países andinos. La eventualidad de un
consejo de comercio e inversión con los Estados Unidos merece ser
evaluada a la luz de las experiencias bilaterales recientes en los países
andinos con este tipo de mecanismos. Otro punto a incluir en la agenda
externa andina frente a los Estados Unidos se refiere a la discusión, a
partir del mes de marzo, en el Congreso de ese país, de varios
instrumentos legislativos en materia de política comercial, incluyendo la
"vía rápida" que probablemente, en caso de ser otorgada, estaría
acompañada de condicionalidades ambientales y laborales, entre otras.

De otro lado, a medida que se intensifique el proceso de negociación del


ALCA, - sobre todo ante la eventualidad de que el Ejecutivo de los Estados
Unidos obtenga la “vía rápida”-, también será necesario intensificar la
preparación de posiciones andinas conjuntas en cada uno de los grupos
de negociación y en lo que respecta a la evaluación global de ese proceso
desde el punto de vista de los intereses andinos. En este proceso de
negociación, las posiciones andinas deben tomar en consideración,
simultáneamente: la normativa andina común; los compromisos derivados
de la convergencia con el MERCOSUR y la posibilidad de conformar un
espacio económico sudamericano; así como los compromisos contraídos
en el marco multilateral de la OMC. Además, es conveniente enfatizar la
capacidad de propuesta de la Comunidad Andina en este proceso,
especialmente en cuanto a los temas de la agenda hemisférica que no son
comerciales (desarrollo social y cooperación técnica, energética y
financiera, por ejemplo), y en aquellos grupos de negociación
determinantes para el éxito del proyecto hemisférico (como, por ejemplo,
en materia de solución de controversias).

b) Canadá

El proceso de las Cumbres de las Américas y del ALCA condicionará en


gran medida la formulación de la Política exterior Común frente a Canadá,
pero habrá que considerar dos objetivos tendientes a aprovechar las
relaciones políticas y económicas tradicionalmente buenas de este país
con los miembros de la Comunidad: en primer lugar, aclarar el vínculo
entre la vertiente económico-comercial del ALCA y los demás temas
políticos, sociales y de cooperación abordados en las Cumbres de las
Américas y en los Planes de Acción hemisféricos que han sido adoptados.
En segundo lugar, analizar las diferencias que se perciben en el ALCA y en
la OMC, así como en los foros políticos como la OEA y las Naciones
Unidas, entre la posición canadiense y la de los Estados Unidos para
profundizar el diálogo y el acercamiento entre la Comunidad Andina y
Canadá.

c) La Organización de los Estados Americanos

En este organismo confluyen los temas más significativos y sensibles de la


Política Exterior Común en relación con los Estados Unidos y Canadá,
además de aspectos relativos a las relaciones jurídico-políticas entre los
países de la región.
- 19 -

En ese sentido, además de la Asamblea General, son relevantes para la


Política Exterior Común, en los aspectos políticos, los trabajos de la
Unidad para el fortalecimiento de la Democracia, la Comisión de Derechos
Humanos, la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de
Drogas (CICAD) y la Comisión Interamericana de Seguridad. En los
aspectos económicos, revisten interés las labores de la Unidad de
Comercio y del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI).

3. La Unión Europea

Las relaciones andinas con la Unión Europea giran alrededor de cuatro


ejes centrales: a) el diálogo político institucionalizado (Declaración de
Roma de 1996); b) el Régimen SPG Especial Drogas; c) el Acuerdo de
Cooperación de 1993; y, d) el diálogo especializado sobre Drogas.

La instrumentación y eventual ampliación del Acuerdo de Cooperación de


“tercera generación” suscrito en 1998, las implicaciones de la adhesión de
nuevos miembros al esquema europeo, el impacto del euro, y las
desviaciones de comercio e inversión que puedan derivarse del ALCA,
serán los puntos centrales de la agenda económica de la PEC frente a la
Unión Europea.

En lo político, serán temas centrales la lucha contra el narcotráfico y el


“blanqueo” de dinero, el probable vencimiento del régimen SGP Especial
Drogas, el fortalecimiento de la democracia y la defensa de los derechos
humanos, el desarrollo social y la participación ciudadana. Asimismo, la
Política exterior Común deberá fijar posición en cuanto a los mecanismos
que institucionalizan la relación política y económica de la Comunidad
Andina con la UE.

El diálogo que se realizará con ocasión de la Cumbre Europa-América


Latina y el Caribe en junio de 1999, debe ser ocasión propicia para
avanzar en la identificación de temas comunes a ambas regiones
susceptibles de acuerdos o coordinaciones políticas y al mismo tiempo
definir los mecanismos que serían necesarios establecer para respetar la
especificidad de la relación andino europea. A tal efecto, es necesario
adelantar las coordinaciones correspondientes entre los países andinos.

4. Asia-Pacífico

Existen ya varios instrumentos para el diálogo y el intercambio de


experiencias con los países de esta región, en particular mediante
instituciones como la APEC y el PECC, en los cuales participan varios
países andinos.

Algunos temas principalmente económicos se vislumbran como


interesantes para diálogos birregionales, como por ejemplo el manejo del
impacto comercial de la crisis financiera, la armonización de políticas
macroeconómicas para evitar “efectos de contagio”, las relaciones con las
instituciones financieras internacionales y su funcionamiento, la gestión de
- 20 -

los sistemas financieros en un contexto de apertura, las políticas de


captación de la inversión directa, las políticas industriales y la preparación
de la “Ronda del Milenio” en la OMC.

De otra parte, la crisis financiera asiática le plantea a la Comunidad Andina


la necesidad de evaluar los desafíos y oportunidades de sus relaciones
con esa región, cuya importancia no puede ser ignorada. En la relación de
intercambio entre ambas regiones predominan exportaciones andinas de
materias primas e importaciones de manufacturas y bienes de capital
provenientes de los países asiáticos, lo cual es conveniente modificar
mediante el impulso de exportaciones andinas con mayor valor agregado.
En las actuales circunstancias una “agenda positiva” para impulsar las
relaciones de la Comunidad Andina con los países del Asia podría
comprender el fortalecimiento de vínculos interinstitucionales,
empresariales y académicos entre ambas regiones, así como el fomento
de la cooperación, principalmente a través de los comités y grupos de
trabajo que existen en el marco de la APEC y del PECC.

5. Los organismos internacionales

a) Naciones Unidas

En carácter de su carácter de foro mundial en el cual confluyen todos los


temas de la Política exterior Común, la coordinación de posiciones y
acciones conjuntas andinas en las Naciones reviste una gran prioridad
para la Política Exterior Común.

Revisten particular importancia el Consejo de Seguridad, la Asamblea


General y el Consejo Económico y Social (ECOSOC). Además, en función
de la naturaleza de los temas, tienen relevancia diversos órganos y
agencias del sistema de las NNUU, tales como, en lo político, las
Comisiones sobre Derechos Humanos, Desarme, Estupefacientes y
Drogas, Desarrollo Sostenible y las actividades de seguimiento de las
Cumbres Mundiales. En lo económico, merecen destacarse el PNUD, la
FAO y la ONUDI, y más particularmente la UNCTAD, ya que la UNCTAD X
se celebrará a mediados del 2000, con una agenda temática similar y
complementaria a la de la OMC, abarcando temas de las relaciones
económicas internacionales desde la perspectiva del desarrollo y del
tratamiento de las asimetrías.

Además, como ya se ha expresado, el proceso de reforma de las


Naciones Unidas reviste especial interés e importancia para la Política
exterior Común, en función de su objetivo de propender a la
democratización de las relaciones internacionales y, en particular, de la
toma de decisiones en materia de paz y seguridad -lo que hace necesaria
una posición conjunta andina frente a la posible ampliación del Consejo de
Seguridad-, así como para preservar la cooperación internacional para el
desarrollo económico y social.

Todo ello requiere de un mecanismo especial para asegurar una


coordinación andina efectiva y coherente con el tratamiento de los mismos
temas en los foros hemisféricos y regionales, incluyendo el apoyo técnico
- 21 -

a las Misiones Permanentes de los países andinos en Nueva York y el


fortalecimiento del papel de observador de la Comunidad Andina ante las
Naciones Unidas.

b) OMC

La nueva “Ronda del Milenio” que se iniciará en diciembre de 1999, así


como las labores de la OMC en materia de revisión de los compromisos
agrícolas, de propiedad intelectual y de comercio de servicios previstas
para el año en curso y el 2000, requieren la intensificación de la
concertación andina recientemente iniciada en Ginebra.

Asimismo, será necesario tomar en cuenta que todos los temas


económicos señalados anteriormente forman parte tanto de la agenda de
la OMC como de la del ALCA, y que todos tienen incidencias profundas
para el proceso de integración andina y para las políticas económicas y
sociales nacionales de sus miembros.

En el foro de la OMC así como en el del ALCA, la PEC debe formularse


con base en una clara visión conjunta del orden de prioridades y de la
articulación entre los compromisos regionales, hemisféricos y
multilaterales.

Al igual que en el caso de las Naciones Unidas, se requiere un mecanismo


ad-hoc para materializar la coordinación andina ante la OMC, el apoyo
técnico a la Misiones de los países miembros en Ginebra y el
fortalecimiento del papel de observador de la Secretaría general ante la
OMC.

c) Las instituciones financieras internacionales

Se incluyen en esta categoría el Fondo Monetario Internacional, el Banco


Mundial, así como el Banco Interamericano de Desarrollo. Las actividades
de estas instituciones son relevantes para el proceso andino no sólo
debido al papel que desempeñan en materia de financiamiento del
desarrollo, sino también por su papel en la formulación de políticas
económicas y en la instrumentación de amplios programas de
cooperación.

Es probable que la necesidad de establecer mecanismos de concertación


entre los países andinos en relación con estas instituciones se plantee en
un plazo breve, a medida que se avance en materia de armonización de
políticas macroeconómicas.

Asimismo, la nueva "arquitectura" del sistema financiero internacional


debería ser un tema de coordinación de posiciones conjuntas de los
países andinos e los foros pertinentes, tales como el Grupo de los 24, el
Comité interino y el Comité de desarrollo del FMI y del banco Mundial.

La concertación y ejecución de la Política exterior Común en asuntos


financieros y monetarios internacionales hace necesario contar con un
órgano comunitario especializado, integrado por los Ministros de Hacienda
- 22 -

y los Presidentes de los Bancos Centrales de los países de la Subregión,


en el cual se pudieran concertar las posiciones y acciones conjuntas. El
actual Consejo Asesor, integrado por dichas autoridades, podría ser el
punto de partida para la creación de dicho órgano.

VI. MECANISMOS INSTITUCIONALES Y MODALIDADES DE ACCION

De conformidad con los mandatos que emanan de la estructura jurídica e


institucional de la Comunidad Andina, le corresponde al Consejo Andino de Cancilleres
la responsabilidad del diseño general de la Política Exterior Común, así como su
ejecución en las áreas temáticas política y socio-cultural. La Comisión tiene
competencia en materia de comercio e inversiones, siendo ésta una área clave dentro
de la Política Exterior Común.

Tanto el Consejo Andino de Cancilleres como la Comisión pueden adoptar


Decisiones de carácter vinculante en materia de política exterior común, además de
Directivas que expresan cuestiones operativas, objetivos determinados o temporales.
Los procedimientos del consenso y de la consulta parecen ser particularmente
apropiados para el diseño de la Política Exterior Común, tanto en las pautas generales
como en lo que respecta a la adopción de Planes de Acción de corto plazo.

Como quiera que el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores debe


desarrollar una agenda muy recargada de temas, que incluye la agenda política y social
del proceso de integración subregional, es necesario prever mecanismos ágiles y
eficientes que permitan abordar la temática que presenta la acción externa andina. El
Consejo está en capacidad, de conformidad con su propio reglamento, de establecer
instancias que le faciliten el manejo de los temas de su competencia.

En ese sentido, sería conveniente que el Consejo institucionalice las reuniones


de Viceministros de Relaciones Exteriores, y acuerde la designación, en cada una de
las Cancillerías andinas, de un alto funcionario que cumpla el papel de Coordinador
Nacional para la Política Exterior Común. Asimismo, deberán formarse comités o
grupos de trabajo, estables o con carácter ad-hoc, integrados por los funcionarios
responsables en cada país de los temas comprendidos en la agenda externa andina.
Igualmente, el Consejo debería acordar el establecimiento de una relación regular de
consulta y coordinación entre las Misiones diplomáticas andinas ante los principales
interlocutores, sean estos países u organismos.

Será indispensable que se establezca una articulación muy fluida entre todas
esas instancias, tanto en la definición del contenido de las áreas temáticas de la Política
Exterior Común, como en la determinación de los Planes de Acción de corto plazo pero,
sobre todo, en la adopción, ejecución y evaluación de las posiciones y acciones
conjuntas.

En ese sentido, el Consejo Andino de Cancilleres -y el Consejo Ampliado cuando


corresponda- debería cumplir, por una parte, una función de “bisagra” entre las
reuniones del Consejo Presidencial Andino y, por otra parte, apoyarse en las reuniones
de Viceministros de Relaciones Exteriores para coordinar las labores de los grupos de
trabajo técnicos.
- 23 -

En efecto, el trabajo técnico, regular y sustantivo, previo a la definición de las


acciones conjuntas tanto de corto como de largo plazo, es indispensable para forjar el
consenso político entre los países miembros que debe sustentar la Política Exterior
Común y garantizar el mejor resultado. En última instancia, la eficacia y el impacto
interno e internacional se medirán en función de los conceptos, argumentos y
propuestas que plantee la Comunidad Andina en los temas donde decidió actuar como
una unidad.

En el marco de estos mecanismos técnicos, y en el tratamiento de los temas


prioritarios de la agenda externa andina, sería conveniente establecer consultas e
intercambios de experiencias con los órganos legislativos nacionales, las
organizaciones internacionales o regionales, las organizaciones no gubernamentales,
empresariales y laborales, los centros académicos y los expertos, e incluso con
funcionarios de organismos regionales e internacionales.

Las modalidades operativas de acción para la puesta en práctica de la Política


Exterior Común serían las siguientes entre otras que pudieran disponer el Consejo
Presidencial Andino y el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores:

a) Mecanismos ágiles y flexibles de consulta y coordinación;

b) Concertación para la presentación de posiciones y vocerías conjuntas;

c) Eventual representación diplomática conjunta;

d) Concertación para votaciones y candidaturas en organismos


internacionales.

Sería también necesario, a efectos de tener claridad en la ejecución de la Política


Exterior Común, considerar la conveniencia de precisar y reglamentar las facultades de
representación de la Comunidad Andina, que se encuentran distribuidas entre el
presidente del Consejo Presidencial Andino (artículo 14:b del Acuerdo de Cartagena
codificado), el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores (artículo 16:f) y la
Comisión (artículo 22:h).

Igualmente, sería necesario precisar, para fines de la seguridad jurídica de los


compromisos que se adopten con terceros en ejecución de la Política Exterior Común,
el alcance de la facultad que posee el Consejo Andino de Ministros de Relaciones
Exteriores para "Suscribir Convenios y Acuerdos con terceros países o grupos de
países o con organismos internacionales sobre temas globales de política exterior y
de cooperación" (artículo 16:d del Acuerdo de Cartagena codificado).

Finalmente, podría considerarse la conveniencia de que los órganos del Sistema


Andino de Integración pudieran delegar en el Secretario General de la Comunidad
Andina ciertas facultades de representación, negociación y contratación internacional,
cuando se trate de temas o compromisos que inciden en instrumentos y políticas
comunitarias, a fin de dar mayor agilidad a la Política Exterior Común, de manera
consistente con las necesidades derivadas de la ampliación y profundización del
proceso de integración subregional.
- 24 -

ANEXO

Criterios para la elaboración de un Plan de Acción de la Política Exterior Común


(1999-2000)

1. En el momento de definir un Plan de Acción de corto plazo acorde con las tres áreas
temáticas señaladas, la aplicación de los criterios de gradualidad, integralidad y
flexibilidad implican una cuidadosa selección de temas, interlocutores y acciones
específicas, priorizando aquellas donde el ejercicio sustantivo previo pueda lograr el
mayor grado posible de consenso entre los países miembros así como de impacto
externo. En este sentido, la agenda externa andina pudiera ir creciendo por etapas,
ajustándose a las circunstancias y a la evaluación que de ella hagan los países
miembros.

2. En el corto plazo, se enfatizaría un núcleo reducido de temas prioritarios, en


particular aquellos sobre los cuales ya se están dando posiciones andinas comunes.
En el mediano plazo, se añadirían progresivamente otros temas, a medida que el
trabajo preparatorio haya permitido analizar sus implicaciones para el proceso
andino y sus miembros, y haya estimulado un grado de consenso suficiente.

3. De conformidad con los lineamientos, objetivos y mecanismos acordados, el Plan de


Acción para el bienio 1999-2000 de la Política Exterior Común se podría elaborar, a
través de una reunión de expertos de alto nivel de las Cancilleres andinas, con base
en las siguientes pautas:

En el área política:

Temas:

 Unidad regional
 Lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado
 Fortalecimiento de la democracia y defensa de los derechos humanos
 Seguridad y medidas de fomento de la confianza
 Desarrollo sostenible
 Reforma del sistema de las Naciones Unidas
 El nuevo interamericanismo

Interlocutores y Foros:

 Grupo de Río
 Estados Unidos y la Unión Europea
 Organización de Estados Americanos
 Naciones Unidas
 Cumbres Iberoamericanas, de las Américas y Cumbre Unión Europea/América
Latina y Caribe.
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En el área económica:

Temas:

 Integración y cooperación regional


 Acceso a mercados
 Comercio agrícola y de productos básicos
 Tratamiento de las asimetrías
 Inversiones extranjeras y vínculo comercio/inversión
 Propiedad intelectual
 Normas y políticas de competencia

Interlocutores y Foros:

 MERCOSUR (en el marco de la negociación del acuerdo de zona de libre


comercio)
 CEPAL, SELA y ALADI
 Area de Libre Comercio de las Américas
 Organización Mundial del Comercio
 UNCTAD X e instancias preparatorias
 Diálogo institucionalizado Comunidad Andina/Unión Europea y Cumbre Unión
Europea/América Latina.

En el área socio-cultural:

Temas:

 Identidad andina
 Educación y capacitación
 Erradicación de la pobreza y desarrollo social

Interlocutores y Foros:

 Convenio Andrés Bello y UNESCO


 Naciones Unidas
 Organización de Estados Americanos
 Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo
 Grupo de Río
 Cumbres Iberoamericanas, de las Américas y Cumbre Unión Europea/América
Latina y Caribe.

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