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Universidad VeracruzanaCurso de Biotecnología y Ecología Microbiana

Instituto de Biotecnologíía y Ecologíía Aplicada, INBIOTECA

Posgrado en Ciencias en Ecologíía y Biotecnologíía


Curso de Biotecnología y Ecología Microbiana

“Microorganismos
antagonistas de origen
marino utilizados como
agentes de control
biológico”

Dr. Sergio Martínez Hernández

Alumna:

ING. MARÍA LUISA VÁZQUEZ VÁZQUEZ

Junio, 2018 1
Curso de Biotecnología y Ecología Microbiana

Resumen

Los microorganismos son aislados de la superficie de los frutos, hojas y de origen marino .La

aplicación de antagonistas, ha tomado auge como medida de control de las enfermedades

postcosecha en frutas, mismos que se han utilizado como agentes de biocontrol para diversas

enfermedades. Baños-Guevara., et al, 2004. Para el uso adecuado de este tipo de

microorganismo es importante comprender los mecanismos de acción involucrados en la actividad

de biocontrol, para un desarrollo más seguro de los procesos de aplicación y una base para

seleccionar cepas nuevas y eficientes. Se deben abordar estudios básicos a nivel bioquímico y

molecular que contribuyan a dilucidar efectos tales como la antibiosis, la competencia por los

nutrientes y la inducción de resistencia. En la mayoría de los estudios de biocontrol es aplicado un

solo agente biocontrolador. Sin embargo, se ha señalado que se requiere evaluar el efecto de

varios antagonistas combinados para asegurar un control adecuado de la enfermedad,

disminuyendo dosis y minimizando el empleo de productos sintéticos. Para el uso adecuado de

este tipo de microorganismo es importante conocer sus antecedentes y los mecanismos de acción

involucrados en la actividad de biocontrol, para un desarrollo más seguro de los procesos de

aplicación y una base para seleccionar cepas nuevas y eficientes.

Palabras clave: agentes de biocontrol, microorganismos, competencia por espacio y nutrimentos.

Introducción

El hombre ha utilizado a los microorganismos para su conveniencia desde tiempos inmemorables.

Se asume que hace 11 000 años, cuando el hombre se hizo sedentario tuvo forzosamente que

ingerir alimentos fermentados por microorganismos, aunque por supuesto, de manera involuntaria.

Sin embargo, las evidencias del empleo de microorganismos por el hombre, datan desde hace 3,

500 años, cuando en el antiguo Egipto los faraones se alimentaba con pan fermentado, cerveza y

vino. Al cabo de algunos milenios, y básicamente con el descubrimiento del mundo de los

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microorganismos hecho por Leeuwenhoek en 1673, así como una descripción más detallada y

conceptualizada de la actividad de los microorganismos sobre los substratos efectuada por Pasteur

en 1864, el hombre ha aprendido a estudiar los microorganismos, metabólica y fisiológicamente, de

tal manera que pueda combatirlos eficazmente cuando estos son no deseados, o bien promover su

desarrollo cuando sean de interés para algo afín especifico (Davenport, 1980). Investigando los

productos químicos producidos por microorganismos, se han descubierto numerosos compuestos

orgánicos, muchos de los cuales tienen aplicación como pigmentos, fragancias, insecticidas,

productos farmacéuticos, o como herramientas biomédicas. Se estima que, desde el

descubrimiento de los microorganismos hasta la fecha, se han obtenido de entre 30 000 y 50 000

compuestos con aplicaciones diversas (Fenical y Jensen, 1993). Este número de descubrimientos

se debe a la habilidad de los microorganismos para producir metabolitos bioactivos, así como

también, al interés de la industria por los recursos microbianos. Lo anterior se deriva del hecho de

que es más sencillo cultivar y manipular microorganismos para obtener metabolitos, a cualquier

otra fuente de los mismos. Sin embargo, hasta la fecha los microorganismos empleados por la

industria solo son de origen terrestre, mientras que han permanecido un tanto ignorados los de

origen marino. Los océanos involucran una compleja diversidad de microorganismos, los cuales se

encuentran tanto en la columna de agua, como sobre la superficie e incluso, en el interior de los

mismos (Bradley, 1995). El Océano, como nicho ecológico para los microorganismos, se

caracteriza por su bajo contenido de oxígeno y nutrientes orgánicos, temperaturas que varían

desde menos cero hasta los 30°C, alta salinidad, y presiones hidrostáticas que llegan a alcanzar

varios cientos de atmosferas en el mar profundo (Yamasato et al., 1974). Por lo tanto, los

microorganismos marinos han desarrollado capacidades fisiológicas y metabólicas, que no solo

aseguran su sobrevivencia en un ambiente de condiciones extremas, sino también, producen

metabolitos singulares que no se presentan en los microorganismos de origen terrestre (Davidson,

1995). Por esta razón, los metabolitos de microorganismos marinos son interesantes de estudiar.

Los primeros trabajos desarrollados en este sentido fueron realizados por Rosenfeld y Zobell en

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1947, y por Grein y Meyers en 1947, quienes encontraron que las bacterias marinas producían

agentes antimicrobianos. Desde entonces y hasta la fecha, se han desarrollado trabajos

extensivos, sobre todo en las dos últimas décadas, los cuales involucran estudios para evaluar el

potencial de los microorganismos marinos como posible fuente de metabolitos con aplicaciones,

especialmente, biomédicas. Dichos estudios involucran bacterias. Los primeros trabajos sobre

levaduras marinas fueron realizados en 1894 (Fisher), y posteriormente de 1934 (Zobell y Feltham)

y 1946 (ZoBell), (en Fell et al., 1960), en donde se da a conocer la existencia de levaduras aisladas

del océano. Sin embargo, los estudios realizados en una forma más clara y determinada, fueron

realizados en 1960 y 1962 (Fell et al., 1960; Ahearn et al., 1962) Dichos trabajos abarcan estudios

de evidencias, ubicación y taxonomía de las levaduras en los océanos. De esta manera, en la

actualidad se sabe que las levaduras son microflora común en los ambientes marinos y que sus

nichos en tales ambientes pueden ser subdividido en aquellas que son afectadas principalmente

por factores terrestres, como lo son el flujo de ríos, arroyos y desechos de la vida cotidiana del

hombre, industriales y caseros; y las que se encuentran en mar abierto, aunque se piensa que

existe un continuo intercambio de los factores ambientales entre ambas (Yamasato et al., 1974)

Microorganismos antagonistas

Microorganismos antagonistas: Definición, características y mecanismos de acción.

(De Costa y Erabadupitiya, 2005) mencionan que los microorganismos antagonistas (bacterias,

levaduras y hongos) tienen la función de ejercer un efecto de control biológico sobre diferentes

patógenos de interés y se han empleado para controlar diversas enfermedades en frutos y

vegetales.

Para seleccionar a los microorganismos antagonistas se deben considerar las siguientes

características generales:

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a) capacidad para colonizar rápidamente la superficie de los frutos y de persistir en ellas de manera

efectiva, b) mayor habilidad del patógeno para adquirir los nutrientes, y c) capacidad de

sobrevivencia bajo diferentes condiciones ambientales (Zhang et al.,2007). Por otra lado, se deben

considerar otras características específicas del microorganismo antagonista, siendo las más

importantes: su estabilidad genética, efectividad a bajas concentraciones, no exigente en

requerimientos nutricionales, capacidad de sobrevivir a las condiciones adversas del medio

ambiente, efectividad para un amplio rango de microorganismos patógenos en una variedad de

frutos y hortalizas, capacidad de reproducirse en medios de crecimiento económicos, que se

mantenga en una formulación durante un largo período de vida, que sea fácil de aplicar sin

producción de metabolitos secundarios que causen daños a la salud humana, resistente a los

fungicidas y compatible con los procedimientos comerciales y no patogénico sobre el hospedero.

(Zhang et al., 2007).

Es importante comprender el mecanismo de acción de los antagonistas para un mejor uso de los

mismos, y para la selección de nuevos antagonistas efectivos.

Mecanismos de acción. Se han descrito varios mecanismos de acción de los antagonistas para

controlar el desarrollo de patógenos. Algunos de estos son antibiosis, competencia por espacio o

por nutrimentos, interacciones directas con el patógeno (micoparasitismo y lisis- enzimática) e

inducción de resistencia.

Competencia

Esta constituye un mecanismo de acción antagónica muy importante. Puede definirse como el

comportamiento desigual de dos o más organismos ante un mismo requerimiento, siempre y

cuando la utilización del mismo por uno de los organismos reduzca la cantidad disponible para los

demás. Un factor esencial para que exista competencia es la escasez o limitación de un elemento

porque si hay exceso no hay competencia.

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Competencia por nutrimentos.

La competencia más común es por nutrimentos, oxígeno o espacio. Botrytis cinerea y Penicillium

expansum son dos hongos de poscosecha típicamente dependientes de los nutrimentos, como

hongos necrotróficos sus esporas requieren de estas sustancias para germinar y comenzar el

crecimiento de las hifas antes de penetrar al sustrato. Esos nutrimentos se encuentran en las

heridas de las frutas y es allí donde la competencia microbiana actúa inhibiendo el desarrollo de

estos patógenos.

Competencia por espacio.

Este tipo de competencia también ha sido evaluado. Las levaduras son eficaces colonizadoras de

la superficie de plantas y se destaca la producción de materiales extracelulares (especialmente

polisacáridos) que restringen el espacio para la colonización por otros microorganismos

Microorganismos antagonistas en la fase de postcosecha.

El uso de microorganismos antagonistas para controlar las enfermedades postcosecha de plantas

mediante dos enfoques importantes, que consisten en la estimulación y el manejo de los

antagonistas presentes sobre la superficie del fruto, y en la introducción artificial de antagonistas

contra los patógenos. Hernández-Lauzardo., et al 2007.

El empleo de microorganismos antagonistas se ha sustentado en la combinación con otras

alternativas o con los fungicidas sintéticos, además de que se considera importante que se integre

el uso de los mismos dentro de las prácticas de manejo de la tecnología postcosecha.

Uso de levaduras como agentes de control biológico.

Las levaduras empleadas como antagonistas han mostrado efecto antifúngico sobre diferentes

patógenos postcosecha, son más utilizadas que las bacterias para controlar las enfermedades

postcosecha y en menor grado los hongos.

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Diferentes especies de levaduras han sido utilizadas con éxito como agentes de control biológico,

destacando Rhodotorula minuta. Patiño-Vera., et al 2005

La levadura Debaryomyces hansenii aislada de ambientes marinos ha demostrado tener una alta

capacidad antagónica hacia hongos patógenos de postcosecha de frutas. La cual es una opción

viable, para el control de fitopatógenos.

Mecanismos antagónicos de levaduras

Algunos autores mencionan que pueden estar involucrados más de dos, siendo los más

importantes la competencia por espacio y nutrimentos (Wang et al., 2007)

Las levaduras antagónicas que ejercen este mecanismo de acción por competencia de espacio y

nutrimentos inhiben el crecimiento de los hongos, pero no los elimina. Las levaduras se encuentran

mejor adaptadas a las condiciones ambientales y del hospedero que el patógeno, absorbiendo de

los frutos los nutrimentos necesarios para su crecimiento, el cual al ser más rápido que el del

hongo, este se ve desplazado por la disponibilidad de las fuentes de carbono necesarias para la

germinación de sus esporas, disminuyendo su crecimiento (Kanan., 2008) y por consecuencia el

nivel de infección hacia los frutos, logrando de esta manera el control biológico.

Las levaduras tienen una amplia distribución ecológica debido a su habilidad innata de adaptarse a

distintos ambientes, pero en la actualidad la información sobre el potencial benéfico que de ellas se

deriva está enfocado hacia los diversos hongos microscópicos unicelulares de ecosistemas

terrestres que destacan por su facultad para descomponer numerosos cuerpos mediante

fermentación, sin tomar prácticamente en cuenta a los microorganismos cuyos ciclos vitales los

realiza en hábitats acuáticos.

Aplicaciones de las levaduras marinas

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Dentro de las principales aplicaciones de las levaduras marinas se reportan, como probióticos en

acuicultura para el cultivo de peces de mar y dulceacuícolas, para el tratamiento de enteritis

infecciosa aguda o en los desórdenes producidos por el uso de antibióticos. Del mismo modo, se

les puede utilizar como fuente de la enzima superóxido-dismutasa para controlar los efectos

colaterales de la radioterapia y la quimioterapia, así como en enfermedades inflamatorias,

reumatismo, enfermedades autoinmunes y aterosclerosis, entre otros

El uso de microorganismos antagonistas se ha sustentado en la combinación con otras alternativas

o con los fungicidas sintéticos, lo cuál ha sido factible debido a que están sujeto a menores

cambios medio ambientales ya que el almacenamiento controlado es práctica común en el manejo

postcosecha. Con la finalidad de maximizar el potencial de los antagonistas microbianos, aún falta

profundizar en aspectos tales como el modo de acción, su compatibilidad con las prácticas

comerciales postcosecha y el efecto en la fisiología del hospedero, Por otro lado, el control

biológico basado en la aplicación de antagonistas microbianos debe visualizarse como parte de un

manejo integrado de las enfermedades postcosecha.

Uso de levaduras como agentes de control biológico.

Las levaduras empleadas como antagonistas han mostrado efecto antifúngico sobre diferentes

patógenos postcosecha, son más utilizadas que las bacterias para controlar las enfermedades

poscosecha y en menor grado los hongos.

Diferentes especies de levaduras han sido utilizadas con éxito como agentes de control biológico,

destacando Rhodotorula minuta. Patiño-Vera., et al 2005

Las levaduras tienen una amplia distribución ecológica debido a su habilidad innata de adaptarse a

distintos ambientes, pero en la actualidad la información sobre el potencial benéfico que de ellas se

deriva está enfocado hacia los diversos hongos microscópicos unicelulares de ecosistemas

terrestres que destacan por su facultad para descomponer numerosos cuerpos mediante

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fermentación, sin tomar prácticamente en cuenta a los microorganismos cuyos ciclos vitales los

realiza en hábitats acuáticos

Levaduras.

Las levaduras son aquellos hongos que en un estado conspicuo de su vida presentan una fase

unicelular (Sieburth, 1979), se reproducen ya sea por gemación, fisión, o una combinación de

ambas (Lodder, 1970), no poseen movilidad, viven ya sea como saprofitos o parásitos (Davenport,

1980). Las levaduras son organismos facultativos los cuales tienen la habilidad de producir energía

para su propio uso, bajo condiciones aeróbicas y anaeróbicas a partir de compuestos orgánicos

disponibles (Heikii y Erkii, 1969). Sin embargo, una definición simple y precisa del término

"levadura" es imposible, ya que en ciertos hongos filamentosos pueden- inducirse algunas

estructuras unicelulares. Este cambio del estado filamentoso al levaduriforme es dependiente de

varios parámetros ambientales, como la temperatura y el sustrato. Además, mientras algunas

levaduras solo forman células individuales, y algunas veces cadenas cortas de células similares,

otras producen diversas formas celulares, incluyendo filamentos de varios tipos. Aunque las

levaduras no poseen motilidad, su distribución no es limitada, ya que al igual que otros organismos,

pueden ser dispersas por el aire, y/o transportadas por animales (Davenport, 1980). En la

actualidad, las levaduras son utilizadas en muchos procesos industriales, como la producción de:

bebidas alcohólicas, biomasa (pan, alimentos) y varios productos metabólicos. De este último

punto se pueden citar enzimas, vitaminas, polisacaridos capsulares, carotenoides, alcoholes

polihídricos, lípidos, glicolipidos, ácido citrico, etanol, dióxido de carbono, y compuestos

sintetizados por la introducción de DNA recombinante en las levaduras (Phaff, 1986). Muchas

especies de levaduras usadas en estos procesos fueron modificadas genéticamente para

seleccionar las características deseadas y eliminar las no deseadas (Phaff, 1986). Las levaduras

incluyen un diverso grupo de organismos cuyos estadios sexuales se encuentran distribuidos entre

los ascomicetos (forman esporas de origen sexual dentro de ascas), y los basidiomicetos (forman

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esporas extremas en basidios o esterigmas). Las levaduras imperfectas (deuteromicetos)

representan un tercer grupo con afinidades entre los ascomicetos y basidiomicetos, sin embargo

hasta la fecha no se han encontrado estadios sexuales en su ciclo de vida, (Lodder y Kreger,

1983). En la actualidad se conocen 60 géneros y 600 especies de levaduras, cuya clasificación se

basa principalmente en características morfológicas, reproductivas (estadios sexual y asexual), así

como en pruebas bioquímicas y genéticas (Olsen, 1990).

Levaduras marinas.

Las levaduras marinas posiblemente son mejor descritas como aquellas levaduras que pueden ser

aisladas, y que completan realmente sus ciclos de vida, en hábitats marinos. Las levaduras

marinas se encuentran como saprofitos en sedimentos marinos, hierbas marinas en estados de

putrefacción, como parásitos de algas, mangles, y animales, (Jennings, 1983). Han sido aisladas

de lagos salados que se encuentran tierra adentro (Anastasiou, 1963; Davidson, 1974; Amon,

1978; Jennings 1983), y muchas de ellas juegan un papel muy importante en los alimentos. Las

levaduras son los hongos dominantes en mar abierto (Fell, 1968; Bahnweg y Sparrow, 1971),

mientras que los hongos filamentosos están restringidos principalmente a zonas costeras, debido a

la distribución de sus substratos. En zonas oceánicas es posible encontrar especies de levaduras

pertenecientes a las tres clases de hongos (ascomicetos, basidiomicetos y deuteromicetos); mar

adentro, la disponibilidad de materia orgánica suspendida es menor, por lo tanto, la variedad de

especies decrece y los Ascomicetos llegan a ser raros a excepción de la especie ubicua Deb.

hansenii (Fell, 1976). En estudios realizados para conocer la gama de utilización de fuentes de

carbono solubles entre levaduras marinas y terrestres, a pesar de ciertas excepciones, se ha

estimado que en promedio, las levaduras marinas utilizan 19.2 compuestos, comparados con un

promedio de 12.8 compuestos por levaduras terrestres (Uden y Fell, 1968). Esta diferencia se

atribuye a la necesidad de las levaduras marinas de utilizar cualquier compuesto de carbono

disponible en su ambiente, donde los suministros de carbóno combinado pueden limitar su

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crecimiento. Es esta una de las razones que hacen interesante el estudio de estos organismos

marinos, ya que podrían tener ventajas en la producción de biomasa con respecto a las levaduras

de origen terrestre al presentar mayor gama de utilización de compuestos para su crecimiento.

Levadura Debaryomyces hansenii

Esta levadura puede considerarse cosmopolita; se encuentra tanto en ambientes marinos como

terrestres. Su principal ventaja frente a otras levaduras, es su alta halotolerancia, permitiéndole

sobrevivir y reproducirse en ambientes marinos, aun en sistemas de salinidad extrema. Es una

levadura que pertenece a los ascomicetos, presenta un estado asexual o imperfecto, que han dado

lugar a que se llame con otro nombre, Candida famata. Sus usos y aplicaciones incluyen la

preparación de emulsiones alimenticias. El procesamiento y transformación de compuestos

orgánicos aromatizantes y de productos de interés farmacéutico como el xilitol. Sus aplicaciones

como agente de control biológico han sido descritas por varios autores (Leroy y Guerineau., 1992),

los cuales mencionan su actividad antimicrobiana sobre organismos como Mucor circilloides o

mucor plumberus así como contra Aspergillus niger, fusarium, penicillium,Trichoderma.

A pesar de que esta levadura no produce antibióticos, es capaz de inhibir el crecimiento de

diferentes patógenos. Wilson y Chalutz (1989), reportan uno de los primeros trabajos con D.

hansenii en frutos de cítricos, encontrando que esta levadura junto con otros microorganismos,

fueron los más efectivos de 100 antagonistas probados hacía en control de penicillium digitatum y

p. italicum, más tarde estos mismos autores, corroboraron estos resultados con los mismos

patógenos sobre frutos de toronja Chalutz y Wilson 1990.

Conclusiones

Los microorganismos tienen gran potencial de empleo, se ha comprobado que el uso de los

mismos ha sido eficiente en el control de patógenos que afectan diferentes frutos (manzanas,

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cítricos, etc.); sin embargo, con relación a sus mecanismos de acción se deben abordar otros

estudios básicos a nivel bioquímico y molecular, que contribuyan a dilucidar efectos tales como la

antibiosis y la competencia por los nutrientes, con el objeto de mejorar la efectividad de los

mismos. El uso de antagonistas para controlar las enfermedades postcosecha se ha demostrado

mediante diversos estudios. Algunos autores mencionan el efecto directo que tienen los

antagonistas sobre los hongos fitopatógenos estudiados. En la búsqueda por el control de los

mismos, se ha evaluado el empleo de bacterias (Pseudomonas spp.) y

levaduras (Cryptococcus spp.), las cuales se han caracterizado por la producción de antibióticos y

la competencia por los nutrientes. En este caso se ha argumentado el efecto directo que causan

sobre los patógenos. De forma adicional a los estudios e investigaciones básicos que deben

continuar desarrollándose de forma individual con las alternativas propuestas, se debe analizar el

efecto que causa la combinación de las mismas entre sí. Se conoce que por sí sola ninguna de

estas alternativas logra superar la efectividad del empleo de los productos sintéticos; sin embargo,

sería interesante combinarlas con ellos y disminuir las dosis de empleo de los mismos. Por otra

parte, también se ha demostrado que el empleo de antagonistas ha inducido resistencia en los

frutos estudiados; se ha caracterizado por provocar el incremento de enzimas líticas como la β-1,3-

glucanasa, que causan rompimiento celular en los fitopatógenos, y de igual forma, se ha

encontrado incremento en la producción de fitoalexinas que contribuyen a incentivar los

mecanismos de defensa de los frutos que son objeto de estudio. Los resultados obtenidos han sido

variables y dependen del antagonista empleado, del hospedero, del patógeno analizado y así como

las condiciones climatológicas y otras (pH, dosis de gases en atmósferas controladas, etc.). En

general, se puede señalar que ambos efectos, o sea, antifúngico y de inducción de resistencia, han

sido observados cuando se emplean microorganismos antagonistas que actúan mediante los

mecanismos de acción referidos en la literatura: La antibiosis, producción de enzimas líticas,

parasitismo, competencia por los nutrientes y espacio e inducción de resistencia.

Literatura citada

1
Curso de Biotecnología y Ecología Microbiana

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