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Arisel Perdomo González Mat.

: 1-18-1114

CAPÍTULO 2: EVALUACIÓN Y DIAGNÓSTICO CLÍNICO

En este capítulo y en el siguiente exploraremos las contribuciones que han otorgado las pruebas
y la evaluación de la práctica en la psicología clínica. Por esa razón en este capítulo
examinaremos la naturaleza, propósitos, fortalezas y debilidades del DSM-IV. La evaluación
tiene que ver con la valoración de los individuos como una base para la toma de decisiones. Las
decisiones involucradas en la evaluación son variadas y dependen del escenario que exista.

En efecto, el término evaluación fue inventado durante la Segunda guerra mundial ante la
realización de un programa para seleccionar individuos y prepararlos para las asignaciones del
servicio secreto en la Oficina de servicios estratégicos. La primera aplicación de la evaluación
fue hecha con la intención de elegir personal militar para asignaciones sensibles y de alto riesgo
en ultramar.

En un principio, los psicólogos funcionaron bajo la supervisión de los psiquiatras. Por esta razón,
la evaluación estaba orientada hacia la identificación y el tratamiento de trastornos psiquiátricos
dentro del marco del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. El diagnóstico
psiquiátrico sigue siendo una función importante de la evaluación, en particular, a tal grado que
éste proporciona una base para la planeación del tratamiento

La evaluación se define como el proceso por medio del cual se evalúan las características,
fortalezas y debilidades de un individuo como base para tomar decisiones sustentadas en la
información. El término incorpora una amplia variedad de actividades, que van desde la
evaluación descriptiva (descripción de los síntomas de un paciente como una ayuda para el
diagnóstico), hasta la evaluación funcional (determinación de las características situacionales y
relativas al carácter de la persona que sirven para mantener los comportamientos inadaptados), o
bien, la evaluación prescriptiva (recomendación de los tipos de intervención que parecen ser más
benéficos).

La evaluación es una solución de los problemas. Implícita o explícitamente, la evaluación sirve


para contestar preguntas acerca de las personas que consultan a un psicólogo. Es también un
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resultado en el que el psicólogo practicante expresa conclusiones, recomendaciones, o decisiones


en un informe o reporte escrito.

Una evaluación procede a través de cuatro fases: planeación, recolección de datos, inferencia y
comunicación. 1. En la planearían, el psicólogo practicante determina el propósito de la
evaluación. 2.La recolección de datos implica la selección de las mejores fuentes de información
para los propósitos de la evaluación. 3. La inferencia (o deducción) es esencial, pues en ella el
profesional deberá decidir si confía en su juicio personal o en las fórmulas basadas en la
investigación sobre la interpretación de los datos. 4. La comunicación de las recomendaciones.
Aunque las conclusiones de una evaluación con frecuencia se comunican en persona.

El medio social más común para la referencia son los sistemas escolares, las clínicas
psiquiátricas, los ambientes médicos, los contextos forenses, las compañías industriales y las
clínicas psicológicas. Las referencias médicas constituyen aspectos interesantes debido a la
interacción mutua entre la salud y las funciones fisiológicas.

La orientación teórica se refiere al criterio que debe tener el profesional sobre la personalidad, la
psicopatología y los métodos para hacer una evaluación. El desacuerdo más obvia está entre los
psicólogos practicantes que se enfocan sobre el comportamiento abierto (el método conductista)
y aquellos que buscan entender motivaciones inconscientes (el punto de vista psicodinámico).
Los que tienen una convicción psicodinámica ven el comportamiento como una necesidad
simbólica de crianza.

Las fuentes de información para el margen de evaluación, se clasifican desde las entrevistas no
estructuradas guiadas únicamente por la intuición del examinador, hasta las pruebas
estandarizadas regidas por los procedimientos y principios de puntuación formales. Una
entrevista es un intercambio verbal cara a cara mediante el cual el entrevistador intenta producir
como respuesta cierta información o expresiones sobre la opinión o las creencias que tiene el
paciente.

La entrevista de evaluación no es una conversación, así como tampoco son iguales los roles y
responsabilidades de ambas partes. Por lo general, el entrevistado es el que más habla; se calcula
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que ocupa 80% del tiempo de plática. Un propósito vital en una entrevista de evaluación es
descartar cosas.

La investigación dentro del contexto de la psicología industrial y organizacional ha provisto un


caudal de información relevante para la evaluación clínica por medio de la entrevista. En una
entrevista estructurada, se les hace a los pacientes las mismas preguntas y en el mismo orden, y
las cuestiones que se usan para investigar están especificadas en un manual extenso y detallado.
Los entrevistadores también reciben una capacitación estandarizada. Los programas de las
entrevistas estructuradas por lo regular contienen varias características comunes.

La evaluación del comportamiento abarca una variedad de métodos directos para la evaluación
que se concentra en el comportamiento obvio y en el comportamiento identificable. Los que
proponen este método prefieren dirigirlo a la construcción hipotética, tal como los rasgos
delineados o las dimensiones presumidas de la personalidad.

Haynes (1990) ha identificado siete etapas o componentes de la evaluación de comportamiento:


1. La identificación de comportamientos objetivo. 2. La identificación de comportamientos
alternativos. 3. La identificación de las variables causales. 4. El desarrollo de un análisis
funcional. 5. El diseño de las estrategias de intervención. 6. La evaluación y modificación de las
estrategias de intervención. 7. Facilitación de las interacciones paciente-terapeuta. Los dos
primeros pasos son para identificar los comportamientos que constituyen el centro de los
esfuerzos de la intervención.

Un método para simplificar los resultados de la entrevista y la observación inicial es resumir los
hallazgos en la escala de estimación conductual o lista de control. Las escalas de calificación
requieren que el examinador responda a una estimación continua del comportamiento del
paciente.

En el juicio clínico, el profesional procesa la información en su cabeza para diagnosticar,


clasificar o predecir el comportamiento. Dicho juicio está basado en la experiencia, la intuición y
el conocimiento de libros, o en una combinación de estos elementos. En contraste, el juicio
actuarial siempre está fundado en las formulas derivadas empíricamente para diagnosticar,
clasificar o predecir el comportamiento. Dicho juicio es objetivo y basado en reglas.
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La clasificación de los trastornos mentales sirve para diversos propósitos, que van desde la toma
de decisiones acerca del tratamiento hasta una eficiente comunicación con otros profesionales.
Los propósitos del diagnóstico clínico son: • Reducir la complejidad del fenómeno clínico. •
Facilitar la comunicación entre médicos. • Predecir los resultados de los trastornos. • Decidir qué
tratamiento es el adecuado. • Ayudar en la búsqueda de la etiología. • Monitorear el tratamiento.
• Tomar decisiones acerca de la reintegración. • Jugar un rol en las discusiones por malas
prácticas y otras litigaciones. • Determinar la incidencia y el predominio de los trastornos
mentales. • Ayudar en la toma de decisiones acerca de la cobertura del seguro.

El DSM-IV tiene una vasta mejoría sobre sus predecesores. Su principal innovación es la
utilización de un criterio razonablemente objetivo para definir los trastornos incluidos en el
sistema de clasificación. El paciente es evaluado de acuerdo a cinco ejes: 1. Trastornos clínicos y
condiciones relacionadas, 2. Trastorno de personalidad y retraso mental, 3. Condiciones médicas
generales (relevantes para el trastorno mental), 4. Problemas psicológicos y ambientales, 5.
Valoración global del funcionamiento (VGF). La evaluación de la confiabilidad del diagnóstico
DSMIV consiste tan sólo en calcular el acuerdo entre estimadores para la clasificación de los
pacientes.

En cuanto al informe de los resultados de evaluación, dos lineamientos generales que se aplican
a todos los informes son los de responsabilidad y eficiencia. La responsabilidad se refiere a la
variedad de preocupaciones éticas, profesionales y legales que ejercen una influencia poderosa
sobre cómo son reportados los resultados de la evaluación. Esto se logra en gran medida con una
atención cuidadosa al consentimiento informado, por el cual el paciente acuerda, por escrito,
todo el paquete de la evaluación.

La eficacia en el reporte tiene que ver con que produzca el efecto que se pretende en la vida del
paciente, y que, a su vez, esté escrito de forma clara y directa. Los mejores reportes tienden a ser
los reportes cortos. Pero un reporte muy breve también puede carecer de sentido, si contiene un
pantano de especulaciones y términos de la jerga del tema, que dejan enfadado y confundido al
lector. En general, los reportes deberán ser cortos, claros y directos, si es que se pretende que
tengan un impacto positivo en la vida del paciente.
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Algunas de las dificultades que existen en el reporte por escrito eficiente son:

1. Gran cantidad de datos ilegibles. Una queja muy común es que los examinadores se
refieren a las puntuaciones específicas y a los nombres de las escalas que tienen muy
poco o ningún significado para los psicólogos.

2. Énfasis inadecuado. Otra crítica recurrente es que los reportes se enfocan a los aspectos
insignificantes de los resultados de las pruebas, los cuales no tienen relación con la
cuestión de referencia.

3. Recomendaciones que exceden su experiencia. No hay nada más ofensivo para los
practicantes en profesiones aliadas a la psicología que los psicólogos deambulen por sus
territorios y ofrezcan consejos más allá del verdadero conocimiento y experiencia.

4. Interpretación irresponsable. Algunos psicólogos hacen declaraciones arrolladoras en


sus reportes que no están apoyadas por los resultados de las pruebas o por las impresiones
de la entrevistas.

5. Exhibicionismo. En ocasiones, las personas que escriben los reportes intentan


impresionar al lector con su erudición, más que ofrecer perspectivas útiles para el
paciente.

6. Teoría y abstracción excesivas. La evaluación especialista que se inclina por las


fórmulas abstractas y teóricas también ha sido objeto de críticas.

7. Una escritura deficiente. Algunos reportes son escritos en el lenguaje de los psicólogos,
en lugar de escribirse en un lenguaje común y corriente.

La relevancia de un informe de evaluación dependerá del marco en que es escrito, la audiencia a


la que va dirigido, los asuntos particulares de referencia, y la idiosincrasia de quien escribe el
informe.

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