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El Ensayo: Notas para una discusioén RAUL MILLAN H. IPC - UPEL 1. Se sabe que la literatura es un sistema de signos verbales con wna funcién semidtica distinta de la funcién del lenguaje practico. Este complejo semioldgico se actualiza mediante decursos comuni- cativos —las obras literarias— cuyas caracteristicas varian segan su na- wuraleza tipoldgica. En efecto: las epopeyas, las tragedias y las odas, exempli gratia, son percibidas como objetos literarios diferentes en atencion a su idiosincrasia textual. En el fondo, estos productos artis- tices se manifiestan de acuerdo con unos imperatives genéricos, que permiten una clasificacién eficaz por parte del lector, en virtud de las instituciones canonicas de la literatura. Frente 4 ellos, el ensayo sur- ge como un acto comunicante ubicuo a las inveteradas taxonomi{as fiterarias. Ciertamente, desde su origen, la ensayistica constituy6 un género movedoso, que repugnaba los disefios conocidos de la épica, d drama y la lirica. 2. El ensayo es creacién de una de las grandes personalidades del 2 i francés: Michel de Montaigne, quien dio a sus escritos i bags género, editindolos a fines del siglo XVI ba- o ef nombre E ‘cuya etimologia deriva del vocablo latino , para algunos autores, el ensayo es un produc- Jiteraturas antiguas y medioevales. Antes de el género evolucioné desde los didlogos d clasicas de Plutarco y Sé = oe eae oe ‘San Agustin, por citar unos ejemplos. En 103 4 dad 2A caso, después de Montaigne, ¢l ensayo dejo de ser una ee literaria esporadica, adquiriendo de inmediato aie are eer taleza, a través de escritores como Francis Bacon y Abrah pepe aoe en Inglaterra; y René Descartes y Blaise Pascal, en Francia; chisimos otros. pe 3. El texto ensayfstico admite una divisién esac hfe, los dos planos simples del lenguaje: la expresion y ee cin: Hielmslev, 1974). En verdad, ambos aspectos se PrEsSHett Poe dos solidariamente durante la lectura; no obstante, SU a Ag. pro- dece a fundamentos metodoldgicos elementales. Por una P: mo aistica sa constituye la forma por antonomasia de la expresion ¢! is es : Ja cual alcanza valores estéticos vigentes dentro de los — 0! a3 comunicacion literaria. Y por la otra, el plano del conteni F se = r cula en rededor de una imagen conceptual, con propension a ia mo! i semia, tal como en los mensajes filoséficos o cientificos. En Beeaies $s metaféricos, Sucre (1976) refiere esta dualidad, comparando al ensa- yo con un dios pagano de dos caras: “Como un dios Jano, el ensayo tiene dos caras: una que mira hacia la filosofia, otra que mira hacia Ta estética”. 4. En rigor, el ensayo es refractario a los registros prosddicos de ja versificacion, exhibiéndose sélo mediante los recursos técnicos de ia prosa. Mas la prosa del ensayo es expositiva a diferencia de las pro- Sas narrativa, teatral @ poética. Como es sabido, la prosa novelesca es diegética porque remite a peripecias y sucesos relatados por medio de una vor imaginaria: el narrador, la prosa teatral resulta mimetica ya que, en instancia tiltima, est4 destinada a la representacion de una his- tora por de unos actores ante un publico; y en la prosa poéti- ca, el hablante Ifrico potencia las facultades ritmicas del discurso en

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