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D e la «cuestión social»

a los «problemas urbanos»:


los reformadores y la población de las
metrópolis a principios del siglo XX

Christian Topalov

La idea de que hay «problemas urbanos» es re- cífico. E n 1907, William Beveridge prepara la
ciente. Tiene su origen a comienzos del siglo X X creación de las oficinas públicas de colocación
en los reformadores de la vivienda y los primeros y el seguro de desempleo que se instaurarían
urbanistas, losfilántroposy los trabajadores socia- pocos años después en el Reino Unido. Beve-
les que tenían que enfrentarse con la realidad de ridge, que en el decenio de 1940 llegaría a pro-
las grandes metrópolis del m u n d o industrial. poner el sistema de seguridad social caracterís-
Cambiar la ciudad para cambiar la sociedad y, en tico del »welfare state» y acabará en la C á m a r a
particular, el pueblo, tal era su visión estratégica. de los Lores, no era entonces sino un modesto
El movimiento de reforma urbana que en- trabajador social. En los años de depresión que
tonces se inicia simultáneamente en Europa y acababa de vivir su país había dirigido una ins-
América del Norte no es un titución pública de asisten-
fenómeno aislado, sino que cia en u n barrio de L o n -
Chrislian Topalov es el Director de In-
se vincula, tanto por los vestigación en el Centro de Sociología
dres. D e esa experiencia sa-
h o m b r e s c o m o por las Urbana. Centre National de la Recher- có una interesante lección
ideas, a un proyecto multi- che Scientifique, París. Francia. H a ejer- que expondrá ante la C o -
cido actividades docentes en la Univer-
forme de reforma social sidad de Columbia, Nueva York, y en el
misión Real encargada de
que se definirá y ampliará a King's College, Cambridge y en la New la reforma de la Ley de Po-
partir de 1880. Aquí m e School for Social Research, Nueva York. bres con estas palabras:
propongo examinar la hi- Ahora está investigando la historia c o m - «El problema del exceso de
parativa de las reformas sociales y urba-
pótesis según la cual en esa nas en París, Londres y Nueva York. E n - m a n o de obra se m e hizo
época se asentaron las ba- tre sus m á s recientes publicaciones se evidente hace tres años en
ses del nuevo ordenamien- cuentan Le logement en France. Histoire Stepney, durante mi prime-
d'une marchandise impossible (1987) v
to del sistema de poder que Villes Ouvrières 1900-1950 (éd. con Su- ra experiencia c o m o admi-
a la vez pone frente a frente sanna Magri. 1990). nistrador de un fondo de so-
y une clases dominantes y corro. El que se proponía
clases subalternas. ayudar a trabajadores oca-
Al proponer la sociedad y la ciudad como objetos sionales quedaba m u y pronto desbordado, pues-
de la acción racional, los movimientos de reforma to que el número era incesante. Los hombres no
prepararon el surgimiento de las políticas sociales estaban desocupados todo el tiempo, ya que de
y urbanas modernas, cuyas consecuencias han otra forma hubieran muerto de hambre, salvo
marcado profundamente nuestro tiempo. que fueran mantenidos por sus esposas, lo que
sólo se puede hacer hasta cierto punto. Era ob-
vio que conseguían algún que otro trabajo (...).
Dos eminentes reformadores Comprendí que el hecho de obtener algún traba-
jo de vez en cuando era m á s importante que el
Escuchemos en primer término a dos persona- hecho de no trabajar en otros momentos. Había
jes de comienzos de siglo que ambos formula- que subrayar el hecho positivo de que bastaba
ron un «problema social» aparentemente espe- alguna actividad para que se mantuvieran a flo-

R I C S 125/Set. 1990
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te en el m i s m o lugar, aunque, eso sí, en condi- generalización forzada de una relación salarial
ciones m u y poco satisfactorias»1. estabilizada, nuestro trabajo m o d e r n o .
E n estas observaciones se encierra a m i jui- Volvamos ahora a otro país y a otro «pro-
cio el núcleo inicial del pensamiento reforma- blema». Henry Sellier, alcalde socialista de u n
dor en que se inspirarán los conceptos moder- suburbio de París, desempeña en los años 1910
nos de d e s e m p l e o y trabajo asalariado 2 . un lugar importante en la reforma de la vivien-
Beveridge se refiere a los estibadores del East da en Francia. Poco antes de la Primera Guerra
End, aunque sus observaciones se pueden apli- Mundial sostiene que hay que crear una oficina
car a u n sector m u y amplio de la población de pública de viviendas económicas en el departa-
las grandes ciudades. Estas personas que en ple- mento del Sena:
na metrópolis sobreviven trabajando un día sí La ciudad (...) y las condiciones de alojamiento
y otro no, hay que hacerlas desaparecer. Char- ejercen u n a influencia decisiva sobre la •
les Booth, observador infatigable de las masas mortalidad y la educación del pueblo. H a y
laboriosas de Londres, había dicho ya veinte que arrancar a los obreros de los placeres
años antes que esos asalariados intermitentes groseros de la ciudad y de la fascinación de
constituían «el grano del problema social»3. la calle, la taberna y el café concierto7.
Beveridge prosigue su discurso y llega a una La frase recuerda el moralismo tradicional,
conclusión sorprendente: el problema no reside pero es también reveladora del hecho de que,
en que no hay trabajo para esos obreros, sino en para este socialista, la educación es el requisito
que lo hay. E indica la operación, verdadera- previo de la emancipación colectiva del prole-
mente quirúrgica, que corresponde efectuar de tariado. El progreso social exige u n cambio ra-
urgencia: dical de las costumbres obreras, y ese cambio
L a bolsa de trabajo no resultará conveniente no depende sólo del alojamiento, sino también
para el hombre que quiere trabajar u n día de las condiciones globales de la vida urbana.
por semana y descansar los restantes, ni Sellier expresa aquí una evolución característi-
tampoco, a largo plazo, para quien desea ca del proyecto reformador de la ciudad. H a
contratarse en forma ocasional. E n estos pasado la época de las intervenciones aisladas y
casos la bolsa de trabajo tomará ese día las viviendas modelo, incluso la época de las
semanal para darlo a otro trabajador que primeras experiencias del Garden City M o v e -
ya tiene cuatro días a la semana, de m o d o ment. Lo que hay que hacer entonces es racio-
que pueda ganarse correctamente la vida. nalizar la expansión m i s m a de los suburbios8.
Corresponderá a usted (Beveridge se diri- E n el marco de esta visión de una ciudad plani-
ge al profesor Smart) tomar a ese primer ficada, la construcción de ciudades-jardín es
h o m b r e y educarlo para que llegue a tener considerada c o m o « u n factor esencial de la
mejores costumbres 4 . educación popular en la lucha contra la vivien-
Se trata así de transformar a los trabajado- da insalubre, la tuberculosis y el alcoholismo»9.
res intermitentes, ya sea en asalariados regula- Y Sellier formula así el principal concepto ope-
res, ya sea en desocupados completos. Beverid- ratorio de la reforma y que, al m i s m o tiempo,
ge lo admite claramente cuando dice que el constituye el principio que la legitima:
sistema, en u n principio, «aumentará el n ú m e - L o que distingue el concepto de ciudad-jardín
ro de quienes carecen completamente de traba- de la fórmula hasta entonces en vigor en
jo, convirtiendo lo que es una reserva en u n materia de vivienda urbana es la percep-
excedente» 5 . Esta estrategia del reformador ción clara y nítida no solamente de las ne-
arroja una luz propia sobre los puros conceptos cesidades del individuo m a s también de la
del economista. L o que Alfred Marshall califica necesidad de unas relaciones comunita-
de »desempleo sistemático»13 y Beveridge de rias10.
«subempleo» no son otras tantas categorías de Para Sellier, al igual que para sus equivalen-
análisis sin m á s . Se trata de conceptos que des- tes británicos o estadounidenses, aunque n o
criben prácticas de los obreros y de los emplea- compartan sus convicciones políticas, la acción
dores que hay que combatir y designan algunos reformadora tiene bases científicas que corres-
sectores populares que simplemente deben des- ponden al enunciado objetivo de ciertas necesi-
aparecer. El «desempleo involuntario», el des- dades del individuo y de la sociedad: el aire, la
empleo moderno, parece tener su origen en la luz, la belleza y nuevas relaciones sociales.
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La ciudad-jardín de Suresnes, un proyecto de viviendas a buen precio, cuyo promotor fue Henri Sellier, alcalde
socialista de esta ciudad del cinturón de París, D . R

Pero surge un problema: los propios traba- blación acepta vivir de cualquier manera
jadores no comparten esas preocupaciones. Sel- por atroces que sean las condiciones higié-
lier comprueba en 1922: nicas13.
D e b e m o s luchar contra la tendencia generali- Veiller tenía un conocimiento directo de la
zada de nuestros obreros a ignorar el valor situación. Inspirador de la ley de regulación de
de la vivienda y el hecho de que se satisfa- las viviendas obreras de 1901 en el Estado de
cen con cobijos insalubres, negándose a Nueva York, lucharía en la Charity Organisa-
hacer los sacrificios necesarios para conse- tion Society y luego en la National Housing A s -
guir una vivienda digna del ser h u m a n o " . sociation por el cumplimiento de la ley y su
Esta observación, confirmada por las esta- extension a otras grandes ciudades norteameri-
dísticas del presupuesto de las familias obreras canas. En todas partes tropezó con la oposición
analizadas en especial por el sociólogo Maurice de los propietarios de tugurios y también con la
Halbwachs 12 , discípulo de Durkheim, recuerda de las familias populares.
lo que unos años antes decía Lawrence Veiller, Podemos ver así que dos políticas sociales
dirigente de los housing reformers de tradición progresistas (el seguro de desempleo y la refor-
filantrópica en Estados Unidos de América: m a de la vivienda) tienen su origen en un pro-
La idea de que miles de personas viven en las yecto educativo relativo a los trabajadores ur-
condiciones que se observan en las gran- banos y no en las exigencias de estos últimos.
des ciudades estadounidenses porque no Esas políticas sociales contrariaban dos hábitos
hay otro lugar donde puedan vivir resulta bien arraigados en las clases populares: la m o -
injustificada y no corresponde a los he- vilidad e intermitencia del empleo asalariado y
chos. Debemos, pues, reconocer franca- la preferencia por las viviendas baratas de sus
mente que una parte importante de la po- barrios tradicionales.
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Trabajadores y reformadores las cuestiones planteadas por la quiebra de las


certidumbres que compartían los progresistas
La relación entre los trabajadores y las refor- de todos los horizontes teóricos y que habían
mas n o se puede resumir en una sola frase. Sin sido consolidadas en tres cuartos de siglo de ac-
embargo, las explicaciones simplistas abundan. tividad e historiografías reformistas. Natural-
La epopeya progresista ha sido escrita ante mente, sería posible estudiar históricamente
todo por los propios reformadores y atribuye a ese cambio radical de criterios, coincidente con
éstos la iniciativa: en esa epopeya, los reforma- la crítica de los sistemas de bienestar social for-
dores, ilustrados por la ciencia, libran un c o m - mulada por los teóricos de enfoque «radical»,
bate justo contra la ignorancia y los intereses marxista o libertario de la década de 1970 que,
creados y hacen posibles los cambios necesa- curiosamente, siguió de cerca el movimiento
rios para la modernización de la sociedad14. Es- conservador, al proponerse eliminar todas esas
te mito fundador ha dado origen a otros dos «conquistas sociales». Pero esta es otra histo-
que lo contradicen en formas diversas. L a tra- ria.
dición «radical» se s u m a a la idea de progreso, Circunscribiéndonos al ámbito elegido, hay
aunque presenta las cosas en un orden diferen- que sintetizar los resultados de algunos estu-
te: las reivindicaciones y luchas populares ha- dios sobre el comportamiento de los trabajado-
brían obligado a la burguesía a establecer gra- res en los dos ámbitos de reforma menciona-
dualmente el sistema de bienestar social que el dos18.
capitalismo necesitaba15. Por su parte, los teó- E n materia de colocación y seguro de des-
ricos del control social están desilusionados y empleo, la iniciativa corresponde claramente
consideran que todas las políticas inventadas al c a m p o de los reformadores. «Organizar el
por los reformadores son formas cada vez m á s mercado de trabajo», lograr que la contrata-
refinadas de dominación, una extensión sin fin ción deje de estar en manos del capataz, el sin-
de las ramificaciones del poder16. El inconve- dicato o la oficina privada parasitaria, raciona-
niente de todas esas interpretaciones en sus for- lizar la movilidad de los obreros, tales son las
mulaciones más rígidas (no obstante los apor- misiones que se confía a las oficinas públicas
tes considerables de las dos que h e m o s de colocación. Por su parte, el seguro de desem-
mencionado en último término) es que no lle- pleo está destinado a diferenciar los verdaderos
gan a tener en cuenta que en los procesos histó- desempleados, trabajadores regulares que se
ricos mencionados intervienen por lo menos encuentran provisionalmente sin trabajo y se-
dos elementos, los de arriba y los de abajo, don- rán indemnizados, de los falsos desocupados,
de ambos cambian al m i s m o tiempo que el sis- asalariados intermitentes y pobres crónicos
tema de poder que los une. E n otras palabras, que habrá que tratar por otros medios.
ambos términos son el resultado de una inter- Pero sucede que los reformadores encuen-
acción, marcada por vacilaciones y sorpresas, tran un modelo: las organizaciones mejor esta-
entre prácticas y movimientos populares e ini- blecidas de obreros especializados se ocupan
ciativas de las clases dirigentes (empresarios, desde hace tiempo de encontrar trabajo a sus
expertos y gobierno). Por supuesto las modali- miembros y paliar la ausencia de salario. Esas
dades de esta relación varían según los países, organizaciones procuran ubicar a sus m i e m -
los ámbitos de la reforma, las épocas históricas bros en los talleres, prolongando así las tradi-
y los grupos obreros. ciones de aprendizaje y contratación en el seno
E n todo caso, desde hace unos 20 años, se de familias, equipos profesionales y grupos de
acumulan elementos historiográficos que indi- origen. E n cuanto a sus sistemas de out-of-work
can que al menos antes de la Primera Guerra benefits o secours de chômage (subsidio de pa-
Mundial los obreros se mostraban reticentes y ro), m á s o menos antiguos y desarrollados se-
a veces francamente hostiles a muchas medidas gún la industria y el país, no hacen m á s que
de política social elaboradas en los medios re- institucionalizar una práctica informal m u y co-
formistas y aplicadas por políticos liberales nocida: la colecta, «passing the hat round».
progresistas o solidaristas. Henri Pelling fue Estos dispositivos están destinados sin
uno de los primeros que sembró dudas en un duda a aliviar las dificultades de la vida obrera,
artículo iconoclasta que publicó en 1968 ' 7 ; des- pero son sobre todo elementos de una estrate-
pués de esa fecha, otros autores han explorado gia que se propone controlar la contratación19.
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D e la lucha despiadada contra los rompehuel- formarse y adecuarse a las funciones que les
gas, decisiva para el éxito inmediato de la ac- asignaban sus nuevos amigos.
ción colectiva, a la reivindicación del »closed Contemplar los subsidios sindicales de des-
shop», las prácticas de los sindicatos franceses, ocupación c o m o una forma de «seguro» impli-
británicos y estadounidenses de comienzos de ca ya una intervención, consistente en otorgar a
siglo son coincidentes al respecto, pese a las di- una práctica obrera un significado que le es aje-
ferencias ideológicas que puede haber entre no. T o m e m o s dos índices de esa distorsión ca-
ellos y la disparidad entre los resultados obte- racterística del pensamiento reformador. E n
nidos. primer lugar, los sindicatos «confunden» a m e -
Desde esta perspectiva, la colocación por el nudo las diversas circunstancias que acarrean
sindicato y el subsidio de desempleo son prácti- la pérdida del salario: la huelga, el lock-out, la
cas íntimamente vinculadas entre sí. El subsi- falta de trabajo y a veces la enfermedad y la
dio permite sobrevivir al trabajador sindicado invalidez. En todos estos casos se otorgan sub-
hasta que encuentre trabajo, pudiendo así re- sidios y en las cuotas sindicales rara vez distin-
chazar las ofertas de salarios inferiores a la tari- guen la parte destinada afinanciarespecífica-
fa sindical o provenientes de un empleador que mente los subsidios de desempleo. El «seguro»
constará en la «lista negra» o estará sometido al que no define los riesgos cubiertos y que no exi-
boicot de la organización. El subsidio incita al ge el pago de una prima es evidentemente algo
obrero a formar parte del sindicato, con lo que raro. A d e m á s , el pago de la prima por desem-
éste fortalece su control sobre la oferta de m a n o pleo debería interrumpirse cuando desaparece
de obra. El subsidio contribuye también a cen- la desocupación o ésta deja de ser involuntaria.
tralizar el mercado en un sitio único, local sin- Desde el comienzo todos los sistemas públicos
dical, bolsa de trabajo o cantina, donde se in- se basaron en esta regla: quien rechazaba un
tercambian informaciones sobre los puestos de empleo propuesto por la oficina de colocación
trabajo, las condiciones laborales y otras cues- perdía automáticamente el subsidio. Los subsi-
tiones, siendo el lugar desde el que se propaga dios sindicales funcionan de manera completa-
la doctrina sindical o las ideas revolucionarias, mente distinta y van acompañados de la prohi-
aunque también allí puede afianzarse el poder bición de aceptar un empleo cuyo salario sea
del dirigente sindical corrompido, pero eficaz. inferior a las normas sindicales o proporciona-
A ese respecto, los nuevos trabajadores pueden do por un empleador quefiguraen la lista ne-
ser dados de alta en la organización o elimina- gra. El subsidio de desempleo ofrece así la posi-
dos sin apelación de un mercado de trabajo bilidad de rechazar un empleo disponible.
bien controlado. Esas diferencias no interesan Cabe comprender así la reacción de muchos
a nuestro estudio. Lo que importa es observar sindicatos a los proyectos de estatización de
que el subsidio de desempleo no constituye tan- esos sistemas. N o es sólo que no lo hayan pedi-
to un mecanismo de previsión c o m o un a r m a do, sino que además temen perder con su inde-
de combate y un medio para afianzar la solida- pendencia un medio de acción que para algu-
ridad de u n grupo obrero. nos tiene una importancia capital. Exigen en
La observación de esta experiencia llevó a cambio que el Estado o las municipalidades
los reformadores de comienzos de siglo a ima- proporcionen trabajo en los períodos de depre-
ginar instituciones públicas que duplicaran, in- sión cíclica y cuando ello n o es posible que se
tegraran o reemplazaran los mecanismos sindi- les otorguen subsidios públicos sin condicio-
cales. Los reformadores incorporaron a su nes: «Work or Maintenance» pasa a ser a partir
proyecto el modelo creado por los sindicatos, de 1906-1907 la consigna de los laboristas bri-
aunque cambiando su significado. Era necesa- tánicos. Sin embargo, los que manifiestan algu-
ria una cierta dosis de audacia para hacer caso na vacilación son los sindicatos de obreros
omiso de la actitud combativa de los patronos y poco calificados, cuyos salarios son demasiado
considerar que las organizaciones sindicales n o bajos para poderfinanciarun sistema de subsi-
eran ya una amenaza, sino uno de los elemen- dios mutuos. Los acuerdos a que se llega en
tos de un nuevo orden político en el que los Francia en 1905 yen Inglaterra en 1911 permi-
obreros dejarían de ser los bárbaros que acam- ten que los sindicatos intervengan en la gestión
pan a las puertas de la ciudad. Para ello, natu- de los sistemas públicos, lo que acalla su oposi-
ralmente, los propios sindicatos debían trans- ción inicial.
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En cuanto a la reforma de la vivienda, tam- rren a la autoconstrucción: esos métodos per-


bién resulta claro que la doctrina higienista no miten mantener las solidaridades del barrio de
nace en el seno del movimiento obrero y éste origen o de oficio y proporcionan además una
tarda m u c h o en llegar a considerar favorable- vivienda propia de la que nadie podrá pedirles
mente (y bajo condiciones) la hipótesis de la cuentas.
construcción de viviendas públicas. El silencio prolongado de las organizacio-
Es sabido que, al menos hasta elfinalde la nes obreras sobre el problema de la vivienda
primera guerra, las acciones colectivas de los tiene todo su significado a partir de estas c o m -
inquilinos iban dirigidas contra las expulsiones probaciones. E n distintos momentos, aunque
y el aumento de los alquileres, especialmente raramente antes de 1914, los partidos, sindica-
en los períodos de escasez aguda de viviendas tos o asociaciones adoptan el lenguaje del higie-
obreras20. Por otra parte, el lenguaje y las for- nismo; ese cambio de actitud va siempre unido
mas de estos movimientos revelan un odio pro- directamente a la presencia de elementos refor-
fundo hacia los propietarios y hacia sus repre- madores procedentes de las clases medias. Su
sentantes: los porteros y los administradores. apostolado tropieza con frecuencia con el rece-
En las viviendas modelo de losfilántroposse lo de una parte de los dirigentes y la «pasivi-
observan muchos ejemplos de negativa a apli- dad» de los trabajadores, por lo que se produ-
car los reglamentos de los inmuebles, y en los cen prolongados eclipses en la reivindicación
casos en que una reglamentación pública impo- de «alojamientos salubres». A d e m á s , la posi-
ne a los inquilinos ciertas normas de utiliza- ción de los sindicatos difiere en algunos puntos
ción, los inspectores sanitarios deben librar esenciales de las propuestas de los reformado-
una guerra de desgaste que con frecuencia pier- res. Para los dirigentes obreros, denunciar los
den. «tugurios» constituye ante todo un argumento
Este tipo de resistencia y de reivindicación adicional para reivindicar salarios decentes y
tiene su origen en las prácticas cotidianas de los una negociación colectiva. También se observa
habitantes en relación con la vivienda. Quedar con frecuencia un rechazo del paternalismo y
en el barrio es la exigencia m á s habitual, pues de la injerencia de las autoridades; ese rechazo
en el barrio encuentran los trabajos (muchas reviste por supuesto formas diversas de expre-
veces precarios), los numerosos recursos de la sión política. E n todos los países están rechaza-
gran ciudad y la solidaridad entre pares, indis- das las «company towns» y las viviendas obre-
pensables a la economía doméstica. Dentro de ras construidas por las empresas; pero hay m a -
los límites estrechos del barrio popular, la m o - tices diversos en cuanto a la intervención esta-
vilidad de residencia es intensa. Se observan tal. La American Federation of Labor de G o m -
con frecuencia mudanzas precipitadas cuando pers aceptó oficialmente en 1914 el principio
no es posible pagar el alquiler o cuando se han de la intervención pública, pero sólo en forma
acumulado deudas. La gente se m u d a con fre- de préstamos a bajo interés destinados a que
cuencia en la m i s m a calle e incluso en el m i s m o los trabajadores o que las cooperativas sindica-
edificio, para adaptar el alquiler a los recursos les construyeran las viviendas según sus crite-
del m o m e n t o . Alquilar una vivienda más pe- rios21. E n cambio, la Confédération Générale
queña o ceder una pieza o una cama constitu- du Travail de Francia reivindicó en 1918 un
yen un medio habitual para reducir los gastos. vasto programa de construcciones públicas exi-
D e todos modos, buena parte de las actividades giendo al m i s m o tiempo que la mayoría de re-
cotidianas se desarrolla en espacios públicos: el presentantes de los comités se atribuyera a los
patio, la calle, la taberna. Y nadie piensa en sindicatos, las asociaciones de inquilinos y las
reclamar las «habitaciones sanas» de las lejanas municipalidades, socialistas naturalmente22.
ciudades-jardín de los reformadores; la oposi- La exigencia de autonomía obrera, ya se expre-
ción es total, aunque raramente tenga resulta- se en el lenguaje del individualismo o del pan-
dos cuando los especuladores o los municipios sindicalismo, es una constante que se extende-
se han propuesto demoler los «sectores insalu- rá cuando m e n o s hasta pocos años después de
bres». Los obreros que tienen un trabajo m á s la Primera Guerra Mundial.
fijo y unos ingresos más elevados y regulares En a m b o s asuntos (seguro de desempleo y
comienzan a emigrar hacia los suburbios, se or- vivienda) las cosas siguen evolucionando. T a n -
ganizan en sociedades mutuas de ahorro y recu- to en Francia c o m o en Gran Bretaña la fuerza
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creciente, a partir de 1910, de sindicatos y parti- «clases peligrosas» al referirse a los habitantes
dos obreros, la creación de instituciones públicas de los barrios obreros de las grandes ciudades.
de seguros o de ayudas, de oficinas de colocación, Esta representación permitía describir a una
de constructores públicos y, sobre todo, la expe- masa h u m a n a poco diferenciada que habitaba
riencia decisiva de la economía de guerra impri- en espacios urbanos precisos en los que se su-
m e n una evolución rápida a las posiciones de las ponía que se concentraban los flagelos sociales
organizaciones obreras. E n Estados Unidos se y de donde en cualquier m o m e n t o podía surgir
observan tendencias idénticas en la misma épo- una amenaza: crímenes, epidemias, violencia,
ca, pero el cambio decisivo sólo se producirá con insurrección. Esa mirada coexiste y entra en
el N e w Deal. D e ese m o d o , una parte de las pro- competencia con otra visión pintoresca del
puestas de los reformadores se convierte en rei- pueblo, según la cual, aplicando a la ciudad m é -
vindicación obrera. Hay distorsiones importan- todos similares a los de los folkloristas, se con-
tes entre las primeras y las segundas, aunque esta sidera con una mezcla de curiosidad y de temor
evolución será el indicio de la afirmación de u n a los personajes de la calle. Ahora bien, en
nuevo sistema de poder. cuanto se produce una crisis social, los matices
desaparecen, y la cuestión es reprimir a las
«masas» consideradas c o m o criminales. E n el
Ciencias y administración curso del siglo XIX, en cuanto una parte de los
trabajadores empieza a organizarse en sindica-
Las estrategias de reforma que se insinuaron a tos y agrupaciones políticas, los problemas pa-
partir de los años 1890 prefiguraron así un giro san a pertenecer a una categoría única, la «cues-
importante en la relación de poder entre domi- tión social». Esta configuración de las
nantes y dominados. Para que se establecieran representaciones coincidió con la práctica ba-
verdaderamente sería necesario que todos los sada a la vez en la violencia del Estado con res-
participantes cambiaran. Pero, previamente, pecto a la conducta de rebelión individual o co-
para elaborarlas, hubo que remodelar las repre- lectiva y en dispositivos de asistencia y de
sentaciones de los problemas e inventar nuevos represión destinados a actuar directamente so-
instrumentos de intervención. bre los individuos y las familias. Podemos dar a
Las representaciones del otro son insepara- este sistema de poder el nombre de modelo dis-
bles de las técnicas de acción sobre el prójimo. ciplinario-represivo.
Las categorías que permiten pensar la realidad A partir de 1890 se produce una doble
social, y las prácticas destinadas a modificarla transformación de la mirada y del proyecto
(saberes y poderes), forman todo un sistema. práctico sobre el pueblo. Por una parte, las
Los manuales de ciencias sociales procuran bo- «clases peligrosas» dejan de contemplarse en
rrar esta historicidad radical al omitir toda re- bloque. Se empieza a distinguir entre «clase
ferencia a las relaciones prácticas de los «clási- obrera respetable» y masas empobrecidas, a las
cos» con la sociedad de su tiempo, a los autores que se clasifica progresivamente en categorías,
que retrospectivamente se consideran menores cada una de ellas sujeta a un tratamiento parti-
y a las disciplinas «precientíficas» del pasado. cular y adaptado a su situación. Así, los clientes
Ahora bien, a comienzos de siglo, las na- habituales del hospital, del workhouse (asilo) o
cientes ciencias sociales inician una profunda de las instituciones de asistencia comienzan a
transformación de las representaciones del ser tratados de forma diferente según se los si-
otro, el obrero, el pobre. Se trata de una de esas túe en las categorías de los viejos indigentes, de
remodelaciones periódicas de la visión de los las madres y niños sin recursos, de los desocu-
dominados por los dominantes que se produ- pados, de los vagabundos, de los débiles menta-
cen en función de las dificultades con que tro- les y de los delincuentes juveniles. Al m i s m o
pieza el propio ejercicio de la dominación. Ese tiempo, la «cuestión social» se fragmenta en
«otro» al que nos referimos es el pueblo de las una serie de «problemas sociales», con la inten-
ciudades, aunque se pueden observar evolucio- ción de hacerla desaparecer. A cada uno de es-
nes análogas, por ejemplo, en lo que concierne tos problemas debe corresponder un ámbito de
al indígena o al loco. saber, una especialidad profesional y unas téc-
Desde los comienzos de la revolución in- nicas específicas de intervención. D e este m o -
dustrial, la burguesía utilizaba la categoría de do se autonomizan por ejemplo los problemas
344 Christian Topalov

del alcoholismo, la tuberculosis, la escolariza- por recurrir a soluciones municipales o estata-


ción, el aprendizaje, la vivienda, el urbanismo les. Y cuando las administraciones públicas re-
y el desempleo. El sentido c o m ú n de las clases sisten a su remodelación necesaria, son objeto
medias con respecto al obrero sufre entonces de críticas severas: subordinación en grado ex-
una transformación y adquiere una configura- cesivo a los azares de la política y las institucio-
ción nueva que se revelará sumamente sólida y nes representativas o demasiado ligadas a las
durable. L a literatura naturalista y populista, redes de clientelismo, llegan a ser consideradas
las revistas ilustradas, el discurso político neo- ellas mismas c o m o objeto de la reforma.
liberal, progresista o solidarista y, m á s tarde, el E n el proceso de constitución de la mayoría
gran giro plasmado en la «unión sagrada» de la de los nuevos ámbitos de la actividad reforma-
Primera Guerra Mundial, desempeñan un pa- dora se observa una característica segmenta-
pel importante en la difusión de este cambio de ción: lo que ocurre en el lugar de trabajo queda
mirada. fuera de la cadena de determinaciones. E n efec-
E n ese doble proceso de descomposición y to, las intervenciones se especializan. Mientras
recomposición de las representaciones y, según unos se ocupan de la empresa y, especialmente,
se espera, de la realidad, aparece una novedad de las condiciones de trabajo, otros definen su
de peso, y es que la ciencia y la administración, terreno fuera del ámbito de trabajo; se estable-
estrechamente asociadas, empiezan a desempe- cen así las condiciones necesarias para la inter-
ñar u n papel esencial. vención de una «cuestión urbana». D e este m o -
Las evoluciones de una y otra están vincula- do, la etiología oficial de la tuberculosis y las
das históricamente. L a sociología empírica construcciones estadísticas que proporcionan
nace de las encuestas obreras y urbanas realiza- su «prueba» ignoran los daños inherentes al
das por los misioneros de lafilantropíaque po- trabajo y sólo retienen la falta de higiene y la
co después empezarán a ser llamados trabaja- promiscuidad en las viviendas21. La larga tradi-
dores sociales, o por los administradores de las ción de las encuestas de barrio y, m á s tarde, la
instituciones de supervisión de las familias po- ecología urbana parten de la m i s m a premisa.
pulares. La etnografía científica y la geografía Cada disciplina retiene, del encadenamiento
h u m a n a están directamente asociadas a la acti- causal, los elementos transformables por la
vidad de las administraciones coloniales de ul- práctica reformadora especializada a la q u e
tramar o de los gobiernos militares en los terri- proporciona un lenguaje, y deja fuera los ele-
torios de la frontera estadounidense. L a mentos que escapan a su ámbito.
estadística social acumula datos y afina sus m é - Esta división implica a la vez un conoci-
todos en las nuevas administraciones laborales miento y un enmascaramiento de las realidades
y de salud pública, mientras el urbanismo se de la vida popular. Esta doble operación de sa-
afirma c o m o disciplina y profesión en el marco ber y n o saber desarticula las prácticas que tie-
de las municipalidades o de los grupos cívicos nen una coherencia para los diferentes grupos
locales. Estas diversas ciencias construyen se- populares y asigna a los elementos, convertidos
cuencias causales objetivas, a m e n u d o m e n s u - en autónomos, un sentido ajeno. T o m e m o s la
rables, entre los elementos que extraen de la noción de alcoholismo. El lugar esencial de so-
realidad social y, en especial, las prácticas p o - ciabilidad popular que es la taberna o el «pub»
pulares, con unafinalidadde transformación. se convierten en «L'assommoir». D e la m i s m a
Es lo que se produce, por ejemplo, cuando se manera, las diversas formas que reviste el cré-
supone una relación entre las condiciones de dito m u t u o obrero vinculadas a los rituales fa-
vivienda y la mortalidad o entre el empleo in- miliares del consumo son pensadas dentro de la
termitente y la pobreza o la desmoralización. categoría de ahorro, del m i s m o m o d o que las
Enunciar una relación causal equivale a de- transmisiones del saber y la técnica que d a n
signar un ámbito de reforma. Las ciencias deli- origen a las dinastías obreras y los grupos de
mitan así sus objetos, de manera que las a d m i - originarios son pensadas en función de esa ca-
nistraciones especializadas existentes o por tegoría que es la formación profesional.
crear puedan administrarlos racionalmente. Se observa una paradoja. La ciencia debe
C u a n d o la filantropía tradicional se muestra ser lo suficientemente «verdadera» c o m o para
incapaz de transformarse en función de los localizar objetos pertinentes con miras a r e m o -
nuevos objetivos, unos reformadores terminan delar la vida popular; al m i s m o tiempo, no pue-
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 345

ÏÉtïi

«Quartier populaire», barrio popular, montaje fotográfico de Robert Doisneau, 1960. Doisneuu/Rapho.
346 Christian Topalov

de corresponder con la realidad, ya que su fina- san de la m a n o de obra femenina, del trabajo a
lidad social consiste en ejercer una acción sobre domicilio y del trabajo intermitente. Pero al
sus objetos. Sin embargo, a veces la cosa mar- m i s m o tiempo necesitan mantener vínculos
cha. H e m o s visto que los reformadores adopta- privilegiados con los medios de la burguesía re-
ron el modelo del subsidio sindical de desem- formadora que pueden legitirmarlos social-
pleo para concebir las instituciones públicas de mente y con unos padrones que le serán tanto
seguro obligatorio que hacen funcionar el dis- más útiles cuanto que no existen los aparatos
positivo en dirección contraria a sus objetivos. administrativos que puedan recibirlos. A b u n -
En otro registro se observa que no era necesario dan los estribillos que cantan al unísono el
determinar todas las significaciones sociales de magnate y el reformador: Robert W . DeForest
lafiestaritual, el «potlatch», para comprender y Lawrence Veiller o Henry Morgenthau y Ben-
que su prohibición destruiría las capacidades jamin C . Marsh en Nueva York, Charles Booth
de resistencia de los indios de Columbia Britá- y el joven Llewellyn Smith en Londres, M a x
nica. Fue, sin embargo, necesario su estudio Lazard y Louis Variez en Paris y Gante. Colec-
por toda una generación de etnólogos24. tivamente, los primeros urbanistas y planifica-
La ciencia y la administración modernas es- dores urbanos están inmersos en un medio que
tán en manos de hombres nuevos. El notable les permite frecuentar la gran burguesía, los fi-
ilustrado, generalista de la reforma social, cede lántropos y los industriales ilustrados. La epo-
su lugar al experto. Cada nueva profesión ela- peya de la «reforma cívica» en Estados Unidos
bora una tecnología que le es propia, reivindica y, m u y particularmente, la historia de la Natio-
una legitimidad científica específica y se afir- nal Conference on City Planning nos hacen ver
m a con la creación de asociaciones que prego- c ó m o los medios empresariales necesitaban
nan su autonomía y de institutos de formación disponer de un personal reformador indepen-
que organizan su reproducción. A partir de los diente capaz de proporcionarles la legitimidad
años J910 se produce el giro anunciador en la científica que no tenían para partir a la recon-
desaparición de la precedente generación de re- quista de un poder municipal que habían per-
formadores y que marcará los años inmediata- dido a manos de «political machines» populis-
mente consecutivos a la Primera Guerra M u n - tas y, al m i s m o tiempo, q u e los nuevos
dial. profesionales eran incapaces de prescindir de la
H a y que observar algunos matices, ya que base social que les brindaba dicha alianza. E n
considero que la historiografía tiende con fre- Francia, el m i s m o proceso queda ilustrado por
cuencia a sobreestimar la autonomía de esas el surgimiento, en el M u s e o Social, del grupo
nuevas profesiones tanto en relación con la que en 1919 constituirá la Sociedad Francesa
burguesía reformadora tradicional c o m o en lo de Urbanistas.
concerniente a las relaciones entre ámbitos es- Por otra parte, a pesar de la segmentación
pecializados de reforma25. cada vez m á s clara de los ámbitos de la refor-
Claro que los nuevos expertos proyectan m a , los lazos entre unos y otros seguirán vigen-
una imagen de sí mismos que es la de la inde- tes al menos durante los dos primeros decenios
pendencia, que da a entender que no hablan y del siglo. Existe una estrecha red de organiza-
actúan para defender los intereses particulares ciones a la que cabe dar el nombre de «nebulo-
de ningún grupo, sino en nombre de los intere- sa de la reforma», cimentada por algunas insti-
ses superiores de la sociedad. Esta pretensión tuciones clave y muchos hombres polivalentes.
se basa en la objetividad de la ciencia a la que Es m u y revelador al respecto el estudio de la
sirven. Los profesionales de la reforma procu- genealogía y la topografía de los diferentes gru-
ran alcanzar unos objetivos que les son propios pos y la biografía y trayectoria de las distintas
y, para empezar, el hecho de que son impres- personalidades. Se puede ver así la unidad del
cindibles al progreso: proceden muchas veces campo de la reforma, muchas veces ignorada
de un medio modesto y su jerarquía social pasa por una historiografía que considera c o m o algo
por ese reconocimiento. D e esa forma entrarán natural la división de las políticas sociales que
en conflicto con unos intereses económicos obedecen precisamente al trabajo histórico que
m u y precisos, los de los propietarios de tugu- se realiza en ese período.
rios, de las compañías de servicios urbanos y de Los «problemas sociales» así construidos
los industriales, grandes o pequeños, que abu- por los nuevos profesionales adquieren la cali-
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 347

dad de realidades objetivas, c o m o puede c o m - La ciencia define las regularidades y el enca-


probar cualquier mente libre de prejuicios. denamiento de las causas y los efectos y procu-
Quedan de este m o d o despolitizados y escapan ra formular predicciones. Por ejemplo. Park y
al ámbito de las controversiasficticiasy peli- Burgess afirman en su manual de 1921 que:
grosas del enfrentamiento democrático. E n Al parecer, la sociología... podría convertirse
poco tiempo, personajes situados en puntos dife- de algún m o d o en una ciencia experimen-
rentes e incluso opuestos del abanico político o tal y llegará a ello en la medida en que sea
social adoptarán un lenguaje c o m ú n que deli- capaz de definir los problemas existentes
mitará el terreno de sus enfrentamientos. Ese de tal manera que los resultados obtenidos
consenso reúne en ciertos ámbitos y ciertos en un caso demuestren lo que podría y de-
momentos a los conservadores, los liberales y bería hacerse en otro27.
los representantes del movimiento obrero, aun- En un sistema causal de ese tipo no hay lu-
que la permeabilidad de estos últimos para con gar para las determinaciones individuales. Está
los temas de la reforma se produzca de manera de m á s echar de lado el moralismo. La mayoría
desigual según las profesiones y los países sobre de los individuos no son culpables de su pobre-
todo antes de la Primera Guerra Mundial. Los za ni de sus defectos, atribuidos con frecuencia
diferentes participantes adoptan a menudo un cada vez menos a la herencia social. Se difunde
lenguaje opuesto con respecto a los medios y, la convicción de que el medio produce la dege-
especialmente, el cometido del Estado en la neración y que es posible transformarlo m e -
aplicación de las reformas. También difieren, diante la reforma urbana. El desempleo, por su
c o m o es natural, en cuanto a la formulación de parte, será un «problema de la industria»28 y
lasfinalidadesúltimas. Pero comparten una vi- obedecerá por tanto a unasfluctuacioneseco-
sión fundamental de las necesidades, de las nómicas sobre las que no pueden ejercerse in-
normas de comportamiento más convenientes fluencias y a la desorganización del mercado
y de las técnicas de gobierno de lo social. Cabe laboral que ésta sí puede corregirse.
citar las convergencias entre Sellier y Siegfried Sin embargo, la nueva representación de la
o entre Veiller y Stein en lo concerniente a la causalidad no lleva a la desaparición de la ante-
vivienda, entre W e b b y Churchill en lo relativo rior. Si se considera que el tugurio o la conges-
a la asistencia o de Jaurès y Lyautey en su vi- tión urbana son las causas principales de los
sión de lo que debe ser el ejército moderno-16. males sociales, hay que admitir sin embargo
Esta superación de lo político se manifiesta en que algunas familias no pueden por menos que
el pragmatismo de muchos reformadores por engendrar la degradación de su medio ambien-
las modalidades institucionales de su acción. te: también la eugenesia es una ciencia. Y si las
Para Unwin o Abercrombie da francamente lo causas del desempleo son industriales y socia-
m i s m o que las ciudades-jardín sean construi- les, se procurará corregirlas con las nuevas tec-
das por los empleadores, por las cooperativas o nologías de la reforma, ya que hay también cau-
por los municipios. Es algo que dependerá de sas cuyo origen es individual. Las primeras
las circunstancias, principalmente políticas. Lo explican su magnitud estadística y las segundas
esencial es crear un nuevo tipo de espacio urba- su incidencia individual. Aparece así un resi-
no. A d e m á s , se observa una característica co- duo incomprensible que legitima la permanen-
m ú n a muchos autores: la impaciencia ante los cia de dispositivos verdaderamente disciplina-
obstáculos que tienen su origen en la irraciona- rios que habrá que racionalizar e incorporar a
lidad de las instituciones representativas y la un todo y cuya función será secundaria, aunque
lentitud de la burocracia. Y a no están lejos la sólo los soñadores podrán pensar que pueden
tentación tecnocrática e incluso autoritaria. ser erradicados.
En efecto, se plantea un problema delicado
cuando se procura comprender la especificidad
¿Un giro estratégico? de las políticas sociales del siglo X X . El modelo
de poder dominante se modifica, pero hay ras-
Cabe preguntarse c ó m o se articulan representa- gos esenciales del modelo disciplinario-represi-
ciones y acción en el nuevo sistema de poder vo que subsisten. Estos últimos pueden ser con-
que gradualmente relega a un segundo plano el siderados c o m o arcaísmos y, en especial, c o m o
modelo disciplinario represivo. testigos de la resistencia de los propios grupos
348 Christian Topalov

dominantes a modernizarse. Cabe recordar nen elaborar tecnologías científicas de gestión


también que una sociedad es siempre múltiple de los pobres (en la antigua nomenclatura) sa-
y que en su seno se articulan sistemas sociales ben m u y bien que siempre tendrán necesidad
que parecen pertenecer a épocas diferentes de de la política.
la historia: las manufacturas y los trabajadores A pesar de esto, se observa un cambio: ser
libres de la Europa del siglo xvni implicaban la reconocido c o m o alguien que tiene derecho a
esclavitud en el N u e v o M u n d o , c o m o la tecno- un subsidio no es la m i s m a cosa que recibir una
logía avanzada del actual Los Angeles coexiste limosna; ocupar una vivienda administrada
con los inmigrantes clandestinos de los talleres por unas autoridades municipales a las que se
de piezas electrónicas de Orange County. Sería ha contribuido a elegir con su voto no es lo mis-
demasiado fácil decir que esos desniveles obe- m o que depender de la voluntad de u n propie-
decen a resistencias a la modernización. Su rea- tario privado. Al contemplar las políticas socia-
parición es una prueba de que guardan relación les modernas c o m o una ampliación indefinida
con las desigualdades espaciales de la acumula- del control social, se dejan de ver esas diferen-
ción del capital y con la transformación de las cias importantes: un concepto que pretende ex-
formas productivas y urbanas y. por consi- plicar todo acaba por n o explicar nada. Ahora
guiente, con la estructura del poder29. bien, a comienzos de siglo tiene lugar un giro y
Por lo tanto, la permanencia de los disposi- el modelo disciplinario-represivo se atenúa
tivos represivos no representa sólo una remi- y deja paso a una nueva estrategia de alcance
niscencia del pasado, y la articulación del siste- reformador. Las tecnologías de lucha cuerpo a
m a m o d e r n o de poder con el sistema cuerpo en el propio terreno del adversario de-
disciplinario no es algo accidental. Los disposi- jan paso a las que cabría denominar de tecnolo-
tivos se apoyan sigilosamente en la vigencia del gías de la norma objetivada.
sistema disciplinario, sea ésta discreta o evi- La norma formaliza una necesidad objetiva
dente. El orden social reconciliado a que tien- del individuo y de la sociedad y al m i s m o tiem-
den las nuevas técnicas de poder se extiende sin po también el medio racional de satisfacerla.
duda a espacios sociales cada vez m á s amplios, La ciencia permite enunciar esa necesidad gra-
aunque no está al abrigo de los fracasos locales cias a un método experimental que puede apli-
ni tampoco de fisuras globales. Por ese motivo, carse a todos los aspectos de la vida social.
es posible que afloren los métodos represivos John Nolen, importante figura de la planifica-
hasta hacerse visibles de manera permanente ción urbana en Estados Unidos, se refiere en
en algunos sectores de la población y en algunas los siguientes términos a uno de los principales
coyunturas de importantes crisis a m á s amplia resultados del gigantesco laboratorio de moder-
escala. Desde esta perspectiva son comprensi- nidad que fue la Primera Guerra Mundial:
bles las posiciones de Sydney W e b b , uno de los « H a y leyes por las que se rige el bienestar hu-
primeros teóricos de la gestión moderna de lo m a n o , leyes científicas, y ahora sabemos
social y socialista por añadidura. A partir de mejor que nunca que conviene respetarlas.
1900, Sydney W e b b lucha denodadamente por La vivienda no es una excepción. H a y que
desarticular la ley de pobres en Gran Bretaña, respetar ciertas normas en materia de vi-
por suprimir el worklioit.se y por crear unos sis- vienda y también en materia de alimenta-
temas racionales de asistencia y formación. Sin ción, vestido, navios, municiones, cons-
embargo, proclama al m i s m o tiempo. trucción de fábricas, automóviles, aviones
«[...] la necesidad de contar en la base del siste- y toda la compleja maquinaria del m u n d o
m a de provisión pública con alguna insti- moderno» 1 1 .
tución en la que la gente pueda ser relega- La norma es abstracta y no ha sido formula-
da y mantenida por la fuerza. [...] U n a da para tal o cual grupo particular, para tal o
experiencia de reforma penitenciaria de cual clase social, sino que su valor es universal.
ese tipo resulta absolutamente indispensa- C a d a sistema normativo crea su nomenclatura
ble para la eficacia de un plan relativo al estadística capaz de clasificar a los individuos
desempleo» 10 . de manera unívoca y señalando la medida en
N o creo que en este caso se trate de mero que deben modificarse las condiciones que los
arcaísmo, de un residuo Victoriano en el seno caracterizan. Citemos al respecto la invención
del pensamiento moderno. Quienes se propo- de la llamada por Charles Booth «poverty line»
De la «cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 349

afinalesde la década de los años 1880, la defi- partes a partir de 1900 son el rostro oculto de
nición de los criterios de la superpoblación de los nuevos manuales de economía política de
las viviendas por las oficinas de censos y la de- Cambridge y de Yale. Los primeros arquitectos
finición, a últimos de la década de 1920, de las del movimiento moderno y los urbanistas fun-
normas por las que debían regirse los equipos cionalistas traducen a su manera el m i s m o sue-
colectivos por los teóricos de la «idea de uni- ño en el espacio: la ciudad industrial de Tony
dad vecinal». Los aparatos encargados de la Garnier es testigo de ello, y lo m i s m o puede
observación de las poblaciones y de poner en decirse de la m á x i m a de Léon Jaussely en la
práctica las normas no tienen por qué conocer postguerra: «Hay que producir mejor para vi-
a los grupos reales, les basta con hacer caso de vir mejor y hay también que vivir mejor para
las categorías que nacen de su propia interven- producir mejor: he aquí el axioma del día, cuya
ción. Cada individuo se sitúa en una serie de solución es el problema que atañe a la sociedad
posiciones independientes unas de otras cons- moderna» 31 .
truidas por varios sistemas de clasificación C o n todo, esta visión de una sociedad ato-
práctica. Mientras las leyes científicas ignoran mizada de productores eficaces y de consumi-
al individuo concreto, las normas que las cien- dores racionales suscita una inquietud impor-
cias permiten establecer reconstruyen a un in- tante expresada por Durkheim con el lenguaje
dividuo diferente, que se convierte en sujeto de de la anomia y que las representaciones de la
la administración. sociedad c o m o organismo tienden a superar.
La norma queda objetivada en reglamentos La armonía del todo implica la integración de
administrativos o espacios construidos en los las partes, y esta integración tiene que llevarse a
que la racionalidad se impone a todos indepen- cabo a través de grupos de dimensiones limita-
dientemente de las voluntades individuales, das en los que la norma se imponga eficazmen-
tanto de los gobernantes c o m o de los goberna- te sin que haya ninguna intervención externa.
dos. La norma es la segunda m a n o invisible, la Se trata esencialmente de la familia y del ba-
izquierda tal vez. Su m o d o específico de operar rrio. La visión de este último cambia de signo.
consiste en que de ella arrancan las formas so- Liberada de su definición clasista, la comuni-
ciales aulorreguladas. Mencionaré dos formas dad local reconstituida sobre nuevas bases pue-
esenciales: el individuo racional y la comuni- de convertirse en el vector fundamental de la
dad primaria. acción reformadora gracias a los planificadores
El pensamiento económico neoclásico aca- y a los servicios sociales. E incluso, y en la m e -
ba de inventar los conceptos de consumidor ra- dida en que las organizaciones sindicales sean
cional y de trabajo c o m o factor de producción. ya un hecho, habrá reformadores que acaben
T o d o el m u n d o busca lo óptimo. Esta construc- considerándolas c o m o uno de los instrumentos
ción reemplaza ventajosamente la representa- posibles de la reconstitución del vínculo so-
ción formulada por Marx de una fuerza traba- cial.
jo-mercancía obligada a venderse a su precio de Los dos ámbitos de la reforma evocados en
reproducción. Pero los reformadores tienen un el presente artículo (los sistemas de asistencia y
sentido pragmático y saben que el homo œcono- la vivienda popular) permiten ilustrar algunos
micus todavía no ha nacido y habrá que fabri- aspectos de la ruptura estratégica inaugurada
carlo a partir de un material difícil. Los c o m - por las políticas sociales modernas.
portamientos de maximización implican que Después del giro liberal que tiene lugar en
se trabaje cada vez más y mejor, se consuma tiempos y grados distintos según los países, y
para mejor producir y se ahorre. Hay que crear desde la nueva ley de pobres de Gran Bretaña
las condiciones para que el modelo llegue a ser de 1834, los sistemas de asistencia se basarán
realidad. Alfred Marshall no sólo dotó a la cien- en dos elementos complementarios, el enclaus-
cia económica de los instrumentos formaliza- tramiento público y la caridad privada. Toda la
dos que tal vez le eran necesarios, sino que ade- gente del pueblo sabe que, trascendido cierto
más militó activamente para que se enviara a límite cuyo contorno es confuso, puesto que, en
las «labour colonics» a los trabajadores que cada caso, lo fijarán las autoridades, la coer-
constituían el «residuum» de lo que ya no era ción directa puede recaer sobre sus espaldas y
posible ocupar32. Los esfuerzos para «organizar hacer que acaben en la cárcel, en el hospital o
el mercado de trabajo» que se realizan en todas en la workhouse. Antes de llegar a ese extremo
350 Christian Topalov

pueden recurrir a losfilántroposy éstos respon- desde el punto de vista moral o sanitario: el ha-
derán a las demandas de cada individuo, a con- cinamiento y m u y especialmente la práctica de
dición de comprobar si hay necesidad de una subarrendar a otros, la irregularidad en el pago
ayuda y después de aceptar una manera idónea de las mensualidades y el trabajo a domicilio.
de utilizarla. Es sabido que en la práctica y a Durante esta época, se utilizaron técnicas de
pesar de los esfuerzos de la «filantropía cientí- intervención sobre todo represivas y general-
fica» las lógicas del clientelismo y las coyuntu- mente ineficaces, ya sea ejerciendo u n control
ras de las crisis periódicas recreaban lo que los directo sobre las familias a través de «friendly
racionalizadores denunciaban sin respiro c o m o visitors» a la manera de Octavia Hill o de los
una caridad indiscriminada. U n o de los princi- «social settlements», o aplicando a través de los
pales aspectos del seguro de desempleo elabo- inspectores sanitarios un estricto reglamento.
rado en 1909-1911 por Beveridge y Churchill Los reformadores m á s progresistas propugna-
consistía en sustituir la arbitrariedad por la ron también la construcción de viviendas obre-
norma. El subsidio será un derecho ganado gra- ras por constituir un marco de vida higiénico y
cias a u n trabajo regular realizado con anterio- de control más hacedero. Pero esta interven-
ridad al momento del paro. « N o m e gusta m e z - ción queda concebida hasta alrededor de 1900
clar la moralidad con las matemáticas», dijo en términos de operaciones aisladas. Las vi-
Churchill a este respecto y c o m o corolario de viendas modelo de losfilántroposn o eran en
las palabras siguientes ligeramente provocado- verdad sino islotes de reeducación construidos
ras: en medio de un océano de inmundicias de los
« N o estoy convencido de nuestro derecho a re- barrios populares. Pese a la estricta selección
husar el subsidio a un hombre calificado de los inquilinos y a los reglamentos a que se los
que pierde su puesto de trabajo debido a la sometía, la influencia del medio externo tendía
embriaguez. Ese hombre ha pagado ya su a transformarlos a su vez en tugurios. El Gar-
contribución [...] y hay que recompensarlo den City M o v e m e n t proponía otra solución:
sin tener en cuenta la causa del despido. Es crear un medio radicalmente nuevo en comuni-
indiferente que éste se deba a su propia dades autocontenidas y alejadas de la ciudad.
inclinación a la bebida o a la de su emplea- Pero el sueño de detener el crecimiento de las
dor»34. metrópolis tropezaba con la realidad de la ur-
Naturalmente, hay que decidir quiénes son banización. C o n todo, a pesar de los fracasos
los que merecen la ayuda y quiénes son los que prácticos de ambos enfoques, las experiencias
no la merecen, sin hacer intervenir la incerti- realizadas permitieron que se empezaran a de-
dumbre propia de una decisión individual. Lle- finir normas científicas de habitación a las que
wellyn Smith, que preparó la legislación de se atribuía por sí solas un efecto reformador y
1911, lo expresó con claridad: «El propio fun- que se materializaron en edificios y espacios.
cionamiento del sistema excluirá automática- A partir de 1910, con el movimiento de pla-
mente al ocioso»35. El seguro de desempleo se nificación urbana, se abre una nueva etapa. Se
basa en una selección automática de los que tie- considera entonces que es toda la ciudad la que
nen derecho y de los que no lo tienen y se supo- tiene que reformarse. Las cosas tienen que es-
ne que consigue aislar a los desempleados oca- tar en su sitio, según la expresión pintoresca de
sionales de los sistemáticos. La clasificación los autores del Plan Regional de N u e v a York:
teórica definida por Alfred Marshall algunos «[...] La atribución de la tierra según sean los
años antes puede convertirse entonces, gracias distintos usos parece haber sido obra del
a un mecanismo administrativo, en el princi- sombrerero loco de "Alicia en el País de
pio de la clasificación real de los grupos socia- las Maravillas". Personas m u y pobres vi-
les. Se puede decir así que el concepto moderno ven en tugurios situados en terrenos cen-
de desempleo preexistió históricamente a la trales de elevado precio. [...] A pocos pasos
realidad que debía designar. de la Bolsa se percibe el aroma del café
Cabe examinar otro capítulo de la lucha dis- tostado; a unos cientos de metros de Ti-
ciplinaria: la intervención sobre las familias en mes Square, el hedor de los mataderos. [...]
su vivienda. Al principio se trató de combatir La situación contraría todo el sentido del
directamente las formas de utilización del es- orden. Las cosas están fuera de su lugar
pacio doméstico consideradas c o m o negativas natural. Habría que corregir esta confu-
De la »cuestión social» a los «problemas urbanos»: los reformadores y la población de las metrópolis... 351

sión para que las actividades se realicen en lu- tantos jalones del proceso. Estos autores fueron
gares apropiados»36. ambos gente práctica y enunciaron problemas
La división en zonas será instrumento pri- precisos, proponiendo medidas circunscritas a
vilegiado de este esfuerzo por separar el espa- las circunstancias. N o sería correcto atribuirles
cio reservado a las finanzas del de la industria, retrospectivamente unos objetivos exclusiva-
los lugares de trabajo de las viviendas de los mente basados en nuestra lectura de la historia
trabajadores. La planificación del desarrollo de ulterior. Sólo podemos restituir su propio len-
los suburbios tiene por objeto evitar que se re- guaje, que es uno de los modos de expresión
produzcan las mescolanzas características de la consciente de la sociedad de su tiempo y de los
antigua ciudad, ya que es de eso de lo que se conflictos que la agitaron. Ahora bien, Beverid-
trata, eliminar los barrios populares tradicio- ge y Sellier enuncian «hechos» en forma de pro-
nales y crear unidades vecinales en las que se blemas cuya solución daría origen a una nueva
prohiba rigurosamente trabajar y en las que configuración tanto de la industria (lugar don-
cada aspecto de la vida cotidiana tenga lugar en de tiene su origen la «cuestión social») c o m o de
un sitio determinado. El urbanismo funciona- la sociedad política.
lista de los congresos internacionales de arqui- Por una parte, estos reformadores expresan
tectura moderna llevará a su paroxismo, sobre con una precisión cada vez mayor las exigen-
todo al suprimir las calles, esta visión compar- cias que a su juicio planteará el futuro orden
tida por sus oponentes, los nostálgicos del pa- productivo. Descubren que los trabajadores de
sado. las grandes ciudades no poseen las condiciones
Se parte del supuesto de que el nuevo orden que requiere la nueva revolución industrial ini-
social será engendrado por este nuevo orden ciada en algunos sectores desde 1880-1890 y
urbano pensado al m i s m o tiempo c o m o orga- cuyo desarrollo desean. Sueñan con un obrero
nismo en el que cada elemento contribuye a la nuevo, estabilizado en el empleo asalariado,
vida de todo el conjunto y c o m o fábrica racio- móvil en un espacio urbano ampliado y cuyos
nalizada en la que cada función se realiza en el m o d o s de consumo tengan c o m o único fin la
lugar adecuado y de la mejor manera. Jaussely productividad. Sin duda, cuando los reforma-
propugnó la «organización económica de las dores formalizan esta visión se adelantan a las
ciudades c o m o una especie de taylorización de realidades industriales, cuya remodelación por
un taller m u y grande»17, mientras que en el el sistema de la fábrica y la organización cientí-
plan regional de la Russell Sage Foundation se fica del trabajo será m u y lenta, sobre todo en
afirmaba que «el área de Nueva York y de sus las metrópolis, objeto privilegiado de su aten-
alrededores puede compararse con el terreno ción. Por otra parte, la experiencia reciente de
de una fábrica. La planificación regional deci- la gran depresión y el presentimiento de que el
de la mejor manera de utilizar el terreno y régimen de acumulación, cuya crisis se ha ex-
adapta las zonas a su utilización»38. presado de ese m o d o , han alcanzado sus lími-
Si esta estrategia de reforma tiene lugar con tes, son elementos esenciales que explican su
los ojos puestos en una reorganización impor- explosión reformadora definalesde siglo. Pero
tante de las relaciones de poder, la pregunta lo que se expresa no es tanto una visión nítida
que puede hacerse es ésta: ¿por qué ese cambio de la nueva sociedad industrial por nacer, que
y por qué en ese m o m e n t o ? Se trata de una pre- una serie de diagnósticos precisos sobre los
gunta difícil que nos obliga a relacionar las re- obstáculos que se oponen a su advenimiento.
presentaciones y las políticas con las realidades Los obreros reales, en efecto, resisten con éxito
sociales a las que se aplican. A d e m á s , m á s allá a los cambios que en ese m o m e n t o se gestan en
de las especificidades culturales e instituciona- el capitalismo. Los m o d o s de vida que los re-
les de cada una de las naciones interesadas, los formadores condenan les permiten defenderse
rasgos comunes del proceso invitan a interro- tanto de la precariedad de los ingresos en metá-
garse sobre las modificaciones que se producen lico c o m o de la dependencia del vínculo sala-
a comienzos de siglo en los grandes países in- rial.
dustrializados, que pueden explicar el surgi- Tienen éxito porque los caracteres del pro-
miento del moderno proyecto de reforma. ceso de trabajo lo permiten y porque la ciudad
Volvamos, empero, a los diagnósticos y las y el barrio están ahí para proporcionarles, aun-
recetas de Beveridge y Sellier, ya que son otros que de forma irregular, los recursos que necesi-
352 Christian Topalov

tan. Recíprocamente, sus prácticas de resisten- cial» de ayer expresaba un hecho basado en la
cia eternizan las estructuras productivas y ur- idea de que los obreros eran extranjeros a
banas en que se basan. Sellier y Beveridge c o m - la nación; su entrada con todos los derechos en la
prendieron que ese círculo vicioso debía ser sociedad política irá de par con la renovación
atacado en su raíz, a pesar de la obstinación del de las bases de esta última y una reformulación
pueblo y de los empresarios miopes. de las demandas por parte de las masas. Sólo
Por otra parte, el orden político basado en con la condición de que todos compartan los
la exclusión de las masas (de hecho o de dere- objetivos comunes será posible que el vínculo
cho), la legitimidad de los notables y la repre- social se establezca sobre nuevas bases, que no
sión de la combatividad obrera también está serán ni el patronato ni las comunidades cerra-
tocando a sufin.A partir de 1880 se desarrolla das y hostiles de antaño, sino la participación
una nueva generación de sindicatos y los gru- en las mismas instituciones políticas. Beverid-
pos políticos socialistas o populistas utilizan ge y Sellier son demócratas conscientes de las
las posibilidades que brindan las instituciones precondiciones de la democracia. Losfinesco-
para partir a la conquista del m u n d o obrero. El munes necesarios al organismo social deben ser
sufragio universal masculino se impone en Eu- proclamados y compartidos. Los ideales cientí-
ropa, mientras que en Estados Unidos tiene co- ficos de los reformadores proporcionan una
m o consecuencia la derrota de los proceres lo- parte de esosfinescomunes y el patriotismo la
cales en los municipios de las grandes ciudades. otra. C o n la Primera Guerra Mundial, progreso
Esta evolución exige la creación de ciudadanos, social y patrioterismo cerril revelan con toda
lo que a su vez implica profundas modificacio- claridad su conexión íntima.
nes del comportamiento de las clases dirigentes
y también de las subalternas. L a «cuestión so- Traducido del francés

Notas

* Este artículo partió del Williams & Norgate, 1889, Etude comparative France,
contenido de una ponencia pág. 596. Grande Bretagne. Italie, Etats
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haber creado ese fructuoso lugar de L a w , Appendix vol. 8, Q.78049.
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