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Siempre Fiel
Hay cristianos guapos y hay cristianos feos. Hay cristianos ricos y hay
cristianos pobres. Hay cristianos santos y hay cristianos pecadores. Hay
cristianos listos, hay cristianos menos listos y los hay medio mensos. Pero
lo que no hay son cristianos no bautizados.
También discuten entre sí, sobre cómo hay que bautizar: que si en el
nombre de Jesucristo o en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo; que si mojando todo el cuerpo como en un baño o con tantita agua
en la cabeza. En fin, hay un poco de todo. Lo curioso es que todas estas
sectas te dicen que sólo hacen lo que dice la Biblia...¡y no logran ponerse
de acuerdo!
Antes que nada, acuérdate que lo que nos separa a los católicos de las
sectas es que la Iglesia católica enseña, cree y vive todo lo que nos
enseñó Jesucristo. No creemos nada que no se encuentra o que no se
apoya en la Biblia. Somos los más "bíblicos" de todos los cristianos.
Antes de Jesús, Juan el Bautista bautizaba con agua y eso sí que era un
bautismo simbólico porque los bautizados por Juan no recibieron el
Espíritu Santo ni se incorporaron a la Iglesia. Servía sólo como práctica
penitencial y signo de conversión. Pero Jesús cambia el bautismo de
símbolo en sacramento y todo sacramento nos transforma de veras, nos
hace ser diversos.
No cabe duda que la única forma aceptable para el bautismo es con las
palabras en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo porque es
Jesucristo mismo quien nos lo indica (Mt.28,19). Son palabras de El y es
inútil darle más vueltas al asunto.
¿Inmersión o infusión?
Pero la Biblia nos dice que la inmersión no es la única forma del bautismo.
Para la inmersión se necesita un río, una fuente, o por lo menos, una
piscina donde la persona pueda sumergirse. San Pablo fue bautizado en
una casa (Hch.9,17) San Pedro bautizó a varias personas en la casa de
Cornelio (Hch.10,47) y Pablo bautizó a su carcelero en la misma cárcel
(Hch.16, 33).
El día de Pentecostés, en plena ciudad, se bautizaron tres mil personas y
los arqueólogos han demostrado que no había en Jerusalén suficiente
agua para la inmersión de tantos. Por otro lado, ¿qué se hace con los
enfermos y los moribundos que quieren el bautismo pero no pueden
sumergirse? ¿O con los esquimales? ¿O con gente que vive en el
desierto? Tiene que haber otra forma de bautizarlos.
Por eso, desde el tiempo de los apóstoles, la Iglesia fundada por Cristo ha
reconocido tres tipos de bautismo: la inmersión, la infusión (se vierte el
agua en la cabeza) y la aspersión (se rocía los que se bautizan).
El bautismo es un gran don de Dios que nos dejó Cristo para que, en Él
nos hiciéramos también hijos del Padre.
El Bautismo
Estudio apologético
Tomado de Evangeliza.com
Adultos y niños
Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir
todo lo que yo les he encomendado (Mt 28,19-20).
En estos textos vemos una diferencia entre San Marcos, San Mateo y San
Juan. San Marcos dice que primero hay que creer y después recibir el
bautismo. San Mateo y San Juan hablan en una manera más general. San
Mateo dice que hay que bautizar y después enseñar. San Juan dice que es
necesario nacer dos veces para entrar en el Reino de Dios: la primera
mediante la carne y la segunda mediante el Espíritu.
Aquí no se dice que se bautizaron sólo los adultos. Se bautizaron todos los
miembros de la familia, sin ninguna excepción. Hay que recordar que por
familia se entendían los papás, los hijos, los servidores y los esclavos, con
sus respectivos hijos.
Por esta razón vemos que en San Mateo y San Juan no se dice que hay
que escuchar la predicación primero y después recibir el bautismo. En San
Mateo vemos que hay que bautizar e instruir, en San Juan que es
necesario nacer dos veces: mediante la carne y mediante el Espíritu, sin
hacer distinción de niños o adultos.
Pecado original
Espíritu Santo
Pues yo los bauticé con agua pero él los bautizará en el Espíritu Santo (Mc
1,8).
Cuando salió del agua, los Cielos se rasgaron para él y vio al Espíritu
Santo que bajaba sobre él, como paloma (Mc 1,10).
Ingreso en la Iglesia
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: «¿Quién podría negar el agua del
bautismo a quienes han recibido el Espíritu Santo, igual que nosotros?». Y
mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo (Hech 10,47-48).
¿Bautismo en el río?
Yo los bautizo con agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo (Mc 1,
8).
Al salir del agua, Jesús tuvo esta visión: los cielos se rasgaban y el Espíritu
Santo bajaba sobre él como paloma (Mc 1,10).
La paloma, el agua o el fuego son símbolos del Espíritu Santo. Los mismos
apóstoles fueron bautizados el día de Pentecostés en el Cenáculo, sin la
presencia del agua. El Espíritu Santo fue simbolizado por el fuego (Hech
2,1-4).
Así que están equivocados los que dicen que el bautismo tiene que ser
administrado en un río. De hecho el día de Pentecostés fueron bautizadas
3000 personas en Jerusalén, y sabemos que en Jerusalén no hay ningún
río (Hech 2,41). También podemos recordar el bautismo del eunuco de la
reina de Etiopía, que se realizó en un lugar donde no había río, sino algo
como charco o pozo (Hech 8,36-38). Igualmente en el caso de Cornelio
(Hech 10,47-48) y del carcelero (Hech 16,33).
Por otro lado, algunos grupos, que rechazan la fórmula trinitaria, de plano
ni creen en la Trinidad. En este caso, ¿para qué discutir tanto? Se trataría
de puras palabras y nada más, puesto que para ellos el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo constituyen una misma persona con distintos nombres. A
este propósito, véase «Sólo Jesús» .
Padrinos
Con el afán de buscar siempre más pretextos para atacar a la Iglesia, hay
gente que dice: «¿Dónde la Biblia habla de «padrinos»? ¿Qué significa
«padrino»? ¿Por qué los católicos usan «padrinos» en el Bautismo?»
Una vez más: Jesús ordenó bautizar. Según los lugares y los tiempos, se
establecen las modalidades concretas para realizar el bautismo: en el río,
en una alberca, echando un poco de agua sobre la cabeza, con padrinos,
pastores o maestros, etc.
Testimonio de la Tradición
Respecto al bautismo de los niños, así escribía S. Ireneo (140-205):
«Jesucristo vino a salvar a todos los que por su medio nacen de nuevo
para Dios: infantes, niños, adolescentes, jóvenes y viejos» (Contra los
Herejes, libro 2, Capítulo 22).
«Bauticen en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, en agua
viva. Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua. Si no puedes hacerlo
con agua fría, hazlo con agua tibia. Derrama tres veces agua sobre la
cabeza en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (capítulo 7).