La educación ambiental a entornos diferentes a las aulas
Colombia un país megadiverso en todos los sentidos, climas, flora, fauna,
ecosistemas, comunidades lenguas y más, es un país donde sus características morfológicas, su ubicación en una zona tropical en cercanías del ecuador y su relieve han permitido el desarrollo de semejante diversidad, esta gran variabilidad en el terreno y su geología también permiten la formación de amenazas de origen natural de todo tipo que cuando han desencadenado los sucesos de transformación natural del terreno han permitido el desarrollo de suelos ricos en nutrientes en cercanías de ríos, de tal manera que se encuentra alimento y agua, dos condiciones llamativas para los asentamientos humanos, es así que vemos que la gran mayoría de ciudades o municipios de nuestro país han tenido o tienen conflictos con su ordenamiento territorial y su gestión del riesgo, estos asentamientos poblacionales están ubicados en su mayoría en zonas de desastre, podemos ver ciudades como Ibagué ubicada en un abanico aluvial gigantesco, Yopal, Armero, Mocoa, Pajarito y el pie de monte llanero también, Pasto y Manizales en cercanías de un volcán, Tumaco, Armenia, Cúcuta, Popayán destruidos por terremotos y tsunamis, los municipios en cercanías al canal del dique inundados cada que comienza la temporada invernal por nombrar solo algunos pocos. Teniendo en cuenta lo anterior, y el desconocimiento de la población ante tales situaciones, es indispensable que la educación ambiental juegue un papel importante en la reducción de los desastres, hay que sacarnos de la cabeza que son desastres naturales, ningún desastre es natural, puede que la amenaza sea natural pero un desastre es el producto de no conocer o no hacer nada por evitar esa amenaza, en nuestro país aprendemos a las malas y a veces no aprendemos ya tenemos casos como Armero y otros exitosos como es el caso de Chita en Boyacá, un pequeño municipio afectado en dos ocasiones por fenómenos de remoción en masa en menos de 20 años y en donde se aprendió la lección y se reubicó la población de manera que se redujo la amenaza considerablemente, también vemos actualmente en Antioquía el monitoreo constante de deslizamientos activos y sistemas de emergencia que han funcionado muy bien. De acuerdo a la ley 1523 de 2012, al decreto 1807 de 2014 y entre otras normas donde se establecen los lineamientos para manejo y preservación del medio ambiente y los estudios de zonificación de amenazas en los esquemas, planes básicos y planes de ordenamiento territorial se establece la comunicación y participación de las comunidades en estos, además de las capacitaciones y colaboración de las mismas en los sistemas de alarmas y en los planes de emergencias y contingencias, esto tiene todo el sentido teniendo en cuenta que uno de los principales detonantes es la acción antrópica y la población es la que nota los primeros cambios en su territorio, además que son los principales interesados en disminuir los impactos de las amenazas pues son los más vulnerables. En vista de todo lo expuesto anteriormente, se hace un llamado a la comunidad en general a educarse, conocer y participar en su ordenamiento territorial, a participar de consultas previas de proyectos que puedan interferir en su entorno, a reportar los cambios en su territorio, a conservar el medio ambiente, los animales, la vegetación, en general la diversidad con la que fuimos bendecidos. Por otro lado a las autoridades, comités, juntas de acción comunal, alcaldías, corporaciones autónomas regionales y demás a implementar los planes de gestión del riesgo de manera responsable y diligente, y en lo posible guiar a los municipios siguiendo los objetivos de desarrollo sostenible planteados por la ONU, a qué no hagan los estudios por cumplir un requisito sino considerando la importancia que puede tener el salvar vidas ante una emergencia, a dejar de lado la corrupción y la mediocridad, y a hacer partícipe a la comunidad puede ser una gran herramienta de mitigación de impactos, reducción de gastos y grandes beneficiados si tienen una buena educación ambiental, cultura y conciencia de los peligros a los que se encuentran expuestos.