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El Ojo Humano

El ojo es el órgano que detecta la luz. Recibe señales luminosas, las transforma en eléctricas y las envía
al cerebro, que forma la imagen. Es el receptor del sentido de la vista, el mejor alorado por los humanos.

El ojo humano es el elemento fundamental de nuestra visión, junto con el cerebro. Las partes del ojo han
sido estudiadas por la oftalmología (la especialidad médica dedicada a los ojos), y también por la óptica.
Las cámaras de fotos y de vídeo le deben mucho al conocimiento de la estructura del ojo.

El ojo humano se compone de varias partes o piezas principales. En concreto, hay 9 Partes del Ojo
Humano que parecen una Cámara. O al revés:

1.- Los párpados: Son un par de pliegues móviles de piel que cubren a los ojos. Protegen los ojos y los
humedecen mediante las secreciones lagrimales. Tienen un movimiento reflejo "de seguridad" que los
cierra rápidamente para mantener a los ojos protegidos ante objetos extraños.

2.- La esclerótica: Es una membrana resistente y rica en colágeno que da forma al ojo y protege sus
partes internas. Se le suele llamar el blanco del ojo.

3.- El iris: Es la parte coloreada del ojo. Su función es regular la entrada de luz aumentando o
disminuyendo su tamaño según la intensidad de la misma.

4.- La pupila: Es el orificio central del iris. Se dilata o contrae en función de la cantidad de luz existente,
como el diafragma de una cámara.

5.- La córnea: Es la zona externa frontal y transparente del ojo. Protege al cristalino y al iris permitiendo
el paso de la luz. También es una lente de gran potencia, pero con enfoque fijo.

6.- El cristalino: Es la parte que enfoca el haz de luz en la retina. Tiene forma de lente biconvexa y es la
segunda lente más importante en potencia después de la córnea. Su curvatura le permite ajustar el
enfoque según la distancia.

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7.- La coroides: Es una membrana oscura, llena de vasos sanguíneos, que se encuentra entre la
esclerótica y la retina, perforada en la zona posterior por el nervio óptico. Sirve para evitar el rebote
incontrolado de la luz dentro del ojo.

8.- La retina: Es la membrana del ojo sensible a la luz, la que recibe las imágenes. Está compuesta por
los conos y los bastones. El ojo humano tiene alrededor de 7 millones de conos y son poco sensibles a la
luz. Su función es dar información sobre la nitidez y el color. Los bastones son 125 millones y son muy
sensibles. Con ellos percibimos el brillo y el blanco y negro. Se estimulan en función de la luz que reciben
y envían la información al nervio óptico.

9.- Nervio óptico: Conduce los impulsos nerviosos de los bastones y los conos al cerebro. El mensaje
visual es transmitido en forma de señales eléctricas. El cerebro transforma esa electricidad en sensación
visual y forma la imagen.

De todas las partes constituyentes del ojo humano la que más interesa para nuestro estudio es la retina.

La retina está formada por infinidad de pequeñísimas células altamente sensibles a la luz. Cada una de
estas células está unida de forma independiente al cerebro por medio de un delgadísimo nervio. Así,
cuando se mira un objeto, éste queda configurado en la retina debido a que unas células reciben mayor
impresión luminosa que otras, transmitiéndose al cerebro tales sensaciones nerviosas. Dado que la retina
forma un mosaico de células, al conjunto se le denomina mosaico retiniano.

Cada intensidad de flujo luminoso, así como cada color, impresionan a las células retinianas de forma
diferente, con lo cual, en resumen, el ojo es capaz de efectuar las siguientes distinciones:

1. Distinción de colores.
2. Distinción de la forma de los cuerpos, ya que en la retina se reproducen con bastante exactitud.
3. Distinción de la mayor o menor intensidad de la luz mediante el iris.
4. Enfoque del objeto observado mediante el cristalino.

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Además de estas cuatro funciones, el ojo humano posee una propiedad de persistencia de la imagen, es
decir, la propiedad de quedar retenida ésta en la retina durante un corto espacio de tiempo. Esta
propiedad de persistencia ha hecho posible la realización de inventos tales como el cine y la televisión,
entre otros.

Esta propiedad de la persistencia de imágenes del ojo humano puede demostrarse con un sencillo
experimento que proponemos al lector: Tome un cigarrillo encendido y, en una habitación a oscuras,
muévalo rápidamente. Observará una especie de arco o línea de fuego continuo y, sin embargo, se trata
de un punto incandescente que cada instante cambia de lugar.

Todo fenómeno luminoso que tenga lugar a intervalos de tiempo inferiores al de la persistencia de las
imágenes en la retina (alrededor de 1/10 de segundo) se verá como un movimiento continuo, pues
cuando tiene lugar cada uno de éstos, todavía permanece en la retina la Imagen del anterior.

A pesar de su gran perfección, el ojo humano tiene limitaciones con respecto a la distancia mínima que
debe existir entre dos puntos, para que se puedan ver separados al observarlos desde cierta distancia.

Efectivamente, si entre dos puntos existe una separación menor de la que exige dicho límite, dan la
sensación de encontrarse juntos. es decir, el ojo no los distingue, ya que para él es como si existiera un
solo punto.

De lo expuesto se deduce que la limitación del ojo humano es angular, es decir, puede distinguir dos
puntos mientras el ángulo de visión preciso para observarlos sea igual o superior a un cierto ángulo al
que corresponde la máxima agudeza visual.

Tomando como referencia la siguiente figura, para comenzar, supóngase que dos puntos (A y B de la
figura) se encuentran situados a una distancia (d) del ojo de un observador. En esta circunstancia, si se
trazan dos líneas que unan dichos puntos con el ojo, se obtiene un ángulo α. Este ángulo α es el ángulo
de visión de los puntos A y B para la distancia d.

A medida que los dos puntos se alejan


del ojo, disminuye el ángulo de visión.

Si se alejan del observador los puntos A' y B' hasta una distancia d', manteniendo la separación entre
ellos, y se procede de igual forma, se observa que el ángulo de visión α' es más pequeño que el anterior.

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A medida que los puntos se alejan del observador (posiciones A"- B" y A”’- B”’), el ángulo de visión
disminuye, es decir, qué cada vez parecen estar más juntos, cuando la realidad es que la distancia entre
ellos permanece constante.

Siguiendo con este experimento se llega a una distancia entre los puntos y el observador en la cual
aquéllos se confunden en uno solo, es decir, el ojo humano es incapaz de distinguirlos.

El ángulo αn, correspondiente a la distancia en la cual los puntos se confunden, es el ángulo límite del
poder separador del ojo. Así pues, todos los puntos observados con un ángulo de visión inferior a α n se
confunden y el ojo no puede apreciarlos por separado.

De lo expuesto se deduce por qué los detalles de los objetos se distinguen mejor cerca que lejos, ya que
cuanto más cerca. estén de nosotros con mayor ángulo se ve el objeto y, por lo tanto, mejor se distinguen
detalles próximos entre sí.

Se ha dicho en los parágrafos anteriores que cuanto más cerca esté un objeto, mejor se aprecian los
detalles de éste, ya que aumenta el ángulo de visión. Sin embargo, un objeto no puede acercarse
indefinidamente al ojo, ya que a distancias inferiores a unos centímetros los objetos dejan de verse con
claridad.

Además, si bien es cierto que al acercar un objeto se gana en detalle, no lo es menos que al reducir la
distancia de observación se pierde campo visual, es decir, que se ve menos zona del objeto observado y,
por lo tanto, se pierde Información del conjunto.

Todo esto puede comprobarse observando, primero de cerca y después de lejos, la fotografía de un
anuncio callejero de gran tamaño. Observaremos, al aproximarnos a él, una gran cantidad de puntos de
cuatro colores, los cuales no dan información de lo que representan a pesar de verse con todo detalle. A
medida que nos alejamos, los puntos se van confundiendo y se produce un efecto óptico de multiplicación
de colores, cubriendo toda la gama de ellos y, al mismo tiempo, obtenemos la información de lo que se
representa en el cartel.

En resumen, para ver en su totalidad un determinado objeto sin forzar la vista, es decir, colocando el
objeto dentro de un campo visual cómodo, éste debe observarse desde una determinada distancia a la
cual corresponde un determinado detalle. Sí se pretende ver más detalles del objeto acercándolo al ojo,
se pierde campo visual y deja de percibirse entero.

Así pues, nos encontramos ante el dilema de reducir el campo visual para observar detalles muy
pequeños o aumentar el campo visual y perder el detalle. Como regla práctica diremos que un objeto se
verá con detalle, comodidad y entero, cuando la distancia con el espectador sea unas cinco veces su

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dimensión máxima. Esto resulta particularmente importante en televisión, donde no respetar esta regla
puede ocasionar cansancio visual si se permanece durante un largo período de tiempo frente a la
pantalla.

Tomando como medida máxima de la pantalla la de su diagonal, y considerando que dicha diagonal sea
de 22" (1"= 2.54 cm), es decir, unos 56 centímetros. la distancia a la que debe situarse un espectador es
de:

d = 56 cm x 5 = 280 cm = 2.8 m

De esto se deduce que la elección de un televisor con pantalla grande o pequeña, no aumenta o
disminuye el detalle de la imagen, sino que dicha elección debe hacerse en consideración a la distancia a
la que nos vayamos a situar de ella, es decir, se verá mucho mejor y con menor fatiga visual un televisor
de 20" que se sitúa a 2.5 m del observador, que otro de 24" situado a esa misma distancia.

Reproducción De Una Imagen Por Puntos


Cualquier imagen puede dividirse en multitud de superficies elementales, es decir, puede ser
desintegrada en una cantidad de puntos más o menos numerosa.

Veamos un ejemplo práctico de lo que acabamos de exponer. Supongamos que en una habitación
completamente a oscuras se dispone un tablero de ajedrez, y que frente a él se coloca una célula
fotoeléctrica conectada a un amplificador. Si en estas condiciones se alumbra, mediante una linterna,
cada uno de los cuadros del tablero, cada vez que se ilumine un cuadro blanco la luz se reflejará hacia la
célula fotoeléctrica y ésta acusará un paso de corriente que será amplificado.

En el caso opuesto, cuando se ilumine un cuadro negro, la luz será absorbida por éste y sobre la célula
no incidirá ningún rayo de luz, por lo que no se obtendrá señal. Si la operación citada se realiza línea a
línea, barriendo todo el tablero de ajedrez, en la salida del amplificador se obtienen 32 impulsos de
tensión, correspondientes a los 32 cuadros blancos. Si a la salida del amplificador se dispone una
lampara, es indudable que ésta se encenderá y apagará 32 veces, es decir, se ha descompuesto la
imagen del tablero en señales luminosas.

Al efecto de considerar dividida (o descompuesta) la imagen en partes es lo que se llama desintegración.

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Exploración De La Imagen

Recibe el nombre de exploración de la imagen el acto o momento en que se está desintegrando la


misma. Así, el recorrido de la luz de la linterna de la figura anterior, a lo largo de cada línea del tablero de
ajedrez es lo que se denomina exploración de la imagen.

No debe confundirse el concepto desintegración con el de exploración, ya que mientras el primero indica
dividir la imagen en partes, el segundo es el acto de recoger e ir separando dichas partes. Una vez
considerada desintegrada la imagen, se procede a la exploración de cada uno de sus elementos.

En el caso de la figura mencionada, la imagen es muy simple, por lo que se ha desintegrado en 64 partes
iguales; sin embargo, resulta indudable que otra imagen más compleja necesita una mayor
desintegración si se desea reproducir con cierto detalle.

Existen muchas. formas de explorar una imagen ya desintegrada: por línea, de arriba abajo (o viceversa)
y en espiral. En televisión, sin embargo, se utiliza únicamente la exploración por líneas horizontales,
según se muestra en la figura siguiente. Así, se inicia la exploración en la línea 1, desde la columna A
hasta la H, y se pasa a la línea 2, igualmente desde la columna A a la H; después a la 3, y así
sucesivamente, hasta acabar en el cuadro H de la línea 8. Llegado a este punto se Inicia de nuevo la
exploración por el cuadro A de la línea 1.

Se ha dicho antes que el caso del tablero de ajedrez es muy simple, ya que basta con una desintegración
de la imagen en 64 partes (32 cuadros negros y otros tantos blancos), y que para explorar una Imagen
más compleja dicha desintegración es insuficiente, ya que se pierde detalle. Efectivamente, resulta muy
difícil reconocer, por ejemplo, el rostro de una persona si éste se desintegra en tan sólo 64 puntos. Por
este motivo, en televisión se desintegra la imagen en un mayor número de líneas, y cuanto mayor sea
dicho número con más detalle se verá la imagen.

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Número de puntos y líneas en que se descompone una imagen de televisión
Para comprender por qué en televisión se descompone una imagen en un cierto número de líneas
debemos recordar que la distancia mínima de visión cómoda es, aproximadamente, cinco veces la
dimensión de la diagonal de la pantalla. De acuerdo con este principio, en la tabla siguiente se relacionan
las dimensiones de diagonales de pantallas con la distancia mínima de visión cómoda y la separación
mínima entre dos puntos, para que el espectador pueda distinguirlos.

Diagonal de la Diagonal de la Distancia mínima de Separación mínima entre


pantalla en pulgadas pantalla en cm. visión cómoda en cm. dos puntos en mm.
9 22,9 114,5 0,33
12 30,5 152,5. 0,44
14 35,6 178,0 0,52
17 43,2 216,0 0,63
20 50,8 254,0 0,74
24 61,0 305,0 0,89

Veamos ahora cómo se han obtenido los valores de la última columna. Para ello supongamos que el
espectador está observando una imagen de televisión a una distancia de cinco veces la diagonal de la
pantalla.

Tomando como referencia la siguiente figura, por trigonometría, el valor de I', es decir, el valor de la
distancia entre el punto P, y la bisectriz del ángulo de visión, esta dada por:

/' = d tan 30"

donde d es la distancia espectador-pantalla, es decir, cinco veces la diagonal de la pantalla D. Es decir, la


distancia mínima (l) entre dos puntos P1 y P2' para que éstos puedan distinguirse, es igual al producto de
diez veces la distancia entre el espectador y la pantalla por la tangente de 30.

Así, suponiendo una pantalla de 20" (508 mm), la longitud I' será igual a:

I' = d tan 30" = 50 tan 30" = 5 x 508 mm x 1.45 x 10-4 ≈ 0.369 mm

La distancia I entre los dos puntos será de:

I = 2 /' = 2 x 0.369 mm = 0.74 mm

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La fórmula para el cálculo de esta distancia I puede simplificarse de la siguiente forma:

I = 2 l' = 2 d tan 30" = 2 X 5 X D tan 30" = 10 D tan 30"

es decir, la distancia I entre dos puntos de una pantalla, para que éstos puedan distinguirse con
comodidad, es igual a diez veces el producto de la diagonal de la pantalla (en mm) por la tangente del
ángulo de ·30".

Para conocer el número de puntos mínimos en que debe descomponerse una imagen para que se vea
con cierta claridad, basta con calcular cuántos puntos puede ver por separado el ojo en sentido vertical y
cuántos en sentido horizontal.

Para efectuar este cálculo deben conocerse previamente las dimensiones de una pantalla de televisión.
En la figura siguiente se puede ver la relación normalizada entre las dimensiones de una pantalla de
televisión.

Esta relación es, para todos los tamaños de pantallas, igual a:

es decir, su ancho /h está relacionado con su altura /v como cuatro es a tres. Aplicando el teorema de
Pitágoras, se tiene que la diagonal es igual a:

es decir, que siendo el ancho igual a 4a, y el alto igual a 3a, la diagonal es igual a 5a.

Con estas relaciones puede calcularse el ancho y alto de la pantalla conociendo el valor de la diagonal,
puesto que se tienen las siguientes igualdades:

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A partir de estas dos igualdades se puede calcular el número mínimo de puntos en que se desintegra una
imagen de televisión.

Efectivamente, el número mínimo de puntos en sentido vertical es:

Efectuando operaciones se tiene:

Así pues, el número mínimo de puntos en sentido vertical en que debe descomponerse una imaágen es
de 414. Este número es siempre el mismo, sea cual sea el tamaño de la pantalla, puesto que para su
cálculo se parte de un solo dato (la diagonal de la pantalla). Como al aumentar ésta aumenta la distancia
espectador-pantalla, es preciso aumentar el tamaño del punto y la distancia entre ellos.

De forma semejante se obtiene el número mínimo de puntos en sentido horizontal, mediante la fórmula:

Efectuando operaciones se tiene:

valor que también será idéntico para todos los tamaños de pantalla.

El número de puntos en sentido horizontal y vertical mantiene la relación 3/4 antes citada. Efectivamente,
se pueden establecer las igualdades:

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Con los datos obtenidos se puede calcular el número total de puntos en que debe desintegrarse una
imagen para que se reproduzca con cierto detalle, y es igual a:

Con esta cantidad de puntos se desintegra la imagen de forma que los detalles se vean con una claridad
bastante aceptable. En la práctica, sin embargo, y tal como se verá más adelante, el número de puntos
en que se descompone una imagen de televisión es algo diferente por los motivos que a continuación se
exponen.

Hemos calculado que el número de puntos que el ojo humano puede distinguir en sentido vertical es de
unos 414. De acuerdo con esto, el número mínimo de líneas en que puede descomponerse una imagen
se establece en 400. Sin embargo, el número exacto que se emplea en la práctica depende de las
normas del sistema a que se acoja cada país.

En España se ha adoptado las normas europeas CCIR, las cuales establecen un total de 625 líneas.
Estas normas han sido aceptadas por toda Europa occidental, excepto Francia, en la que el número de
líneas es de 819, y Reino Unido, en el que el número de líneas es de 405.

En EE.UU. el número de líneas es de 525. De acuerdo con estos valores, las cadenas de televisión
españolas tienen mejor definición que las británicas y las norteamericanas, y peor que las francesas.
Veamos ahora por qué se ha adoptado en la norma CCIR el valor de 625 líneas y no otro cualquiera,
superior a 400.

En primer lugar cabe decir que cuanto mayor sea el número de líneas mayor será la calidad de la imagen,
pues ésta se ve con más detalle. Por otro lado, cuanto mayor sea el número de líneas, mayores serán los
problemas técnicos, tanto en el receptor como en la emisora, por lo que debe recurrirse a un valor
intermedio que ofrezca calidad y no sea muy complicado.

Además de todo lo expuesto, no todas las líneas en que se divide la imagen son visibles, ya que algunas
se pierden en los extremos de la pantalla y en los retornos. Las normas CCIR establecen que el número
de líneas visibles debe estar comprendido entre 563 y 587. El número elegido para los cálculos será el
valor medio de estas dos cantidades, es decir:

Así pues, resultan 575 líneas o puntos verticales distintos. Para mantener la misma definición en sentido
horizontal, se recurre a la relación 4/3 ya expuesta con anterioridad, con lo que se obtiene un total de
puntos en sentido horizontal de:

Así pues, las normas CCIR establecen 625 líneas (unas 575 visibles).

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