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Libros

NÚMEROS

151 4,5
horas sin parar millones de libros
de leer es el ré- de Geronimo Stil-
cord que se ha ton se han vendi-
propuesto batir do en los últimos
un joven nepalí. tres años.

‘Pioneros’. Los colonos de la narrativa breve

No se explica la excelencia
narrativa de cuentistas
estadounidenses de hoy como
Tobias Wolff o Ethan Canin sin
una larga caravana de autores
compatriotas, hombres y, como
quiere resaltar esta antología,
mujeres escritoras.
Texto Joseluís González (Filg 83)

Con el título de Pioneros. Cuentos norte-


americanos del siglo xix se recuperan, en
cuatrocientas páginas, dieciséis testimo-
nios narrativos que abarcan desde las obras
fundacionales que a mediados de la cen-
turia decimonónica plantaron Nathaniel
Hawthorne y Poe, los primeros coloniza-
dores de ese territorio breve de la ficción,
hasta muestras que, según el hospitalario
criterio del seleccionador del libro, prorro-
gan en el xx el fecundo siglo anterior. Por-
que esta antología del xix acoge un relato
nada menos que de 1934, escrito por una
septuagenaria Edith Wharton, “Fiebre
Nathaniel Hawthorne aparece en la antología de Rodríguez Guerrero-Strachan. romana” (“Roman Fever”), y otro de co-

88—Nuestro Tiempo noviembre&diciembre 2011


Ana María
Stephen Matute
Crane Edith Antoni
Francisco Wharton Tàpies
Ibáñez

mienzos del xx, la versión más fatalista que Determinados hechos son irrebatibles APUNTES
el propio Jack London, su autor, publicó y subrayan la primacía de los narradores
en 1908 para ensombrecer su “To Build a de distancias cortas, entre las cuatro y las Francisco Ibáñez
Fire”, “Hacer fuego”, de 1902). Pero estas veintitantas páginas de libro: los apellidos El padre de personajes tan
dilaciones no disminuyen el interés de la dorados de la gran época de la short story entrañables como Mortadelo
antología. brillan en aquel medio siglo largo que co- y Filemón o Rompetechos
Que el cuento sea tal vez el género más rrió desde el estallido de la Guerra de Sece- ocupa el sexto puesto en el
antiguo del mundo y el más tardío en ad- sión, allá por 1861, hasta los primeros bom- ránking de autores con más
quirir forma literaria sigue aceptándose bardeos europeos de 1914. La época áurea libros vendidos en España.
como una cláusula cierta. Pero el llama- del cuento estadounidense da sus propios Un mérito debido a la per-
do “cuento literario”, ese que tiene autor tesoros cuando su peculiar tejido social manencia, pues no son mu-
y firma, palabras decididamente puestas admiraba las experiencias aisladas inten- chos los que pueden presu-
una tras otra, sin permiso para que nadie sas —eso que tiempos después premian mir de haber cumplido más
las varíe ni altere, nace en la centuria de- los Oscars—, cuando la industrialización de cincuenta años seguidos
cimonónica. Mudanzas y modificaciones y la bonanza económica de las empresas en las librerías.
del texto primitivo sí que las practicaba periodísticas de entonces permitían acoger
la literatura folclórica, al transmitirse de cuentos que se pagaban generosamente y Ana María Matute
hijos a hijos, y a los sucesores y herederos que numerosos lectores disfrutaban. La ganadora del último Pre-
de las historias, es decir, descendiendo por Rodríguez Guerrero-Strachan se per- mio Cervantes ha anunciado
la descendencia. Pero si una dimensión mite ofrecer títulos poco comunes de los que después de Navidad
nueva activa el cuento literario es el respeto cuentistas fundadores, como los de Was- comenzará a trabajar en su
al texto original y la consecuencia de erigir hington Irving, Poe, Melville y Twain. siguiente novela, de la que
diferenciaciones entre autor y narrador, Siguen presentes obras imperecederas, co- no ha querido adelantar el
entre la persona y emisor real y quien dice mo el siempre sorprendente “Suceso en el argumento. Con 86 años
conocer la historia que cuenta. puente de Owl Creek” de Ambrose Bierce, cumplidos, no renuncia a
Santiago Rodríguez Guerrero-Stra- el moralizador de Nathaniel Hawthorne nuevos proyectos.
chan ha preparado esta panorámica se- “El experimento del doctor Heidegger” o la
lección de tempranos cuentos literarios pieza del joven Stephen Crane “El bote al Antoni Tàpies
norteamericanos partiendo de que, en el raso”. Resaltan en estos Cuentos norteame- La obra del pintor catalán no
xix, en Estados Unidos “era muy común la ricanos del siglo xix el testimonio de un autor se limitó a los lienzos. Mála-
idea de que carecían de una tradición lite- poco frecuente en nuestro idioma, el consi- ga acoge estos días una ex-
raria en que mirarse y de la que aprender”. derado afroamericano Charles W. Ches- posición de la colección de
Viene a defender que esa narrativa breve nutt, y el interés del antólogo por mostrar 24 grabados originales que
recorre un camino hacia el realismo y su co- piezas de escritoras, que protagonizan la ilustraron unos álbumes con
rrespondiente técnica del detalle revelador mitad de la antología. Entre ellas destaca la textos de Ramón Llull.
—el célebre “muéstralo, no lo resumas”: figura ahora reivindicada de Kate Chopin.
show, don’t tell—, más la consecuente am- Estas dieciséis firmas que exploraron
bientación cercana y contemporánea, aun literariamente el cuento vuelven a hacer
a riesgo de embalsarse en el costumbrismo, repasar la consideración de Popper sobre
del que le sacan la desaparición del perso- si el género humano, que no puede pres-
naje-tipo sustituido por casos fehacientes cindir de sus raíces culturales, no debería
y concretos de experiencias humanas y el confiar en ellas. Esta antología parece de
asomarse del antihéroe. confianza. Como quien la ha preparado. Nt

noviembre&diciembre 2011 Nuestro Tiempo —89


Libros

Las consecuencias Observar con Cuando se acalla


de una educación respeto y aprecio la conciencia

Zipper y su padre En la bahía El mar y veneno


Joseph Roth Katherine Mansfield Shusaku Endo
Acantilado, 2011 Alba Editorial, 2011 Ático de los Libros, 2011

Acantilado sigue rescatando Esta escritora, dotada de una Convertido al catolicismo temas con los que quiere pro-
el todo Roth en una de sus sensibilidad extraordinaria junto con su madre, la obra vocar a sus lectores.
apuestas editoriales más des- para delinear los matices de literaria de Shusaku Endo La novela denuncia la par-
tacadas. En esta ocasión, el sus personajes, pasó por di- tiene como tema principal el ticipación, real, de médicos
lector habituado a las historias versas crisis de identidad a cristianismo, que en su caso japoneses en experimentos
del amargo judío-austrohún- lo largo de su corta vida. Esa hace compatible con la cultu- médicos con prisioneros ame-
garo-cuasicatólico encontrará inquietud la llevó a valorar de ra japonesa. Estudió literatura ricanos durante la II Guerra
un relato más cercano a la cró- una manera especial el arraigo, francesa en Lyon de 1950 a 1953 Mundial. Endo se acerca de
nica histórica de La cripta de los detalles de la vida cotidia- y mostró un interés especial manera individual a los prin-
los capuchinos que a la fabula- na, la trascendencia de lo que por la literatura de los escri- cipales protagonistas, que
ción alegórica de Leviatán o La pasa oculto. tores católicos franceses, que aceptaron las pruebas sin re-
leyenda del santo bebedor. Solo En este breve relato, Mans- dejó una profunda huella en su chistar, todos salvo Suburu,
que, contra la añoranza que se field cuenta la vida de una fa- manera de enfocar la literatu- uno de esos médicos que años
oye en las páginas de La crip- milia y la de los vecinos con los ra. Endo, aspirante al premio después sigue sin asimilar su
ta, aquí lo que resuena es más que comparte vacaciones en Nobel de Literatura, utilizó participación en aquellos su-
bien la amargura y la denuncia. una colonia veraniega. Al hilo la literatura para plantearse cesos.
La novela gira en torno a de la narración, afloran las per- profundas cuestiones con las El tema es duro, pero En-
Arnold, joven austrohúngaro sonales obsesiones de la auto- que quiso sacar a sus lectores do lo aborda con elegancia,
educado espartanamente por ra: el deseo de independencia de una cómoda actitud con- sin cargar las tintas, muy a la
su excéntrico padre. Una suer- ante las pesadas cadenas de los formista. En este sentido, se manera oriental, hasta con
te de canto a la juventud per- lazos familiares, la atracción trata de un escritor que está en poesía, podíamos decir. Pero
dida y una conclusión, tajante: y el rechazo ante lo masculi- las antípodas de lo que se lee y no esquiva el profundo tema
los padres de los combatientes no, el despertar de la infancia gusta hoy, cuando la literatura que plantea: la deformación
en la Gran Guerra los arroja- y la pérdida de la inocencia. El es casi un exclusivo producto de la conciencia, la ausencia de
ron irresponsablemente a la paisaje costero, presentado para el entretenimiento, en- un sentido trascendente de la
matanza, la derrota y el des- con una minuciosidad mágica, tendido como actividad mera- vida que aporte unas mínimas
concierto, cercenando de raíz transmite una paz que neutra- mente superficial. coordenadas existenciales.
la vida de una generación. Un liza todo dramatismo. Todo Estas ideas pueden verse en Los médicos y las enfermeras
Roth no exactamente menor, se observa con un respeto y sus novelas más difundidas, protagonistas de la novela,
pero menos cautivador, a ve- una seriedad casi sagrados y a Silencio y Escándalo, y en El por una serie de motivaciones,
ces perdido aparentemente en la vez con un elegante senti- mar y veneno. Se trata de una asumen sin dramatismo que el
los meandros de un relato no do del humor: es decir, con un excelente muestra de su ma- fin justifica los medios.
tan lineal como de costumbre. profundo aprecio. nera de entender la literatura, Adolfo Torrecilla
Gabriel Insausti Eduardo Terrasa de su forma de escribir y de los

90—Nuestro Tiempo noviembre&diciembre 2011


Vidas frías Amistad contra
en Alaska viento y marea

Caribou Island El bote abierto


David Vann Stephen Crane
Mondadori, 2011 Veintisiete Letras, 2011

Cuando un autor empieza, y de improviso; su hija, que vive Este escritor, que murió an- contra la muerte. Sus obsesio-
David Vann (1966) acaba de las primeras etapas de una vida tes de cumplir los treinta, se nes salen a la luz, así como sus
hacerlo, urge buscar similitu- en pareja aparentemente satis- labró un merecido prestigio miedos, y la sensación de que
des, contextos, referencias pa- factoria, intenta combatir sin entre otros escritores de su el mundo en el que viven, ma-
ra ver por dónde van los tiros. saberlo, por intuición, algo que generación. Joseph Conrad terializado por la implacable
En su caso, se ha acudido de depara el destino; y su novio, (autor del prólogo que reco- violencia de las olas, los con-
manera casi unánime a Cor- su hermano y un amigo de éste ge esta edición), H.G. Wells, templa con fría indiferencia.
mac McCarthy. No es des- responden a sus crisis espiri- Hemingway y Ford Madox Todo el sentido de sus metas y
acertado, desde luego da idea tuales, morales o de edad con Ford, entre otros, admiraron de sus esfuerzos en la vida que-
de la calidad de Vann y orienta un individualismo feroz. la hondura psicológica y el ori- da en entredicho ante la cerca-
hacia las frases secas, cortas Vann reparte juego entre ginal estilo de este autor, que nía de la muerte y del fracaso.
pero plenas, altamente des- cada una de las partidas que ha tuvo mucha influencia en la En este contexto, surge
criptivas que pueblan su obra. creado con un ritmo y una sabi- generación posterior. Fue un entre ellos una amistad con-
Pero también resulta un corsé duría aplastantes. A la vez que periodista innovador, intere- movedora. El mal humor que
demasiado prieto para la que la rugosidad, el áspero clima, sado en las crónicas de guerra. cabría esperar, el egoísmo de
se puede considerar ya una de la fuerte personalidad natural, De ahí que sus obras más co- anteponer la propia supervi-
las voces literarias más rompe- en fin, de Alaska ganan en pro- nocidas tengan como marco vencia, el desentenderse de
doras de los últimos años. tagonismo y ensombrecen Ca- conflictos bélicos. los demás ante el agotamiento
Sukkwan Island se leía con el ribou Island, David Vann hace Este es el caso de El bote de las propias fuerzas quedan
deslumbramiento provocado crecer a sus personajes hacia abierto. Responde a una expe- superados por un sentido de
por la habilidad con la que Da- dentro, como si descubrieran riencia suya: cuatro náufragos la camaradería sorprendente.
vid Vann dosificaba el relato ellos a la par que el lector sus de un barco que llevaba armas Una visión positiva y alenta-
de una tragedia personal y la más íntimos anhelos, esperan- a los insurgentes cubanos in- dora de la naturaleza humana,
manera en que la fundía con el zas y derrotas. Cuando el in- tentan ganar la costa en un pe- subrayada por el realismo que
paisaje de la Alaska recóndita. vierno termina por instalarse queño bote en mitad de una transmite el relato. Como afir-
En Caribou Island, su prime- dentro y fuera, en los bosques tormenta. Él es uno de estos ma Conrad, “Crane tenía un
ra novela con todas las letras, y las casas, cada uno afronta o náufragos, y le acompañan el maravilloso poder de intuición
vuelven Alaska y los dramas evade su propia verdad. Cómo capitán –que está herido–, un por el que alcanzaba la verdad
familiares, pero Vann no se maneja aquí Vann a sus perso- maquinista y el cocinero. En de la esencia de la vida”.
repite. Aquí, un matrimonio najes es sólo uno de los sínto- esta situación límite, descrita Eduardo Terrasa
de cierta edad intenta cons- mas de que estamos ante un con una precisión y riqueza
truir una cabaña en el bosque escritor de altura, prometedor, de imágenes sobrecogedora,
mientras su relación se dete- con voz y territorio propios. los cuatro supervivientes pro-
riora con el invierno que llega Josu Lapresa tagonizan su personal lucha

noviembre&diciembre 2011 Nuestro Tiempo —91

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