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TEMOR

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva
en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.

1 Juan 4:18

RECORDANDO

Se cuenta que en un país de guerra vivía un rey que les producía espanto a sus prisioneros. No los
mataba. Los llevaba a una sala y los colocaba en todo el centro. A lado izquierdo veían un grupo de
arqueros y al lado derecho una enorme puerta de hierro con figuras de calaveras cubiertas de
sangre. Les decía: “Ustedes pueden elegir entre morir flechados por mis arqueros o pasar por
aquella puerta de hierro delante de mí”. Todos los prisioneros elegían morir flechados. Al terminar
la guerra, un valiente soldado le preguntó al rey: ¿Qué había detrás de la asustadora puerta?… Ve y
mira tú mismo. El soldado temerosamente fue abriendo la puerta y a medida que se abría, los rayos
del sol aclaraban el ambiente. Y finalmente él descubre sorprendido que la puerta se abría sobre un
camino que conducía hacia la libertad. El soldado admirado, miró al rey y éste le dijo: ¡Yo solo les
brindaba la elección y ellos preferían morir a arriesgarse abrir la puerta de la libertad!.

Qué nos muestra todo esto. Hay muchas puertas que dejamos de abrir por miedo al fracaso.

Hay muchos sueños y proyectos que se quedan a mitad del camino de nuestras vidas porque
tuvimos temor de abrir la puerta a lo que sería vivir una vida de éxito en lugar de fracasos. Sabido
es que el miedo nos paraliza y hasta llega a determinar nuestro estilo de vida.

La Biblia nos enseña: “El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado”
Prov. 29:25.
El miedo es para el reino de las tinieblas, lo que la fe es para Dios. La sentencia de la palabra divina
en nuestras vidas nos dice que Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y
de dominio propio.

Somos llamados, no a convivir con el temor, sino a echarlo fuera de nosotros.


EL TEMOR CAUSA ESTRAGOS

El temor hace que nos sintamos inseguros y solos en todo lo que emprendamos.
Es un mal consejero y un predicador que nos habla negativamente a cada instante.
Es uno de los mayores opositores al desarrollo espiritual de los cristianos el cual se interpone en el
camino para impedir continuar en la misión que Dios nos ha encomendado.
Debilita el espíritu de conquista trayendo el desánimo para que no nos realicemos en áreas
importantes de nuestra vida.
El temor nos lleva a mirar las circunstancias con los ojos naturales y no con los ojos de Dios.
El temor es un freno que nos impide emprender nuevos desafíos.
LA FE NOS DA SEGURIDAD

“Si Jehová no guardare la ciudad en vano vela la guardia” Salmos 127:1

Debemos entender que la genuina seguridad viene de dentro hacia fuera. Tiene que ver con nuestra
espiritualidad reflejándose luego en las demás áreas de la vida tanto en el área física, como en el
área familiar, ministerial, empresarial o financiera. Esta seguridad es el resultado de permitir que el
Espíritu Santo sea quien tome el control de nuestra vida.

Para algunos la seguridad está en la circunstancias, pero la verdadera seguridad no es externa sino
interna. Josué vio gigantes pero no se detuvo en las circunstancias sino que confió en Su Dios y
cuando uno le cree a Dios, deja de ser un fracasado, visualiza la conquista y obtiene la victoria.

LA FE NOS LLENA DE PAZ

La paz es el resultado de una conciencia tranquila. “Por tanto no seáis rebeldes contra Jehová ni
temáis al pueblo de esta tierra porque nosotros los comeremos como pan, su amparo se ha
apartado de ellos y con nosotros está Jehová, no les temáis” Números 14:9

Estas fueron las palabras que dijo Josué al pueblo de Israel cuando ellos prácticamente estaban
desanimados, habían bajado la guardia y habían creído que el enemigo los iba alcanzar y a derrotar,
pero estas palabras no causaron ningún impacto en los corazones de ellos, pues ya habían dejado
que el temor tomara el control total de sus vidas. Por esto ellos volvieron sus ojos a lo que estaban
viviendo, a las circunstancias y quitaron sus ojos de Dios y ésta fue la causa de su destrucción.

EL TEMOR SE VENCE CON EL AMOR

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva
en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” 1 Juan 4:18
Cuando el perfecto amor de Jesús llena nuestro corazón:
Dejamos de ser esclavos del temor y conocemos la plenitud de la presencia de Dios que nos restaura.
No sentimos temor frente a la tormenta, porque nuestra vida está cimentada en la Roca que es
Jesús y estamos plenamente confiados que lo que Él nos prometió, Él lo hará.
Nuestra manera de hablar cambia y cada día es bendecido a través de las confesiones que hacemos,
porque creemos que aún si vienen pequeñas adversidades, estamos seguros que todas las cosas
ayudan a bien a los que aman a Dios.
Tenemos una imagen correcta de nosotros mismos y de los demás.
Al recibir el amor de Jesús nuestra naturaleza cambia y nos convertimos en verdaderos adoradores
que adoran en espíritu y verdad. Salmos 27:1-1
I. EL TEMOR ES INCOMPATIBLE CON EL AMOR VERDADERO

1. Porque Dios es amor v. 16.

Hay muchas clases de amores, pero solo uno es verdadero: el amor de Dios, porque Dios es amor. En eso
consiste su diferencia. Nos llama la atención que Juan ponga en un mismo texto al temor y al amor de Dios.
Pero aún más sorprendente que sea en el mismo texto que nos habla de la más grande afirmación acerca de
Dios. ¿Qué significa para un hijo de Dios que la Biblia nos diga que “Dios es amor?”. Bueno, comenzando por
el tema que nos asiste, el saber que Dios es amor nos trae a la esperanza que por muy grande que sea el temor,
y lo que haya originado eso en nuestras vidas, será echado fuera. El temor es incompatible con el verdadero
amor. Las razones son muy obvias. La afirmación que Dios sea amor es la explicación que existe para la
creación. A veces nos preguntamos cómo es que Dios creo a un mundo que desde el mismo comienzo le fue
desobediente y después se corrompió. Bueno, aunque le parezca extraño, Dios necesitó a alguien a quien
amar, pero también necesitó de alguien que le amara. El amor de Dios pone en retirada cualquier temor en la
vida.

2. Porque permanecemos en el amor v. 16b.

Ahora Juan nos lleva de una idea a otra sobre esto del amor. Es un hecho que cuando nos encontramos con
esta clase de amor, el temor tiene que disiparse. A la par de afirmar que Dios es amor también se nos dice que
los que hemos conocido a ese Dios de amor, permanecemos en él, pero sobre todo que Dios permanece en
nosotros. ¿Cuál es la importancia de esa relación? Que si pertenezco a Dios y él pertenece a mí, entonces los
temores no pueden ser parte de mi vida. Los temores son incompatibles con la presencia de Dios, pues no
puede habitar la luz con las tinieblas, y los temores están asociados con las tinieblas. Lamentablemente hay
cristianos que son controlados por el temor. Por supuesto que los temores tienen muchos orígenes, pero
cualquiera que ellos sean, nada de eso pertenece a Dios. El temor llega a ser como una cárcel que tú mismo te
impones. Pero el cristiano sabe a quien pertenece, por lo tanto no puede haber compatibilidad entre algún
temor que se presente y el amor al cual pertenece ahora. Si permanecemos en Dios el miedo huira de nosotros.

II. EL TEMOR ES LA AUSENCIA DEL EL PERFECTO AMOR

1. Porque el perfecto amor crea confianza v. 17a.

En el contexto donde Juan menciona la palaba “amor” con sus derivados 29 veces, la palabra “perfección”
viene a darle a ese amor tan marcado del apóstol una connotación mayor. Una cosa es hablar que tenemos el
amor de Dios, pero otra muy distinta es que hablemos de la perfección del amor. La palabra “perfección” es la
que se utiliza para hablar de calidad, de durabilidad, de algo que no tiene defectos. Por lo tanto, cuando el
amor fue derramado por Dios en nuestro corazón, comenzó en todos nosotros un perfecto amor. Así que el
amor que está en nuestros corazones no es imperfecto, no tiene mancha ni arruga. Esa clase de amor crea en
nosotros confianza, y es la confianza la que llena nuestra vida para que salga de ella todo tipo de temor. Por
esto es que afirmamos que el temor se define como la ausencia de ese perfecto amor. La verdad de este texto
será que si el perfecto amor está dentro de nosotros, entonces, no puede existir en nuestros corazones el
temor. Cuando un creyente ha aprendido a tener confianza en su Dios, la paz llega a ser su característica.

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