Alineando nuestra voluntad a la de Dios.

 Semana 08-14 julio 2019

Alineando nuestra voluntad a la de Dios.
Objetivo: Conocer la voluntad de Dios y su plan a través de las escrituras.
Idea Central: La voluntad de Dios es agradable y perfecta para mi vida.
Proposición: Que cada miembro de círculo de amistad conozca la voluntad de Dios y su plan a través de
las escrituras.
Introducción:
En muchas ocasiones hemos dicho “que se haga la voluntad de Dios, ¨ cuando realmente usamos esa frase
como justificación de un acto que hicimos sin consultar o por desobediencia esperamos que el resultado sea
la voluntad de Dios cuando realmente hicimos fue nuestra voluntad. Es lo mismo cuando despiden a alguien
de su trabajo por ser un mal empleado y luego dice era la voluntad de Dios. Necesitamos entender
correctamente lo que es y lo que no es la voluntad de Dios. Otras personas tienden a pensar que la voluntad
de Dios es que suframos, cuando el sufrimiento es el resultado del mundo caído en el que vivimos. Es decir,
aunque estemos en la voluntad de Dios, puede haber ocasiones que vengan aflicciones, y pueden ser porque
las provoquemos o por no oír a Dios. Entonces, ¿cómo nos alineamos a la voluntad de Dios?

Juan 15:5
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque
separados de mí nada podéis hacer”

Para alinearnos a la voluntad de Dios primero necesitamos reconocer que lo necesitamos y que fuera de Él
nada podemos hacer. El hacer la voluntad de Dios nos llevará a vivir una vida llena de Su plenitud.

A continuación vamos a ver algunos puntos que nos ayuden a alinear nuestra voluntad a la de Dios:

Desarrollo:
1. Necesitamos crecer en el conocimiento de Dios:
En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti. Salmos 119:11. Necesitamos conocer la
Palabra de Dios para no ir en contra de ella. La palabra de Dios es la que nos marca el camino por el cual
 Alineando nuestra voluntad a la de Dios.
debemos de ir (Sal. 86:11). Por lo tanto, al seguirla, el margen de error en nuestras vidas se reduce porque
aprendemos a vivir de forma acertada a la voluntad de Dios expresa en su Palabra.

2. Debemos estar dispuestos a hacer la voluntad de Dios:

Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.
Salmos 143:10. Muchas personas saben lo que es bueno pero no están dispuestos a hacer los cambios.
Muchos sabemos que tomar gaseosa en exceso es malo, sin embrago no lo dejamos de hacer. Entoncees, es
necesario, no sólo conocer la Palabra de Dios, sino estar dispuestos en nuestro corazón a obedecerla aún
cuando no es lo que estabamos esperando. Por ejemplo, cuando nos manda a pedir perdón aun cuando no
haya sido nuestra culpa. Es díficil obedecer eso, pero esa es la voluntad de Dios y debemos estar dispuestos
a obedecerla. Gal. 2:20

3. Debemos vivir una vida de fe:

Mas el justo por la fe vivirá. Rom. 1:17 Fe es creer que Dios tiene la última palabra y aunque no entienda
algunas cosas, creemos que su voluntad es perfecta. Hay cosas o situaciones en las que tal vez todo apunta
hacia el lado contrario de lo que Dios dice, pero debemos tener fe en lo que Dios ya ha dicho. Creer lo que
ha hablado y prometido a nuestra vida. Puede ser una situación laboral difícil, o una situación familiar en
la que todos recomiendan la separación, pero debemos creer que Dios puede restaurar la familia. Creer en
medio de la escases que Él es nuestro proveedor.

4. Debemos desarrollar una vida del Espíritu:

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que
seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis
como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el
conocimiento de Dios. En la medida que vamos teniendo más intimidad con Dios, más lo vamos conociendo
y más sabemos cuáles son sus deseos para nosotros. Es como una relación de matrimonio. Conocemos a la
persona con la que estamos en la medida que más tiempo pasamos juntos. Por eso, para conocer el corazón
y su voluntad necesitamos desarrollar una vida del Espíritu.

Conclusión:
La única manera de poder experimentar la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta, es siendo
renovados en el entendimiento (Rom. 12:2), si alineo mis pensamientos a los de Dios y mis decisiones, mis
acciones irán en la dirección correcta, hacia la voluntad de Dios.
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