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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE NICARAGUA – LEÓN

UNAN – León

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES – Derecho


Principios del proceso en general: Análisis de los principios procesales del
Código Procesal Penal y el Código Procesal del Trabajo.

Maestra:
Lic. Carolina Mora

Estudiante:
Miguel Ballina Calderón

viernes, 29 de noviembre de 2019

A la Libertad por la Universidad


INTRODUCCIÓN

Los principios procesales son aquellos criterios o ideas fundamentales, contenidos en forma
explícita o implícita en el ordenamiento jurídico, que señalan las características principales del
derecho procesal y sus diversos sectores, y que orientan el desarrollo de la actividad procesal. Estos
principios son útiles, ya que brindan un marco para la interpretación e incluso para la integración
de los ordenamientos procesales.

Estos principios se caracterizan por su bifrontalidad, esto es, que se presentan habitualmente en
parejas, o sea que se puede concebir su opuesto. Otra característica es su complementariedad, esto
es, que los principios no se presentan aislados sino vinculados a otros. Cuando el constituyente
concretaba como norma fundamental que ningún habitante del país seria castigado sin juicio
previo, debía admitir implícitamente que, dentro de las posibilidades lógicas, también se podía
hacer justicia condenando al individuo sin oírle previamente, pero si optó por aquella fórmula, lo
hizo obedeciendo a los imperativos de una filosofía política que le imponía el máximo respecto por
los derechos del individuo.

Estos presupuestos políticos o principios generales concretan y mediatizan las garantías


constitucionales del derecho procesal y en cada uno de ellos puede encontrar un entroncamiento
directo con una norma fundamental.
1. PRINCIPIOS PROCESALES EN EL CÓDIGO PROCESAL PENAL:

El proceso penal tiene como finalidad solucionar los conflictos de naturaleza penal, así como
restablecer la paz jurídica y la convivencia social armónica, mediante el esclarecimiento de los
hechos y la determinación de la responsabilidad de los acusados, la aplicación de las penas y
medidas de seguridad que en justicia proceda y de otras soluciones basadas en la disposición de la
acción penal, la mediación y acuerdos entre las partes.

El Principio de legalidad en lo penal implica que nadie podrá ser condenado a una pena o sometido
a una medida de seguridad, sino mediante sentencia firme, dictada por un tribunal competente en
un proceso conforme a los derechos y garantías consagrados en la Constitución Política, leyes y
Tratados Internacionales.

A toda persona que se le impute un delito se le presumirá inocente y será tratado como tal en
cualquier etapa del proceso, mientras no se declare su culpabilidad mediante sentencia firme
dictada conforme la ley. Antes de esa sentencia, ningún funcionario o empleado público podrá
presentar a una persona como culpable. Si existiera duda razonable sobre la culpabilidad del
acusado se procederá a su absolución, que se ordenará en la sentencia. Durante el proceso penal
toda persona debe ser tratada con el debido respeto a la dignidad inherente al ser humano, con
protección de los derechos que de ella derivan y en condiciones de igualdad.

Todo acusado tiene derecho a la defensa material y técnica, y, el Estado, a través de la Dirección
de Defensores Públicos, garantiza la asesoría legal de un defensor público a las personas que no
tengan capacidad económica para sufragar los gastos de un abogado particular. En este sentido, la
autoridad que intervenga en el proceso deberá velar para que el imputado conozca
inmediatamente los derechos esenciales que goza.

En el ejercicio de las potestades que este Código otorga a la Policía Nacional, al Ministerio Público
o a los Jueces de la República, éstas serán ejercidas racionalmente y dentro de los límites de la
proporcionalidad, atendiendo a la necesidad e idoneidad de su ejercicio y a los derechos
individuales que puedan resultar afectados. El control de proporcionalidad de los actos de la Policía
Nacional y del Ministerio Público será ejercido por el Juez, y los de éste por el tribunal de
apelaciones a través de los recursos. Todo acto de investigación que quebrante el principio de
proporcionalidad será nulo. Posterior al proceso, y quien haya sido sobreseído, absuelto o
condenado por una resolución firme no podrá ser sometido a nueva persecución penal por los
mismos hechos.

Según lo dispuesto por la Constitución Política de la República, la víctima de delito tiene el derecho
a ser tenido como parte en el proceso penal desde su inicio y en todas sus instancias. Ahora bien, el
ejercicio de la acción penal es distinto del de la función jurisdiccional; en este sentido, no existirá
proceso penal por delito sin acusación formulada por el Ministerio Público, el acusador particular o
el querellante en los casos y en la forma prescritos por ley.

En concordancia con la Carta Magna, todo procesado tiene derecho en igualdad de condiciones a
ser sometido a juicio por jurados en los casos determinados por la ley; y es a la vez deber de todo
ciudadano participar en el proceso penal como miembro de un jurado cuando sea requerido.

Las diferentes comparecencias, audiencias y los juicios penales serán orales y públicos. La
publicidad podrá ser limitada por las causas previstas en la Constitución Política y las leyes.
La práctica de la prueba y los alegatos de la acusación y la defensa se producirán ante el juez o
jurado competente que ha de dictar la sentencia o veredicto. El Juicio tendrá lugar de manera
concentrada y continua, en presencia del juez, el jurado, en su caso, y las partes.

Existen casos previstos en el presente Código, donde el Ministerio Público podrá ofrecer al acusado
medidas alternativas a la persecución penal o limitarla a alguna o algunas infracciones o personas
que participaron en el hecho punible. Para la realización del acuerdo que se adopte se requerirá la
aprobación del juez competente.

En relación con las pruebas, cualquier hecho de interés para el objeto del proceso puede ser
probado por cualquier medio de prueba lícito; ésta sólo tendrá valor si ha sido obtenida por un
medio lícito e incorporada al proceso conforme a la ley. Ninguno de los actos que hayan tenido
lugar con ocasión del ejercicio del principio de oportunidad entre el Ministerio Público y las partes,
incluyendo el reconocimiento de culpabilidad, será admisible como prueba durante el Juicio si no
se obtiene acuerdo o es rechazado por el juez

Finalmente, todas las partes del proceso tienen derecho a impugnar las resoluciones que
consideren les causen agravio. Igual derecho tendrá el Ministerio Público en cumplimiento de sus
obligaciones.
2. PRINCIPIOS PROCESALES EN EL CÓDIGO DEL TRABAJO Y LA SEGURIDAD
SOCIAL:

El artículo segundo abarca los principios procesales para el Proceso judicial laboral y, en este
sentido, dispone con laconismo que «el proceso judicial laboral y de la seguridad social es oral,
concentrado, público, con inmediación y celeridad, y además estará fundamentado en los
siguientes principios:»

Destaca por inicial el principio de oralidad, entendido como el uso prevalente de la comunicación
verbal para las actuaciones y diligencias esenciales del proceso; esto sin perjuicio del registro y
conservación de las actuaciones a través de los medios técnicos apropiados para ello, que producen
fe procesal.

El Proceso judicial laboral será concentrado. Esta concentración que menciona el código refiere al
interés de aglutinar todos los actos procesales en la audiencia de juicio. En este sentido, la
inmediación judicial, que implica la presencia obligatoria y la participación directa de la autoridad
judicial en los actos y audiencias, adquiere más relevancia aún.

Debe procurarse acceso del público a las comparecencias y audiencias del proceso, salvo
excepciones que puedan acordarse para salvaguardar la intimidad de las personas. Las partes
tendrán libre acceso al expediente y a las actuaciones orales del proceso. Igualmente deberán ser
informados de todas las actuaciones y diligencias ordenadas por la autoridad judicial en cada fase
del juicio. Cabe destacar que, en lo laboral, es deber de la autoridad judicial de tramitar y dar a las
actuaciones procesales el curso que corresponda sin que se produzca paralización del proceso.

El Derecho Laboral es eminentemente proteccionista, y, siguiendo esta idea, en caso de conflicto


o duda sobre la aplicación o interpretación de las normas del trabajo legales, convencionales o
reglamentarias, prevalecerá la disposición más favorable al trabajador; así mismo, al juez se le
ordena reconocer derechos que resultaren demostrados o probados en juicio, aún cuando no hayan
sido invocados en la demanda.

El compromiso de la autoridad judicial en la búsqueda de la verdad material concede autonomía a


los procedimientos del trabajo y persigue reducir el uso y remisión a la norma adjetiva de otros
campos jurídicos.
CONCLUSIONES

El Derecho Procesal nicaragüense ha registrado, en las últimas décadas, una tendencia a la


renovación y actualización, que se manifiesta en la creación, publicación y entrada en vigencia de
nuevos códigos procesales, siendo este el caso de ambos códigos estudiados en este informe.

Estos nuevos códigos, además de adaptarse a las actuales tendencias jurídico-doctrinarias del
momento –y de esta forma representar una actualización–, vienen a ordenar, de la manera más
lacónica y sin atavíos retóricos, la suerte de caos legislativo que imperaba en nuestro derecho
procesal, de códigos anacrónicos y leyes dispersas.

En el caso del Código Procesal del Trabajo y la Seguridad Social, representa aún más una novedad,
precisamente por ser el código procesal primigenio en relación con el Derecho Laboral.

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