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el mundo lo recuerda por cinco de sus fundamentos que marcaron muchos cambios en la
sociedad.
1. Lucha de clases
Para Marx, en todos lados, en todos los momentos de la historia, ha existido una oposición
entre los trabajadores y quienes tienen el capital o los medios de producción.
Esta desigualdad lleva inevitablemente a un conflicto que él denomina "de clases", que es el
motor positivo de la historia. En una sociedad capitalista, los proletarios buscan
irremediablemente suprimir esta relación de dominación mediante una revolución para poder
fundar una sociedad justa.
Fue en 1850 cuando Marx selló el destino común de estas dos palabras, que ya se usaban
juntas bajo otras fórmulas desde la Revolución Francesa, dando origen a una expresión que
marcó más de 150 años de teoría comunista.
3. Comunismo
Karl Marx es el autor, junto a Engels, del "Manifiesto del Partido Comunista" publicado en
1848, durante la eclosión de la Primavera de los Pueblos, una serie de estallidos
revolucionarios en Europa.
El texto adquiere relevancia a partir de 1872 para imponerse finalmente en el siglo XX como
uno de los pilares del bloque del Este.
Para Marx, se trata de oponer el socialismo, juzgado como utópico, burgués o reaccionario, y
explicar el advenimiento de una sociedad justa, después de la victoria del proletariado en la
lucha de clases.
Los pilares del comunismo son la abolición de la propiedad privada y después el
alumbramiento, tras la dictadura del proletariado, de una sociedad sin clases y sin Estado.
"En lugar de la antigua sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonistas de clases, surge
una asociación donde el libre desarrollo de cada uno es la condición para la desarrollo libre de
todos", plantearon Marx y Engels.
4. Internacionalismo
"¡Proletarios de todos los países uníos!", fue la célebre conclusión del Manifiesto que sienta las
bases de una primera estructuración política que va más allá de las fronteras de las naciones y
de los Estados.
Después esta idea pasa a formar parte de núcleo del internacionalismo soviético, que une los
destinos de países tan alejados geográficamente como Vietnam y Cuba y también en la
interpretación marxista de grupos como las FARC en Colombia, el Partido de los Trabajadores
Kurdos (PKK) y en grupos altermundialistas.
Para Marx, la religión es una distracción que permite que los explotados olviden su miseria y
que puede ser utilizada por los poderosos. De ahí, la célebre expresión, extraída de la
Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (1844) donde se compara la
religión "al opio del pueblo".
Para Marx, la alienación religiosa es uno más de los elementos que explican el sometimiento
del proletariado. Probablemente se habría sorprendido de ver cómo su fórmula fue
interpretada en la práctica.