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Te desea una Feliz


Navidad y que
disfrutes de la Lectura
3
Equipo
Traducido por: Corregido por:
A N D R E I N A S A N D R A

Revisión Final y Diseño por:


L A P I S L A Z U L I
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5
Contenido
Descripción

Capitulo 1

Capitulo 2

Capitulo 3

Capitulo 4

Capitulo 5

Acerca de Angel Devlin

Créditos
6 Descripción
De Ho Ho Ho Ho a Oh Oh Oh Oh...

Han pasado seis años desde que Casey vio por última vez al
hermano de su mejor amiga...

Ahora su cafetería está vacía en Navidad y su mejor amiga, Audrina,


ha reclutado a Jared para que venga a jugar a ser Santa. Latte de calabaza
con especias calientes versus un caliente Santa, es algo obvio para las
mujeres de Nueva York.

Así que Casey tiene que ver cómo el enamoramiento que nunca ha
olvidado deja que mujer tras mujer se siente en su regazo. Aún más
humillante es que está vestida con el peor atuendo de la historia, como
una galleta navideña británica.

¿Puede Casey obtener todo lo que quiere para Navidad?


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Capitulo Uno
Traducido por Andreina
Corregido por Sandra

—Dios, odio la Navidad. —Haciendo una mueca, me quejé a mi


mejor amiga Audrina—. No puedo competir con lattes de calabaza y
diseños de tazas de Navidad, no cuando estoy tratando de luchar para
mantener mi negocio abierto.

Miré a mí alrededor en mi pequeña cafetería. Mi sueño había sido


abrir un lugar donde la gente pudiera escapar del estrés de la vida diaria.
Era una chica vintage en el fondo, y mi pequeña cafetería lo reflejaba, con
su mezcla de sillas de colores pastel, mesas de madera y decorada con
variadas antigüedades vintage. Cuando abrí por primera vez hace un año,
el lugar había estado muy animado, ya que la gente disfrutaba de un
ambiente diferente al de las cadenas de cafeterías habituales. Sin
embargo, la atracción de lo rutinario y lo familiar los había hecho
retroceder. Ahora, mi cafetería carecía de clientes, y a mí me faltaba
entusiasmo porque no creía que dibujar una cara de Papá Noel en una
taza con un marcador Sharpie fuera a traer a alguien de vuelta, no
importaba lo buena que fuera Audrina para garabatear.
—Deja de ser tan negativa, Casey. —Audrina puso los ojos en
blanco—. Sólo necesitamos pensar en algo único, algo que los otros no
puedan hacer, y traer a todos de vuelta aquí.

—Necesito un milagro para que los clientes vuelvan aquí ahora


8 mismo —resoplé.

—¡Eso es! —Audrina hizo un gesto elaborado y floreciente con sus


manos y brazos que casi me cuesta un estante lleno de copas vintage
rotas—. ¡Necesitas un milagro de Navidad, como Santa Claus!

Miré a mi mejor amiga como si se hubiera golpeado la cabeza con


fuerza y estuviera confundida.

—Traer a un anciano con sobrepeso no me traerá clientes. No, a


menos que les dé café gratis y no puedo permitírmelo.

Miré la cara de mi amiga. Sus ojos verdes brillaban con la mirada


que sólo ponía cuando tenía ideas de hacer travesuras. —Dije algo único,
un Santa Claus normal no es único. Necesitas olvidar el vintage. Santa
Claus Vintage está fuera. Sexy Santa Claus está de moda.

Cerré los ojos y conté hasta diez. Una vez que Audrina tenía una
idea en su cabeza, era difícil quitársela. Su pelo a capas rubio temblaba
mientras asentía excitada. —Y conozco a la persona perfecta, Jared. —
Tomó su teléfono celular del bolso, ignorando mis chillidos de –no, al
diablo-. Salté hacia ella, tratando desesperadamente de presionar el botón
de cancelar la llamada en su celular, pero se subió en una silla de color
rosa pálido fuera de mi alcance.
Lo último que quería era a Jared Johnson en mi cafetería. La última
vez que lo vi fue hace seis años, a la edad de quince años, cuando hice el
ridículo frente a él en la recepción de la boda de la hermana mayor de
Audrina y Jared. No sabía por qué ningún padre me había impedido beber
cuatro copas de champán de las bandejas de plata que llevaba el personal
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del hotel (bueno, en realidad, no me vieron hacerlo, pero no vamos a
detenernos en ese pequeño detalle). Pero lo que sí sabía era que me había
asegurado de no poder asistir a nada en lo que Jared estuviera presente
desde entonces.

—¡Todo arreglado! Jared estará aquí en treinta minutos para discutir


su papel de Papá Noel. Dijo que dependiendo de la apariencia de sus
clientas, una podría recibir un regalo extra y que lo mantendría en sus
pantalones. Es tan asqueroso. —Audrina hizo una mueca—. De todos
modos, no queremos ser acusadas de ser sexistas, así que me pondré un
sexy traje de Santa Claus para atraer a los clientes masculinos. De nada.

—Seguro que hay algo más que podamos hacer en su lugar —me
quejé.

—No seas estúpida. Esta es una idea increíble. Además, siempre he


querido vestirme como un Santa Claus sexy, pero estando soltera este año,
no tengo a nadie para quien disfrazarme. Esto significa que podría tener la
oportunidad de colocar a un chico sexy para besar bajo el muérdago y
también mantener mi trabajo. No hay forma de que dejemos que este
negocio se arruine. Así que, mientras está tranquilo, me voy a la tienda de
disfraces. Te traeré algo para que te pongas también, ya que parecerá
extraño si todos los demás están disfrazados y tú sigues vestida como una
chica pin up de los años 50.

Me aferré a mis Victory Rolls1 de forma protectora. —Deja mi pelo en


paz. Me encanta mi look vintage.
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—Cariño, a mí también. Pero ahora es Navidad, así que tendrás que
hacer algo diferente por una vez. Ya sabes, salir de esa zona de confort en
la que estás atrapada. —Agarró su chaqueta y se dirigió a la puerta—.
¡Vuelvo pronto! —gritó y luego se marchó.

Fue entonces cuando me di cuenta de que Jared llegaría pronto y


que si no aparecían clientes, me enfrentaría a él sola.

Fabuloso.

1 Es un peinado femenino popular en la década de 1940, caracterizado por


voluminosos rollos de cabello que enmarcan la cara. El elaborado peinado está
supuestamente inspirado por los movimientos de los aviones de combate durante la
Segunda Guerra Mundial, que dejaron tras de sí senderos con forma de rollo.
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Capitulo Dos
Traducido por Andreina
Corregido por Sandra

Un banquete de bodas seis años antes....

Le robé otra copa de champán a una camarera que pasaba por aquí.
Fue demasiado fácil. Audrina los distraía, y yo me lanzaba. Mis piernas
estaban un poco tambaleantes, así que me separé de Audrina -que había
sido apartada por su madre- y me dirigí a la puerta de un patio abierto en la
parte de atrás de la habitación. Aire fresco, eso era lo que necesitaba. Un
poco de aire fresco para despertarme. Encontré un banco a unos cuantos
metros y me senté en él, respirando profundamente el aire fresco. Hacía un
calor sofocante en la sala de fiestas y, junto con el alcohol, me hacía sentir
un poco somnolienta, y un poco fuera de sí.

Estás borracha.

—No, no lo estoy. Sólo estoy feliz —discutí conmigo misma.

—La primera señal de locura, hablar contigo mismo, Case. Un nuevo


apodo para ti si no tienes cuidado. Caso perdido.

Los pelos de la nuca se me erizaron.


Santo cielo. Reconocería esa voz en cualquier parte. Jared Johnson. El
hermano de mi mejor amiga.

Llevaba dos años enamorada de él. Desde que le pillé saliendo de la


piscina y me di cuenta de que ya no era la mierda escuálida y molesta que
12 había sido antes. Tres años mayor que yo, Jared, que ahora tiene dieciocho
años, era el material con el que se hacían los sueños adolescentes. Para mí,
era como una estrella de cine. Hacía ejercicio en el gimnasio, nadaba mucho
y se le notaba. Estaba tonificado, con músculos duros. Tenía un brillo
saludable y cuando lo vi antes, había estado sacudiendo su esmoquin.
Rápidamente murmuré un—: Hola —casi indescifrable, antes de apartar las
mejillas sonrojadas en la dirección opuesta. Al menos ahora podría excusar
mis mejillas sonrojadas como inducidas por el alcohol. El problema era que
ahora mismo no podía abrir los ojos. Estaba dispuesta a que miraran a
Jared, a batir mis pestañas, así se enamoraría locamente de mí, pero los
imbéciles testarudos se negaron a abrirse. Mi cuerpo estaba tratando de
dormir. ¡No! El chico sexy está aquí. ¡Sin dormir!

—¿Cuánto has bebido mientras nadie te miraba, Casey?

¿Podría mover la boca? Me mojé los labios.

—No he estado bebiendo. —¡Mierda!

—Bien, ¿actualmente no estás medio dormida en el banco, hablando


sola, con los ojos cerrados por estar borracha?

Agité la cabeza insistentemente. No fue un buen movimiento. Todo se


balanceó. Fue entonces cuando mis ojos decidieron abrirse. En pánico.
Con los ojos bien abiertos, vi que Jared estaba justo a mi lado, con el
brazo a mí alrededor. Bueno, este no era el mejor momento para que
finalmente lo hiciéramos, pero los mendigos no podían elegir. Le agarré por
la parte de atrás de la cabeza y lo empujé hacia mí, mis labios
encontrándose con los suyos.
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—¿Qué demonios estás haciendo, Casey? —Se alejó de mí, y me
rasqué la cabeza preguntándome por qué había tres de él y por qué no sabía
a cuál mirar.

—Te etaba beando, estúpido. ¿Adónde fuiste?

—Sí, pero ¿por qué?

Entrecerré los ojos, así conseguí un Jared, aunque tres de ellos


estaban calientes. Lo que podría hacer con tres Jareds, ¡Whoa! Empecé a
abanicarme. Me estaba calentando cada segundo que pensaba en ello.

—Tú lo iniciaste. Viniste y me tocaste.

—Sí, para evitar que te caigas del banco.

Sus palabras eran como un cubo de agua helada. La realidad golpeó


al mismo tiempo que el resto del alcohol, y salté del banco y comencé a
vomitar detrás de un arbusto cercano.

Sentí las manos de Jared levantar mi pelo mientras vomitaba. Nunca


viviría tan deprimida como ahora. Una vez que dejé de estar enferma, me
ofreció el pañuelo doblado del bolsillo de su esmoquin.
—¿Estás bien? —preguntó.

No podía mirarlo. Dios, pensé que quería besarme y luego vomité


delante de él. Era una niña estúpida, y eso era lo único que él vería de mí.

—Estoy bien, disculpa. Sí, creo que es hora de que me vaya a casa.
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—Casey…

Sus palabras se dispersaron en la brisa porque yo no estaba. Como


Cenicienta al filo de la medianoche, corrí, pero en vez de un zapato, perdí mi
oportunidad de que Jared Johnson me viera como algo que no fuera la
amiga idiota de su hermana menor.
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Capitulo Tres
Traducido por Andreina
Corregido por Sandra

Me ocupé de ordenar la encimera y las mesas. Vale, me arreglé


primero, corriendo al baño y cepillándome el pelo y añadiéndome
pintalabios, esperando que nadie me robara las tazas y los platillos
mientras estaba de espaldas. No tenía por qué preocuparme, cuando volví
a salir la tienda estaba tan vacía como cuando entré. Era hora de enfrentar
los hechos. Necesitaba que Jared Johnson ayudara a mi negocio. Vamos,
Casey. Me dije a mí misma. No eres la adolescente estúpida que vio por
última vez.

Y luego lo vi pasar por la ventana. Bueno, vi a un dios del sexo


totalmente ardiente pasar por la ventana y supe -como si mi nariz
estuviera fijada a sus feromonas, como una sirena- que era él.

La puerta se abrió, el pequeño timbre sonó y ahí estaba.

Pelo oscuro, crecido por el corte, un poco desgreñado. Barba en esa


mandíbula fina. Una sonrisa apareció ensanchando esa mueca perfecta,
iluminando esos ojos color avellana.
—Casey. ¿Cuánto tiempo ha pasado? La última vez que te vi,
estabas vomitando en un arbusto, y mírate ahora, una mujer de negocios
nada menos. —Puso sus brazos a mí alrededor y me abrazó. Me agarroté
en sus brazos.

16 Oh, Dios mío, esa noche humillante ya se ha mencionado.

Quiero morir, aquí mismo, en mi propia cafetería.

Señor, te lo pido amablemente, mátame ahora.

Mierda, todavía estoy viva.

Ahora está moviendo los brazos.

Genial, es como una repetición de acción porque no puedo volver a


abrir los ojos.

Me tome de las manos. Así no era como se comportaban las mujeres


de negocios. Ignoraría su total y abrumadora excitación y me ocuparía de
lo que necesitaba de él. Su cuerpo caliente. Dios mío, estaba condenada.

OJOS ABIERTOS.

GRACIAS POR COOPERAR.

—¡Jared! Lo siento por eso. He tomado demasiados cafés. Tengo un


poco de prisa, sólo necesitaba calmarme.

Le devolví el abrazo. Mis manos tenían un rápido apretón de esos


finos brazos suyos. Oh, hermosa y cálida carne bajo mis dedos. Muy bien,
señorita, despacio, apártate del abrazo, y voila, estás de pie como un ser
humano normal.

Sé normal.

Actúa con normalidad.


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—Así que, ¿qué te traigo de beber y quieres comer algo?

Dime.

¡Dios mío, cállate la boca!

—Tomaré un capuchino por favor, y uno de esos twists de chocolate.


Me desharé de él en el gimnasio —dijo, dando palmaditas en sus
abdominales de la tabla de lavar. Llevaba una camiseta azul pálido que
abrazaba ese cuerpo tan fino. A regañadientes me di la vuelta para
prepararle la bebida.

—La cafetería se ve fantástica. Lo hiciste bien. Sé que a Audrina le


encanta trabajar aquí. Diría que no se quedan sin cosas de las que hablar,
pero recuerdo cómo eran de adolescentes, así que puedo responder a mi
propia pregunta.

—Sí, bueno, ya no soy una adolescente, pero sí, seguimos siendo las
mismas, apenas salimos a tomar aire.

Le pasé su bebida y tome las pinzas para conseguir su twist.

—Ha pasado mucho tiempo, Case. Eras como parte del mobiliario de
la casa y de repente ya no te veíamos. Sé que te avergonzaste de...
—No —asentí hacia una mesa y un asiento vacíos. Siguiendo mi
señal, fue y se sentó. Coloqué su plato frente a él y sintiéndome valiente
me senté a su lado.

—Mira, hice el ridículo, pero si te parece bien, preferiría no hablar de


18 ello. Está en el pasado. Ahora disfruta de tu bebida y pastelería.
Obviamente van por cuenta de la casa.

Una mujer valiente y adulta le preguntaría sobre sí mismo, aunque ya


lo sabía todo, desde que le preguntaba a mi mejor amiga.

—¿Cómo estás, de todos modos? ¿La vida te trata bien?

Asintió, limpiándose las migas de la boca. Habría dado mi brazo


derecho por ser su pulgar en ese momento.

—Realmente bien. Tengo una casa en Manhattan, y trabajo en la


venta al por menor. Soy el comprador de una cadena de ropa de hombre.
—Se toco la camiseta que se levantó revelando una línea de pelo que
desaparecía por debajo de la cintura. Iba a explotar en un momento y
deslizarme sobre él—. Como puedes ver, hoy no trabajo, por eso mi ropa
casual. ¿Qué hay de ti? Sé lo de tu carrera, ¿pero hay algún marido en el
horizonte?

—No. ¿Quieres que te lo rellene? —dije con urgencia.

Sus cejas arrugadas. —Todavía está caliente. Lo preparaste hace un


segundo.

—Lo rellenaré de todos modos.


—Erm, vale.

Mientras me levantaba, Audrina entró por la puerta. Gracias a Dios,


de verdad. No podía hablar con Jared sobre mi vida amorosa. Era un límite
difícil. Además, no quería mostrarle que estaba destrozada porque él no
19 conocía el estado de mi vida amorosa, porque había conocido a todas las
novias o novias potenciales que había tenido. Había acechado a esas
mujeres en las redes sociales, viendo lo que tenían que lo había atraído y
tristemente copiando donde podía. ¿La última novia era rubia? Yo había
decolorado el mío. ¿Fenómeno de la aptitud física? Conseguiría un DVD de
ejercicios. Vale, en realidad no lo hice, aparte de en mi cabeza, pero era la
intención lo que contaba, ¿verdad?

—Hola, Jar. —Audrina dejó caer las bolsas sobre la mesa y abrazó a
su hermano—. Gracias por venir al rescate. ¿Casey ya se ha puesto de
rodillas y te lo ha suplicado?

—¿Qué? —gritamos ambos al unísono.

Se volvió hacia mí. —¿Aún no le has pedido que sea Papá Noel? Es
asunto tuyo, tienes que rogarle.

Exhalé profundamente y luego traté de inhalar con calma. —Oh,


claro. —Me volví en su dirección y me obligué a mirarlo—. Como dijo
Audrina, necesitamos un Papá Noel para la cafetería, y todos los viejos con
pelo blanco y barriga cervecera están reservados con años de antelación,
así que, ¿podrías hacerlo?
Una sonrisa ligera tocó el borde de sus labios. —Segunda opción
después de un viejo gordito, es la primera vez para mí. Entonces, ¿qué
tengo que hacer? ¿Sólo repartir regalos?

—Y besos. —dijo Audrina, que estaba diciendo algo razonable como


20 en las tarjetas de Navidad.

—¡No dijiste eso por teléfono! —gritó Jared en protesta.

—Bueno, si lo hubiera hecho, habrías dicho que no. Mira a tu


alrededor, Jar. No hay clientes porque han sido seducidos por los lattes
con especias de calabaza. Así que necesitamos que los seduzcas.

—Me siento como un prostituto.

—Lo tienes. Y todas esas encantadoras clientas son los peces. Nunca
se sabe, podrías conseguir un para siempre. Ya es hora de que te
establezcas.

Su mirada se dirigió hacia la mía, pero yo miré hacia otro lado,


finalmente haciendo su siguiente bebida. Fabuloso, así que mí mejor
amiga quería conseguirle a su hermano una esposa en mi cafetería, justo
enfrente de mí. Sólo. Malditamente. Genial.

—¿Qué te ha hecho hoy esa taza? —Audrina señaló hacía donde la


había dejado con tanta fuerza que la mitad del contenido había salpicado
sobre el mostrador. Agarré un paño, limpié los lados y luego conseguí otra
taza para hacer otra bebida.
—Aquí está tu disfraz de Papá Noel, hermano —Audrina sacó un
paquete de la bolsa—, y aquí está el mío.

Noté algo sospechoso. —Esos paquetes no son muy grandes, Aud.

—Bueno, el mío es sólo un mini vestido verde y un par de árboles de


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Navidad en una cinta para la cabeza. Decidí ser un elfa traviesa porque no
quería que nadie pensara que era la esposa Sra. Claus y Jared, UGH. No
sólo sería raro, sino que no quiero que las clientas me odien.

No estaba segura de cómo un disfraz de elfa hacía alguna diferencia,


pero sí lo hacía en la cabeza de Audrina, no la desafiaría.

—Entonces, ¿cuándo sucederá esto? —pregunté.

—¿Mañana? —dijo Audrina—. Dame algo de tiempo para ponerlo en


las redes sociales y en la página web. —Se volvió hacia Jared—. ¿Puedes ir
a probarte el tuyo, por favor, para que podamos tomar una foto y añadirla
a la publicidad? Gracias.

Agitó la cabeza y puso los ojos en blanco, pero se dirigió al baño.

Cuando regresó, creo que mis ojos debían haberse salido de sus
órbitas. Estaba vestido con un sombrero de Papá Noel y unos calzoncillos
de terciopelo rojo. ESO. ERA. TODO.

—Parece que falta algo de mi disfraz —le dijo a su hermana.

—Oh, sí —contestó ella entrando en su bolso—. Toma, te traje una


corbata con un árbol de Navidad que va con él.
Le pasé su bebida. —Si tuviera algo de alcohol, habría añadido algo.

—Gracias. —Se volvió hacia su hermana—. Termina con esta foto


para que pueda volver a cambiarme, y me debes mucho por esto.
MUCHISIMO.
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—Te tengo cubierto, hermano. Sé que estás haciéndonos un gran
favor. Así que, tengo una recompensa en mente para ti, no te preocupes.

—Eres tú. Sí que me preocupo. La Navidad pasada me compraste


una entrada para el teatro. Nunca la usé porque ¿por qué iría a ver a Elf el
Musical?

—¿A ti también? Debió haberlos conseguido con descuento. También


me compró una a mí. No podía entender por qué. Odiaba esa película. Era
dolorosa de ver.

—Son tan desagradecidos, los dos. Y estoy haciendo el sacrificio de


vestirme para atraer a todos estos clientes masculinos para tu negocio,
Casey. No hay ningún aprecio en absoluto. Yo también me voy a cambiar.
Toma la foto de Jared, ¿quieres? —Me dio su teléfono y se fue de la
habitación.

—Por favor, dile que me gustan las morenas, ¿quieres? —Jared se


acercó y habló bajo cerca de mi oído derecho.

Me enfurecí. —Díselo tú mismo, no soy Match.com.


—No, muñeca. Brunettes2, la banda. Tocarán el año que viene, y las
entradas saldrán a la venta mañana. Preferiría que me comprara algo que
quiero para Navidad.

—Oh, sí. Por supuesto. Considéralo hecho.


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—Bien, hagamos esta foto para que pueda salir de aquí.

Hizo una pose y con mi mano temblando, finalmente logré tomar un


par de fotos. Entonces mentí y dije que no saldrían tan bien en el teléfono
de Audrina, así que estaba cambiando al mío para ver si se veían mejor.
Me comería con los ojos estas fotos toda la noche. Sólo yo y una noche
tranquila en la cama con mi teléfono. Haría un cambio en acechar su
página de Instagram.

—Bien, me voy porque ver a mi hermana con un disfraz de elfa


mañana será demasiado. Nos vemos mañana. —Se inclinó y me besó la
mejilla. Me volví y lo miré mientras sus ojos se fijaban en los míos, y luego
los recuerdos de ese evento pasado se apoderaron de mi mente como
hormigas verdes sobre la piel, y me alejé.

—Gracias por hacer esto. Espero que mi propio disfraz me consiga


una cita —dije que sin darme la vuelta.

Cuando lo hice, se había ido.

2Brunettes en inglés es cuando te refieres a una chica con el pelo moreno, en este caso
hay una confusión por parte de ella con una banda y un tipo de mujer.
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Capitulo Cuatro
Jared
Traducido por Andreina
Corregido por Sandra

Bueno, cómo meter la pata espectacularmente. Habían pasado seis


años desde aquella noche, la última vez que la había cagado
espectacularmente. Cuando Audrina me invitó a la cafetería y me di
cuenta de que iba a ver a Case en persona por primera vez en años,
aproveché la oportunidad. ¿Jugar a ser Santa Claus? Habría emigrado al
Polo Norte si fuera necesario. Para ser honesto, mi propio polo fue muy
importante en la toma de decisiones actuales.

Justo antes de que la viera por última vez en la boda de Maddy, me


di cuenta de que la mejor amiga de mi hermana estaba empezando a verse,
bueno, sexy. En realidad, se veía muy sexy. Había hecho todo lo posible
por ignorarla mientras me apuntaba al gimnasio y me aseguraba de que
viera mi nuevo cuerpo tonificado. No quería causar problemas si hacía el
ridículo invitándola a salir y ella me rechazaba. Audrina probablemente me
habría golpeado por sobrepasar los límites con su mejor amiga de todos
modos. Además, dudaba de que Casey me viera como otra cosa que no
fuera el molesto hermano mayor de su mejor amiga.

25 Pero esa noche, cuando la vi en el banco. Se veía tan adorable,


hablando consigo misma, completamente borracha. Y me di cuenta de que
tendría que decirle lo que sentía, sin importar las consecuencias. Sólo que
no entonces, no mientras no fuera capaz de tomar una decisión sabia
sobre la posibilidad de un –nosotros-.

Cuando fue a besarme, yo estaba en shock. ¿Ella sentía lo mismo


por mí?

No tuve la oportunidad de averiguarlo después de que se enfermó y


luego huyera.

No sabía que esa sería la última vez que la vería fuera de las redes
sociales. Así que le preguntaba a mi hermana sobre ella, de manera
casual, para ver qué estaba pasando en su vida. Cuando abrió el café,
había pasado tantas veces, tentado de entrar. Había practicado
exactamente lo que le iba a decir, pero cuando llegaba el momento, no
podía hacerlo y seguía hacía adelante.

Pero, ¿fue mi imaginación o me miró fijamente durante demasiado


tiempo cuando me estaba tomando las fotos? ¿Se enfadó cuando Audrina
mencionó que podría conseguir una cita?
Mañana, haría todo lo posible para ponerla celosa. A ver si había
algo potencial entre nosotros.

No era religioso, pero esa noche recé de verdad.

26
***
No había sido mi intención entrar en la cafetería y reírme a
carcajadas.

Un ceño fruncido le recorrió la cara a Casey, mientras intentaba


pisotear con su traje. Pero no pudo.

Estaba vestida como algo muy raro. Su cabeza estaba envuelta en


un enorme sombrero de oro con puntas. Se juntaba alrededor de su cuello.
Esto llevaba a un vestido rojo flotante que bajaba hasta sus tobillos, donde
el oro comenzaba de nuevo, apretado en la parte inferior, de ahí su falta de
movimiento. Luego volaba sobre sus pies.

—¿De qué te has disfrazo Casey? —pregunté.

—Aparentemente, esto era todo lo que tenían en la tienda. —Le dio


una mirada de reojo a mi hermana que llevaba su disfraz de elfa y se veía
muy contenta consigo misma.

—Es una galleta de Navidad británica —dijo Audrina—.


Aparentemente, los separas y hay un rollo de papel, una broma y un
pequeño regalo en el centro.
—Sí, hay un chiste en el centro de todo esto —resopló Casey.

—Te ves increíble, ¿verdad, Jared? —Mi hermana me dio un codazo


fuerte en las costillas.

—Sí, lo sabes, Case. —Era verdad. Vestida de pies a cabeza con el


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peor atuendo de la historia, seguía siendo increíble.

—Bien, sólo necesito decirte unas cuantas reglas. Sígueme. —Mi


hermana me ordenó. Me encogí de hombros ante Casey e hice lo que me
dijeron.

—Jódelo esta vez y terminaré con los dos —me gruñó mi hermana
cuando llegué a la oficina.

—¿Qué?

—Las entradas de Elf el año pasado. Estaban sentados uno al lado


del otro. Excepto, sabelotodo, que no apareciste.

Mi boca se abrió de par en par.

—Es por eso tengo al elfo en un estante para guardar las entradas en
sus dos apartamentos. Ustedes dos estaban “en la estantería”. Había
decidido que ya estaba harta de ser la intermediaria en el -club de qué
hace el otro-. Todo lo que tenías que hacer era ir a ver el maldito
espectáculo, pero no.

—¿Nos estabas tendiendo una trampa?


—Bueno, ¿obvio? Alguien tenía que hacer algo. No puedo soportar
otros seis años de esta mierda. Al principio, pensé que ambos estaban
siendo educados al preguntar por el otro, y luego pasaron los años y me di
cuenta de que había algo más. Incluso conseguí un trabajo en su maldita
tienda, así tenías una excusa para venir.
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Mis ojos se abrieron de par en par.

—Resultó que me encantó, así que afortunadamente funcionó bien,


pero nunca habías entrado por la puerta hasta ayer. ¿Por qué? Te di la
excusa perfecta.

—Estaba asustado.

—Bueno, tienes que encontrar tus pelotas, querido hermano, porque


es mi último intento de ayudar. A partir de hoy, me niego a contarle a uno
de los dos algo sobre el otro. Tengo mi propia vida que vivir. El año que
viene haré algunos cambios. He vestido a Casey como una galleta de
Navidad. Hay un regalo para ti si no metes la pata.

Con eso me dejó para que me cambiara.


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Capitulo Cinco
Casey
Traducido por Andreina
Corregido por Sandra

Estaba increíblemente acalorada, pero no de la forma en que mi


mejor amiga y su hermano lo estaban. Estaba a un grado de desmayarme.
La noticia de nuestro Papá Noel se había extendido por todas partes.
Audrina me estaba ayudando a servir debido a mi limitado movimiento,
más el hecho de que los hombres aparecieron, vieron la cola de mujeres
gritando, excitadas y se fueron de nuevo.

Jared parecía estar en su elemento, dejando que las mujeres


coquetearan con él y se sentaran en su regazo. Entonces tuve que soportar
ver cómo las besaba, aunque sólo fuera en la mejilla. Estaba a punto de
golpear a la siguiente que –accidentalmente- le pusiera la mano en el
muslo. Todos sus –regalos- contenían un vale por una bebida a mitad de
precio para traerlas de nuevo a la tienda, además de una galleta. Audrina
había reunido las bolsitas de golosinas anoche, Dios la bendiga. Si
empezábamos a ganar dinero otra vez, le debía un aumento.

—Si tuvieras a Santa como camarero, yo estaría aquí a la hora del


almuerzo. Todos los días —dijo una de las mujeres mientras se ajustaba el
30 top para mostrar más escote. Me acerqué a Audrina, que tocaba la cafetera
como un piano fino, montando todos los componentes.

—Así que eso es todo. Necesito contratar a un barman sexy y


masculino. Totalmente en contra de todas las leyes éticas y laborales que
se me ocurren, pero garantizado para hacer negocios.

—Bueno, a ver cómo funciona la promoción de bebidas primero.

—Lo haré. —Eché una mirada a Santa otra vez—. Bueno, aunque
ciertamente estamos dando un montón de bolsas de regalos, Santa sin
duda está regalando su número de teléfono.

—No, ya tiene el ojo puesto en una nueva novia. Está loco de remate.
Lo he estado atormentando con ella.

—Oh. —Me quedé quieta—. Pobre mujer teniendo que aguantar a tu


hermano. ¿Necesita una evaluación psicológica?

Audrina me miró fijamente un poco demasiado tiempo. —Bueno, sí,


cualquiera que quiera salir con mi hermano está obviamente loca.

—Entonces, ¿quién es esta nueva mujer? —Saqué mi celular del


bolsillo de mi delantal listo para empezar a acosarla inmediatamente, pero
entonces entraron diez mujeres más, y mi pregunta se perdió en el caos en
el que se convirtió mi cafetería el resto del día.

—Puedes ayudar a Casey a limpiar. Estoy destrozada —ordenó


Audrina a Jared. Se puso el abrigo sobre la parte superior de su traje de
31 duende, agarró sus maletas y con un—: Hasta mañana —Se había ido.

—Podría haberme ayudado a salir de este estúpido traje antes de


irse —me quejé.

—Aquí. Déjame ayudarte —dijo Jared, caminando hacia mí. Sostuvo


la parte superior de mi traje -la gran cabeza de galleta- y tiró. Se
desprendió y mi pelo crujió con electricidad estática. Podía sentirlo de pie
en el borde.

—Oh, Dios mío. —Jared se cayó de risa.

—Sí, está bien. Creo que sabemos que parezco una completa idiota.
Cielos, también podría volver a ponerme la maldita cosa, ya que me veo
estúpida con o sin ella —me enfurecí. Los ojos y la boca de Jared se
abrieron de par en par.

Mierda.

Vaya manera de hacerte ver como una lunática de nuevo delante de


él.

Oh, a la mierda. De todos modos, tiene una novia a la espera.


—Lo siento, Casey. Es solo que tú siempre has estado en estas
situaciones. Todo el tiempo en nuestra locura te habría pasado a ti de
todas las personas. No te ves como una idiota te ves adorable.

¿Acaso dijo que me veía adorable?


32
Me golpeé en la oreja. Obviamente estaba escuchando cosas. Debía
ser por llevar puesto ese estúpido sombrero todo el día.

—Casey, ¿qué demonios estás haciendo ahora?

—Hay algo malo con mi audición.

Se acercó más. Ahora estaba justo en mi espacio personal. Alisó mi


cabello salvaje. —No creo que lo haya. Ahora, si te parece bien, me
gustaría tirar de esta galleta.

Su boca cayó en la mía. Sus labios eran suaves al principio y


después más duros, más insistentes. Su mano se enredó en mi pelo
mientras mis brazos se abrazaban a su cuello. Nuestras bocas se abrieron
y nuestras lenguas se encontraron.

Rompí el beso, sin aliento.

—Pero la mujer que Audrina dice que te gusta...

—¡Eres tú! ¿Aún no te has dado cuenta de eso? Te he querido


durante años. Parece que mi hermana se cansó de que ambos tardáramos
una eternidad y decidió tomar el asunto en sus propias manos.

Me quedé sin aliento. —¿De verdad?


—Sí, ¿de verdad crees que ella quería ver a su hermano medio
desnudo durante un día entero? Todo fue para unirnos.

—Espera a que la vea.

—¿Por qué? —preguntó—. ¿Está en problemas? —Su cara estaba


33
llena de temor. No lo arruines ahora, Casey. Bueno, no en tu próxima frase
de todos modos.

—No. Me gustaría hablar con ella para que se encargue de la parte


de marketing del café, porque ha demostrado que está hecha para ello.

—Y estamos hechos el uno para el otro —dijo él—. Ahora, tenemos


muchos, muchos años para ponernos al día. —Con eso me levantó y me
llevó al almacén.

Me colocó de tal manera que estaba sentada en la parte superior de


una caja y me quitó el resto de mi traje de galleta. Moví las piernas,
agradecida de ser libre. Jared lo tomó como una invitación para moverse
entre ellas. Todavía estaba en sus calzoncillos rojos. Le agarré la corbata.
Su boca volvió a la mía. Ahora estaba vestida sólo con un sostén de encaje
rojo y bragas a juego. Bajando sus labios por mi cuello, y después por un
pecho, lo sacó de la copa y capturó un pezón entre sus dientes.

Aprecié el fuerte golpe porque me alertó sobre el hecho de que esto


estaba sucediendo realmente. Yo estaba en el almacén con Jared Johnson
y él estaba... bueno, estaba...

Oh, Dios mío. Mis bragas se movieron a un lado y su lengua me


lamió justo ahí. Arqueé la espalda. Pensé que las fantasías de anoche eran
increíbles, pero no eran nada comparado con la realidad. Al correrme,
estallé alrededor de su boca. Por un minuto me sentí avergonzada, hasta
que dejó caer sus calzoncillos de Santa Claus junto con los calzoncillos
que llevaba debajo de ellos.

34 Oh Dios mío.

Abriendo mis piernas más amplio, Jared se colocó contra mí y


empujó profundamente. Se sentía como el paraíso. Se detuvo un momento
y me miró fijamente.

—Dios, te voy a follar una y otra vez esta Navidad y más allá, Casey
Roberts. Ahora que te tengo, nunca te dejaré ir —dijo roncamente.

Sonreí. Era música para mis oídos. —Siento que debería cantar
'Santa Baby' o algo así.

Empujó dentro de mi otra vez, más fuerte. Había una cosa que sabía
con seguridad.

Santa definitivamente venía este año....

Fin
35

Sobre Angel Devlin


Angel Devlin es el sexy alter-ego de la escritora de historias paranormales,
suspenso y comedia romántica, Andie M. Long. ¡Echa un vistazo a Angel
para historias de corazón y calor! Vive en Sheffield con su pareja, su hijo y
una preciosa mascota llamada Bella.
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Créditos

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