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7 consejos para

marcarte objetivos
y aprender inglés
Índice

Empieza el curso con fuerza


Define tus objetivos
Establece actividades fijas
El inglés en tu día a día
Lleva un registro de tu actividad
Sigue consejos profesionales
Sé flexible
Conócete y cuídate

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7 consejos para marcarte objetivos y aprender inglés

Empieza el curso
con fuerza

Seguro que no te faltan motivos para no posponer


más tu momento de ponerte en serio con el inglés.
Ese viaje se va acercando cada vez más, en el traba-
jo hace más falta que nunca, necesitas investigar en
internet para tu proyecto... sea como sea ¡La cuenta
atrás está en marcha!

Si quieres asegurarte de empezar el curso con buen


pie, vas a necesitar preparártelo de antemano. Pero si
te lo preparas de cualquier manera, es muy posible que
acabes abandonando tus objetivos y lo vuelvas a dejar para
el año que viene. ¿Cuántas veces te has marcado unos objetivos
demasiado ambiciosos y te has agobiado al segundo mes?

¡No dejes que tus propósitos se queden solo en eso! Ten claros tus
objetivos y ve a por ellos con decisión, pero con cabeza.

Por supuesto, no hay una receta única del éxito, ya que


a cada persona le funciona una cosa. Es muy impor-
tante conocerse y saber qué estrategias ayudan y cuá-
les acaban por desmotivar. Por eso, cuando te hagas tu
plan del curso, ten en cuenta tanto tus puntos fuertes y
tus debilidades.

A continuación te damos tips para que puedas marcarte objetivos útiles y


realistas y dejes de procrastinar. Este año por fin conseguirás el nivel de
inglés que siempre has querido.

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7 consejos para marcarte objetivos y aprender inglés

Define
tus objetivos

Si aún no lo has hecho, antes de tomar ninguna decisión, antes de empezar a


planificar y estudiar, necesitarás definir el objetivo por el que quieres aprender
inglés, qué nivel quieres conseguir, en qué áreas específicas te quieres centrar,
de cuánto tiempo y recursos dispones y de qué nivel partes.

Sé realista: si haces trampas aquí, puede que te planifiques un ritmo que no


puedes mantener, y ya sabemos cómo acaba eso.

Ayúdate de esta ficha para responder a las preguntas:

• Para qué lo necesitas: esta es la primera


pregunta porque afecta a todas las demás.
¿Qué quieres hacer con el inglés? ¿Quieres
comunicarte durante un viaje al extranjero?
¿Negociar con un cliente? ¿Hacer una
presentación? Describe tu objetivo con la
mayor claridad y concisión posible.

• Nivel actual: puedes basarte en el Marco


Común Europeo para averiguar tu nivel,
consultar con un profesional o hacer una
prueba online.

• Nivel objetivo: dependiendo de para qué necesites el


inglés, puedes querer llegar a un nivel intermedio o más avanzado.
Es mejor apuntar alto en caso de duda. Si vas a necesitar
utilizar el inglés con cierta frecuencia, recomendamos que te
marques al menos un B2 como objetivo.

• Conocimientos específicos: ¿necesitas


vocabulario legal? ¿Fórmulas de cortesía en
entornos formales? ¿Saber hacer chistes?
Haz una lista de esas habilidades especiales
que te puedan hacer falta.

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• Tiempo y recursos: ¿de cuántas horas a la semana dispones para


dedicarle al estudio? ¿Cuánto dinero puedes invertir? ¿Cuentas
con la posibilidad de asistir a una academia? ¿De ir a actividades
sociales relacionadas con el inglés? ¿Qué dispositivos electrónicos
tienes que puedan servirte para estudiar? Evalúa tus recursos y
haz una lista detallada. Recuerda, sé realista y deja un margen
para imprevistos.

• Plazos: ¿en cuánto tiempo quieres alcanzar tu objetivo? ¿Puedes


dividirlo en objetivos intermedios para ir siguiendo tu progreso?
Es buena idea marcarte plazos cada poco tiempo para comprobar
que tus estrategias están funcionando. Puedes evaluar tu
progreso una vez al mes o cada dos meses para ver si estás
cumpliendo con los plazos que te has marcado. No te exijas
demasiado, la clave está en encontrar el equilibrio y fijar plazos
que sean motivantes pero no estresantes.

Cuando tengas las respuestas a estas preguntas, empieza a planificar.

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Establece
actividades
fijas

Si alguna vez has hecho un curso online, puede que hayas notado que una
de las mayores dificultades es asegurar un espacio de trabajo diario o se-
manal. Si tienes buena disciplina y organización, quizás te haga menos falta,
pero una de las mejores cosas que puedes hacer es ir a clase un par de veces
por semana.

El tipo de clase que elijas dependerá de tus objetivos y recursos, pero esta-
blecer una rutina te ayudará a superar la pereza y la distracción en muchas
ocasiones. Además, adquirir un compromiso de asistencia con otras per-
sonas es un impulso muy valioso, por no hablar de que cuando invertimos
dinero en un servicio, tenemos una motivación adicional para aprovecharlo.

Las clases pueden hacer de hilo conductor del


resto de tus horas de estudio. Te aporta-
rán material con el que trabajar, una
fuente constante de actividades y
una interacción social muy nece-
saria para aprender un idioma.
Además, son el lugar perfecto
para resolver dudas y ganar
confianza.

Si tienes un horario laboral


difícil de compaginar con
el estudio, intenta man-
tener unos días concretos
para tus actividades fijas,
aunque las horas cambien.
Necesitarás un curso de
inglés que te proporcione
horarios flexibles para poder
hacer esto, así que busca una
academia de inglés que te permita
adaptar el calendario a tu disponibi-
lidad de tiempo. Te recomendamos ir a
clase entre dos y tres veces por semana, con al
menos un día de separación entre ellas.

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7 consejos para marcarte objetivos y aprender inglés

La planificación de tus clases te servirá como base para organizar el ca-


lendario con el que alcanzarás los objetivos que te propongas con el inglés.
Una vez hayas decidido cómo vas a distribuir tus actividades fijas, hazte un
horario. Si vas a hacer una planificación mensual o a medio plazo, marca
las horas que estimas que le vas a dedicar a la actividad. Te ayudará a tener
una idea global de cómo y cuánto vas a trabajar, y a evaluar cuánto puedes
conseguir con esas horas.

Esta base puedes completarla con actividades más casuales e informales que
te ayudarán a integrar el idioma en tu día a día y por lo tanto te acostum-
brarás a él y podrás avanzar más rápidamente. Procura equilibrar tus clases
con actividades de ocio en inglés, y permítete tus momentos de descanso.
¡Recuerda no sobrecargar tu agenda o acabarás queriendo dejarlo todo!

A continuación, te contamos cómo puedes seguir completando tu plan para


maximizar tu aprendizaje.

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El inglés
en tu día a día
Ir a clase es importante, pero como ya hemos comentado, es necesario que
lo complementes con otras actividades lúdicas para introducir el inglés en
tu día a día, ya que para acelerar tu progreso, necesitarás trabajar un poco
todos los días, solo que a distintas intensidades.

Igual que cuando hacemos deporte necesitamos días fuertes y días más
suaves, estudiar un idioma requiere actividades de descanso.

En tu planificación, incluye tres tipos de actividades además de las clases:

• Intensidad alta: actividades que requieren concentración y


atención. Aquí entran los deberes de clase, las horas de estudio,
escribir un diario, responder preguntas sobre un texto o una
conversación en inglés, por ejemplo. Intenta dedicarles entre dos
y tres horas a la semana, repartidas especialmente en los días en
que no tengas clase.

• Intensidad media: actividades que requieren atención, pero no


demasiado esfuerzo mental. Son, por ejemplo, ver o escuchar
material audiovisual sencillo sin responder a preguntas, leer
textos de un nivel igual o inferior al propio, utilizar aplicaciones o
recitar poemas o canciones que ya nos sepamos de antemano. Si
puedes, haz una de estas actividades una vez al día.

• Intensidad baja: actividades de ocio, esencialmente pasivas, que


nos exponen al inglés sin requerir mucha atención por nuestra
parte. Incluyen tener un podcast o la radio en inglés de fondo
mientras nos dedicamos a otras cosas, ver una serie con subtítulos,
escuchar música o jugar a un videojuego en inglés. Introdúcelas en
tu tiempo libre, y dedícales todo el tiempo que puedas.

Te recomendamos incluir este tipo de actividades en tu planning mensual


para calibrar los tiempos de descanso y comprobar que no estás sobrecar-
gando demasiado tu agenda. Ajústalo a tu medida, de forma que te sea fácil
seguir el ritmo.

Si prefieres no incluir estas actividades en tu planificación mensual, también


puedes proponerte cumplir un mínimo de horas semanales de actividades en
inglés. Cuenta el tiempo que dedicas a cada sesión y ve sumando hasta llegar
a tu objetivo. Con las clases y las actividades de apoyo, ya tienes un pro-
grama para empezar con ganas y cumplir tus objetivos. Pero ¿cómo puedes
hacer para mantener el ritmo? Es muy fácil perder energías si no se cuidan
ciertos detalles, así que te traemos unos consejos para mantener el buen
ritmo de principio a fin.

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Lleva un registro
de tu actividad

Uno de los mayores enemigos del estu-


dio es la desmotivación. Es muy común
desmotivarse si no notamos que avan-
zamos o no logramos nuestros objeti-
vos, así que es muy importante prestar
atención a este detalle. Pero, para poder
hacer esto, necesitaremos saber cuándo
hemos alcanzado una meta, si estamos
progresando como queremos y si nuestro
plan está funcionando.

Hay varias cosas que podemos hacer para darnos el


impulso de motivación que necesitamos:

• Dividir nuestros objetivos en tareas pequeñas y


fácilmente asequibles.

• Revisar nuestro progreso con regularidad y


plazos concretos.

• Premiar nuestros logros y


cambiar de estrategia si no
llegamos.

Puedes hacer esto parte de tu plan de estu-


dio. Lo primero que necesitarás es alguna forma
de medir tu progreso. Muchas academias tienen pla-
taformas online en las que se pueden hacer ejercicios, y estas guardan el
progreso automáticamente. Pero también hay evaluaciones periódicas que
te darán una idea de cuánto estás avanzando. Ve apuntándote tus notas, y
observa cómo evolucionan. Toma nota de tus puntos débiles y de tus fallos,
para poder corregirlos. Incluso puedes hacerte tus propias evaluaciones.

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Puedes encontrar muchísimas páginas con ejercicios para esos puntos es-
pecíficos que te cuestan. Sea como sea, haz de esta evaluación una parte
de tu calendario de estudios. Por ejemplo, puedes marcarte el último día
de cada mes para hacer un test de los puntos gramaticales que has cubier-
to recientemente, o cada principio de mes, hacer un repaso general de lo
aprendido antes de empezar con lo nuevo.

Si entre tus objetivos está completar un temario, no te enfrentes a ello todo


de golpe. Divide cada tema en los apartados más pequeños que puedas, y
proponte plazos razonables para aprenderte cada uno. Incluye esto en tu
calendario también: cuando se acerca una fecha límite, todos nos ponemos
las pilas. Si ves que no estás cumpliendo, no pasa nada: no tienes más que
adaptar los plazos a lo que necesites.

Por último, no te olvides de premiar tus éxitos. ¿Has conseguido dominar


la pasiva esta semana, como te propusiste? Puede que quieras cambiar una
sesión de estudio intenso por un capítulo de tu serie favorita. Si además te
premias con actividades relacionadas con el inglés, mejor aún. Pero no hay
que prestar atención solo a los éxitos. Si no llegas a tus objetivos, te tocará
revisar tus planes y plazos para corregir lo que no está funcionando.

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Sigue consejos
profesionales

Apuntarte a una academia de inglés, además de aportarte las ventajas que


ya te hemos comentado, tiene un extra bonus: contar con la ayuda y los
consejos de profesionales. Tu profesor te irá conociendo, irá viendo tus
fortalezas y debilidades y te podrá aconsejar y apoyar con tus estudios.

Si cuentas con un tutor, ya sea de forma presencial o por internet, puedes


pedirle estrategias útiles para cuando te atasques. Son profesionales que
han ayudado a muchos alumnos durante su carrera profesional, y segura-
mente sepan aconsejarte según tu forma de aprender y puedan adaptarse a
tus necesidades para que saques el máximo partido a tus horas de estudio.

Cuando busques academia, asegúrate de informarte bien y averiguar qué


servicios ofrecen. Si tienes la posibilidad de recibir un seguimiento y con-
sejos de profesionales del idioma… ¡Mucho mejor!

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Sé flexible

El perfeccionismo es una cualidad bastante


positiva, pero también nos puede jugar muy
malas pasadas. ¿Alguna vez te has atascado
en un paso concreto de una tarea y no has
podido acabarla por eso? En el estudio del
inglés puede ocurrir también. Si te atascas
con una estructura gramatical o con una tarea
en particular, puedes perder muchísimo tiem-
po y acabar frustrándote. Pero tenemos buenas
noticias. Aunque hay puntos esenciales que nece-
sitarás aprender sí o sí para progresar, son bastante
pocos y sencillos. Esto quiere decir que no suele suponer
un problema saltarse puntos, mientras no intentemos pasar al
siguiente nivel sin sentar las bases. Por ejemplo, pongamos que estás estu-
diando para alcanzar el nivel B1, pero uno de los puntos de gramática, el
segundo condicional, se te atasca. No pasa nada, puedes ignorarlo de
momento. O mejor aún, repasarlo poco a poco y de vez en cuan-
do, intercalándolo con puntos que te cuesten menos y sean,
por tanto, más gratificantes. Por supuesto, no te lan-
ces a aprender condicionales mixtos sin saberte el
primer, segundo o tercer condicional, pero hay
otras muchas cosas que estudiar que no depen-
den de ese punto concreto que tanta rabia te da.
Además, volverás sobre ello tarde o temprano, y
mientras tanto, seguro que te puedes comunicar
sin esa estructura.

¿Qué pasa si uno de esos puntos difíciles es parte esencial


de uno de tus objetivos de estudios? Prueba a cambiarlo por otro del mis-
mo nivel o, si lo prefieres intercala dos temas. Siguiendo con el ejemplo del
segundo condicional: podrías, por ejemplo, dedicar unos minutos de estudio
a los comparativos, muchos más sencillos y asequibles, y de vez en cuando
trabajar sobre los condicionales sin tanta presión.

Saber adaptarte a los obstáculos que te encuentres te ayudará mucho a


avanzar más rápido. Aprender idiomas es un proceso largo y requiere es-
fuerzo, pero no tiene por qué darte dolores de cabeza.

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Conócete y cuídate

El autocuidado es una parte del estudio tan importante como la organiza-


ción o la planificación. Cuando nos exigimos demasiado, o no respetamos
nuestros tiempos y necesidades, nos concentramos peor, perdemos moti-
vación y hasta podemos cogerle manía al tema.

Si acabas por frustrarte tanto con el inglés como para que no te apetezca
estudiar en absoluto, es que no estás teniendo en cuenta un punto cla-
ve de aprender un idioma: la diversión. Por eso, conocerte y tratarte bien
mientras integras el estudio en tu día a día es necesario para convertir tus
propósitos en una realidad.

Lo primero que tienes que tener en cuenta es que tus sesiones de estudio
van a venir condicionadas por tus ritmos, quieras o no. Por supuesto, tene-
mos capacidad de cambiar hábitos y horarios, pero supone una dificultad
añadida. Si no te cuesta nada cambiar la hora de la siesta por un espacio
para hacer tus deberes, adelante, estarás aprovechando tu tiempo estu-
pendamente. Pero si sabes que siempre tienes la energía muy baja a las
cuatro de la tarde, puede que no sea la mejor idea obligarte a dedicarle esa
hora al estudio intenso. Ten en cuenta que le estás añadiendo un nivel de
dificultad a lo de sentarte a estudiar. Puede que en el momento optimista
de ponerte a planificar parezca buena idea, pero ¿lo será cuando lleves una
semana con mucho trabajo y poco descanso? Y ya se sabe que cuando se
empieza a incumplir la planificación, es más fácil abandonarla.

Planificar tu propio proceso de aprendizaje se parece mucho a seguir los


progresos de un niño. Sabemos que es contraproducente obligar a un niño
a hacer algo que no quiere hacer, y que otros elementos como el cansancio,
el hambre o la incomodidad juegan en contra. Hay que maniobrar para en-
contrar la forma de convencerlo de que complete una tarea: ofreciendo una
recompensa, alcanzando un punto intermedio, partiendo la tarea en trozos
más pequeños, solucionando necesidades básicas antes de exigir nada...
hay muchas formas de evitar un enfrentamiento frontal, con la consiguiente
rabieta que pueda ocasionar.

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Con la procrastinación pasa lo mismo. Si intentas obligarte a estudiar en


un momento en el que te sientes mal, necesitarás mucha fuerza de voluntad
para no dejarlo para luego. Si nunca haces nada entretenido, acabarás por
aburrirte. Lo bueno de todo esto es que, con el aprendizaje del inglés, es
muy fácil tratarse bien.

Hay cientos de actividades entretenidas en inglés que puedes hacer, y que


además te servirán de premio y reforzarán tu actitud positiva
hacia el inglés. Las hay más enérgicas para los días en
que tengas fuerzas, y más calmadas para días
cansados y recogidos. Escúchate y elige lo
que necesites en cada momento.

Por supuesto, es necesario exigir-


se un mínimo para progresar.
Pero dentro de ese mínimo, hay
muchas posibilidades, algunas
de las cuales son agotadoras
y aburridas y otras que son
todo lo contrario. A veces
hay que dedicar tiempo a
tareas menos entretenidas,
pero se pueden intercalar
con actividades más lige-
ras y agradables. Recuerda
siempre que no es necesario
sufrir para aprender.

Tu espacio de estudio también


puede suponer una gran diferen-
cia. La concentración no es la misma
en una sala silenciosa que de pie en un
autobús. Aunque a veces aproveches esos
minutos de espera en una cola para practicar un
poco con el móvil, asegúrate de tener también un espacio ordenado, cómo-
do y agradable para estudiar. Cuida tu postura, descansa y muévete de vez
en cuando y, en general, haz que la experiencia sea agradable. Verás como
no solo lo agradeces, sino que también aprendes mejor.

¿Preparado para empezar este año con ganas? Pon en práctica lo que has
leído haciéndote tu primer plan. Puedes hacerlo de una semana para empe-
zar, o de un mes o de varios. Puede que tengas que probar fórmulas dife-
rentes hasta dar con tu solución, pero seguro que merece la pena. ¡Ánimo
con ello!

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