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TEMA:
ELCAREO
CURSO:
TEORIA DE LA PRUEBA I
DOCENTE:
PUNO – PERÚ
Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez - Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
DEDICATORIA
AGRADECIMIENTO
Índice
Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez - Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
EL CAREO
El careo es una confrontación inmediata (cara a cara) entre personas que han
prestado declaraciones contradictorias sobre un hecho relevante para el proceso,
tendiente a descubrir cuál es la mejor refleja la verdad. En palabras de Pedraz
Penalva, el careo es el acto consistente en la confrontación de declaraciones de
los testigos, de los acusados o entre aquellos y estos, atendida la disparidad de su
contenido, llevado a cabo ante la judicial presencia, en su caso, mediante la
lectura de las mismas y/o puesta de manifestado de sus contradicciones, a fin de
lograr una mayor aproximación de la realidad de lo dicho desde las mutuas
reconvenciones que entre si pudieren hacerse o hacérseles. De esta forma el
juzgador podrá obtener la fuente de información directamente, y a través de los
medios de la percepción podrá observar una serie de elementos, como la
gesticulación de los sujetos, el tono de voz, los titubeos, mirada y cualquier otro
signo del lenguaje que le permita inferir una valoración acerca del grado de
certeza de las manifestaciones. Externamente es prueba personal, pero
simultáneamente el Tribunal obtiene datos directos al clasificar en la confrontación
las divergencias introducidas ya al proceso, lo que caracteriza al careo como
prueba que, si bien puede ser regulada independientemente, es subsidiaria y
accesoria, en efecto, la confrontación o el careo están condicionados a un
presupuesto que se deriva de la realización de otras pruebas, en este caso, la
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Siguiendo Garcia Rada, diremos que deben cumplirse tres exigencias para que
pueda darse el careo:
1.- PROCEDENCIA
3.-LA CONFRONTACION
Cuando en el proceso penal dos o más personas, sean imputados o testigos,
deponen sobre hechos que son materia de investigación judicial, surgen algunas
veces contradicciones sobre un contenido, originando discordancia o confusión, ya
que se desconoce el dicho sobre la verdad. Para estos casos se requiere practicar
una diligencia judicial para confrontar a tales sujetos respecto de sus afirmaciones.
La confrontación, llamada también careo, consiste en poner frente a frente a los
sujetos que intervienen en el proceso penal para poder esclarecer, mediante el
debate, las controversias que han surgido de sus propias declaraciones
expresadas ante la autoridad judicial. De esta manera se reconstruyen los hechos
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que constituyen el objeto del proceso o de una parte de el a partir de las propias
discrepancias que existen en las declaraciones judiciales.
A) NATURALEZA JURÍDICA
Sobre este punto resulta ilustrativo lo expuesto por el Tribunal Supremo español,
que afirma que la confrontación no es propiamente un médico de prueba
autónomo e independiente, sino una diligencia encaminada a contrastar las
manifestaciones o interrogatorios de los procesados y las declaraciones de los
testigos al objeto de depurar su contenido y tratar de salvar o aclarar las
contradicciones o discordancias que en ellos se aprecien, contribuyendo a formar
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B) OBJETO DE CONFRONTACION
Ese cambio en el estado anímico del ser humano se incrementa en una diligencia
de confrontación que en ella vertida con anterioridad pues la persona se
encontrara frente a la otra de la que se ha afirmado un hecho o cualidad que esta
no acepta o existe discrepancia. Este hecho es aplicable si se tiene en cuenta que
ambas personas van a asumir en la confrontación una posición contrapuesta, de
ofensa y defensa.
De allí que sea muy valioso para la autoridad judicial conocer directamente de la
actitud que asuman las personas confrontadas. El testigo puede ratificarse en su
declaración primigenia, o variar, en algo o en todo, su dicho; o se puede observar
quizás, algún interés particular en el deseo de que el delito se reprima (y quizás
sin tener la seguridad de lo que afirma). De otro lado, el imputado puede
presentarse como la persona quizás más afectada en la diligencia por su misma
situación procesal, máxime si se encuentra recluida en cárcel; puede asumir una
posición defensiva o tratar de objetar la declaración de su confrontado o minimizar
su participación, o simplemente negar cualquier hecho o dicho que lo incrimine.
Interesa entonces captar ese cambio anímico en los confrontados, aun cuando se
manifieste brevemente, a fin de poder salir de la incertidumbre y avanzar en el
camino a la verdad. En algún caso, esta diligencia culmina con la confesión del
imputado o en la rectificación del testigo, sobre los hechos que convencido depuso
antes. Aspectos importantes a observar son el nerviosismo de los confrontados, la
expresión de sus rostros, la firmeza de sus palabras, los gestos y sus movimientos
corpóreos que reflejen una alteración de la psiquis, y que pueden posibilitar un
criterio mayor sobre la responsabilidad del imputado, trasuntos de mentiras o
también la puesta en relieve de la inocencia.
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La labor judicial en este sentido resulta de suma importancia dado que puede
encaminar la diligencia de manera tal que posibilite el mayor esclarecimiento de
los hechos contradictorios e incluso, avanzar más allá en la búsqueda de nuevos
elementos probatorios para los fines del proceso. De allí que con Del Valle
Randich se afirme que el juez debe establecer, dentro de su función
eminentemente prudente y psicológica, quien es la persona que encara con mayor
precisión, dando detalles, precisando conceptos, aclarando ideas y probando sus
afirmaciones, y sobre todo empleando un tono convincente o dubitativo frente a su
confrontado.
La ley procesal penal apenas dedica un par de artículos a la práctica del careo
durante el juicio oral, lo cual puede darnos una idea de la relativa importancia que
se atribuye a este medio de prueba.
Dentro de la sección dedicada al examen de los testigos, el artículo 713 prevé que
"En los careos del testigo con los procesados o de los testigos entre sí no permitirá
el Presidente que medien insultos ni amenazas, limitándose la diligencia a dirigirse
los careados los cargos y a hacerse las observaciones que creyeren convenientes
para ponerse de acuerdo y llegar a descubrir la verdad".
Por último, en el artículo 729.1, dentro de una disposición común a las secciones
anteriores, se dice que "Los careos de los testigos entre sí o con los procesados o
entre éstos, que el Presidente acuerde de oficio, o a propuesta de cualquiera de
las partes", suponen una excepción al principio contenido en el artículo 728 de que
no podrán practicarse otras diligencias de prueba que las propuestas por las
partes, ni ser examinados otros testigos que los comprendidos en las listas
presentadas.
Presupuestos y procedencia
No prevé la ley procesal que pueda llevarse a cabo el careo entre las partes. En
este sentido, parece muy revelador el rótulo del artículo 373, el cual alude
claramente al "Careo entre testigos y entre éstos y las partes".
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