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UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DERECHO

TEMA:

ELCAREO

CURSO:

TEORIA DE LA PRUEBA I

DOCENTE:

 JUAN FLORES VELASQUEZ

TRABAJO PRESENTADO POR:

 GUSTAVO PAUL TICONA LUVE

SEMESTRE: IV SECCIÒN: “A”

PUNO – PERÚ
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DEDICATORIA

A mis padres quienes me brindan la sostenibilidad económica para poder


realizarme como profesional y de apoyarme emocionalmente para que culmine la
profesión de derecho.
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AGRADECIMIENTO

Agradezco a la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez, que con sus


docentes, logran pulir mis metódicas facultades y lograr mi titulación en la carrera
de Ciencias Políticas y Jurídicas en especial al Dr. Juan que con su enseñanza
hace que seamos buenos ciudadanos y futuros abogados.
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Índice
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EL CAREO

La conducción del proceso penal se dirige al arribo de la verdad formal o jurídica, y


en este sendero formalista, se recogen como fuentes de prueba las
manifestaciones de los sujetos procesales, manifestaciones que deben ser
aprecladas valorativamente desde una base objetiva y meticulosa, pues, de
consumo habrá que señalar que son las personas las que más mienten en el
procedimiento penal. El arribo a dicha verdad solo puede lograrse mediante la
reconstrucción del hecho punible, y, esta reconstrucción implica la realización de
una serie de actividades probatorias, entre estas, el testimonio supone el recojo de
fuentes de información dirigidas a la consecución de la certeza y del
convencimiento como elementos indispensables para garantizar la seguridad
jurídica de las resoluciones judiciales. Entonces, son los propios sujetos
procesales, quienes a través de la prueba oral transmiten una serie de
conocimientos al juzgador, pero, es obvio que las partes confrontadas en el
procedimiento van a alegar posiciones distintas, y esta es la base del sistema
adversarial, cada quien intentara exponer su propia verdad. De ahí, que se
adviertan en las manifestaciones, contradicciones insalvables que requieren ser
confrontadas in situ, a efectos de establecer el grado de veracidad de cada uno de
ellas.

El careo es una confrontación inmediata (cara a cara) entre personas que han
prestado declaraciones contradictorias sobre un hecho relevante para el proceso,
tendiente a descubrir cuál es la mejor refleja la verdad. En palabras de Pedraz
Penalva, el careo es el acto consistente en la confrontación de declaraciones de
los testigos, de los acusados o entre aquellos y estos, atendida la disparidad de su
contenido, llevado a cabo ante la judicial presencia, en su caso, mediante la
lectura de las mismas y/o puesta de manifestado de sus contradicciones, a fin de
lograr una mayor aproximación de la realidad de lo dicho desde las mutuas
reconvenciones que entre si pudieren hacerse o hacérseles. De esta forma el
juzgador podrá obtener la fuente de información directamente, y a través de los
medios de la percepción podrá observar una serie de elementos, como la
gesticulación de los sujetos, el tono de voz, los titubeos, mirada y cualquier otro
signo del lenguaje que le permita inferir una valoración acerca del grado de
certeza de las manifestaciones. Externamente es prueba personal, pero
simultáneamente el Tribunal obtiene datos directos al clasificar en la confrontación
las divergencias introducidas ya al proceso, lo que caracteriza al careo como
prueba que, si bien puede ser regulada independientemente, es subsidiaria y
accesoria, en efecto, la confrontación o el careo están condicionados a un
presupuesto que se deriva de la realización de otras pruebas, en este caso, la
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declaración del imputado, testifical de los testigos y la preventiva de la víctima. Si


las manifestaciones de los sujetos procesales antes mencionados no revelan
contradicción alguna, es decir, no existe divergencia en su contenido, no habrá
pues; necesidad de propiciar un careo entre las partes.

Siguiendo Garcia Rada, diremos que deben cumplirse tres exigencias para que
pueda darse el careo:

A) Existencia previa de declaraciones.


B) Discordancia entre las declaraciones.
C) Que revistan importancia para la investigación.
Mas debe precisarse que las manifestaciones discordantes deben haberse
obtenido de forma legítima, basta que se haya afectado un derecho fundamental
irrenunciable, para dar por invalida la prueba, la declaración del imputado
efectuada en un ámbito de coacción física o psicológica desencadena su ineficacia
probatoria, lo que da lugar a la prueba prohibida. En el caso de la relevancia de las
manifestaciones, quiere decir, que sean importantes para el esclarecimiento del
objeto del proceso. Queda excluida la posibilidad de practicar el acto frente a
discordancias sobre aspectos de escasa significación.
E n el marco de un proceso penal acusatorio, las manifestaciones o declaraciones
de los sujetos procesales, sea imputado, víctima o testigo, no pueden ser
consideradas como medios de prueba suficientemente idóneos para poder
sustentar legítimamente una sentencia condenatoria. En efecto, cuando el
Juzgador evidencie sustanciales contradicciones que se desprenden de las
manifestaciones de los actores procesales, tendrá la facultad de ordenar una
Confrontación (Careo) de oficio, diligencia que le permitirá in situ observar
mediante la percepción, la actuación y ratificación de las manifestaciones
controversiales a fin de tomar una mejor fuente de esclarecimiento sobre el objeto
de prueba. Parafraseando a Gomez Orbaneja, el Careo es el acto consistente en
la confrontación de las declaraciones de los testigos o de los procesados entre si,
o de aquellos con estos, dirigido al esclarecimiento de la verdad de algún hecho o
de alguna circunstancia que tenga interés para el proceso y sobre cuyo extremo
las declaraciones prestadas con anterioridad por dichas personas, fueron
discordantes.
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EL CAREO EN EL PROCESO PENAL

La ley procesal penal considera el careo como una diligencia de investigación,


propia de la fase de instrucción o investigación de los hechos supuestamente
delictivos, aunque también alude al mismo dentro de la regulación del juicio oral,
como si de una prueba más se tratara.

1.- PROCEDENCIA

Cuando entre lo declarado por el imputado y lo declarado por otro imputado,


testigo o el agraviado surjan contradicciones importantes, cuyo esclarecimiento
requiera oír a ambos, se realizara el Careo (Art. 182.1). Por lo tanto, el Careo
procede ante las diversas contradicciones en las cuales pueden estar incursos los
sujetos procesales, sea entre coimputados, entre el imputado y el agraviado o
entre el testigo y un testigo. Sin embargo, no bastara la concurrencia de
manifestaciones contradictorias para que proceda el Careo, pues, estas deben ser
además importantes y relevantes para los fines del procedimiento y de la
investigación. De otro lado, es importante precisar que el careo para el imputado
no puede ser impuesto, y si este acepta rige con respecto a el, todos los principios
que se han sostenido en relación a su declaración indagatoria, en tal medida, el
Careo debe ser considerado como un medio de defensa. Sin embargo, tanto n
este caso como cuando se carea a dos imputados, el medio no deja de ser
probatorio desde el punto de vista real, es decir en cuanto a los elementos que el
tribunal obtiene directamente con la confrontación.
De igual manera procede el careo entre agraviados o entre testigos o estos con
los primeros (Art. 182.2). La posibilidad de coexistir manifestaciones discordantes
no solo acontece entre los coimputados o entre el imputado y el agraviado, sino
también, entre testigos o entre los agraviados, puede, que en el caso de los
testigos uno de ellos esté actuando motivado por un móvil contrario a los intereses
de la justicia, o que, habiéndose puesto de acuerdo no llegan a coincidir en sus
dichos. En tales casos, amerita un careo a fin de descubrir cuál es la verdad de los
hechos, en base a la actividad perceptiva del juzgador. Queda claro, que el careo
no procede entre los peritos, en la medida, que el caso de informes periciales
discrepantes da lugar a un debate pericial y no a una confrontación.
No procede el careo entre el imputado y la victima menor de catorce años de
edad, salvo quien lo represente a su defensa lo solicite expresamente (Art. 182.3).
Esta medida de seguridad se orienta fundamentalmente a impedir una segunda
victimización. El redescubrimiento de la víctima por la Victimología implica que el
proceso penal deba adoptar medidas de prevención y protección, a efectos de
premunir a la víctima de todas las garantías, sobre todo en los delitos violentos,
como contra la libertad sexual, libertad personal y otras fenomenologías criminales
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de gran incidencia lesiva, que significan la afectación de los bienes jurídicos


personalísimos. Existe por lo tanto, un interés superior que no puede ser
avasallado por la pretensión penal estatal, esto es, la especial condición
psicofísica de la víctima. Sin embargo, el precepto confiere la potestad al
representante legal de la víctima, a que pueda solicitar la realización del careo, en
tal medida, a efectos de garantizar la indemnidad de la víctima, debería exigirse
previamente la ejecución de un examen psicológico y sociológico, para determinar
la idoneidad de su procedencia.

2.-REGLAS DEL CAREO


El Juez hará referencia a las declaraciones de los sometidos a Careo, les
preguntara si las confirman o las modifican, invitándoles, si fuera necesario, a
referirse recíprocamente a sus versiones (Art.183.1). Como primer paso a seguir,
se debe dar lectura al contenido de las declaraciones controversiales, y luego, se
les preguntara si se ratifican en sus dichos, o en su defecto si desean modificarlas,
el ámbito propio de la diligencia confrontacional debe circunscribirse al contenido
de las manifestaciones contradictorias. En caso de ser necesario, se les solicitara
que se refieran recíprocamente sobre sus versiones, es decir, cada sujeto indicara
sobre la versión del otro, lo cual implica un cotejo de las manifestaciones a fin de
que el Juez pueda obtener un convencimiento más claro sobre el objeto de la
prueba, tomando en consideración las actitudes gesticulaciones y elocuencias de
los participantes objeto de confrontación.
Acto seguido, el Ministerio Público y los demás sujetos procesales podrán
interrogar, a los sometidos a Careo exclusivamente sobre los puntos materia de
contradicción y que determinaron la procedencia de la diligencia (Art. 183.2).
Cuestión fundamental, es garantizar el derecho de defensa y de contradicción de
las partes, de conformidad con el sistema adversarial adoptado por el nuevo
código adjetivo, por lo que el examen de los sometidos al Careo podrá extenderse
a los demás sujetos procesales, únicamente circunscrito este acto, sobre los
puntos materia de controversia y que determinaron la procedencia del careo.

3.-LA CONFRONTACION
Cuando en el proceso penal dos o más personas, sean imputados o testigos,
deponen sobre hechos que son materia de investigación judicial, surgen algunas
veces contradicciones sobre un contenido, originando discordancia o confusión, ya
que se desconoce el dicho sobre la verdad. Para estos casos se requiere practicar
una diligencia judicial para confrontar a tales sujetos respecto de sus afirmaciones.
La confrontación, llamada también careo, consiste en poner frente a frente a los
sujetos que intervienen en el proceso penal para poder esclarecer, mediante el
debate, las controversias que han surgido de sus propias declaraciones
expresadas ante la autoridad judicial. De esta manera se reconstruyen los hechos
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que constituyen el objeto del proceso o de una parte de el a partir de las propias
discrepancias que existen en las declaraciones judiciales.

A) NATURALEZA JURÍDICA

La doctrina no ha sido uniforme respecto a la naturaleza jurídica de la


confrontación. Se puede apreciar una tendencia orientada a considerarla como un
medio subsidiario o complementario de prueba, y también, como un medio de
prueba.
Se sostiene que no se trata de un medio de prueba, sino de un expediente para la
valoración de una prueba. También que es un “medio complementario y negativo
de comprobación al que se recurre para despejar una situación de incertidumbre
provocada por manifestaciones discordes.

También se afirma que la confrontación constituye una diligencia judicial


esencialmente subsidiaria que se realiza cuando se constatan contradicciones,
divergencias o desacuerdos en las declaraciones jurídicas prestadas por los
inculpados o entre ellos y los testigos, y resulta necesaria para el debido
esclarecimiento de tales declaraciones. En tal sentido, no se le considera como un
medio de prueba, sino un instrumento para consultar declaraciones vertidas en el
proceso o factor valorativo de la declaración testimonial. Este carácter subsidiario
se pone de relieve cuando la pertinencia de su actuación está supeditada al
criterio potestativo y discrecional del juez y que la propia ley enfatiza en los arts.
130° y 131°, cuando se precisa que el juez “podrá ordenar” la confrontación.

De otro lado, se ha sostenido que se trata de un medio de prueba, ya que a través


de la confrontación el juez puede llegar a obtener la verdad de los hechos, pues
no se trata de una simple declaración ratificatoria de discrepancias sino de la
oportunidad en manos del juez para “exigir que den razón de sus afirmaciones,
y luego establecer, dentro de su función eminentemente prudente y sicológica,
quien es la persona que encara con mayor precisión, dando detalles, precisando
conceptos, aclarando ideas y probando sus afirmaciones, y sobre todo empleando
un tono convincente o dubitativo frente a su confrontado.

Sobre este punto resulta ilustrativo lo expuesto por el Tribunal Supremo español,
que afirma que la confrontación no es propiamente un médico de prueba
autónomo e independiente, sino una diligencia encaminada a contrastar las
manifestaciones o interrogatorios de los procesados y las declaraciones de los
testigos al objeto de depurar su contenido y tratar de salvar o aclarar las
contradicciones o discordancias que en ellos se aprecien, contribuyendo a formar
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la convicción del juzgador a la vista de las actitudes y explicaciones que los


careados adopten o faciliten.

B) OBJETO DE CONFRONTACION

El objeto de principal de confrontación es el poder despejar la incertidumbre


creada ante las declaraciones vertidas por los imputados y testigos en el proceso
penal. En tal sentido, la discrepancia y el esclarecimiento constituyen el objeto
principal de la confrontación.
A la autoridad judicial le corresponde lograr las mayores ventajas de tal diligencia,
pues apreciara la forma en que se desarrolla el debate y la precepción que tenga
respecto de las aclaraciones o nuevas declaraciones y en donde la inmediación se
presenta como su mejor instrumento, ya que posibilita al Juez captar directamente
de parte de quien está la verdad de las afirmaciones.

A través de la confrontación se puede establecer la falsedad de una afirmación y


consecuentemente, poner en relieve la verdad que se halla dentro de una
atmosfera de incertidumbre creada por declaraciones judiciales contradictorias. Es
posible detectar algún error o manifestación equivoca de alguno de los
confrontados, de allí la necesidad de su práctica.

Tratándose de la confrontación en donde la víctima o testigo es menor de edad, la


autoridad judicial deberá actuar con suma cautela, cuidando que aquella no se
sienta afectada por la circunstancia propia del careo con el imputado. Es de
comentar lo establecido al respecto por la ley N° 270055, de 22 de enero de 1999,
que modifica el artículo 143° y agrega que “la confrontación entre el presunto autor
y la victima procederá si es que esta fuese mayor de 14 años de edad. En el caso
que la víctima fuese menor de 14 años de edad, la confrontación con el presunto
autor procederá también a solicitud de la víctima”.

La citada ley se sustenta en la protección que debe otorgarse a los niños y


adolescentes, cuando estos son víctimas de delitos (no considera a testigos) pues
las consecuencias o efectos psicológicos que pudieran sobrevenir a dicha
diligencia pueden ser muy negativas para una niña o niño menor de 14 años. Sin
embargo, ha de considerarse, por un lado, la necesidad de dicha diligencia en
casos especiales y sobre todo, cuando no existen otros elementos probatorios que
los que podrían desprenderse de dicha diligencia; en segundo lugar, la necesidad
que tiene la autoridad judicial para alcanzar los fines del proceso. Habrá que
agregar el interés procesal y probatorio del mismo imputado a efecto de ejercer
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mejor su defensa. Se entiende que el tema es delicado por tratarse de la


afectación al proceso en si, por lo que, en lugar de una prohibición total, se
hubiera optado por una consideración especial, que significara suspender la
diligencia judicial cuando el juez, de oficio, o a pedido del fiscal, estimara
perjudicial al menor la realización o consecución de la citada diligencia de
confrontación.

c) LA APRECIACION PSICOLOGICA DE LA CPNFRONTACION

Se requiere un aspecto fundamental que aflora del desarrollo de la confrontación.


Es indudable que el enfrentamiento verbal que se realiza entre el testigo y el
imputado o entre estos últimos va a originar todo un cambio en el estado de ánimo
de cada uno de ellos, que deben ser apreciados por el juez de acuerdo a sus
conocimientos de psicología y a la experiencia que tiene.

Ese cambio en el estado anímico del ser humano se incrementa en una diligencia
de confrontación que en ella vertida con anterioridad pues la persona se
encontrara frente a la otra de la que se ha afirmado un hecho o cualidad que esta
no acepta o existe discrepancia. Este hecho es aplicable si se tiene en cuenta que
ambas personas van a asumir en la confrontación una posición contrapuesta, de
ofensa y defensa.

De allí que sea muy valioso para la autoridad judicial conocer directamente de la
actitud que asuman las personas confrontadas. El testigo puede ratificarse en su
declaración primigenia, o variar, en algo o en todo, su dicho; o se puede observar
quizás, algún interés particular en el deseo de que el delito se reprima (y quizás
sin tener la seguridad de lo que afirma). De otro lado, el imputado puede
presentarse como la persona quizás más afectada en la diligencia por su misma
situación procesal, máxime si se encuentra recluida en cárcel; puede asumir una
posición defensiva o tratar de objetar la declaración de su confrontado o minimizar
su participación, o simplemente negar cualquier hecho o dicho que lo incrimine.

Interesa entonces captar ese cambio anímico en los confrontados, aun cuando se
manifieste brevemente, a fin de poder salir de la incertidumbre y avanzar en el
camino a la verdad. En algún caso, esta diligencia culmina con la confesión del
imputado o en la rectificación del testigo, sobre los hechos que convencido depuso
antes. Aspectos importantes a observar son el nerviosismo de los confrontados, la
expresión de sus rostros, la firmeza de sus palabras, los gestos y sus movimientos
corpóreos que reflejen una alteración de la psiquis, y que pueden posibilitar un
criterio mayor sobre la responsabilidad del imputado, trasuntos de mentiras o
también la puesta en relieve de la inocencia.
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La labor judicial en este sentido resulta de suma importancia dado que puede
encaminar la diligencia de manera tal que posibilite el mayor esclarecimiento de
los hechos contradictorios e incluso, avanzar más allá en la búsqueda de nuevos
elementos probatorios para los fines del proceso. De allí que con Del Valle
Randich se afirme que el juez debe establecer, dentro de su función
eminentemente prudente y psicológica, quien es la persona que encara con mayor
precisión, dando detalles, precisando conceptos, aclarando ideas y probando sus
afirmaciones, y sobre todo empleando un tono convincente o dubitativo frente a su
confrontado.

D) VALOR PROBATORIO DE LA CONFRONTACION

El valor probatorio de la confrontación está en relación con el esclarecimiento de


las manifestaciones o hechos contradictorios que el juez percibe al final de la
diligencia. La autoridad judicial valorara el resultado de la confrontación con las
declaraciones vertidas anteriormente a fin de ser corroborados o rectificadas.
La confrontación puede ser determinante para esclarecer el delito y la
responsabilidad de su autor; sim embargo, no siempre se llega a tal
convencimiento, ya que se realiza para dejar en claro otros hechos. Cuando
Manzani afirma que se trata de un “expediente para la valoración de una prueba”,
esta prueba no es otra que la declaración testimonial, de lo que se infiere que la
confrontación determina la veracidad o falsedad de una declaración prestada con
anterioridad. De allí que no se le atribuya calidad de medio probatorio, y aunque el
código vigente lo regula entre las normas de la declaración del imputado y del
testigo, su ubicación está dentro del capítulo de pruebas.

Pero ha de estimarse que es el Juicio Oral donde la confrontación va a adquirir el


verdadero peso valorativo que le asigne el tribunal al apreciar directamente el
debate oral entre los confrontados, llegado a verificar el contenido de la
declaración del testigo que es prueba y también la declaración del imputado. De
tal manera que, si se acredita la falsedad del testimonio, este carecerá de valor
probatorio.

Cuando la confrontación se realiza entre inculpados y se logra el esclarecimiento


del hecho controvertido, este servirá como complemento de la prueba pertinente
que se realice.
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4.- Cuando Procede Y De Qué Forma

Puede ordenarse el careo de personas que en sus declaraciones hayan


discrepado sobre hechos o circunstancias importantes. Para la realización de
estos actos se aplican respectivamente las reglas del testimonio, del peritaje y de
la declaración del imputado.

Los careos se practicarán cuando exista contradicción sustancial en las


declaraciones de dos personas, pudiendo repetirse cuando el Tribunal lo estime
oportuno o cuando surjan nuevos puntos de contradicción.

La diligencia de careos, se rige por las siguientes disposiciones:

 Los careos entre el acusado y los que deponen en su contra, se practicarán


durante la averiguación previa, de que conoce la Autoridad Judicial;
 Si durante la averiguación previa no puede lograrse la comparecencia de
las personas que deban ser careadas, se practicarán los careos durante la
instrucción;
 Se careará un solo testigo con otro;
 En una diligencia no se hará constar más de un careo
 Sólo concurrirán a la diligencia de careos, las personas que deban ser
careadas, las partes y los intérpretes si fueren necesarios;
 Los careos se practicarán dando lectura en lo conducente a las
declaraciones que se reputen desacordes o contradictorias y llamando la
atención de los careados sobre los desacuerdos o contradicciones, a fin de
que discutan entre sí y hagan las aclaraciones que estimen convenientes,
para que pueda obtenerse la verdad;
 Si los que deban ser careados estuvieren fuera de la jurisdicción del
Tribunal, se librará el oficio o el exhorto correspondiente.
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El careo en el juicio oral

La ley procesal penal apenas dedica un par de artículos a la práctica del careo
durante el juicio oral, lo cual puede darnos una idea de la relativa importancia que
se atribuye a este medio de prueba.

Dentro de la sección dedicada al examen de los testigos, el artículo 713 prevé que
"En los careos del testigo con los procesados o de los testigos entre sí no permitirá
el Presidente que medien insultos ni amenazas, limitándose la diligencia a dirigirse
los careados los cargos y a hacerse las observaciones que creyeren convenientes
para ponerse de acuerdo y llegar a descubrir la verdad".

Por último, en el artículo 729.1, dentro de una disposición común a las secciones
anteriores, se dice que "Los careos de los testigos entre sí o con los procesados o
entre éstos, que el Presidente acuerde de oficio, o a propuesta de cualquiera de
las partes", suponen una excepción al principio contenido en el artículo 728 de que
no podrán practicarse otras diligencias de prueba que las propuestas por las
partes, ni ser examinados otros testigos que los comprendidos en las listas
presentadas.

La no admisión de una diligencia de careo no da lugar a la revocación de la


valoración de la prueba, ya que el Tribunal Supremo señala en la sentencia de
fecha 23 de abril de 2010 que la diligencia de "careo", como reiteradamente ha
dicho esta Sala en numerosísimas Resoluciones que constituyen una pacífica y
añeja doctrina, queda sometida a la plena soberanía tanto del Instructor como de
quien juzga, pues al tratarse de un instrumento procesal para el auxilio en la
resolución de las dudas que los titulares de dichos órganos jurisdiccionales
pudieran padecer en relación con la credibilidad que el contenido de las
declaraciones previamente prestadas les suscitase, es a ellos, y sólo a ellos
cuando semejantes dudas sufrieran, a quienes corresponde la iniciativa o decisión
acerca de la conveniencia y oportunidad de su práctica, por lo que tal decisión no
puede ser susceptible de corrección o censura en este ámbito casacional (vid., por
ejemplo, Sentencias del Tribunal Supremo de 23 de Octubre de 1987 y 4 de Marzo
de 1998, entre muchas otras).
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EL CAREO EN EL PROCESO CIVIL

Presupuestos y procedencia

En la actual regulación del proceso civil, el careo no aparece contemplado con la


extensión y la autonomía que hemos visto en la ley procesal penal. Tampoco
aparece en la enumeración de los medios de prueba contenida en los artículos
299 y 300 de la Ley de Enjuiciamiento Civil vigente. No obstante, el artículo 373,
dentro de la prueba testifical, alude a este auténtico medio de prueba, el cual
puede acordarse por el Tribunal "de oficio o a instancia de parte" (artículo 373.1),
si bien no se regula exactamente cómo llevarlo a cabo.

Al igual que sucede en el proceso penal, el careo persigue, mediante la


confrontación de los declarantes ante el Juez de Primera Instancia, el afloramiento
de la verdad judicial, sea por la rectificación de alguna de las manifestaciones
dadas, sea por la matización de alguna versión que atribuya sentido a todo el
conjunto de lo dicho, sea, en definitiva, por la atribución de una mayor credibilidad
a una versión sobre otra por estimar a su autor más firme y convincente en su
planteamiento. Por lo tanto, lo que el careo persigue no es obtener directamente la
convicción del tribunal acerca de la existencia o inexistencia de un determinado
hecho controvertido sino arrojar luz acerca de qué declaración de las ya
manifestadas resulta más fiable y convincente.

El presupuesto habilitante de la práctica de este medio de prueba es que los


testigos "incurran en graves contradicciones" (artículo 373.1). Hemos de llamar la
atención sobre un dato que parece importante, cual es que los testigos son "las
personas que (tienen) noticia de hechos controvertidos relativos a lo que sea
objeto del juicio" (Artículo. 360). Por lo tanto, podrá practicarse un careo cuando
las personas que conocen los hechos controvertidos incurran en contradicciones
de cierta gravedad sobre elementos, datos o circunstancias que forman parte de
los mismos.

El precepto contempla expresamente que el careo pueda acordarse entre las


partes y alguno o algunos de los testigos entre sí, "en razón de las respectivas
declaraciones" (artículo 373.2). Aunque, a diferencia de lo previsto para el careo
de testigos, no se alude aquí a la existencia de "graves contradicciones", parece
lógico entender que el careo tan solo resultará procedente cuando exista un
apreciable nivel de controversia sobre hechos esenciales que constituyen el objeto
del juicio o proceso.

No prevé la ley procesal que pueda llevarse a cabo el careo entre las partes. En
este sentido, parece muy revelador el rótulo del artículo 373, el cual alude
claramente al "Careo entre testigos y entre éstos y las partes".
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Por último, el precepto de constante referencia termina diciendo que "Las


actuaciones a que se refiere este artículo habrán de solicitarse al término del
interrogatorio y, en este caso, se advertirá al testigo que no se ausente para que
dichas actuaciones puedan practicarse a continuación". (artículo 373.3). Así pues,
el careo solamente puede solicitarse al término del interrogatorio (de parte/s y/o
testigo/s) pues solamente en ese momento se pondrán de manifiesto las
contradicciones, para lo cual el tribunal advertirá al testigo de que no se ausente
para que el careo pueda practicarse a continuación.

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