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“Familia, escucha a Jesucristo,

Maestro,
que te llama a vivir en el amor”

Semana Diocesana por la familia


Mayo 21-27 de 2018
En Mayo:

“Recibe el Espíritu Santo,


que aviva el llamado”

Diócesis de Santa Rosa de Osos


Tercera Fase: Al encuentro con Jesucristo
2018 – Llamados por el Maestro
PROPÓSITO

Acercarnos a la familia para


evangelizarla, invitarla a prepararse
a participar desde su hogar en el
Encuentro Mundial de las Familias,
que se celebrará en Dublín-Irlanda
del Norte, del 21-26 de agosto de
2018 y propiciar espacios de oración
y reflexión que le ayuden a
fortalecer sus lazos de
reconciliación, amor y fe para
renovar su misión en la sociedad y
en la Iglesia.
OREMOS
Invoquemos al Espíritu Santo, abramos nuestros oídos y
corazón a la Palabra de Dios, escuchemos su llamada, para
que avive en nosotros el deseo de seguir a Jesucristo, Maestro
y conocerlo y amarlo, presente en la vida cotidiana de
nuestras familias. Hoy Señor, nos ponemos en tus manos.

Ayúdanos a dejarnos tocar por el amor de Dios Padre. Ayúdanos a


fiarnos plenamente en Jesucristo, a creer en su amor, sobre todo en
los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe está
llamada a crecer y a madurar. Cubre, Padre Bueno, nuestros hogares
con la alegría de Jesucristo Resucitado, porque quien cree en Él no
está nunca solo.

Enséñanos a mirar con los ojos de Jesucristo, buen Pastor, para


que nos guíe en nuestro camino. Que la luz de la fe crezca
continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso, que
es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor que vive y reina por los
siglos de los siglos. Amén.
CANTEMOS
Yo te llevo desde niño muy adentro, te encontraba en el
pájaro y la flor, en la lluvia en la tierra y en el silencio y en
mis sueños cada noche estabas Tú. Desde entonces quiero
darte siempre gracias, porque puedo darme cuenta de tu
amor, beberé de tu cuerpo y de tu sangre y por siempre te
daré mi corazón.

Como no creer en Dios, si me ha dado los hijos y la vida,


como no creer en Dios, si me ha dado la mujer querida.
Como no creer en Dios, si lo siento en mi pecho a cada
instante en la risa de un niño por la calle o en la tierna
caricia de una madre, como no.

Como no creer en Dios si está en las viñas y en el manso


trigo, como no creer en Dios si me dio la mano abierta de
un amigo. Como no creer en Dios si me ha dado la tristeza
y la alegría de saber que hay un mañana cada día por la fe
por la esperanza y el amor. Como no… creer en Dios...
LA FAMILIA ESPACIO PARA ESCUCHAR LA
PALABRA DE DIOS Y FORMAR EN LA FE

MIRANDO LA REALIDAD

Hoy venimos en peregrinación desde nuestros hogares


para vivir este encuentro con el Señor, Él es quien nos
ha acogido en este lugar, estamos ya en su presencia.
Nuestra vida cotidiana es de muchas carreras y
preocupaciones, los cuales no nos dan espacio para
escuchar al Señor. ¿Sientes que Dios Padre está
presente en tu hogar en los momentos de alegría o
dificultad? ¿Has escuchado su Palabra? ¿Tu familia
camina con Él? Se da un espacio de silencio para
reflexionar estas preguntas.
ILUMINACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS

Proclamación del Santo Evangelio Según


San Lucas (2, 40-43)

“El niño crecía y se desarrollaba lleno de


sabiduría, y la gracia de Dios permanecía
con él. Los padres de Jesús iban todos los
años a Jerusalén para la fiesta de la
Pascua. Cuando Jesús cumplió los doce
años, subió también con ellos a la fiesta,
pues así había de ser. Al terminar los días
de la fiesta regresaron”. Palabra del
Señor.
LA FAMILIA DE NAZARET PEREGRINA
PARA CELEBRAR LA PASCUA

José, María y el pequeño Jesús, movidos por la fe en Dios


emprenden un largo camino para celebrar la pascua, con
todas las penalidades y acontecimientos imprevistos del
tiempo (Salir de su casa, fatiga, incomodidades, Jesús se
queda en Jerusalén sin que lo noten sus padres).

Esta peregrinación no es sólo un simple acto de tradición o


religioso, sino que está unido a un conjunto de experiencias
de encuentro con Dios: la presencia del Arcángel Gabriel, un
ángel se presenta en sueños a José.

Toda la historia de la sagrada familia de Nazaret es tejida con


el mismo hilo: la Palabra de Dios, escuchada con gran fe y en
obediencia.
LA FAMILIA DE NAZARET RECUERDA EL
AMOR SALVADOR DE DIOS

Es una familia que recuerda el amor de Dios con los


antepasados, que se trasmite de generación en
generación “Pero la misericordia del Señor dura
siempre, su justicia pasa de hijos a nietos”. (Sal. 102,
17) “Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa
alianza según lo había prometido a nuestros padres en
favor de Abrahán y su descendencia por siempre”. (Lc.
1, 54). La familia de Nazaret, llega al templo para dar
gracias a Dios, quien lleno de amor salva a su pueblo,
cumpliendo su promesa.
LA FAMILIA, LUGAR DONDE SE ESCUCHA
LA PALABRA DE DIOS
José y María son interpelados por una Palabra de Dios que viene
de lo alto de una manera inesperada y sorprendente, palabra que
toca sus corazones, cambia sus vidas y provoca una respuesta de
fe.

Es la Palabra la que los conduce a dar a luz a Jesús en la gruta de


Belén (Mt. 2,6).

Es la misma Palabra la que los invita a huir a Egipto para salvar a


Jesús de las manos de Herodes. (Mt. 2,13).

Es la Palabra la que los hace volver a la tierra de Israel una vez


que Herodes ha muerto (Mt. 2,19-23).

La Familia de Nazaret, al asumir las dificultades propias de la


misión recibida de Dios, nos enseña que la Palabra implica una
relación viva y profunda con Dios que se convierte en historia en
la vida de cada familia.
LA FAMILIA, LUGAR DONDE SE TRASMITE LA
PALABRA DE DIOS Y SE ENSEÑA LA FE

«La Biblia considera también a la familia como la sede de la


catequesis de los hijos, en la celebración pascual” (Ex. 12, 26-27;
Dt. 6, 20-25) )Papa Francisco).

“Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron,


no lo ocultaremos a sus hijos, lo contaremos a la futura
generación. (Sal. 78,3)

La Palabra de Dios se recibe y escucha como una compañera de


viaje también para las familias que están en crisis o en medio de
algún dolor, y les muestra la meta del camino. “El Señor enjugará
las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni
dolor” (Ap. 21, 4)»”. (Amoris Laetitia n. 22).

La Palabra de Dios es fuente de vida y espiritualidad para la


familia mediante la lectura orante y eclesial de la Sagrada
Escritura. (Amoris Laetitia n. 227).
CAMBIEMOS LA MANERA COMO SE
TRASMITE LA FE EN LA FAMILIA

Nos acostumbramos a trasmitir la fe con la enseñanza de normas,


tradiciones y prácticas religiosas, olvidando que la fe es una
experiencia viva y concreta de Dios.

Nos quejamos de que nuestros niños y jóvenes después de la


catequesis pre-sacramental, se alejan de la Iglesia, sin
comprometerse en la pastoral.

Generemos espacios para atraer los jóvenes a Jesucristo, para que


vivan una experiencia con Él y así lo conozcan, lo amen y lo sigan.

La Iglesia nos llama a reiniciar nuestra fe en Jesucristo


Participar en El proceso de reiniciación Cristiana post-
bautismal, es necesario que padres de familia, consagrados,
laicos y sacerdotes comencemos de nuevo, volviendo al
anuncio de la persona y acontecimiento de Jesucristo, que
toca el corazón y renueva la fe (Kerigma).

Escuchar el primer anuncio de


Jesucristo

Hacer resonar en la familia el primer anuncio, que es “lo más


bello, lo más grande, lo más atractivo y necesario”, y “debe
ocupar el centro de la actividad evangelizadora. Nada hay
más sólido, más profundo, más seguro y más sabio que ese
anuncio”. (Amoris Laetitia n. 58).

El primer anuncio nos permite experimentar el Misterio


Pascual. José y María han experimentado la Pascua en los
acontecimientos de sus vidas
FOMENTAR EN LA FAMILIA LA
ORACIÓN Y LA ESPIRITUALIDAD

Los sacerdotes y animadores de la pastoral familiar están llamados a


«alentar a las familias a crecer en la fe. La confesión frecuente, la
dirección espiritual, la asistencia a retiros. Crear espacios semanales
de oración familiar, porque «la familia que reza unida permanece
unida». (Amoris Laetitia n. 227).

Las familias «como María, son exhortadas a vivir con coraje y


serenidad sus desafíos familiares, ya sean de tristeza o alegría;
también están llamadas a custodiar y meditar en el corazón las
maravillas de Dios (Lc. 2, 19.51). (Amoris Laetitia n. 30).

De este modo tu familia se fortalece y renueva su misión en el


mundo y la Iglesia, siendo fermento, luz del mundo y sal de la
tierra que da sabor a Cristo, que da sentido y cambia la vida.
CANTEMOS
Coro: Danos un corazón grande para amar, danos un corazón,
fuerte para luchar.

- Hombres nuevos creadores de la historia, constructores de


nueva humanidad; hombres nuevos que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.

- Hombres nuevos luchando en esperanzas, caminantes


sedientos de verdad; hombres nuevos sin frenos ni cadenas,
hombres nuevos que exigen libertad.
MOMENTO CELEBRATIVO
1) Que ninguna familia comience en cualquier de repente, que ninguna
familia se acabe por falta de amor. La pareja sea el uno del otro de
cuerpo y de mente y que nada en el mundo separe un hogar soñador.
Que ninguna familia se albergue debajo de un puente y que nadie
interfiera en la vida, en la paz de los dos. Y que nadie los haga vivir
sin ningún horizonte y que puedan vivir sin temer lo que venga
después.

Coro: La familia comience sabiendo por qué y donde va y que el


hombre retrate la gracia de ser un papá. La mujer sea cielo y
ternura y afecto y calor y los hijos conozcan la fuerza que tiene el
amor. Bendecid oh Señor las familias, Amén. Bendecid oh Señor la
mía también (2).

2) Que marido y mujer tengan fuerza de amar sin medida y que nadie se
vaya a dormir sin buscar el perdón. Que en la cuna los niños aprendan el
don de la vida, la familia celebre el milagro del beso y el pan. Que
marido y mujer de rodillas contemplen sus hijos, que por ellos encuentren
la fuerza para continuar. Y que en su firmamento la estrella que tenga
más brillo pueda ser la esperanza de paz y certeza de amar.

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