Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Los tumores hipofisarios productores de TSH son infrecuentes. Entre 1979 y 1992, Mindermann y
Wilson analizaron diversos tipos tumorales mediante inmunohistoquímica y hallaron que la
prevalencia global de los tumores secretores de TSH era de 0,85%. Entre 1989 y 1991, el mismo
grupo observó una prevalencia del 2,8% para los adenomas hipofisarios. No está claro si los
nuevos análisis de TSH, más sensibles, están relacionados con este cambio, o si se trata de un tipo
tumoral de frecuencia creciente. Los tumores secretores de TSH co-secretan otras hormonas,
como GH, PRL y en casos puntuales, ACTH, e inducen concentraciones séricas elevadas de IGF-1 o
PRL
PRESENTACIÓN
Los pacientes con tumores secretores de TSH experimentan síntomas de crecimiento tumoral
(como anomalías del campo visual, parálisis de pares craneales o cefalea) o de sobreproducción
hormonal.
Los tumores secretores de TSH son generalmente grandes y, en un estudio seriado, el 88% de los
casos fueron macroadenomas, y el 12%, microadenomas. Más del 60% eran, además, localmente
invasivos. En otra serie, se refirió que el 70% de los tumores eran macroadenomas.
Los pacientes tratados antes con yodo radiactivo, por su presunta enfermedad de Graves,
presentaban valores de TSH significativamente superiores a los de los no expuestos a
radioablación. También se debe considerar de la presencia de un tumor productor de TSH
ectópico.
Alrededor del 30% de los TSH-omas cosecretan GH o PRL. En consecuencia, también puede haber
rasgos de acromegalia o hiperprolactinemia.
EVALUACIÓN
Han de medirse los valores séricos de T4, T3, TSH (mediante técnicas de alta sensibilidad) y
subunidad α. La combinación de T4, T3 y subunidad α elevadas, TSH alta o inapropiadamente
normal y tumor hipofisario confirma el diagnóstico de adenoma hipofisario productor de TSH. La
estimulación con TRH permite diferenciar la sobreproducción de TSH por efecto de un tumor
secretor de esta hormona y la insensibilidad a la hormona tiroidea.
En tumores secretores de TSH, la respuesta a esta generada por la TRH se atenúa. En cambio, la
TSH suele aumentar en respuesta a la TRH en la insensibilidad a la hormona tiroidea y en personas
sanas.
La medición concomitante de la subunidad α en cada punto durante la prueba de TRH resulta útil,
ya que la relación molar de subunidad α a TRH es alta (> 1) en casi el 85% de los pacientes con
tumores secretores de TSH.
Una prueba de inhibición de la T3 resulta también de utilidad, por el hecho de que la inhibición
completa de la TSH no se da en pacientes con tumores secretores de la hormona. Esta prueba
también distingue el hipotiroidismo subclínico en pacientes previamente tratados con yodo
radiactivo para abordar el hipertiroidismo, en los que accidentalmente se detecta un tumor
hipofisario.
ANATOMÍA PATOLÓGICA
Se trata de tumores invasivos, aunque mayoritariamente benignos, y son muy infrecuentes las
metástasis a distancia. El patrón secretor se determina a partir de una serie de anticuerpos
inmunorreactivos contra la TSH-β, la subunidad α, la GH, la PRL y la ACTH.
El muestreo de 24 h indica que la frecuencia de pulsos de TSH está aumentada y que el ritmo
diurno se mantiene con valores hormonales medios altos.
Los tumores secretores de TSH exhiben inmunotinción positiva para la subunidad α y la TSH-β
hasta en el 75% de las células, así como para el factor de transcripción específico de la hipófisis,
Pit-1. Estos tumores expresan ARNm de SSTR2 y, en ocasiones, de SSTR3 y SSTR5.
TRATAMIENTO
CIRUGÍA
Las directrices de la Asociación Europea de Tiroides recomiendan la cirugía como primera opción
terapéutica. En la mayoría de los pacientes con microadenomas se consiguen efectos curativos,
mientras que, en afectados por macroadenomas, la remisión se logra en menos del 60% de los
casos.
No obstante, la infrecuencia de este tipo tumoral ha hecho que no se aborden estudios
controlados extensos sobre él.
En la mayor parte de los casos hay invasión de senos cavernosos o esfenoidales y los tumores son
a menudo fibrosos e inusualmente duros. Alrededor de un tercio de los pacientes precisan
radioterapia para lograr la normalización bioquímica.
RADIOTERAPIA
No hay estudios seriados extensos sobre el tratamiento de tumores secretores de TSH solo con
radioterapia. La radiación se ha empleado más bien como recurso complementario de la cirugía,
sobre todo cuando esta no es curativa.
ANÁLOGOS DE LA SOMATOSTATINA
Los análogos de la somatostatina se muestran eficaces en más del 90% de los TSH-omas, si bien en
ocasiones se registra taquifilaxia.
TRATAMIENTO PREOPERATORIO
Salvo cuando la visión está amenazada, los pacientes deben someterse a evaluación para
determinar si los signos clínicos de hipertiroidismo justifican una intervención inmediata. En este
ámbito se emplean propranolol, ablación tiroidea con yodo radiactivo, tiroidectomía y uso de
fármacos antitiroideos, como el metimazol, y análogos de la somatostatina.
Tanto el yodo radiactivo como los antitiroideos se dirigen hacia la glándula tiroidea, más que a la
localización hipofisaria del trastorno. Este planteamiento inhibe la retroalimentación negativa de
T3 con la TSH e induce incremento de la producción de TSH tumoral.