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Algunos años más tarde sería Jeremy Bentham quien efectuaría un estudio algo más
sistemático de la cuestión. Su análisis partía de considerar al delincuente como una
persona que trata de maximizar racionalmente los bene cios de sus acciones, llegando
de tal modo a la conclusión de que el problema básico del control penal se reducía
a determinar los “precios” adecuados para disuadir el crimen, mediante la cuidadosa
manipulación de la severidad y probabilidad de imposición de las penas. Esta sería
la idea que retomaría Gary Becker en su famoso trabajo del año 1968, Crime and
punishment: an economic approach, primer intento de analizar sistemáticamente
la cuestión penal desde un enfoque económico, y que dio inicio al aed penal como
disciplina autónoma. La lejana influencia de Bentham quizás tenga también algo que
ver con el marcado cariz utilitarista que caracteriza a buena parte de la producción
teórica en la materia. Imbuidos de cierto espíritu idealista característico de la
tradición latina –habitualmente más preocupada por los fies enunciados por las
normas que por sus resultados concretos– el análisis económico se nos aparece
como una herramienta que deshumaniza el Derecho penal y lo convierte en una mera
matemática de la violencia, que lleva implícita además una lógica difícil de
compatibilizar con el respeto a los derechos humanos y los principios clásicos del
Derecho Penal Liberal.
CONCLUSIONES
https://iuiog.com/wp-content/uploads/sites/5/2017/09/Gu%C3%ADa-docente-AED-
DEL-DERECHO-PENAL-Y-LA-LITIGACI%C3%93N.pdf
https://www.google.com/search?q=AED+del+Derecho+Pena&oq=AED+del+Derecho+
Pena&aqs=chrome..69i57j69i61.1598j0j8&sourceid=chrome&ie=UTF-8