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Solubilidad

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La solubilidad es una medida de la capacidad de una determinada sustancia para


disolverse en otra. Puede expresarse en moles por litro, en gramos por litro, o en
porcentaje de soluto; en algunas condiciones la solubilidad se puede sobrepasar,
denominándose a estas soluciones sobresaturadas. El método preferido para hacer que el
soluto se disuelva en esta clase de soluciones es calentar la muestra.

La sustancia que se disuelve se denomina soluto y la sustancia donde se disuelve el


soluto se llama solvente. No todas las sustancias se disuelven en un mismo solvente. Por
ejemplo, en el agua, se disuelve el alcohol y la sal, en tanto que el aceite y la gasolina no
se disuelven. En la solubilidad, el carácter polar o apolar de la sustancia influye mucho,
ya que, debido a este carácter, la sustancia será más o menos soluble; por ejemplo, los
compuestos con más de un grupo funcional presentan gran polaridad por lo que no son
solubles en éter etílico.

Entonces para que un compuesto sea soluble en éter etílico ha de tener escasa polaridad;
es decir, tal compuesto no ha de tener más de un grupo polar. Los compuestos con
menor solubilidad son los que presentan menor reactividad como son: las parafinas,
compuestos aromáticos y los derivados halogenados.

El término solubilidad se utiliza tanto para designar al fenómeno cualitativo del proceso
de disolución como para expresar cuantitativamente la concentración de las soluciones.
La solubilidad de una sustancia depende de la naturaleza del disolvente y del soluto, así
como de la temperatura y la presión del sistema, es decir, de la tendencia del sistema a
alcanzar el valor máximo de entropía. Al proceso de interacción entre las moléculas del
disolvente y las partículas del soluto para formar agregados se le llama solvatación y si
el solvente es agua, hidratación.

Contenido
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 1 Factores que afectan la solubilidad
o 1.1 Temperatura
 2 Véase también
 3 Referencias

 4 Enlaces externos

[editar] Factores que afectan la solubilidad


La solubilidad se define para fases específicas. Por ejemplo, la solubilidad de aragonito
y calcita en el agua se espera que difieran, si bien ambos son polimorfos de carbonato
de calcio y tienen la misma fórmula química.

La solubilidad de una sustancia en otra está determinada por el equilibrio de fuerzas


intermoleculares entre el disolvente y el soluto, y la variación de entropía que acompaña
a la solvatación. Factores como la temperatura y la presión influyen en este equilibrio,
cambiando así la solubilidad.

La solubilidad también depende en gran medida de la presencia de otras especies


disueltas en el disolvente, por ejemplo, complejos metálicos en los líquidos. La
solubilidad dependerá también del exceso o defecto de un ion común en la solución, un
fenómeno conocido como el efecto del ion común. En menor medida, la solubilidad
dependerá de la fuerza iónica de las soluciones. Los dos últimos efectos pueden
cuantificarse utilizando la ecuación de equilibrio de solubilidad.

Para un sólido que se disuelve en una reacción redox, la solubilidad se espera que
dependa de las posibilidades (dentro del alcance de los potenciales en las que el sólido
se mantiene la fase termodinámicamente estable). Por ejemplo, la solubilidad del oro en
el agua a alta temperatura se observa que es casi de un orden de magnitud más alta
cuando el potencial redox se controla mediante un tampón altamente oxidante redox
Fe2O3-Fe3O4 que con un tampón moderadamente oxidante Ni-NiO.[1]

La solubilidad (metaestable) también depende del tamaño físico de la gota de cristal o


de soluto (o, estrictamente hablando, en la superficie específica o molar del soluto). Para
la cuantificación, ver la ecuación en el artículo sobre el equilibrio de solubilidad. Para
cristales altamente defectuosos, la solubilidad puede aumentar con el aumento del grado
de desorden. Ambos efectos se producen debido a la dependencia de la solubilidad
constante frente a la energía de Gibbs del cristal. Los dos últimos efectos, aunque a
menudo difíciles de medir, son de importancia en la práctica. [cita requerida] Por ejemplo,
proporcionan la fuerza motriz para precipitar el envejecimiento (el tamaño de cristal
crece de forma espontánea con el tiempo).

[editar] Temperatura
La solubilidad de un soluto en un disolvente dado normalmente depende de la
temperatura. Para muchos sólidos disueltos en el agua líquida, la solubilidad aumenta
con la temperatura hasta 100 ° C.[2] En el agua líquida a altas temperaturas (por ejemplo,
que, en vísperas de la temperatura crítica), la solubilidad de los solutos iónicos tiende a
disminuir debido a la cambio de las propiedades y la estructura del agua líquida, el
reducir los resultados de la constante dieléctrica de un disolvente menos polar.

Los solutos gaseosos muestran un comportamiento más complejo con la temperatura.


Como se eleva la temperatura, los gases generalmente se vuelven menos solubles en
agua (el mínimo que está por debajo de 120 ° C para la mayoría de gases),[3] pero más
solubles en disolventes orgánicos.[2]

El gráfico muestra las curvas de solubilidad de algunas sales sólidas inorgánicas típicas.
[4]
Muchas sales se comportan como nitrato de bario y el arseniato de hidrógeno
disódico, y muestran un gran aumento de la solubilidad con la temperatura. Algunos
solutos (por ejemplo, NaCl en agua) exhiben una solubilidad bastante independiente de
la temperatura. Unos pocos, como el cerio (III) sulfato, se vuelven menos solubles en
agua a medida que aumenta la temperatura. Esta dependencia de la temperatura se
refiere a veces como "retrógrada" o "solubilidad inversa". En ocasiones, se observa un
patrón más complejo, como con sulfato de sodio, donde el cristal decahidrato menos
soluble pierde agua de cristalización a 32 ° C para formar una fase anhidra más
solubles. [cita requerida]

La solubilidad de los compuestos orgánicos casi siempre aumenta con la temperatura.


La técnica de la recristalización, utilizado para la purificación de sólidos, depende de un
soluto de diferentes solubilidades en un disolvente caliente y fría. Existen algunas
excepciones, tales como determinadas ciclodextrinas.
Estequiometría
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En química, la estequiometría (del griego στοιχειον, stoicheion, 'elemento' y μετρον,


métrón, 'medida') es el cálculo de las relaciones cuantitativas entre reactantes[1] (o
también conocidos como reactivos) y productos en el transcurso de una reacción
química.[2] Estas relaciones se pueden deducir a partir de la teoría atómica, aunque
históricamente se enunciaron sin hacer referencia a la composición de la materia, según
distintas leyes y principios.

El primero que enunció los principios de la estequiometría fue Jeremias Benjamin


Richter (1762-1807), en 1792, quien describió la estequiometría de la siguiente manera:

La estequiometría es la ciencia que mide las proporciones cuantitativas o relaciones de


masa de los elementos químicos que están implicados.
Contenido
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 1 Principio
 2 Balance de materia
 3 Coeficiente estequiométrico
 4 Mezcla, proporciones y condiciones estequiométricas
 5 Véase también
 6 Notas

 7 Referencias bibliográficas

[editar] Principio
En una reacción química se observa una modificación de las sustancias presentes: los
reactivos se consumen para dar lugar a los productos.

A escala microscópica, la reacción química es una modificación de los enlaces entre


átomos, por desplazamientos de electrones: unos enlaces se rompen y otros se forman,
pero los átomos implicados se conservan. Esto es lo que llamamos la ley de
conservación de la masa, que implica las dos leyes siguientes:

 la conservación del número de átomos de cada elemento químico


 la conservación de la carga total

Las relaciones estequiométricas entre las cantidades de reactivos consumidos y


productos formados dependen directamente de estas leyes de conservación, y están
determinadas por la ecuación (ajustada) de la reacción.
[editar] Balance de materia
Una ecuación química es la representación escrita de una reacción química. Se dice que
está ajustada o equilibrada cuando respeta la ley de conservación de la materia, según la
cual la suma de los átomos de cada elemento debe ser igual en los reactivos y en los
productos de la reacción. Para respetar estas reglas, se pone delante de cada especie
química un número denominado coeficiente estequiométrico, que indica la proporción
de cada especie involucrada.

Por ejemplo, en la reacción de combustión de metano (CH4), éste se combina con


oxígeno molecular(O2) del aire para formar dióxido de carbono (CO2) y agua. (H2O). La
reacción sin ajustar será:

En esta ecuación, las incógnitas son a, b, c y d, que son los denominados coeficientes
estequiométricos. Para calcularlos, debe tenerse en cuenta la ley de conservación de la
materia, por lo que la suma de los átomos de cada elemento debe ser igual en los
reactivos y en los productos de la reacción. En el ejemplo, para el elemento hidrógeno
(H) hay 4·a átomos en los reactivos y 2·d átomos en los productos. De esta manera se
obtiene un sistema de ecuaciones:

Hidrógeno: 4·a = 2·d


Oxígeno: 2·b = 2·c + d
Carbono: a=c

Obteniendo en este caso es un sistema de ecuaciones indeterminado, con tres ecuaciones


y cuatro incógnitas. Para resolverlo, se asigna un valor a una de las variables,
obteniendo así una cuarta ecuación, que no debe ser combinación lineal de las demás.
Por ejemplo: a=1.

 Sustituyendo a=1 en la primera ecuación del sistema de ecuaciones, se obtiene


d=2.
 Sustituyendo a=1 en la tercera ecuación, se obtiene c=1.
 Sustituyendo c=1 y d=2 en la segunda ecuación, se obtiene b=2.

Sustituyendo los coeficientes estequimétricos en la ecuación de la reacción, se obtiene


la ecuación ajustada de la reacción:

Ésta dice que 1 molécula de metano reacciona con 2 moléculas de oxígeno para dar 1
molécula de dióxido de carbono y 2 moléculas de agua.

Al fijar arbitrariamente un coeficiente e ir deduciendo los demás pueden obtenerse


valores racionales no enteros. En este caso, se multiplican todos los coeficientes por el
mínimo común múltiplo de los denominadores. En reacciones más complejas, como es
el caso de las reacciones redox, se emplea el método del ion-electrón.
[editar] Coeficiente estequiométrico
Es el coeficiente de una especie química que le corresponde en una ecuación química
dada. En el ejemplo anterior:

El coeficiente del metano es 1, el del oxígeno 2, el del dióxido de carbono 1 y el del


agua 2. Los coeficientes estequiométricos son en principio números enteros, aunque
para ajustar ciertas reacciones alguna vez se emplean números fraccionarios. Es el
número de moles de cada sustancia.

Cuando el coeficiente estequiométrico es igual a 1, no se escribe. Por eso, en el ejemplo


CH4 y CO2 no llevan ningún coeficiente delante.

[editar] Mezcla, proporciones y condiciones


estequiométricas
Cuando los reactivos de una reacción están en cantidades proporcionales a sus
coeficientes estequiométricos se dice:

 La mezcla es estequiométrica;
 Los reactivos están en proporciones estequiométricas;
 La reacción tiene lugar en condiciones estequiométricas;

Las tres expresiones tienen el mismo significado.

En estas condiciones, si la reacción es completa, todos los reactivos se consumirán


dando las cantidades estequiométricas de productos correspondientes.

Si no en esta forma, existirá el reactivo limitante que es el que está en menor proporción
y que con base en él se trabajan todos los cálculos.

Ejemplo

 ¿Qué cantidad de oxígeno es necesaria para reaccionar con 100 gramos de


carbono produciendo dióxido de carbono?

Masa atómica del oxígeno = 15,9994.


Masa atómica del carbono = 12,0107.

La reacción es:

para formar una molécula de dióxido de carbono, hacen falta un átomo de carbono y dos
de oxígeno, o lo que es lo mismo, un mol de carbono y dos mol de oxígeno.
despejando x:

realizadas las operaciones:

Valencia (química)
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Para otros usos de este término, véase Valencia (desambiguación).

En química, la valencia, también conocida como número de valencia, es una medida de


la cantidad de enlaces químicos formados por los átomos de un elemento químico. A
través del siglo XX, el concepto de valencia ha evolucionado en un amplio rango de
aproximaciones para describir el enlace químico, incluyendo la estructura de Lewis
(1916), la teoría del enlace de valencia (1927), la teoría de los orbitales moleculares
(1928), la teoría de repulsión de pares electrónicos de la capa de valencia (1958) y todos
los métodos avanzados de química cuántica.

Contenido
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 1 Historia
 2 Tipos de valencia
 3 Vista general
 4 Definición del "número de enlaces"
 5 Definición IUPAC
 6 Valencias de los elementos
o 6.1 Tabla de valencias de los elementos
 7 Otras críticas al concepto de valencia
 8 Referencias

 9 Enlaces externos

[editar] Historia
La etimología de la palabra "valencia" proviene de 1465, significando "extracto,
preparación", del latín valentia "fuerza, capacidad", y el significado químico
refiriéndose al "poder combinante de un elemento" está registrado desde 1884, del
alemán Valenz.[1]

En 1789, William Higgins publicó bocetos sobre lo que él llamó combinaciones de


partículas "últimas", que esbozaban el concepto de enlaces de valencia.[2] Si, por
ejemplo, de acuerdo a Higgins, la fuerza entre la partícula última de oxígeno y la
partícula última de nitrógeno era 6, luego la fuerza del enlace debería ser dividida
acordemente, y de modo similar para las otras combinaciones de partículas últimas:estas
son las de la tabla periodica.

Combinaciones de partículas últimas de William Higgins (1789).

Sin embargo, la incepción NO exacta de la teoría de las valencias químicas puede ser
rastreda a una publicación de Edward Frankland, en la que combinó las viejas teorías de
los radicales libres y "teoría de tipos" con conceptos sobre afinidad química para
mostrar que ciertos elementos tienen la tendencia a combinarse con otros elementos
para formar compuestos conteniendo 3 equivalentes del átomo unido, por ejemplo, en
los grupos de tres átomos (vg. NO3, NH3, NI3, etc.) o 5, por ejemplo en los grupos de
cinco átomos (vg. NO5, NH4O, PO5, etc.) Es en este modo, según Franklin, que sus
afinidades están mejor satisfechas. Siguiendo estos ejemplos y postulados, Franklin
declaró cuán obvio esto es que:[3]

Una tendencia o ley prevalece (aquí), y que, no importa qué puedan ser los caracteres de
los átomos que se unen, el poder combinante de los elementos atrayentes, si me puedo
permitir el término, se satisface siempre por el mismo número de estos átomos.

Este "poder combinante" fue denominado posteriormente cuantivalencia o valencia.[2]

[editar] Tipos de valencia


Valencia positiva máxima:

Es el número positivo que refleja la máxima capacidad de combinación de un átomo.


Este número coincide con el Grupo de la Tabla Periódica al cual pertenece. Por ejemplo:
el Cloro (Cl) es del Grupo VII A en la tabla, por lo que su valencia positiva máxima es
7.

Valencia negativa:
Es el número negativo que refleja la capacidad que tiene un átomo de combinarse con
otro pero que obviamente esté actuando con valencia positiva. Este número negativo se
puede determinar contando lo que le falta a la valencia positiva máxima para llegar a 8,
pero con signo -.

Por ejemplo: a la valencia máxima positiva del átomo de Cloro (7) le falta 1 para llegar
a 8, entonces su valencia negativa será -1.

[editar] Vista general


El concepto fue desarrollado a mediados del siglo XIX, en un intento por racionalizar la
fórmula química de compuestos químicos diferentes. En 1919, Irving Langmuir, tomó
prestado el término para explicar el modelo de átomo cúbico de Gilbert N. Lewis al
enunciar que "el número de pares de electrones que cualquier átomo dado comparte con
el átomo adyacente es denominado la covalencia del átomo." El prefijo co- significa
"junto", así que un enlace co-valente significa que los átomos comparten valencia. De
ahí, si un átomo, por ejemplo, tiene una valencia +1, significa que perdió un
electrón, y otro con una valencia de -1, significa que tiene un electrón adicional.
Luego, un enlace entre estos dos átomos resultaría porque se complementarían o
compartirían sus tendencias en el balance de la valencia. Subsecuentemente, ahora es
más común hablar de enlace covalente en vez de "valencia", que ha caído en desuso del
nivel más alto de trabajo, con los avances en la teoría del enlace químico, pero aún es
usado ampliamente en estudios elementales donde provee una introducción heurística a
la materia.

[editar] Definición del "número de enlaces"


Se creía originalmente que el número de enlaces formados por un elemento dado era
una propiedad química fija y, en efecto, en muchos casos, es una buena aproximación.
Por ejemplo, en muchos de sus compuestos, el carbono forma cuatro enlaces, el oxígeno
dos y el hidrógeno uno. Sin embargo, pronto se hizo evidente que, para muchos
elementos, la valencia podría variar entre compuestos diferentes. Uno de los primeros
ejemplos en ser identificado era el fósforo, que algunas veces se comporta como si
tuviera una valencia de tres, y otras como si tuviera una valencia de cinco. Un método
para resolver este problema consiste en especificar la valencia para cada compuesto
individual: aunque elimina mucho de la generalidad del concepto, esto ha dado origen a
la idea de número de oxidación (usado en la nomenclatura Stock y a la notación lambda
en la nomenclatura IUPAC de química inorgánica).

[editar] Definición IUPAC


La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) ha hecho algunos intentos
de llegar a una definición desambigua de valencia. La versión actual, adoptada en 1994,
es la siguiente:[4]

El máximo número de átomos univalentes (originalmente átomos de hidrógeno o cloro)


que pueden combinarse con un átomo del elemento en consideración, o con un
fragmento, o para el cual un átomo de este elemento puede ser sustituido.
Esta definición reimpone una valencia única para cada elemento a expensas de
despreciar, en muchos casos, una gran parte de su química.La mención del hidrógeno y
el cloro es por razones históricas, aunque ambos en la práctica forman compuestos
principalmente en los que sus átomos forman un enlace simple. Las excepciones en el
caso del hidrógeno incluyen el ion bifluoruro, [HF2]−, y los diversos hidruros de boro
tales como el diborano: estos son ejemplos de enlace de tres centros. El cloro forma un
número de fluoruro—ClF, ClF3 y ClF5—y su valencia, de acuerdo a la definición de la
IUPAC, es cinco. El flúor es el elemento para el que el mayor número de átomos se
combinan con átomos de otros elementos: es univalente en todos sus compuestos,
excepto en el ion [H2F]+. En efecto, la definición IUPAC sólo puede ser resuelta al fijar
las valencias del hidrógeno y el flúor como uno, convención que ha sido seguida acá.

[editar] Valencias de los elementos


Las valencias de la mayoría de los elementos se basan en el fluoruro más alto conocido.
[5]

[editar] Tabla de valencias de los elementos

Halogenos Anfigenos Nitrogenoides Carbonoides


1,3,5,7 2,4,6 3,5 2,4
Cloro Oxígeno Nitrógeno
Fluor Selenio Fósforo Silicio
Yodo Azufre Antimonio Carbono
Bromo Telurio Boro
Arsenico

*Al formar Anhidridos con los Nitrogenoides se usa solamente la Valencia 3 y 5

[editar] Otras críticas al concepto de valencia


 La valencia de un elemento no siempre es igual a su estado de oxidación más
alto: las excepciones incluyen al rutenio, osmio y xenón, que tienen valencias de
seis (hexafluoruros), pero que pueden formar compuestos con oxígeno en el
estado de oxidación +8, y cloro, que tiene una valencia de cinco, pero un estado
de oxidación máximo de +7 (en los percloratos).
 El concepto de "combinación" no puede ser igualado con el número de enlaces
formados por un átomo. En el fluoruro de litio (que tiene la estructura del NaCl,
cada átomo de litio está rodeado por seis átomos de flúor, mientras que la
valencia del litio es universalmente tomada como uno, como sugiere la fórmula
LiF. En la fase gaseosa, el LiF existe como moléculas discretas diatómicas como
las valencias sugerirían

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