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PARTE II

HEPATOLOGÍA
J. Rodés Teixidor, J.M. Sánchez-Tapias, V. Arroyo Pérez, O. Beloqui, J.M. Bordas Alsina, J. Bosch Genover,
C. Bru Saumell, M. Bruguera Cortada, J. Bruix Tudó, J. Caballería Rovira, R. Esteban, J.C. García-Pagán,
P. Ginés Gibert, J. Guardia, J.I. Herrero Santos, A. Mas Ordeig, X. Montañà Figuls, M.T. Muñoz Yagüe,
A. Parés Darnaculleta, J. Prieto Valtueña, A. Rimola Castellá, E. Ros Rahola, J.A. Solís Herruzo y J. Terés Quiles

Generalidades
J. Terés Quiles, J.M. Sánchez-Tapias, J.M. Bordas Alsina, C. Bru Saumell y X. Montañà Figuls

Recuerdo anatómico pático común, el cual desagua en la vena cava inferior, cer-
ca del punto de entrada de ésta en la aurícula derecha. La
Anatomía macroscópica. El hígado es la víscera de mayor anatomía vascular arterial y venosa permite reconocer la
tamaño del organismo y su peso en el individuo adulto es de existencia de ocho segmentos. El segmento I corresponde al
unos 1.500 g. Ocupa una posición fisiológica fundamental, lóbulo de Spiegel, los segmentos II y III al lóbulo izquierdo, el
pues se halla interpuesto entre la corriente sanguínea que IV al lóbulo caudado y los segmentos V-VIII al lóbulo dere-
proviene del intestino y el resto del organismo. cho. Su conocimiento tiene gran interés en cirugía hepática.
La mayor parte del hígado se halla alojada debajo de la En el mismo hilio hepático, punto de división de la porta y
cúpula diafragmática derecha. Su cara anterior está protegi- la arteria hepática, se halla la confluencia de los conductos
da por las últimas costillas del hemitórax derecho, y su borde biliares hepáticos derecho e izquierdo, que forman el conduc-
anterior aflora por debajo del reborde costal del mismo lado. to hepático común.
Separada por el diafragma, su cara superior está en relación Los vasos linfáticos intrahepáticos terminan en glanglios
con la pleura y el pulmón derecho; su cara inferior, en la ca- del hilio y abocan luego al conducto torácico.
vidad abdominal, se relaciona con el colon derecho, el duo-
deno y el páncreas, y su cara posterior con el riñón derecho. Anatomía microscópica. La unidad microscópica clásica
El hígado humano está constituido por una masa única, di- del hígado es el lobulillo hepático, concepto introducido por
vidida en dos lóbulos, derecho e izquierdo, delimitados por KIERNAN (1833) a partir del estudio del hígado de cerdo. Cada
la dicotomía en el hilio hepático de las estructuras vascula- lobulillo tiene un aspecto piriforme, en cuyo centro se dispo-
res aferentes (vena porta y arteria hepática). Visto por su ne la vena central del lobulillo, tributaria de las venas supra-
cara inferior, se distinguen otros dos lóbulos de menor tama- hepáticas, y en su periferia los espacios porta, que contienen
ño, el lóbulo caudado y el lóbulo cuadrado. Toda su superfi- las ramas portal y arterial, y el conducto biliar. Entre ambos
cie está recubierta por una doble membrana fibrosa, el peri- sistemas vasculares se extienden las columnas o trabéculas
toneo visceral y la cápsula de Glisson. La ramificación de las de células hepáticas y los sinusoides intercelulares. Desde
estructuras vasculares aferentes y de los conductos biliares los espacios porta, las ramas terminales de la vena porta y
eferentes permite subdividir cada uno de los lóbulos hepáti- de la arteria hepática envían la sangre hacia los sinusoides, de
cos en cuatro segmentos. El lóbulo derecho se divide en una los cuales pasa a las venas centrolobulillares debido al gra-
parte anterior y una posterior, cada una de las cuales, a su diente tensional existente entre ambos territorios sanguíneos
vez, se divide en segmentos superior e inferior. El ligamento (fig. 2.94). La masa hepática total está formada por el conjun-
falciforme divide al lóbulo izquierdo en dos partes, una me- to de estas unidades estructurales.
dial y otra lateral que, a su vez, se dividen en los segmentos Tras los estudios de RAPPAPORT (1958) se sustituyó el ante-
superior e inferior. rior concepto de lobulillo hepático como unidad estructural
La vascularización se realiza a través de la vena porta y la por el de ácino, que sería en realidad una unidad estructu-
arteria hepática. La vena porta proporciona entre el 65 y el ral y funcional. Cada ácino está centrado por un espacio por-
85% de la sangre que llega al hígado, con una concentración ta, con una rama portal y una arterial, que aportan sangre a los
de oxígeno algo inferior a la de la sangre arterial, pero muy sinusoides de distintos lobulillos, con las venas centrolobulilla-
superior a la de la sangre venosa. Por ello, la oxigenación de res dispuestas en la periferia (fig. 2.95). Esta concepción expli-
las células hepáticas depende en un 50% del sistema portal. ca que, en situaciones de anoxia o defectos nutricios, las célu-
El 50% restante depende de la arteria hepática, que propor- las hepáticas perilobulillares sean las menos afectadas y que
ciona al hígado entre el 20 y el 35% de la sangre que llega al en ellas se inicien los fenómenos de regeneración.
hígado. La sangre portal procede del bazo y del intestino, y En el estudio histológico del hígado es preferible utilizar el
la sangre arterial del tronco celíaco. Estos grandes troncos concepto de ácinos en lugar de lobulillos, porque facilita la
sanguíneos penetran en el hígado por el hilio hepático, don- comprensión de los mecanismos patogénicos responsables
de cada uno de ellos se divide en dos ramas, derecha e iz- de las lesiones hepáticas.
quierda, destinadas a la irrigación de ambos lóbulos, en Espacio porta. Es una estructura conjuntiva que está en
cuyo interior se realiza una dicotomización sucesiva en ra- continuidad con la cápsula de Glisson y representa la trama
mas cada vez más pequeñas que terminan en una red vascu- de sostén de los elementos vasculares. Contiene una rama de
lar común, el sinusoide hepático. El drenaje venoso del híga- la vena porta, la arteriola hepática, el conducto biliar, ele-
do se lleva a cabo a través de vénulas, las suprahepáticas mentos linfáticos, nerviosos y algunas células del sistema reti-
derecha e izquierda, que desembocan en un tronco suprahe- culohistiocitario.

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HEPATOLOGÍA

Células endoteliales
EP
Sinusoide Célula de Células
Kupffer endoteliales

Células Espacio de Disse Célula de Ito


VC T AH endoteliales
VP

EP
S Mitocondria
CB

Aparato
de Golgi
EP Núcleo Capilar
biliar
Lisosomas

Fig. 2.94. Estructura del lobulillo hepático (KIERNAN). AH: rama por-
tal de la arteria hepática; CB: conductillo biliar; EP: espacio porta; Retículo
S: sinusoide; T: trabécula de células hepáticas; VC: vena centrolobuli- endoplásmico
llar; VP: rama de la vena porta.

Fig. 2.96. Esquema de la ultrastructura de la célula hepática.

VC
EP Kupffer, de Ito y las denominadas células con hoyos o pit
AH
cells.
VP Células de Kupffer. Son células fagocitarias pertenecientes
EP VC al sistema reticulohistiocitario que bordean los sinusoides
CB hepáticos, sin constituir en realidad una pared. Entre ellas y
las células hepáticas se hallaría el espacio de Disse, espacio
virtual, que para algunos autores correspondería al inicio de
EP VC EP los linfáticos hepáticos.
Células de Ito. En realidad se localizan en el espacio de
Disse. Estas células, denominadas también lipocitos, almace-
nan en circunstancias fisiológicas la vitamina A. En determi-
nadas situaciones adquieren capacidad fibroblástica.
Células con hoyos o pit cells. Se han descrito recientemen-
te en el hígado de rata y, por sus características morfológicas
(presencia de gránulos intracitoplasmáticos), se les atribuye
Fig. 2.95. Ácino hepático (RAPPAPORT). (Véase la explicación de las una posible función endocrina.
abreviaturas en la fig. 2.94.) Venas centrolobulillares. Situadas en el centro de los lobu-
lillos hepáticos, representan la raíz de las venas suprahepáti-
cas. Están rodeadas por una capa de células hepáticas y abo-
Los límites del espacio porta son muy netos en condicio- can en ellas los sinusoides de cada lobulillo.
nes normales y están constituidos por una capa de células Vías biliares intrahepáticas. Se inician en los capilares bilia-
hepáticas denominada membrana limitante. res, cuyas paredes están constituidas por las mismas células
Células hepáticas. Las células hepáticas o hepatocitos tie- hepáticas. Se continúan con los colangiolos, cuya pared está
nen una forma poliédrica de unos 30 µm de diámetro. Su nú- formada por células ductales, que son células epiteliales de
cleo es central y único, con uno o más nucleólos. El citoplas- forma cúbica y gran núcleo. Los colangiolos se continúan
ma tiene un aspecto granular y contiene gran cantidad de por los conductos biliares de los espacios porta, que conec-
glucógeno. En su interior pueden observarse pigmentos, ha- tan con conductos interlobulillares cada vez mayores hasta
bitualmente lipofuscina, que se considera un pigmento de constituir los conductos hepáticos derecho e izquierdo.
desgaste sin significado patológico. Las células hepáticas se
disponen en láminas de una célula de espesor, denominadas Ultrastructura hepática. Las células endoteliales de los si-
trabéculas, entre los espacios porta y las venas centrolobu- nusoides se hallan fenestradas, por lo que el plasma sanguí-
lillares, de un modo radiado. Se hallan sostenidas por una neo, a través del espacio de Disse, se encuentra en contacto
trama de fibras de reticulina y separadas entre sí por los sinu- con la superficie de los hepatocitos. El espacio de Disse está
soides. ocupado por fibrillas de colágeno que corresponden a las fi-
Sinusoides hepáticos. Constituyen una red vascular cuyos bras de reticulina visibles con el microscopio óptico. En este
límites están representados por las paredes de las células he- espacio se sitúan las células de Ito.
páticas. Unen el territorio sanguíneo portal y arterial con el Los hepatocitos son células poliédricas de unas 25 µm de
suprahepático y ponen en contacto con las células hepáticas diámetro medio. Dos o más de sus caras están dotadas de mi-
la sangre venosa procedente del intestino y del bazo y la san- crovellosidades y se hallan en contacto con el espacio de
gre arterial de la arteria hepática. El revestimiento sinusoidal Disse (polo sinuisoidal de los hepatocitos) (fig. 2.96). Las
está constituido por cuatro tipos de células: endoteliales, de caras restantes se hallan en estrecho contacto con las de los

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GENERALIDADES

hepatocitos vecinos. Estas caras tienen labrados en su super- Transporte plasmático y captación celular de la bilirrubina.
ficie unos surcos dotados de microvellosidades que, al yux- Una vez formada, la bilirrubina pasa a la circulación sanguí-
taponerse a surcos similares labrados en los hepatocitos ad- nea y se une a la albúmina para ser transportada hasta el
yacentes, delimitan unos canalículos que constituyen los polo sinusoidal de la célula hepática, evitándose de esta for-
capilares biliares (polo biliar de los hepatocitos). La estan- ma su entrada en los tejidos. En la célula hepática, la bilirru-
queidad de los capilares biliares está asegurada por la pre- bina se desprende de la albúmina y pasa a su interior por la
sencia de complejos de unión en los puntos de contacto en- acción de dos proteínas citoplasmáticas, Y (ligandina) y Z.
tre los dos hepatocitos que delimitan cada capilar. Aunque ambas proteínas captan la bilirrubina, la proteína Y
El núcleo ostenta una doble membrana con poros que per- actúa preferentemente cuando la concentración plasmática
miten intercambios con el citoplasma. es normal, y la Z cuando existe hiperbilirrubinemia. La capta-
El retículo endoplásmico corresponde a los microsomas ce- ción hepática de la bilirrubina es independiente de su conju-
lulares. Aparece como un sistema de túbulos y vesículas limi- gación.
tado por membranas. En la superficie externa del retículo Conjugación intrahepática de la bilirrubina. La bilirrubina
endoplásmico rugoso se encuentran unos gránulos, denomi- se conjuga en el retículo endoplásmico, transformándose en
nados ribosomas, que contienen ácido ribonucleico y se glucurónido de bilirrubina. Esta conjugación se realiza gra-
consideran la base morfológica de la síntesis proteica. El re- cias a la transferencia de glucurónido procedente del ácido
tículo endoplásmico carente de ribosomas se denomina uridindifosfato-glucurónido (UDPGA), a la bilirrubina, en pre-
retículo endoplásmico liso y es el lugar donde se realiza la sencia de una enzima, la glucuroniltransferasa, que actúa
destoxicación de ciertos fármacos, la síntesis de algunos es- como catalizador. Probablemente existe un segundo sistema
teroides y enzimas y la conjugación de la bilirrubina y de enzimático que interviene en la conjugación de la bilirrubi-
otras sustancias. na, ya que el principal pigmento biliar que se encuentra en
En el retículo endoplásmico es, pues, donde se cumplen la bilis es el diglucurónido de bilirrubina.
la mayoría de las funciones específicas del hígado. De esta forma, la bilirrubina libre o no conjugada, sustan-
Las mitocondrias son formaciones redondeadas o alarga- cia tóxica para el organismo y liposoluble, se transforma, al
das rodeadas de una doble membrana. La membrana inte- conjugarse, en un producto atóxico y soluble en agua, capaz
rior se repliega hacia dentro, formando las crestas mitocon- de ser eliminado por la bilis.
driales. Su misión es la producción de la energía necesaria Transporte intrahepatocitario y excreción de la bilirrubina.
para el metabolismo celular, siendo aquí donde se realizan Una vez convertida en un pigmento hidrosoluble, la bilirrubi-
los procesos de fosforilación y parte del ciclo de Krebs. na es excretada de la célula hepática al canalículo biliar por
Los lisosomas son cuerpos densos pericanaliculares que un mecanismo de transporte activo, en el que seguramente
contienen enzimas hidrolíticas y, probablemente, intervie- interviene alguna enzima de origen desconocido.
nen en los mecanismos de transporte de sustancias intracelu- Circulación enterohepática de la bilirrubina. La bilirrubina
lares. excretada por la bilis llega al intestino después de atravesar
El aparato de Golgi está formado por una serie de vesícu- las vías biliares intrahepáticas y extrahepáticas. En su inte-
las aplanadas y apiladas situadas en las proximidades de los rior, la bilirrubina conjugada se transforma de novo en bili-
capilares biliares, a las que se les ha atribuido funciones rrubina libre, la cual es absorbida por la mucosa enteral y,
excretoras. Cabe considerar a los lisosomas y al aparato de por un mecanismo de difusión pasiva, alcanza el sistema ve-
Golgi como organoides celulares responsables del almacena- noso portal, llega al hígado y es reexcretada por la bilis. De
miento de sustancias que deben ser secretadas, intervinien- esta forma se establece la circulación enterohepática de la
do quizás en el proceso activo de la excreción celular. bilirrubina. Parte de la fracción conjugada se transforma por
El resto del citoplasma contiene gránulos de glucógeno, lí- la acción de las bacterias intestinales en estercobilinógeno,
pidos y pigmentos. el cual es, en parte, reabsorbido por el colon, pasa a la circu-
lación general y es reexcretado por el hígado a la bilis. La cir-
culación enterohepática de la bilirrubina y la del estercobili-
Funcionalismo hepático nógeno son muy escasas. Diariamente se eliminan por las
heces 100-200 mg del último. Una cantidad muy pequeña
de él no puede ser reexcretada por el hígado normal y es eli-
minada por la orina en forma de urobilinógeno (menos de
Metabolismo de la bilirrubina 4 mg/día). Estas dos sustancias son oxidadas rápidamente
Origen y formación de la bilirrubina. La bilirrubina es un te- hasta formar productos químicamente iguales, la urobilina y
trapirrol lineal liposoluble que procede del metabolismo del la estercobilina (fig. 2.97).
hem de varias proteínas. El 85% proviene de los hematíes cir-
culantes maduros, destruidos en el sistema reticulohistioci-
tario por conversión y posterior reducción de ésta a bilirru-
Metabolismo de los aminoácidos y de las proteínas
bina. En condiciones normales el hígado cataboliza más de la
Los mecanismos que determinan la conversión del hem mitad de los aminoácidos exógenos, procedentes de la hi-
de la hemoglobina en bilirrubina son poco conocidos. Se drólisis de las proteínas y de los péptidos alimentarios, trans-
cree que la rotura de los enlaces alfa-metilo del anillo de la formándolos en urea. Otra fracción de aminoácidos exóge-
protoporfirina del hem da lugar a la pérdida de un átomo de nos es utilizada por el hígado para sintetizar proteínas, y el
carbono y a la formación de una molécula de bilirrubina. La resto pasa a la circulación general para difundir rápidamente
globina y el hierro de la hemoglobina se eliminan cuando la en el espacio extracelular y facilitar de este modo su capta-
primera pasa a la circulación sanguínea, y el segundo al hí- ción por las células de los diferentes tejidos y sistemas de la
gado en forma de depósito. economía.
El 15% de la bilirrubina restante tiene un origen distinto, La mayoría de las proteínas del organismo son continua-
procede del catabolismo de hemoproteínas tisulares, como mente destruidas y resintetizadas. Este proceso metabólico
mioglobina, catalasas y citocromos, en particular el citocro- determina la producción endógena de aminoácidos que se
mo P450, y de la destrucción en la médula ósea de hematíes unen a los de origen exógeno para formar un pool metabóli-
inmaduros. Este proceso, denominado eritropoyesis inefi- co común. El hígado constituye precisamente uno de los re-
caz, es mucho más intenso en determinadas enfermedades, servorios más importantes de aminoácidos libres; de este
como la anemia perniciosa, porfiria eritropoyética, protopor- modo se asegura la síntesis de las proteínas que emplea para
firia, talasemia, anemia sideroblástica e intoxicación por plo- su propia estructura y función secretora, de las enzimas de
mo y en un trastorno de causa no determinada, denominado membrana, cuya continua renovación permite regular nu-
hiperbilirrubinemia por cortocircuito. merosas reacciones metabólicas, y de todas las proteínas

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HEPATOLOGÍA

cerebro, las células sanguíneas y la médula renal debe conti-


Sistema mononuclear fagocítico Hígado nuar para satisfacer las necesidades energéticas de estos teji-
dos. Esta homeostasia de la glucosa se mantiene durante el
período de ayuno gracias a que el hígado tiene la capacidad
Catabolismo Eritropoyesis de ir produciendo glucosa a medida que ésta es utilizada por
de los hematies ineficaz los tejidos. En la fase posprandial la glucosa procedente de
la dieta se metaboliza y distribuye por diferentes tejidos. El
15% del total de la glucosa ingerida es utilizada por los teji-
dos adiposo y muscular, una cuarta parte de ella pasa direc-
tamente al cerebro y a la médula renal, y el resto es captado
85% 15%
por el hígado, donde se acumula en forma de glucógeno.
Otros monosacáridos, como la fructosa y la galactosa, son
Bilirrubina-albúmina convertidos por el hígado en glucosa y, posteriormente, en
Sinusoide glucógeno.

Circulación
Proteínas
YyZ
Metabolismo de los lípidos
enterohepática Célula hepática La grasa ingerida, formada en su mayor parte por triglicéri-
de bilirrubina y
estercobilinógeno dos, es hidrolizada en la luz intestinal por la lipasa pancreáti-
ca, proceso que es facilitado por la presencia de sales bilia-
res. A continuación, los productos lipolíticos (ácidos grasos y
monoglicéridos) y el colesterol, tanto exógeno (procedente
Conjugación con
glucurónido de la dieta) como endógeno (procedente de la bilis y de la
Glucurónido descamación epitelial intestinal), son solubilizados en el me-
de bilirrubina
Intestino
dio acuoso intestinal por las micelas formadas por las sales
biliares, facilitándose así su absorción por la mucosa del in-
testino.
Desconjugación En la mucosa intestinal los ácidos grasos absorbidos son
Formación de transformados de nuevo en triglicéridos, y una parte del co-
estercobilinógeno lesterol es esterificado. Estos lípidos insolubles son emulsio-
Estercobilinógeno fecal nados en partículas estables, gracias a una envoltura mono-
molecular formada por fosfolípidos, apoproteínas y una
Fig. 2.97. Metabolismo de la bilirrubina. pequeña parte de colesterol libre. Estas partículas reciben el
nombre de quilomicrones y son segregadas en la linfa intesti-
nal para su transporte a la circulación general durante los pe-
ríodos postabsortivos.
plasmáticas (albúmina sérica, fibrinógeno, protrombina, hap- Los triglicéridos exógenos transportados en los quilomicro-
toglobina, glucoproteínas, transferrina, ceruloplasmina), ex- nes están destinados a los tejidos periféricos, sobre todo adi-
cepto las inmunoglobulinas, que son sintetizadas por las poso y muscular, corazón y grandes vasos, y glándula mama-
células plasmáticas. ria en períodos de lactancia. El endotelio capilar de estos
La proteína plasmática más abundante y mejor conocida tejidos sintetiza una enzima, la lipoproteinlipasa, que hidroli-
es la albúmina. Su síntesis se produce en los polirribosomas za los triglicéridos de los quilomicrones en la misma superfi-
unidos al retículo endoplásmico. Inicialmente, el RNA men- cie capilar. Los ácidos grasos formados son incorporados por
sajero produce una proteína de un peso molecular superior las células tisulares como fuente de energía o, en el caso del
al de la albúmina sérica, pero con las mismas propiedades tejido adiposo, para regenerar nuevamente triglicéridos y al-
antigénicas de la proteína finalmente secretada. Este precur- macenarlos.
sor de la albúmina sérica (proalbúmina) es transportado al Síntesis hepática de ácidos grasos. El hígado sintetiza áci-
retículo endoplásmico liso y al aparato de Golgi, perdiendo dos grasos a partir de precursores hidrocarbonados. La lipo-
antes de abandonar la célula hepática el fragmento supleto- génesis en los hepatocitos depende de la autorregulación
rio. La secreción de la albúmina al plasma se efectúa por la ejercida por la llegada al hígado de ácidos grasos, tanto exó-
acción contráctil del aparato microtubular de la célula, que genos como endógenos. Los ácidos grasos hepáticos se desti-
dirige hacia la membrana sinusoidal las vesículas derivadas nan a la oxidación como fuente de energía para el metabo-
del aparato de Golgi que contienen albúmina. La produc- lismo celular, la esterificación del colesterol hepático, la
ción diaria normal de albúmina sérica es de 11-14 g y su vida síntesis de fosfolípidos y la resíntesis de triglicéridos para su
media de 20-26 días. depósito y para su secreción al plasma en las prebetalipopro-
teínas o lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).
Metabolismo hepático del colesterol. Si bien todas las célu-
Metabolismo de los hidratos de carbono las del organismo son capaces de sintetizar colesterol, el hí-
El hígado interviene de una forma directa en el metabolis- gado y, en menor cuantía, el intestino son los órganos que
mo de los hidratos de carbono: retiene los azúcares proce- producen la mayor parte. El colesterol se forma a partir del
dentes de la alimentación, transforma la glucosa en glucó- acetato, siendo la enzima limitante en la cadena sintética la
geno para poder almacenarla en el interior de la célula hidroximetilglutaril-CoA-reductasa; esta enzima está sujeta a
hepática (glucogenogénesis), en ausencia de glucosa es ca- un servocontrol que depende, por una parte, de la cantidad
paz de transformar los aminoácidos y los lípidos en glucóge- de colesterol que llega al hígado procedente del intestino y,
no (glucogenogénesis) y, finalmente, puede despolimerizar por otra parte, del colesterol endógeno captado por los hepa-
el glucógeno en glucosa (glucogenólisis) y luego transformar tocitos. Asimismo, el colesterol es el único sustrato a partir
ésta en ácido pirúvico (glucólisis). del cual se forman los ácidos biliares, por lo que las necesi-
El papel que desempeña el hígado en el metabolismo de dades de sales biliares modularán en parte la síntesis del co-
los hidratos de carbono en el período de ayuno es diferente lesterol. Además, puesto que la absorción del colesterol de la
del de la fase posprandial. El ayuno determina una disminu- dieta depende de la presencia de sales biliares en la luz in-
ción de la secreción de insulina, por lo que la captación in- testinal, éstas controlan también de forma indirecta la sínte-
sulinodependiente de glucosa en el músculo, el tejido adi- sis de aquél al determinar la cantidad de colesterol intestinal
poso y el hígado cesa por completo. Sin embargo, la del que se absorbe y alcanza finalmente el hígado. El colesterol

270
GENERALIDADES

hepático se destina a la incorporación en la estructura de las su efecto detergente se ejerza en otros sitios donde podría ser
membranas celulares hepáticas, al catabolismo de las sales nocivo, para lo cual son esenciales los dos potentes sistemas
biliares, a la excreción por la bilis y a la esterificación para de extracción localizados en el íleon (evita que las sales bi-
su almacenamiento como colesterol esterificado. liares se viertan al colon) y en el hígado (impide que pasen a
la circulación sistémica). Entre ambas “bombas”, un servo-
mecanismo preciso, que actúa en el control de la síntesis,
Metabolismo de las sales biliares mantiene la constancia del circuito enterohepático.
El precursor obligado de los ácidos biliares es el coleste-
rol, y el hígado es el único órgano capaz de llevar a cabo la
transformación del colesterol en derivados hidroxilados del
Metabolismo de los fármacos
ácido colanoico. Los ácidos biliares formados a partir del co- El tiempo de actividad de muchos fármacos introducidos
lesterol en el hígado se denominan ácidos biliares primarios; en el organismo está limitado por su conversión en metaboli-
éstos son el ácido cólico y el ácido quenodesoxicólico. En su tos inactivos. Sin la presencia de determinados sistemas enzi-
paso por el intestino, los ácidos biliares primarios experimen- máticos localizados en el hígado, que convierten los fármaco
tan ciertas transformaciones del núcleo por efecto de las liposolubles (no polares) en sustancias hidrosolubles (pola-
bacterias intestinales, produciendo los ácidos biliares secun- res), ciertos agentes farmacológicos actuarían en el organis-
darios. Así, la hidroxilación del ácido cólico da lugar al áci- mo durante mucho tiempo, ya que la hidroinsolubilidad de-
do desoxicólico, y la del ácido quenodesoxicólico origina el termina que no puedan eliminarse por la orina. Por otra
ácido litocólico. El primero es absorbido en el intestino, vuel- parte, la acumulación excesiva de sustancias no polares pro-
ve al hígado y es excretado por la bilis junto con los ácidos duce lesiones, de gravedad variable, en la mayoría de los ór-
biliares primarios, mientras que el segundo, insoluble, preci- ganos y sistemas de la economía.
pita y se pierde con las heces. Por otra parte, el hígado segre- Los sistemas enzimáticos responsables del metabolismo
ga ácidos biliares conjugados con glicina o taurina, pero las de los medicamentos y de otras sustancias químicas se en-
bacterias intestinales son capaces de desconjugarlos, origi- cuentran en las membranas del retículo endoplásmico liso
nándose así ácidos biliares libres; una parte de éstos son re- de las células hepáticas. La biotransformación de un com-
absorbidos y vuelven al hígado, que los conjuga de nuevo y puesto liposoluble comprende dos fases. En la fase I las enzi-
los excreta por la bilis. mas microsómicas producen los cambios necesarios para
El control de la síntesis hepática de los ácidos biliares se que cualquier sustancia no polar se transforme en una sus-
ejerce a través de un mecanismo de retroalimentación, me- tancia más polar (metabolito) y pueda ser conjugada (fase
diado por el flujo transhepático de las sales biliares transpor- II) con el ácido glucurónico, el sulfúrico o la glicina. En esta
tadas por la vena porta y que actúa sobre la enzima limitante fase se pueden producir metabolitos activos con potencial
colesterol-7α-hidroxilasa. Los niveles intrahepáticos elevados hepatotóxico.
de las sales biliares inhiben su propia síntesis y, viceversa, la Las reacciones bioquímicas de la fase I son de tipo oxida-
disminución del flujo transhepático de aquéllas la estimula; ción, reducción e hidrólisis. La más importante es la oxi-
este es el mecanismo más importante en la regulación de la dación, que se realiza mediante la acción de un sistema enzi-
circulación enterohepática de sales biliares. mático denominado monoaminoxidasa, conocido con las
Los procesos implicados en dicha circulación, en su se- siglas MFO (mixed-function oxidase system). El MFO está inte-
cuencia ordenada, son: almacenamiento en la vesícula biliar grado por tres elementos: una hemoproteína (citocromo
y paso al intestino al iniciarse la digestión, tránsito por el in- P450), una flavoproteína (citocromo-NADPH c reductasa) y un
testino, absorción intestinal, transporte por la vena porta, lípido (fosfatidilcolina). El componente más importante es el
captación hepática y secreción de nuevo en la bilis. citocromo P450, que actúa como aceptor de electrones de
El almacenamiento en la vesícula biliar en los períodos in- una gran variedad de reacciones de oxidación.
terdigestivos modifica la bilis gracias al poder absorbente de La fase II del metabolismo de los fármacos consiste en la
la mucosa vesicular. La bilis resulta concentrada por reabsor- conjugación de moléculas orgánicas que ya contienen gru-
ción activa de electrólitos y agua, de modo que se modifican pos polares. La mayoría de las sustancias liposolubles no po-
poco las concentraciones absolutas de solutos orgánicos (lí- seen estos grupos y deben ser transformadas por el MFO. Las
pidos biliares, pigmentos), pero su concentración relativa sustancias que ya los poseen pueden ser conjugadas directa-
pasa del 2% en la bilis hepática al 20% en la bilis de la vesícu- mente sin sufrir una metabolización previa por el sistema en-
la biliar. La llegada de alimentos y ácido clorhídrico al duo- zimático microsómico. Esta segunda fase es fundamental
deno estimula el vaciamiento de la vesícula biliar a través de para evitar la toxicidad de los metabolitos activos produci-
la liberación de colecistocinina, a la vez que las hormonas dos por la acción del MFO, aunque en ocasiones los com-
glucagón y secretina, por su efecto colerético sobre los cana- puestos conjugados pueden ser más tóxicos que el metaboli-
lículos y conductos biliares, respectivamente, aceleran el to activo o que el propio producto orgánico inicial.
paso de la bilis al intestino. En el hombre sano hay muchos factores que influyen en el
En su tránsito intestinal las sales biliares ejercen su función metabolismo hepático de los fármacos, como edad, sexo, ex-
detergente en la solubilización micelar de la grasa ingerida, creción biliar, circulación enterohepática, flora intestinal,
lo cual facilita enormemente su absorción. En el intestino estado nutricional y ciertas hormonas. Algunas sustancias
distal y, en ciertos estados patológicos, en el intestino proxi- como el PAS son capaces de inhibir la acción del MFO al
mal, las sales biliares quedan expuestas a la acción bacteria- competir con el citocromo P450. Las enfermedades agudas
na, produciéndose sales biliares secundarias y/o libres. o crónicas del hígado producen un descenso acusado de la
La absorción intestinal de las sales biliares se lleva a cabo actividad del MFO por la destrucción de sus componentes,
en el íleon terminal por un mecanismo de transporte activo. en particular del citocromo P450. Probablemente, los factores
Aunque de menor importancia cuantitativa, existe también genéticos son los que desempeñan un papel más importante
un mecanismo de absorción pasiva en el yeyuno-íleon y en en las variaciones individuales observadas en el hombre en
el colon, que se produce por difusión no iónica. relación con el metabolismo de algunos fármacos.
Después de su absorción intestinal, las sales biliares son
transportadas por la vena porta, unidas a la albúmina. La
captación hepática de sales biliares se produce por un meca-
Composición y formación de la bilis
nismo de transporte activo. La bilis es casi siempre isotónica respecto al plasma y su
Esta circulación enterohepática permite mantener concen- osmolaridad refleja la osmolaridad plasmática. Los principa-
traciones adecuadas de sales biliares en las vías biliares y en les solutos orgánicos de la bilis son los lípidos biliares, que
el intestino, donde deben cumplir su función de solubiliza- consisten en ácidos biliares conjugados (o sales biliares
ción de otros lípidos. La integridad del circuito impide que que constituyen el soluto más importante cualitativa y cuanti-

271
HEPATOLOGÍA

tativamente de la bilis), fosfolípidos (sobre todo lecitina) y Además de la función fagocitaria, las células de Kupffer
colesterol no esterificado. En menor cantidad existen bilirru- poseen otras. Así, tienen la capacidad de eliminar antígenos
bina conjugada y también concentraciones muy bajas de solubles circulantes, inmunocomplejos de gran tamaño y
proteínas, en particular albúmina, aparte de los eventuales poco solubles y endotoxina, intervienen en el metabolismo
metabolitos de hormonas, fármacos y colorantes. La concen- de los esteroides y de diversos fármacos, pueden sintetizar
tración total de solutos orgánicos varía mucho según se trate urea y aclarar del plasma quilomicrones y colesterol. Asimis-
de la bilis hepática o de la bilis concentrada de la vesícula mo, son capaces de secretar diversas sustancias, como cola-
biliar y oscila entre 1 y 30 g/dL; la composición porcentual, genasa, pirógenos, factores estimulantes de la leucopoyesis,
sin embargo, es relativamente constante. La concentración el componente C4 del complemento sérico y eritropoyetina
de cationes inorgánicos en la bilis es más o menos propor- en los individuos anéfricos.
cional a la del líquido intersticial, siendo el sodio el catión
dominante.
La bilis se forma en la membrana canalicular como pro- Bibliografía especial
ducto de secreción de las células hepáticas. Como todo BLANCKAERT N, FEVERY J. Physiology and pathophysiology of bilirubin
proceso de secreción, la formación de bilis requiere una metabolism. En: ZAKIM D, BOYER TD (eds). Hepatology. A textbook
fuente de energía y mecanismos para transformar esta ener- of liver disease. Filadelfia, WB Saunders, 1990; 254-302.
gía en el trabajo mecánico de hacer fluir el líquido secretado COOPER AD. Hepatic lipoprotein and cholesterol metabolism. En: ZA-
y en el trabajo químico que implica la constitución de una KIM D, BOYER TD (eds). Hepatology. A textbook of liver disease. Fi-
solución cuya composición difiere de la del compartimiento ladelfia, WB Saunders, 1990; 96-123.
de origen. Como en todos los sistemas biológicos, el movi- DONOHUE TM, JENNE RB, TUMA DJ, SORRELL MF. Synthesis and secretion
of plasma proteins by the liver. En: ZAKIM D, BOYER TD (eds). Hepa-
miento de agua en la membrana canalicular puede deberse tology. A textbook of liver disease. Filadelfia, WB Saunders, 1990;
a pinocitosis, ósmosis o respuesta a un gradiente hidrostáti- 124-137.
co. El motor del flujo biliar es el transporte activo de solutos, SCHARSCHMIDT BF. Bile formation and cholestasis. En: ZAKIM D, BOYER
al crear un gradiente osmótico que favorece el movimiento TD (eds). Hepatology. A textbook of liver disease. Filadelfia, WB
pasivo de agua y otros solutos. Saunders, 1990; 303-340.
VESSEY DA. Metabolism of drugs and toxins by the liver. En: ZAKIM D,
BOYER TD (eds). Hepatology. A textbook of liver disease. Filadel-
fia, WB Saunders, 1990; 196-234.
Secreción biliar VLAHCEVIC ZR, HEUMAN DM, HYLEMAN PB. Physiology and pathophysio-
El flujo biliar está especialmente condicionado por la se- logy of enterohepatic circulation of bile acids. En: ZAKIM D, BOYER
creción de sales biliares y electrólitos (flujo biliar dependien- TD (eds). Hepatology. A textbook of liver disease. Filadelfia, WB
te de las sales biliares). Las sales biliares que se encuentran Saunders, 1990; 341-378.
ZAKIM D. Metabolism of glucose and fatty acids by the liver. En: ZAKIM
en la bilis en forma de micelas tienen propiedades osmó- D, BOYER TD (eds). Hepatology. A textbook of liver disease. Fila-
ticas, por lo que son capaces de influir en mayor o menor delfia, WB Saunders, 1990; 65-96.
grado sobre la excreción biliar de agua. Asimismo, se ha
comprobado que el flujo biliar puede estar regulado parcial-
mente (flujo biliar independiente de la secreción de sales bi- Exploración física en hepatología
liares) por la “bomba de sodio” situada en el polo biliar de la
célula hepática. Las sustancias que aumentan el flujo biliar La inspección puede proporcionar numerosos datos de in-
actuando en la “bomba de sodio” son fundamentalmente los terés. En algunos casos revela la existencia de una ictericia
esteroides y el fenobarbital. Los coleréticos, al ser eliminados que el propio paciente ignoraba. Muchos pacientes con ci-
por la bilis, originan un aumento del flujo biliar a través de rrosis hepática presentan alguno o varios de los denomina-
un mecanismo de acción osmótica. dos estigmas cutáneos de hepatopatía crónica, como uñas
En el dúctulo, el flujo biliar se modifica por la adición de blancas o sin lúnula, eritema palmar, telangiectasias y arañas
una secreción activa de cloruro sódico y bicarbonato, con el vasculares, así como hipertrofia parotídea, contractura pal-
consiguiente aumento del aporte de agua (flujo ductular). mar de Dupuytren o signos de hipogonadismo, como dismi-
Pero no sólo existe una secreción activa, sino que también nución del vello axilar y pubiano, atrofia testicular o gineco-
se producen fenómenos de absorción debidos al comporta- mastia. La inspección de la piel puede sugerir el diagnóstico
miento peculiar de los dúctulos biliares en los que, al igual de hemocromatosis primaria (hiperpigmentación pardusca)
que en otras membranas orgánicas, el transporte de sustan- o de porfiria cutánea tarda (comedones, hipertricosis, fragili-
cias se produce en ambos sentidos. Esta secreción ductular dad cutánea). El aspecto de la facies puede poner en la pista
está regulada por la secretina. de alguno de los síndromes de colestasis crónica infantil, y el
examen de los ojos puede mostrar ya a simple vista un anillo
corneal de Kayser-Fleischer. La inspección del abdomen
Función fagocitaria del hígado puede revelar una elevación del hipocondrio derecho en ca-
La función más importante y conocida de las células de sos de gran hepatomegalia, así como la presencia de ascitis,
Kupffer es la fagocitosis. Estas células constituyen el 80-90% hernias o circulación colateral abdominal.
de un sistema de macrófagos diseminados por todo el orga- La mayoría de las enfermedades del hígado cursan, o pue-
nismo y agrupados bajo el nombre de sistema reticuloen- den cursar, con hepatomegalia, pero se debe tener presente
dotelial, también denominado actualmente sistema mo- que la existencia de un hígado palpable no es sinónimo de
nonuclear fagocítico. Los elementos susceptibles de ser hepatomegalia. Existen individuos en los que, cuando reali-
fagocitados por las células de Kupffer son bacterias, virus y zan una inspiración muy profunda, el hígado es palpable.
partículas y macromoléculas extrañas al organismo. La fago- Hay además hígados ptósicos que se palpan fácilmente, sin
citosis tiene dos fases. La primera, muy rápida, consiste en la que ello posea significado clínico.
adherencia de las partículas fagocitables a la superficie de La palpación abdominal permite reconocer el tamaño, la
las células de Kupffer. Este proceso resulta potenciado por la consistencia, la sensibilidad y las características de la superfi-
presencia de anticuerpos específicos o de sustancias inespe- cie o del borde hepático. Ante un hígado muy agrandado,
cíficas (opsoninas) previamente unidas a las partículas. La palpable hasta el ombligo, cabe sospechar un tumor, un lin-
segunda fase, más lenta, es la fagocitosis propiamente dicha, foma, una amiloidosis, un hígado cardíaco o la presencia de
en la que las partículas penetran en el interior de la célula cirrosis, aunque ésta es menos probable. La comprobación
para, luego, ser digeridas. El mecanismo íntimo de la diges- de un hígado de superficie nodular sugiere cirrosis o neopla-
tión y la destrucción o transformación del material fagocita- sia. En este último caso los nódulos suelen tener consistencia
do no es bien conocido. pétrea. La pulsación del hígado obedece siempre a insufi-

272
GENERALIDADES

ciencia tricúspide. El hallazgo de una hepatomegalia requie- multáneamente varios de los mecanismos del metabolismo
re siempre un examen clínico, biológico e instrumental ex- de la bilirrubina en el interior del hepatocito.
haustivo que, en la mayoría de las ocasiones, incluirá una
ecografía y una biopsia hepática. Enzimas hepáticas
Es posible comprobar la disminución del tamaño de una Las enzimas son catalizadores específicos que aceleran y
hepatomegalia cuando mejora la insuficiencia cardíaca res- determinan las reacciones quimicobiológicas del organismo.
ponsable, se desobstruye una ictericia colestásica extrahepá- Cada enzima está constituida por una apoenzima de natura-
tica, se soluciona una hepatitis tóxica o vírica o se logra que leza proteica, a la cual corresponde la especificidad del sus-
retrograde una esteatosis hepática. En la forma fulminante o trato, y por una coenzima que determina la acción.
subaguda de la hepatitis vírica, el hígado puede reducirse de El hígado contiene un gran número de enzimas, pero las
tamaño, con desaparición, incluso, de su matidez. que tienen mayor interés clínico son las transaminasas, la
En algunos casos de ictericia obstructiva extrahepática fosfatasa alcalina y la gammaglutamiltranspeptidasa (GGT).
puede palparse una vesícula biliar distendida (signo de Cour-
voisier-Terrier), que es sospechosa de neoplasia de cabeza Transaminasas. Son enzimas que transfieren un aminoáci-
de páncreas o de tumor de la ampolla de Vater. do a un cetoácido aceptor dando lugar a aminoácidos distin-
La percusión del hígado aporta pocos datos. Su utilización tos de los originales. En el hígado se han detectado no me-
está justificada para descartar falsas hepatomegalias, midien- nos de 60 reacciones distintas de transaminación, pero las
do la zona de matidez en la línea medioclavicular, que en el únicas transaminasas a las que se ha encontrado valor clíni-
individuo normal no supera los 15 cm. co son la transaminasa glutámico-oxalacética (ASAT o GOT)
En ocasiones puede auscultarse un soplo en el hipocon- y la transaminasa glutámico-pirúvica (ALAT o GPT). Estas en-
drio derecho, que en general se debe a una biopsia hepática zimas no son específicas del hígado y se hallan también en
reciente, a un tumor o a una hepatitis alcohólica aguda. La músculo, corazón, páncreas y cerebro. La ASAT está consti-
existencia de un soplo es sospechosa sobre todo de un car- tuida por dos isoenzimas, una citoplasmática y otra mito-
cinoma hepático y depende de la hipervascularización tu- condrial, mientras que la ALAT es exclusivamente citoplas-
moral. mática.
Los niveles normales de estas enzimas en plasma traducen
Bibliografía especial la normal destrucción de las células que las contienen, y sus
RODÉS J, BRUGUERA M, ARROYO V, BORDAS JM, BOSCH J, BRU C et al. Atlas valores séricos dependen de la técnica empleada para su de-
semiológico de las enfermedades del hígado y de las vías biliares. terminación [9-35 U Karmen; 13-40 U Reitmann-Frankel; 0-28
Barcelona, Científico-Médica, 1982. Wroblewski; 0-22 U (25 °C); 0-30 U (30 °C), y 0-40 U (37 °C)
con el denominado método optimizado]. El cociente normal
ASAT/ALAT es de aproximadamente 1,3.
Desde el punto de vista clínico, la determinación de las
Exploraciones complementarias transaminasas se emplea fundamentalmente para la confir-
mación diagnóstica de un infarto de miocardio y para el estu-
Pruebas hepáticas dio de enfermedades hepáticas y de afecciones musculares.
En todas las enfermedades hepáticas que cursan con ne-
El hígado se halla implicado en la mayoría de los procesos crosis celular existe hipertransaminasemia, tanto más intensa
metabólicos del organismo, lo que justifica que las denomi- cuanto más aguda sea la lesión. Las hepatitis víricas y tóxi-
nadas “pruebas de función hepática” no tengan una especifi- cas, y más raramente la insuficiencia cardíaca de instaura-
cidad suficiente y exclusiva. Por otra parte, muchas de las ción súbita y el hígado de shock, suelen producir niveles
determinaciones biológicas (transaminasas, fosfatasa alcali- más de 10 veces superiores a los normales y un cociente
na, gammaglutamiltranspeptidasa) no pueden considerarse ASAT/ALAT inferior a la unidad. El hallazgo de una eleva-
realmente como pruebas funcionales, ya que su alteración ción moderada de las transaminasas (menos de 10 veces los
sólo indica la existencia de una lesión hepatobiliar. En cam- valores normales) es más difícil de interpretar y puede co-
bio, otras pruebas, como la bilirrubina, la excreción de colo- rresponder a una hepatitis crónica, a una hepatitis aguda de
rantes, galactosa y ácidos biliares, analizan el estado de una poca intensidad, a la fase de regresión de una hepatitis agu-
o varias funciones casi exclusivas del parénquima hepático da, pero también a una cirrosis, a una enfermedad biliar o a
y, por lo tanto, merecen el calificativo de funcionales. Su uti- muchos otros procesos. Un cociente ASAT/ALAT superior
lización pretende: a) establecer si existe o no alteración en el a la unidad con hipertransaminasemia moderada sugiere
hígado; b) definir la naturaleza y, en ocasiones, la etiología una hepatopatía alcohólica.
de la enfermedad hepática, y c) establecer su gravedad y
pronóstico. Fosfatasa alcalina. Corresponde a un grupo de enzimas
cuya función se centra en la hidrólisis de las uniones éster
Bilirrubina del ácido ortofosfórico a pH alcalino. Su situación en la
En los individuos sanos la bilirrubinemia es inferior a membrana celular sugiere que intervienen en el transporte
1 mg/dL y las cifras de bilirrubina conjugada son inferiores de sustancias a través de ellas. La fosfatasa alcalina sérica tie-
a 0,4 mg/dL. La hiperbilirrubinemia por aumento de la frac- ne varios orígenes (hígado, riñón, placenta, intestino, hue-
ción no conjugada se debe a la sobreproducción de bilirru- sos, leucocitos), aunque las fuentes más importantes son el
bina por hemólisis o por eritropoyesis ineficaz o depende de hígado, los huesos y el intestino. Durante el crecimiento, los
un defecto de la conjugación de la bilirrubina en las células niveles séricos son más altos debido al aumento de la frac-
hepáticas, como ocurre en la ictericia fisiológica del recién ción ósea, que traduce la actividad osteoblástica en el hue-
nacido, y en los síndromes de Gilbert y de Crigler-Najjar. De- so. Lo mismo ocurre durante el embarazo, sobre todo en el
terminadas circunstancias, como el ejercicio físico violento o tercer trimestre, en el que las elevaciones se deben a fosfata-
el aporte calórico insuficiente, pueden producir un aumento sa alcalina de origen placentario. Los valores séricos depen-
de la bilirrubina no conjugada sin que exista una enferme- den del método empleado para su determinación [1,5-14,5
dad hepática subyacente. Por el contrario, una hiperbilirrubi- King-Amstrong; 1,0-7,1 Bodansky; 0,7-4,0 Klein, Read, Babson;
nemia de la fracción conjugada indica un trastorno de la fun- 0,9-4,1 Bessey; 15-69 U/L; 40-190 U/L (optimizado)].
ción excretora hepática, hecho que ocurre en algunos Para establecer el origen del aumento de la fosfatasa alca-
trastornos congénitos, como los síndromes de Dubin-John- lina se recurre a la separación electroforética de sus isoenzi-
son y de Rotor, y en las colestasis, tanto intrahepáticas como mas. Otro método consiste en la determinación de las frac-
extrahepáticas. La hiperbilirrubinemia mixta se observa en ciones termostable (hepática) y termolábil. La modificación
ciertos procesos (hepatitis, cirrosis) en los que se alteran si- de la proporción de ambas fracciones permite conocer cuál

273
HEPATOLOGÍA

es la responsable de la elevación de los niveles séricos. Sin hepatitis crónica activa y la IgA en las hepatopatías alcohóli-
embargo, en la práctica es suficiente efectuar una valoración cas.
indirecta mucho más sencilla, consistente en la determina-
ción de otras enzimas que se elevan en caso de colestasis, Lípidos
como la GGT o la 5-nucleotidasa. El aumento de cualquiera El colesterol sanguíneo aumenta en las colestasis por un
de éstas indicará una causa hepatobiliar de la hiperfosfatase- mecanismo poco conocido. Probablemente, este aumento
mia, y los valores normales su origen extrahepático. se debe no sólo a la imposibilidad de su excreción biliar,
El aumento de fosfatasa alcalina de origen hepático revela sino también a un mayor estímulo de su síntesis hepática. En
obstrucción biliar intrahepática o extrahepática, con icteri- la cirrosis hepática avanzada, el colesterol, en especial en su
cia o sin ella, o la existencia de un proceso hepático infiltra- porción esterificada, disminuye. En estos casos, la hipocoles-
tivo o de naturaleza granulomatosa. terolemia puede depender, en cierto grado, de la malnutri-
ción.
Gammaglutamiltranspeptidasa. La GGT, conocida tam- Los triglicéridos plasmáticos aumentan en la colestasis, en
bién como gammaglutamiltransferasa, cataliza la transferen- la diabetes y en el alcoholismo crónico con afectación hepá-
cia de grupos gammaglutamil de un péptido a otro o de un tica o sin ella.
péptido a un aminoácido. El tejido más rico en esta enzima
es el riñón, seguido del páncreas, el hígado, el bazo y el pul- Pruebas de coagulación
món. En las células se localiza en las membranas, fundamen- El hígado es el responsable de la síntesis de la mayoría de
talmente del retículo endoplásmico liso, en los microsomas, los factores de la coagulación, elimina los factores de la coa-
en la fracción soluble del citoplasma y en los conductillos bi- gulación activados (tromboplastina) y, como órgano inte-
liares. Los valores séricos normales de GGT difieren notable- grante en el sistema reticuloendotelial (SRE), regula el meta-
mente en ambos sexos, siendo más elevados en los varones bolismo del factor VIII (globulina antihemofílica). Por todo
(28 U/dL), que en las mujeres (18 U/dL). ello, es frecuente que en ciertas enfermedades hepáticas se
La GGT aumenta en la mayoría de las enfermedades del produzca un descenso de los factores de la coagulación, un
hígado, por lo que su especificidad es escasa. Los aumentos aumento del factor VII y, en ocasiones, hiperfibrinólisis. Ade-
más importantes se observan en procesos tumorales, en la más, es frecuente la trombocitopenia, probablemente por
colestasis intrahepática o extrahepática y en situaciones de secuestro esplénico, y estudios recientes han demostrado la
“inducción enzimática”, dado que existen ciertas sustancias existencia de trombopatía con defectos de adherencia y
químicas como algunos insecticidas, tóxicos como el alco- agregación plaquetarias en hepatopatías avanzadas.
hol y fármacos como el fenobarbital que pueden inducir a El estudio de las pruebas de coagulación es particular-
los hepatocitos a sintetizar mayor cantidad de esta enzima, mente útil en las enfermedades agudas del hígado, ya que la
lo que se traduce por elevaciones anormales en plasma. vida media de las proteínas que intervienen en el proceso de
La GGT es un parámetro de gran utilidad para el control la coagulación sanguínea es muy corta, por lo que reflejan
de los pacientes alcohólicos. Sus elevaciones indican ingesta más fielmente que otras pruebas de función hepática el gra-
reciente de alcohol, si bien debe tenerse en cuenta que tam- do de insuficiencia hepatocelular.
bién pueden traducir la exposición a tóxicos industriales o a La determinación de la tasa de protrombina (tiempo de
determinados fármacos. La interrupción del consumo de al- Quick) constituye un índice sensible de la función de síntesis
cohol, en ausencia de otras causas de “inducción enzimáti- hepática, aunque su disminución puede deberse también a
ca”, es seguida de una reducción inmediata de los niveles la reducción del aporte de vitamina K al hígado por malab-
plasmáticos de GGT hasta normalizarse completamente al sorción intestinal.
cabo de 6-8 semanas. El alargamiento del tiempo de Quick (o reducción de la
tasa de protrombina) puede indicar un déficit de síntesis he-
Proteínas plasmáticas pática o un consumo periférico aumentado, en caso de coa-
gulación intravascular diseminada o de fibrinólisis primaria.
Proteinograma. El hígado ocupa un papel central en el me- Estas circunstancias pueden distinguirse por la presencia de
tabolismo proteico, por lo que sus enfermedades modifi- algunas características clínicas evocadoras o por el aumento
carán el espectro seroproteico. Los principales cambios se de la tasa sérica de los productos de degradación del fibrinó-
deben al descenso de la síntesis o al aumento de la concen- geno. Para determinar si el alargamiento del tiempo de
tración sérica de alguna de las inmunoglobulinas. La cifra to- Quick se debe a la malabsorción de la vitamina K, se admi-
tal de proteínas séricas no suele alterarse, excepto en estados nistra una dosis única de 10 mg por vía intramuscular de esta
avanzados de la cirrosis hepática cuando la síntesis proteica vitamina y se repite la determinación de la tasa de protrombi-
está muy comprometida. na al día siguiente. Si se comprueba un aumento superior al
Las alteraciones del espectro electroforético en las hepato- 30% se puede considerar que la malabsorción es la causa de
patías agudas no suelen diferir de las que aparecen en otros la alteración del tiempo de Quick.
procesos infecciosos agudos que asientan en otro órgano. Es- En las hepatopatías agudas graves la tasa de protrombina
tas alteraciones suelen deberse al aumento plasmático de puede ser muy baja, inferior al 20%. En la hepatitis aguda víri-
proteínas reactivas de la fase aguda. El descenso de albúmi- ca o tóxica, los descensos pueden ser intensos al inicio de la
na sérica traduce insuficiencia hepatocelular. Sin embargo, enfermedad, aunque a los pocos días retornan a la normali-
dado que su vida media es de unos 20 días, su determina- dad. La persistencia de una tasa de protrombina baja permite
ción no es útil para el diagnóstico de insuficiencia hepática sospechar que la lesión aguda evoluciona hacia la cronici-
aguda grave. dad. Asimismo, en las hepatopatías crónicas con insuficien-
En las enfermedades crónicas del hígado es frecuente ha- cia hepatocelular es frecuente detectar grados variables de hi-
llar un aumento policlonal de la gammaglobulina; ello tra- poprotrombinemia que se traducen por un alargamiento del
duce un estímulo antigénico constante, debido al paso de tiempo de Quick. En la colestasis, la tasa de protrombina pue-
antígenos no depurados por el hígado que llegan a la circula- de estar disminuida por déficit de absorción de vitamina K.
ción sistémica a través de las anastomosis portosistémicas es-
pontáneas o quirúrgicas. En la cirrosis hepática descompen- Excreción de colorantes
sada, la concentración plasmática de albúmina sérica suele El análisis de la eliminación plasmática de ciertos coloran-
estar constantemente disminuida. tes, como la bromosulftaleína (BSF), el verde de indocianina
y el rosa de Bengala, se ha empleado extensamente en el es-
Inmunoglobulinas. Suelen estar elevadas en las enfermeda- tudio de las enfermedades hepáticas, pero su interés, sobre
des crónicas del hígado, pero su interés diagnóstico es esca- todo en el diagnóstico diferencial de las ictericias, ha dismi-
so. La IgM aumenta en la cirrosis biliar primaria, la IgG en la nuido con la introducción de otros métodos de exploración

274
GENERALIDADES

como la ecografía y la tomografía computarizada (TC) o la no existe una prueba que sea capaz de cubrir todos los as-
colangiografía retrógrada endoscópica. pectos clínicos antes mencionados, por lo que es imprescin-
El aclaramiento plasmático de la BSF, que consiste en la dible la aplicación conjunta de algunas de ellas. Sin embar-
determinación de su concentración plasmática a los 5, 15, go, tampoco es necesario emplear, en la práctica diaria,
30, 75 y 120 min de la inyección de 5 mg/kg de BSF, es muy todas las pruebas hepáticas conocidas. Para la evaluación
útil para el diagnóstico de la enfermedad de Dubin-Johnson, inicial de un paciente sospechoso de ser portador de una en-
en la que se comprueba un ascenso de la concentración fermedad hepática es suficiente la determinación de bilirru-
plasmática del colorante a partir de los 30 min. bina, ASAT, ALAT, GGT, fosfatasa alcalina, protrombina, pro-
La determinación de la captación y el almacenamiento in- teinograma y algunos marcadores de los virus de la hepatitis.
trahepatocitarios y de transporte máximo de BSF, mediante la Con estas pruebas se identifica casi con toda seguridad la
perfusión continua de colorante, son técnicas cuya compleji- presencia de enfermedad hepática.
dad no permite utilizarlas en la práctica clínica habitual y La mejor prueba para establecer el diagnóstico de necro-
sólo están indicadas en el diagnóstico de las ictericias meta- sis hepática es la determinación de las transaminasas. La fos-
bólicas constitucionales. fatasa alcalina es, en ausencia de enfermedad ósea o intesti-
nal, la prueba más sensible, junto con la GGT, para detectar
Otras pruebas de función global del hígado una colestasis o una afección hepática de tipo tumoral o
quístico. Cabe señalar, no obstante, que no existe prueba
Prueba de la galactosa. La galactosa es una hexosa que se biológica alguna que permita establecer el diagnóstico dife-
transforma en glucosa y posteriormente en glucógeno en el rencial de las ictericias colestásicas. En el diagnóstico del al-
hígado. La inyección intravenosa de esa hexosa a dosis de coholismo crónico, con lesión hepática o sin ésta, la GGT es
350 mg/kg de peso, con extracciones de sangre periódicas de extraordinario valor. La determinación de la bilirrubina es
durante una hora, permite conocer su aclaramiento plasmáti- imprescindible para el estudio de las ictericias metabólicas,
co. En condiciones normales el tiempo medio de galactosa la colestasis y la insuficiencia hepatocelular. De todas for-
es de 15-20 min. Esta prueba es normal aun en la colestasis, mas, las pruebas más específicas para indicar el grado de in-
mientras que está alterada en cualquier afección que curse suficiencia hepática son la de la protrombina, para la forma
con insuficiencia hepatocelular. aguda, y la de la albúmina sérica, el colesterol y la gamma-
globulina para la crónica. La retención de BSF a los 45 min
Prueba del aliento con aminopirina-14C. Consiste en la de- tiene utilidad para el estudio de la función global del hígado,
terminación en el aire espirado del CO2 marcado con 14C, en particular cuando existe ictericia, y sirve para detectar la
después de la administración oral o intravenosa de aminopi- presencia incluso de una lesión hepática mínima. La positivi-
rina marcada con este isótopo. La aminopirina es un produc- dad de los anticuerpos antimitocondriales en un paciente
to que se absorbe con facilidad por el tubo digestivo y que con colestasis permite establecer con seguridad el diagnósti-
se metaboliza casi exclusivamente en el retículo endoplásmi- co de cirrosis biliar primaria, y la presencia en el suero de
co de los hepatocitos, con formación de CO2. Después de la HBsAg o de anticuerpos contra el virus C, el de enfermedad
administración oral se mide el contenido de 14C en el aire es- hepática asociada al virus de la hepatitis B o al virus de la he-
pirado cada 30 min durante 2 h. Si la aminopirina se ha ad- patitis C, respectivamente. El aumento de la sideremia con
ministrado por vía intravenosa, se mide la eliminación respi- un índice de saturación muy elevado es sugestivo de hemo-
ratoria a la hora. Los resultados se expresan en forma de cromatosis, y el descenso de la ceruloplasmina y de la cupre-
porcentaje de la dosis administrada. La reducción del por- mia, junto con una elevación de la cupruria, de enfermedad
centaje indica un déficit funcional hepático que se correla- de Wilson.
ciona con el grado de insuficiencia hepatocelular. Las pruebas hepáticas no son muy sensibles para estable-
cer el pronóstico de las enfermedades del hígado. Un des-
Ácidos biliares séricos. Los ácidos biliares séricos están censo acusado de la albúmina sérica y de la protrombina
confinados casi por completo en la circulación enterohepáti- junto con un aumento de la bilirrubina en la cirrosis hepáti-
ca, por lo que en condiciones normales sólo pequeñas canti- ca y en la hepatitis alcohólica constituyen un signo de mal
dades escapan al mecanismo de captación hepática y pasan pronóstico. Asimismo, un descenso brusco y sostenido de la
a la circulación general. En ayunas, cuando la circulación en- protrombina en la insuficiencia hepática aguda grave hace
terohepática es inactiva, se hallan los niveles plasmáticos, de- temer una evolución mortal del paciente. La hipoprotrom-
terminados por radioinmunoanálisis, más bajos (0,50 µmol de binemia en la hepatitis aguda vírica o tóxica es sospechosa
ácido cólico), y esta cifra aumenta después de las comidas de una progresión crónica o grave en un plazo más o menos
(2,0 µmol de ácido cólico, 2 h después de la ingesta). largo.
Los ácidos biliares séricos están elevados en todas las he-
patopatías difusas, y dicho aumento es más intenso en los pe-
ríodos posprandiales, en especial si existen anastomosis por- Estudios morfológicos del hígado
tosistémicas espontáneas o quirúrgicas. Las concentraciones y de las vías biliares
más elevadas se alcanzan en los síndromes colestásicos.
La determinación de los ácidos biliares o de sus sales trihi-
droxiladas y dihidroxiladas tiene interés en el diagnóstico y Ecografía
seguimiento de las enfermedades hepáticas que cursan con La utilización de los ultrasonidos en la obtención de imá-
lesión hepatocelular. genes del hígado y de la vía biliar ha alcanzado una gran di-
fusión en los últimos años. La técnica tiene un coste bajo, se
Otras pruebas hepáticas. En el estudio de algunas enfer- realiza en pocos minutos, no produce efectos secundarios ni
medades del hígado se emplean otras pruebas de gran uti- requiere una preparación especial, excepto el ayuno cuando
lidad: amoniemia, determinación del hierro sérico, cerulo- se desea realizar un estudio de la vesícula biliar.
plasmina, cupremia y cupruria, anticuerpos antihísticos no La ecografía es la técnica instrumental más adecuada para
organospecíficos (antinucleares, antimitocondriales, anti- el estudio inicial de todos los pacientes en quienes se sospe-
músculo liso) marcadores de los virus de la hepatitis, α1-feto- che una afección hepatobiliar por la presencia de hepatome-
proteína y α1-antitripsina. galia, ascitis, ictericia, alteraciones de la analítica hepática,
dolor en el hipocondrio derecho, etc.
Aplicación clínica de las pruebas hepáticas Constituye además, la técnica de elección para la detec-
Las pruebas hepáticas son útiles para establecer el diag- ción precoz del carcinoma hepatocelular en la cirrosis hepá-
nóstico, determinar el pronóstico y, en ocasiones, evaluar el tica o el seguimiento de pacientes neoplásicos, así como en
tratamiento de las enfermedades hepáticas. En la actualidad los casos en que deba repetirse el estudio de forma secuen-

275
HEPATOLOGÍA

cial (respuesta al tratamiento disolutivo de la litiasis biliar, La TC permite el estudio sistematizado del hígado y de los
trasplante hepático), ya que la repetición periódica del exa- órganos vecinos y hace posible diferenciar las lesiones sóli-
men ecográfico es muy bien tolerada y no entraña riesgo al- das y líquidas, detectar dilataciones de la vía biliar o valorar
guno para el paciente. la permeabilidad vascular, por lo que sus indicaciones son
La sensibilidad para el diagnóstico de tumores es superior muy amplias y superponibles a las de la ecografía. Sin em-
al 90%, similar a la TC. La ecografía practicada en el curso de bargo, en razón de su mayor coste, la irradiación que produ-
una laparotomía (ecografía peroperatoria) permite identifi- ce y la necesidad de colaboración por parte del enfermo,
car lesiones inferiores a 1 cm y, por tanto, es imprescindible sólo debe realizarse en pacientes seleccionados, en quienes
durante la cirugía de los tumores hepáticos, tanto para la de- la ecografía no haya permitido asegurar o completar el diag-
tección de otros nódulos no descubiertos en las exploracio- nóstico.
nes previas como para conseguir resecciones limitadas. En el diagnóstico de lesiones focales hepáticas tiene una
Su sensibilidad en el diagnóstico de lesiones difusas es sensibilidad superior al 90%. El diagnóstico diferencial entre
menor (aproximadamente del 70%), identificando correcta- quistes simples y quistes hidatídicos se basa en la observa-
mente las esteatosis y las cirrosis bien establecidas así como ción de la pared engrosada y con pequeños depósitos de cal-
los signos de hipertensión portal avanzada. cio en los últimos.
En el diagnóstico diferencial de las ictericias distingue la La TC está especialmente indicada para la determinación
presencia de dilatación de la vía biliar intrahepática en el del estadio de los tumores, ya que permite identificar un ma-
98% de los casos, si bien el diagnóstico etiológico de la obs- yor número de lesiones que la ecografía, así como determi-
trucción sólo se consigue entre el 62 y el 80% de los casos, nar la presencia de lesiones en órganos vecinos.
según las series, debido fundamentalmente a la dificultad En las lesiones sólidas, la TC revela la existencia de áreas
para valorar la porción distal del colédoco y la cabeza del de densidad diferente, y la administración de contraste intra-
páncreas. venoso facilita su caracterización. Las metástasis hepáticas
En el diagnóstico de la litiasis biliar, su precisión es de al- suelen presentar escasa captación de contraste, mientras que
rededor del 97%, con algún falso negativo si los cálculos son los tumores primarios hepáticos muestran una intensa capta-
de pequeño tamaño o están situados en el infundíbulo. Raras ción en la fase de inyección rápida. Los angiomas presentan
veces se producen falsos positivos. También permite detectar una captación de contraste retardada característica que per-
fácilmente las complicaciones de la colelitiasis: colecistitis o mite el diagnóstico.
hidropesía. Las neoplasias vesiculares no suelen diagnosti- Para mejorar el rendimiento de la TC en la identificación
carse en una fase precoz, sino por lo general cuando hay in- de metástasis hepáticas se combina la técnica con arterio-
filtración hepática de la proximidad. grafía, lo que permite obtener cortes en las fases arterial y
La ecografía permite el control continuo de la progresión portal.
de las agujas de punción, por lo que es el método óptimo En el curso de una TC pueden efectuarse punciones o dre-
para dirigir tanto las punciones diagnósticas (punción con najes de lesiones tumorales o quísticas, pero este procedi-
aguja fina de tumores, quistes o abscesos y punción biopsia miento es técnicamente más difícil que si se realiza por eco-
para el diagnóstico de hepatopatías difusas) como las pun- grafía, por lo que debe reservarse para las lesiones que no se
ciones terapéuticas (tratamiento esclerosante de los tumores localizan correctamente por ultrasonidos, como las lesiones
y quistes hepáticos, drenajes de abscesos, colecistostomías y hepáticas muy posteriores o subdiafragmáticas o del retrope-
derivaciones biliares en combinación con radiografías). ritoneo.
El uso de la ecografía para la obtención de imagen y para En relación con las enfermedades hepáticas difusas, la TC
la medición del efecto Doppler permite estudiar el flujo de puede identificar la esteatosis por la disminución de la densi-
las estructuras vasculares. Este sistema, denominado tam- dad del parénquima o la hemocromatosis por su aumento.
bién dúplex-Doppler, identifica las estructuras vasculares, En el caso de la cirrosis hepática, ésta sólo se identifica co-
determina si el flujo es arterial o venoso, precisa la permea- rrectamente cuando las lesiones están bien establecidas.
bilidad de los vasos, la dirección del flujo y, en estructuras La TC identifica la dilatación de la vía biliar intrahepática
vasculares grandes, como la vena porta, permite la cuantifi- como estructuras tubulares que no captan contraste. En los
cación del mismo. Esta técnica está indicada para valorar sucesivos cortes tomográficos puede seguirse el colédoco
las estructuras vasculares hepáticas en los pacientes en los hasta la ampolla de Vater, lo que permite, en los procesos
que se sospeche afectación de las venas suprahepáticas obstructivos, establecer su nivel y el diagnóstico etiológico
(síndrome de Budd-Chiari, enfermedad venoclusiva) o de la entre el 85 y el 97% de los casos, según las series. Para con-
circulación portal (trombosis portal, hipertensión portal, va- trastar la vía biliar debe administrarse contraste específico,
loración de las anastomosis portosistémicas) así como en el pero esta exploración sólo tiene interés si se sospecha la en-
estudio de la arteria hepática (fístulas arteriovenosas, tras- fermedad de Caroli.
plante hepático). En el estudio de la vesícula biliar se identifican el grosor
Las limitaciones principales se deben a la incapacidad de de la pared, su grado de captación y la presencia de litiasis y
los ultrasonidos para progresar a través del gas, por lo que la tumores. Permite el diagnóstico de neoplasia de vesícula al
porción distal del colédoco puede ser difícil de evaluar, así detectar engrosamientos parciales o difusos de la pared, si
como a la limitación en la penetración de los ultrasonidos bien es frecuente que el diagnóstico sólo se establezca cuan-
que impide la correcta evaluación de pacientes muy obesos. do la lesión infiltra toda la vesícula y el lecho hepático.
Para obtener un máximo rendimiento de la técnica es im- La administración de contraste intravenoso permite valo-
prescindible el uso de equipos de alta resolución y que el ex- rar la permeabilidad de las estructuras vasculares y la identi-
plorador tenga una formación específica en ecografía. ficación de circulación colateral.
Las lesiones focales de menos de 1 cm pueden pasar inad-
Tomografía computarizada vertidas. Los movimientos respiratorios, cardíacos, la presen-
La obtención de imágenes en la TC, técnica introducida cia de clips metálicos quirúrgicos o de restos de bario en el
en la práctica clínica en 1972, está basada en la reconstruc- intestino pueden producir artefactos importantes.
ción matemática de las imágenes obtenidas en relación a la
absorción de los rayos X por los diferentes tejidos. Resonancia magnética
El procedimiento se lleva a cabo con el paciente en ayu- La resonancia magnética (RM) ha experimentado avances
nas y se utiliza contraste yodado por vía oral para opacificar tecnológicos muy importantes y su aplicación en el estudio
el tubo digestivo y contraste intravenoso que facilita la dife- hepatobiliar se halla en plena expansión.
renciación de los tejidos normales y patológicos, así como Si bien las imágenes de TC y RM parecen inicialmente si-
de los diferentes órganos y estructuras vasculares. Sólo en milares, su obtención se basa en características físicas muy
ocasiones se emplea contraste biliar. diferentes: la TC refleja la capacidad de los tejidos para ab-

276
GENERALIDADES

sorber los fotones de rayos X transmitidos a través del tejido, diferentes tramos de la vía biliar y la permanencia en los con-
mientras que la señal de RM refleja los tiempos de relajación ductos biliares se establece el diagnóstico de obstrucción y
de los protones nucleares sometidos al estímulo de un cam- su nivel.
po magnético y, por tanto, depende no sólo de la densidad Normalmente la vía biliar se contrasta a partir de los 15 min,
nuclear de los tejidos sino, lo que es más importante, de su se observa el paso al intestino a los 20 min y se opacifica la
naturaleza bioquímica. vesícula a los 30-40 min de la inyección del radiofármaco.
La existencia de flujo en los vasos permite su perfecta deli- El diagnóstico de colecistitis se establece ante la ausencia
mitación, y el uso de contraste paramagnético (en particular de contraste en la vesícula biliar (obstrucción del cístico) en
gadolinio, el más empleado) permite una mejor diferencia- las 4 h siguientes. La sensibilidad para este diagnóstico es del
ción de los tejidos en un tiempo de estudio menor. 97% y la especificidad del 99,2%.
La RM tiene un rendimiento ligeramente superior a la TC Otra indicación específica es la detección de fugas biliares
dinámica en el diagnóstico de metástasis hepáticas, sin al- posquirúrgicas, la atresia congénita de vía biliar y la enferme-
canzar la sensibilidad de la combinación de arteriografía y dad de Caroli.
TC. Los angiomas presentan un patrón característico que per- Se trata de técnicas de bajo coste, que producen una irra-
mite diferenciarlos de otras lesiones sólidas hepáticas. Los diación mínima y no requieren preparación, pero precisan
restantes tumores hepáticos no tienen un patrón específico, un equipo costoso, lo que determina que no estén disponi-
por lo que su sensibilidad es similar a la de la TC. Excepto en bles en todos los centros de asistencia médica. Tienen una
casos de hemocromatosis, en los que la existencia de hierro gran sensibilidad, si bien lesiones menores de 2 cm pueden
produce un patrón característico, la RM no tiene indicación pasar inadvertidas. La presencia de función hepática muy al-
en el diagnóstico de las afecciones difusas del hígado. terada con intensa ictericia también limita la captación de
Tampoco presenta hasta el momento ventajas en el diag- los fármacos, por lo que puede inducir a errores de interpre-
nóstico de los trastornos biliares con respecto a la ecografía tación.
o a la TC.
Los principales inconvenientes de la RM son su coste ele- Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica
vado, la lentitud en el estudio y la contraindicación absoluta La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE)
en pacientes con cualquier tipo de prótesis y clips metálicos es un método endoscopicorradiológico que tiene interés en
o marcapasos. el estudio de las enfermedades de las vías biliares intrahepá-
ticas y extrahepáticas y puede ofrecer información comple-
Gammagrafía hepatobiliar mentaria de la presencia de masas en el seno del hígado.
Incluye las técnicas de obtención de imágenes de hígado También ofrece información en las enfermedades pancreáti-
y vía biliar mediante la captación de las radiaciones gamma cas.
producidas por un radiofármaco inyectado previamente al La exploración consiste en la canulación de la papila de
paciente. Vater bajo control endoscópico, con un catéter dirigido a tra-
Los radiofármacos son sustancias marcadas con un isóto- vés de un endoscopio especialmente diseñado, con posterior
po radiactivo, que son captadas por el hígado y que, según inyección directa de contraste radiológico hidrosoluble en
su naturaleza, se depositan en el sistema retículo endotelial, las vías biliares y en los conductos excretores del páncreas.
en los hepatocitos o en las estructuras vasculares o son elimi- Para su realización el paciente debe estar en ayunas por lo
nados por vía biliar. Según su comportamiento fisiológico es- menos durante las 8 h previas. Unas 2 h antes de la explora-
tán indicados para el estudio de determinadas afecciones. ción es útil administrar fármacos que reducen la actividad
Es una técnica desprovista de riesgo que se ha utilizado peristáltica de la segunda porción duodenal, como el octilo-
profusamente en el diagnóstico de las enfermedades hepáti- nio, y antibióticos de amplio espectro para evitar fenómenos
cas, si bien en la actualidad tiene indicaciones precisas en la de bacteriemia en el curso de la exploración o en las horas
valoración de hepatopatía crónica, diagnóstico de lesiones siguientes. Unos 20 min antes se administran por vía intra-
focales o afección biliar. muscular meperidina, prometazina y atropina para conseguir
una sedación intensa durante la exploración. Los sedantes
Gammagrafía hepática coloidal. Se basa en la administra- también pueden administrarse por vía intravenosa; los más
ción de partículas de coloide marcadas con 99mTc, que se de- utilizados son los derivados del diazepam (midazolam).
posita en las células del sistema reticuloendotelial. Permite La exploración se realiza en un gabinete de radiología, en
determinar el tamaño del hígado, si la captación es homogé- un aparato telecomandado con intensificador de imagen y
nea y la presencia de captación esplénica normal o aumen- fluoroscopia. El paciente se coloca en decúbito lateral iz-
tada. quierdo o, mejor, en decúbito prono. El endoscopio se intro-
En las hepatopatías crónicas demuestra la presencia de duce a ciegas en el esófago, pero bajo control hasta la segun-
captación irregular con aumento de captación esplénica, da porción del duodeno. Una vez identificada la papila de
mientras que las lesiones focales se identifican como áreas Vater se introduce el catéter y se inyecta contraste hidrosolu-
frías (ausencia de captación). La sensibilidad es elevada ble bajo control fluoroscópico. Con frecuencia se rellenan si-
para lesiones de 2 cm o más, mientras que la especificidad multáneamente las vías biliares y los conductos pancreáti-
es baja ya que no permite diferenciar las lesiones sólidas de cos. La canulación electiva se obtiene variando la incidencia
las líquidas. Tiene especial interés en el diagnóstico de la hi- del catéter respecto al orificio papilar. La inyección de las
perplasia nodular focal, en la que suele existir captación del vías biliares no entraña complicaciones, pero la del páncreas
trazador. debe ser cuidadosa para evitar una sobrepresión que puede
ser causa de pancreatitis. La experiencia del explorador es
Gammagrafía vascular. La marcación de los hematíes con esencial para el éxito del procedimiento.
99m
Tc mediante la administración previa de pirofosfato de es- El método está indicado cuando interesa conocer el esta-
taño permite identificar las estructuras vasculares. Está espe- do anatómico global de las vías biliares y del páncreas exo-
cialmente indicada en el diagnóstico de los hemangiomas crino, cuando la ecografía o la TC no han permitido estable-
hepáticos, en los que se demuestra la acumulación de hema- cer el diagnóstico, cuando existe disparidad entre éstas y los
tíes en la lesión. datos clinicobiológicos o cuando, a pesar de disponer del
diagnóstico sindrómico de obstrucción biliar, el riesgo indivi-
Estudio de la vía biliar. Se basa en el marcaje con 99mTc de dual del paciente aconseje obtener, con la mayor objetivi-
derivados del ácido iminodiacético (IDA), los cuales son dad, más datos respecto a la situación exacta del nivel de
captados por las células hepáticas y eliminados por la bilis. obstáculo al flujo biliar y sobre su naturaleza. También está
Según la distribución en el parénquima hepático, el tiem- justificada su indicación cuando el cirujano desee conocer
po que tarda en llegar a la vía biliar, la opacificación de los estos datos en fase preoperatoria. Es indispensable cuando

277
HEPATOLOGÍA

no se ha podido determinar con seguridad si la colestasis es Si se dispone de ultrasonidos y de la posibilidad de reali-


extrahepática o intrahepática, en caso de sospecha de colan- zar CPRE, las indicaciones de la CTPH son muy limitadas y se
gitis esclerosante, quiste de colédoco y coledococele. Tam- reducen a los pacientes en los que se requiere conocer la
bién debe efectuarse en los pacientes con colestasis extrahe- anatomía de la vía biliar y está contraindicada la práctica de
pática que presentan contraindicación para la cirugía (edad una CPRE por circunstancias anatómicas de la situación
extrema, alteraciones cardíacas, trastornos graves de la coa- de la papila o de la anastomosis biliodigestiva o ha fracasado
gulación) en los que se considere posible ensayar un tra- la colangiografía retrógrada. Si no se dispone de CPRE, todas
tamiento endoscópico, como papilotomía y extracción de las ictericias obstructivas pueden beneficiarse de esta técni-
cálculos o colocación de drenaje interno o nasobiliar. ca, en especial si se sospecha la dilatación de la vía biliar in-
Las únicas contraindicaciones para la exploración son las trahepática.
estenosis insalvables de esófago o estómago, la cirugía deri- La posibilidad de canular la vía biliar es próxima al 100%
vativa intestinal que impida acceder a la región de la desem- cuando existe dilatación del árbol biliar intrahepático. En
bocadura de las vías biliares en el intestino y la sospecha de caso contrario, la posibilidad de introducir contraste en la
enfermedad de Caroli (dilatación congénita de las vías bilia- vía biliar es mucho menor y oscila entre el 50 y el 70% de los
res intrahepáticas) o de seudoquiste pancreático, por riesgo casos. La interpretación de las imágenes radiológicas, una
de infección de las cavidades biliares en el primer caso y del vez obtenida la colangiografía, ofrece una precisión diagnós-
contenido del seudoquiste en el segundo. Si por CPRE se tica del orden del 95%.
diagnostica un seudoquiste pancreático, es conveniente indi- Son contraindicaciones de la exploración una tasa de pro-
car su drenaje quirúrgico en el curso de las 48 h siguientes. trombina inferior al 40-50% y unas concentraciones de pla-
Las complicaciones se limitan a la elevación muy frecuen- quetas inferiores a 70 × 109/L, ya que aumenta el riesgo de
te, pero asintomática y transitoria, de las enzimas pancreáti- hemorragia intraperitoneal. También son contraindicaciones
cas (amilasa y lipasa) en plasma y orina. Con una frecuencia absolutas la hipersensibilidad al contraste yodado, la colan-
del 0,5-3% se producen pancreatitis agudas y, cuando apare- gitis aguda y la sospecha de quistes o abscesos hepáticos. La
cen, en general tienen un curso benigno. Por ello, es conve- presencia de ascitis, que puede sobreinfectarse, y la insufi-
niente mantener ingresados durante unas 24 h a los pacien- ciencia renal grave, que puede empeorar por la inyección
tes sometidos a esta exploración. La clínica de la pancreatitis del contraste, constituyen contraindicaciones relativas.
aguda post-CPRE se caracteriza por la aparición de dolor ab- Las complicaciones de la técnica diagnóstica se elevan al
dominal, náuseas y vómitos. El tratamiento consiste en la ad- 5-12% de los casos con ictericia y dilatación biliar. El riesgo de
ministración de antiálgicos (pentazocina) y la colocación de bacteriemia se reduce si se recurre a la antibioticoterapia pro-
una sonda nasogástrica con aspiración continua. Raras veces filáctica. La administración de antibióticos se prolongará hasta
aparecen complicaciones infecciosas si se realizan una el momento de la intervención quirúrgica, que no debe demo-
correcta desinfección del endoscopio (solución de glutaral- rarse más de 48 h. Otras complicaciones menos frecuentes son
dehído al 2% entre 15 y 20 min), la esterilización de los caté- las comunicaciones arteriovenosas y la hemobilia.
teres y una adecuada profilaxis antibiótica (clindamicina-
gentamicina). La colangitis o la bacteriemia después de la Laparoscopia
canulación de las vías biliares suelen producirse en pacien- La laparoscopia consiste en el examen visual de la cavi-
tes con obstrucción del árbol biliar o del conducto de Wir- dad peritoneal mediante un instrumento óptico denominado
sung, cuando el contraste supera el obstáculo. En estos pa- laparoscopio, de calibre reducido y provisto de un sistema
cientes, si la cirugía está indicada, es conveniente llevarla a de iluminación, que se introduce a través de una pequeña in-
cabo dentro de las 48 h que siguen a la exploración. cisión en la pared abdominal. Para permitir el movimiento
Las complicaciones de la papilotomía son las mismas que del laparoscopio es necesario producir un neumoperitoneo
para la CPRE con carácter diagnóstico, a las que se debe que convierta la cavidad peritoneal en un espacio real me-
añadir la posibilidad de perforar la ventana duodenal y de in- diante la insuflación de gas, que puede ser aire, a través de la
ducir una infección retroperitoneal. Otra complicación espe- pared del abdomen. La laparoscopia puede completarse con
cífica de la papilotomía es la hemorragia por lesión de la la obtención de fotografías o con la toma de biopsias de dis-
arteria papilar. La perforación de la ventana duodenal suele tintos órganos o de la serosa utilizando pinzas o agujas apro-
resolverse mediante antibioticoterapia de amplio espectro piadas. Puede asociarse a otras exploraciones como la CTPH
y aspiración gástrica continua. Esta complicación tiene un y a técnicas operatorias como colecistectomía o apendicec-
curso imprevisible y puede ser necesario el drenaje de flemo- tomía.
nes o abscesos del retroperitoneo. En estos casos, la valora- La laparoscopia está indicada en cualquier proceso intrab-
ción clínica y la TC pueden ser de gran ayuda para decidir dominal que pueda tener expresión macroscópica y en el
el momento adecuado para la intervención quirúrgica. La cual las demás técnicas de exploración disponibles no per-
hemorragia arterial en la superficie de corte de la papiloto- mitan obtener el diagnóstico con suficiente seguridad. Las
mía suele requerir cirugía de urgencia para conseguir la he- indicaciones electivas más importantes se refieren a las afec-
mostasia. ciones hepáticas, en especial hepatosplenomegalias, sospe-
cha de hígado tumoral e ictericias colestásicas cuando no se
Colangiografía transparietohepática dispone de ecografía o CPRE. También está indicada cuando
La colangiografía transparietohepática (CTPH) consiste en se sospecha una afectación hepática por distintas parasitosis,
la inyección directa de contraste yodado hidrosoluble en las sobre todo para dirigir la biopsia hepática. Otra indicación es
vías biliares intrahepáticas, a través de una aguja introducida la evaluación de las afecciones hepática y esplénica en pro-
por punción percutánea y que atraviesa el parénquima hepá- cesos sistémicos y tumorales, como linfomas o tumores del
tico hasta la zona próxima al hilio. Se trata de una técnica aparato digestivo, en los que la exploración puede cambiar
cuya capacidad diagnóstica se basa en la interpretación ra- el tratamiento de elección. Por último, la laparoscopia es in-
diológica de las imágenes obtenidas después de rellenar la sustituible en el diagnóstico de la ascitis y los síndromes de
vía biliar con contraste en caso de que existan alteraciones hipertensión portal de naturaleza no aclarada.
en la morfología, el calibre y la disposición del árbol biliar o Entre las contraindicaciones de la laparoscopia se inclu-
que se detecten alteraciones en el interior de los conductos yen las pruebas de coagulación alteradas (tasa de protrombi-
(cálculos, masas tumorales, fenómenos de compresión, pará- na inferior a 50% y concentración de plaquetas inferior a
sitos). La exploración radiológica puede asociarse a manio- 70 × 109/L), los bloqueos auriculoventriculares de tercer gra-
bras terapéuticas como la colocación de drenajes externos do y la insuficiencia cardíaca o respiratoria descompensa-
temporales, útiles para la descompresión preoperatoria de das. Entre las contraindicaciones locales es importante evitar
las vías biliares dilatadas, o la colocación de drenajes inter- la exploración en los íleos constituidos con distensión de
nos. asas y en las infecciones locales de la pared abdominal.

278
GENERALIDADES

Las complicaciones son poco frecuentes y en general se fusas, es suficiente la biopsia aislada. En la actualidad es
relacionan con las técnicas asociadas. De todas formas, la in- aconsejable realizar la biopsia hepática bajo control ecográ-
troducción de la aguja de neumoperitoneo y del trocar a tra- fico.
vés de la pared puede producir hemorragias o perforación Tanto los trastornos de la hemostasia (tasa de protrombina
de vísceras huecas. Por lo general esta complicación requie- inferior a 50% y plaquetas inferiores a 70 × 109/L) como la fal-
re reparación quirúrgica. ta de cooperación del paciente impiden la realización de la
El número total de complicaciones es escaso, del 0,42% y biopsia hepática percutánea. También son contraindicacio-
la mortalidad del 0,1% de los casos. La morbimortalidad pue- nes la existencia de procesos infecciosos en la zona de pun-
de aumentar si entre los pacientes a los que se practica la ción, la ictericia obstructiva con presumible dilatación de las
exploración laparoscópica se incluyen aquellos que presen- vías biliares intrahepáticas y algunas afecciones generales,
tan un riesgo excesivo para la realización de la biopsia hepá- como la insuficiencia cardíaca o respiratoria descompensa-
tica a ciegas. das. Otra contraindicación formal de biopsia hepática a cie-
gas es su realización en el curso de una anestesia general
Biopsia hepática para otras exploraciones o terapéuticas o bien cuando el hí-
La biopsia hepática consiste en la obtención de un frag- gado no se puede delimitar por palpación ni percusión. Tam-
mento de tejido hepático para examen histopatológico, culti- poco debe realizarse la biopsia a ciegas sobre el lóbulo iz-
vo bacteriológico u otro tipo de estudios. Puede realizarse en quierdo del hígado.
el curso de una laparotomía o mediante cateterización trans- Las complicaciones más graves son la peritonitis biliar y el
yugular de una de las venas suprahepáticas, pero el procedi- hemoperitoneo. Otras mucho más raras son la punción de
miento más habitual consiste en la obtención de tejido hepá- vísceras huecas, sobre todo el colon, y la biopsia de tejidos
tico por punción directa del hígado a través de la piel no hepáticos (riñón). La punción del colon puede producir
(biopsia percutánea). Ésta puede realizarse por “aspiración” peritonitis, mientras que la punción renal no suele tener tras-
a través de una aguja de Menghini o por “escisión” utilizando cendencia. Estas complicaciones son infrecuentes si se res-
una aguja-pinza de Vim-Silverman o agujas tipo Tru-Cut. La petan las contraindicaciones y se conoce bien la técnica. La
biopsia por el método de escisión asegura la obtención de morbilidad de la biopsia hepática es aproximadamente de
tejido íntegro con mayor fiabilidad que la biopsia por aspira- 0,25% y la mortalidad del 0,015-0,16%.
ción, que puede ocasionar la fragmentación del espécimen, Cuando se considera indicada la biopsia hepática y el pa-
sobre todo si existe fibrosis. ciente presenta una alteración de las pruebas de coagula-
Para la práctica de una biopsia hepática es conveniente ción que contraindican su realización, se puede recurrir a la
que el paciente esté en ayunas desde 4-6 h antes del procedi- vía transyugular, que permite obtener tejido hepático por el
miento y que se disponga de pruebas de coagulación (tasa método de aspiración. La biopsia hepática transyugular sólo
de protrombina, plaquetas y tiempo de coagulación) y de un está contraindicada cuando existe una colangitis.
estudio de la función hepatocelular recientes. Una gamma-
grafía, una radiografía simple del hipocondrio derecho o una Angiografía hepática
ecografía recientes pueden ofrecer datos de utilidad para fa- La exploración angiográfica del hígado incluye la práctica
cilitar la exploración y reducir el riesgo. Aunque se ha consi- de arteriografías selectivas del tronco celíaco y de la arteria
derado que una biopsia hepática podría realizarse con estan- mesentérica superior y la obtención de imágenes de sus re-
cias mínimas en el hospital, de aproximadamente 4 h, la tornos venosos correspondientes. De este modo es posible
posibilidad de que las complicaciones se manifiesten de for- estudiar la vascularización hepática, con todas sus variantes
ma más tardía hace aconsejable prolongar el ingreso y el anatómicas, y la circulación venosa portal.
control 18-24 h. La introducción de la angiografía digitalizada ha determi-
En las afecciones del hígado la indicación de biopsia sue- nado una disminución de las complicaciones en relación
le establecerse para confirmar una presunción diagnóstica o con la arteriografía y la esplenoportografía clásicas. Por otra
para determinar el diagnóstico en pacientes cuya anamnesis, parte, en los últimos años han adquirido preponderancia las
exploración física y datos de laboratorio permitan suponer la técnicas de terapéutica percutánea, que aprovechan la colo-
existencia de una enfermedad hepática. Así, está indicada cación intrarterial del catéter para la práctica de emboliza-
en las hipertransaminasemias prolongadas, en el estudio de ciones, perfusión de fármacos o procedimientos desobstruc-
las hepatomegalias, para conocer la repercusión del consu- tivos.
mo excesivo de alcohol, y en el diagnóstico y control tera- En el contexto de las afecciones vasculares hepáticas es
péutico de las enfermedades por depósito de metales y de fundamental recordar que el hígado recibe un aporte sanguí-
los pacientes sometidos a trasplante de órganos. La obten- neo doble, a través de la vena porta, que suministra el 70%
ción de biopsia hepática bajo control laparoscópico está in- del débito, y de la arteria hepática, que aporta el 30% restan-
dicada cuando se sospechan afecciones focales, en particu- te. Merced a esta circunstancia, el hígado puede resistir im-
lar tumores, que no han podido diagnosticarse por técnicas portantes embolizaciones o ligaduras arteriales con escasa
menos invasivas. También constituye indicación de biopsia repercusión clínica. También es importante el conocimiento
hepática bajo control visual (laparoscopia) el estudio de las de la existencia de las redes anastomóticas entre el tronco
colestasis no diagnosticadas después de ecografía o TC, en celíaco y la arteria mesentérica superior, la principal de las
las que se desee minimizar el riesgo y evitar un error de cuales es la que se establece entre dichas arterias a través de
muestra. la arteria gastroduodenal y las arcadas pancreaticoduodena-
Otra indicación de biopsia hepática es el estudio de la les. Estas anastomosis determinan que las estenosis u obs-
afectación del hígado en enfermedades sistémicas y en los trucciones del tronco celíaco puedan pasar clínicamente
linfomas, así como en el seguimiento de algunos pacientes inadvertidas.
con enfermedades que pueden producir efectos tóxicos so- La angiografía del hígado tiene especial interés en el estu-
bre el parénquima hepático (hepatitis crónica, hemocroma- dio de la hipertensión portal, de los tumores y de los trauma-
tosis, psoriasis). tismos hepáticos.
La realización de biopsia hepática bajo control laparoscó- En la hipertensión portal, el estudio angiográfico incluye
pico minimiza el riesgo y permite detectar de forma precoz las arteriografías con retorno venoso del tronco celíaco y de
la aparición de alguna complicación, pero insume más tiem- la arteria mesentérica superior así como la angiografía y la
po y es más molesta para el paciente. En general, se consi- manometría de las venas suprahepáticas. De este modo es
dera que la laparoscopia y la biopsia deben indicarse en las posible conocer en cada caso la anatomía vascular, la per-
hepatopatías focales y cuando se desee obtener datos y frag- meabilidad portal y las vías derivativas, para establecer un
mentos de tejido de otros órganos de la cavidad peritoneal, mapa angiográfico que ayuda a adoptar decisiones terapéu-
mientras que en las lesiones hepáticas, presumiblemente di- ticas.

279
HEPATOLOGÍA

En los pacientes con tumoraciones hepáticas, habitual- una técnica angiográfica muy prometedora para el trata-
mente identificadas por ecografía o por TC, la angiografía miento de las complicaciones de la hipertensión portal, con-
permite confirmar el diagnóstico, conocer los límites de la le- sistente en la colocación percutánea transyugular de una
sión y descartar la existencia de tumor en otras localizacio- prótesis vascular que establece una anastomosis entre una
nes. Además, la información que aporta la angiografía sobre vena suprahepática y una rama de la vena porta en el seno
la vascularización del tumor puede ser muy importante para del parénquima hepático (TIPS o transjugular intrahepatic
el tratamiento quirúrgico o mediante embolización. portosystemic shunt).
La embolización de ramas arteriales se utiliza a menudo
en el tratamiento de malformaciones y lesiones traumáticas
vasculares y en el del carcinoma hepatocelular que no pue- Bibliografía especial
de tratarse con otros procedimientos terapéuticos. Consiste BERK PD. Hepatic imaging. Semin Liv Dis 1989; 9: 1-101.
en la oclusión de la arteria aferente a la lesión mediante ca- BRUGUERA M, BORDAS JM, RODÉS J. Técnicas de exploración y diagnós-
téteres colocados muy selectivamente, a través de los cuales tico en hepatología. Barcelona, Salvat, 1990.
se introducen diversos materiales embolizantes, como es- MCINTYRE N, ROSALKI S. Biochemical investigations in the manage-
ponja de gelatina, plásticos o espirales metálicas de diversas ment of liver disease. En: MCINTYRE N, BENHAMOU JP, BIRCHER J, RIZ-
medidas y configuraciones. En el caso de los tumores, es po- ZETTO M, RODÉS J (eds). Oxford textbook of clinical hepatology.
sible asimismo administrar quimioterápicos de forma muy se- Londres, Oxford University Press, 1991; 293-314.
REUTER SR, REDMAN HC, CHO KJ. Gastrointestinal angiography. Filadel-
lectiva para aumentar el efecto antitumoral (quimioemboli- fia, WB Saunders, 1986.
zación). SHERLOCK S, SUMMERFILED JA. Atlas de enfermedades hepáticas, Vols. 1,
La angiografía terapéutica de las enfermedades del hígado 2 y 3. Londres, Mosby Year Book, 1992.
también incluye la embolización de las varices esofágicas, STOLZ A, KAPLOWITZ N. Biochemical tests for liver disease. En: ZAKIM D,
que puede hacerse por vía transyugular o transhepática, en BOYER TD (eds). Hepatology. A textbook of liver disease. Filadel-
casos muy seleccionados. Recientemente se ha introducido fia, WB Saunders, 1990; 637-667.

Ictericias
J.I. Herrero Santos y J. Prieto Valtueña

Ictericia es la coloración amarillenta de piel, mucosas y blemente a la inmadurez de la barrera hematoencefálica,


fluidos corporales debida al exceso de bilirrubina. Clíni- que permite el paso de la bilirrubina a su través. Clínicamen-
camente es detectable si la bilirrubinemia es superior a 2- te puede ocasionar pequeñas alteraciones o encefalopatía
3 mg/dL (34-51 µmol/L). Cuando es incipiente se detecta me- grave (querníctero).
jor en el paladar o la esclerótica. Debe distinguirse de la
coloración cutánea amarillenta que se produce por la inges-
ta abundante de carotenos (naranjas, zanahorias o tomates), Clasificación de las ictericias
en la uremia, en pacientes tratados con atebrina, acriflavina
o quinacrina o por la exposición a dinitrofenol o ácido pícri- Las ictericias pueden clasificarse atendiendo a su causa en
co; en ninguna de estas situaciones se encuentra pigmenta- ictericia por: a) una alteración aislada del metabolismo de
ción amarillenta escleral. la bilirrubina; b) enfermedad hepática, y c) obstrucción de la
La bilirrubina es un compuesto tetrapirrólico procedente vía biliar extrahepática (tabla 2.90).
principalmente de la lisis de hematíes viejos en el sistema re-
ticuloendotelial. El 10-20% viene de otras hemoproteínas, de
la hemólisis intravascular y de eritropoyesis inefectiva. En el
Alteraciones aisladas del metabolismo de la bilirrubina
sistema reticuloendotelial (o en el hígado en caso de hemóli- Aumento de la producción de bilirrubina
sis intravascular) la hem-oxigenasa transforma el hem en bili- Hemólisis. La hemólisis de cualquier causa se acompaña
verdina, que después se convierte en bilirrubina por acción de un incremento en la producción de bilirrubina que, cuan-
de la biliverdina-reductasa. La bilirrubina no conjugada cir- do supera la capacidad hepática de captación y conjuga-
cula en suero unida no covalentemente a la albúmina. Una ción, determina una hiperbilirrubinemia en la que predomi-
proteína específica capta la bilirrubina y la transporta al inte-
rior del hepatocito, en cuyo retículo endoplásmico es trans-
formada por la uridindifosfato-glucuroniltransferasa (UDP-
GT) en bilirrubina monoglucurónido (20%) y diglucurónido TABLA 2.90. Clasificación de las ictericias
(80%), que son excretadas a la bilis. Alteración aislada del metabolismo de la bilirrubina
La bilirrubina conjugada es hidrosoluble, se filtra por el ri- Aumento de la producción
ñón y su aumento produce una coloración oscura de la ori- Hemólisis
na (coluria). La bilirrubina no conjugada es liposoluble, por Eritropoyesis ineficaz
lo que su aumento no ocasiona coluria. La excreción urina- Disminución de la eliminación hepática
Déficit en la captación
ria permite que, salvo que se produzcan hemólisis o insufi- Alteración en la conjugación de la bilirrubina
ciencia renal concomitantes, incluso en obstrucciones bilia- Déficit de excreción canalicular
res completas, el nivel sérico de bilirrubina no supere los Enfermedad hepática
30 mg/dL (510 µmol/L). En la obstrucción biliar, la falta de Alteración de la función hepatocelular
pigmentos biliares provoca la depigmentación completa Daño hepatocelular agudo o subagudo
(acolia) o incompleta (hipocolia) de las heces. El exceso de Enfermedad hepatocelular crónica
eliminación fecal de bilirrubina conjugada ocasiona hiper- Enfermedades hepáticas de predominio colestásico
pigmentación fecal (pleiocromía). Sin obstrucción mecánica demostrable
Obstructivas
En el recién nacido, el aumento acusado de la bilirrubina Obstrucción de la vía biliar extrahepática (colestasis extrahepática)
no conjugada, mayor de 20 mg/dL (340 µmol/L), provoca en-
cefalopatía por depósito de aquélla en el SNC, debido proba- na la fracción no conjugada. Salvo en casos de hemólisis

280
ICTERICIAS

TABLA 2.91. Diferencias entre ictericia hepatocelular e ictericia colestásica


Ictericia hepatocelular Ictericia colestásica
Clínica Mal estado general. Anorexia Prurito
Factores epidemiológicos Xantelasmas
Signos de fallo hepatocelular (edemas, ascitis, encefalopatía) Esteatorrea con frecuencia asintomática

Laboratorio ↑ Transaminasas > fosfatasa alcalina ↑ Fosfatasa alcalina > transaminasas


↑ Gamma-glutamiltranspeptidasa
↑ Tiempo de protrombina que no mejora con vitamina K ↑ Tiempo de protrombina que mejora
con vitamina K parenteral
↑ Bilirrubina no conjugada y conjugada Bilirrubina conjugada > bilirrubina
no conjugada
Histología Infiltrado inflamatorio lobulillar o portal Necrosis hepatocitaria aislada, con escaso
Necrosis en sacabocados infiltrado inflamatorio portal
Dilatación canalicular. Trombos biliares
Hialina de Mallory Tumefacción hepatocitaria con pigmento
biliar. ↑ Cobre hepático

aguda intensa, la ictericia por hemólisis raras veces cursa ción de bilis o para la excreción biliar, si bien existen formas
con niveles de bilirrubina superiores a 5 mg/dL (85 µmol/L). intermedias. Así, por ejemplo, en enfermedades colestásicas,
De forma característica se acompaña de anemia (excepto si como la cirrosis biliar primaria, al empeorar la evolución
la hemólisis está compensada), reticulocitosis, hipersidere- suele existir un componente de insuficiencia hepatocelular.
mia, disminución de los niveles plasmáticos de haptoglobina En afectaciones hepatocelulares más puras existe también
y de la vida media eritrocitaria (medida con 51Cr). En casos un componente colestásico funcional, como en algunas he-
de hemólisis de larga evolución, aumenta la incidencia de li- patitis agudas, o anatómico, como en la cirrosis hepática,
tiasis biliar de bilirrubinato cálcico, con riesgo de ictericia por compresión de los conductos biliares intrahepáticos por
obstructiva. los nódulos de regeneración.
Las transfusiones de grandes volúmenes de concentrados de Ciertos rasgos clínicos, analíticos e histológicos diferen-
hematíes almacenados, cuya vida media está reducida, o la re- cian la forma hepatocelular de la colestásica (tabla 2.91). Clí-
absorción de grandes hematomas, pueden causar ictericia. nicamente, el síndrome colestásico se caracteriza sobre todo
Eritropoyesis ineficaz. La destrucción intramedular de pre- por el prurito, a diferencia de la ictericia hepatocelular, que
cursores eritrocitarios provoca un incremento de la produc- puede acompañarse de signos de insuficiencia hepática. En
ción de bilirrubina. Se comprueba una hiperbilirrubinemia las ictericias de origen hepatocelular, la hipertransaminase-
no conjugada con anemia e hipersideremia, pero sin dismi- mia traduce la necrosis hepatocitaria, frente a las ictericias
nución de la vida media eritrocitaria. colestásicas, que suelen presentar una hipertransaminasemia
ligera y una elevación mayor de la fosfatasa alcalina, de la
Disminución de la eliminación hepática gammaglutamiltranspeptidasa (GGT), de la 5-nucleotidasa
Déficit en la captación hepática. La administración de ri- (5-NT) y del colesterol. En la colestasis, la falta de sales bilia-
fampicina, algunos contrastes radiológicos, probenecid o res en el intestino provoca una malabsorción de grasas (a
ácido flavispídico puede ocasionar una leve hiperbilirrubine- menudo subclínica) y de vitamina K, cuyo déficit provoca
mia indirecta, aparentemente por competición en la capta- un aumento del tiempo de protrombina que se corrige con la
ción de bilirrubina por proteínas de la membrana hepatocita- administración parenteral de vitamina K; en las ictericias de
ria o del citosol. causa hepatocelular el aumento del tiempo de protrombina,
Alteración en la conjugación de la bilirrubina. El síndrome de debido a insuficiencia hepatocitaria, no se corrige tras la ad-
Crigler-Najjar se debe a un déficit de UDP-GT (uridindifosfato- ministración de vitamina K. En la ictericia hepatocelular exis-
glucuronidotransaminosa) enzima responsable de la conju- ten alteraciones en la captación, conjugación y excreción de
gación de la bilirrubina. En el síndrome de Gilbert existe un dé- bilirrubina, por lo que se produce un aumento de bilirrubina
ficit parcial de UDP-GT, aunque probablemente otros factores, conjugada y no conjugada. Sin embargo, en la colestasis pura
como una disminución de la captación hepática de bilirrubi- únicamente existen alteraciones de la excreción, por lo que se
na, puedan contribuir a la hiperbilirrubinemia en esta entidad. acompaña sólo de hiperbilirrubinemia conjugada y de una
La ictericia neonatal, presente en el 65% de los recién na- discreta elevación de la bilirrubina no conjugada por competi-
cidos sanos, es la variedad más frecuente de hiperbilirrubine- ción en la captación.
mia no conjugada. Su causa principal es la inmadurez de la La biopsia hepática en pacientes con ictericia hepatocelu-
UDP-GT, y por ello es más frecuente en prematuros. También lar muestra más bien inflamación y necrosis hepatocelular.
contribuyen el aumento de la producción (mucho mayor en En pacientes con ictericia colestásica existen lesiones de los
caso de enfermedad hemolítica del recién nacido) y la dis- pequeños conductos biliares, pigmento biliar en los hepato-
minución de la captación hepática de bilirrubina. La lactan- citos, trombos biliares y degeneración plumosa de los hepa-
cia materna parece favorecerla, posiblemente porque la tocitos. En las colestasis de larga evolución se deposita cobre
betaglucuronidasa de la leche materna desconjugue la bili- en los hepatocitos.
rrubina en el tracto digestivo, incrementando el círculo ente-
rohepático de la bilirrubina indirecta. Alteración de la función hepatocelular
Déficit de excreción canalicular. Los síndromes de Dubin- Lesión hepatocelular aguda o subaguda. Las hepatitis agu-
Johnson y de Rotor son dos trastornos aislados en el meca- das, sean de origen vírico, farmacológico o alcohólico, pro-
nismo excretor de la bilirrubina y de otros aniones orgáni- ducen ictericia con cierta frecuencia.
cos, no acompañados de otros signos de hepatopatía. Enfermedad hepatocelular crónica. La hepatitis crónica ac-
tiva y la cirrosis, de cualquier origen, pueden cursar con icte-
ricia. En la cirrosis, la ictericia tiene mal pronóstico.
Enfermedad hepática
Para clasificar las enfermedades hepatobiliares que produ- Enfermedades hepáticas de predominio colestásico
cen hiperbilirrubinemia conjugada, se puede distinguir entre Sin obstrucción mecánica demostrable. Existen ciertas si-
ictericia hepatocelular, por fracaso global de la función he- tuaciones en las que, sin que haya un obstáculo mecánico,
pática, e ictericia colestásica, por incapacidad para la forma- se produce un cuadro “funcional” de colestasis.

281
HEPATOLOGÍA

Obstructivas. La cirrosis biliar primaria, la colangitis escle- mg/dL (34-85 µmol/L), y pueden aumentar con el estrés, las
rosante y algunas otras enfermedades ocasionan lesiones en infecciones, el embarazo o los contraceptivos orales. En oca-
los conductos biliares, intrahepáticos y colestasis. siones los pacientes refieren astenia o molestias abdominales
vagas. La eliminación urinaria de coproporfirinas es cuantita-
Obstrucción de la vía biliar extrahepática tivamente normal, pero existe una eliminación anormal del
Esta situación condiciona un obstáculo mecánico al flujo isómero I, superior al 80% del total. En la prueba de bromo-
biliar. sulftaleína (BSF), 45 min después de la administración de
ésta, la concentración plasmática de BSF es normal o míni-
mamente elevada; a los 90 min se comprueba un aumento
Alteraciones hereditarias del metabolismo de su concentración por reflujo en el 90% de los pacientes.
y de la excreción de bilirrubina En la colecistografía oral no se observa la vesícula biliar,
pero la vía biliar puede verse con ácido dimetiliminodiacéti-
co (HIDA) marcado con 99mTc. El hígado es de color negro
debido a la acumulación de un pigmento, posiblemente polí-
Síndrome de Crigler-Najjar meros de metabolitos de la adrenalina, en los hepatocitos
Es una forma de ictericia familiar, por déficit congénito de centrolobulillares. Este pigmento desaparece tras una hepati-
UDP-GT. Según su gravedad, existen dos tipos, con diferente tis vírica aguda, aunque la alteración en el transporte de
pronóstico. aniones orgánicos no se modifica. El diagnóstico en un pa-
Tipo I. En esta variedad, autosómica recesiva, la actividad ciente con hiperbilirrubinemia conjugada crónica y función
de UDP-GT hepática es nula. Cursa con ictericia importante, hepática normal se confirma por los hallazgos característicos
por lo general con bilirrubinemia superior a 20 mg/dL (340 de la prueba de BSF, de la biopsia hepática y del estudio de
µmol/L), a expensas de bilirrubina indirecta, desde el naci- coproporfirinas urinarias. El pronóstico es bueno y la enfer-
miento y causa la muerte por querníctero en el primer año medad no requiere tratamiento.
de vida. La biopsia hepática es normal. El tratamiento con fe-
nobarbital u otros inductores enzimáticos es ineficaz. Su tra-
tamiento es el trasplante hepático; entre tanto, la fototerapia
Síndrome de Rotor
o la plasmaféresis pueden evitar la afectación neurológica. Es un trastorno de herencia autosómica recesiva, caracte-
Tipo II (síndrome de Arias). La actividad UDP-GT hepática rizado por un defecto en el almacenamiento hepático de bili-
está muy disminuida. Es rara y su forma de herencia es in- rrubina, probablemente por déficit de alguna proteína de
cierta, probablemente autosómica dominante con penetran- transporte intracelular. Clínicamente cursa con hiperbilirru-
cia variable. Los pacientes presentan hiperbilirrubinemia no binemia fluctuante, a expensas de la bilirrubina conjugada.
conjugada oscilante entre 6 y 20 mg/dL (100-340 µmol/L), La administración de BSF se sigue de una retención superior
que puede aumentar en los procesos infecciosos o el ayuno. al 25% a los 45 min, sin aumento secundario a los 90 min. La
Raras veces se produce querníctero, pero se han descrito epi- colecistografía oral permite la visualización de la vesícula bi-
sodios de encefalopatía reversible en relación con las reagu- liar, pero no se observa el hígado ni la vía biliar en estudios
dizaciones. La biopsia hepática es normal. Debe diferenciar- realizados con HIDA-99mTc. Existe un incremento en la elimi-
se del tipo I mediante el estudio de bilis obtenida por nación urinaria de coproporfirinas, con un ligero aumento
aspirado duodenal: en el tipo I la bilirrubina es fundamental- de la proporción del isómero I frente al isómero III. La biop-
mente no conjugada y en el tipo II predomina la forma mo- sia hepática es normal o muestra alteraciones inespecíficas.
noglucuronizada. El tratamiento con fenobarbital u otros Su pronóstico es excelente y no requiere tratamiento.
inductores enzimáticos consigue disminuir la hiperbilirrubi-
nemia. La fototerapia también es efectiva.
Colestasis
Enfermedad de Gilbert Es un impedimento total o parcial para la llegada de bilis
Afecta al 2-7% de la población. Tiene carácter hereditario, al duodeno, ya sea por incapacidad para su formación o
probablemente autosómico dominante con penetrancia va- para su flujo, causado por una gran variedad de enfermeda-
riable. Es más frecuente en familiares de personas con sín- des cuyas manifestaciones clínicas, analíticas y anatomopa-
drome de Crigler-Najjar tipo II. Se caracteriza por una ligera tológicas pueden ser parecidas. Aunque habitualmente la
hiperbilirrubinemia no conjugada, habitualmente 2-4 mg/dL colestasis se acompaña de ictericia, algunos pacientes pre-
(34-68 µmol/L), que aumenta con el ayuno y las infecciones sentan retención biliar pero no hiperbilirrubinemia.
víricas. La mayoría de los casos son asintomáticos, pero no
son infrecuentes la astenia o las molestias abdominales va- Etiología. En función de la localización de la alteración al
gas. Se asocia a déficit parcial de la actividad UDP-GT (insufi- flujo biliar, las colestasis pueden clasificarse en intrahepáti-
ciente para justificar la hiperbilirrubinemia), con aumento cas (con evidencia de obstrucción de pequeñas vías biliares
de la proporción de bilirrubina monoglucuronizada en bilis. o sin ella) o extrahepáticas.
El 30% de los pacientes tienen anomalías en el transporte de
otros aniones orgánicos. Además, la mitad presenta eviden- 1. Colestasis intrahepática (tabla 2.92). Sin obstrucción de
cia de hemólisis, detectable sólo cuando se realiza un estu- la vía biliar. Está causada por una alteración de los mecanis-
dio de supervivencia eritrocitaria con 51Cr. La hemólisis mani- mos fisiológicos que intervienen en la formación de bilis por
fiesta excluye este diagnóstico. El fenobarbital, el clofibrato los hepatocitos. La toxicidad farmacológica es una causa fre-
o la glutetimida disminuyen los niveles de bilirrubina, mien- cuente. Entre los fármacos responsables destacan por su
tras que el ácido nicotínico los eleva. El diagnóstico no frecuencia: clorpromazina y otras fenotiazinas, eritromicina
requiere pruebas invasivas o de provocación, pero sí la ex- (con mayor frecuencia el estolato), sulfamidas, sulfonilureas,
clusión de hemólisis o de hepatopatía. Los individuos con antiinflamatorios no esteroides, esteroides anabolizantes 17-
síndrome de Gilbert tienen una esperanza de vida normal. alfalquilados y anovulatorios.
No requiere tratamiento. Algunas hepatitis víricas agudas, especialmente por virus A
y E, presentan, tras la fase aguda, un síndrome colestásico
que en general no empeora el pronóstico y puede durar va-
Síndrome de Dubin-Johnson rios meses. En algunos casos de hepatitis alcohólica puede
Es un trastorno hereditario autosómico recesivo. Se carac- haber colestasis importante.
teriza por una ligera ictericia fluctuante, a expensas de la bili- Las infecciones, sobre todo por bacilos gramnegativos,
rrubina directa. Los niveles de bilirrubina suelen ser de 2-5 pueden ocasionar colestasis y ligera hipertransaminasemia.

282
ICTERICIAS

TABLA 2.92. Etiología de la colestasis intrahepática La nutrición parenteral puede causar esteatosis hepática,
colestasis e inflamación portal y favorece la formación de li-
Sin obstrucción mecánica demostrable
Colestasis inducida por fármacos (clorpromacina y otras
tiasis biliar. En adultos y también en niños puede aparecer ic-
fenotiazinas, eritromicina, fenilbutazona y otros tericia tras su administración durante 3-4 semanas, cuando
antiinflamatorios, anovulatorios, sulfonilureas, andrógenos los lípidos representan más del 60% del aporte calórico dia-
Hepatitis (vírica, alcohólica) rio.
Crisis hemolíticas El 3-10% de los pacientes con linfoma presenta ictericia
Anemia de células falciformes por infiltración hepática, por obstrucción biliar extrahepática
Sepsis bacteriana o por toxicidad del tratamiento quimioterápico. Hasta el 10%
Colestasis benigna postoperatoria de los pacientes con hipernefroma no metastásico sufren un
Colestasis benigna recurrente del embarazo
Colestasis benigna recurrente idiopática
síndrome paraneoplásico, con colestasis, con hallazgos histo-
Nutrición parenteral patológicos inespecíficos, que cede por completo tras la ne-
Enfermedad de Hodgkin frectomía.
Hipernefroma no metastásico El 25-75% de los pacientes con insuficiencia cardíaca con-
Insuficiencia cardíaca congestiva y otras causas gestiva tienen hiperbilirrubinemia, con ictericia en el 10-20%
de congestión hepática de los casos.
Amiloidosis La amiloidosis hepática produce generalmente un cuadro
Protoporfiria de hepatomegalia anictérica, aunque en ocasiones puede
Déficit de alfa-1-antitripsina
Hipertiroidismo
causar ictericia colestásica por infiltración. Con cierta fre-
Fallo de preservación del injerto hepático cuencia, el déficit de α1-antitripsina ocasiona hepatitis coles-
Síndrome de Aagenae tásica neonatal. En la protoporfiria eritrocítica se produce co-
Síndrome de Zellweger lestasis aparentemente funcional, aunque también puede
Síndrome de Byler deberse a la precipitación intracanalicular de cristales de
Tóxicos protoporfirina.
Metilendianilina (ictericia de Epping) En el hipertiroidismo puede producirse colestasis, en oca-
siones relacionada con el desarrollo de insuficiencia cardía-
Colestasis obstructiva intrahepática
Cirrosis biliar primaria
ca congestiva.
Enfermedad del injerto contra el huésped El síndrome de Aagenae (linfedema hereditario con coles-
Rechazo del injerto hepático tasis recurrente) es una rara enfermedad caracterizada por
Sarcoidosis linfedema crónico en extremidades inferiores y colestasis a
Granulomatosis partir del primer mes de vida, que se prolonga hasta la edad
Colangitis esclerosante primaria de 1-6 años. En el síndrome de Zellweger (síndrome cerebro-
Colangitis esclerosante secundaria hepatorrenal) existe una alteración en los peroxisomas hepá-
Tumores intrahepáticos ticos que impide la oxidación de los ácidos biliares. Los pa-
Colangiocarcinoma
Hepatocarcinoma
cientes mueren poco después del nacimiento. La colestasis
Otros tumores hepáticos primitivos intrahepática progresiva o enfermedad de Byler se acompa-
Metástasis ña de una colestasis grave con hepatomegalia y/o espleno-
Lesiones ocupacionales hepáticas no tumorales megalia, sin hipercolesterolemia y sin el desarrollo de xanto-
Enfermedad poliquística hepática mas. Su curso clínico, habitualmente hacia la cirrosis biliar
Fibrosis quística secundaria, se caracteriza por remisiones espontáneas y
Enfermedd de Caroli recurrencias, en general desencadenadas por infecciones
Enfermedad de Alagille respiratorias. La evolución tras el trasplante hepático es favo-
Pobreza no sindrómica de conductos biliares intrahepáticos
Colestasis benigna recurrente familiar
rable.
Síndrome del aceite tóxico Colestasis obstructiva intrahepática. En la cirrosis biliar pri-
maria se produce un infiltrado inflamatorio crónico, a veces
granulomatoso, de los espacios porta, alrededor de los con-
ductos biliares interlobulares, que provoca su destrucción.
La biopsia hepática revela sólo colestasis. Esta complicación Otras enfermedades en las que también se produce una reac-
es más frecuente en neonatos y hepatópatas, tiene cierto pa- ción inflamatoria y destrucción de los pequeños conductos
ralelismo con la gravedad de la infección pero no empeora biliares son el rechazo del injerto hepático y la reacción cró-
el pronóstico y se resuelve rápida y completamente al mejo- nica injerto contra huésped, que ocurre tras el trasplante de
rar la infección. la médula ósea y, con menor frecuencia, tras el trasplante
La colestasis benigna postoperatoria se caracteriza por la de órganos sólidos distintos del hígado. Aproximadamente el
aparición, 1-10 días después de una intervención quirúrgica 10% de los casos de afectación hepática por sarcoidosis pre-
mayor, de ictericia, en ocasiones muy importante con incre- sentan una colangitis destructiva no supurativa similar a la
mento de fosfatasa alcalina y ligera hipertrasaminasemia. La de la cirrosis biliar primaria.
biopsia hepática muestra colestasis, sin inflamación ni necro- Las enfermedades granulomatosas hepáticas suelen cau-
sis. Es autolimitada y no empeora el pronóstico. Su diagnósti- sar colestasis anictérica. El diagnóstico diferencial de las gra-
co requiere la exclusión de otras causas de disfunción hepá- nulomatosis hepáticas incluye múltiples enfermedades.
tica postoperatoria, como hipoxia, hipotensión o sepsis. La colangitis esclerosante primaria se caracteriza por la
La colestasis benigna recurrente del embarazo cursa con presencia en todo el árbol biliar de pequeñas estenosis que
prurito y, en ocasiones, ictericia ligera. Sucede típicamente alternan con dilataciones. En el 50% de los casos se asocia a
en el tercer trimestre y se resuelve tras el parto. El pronóstico enfermedad inflamatoria intestinal, sobre todo a colitis ulce-
es bueno, aunque se asocia a un mayor riesgo de distrés fe- rosa. Los hallazgos histopatológicos son variables entre una
tal, parto prematuro y muerte neonatal. Puede recurrir en hepatitis crónica activa y los más característicos de perico-
embarazos posteriores. langitis (inflamación y/o fibrosis periductular). Puede ocasio-
La colestasis benigna recurrente idiopática de Summerskill nar colestasis anictérica durante años, pero suele evolucio-
y Walshe es un trastorno familiar raro, autosómico recesivo nar hacia la colestasis grave, con cirrosis e insuficiencia
con penetrancia incompleta, que cursa en brotes; el primero hepática. Puede complicarse con el desarrollo de colangitis
de ellos sucede en la adolescencia. La biopsia hepática mues- bacteriana y colangiocarcinoma (15%). Existen formas se-
tra un infiltrado inflamatorio alrededor de los conductos bilia- cundarias de colangitis esclerosante, tras el desarrollo de co-
res interolobulares. Entre los brotes los estudios bioquímicos langitis infecciosa recurrente y tras quimioterapia intrarterial
e histológicos son normales. El pronóstico es bueno. con 5-fluorodesoxiuridina. En el SIDA pueden producirse ha-

283
HEPATOLOGÍA

TABLA 2.93. Etiología de la colestasis extrahepática intrapancreática. La compresión de la vía biliar por un seu-
doquiste pancreático es también causa de colestasis.
Benigna
Litiasis biliar
La estenosis posquirúrgica de la vía biliar y la afectación
Pancreatitis aguda y crónica extrahepática de la vía biliar por colangitis esclerosante son
Seudoquiste pancreático causas infrecuentes de colestasis.
Estenosis biliar posquirúrgica La atresia biliar extrahepática es la obstrucción completa
Malformaciones congénitas al flujo biliar por destrucción o ausencia total o parcial de
Atresia biliar la vía biliar extrahepática. Esta malformación congénita es
Quistes coledocianos la causa de la tercera parte de las ictericias colestásicas neo-
Perforación espontánea de la vía biliar natales. Tras un parto y un período perinatal normales, la
Tapón mucoso de bilis
Parasitosis
colestasis se hace evidente en el primer mes de vida. El diag-
Hidatidosis nóstico de certeza se obtiene por medio de laparotomía ex-
Fasciolasis ploradora y colangiografía intraoperatoria. El examen histo-
Ascaridiasis lógico del segmento de vía biliar atrésico muestra una lesión
Absceso amebiano inflamatoria crónica y fibrosante. Sin tratamiento, la evolu-
Tumores benignos de la vía biliar principal ción hacia la insuficiencia hepática y la muerte antes de los
Hemobilia 2 años es la regla. El tratamiento es quirúrgico (hepatoporto-
Ulcus duodenal enterostomía y/o trasplante hepático).
Divertículo duodenal infectado
Maligna
Los quistes coledocales congénitos ocasionan ictericia en
Cáncer de cabeza de páncreas la infancia, a veces con masa palpable y a menudo evolucio-
Colangiocarcinoma nan hacia la cirrosis biliar con hipertensión portal. El diag-
Ampuloma nóstico se realiza por medio de ecografía o tomografía com-
Cáncer de vesícula biliar putarizada. El tratamiento de elección es la resección qui-
Compresión o infiltración por tumor o adenopatías rúrgica.
La perforación espontánea de la vía biliar, entidad pediá-
trica de causa desconocida, suele producirse en la unión en-
llazgos similares a los de la colangitis esclerosante, sobre tre los conductos cístico y colédoco. Habitualmente se hace
todo en relación con infecciones por citomegalovirus y Cryp- evidente dentro del primer mes de vida, en forma de ictericia
tosporidium. ligera, acolia y ascitis biliosa. El tratamiento es quirúrgico.
La infiltración hepática por tumores primitivos o metastási- La hidatidosis hepática puede causar obstrucción de la vía
cos provoca un síndrome colestásico por compresión de las biliar extrahepática por compresión o por la rotura de un
vías biliares intrahepáticas. La ictericia franca es menos fre- quiste de la vía biliar. Las larvas de la fasciola hepatica mi-
cuente, puesto que requiere una infiltración tumoral impor- gran hasta alcanzar la vía biliar, donde maduran producien-
tante. La afectación hepática por otras lesiones no neoplási- do obstrucción biliar; además, pueden provocar colestasis
cas, como abscesos múltiples, causa colestasis por el mismo crónica por fibrosis periductular. Ascaris lumbricoides es un
mecanismo. parásito que generalmente reside en el duodeno, desde don-
La poliquistosis hepática puede ocasionar colestasis por de puede migrar a través de la ampolla de Vater, provocando
compresión intrahepática de la vía biliar. La enfermedad de obstrucción biliar y, en ocasiones, colangitis. En pacientes in-
Caroli (dilatación congénita de la vía biliar intrahepática) munodeprimidos con infecciones por Candida pueden pro-
puede cursar con colangitis de repetición y con formación ducirse conglomerados fúngicos responsables de obstruc-
de cálculos biliares pigmentarios intrahepáticos. ción biliar.
En la fibrosis quística puede producirse obstrucción de las Los tumores benignos de la vía biliar extrahepática (papi-
vías biliares intrahepáticas por un depósito de material eosi- loma, adenomioma, cistadenoma, fibroma y tumor de célu-
nófilo, pero es más frecuente la estenosis biliar secundaria a las granulares) son infrecuentes y generalmente asintomáti-
la enfermedad pancreática. Este síndrome colestásico puede cos salvo que produzcan obstrucción biliar o colangitis. Por
causar una cirrosis biliar, aunque el pronóstico está más con- lo común su diagnóstico se establece en el curso de la ci-
dicionado por la afección pulmonar. rugía.
En la enfermedad de Alagille (displasia arteriohepática) La hemobilia, que generalmente se debe a un traumatis-
hay escasa cantidad de conductos biliares interlobulillares, mo hepático, ocasiona dolor, cólico biliar, ictericia obstructi-
lo que causa colestasis clínicamente evidente en los prime- va y sangrado digestivo (rectorragia o melena).
ros meses de vida. A menudo se asocia a dismorfia facial y Algunas enfermedades localizadas en el duodeno (úlcera
otras manifestaciones congénitas, sobre todo cardiovascula- péptica, infección de un divertículo, enfermedad de Crohn o
res. Parece heredarse con carácter autosómico dominante, enteritis eosinofílica) pueden afectar la ampolla de Vater y
con penetrancia variable. Existe una forma de la enfermedad causar obstrucción biliar.
no asociada a otras anomalías del desarrollo intrauterino. Malignas. El adenocarcinoma de cabeza de páncreas es la
El síndrome del aceite tóxico ocurrido en España en 1981 causa más frecuente de colestasis extrahepática obstructiva
provocó alteraciones multisistémicas con afectación hepáti- tumoral. Por lo general provoca una ictericia insidiosa y pro-
ca en el 25% de los casos. Los estudios histopatológicos mos- gresiva, a menudo con un importante síndrome general y
traron flebitis de la vena porta, eosinofilia sinusoidal y coles- una vesícula biliar palpable (signo de Curvoisier-Terrier).
tasis en relación con una lesión inflamatoria crónica y Este signo es más raro en la obstrucción de causa litiásica.
destructiva de los conductos biliares intrahepáticos. El colangiocarcinoma de la vía biliar generalmente se de-
tecta tarde, porque la ictericia no aparece hasta que la obs-
2. Colestasis extrahepática (tabla 2.93). Benignas. La cau- trucción del hepático común es completa. Los ampulomas
sa más frecuente de ictericia en relación con litiasis biliar es (tumores de la ampolla de Vater) en ocasiones causan una
la coledocolitiasis. También la colecistitis aguda puede cau- ictericia intermitente, cuya resolución se asocia a un episo-
sar ictericia hasta en el 20% de los casos, por edema del con- dio de melena. Los tumores de la vesícula biliar son una cau-
ducto hepático común debido a litiasis en el cístico (síndro- sa rara de ictericia obstructiva.
me de Mirizzi). La ictericia por litiasis biliar generalmente es Los tumores metastásicos o los linfomas pueden provocar
menor que la causada por neoplasias, debido a que la obs- obstrucción de la vía biliar extrahepática por compresión o
trucción de la vía biliar es incompleta. infiltración.
En la pancreatitis aguda, el edema de la cabeza del pán-
creas puede comprimir la vía biliar. En la pancreatitis cró- Anatomía patológica. Desde un punto de vista morfológi-
nica, la fibrosis puede ocasionar estenosis de la vía biliar co, la colestasis puede definirse como la presencia de pig-

284
ICTERICIAS

mentos biliares en una biopsia hepática. Sus principales ras- dasa (LAP). A menudo existe hipertransaminasemia leve o
gos morfológicos son comunes e independientes de la causa. moderada, más acentuada si la colestasis es de origen vírico
Se observan moldes biliares canaliculares centrolobulillares o tóxico y en las fases iniciales de una obstrucción biliar agu-
y pigmento biliar inicialmente en los hepatocitos y más tarde da. En la orina se encuentra bilirrubina directa y, en casos de
en las células de Kupffer. Algunos hepatocitos aparecen tu- obstrucción biliar incompleta, un incremento de la excre-
mefactos, con degeneración plumosa. En colestasis prolon- ción urinaria de urobilinógeno.
gadas se produce acumulación de cobre intrahepatocitario,
sobre todo en áreas periportales, evidente en la tinción con Tratamiento. Comprende medidas generales y medidas es-
orceína, que tiñe la proteína ligada al cobre. En colestasis pecíficas, aplicables según la causa (véase Colestasis cróni-
prolongadas se producen necrosis de hepatocitos aislados y cas).
puede desarrollarse una respuesta inflamatoria, fibrosis cen-
trolobulillar y proliferación de conductos biliares. En las co-
lestasis extrahepáticas pueden apreciarse extravasación de Diagnóstico diferencial
bilis de los conductos biliares e infartos biliares. La cirrosis
biliar que se produce tras colestasis prolongadas se caracte- El enfoque inicial en el diagnóstico diferencial de las icte-
riza por coalescencia de las bandas de tejido fibroso y rege- ricias debe incluir una anamnesis y una exploración física
neración de hepatocitos formando nódulos de contornos cuidadosas. Esta evaluación clínica, apoyada en las pruebas
polilobulados que confieren a la biopsia un aspecto de rom- analíticas básicas, tiene una sensibilidad diagnóstica de has-
pecabezas. ta el 90% en la obstrucción extrahepática.

Cuadro clínico. Los síntomas más característicos del síndro- Anamnesis. La forma de presentación de la ictericia puede
me colestásico son ictericia, coluria, acolia y prurito. La in- ofrecer información diagnóstica. En la hepatitis aguda, aqué-
tensidad de la ictericia es variable y en algunos casos puede lla suele ser brusca y progresiva; en la coledocolitiasis, brus-
faltar, sobre todo en el inicio de ciertas colestasis crónicas. ca y oscilante; en las colestasis crónicas, como la cirrosis bi-
La coluria generalmente precede a la ictericia y, en casos de liar primaria o la colangitis esclerosante, de progresión muy
colestasis crónica, puede desaparecer al producirse una lenta, y en las neoplasias de cabeza de páncreas, relativa-
unión covalente entre la albúmina y la bilirrubina que impi- mente rápida. La coluria indica la existencia de hiperbilirru-
de el filtrado glomerular de esta última. La acolia se produce binemia conjugada. En la ictericia de causa hepatocelular
si la obstrucción biliar es completa, pero si es incompleta no suele aparecer acolia, salvo en la primera semana de una
hay hipocolia. El prurito suele ser más intenso por la noche y hepatitis aguda. En la coledocolitiasis la acolia suele ser in-
dificulta el sueño. A menudo es más intenso en las palmas termitente, mientras que en las neoplasias habitualmente es
de las manos y las plantas de los pies. Se atribuye a la reten- continua. El prurito es frecuente en las enfermedades coles-
ción de sales biliares y, en general, es paralelo al grado de tásicas, aunque también puede estar presente en las hepato-
colestasis, aunque desaparece en fases terminales. La inspec- patías con afectación predominantemente hepatocelular.
ción de la piel puede revelar lesiones por rascado. Los pródromos y la sintomatología acompañante también
Los pacientes con colestasis prolongada suelen tener una tienen interés. Las hepatitis víricas van precedidas con fre-
hiperpigmentación melánica, probablemente secundaria al cuencia de malestar general, anorexia, náuseas o molestias
rascado, xantelasmas y xantomas, en relación con el incre- abdominales. La pérdida de peso orienta hacia una etiología
mento de los niveles de colesterol. neoplásica, una elevada ingesta etílica o una hepatopatía ter-
La ausencia de sales biliares en el tubo intestinal dificulta minal. La asociación de fiebre y escalofríos sugiere colangi-
la absorción de grasas y ocasiona esteatorrea. La malabsor- tis, hepatitis vírica, origen farmacológico o etílico o leptospi-
ción de vitaminas liposolubles puede ocasionar problemas. rosis icterohemorrágica. El dolor en el hipocondrio derecho
Así, la hipovitaminosis A se acompaña de hemeralopía y de sugiere litiasis biliar. La hepatitis vírica y etílica también cur-
sequedad cutaneomucosa, la hipovitaminosis D, de osteopo- sa en ocasiones con dolor en el hipocondrio derecho. El do-
rosis y osteomalacia, con el consiguiente riesgo de aplasta- lor del cáncer de páncreas suele ser sordo e irradiado a la es-
mientos vertebrales y otras fracturas. La hipovitaminosis K se palda, aumenta en decúbito supino y mejora con la flexión
asocia a coagulopatía, con alargamiento del tiempo de pro- del tronco. La asociación de una reacción de urticaria debe
trombina (que se corrige con la administración parenteral de hacer sospechar la posibilidad de una hidatidosis hepática
vitamina K). La hipovitaminosis E puede causar afectación complicada.
neurológica en niños (ataxia cerebelosa, neuropatía periféri- Es importante investigar la ingesta de alcohol y de fárma-
ca y degeneración retiniana), pero no en adultos. cos potencialmente hepatotóxicos, así como los anteceden-
La acumulación de cobre debida a su deficiente elimina- tes epidemiológicos de posibles fuentes de contagio de he-
ción biliar no provoca lesión hepática ni neurológica, aun- patitis víricas (transfusiones, drogadicción, hábito sexual,
que puede verse un anillo de Kayser-Fleischer. profesión sanitaria, contacto con personas con retraso men-
En la colestasis se produce una situación hemodinámica tal). El antecedente de otros fenómenos supuestamente au-
similar a la de la cirrosis hepática, con circulación hiperdiná- toinmunes debe hacer pensar en una hepatitis crónica au-
mica, disminución de las resistencias periféricas, menor reac- toinmune o en una cirrosis biliar primaria.
tividad cardiovascular, bradicardia relativa e hipotensión. Una historia familiar de ictericia leve puede sugerir síndro-
Estos trastornos son más notorios cuando el paciente es inter- me de Gilbert, anemia hemolítica congénita, síndrome de
venido quirúrgicamente. Dubin-Johnson, síndrome de Rotor o colestasis recurrente in-
También existe vasoconstricción renal, al menos cortical, trahepática.
así como disfunción tubular, que ocasiona un incremento en
la natriuresis y una incapacidad para concentrar la orina. Exploración física. En la inspección del paciente ictérico,
Estas alteraciones funcionales del riñón en la colestasis expli- es importante buscar intencionadamente signos que puedan
can su sensibilidad a la hipotensión y la hipoxia y la frecuen- orientar el diagnóstico etiológico, por ejemplo, la presencia
cia con que se produce insuficiencia renal en el postoperato- de ascitis, circulación colateral abdominal, eritema palmar o
rio de las colestasis obstructivas. arañas vasculares, que la mayoría de las veces indican la
Las anomalías bioquímicas más características de la coles- existencia de cirrosis hepática. En ocasiones se encuentran
tasis son la elevación en suero de las sustancias que habitual- lesiones de punciones venosas o tatuajes, que pueden suge-
mente son excretadas en la bilis: bilirrubina conjugada, sales rir una hepatitis vírica por inoculación parenteral.
biliares (incluso en pacientes que aún no presentan hiperbi- La palpación del abdomen puede revelar la existencia de
lirrubinemia) y colesterol. También se encuentran elevadas hepatomegalia, cuyas características a veces orientan hacia
la fosfatasa alcalina, la GGT, la 5-NT y la leucina-aminopepti- la existencia de una hepatitis aguda, de una hepatopatía cró-

285
HEPATOLOGÍA

tosis con aumento del recuento de polimorfonucleares debe


hacer pensar en hepatitis alcohólica, colangitis, hepatitis tó-
xica, leptospirosis y, en ocasiones, en enfermedades neoplá-
sicas. Puede encontrarse eosinofilia en las enfermedades pa-
rasitarias o de origen farmacológico y en los linfomas.
La realización de otros estudios de laboratorio debe orien-
tarse por la evaluación inicial, en función de la sospecha
diagnóstica. El diagnóstico de hepatitis aguda por virus B re-
quiere la positividad del HBsAg y/o de IgM anti-HBc. Las
pruebas serológicas utilizadas en el diagnóstico de la hepati-
tis C se positivizan a los 2-6 meses de la infección aguda. En
la hepatitis A se positiviza la IgM frente al virus A. La sospe-
cha de déficit de α1-antitripsina se confirma mediante su
cuantificación en suero. La enfermedad de Wilson se acom-
paña de un descenso de los niveles de ceruloplasmina y de
un aumento de la cupruria (además de un incremento del
cobre en tejido hepático).
Fig. 2.98. Imágenes de ecografía abdominal que muestran una im- Más del 90% de los pacientes con cirrosis biliar primaria
portante dilatación de la vesícula biliar y de la vía biliar principal por
neoplasia de la cabeza del páncreas. En la imagen de la derecha, en- muestran positividad frente a anticuerpos antimitocondriales
tre las cruces se observa una importante dilatación del colédoco. (Cor- en suero; además, con frecuencia presentan una elevación
tesía del Dr. J. LONGO.) de la concentración de IgM. Los pacientes con hepatitis cró-
nica autoinmune muestran a menudo positividad para anti-
cuerpos antinucleares, antimúsculo liso o antimicrosomas de
nica o de un hígado tumoral. La palpación de una vesícula hígado y riñón, así como elevación de la IgG.
biliar distendida e indolora (signo de Curvoisier-Terrier) es La elevación de α1-fetoproteína es prácticamente exclusi-
muy característica de las lesiones neoplásicas localizadas va del hepatocarcinoma. En los tumores de origen pancreá-
por debajo de la unión del cístico y el hepático común, tico o digestivo y en los colangiocarcinomas es común la
como cáncer de páncreas y, más raras veces, ampulomas. elevación de otros marcadores como el antígeno carcinoem-
brionario (CEA) o el CA-19.9.
Estudios de laboratorio. La hiperbilirrubinemia aislada, sin
alteración de las demás pruebas de función hepática (transa- Exploraciones instrumentales. Ecografía abdominal. La
minasas, fosfatasa alcalina, GGT), es típica de la enfermedad ecografía es una exploración rápida, segura, efectiva, barata
hemolítica, eritropoyesis inefectiva o alteraciones aisladas y fácilmente transportable, que permite apreciar la dilatación
del metabolismo de la bilirrubina. Elevaciones extremas de la vía biliar en más del 95% de los casos de colestasis obs-
de los niveles séricos de transaminasas (más de 1.000 U/L tructiva extrahepática (fig. 2.98) y, además, detectar el nivel
o 60 nKat/L) son típicas de hepatitis aguda tóxica o vírica. de obstrucción en el 80% de los casos y su causa en el 40%;
No son infrecuentes los niveles séricos de transaminasas su- asimismo, permite descubrir cálculos biliares, sean radiopa-
periores a 500 U/L (30 nKat/L) en la obstrucción biliar aguda cos o radiotransparentes. Sin embargo, la ecografía es inca-
por litiasis. Sin embargo, en la litiasis las transaminasas des- paz de detectar dilatación de la vía biliar en la tercera parte
cienden en pocos días, mientras que en la hepatitis vírica el de los casos de obstrucción biliar litiásica si ésta es incom-
descenso dura varias semanas. En las hepatopatías de origen pleta o si la exploración se realiza muy precozmente, así
etílico el cociente ASAT/ALAT suele ser superior a 2. como en pacientes con colangitis esclerosante o cirróticos.
La afectación hepatocelular aguda puede presentarse con En pacientes colecistectomizados puede apreciarse una dila-
una elevación de la fosfatasa alcalina y de la GGT, general- tación de la vía biliar en ausencia de enfermedad. Es la técni-
mente inferior al doble del límite normal superior, salvo en ca de elección para el estudio de mujeres que puedan estar
casos de hepatopatía etílica y en pacientes que consumen embarazadas, porque no emite radiaciones ionizantes. En in-
fármacos inductores del metabolismo hepático, como barbi- dividuos obesos o en casos de íleo, la ecografía ofrece unas
túricos o fenitoína, en los que es frecuente una elevación ais- imágenes de peor calidad. Por otra parte, permite sugerir,
lada de la GGT. En los pacientes con colestasis se produce por el patrón ecográfico del hígado, la presencia de hepatitis
una elevación del nivel sérico de fosfatasa alcalina, GGT, co- crónica o cirrosis o detectar metástasis u otras lesiones.
lesterol y lípidos totales, sin que ningún patrón bioquímico Tomografía computarizada. La TC permite descubrir la di-
permita orientar acerca del nivel de obstrucción. Elevacio- latación biliar en más del 95% de los casos. Es superior a la
nes importantes de fosfatasa alcalina (más de 10 veces el lí- ecografía para localizar el nivel de la obstrucción y su causa,
mite normal superior) se comprueban en las colestasis por sobre todo en caso de lesiones pancreáticas, puesto que el
lesión de conductos intrahepáticos (cirrosis biliar primaria, gas intestinal dificulta con frecuencia la visualización ecográ-
colangitis esclerosante primaria), enfermedades granuloma- fica del páncreas. La TC es la exploración de elección en los
tosas y colangiocarcinoma. En el embarazo o en pacientes pacientes en los que la ecografía puede ser inadecuada téc-
con enfermedad ósea se eleva la fosfatasa alcalina, pero no nicamente y cuando se sospecha una neoplasia. Si la clínica
se producen ascensos de GGT, 5-NT o LAP. es muy sugestiva de afección obstructiva de la vía biliar, pue-
En las hepatopatías colestásicas es frecuente el alarga- de ser preferible la TC a la ecografía, ya que ofrece mayor
miento del tiempo de protrombina, que se corrige con la información acerca de la localización y la causa de la obs-
administración de vitamina K por vía parenteral, lo cual no trucción. La TC, sin embargo, es menos sensible para la de-
ocurre en casos de disfunción hepatocelular grave, aguda o tección de enfermedad litiásica, porque sólo demuestra las
crónica. litiasis cálcicas. Sus principales desventajas son que no es
El hallazgo de anemia es frecuente en casos de hemólisis, transportable, que emite radiaciones ionizantes y la posibili-
eritropoyesis ineficaz, neoplasia, infecciones crónicas o ci- dad de nefrotoxicidad e hipersensibilidad asociadas al uso
rrosis. La elevación de la láctico-deshidrogenasa (LDH), el de contraste intravenoso.
descenso de la haptoglobina y la presencia de hemosiderinu- Gammagrafía [ácido hidroxiiminodiacético (HIDA) o ácido
ria sugieren hemólisis. Una anemia asociada a una disminu- disopropiliminodiacético (DISIDA)]. La exploración gamma-
ción del recuento reticulocitario debe hacer pensar en una gráfica de la vía biliar tiene un escaso papel en el estudio de
eritropoyesis ineficaz. la ictericia pues es más cara que la ecografía, ofrece peor re-
El hiperesplenismo que acompaña a la cirrosis a menudo solución anatómica y tiene poca sensibilidad si la bilirrubi-
cursa con trombocitopenia o pancitopenia leve. La leucoci- nemia es superior a 10 mg/dL (170 µmol/L). Su principal utili-

286
ICTERICIAS

dad se encuentra en las colecistitis agudas, ya que puede


mostrar la obstrucción del conducto cístico, en la detección
de fugas biliares postoperatorias o postraumáticas, en la eva-
luación de la ictericia neonatal, a fin de descartar atresia bi-
liar, y en el diagnóstico de la ictericia obstructiva extrahepá-
tica no asociada a dilatación de la vía biliar.
Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE).
Esta técnica invasiva tiene un 95% de sensibilidad y especifi-
cidad en el diagnóstico de la obstrucción biliar. Permite de-
tectar el lugar y la naturaleza de la obstrucción en el 90% de
los casos. Además, puede ser terapéutica (papilotomía, ex-
tracción de cálculos, colocación de drenajes biliares). El éxi-
to de la CPRE depende en buena parte del examinador y se
sitúa en torno al 80-90%.
Colangiografía transparietohepática (CTPH) (fig. 2.99). La
CTPH es equiparable a la CPRE en cuanto a eficacia diagnós-
tica, pero ofrece además la posibilidad de realizar drenaje
biliar, por lo que es preferible a ésta en las lesiones obstructi-
vas altas. Depende menos que la CPRE del examinador, aun-
que sí de la presencia o la ausencia de dilatación de la vía bi-
liar (se realiza con éxito en más del 90% de los pacientes con
dilatación de la vía biliar y en el 70% de aquéllos sin ella).
Está contraindicada en presencia de gran ascitis, coagulo-
patía importante o hidatidosis hepática. Existen complicacio-
nes en el 5% de las exploraciones (peritonitis biliar, hemo-
rragia, colangitis, sepsis, neumotórax), con una mortalidad
comparable a la de la CPRE.
Otras exploraciones. La biopsia hepática debe realizarse
sólo cuando se sospecha una enfermedad hepatocelular
ifusa o colestasis intrahepática de etiología no clara; su uti-
lidad es máxima en la hepatitis alcohólica, la hepatitis cró-
nica, la cirrosis biliar primaria y en las enfermedades sistémi- Fig. 2.99. Colangiografía transparietohepática que muestra una im-
cas que afectan el hígado (amiloidosis, sarcoidosis, etc.). portante dilatación de los conductos biliares derechos y una menor
También puede ser útil en las hepatopatías por fármacos. An- dilatación de la vía biliar izquierda, por una acusada estenosis infil-
tes de realizar una biopsia hepática debe descartarse la obs- trante secundaria a un colangiocarcinoma, que afecta el conducto he-
trucción extrahepática, porque entraña el riesgo de peritoni- pático común (flecha). (Cortesía del Dr. J.I. BILBAO.)
tis biliar. Si se detecta una masa hepática o pancreática,
puede estar indicado su estudio citológico por medio de
punción con aguja fina realizada con control ecográfico o res víricos, autoanticuerpos, datos bioquímicos complemen-
de TC. En la actualidad, raras veces está indicada laparoto- tarios, marcadores tumorales) para esclarecer la naturaleza
mía que no sea para realizar un tratamiento previamente de la hepatopatía. Si la clínica o el hallazgo de una lesión fo-
diseñado. La laparoscopia ha sido casi completamente susti- cal en la ecografía abdominal hacen sospechar una enferme-
tuida por las técnicas de imagen. dad neoplásica, debe realizarse una TC abdominal y toma de
material para estudio anatomopatológico, orientada por eco-
Esquema diagnóstico de la ictericia. La evaluación inicial grafía o TC. Si no se objetiva una lesión focal, una vez retira-
debe incluir una anamnesis, una exploración física completa da la medicación potencialmente hepatotóxica, se ha de
y estudios de laboratorio generales. Dada la amplia difusión efectuar una biopsia hepática en los casos con evolución
de la ecografía abdominal, esta técnica se incluye en la ma- crónica o atípica. En general, no es necesario realizar biopsia
yoría de los casos en la evaluación inicial. A partir de estos hepática a los pacientes con ictericia secundaria a enferme-
datos se estudiarán de forma distinta los pacientes en fun- dad hepatocelular aguda que evoluciona favorablemente.
ción de si presentan hiperbilirrubinemia aislada o asociada a Ante un cuadro de colestasis (clínica característica, hiper-
otros datos sugestivos de hepatopatía. bilirrubinemia a expensas muy predominantemente de la
Una hiperbilirrubinemia conjugada aislada se encuentra fracción conjugada, elevación de fosfatasa alcalina mayor
en los síndromes de Rotor o de Dubin-Johnson. En los pa- que de transaminasas, hipercolesterolemia, alargamiento del
cientes con hiperbilirrubinemia no conjugada debe valorarse tiempo de protrombina corregible con vitamina K), debe va-
la posibilidad de una hemólisis. Apoyan este diagnóstico el lorarse la presencia o la ausencia de dilatación de la vía bi-
incremento en el recuento de reticulocitos, la anemia (no liar por medio de ecografía o TC.
siempre presente), el descenso de la haptoglobina, el au- Si no existe dilatación de la vía biliar y la clínica, los ha-
mento de la LDH y la disminución de la vida media eritroci- llazgos complementarios de laboratorio y la ecografía y/o la
taria. Si no hay hemólisis, debe descartarse una diseritropo- TC abdominal sugieren una causa neoplásica, debe tomarse
yesis, en la que la vida media eritrocitaria y el recuento de una muestra del tejido supuestamente tumoral para su estu-
reticulocitos son normales, pero existe cierto grado de ane- dio anatomopatológico. Si no se sospecha enfermedad tumo-
mia y, en ocasiones, un descenso de la haptoglobina. Si estos ral, debe realizarse una biopsia hepática o adoptar una acti-
estudios son normales y el paciente no consume fármacos tud expectante en función de la situación clínica y de los
que pueden ser responsables, el diagnóstico se restringe al resultados de los estudios de laboratorio.
síndrome de Gilbert y al mucho más raro síndrome de Cri- Si se comprueba una dilatación de la vía biliar, en caso de
gler-Najjar. que no se disponga de datos suficientes para planear una
Los pacientes con hiperbilirrubinemia mixta, elevación de actitud quirúrgica, se realizará una TC y, si ésta tampoco per-
las transaminasas superior a la de fosfatasa alcalina, alarga- mite elaborar un tratamiento quirúrgico, una CPRE o una
miento del tiempo de protrombina que no se corrige con vi- CTPH. La elección de una técnica u otra depende de la posi-
tamina K parenteral y hallazgos clínicos sugestivos, probable- bilidad de adoptar una actitud terapéutica y de la experien-
mente sufren una enfermedad hepatocelular. En estos casos cia con cada una de ellas. Estas técnicas invasivas se utiliza-
a menudo se requieren otros datos de laboratorio (marcado- rán también cuando, a pesar de no objetivarse dilatación de

287
HEPATOLOGÍA

la vía biliar, exista una fuerte sospecha de afección obstructi- ña de afectación hepática en el 10% de los casos, con icteri-
va de la vía biliar. Los pacientes colecistectomizados, en con- cia en algunos de ellos.
diciones normales, presentan a menudo una vía biliar dilata-
da, hecho que se ha de tener presente en el caso de que
sufran ictericia.
Ictericia postoperatoria
Hasta el 17% de los pacientes sometidos a cirugía mayor
presentan ictericia en el postoperatorio. Entre sus múltiples
Ictericia en situaciones especiales causas destacan el aumento de la bilirrubina no conjugada
por transfusión de concentrados de hematíes, la reabsorción
de hematomas o la hemólisis por prótesis valvulares cardía-
cas. El síndrome de Gilbert puede exacerbarse tras la cirugía.
Ictericia en el SIDA Aparece hiperbilirrubinemia mixta en casos de disfunción
La ictericia es relativamente infrecuente en el SIDA, pero hepática no propiamente colestásica por hepatopatía previa,
su diagnóstico es difícil e incluye su diferenciación con un hipotensión arterial, isquemia e hipoxia y en relación con in-
gran número de entidades. En razón de sus circunstancias fecciones víricas o hepatotoxicidad farmacológica.
epidemiológicas, los pacientes con SIDA conforman un gru- Las causas de hiperbilirrubinemia conjugada colestásica
po de riesgo de presentar infección por los virus de la hepati- en el postoperatorio incluyen colestasis benigna postoperato-
tis, pueden presentar granulomas por micobacterias y hon- ria, obstrucciones biliares (ligadura de la vía biliar, coledoco-
gos y están expuestos a diversos fármacos hepatotóxicos. litiasis, síndrome de Mirizzi, pancreatitis postoperatoria, com-
Puede desarrollarse infiltración hepática tumoral por sarco- presión por masa), colecistitis aguda (a menudo alitiásica),
ma de Kaposi o linfoma. Las infecciones por Campylobacter toxicidad farmacológica, nutrición parenteral, sepsis, tiroto-
fetus, citomegalovirus y Cryptosporidium se han implicado en xicosis y fallo multiorgánico.
la génesis de colecistitis alitiásica. Puede producirse una obs-
trucción de la vía biliar intrahepática y extrahepática, con
signos clínicos y radiológicos similares a los de la colangitis
esclerosante primaria y/o la estenosis papilar, en las infeccio- Bibliografía especial
nes por citomegalovirus, Cryptosporidium o micobacterias y
en casos de infiltración por sarcoma de Kaposi o linfoma. EDITORIAL. Nuclear medicine and the hepatobiliary tract. Lancet 1991;
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FRANK BB, MEMBERS OF THE PATIENT CARE COMMITTEE OF THE AMERICAN GAS-
Ictericia en el embarazo TROENTEROLOGICAL ASSOCIATION. Clinical evaluation of jaundice: A
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La hiperemesis gravidarum del primer trimestre puede terological Association. JAMA 1989; 262: 3.031-3.034.
acompañarse de ictericia en el 10% de los casos. La colesta- MOODY FG, POTTS III JR. Postoperative jaundice. En: SCHIFF L, SCHIFF ER
sis del embarazo que se produce en el tercer trimestre cursa (eds). Diseases of the liver. Filadelfia, JB Lippincott, 1993; 370-376.
con prurito y, en ocasiones, ictericia. La esteatosis hepática QUIROGA J. Bile salts, bile flow and cholestasis. En: PRIETO J, RODÉS J,
aguda del embarazo, también característica del tercer trimes- SHAFRITZ DA (eds). Hepatobiliary diseases. Berlín, Springer, 1992;
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tre, consiste en una infiltración grasa microvesicular de los RIELY CA. Case studies in jaundice of pregnancy. Semin Liver Dis
hepatocitos y cursa con ictericia, náuseas, dolor abdominal y 1988; 8: 191-199.
encefalopatía hepática. Si no se recurre al parto o a la cesá- SUCHY FJ, SHNEIDER BL. Neonatal jaundice and cholestasis. En: KAPLO-
rea a tiempo, el cuadro puede ser mortal. La preeclampsia, WITZ N (ed). Liver and biliary diseases. Baltimore, Williams and
propia también del tercer trimestre de embarazo, se acompa- Wilkins, 1992; 442-455.

Hipertensión portal
J. Bosch Genover

Generalidades conocer la anatomía y la fisiología de la circulación esplácni-


ca, las cuales se compendian a continuación.
La hipertensión portal se define como el incremento de la
presión hidrostática en el interior del sistema venoso portal.
Este incremento determina que el gradiente de presión entre
Circulación hepática y sistema venoso portal
la vena porta y la vena cava se eleve por encima del rango El hígado es el único órgano de la cavidad abdominal que
normal (2-5 mmHg). El aumento sostenido de la presión por- tiene un doble sistema de aporte en sangre, la vena porta y la
tal ocasiona el desarrollo de circulación colateral, que deriva arteria hepática. La sangre procedente de ambos sistemas se
una parte del flujo sanguíneo portal a la circulación sistémi- mezcla en los sinusoides hepáticos. El efluyente venoso del
ca sin pasar por el hígado (cortocircuito o shunt portosistémi- hígado es recogido por las venas suprahepáticas, que desem-
co), y que incluye las varices esofágicas. bocan en la vena cava inferior, cerca del diafragma.
La trascendencia de este síndrome, muy frecuente en el Esta peculiar configuración anatómica tiene importantes
curso de las enfermedades crónicas del hígado, está determi- implicaciones fisiológicas y condiciona las técnicas utiliza-
nada por sus graves consecuencias: hemorragia digestiva por das en la exploración de la hipertensión portal.
rotura de varices esofagogástricas, ascitis, encefalopatía he- El flujo sanguíneo hepático, en condiciones normales, es
pática, trastornos en el metabolismo de los fármacos y sus- de alrededor de 1.500 mL/min (o el 25% del gasto cardíaco).
tancias endógenas normalmente depuradas por el hígado, La arteria hepática, procedente del tronco celíaco, aporta
esplenomegalia e hiperesplenismo. aproximadamente el 30% del flujo sanguíneo hepático y el
Para comprender el mecanismo y las consecuencias fisio- 50% del oxígeno utilizable por el hígado; el resto lo suminis-
patológicas y clínicas de la hipertensión portal es necesario tra la vena porta. La arteria hepática se ramifica en el interior

288
HIPERTENSIÓN PORTAL

hígado cuando existe un bloqueo mecánico en el tronco de


la vena porta (colaterales hepatópetas). Estas últimas se
acompañan con frecuencia del desarrollo de varices gás-
tricas.

Fisiopatología de la hipertensión portal


Plexo gastroesofágico
Los principios que determinan el flujo de fluidos en cual-
quier sistema hidrodinámico, en líneas generales, son aplica-
bles al estudio de la circulación portal. En cualquier sistema
hemodinámico, el gradiente de presión (P) entre los dos ex-
tremos de un vaso es directamente proporcional al flujo san-
Pedículo posterior guíneo (Q) que circula a través de él y a la resistencia (R)
vena renal que se opone a este flujo. Está definido por la ecuación:

P=Q×R
Venas umbilicales
Si se aplican estos datos a la circulación hepática, P repre-
senta el gradiente de presión entre la vena porta y las venas
suprahepáticas, Q es el flujo sanguíneo portal y R la resisten-
cia vascular al flujo portal ejercida por la vena porta, las vé-
nulas portales intrahepáticas, los sinusoides, las vénulas he-
páticas terminales y las venas suprahepáticas (fig. 2.101). Un
Plexo hemorroidal aumento del flujo portal o de la resistencia vascular –en cual-
quiera de estos distintos niveles– provocará un incremento
de la presión de perfusión efectiva en el sistema portal (el
Fig. 2.100. Esquema de la circulación portal y de los principales sis- gradiente de presión entre la vena porta y la vena cava) y po-
temas anastomóticos portosistémicos. Las colaterales ascendentes drá dar lugar a hipertensión portal.
drenan por la vena ácigos en la vena cava superior, y en la hiperten- La resistencia vascular en un sistema hemodinámico no es
sión portal forman las varices gastroesofágicas. Las colaterales poste- mensurable en forma directa, pero puede calcularse a partir
riores y descendentes drenan en la vena cava inferior. de la medición simultánea del flujo sanguíneo y del gradien-
te de presión (R = P/Q). Diversos factores influyen en la resis-
tencia vascular. Éstos se expresan matemáticamente de la si-
del hígado. Las ramificaciones terciarias de la arteria hepáti- guiente forma:
ca transcurren por los tractos portales, desde los cuales da lu-
8µl
gar a un plexo capilar peribiliar, que irriga los dúctulos bilia- R=
res, y a pequeñas ramas que conducen la sangre arterial πr4
hepática a los sinusoides.
La vena porta es el tronco final formado por la unión de en la que µ es el coeficiente de viscosidad de la sangre, l la
las venas esplénica y mesentérica, y conduce al hígado toda longitud del vaso y r su radio. Dado que la longitud de los va-
la sangre procedente del bazo, el páncreas, el estómago, el sos y la viscosidad de la sangre se mantienen relativamente
duodeno, el intestino y el mesenterio. constantes, el factor que más influye en la resistencia vascu-
lar es el radio del vaso. Una pequeña disminución del calibre
de los vasos puede provocar un aumento acusado de la resis-
Formación de colaterales portosistémicas tencia vascular y del gradiente de presión si no se acompaña
Cuando existe hipertensión portal, una proporción sustan- de una reducción simultánea del flujo sanguíneo.
cial del flujo portal no llega al hígado, puesto que es deriva- En condiciones normales, la circulación hepática tiene
do a la circulación sistémica a través de una extensa red de una elevada distensibilidad, por lo que amplios cambios en
colaterales. El aumento de la presión portal promueve la for- el flujo sanguíneo sólo ocasionan pequeñas variaciones en la
mación de esta circulación colateral portosistémica, por la presión de perfusión. Por ello, un aumento de la resistencia
dilatación de las comunicaciones preexistentes pero funcio- vascular es el factor inicial que provoca la aparición de hi-
nalmente cerradas. No se sabe si otros factores, como una pertensión portal en la inmensa mayoría de las situaciones
angiogénesis activa, pueden contribuir al desarrollo de esta clínicas.
circulación colateral. Existen varios sistemas anastomóticos Una vez que se ha producido la elevación de la presión
entre el territorio portal y el de la vena cava (fig. 2.100). Los portal y el desarrollo de circulación colateral, se desarrolla
más importantes son los radiculares, constituidos por: a) el un importante incremento del flujo sanguíneo por el sistema
pedículo portocava superior, colaterales ascendentes que a venoso portal, que impide que la presión portal disminuya, a
partir de la vena coronaria estomáquica y venas gástricas pesar de la formación de colaterales. Así, en fases avanzadas,
cortas originan, cuando hay hipertensión portal, las varices cuando la circulación colateral es muy extensa, el aumento
esofágicas y drenan en su mayoría en la vena ácigos; b) el del flujo sanguíneo es un factor de gran importancia en el
pedículo portocava inferior, colaterales descendentes que, a mantenimiento de la hipertensión portal. Esto constituye la
través de la vena mesentérica inferior y el plexo hemorroidal, base racional para el uso de fármacos que reducen el flujo
drenan en la vena cava inferior, y c) el pedículo posterior o sanguíneo esplácnico en el tratamiento de la hipertensión
sistema de Retzius, colaterales posteriores que, a través de portal.
venas retroperitoneales, drenan en las venas renales y cava La elevación del flujo sanguíneo portal se debe a una va-
inferior. Otro sistema colateral importante es el derivado de sodilatación esplácnica, probablemente promovida por fac-
los remanentes de la circulación fetal (venas umbilicales y tores endógenos, de origen endotelial y humorales. Entre los
paraumbilicales, canal de Arancio) que comunican la rama primeros, se piensa que una excesiva producción de óxido
izquierda de la porta con el sistema de la vena cava inferior. nítrico puede desempeñar un papel importante ocasionando
Estas colaterales sólo se dilatan cuando la hipertensión por- vasodilatación esplácnica (que eleva el flujo sanguíneo y la
tal es de origen intrahepático. Por último, las venas portas ac- presión portal) y sistémica (que disminuye la presión arterial
cesorias o venas de Sappey pueden conducir sangre portal al y promueve retención de sodio). También contribuyen a esta

289
HEPATOLOGÍA

Posthepática Postsinusoidal
Vena cava inferior

Vena suprahepática

Vena hepática terminal


(centrolobulillar)

Intrahepática Sinusoides Sinusoidal

Espacio portal

Ramas intrahepáticas
de la vena porta
Vena porta
Vena esplénica Presinusoidal

Prehepática Vena mesentérica

Rama
de la arteria hepática

Fig. 2.101. Esquema que ilustra los distintos lugares donde puede producirse un aumento de la resistencia vascular al flujo sanguíneo portal. És-
tos pueden clasificarse en función de si el aumento de resistencia ocurre antes, en el interior o después del hígado (izquierda) o de acuerdo con
los resultados del estudio hemodinámico (derecha). Cuando el aumento de resistencia es anterior al lecho sinusoidal, la presión suprahepática
enclavada (que refleja la presión sinusoidal) es normal, en tanto que ésta se eleva muy por encima de la presión suprahepática libre cuando el au-
mento de resistencia vascular asienta en los sinusoides. En las lesiones postsinusoidales aumentan tanto la presión suprahepática libre como la
enclavada.

vasodilatación un exceso en la producción de prostaciclina, más alta sea la lesión (en el sentido de la corriente sanguí-
glucagón y factor natriurético auricular. nea). Así, las alteraciones que acompañan a la hipertensión
La excesiva producción de vasodilatadores endógenos ex- portal ocasionada por una enfermedad hepática son más nu-
plica la reducción de la sensibilidad vascular a vasoconstric- merosas que las de una trombosis de la vena esplénica.
tores endógenos observada en la hipertensión portal.
Un concepto importante que se ha confirmado en estu-
dios recientes es que el aumento de la resistencia vascular he-
Varices esofágicas y hemorragia digestiva
pática, responsable de la aparición de hipertensión portal en La existencia de hipertensión portal promueve la apertura
la cirrosis, no es una consecuencia fija e irreversible del tras- de vasos que comunican el sistema porta con las venas cavas
torno de la estructura vascular hepática causado por la enfer- superior e inferior (fig. 2.100). Esta circulación colateral se
medad, sino que tiene un componente activo, susceptible de puede dividir en dos grupos, ascendente –colaterales gastro-
ser modificado por sustancias endógenas y fármacos vasoac- esofágicas que dan lugar a varices esofágicas– y descendente
tivos. Un aumento del tono adrenérgico y una posible dismi- y posterior. El hecho de que aparezca un tipo u otro de pa-
nución de la producción hepática de óxido nítrico pueden trón de circulación colateral depende básicamente de facto-
aumentar considerablemente la resistencia vascular hepática res constitucionales.
en la cirrosis. Asimismo, la resistencia ofrecida por la circula- Las varices esofágicas son las colaterales más relevantes,
ción portocolateral también es sensible a factores y fármacos puesto que la hemorragia digestiva por rotura de varices eso-
vasoactivos. Este concepto constituye la base para el uso de fágicas es la principal complicación de la hipertensión portal
vasodilatadores en el tratamiento de la hipertensión portal. y causa frecuente de muerte en estos pacientes. A pesar de
En la hipertensión portal se asocia constantemente la pre- recientes avances terapéuticos, la mortalidad de cada episo-
sencia de hipervolemia, establecida por la retención de sodio dio hemorrágico es del 37%. La clínica, el diagnóstico y el
y agua ocasionada por la vasodilatación periférica. Esta hi- tratamiento de esta importante complicación de la hiperten-
pervolemia contribuye a elevar la presión portal, que dismi- sión portal se analizan con detalle más adelante.
nuye en forma significativa con dieta hiposódica y adminis-
tración de espironolactona.
Ascitis
La hipertensión portal es un factor sine qua non para la for-
Consecuencias de la hipertensión portal mación de ascitis. Sin embargo, sólo aparece cuando la hi-
pertensión portal es de origen intrahepático o posthepático.
La existencia de hipertensión portal determina la apari-
ción de alteraciones anatómicas, fisiológicas y hemodinámi-
cas que condicionan las manifestaciones clínicas de aquélla. Derivación portosistémica
Dichas manifestaciones dependen en parte del nivel del terri- La derivación de la sangre portal a la circulación sistémi-
torio portal en el que se localice la lesión que ocasiona la hi- ca (cortocircuito portosistémico) tiene importantes conse-
pertensión portal. En general, son más numerosas cuanto cuencias fisiológicas y hemodinámicas. La disminución

290
HIPERTENSIÓN PORTAL

humorales dirigidas a mantener la presión arterial en niveles


normales, como la activación del sistema nervioso simpático
3 y del sistema renina-angiotensina, que, como se ha señalado,
están implicados en la fisiopatología de la ascitis y de los
trastornos de la función renal en la cirrosis hepática.

Esplenomegalia e hiperesplenismo
El aumento de la presión portal determina que con mucha
frecuencia el bazo aumente de tamaño. La esplenomegalia
se asocia a menudo a trastornos hematológicos, como trom-
bocitopenia y leucopenia. Algunos pacientes con hiperten-
sión portal presentan una pancitopenia para la que no se ha-
lla otra causa que la esplenomegalia. Rara vez la gravedad
de las alteraciones requiere practicar una esplenectomía o
4 una embolización de la arteria esplénica.

Circulación colateral abdominal


2
En ocasiones, la formación de colaterales se efectúa tam-
bién por la pared anterior del abdomen, dando lugar a venas
5 subcutáneas dilatadas, que constituyen la denominada circu-
lación colateral abdominal. En la mayoría de los casos, la cir-
culación colateral es de tipo portocava superior, es decir
que, partiendo de la zona paraumbilical, se extiende en di-
rección ascendente por el hemiabdomen superior y la base
del tórax. En las obstrucciones prehepáticas, la circulación
abdominal subcutánea puede limitarse al flanco izquierdo,
en dirección ascendente hacia la axila. En el tipo portoca-
va inferior, las dilataciones venosas ocupan el hemiabdomen
1 inferior, desde donde, partiendo también de la zona paraum-
bilical, se dirigen de arriba abajo, hacia el territorio de las sa-
fenas. Ambos tipos de circulación coexisten con bastante fre-
cuencia.
Cuando la circulación colateral se efectúa a través de
gruesos troncos umbilicales o paraumbilicales, se desarro-
Fig. 2.102. Métodos para medir la presión portal. 1: cateterismo de llan voluminosas varices periumbilicales y, en ocasiones,
las venas suprahepáticas mediante un catéter-balón; 2: cateterismo
portal por punción percutánea transhepática de la vena porta; 3: cate- una gruesa ampolla varicosa umbilical, limitada en su base
terismo portal por punción transyugular transhepática de la vena por- por un auténtico anillo herniario. La circulación subcutánea
ta; 4: punción esplénica; 5: cateterismo de una vena mesentérica en abdominal adquiere entonces el aspecto de “cabeza de me-
el transcurso de intervenciones quirúrgicas. No está representado en el dusa”, en ocasiones con frémito y soplo, configurando el
esquema el cateterismo portal a través de la permeabilización de la síndrome de Cruveilhier-Baumgarten. Estas venas pueden ul-
vena umbilical. (Reproducida de J. BOSCH et al, 1986.) cerarse y causar hemorragias importantes.

Métodos de exploración de la hipertensión


de la cantidad de sangre portal que perfunde el hígado pue- portal
de ocasionar atrofia hepática. Por otra parte, mediante la
sangre portal pasan a la circulación sistémica numerosas
sustancias normalmente metabolizadas por el hígado. Ello En la exploración de la hipertensión portal se usan diver-
reviste gran importancia en la fisiopatología de la encefa- sas técnicas. Algunas están dirigidas a medir la presión por-
lopatía hepática, en la aparición de bacteriemias y en el au- tal, otro grupo de técnicas permite la visualización del siste-
mento de las concentraciones en sangre periférica de algu- ma venoso portocolateral y, por último, diversos métodos se
nas hormonas, como la insulina, y de fármacos administra- utilizan para la valoración del flujo sanguíneo portal y colate-
dos por vía oral. ral, el grado de cortocircuito portosistémico y la repercusión
Es probable que el cortocircuito portosistémico interven- sobre la hemodinámica sistémica. En general, la exploración
ga, directa o indirectamente, en la patogenia del aumento de la hipertensión portal exige utilizar una combinación de
del flujo sanguíneo esplácnico que se observa en la hiperten- varias de estas técnicas. A continuación se describen las que
sión portal avanzada. son más útiles en el diagnóstico y la valoración de los pa-
cientes con hipertensión portal.
Alteraciones de la hemodinámica sistémica
La hipertensión portal avanzada se asocia a un trastorno
Medición de la presión portal
característico de la hemodinámica sistémica. Éste consiste Existen técnicas que permiten medir la presión en cual-
en un aumento del gasto cardíaco y una disminución de la quier punto del territorio portal (fig. 2.102). Todas ellas entra-
presión arterial, con una reducción muy acentuada de la re- ñan un grado variable de agresividad, por lo que, al elegir la
sistencia vascular sistémica e hipervolemia. Estos pacientes técnica que se ha de emplear en cada paciente, se debe va-
presentan, por lo tanto, una circulación hiperdinámica, con lorar la utilidad de la información que se obtendrá junto con
una intensa vasodilatación arteriolar, responsables de algu- el riesgo de la exploración.
nas manifestaciones clínicas frecuentes en la hipertensión
portal avanzada, como el pulso saltón, la piel caliente y la ta- Presión esplénica. Consiste en medir la presión en los sinu-
quicardia. soides esplénicos, mediante la punción percutánea del bazo.
Estas alteraciones desencadenan una serie de respuestas La presión esplénica refleja estrechamente la presión portal (a

291
HEPATOLOGÍA

Fig. 2.103. Mediciones repetidas de las presiones suprahepáticas enclavada y libre mediante catéter-balón. Al insuflar el balón (flecha) se regis-
tra la presión enclavada, y al deshincharlo, la presión libre. El trazado corresponde a un paciente con cirrosis alcohólica e hipertensión portal sinu-
soidal.

la que sobrepasa en 0,5-1 mmHg) y está elevada en todas las sos que distorsionan la microcirculación hepática, aumen-
formas de hipertensión portal. El método es simple pero tiene tando la resistencia vascular en los sinusoides y en las vénu-
dos inconvenientes mayores: a) riesgo de rotura del bazo y las hepáticas, la presión sinusoidal se eleva y, como conse-
b) no permite expresar los resultados en forma de gradiente cuencia, aumenta la presión portal. Cuando el incremento
de presión. Esta técnica apenas se usa en la actualidad. de la resistencia vascular se limita a los sinusoides, como su-
cede en algunas hepatopatías alcohólicas, la PSE es idéntica
Cateterismo de la vena porta. En el transcurso de una la- a la presión portal (hipertensión portal intrahepática sinusoi-
parotomía es posible cateterizar la vena porta a partir de una dal). Sin embargo, si la alteración de la arquitectura hepáti-
de las ramas de la vena mesentérica superior. Esta técnica ca afecta de forma predominante las pequeñas ramas de la
tiene obviamente una aplicación muy limitada. Se utiliza mu- vena porta, como ocurre en la esquistosomiasis, la presión
cho más el cateterismo percutáneo de la vena porta. Existen sinuosoidal no se eleva, a pesar de que la presión portal esté
tres variantes de este método. La repermeabilización de la aumentada (hipertensión portal intrahepática presinusoidal).
vena umbilical o paraumbilical requiere una pequeña inter- Por su simplicidad, ausencia de riesgo y por la riqueza
vención quirúrgica. Actualmente se utiliza más la punción de información que proporciona, el cateterismo de las ve-
transhepática de la vena porta, cuya ejecución con agujas de nas suprahepáticas debe ser siempre la primera técnica
pequeño diámetro y bajo control ecográfico entraña escaso empleada en el estudio hemodinámico de un paciente con
riesgo en pacientes con una coagulación adecuada. Por últi- hipertensión portal, hasta el punto de que la hipertensión
mo, se puede cateterizar la vena porta mediante abordaje portal se clasifica de acuerdo con los resultados obtenidos
transhepático por vía yugular. En este caso, tras la punción en esta exploración. Aparte de lo expuesto, la determina-
percutánea de la vena yugular interna se avanza bajo control ción de la PSE y la PSL permite expresar los resultados en
fluoroscópico una aguja de punción-biopsia hepática trans- forma de gradiente de presión en las venas suprahepáticas,
yugular por las venas cava y suprahepáticas, para puncionar lo que evita los inconvenientes de las otras técnicas ex-
el parénquima hepático en dirección al hilio hasta alcanzar puestas.
la vena porta. Esta técnica es más difícil que la anterior, pero En los individuos sanos, dicho gradiente es de 2-5 mmHg. Va-
tiene la ventaja de que permite obtener portografías y practi- lores superiores a 5 mmHg indican la existencia de hiperten-
car derivaciones portosistémicas percutáneas intrahepáticas sión portal sinusoidal. Un gradiente superior a 12 mmHg indi-
(DPPI) muy útiles en el tratamiento de hemorragias refracta- ca una hipertensión portal acusada (asociada a la formación
rias a otras terapéuticas. de colaterales y a hemorragia por rotura de varices esofági-
cas). Un gradiente inferior a 12 mmHg en un paciente que ha
Cateterismo de las venas suprahepáticas. Es la técnica sangrado supuestamente por varices esofágicas debe hacer
más simple y con menor riesgo en la evaluación hemodiná- dudar siempre de este diagnóstico y obliga a efectuar otras
mica de la hipertensión portal. Consiste en la cateterización exploraciones para descartar que la hemorragia sea de otro
bajo control fluoroscópico de una vena suprahepática. La vía origen o que el paciente tenga una hipertensión portal presi-
de abordaje más utilizada es la punción de la vena femoral nusoidal.
o de la vena yugular interna. Con la punta del catéter en el
interior de la vena suprahepática –sin ocluirla– se registra la Medición de la presión de las varices esofágicas. La pre-
presión suprahepática libre (PSL). A continuación se avanza sión de las varices esofágicas se puede medir por la punción
el catéter a fondo en la vena suprahepática hasta “enclavar- directa de la variz (lo que sólo está justificado en el transcur-
lo”, es decir, hasta ocluir con el catéter la luz de la vena su- so de la escleroterapia endoscópica) y por métodos incruen-
prahepática, y se registra la presión suprahepática enclavada tos, utilizando un sensor de presión adosado al extremo dis-
(PSE). Generalmente, la PSE se mide por medio de catéteres tal de un fibroscopio que permite medir la presión de las
provistos de un balón en su extremo distal, lo que permite varices esofágicas simplemente por contacto. Es importante
ocluir la vena suprahepática y medir la PSE al insuflar el ba- destacar que la medición de la presión de las varices esofági-
lón (fig. 2.103). Al deshincharlo, se registra la PSL; la diferen- cas no equivale a la medición de la presión portal y no pue-
cia entre ambas representa el gradiente de presión en las de sustituirla. Las varices esofágicas están conectadas al siste-
venas suprahepáticas. La PSE refleja la presión en los sinusoi- ma portal por una red de colaterales a menudo tortuosas y
des hepáticos. Ello se debe a que, al ocluir con el catéter la desigualmente dilatadas. La resistencia que ofrecen estos va-
vena suprahepática, se detiene el flujo sanguíneo en este seg- sos al flujo sanguíneo portal implica que la presión de las va-
mento y la columna de sangre inmovilizada recoge la pre- rices esofágicas sea inferior a la presión portal, y la variación
sión existente en el territorio vascular inmediatamente ante- individual en la arquitectura de las colaterales determina
rior, los sinusoides hepáticos. Por este motivo, a la PSE se la que sea impredecible en qué magnitud la medición de la
denomina también presión sinusoidal. En condiciones nor- presión de las varices infravalora la presión portal en cada
males, la presión sinusoidal es ligeramente inferior (alrede- caso individual. El dato más importante que ha aportado esta
dor de 1 mmHg) a la presión portal. Cuando existen proce- técnica es que la presión de las varices esofágicas es más alta

292
HIPERTENSIÓN PORTAL

en los pacientes sangrantes que en los que no han presenta- tes con hipertensión portal la determinación del FSH tiene
do hemorragia por varices, sugiriendo que esta determina- una utilidad limitada, puesto que no permite diferenciar la
ción puede tener valor pronóstico. cantidad de sangre que aporta la arteria hepática de la que
suministra la vena porta y no ofrece información alguna so-
bre la magnitud del flujo sanguíneo colateral. Su determina-
Visualización del sistema portocolateral ción permite, sin embargo, valorar el grado de alteración de
Angiografía. En ocasiones es necesario definir la anatomía la perfusión hepática y correlacionarlo con alteraciones me-
portocolateral por métodos angiográficos. La mayor utilidad tabólicas.
de estas técnicas estriba en la valoración prequirúrgica y en El FSH se puede medir en el hombre por varios métodos.
la evaluación del resultado de intervenciones quirúrgicas so- El más usado es el basado en el aclaramiento plasmático y la
bre el eje esplenoportal. La esplenoportografía obtenida tras extracción hepática del verde de indocianina, un colorante
la inyección intraesplénica de contraste radiológico se ha que sólo se elimina por el hígado. El método requiere la cate-
sustituido, debido a su elevado riesgo, por las portografías de terización de las venas suprahepáticas.
retorno; en éstas la visualización de la vena porta se efectúa El FSH se puede determinar de forma incruenta en indivi-
en la fase de retorno venoso de arteriografías de las arterias duos normales estudiando la biodisponibilidad de fármacos.
esplénica y mesentérica superior. La angiografía digital per- Este método no es aplicable cuando existe hipertensión por-
mite una mejor definición de la anatomía vascular en estas tal. Recientemente se ha demostrado que la medición del
portografías de retorno. También se pueden efectuar porto- aclaramiento extrarrenal del sorbitol permite medir el FSH
grafías por cateterización directa de la vena porta, ya sea por funcional en forma no invasiva, incluso en pacientes con ci-
vía percutánea o transyugular. Esta técnica suele reservarse rrosis.
para los casos en que es necesario además actuar terapéuti-
camente, mediante la obliteración de las colaterales respon- Flujo sanguíneo portal
sables de las varices esofágicas o creando una derivación El flujo sanguíneo de la vena porta puede medirse por va-
portosistémica percutánea intravenosas (DPPI). rios métodos: a) con medidores de flujo electromagnéticos,
en el curso de una laparotomía, y b) por técnicas de dilución
Endoscopia. La visualización de las varices y la evaluación de indicadores (curvas de dilución), durante un cateterismo
de su número y tamaño son aspectos que a menudo se sub- combinado de la arteria mesentérica superior, la vena porta
estiman. Debe recordarse que la existencia de cirrosis hepáti- y las venas suprahepáticas. Estas técnicas tienen una utiliza-
ca, incluso con signos de hipertensión portal acusada (esple- ción muy limitada.
nomegalia, ascitis), no es sinónimo de varices esofágicas. Recientemente se han desarrollado técnicas incruentas
Por ello, es esencial la práctica de una esofagogastroscopia para la medición del flujo sanguíneo portal, combinando la
en todo paciente en quien se sospecha hipertensión portal. ecografía de tiempo real con medidores de velocidad de flu-
Permite además efectuar una valoración cuantitativa de la jo basados en el efecto Doppler. Esta técnica permite valorar
extensión y el volumen de las varices esofagogástricas, dato la dirección del flujo portal y detectar los cambios de éste
de valor clínico, pues se ha demostrado que la mayoría de provocados por estímulos fisiológicos o farmacológicos.
las hemorragias son provocadas por varices grandes. Asimis- Cada vez es mayor su empleo en la evaluación de la hiper-
mo, se ha demostrado que la presencia de los denominados tensión portal.
“signos rojos”, sobre todo estrías rojas (RWM, del inglés red
wale marking), es indicativa de una especial fragilidad de la Flujo sanguíneo de la vena ácigos
pared varicosa y, por lo tanto, de alto riesgo de sangrado. El método se basa en el hecho bien conocido de que la
mayoría de las colaterales gastroesofágicas –que incluyen las
Ecografía. La ecografía es la primera técnica que se ha de varices esofágicas– drenan en la vena ácigos. El flujo sanguí-
utilizar para el estudio de la hipertensión portal, pues permi- neo de la vena ácigos representa, por tanto, un índice del flu-
te observar con un alto grado de precisión si existen o no jo sanguíneo a través de las colaterales gastroesofágicas en
malformaciones o trombosis en el eje esplenoportal, lo que pacientes con hipertensión portal. El flujo sanguíneo de la
descarta o confirma la presencia de un obstáculo prehepáti- vena ácigos se halla muy aumentado en la hipertensión por-
co; al mismo tiempo permite obtener una valiosa informa- tal y vuelve a valores muy próximos a los normales tras la
ción sobre el tamaño del bazo, la presencia de ascitis y de práctica de una derivación portocava o esplenorrenal, así
colaterales y, lo que es más importante, si existe o no una he- como por el taponamiento esofágico con balón de Sengsta-
patopatía asociada. Asimismo, está bien establecido que un ken-Blakemore. Este es un método simple, que puede reali-
diámetro portal superior a 13 mm y la ausencia de variacio- zarse fácilmente en el transcurso de un estudio hemodinámi-
nes respiratorias son signos ecográficos que sugieren con fir- co sistemático. Su principal aplicación es la evaluación de la
meza una hipertensión portal. respuesta al tratamiento farmacológico.
La ecografía, sobre todo asociada a técnicas de Doppler,
es muy útil en la valoración de la hipertensión portal. Permi- Medición del grado de cortocircuito portosistémico
te detectar con tanta precisión como la angiografía la exis- Existen diversas técnicas que permiten cuantificar el grado
tencia de trombosis portal. La ecografía es también muy útil de cortocircuito portosistémico en el hombre. Las más em-
para verificar la permeabilidad de la DPPI o de una deriva- pleadas son las que se basan en la inyección de microsferas
ción quirúrgica. Por último, la ecografía permite dirigir el ca- radiactivas en el sistema portal y en el recuento posterior de
teterismo percutáneo de la vena porta con menor riesgo que la radiactividad en el hígado y el pulmón. En condiciones
cuando se usa un control exclusivamente radiológico. normales, todas estas microsferas se impactan en el hígado,
por lo que no se detecta radiactividad en el pulmón. Sin em-
bargo, cuando existen hipertensión portal y cortocircuito
Determinación del flujo sanguíneo hepático, portosistémico, una parte de las microsferas escapan por la
portal y colateral circulación colateral y se impactan en el pulmón. El grado
de corticircuito portosistémico está definido por la ecuación
Flujo sanguíneo hepático cpm pulmón
Cortocircuito portosistémico (%) =
La medición del flujo sanguíneo hepático (FSH) represen- cpm hígado + cpm pulmón
ta la suma del flujo sanguíneo portal y de la arteria hepática. cpm = cuentas por minuto
Cuando existe hipertensión portal, el desarrollo de la circula-
ción colateral determina que gran parte del flujo portal no al- Recientemente se han introducido técnicas radioisotópi-
cance el hígado (flujo colateral). Por este motivo, en pacien- cas para la determinación no invasiva del grado de cortocir-

293
HEPATOLOGÍA

TABLA 2.94. Causas de hipertensión portal Se ha sugerido que la determinación del grado de cortocir-
cuito espontáneo permitiría predecir la tolerancia frente a in-
Prehepáticas
Trombosis de la vena esplénica
tervenciones quirúrgicas derivativas, en el sentido de que és-
Trombosis portal tas serían mucho mejor toleradas (menos encefalopatía e
Cavernomatosis de la vena porta insuficiencia hepatocelular) en los pacientes con elevado
cortocircuito portosistémico espontáneo.
Intrahepáticas
Transformación nodular parcial
Hiperplasia nodular regenerativa
Fibrosis hepática congénita Etiología y clasificación
Peliosis hepática
Poliquistosis hepática
de la hipertensión portal
Hipertensión portal idiopática Numerosas enfermedades pueden causar hipertensión
Hipervitaminosis A portal (tabla 2.94). Ésta se clasifica de acuerdo con la lo-
Intoxicación por arsénico, sulfato de cobre y monómero calización de la lesión que la origina y con los resultados
de cloruro de vinilo
Sarcoidosis
del cateterismo de las venas suprahepáticas (tabla 2.95 y
Tuberculosis fig. 2.101). Se denomina hipertensión portal presinusoidal a
Cirrosis biliar primaria la que cursa con una PSE normal. En este caso se distinguen
Esquistosomiasis dos subgrupos, prehepática cuando la lesión asienta en el eje
Amiloidosis esplenoportal, antes del hígado, y hepática (o intrahepática)
Mastocitosis cuando la origina una enfermedad del hígado.
Enfermedad de Rendu-Osler-Weber Las causas más frecuentes de hipertensión portal prehepáti-
Enfermedades hematológicas ca son las malformaciones portales (cavernomatosis de la
Esteatosis hepática del embarazo
Hepatitis vírica grave
vena porta, hipoplasia portal) y la trombosis esplenoportal
Hepatitis crónica activa (secundaria en la mayoría de los casos a pancreatitis, neo-
Cirrosis no alcohólicas plasias pancreáticas y de otros órganos intrabdominales y pi-
Cirrosis hepática alcohólica leflebitis). En la hipertensión portal prehepática, la presión
Hepatitis alcohólica está aumentada en el bazo y en el segmento de la vena porta
Enfermedad venoclusiva anterior a la lesión. Cuando sólo se halla afecta la vena esplé-
Hepatocarcinoma nica se origina una hipertensión portal segmentaria, cuyo
Tumores metastásicos reconocimiento es importante pues en estos casos la esple-
Posthepáticas nectomía es curativa. Clínicamente deben sospecharse en
Síndrome de Budd-Chiari pacientes con varices gástricas prominentes que represen-
Malformaciones congénitas y trombosis de la vena cava tan colaterales hepatopetales gástricas que “puentean” el
inferior obstáculo al flujo esplenoportal.
Pericarditis constrictiva El otro tipo de hipertensión portal con PSE normal es la hi-
Estenosis e insuficiencia tricúspides
pertensión portal presinusoidal intrahepática, originada por
Otras causas enfermedades hepáticas que afectan las ramificaciones intra-
Fístulas arteriovenosas esplénicas, aortoportales y de la arteria hepáticas de la vena porta (en el interior del espacio porta),
hepática sin distorsionar la circulación por los sinusoides. La sospe-
cha de la hipertensión portal presinusoidal intrahepática es
la principal indicación para la práctica de una punción trans-
cuito. Éstas se basan en la administración rectal de anfetami- parietal de la vena porta, con el fin de medir la presión por-
na marcada con yodo y en el recuento posterior de la radiac- tal. Este tipo de hipertensión portal se produce en algunas
tividad, en el hígado y el pulmón. Asimismo, la medición de enfermedades difusas del hígado en las que la lesión afecta
la concentración sérica de ácidos biliares se correlaciona es- casi exclusivamente los espacios portales. El paradigma de
trechamente con el grado de cortocircuito portosistémico. esta lesión lo constituye la esquistosomiasis hepática, en la

TABLA 2.95. Clasificación de la hipertensión portal


Diagnóstico Principal manifestación
Tipo de hipertensión portal Causas más frecuentes Datos hemodinámicos
etiológico clínica
Presinusoidal
Prehepática Trombosis y malformaciones PSE y PSL normales Ecografía HDA (varices gástricas)
esplenoportales PP y PE elevadas Angiografía

Intrahepática Granulomatosis hepáticas PSE y PSL normales Biopsia hepática HDA (VE)
Hipertensión portal idiopática PP y PE elevada

Mixta (sinusoidal 40% cirrosis macronodulares PSL normal Biopsia hepática HDA (VE), ascitis
y presinusoidal) Fases avanzadas de Aumento de PSE, PP y PE
(siempre intrahepática) presinusoidales intrahepáticas PSE < PP

Sinusoidal (siempre Cirrosis alcohólica PSL normal, PSE elevada Biopsia hepática HDA (VE), ascitis,
intrahepática) Hepatitis alcohólica PSE = PP encefalopatía
Otras cirrosis

Postsinusoidal Trombosis de las venas PVCI normal Cateterismo Ascitis


Intrahepática suprahepáticas Aumento de PSL, PSE, PP, PE

Posthepática Trombosis y malformaciones Elevación de PVCI, PSL, PSE, Cateterismo Ascitis


de la vena cava PP y PE
HDA: hemorragia digestiva alta; PE: presión esplénica; PP: presión portal; PSE: presión suprahepática enclavada; PSL: presión suprahepática libre; PVCI: presión
vena cava inferior; VE: varices esofágicas.

294
HIPERTENSIÓN PORTAL

que el huevo del parásito emboliza en las ramas portales in- pacio porta y altera la circulación sinusoidal. Estos casos re-
trahepáticas, formándose un granuloma con intensa fibrosis presentan ejemplos de hipertensión portal intrahepática mixta
portal. La esquistosomiasis es una enfermedad prácticamen- (presinusoidal y sinusoidal). Además de las fases avanzadas
te desconocida en Europa, pero muy frecuente en el norte de enfermedades hepáticas que originariamente cursan con
de África y en Sudamérica. También pueden ocasionar este un patrón hemodinámico presinusoidal, también causan hi-
tipo de hipertensión portal otras granulomatosis hepáticas, pertensión portal intrahepática mixta algunos tipos de cirro-
como la sarcoidosis, la tuberculosis y la cirrosis biliar prima- sis. Se estima que alrededor del 40% de las cirrosis macrono-
ria en estadios iniciales. dulares, no alcohólicas, con hipertensión portal tienen un
La hipertensión portal idiopática o esencial es probable- componente presinusoidal significativo (la presión portal ex-
mente la causa más frecuente de este tipo de hipertensión cede a la PSE en más de 5 mmHg).
portal en Europa. Esta enfermedad, descrita por primera vez El siguiente tipo de hipertensión portal es la hipertensión
en la India y Japón, consiste en la existencia de hipertensión portal sinusoidal. Ésta es siempre de origen intrahepático y
portal sin obstáculo aparente en la circulación portal y con cursa con una PSE elevada y una PSL normal, de forma
histología hepática prácticamente normal, exceptuando pe- que existe un gradiente de presión en las venas suprahepá-
queños cambios en los espacios porta, los cuales muestran ticas superior a 6 mmHg (fig. 2.103). La presión portal es
con frecuencia una ligera fibrosis que justifica el nombre de idéntica o sólo ligeramente superior (1 mmHg) a la PSE.
esclerosis hepatoportal con que también se designa a esta en- Este tipo de hipertensión portal es el más frecuente, puesto
fermedad. Esta lesión y la oclusión de pequeñas ramas de la que es el que se observa en la cirrosis hepática, sobre todo
vena porta intrahepática explican que, en fases iniciales, la en- en la de etiología alcohólica. Otras enfermedades del híga-
fermedad se ajuste a un patrón hemodinámico puramente do –sin cirrosis– también la originan, como la hepatitis al-
presinusoidal. Sin embargo, el cateterismo de las venas su- cohólica y algunas hepatopatías por fármacos. Habitual-
prahepáticas puede revelar una alteración muy característica mente, la lesión afecta no sólo los sinusoides, que están
consistente en la existencia de múltiples comunicaciones en- distorsionados por depósito de colágeno, sino también las
tre las venas suprahepáticas a través del parénquima. Clínica- venas eferentes, que pueden estar englobadas en la fibrosis
mente, estos pacientes cursan con esplenomegalia acusada y comprimidas por los nódulos de regeneración. Por lo tan-
(constituyen el denominado síndrome de Banti) y episodios to, en la cirrosis, la lesión no es sólo sinusoidal, sino tam-
repetidos de hemorragia por rotura de varices esofágicas, bién postsinusoidal. Asimismo, un factor que puede contri-
que son relativamente bien tolerados y permiten una supervi- buir a incrementar la resistencia vascular hepática es la
vencia prolongada. Con el paso de los años, la lesión desbor contracción activa del tejido fibroso que contiene abun-
da el ámbito del espacio portal y aparece una colagenización dantes miofibroblastos, así como de las células perisinusoi-
difusa de los sinusoides. En este momento, la PSE se eleva dales y endoteliales.
–aunque menos que la presión normal– y no es infrecuente Las enfermedades que causan obliteración por fibrosis
la aparición de ascitis y de signos de insuficiencia hepatoce- subendotelial de las vénulas hepáticas terminales (venas
lular. La etiología del proceso es desconocida y, probable- centrolobulillares), como la enfermedad venoclusiva y la he-
mente, multifactorial. Diversos tóxicos (arsénico, sulfato de patotoxicidad por irradiación, cursan con un patrón hemodi-
cobre, cloruro de vinilo) provocan cuadros muy similares, námico de hipertensión portal sinusoidal, aunque la lesión
cuando no indistinguibles, de este tipo de “hipertensión por- sea primariamente postsinusoidal (tabla 2.95). Estas enferme-
tal no cirrótica”. Asimismo, se ha sugerido que algunos fár- dades se observan con creciente frecuencia como resultado
macos, como la azatioprina, también pueden ocasionarlos. del uso de irradiación corporal total y agentes alquilantes en
La reciente comprobación de que la enfermedad se puede el trasplante de médula ósea. En estos pacientes, el cateteris-
reproducir experimentalmente en roedores por la inyección mo de las venas suprahepáticas combinado con la toma de
intraportal de varios microrganismos sugiere que en algunos biopsia hepática transyugular reviste gran importancia en el
casos podría estar involucrada una etiología infecciosa y ex- diagnóstico precoz.
plicar quizá la elevada incidencia de esta enfermedad en al- La designación hipertensión portal postsinusoidal se reserva
gunas áreas geográficas, como el Japón. En ocasiones, la en- para los casos en que el aumento de la presión portal se debe
fermedad coexiste con trombosis portal, y se ha sugerido a una obstrucción a la salida de sangre del hígado. En estos
que esta asociación no es casual, sino que ambas enfer- casos, la PSL está elevada, al igual que la PSE y la presión por-
medades pueden representar los dos extremos de una al- tal, y todos ellos cursan con un cuadro histológico de conges-
teración trombótica, que daría lugar a hipertensión portal tión pasiva del hígado. Según la localización del obstáculo
idiopática cuando se afectan sólo las pequeñas ramas intra- puede ser intrahepática, cuyo paradigma es la trombosis de
hepáticas de la vena porta o a trombosis portal cuando se las venas suprahepáticas (síndrome de Budd-Chiari), o posthe-
afecta el tronco principal. pática, cuyo paradigma lo constituyen la pericarditis constric-
La transformación nodular parcial del hígado es una enfer- tiva y los casos de malformaciones congénitas y de trombosis
medad muy poco frecuente, que consiste en la presencia de de la vena cava inferior en su segmento torácico. Estos dos ti-
grandes nódulos de situación perihiliar, siendo normal el res- pos de hipertensión portal postsinusoidal (intrahepática o
to del parénquima hepático en cuanto a estructura y fun- posthepática) cursan con una presión sinusoidal elevada, y
ción. Cursa con hipertensión portal presinusoidal debida a la producen una ascitis importante. El síndrome de Budd-Chiari,
compresión de la vena porta intrahepática por dichos nódu- o trombosis de venas suprahepáticas, es una complicación in-
los, lo que le confiere un aspecto “afilado” en la portografía. frecuente del consumo de anovulatorios orales y también
Más frecuente es la fibrosis hepática congénita, en la que la puede ser secundario a policitemia vera, a hemoglobinuria
existencia de amplias bandas de tejido fibroso que engloban paroxística nocturna y a algunos tumores, como el hiperne-
los espacios porta puede ocasionar la aparición de este tipo froma y el hepatocarcinoma. Según que la trombosis sea ma-
de hipertensión portal. La hiperplasia nodular regenerativa siva y brusca o lentamente progresiva, se origina un cuadro
es una enfermedad en la que el hígado adquiere un aspecto clínico agudo, con dolor abdominal, colapso circulatorio y
nodular macroscópicamente indistinguible de la cirrosis, ascitis, o un curso tórpido que simula una cirrosis hepática. El
pero en el que la biopsia muestra que los nódulos no se ha- diagnóstico se establece por ecografía y por cateterismo de
llan separados por tejido fibroso y que también cursa con las venas suprahepáticas, que muestra la presencia y exten-
este patrón hemodinámico. sión del obstáculo. En algunos casos, el cateterismo, además
Es importante destacar que rara vez estas enfermedades de proporcionar el diagnóstico, permite el tratamiento, me-
originan un patrón hemodinámico puramente presinusoidal. diante la colocación de una DPPI.
En la mayoría de los casos, sobre todo en fases avanzadas, la Otras causas de hipertensión portal. En contadas ocasiones
PSE se halla algo elevada, aunque menos que la presión por- la hipertensión portal se debe a la existencia de una fístula
tal, traduciendo una alteración histológica que rebasa el es- arteriovenosa en el territorio esplenoportal. En la mayoría de

295
HEPATOLOGÍA

los casos descritos se trata de fístulas arteriovenosas espontá- TABLA 2.96. Evaluación clínica del grado de insuficiencia
neas o postraumáticas o de comunicaciones arteriovenosas hepática (clasificación y puntuación de CHILD-PUGH*)
intrahepáticas por biopsia hepática.
Parámetro Rango Puntos
Encefalopatía (grado) Ausente 1
Hemorragia digestiva en pacientes I y II 2
III y IV 3
con hipertensión portal
Ascitis Ausente 1
Ligera 2
Importancia del problema. La hemorragia digestiva por ro- A tensión 3
tura de varices esofágicas representa la complicación más
grave de la hipertensión portal y constituye una de las causas Bilirrubina (mg/dL)** 2 1
de muerte más comunes en los pacientes cirróticos. 2-3 2
Las varices esofágicas son frecuentes en la cirrosis hepáti- 3 3
ca; los estudios endoscópicos revelan su presencia en el 60%
de los casos. Los pacientes sin varices en el examen inicial se Albúmina (g/dL) 3,5 1
hallan expuestos a desarrollarlas más adelante en el 85% de 2,8-3,5 2
2,8 3
los casos.
Entre los pacientes con varices, una media del 20% anual Tasa de protrombina (%) 50 1
experimenta el primer episodio hemorrágico, que se acom- 30-50 2
paña de una elevada mortalidad; ésta es del 37% en los pa- 30 3
cientes hospitalizados en las series más recientes. La mortali-
dad es especialmente elevada (superior al 60%) en los Grupo A: 5-6 puntos
pacientes con insuficiencia hepática acusada, cuya valora- Grupo B: 7-9 puntos
ción clínica suele efectuarse por la clasificación de CHILD- Grupo C: 10-15 puntos
PUGH (tabla 2.96). *La clasificación original de CHILD incluía la valoración del estado nutricional,
Entre los supervivientes al primer episodio hemorrágico, la como excelente, bueno o malo, en vez de la tasa de protrombina.
recidiva es la regla: ésta ocurre en el 72% de los casos, y en **Corrección de la bilirrubina en pacientes con cirrosis biliar primaria:
4 mg/dL (1 punto); 4-10 mg/dL (2 puntos); 10 mg/dL (3 puntos).
la mayoría de ellos en los primeros 6 meses tras la hemorra- Tomada de R.N.H. PUGH et al, 1973.
gia inicial. La mortalidad media de cada episodio de recidiva
hemorrágica es del 31%. Globalmente, alrededor del 40% de
los cirróticos fallecen como consecuencia de la hemorragia
por varices esofágicas. cientes en quienes la endoscopia demuestra varices grandes
La cirrosis hepática es una de las enfermedades crónicas (grados 3 y 4) han presentado ya algún episodio hemorrági-
del adulto más frecuentes en España: se estima que existen co, mientras que son escasos los pacientes con varices pe-
más de 250.000 cirróticos, sobre todo de etiología alcohólica queñas (grados 1 y 2) que sangran. Asimismo, en diversos es-
(70%). La mortalidad por cirrosis en España es de 23 por tudios prospectivos se ha comprobado que el riesgo de
100.000 habitantes/año. A partir de esta cifra, probablemente hemorragia aumenta directamente con el tamaño de las vari-
infravalorada, se estima que el número de muertes por he- ces: del 10-20% anual en los pacientes con varices pequeñas
morragia a causa de rotura de varices es de unas 3.700 por pasa al 30-40% en los que presentan varices voluminosas.
año, con más de 10.000 ingresos hospitalarios anuales debi- Mecanismo de rotura de las varices: tensión de la pared de
dos a episodios de hemorragia por varices. la variz. Se han propuesto dos teorías para explicar el meca-
nismo de la hemorragia. La primera, o teoría de la erosión,
Historia natural de las varices esofágicas. Formación de sostiene que las varices se rompen por la erosión de su frágil
varices esofágicas. El incremento de la presión portal es el pared promovida por la existencia de reflujo gastroesofágico
factor responsable del desarrollo de las varices gastroesofági- y por el traumatismo mecánico que acompaña la deglución
cas. Éstas suelen formarse en la unión gastroesofágica, punto de alimentos sólidos, pero ningún estudio ha aportado prue-
en el que la circulación venosa del esófago confluye y sigue bas que sustenten esta explicación. La hipótesis alternativa, o
un trayecto submucoso. Las varices representan dilataciones teoría de la explosión, plantea que la rotura de las varices se
patológicas de estas venas submucosas. La formación de va- produce como consecuencia de una excesiva presión hi-
rices en esta zona es favorecida por varios factores: la ausen- drostática en su interior.
cia de tejido de sostén, la presión negativa intratorácica, el Múltiples estudios han demostrado que el gradiente de
efecto de succión durante la inspiración y la existencia de presión en las venas suprahepáticas debe elevarse por enci-
venas perforantes que comunican las varices con las colate- ma de 12 mmHg para que se produzca la hemorragia. Por de-
rales periesofágicas y que actúan en forma similar a las venas bajo de este gradiente umbral de presión portal las varices
comunicantes en la formación de varices en las extremida- no sangran. Este concepto es importante porque identifica
des. Para que se formen varices esofágicas la presión portal un objetivo claro en la terapéutica farmacológica: en efec-
debe elevarse por encima de un umbral comprendido entre to, si se logra disminuir la presión portal por debajo de 12
10 y 12 mmHg, valores que definen el momento en que la hi- mmHg, se elimina el riesgo de hemorragia por varices. Es po-
pertensión portal se hace clínicamente significativa. No to- sible que una reducción de la presión portal de esta magni-
dos los pacientes con un gradiente de presión portal superior tud pueda prevenir también otras consecuencias de la hiper-
a 12 mmHg tienen varices; sin embargo, los que no las pre- tensión portal, como la aparición de ascitis y la misma
sentan tienen un elevado riesgo de desarrollarlas en el fu- formación de varices esofágicas. Por otra parte, la presión de
turo. las varices se halla más elevada en los pacientes sangrantes
Dilatación de las varices esofágicas. Una vez formadas, las que en los no sangrantes.
varices crecen por dos factores: por el aumento de la presión Es conveniente destacar que el factor más importante en
en su interior y por el mantenimiento de un elevado flujo la teoría de la explosión no es el aumento de la presión de la
sanguíneo portocolateral. Se ha comprobado una relación variz per se, sino la tensión excesiva a la que se halla someti-
directa del tamaño y la presión de las varices con el aumento da su pared. En efecto, la mayoría de los investigadores coin-
del flujo de la vena ácigos. cide en que las varices se rompen cuando la tensión que
Multitud de estudios han puesto en evidencia la importan- ejercen sus paredes sobrepasa un punto crítico, o punto de
cia de la dilatación de las varices en el aumento del riesgo rotura. De acuerdo con la ley de Laplace, la tensión de la pa-
de hemorragia. Es bien conocido que la mayoría de los pa- red de las varices se expresa por la ecuación:

296
HIPERTENSIÓN PORTAL

Gradiente de presión transmural × Radio


Tensión =
Grosor de la pared ↑ Presión portal

Esta ecuación destaca un hecho importante: el aumento


de tamaño (y el adelgazamiento de la pared) multiplica el
efecto deletéreo del incremento de la presión de la variz
acercando la tensión de la pared al punto de rotura. Ello ex- ↑ Presión en el interior de las varices
plica el hecho repetidamente comprobado de que las vari-
ces grandes sangran con mayor frecuencia que las pequeñas
y de que la presencia en la pared de las varices de signos en-
doscópicos que traducen un menor grosor de la pared, ↑ Tensión de la ↑ Tamaño
como son los “signos rojos”, se acompaña de un mayor ries- pared de las varices de las varices
go de hemorragia. Como se esquematiza en la figura 2.104 es-
tos distintos factores se hallan íntimamente interrelacio-
nados.
El grado de insuficiencia hepatocelular, valorado por la
↓ Grosor de la pared de las varices
clasificación de CHILD-PUGH, se correlaciona también en for-
ma independiente con el riesgo de hemorragia. Es probable
que esto se deba a que los pacientes con mayor grado de in-
suficiencia hepática suelen presentar una elevación superior Fig. 2.104. Interacción de los distintos factores que determinan la
de la presión portal y del flujo sanguíneo de la vena ácigos, tensión a que está sometida la pared de las varices esofágicas.
junto con un mayor déficit de la hemostasia.

Diagnóstico. El mejor método de diagnóstico en la hemorra- –cuya profilaxis consiste en el tratamiento adecuado de
gia digestiva es la práctica de una fibrogastroscopia de ur- aquél– y la encefalopatía hepática en los pacientes cirróti-
gencia. Es particularmente importante su realización pues la cos. La profilaxis de esta última complicación requiere la ad-
hemorragia puede obedecer a diferentes causas (rotura de ministración de lactulosa lactitol por vía oral y la eliminación
varices, ulceraciones, gastritis), a menudo coexistentes. Se de la sangre contenida en el tubo digestivo (aspirado del
considera que la pérdida sanguínea ha sido provocada por contenido gástrico, enemas de limpieza). Una complicación
varices si se observa una hemorragia activa (en chorro o ba- frecuente de la hemorragia es la aparición de infecciones
beante) por las varices o un coágulo de sangre o de fibrina por gérmenes entéricos, que pueden prevenirse mediante la
sobre ellas como evidencia de una hemostasia reciente. Si administración de antibióticos no absorbibles (norfloxacino
las varices están limpias, en ausencia de otras lesiones, no es en dosis de 400 mg/día) por vía oral o a través de la sonda
posible asegurar que el origen de la hemorragia haya sido su nasogástrica.
rotura. El conocimiento exacto del punto sangrante a menu- Para detener la hemorragia causada por varices esofágicas
do determina el tratamiento. Como se explicará más adelan- o gástricas se dispone de los siguientes procedimientos he-
te, no se adopta la misma actitud terapéutica en las varices mostáticos:
esofágicas sangrantes que cuando la hemorragia la origina Tratamiento farmacológico. La sustancia que más se ha uti-
una variz gástrica. lizado es la vasopresina o sus derivados sintéticos. La vaso-
presina es un potente vasoconstrictor, sobre todo en el terri-
Tratamiento de la hipertensión portal. En el tratamiento torio vascular esplácnico, por lo que ocasiona una notable
de la hipertensión portal deben distinguirse varias fases: el reducción del flujo sanguíneo y de la presión portal, así
tratamiento de la hemorragia activa por rotura de varices como un descenso del flujo sanguíneo de las colaterales gas-
esofágicas, la prevención de las recidivas y la profilaxis de la troesofágicas, puesto en evidencia por la medición del flujo
hemorragia en pacientes que nunca han sangrado. sanguíneo de la vena ácigos. Asimismo, la vasopresina dismi-
nuye significativamente la presión de las varices esofágicas.
1. Tratamiento de la hemorragia activa. El tratamiento El efecto vasoconstrictor de la vasopresina no se limita al
debe efectuarse en condiciones adecuadas a la gravedad de territorio esplácnico, sino que se manifiesta también en la
esta complicación. Ello sólo es posible en unidades de vi- circulación sistémica, ocasionando un aumento de la pre-
gilancia intensiva. El cuidado del paciente se facilita si es sión arterial y un descenso del gasto cardíaco, del flujo san-
llevado a cabo por un equipo que comprenda hepatólogo guíneo coronario y de la frecuencia cardíaca. Estos efectos
clínico, endoscopista, cirujano y reanimador, integrados en sistémicos son causa de numerosas complicaciones cardio-
unidades de sangrantes. vasculares, lo que constituye el principal inconveniente de la
El tratamiento debe perseguir simultáneamente la reposi- vasopresina. El tratamiento está contraindicado en pacientes
ción de la volemia, la profilaxis de las complicaciones secun- cardíacos o hipertensos.
darias a la hemorragia y la hemostasia de la lesión sangrante. La vasopresina se administra en forma de perfusión intra-
La reposición de la volemia requiere colocar un catéter venosa continua. La dosis inicial es de 0,4 U/min, que se au-
para medir la presión venosa central y una cánula intraveno- menta hasta 0,6-0,8 U/min si es necesario. El tratamiento se
sa de grueso calibre, que permita la transfusión rápida si ésta mantiene hasta 24 h después de conseguir la hemostasia. Si
es necesaria. Se debe contactar con el banco de sangre que se han empleado dosis elevadas, se aconseja disminuirlas de
disponga de 4 unidades de sangre o concentrado de hema- forma gradual. El éxito de la terapéutica se evalúa por la au-
tíes con pruebas cruzadas ya determinadas, preparadas para sencia de hematemesis, la estabilidad hemodinámica sin ne-
ser transfundidas en cualquier momento. La reposición de la cesidad de transfusión y la ausencia de sangre fresca en el
volemia se efectúa con transfusiones, hasta que el hematócri- aspirado gástrico. Con este esquema terapéutico se consigue
to esté entre el 25 y el 30% y la perfusión simultánea de ex- detener la hemorragia en alrededor del 50-60% de los enfer-
pansores plasmáticos para mantener una presión arterial sis- mos. Muchos pacientes presentan complicaciones menores
tólica superior a 90 mmHg, una frecuencia cardíaca inferior (bradicardia, extrasistolia), pero en el 25% de los casos las
a 100 lat/min y una presión venosa central por encima de complicaciones obligan a suspender el tratamiento (dolor
5 cmH2O. Una reposición excesiva de la volemia puede agra- abdominal intenso, edema pulmonar, isquemia arterial en
var la hipertensión portal y reanudar el sangrado si éste se varios territorios). Recientemente se ha demostrado que la
había detenido. Las complicaciones habituales de la hemo- administración simultánea de nitroglicerina, fármaco con ac-
rragia digestiva en estos pacientes son las relacionadas con ción vasodilatadora sobre todo venosa, permite reducir los
el shock hipovolémico (insuficiencia renal, respiratoria) efectos adversos de la vasopresina y aumentar su efecto be-

297
HEPATOLOGÍA

neficioso. La nitroglicerina se administra habitualmente me- Derivación portosistémica. El tratamiento que permite un
diante sistemas transdérmicos de liberación continua (“par- mayor descenso de la presión portal y que es más eficaz para
ches” de nitroglicerina). detener la hemorragia y para prevenir nuevos episodios de
La glipresina (triglicilvasopresina) es un derivado sintético sangrado es la anastomosis portocava. Este sería el tratamien-
de la vasopresina con acción prolongada, lo que permite ad- to ideal si no fuera por la mortalidad quirúrgica asociada y
ministrarla en inyecciones de 2 mg/4 h. Varios estudios han porque entraña un elevado índice de encefalopatía y, ade-
demostrado su elevada eficacia (alrededor del 80%) y que más, empeora la evolución de la cirrosis al disminuir no-
tiene menos efectos secundarios que la asociación de vaso- tablemente el flujo sanguíneo hepático. Las anastomosis
presina y nitroglicerina, lo que la hace claramente preferible. esplenorrenales selectivas y las centrales con injerto de Gore-
De hecho, la glipresina es el único fármaco con el que se ha Tex® de pequeño diámetro se han usado en forma alternati-
demostrado una disminución de la mortalidad asociada a la va pues se asocian a un menor riesgo de encefalopatía. No
hemorragia por varices. obstante, todas estas intervenciones tienen un riesgo elevado
La somatostatina, sustancia que inhibe la secreción de hor- en los pacientes con insuficiencia hepática avanzada, en los
mona de crecimiento y de la mayoría de las hormonas gas- cuales la mortalidad de la cirugía de urgencia puede llegar al
trointestinales, tiene la propiedad de disminuir el flujo san- 50%, por lo que sólo pueden practicarse con seguridad en
guíneo y la presión portal sin presentar los efectos adversos pacientes grado A de CHILD-PUGH. Todo ello, junto con el he-
de la vasopresina. Provoca también un notable descenso del cho de que los tratamientos farmacológicos y endoscópicos
flujo sanguíneo de la vena ácigos. La somatostatina se em- ofrezcan cada vez mayor eficacia, ha llevado a que las anas-
plea en forma de perfusión intravenosa continua, a razón de tomosis portosistémicas se utilicen hoy en día mucho menos
250-500 µg/h, en períodos de 24-48 h. La perfusión debe estar que en la década pasada.
precedida por la inyección de un bolo intravenoso de 250 µg, Esta situación ha cambiado notablemente desde la intro-
que es aconsejable repetir hasta conseguir la hemostasia, lo ducción de las derivaciones portosistémicas percutáneas in-
que se logra en alrededor del 80% de los casos. La mayor trahepáticas (DPPI), generalmente conocidas por la abrevia-
ventaja de la somatostatina reside en la virtual ausencia de tura TIPS, acrónimo de las iniciales de su denominación
complicaciones, lo cual permite administrarla muy precoz- anglosajona (transjugular intrahepatic portosystemic shunt).
mente, incluso antes de la endoscopia de urgencia, y man- La DPPI consiste en la creación de una derivación portosisté-
tener el tratamiento durante períodos más prolongados mica intrahepática de diámetro prefijado (“calibrada”) por
(5 días), a fin de prevenir la recidiva precoz de la hemorragia métodos de radiología intervencionista. Dado que este pro-
por varices. Estudios recientes muestran que la somatostatina cedimiento no requiere una laparotomía, como ocurre en la
es tan eficaz como la escleroterapia de urgencia y entraña cirugía derivativa convencional, permite extender el trata-
menos complicaciones, además de presentar la ventaja adi- miento con derivación portosistémica a pacientes con insufi-
cional de que no requiere personal especializado para su ad- ciencia hepática avanzada.
ministración. En la DPPI se crea una comunicación entre el sistema por-
Taponamiento esofágico. Fue el procedimiento hemostáti- tal y la circulación venosa sistémica a través del parénquima
co no quirúrgico más utilizado en el pasado. La sonda de hepático, utilizando exclusivamente técnicas percutáneas de
Sengstaken-Blakemore está provista de dos balones (gástrico acceso vascular. El procedimiento, que puede realizarse con
y esofágico), el primero para ser impactado en el cardias y el anestesia local, comienza con la cateterización de una vena
segundo para comprimir directamente las varices. La sonda periférica, habitualmente la vena yugular interna derecha, y
de Linton-Nachlas, variedad de la anterior, está provista de la colocación de un introductor vascular. Tras cateterizar la
un solo balón de gran capacidad (600 mL), el cual, una vez vena suprahepática más adecuada, y por medio de un equi-
insuflado, se impacta en el cardias mediante una tracción po de punción transvenosa, se perfora luego el parénquima
continua, con lo que la circulación submucosa queda inte- hepático hasta alcanzar la rama portal previamente seleccio-
rrumpida, dejando exangües las varices sangrantes. Ambos nada. Una vez cateterizada la vena porta y tras la medición
tipos de balón poseen una gran eficacia (del 70-90%) en la de presiones y determinación de gradientes, se procede a di-
obtención de la hemostasia primaria, aunque aproximada- latar el tracto parenquimatoso así como las paredes vascula-
mente en la mitad de los casos se produce una recidiva tras res mediante un balón de angioplastia. Finalmente, se colo-
desinsuflar el balón. Entre las numerosas complicaciones ca una prótesis metálica de 8-12 mm de diámetro, la cual
descritas por esta técnica las más graves son la neumonía constituye un soporte mecánico que evita que se colapse la
por aspiración y la rotura del esófago. Por ello, el tapona- comunicación portosistémica a través del parénquima hepá-
miento esofágico debe emplearse sólo como medida tempo- tico.
ral si no se consigue la hemostasia con tratamiento farmaco- Las indicaciones aceptadas de la DPPI son, por el momen-
lógico o endoscópico. El taponamiento esofágico sólo debe to, las siguientes: a) hemorragia por varices esofagogástricas
ser llevado a cabo por personal experto y en condiciones que no ha cesado con tratamiento médico y endoscópico, es-
que permitan una estricta vigilancia. pecialmente en pacientes pertenecientes a los grupos B y C
Escleroterapia endoscópica de urgencia. Esta medida es efi- de la clasificación de CHILD-PUGH; b) pacientes en los que ha
caz en un elevado porcentaje de pacientes. La primera se- fracasado el tratamiento para prevenir la recidiva hemorrágica
sión se efectúa tan pronto como es posible tras el ingreso del y presentan dos o más recidivas significativas a pesar del tra-
paciente. A menudo, se administra previamente un tra- tamiento farmacológico o endoscópico (sobre todo si el pa-
tamiento farmacológico para cohibir la hemorragia. La se- ciente está incluido en un programa de trasplante hepático),
gunda sesión suele efectuarse una semana después de la pri- y c) recidiva hemorrágica por varices esofagogástricas en
mera, con el objeto de prevenir la recidiva precoz, cuya pacientes portadores de una derivación portosistémica (ex-
aparición, como se ha señalado, es frecuente y acarrea un ceptuando la anastomosis portocava terminolateral). Otras
mal pronóstico. El uso de escleroterapia de urgencia, asocia- indicaciones posibles, sujetas a evaluación futura en el marco
da o no a otros procedimientos hemostáticos, permite redu- de estudios controlados aleatorios comparativos, incluyen:
cir los episodios de recidiva y la necesidad de cirugía de d) prevención de la recidiva hemorrágica por varices esofago-
urgencia. Este procedimiento requiere personal muy cualifi- gástricas, especialmente en pacientes con riesgo elevado, y
cado. La escleroterapia puede ocasionar numerosas compli- e) ascitis refractaria o recidivante. Por el momento, no está
caciones, algunas graves, y no se ha demostrado superior al justificado el uso profiláctico de la DPPI.
tratamiento farmacológico, por lo que suele reservarse para Como toda derivación portosistémica, la DPPI puede favo-
los casos en los que éste falla. recer el desarrollo de encefalopatía hepática; del mismo
La ligadura endoscópica de las varices mediante bandas modo, la disminución del aporte sanguíneo portal al hígado
elásticas se ha introducido recientemente con la idea de re- puede contribuir a un posterior deterioro de la función hepá-
ducir el riesgo asociado a la escleroterapia. tica. El procedimiento per se entraña una serie de riesgos; en

298
HIPERTENSIÓN PORTAL

ocasiones provoca complicaciones inmediatas graves (he- perforación o estenosis esofágica, ulceraciones) son relativa-
moperitoneos, hemobilia, rotura cardíaca, lesiones vascula- mente poco frecuentes (10%). La escleroterapia endoscópica
res, etc.). Con el fin de minimizar estas complicaciones es tiene una eficacia ligeramente superior a la terapéutica far-
necesario contar con equipos adecuados y personal espe- macológica, si bien esta ventaja se halla compensada por un
cialmente cualificado. El principal inconveniente de la DPPI número muy superior de complicaciones y un coste mucho
a medio plazo, junto con su elevado coste, es su tendencia a más elevado. En conjunto, la escleroterapia no prolonga la
la estenosis y la obstrucción (incluso superior al 40%), que supervivencia ni disminuye el número de hospitalizaciones
pueden producirse tanto en el trayecto transhepático como en relación con el tratamiento mediante propranolol. Otros
en la vena hepática o porta, y se deben a diversas causas estudios han demostrado que la escleroterapia, si bien me-
(trombosis, hiperplasia de la neoíntima o, raras veces, migra- nos eficaz que la cirugía derivativa en la prevención de la re-
ción de la prótesis). Estas estenosis y/u obstrucciones ocasio- cidiva hemorrágica, no se asocia a una menor supervivencia.
nan un mal funcionamiento de la DPPI, lo que obliga a efec- Recientemente, la escleroterapia se ha ido sustituyendo
tuar un estrecho seguimiento ecográfico, angiográfico y hemo- por la ligadura endoscópica de las varices de bandas elás-
dinámico para detectarlas y tratarlas correctamente. ticas, procedimiento que se asocia a menos complicaciones
Transección esofágica. La transección esofágica mediante y mayor eficacia.
aparatos de autosutura (stappler) es una intervención quirúr- Cirugía electiva. Varios tipos de intervención quirúrgica
gica relativamente sencilla y rápida, que aunque entraña permiten corregir la hipertensión portal a través de la prácti-
mayor riesgo de recidivas tardías que las derivaciones porto- ca de anastomosis entre el sistema portal y el de la vena
sistémicas, puede ser la única opción en pacientes con trom- cava. Estos procedimientos comprenden las anastomosis
bosis esplenoportal que padezcan hemorragias incoercibles portocava y las más recientes derivaciones selectivas (opera-
con el tratamiento farmacológico o endoscópico. ciones de Warren) y calibradas.
No se han efectuado suficientes estudios comparativos La complicación más frecuente de la cirugía derivativa
para preferir un determinado tratamiento ni para desechar portal es la encefalopatía hepática, que se presenta por lo
otros, de forma que la elección final del esquema terapéuti- menos en el 20% de las anastomosis portocava. Este porcen-
co debe hacerse de acuerdo con la disponibilidad y la expe- taje aumenta a medida que se prolonga la supervivencia. Es-
riencia de cada centro. tas derivaciones determinan un descenso del flujo hepático
total, con empeoramiento progresivo de la función hepática.
2. Prevención de la recidiva hemorrágica. El objetivo del La anastomosis esplenorrenal descrita por WARREN produce
tratamiento electivo es evitar la aparición de recidivas hemo- una descompresión selectiva del territorio varicoso, mante-
rrágicas en el paciente que acaba de superar un episodio de niendo relativamente el flujo hepático, por lo que ocasiona
sangrado. Las posibilidades, en orden creciente de agresivi- menos encefalopatía. Recientemente se han introducido las
dad, son las siguientes: anastomosis portocava o mesocava laterolaterales “calibra-
Tratamiento farmacológico con propranolol. La administra- das”, con injerto de Gore-Tex®. Estas derivaciones de peque-
ción oral de propranolol permite reducir el riesgo de recidiva ño diámetro (8-12 mm) permiten que siga llegando algo de
hemorrágica. Se administra por vía oral a dosis que provo- sangre portal al hígado. La DPPI consiste en una derivación
quen un bloqueo betadrenérgico efectivo, el cual se pone de calibrada, establecida por métodos de radiología interven-
manifiesto por una reducción del 20-25% de la frecuencia cionista, sin operar. Una ventaja adicional de la cirugía deri-
cardíaca y/o por el descenso de la presión portal. La dosis vativa es que permite prevenir la aparición de ascitis.
debe ajustarse cuidadosamente en cada paciente. El efecto La cirugía debe reservarse para los pacientes con buena
beneficioso del propranolol consiste en un descenso mode- función hepática, pues, en caso contrario, la mortalidad ope-
rado de la presión portal (15%) y una disminución acentua- ratoria y el índice de encefalopatía posterior son excesiva-
da del flujo sanguíneo de la vena ácigos (30-40%). Sin embar- mente elevados.
go, en alrededor de un tercio de los casos, el tratamiento no En caso de trombosis portal extensa se debe escoger entre
consigue disminuir significativamente la presión portal. Los la escleroterapia endoscópica y la denominada “cirugía de
pacientes grado A de CHILD-PUGH sin alcoholismo activo, en desconexión ácigos-portal”. La más utilizada es la transec-
los que se excluye la existencia de trombosis portal y hepato- ción esofágica con instrumentos que permiten la autosutura
carcinoma, son los que muestran mejor respuesta al trata- automática (stappler), asociada en ocasiones (intervención
miento. La respuesta óptima requiere reducir la presión por- de Sugiura) a la sección de colaterales periesofágicas y gás-
tal en más de un 25% del valor basal, preferiblemente hasta tricas, y a esplenectomía.
un valor inferior a 12 mmHg. El nadolol tiene efectos simila- Es conveniente recordar que el paciente menor de 60 años
res a los del propranolol. La eficacia del tratamiento farma- que ha presentado varios episodios de descompensación
cológico ha sido bien establecida. La asociación de otros fár- (hemorragia por varices y/o ascitis) es un buen candidato
macos como el 5-mononitrato de isosorbide (terapéutica para el trasplante hepático, que constituye el único tratamien-
combinada) permite potenciar el efecto beneficioso del pro- to curativo posible.
pranolol disminuyendo la presión portal y el riesgo de hemo-
rragia por rotura de varices esofágicas. 3. Tratamiento profiláctico. El objetivo del tratamiento
Esclerosis endoscópica de las varices esofágicas. Este méto- profiláctico es el de prolongar la supervivencia de los pacien-
do se ha utilizado ampliamente. Consiste en la inyección in- tes eliminando la mortalidad asociada al primer episodio he-
travariceal o paravariceal de sustancias irritantes (etanolami- morrágico.
na al 5%, polidocanol al 1%) que provocan una reacción La profilaxis de la hemorragia por varices mediante anas-
inflamatoria intensa, que conduce a la esclerosis, la oblitera- tomosis portocava se abandonó al comprobarse que los efec-
ción y, por último, la desaparición de las varices. La esclero- tos colaterales (encefalopatía hepática crónica, insuficiencia
terapia se efectúa en forma de sesiones repetidas, con inter- hepatocelular) superaban los beneficios de la operación.
valos variables (1-4 semanas), hasta conseguir erradicar o En la actualidad, la disponibilidad de terapéuticas mucho
disminuir el número y el tamaño de las varices. Por lo gene- menos agresivas, junto con la posibilidad de reconocer a los
ral se realizan 4-5 sesiones iniciales, que se repiten si los con- pacientes con elevado riesgo de hemorragia, han llevado a
troles endoscópicos sucesivos demuestran la reaparición de replantear la necesidad del tratamiento profiláctico. De he-
las varices. cho, es en este campo donde se han producido los adelantos
Es una técnica de indudable eficacia, cuyas limitaciones más notables en el tratamiento de la hipertensión portal.
principales estriban en el carácter transitorio de su efecto (la Selección de los pacientes. Los mejores resultados del trata-
reaparición de las varices es la regla y obliga a reesclerosis miento se obtienen en los pacientes con elevado riesgo de
periódicas) y en las molestias y complicaciones que ocasio- sangrado, que se correlaciona con el tamaño de las varices,
na. Por fortuna, las complicaciones mayores (hemorragia, la presencia de “signos rojos”, el grado de insuficiencia hepá-

299
HEPATOLOGÍA

tica y, probablemente, la presión y el índice de tensión de en estos pacientes es prudente efectuar endoscopias (y estu-
la pared de las varices esofágicas. A efectos prácticos, los dios hemodinámicos) de seguimiento con intervalos más
pacientes con varices relativamente grandes (mayores de cortos. Por lo general, los enfermos aceptan bien un control
5 mm) deben considerarse candidatos para el tratamiento anual. La tendencia actual es tratar más precozmente a los
profiláctico. pacientes. Así, la observación en modelos experimentales de
Escleroterapia profiláctica. Se han publicado, total o par- que la administración continuada de bloqueadores beta per-
cialmente, los resultados de 17 estudios clínicos con distribu- mite prevenir la formación de circulación colateral ha pro-
ción aleatoria en los que se evaluó el uso de la esclerotera- porcionado la base racional para iniciar tratamiento con blo-
pia profiláctica en pacientes con varices que nunca habían queadores beta en pacientes totalmente compensados, con
sangrado en relación con un grupo control no tratado. Los el fin de prevenir la aparición de varices esofágicas y de otras
resultados han sido muy divergentes. Los primeros estudios complicaciones de la hipertensión portal.
mostraron diferencias altamente significativas favorables al
grupo tratado con escleroterapia, pero estos brillantes resul-
tados no fueron confirmados por estudios clínicos aleatorios Otras causas de hemorragia digestiva
posteriores, realizados con mayor rigor científico. Además, el en pacientes con hipertensión portal
10% de los pacientes presentaron complicaciones graves
(con una mortalidad del 5%). Ello ha llevado a que se haya
abandonado la escleroterapia profiláctica. Los pacientes con hipertensión portal sangran a menudo a
Está por determinar si la ligadura endoscópica de las vari- causa de otras lesiones distintas a las varices esofagogástri-
ces puede ofrecer ventajas suficientes para utilizarla en esta cas, lo que hace necesaria la endoscopia de urgencia para
indicación. su diagnóstico.
Tratamiento farmacológico. Se han publicado los resulta-
dos de numerosos estudios clínicos con distribución aleato-
ria que evaluaron el uso de bloqueadores beta (propranolol
Gastropatía de la hipertensión portal
o nadolol) para prevenir el primer episodio de hemorragia Esta entidad se caracteriza por una ectasia difusa de los
por rotura de varices esofágicas. Todos ellos demostraron vasos de la mucosa gástrica que no presenta signos inflama-
una disminución significativa del riesgo de sangrado. Cabe torios. Endoscópicamente, la lesión aparece como múltiples
destacar que en ninguno de estos estudios se registraron manchas rojas de pequeño tamaño, planas, localizadas en el
muertes debidas al tratamiento. Éste fue seguido correcta- cuerpo y en antro gástricos, algunas de las cuales rezuman
mente por alrededor del 75% de los pacientes. Los efectos se- sangre (gastropatía grave). En etapas precoces la mucosa
cundarios fueron poco relevantes (cansancio, bradicardia, muestra el patrón “en mosaico”, con zonas lineales más páli-
disnea, broncospasmo) y condujeron al abandono del trata- das que rodean mucosa de aspecto hiperémico. Estudios ex-
miento en el 10-15% de los casos. Se ha sugerido que la inte- perimentales han revelado un aumento del flujo de la muco-
rrupción brusca del tratamiento puede favorecer la aparición sa gástrica, hallazgo que también se ha demostrado en
de hemorragia por un fenómeno de “rebote”. Aunque esto pacientes cirróticos.
no se ha demostrado con certeza, es importante que el pa- Clínicamente puede manifestarse como episodios hemorrá-
ciente comprenda la necesidad de tomar regularmente gicos francos, en general en forma de melenas, u ocasionar
la medicación y de disminuir en forma gradual la dosis (o la pérdidas ocultas y anemia ferropénica intensa, que requiere
frecuencia de administración) en caso de que sea necesario transfusiones repetidas y terapéutica marcial continuada.
interrumpir el tratamiento. La eficacia del tratamiento con En la patogenia de esta lesión se hallan implicados los
bloqueadores beta se ha demostrado además, en varios me- trastornos humorales y de la hemodinámica esplácnica pro-
taanálisis, que han puesto de manifiesto que el tratamiento vocados por la hipertensión portal. El hecho de que raras ve-
reduce el riesgo de sangrado y de fallecer por hemorragia en ces se observe tras el cortocircuito portocava sugiere que
cualquier subgrupo de pacientes: alcohólicos y no alcohóli- puede tratarse de la misma manera que las varices esofági-
cos, con ascitis o sin ésta, etc. El único dato que permite pre- cas. El propranolol puede ser útil en estos pacientes. El único
decir la eficacia del tratamiento es la medida del gradien- tratamiento de eficacia comprobada es la administración de
te de presión en las venas suprahepáticas: ninguno de los propranolol. Es posible que casos refractarios puedan mejo-
pacientes cuyo gradiente se había reducido a menos de rar con la administración de estrógenos y progestágenos. Los
12 mmHg sangraron; asimismo, se comprobó una disminu- antiácidos, los inhibidores de los receptores H2 y el sucralfa-
ción significativa del tamaño de las varices esofágicas y una to carecen de utilidad en estos enfermos.
prolongación de la supervivencia en dichos pacientes. Estos Una variante del síndrome lo constituye el hallazgo de le-
datos sugieren que es conveniente efectuar controles hemo- siones similares en el colon (“colopatía hipertensiva”).
dinámicos para valorar la respuesta de la presión portal al
tratamiento con bloqueadores beta; cuanto más se reduce la
presión portal, más eficaz es el tratamiento, por lo que si se
Erosiones agudas de la mucosa gástrica
consigue potenciar la reducción de la presión portal, por Los pacientes cirróticos descompensados, en particular los
ejemplo, mediante la terapéutica combinada, es posible que que presentan ascitis e insuficiencia renal, peritonitis bacte-
se pueda mejorar aún más la eficacia del tratamiento. riana espontánea e insuficiencia respiratoria aguda, padecen
Conducta frente a pacientes sin varices o con varices de con frecuencia hemorragias por erosiones agudas de la mu-
grado I. Estos pacientes no tienen un riesgo significativo de cosa gástrica (gastritis erosiva hemorrágica). Éstas se produ-
presentar complicaciones por su hipertensión portal y, por lo cen también en pacientes que ingieren ácido acetilsalicílico.
tanto, no requieren un tratamiento inmediato. Sin embargo, La administración de fármacos antisecretores puede prevenir
ello no significa que estén libres de desarrollar varices volu- la aparición de estas lesiones en situaciones de alto riesgo
minosas y de sangrar en el futuro, lo cual obliga a instaurar como las indicadas.
un seguimiento. Es importante destacar que si el gradiente La hemorragia producida por las erosiones gástricas agu-
de presión portal es inferior a 10 mmHg, el paciente no desa- das raras veces es masiva. Debe tratarse en forma conserva-
rrollará varices a corto plazo, por lo que es posible diferir dora, siendo el aspecto más importante la corrección ade-
una nueva evaluación hemodinámica-endoscópica hasta cuada de la complicación subyacente.
2 años. El riesgo de desarrollar varices voluminosas es del
25% a los 2 años. En caso de que existan varices pequeñas ya
en el examen inicial, el riesgo de que se desarrollen y sangren
Varices ectópicas
es mucho más alto: alrededor del 40% tiene varices grandes Aunque en la mayoría de los enfermos la hipertensión por-
(grados 2 o 3) al año, y el 70% a los 2 años. Por consiguiente, tal determina la aparición de varices esofagogástricas, algu-

300
ASCITIS

nos pacientes las desarrollan en lugares inusuales, constitu- BOSCH J, GARCÍA-PAGÁN JC. Hipertensión portal. Medicine 1992
yendo las denominadas varices ectópicas. En general se aso- (6.a ed); 7: 271-282.
cian a varices esofágicas, pero en ocasiones representan la BOSCH J, MASTAL R, KRAVETZ D, NAVASA M, RODÉS J. Hemodynamic eva-
luation of the patient with portal hypertension. Semin Liver Dis
única manifestación de la hipertensión portal. 1986; 6: 309-317.
Se han descrito la aparición y la rotura de varices ectópi- BOSCH J, NAVASA M, GARCÍA PAGÁN JC, DELACY AM, RODÉS J. Portal hy-
cas de localizaciones muy diversas. Hay descripciones anec- pertension. Med Clin North Am 1989; 73: 931-953.
dóticas de casos de varices bronquiales, vaginales, vesicales, BOSCH J, PIZCUETA P, FEU F, FERNÁNDEZ M, GARCÍA-PAGÁN JC. Pathophy-
coledocales y vesiculares. siology of portal hypertension. Gastroenterology Clin North Am
Sin embargo, la localización más frecuente de la varices 1992; 21: 1-14.
ectópicas es en bocas anastomóticas de enteroanastomosis BURROUGHS AK, BOSCH J. Clinical manifestations and management of
(27%), duodeno (18%), yeyuno e íleon (18%), colon (15%), bleeding episodes of cirrhotics. En: MCINTYRE N, BENHAMOU JP, BIR-
CHER J, RIZETTO M, RODÉS J (eds). Oxford Textbook of clinical hepa-
recto (9%) y peritoneo (10%). La hemorragia por rotura de tology. Oxford University Press, 1991.
varices ectópicas puede ocasionar, pues, manifestaciones atí- GARCÍA-PAGÁN JC, FEU F, BOSCH J, RODÉS J. Propranolol compared with
picas (hemobilia, hematuria, hemoperitoneo, rectorragias). propranolol plus isosorbide-5-mononitrate for portal hypertension
Se ha sugerido que la prevalencia global de varices ectópi- in cirrhosis. A randomized controlled study. Ann Intern Med 1991;
cas es del 1-3% en los cirróticos, pero mucho más alta en los 114: 869-873.
pacientes con hipertensión portal prehepática (20-30%). Pro- GROSZMANN RJ, BOSCH J, GRACE N, CONN HO, GARCÍA-ISAO G, NAVASA M et
bablemente, el desarrollo de varices ectópicas se favorece al. Hemodynamic events in a prospective randomized trial of pro-
por intervenciones abdominales previas, pues este antece- pranolol versus placebo in the prevention of the first variceal he-
morrhage. Gastroenterology 1990; 99: 1.401-1.407.
dente está presente en muchos enfermos. PÉREZ-AYUSO RM, PIQUÉ JM, BOSCH J, PANÉS J, GONZÁLEZ A, PÉREZ R et al.
A menudo, estos enfermos se han tratado con procedi- Propranolol in prevention of recurrent bleeding from severe por-
mientos quirúrgicos, ya sea por resección del paquete varico- tal hypertensive gastropathy in cirrhosis. Lancet 1991; 337: 1.431-
so, ligadura de las varices o mediante anastomosis portosisté- 1.434.
micas. Sin embargo, es posible que estos pacientes puedan PIZCUETA MP, PIQUÉ JM, BOSCH J, WHITE BJR, MONCADA S. Effects of inhi-
beneficiarse de tratamientos más conservadores, como la te- biting nitric oxide biosynthesis on the systemic and splanchnic
rapéutica farmacológica o la escleroterapia, cuando ésta es circulation of rats with portal hypertension. Br J Pharmacol 1992;
técnicamente posible. 105: 184-190.
PUGH RNH, MURRAY-LYON IM, DAWSON JL, PIETRONI MC, WILLIAMS R. Tran-
section of the oesophagus for bleeding oesophageal varices. Br J
Bibliografía especial Surg 1973; 60: 646-664.
BOSCH J. Effect of pharmacological agents on portal hypertension. A TERÉS J, BORDAS JM, BOSCH J (eds). Hemorragia digestiva. Barcelona,
haemodynamic appraisal. Clin Gastroenterol 1985; 14: 169-184. Ediciones Doyma, 1991.

Ascitis
V. Arroyo Pérez y P. Ginés Gibert

Se denomina ascitis a la acumulación de líquido en la ca- simplemente reduciendo la cantidad de sodio en la dieta o
vidad peritoneal. La etiología más común la constituyen las bien, en otros, aumentando la excreción renal de sodio me-
enfermedades hepáticas, como cirrosis, hepatitis alcohólica, diante la administración de diuréticos. Por el contrario, un
cáncer primitivo de hígado, síndrome de Budd-Chiari y enfer- excesivo aporte de sodio en la dieta o la supresión del trata-
medad venoclusiva. La segunda causa más frecuente incluye miento diurético pueden ocasionar la reaparición de la asci-
las enfermedades que afectan al peritoneo, en especial la tis. Además, en animales de experimentación se ha demos-
carcinomatosis peritoneal y la peritonitis tuberculosa. Por úl- trado que la retención de sodio precede de forma constante
timo, otros procesos patológicos, como pancreatitis aguda, a la aparición de ascitis, hecho que confirma la importancia
pericarditis constrictiva, insuficiencia cardíaca congestiva, patogénica de este trastorno.
hipotiroidismo, tumores benignos de ovario, síndrome nefró- La intensidad de la retención de sodio en la cirrosis con
tico, enteropatías perdedoras de proteínas y linfoma, entre ascitis varía de unos pacientes a otros. Algunos enfermos tie-
otras causas, pueden en ocasiones producir ascitis. A conti- nen una excreción urinaria de sodio relativamente elevada
nuación se considera fundamentalmente la ascitis de origen (superior a 10 mEq/día en condiciones de reposo en cama,
cirrótico, que es con mucho la más importante. La descrip- dieta hiposódica y sin tratamiento diurético), mientras que
ción general del síndrome ascítico se incluye entre las enfer- en otros dicha excreción es muy baja y puede llegar a ser in-
medades del peritoneo. cluso nula. Estas diferencias en la retención de sodio tienen
trascendencia terapéutica y pronóstica. Los pacientes con in-
Factores implicados en la formación de ascitis en la tensa retención de sodio requieren en general dosis elevadas
cirrosis. En la patogenia de la ascitis que se desarrolla en de diuréticos, presentan con relativa frecuencia una ascitis
la cirrosis intervienen trastornos de la función renal, funda- resistente al tratamiento diurético y tienen una supervivencia
mentalmente retención de sodio y agua, alteraciones de la corta. Por el contrario, los pacientes con retención modera-
hemodinámica sistémica, caracterizadas por un estado circu- da de sodio suelen responder muy fácilmente al tratamiento
latorio hiperdinámico, y factores locales en la circulación he- diurético y tienen una supervivencia prolongada.
pática y esplácnica relacionados con la existencia de hiper- En la mayoría de los casos la retención renal de sodio en
tensión portal. la cirrosis se debe a un aumento de la reabsorción tubular de
Trastornos de la función renal. El trastorno de la función re- este ion, puesto que ocurre en presencia de un filtrado glo-
nal más característico de los pacientes cirróticos con ascitis merular normal. Es probable que tanto el túbulo proximal
es la retención de sodio. La importancia de esta alteración como el túbulo distal participen en la hiperreabsorción de
en la patogenia de la ascitis queda demostrada por el hecho sodio. En los pacientes cirróticos con insuficiencia renal, la
de que la ascitis puede desaparecer en algunos pacientes intensidad de la retención de sodio suele ser mayor que en

301
HEPATOLOGÍA

los enfermos sin insuficiencia renal puesto que, además de sarrollo de circulación colateral. El mecanismo o los meca-
estar aumentada la reabsorción tubular, existe una disminu- nismos responsables de esta vasodilatación arterial no se co-
ción de la cantidad de sodio filtrada. nocen, pero es posible que se relacionen con un aumento de
En la cirrosis hepática con ascitis suele existir también una los niveles de sustancias con acción vasodilatadora.
alteración de la capacidad renal de excretar agua. Las conse- La existencia de hipertensión portal también determina
cuencias clínicas de esta anomalía son un aumento de la cambios importantes en la microcirculación hepática y es-
cantidad total de agua corporal y, en casos extremos, hipo- plácnica que desempeñan un papel determinante en la
natremia dilucional. En las personas sanas, el contenido de formación de ascitis. La microcirculación hepática se carac-
agua corporal se mantiene estable a pesar de las variaciones teriza por la existencia de sinusoides, que son capilares espe-
diarias en la ingesta de líquidos, de forma que cualquier au- cializados, con gran número de fenestraciones y sin membra-
mento en la ingesta de agua se sigue rápidamente de un au- na basal, lo que determina su permeabilidad a sustancias de
mento de la excreción de agua libre, evitando así la dilución elevado peso molecular. Como consecuencia, el intercam-
del medio interno y el desarrollo de hiponatremia. La intensi- bio de fluidos entre el sinusoide y el espacio intersticial he-
dad del trastorno de excreción de agua en la cirrosis es varia- pático depende prácticamente sólo de cambios en la presión
ble de unos pacientes a otros. Algunos tienen una capacidad hidrostática, sin contribución alguna de la presión oncótica.
de excretar agua normal. Otros, presentan una disminución Cualquier pequeño aumento de la presión sinusoidal se tra-
moderada de la capacidad renal de excretar agua que sólo duce en el paso del líquido rico en proteínas desde la luz del
se pone de manifiesto cuando se administra una sobrecarga sinusoide al espacio intersticial. Existen dos mecanismos
de agua. Estos enfermos tienen una concentración plasmáti- para regular el volumen de líquido intersticial hepático y evi-
ca de sodio normal en condiciones basales, pero pueden de- tar así un excesivo aumento de volumen y presión en el in-
sarrollar hiponatremia cuando aumentan la ingesta de agua. terior del hígado. En primer lugar, el exceso de líquido inters-
Por tanto, una concentración plasmática de sodio normal en ticial es drenado de forma muy eficaz por medio de los
un paciente con cirrosis y ascitis no es sinónimo de capaci- linfáticos hacia la circulación sistémica a través del conduc-
dad normal de excretar agua. Por último, en algunos pacien- to torácico. En esta situación, el flujo del conducto torácico
tes el trastorno es tan intenso que son incapaces de eliminar puede llegar a ser incluso 20 veces superior al flujo normal,
el agua que ingieren de forma normal con la dieta y presen- que es de aproximadamente 1 L/día. En segundo lugar, el ex-
tan hiponatremia e hiposmolaridad espontáneas. La hipona- ceso de líquido intersticial puede escapar directamente a la
tremia se denomina dilucional puesto que ocurre en el con- cavidad peritoneal a través de la superficie hepática y oca-
texto de un aumento de la cantidad de agua corporal. La sionar la formación de ascitis. Este parece ser el origen de la
hiponatremia también es paradójica, dado que se asocia a ascitis en la hipertensión portal de origen postsinusoidal, tan-
retención de sodio y aumento de la cantidad total de sodio to en modelos experimentales de bloqueo parcial de la vena
existente en el organismo. Por estos motivos, la hiponatremia cava inferior o de las venas suprahepáticas como en los
dilucional de la cirrosis debe tratarse mediante restricción pacientes con pericarditis constrictiva o síndrome de Budd-
acuosa. La administración de sodio no sólo no mejora la hi- Chiari, enfermedades que cursan con aumento del flujo san-
ponatremia sino que aumenta la formación de ascitis. guíneo del conducto torácico y ascitis con elevada concen-
El trastorno de la función renal más grave de la cirrosis tración de proteínas.
con ascitis es la insuficiencia renal funcional, también deno- Los capilares esplácnicos, a diferencia de los sinusoides
minada síndrome hepatorrenal. Este síndrome aparece en hepáticos, son muy poco permeables a las proteínas plasmá-
general en pacientes con enfermedad hepática avanzada y ticas. Además, en condiciones normales, los capilares esplác-
se caracteriza por el desarrollo de azoemia (aumento de la nicos parecen disponer de un mecanismo de autorregula-
concentración sérica de BUN y creatinina) y oliguria en au- ción de la presión capilar, de forma que variaciones de la
sencia de causas conocidas que justifiquen el desarrollo de presión portal son amortiguadas por cambios en el tono mus-
insuficiencia renal. El examen histológico del tejido renal en cular de la vasculatura precapilar y poscapilar. Ambas cir-
estos pacientes no revela alteraciones significativas. La causa cunstancias limitan la extravasación de líquido.
inmediata de este síndrome es una vasoconstricción renal La cirrosis determina cambios importantes en la microcir-
que determina un descenso del flujo sanguíneo renal y del culación hepática y esplácnica que modifican el efecto de la
filtrado glomerular. En algunos pacientes la insuficiencia re- hipertensión portal sobre la extravasación de líquido en am-
nal sigue un curso rápidamente progresivo. Estos enfermos bos territorios. En primer lugar, en la cirrosis existe una capi-
suelen presentar signos de insuficiencia hepática avanzada larización de los sinusoides hepáticos que se caracteriza por
(ictericia, encefalopatía, alteración intensa de las pruebas de una notable disminución del número de fenestraciones y un
coagulación) y fallecen pocas semanas después del inicio depósito de colágeno entre las células endoteliales y los he-
del síndrome. Este tipo de insuficiencia renal es espontáneo patocitos. Esta transformación de los sinusoides hepáticos,
en algunos casos, mientras que en otros aparece en relación además de dificultar el contacto entre la sangre y los hepato-
cronológica estrecha con un hecho que podría haber actua- citos, disminuye la importancia de la presión sinusoidal
do como factor desencadenante (infección grave, hemorra- como factor clave de la dinámica de fluidos en el sinusoide y
gia digestiva, intervención quirúrgica). En otros pacientes, reduce la concentración de proteínas en la linfa hepática. En
sin embargo, la insuficiencia renal no es progresiva sino que este sentido, es importante destacar que la concentración de
permanece estable durante meses. La mayoría de estos pa- proteínas en la ascitis que se desarrolla en la cirrosis suele
cientes presentan una ascitis resistente al tratamiento diuré- ser inferior a la que se observa en enfermedades con hiper-
tico. tensión portal postsinusoidal. En segundo lugar, la vasodila-
Hipertensión portal y alteraciones hemodinámicas. La hiper- tación arterial esplácnica presente en la cirrosis altera la ca-
tensión portal es un factor indispensable para el desarrollo pacidad de autorregulación de los capilares esplácnicos y
de ascitis en las enfermedades hepáticas. La hipertensión favorece la trasudación de líquido del capilar al espacio in-
portal no sólo ocasiona un aumento de la resistencia al flujo tersticial y, presumiblemente, a la cavidad peritoneal. Ello
sanguíneo en el territorio portal sino que también produce explica el frecuente edema intersticial de las capas mucosas,
cambios notables en la circulación arterial esplácnica. Inves- muscular y serosa del intestino de los pacientes cirróticos. En
tigaciones en animales de experimentación han demostrado resumen, pues, la ascitis en la cirrosis hepática procede pro-
que la hipertensión portal se asocia a una intensa vasodilata- bablemente tanto de la circulación hepática como de la es-
ción arterial esplácnica que ocasiona un aumento del flujo plácnica. No obstante, se desconoce la importancia relativa
sanguíneo que entra en el sistema portal. Esta vasodilatación de cada uno de los territorios en la formación de la ascitis.
arterial esplácnica ocurre también en la cirrosis humana. El Además de producir cambios en la circulación hepática y
aumento del flujo portal puede explicar, al menos en parte, esplácnica, la hipertensión portal de la cirrosis determina
por qué la presión portal se mantiene elevada a pesar del de- cambios importantes en la circulación sistémica. Estudios clí-

302
ASCITIS

60 3.000
Grupo I Grupo II Grupo III
40 2.000

Hormona antidiurética (pg/mL)


8
ARP (ng/mL/h)

NA (pg/mL)
30 1.500 7
6
20 1.000
5
10 500 4
3
0 0
I II III I II III 2
1
Fig. 2.105. Actividad renina plasmática (ARP) y concentración plas- 0
mática de noradrenalina (NA) en individuos sanos (I), pacientes cirró- A B A B A B
ticos con ascitis sin insuficiencia renal (II) y pacientes cirróticos con
ascitis e insuficiencia renal funcional (III). La ARP y la NA reflejan el
grado de estimulación del sistema renina-angiotensina y del sistema Fig. 2.106. Concentración plasmática de hormona antidiurética
nervioso simpático, respectivamente. tras restricción acuosa (A) y después de una sobrecarga acuosa de
20 mL/kg de peso (B) en individuos sanos (grupo I), pacientes cirróti-
cos con ascitis que eran capaces de excretar agua aunque en menor
nicos y experimentales han demostrado que la presencia de proporción que los individuos sanos (grupo II) y pacientes cirróticos
hipertensión portal se asocia de forma constante a un estado con ascitis que eran totalmente incapaces de excretar agua (grupo
III). La mayoría de los pacientes del grupo III tenían hiponatremia.
circulatorio hiperdinámico caracterizado por un aumento
del volumen plasmático y del gasto cardíaco y una reduc-
ción de las resistencias vasculares periféricas. Se considera
que este trastorno hemodinámico desempeña un papel clave descenso acusado de estos parámetros. La insuficiencia re-
en la patogenia de la retención renal de sodio y agua en la nal funcional de la cirrosis hepática podría ser consecuencia
cirrosis. de un desequilibrio entre la producción renal de prostaglan-
dinas vasodilatadoras y el grado de estimulación de los siste-
Fisiopatología de la ascitis y de los trastornos de la fun- mas renina-angiotensina y nervioso simpático, que son po-
ción renal en la cirrosis. Los trastornos de la función renal tentes vasoconstrictores renales.
citados son probablemente secundarios a alteraciones de sis- La activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona
temas neurohormonales endógenos. El sistema renina-angio- y del sistema nervioso simpático y la hipersecreción de ADH
tensina-aldosterona, que estimula la reabsorción de sodio en en la cirrosis con ascitis son secundarias a un trastorno he-
el túbulo distal y colector, y el sistema nervioso simpático, modinámico caracterizado por un árbol arterial excesiva-
que activa la reabsorción de sodio en el túbulo proximal, el mente dilatado en relación con el volumen sanguíneo circu-
asa de Henle y los túbulos distal y colector, están estimula- lante (hipovolemia efectiva). Esta vasodilatación se produce
dos en la cirrosis con ascitis y, en particular, en la insufi- con preferencia en el área esplácnica. La activación de estos
ciencia renal funcional (fig. 2.105). Recientemente se ha de- sistemas vasoactivos endógenos constituye un mecanismo
mostrado que los sistemas natriuréticos endógenos (factor homeostático para mantener la presión arterial. La teoría fi-
natriurético auricular y hormona natriurética hipotalámica) siopatológica que mejor explica la secuencia de hechos que
se hallan también activados en los enfermos cirróticos con ocurren en los pacientes cirróticos con ascitis es la deno-
ascitis. La aparente paradoja de existencia de retención renal minada “teoría de la vasodilatación arteriolar periférica”
de sodio en presencia de un aumento de la actividad de las (fig. 2.107). Según esta teoría, la hipertensión portal, por me-
hormonas natriuréticas podría explicarse por el predominio canismos no bien conocidos, produce una vasodilatación
del efecto tubular renal de los sistemas antinatriuréticos esplácnica, que produciría hipotensión arterial. Automática-
(sistema renina-angiotensina-aldosterona y sistema nervioso mente, se estimulan los sistemas renina-angiotensina-aldoste-
simpático) sobre el de los sistemas natriuréticos. La concen- rona y nerviso simpático y la secreción de ADH, los cuales
tración plasmática de hormona antidiurética (ADH) se en- retorna-rían la presión arterial a sus límites normales o casi
cuentra también elevada y no desciende de una forma ade- normales. Estos sistemas mantienen la presión arterial me-
cuada tras la administración de una sobrecarga acuosa diante su acción vasoconstrictora y también aumentando la
(fig. 2.106). Existen evidencias clínicas y experimentales que reabsorción tubular renal de sodio y agua, lo cual conduce a
indican que esta hipersecreción no osmótica de ADH desem- una expansión del volumen circulante. En los pacientes con
peña un papel muy importante en la disminución de la capa- hipertensión portal moderada, el mantenimiento de la pre-
cidad renal para excretar agua en la cirrosis. Finalmente, los sión arterial se produciría sobre todo a expensas de la expan-
enfermos cirróticos con ascitis presentan alteraciones en la sión del volumen circulante, el cual, al rellenar el árbol vas-
producción renal de prostaglandinas vasodilatadoras. La sín- cular dilatado, suprimiría los estímulos que activan a los
tesis renal de prostaglandina E2 y de prostaciclina (PGI2) está sistemas vasoactivos endógenos y normalizaría el metabolis-
elevada en la mayoría de los pacientes cirróticos con ascitis mo renal de sodio y agua. Esto sería lo que ocurriría en los
sin insuficiencia renal y es muy baja cuando existe una insu- pacientes cirróticos sin ascitis, en los que existen hiperten-
ficiencia renal funcional. Si se tiene en cuenta que estas sus- sión portal moderada, volumen plasmático e índice cardíaco
tancias son potentes antagonistas del efecto vasoconstrictor altos, resistencias periféricas disminuidas, concentraciones
de la angiotensina II y del sistema nervioso simpático y tam- plasmáticas de renina, noradrenalina y ADH normales y ca-
bién del efecto tubular de la ADH, es lógico suponer que el pacidad renal de excretar sodio y agua libre también norma-
aumento de la producción renal de prostaglandinas en los les. Sin embargo, a medida que la enfermedad hepática
pacientes sin insuficiencia renal es un mecanismo homeostá- avanza y la hipertensión portal se hace más acusada, la re-
tico dirigido a mantener el flujo sanguíneo renal, el filtrado tención renal de sodio y agua no es capaz de corregir el tras-
glomerular y la excreción acuosa en sus límites normales. De torno hemodinámico sistémico, probablemente porque la
hecho, la administración de antiinflamatorios no esteroides vasodilatación esplácnica es más importante, pero, sobre
(AINE) –que son potentes inhibidores de la síntesis de pros- todo, porque casi todo el líquido retenido por el riñón se ex-
taglandinas– a pacientes cirróticos con ascitis produce un travasa desde los sinusoides hepáticos hasta la cavidad peri-

303
HEPATOLOGÍA

tra una información importante, tanto desde el punto de vis-


ta diagnóstico como pronóstico. La ascitis de origen cirrótico
Hipertensión portal es un líquido de color cetrino con una concentración de pro-
teínas por lo general inferior a 20 g/L. El contenido celular
del líquido ascítico oscila entre 20 y 100 células/µL, la mayo-
Vasodilatación
ría de ellas de origen endotelial. En los pacientes con carci-
arteriolar esplácnica nomatosis peritoneal, así como en las ascitis secundarias a
insuficiencia cardíaca congestiva, síndrome de Budd-Chiari y
peritonitis tuberculosa, el contenido de proteínas del líquido
ascítico suele ser superior a 25 g/L. En la carcinomatosis peri-
Hipotensión arterial toneal el líquido ascítico contiene muchos hematíes y , en
ocasiones, es francamente hemático. Este hecho también
puede observarse en la cirrosis con carcinoma hepatocelu-
lar. En las peritonitis tuberculosas existe un aumento acusa-
Estimulación de:
Sistema renina-aldosterona do del contenido celular, con preferencia a expensas de los
Sistema nervioso simpático linfocitos. La determinación de la concentración de adeno-
Hormona antidiurética sindesaminasa (ADA) en el líquido ascítico es de gran utili-
dad en el diagnóstico de la ascitis tuberculosa, puesto que se
halla elevada en la gran mayoría de los casos, en compara-
ción con la ascitis de otras etiologías. La ascitis pancreática
Aumento de: Retención de sodio
Presión arterial Retención de agua es en general rica en proteínas y puede contener cantidades
Volemia Vasoconstricción renal variables de leucocitos y hematíes. Sin embargo, el hallazgo
más característico es una alta concentración de amilasa en
el líquido ascítico.
Fig. 2.107. Fisiopatología de la ascitis según la teoría de la vasodi- El diagnóstico de insuficiencia renal funcional es en oca-
latación arteriolar periférica. siones difícil de realizar, debido a que los pacientes cirróti-
cos con ascitis están predispuestos a desarrollar otros tipos
de insuficiencia renal. La administración de AINE puede de-
toneal produciendo ascitis. En estos pacientes, por lo tanto, sencadenar un descenso acusado del flujo sanguíneo renal y
la actividad nerviosa simpática y la secreción de renina y del filtrado glomerular por inhibición de la síntesis renal de
ADH permanecerán elevadas para mantener la presión arte- prostaglandinas. Este fenómeno no ocurre en la cirrosis sin
rial, perpetuando así la retención renal de sodio y agua, y la ascitis. Por lo tanto, en todo paciente cirrótico con insuficien-
formación de ascitis. cia renal debe investigarse cuidadosamente si ha recibido
este tipo de fármacos. La insuficiencia renal inducida por
Cuadro clínico y diagnóstico. La aparición de ascitis se AINE en la cirrosis suele ser reversible después de suprimir el
manifiesta clínicamente por distensión abdominal. Si la can- medicamento.
tidad de líquido ascítico es pequeña, inferior a 2-3 L, su pre- Los pacientes cirróticos presentan a menudo infecciones
sencia puede pasar inadvertida. En estos casos, la ecografía por gérmenes gramnegativos. Los antibióticos aminoglucósi-
es de gran valor diagnóstico. Sin embargo, cuando el volu- dos son, por lo tanto, ampliamente utilizados. Los enfermos
men de la ascitis es muy elevado, ésta es fácilmente detecta- con insuficiencia hepática avanzada y ascitis están predis-
ble por percusión abdominal, apreciándose una matidez en puestos a desarrollar nefrotoxicidad por aminoglucósidos. El
los flancos y el hipogastrio que se desplaza al ladear al pa- diagnóstico diferencial entre la insuficiencia renal funcional
ciente a la derecha o a la izquierda. Cuando la distensión ab- y la aguda (nefrotóxica o de otra etiología) en pacientes ci-
dominal es muy intensa, es difícil detectar el hígado y el rróticos con ascitis es difícil. Clásicamente se ha considerado
bazo por palpación; en estas circunstancias es interesante que la insuficiencia renal funcional suele cursar con una
buscar el signo del témpano, que consiste en deprimir brus- baja concentración urinaria de sodio (inferior a 10 mEq/L) y
camente la pared abdominal del epigastrio, el hipocondrio una relación osmolaridad urinaria/osmolaridad plasmática
derecho o el izquierdo y percibir, en caso de hepatomegalia superior a la unidad, mientras que la insuficiencia renal agu-
o esplenomegalia, el choque de retorno del hígado o del da se caracteriza por una concentración urinaria de sodio re-
bazo. Con gran frecuencia, la enorme cantidad de líquido as- lativamente alta (superior a 20 mEq/L) y una osmolaridad
cítico acumulado en el peritoneo provoca una excesiva ele- urinaria igual o inferior a la osmolaridad plasmática. Sin em-
vación diafragmática, con aparición de disnea por disminu- bargo, estos parámetros son de dudosa utilidad en los pa-
ción de la capacidad ventilatoria. El aumento de la presión cientes cirróticos con ascitis, en los que la necrosis tubular
intrabdominal es asimismo responsable de la aparición de aguda puede cursar con una excreción urinaria de sodio
hernias crurales, inguinales y umbilicales, hecho relativa- baja. La determinación de marcadores de necrosis tubular
mente frecuente en la ascitis refractaria al tratamiento diuré- aguda, como la concentración urinaria de β2-microglobulina
tico. En ocasiones las hernias umbilicales se perforan, con la o N-acetil-β-glucosaminidasa, puede ser de gran utilidad en
consiguiente salida de líquido ascítico al exterior. Un eleva- el establecimiento de este diagnóstico diferencial, el cual,
do porcentaje de pacientes cirróticos con ascitis presentan por otra parte, es importante realizar, ya que la hemodiálisis
edemas en las extremidades inferiores, que en ocasiones pre- no es eficaz en la insuficiencia renal funcional, en tanto que
ceden en semanas o meses a la aparición de ascitis. Aproxi- puede ser de utilidad en la necrosis tubular aguda.
madamente el 10% de los cirróticos con ascitis presentan de- La glomerulonefritis mesangial con depósitos de IgA y
rrame pleural, en el 70% de ellos localizado en el lado complemento en los glomérulos es una enfermedad que se
derecho. El hidrotórax puede aparecer también en pacientes observa con una frecuencia relativamente alta en la cirrosis.
sin ascitis. Su presencia se ha relacionado con la existencia Estos pacientes presentan por lo común insuficiencia renal,
de comunicaciones directas entre las cavidades peritoneal y hematuria, proteinuria e hipertensión arterial, por lo que el
pleural por defectos congénitos del diafragma o con la pre- diagnóstico diferencial con la insuficiencia renal funcional
sencia de conductos linfáticos hepáticos que drenan directa- es bastante simple. La patogenia de esta nefropatía no es bien
mente en la pleura. conocida, aunque se ha especulado que podría ser secunda-
Aunque el diagnóstico etiológico de la ascitis es relativa- ria al depósito de inmunocomplejos producidos por la reac-
mente simple en la mayoría de las ocasiones por los datos ción de anticuerpos contra antígenos de origen intestinal.
clínicos, el análisis del líquido ascítico obtenido por para- Aproximadamente el 25% de los cirróticos con ascitis trata-
centesis constituye una maniobra obligada, porque suminis- dos con diuréticos desarrollan insuficiencia renal debido a la

304
ASCITIS

disminución del volumen intravascular. Esta insuficiencia re-


nal inducida por diuréticos es moderada y revierte siempre
tras la supresión de aquéllos. Se produce como consecuen- 1,0
cia de un desequilibrio entre la disminución del volumen in- 0,9
travascular ocasionado por el tratamiento diurético y el paso 0,8
de ascitis desde el compartimiento intraperitoneal a la circu-
0,7

Probabilidad
lación general. La reabsorción de la ascitis es un proceso li-
mitado que puede oscilar entre 100 mL/día y más de 1.000 0,6
mL/día. Si el tratamiento diurético ocasiona una pérdida del 0,5 Ausencia de IRF (n = 112)
volumen intravascular superior a estos niveles, se producirá 0,4
una disminución de la volemia y un descenso del flujo san-
0,3
guíneo renal y del filtrado glomerular. La incidencia de insu- p < 0,001
ficiencia renal inducida por diuréticos es inferior en los pa- 0,2
cientes con edemas periféricos que en aquéllos sin edema, 0,1 IRF (n = 24)
debido a que la reabsorción del líquido acumulado en el es- 0,0
pacio intersticial no es un proceso tan limitado. 0 10 20 30 40 50 60
Meses
Pronóstico. La aparición de ascitis indica la existencia de
un trastorno importante de la función hepática y de la hemo-
dinámica sistémica y portal y es, por lo tanto, un signo de Fig. 2.108. Probabilidad de supervivencia de una serie de pacientes
grave pronóstico. Una observación interesante es que en los cirróticos con ascitis según la presencia o la ausencia de insuficiencia
pacientes cirróticos con ascitis, el valor pronóstico de deter- renal funcional (IRF) en el momento de ingreso en el hospital.
minados parámetros de la hemodinámica sistémica (presión
arterial, concentración plasmática de la noradrenalina, acti-
vidad renina plasmática) y de la función renal (filtrado glo- de sodio de la dieta y la dosis de diuréticos a las necesidades
merular, capacidad renal para eliminar una sobrecarga acuo- individuales de cada enfermo.
sa y excreción urinaria de sodio) es considerablemente Diuréticos. Los diuréticos más comúnmente usados en el
superior al que poseen los parámetros que suelen utilizarse tratamiento de la ascitis son los del asa, en especial la furose-
para evaluar la función hepática (bilirrubina, tasa de pro- mida, y los distales, en particular la espironolactona. Los diu-
trombina, albúmina, colesterol). La supervivencia de los pa- réticos del asa inhiben la reabsorción de sodio en la rama as-
cientes con hipotensión arterial, niveles plasmáticos eleva- cendente del asa de Henle. Son los más potentes que se
dos de renina y noradrenalina, insuficiencia renal funcional conocen. A dosis elevadas, en el individuo sano, puede
(fig. 2.108) o escasa excreción urinaria de sodio (inferior a incrementar la excreción de sodio hasta un 30% del sodio
10 mEq/día) es muy corta, con independencia del estado de filtrado. La espironolactona tiene una potencia natriurética
las pruebas de función hepática. La mayoría de los pacientes mucho menor. A dosis elevadas, en el individuo sano, puede
cirróticos con ascitis fallecen por insuficiencia hepática (con incrementar la excreción de sodio sólo hasta un 2% del so-
ictericia, ascitis, encefalopatía hepática e insuficiencia re- dio filtrado. La espironolactona es un antagonista del efecto
nal). Otras causas frecuentes de muerte son las infecciones tubular renal de la aldosterona e inhibe la reabsorción de so-
bacterianas (bacteriemia y peritonitis bacteriana espontá- dio en el túbulo colector. La dosis terapéutica de la espirono-
nea), hemorragia digestiva por rotura de varices esofágicas y lactona depende, por lo tanto, de los niveles plasmáticos de
hepatocarcinoma. aldosterona. Los pacientes con hiperaldosteronismo poco in-
tenso, que son los que presentan una retención moderada de
Tratamiento. Reposo en cama y dieta hiposódica. Se ha de- sodio (natriuresis espontánea superior a 10 mEq/día), requie-
mostrado que cuando un paciente cirrótico con ascitis pasa ren dosis moderadas (100-150 mg/día), en tanto que aquéllos
de una posición clinostática a la bipedestación se produce con hiperaldosteronismo acusado, con intensa retención de
una estimulación desproporcionadamente intensa de los sis- sodio (natriuresis espontánea inferior a 10 mEq/día) pueden
temas renina-angiotensina y nervioso simpático, un descenso precisar hasta 500 mg/día para bloquear el efecto tubular de
del flujo sanguíneo renal y del filtrado glomerular y un au- la aldosterona endógena.
mento de la reabsorción tubular renal de sodio. Por lo tanto, En la cirrosis con ascitis, contrariamente a lo que cabría
en teoría, el reposo en cama puede ser útil en el tratamiento esperar, la espironolactona es más eficaz que los diuréticos
de estos pacientes, en especial en los casos que no respon- de asa. Es probable que este fenómeno se relacione con el
den satisfactoriamente a los diuréticos. hecho de que la furosemida no inhibe la reabsorción distal
La administración de una dieta hiposódica (40-60 mEq/día) de sodio y que en la mayoría de estos pacientes existe un hi-
es otra medida útil. Alrededor del 20% de estos pacientes peraldosteronismo acusado. Ello determinaría que todo el
puede eliminar la ascitis con esta sola medida dietética. En sodio no reabsorbido en el asa de Henle por la acción del
los restantes pacientes, la disminución de la ingesta de sodio diurético de asa se reabsorbiera luego a su paso por el túbu-
reduce la dosis de diuréticos necesaria para eliminar la asci- lo colector por la acción de la aldosterona. El tratamiento
tis. Una causa frecuente de ascitis refractaria al tratamiento más racional de los cirróticos con ascitis es la administración
diurético es el incumplimiento de la dieta hiposódica. Esta de espironolactona sola o asociada a un diurético de asa. Un
circunstancia debe sospecharse en todo paciente cuya asci- esquema terapéutico utilizado en muchos centros es comen-
tis no disminuye a pesar de presentar una respuesta natriuré- zar con 100 mg/día de espironolactona y 40 mg/día de furo-
tica adecuada a los diuréticos. semida en los pacientes con retención moderada de sodio, y
Una vez desaparecida la ascitis, muchos pacientes deben con 200 mg/día de espironolactona y 40 mg/día de furosemi-
continuar la dieta hiposódica y diuréticos para evitar la rea- da en los que presentan intensa retención de sodio. Si no se
cumulación de líquido en la cavidad peritoneal. Otros casos, obtiene respuesta, las dosis se aumentan progresivamente
sin embargo, pueden mantenerse sin ascitis con una dieta hi- cada 4-5 días hasta llegar a los 400 mg/día de espironolacto-
posódica moderada y dosis bajas de diuréticos. Por último, na y 160 mg/día de furosemida. Los pacientes que no respon-
algunos pacientes recuperan de manera espontánea la capa- den a este esquema pueden considerarse portadores de una
cidad renal de excretar sodio normalmente y, por lo tanto, ascitis refractaria al tratamiento diurético, la mayoría de los
no desarrollan ascitis a pesar de ingerir una dieta normosódi- cuales tiene insuficiencia renal estable. Es probable que esta
ca y no recibir diuréticos. Por lo tanto, el tratamiento a largo falta de respuesta al tratamiento diurético se deba a que la
plazo de la cirrosis con ascitis varía considerablemente de retención de sodio es secundaria a un descenso de la canti-
un paciente a otro, y es importante ajustar el contenido dad de sodio filtrada y a un aumento de la reabsorción pro-

305
HEPATOLOGÍA

ximal de este ion; ambos procesos no son influidos por los durante un mínimo de 2 h para evitar la salida de parte de la
diuréticos existentes en la actualidad. Por otra parte, la insufi- ascitis residual por el punto de punción. Las contraindicacio-
ciencia renal determina una disminución de la secreción tu- nes relativas de la paracentesis son la alteración intensa de
bular renal de los diuréticos. El componente farmacológica- las pruebas de coagulación (tasa de protrombina inferior al
mente activo de los diuréticos de asa es aquel que alcanza la 40% y/o recuento de plaquetas menor de 40 × 109/L), puesto
luz tubular. que puede originar hemorragias o hematomas de pared, y la
Además de la insuficiencia renal inducida por diuréticos presencia de un gran edema de pared abdominal, que pue-
ya mencionada, estos fármacos pueden ocasionar otros tipos de favorecer la salida de ascitis por el punto de punción.
de complicaciones. Los diuréticos distales inhiben la excre- Anastomosis peritoneovenosa. La anastomosis peritoneo-
ción de hidrogeniones y potasio por la nefrona distal y, a do- venosa consiste en una prótesis permanente de silicona que
sis elevadas, pueden ocasionar acidosis metabólica e hiper- comunica la cavidad peritoneal con la circulación sistémica.
potasemia. La administración aislada de diuréticos del asa, Consta de un tubo multiperforado intraperitoneal, una válvu-
por el contrario, al aumentar el aporte de sodio a este seg- la unidireccional y otro tubo que, por vía subcutánea, alcan-
mento, estimula la secreción de potasio y puede producir hi- za el cuello, desde donde se introduce en la vena cava supe-
popotasemias intensas. Los diuréticos del asa disminuyen la rior a través de la yugular interna. El objetivo de la prótesis es
capacidad renal de excretar agua libre y pueden producir re- producir una expansión continua del volumen intravascular
tención acuosa e hiponatremia dilucional, en particular en mediante el paso constante de ascitis a la circulación sistémi-
los pacientes con un metabolismo renal de agua previamen- ca. Este procedimiento terapéutico consigue una disminu-
te comprometido. Por último, el tratamiento diurético es un ción notable de los niveles plasmáticos de renina, aldostero-
factor desencadenante de encefalopatía hepática. Los diuré- na, noradrenalina y ADH; aumenta el volumen urinario, la
ticos estimulan la producción renal de amonio y su paso a la excreción urinaria de sodio y la excreción acuosa y, en pa-
circulación sistémica. Por otra parte, en los pacientes con in- cientes con insuficiencia renal funcional, puede llegar a nor-
suficiencia renal inducida por diuréticos, existe un alto apor- malizar el flujo sanguíneo renal y el filtrado glomerular. Por
te proteico, en forma de urea, a la luz intestinal por las secre- otra parte, un porcentaje significativo de pacientes se mantie-
ciones digestivas. Esta urea es transformada en amonio por nen sin ascitis ingiriendo una dieta normosódica y con míni-
la flora intestinal productora de ureasa. Por último, es proba- mas dosis de diuréticos durante períodos de tiempo bastante
ble que los diuréticos estimulen la transformación renal de largos. La colocación de la prótesis, no obstante, puede oca-
aminoácidos ramificados en glucosa, facilitando de esta for- sionar diversas complicaciones, algunas de ellas graves. En-
ma la entrada de aminoácidos aromáticos en el cerebro. tre las complicaciones postoperatorias destacan la coagula-
Otras complicaciones en los pacientes tratados de forma pro- ción intravascular diseminada, el edema pulmonar, la he-
longada con diuréticos son los calambres musculares y la morragia digestiva por varices esofágicas y la septicemia por
aparición de ginecomastia, en ocasiones dolorosa, en enfer- contaminación de la prótesis. Las primeras se deben al paso
mos que reciben espironolactona. masivo de líquido ascítico a la circulación sistémica y pue-
Paracentesis evacuadora. La paracentesis evacuadora es el den prevenirse con relativa facilidad reduciendo el volumen
tratamiento más antiguo de la ascitis. Dejó de utilizarse du- de la ascitis a 3-4 L antes de la colocación de la anastomosis.
rante la década de los sesenta, coincidiendo con la introduc- La contaminación de la prótesis puede evitarse mediante la
ción de los diuréticos modernos, porque se pensaba que la administración profiláctica de antibióticos. Las complicacio-
reducción brusca de la presión intrabdominal podía produ- nes de la anastomosis peritoneovenosa a largo plazo son la
cir una rápida reacumulación de ascitis que determinaría hi- obstrucción, que en la mayoría de los casos determina la rea-
povolemia y, secundariamente, insuficiencia renal, hipona- parición de la ascitis y, en raras ocasiones, el desarrollo de
tremia y encefalopatía. No obstante, varias investigaciones peritonitis plástica. La obstrucción puede localizarse tanto en
llevadas a cabo durante los últimos años han demostrado la válvula como en el extremo venoso. En este último caso
que la paracentesis evacuadora es un tratamiento más rápi- puede ser consecuencia de una trombosis de la vena cava
do y eficaz y produce un menor número de complicaciones superior. La obstrucción es en la actualidad el problema más
que el tratamiento diurético convencional. La extracción del frecuente de la anastomosis peritoneovenosa y lo que limita
líquido ascítico puede ser parcial (4-6 L/día hasta la elimina- su utilización en el tratamiento de la ascitis. Además, se ha
ción de la ascitis) o total (extracción de todo el líquido ascí- demostrado que la anastomosis peritoneovenosa no prolon-
tico en una sola sesión). Es esencial administrar seroalbúmi- ga la supervivencia de los pacientes cirróticos con ascitis. En
na, durante la paracentesis o inmediatamente después de la actualidad, este procedimiento sólo se considera indicado
ésta, a razón de 8 g/L de ascitis extraída, para expandir el vo- en los escasos pacientes con función hepá-tica relativamente
lumen plasmático. Si no se administra seroalbúmina con la conservada y que presentan una ascitis recidivante que re-
paracentesis se produce un empeoramiento constante de quiere la realización muy frecuente de paracentesis terapéu-
la hipovolemia efectiva que presentan estos pacientes, que si ticas.
bien en un 80% de los casos es asintomática, en el 20% res- Otras medidas terapéuticas. Aunque existen algunos estu-
tante se asocia a insuficiencia renal funcional y/o hiponatre- dios que muestran que la expansión de la volemia con solu-
mia. Los expansores plasmáticos sintéticos como las polige- ciones de albúmina pobre en sal mejora la hemodinámica
latinas (Hemoce®) o el dextrano 70 también parecen ser renal y aumenta la excreción urinaria de sodio y la respuesta
eficaces en la prevención de la insuficiencia renal y la hipo- a los diuréticos, este procedimiento terapéutico es de poco
natremia secundarias a la paracentesis. Hoy en día se consi- valor en el tratamiento de la ascitis. El precio de las solucio-
dera que la paracentesis evacuadora es el método de elec- nes de albúmina es muy elevado y su efecto beneficioso es
ción para el tratamiento de los pacientes hospitalizados por transitorio. La paracentesis con reinfusión posterior del líqui-
ascitis de gran volumen. do ascítico en el torrente circulatorio es otro método tera-
Las paracentesis evacuadoras deben realizarse bajo anes- péutico utilizado en estos enfermos. Puede realizarse ma-
tesia local en el cuadrante inferior izquierdo, en condiciones nualmente o utilizando una máquina (Rhodioascit®) que
de máxima esterilidad. La utilización de una aguja con orifi- extrae el líquido ascítico, lo concentra eliminando agua y
cios laterales, de unos 8 cm de longitud y 17 G de diámetro, electrólitos y lo reinfunde a través de un catéter cuyo extre-
con el extremo distal romo, facilita la extracción rápida del mo se sitúa en la vena cava superior. Este procedimiento
líquido ascítico y disminuye la posible aparición de compli- consigue una rápida desaparición de la ascitis. Sin embargo,
caciones locales. La conexión de la aguja a un aspirador per- como ocurre con la anastomosis peritoneovenosa, la perfu-
mite eliminar la ascitis a razón de 150-200 mL/min, con lo sión de ascitis a la circulación sistémica puede producir nu-
que la mayoría de las ascitis voluminosas pueden vaciarse en merosas complicaciones, sobre todo edema pulmonar, coa-
menos de una hora. Una vez finalizada la paracentesis, los gulación intravascular y hemorragia digestiva por rotura de
pacientes deben permanecer en decúbito lateral derecho varices esofágicas.

306
ASCITIS

La corrección quirúrgica de la hipertensión portal, en par- pacientes presentan signos y síntomas que sugieren firme-
ticular mediante anastomosis portocava laterolateral, se ha mente el diagnóstico de peritonitis, como fiebre, escalofríos,
utilizado con éxito en los pacientes con ascitis refractaria al dolor abdominal espontáneo que se exacerba al palpar el
tratamiento diurético y función hepática relativamente con- abdomen, diarrea y descompresión abdominal dolorosa. En
servada. No obstante, la mayoría de los pacientes con ascitis otras ocasiones, este cuadro clínico se asocia a un deterioro
refractaria tienen una insuficiencia hepática grave que impi- de la función hepática y a la aparición de encefalopatía e in-
de la aplicación de esta terapéutica. suficiencia renal funcional progresiva. En ocasiones la infec-
Recientemente se ha introducido un tratamiento no qui- ción del líquido ascítico se inicia en forma de shock séptico.
rúrgico de la hipertensión portal, la denominada derivación Por último, en alrededor del 20% de los casos no existe clíni-
portosistémica percutánea intrahepática, que consiste en la ca abdominal alguna, de forma que ha de sospecharse este
colocación por vía transyugular a través del parénquima he- tipo de infección ante todo paciente cirrótico con ascitis que
pático de una prótesis entre la vena porta y una vena supra- presenta fiebre, leucocitosis y/o neutrofilia o un deterioro
hepática. Estudios preliminares sugieren que puede ser un inexplicado de las funciones hepática y renal. El diagnóstico
método eficaz en el tratamiento de la ascitis refractaria. No de seguridad se basa en la demostración de más de 250 poli-
obstante, su posible utilidad en esta indicación no se ha eva- morfonucleares/µL en el líquido ascítico. La positividad del
luado todavía de forma adecuada. cultivo del líquido ascítico no es una condición indispensa-
Debido a que la insuficiencia renal funcional de la cirrosis ble para el diagnóstico de peritonitis bacteriana espontánea,
es secundaria a una vasoconstricción arterial renal produci- puesto que el 30-50% de los casos presentan un cultivo nega-
da por sustancias vasoactivas endógenas, se han realizado tivo cuando éste se realiza con métodos convencionales. No
numerosos intentos de corregir este trastorno mediante la obstante, se ha demostrado que el porcentaje de positividad
perfusión intravenosa o intrarterial de sustancias vasodilata- de los cultivos de líquido ascítico es superior al 90% si se cul-
doras (prostaglandinas, dopamina, hidralazina). Sin embar- tivan 10 mL de líquido ascítico directamente en frascos de
go, ninguna de éstas ha logrado aumentar de forma signifi- hemocultivo en la misma cabecera del enfermo.
cativa el flujo sanguíneo renal y el filtrado glomerular. La En el individuo sano, alrededor del 90% de las células del
hemodiálisis no prolonga la supervivencia de estos pacientes sistema reticuloendotelial están localizadas en el hígado (cé-
y puede inducir complicaciones importantes, sobre todo lulas de Kupffer). Este sistema fagocita las bacterias que al-
hipotensiones graves y hemorragia digestiva. Teniendo en canzan la circulación sistémica, desempeñando de esta for-
cuenta la corta supervivencia de los pacientes cirróticos ma un papel muy importante en los mecanismos defensivos
a partir de la aparición de la ascitis, todo enfermo menor de contra la infección. Los pacientes con cirrosis hepática, so-
60 años con ascitis debe considerarse como un candidato bre todo los que desarrollan infecciones bacterianas, presen-
potencial al trasplante hepático. Éste se hallaría especial- tan una alteración acusada de la función de las células de
mente indicado en los pacientes que presentan algún signo Kupffer. Este hecho, junto con la observación de que la ma-
de mal pronóstico, como presión arterial media inferior a yoría de los gérmenes aislados en cirróticos con bacteriemia
80 mmHg (con dieta hiposódica y sin tratamiento diurético), y peritonitis bacteriana espontáneas son gramnegativos de
excreción urinaria de sodio inferior a 10 mEq/día (también origen entérico (Escherichia coli, Proteus, Klebsiella), sugiere
con dieta hiposódica y sin diuréticos), hiponatremia (inferior que la patogenia de estas infecciones estaría en relación con
a 130 mEq/L) e insuficiencia renal. el paso de gérmenes desde la luz intestinal a la circulación
sistémica (translocación bacteriana) y al líquido ascítico.
La bacteriemia espontánea y la peritonitis bacteriana sue-
Infecciones bacterianas en la cirrosis hepática. len incidir en pacientes con enfermedad hepática avanzada
Peritonitis bacteriana espontánea e insuficiencia hepática grave. Por lo tanto, no es extraño
que tenga una elevada mortalidad. En las series iniciales pu-
blicadas en los años setenta, la mortalidad era del 90%. Sin
Las infecciones bacterianas, junto con la insuficiencia he- embargo, en la actualidad más del 70% de estos pacientes so-
pática, la hemorragia digestiva y el cáncer primitivo de híga- breviven. Esta mejoría en el pronóstico se debe a un diagnós-
do constituyen las causas más frecuentes de muerte en los tico más precoz y a la utilización de cefalosporinas de am-
pacientes con cirrosis hepática. Aproximadamente el 50% de plio espectro (cefotaxima), que son muy eficaces en estos
los individuos cirróticos que ingresan en un hospital general enfermos. La bacteriemia y la peritonitis espontáneas de la
presentan una infección bacteriana o la desarrollan durante cirrosis son infecciones recidivantes. La probabilidad de que
la hospitalización. La infección más común es la urinaria. Sin un paciente cirrótico que ha superado una peritonitis bacte-
embargo, las más características y graves de estos enfermos riana espontánea desarrolle un nuevo episodio de infección
son la bacteriemia espontánea y la peritonitis bacteriana es- es del 70% al cabo de un año. Los enfermos con una concen-
pontánea. tración de proteínas en líquido ascítico inferior a 10 g/L están
La bacteriemia espontánea constituye el 10-20% de las in- especialmente predispuestos a desarrollar episodios repeti-
fecciones bacterianas agudas de los pacientes cirróticos. El dos de peritonitis. Esto se debe a que dichos pacientes pre-
término espontánea se utiliza para destacar que no existe un sentan una actividad bactericida y opsonizante del líquido
foco primario de sepsis. En la mitad de los pacientes, la ascítico reducida. Recientemente se ha demostrado que la
bacteriemia espontánea se manifiesta sólo por fiebre y esca- administración prolongada de norfloxacino, a dosis de 400
lofríos. En otros casos, estos síntomas se asocian a un empeo- mg/día, reduce en forma notable la probabilidad de recidiva
ramiento de la función hepática y a la aparición de encefalo- de peritonitis bacteriana espontánea en los pacientes que
patía hepática e insuficiencia renal. En ocasiones, incluso, la han superado un primer episodio de esta infección y en
clínica fundamental es el deterioro de la función hepática, aquéllos con baja concentración de proteínas en el líquido
siendo los signos de infección mínimos (febrícula) o inexis- ascítico. La eficacia del norfloxacino se debe a que produce
tentes. Por último, sólo en el 10% de los pacientes la bacterie- una eliminación selectiva de las bacterias gramnegativas de
mia espontánea comienza en forma de shock séptico. El la flora intestinal.
dato analítico más constante es una neutrofilia con desvia-
ción a la izquierda. Muchos pacientes presentan leucocitosis,
aunque tampoco es infrecuente la existencia de leucopenia.
La peritonitis bacteriana espontánea es una complicación Bibliografía especial
específica de los pacientes cirróticos con ascitis. Se caracteri- CALY WR, STRAUSS E. A prospective study of bacterial infections in pa-
za por una infección del líquido ascítico sin que existan fo- tients with cirrhosis. J Hepatol 1993; 18: 353-358.
cos intraperitoneales o circunstancias exógenas (paracen- GINÈS P, ARROYO V, QUINTERO E, PLANAS R, BORY F, CABRERA J et al. Com-
tesis, laparoscopia) que la justifiquen. La mayoría de los parison between paracentesis and diuretics in the treatment of

307
HEPATOLOGÍA

cirrhotics with tense ascites. Results of a randomized study. Gas- pital for the treatment of ascites. Gastroenterology 1988; 94: 482-
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Insuficiencia hepática aguda grave y encefalopatía


hepática
J. Terés Quiles y A. Mas Ordeig

Insuficiencia hepática aguda grave venenosa muy extendida en España, contiene toxinas (ama-
nitinas) de elevado poder hepatotóxico, responsables de va-
La insuficiencia hepática aguda grave es un síndrome que rios casos anuales de insuficiencia hepática aguda grave en-
se produce como consecuencia de una necrosis masiva de tre los recolectores de setas inexpertos. Otro tóxico enérgico
las células hepáticas y que se manifiesta por una claudica- es el fósforo blanco, utilizado en productos de pirotecnia,
ción brusca de todas las funciones del hígado. El síndrome, responsable, antes de su prohibición, de numerosos casos de
en el pasado conocido con el nombre de “atrofia aguda necrosis hepática masiva, sobre todo en niños.
amarilla del hígado” y, más recientemente, con las denomi- Hepatitis medicamentosa. Gran cantidad de fármacos he-
naciones de hepatitis fulminante y fallo hepático fulminante, patotóxicos, ya sea a través de un mecanismo de toxicidad
se reconoce por la aparición de encefalopatía hepática, con directa, de hipersensibilidad o idiosincrasia, pueden causar
un descenso de la tasa de protrombina por debajo del 40% insuficiencia hepática aguda grave. No obstante, el paraceta-
durante las primeras 8 semanas de enfermedad, en un pa- mol (a partir de una ingesta de 10 g en una sola dosis), el ha-
ciente con hígado previamente sano. lotano y las isoniazidas son los implicados con mayor fre-
cuencia.
Etiología. Las principales causas de la necrosis hepática ma- Esteatosis aguda masiva del embarazo. Enfermedad de pa-
siva son las siguientes: togenia desconocida y rara en España que causa insuficien-
Hepatitis vírica. Es, con diferencia, la causa más frecuente cia hepática aguda grave en el tercer trimestre de la gesta-
en España. Todos los virus de las hepatitis son capaces de ción.
provocar un cuadro de insuficiencia hepática aguda grave. Alteraciones vasculares del hígado. Comprenden el síndro-
La frecuencia con que una hepatitis aguda vírica evoluciona me de Budd-Chiari agudo y el denominado hígado de shock
hacia este cuadro es muy baja (probablemente inferior al 1- o hepatitis isquémica.
2%) y depende del tipo de virus; así, sería más elevada en los Otras causas. Algunas enfermedades infecciosas generali-
casos de infección por virus D, menor en el caso del virus B y zadas con afectación hepática (brucelosis, tuberculosis), la
muy infrecuente en el caso del virus A. El virus de la hepatitis invasión tumoral masiva (primitiva o metastásica) y la enfer-
E, inexistente en España es causa de insuficiencia hepática medad de Wilson pueden causar, en casos excepcionales, el
aguda grave en forma epidémica, sobre todo en mujeres em- síndrome de la insuficiencia hepática aguda grave.
barazadas. Los datos actuales sugieren que el recientemente
descubierto virus de la hepatitis C no es el causante de los Anatomía patológica. La necrosis hepática masiva se carac-
casos de insuficiencia hepática aguda grave atribuidos antes teriza por la desaparición casi total de los hepatocitos por ne-
del conocimiento de este agente a virus no-A no-B. En nues- crosis, los cuales se hallan sustituidos por infiltrado inflama-
tra experiencia, hasta un tercio de los casos de insuficiencia torio, macrófagos cargados de pigmento y células de Kupffer
hepática aguda grave de presunta etiología vírica carece de repletas de detritos celulares; la estructura reticulínica se ha-
marcadores de infección por los virus de las hepatitis conoci- lla colapsada y en la periferia del lobulillo cabe observar pro-
dos hasta el momento presente (se habla ya de virus no-A, liferación seudocanalicular. Es prácticamente imposible dife-
no-B, no-C). Otros virus (citomegalovirus, virus de Epstein- renciar la necrosis hepática masiva producida por virus de la
Barr, herpesvirus) son causa excepcional de insuficiencia he- debida a tóxicos. En ocasiones, y en especial en los pacien-
pática aguda grave, y algunos autores dudan de su papel tes que han sobrevivido algunos días, se observan en el híga-
etiológico en esta situación, al menos en individuos inmuno- do signos de regeneración, como figuras de mitosis y nódu-
competentes. los regenerativos. En el síndrome de Budd-Chiari y en la
Hepatitis tóxica. Algunas sustancias químicas ampliamente hepatitis isquémica, la necrosis celular se halla circunscrita
utilizadas en la industria son potentes tóxicos hepáticos que al área centrolobulillar, acompañada en la primera de estas
pueden producir insuficiencia hepática aguda grave a través circunstancias de dilatación sinusoidal y hemorragia. En la
de su ingesta o inhalación; tal es el caso de tetracloruro de esteatosis aguda del embarazo, el síndrome de Reye y la he-
carbono, utilizado como disolvente, y de ciertos hidrocarbu- patotoxicidad por tetraciclinas, la lesión es distinta, consis-
ros volátiles que se usan en la fabricación de colas y que son tiendo en una microvesiculación grasa que invade práctica-
inhalados por adolescentes en busca de efectos psicolépti- mente todo el citoplasma celular y afecta la gran mayoría de
cos. La Amanita phalloides (oronja verde, farinea borda), seta los hepatocitos.

308
INSUFICIENCIA HEPÁTICA AGUDA GRAVE Y ENCEFALOPATÍA HEPÁTICA

Cuadro clínico. Las manifestaciones clínicas y biológicas de sos, los datos analíticos muestran un patrón típico de insufi-
la insuficiencia hepática aguda grave son comunes a todas ciencia renal funcional, mientras que en otros se trata de una
las etiologías, aunque pueden existir matices diferenciales, necrosis tubular aguda. Aunque se desconoce el mecanismo
como los pródromos específicos de la hepatitis vírica y los de la insuficiencia renal, se atribuye a una hipoperfusión re-
antecedentes de ingesta o inhalación de tóxicos y fármacos. nal secundaria a la intensa vasoconstricción de la arteria
Encefalopatía hepática. Su aparición puede ser muy pre- renal, mecanismo similar al postulado para la insuficiencia
coz, en ocasiones antes de cualquier otro signo de enferme- renal funcional de la cirrosis hepática. Otros factores, como
dad hepática o en el curso de una hepatopatía aguda de cur- hipotensión, sepsis, endotoxina circulante y fármacos nefro-
so aparentemente banal. Recientemente se han deslindado tóxicos, pueden contribuir al desarrollo de una necrosis tu-
dos formas clínicas; cuando los signos de encefalopatía apa- bular aguda.
recen antes de las primeras 2 semanas del inicio de la enfer- Complicaciones infecciosas. Más de la mitad de los pacien-
medad hepática se considera que la enfermedad sigue un tes con insuficiencia hepática aguda grave presentan compli-
curso “fulminante”, mientras que se considera “subfulminan- caciones infecciosas, en general por gérmenes gramnega-
te” si aparecen después de 2 semanas y antes de 8. Esta dis- tivos (sepsis, infecciones respiratorias y urinarias, etc.) y hon-
tinción tiene no sólo interés etiológico (en el primer tipo pre- gos (Candida). Contribuyen a ellas la disfunción de las célu-
dominan los virus A y B y los casos de toxicidad directa, las de Kupffer en su papel de fagocitar los gérmenes de ori-
mientras que en la forma subfulminante son frecuentes el vi- gen intestinal que llegan por vía portal, los defectos en la
rus no-A, no-B y algunos tóxicos por idiosincrasia), sino tam- función quimiotáctica y bactericida de los neutrófilos, proba-
bién interés pronóstico (claramente peor en los casos subful- blemente por un factor inhibidor presente en la sangre de es-
minantes). Los primeros signos suelen consistir en trastornos tos pacientes, así como la disminución del complemento sé-
del comportamiento, astenia extrema, períodos de somno- rico.
lencia alternados con otros de gran excitación y agitación Edema cerebral. Alrededor de la mitad de los pacientes
motriz, desorientación temporospacial, confusión, bradipsi- muestran signos clínicos de edema cerebral consistentes en
quia e insomnio nocturno. Pronto el enfermo cae en una convulsiones tónicas o clónicas, rigidez muscular generaliza-
somnolencia profunda con respuesta estridente (agitación, da, reactividad pupilar anormal, posturas de descerebración,
imprecaciones) a los estímulos. El coma se establece rápida- hipertensión arterial, hiperventilación e hipertermia. El con-
mente, entre las 24 h y los 4-6 días de haberse iniciado los trol sistemático de la presión intracraneal o el hallazgo de
signos neurológicos. En este momento puede ser difícil la signos de edema cerebral en la necropsia revelan que la inci-
distinción clínica entre la encefalopatía hepática genuina y dencia real de esta complicación es muy superior (más del
el coma por edema cerebral, complicación, como se verá, 75% de los casos). Su patogenia es desconocida y aparece
muy frecuente en la insuficiencia hepática aguda grave. con mayor frecuencia en los pacientes jóvenes y en los que
Ictericia. Es un signo precoz y rápidamente progresivo, al- presentan hipoxemia. En ocasiones, el edema cerebral se de-
canzándose cifras de hiperbilirrubinemia superiores a los sarrolla muy precozmente en el curso de la enfermedad y
25 mg/dL. Aumentan ambas fracciones de la bilirrubina, aun- conduce a la muerte del paciente por enclavamiento amig-
que con mayor intensidad la conjugada. Esta ictericia se daliano antes de que la intensidad de los signos de insufi-
acompaña de una gran elevación de las transaminasas, que ciencia hepática pueda justificar el desenlace letal.
a menudo exceden incialmente en 50 veces los valores nor- Hipotensión arterial. En la mayoría de los pacientes existe
males, pero que con frecuencia descienden en el curso de hipotensión de grado variable. Aparte de causas evidentes,
los primeros 5 o 6 días, debido a que la mayoría de las célu- como las hemorragias y las infecciones, se ha comprobado
las hepáticas se han necrosado simultáneamente. La fosfata- una importante disminución de las resistencias periféricas
sa alcalina y la gammaglutamiltranspeptidasa suelen hallarse por vasodilatación arterial.
poco alteradas. Es frecuente que a lo largo del cuadro se ob- Trastornos electrolíticos y del equilibrio ácido-básico. Son
serve una reducción progresiva del tamaño del hígado, hasta frecuentes la hipopotasemia y la alcalosis respiratoria por hi-
llegar a la desaparición de la matidez hepática habitual, sig- perventilación de origen central, aunque en los casos más
no que implica habitualmente un mal pronóstico. El hallaz- graves, sobre todo cuando se asocian infecciones e insufi-
go, por el contrario, de una hepatomegalia franca y dolorosa ciencia renal, aparece acidosis metabólica.
es un dato muy sugestivo de síndrome de Budd-Chiari. Insuficiencia respiratoria. Aparte de la hipocapnia y de la
Diátesis hemorrágica. Las hemorragias son frecuentes y alcalosis respiratoria ya mencionadas, en la insuficiencia he-
aparecen cuando el déficit de los factores de la coagulación pática aguda grave puede observarse también hipoxemia.
es intenso (tasa de protrombina inferior al 20%). Su localiza- Las dos causas más frecuentes son las infecciones respirato-
ción es muy variada (encías, mucosa nasal, punto de implan- rias graves y el distrés respiratorio del adulto, que es favoreci-
tación de agujas y catéteres, piel), aunque las más importan- do por las infecciones y la excesiva perfusión de líquidos di-
tes por su frecuencia y gravedad son las hemorragias rigida a combatir la hipotensión.
digestiva y cerebral. El déficit de los factores de la coagula-
ción se debe al fallo de su síntesis hepática y, en los casos en Diagnóstico. La determinación de la tasa de protrombina es
que la necrosis hepática masiva se asocia a una coagulación imprescindible, tanto para el diagnóstico inicial del síndro-
intravascular diseminada, a su hiperconsumo; en esta cir- me como para el seguimiento de su evolución. Las determi-
cunstancia aparece también trombocitopenia. naciones seriadas de glucemia, ionograma, equilibrio ácido-
Hipoglucemia. Es una complicación muy frecuente cuyo básico, gasometría y función renal, así como la práctica de
origen radica en las escasas reservas de glucógeno que el hí- cultivos, son útiles para detectar y seguir las complicaciones.
gado es capaz de almacenar, en la casi nula capacidad de El diagnóstico etiológico requiere una historia clínica de-
gluconeogénesis y, probablemente, en un déficit de degrada- tallada en busca de antecedentes que pueden orientar hacia
ción hepática de la insulina circulante. Esta complicación, alguna de las etiologías conocidas. La determinación de los
que tiene un tratamiento fácil y eficaz, puede pasar fácilmen- marcadores de infección aguda de los virus A, B, C y D debe
te inadvertida en un paciente en coma si no se establece un realizarse sistemáticamente. Las determinaciones de cupre-
control frecuente de la glucemia. mia, cupruria y ceruloplasmina son útiles para descartar la
Insuficiencia renal. Aparece en el 50-75% de los pacientes y enfermedad de Wilson.
constituye un signo de mal pronóstico. Un hecho que se El diagnóstico diferencial de la insuficiencia hepática agu-
debe considerar en su diagnóstico es que en la insuficiencia da grave debe hacerse con la descompensación brusca de
hepática grave las cifras de urea plasmática suelen ser bajas, una hepatopatía crónica no conocida previamente y con al-
por defecto hepático de síntesis; la insuficiencia renal debe, gunas infecciones agudas capaces de cursar con ictericia,
por lo tanto, valorarse a través de la creatinina plasmática y trastornos de conciencia, signos neurológicos y descenso de
urinaria y de las cifras de filtrado glomerular. En algunos ca- la tasa de protrombina, como la sepsis por gérmenes gramne-

309
HEPATOLOGÍA

gativos, la leptospirosis icterohemorrágica y el paludismo anuria que no responda a dosis altas de furosemida, en es-
maligno (Plasmodium falciparum). En estas ocasiones, el des- pecial si existe hiperpotasemia o acidosis metabólica o sean
censo de la tasa de protrombina se debe a hiperconsumo y necesarios balances hídricos negativos.
se acompaña de trombocitopenia. Aparte de la clínica espe- Medidas especiales. Con la finalidad de suplir las funcio-
cífica de cada una de estas enfermedades, un dato diferen- nes del hígado, a la espera de que se produzca la regenera-
cial importante es la ausencia de citólisis acusada. En último ción hepática espontánea, se ha ensayado una serie de medi-
término, la biopsia hepática transyugular permite aclarar el das que, desafortunadamente, no han ofrecido resultados
diagnóstico. proporcionales al esfuerzo y la imaginación empleados en su
puesta a punto, ni a las esperanzas en ellas depositadas. Des-
Evolución y pronóstico. La mortalidad global de la insufi- de la circulación cruzada entre el paciente y un donante hu-
ciencia hepática aguda grave oscila entre el 70 y el 90% se- mano o animal (simio), hasta distintas modalidades de he-
gún las distintas series. Entre los factores pronósticos cabe modiálisis y hemoperfusión, pasando por la perfusión a
destacar la edad (mejor entre los 10 y los 40 años y peor fue- través de un hígado aislado (de cerdo, mandril o humano),
ra de estos límites), el nivel máximo de encefalopatía alcan- los resultados no han conseguido superar a los de la reani-
zado, la presencia de complicaciones (edema cerebral, in- mación convencional, y ninguno de estos procedimientos
fecciones bacterianas, insuficiencia renal), la forma clínica cumple las mínimas exigencias de lo que podría ser el desea-
(fulminante o subfulminante), ya comentada, y otros más cir- do “hígado artificial”. Actualmente se está ensayando la per-
cunscritos a etiologías concretas como el inicio precoz del fusión a través de células hepáticas cultivadas.
tratamiento específico en los raros casos en que éste exista. Medidas específicas. En la intoxicación por Amanita pha-
En los pacientes que sobreviven a un episodio de insuficien- lloides hay que aplicar medidas destinadas a: a) restablecer
cia hepática aguda grave puede alcanzarse la restitución ad el equilibrio hidroelectrolítico, puesto que esta intoxicación
integrum del hígado o producirse una evolución hacia la ci- produce un cuadro inicial coleriforme con vómitos y diarre-
rrosis en un corto período del tiempo. as profusos, causantes de deshidratación grave e insuficien-
cia renal; b) procurar una rápida eliminación de la toxina,
Tratamiento. Medidas generales. El paciente debe ser hospi- para lo cual hay que abstenerse de inhibir los vómitos y dia-
talizado en una unidad de cuidados intensivos. La determi- rreas, colocar una aspiración duodenal continua para evitar
nación del estado hemodinámico, así como del ionograma y la reabsorción de la amanitina excretada por la bilis y provo-
del equilibrio ácido-básico, dictarán el tipo y la cantidad de car una diuresis forzada mediante hiperhidratación y furose-
fluidos que se han de administrar por vía parenteral. Debe mida, o bien, en los casos con insuficiencia renal, aplicar
evitarse en todos los casos la hiperhidratación, dada la facili- técnicas de depuración extrarrenal de forma precoz, y c) in-
dad de estos pacientes para crear terceros espacios, en parti- hibir la acción del tóxico con otras medidas cuya eficacia es
cular en el pulmón y en el cerebro, sobre todo en presencia más dudosa, como la administración de penicilina a altas do-
de insuficiencia renal oligúrica. La encefalopatía hepática se sis, silimarina o ácido tióctico, fármacos que de alguna ma-
trata por los procedimientos habituales (neomicina, lactulo- nera parecen inhibir la acción de las amanitinas. En la intoxi-
sa o lactitol, enemas). El plasma fresco y los preparados co- cación por paracetamol debe administrarse N-acetilcisteína
merciales de crioprecipitados aportan los factores de la coa- en forma muy precoz, ya que esta sustancia se combina con
gulación deficitarios en caso de diátesis hemorrágica o al el metabolito tóxico del paracetamol e inhibe su toxicidad
iniciar maniobras invasivas (no deben usarse como profilaxis sobre la célula hepática.
de hemorragias), mientras que los inhibidores H2 y los anti- Trasplante hepático. El trasplante hepático ortotópico ha
ácidos proporcionan una prevención eficaz de la hemorragia representado un cambio notable en el pronóstico de los pa-
digestiva. La hipoglucemia debe evitarse mediante la admi- cientes con insuficiencia hepática aguda grave, al conseguir
nistración sistemática de, por lo menos, 200 g de glucosa supervivencias superiores al 60-70% en pacientes que con las
cada 24 h, cantidad que puede aumentarse en función de los medidas terapéuticas convencionales hubieran tenido una
controles periódicos de glucemia. Debe vigilarse rigurosa- mortalidad superior al 80-90%. El momento idóneo de su in-
mente la aparición de infecciones mediante cultivo de san- dicación, la necesidad de disponer de un órgano con urgen-
gre, orina y secreciones bronquiales realizados con cierta pe- cia (en ocasiones los pacientes fallecen en pocas horas,
riodicidad y siempre que se produzca un pico febril o se mientras se espera un donante de órganos) y la frecuente
detecten signos generales o locales de infección. En estos ca- aparición de contraindicaciones para el trasplante (funda-
sos, la cefotaxima, a una dosis inicial de 2 g por vía intrave- mentalmente infecciones bacterianas no controladas) consti-
nosa cada 6 h, parece la pauta antibiótica más recomenda- tuyen en el presente los problemas más importantes que pue-
ble, en espera de los resultados de los cultivos. Es útil la den limitar la aplicación del trasplante hepático en casos de
administración oral profiláctica de antibióticos no absorbi- insuficiencia hepática aguda grave. Como es evidente, el
bles, para disminuir la incidencia de infecciones de origen trasplante no debe hacer abandonar las medidas terapéuti-
intestinal. cas generales y específicas descritas, sino que éstas deben
La mejor forma de detectar precozmente el edema cere- proseguirse e intensificarse, si cabe, antes de la intervención
bral y de evaluar el efecto de las medidas terapéuticas es el y después de ésta.
control constante de la presión intracraneal mediante la colo- La complejidad y la gravedad extremas del síndrome de la
cación de un sensor epidural o subdural si el paciente alcan- insuficiencia hepática aguda grave y la posibilidad actual de
za un grado III o IV de encefalopatía. Las medidas más efica- un tratamiento altamente eficaz como es el trasplante hepáti-
ces para luchar contra el edema cerebral de esta etiología co hacen aconsejable la remisión sin dilaciones a un centro
consisten en colocar al paciente en posición semiincorpora- que disponga de un programa activo de trasplante hepático
da a 45°, manteniendo la cabeza en semiflexión para facilitar de aquellos pacientes en los que existan sospechas de una
un correcto drenaje de ambas yugulares, asegurar una correc- mala evolución de la hepatopatía aguda (fundamentalmente
ta ventilación (manteniendo un pO2 superior a 90 mmHg y tasa de protrombina baja o alteraciones en el nivel de con-
una pCO2 inferior a 36 mmHg), mediante intubación traqueal ciencia).
y ventilación mecánica si fuera preciso, proporcionarle una
adecuada sedación en caso necesario y administrar manitol
en forma de bolo (250 mL de una solución al 20% administra- Encefalopatía hepática
da en un tiempo máximo de 10 min) si la presión intracraneal
se halla entre 30 y 60 mmHg (por encima de estas cifras el El término encefalopatía hepática engloba todos los síndro-
manitol puede tener efectos adversos). En casos refractarios a mes neuropsiquiátricos que pueden presentarse en el curso
estas medidas pueden ser útiles los barbitúricos. La insuficien- de una hepatopatía con insuficiencia hepatocelular y cuya
cia renal requerirá hemodiálisis ante la presencia de oligo- aparición depende de esta última como factor patogénico

310
INSUFICIENCIA HEPÁTICA AGUDA GRAVE Y ENCEFALOPATÍA HEPÁTICA

imprescindible. Ello no excluye, como enseguida se compro-


bará, la participación de muchos otros factores desencade-
nantes o coadyuvantes, tal vez distintos en cada caso particu- 3 Sedantes
lar, y que hacen de la encefalopatía hepática un síndrome Diuréticos
Trastornos electrolíticos
muy complejo. No se incluyen en este concepto los síndro- Trastornos del equilibrio
mes neurosiquiátricos que coinciden con una hepatopatía ácido-básico
pero cuya presentación no depende de ésta, aunque ambas Insuficiencia renal
enfermedades respondan a una misma etiología (enferme-
dad de Wilson, encefalopatía alcohólica). El concepto de en-
cefalopatía hepática abarca desde los más leves síntomas ini-
ciales hasta las situaciones conocidas como precoma o 3
Infecciones
coma hepáticos, representando este último el grado extremo 1 IHC
de encefalopatía.

APC
Anatomía patológica. Dado que la encefalopatía hepática

1
es inicialmente un trastorno funcional, en los casos agudos
no suelen existir lesiones orgánicas cerebrales. En los casos 2
NH3
crónicos o agudos recidivantes se comprueban en general Aminoácidos
aromáticos
proliferación difusa y agrandamiento de los astrocitos proto- Neurotransmisores 3 Hemorragia digestiva
plasmáticos, en la sustancia gris del cerebro y del cerebelo, falsos Estreñimiento
así como en el putamen y el núcleo pálido, sin grandes alte- Proteínas
raciones visibles en las neuronas. La extensión del proceso y
la combinación de lesiones elementales configuran un cua-
dro histopatológico prácticamente específico de la encefalo-
patía hepática, no observado en ningún otro tipo de afección
cerebral metabólica. En las formas crónicas pueden hallarse
reblandecimientos cerebrales, atrofia con aumento de la pro- Fig. 2.109. Patogenia de la encefalopatía hepática. 1: factores pre-
disponentes; 2: factores determinantes; 3: factores desencadenantes.
fundidad de los surcos y sufrimiento neuronal. Las lesiones APC: anastomosis portocava; IHC: insuficiencia hepatocelular.
pueden extenderse también a la médula (encefalomielopa-
tía), con desmielinización de los cordones laterales y des-
trucción axonal.
da, aunque su mecanismo permanece oscuro. En los pacien-
Patogenia. Existen muchas lagunas en el conocimiento de tes con encefalopatía hepática y en la necrosis hepática
la patogenia de la encefalopatía hepática. Parece eviden- masiva se hallan elevados en plasma los aminoácidos aromá-
te que la aparición del cuadro depende de la interacción de ticos (en particular fenilalanina y tirosina), a expensas de
varios factores. Con fines didácticos pueden considerarse una disminución de los aminoácidos de cadena ramificada
factores predisponentes, determinantes y desencadenantes (valina, leucina, isoleucina). Este desequilibrio alteraría el
(fig. 2.109). metabolismo intracerebral de la tirosina (por hiperconsumo
Factores predisponentes. La existencia de un grado más o de tirosina-hidroxilasa), desviándolo de su vía normal (tirosi-
menos avanzado de insuficiencia hepatocelular es un factor na-dopa-dopamina-noradrenalina), para la cual aquella enzi-
prácticamente imprescindible para que se produzca una en- ma es imprescindible, hacia la síntesis de tiramina y octopa-
cefalopatía hepática. El hígado insuficiente puede no depu- mina. Esta última sustancia, cuya elevación sérica se corre-
rar sustancias con potencial tóxico para el cerebro o dejar de laciona bien con el grado de encefalopatía, se comporta
sintetizar otras necesarias para el metabolismo normal del como un “falso neurotransmisor”, bloqueando las sinapsis e
SNC. En la encefalopatía hepática de la insuficiencia hepáti- interfiriendo así en la acción de los neurotransmisores fisioló-
ca aguda grave, la patogenia se debería de modo práctica- gicos (dopamina y noradrenalina).
mente exclusivo a este factor. Otros elementos, como el mercaptano, ácidos grasos libres
Los pacientes con hipertensión portal tienen anastomosis y sustancias de peso molecular medio aún no identificadas,
portosistémicas que derivan la sangre portal hacia el sistema podrían asimismo contribuir a la génesis de la encefalopatía.
cava, evitando su paso por el hígado. En tales circunstancias, Recientemente se especula con la importancia del ácido
numerosas sustancias procedentes del intestino que en con- gammaminobutírico (GABA), conocido inhibidor de la neu-
diciones normales deben ser metabolizadas y transformadas rotrasmisión, que procede del intestino y del metabolismo in-
por el hígado llegan directamente a la circulación general, tracerebral de la glutamina. El mecanismo íntimo de la neu-
pudiendo ejercer su acción tóxica sobre el sistema nervioso. rotoxicidad de estas sustancias y la relación existente entre
Este fenómeno de “escape” se incrementa si, además, el hí- ellas son objeto de intensas investigaciones cuyos resultados
gado es insuficiente para “desintoxicar” estas sustancias que no permiten, por el momento, pasar del terreno de la especu-
le llegan por vía portal o sistémica. Cuando la función hepáti- lación. Cualquiera que sea el tóxico, las consecuencias fina-
ca es normal, aun existiendo hipertensión portal y anastomo- les son las alteraciones del metabolismo energético cerebral,
sis portosistémicas (p. ej., en la hipertensión portal por trom- de la neurotransmisión normal y de la membrana neuronal
bosis de la porta), la encefalopatía hepática es excepcional. probablemente a través de una inhibición de la actividad
Factores determinantes. Varias son las sustancias nitrogena- Na+K+ATPasa.
das potencialmente tóxicas para el SNC incriminadas en la Factores desencadenantes. En una gran proporción de ca-
patogenia de la encefalopatía hepática. Muchas de ellas tie- sos de encefalopatía hepática es posible identificar una situa-
nen su origen principal en el colon por acción de la flora ción clínica previa que ha actuado como factor desencade-
proteolítica sobre las proteínas de la alimentación y, en con- nante. Su conocimiento reviste una importancia capital en el
diciones normales, son metabolizadas por el hígado. En pre- tratamiento de estos pacientes, ya que a menudo la correc-
sencia de los factores predisponentes antes citados, se las ha- ción de este factor, a veces con medidas muy simples, es su-
lla en concentraciones elevadas en el suero y en el SNC. El ficiente para revertir la encefalopatía. Pueden actuar como
amoníaco, que se produce además en el estómago por hidró- factor desencadenante todas aquellas circunstancias que, de
lisis de la urea gracias a las ureasas gástricas y en el riñón alguna manera, aumentan la producción intestinal de sustan-
(amoniogénesis renal), es normalmente utilizado por el híga- cias nitrogenadas. La causa más frecuente es la hemorragia
do para la síntesis de urea (la amoniemia normal es de 20-80 digestiva. El aumento de sustancias tóxicas procedentes de
µg/dL). La toxicidad cerebral del amoníaco es bien conoci- la proteólisis de la sangre, por una parte, y el empeoramiento

311
HEPATOLOGÍA

forma espontánea y otras desencadenada por una hemorra-


gia, una infección o un tratamiento diurético no controlado.
Probablemente, a través de un aumento en la producción de
amoníaco procedente de la hidrólisis de la urea, la insufi-
ciencia renal actúa como factor desencadenante de la ence-
falopatía en numerosas ocasiones.
Por último, y debido quizás a un aumento en los requeri-
mientos de oxígeno, a una acción directa de la hipertermia
sobre el cerebro o a un aumento del catabolismo proteico,
es muy frecuente que una infección intercurrente –hecho,
por otra parte muy común en los cirróticos– sea el factor que
precede y condiciona la aparición de una encefalopatía.

Cuadro clínico. La clínica de la encefalopatía hepática es


polimorfa. El síndrome es complejo y cada uno de sus com-
ponentes, psiquiátricos y neurológicos, no sería de por sí su-
gestivo, si no coincidiera con los demás signos y síntomas
Fig. 2.110. En el flapping, los movimientos de flexión y extensión que configuran el síndrome característico. La sistematización
son más amplios, lentos e irregulares que en el temblor. de las manifestaciones clínicas de la encefalopatía hepática
es posible a través de sus variedades clínicas de presenta-
ción.
de la función hepatocelular por la hipovolemia y la anemia
posthemorrágica, por otra, son suficientes para explicar la Encefalopatía aguda. Puede aparecer en el curso de una
gran frecuencia con que aparece encefalopatía en un cirróti- necrosis hepática masiva (véase Insuficiencia hepática agu-
co tras la hemorragia digestiva. da grave) o, con mayor frecuencia, en forma de brotes agu-
El estreñimiento por la prolongada permanencia de las he- dos en la cirrosis hepática.
ces en el colon y la ingesta abundante de proteínas animales El cuadro suele iniciarse con cambios de la personalidad,
provocan también un aumento en la producción intestinal a los que siguen trastornos y cambios bruscos en el humor,
de sustancias nitrogenadas y actúan como factor desencade- con iras repentinas y euforias injustificadas; con frecuencia
nante de encefalopatía. Este hecho fue puesto de relieve por se asocian trastornos del sueño, con somnolencia diurna e
Shakespeare, cuando pone en boca de su personaje Sir An- insomnio nocturno. La disminución de la capacidad intelec-
drew Aguecheek, alcohólico inveterado, la siguiente frase: tual (pérdida de memoria y de capacidad de concentración)
“Soy un gran comedor de carne, pero creo que daña mi jui- y la desorientación temporospacial son circunstancias fre-
cio.” La medicación oral con ciertos aminoácidos (metioni- cuentes que presagian una desintegración, en la que no fal-
na) produce los mismos efectos. tan trastornos del comportamiento con actitudes en ocasio-
La mayoría de los sedantes empleados en clínica requie- nes grotescas (lavarse las manos en la sopa, orinar en lugares
ren ser transformados por el hígado en sustancias polares inapropiados). En otras ocasiones, el cuadro psiquiátrico
fácilmente excretables. El hígado realiza esta función me- toma un cariz esquizoide, con síndrome paranoico, hipoma-
diante reacciones de oxidación, hidroxilación, hidrólisis y níaco, alucinatorio o megalomaníaco, quizá de comienzo
conjugación, que se llevan a cabo en el retículo endoplásmi- brusco, pero con evolución crónica. A menudo se observa
co liso celular gracias a la presencia de las enzimas micro- que un episodio transitorio de agravación está claramente
sómicas. La importante disminución de la masa celular desencadenado por un aumento en el aporte proteico de la
funcionante en las hepatopatías crónicas condiciona un alar- dieta.
gamiento del tiempo medio de permanencia en la sangre de Entre los signos neurológicos, el flapping tremor o temblor
todas las sustancias metabolizadas por el hígado. De esta for- aleteante es el más frecuente (89%) y característico. Para su
ma, los sedantes llegan con mayor concentración y persis- exploración se indica al paciente que coloque las manos en
tencia al encéfalo, donde ejercen su acción tóxica. Por otra hiperflexión dorsal, con los dedos abiertos, posición en la
parte, debido a la acción continuada de una elevada con- que se observan movimientos irregulares y desordenados de
centración de sustancias neurotóxicas endógenas, el cerebro flexión y extensión en las articulaciones de la muñeca y me-
de estos pacientes es especialmente sensible a los sedantes. tacarpofalángicas (fig. 2.110). Estos movimientos responden
Las benzodiazepinas, a través de su relación con los recepto- a pérdidas momentáneas del tono postural, con incapacidad
res GABA son fármacos que a menudo inducen encefalopa- de mantener la actitud (asterixis) y no deben confundirse
tía hepática en pacientes hepatópatas. Con frecuencia, la con un temblor de cualquier otra naturaleza. El flapping pue-
prescripción extemporánea de un sedante desencadena un de también observarse en los pies, en la lengua y, en casos
brote de encefalopatía en un cirrótico. extremos, en cualquier otro músculo sometido a tensión.
La administración de diuréticos potentes a pacientes cirró- Este signo, aunque muy característico, no es patognomónico
ticos con ascitis, sin los debidos controles, puede producir de encefalopatía hepática, ya que puede observarse también
trastornos electrolíticos y del equilibrio ácido-básico e insufi- en las encefalopatías anóxica (cor pulmonale, policitemia) y
ciencia renal funcional. La hipopotasemia con agotamiento urémica. El 40% de los casos presentan, además, el signo de
del potasio intracelular determina un paso de hidrogeniones la rueda dentada y otras manifestaciones extrapiramidales.
al interior de la célula, con descenso del pH intracelular y La hiperreflexia y el signo de Babinski unilateral o bilateral
mayor permeabilidad a la penetración del amoníaco. Otra son también frecuentes, sobre todo este último, en la fase de
causa de hipopotasemia es la acidosis tubular renal que apa- coma.
rece espontáneamente en algunas hepatopatías de base in- Signos muy característicos son la disgrafía y la apraxia de
munológica (cirrosis hepática criptogenética, hepatitis cróni- construcción, que se exploran haciendo escribir y dibujar o
ca activa) y en la cirrosis biliar primaria o en el curso de construir figuras geométricas con palillos (estrellas de 5 pun-
tratamiento con inhibidores de la anhidrasa carbónica. Los tas) al paciente. Las pruebas semicuantitativas de rastreo y
diuréticos de acción proximal producen asimismo importan- conexión de números o de números y letras alternados se
tes reducciones de cloro, con alcalosis hipoclorémica y au- han mostrado útiles en el estudio seriado de los pacientes
mento de gradiente de pH entre el espacio intersticial y el ce- con encefalopatía hepática (fig. 2.111). Otros signos neuroló-
lular, favoreciendo el paso intracelular del amonio. gicos, como parkinsonismos, síndromes focales, crisis con-
La insuficiencia renal es una complicación muy frecuente vulsivas y paraplejía espástica (encefalomielopatía) son más
de la cirrosis hepática con ascitis, que aparece unas veces de propios de la encefalopatía crónica.

312
INSUFICIENCIA HEPÁTICA AGUDA GRAVE Y ENCEFALOPATÍA HEPÁTICA

por afectación de los ganglios basales, síndromes de focali-


dad cerebral y ataques epilépticos.
6 10 Este tipo de encefalopatía se presenta en enfermos con fun-
4 25
ción hepatocelular relativamente conservada, pero con impor-
tantes comunicaciones portosistémicas espontáneas o quirúr-
7 9 23 gicas, las cuales constituyen el factor predominante en su
patogenia (“encefalopatía portosistémica”).

5 1 11 Exploraciones complementarias. Análisis de laboratorio.


Proporcionan datos poco específicos. La amoniemia, arterial
o venosa, es un parámetro poco fidedigno, ya que sus varia-
14 ciones no siempre son paralelas al grado de encefalopatía. El
24 LCR puede mostrar un aumento de las proteínas, del ácido
3
2 8 glutámico y de la glutamina. Naturalmente, las pruebas
13 funcionales hepáticas estarán alteradas en relación con la
12 hepatopatía de base. La incalculable ayuda que presta el la-
boratorio en el tratamiento de la encefalopatía y el coma
hepáticos reside, en realidad, en el reconocimiento de los
15 16 factores coadyuvantes (alteraciones del equilibrio hidroelec-
17 21
trolítico, que cabe corregir) y en el control de la terapéutica
18 de reanimación.
20 EEG. Entre las exploraciones complementarias, constituye
22
19 el parámetro más fiel para detectar una encefalopatía hepáti-
ca y valorar su curso. Sus alteraciones, aunque inespecíficas
por ser comunes a otros sufrimientos cerebrales metabólicos,
son constantes y precoces. Se produce un enlentecimien-
Fig. 2.111. Prueba de conexión de números. El paciente debe unir to de la frecuencia, que pasa de ritmo alfa normal (8-13
los números correlativamente. Se valora el tiempo medio empleado
para completar la prueba correctamente en tres intentos consecutivos. ciclos/seg) a un ritmo delta de alrededor de 4 ciclos/seg no
modificable por los estímulos. Estos trastornos son difusos,
aunque con predominio inicial en las regiones frontal y cen-
A pesar de la complejidad del síndrome y de que cursa ha- tral. En las fases avanzadas aparecen unas ondas trifásicas
bitualmente con fluctuaciones, puede establecerse una gra- características y no es infrecuente la presencia de una focali-
dación de los síntomas, desde los iniciales hasta el coma, de zación delta polimorfa. En la fase de coma, el trazado tiene
gran utilidad para valorar la evolución, sobre todo en los epi- las mismas características, con un mayor enlentecimiento
sodios agudos. La clasificación de TREY es la más aceptada: (fig. 2.112).
Grado I. Euforia-depresión. Desorientación temporospa- La cuantificación de estas alteraciones mediante la medi-
cial. Dificultad en el habla. Insomnio nocturno-somnolencia ción de la frecuencia dominante media se ha mostrado útil
diurna. para desenmascarar encefalopatías latentes y para evaluar la
Grado II. Acentuación de los signos del grado I. Trastornos respuesta a la terapéutica. Una sensibilidad similar se ha atri-
del comportamiento. Somnolencia intensa. buido recientemente al estudio de los potenciales evocados
Grado III. Pérdida de conciencia (somnolencia constante auditivos o visuales.
y profunda, respondiendo sólo a estímulos intensos). Len- Índice de encefalopatía. Combinando datos clínicos, bioló-
guaje incomprensible. gicos y electroencefalográficos se ha confeccionado el deno-
Grado IV. Coma profundo. minado índice de encefalopatía, parámetro especialmente
El coma hepático es el grado extremo de la encefalopatía útil para cuantificar la encefalopatía con fines de investiga-
hepática. El nivel de conciencia disminuye hasta que se anu- ción clínica. Para ello (tabla 2.97) se puntúan de 0 a 4 los
la y el paciente entra en un sueño profundo, con respuesta resultados de las pruebas de conexión numérica, las diferen-
débil o ausente ante los estímulos; los reflejos tendinosos dis- tes intensidades de flapping tremor, la frecuencia de las alte-
minuyen hasta aparecer una flaccidez, con persistencia, no raciones del EEG, la cifra de amoniemia plasmática y, por úl-
obstante, de los signos de la rueda dentada y de Babinski; el timo, el estado mental según la clasificación de TREY ya
flapping desaparece y se instauran midriasis y, a menudo, mencionada, con la peculiaridad de que los valores corres-
movimientos anormales automáticos; la posible presencia de pondientes a este último dato se multiplican por tres. La pun-
crisis convulsivas es favorecida por la alcalosis. En otras oca- tuación máxima es de 28 puntos, siendo la cifra de índice de
siones el coma hepático es tranquilo, simulando un sueño fi- encefalopatía de cada paciente la obtenida de dividir su
siológico. Puede haber respiración de Kussmaul o de Chey- puntuación por 28.
ne-Stokes y, por último, apnea. Ninguno de estos elementos
es específico del coma hepático, cuyo diagnóstico se esta- Pronóstico. La encefalopatía hepática es siempre un índice
blece por la historia clínica y por los signos que delatan la de insuficiencia hepatocelular grave. Su presencia ensom-
hepatopatía causal. El denominado foetor hepático sólo se brece, en principio, el pronóstico de una hepatopatía. El sig-
advierte en el 50% de pacientes hepatópatas con encefalopa- nificado pronóstico a corto plazo no es, sin embargo, el mis-
tía, pero su demostración constituye un signo clínico de in- mo en todos los casos, dependiendo del factor patogénico
dudable valor orientativo. predominante. En la encefalopatía de la insuficiencia hepáti-
Encefalopatía crónica. Los síntomas neuropsiquiátricos de ca aguda grave y en la encefalopatía aguda espontánea del
la encefalopatía se instauran de manera lenta y progresiva, cirrótico, el pronóstico es malo; no obstante, para la primera
con posibles exacerbaciones a menudo puramente psiquiá- de ellas, el número de remisiones espontáneas se cifra en el
tricas, y su curso es crónico y rebelde. Algunos de estos en- 20% aproximadamente. En la encefalopatía aguda del cirróti-
fermos son tratados durante tiempo en instituciones nosoco- co con un factor desencadenante evidenciable, el pronósti-
miales, como casos puramente psiquiátricos, hasta que se co inmediato está en relación con la naturaleza de aquél. La
descubre su hepatopatía. En la encefalopatía crónica pue- encefalopatía crónica es la de mejor pronóstico a corto pla-
den desarrollarse cuadros neurológicos orgánicos irreversi- zo, aunque altamente invalidante.
bles: paraplejía espástica sin afección sensitiva (cuadro se-
mejante al latirismo) por desmielinización de los cordones Tratamiento. Son innumerables los tratamientos propuestos
laterales de la médula, síndrome de Parkinson sintomático para la encefalopatía hepática, como claro exponente de la

313
HEPATOLOGÍA

Fig. 2.112. EEG de un paciente con


encefalopatía hepática grado III. Ob-
sérvense el enlentecimiento genera-
lizado del trazado y la presencia de
ondas trifásicas (entre flechas), alte-
raciones características de este pro-
ceso.

multiplicidad de los factores patogénicos que hoy se tienen puede recuperar al paciente, sin que este episodio encefalo-
en cuenta, por una parte, y del desconocimiento de los me- pático tenga excesivo valor pronóstico en cuanto a la evolu-
canismos íntimos de la lesión cerebral, por otra. La existen- ción natural de la enfermedad. Si el paciente recibía diuréti-
cia, como ya se ha indicado, de un elevado número de remi- cos, es aconsejable suprimirlos temporalmente, mientras se
siones espontáneas dificulta la valoración de cada una de las investiga la posible existencia de un trastorno electrolítico.
terapéuticas ensayadas y da pie a subjetivismos en la inter- Enemas de limpieza. Tienen la finalidad de evacuar el co-
pretación de los resultados. lon de restos fecales retenidos o de restos de sangre en el
De todas las terapéuticas propuestas, las que han sido ver- caso de hemorragia digestiva. Los enemas deben ser de 1 o
daderamente sancionadas por la experiencia son las enca- 2 L de agua, pueden vehiculizar lactulosa y deben repetirse
minadas a disminuir la producción intestinal de sustancias cada 8-12 h si es necesario.
nitrogenadas. A continuación se enumerarán las medidas te- Dieta hipoproteica. Debe ser extrema en el episodio agudo
rapéuticas que se hallan vigentes y aquéllas sobre las que se de encefalopatía (restricción total de proteínas animales),
centran las investigaciones actuales. aumentando el aporte alimentario proteico paralelamente a
Identificación y tratamiento del factor desencadenante (he- la mejoría del paciente, hasta los límites tolerados (por lo ge-
morragia digestiva, infecciones, transgresiones dietéticas, es- neral, en las formas crónicas, entre 40 y 50 g/día). Las proteí-
treñimiento, trastornos hidroelectrolíticos, tratamiento sedan- nas cárnicas son las que deben restringirse más enérgica-
te intempestivo). La corrección del factor desencadenante mente, mientras que las lácteas parecen ser mejor toleradas.
Antibióticos no absorbibles. Como la neomicina, con la fi-
nalidad de erradicar la flora proteolítica intestinal. La dosis
TABLA. 2.97. Índice de encefalopatía debe ser de 4-6 g/día, para reducirla progresivamente. Los
principales inconvenientes de los tratamientos prolongados
Puntos son la toxicidad ótica y renal de la neomicina (que se absor-
Pruebas de conexión numérica < 30 seg 0 be parcialmente), la atrofia de las vellosidades intestinales
31-50 seg 1 con malabsorción consiguiente y la posible infección secun-
51-80 seg 2 daria por gérmenes resistentes.
81-120 seg 3 Lactulosa o lactitol. Son disacáridos sintéticos para los cua-
> 120 seg 4 les el intestino humano carece de disacaridasa. Llegan intac-
Flapping tremor Ausente 0 tos al colon, donde, por acción de la flora sacarolítica, se
Aislado 1 desdoblan produciéndose ácido láctico con el consiguiente
Irregular 2 descenso del pH intraluminal; ello determina una disminu-
Frecuente 3 ción de la absorción del amoníaco y un aumento de su eli-
Continuo 4 minación fecal. Ambos originan, además, un incremento del
volumen fecal y facilitan la deposición; no tienen los incon-
Electroencefalograma Normal 0 venientes de la neomicina, por lo que son idóneos para los
8,5-12 ciclos/seg 1 tratamientos prolongados y para la profilaxis de la encefalo-
7-8 ciclos/seg 2
3-5 ciclos/seg 3 patía en pacientes especialmente predispuestos (anastomo-
< 3 ciclos/seg 4 sis portosistémica).
En los brotes agudos de encefalopatía, la lactulosa y el lac-
Amoniemia < 150 µg/dL 0 titol se han mostrado igualmente eficaces que la neomicina
151-200 µg/dL 1 en la recuperación de la conciencia, siendo, por lo tanto, el
201-250 µg/dL 2 tratamiento de elección dada la ausencia de efectos secun-
251-300 µg/dL 3 darios. Si bien la administración conjunta de lactulosa o lac-
> 300 µg/dL 4 titol y neomicina no parece razonable (la neomicina elimina
Estado mental: de 0 a 4 (× 3) según grados de TREY. la flora intestinal necesaria para que la lactulosa o el lactitol
Índice de encefalopatía: suma/puntuación máxima (28). sean desdoblados y puedan ejercer su efecto acidificante de

314
HEPATITIS VÍRICA AGUDA

las heces), la experiencia clínica demuestra que algunos pa- encefalopatía crónica, con resultados poco brillantes en la
cientes rebeldes al tratamiento con los dos fármacos por se- mayoría de las ocasiones. La administración de suplementos
parado, responden al tratamiento combinado. de cinc para corregir un supuesto déficit de este metal (fac-
Las dosis de lactulosa en los casos agudos es de 15-30 mL tor al que se ha querido implicar en la patogenia de la ence-
cada 4-6 h, siendo la dosis óptima de mantenimiento para falopatía hepática) tampoco parece ser una opción terapéu-
tratamientos prolongados la que produce dos deposiciones tica aceptada. El benzoato sódico, usado habitualmente para
pastosas diarias. El lactitol se presenta en forma de sobres la conservación de alimentos, produce un descenso de la
que contienen polvo cristalino. Su sabor menos dulzón que amoniemia al utilizar vías alternativas al ciclo de la urea en
la lactulosa lo hace más tolerable en algunos pacientes. La el metabolismo y eliminación de compuestos nitrogenados;
dosis es de 1 o 2 sobres de 10 g cada 8 h, y luego 1 o 2 sobres con esta base se ha utilizado en el tratamiento de la hiper-
diarios o la dosis que produce, al igual que la lactulosa, dos amoniemia infantil y de la encefalopatía hepática con resul-
deposiciones diarias. tados idénticos a los obtenidos con lactulosa. En casos de
Aminoácidos ramificados. Con la finalidad de corregir la grandes anastomosis portosistémicas espontáneas o quirúrgi-
desproporción entre los aminoácidos aromáticos y los ramifi- cas, su ligadura u oclusión con un balón ha contribuido a eli-
cados y, de esta forma, interferir en la patogenia de la ence- minar una encefalopatía invalidante en algunos casos, con el
falopatía, se han preconizado preparados de aminoácidos ra- consiguiente riesgo de hemorragias por hipertensión portal.
mificados o mezclas debidamente equilibradas en las que Por último, ante una encefalopatía crónica rebelde a las me-
predominan estos últimos (fórmula F-080). Su uso por vía in- didas terapéuticas convencionales, aun en ausencia de otros
travenosa en la encefalopatía aguda parece contribuir a signos de descompensación de una hepatopatía crónica,
acortar la duración de la encefalopatía, aunque probable- debe considerarse la indicación de trasplante hepático.
mente su importancia real sea escasa en comparación con
medidas más eficaces, como la corrección de la causa de-
sencadenante y la administración de lactulosa y enemas de
limpieza. En cambio, la administración oral de aminoácidos
ramificados de forma crónica, junto con una dieta vegetaria- Bibliografía especial
na estricta, puede ser una alternativa útil en los casos de BERNUAU J, RUEFF B, BENHAMOU JP. Fulminant and subfulminant hepa-
encefalopatía hepática crónica rebeldes a las medidas con- tic failure: Definitions and causes. Semin Liver Dis 1986; 6: 97-106.
vencionales; en esta situación, a los efectos teóricos bene- CASTELLS A, SALMERÓN JM, NAVASA M, RIMOLA A, SALÓ J, ANDREU H et al.
ficiosos de estas mezclas sobre el metabolismo cerebral, se Liver transplantation for acute liver failure: Analysis of applicabi-
lity. Gastroenterology 1993; 105: 532-538.
sumaría la posibilidad de mantener un correcto estado nutri- CONN HO. The hepatic coma syndromes and lactulose. Baltimore. Wi-
cional. lliams and Wilkins, 1979.
Otras medidas. La relación entre los receptores GABA y las FRASER CL, ARIEFF AL. Hepatic encephalopathy. N Engl J Med 1985;
benzodiazepinas ha motivado la administración de antago- 313: 865-873.
nistas de éstas (flumazenilo) con resultados no concluyen- MAIER KP. Progress in the treatment of portal-systemic encephalo-
tes. En cambio, este fármaco puede ser muy útil en los casos pathy (PSE). J Hepatol 1987; 5: 355-361.
de encefalopatía hepática desencadenada o agravada por la NAVASA M, PANÉS J, TERÉS J, BRUGUERA M, RODÉS J. Insuficiencia hepáti-
administración previa de benzodiazepinas, cuya vida media ca aguda grave: análisis de 51 casos. Gastroenterol Hepatol 1986;
9: 221-227.
se alarga cuando existe insuficiencia hepatocelular. La admi- O’GRADY JG, ALEXANDER GJM, WILLIAMS R. Early indicators of prognosis
nistración de L-dopa, precursor de la dopamina, o de bromo- in fulminant hepatic failure. Gastroenterology 1989; 97: 439-445.
criptina, estimulador específico de los receptores de dopami- SCHAFFER DF, SHAW BW. Fulminant hepatic failure and orthotopic liver
na, se basa en el probable papel del desplazamiento de transplantation. Semin Liver Dis 1989; 9: 189-194.
la dopamina por falsos neurotransmisores en la génesis de la WILLIAMS R, GIMSON AES. Intensive liver care and management of acu-
encefalopatía hepática. Se ha ensayado su uso en casos de te hepatic failure. Dig Dis Sci 1991; 36: 820-826.

Hepatitis vírica aguda


M. Bruguera Cortada

La hepatitis vírica aguda es una enfermedad infecciosa del el citomegalovirus, el virus del herpes simple y el virus vari-
hígado causada por distintos virus y caracterizada por necro- cela-zoster.
sis hepatocelular e inflamación. El cuadro clínico y las lesio- Virus de la hepatitis A (VHA). Pertenece al género Hepar-
nes histológicas causadas por los diferentes agentes etiológi- navirus (de Hepa-RNA-virus). Posee 27 nm de diámetro, care-
cos son prácticamente idénticos, aunque existen algunas ce de envoltura y contiene un RNA lineal y un único antíge-
diferencias en el período de incubación y en la evolución y, no (HAAg). A diferencia de otros enterovirus, no tiene repli-
sobre todo, en la presencia de sangre de antígenos víricos y cación intestinal, sino sólo en el citoplasma de los hepatoci-
de anticuerpos dirigidos contra ellos. tos. El RNA codifica una poliproteína de 2.227 aminoácidos
de la que se derivan las cuatro proteínas del nucleocápside y
Virus de la hepatitis. Se conocen en la actualidad 5 tipos varias proteínas estructurales.
etiológicos de hepatitis vírica causada por virus hepatotro- El virus está presente en las heces de los pacientes infecta-
pos: hepatitis A, hepatitis B, hepatitis D (delta), hepatitis C y dos durante los últimos días del período de incubación hasta
hepatitis E (tabla 2.98). Las hepatitis C y E se incluían hasta los primeros días después de la aparición de los síntomas. La
fechas recientes entre las hepatitis no-A no-B. Otros virus pue- presencia del VHA en las heces se debe a la excreción de
den afectar el hígado y causar en ocasiones manifestaciones partículas víricas del hígado a través de la bilis.
de hepatitis, aunque estos agentes afectan primariamente Virus de la hepatitis B (VHB). Es un virus de 42 nm que per-
otros órganos. Entre ellos se incluyen el virus de Epstein-Barr, tenece a una nueva categoría de virus animales denominada

315
HEPATOLOGÍA

TABLA 2.98. Características de las hepatitis A, B, delta, C y E


Característica Hepatitis A Hepatitis B Hepatitis delta Hepatitis C Hepatitis E
Agente Heparnavirus (enterovirus) Hepadnavirus Virus delta (virus satélite) Flavivirus Calicivirus

Antígenos HAAg HBsAg HDAg Desconocido


HBcAg HBsAg
HBeAg

Genoma RNA DNA RNA RNA RNA

Incubación (días) 15-45 40-180 30-140 15-160 14-180

Transmisión Fecal-oral Parenteral Parenteral Parenteral Fecal-oral


Contacto íntimo Contacto íntimo

Cronicidad No <5% Coinfección: rara >70% No


Sobreinfección: constante

Transmisión experimental Mono tití Chimpancé Chimpancé Chimpancé Chimpancé

Hepadnavirus junto al virus de la hepatitis de la marmota, el las de los virus RNA satélites de las plantas que no pueden
de la hepatitis de la ardilla terrera y el de la hepatitis del multiplicarse sin la ayuda de un virus “cooperador”.
pato de Pekín. Se caracterizan por poseer una envoltura lipo- Virus de la hepatitis C (VHC). Esta es la denominación ac-
proteica (antígeno de superficie de la hepatitis B, HBsAg) tual para designar al virus de la hepatitis no-A no-B de trans-
y un nucleocápside (antígeno del core de la hepatitis B, misión parenteral. Se trata de un virus de 50-60 nm de diáme-
HBcAg). En el interior de ésta se sitúa una doble cadena heli- tro, provisto de una envoltura lipídica y con un genoma RNA
coidal de DNA de 3,2 kb y una DNA-polimerasa. constituido por unos 10.000 nucleótidos. El RNA vírico codifi-
La infección por el VHB determina no sólo la producción ca una poliproteína precursora de la que se derivan por frag-
en el hígado de viriones completos, sino también una gran mentación enzimática dos proteínas estructurales y cinco no
producción de partículas incompletas (con capacidad inmu- estructurales. Por sus características parece estar relacionado
nogénica pero no infecciosa) constituidas exclusivamente con los flavivirus.
por HBsAg y la liberación a la sangre de un antígeno soluble Virus de la hepatitis E (VHE). Corresponde al virus de la he-
ligado al HBcAg, denominado antígeno e (HBeAg). La pre- patitis no-A no-B epidémica o de transmisión entérica. Difiere
sencia de éste en la sangre indica la existencia de partículas del virus A por sus propiedades fisicoquímicas. Su forma es
víricas completas circulantes. esférica, de 32-34 nm de diámetro, con indentaciones en su
El DNA del VHB posee cuatro genes, S, C, P y X, cada uno superficie y está desprovisto de envoltura. Su genoma está
de los cuales codifica la síntesis de una proteína vírica distin- constituido por una cadena simple de RNA de 8,5 kb. Perte-
ta: HBsAg, HBcAg, DNA-polimerasa y la proteína X, que inter- nece a la familia de los calicivirus.
viene en el proceso de replicación del virus.
Virus de la hepatitis D (VHD). Es un virus defectivo que re- Respuesta serológica a la infección. Virus de la hepatitis
quiere del VHB para su replicación y expresión. El virión A. En las personas infectadas, probablemente antes de la
(agente delta) es una partícula esférica de 37 nm, recubierta aparición de los síntomas, se desarrollan anticuerpos contra
por HBsAg, cuyo interior contiene antígeno delta (HDAg) y el HAAg (anti-VHA) de clase IgM y de clase IgG (fig. 2.113).
una molécula de RNA de 1,7 kb. El HDAg está codificado Los primeros (IgM anti-VHA) permanecen en la sangre a títu-
probablemente por el genoma del VHD y no por el huésped lo elevado durante toda la fase aguda de la enfermedad y
ni por el VHB. Las características de este virus son similares a persisten entre 3 y 12 meses después de la curación. Los anti-
cuerpos de clase IgG persisten indefinidamente y son los que
confieren inmunidad permanente ante nuevos contactos con
el virus. La fase de viremia es muy corta y nunca se ha detec-
tado HAAg en el suero.
Virus de la hepatitis B. Después de la infección por el VHB
aparecen en la sangre, durante el período de incubación,
HBsAg, HBeAg, DNA del VHB y actividad DNA-polimerasa.
Clínica Los títulos de estos marcadores víricos aumentan progresi-
vamente hasta la aparición de los síntomas y la elevación
de las transaminasas, para luego decaer. Nunca se detecta
HBcAg libre en el suero, puesto que está recubierto por la
IgG anti-VHA
envoltura del HBsAg.
Si la infección sigue un curso favorable hacia la curación,
IgM anti-VHA
el HBeAg, el DNA del VHB y la DNA-polimerasa se vuelven
indetectables semanas antes de que desaparezca el HBsAg,
el cual puede ser detectado 1-12 semanas después del inicio
de los síntomas (fig. 2.114). En algunos pacientes con hepati-
0 1 2 3 4 5 6 7
tis B (5-10%), el HBsAg desaparece muy precozmente del
Meses después de la infección
suero de modo que no puede identificarse en el momento
de aparecer los síntomas o en que el paciente es examinado.
Simultáneamente a la presentación de los primeros sínto-
Fig. 2.113. Marcadores serológicos en la hepatitis A. Aparición de mas aparecen en la sangre anticuerpos contra el HBcAg
anti-VHA de clase IgM antes de las primeras manifestaciones de la en- (anti-HBc) de las clases IgM e IgG. Los primeros persisten en
fermedad, seguida de la aparición de anticuerpos de clase IgG. Éstos las infecciones autolimitadas 3-12 meses y acaban por hacer-
persisten indefinidamente, mientras que los primeros están presentes se indetectables, mientras que los segundos persisten duran-
sólo unos meses. te toda la vida.

316
HEPATITIS VÍRICA AGUDA

Clínica Clínica

IgG anti-HBc

IgG anti-HBc
IgM anti-HBc

IgM anti-HBc δAg Antidelta

HBeAg Anti-HBe
HBeAg Anti-HBe

HBsAg Anti-HBs
HBsAg Anti-HBs

0 1 2 3 4 5 6 7
0 1 2 3 4 5 6 7
Meses después de la exposición
Meses después de la infección

Fig. 2.114. Marcadores serológicos en la hepatitis B de curso favo-


rable. Durante el período prodrómico se detectan en el suero HBsAg, Fig. 2.116. Marcadores serológicos en la coinfección B y D. En la
HBeAg e IgM anti-HBc. Los dos primeros son transitorios y se vuelven fase prodrómica y en los primeros días de la hepatitis se detectan en el
indetectables antes de la normalización de las transaminasas. Sus an- suero los antígenos víricos s, e y delta. La permanencia de este último
ticuerpos correspondientes aparecen más tardíamente, por lo que exis- es muy breve, y ya en los primeros días de enfermedad se detecta anti-
te un período de duración variable (período ventana) en el que no se delta. También se detecta anti-HBc de clase IgG y de clase IgM desde
detecta antígeno ni anticuerpo. el inicio de la enfermedad. En la mayoría de los casos la infección se
resuelve con la consiguiente normalización de las pruebas bioquími-
cas y aparición de anti-HBe y anti-HBs.
El anticuerpo contra el HBsAg (anti-HBs) no suele detectar-
se durante la fase de enfermedad activa, aunque haya desa-
parecido el HBsAg, sino que se identifica semanas más tarde, la sangre HBsAg y los marcadores que indican replicación
de modo que existe un período después de la resolución de del VHB, como el HBeAg, el DNA del virus y la DNA-polime-
una hepatitis B durante el cual no se detecta ninguno rasa, junto con los signos clínicos y bioquímicos de enferme-
de los dos marcadores (período ventana). Este período es dad (hepatitis crónica) (fig. 2.115). Simultáneamente persis-
más corto en los pacientes con depuración más rápida del ten títulos bajos de IgM anti-HBc pero no se detectan
HBsAg. En el 5-12% de las personas que curan después de anti-HBe ni anti-HBs. La persistencia de la fase de replicación
una hepatitis B no se forman anti-HBs. del VHB es variable (años). Cuando cesa de modo espontá-
Menos del 5% de los pacientes inmunocompetentes con neo o como consecuencia del tratamiento con fármacos de
una hepatitis B adquirida en la edad adulta desarrollan una acción antivírica, desaparecen de la sangre el DNA, la DNA-
infección persistente. Esta proporción aumenta en los pa- polimerasa y el HBeAg, aunque continúa detectándose
cientes con inmunodeficiencia natural (ancianos) o adquiri- HBsAg. Esta situación de interrupción de la replicación vírica
da (hemodiálisis, HIV). En ellos continúan detectándose en constituye el estado de portador “sano” del HBsAg. La persis-
tencia de HBsAg se atribuye a la síntesis continuada del antí-
geno por los hepatocitos debido a la integración del gen del
VHB que codifica para esta proteína en el genoma de los he-
patocitos del huésped.
Virus de la hepatitis D. La infección delta puede ocurrir en
dos circunstancias distintas: a) infección simultánea por
Clínica VHB y VHD en un individuo que no había tenido previamen-
te contacto alguno con el VHB (coinfección), y b) infección
delta en un portador de HBsAg (sobreinfección). En ambos
IgG anti-HBc casos se sumarán los cambios serológicos propios de la he-
patitis B con los propios de la infección delta, que consisten
en la aparición en la sangre durante un breve período de
IgM anti-HBc tiempo (días) del antígeno delta (HDAg), seguido de la apa-
rición de una respuesta antidelta en forma de anticuerpos
HBeAg IgM e IgG.
La coinfección por el VHB y el VHD induce una hepatitis
aguda autolimitada, habitualmente con resolución hacia la
HBsAg curación, aunque puede causar una lesión hepática extensa
que se manifieste como una hepatitis fulminante. La replica-
ción del VHD en los hepatocitos ocasiona una inhibición de
la síntesis de VHB, con lo cual la duración del período agudo
0 1 2 3 4 5 6 7
de enfermedad suele ser breve (fig. 2.116). La eliminación
Meses después de la infección
del VHB impide la persistencia de la infección delta y deter-
mina la curación de ambas infecciones.
Fig. 2.115. Marcadores serológicos en la hepatitis B con evolución Cuando la infección por un inóculo que contiene VHB y
a la cronicidad. En esta circunstancia persisten en el suero durante un VHD se produce en un portador crónico de HBsAg, se facilita
período prolongado de tiempo los marcadores de infección aguda, así la replicación del VHD. La infección delta tiene, casi indefec-
como la elevación de las transaminasas del suero. tiblemente, en estos casos una evolución a la cronicidad, in-

317
HEPATOLOGÍA

poco desarrolladas. En los países más desarrollados la infec-


ción es menos prevalente, de modo que existe una gran pro-
porción de adultos susceptibles (anti-VHA-negativos).
Hepatitis B. La transmisión del VHB se produce fundamen-
talmente por vía parenteral y por vía sexual.
Los recién nacidos de mujeres con infección activa por el
Clínica
VHB se infectan (más del 90%) en el momento del nacimien-
to, probablemente por contacto de las mucosas con sangre
contaminada (transmisión vertical). El virus no está presente
δAg Antidelta
en las heces, por lo que no existe transmisión fecal-oral.
Las personas más expuestas a contraer una hepatitis B son
IgG anti-HBc las que presentan mayores oportunidades de inoculación
percutánea con material contaminado, como los drogadictos
Anti-HBe que utilizan la vía intravenosa, el personal sanitario y los pa-
cientes hemodializados, así como las personas con vida se-
HBsAg xual promiscua, prostitutas y homosexuales masculinos, y los
que conviven con personas con infección crónica por el
VHB.
La hepatitis B postransfusional es infrecuente debido a la
0 1 2 3 4 5 6 7 exclusión de los donantes HBsAg-positivos. Aparece sólo des-
Meses después de la infección
pués de transfusiones de sangre con niveles tan bajos de HB-
sAg que no han podido ser detectados con los métodos de
examen habituales.
Fig. 2.117. Marcadores serológicos en la sobreinfección D. Ocurre La infección puede transmitirse a partir de individuos con
habitualmente en portadores sanos de HBsAg, por lo que se detectan infección aguda, sintomática o asintomática, o de portadores
también anti-HBe y anti-HBc. La sobreinfección delta se manifiesta por crónicos del virus. El reconocimiento de estos últimos se
una clínica de hepatitis aguda y positividad breve y transitoria de antí- efectúa en la práctica por la positividad del HBsAg y del
geno delta. La persistencia de manifestaciones bioquímicas de enfer- HBeAg en el suero. Los pacientes con infección aguda son
medad hepática crónica se asocia a positividad de anticuerpos contra contagiosos durante los últimos días del período de incuba-
el antígeno delta.
ción y habitualmente durante los primeros días de enferme-
dad, aunque en algunos casos el período de infectividad se
alarga durante algunas semanas.
duciendo una enfermedad hepática progresiva (fig. 2.117). Hepatitis D. Al estar el VHD íntimamente ligado al VHB, su
En caso de sobreinfección delta de un paciente con hepato- transmisión se efectúa por los mismos mecanismos que la de
patía crónica por el VHB se identifican en la sangre los mar- este virus, percutáneo y permucoso. En las zonas de mayor
cadores de infección activa por este virus junto con anti-HD. endemia de esta infección (sur de Italia, Arabia, Rumanía) la
Virus de la hepatitis C. En la actualidad se dispone de un infección se transmite probablemente como consecuencia
enzimoinumnoanálisis para identificar en el suero anticuer- de la exposición a fluidos corporales a través del contacto
pos contra proteínas del virus de la hepatitis C. Estos anti- próximo o íntimo, mientras que en los países donde el grado
cuerpos aparecen después del inicio de la hepatitis aguda y de endemia es bajo, la infección predomina en drogadictos.
persisten en todos los pacientes que evolucionan a la croni- La transmisión vertical es posible, pero ocurre con muy esca-
cidad, mientras que acaban por desaparecer tras un tiempo sa frecuencia. El reservorio fundamental de la infección del-
variable, en promedio a los 3 años, en los casos que curan. ta lo constituyen los pacientes que han desarrollado una in-
Su detección suele interpretarse como evidencia de infec- fección delta crónica.
ción activa cuando se asocia a elevación de las transamina- Hepatitis C. La infección por el virus C está extendida por
sas. Cuando éstas son normales no permite distinguir entre todo el mundo occidental. La proporción de donantes de
infección activa o pasada. Para ello puede recurrirse a la de- sangre con anti-VHC-positivo es del 0,2-0,4% en los países es-
terminación del RNA del VHC en el suero. candinavos, del 0,5-0,8% en los países centroeuropeos y en
Virus de la hepatitis E. Muy recientemente se han prepara- EE.UU. y del 1-2% en los países mediterráneos y en Japón.
do reactivos para la determinación de anticuerpos contra Las infecciones se adquieren fundamentalmente por vía pa-
este virus, que se encuentran en fase de evaluación. Su utili- renteral, a partir de transfusiones de sangre o hemoderivados
dad en la práctica clínica en España no se ha establecido. y uso de jeringuillas contaminadas, aunque también ocurre
en personas sin estos antecedentes. La transmisión sexual es
Epidemiología de la hepatitis vírica. Hepatitis A. La trans- posible pero menos efectiva que para el virus B. La transmi-
misión del VHA se produce por vía fecal-oral, ya sea por con- sión vertical del VHC es muy poco frecuente (inferior al 5%),
tacto persona a persona o por contaminación de agua o ali- aunque es más probable si la madre está coinfectada por el
mentos con materias fecales que contienen virus. El primer HIV.
mecanismo ocurre en niños y personas con hábitos higiéni- Hepatitis E. Se ha observado en forma de epidemias trans-
cos insuficientes en relación con el lavado deficiente de las mitidas por agua en el subcontinente índico, sudeste asiáti-
manos. El segundo es responsable de brotes epidémicos. co, África oriental, occidental y del norte y en México. En los
El período de infectividad se inicia entre 3 y 12 días antes países desarrollados se han comunicado casos esporádicos
de la aparición de los síntomas y suele persistir hasta la acmé en individuos procedentes de áreas endémicas.
de elevación de las transaminasas (pocos días después de El período de incubación es de unas 6 semanas (2-9). La
iniciados los síntomas). forma ictérica suele ocurrir en jóvenes y adultos, de 15 a
No se han identificado portadores crónicos del VHA, por 40 años, y determina una alta mortalidad (20%) en las muje-
lo que la infección se transmite sólo a partir de personas con res embarazadas.
infección aguda, sintomática o asintomática. En los países
mediterráneos la hepatitis A ha dejado de ser una enferme- Anatomía patológica. En la hepatitis aguda común coexis-
dad de la infancia, siendo más bien de los adultos jóvenes, ten en el hígado alteraciones hepatocelulares de carácter de-
ya que menos del 20% de las personas de 20 años tienen anti- generativo, signos inflamatorios y fenómenos de regenera-
VHA, indicativo de una infección pasada. Los factores de ción celular. Los cambios degenerativos de los hepatocitos y
riesgo más comunes para contraer una hepatitis A en los las necrosis celulares se hallan dispersos en los lobulillos
adultos son el consumo de moluscos y los viajes a regiones y confieren un aspecto pleomórfico a la biopsia hepática de

318
HEPATITIS VÍRICA AGUDA

estos pacientes. Se observan hepatocitos abalonados con de- TABLA 2.99. Criterios para el diagnóstico serológico
generación hidrópica, junto con células hepáticas retraídas en la hepatitis aguda
de citoplasma eosinófilo y núcleo picnótico. Las necrosis ce-
lulares pueden ser, según su extensión, unicelulares, focales IgM IgM
HBsAg Anti-HD Interpretación
anti-VHA anti-HBc
o confluentes. En los pacientes con hepatitis grave o fulmi-
nante la necrosis se extiende por la mayoría (multilobular) o + – – – Hepatitis A
la totalidad del parénquima (masiva). + + – – Hepatitis A en un
La reacción inflamatoria se localiza en los espacios porta, portador de HBsAg
en los sinusoides y en las áreas con necrosis. Los espacios + + + – Hepatitis A y B
simultáneas
porta están expandidos por un infiltrado celular compuesto – + + – Hepatitis B
por linfocitos y algunos eosinófilos. En los sinusoides se apre- – + + + Hepatitis B y D
cia un aumento de la celularidad constituida por linfocitos y (coinfección)
macrófagos y una hipertrofia de las células de Kupffer. En las – + – + Sobreinfección delta
áreas de necrosis, los hepatocitos lisados están sustituidos en un portador
por agregados de linfocitos y macrófagos. de HBsAg
Los signos de regeneración hepatocelular se expresan por – – + – Hepatitis B
un aumento de la actividad mitótica y la aparición de hepa- – + – – Hepatitis no-A no-B
en un portador
tocitos binucleados. de HBsAg
En la hepatitis A la afección lobular suele ser escasa y pre- – – – – Hepatitis no-A no-B
dominan las necrosis en las áreas periportales. En la mayoría o lesión de otra
de los casos existe colestasis tisular pronunciada. etiología
En la hepatitis B los cambios degenerativos se distribuyen
irregularmente en los lobulillos, siendo evidentes las necrosis
focales, así como la presencia de linfocitos y macrófagos
adosados a hepatocitos en fase de degeneración o de necro- embargo, persisten la astenia y la laxitud. La intensidad de la
sis. En la hepatitis delta, que coexiste siempre con una infec- ictericia es variable y puede oscilar desde una leve colora-
ción por el VHB, suele apreciarse mayor grado de daño celu- ción amarillenta de las escleróticas hasta un intenso color
lar, con numerosos hepatocitos de citoplasma acidófilo. amarillo verdoso de piel y mucosas.
La hepatitis C suele cursar con escasa afectación hepato- La duración de la ictericia varía entre 2 y 6 semanas. Du-
celular y, en particular, pocas necrosis focales. En general se rante este tiempo el paciente suele perder peso, incluso sin
observan microvacuolas de grasa y un aumento de la celula- que exista anorexia y con un contenido calórico de la ali-
ridad sinusoidal, hallazgos similares a los observados en la mentación suficiente. Con la disminución de la ictericias se
mononucleosis infecciosa. Se ha señalado la frecuente pre- comprueba una recuperación de la sensación de bienestar y
sencia de cambios displásicos en el epitelio de los conduc- del apetito, así como una normalización del color de la orina
tos biliares asociados a folículos linfoides. y de las heces.
El examen histológico del hígado no permite predecir la El período de convalecencia se inicia con la desaparición
evolución de la hepatitis vírica aguda. Depende más del de la ictericia. Con frecuencia el paciente se halla todavía as-
agente responsable que del tipo de lesiones presentes en la ténico y se fatiga después de escasa actividad física, y no es
biopsia. raro que refiera molestias en el hipocondrio derecho.
La exploración física revela, además de la ictericia, una
Cuadro clínico. La expresión clínica de la hepatitis vírica hepatomegalia moderada, blanda y ligeramente sensible en
aguda es muy variada, sin diferencias específicas atribuibles la mayoría de los pacientes y esplenomegalia en el 10-25% de
al tipo de virus causal. El curso clínico de la enfermedad en los casos.
su forma común consta de cuatro períodos: incubación, pró-
dromos, estado y convalecencia. Alteraciones bioquímicas. Las alteraciones más constantes
El período de incubación es el intervalo entre la exposi- son la elevación de la bilirrubinemia, con incremento de am-
ción al virus y la aparición de los primeros síntomas. Varía bas fracciones, y el aumento de la actividad de las amino-
según el agente etiológico (tabla 2.98) y, probablemente, se- transferasas séricas (transaminasas). Éstas se hallan habitual-
gún la cantidad de viriones del inóculo, acortándose cuanto mente 20-40 veces por encima de los valores normales, con
mayor es ésta. mayor actividad de la ALAT (GPT) que de la ASAT (GOT). La
El período prodrómico comprende el tiempo en el que el actividad de la fosfatasa alcalina está moderadamente au-
paciente presenta síntomas antes de la aparición de ictericia. mentada, así como la de la gammaglutamiltranspeptidasa; la
Por lo común su duración es de 3-5 días, pero puede durar VSG y el proteinograma son habitualmente normales, al igual
varias semanas o incluso no estar presente. que el hemograma y las pruebas de coagulación.
En general, el paciente se encuentra cansado, inapetente,
con intolerancia a la grasa y pérdida de su capacidad olfato- Diagnóstico. El diagnóstico de hepatitis aguda suele estable-
ria, que en los fumadores condiciona una inapetencia por el cerse por criterios clínicos, basándose en la historia y las alte-
tabaco. A veces hay náuseas y vómitos. Muchos pacientes re- raciones analíticas, en especial el inicio agudo del cuadro y
fieren dolor en el hipocondrio derecho, junto con una sensa- la elevación de las transaminasas; raras veces debe recurrirse
ción de distensión abdominal, y otros presentan diarrea. En a la biopsia hepática.
ocasiones hay cefalea, que puede asociarse a un exantema El diagnóstico etiológico exige la determinación de los
urticariforme. En la hepatitis A con frecuencia aparece fie- marcadores serológicos de infección por los virus de la he-
bre, que puede alcanzar los 39 °C, no acompañada de esca- patitis A, B, C y D. Deberían efectuarse los siguientes exáme-
lofríos, de 1 o 2 días de duración. nes: IgM anti-VHA, HBsAg, IgM anti-HBc, anti-VHC y anti-HD
El diagnóstico de hepatitis rara vez se sospecha hasta que (tabla 2.99).
el paciente observa un cambio de coloración de la orina, El diagnóstico de hepatitis A se fundamenta en la positivi-
que adquiere un tono oscuro parecido al de la Coca-Cola, así dad del IgM anti-VHA. Debe tenerse en cuenta que esta reac-
como cierta decoloración de las heces. Por esta razón no se ción puede ser positiva hasta 12 meses después de una hepa-
efectúa el diagnóstico en la mayoría de las hepatitis anictéri- titis A, por lo que en pacientes con dos episodios de hepatitis
cas. próximos en el tiempo es poco informativa.
Cuando aparece la ictericia, el paciente suele encontrarse, La hepatitis B suele diagnosticarse por la positividad de
paradójicamente, mejor, ya que desaparecen la mayoría de HBsAg. No obstante, los resultados de este examen pueden
los síntomas presentes durante el período prodrómico; sin inducir a error en determinadas ocasiones, como sucede en

319
HEPATOLOGÍA

los casos de hepatitis B que ya han depurado el HBsAg cuan- los espacios porta y las venas centrolobulillares. Algunos pa-
do se efectúa el examen, o en los casos de hepatitis causada cientes progresan a una insuficiencia hepática grave y falle-
por otro agente que inciden en un portador crónico de HB- cen durante la fase aguda (hepatitis subfulminantes). Otros
sAg. Por esta razón, es conveniente investigar en el suero la presentan una mejoría aparente, pero evolucionan a una ci-
presencia de IgM anti-HBc, que se halla en títulos elevados rrosis hepática. En menos casos se aprecia una restitución a
en la hepatitis agudas B y no en los portadores crónicos. la normalidad de las pruebas hepáticas y la histología. Debe
El diagnóstico de la infección por el VHD suele basarse en efectuarse el diagnóstico diferencial en niños con la forma
la positividad de anti-HD en pacientes HBsAg-positivos. aguda de enfermedad de Wilson, en la que además de las
Cuando al mismo tiempo se detecta positividad para IgM manifestaciones de la hepatopatía se observa siempre una
anti-HBc puede diagnosticarse una coinfección por VHB y anemia hemolítica.
VHD. Cuando esta última determinación es negativa puede Hepatitis fulminante. Constituye la complicación más temi-
considerarse que se trata de una sobreinfección por el VHD da y más grave de la hepatitis vírica aguda y se debe a una
de un portador de HBsAg. necrosis masiva o submasiva del parénquima hepático. Su in-
La ausencia de marcadores serológicos de hepatitis A, B y cidencia es de unos 2 casos por 1.000 hepatitis ictéricas. Es
D en un paciente con hepatitis aguda sugiere que se trata de muy infrecuente en la hepatitis A de los niños, pero ocurre
una hepatitis no-A no-B, presumiblemente una hepatitis C. La algo más a menudo (1%) en las hepatitis A de los adultos, y
determinación de anti-VHC confirma el diagnóstico. Sin em- más en la hepatitis B, en particular si existe una coinfección
bargo, en estas circunstancias conviene descartar infeccio- por el virus delta. No se han observado casos de hepatitis ful-
nes causadas por otros agentes, como citomegalovirus, virus minantes causadas por VHC.
de Epstein-Barr, Treponema pallidum, o lesiones inducidas En algunos casos, los síntomas de insuficiencia hepatoce-
por fármacos o agentes tóxicos, puesto que la positividad de lular grave se manifiestan al inicio del cuadro clínico, inclu-
anti-VHC no permite diferenciar una infección aguda de una so antes del establecimiento de la ictericia, pero en otros la
infección crónica causada por el VHC. enfermedad comienza como una hepatitis común, de forma
que la ictericia y las manifestaciones de mal estado general
Otras formas clínicas de hepatitis. Hepatitis anictérica. Es se intensifican a los pocos días. Aparecen entonces vómitos,
más frecuente que la hepatitis ictérica. Sus manifestaciones fetor y signos de encefalopatía hepática. Los exámenes bioló-
clínicas son similares a las de la hepatitis ictérica, de modo gicos muestran las alteraciones propias de la hepatitis, pero
que sólo se diferencia de ella por la ausencia de ictericia. Al- destaca que los valores de protrombina no sobrepasen el
gunas observaciones sugieren que posee mayor tendencia a 20%. La mortalidad de esta complicación es superior al 70%
evolucionar hacia la cronicidad que la hepatitis ictérica, en de los casos. La muerte suele deberse a hipoglucemia, insufi-
particular en los casos de hepatitis B. ciencia respiratoria, insuficiencia renal o edema cerebral.
Hepatitis colestásica. En algunos pacientes, la ictericia ad-
quiere un carácter colestásico con coluria intensa, acolia y Manifestaciones extrahepáticas. En algunos pacientes con
prurito. En general, la duración de los síntomas es más pro- hepatitis aguda de curso común aparecen signos de enferme-
longada que en las formas de curso común, aunque su pro- dad extrahepática asociados a la clínica propia de la hepati-
nóstico suele ser bueno. Es frecuente en la hepatitis A, en los tis. Son más frecuentes en la hepatitis B, en la que pueden
adultos. aparecer durante la fase prodrómica o durante el período de
A menudo plantea problemas de diagnóstico diferencial estado como consecuencia del depósito en distintas estruc-
con las colestasis extrahepáticas y con las inducidas por fár- turas de inmunocomplejos, formados por antígenos víricos y
macos. sus anticuerpos correspondientes y complemento. Las más
Hepatitis prolongada. En este grupo se incluyen diversas comunes son artralgias y artritis y un exantema cutáneo urti-
modalidades evolutivas de la hepatitis. En algunos casos el cariforme. Las primeras se atribuyen al depósito de inmuno-
período prodrómico es excepcionalmente largo, así como la complejos en la sinovial, y el segundo al depósito en los pe-
duración de la ictericia, que muestra fluctuaciones. En gene- queños vasos de la dermis.
ral estos casos cursan con una elevación moderada de las Complicaciones menos frecuentes debidas al mismo me-
transaminasas y a veces son subictéricos. canismo patogénico son la glomerulonefritis extramembra-
En otras ocasiones la enfermedad muestra inicialmente un nosa, la panarteritis nudosa, la pleuritis exudativa y la acro-
curso común, pero después de la desaparición de la icteri- dermatitis infantil papular de Gianotti-Crosti. Esta última se
cia, las transaminasas persisten elevadas, incluso durante va- asocia a hepatitis B anictérica.
rios meses. Por último, algunos casos presentan recurrencia La anemia aplásica es otra rara complicación grave de la
de la enfermedad cuando todos los síntomas habían desapa- hepatitis, de patogenia desconocida, que se ha observado so-
recido y las transaminasas se habían normalizado. Por lo co- bre todo durante o después de un episodio de hepatitis de
mún, la recidiva se manifiesta sólo por una nueva elevación etiología no determinada (no-A no-B no-C) aunque en oca-
de las transaminasas, pero a veces aparece ictericia, que in- siones se ha asociado a una hepatitis B.
cluso puede ser más grave que la del episodio inicial. Se con- El VHC se ha asociado a la glomerulonefritis extramembra-
sidera, aunque sin ninguna prueba objetiva, que las recaídas nosa, a la crioglobulinemia mixta esencial y a la porfiria cu-
se producen cuando se ha emprendido precipitadamente la tánea tarda, aunque sólo en pacientes con infección crónica.
actividad física o coincidiendo con una infección bacteriana Otras complicaciones menos frecuentes se incluyen en la
sobreañadida, por ejemplo, amigdalitis, o en individuos que tabla 2.100.
han sido tratados erróneamente con glucocorticoides. En la
hepatitis A se calcula que las recaídas ocurren en el 5-8% de Evolución y pronóstico. El pronóstico de la hepatitis vírica
los casos. Siempre evolucionan a la curación. En la hepatitis suele ser bueno en la mayoría de los casos. El período de
C la recurrencia entraña un elevado riesgo de evolución a la convalecencia de la forma aguda y no complicada de la en-
cronicidad. fermedad oscila entre 1 y 3 meses, pero en el 10% aproxima-
Hepatitis grave. Este término, que sustituye al poco afortu- damente de los casos es más largo.
nado de hepatitis subaguda, se puede aplicar a los casos de El criterio de curación es la normalización de las transami-
hepatitis ictérica que presentan manifestaciones de enferme- nasas, por lo que se debe considerar que los valores altos in-
dad grave, como ascitis o gran afección del estado general, dican actividad de la enfermedad, aunque no son por ello
sin llegar a reunir los criterios de hepatitis fulminante. En un signo de evolución hacia la cronicidad.
ocasiones, estos signos se hallan ya presentes al inicio del El riesgo de evolución a la cronicidad de una hepatitis
cuadro y en otros aparecen semanas más tarde. El examen aguda es distinto para cada tipo etiológico. Es nulo en las he-
histológico del hígado muestra necrosis multilobulares o ne- patitis A y E, de alrededor del 5% en las hepatitis B en indivi-
crosis extensas que se distribuyen formando puentes entre duos inmunocompetentes y superior al 70% en las hepatitis

320
HEPATITIS VÍRICA AGUDA

TABLA 2.100. Complicaciones extrahepáticas de la hepatitis nación fecal de las sábanas. Su ropa de cama, así como los
vírica aguda platos y cubiertos de su uso, deben recogerse y lavarse por
separado. El material sanitario que se utilice, en particular je-
Complicación Momento de aparición Frecuencia ringas y agujas, y el de aseo personal deben ser desechables
Artritis/artralgias P < 1/100 o exclusivos para cada paciente.
Urticaria P < 1/100 El reposo en cama ha sido una de las medidas terapéuti-
Acrodermatitis papular E1 Rara cas más discutidas en el tratamiento de la hepatitis vírica. En
de Gianotti-Crosti realidad, nadie duda de que los casos con manifestaciones
Glomerulonefritis E, C Rara subjetivas de enfermedad deben permanecer en cama, ya
extramembranosa que los mismos pacientes se sienten demasiado cansados
Pleuritis exudativa E ∼ 1/600
Periarteritis nudosa C Rara para permanecer en pie. La controversia se establece en el
Síndrome de Guillain-Barré P, E Rara momento en que el paciente deja de sentirse subjetivamente
Meningitis P, E Rara enfermo, aunque persistan la ictericia y la elevación de las
Anemia aplásica E, C Rara transaminasas. No existen, en realidad, pruebas objetivas
Anemia hemolítica E Rara que demuestren las ventajas o los inconvenientes de una in-
Insuficiencia renal E Rara movilidad prolongada o de una deambulación precoz. Es
Pancreatitis aguda E Rara probable que el reposo prolongado en cama determine por
C: convalecencia; E: período de estado; E1: período de estado de las hepatitis
sí mismo debilidad física y sea emocionalmente nocivo para
anictéricas infantiles; P: período prodrómico. un individuo que se encuentra subjetivamente bien. La fun-
ción real del reposo debe ser sólo la de evitar la fatiga, objeti-
vo que es válido tanto durante el período agudo de la enfer-
medad como en el de convalecencia, pero no debe implicar
C. Se conocen algunos, pero no todos, los factores que pre- la inmovilidad absoluta en cama.
disponen a la evolución a la cronicidad de la hepatitis B. Así, La dieta en la hepatitis vírica ha sido objeto a su vez de
las hepatitis anictéricas entrañan mayor riesgo que las ictéri- una mitificación excesiva. Ni las dietas hipercalóricas ni la
cas, y el estado de inmunodeficiencia inducida por la tera- restricción abusiva de grasas están justificadas. En la fase ini-
péutica con corticoides o quimioterapia o causada por otra cial, cuando la anorexia, las náuseas y los vómitos pueden
enfermedad (insuficiencia renal) favorece la transición a la plantear dificultades para la alimentación, los zumos de fru-
cronicidad de una hepatitis B. La edad en la que se adquiere tas azucarados y las bebidas gaseosas suelen ser mejor tole-
la infección es un determinante fundamental, como indica el rados que los alimentos sólidos.
hecho de que el 90-95% de los recién nacidos infectados por La dieta debe ser bien equilibrada, alcanzando las 3.000
el VHB desarrollan una infección crónica, mientras que sólo calorías o más en forma de hidratos de carbono, proteínas y
lo hace el 20% de los niños de más edad y menos del 5% de grasas. Éstas no son perjudiciales para el hígado, aunque
los adultos. ciertos pacientes con poco apetito presentan náuseas y dia-
Se ha señalado que la persistencia de positividad del rreas después de su ingesta, sobre todo si son de origen ani-
HBsAg durante más de 12 semanas después del inicio de la mal. En estos casos el mismo paciente debe regular la com-
hepatitis es un elemento predictivo de evolución a la croni- posición de la dieta, evitando los alimentos que no tolere.
cidad. Suele recomendarse la abstinencia de alcohol, que debe
La probabilidad de evolución a la cronicidad de la hepati- mantenerse por lo menos 6 meses después de la curación clí-
tis C es mayor en las formas postransfusionales que en las for- nica de la enfermedad, aunque no hay demostración objeti-
mas esporádicas en las que no se identifica mecanismo algu- va de que pequeñas cantidades ejerzan un efecto nocivo.
no de transmisión. En la fase inicial de la enfermedad podrán administrarse
Síndrome posthepatítico. La normalización de las transami- hipnóticos de eliminación rápida del tipo fenobarbital, en
nasas se acompaña a veces de persistencia de astenia, males- caso de insomnio ocasionado por el reposo y la inactividad
tar en hipocondrio derecho, intolerancia a las grasas e irrita- diurna; antieméticos del tipo de las ortopramidas, si las náu-
bilidad emocional. Estas molestias son en realidad de origen seas y los vómitos impiden una alimentación oral, así como
psicosomático y no traducen una hepatopatía crónica. Son laxantes suaves (supositorios de glicerina o enemas de agua
más frecuentes entre gente culta, y en particular entre la pro- caliente), si el estreñimiento constituye un problema.
fesión médica, en quienes existe una particular preocupa- No es absolutamente indispensable que las mujeres que
ción por el temor de adquirir una cirrosis hepática. No debe toman contraceptivos orales interrumpan la medicación en
considerarse a estas personas como neuróticas, sino como caso de adquirir una hepatitis, aunque su administración im-
individuos que valoran exageradamente pequeñas molestias plica la posibilidad de que aumente la intensidad de la icteri-
físicas a las que no prestarían atención en ausencia de la cia.
hepatitis previa. El tratamiento se limita a tranquilizar al pa- Los extractos hepáticos y otros hepatoprotectores, amplia-
ciente. mente difundidos en el tratamiento de la hepatitis vírica, no
han demostrado de forma objetiva su posible eficacia. Al
Tratamiento. No existe un tratamiento específico de la en- igual que las vitaminas, pueden administrarse como placebo
fermedad. Los objetivos deben encaminarse a evitar las situa- a los pacientes que no sean capaces de comprender que
ciones que puedan implicar un sufrimiento del hígado enfer- ciertas enfermedades curan igual con medicación que sin
mo, más que a mejorar la función hepatocelular (para lo que ella. El prurito de la forma colestásica puede combatirse con
no se dispone de ninguna medida terapéutica). resincolestiramina.
La hospitalización raras veces es necesaria en la hepatitis Los glucocorticoides tienen la propiedad de disminuir la
vírica aguda de curso normal y puede autorizarse el trata- bilirrubinemia y la tasa de transaminasas séricas. Asimismo,
miento en el domicilio cuando están garantizadas las medi- favorecen la recuperación del apetito y la desaparición de la
das higienicodietéticas aconsejables. astenia. De todas maneras, no influyen sobre la extensión de
El aislamiento de los pacientes es una medida práctica- la necrosis celular ni sobre la regeneración hepatocitaria, no
mente inútil, ya que la máxima viremia, y por consiguiente el acortan la duración de la enfermedad ni previenen el riesgo
período de contagiosidad, se produce en la fase prodrómica de su evolución a la cronicidad. Favorecen, por el contrario,
y en las fases iniciales de la ictericia, por lo general anterio- la aparición de recidivas en el momento de interrumpir su
res al diagnóstico. A pesar de todo, es conveniente asegurar- administración y presentan riesgos potenciales de complica-
se del cumplimiento de las medidas higiénicas mínimas. El ción (úlcera gastroduodenal, hemorragia digestiva, diabetes)
paciente debe disponer de una habitación individual y usar que hacen peligrosa su administración indiscriminada. No
pijamas que cubran todo el cuerpo para prevenir la contami- existe, pues, justificación farmacológica o clínica alguna

321
HEPATOLOGÍA

para su utilización en el tratamiento de la hepatitis vírica a 60 °C con un grado de humedad del 20-30%). Si es posible,
aguda. debe exigirse que el material sea de un solo uso, en particu-
El tratamiento de la hepatitis vírica de curso común con- lar para la administración de medicación parenteral.
siste en tranquilizar al paciente sobre la benignidad de su en- Las actuaciones dirigidas a los drogadictos (repartir jerin-
fermedad, aconsejar reposo según su grado de astenia y no guillas, educación) son útiles para reducir la incidencia de
prescribir, si es posible, medicamento alguno. Se están efec- hepatitis en este grupo de población.
tuando ensayos con interferón alfa recombinante, en particu-
lar en la hepatitis C, con objeto de determinar si su adminis- 2. Inmunización activa y pasiva. La primera comprende el
tración reduce el riesgo de transición a la cronicidad. uso de preparados de gammaglobulina que contienen anti-
cuerpos protectores contra cada agente vírico. El efecto pre-
Profilaxis. La prevención de la hepatitis vírica incluye la ventivo es de breve duración (semanas) y persiste mientras
adopción de medidas encaminadas a interrumpir la cadena queda una tasa adecuada de anticuerpos.
de transmisión de la infección y la aplicación de métodos de Para la protección de las personas susceptibles de con-
inmunoprofilaxis, tanto pasiva con el empleo de gammaglo- traer una hepatitis A se utiliza gammaglobulina común, que
bulina como activa con la administración de vacunas. se debe administrar los más precozmente posible a los con-
tactos domésticos de los pacientes con hepatitis A. La inmu-
1. Normas higiénicas y sanitarias. Prevención de la hepati- noprofilaxis pasiva de la hepatitis B se efectúa con prepara-
tis transmitida por contacto de persona a persona. Numerosos dos de gammaglobulina elaborados a partir del plasma de
casos de hepatitis A se transmiten por vía fecal-oral, en gene- personas con títulos altos de anti-HBs (gammaglobulina an-
ral por la introducción en la boca de los dedos o de objetos tihepatitis B). Debe administrarse, en situaciones de postex-
(lápices, cigarrillos, vasos) contaminados con partículas fe- posición, a las personas que carecen de marcadores serológi-
cales procedentes de algún individuo infectado. Esto justifica cos del VHB después de inoculación parenteral accidental
la mayor incidencia de hepatitis A en los niños y, por consi- con material contaminado (personal sanitario) y a los recién
guiente, la necesidad de extremar las medidas higiénicas en nacidos de madres con HBsAg. La gammaglobulina debería
las casas donde haya pacientes con hepatitis. Cuando se da administrarse antes de transcurridas 12 h del contacto. En los
un caso en una guardería infantil es conveniente prescribir adultos se administra en dos dosis de 5 mL, con un intervalo
gammaglobulina a todos los demás niños y al personal. Esta de 4 semanas y a los recién nacidos en una dosis única de
medida no es necesaria en escuelas y cuarteles. 0,5 mL seguida de una pauta de vacuna antihepatitis B.
En la hepatitis B debe recomendarse no compartir los úti- En las situaciones de preexposición la profilaxis con gam-
les de aseo personal del paciente, como peine, cepillo de maglobulina antihepatitis B es poco útil, ya que para garan-
dientes, cortauñas, maquinilla de afeitar y toallas, puesto que tizar una protección continuada debería administrarse siste-
pueden constituir un vehículo de difusión parenteral inapa- máticamente una dosis cada mes, lo cual es caro, poco prác-
rente de sangre contaminada. Además, considerando que el tico y no está desprovisto de riesgos.
HBsAg se ha detectado en la saliva, el semen y el flujo mens- La gammaglobulina no es útil en la prevención de la hepa-
trual, debe recomendarse al paciente que se abstenga de titis C, ya que no se conocen anticuerpos neutralizantes fren-
mantener contactos que pueden facilitar la difusión del vi- te a este virus ni existen pruebas de inmunidad natural.
rus. La ropa o las superficies manchadas con sangre del pa- La inmunoprofilaxis activa consiste en la administración
ciente deben ser enérgica e inmediatamente desinfectadas. de vacuna. En el momento actual se dispone de vacunas
Para las primeras basta la ebullición y para las segundas el contra la hepatitis B obtenidas mediante técnica de ingenie-
empleo de lejía. ría genética y de una vacuna frente a la hepatitis A obtenida
Prevención de la hepatitis transmitida por alimentos y de virus muertos. La vacuna de la hepatitis A se recomienda,
aguas contaminadas. La prevención de epidemias de hepati- hoy día, para los adultos que deban efectuar viajes interna-
tis A transmitidas por el agua exige las mismas medidas sani- cionales, pero es previsible que se amplíe su indicación a
tarias de control de los suministros de agua que las aplicadas otros grupos de riesgo (enfermeras pediátricas, puericultoras
para evitar la fiebre tifoidea y la gastroenteritis. Asimismo, de guardería). La vacuna de la hepatitis B se ha incorporado
debe aconsejarse la máxima higiene de todos los que mani- en algunos lugares a las vacunas sistemáticas de la infancia
pulan alimentos para su preparación, de modo que deben y en otros se administra de modo universal a los adolescen-
ser separados del trabajo cuando se inicien los síntomas de tes. Además, es recomendable su administración en las per-
la hepatitis. sonas susceptibles con elevado riesgo de contraer la infec-
Prevención de la hepatitis postransfusional. Tal riesgo post- ción. Entre ellas se incluyen el personal sanitario que está
transfusional es actualmente mínimo con los métodos de se- expuesto al contacto con sangre o derivados (laboratorios,
lección de los donantes mediante la determinación de HB- banco de sangre, odontólogos, cirujanos), los pacientes en
sAg y de anti-VHC. hemodiálisis periódica, los hemofílicos, los hijos de madres
La reducción de la frecuencia de hepatitis transfusional HBsAg-positivas, los cónyuges de pacientes con infección
exige, por otra parte, un uso razonado de las transfusiones crónica por VHB, las personas de gran promiscuidad sexual
sanguíneas, limitándolas a los casos en que sean estrictamen- y los drogadictos.
te necesarias y restringiendo su cantidad al mínimo necesa-
rio para conseguir el efecto terapéutico buscado. Probable- Bibliografía especial
mente sea útil la exclusión de los donantes con elevación de
las transaminasas séricas, aunque sean HBsAg-negativos y BRUGUERA M. Transmisión de la hepatitis B. Med Clin (Barc) 1985; 8:
312-314.
anti-VHC-negativos. BRUGUERA M. Hepatitis. Barcelona, Ediciones Doyma, 1993.
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adecuada de todo instrumental que erosiona o penetra en la tion. Gut 1992; 33: 576-579.
piel o las mucosas del paciente o que ha estado en contacto CHISARI FV (ed). Advances in hepatitis research. Nueva York, Masson,
con sangre u otros fluidos orgánicos es esencial para elimi- 1984.
nar la posibilidad de transmisión de la hepatitis de persona a HOLLINGER FB, LEMON SM, MARGOLIS HS. Viral hepatitis and liver disea-
persona. Esta consideración debe aplicarse a todo el mate- se. Baltimore, Williams and Wilkins, 1991.
rial médico o quirúrgico no desechable. En la práctica se LEMON SM. Type A viral hepatitis. N Engl J Med 1985; 313: 1.059.
SCHIFF E. Immunoprophylaxis of viral hepatitis: a practical guide. Am
pueden considerar efectivos la ebullición durante 20 o 30 J Gastroenterol 1987; 82: 287-291.
min, el calor seco a 160 °C durante 60 min y/o el autoclave a SHERLOCK S. Viral hepatitis C. Current Opinion in Gastroenterology
150 °C durante 30 min. 1993; 9: 341-348.
El instrumental que pueda deteriorarse por el calor debe VERME G, BONINO F, RIZZETTO M (eds). Viral hepatitis and delta infec-
ser esterilizado con óxido de etileno (5-10 g/L durante 6-10 h tion. Nueva York, Alan R Liss, 1983.

322
Hepatopatías por tóxicos y medicamentos
J.A. Solís Herruzo y M.T. Muñoz Yagüe

Entre las reacciones adversas originadas por xenobióticos ferencian dos tipos. El directo es causado por radicales libres,
(sustancias con actividad biológica de origen externo), bien incluidos el anión superóxido y el radical hidroxilo, que son
sean fármacos o agentes químicos, las hepáticas representan moléculas muy inestables y reactivas por poseer un electrón
sólo una fracción mínima, pero su frecuencia no es despre- excedente que las induce a tomar hidrogeniones de otras
ciable. En algunos países occidentales estos agentes son res- moléculas para alcanzar su estabilidad eléctrica. Los ácidos
ponsables del 2 al 5% de todas las enfermedades del hígado, grasos poliinsaturados de las membranas celulares suelen ser
del 10% de todos los ingresos hospitalarios por hepatitis agu- los que pierden dichos hidrogeniones. Esta pérdida, sin em-
da y del 20 al 50% de los casos de fracaso hepático fulminan- bargo, los vuelve inestables y reactivos y los fuerza a oxidar-
te. En subgrupos especiales, como los de más edad, estas in- se (lipoperoxidación) para recuperar su equilibrio eléctrico.
cidencias son aún más altas. El interés por su estudio está La lipoperoxidación de las membranas conduce a su degra-
también justificado por las siguientes razones: a) las lesiones dación, a la pérdida de sus propiedades fisicoquímicas, de
pueden ser, en muchos casos, graves e, incluso, mortales; su función, de la actividad de las enzimas que contienen e
b) la supresión del tóxico suele seguirse de la regresión de la incluso a su propia desintegración. Frente a la agresión por
lesión, mientras que su mantenimiento la empeora, y c) en radicales libres la célula dispone de sistemas defensivos
la mayoría de los casos se trata de reacciones impredecibles como el glutatión. En el mecanismo indirecto, algunos meta-
con las dosis terapéuticas recomendadas. bolitos tóxicos se unen de forma covalente a determinadas
moléculas o estructuras celulares y modifican su estructura,
Patogenia. El hígado desempeña un papel primordial en la integridad y actividad. Si los metabolitos tóxicos se compor-
biotransformación de las sustancias químicas, incluidos los tan como haptenos, vuelven antigénicas a proteínas nor-
medicamentos. La mayoría de los tóxicos, por ser lipófilos, males. Si se sitúan en la superficie de las células, pueden
difunden al interior de las células a través de las membranas promover una agresión inmune, y si las proteínas son circu-
fosfolipídicas e interfieren en el metabolismo celular o lesio- lantes, la reacción inmune origina un cuadro que recuerda
nan estructuras vitales. El hígado participa de forma decisiva al de la enfermedad del suero.
en la anulación de la toxicidad de tales sustancias. Mediante Las consecuencias de estas agresiones indirectas son va-
diversas transformaciones, las hace hidrosolubles, lo cual di- riadas e incluyen la degeneración grasa y la necrosis hepato-
ficulta su entrada en otras células, y facilita su excreción con celular, hiperbilirrubinemia no conjugada y colestasis y están
la bilis o la orina. La capacidad detoxificante del hígado de- involucrados en algunos casos de carcinogénesis hepática.
pende de diversos factores, como la firmeza de la unión del Muchos fármacos producen lesiones hepáticas sólo en algu-
xenobiótico a las proteínas de la sangre, del flujo sanguíneo nos individuos. Esta susceptibilidad individual puede estar de-
hepático, de la captación hepática y de la eficacia de los sis- terminada por particularidades metabólicas que originan
temas hepáticos responsables de la biotransformación. únicamente en ellos metabolitos tóxicos. Sin embargo, en
Biotransformación hepática de xenobióticos. Se produce en otros, la susceptibilidad está determinada por reacciones de
dos fases sucesivas. La primera se lleva a cabo en el retículo hipersensibilidad o alergia.
endoplásmico liso, donde existen enzimas que introducen La gravedad del daño provocado por los xenobióticos de-
radicales hidrófilos en esas sustancias, mediante procesos de pende a su vez de muchos factores, entre los que destacan la
oxidación, hidroxilación y reducción. Uno de los más cono- cantidad de tóxico, su vida media, la eficacia del sistema
cidos es el citocromo P450. Estos procesos son inespecíficos, biotransformador o la capacidad de las células para adaptar-
por lo que intervienen en la transformación de múltiples xe- se. La eficacia del sistema transformador determina tanto la
nobióticos. Por esta razón, la exposición a un tóxico determi- rapidez de aparición de los metabolitos tóxicos como la de
nado induce la hipertrofia de los sistemas enzimáticos impli- su inactivación. Esta actividad está en parte condicionada
cados en su transformación, pero ello, a su vez, facilita la genéticamente. La actividad biotransformadora también está
catabolización hepática de otros xenobióticos que puedan determinada por la interacción con otros fármacos o por la
coincidir con el primero. Este fenómeno ayuda a entender exposición a otros agentes que puedan originar una induc-
algunas de las interacciones entre fármacos. ción o represión de las enzimas de la fase I. Por último, la ri-
La eficacia de esta primera fase no es completa. Por el queza o la pobreza celular en antioxidantes y la capacidad
contrario, es frecuente que genere algunos metabolitos aún de las diferentes organelas para adaptarse a los cambios in-
más reactivos (epóxidos, radicales libres, superóxidos, etc.) ducidos por el tóxico son determinantes del grado de lesión
y tóxicos que el original. Muchos de los efectos nocivos de resultante.
multitud de tóxicos están originados por estos metabolitos
(CI4C, etanol, paracetamol, halotano, etc.). Por esta razón, el Anatomía patológica. Las lesiones hepáticas por xenobióti-
proceso de desintoxicación requiere una segunda fase que cos son muy variadas y reproducen casi la totalidad de las
neutralice definitivamente dichos metabolitos. Ésta consiste producidas por otros motivos.
en un proceso sintético por el que los metabolitos resultantes
de la primera fase se unen a diferentes moléculas endógenas 1. Lesiones agudas. Lesiones citotóxicas agudas. En estos
(ácido glucurónico, glicina, glutamina, ácido mercaptúrico, casos, las células hepáticas presentan degeneración hidrópi-
radicales metilo, acilo, sulfatos, etc.). Los conjugados resul- ca o acidófila, con formación de cuerpos de Councilman, o
tantes son hidrosolubles, carecen de reactividad y toxicidad hialina, con aparición de cuerpos de Mallory. La necrosis se
y se eliminan fácilmente por vía biliar o renal. distribuye de forma homogénea por los lobulillos o sólo afec-
Mecanismos de hepatotoxicidad. 1. Toxicidad por el pro- ta zonas concretas. La gravedad es muy variable, oscilando
pio xenobiótico. Poco frecuente, se caracteriza por la estre- entre las necrosis celulares aisladas y el compromiso de la to-
cha correlación entre las tasas del tóxico y el grado de hepa- talidad de las células del lobulillo. En ocasiones aparece es-
totoxicidad. Las tetraciclinas y el maleato de perhexilina teatosis, que puede ser: a) macrovacuolar, en cuyo caso los
constituyen ejemplos de este tipo de hepatotoxicidad. triglicéridos forman una gran vacuola que desplaza al núcleo
2. Toxicidad por metabolitos reactivos derivados de la bio- hacia la periferia celular; el etanol es el tóxico más represen-
transformación. Es el mecanismo más frecuente y en él se di- tativo de esta lesión, y b) microvesicular, en cuyo caso las cé-

323
HEPATOLOGÍA

TABLA 2.101. Lesiones hepáticas inducidas por xenobióticos


Lesiones Agentes responsables
Lesiones agudas
(menos de 3 meses de evolución)
Citotóxicas
Zonales
Área 1 Alcohol alílico, fósforo amarillo, sulfato ferroso, cocaína, toxina de Proteus vulgaris
Área 2 Berilio, furosemida
Área 3 Paracetamol, aflatoxina B, faloidina, tetracloruro de carbono, cloroformo, tricloroetileno, tolueno,
trinitrotolueno, disutrofenol, 2-nitropropano, piroxicano, halotano
Difusas (hipersensibilidad) Isoniazida, alfametildopa, clorpromazina, ketoconazol, glafenina, cloroxazona, disulfiram,
verapamilo, sulfodoxina, fenilbutazona, naproxano, diclorofenaco, alopurinol, PAS,
difenilhidantoína, dantroleno, carbamazepina, sulfosalazina, cotrimoxazol
Esteatosis microvesicular Tetraciclinas, valproato sódico, ácido acetilsalicílico (¿síndrome de Reye?)
Colestásicas
Canalicular Esteroides anovulatorios, androgénicos y anabólicos, menastranol, noretindrel, noretandrolona,
metiltestosterona, norandrostenolona, metandrolona, fluoximesterona, estanozol
Hepatocanalicular (hipersensibilidad) Clorpromazina, eritromicina, oxacilina, flucloxacilina, cloxacilina, dicloxacilina,
troleandomicina, flucloxacilina, nitrofurantoína, clorpropamida, haloperidol, imipramina,
tolazamida, gliburida, ciproheptadina, tamoxifeno, azatioprina, hidralazina, captopril,
dextropropoxifeno, cimetidina, ranitidina
Colangiolar (ductal) Benoxaprofeno
Colangiodestructiva (ductal) Aceite de colza tóxico, paraquat, fenilendiamina, 5-fluoruridina, tiabendazol, escolicidas
cáusticos, floxuridina
Vasculares
Peliosis y dilatación sinusoidal Lasiocarpina, faloidina, azatioprina, danazol, anovulatorios, esteroides androgénicos
y anabólicos, tamoxifeno
Enfermedad venoclusiva del hígado Alcaloides de pirrolicidina (senecio, crotalaria), uretano, tioguanina, azatioprina, ciclofosfamida,
busulfán, fluximida y otros antineoplásicos
Síndrome de Budd-Chiari Anovulatorios orales

Lesiones crónicas
(más de 3 meses de evolución)
Hepatitis crónica Alfametildopa, oxifenasetina, papaverina, dantroleno, clometacina, ticrinafén, isoniazida,
propiltiouracilo, sulfamidas, nitrofurantoína, paracetamol
Fosfolipoidosis/esteatohepatitis 4,4’-dietilaminoetoxihexestrol, maleato de perhexilina, amiodarona, estrógenos sintéticos, etanol
Lesiones biliares
Tipo colangitis no supurativa Fenotiazina, tiazidas, imipramina, tolbutamina, aimalina, arsenicales orgánicos
Tipo colangitis esclerosante Floxuridina
Vasculares Véase Lesiones agudas vasculares
Fibrosis hepática Metotrexato, trióxido de arsénico (licor de Fowler), cloruro de vinilo, sulfato de cobre,
hipervitaminosis A
Cirrosis hepática Véanse las lesiones crónicas anteriores
Esclerosis hepatoportal Cloruro de vinilo, azatioprina, 6-mercaptopurina, sulfato de cobre, arsénico

Lesiones focales
Neoplásicas
Adenomas Esteroides anovulatorios
Hepatocarcinoma Hidrocarbonos aromáticos policíclicos, aminas aromáticas, compuestos nitrogenados, agentes
alquilantes, lactonas, metales, aflatoxina B, andrógenos, alcaloides pirrolicidínicos,
anovulatorios
Angiosarcoma Cloruro de vinilo, arsénico inorgánico, sulfato de cobre, hormonas sexuales

lulas hepáticas están repletas de pequeñas vesículas grasas bulillo. Son poco frecuentes y su gravedad no suele estar re-
que no desplazan al núcleo de su posición central; son cam- lacionada con la dosis del xenobiótico, pero sí con la persis-
bios similares a los que ocurren en la degeneración aguda tencia o repetición de la exposición. En general, se trata de
del embarazo y en la enfermedad de Reye y que pueden ser respuestas individuales, idiosincrásicas, dependientes de me-
provocados por las tetraciclinas y el valproato sódico. canismos antes indicados.
En general, las lesiones por xenobióticos tienen escasa res- Lesiones colestásicas agudas. Los agentes químicos exóge-
puesta inflamatoria. A veces es intensa, como en las hepatitis nos pueden provocar colestasis. Las lesiones histológicas
tóxicas por mecanismo alérgico o hipersensible, donde apa- pueden ser de varios tipos (tabla 2.101). En el tipo canalicu-
rece una densa infiltración mononuclear acompañada o no lar no existen signos de lesión hepatocelular ni inflamación.
de eosinófilos o de granulomas. En los capilares biliares hay trombos biliares y en las células
Las necrosis zonales pueden distribuirse por cualquier hepáticas impregnación biliar y estos cambios son más pa-
área del lobulillo, pero son más comunes en el área 3 o cen- tentes en la zona centrolobulillar. En el tipo hepatocanalicu-
trolobulillar, por la menor tensión de oxígeno en esa zona y lar o colestasis hipersensible, además de los signos de coles-
por la presencia en esas células de los sistemas enzimáticos tasis del tipo anterior, existen cambios inflamatorios y dege-
responsables de la formación de los metabolitos tóxicos (ta- nerativos hepatocelulares. Las células hepáticas centrolobu-
bla 2.101). Las lesiones zonales periportales, en el área 1, son lillares muestran degeneración grasa o hidrópica, mitosis y
más raras. anisocitosis. Los espacios portales se hallan infiltrados por
Las necrosis difusas pueden ser indistinguibles de las que células mononucleares y eosinófilos. En el tipo colangiolar,
se encuentran en la hepatitis aguda vírica. Puede afectar cé- los colangiolos (canales de Hering, dúctulos biliares) están
lulas aisladas, dispersas por el lobulillo, pero también provo- ocupados por densos tapones de bilirrubina mezclada con
car necrosis extensas que forman puentes portoportales o los metabolitos tóxicos. Tras la exposición al aceite de co-
portocentrales o que comprometen masivamente todo el lo- lza tóxico, al paraquat y a algunos otros agentes químicos se

324
HEPATOPATÍAS POR TÓXICOS Y MEDICAMENTOS

han descrito colestasis ductales o colangiodestructivas, carac- de gravedad desarrollado en días o semanas). Las manifesta-
terizadas por la presencia de lesiones en los conductos bilia- ciones de la toxicidad pueden ser exclusivamente hepáticas,
res similares a las que se encuentran en las colangitis esclero- pero también formar parte de un síndrome complejo sistémi-
santes. co (fiebre, urticaria, eosinofilia, artralgias, etc.) o multiorgá-
Lesiones vasculares agudas. Algunos hepatotóxicos produ- nico (riñón, corazón, sistema nervioso, etc.).
cen dilatación sinusoidal, peliosis hepática, enfermedad
venoclusiva del hígado o síndrome de Budd-Chiari. En la pe- 1. Hepatotoxicidad aguda. Cualquiera que sea el síndrome
liosis hepática existen cavidades más o menos amplias ocu- clínico existente, uno de los signos más fiables, indicativo de
padas por sangre. En la dilatación sinusoidal, cuya patogenia hepatotoxicidad en el curso de la exposición a un xenobióti-
está probablemente relacionada con la peliosis, los sinusoi- co, es el ascenso de las tasas séricas de ALAT (GPT) en más
des del área 1 están dilatados. Como consecuencia de la in- de 2 veces el límite superior normal y la presencia de hiper-
gesta de alcaloides de la pirrolicidina (senecio, crotalaria) se bilirrubinemia conjugada asociada o no a ictericia. También
describieron los primeros casos de enfermedad venoclusiva permiten sospechar hepatotoxicidad los ascensos simultá-
del hígado. En ésta, la vena eferente aparece ocluida por una neos de la ASAT (GOT), la fosfatasa alcalina y la bilirrubina
proliferación fibrosa subendotelial y rodeada por necrosis sérica total, siempre que al menos uno de esos ascensos sea
hepatocitarias en el área 3. Esta lesión se ha encontrado tam superior a 2 veces los valores normales. No tienen este signifi-
bién en el curso de tratamientos con diversos agentes antineo- cado los ascensos aislados de alguna de esas pruebas, aun
plásicos. Por último, se pueden producir trombosis de las cuando superen el doble de la normalidad o los de la ALAT
venas suprahepáticas como complicación de los tratamien- menores de esos límites.
tos con anovulatorios orales. Toxicidad hepatocelular aguda. Los ascensos predominan-
tes de la ALAT sobre los de la fosfatasa alcalina deben suge-
2. Lesiones crónicas. La mayoría de las lesiones hepáticas rir toxicidad preferentemente hepatocelular. Expresadas las
por tóxicos son agudas y el mantenimiento del agente cau- tasas séricas de ambas enzimas en número de veces, el límite
sante las empeora pero, en general, aquéllos no originan le- superior normal, en estos casos el cociente ALAT/fosfatasa
siones crónicas, que son poco frecuentes. Entre ellas se in- alcalina, es siempre igual o superior a 5. Las tasas séricas de
cluyen las siguientes: ALAT son siempre superiores a 2 veces el límite de la norma-
Lesiones hepatocelulares crónicas. Histológicamente se lidad, pero con frecuencia alcanzan hasta 10 a 500 veces este
asemeja a la hepatitis crónica activa vírica o autoinmune valor. Estos cambios analíticos son precoces y pueden detec-
(tabla 2.101). tarse en individuos asintomáticos, pero también pueden
Fosfolipoidosis. Durante el tratamiento con el dilatador co- acompañar a síntomas diversos, similares a los que se pre-
ronario 4,4’-dietilaminoetoxihexestrol (Coralgil®) se recono- sentan en las hepatitis agudas víricas (astenia, anorexia, náu-
ció una forma de degeneración en la que las células hepáti- seas, ictericia, etc.). Cuando la lesión provocada por el tóxi-
cas adquirían un aspecto espumoso por la presencia de co es grave, el síndrome clínico es el que corresponde a la
inclusiones lamelares o cristaloides en los lisosomas. Estos insuficiencia hepática aguda y puede ser mortal. La relación
cambios pueden ser agudos, pero también pueden tener un de xenobióticos que pueden originar estos cuadros clinico-
curso crónico y combinarse con otros similares a los de la analíticos es muy extensa (tabla 2.101).
hepatopatía alcohólica (esteatohepatitis no alcohólica). En- 1. Toxicidad hepatocelular predecible. La aparición de las
tre los fármacos implicados, figuran el maleato de perhexili- manifestaciones referidas es, en algunos casos, predecible.
na y la amiodarona. Es decir, aparecen en todos los casos en que la dosis del tóxi-
Lesiones biliares crónicas. Las lesiones colestásicas agudas co haya superado unos niveles concretos. Además, la grave-
originadas por la clorpromazina pueden evolucionar cróni- dad de las lesiones se correlaciona estrechamente con el gra-
camente y provocar cuadros histológicos similares a los de la do de exposición, el período de latencia entre la exposición
cirrosis biliar primaria. Lesiones análogas se han descrito con y la aparición de los signos de toxicidad suele ser muy bre-
otras fenotiazinas y con la tolbutamina, entre otros medica- ve y se trata de lesiones que se pueden reproducir en el ani-
mentos. En el tratamiento del cáncer hepático metastásico mal de experimentación.
con floxuridina por vía intravenosa se producen a menudo Las lesiones provocadas por paracetamol son representati-
lesiones que recuerdan a las de la colangitis esclerosante pri- vas de las determinadas por un amplio grupo de sustancias
maria. químicas incluidas en el apartado de Lesiones agudas citotó-
Lesiones vasculares crónicas. Las lesiones trombóticas en xicas zonales de la tabla 2.101.
las venas suprahepáticas o las lesiones oclusivas centrolobu- Dosis de paracetamol de 6-15 g pueden ser mortales, si
lillares pueden persistir y provocar una fibrosis o cirrosis he- bien existen múltiples factores que descienden este umbral
pática de tipo congestivo o cardíaco. de toxicidad. Este es el caso del alcoholismo, de la toma pre-
Fibrosis y cirrosis hepáticas. Pueden ser residuales tras la via de barbitúricos o de la presencia de hepatopatía. Son le-
curación de lesiones hepatocelulares repetidas o secunda- siones zonales, en el área 3, que están mediadas por metabo-
rias a hepatitis crónica activa y a lesiones biliares crónicas o litos tóxicos (radicales libres) surgidos en la fase 1 de su
vasculares congestivas. Sin embargo, algunos tóxicos, como biotransformación. La intoxicación por paracetamol es fre-
el metotrexato, inducen lesiones sobre todo fibróticas prima- cuente en algunos países, en la mayoría de los casos provo-
rias. cada con fines suicidas. A las pocas horas de la ingesta del
Neoplasias. Diversos xenobióticos se han relacionado con tóxico, los pacientes refieren náuseas, vómitos y, en ocasio-
la carcinogénesis humana (tabla 2.101). Los adenomas hepá- nes, hipotensión arterial. Este cuadro inicial suele ceder,
ticos parecen estrechamente relacionados con la ingestión pero hacia el tercero o cuarto día el enfermo empeora al
de anovulatorios y el hepatocarcinoma se puede inducir ex- aparecer signos más o menos graves de lesión hepática (he-
perimentalmente con múltiples carcinógenos, aunque el patomegalia dolorosa, ictericia, hemorragia, oliguria, encefa-
papel de éstos en la carcinogénesis humana no está demos- lopatía, hipertransaminasemia, etc.). El 6-25% de los pacien-
trado. El angiosarcoma se ha asociado a la exposición al clo- tes fallecen a los 2-7 días después de la intoxicación, en
ruro de vinilo y a otras sustancias químicas. general por afectación renal, miocárdica o hepática. Este
riesgo es especialmente elevado cuando el tiempo de pro-
Cuadro clínico. Las manifestaciones clínicas de la hepato- trombina es el doble del control, la bilirrubinemia supera los
toxicidad por xenobióticos son tan variadas como sus lesio- 4 mg/dL o hay encefalopatía. También lo es cuando las tasas
nes asociadas. Pueden ser tanto agudas (menos de 3 meses) de paracetamol en sangre a las 4 y a las 12 h de la toma son
como crónicas (más de 3 meses), leves y asintomáticas o gra- superiores a las 300 µg/mL y 50 µg/mL, respectivamente. La
ves (ictericia intensa, descenso de la actividad de protrombi- administración de N-acetilcisteína durante las primeras horas
na a menos del 50%, encefalopatía) o fulminantes (síndrome que siguen a la intoxicación puede ser beneficiosa al contri-

325
HEPATOLOGÍA

buir a aumentar el contenido celular de glutatión. Su admi- Entre el 10 y el 20% de los individuos expuestos a la isoniazi-
nistración tardía es ineficaz. da pueden tener elevaciones transitorias de las transamina-
Las tetraciclinas producen toxicidad hepática directamen- sas en ausencia de lesiones. Éstas las desarrollan sólo el 1-2%
te relacionada con la dosis empleada o, con más exactitud, de los que toman ese fármaco. Las mujeres y los pacientes
con sus tasas en sangre. Por esta razón, cabe esperar su apa- tratados simultáneamente con rifampicina son más suscepti-
rición cuando se administran en dosis superiores a 2 g por bles. También el alcohol y los anestésicos potencian su toxi-
vía oral o de 500-700 mg por vía intravenosa. Estas dosis son cidad, mientras que su combinación con el ácido paramino-
tóxicas tanto para el hombre como para la mujer y el niño o salicílico la reduce. En los individuos menores de 20 años, la
el animal de experimentación; sin embargo, existen factores toxicidad por isoniazida es rara. El cuadro clínico puede ser
que aumentan la sensibilidad a las tetraciclinas. Este es el similar al de la hepatitis vírica aguda, con aparición de sínto-
caso del embarazo o de la insuficiencia renal. En estas cir- mas (anorexia, náuseas, vómitos) a los 2 o 3 meses de tra-
cunstancias, los efectos tóxicos se manifiestan con dosis más tamiento, que persisten de 1 a 4 semanas antes de que se
bajas. Estos antibióticos bloquean la síntesis de proteínas, observe la ictericia. Toda la sintomatología remite si se sus-
por lo que se dificulta la salida de triglicéridos del hígado en pende la medicación, mientras que si se mantiene puede ori-
forma de VLDL. Este trastorno es la causa de la lesión que ca- ginar lesiones graves. Así, la mortalidad en los pacientes que
racteriza su toxicidad: una esteatosis microvesicular, más in- desarrollan ictericia se eleva al 10%. Con fines preventivos se
tensa en las células centrolobulillares. Son lesiones idénticas deben determinar las transaminasas séricas cada 4 semanas
a las que produce el valproato sódico o a las que se obser- y, en el caso de que se detecten ascensos (10 al 20%), dicha
van en la degeneración grasa aguda del embarazo o en la en- determinación debe realizarse semanalmente. Si el ascenso
fermedad de Reye. Ésta se ha relacionado etiológicamente progresa, debe retirarse el fármaco. Se han descrito reaccio-
con la toma de salicilatos. Los pacientes expuestos a esas do- nes tóxicas similares a las de la isoniazida con la iproniazida,
sis elevadas de tetraciclinas desarrollan náuseas, vómitos y ketoconazol, hidralazina y azatioprina.
dolor abdominal, seguidos de ictericia con hiperbilirrubine- El halotano puede considerarse un ejemplo de hepatotoxi-
mia moderada, en general inferior a 10 mg/dL, pero en oca- cidad por varios mecanismos: hipersensibilidad e idiosincra-
siones elevada hasta los 30 mg/dl, hipertransaminasemia (in- sia metabólica. La presencia de esta hepatotoxicidad es muy
ferior a 500 U/L), hipoglucemia y descenso de la actividad de baja (1/10.000), pero asciende a 1/1.000 y a 1/100 a medida
protrombina. Además, en los casos más graves, hay también que se repite la exposición a este anestésico. Entre los facto-
elevación de las tasas de creatinina en plasma, acidosis me- res que aumentan la susceptibilidad al halotano se incluyen
tabólica e hiperamilasemia y leucocitosis. La muerte suele el ser mujer, la edad y la obesidad, mientras que los niños
sobrevenir por insuficiencia hepatorrenal. son particularmente resistentes. La reacción suele comenzar
2. Toxicidad hepatocelular no predecible. Los fármacos de forma brusca a los 8-13 días de la exposición, con fiebre,
pertenecientes a este grupo (Lesiones agudas citotóxicas di- escalofríos (90%), exantema (10%), mialgias (20%), anorexia
fusas en la tabla 2.101) originan signos de toxicidad sólo en y náuseas (50%), por lo general acompañados de astenia,
algunos individuos aislados entre los muchos expuestos. No manifestaciones gastrointestinales y dolor en el hipocondrio
existe una dosis mínima causante de lesiones ni se puede es- derecho. Unos días más tarde (3 a 4) puede aparecer icteri-
tablecer una correlación entre la intensidad de éstas y el gra- cia. Este es un signo de mal pronóstico, ya que el 40% (20-
do de la exposición. No suele ser posible la reproducción de 60%) de los que la presentan, fallece. La gravedad de la re-
las lesiones en el animal de experimentación, habitualmente acción y la rapidez de su instauración aumentan con la
existe un período de latencia entre la exposición al tóxico y repetición de la exposición, por lo que ante una de estas
la aparición de las manifestaciones de toxicidad y, por últi- reacciones se debe evitar el uso de halotano durante al me-
mo, estas reacciones son raras en niños. Esta idiosincrasia se nos 6 meses. La analítica muestra leucocitosis con eosinofilia
debe en unos casos a un metabolismo celular del xenobióti- (50%), intensa hipertransaminasemia e hiperbilirrubinemia.
co que da lugar, únicamente en algunos individuos, a la for- La fosfatasa alcalina suele modificarse poco. Cuando la le-
mación de metabolitos tóxicos. En otros se debe a una reac- sión es grave, el tiempo de protrombina se prolonga y no res-
ción de hipersensibilidad, alérgica, originada por su unión a ponde a la vitamina K. Este debe considerarse un signo de
proteínas de las células o del plasma y con ello, a la forma- mal pronóstico, al igual que el desarrollo de coma hepático.
ción de antígenos. La histología revela lesiones parecidas a las de la hepatitis
La difenilhidantoína es tóxica sólo en individuos aislados aguda vírica, con degeneración y necrosis hepatocelulares
entre los muchos que la consumen. Las mujeres parecen más difusas pero más acentuadas en la zona 3 del lobulillo. En los
susceptibles y la toxicidad en niños es excepcional. La lesión casos graves son muy abundantes, confluentes, formando
se desarrolla tras 2-4 semanas de tratamiento y consiste en puentes o necrosis masivas. Los infiltrados son ricos en eosi-
cambios degenerativos y necróticos hepatocelulares difusos, nófilos. Cuadros clínicos similares se han producido tras el
acompañados de una intensa respuesta inflamatoria en la empleo de otros anestésicos multihalogenados (metoxifluo-
que son frecuentes los eosinófilos y los linfocitos. También rano, enfluorano), con la particularidad de que la sensibili-
pueden formarse granulomas. Esta lesión es causa de muerte dad al halotano predispone a la intolerancia a estos otros
en el 40-50% de los casos. La reacción suele comenzar con agentes.
exantema urticarial y exfoliativo, fiebre, artralgias y adenopa- Toxicidad colestásica. En estos casos, la afectación hepá-
tías seguidas de ictericia y de otros signos de afectación tica se manifiesta por ascensos predominantes de la fosfata-
hepatocelular. No es raro que existan linfocitosis, linfocitos sa alcalina y de otras enzimas de colostasis. El cociente
atípicos y eosinofilia. La toxicidad parece condicionada ge- ALAT/fosfatasa alcalina es igual o inferior a 2 y la tasa de fos-
néticamente, por lo que la deficiencia de una epóxido-hidro- fatasa en sangre es, al menos, el doble de la tasa superior
lasa permite la persistencia en el hígado de un metabolito tó- normal. Como fármacos representativos de los diferentes ti-
xico, muy reactivo, que se fija a las proteínas y las hace pos de toxicidad colestásica figuran los esteroides anovulato-
antigénicas. Un cuadro parecido puede presentarse en pa- rios, la clorpromazina, el benoxaprofeno, el aceite tóxico y la
cientes tratados con dantroleno, carbamazepina, sulfasala- floxuridina.
zina, cotrimoxazol, sulfadoxina, fenilbutazona, naproxeno, 1. Esteroides anovulatorios. Representan un ejemplo de to-
diclorofenaco, alopurinol, PAS, alfametildopa y estolato de xicidad canalicular pura, sin componente inflamatorio ni de-
eritromicina. generativo hepatocelular. Estos agentes alteran las membra-
La isoniazida representa un ejemplo de hepatotoxicidad nas plasmáticas celulares, la actividad de la Na+K+ATPasa y la
no predecible por metabolización anormal del fármaco. Los excreción de la bilis. La toxicidad se inicia tras 1-6 meses de
sujetos acetiladores rápidos pueden originar cuantías eleva- tratamiento y se manifiesta con prurito, coluria e ictericia
das de un metabolito muy reactivo que se une a moléculas leve. En ocasiones la ictericia es intensa y se prolonga duran-
celulares y produce degeneración y muerte de las células. te meses a pesar de suprimir el fármaco. Las transaminasas

326
HEPATOPATÍAS POR TÓXICOS Y MEDICAMENTOS

séricas se mantienen normales, pero existen ascensos varia- por un cuadro agudo de dolor en el hipocondrio derecho,
bles de las tasas de bilirrubina conjugada y de fosfatasa alca- hepatomegalia, ascitis e ictericia leve, desarrollado como
lina. Sólo algunas de las muchas mujeres expuestas a este tra- consecuencia de la trombosis de las venas suprahepáticas.
tamiento desarrollan toxicidad, lo que sugiere que en su En ocasiones los pacientes desarrollan un cuadro de fracaso
patogenia intervienen factores de susceptibilidad individual. hepático agudo, que causa la muerte en 1 a 2 semanas. En al-
Muchas de estas mujeres desarrollan un cuadro similar o de gunos casos, la lesión cursa de forma crónica y los pacientes
prurito a lo largo del tercer trimestre del embarazo. Se trata presentan dolor en el hipocondrio derecho, hepatomegalia
de una lesión de buen pronóstico que cede con la supresión dolorosa, ascitis, esplenomegalia y otros signos de hiperten-
del fármaco. La administración de S-adenosil-L-metionina sión portal. Este síndrome se ha descrito sobre todo durante
puede acelerar la regresión del síndrome colestásico. el tratamiento con anovulatorios orales.
2. Clorpromazina. Representa un ejemplo de toxicidad he- 2. Enfermedad venoclusiva del hígado. Un cuadro clínico
patocanalicular por mecanismo hipersensible. Sólo el 0,5-1% parecido (hepatomegalia dolorosa y ascitis) se ha descrito
de todos los pacientes tratados desarrollan toxicidad. Tras un en diversos países tropicales entre tomadores de alcaloides
período de latencia de 1 a 5 semanas, aparecen los primeros pirrolicidínicos (senecio y crotalaria) en forma de infusiones,
signos tóxicos. Éstos se presentan de forma brusca en forma así como también en relación con el empleo de diversos
de fiebre elevada, vómitos, dolores abdominales, astenia y agentes antitumorales (tabla 2.101). En algunos casos cursa
anorexia. A continuación los pacientes presentan prurito, ic- de forma aguda, progresiva y mortal, en otros regresa con la
tericia, coluria, hiperbilirrubinemia conjugada y gran eleva- supresión del tóxico y en otros, finalmente, evoluciona de
ción de la fosfatasa alcalina. Las transaminasas se mantienen forma crónica y se manifiesta con el cuadro clínico de la ci-
normales o se elevan sólo moderadamente. Por lo general, la rrosis hepática.
lesión es benigna y suele remitir al cabo de 1-8 semanas tras
retirar el fármaco; sin embargo, en algunos casos las necrosis 2. Hepatotoxicidad crónica. Algunos individuos expues-
hepatocelulares son abundantes, y en otros, la ictericia se tos a xenobióticos presentan manifestaciones clínicas o alte-
prolonga durante meses y provoca un cuadro clínico o analí- raciones analíticas que persisten más de 3 meses. La biopsia
tico que recuerda al de la cirrosis biliar primaria (hipercoles- suele mostrar lesiones de muy diferente naturaleza (tabla
terolemia, hiperlipemia, xantomatosis, etc.). Incluso las lesio- 2.101), cuya predicción es posible sólo si se conoce el ante-
nes hepáticas pueden recordar a esta enfermedad. Otras cedente de la exposición al tóxico.
fenotiazinas, además de una larga lista de fármacos (Lesio- Alfametildopa. Este fármaco causa lesiones hepáticas en
nes agudas hepatocanaliculares en la tabla 2.101) pueden menos del 1% de los que lo toman. En el 50% de los casos, la
producir un cuadro similar. intolerancia se inicia tras 2-4 semanas de tratamiento, con un
3. Benoxaprofeno. Este antiinflamatorio ha sido causa de cuadro clinicoanalítico e incluso histológico que sugiere una
cuadros de colestasis por la formación de precipitados en los hepatitis aguda vírica. Los pacientes refieren anorexia, debili-
conductos biliares. Fue retirado del mercado por la gravedad dad y fiebre, a las que sigue unos días más tarde la aparición
del cuadro colestásico y de la insuficiencia renal. En muchos de ictericia. Es frecuente que se asocie a anemia hemolítica,
casos la intoxicación fue mortal, pero el mecanismo de ésta positividad del factor LE o de los anticuerpos antimúsculo
no se conoce bien. Se supone que podría intervenir la toxici- liso o antinucleares. Las transaminasas séricas pueden supe-
dad del fármaco no eliminado por vía hepática ni renal. rar las 1.000 U/L, mientras que la fosfatasa alcalina apenas se
4. Aceite de colza tóxico. El 25% de los pacientes expues- modifica. La gravedad de las lesiones histológicas es muy va-
tos al aceite tóxico desarrollaron lesiones hepáticas, en la riable, pero en ocasiones es muy intensa ya que existen ne-
mayoría de los casos de forma asintomática. Sólo en algunos crosis confluentes multinucleares o en puentes. En el 15% de
apareció ictericia y dolor abdominal. La analítica mostró una los casos, cuando se reconoce la toxicidad por la alfametil-
acusada elevación de la fosfatasa alcalina y de la gammaglu- dopa ya existe una hepatopatía crónica. El cuadro clínico y
tamiltranspeptidasa y, en menor medida, de la ALAT. Histoló- las lesiones, incluso las crónicas, dejan de progresar o regre-
gicamente existían lesiones en los conductos biliares porta- san al suprimir la toma del medicamento. En la tabla 2.101 fi-
les e infiltrados inflamatorios de carácter mixto pero con guran otros fármacos que pueden ser causa de hepatitis cró-
abundancia de eosinófilos. Aunque estas manifestaciones nica activa o de cirrosis hepática.
hepáticas regresaron, en algunos pacientes se mantuvieron Amiodarona. Este fármaco antianginoso y antiarrítmico ori-
durante muchos meses. Se han descrito lesiones y un cuadro gina lesiones hepáticas crónicas que recuerdan a las de la
clínico similares en las intoxicaciones con paraquat y con el hepatopatía alcohólica (esteohepatitis no alcohólica). En al-
aceite de margosa. gunos casos, cuando se descubre la lesión, ésta se encuentra
5. Floxuridina. Es un antimetabolito pirimidínico fluorina- en fase cirrótica. Esta lesión puede cursar de forma totalmen-
do que se administra por vía intrarterial en el tratamiento del te asintomática. Se sospecha su existencia cuando se detec-
cáncer gastrointestinal metastásico. En más del 50% de los in- tan elevaciones moderadas de las transaminasas y de la fos-
dividuos tratados aparecen lesiones en las vías biliares que fatasa alcalina, hepatomegalia u otros signos o síntomas de
recuerdan a la colangitis esclerosante. Los pacientes presen- enfermedad hepática. Todos estos hallazgos, sin embargo,
tan prurito, ictericia y otros signos clínicos y analíticos de co- pueden faltar. Un cuadro clinicoanalítico y patológico simi-
lestasis. lar se ha descrito en relación con la toma de maleato de per-
Toxicidad aguda mixta. En estos casos los tóxicos originan hexilina, cloroquina y 4,4’-dietilaminoetoxihexestrol (Coral-
cambios clinicoanalíticos que sugieren lesión hepatocelular gil®), así como con la ingesta crónica de etanol. Tras su
y colestásica, es decir, están elevadas tanto las tasas séricas biotransformación, estos fármacos forman complejos con los
de transaminasas como de fosfatasa alcalina. El cociente lípidos que se acumulan en los lisosomas (fosfolipoidosis).
ALAT/fosfatasa alcalina se sitúa entre 2 y 5. Como ejemplo de La supresión de estos tratamientos es seguida por una mejo-
tóxico perteneciente a este grupo se puede mencionar a las ría de las alteraciones analíticas, si bien éstas pueden persis-
sulfamidas, pero en realidad muchos de los tóxicos incluidos tir durante meses. En este lapso también pueden detectarse
en los dos grupos anteriores pueden provocar toxicidad mix- en el hígado metabolitos del fármaco implicado.
ta. El cuadro clínico de la toxicidad por sulfamidas puede Metotrexato. La toxicidad de este fármaco puede pasar
recordar al de la hepatitis aguda colestásica, acompañada inadvertida clínica y analíticamente. Por esta razón, los en-
de urticaria, fiebre y eosinofilia, lo que sugiere un mecanis- fermos tratados con este medicamento deben ser explorados
mo de hipersensibilidad. Lesiones similares se han descrito de forma periódica para detectar su hepatotoxicidad. Sin em-
durante el tratamiento con sulfasalazina, sulfonas o sulfami- bargo, la ausencia de cambios en esos estudios no garantiza
da/trimetroprima. que no exista toxicidad. Por ello, la biopsia hepática repetida
Hepatotoxicidad aguda vascular. 1. Síndrome de Budd- es obligada durante este tratamiento. Para evitarla se ha pro-
Chiari. Algunos xenobióticos expresan su potencial tóxico puesto determinar las tasas séricas del péptido aminotermi-

327
HEPATOLOGÍA

nal del colágeno III y la realización periódica de una ecogra- lógico en los estudios arteriográficos cerebrales. El 10% de
fía, pero el valor diagnóstico real de estas pruebas aún no se los pacientes explorados desarrollaron tumores hepáticos,
ha demostrado. La biopsia hepática suele mostrar degenera- principalmente colangiocarcinomas (66%), pero también he-
ción hidrópica, esteatosis y necrosis, hiperplasia de las célu- patocarcinomas (33%), angiosarcomas y otros tumores no
las de Ito, fibrosis y cirrosis hepática. Su toxicidad está ligada epiteliales.
a la dosis total administrada (más de 2 g) y al intervalo exis- Cloruro de vinilo. Desde 1974 se le ha relacionado con la
tente entre dosis. Se ha demostrado que es más tóxico admi- aparición de angiosarcomas hepáticos. En los trabajadores
nistrar pequeñas dosis diarias de este fármaco que una única expuestos a sus monómeros son frecuentes la hepatospleno-
dosis más alta con carácter semanal (15 mg a la semana). megalia, los signos de hipertensión portal y las alteraciones
Además, la edad o la existencia de etilismo o de obesidad en las pruebas hepáticas. Los estudios histológicos muestran
aumentan la sensibilidad a este fármaco. fibrosis hepática y tumores, en especial angiosarcomas. Con
Cuadros de hepatopatía crónica con fibrosis, cirrosis hepá- fines profilácticos se han dictado diversas normas destinadas
tica e hipertensión portal se pueden desarrollar de forma a reducir la contaminación del aire con estos monómeros.
silenciosa en el curso de tratamientos prolongados con vita- Sin embargo, se ha comprobado su presencia en cigarrillos,
mina A, azatioprina, ciclofosfamida o tras exposiciones repe- aerosoles y alimentos envasados.
tidas al trióxido de arsénico (solución de Fowler), al cloruro Otros agentes. Los esteroides anovulatorios, androgénicos
de vinilo o a las sales de cobre. y anabolizantes, el tamoxifeno, el danazol, el cloruro de vini-
Síndrome de hipertensión portal. Puede ser la primera ma- lo, los arsenicales y la azatioprina se han relacionado con la
nifestación de hepatotoxicidad. En algunos casos, este sín- peliosis hepática. Cuando estas lagunas hemáticas son pe-
drome es consecuencia de la toma de fármacos causantes queñas o se limitan a dilataciones sinusoidales, suelen ser to-
de hepatitis crónica activa o cirrosis, y en otros, de la exposi- talmente asintomáticas e indetectables con medios incruen-
ción a xenobióticos inductores de fibrosis hepática o de fi- tos. Sin embargo, cuando son mayores de 1-2 cm pueden
brosis portal no cirrótica (esclerosis hepatoportal). Esta últi- reconocerse mediante técnicas de imagen como lesiones fo-
ma lesión, de origen desconocido, es frecuente en la India y cales de contenido líquido o hemático. En ocasiones se des-
Japón. En Occidente se ha relacionado con la exposición cubren por las complicaciones graves que originan, en espe-
crónica al cloruro de vinilo, la azatioprina, la 6-mercaptopuri- cial hemoperitoneo.
na, el sulfato de cobre y el arsénico. Histológicamente, hay
esclerosis y obliteración de los pequeños vasos portales intra- Diagnóstico. Ante la aparición de alguno de los síndromes
hepáticos, así como ampliación y fibrosis de los espacios clinicoanalíticos descritos, en el curso de un tratamiento far-
porta. Con este mismo síndrome puede manifestarse la pelio- macológico o de la exposición a algún tóxico, se deben reali-
sis hepática en pacientes tratados con azatioprina. zar todas las exploraciones complementarias que permitan
descartar otras causas no tóxicas de enfermedad hepática.
3. Lesiones focales. Su desarrollo puede ser totalmente En concreto, se debe excluir la hepatopatía alcohólica
silencioso hasta que, en razón de su tamaño o sus complica- (ASAT/ALAT > 2), la hepatitis por virus B (IgM anti-HBc), A
ciones, se vuelven clínicamente expresivas. En ocasiones, sin (IgM anti-VHA), D (IgM anti-VHD) y C (anti-VHC, RIBA-II o
embargo, aparecen en pacientes que ya habían presentado RNA-VHC), infecciones por citomegalovirus o virus de Eps-
otros signos de intolerancia, como ictericia, hipertransamina- tein-Barr, procesos autoinmunes (anticuerpos antinucleares,
semia o cuadros de colestasis. En cualquier caso, es la eco- antimúsculo liso, anti-LKM), colangitis esclerosantes, cirrosis
grafía hepática o la tomografía computarizada (TC) la que biliares (anticuerpos antimitocondriales), hipotensión re-
demuestra la existencia de las lesiones. ciente, etc., y realizar una ecografía.
Esteroides anovulatorios. Son responsables de otras com- La relación causal del tóxico químico con la lesión hepáti-
plicaciones y cuadros clínicos (colestasis, síndrome de ca es mucho más probable cuando ésta aparece entre 5 y 90
Budd-Chiari, peliosis hepática), pero están directamente im- días tras el inicio de la exposición que cuando lo hace antes
plicados en la formación de adenomas hepáticos. También del quinto día de tratamiento, tras 90 días de exposición, o
se los ha relacionado con la hiperplasia nodular focal y con dentro de los 15 días siguientes a la supresión del presunto
el hepatocarcinoma, pero este último extremo no se ha podi- tóxico. Si el cuadro corresponde a una colestasis, la compati-
do demostrar. La prevalencia de adenomas hepáticos entre bilidad se mantiene siempre que no haya transcurrido más
las mujeres que consumen anovulatorios es de 3 a 4/100.000, de un mes de la interrupción del tratamiento. Se puede con-
pero existe una estrecha relación entre este riesgo y la dura- siderar incompatible la lesión hepática con la toma del agen-
ción de su empleo. Su descubrimiento puede ser un hallazgo te químico cuando los signos de lesión hepática se inician
casual de la ecografía o la TC; en otras ocasiones origina una fuera de los plazos señalados o cuando dichos signos exis-
masa, dolorosa o no, en el hipocondrio derecho o bien un tían ya antes de la exposición.
cuadro hipotensivo brusco hemorrágico intraperitoneal. La supresión del fármaco habitualmente es seguida por la
Dada la relación demostrada existente entre la toma de ano- regresión de las manifestaciones de toxicidad aguda, si bien
vulatorios y el adenoma hepático, es recomendable la deter- en casos de síndromes colestásicos la mejoría puede retra-
minación periódica de la fosfatasa alcalina y el control eco- sarse.
gráfico en todas las mujeres que tomen anovulatorios Con el fin de confirmar la relación causal de la lesión he-
durante más de 3 años. Si se detectan lesiones focales, debe pática con el supuesto tóxico se podría recurrir a la readmi-
interrumpirse la medicación. Algunos adenomas regresan nistración del fármaco y a analizar la respuesta. Esta prueba
con esta medida, pero si sobreviene un embarazo es proba- puede ser peligrosa, por lo que debe reservarse para los ca-
ble que el tumor prosiga su crecimiento e, incluso, existe el sos en que la toma del medicamento sea obligada y no exis-
riesgo de hemorragia (dolor en el hipocondrio derecho, au- tan sustitutos. Se considera que la respuesta es favorable a di-
mento del tamaño de la masa hepática) y hemoperitoneo. Si cha relación causal cuando las alteraciones de las pruebas
el tumor no regresa o surge alguna complicación, está indi- hepáticas (un aumento de ALAT o fosfatasa alcalina al doble
cado el tratamiento quirúrgico y su resección. de su valor normal) aparecen en los primeros 15 días de tra-
Derivados sustituidos en el C-17 de la testosterona. Existen tamiento. Es compatible cuando los cambios se producen
numerosas referencias sobre la aparición de hepatocarcino- tras más de 15 días de tratamiento. Se considerará como ne-
mas en pacientes que tomaron durante tiempos prolongados gativa la prueba que no provoca ascensos de la ALAT o de la
este tipo de hormonas esteroides. Los síndromes clínicos y fosfatasa alcalina superiores a 2 veces el nivel máximo nor-
analíticos por los que se expresan son los comunes a este mal.
tipo de tumor. En la evaluación de la hepatotoxicidad inducida por fár-
Dióxido de torio (Thorotrast®). La suspensión de dióxido macos se deben considerar y buscar factores que puedan ha-
de torio fue utilizada entre 1930 y 1950 como contraste radio- ber actuado como potenciadores o favorecedores de la reac-

328
HEPATITIS CRÓNICA

ción adversa. En este sentido se debe prestar atención a la LEWIS JH, SCHIFF E. Methotrexate-induced chronic liver injury: Guide-
edad, el sexo, el peso y la altura, existencia de enfermedades y lines for detection and prevention. The ACG Committee on FDA-
fármacos asociados, ingesta alcohólica, su grado, duración related matters. American College of Gastroenterology. Am J Gas-
troenterol 1988; 83: 1.337-1.345.
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Hepatitis crónica
J.M. Sánchez-Tapias

La hepatitis crónica se define como una enfermedad infla- TABLA 2.102. Clasificación etiológica de la hepatitis crónica
matoria crónica del hígado de más de 6 meses de duración
Virus de la hepatitis (virus B, D y C)
cuyo sustrato morfológico se caracteriza por la asociación de Fármacos (oxifenisatina, alfametildopa, nitrofurantoína,
fenómenos inflamatorios, necrosis celular y, en muchos ca- dantroleno, clometacina y otros)
sos, fibrosis. De este concepto se excluyen algunos procesos Reacciones autoinmunes
que, a pesar de cumplir estos criterios, presentan peculiarida- Alcoholismo crónico
des específicas, como ocurre en ciertas enfermedades de la Causa no conocida (hepatitis crónica criptogénica)
vía biliar (cirrosis biliar primaria y colangitis esclerosante pri-
maria) o con la hepatopatía alcohólica. La mayoría de las he-
patitis crónicas están ocasionadas por una infección vírica
persistente. No existen criterios clínicos específicos para el aparición de hepatitis crónica. Aunque la hepatitis crónica
diagnóstico de esta enfermedad, que exige la utilización si- por medicamentos es muy rara en España, esta posibilidad
multánea de criterios clínicos e histológicos. La enfermedad etiológica no debe olvidarse, ya que la respuesta a la simple
incide en ambos sexos y en todos los grupos de edad, pero supresión del agente causal es excelente. En algunos casos,
existen diferencias que dependen de la etiología. La hepatitis la enfermedad de Wilson puede presentarse bajo el aspecto
crónica puede seguir un curso silente con tendencia a la au- clínico e histológico de hepatitis crónica. Por último, se ha
tolimitación o a permanecer estable, pero también puede señalado que el alcoholismo crónico puede ser causa de he-
progresar hacia la cirrosis. patitis crónica, pero esta posibilidad no es admitida por to-
dos los autores.
Etiología. Una amplia variedad de causas pueden ocasionar
el desarrollo de una hepatitis crónica (tabla 2.102). En mu- Anatomía patológica. La biopsia hepática es esencial para
chos casos, como en la infección por los virus B, C o D, el efectuar el diagnóstico de hepatitis crónica. Clásicamente se
diagnóstico etiológico puede realizarse mediante la identifi- distinguen dos categorías fundamentales, la hepatitis crónica
cación de marcadores específicos, pero en otros se basa en persistente (hepatitis crónica sin actividad) y la hepatitis cró-
la conjunción de datos clínicos, bioquímicos y serológicos. nica activa, pero se han descrito otras variedades histológi-
La infección crónica por el virus de la hepatitis B, que se cas (hepatitis crónica lobulillar, hepatitis crónica septal).
identifica por la positividad persistente del HBsAg en el sue- Hepatitis crónica persistente (hepatitis crónica sin activi-
ro, es responsable de una proporción de casos que varía se- dad). Se caracteriza por una reacción inflamatoria constitui-
gún el área geográfica y que en la cuenca mediterránea da por células redondas de los espacios porta. Éstos no
alcanza aproximadamente el 10% de la totalidad de las hepa- muestran fibrosis periportal y su contorno es nítido, clara-
titis crónicas. Es más frecuente en los varones y en determi- mente delimitado del parénquima periportal. Los lobulillos
nados grupos de riesgo, como los homosexuales masculinos, muestran pocos cambios, que consisten en necrosis focales y
los drogadictos, los hijos de madres portadoras del virus y los aumento de la celularidad sinusoidal.
individuos inmunodeprimidos. En los pacientes con hepatitis Hepatitis crónica activa. Se caracteriza por la presencia de
crónica HBsAg-positivo es esencial valorar el estado replicati- reacciones inflamatorias portal y periportal, asociadas a ne-
vo del virus B, investigar la presencia de formas mutantes y crosis más o menos intensa de los hepatocitos periportales
descartar la existencia de una sobreinfección por el virus D. (necrosis parcelar periférica), así como a grados variables de
La infección crónica por el virus D sólo se produce en pa- fibrosis. El infiltrado inflamatorio está constituido por linfoci-
cientes que también están infectados por el virus B y se diag- tos y macrófagos junto con algunos eosinófilos y células plas-
nostica por la presencia de antígeno delta en el tejido hepáti- máticas, y en ocasiones adopta el aspecto de folículos linfoi-
co o de títulos elevados de antidelta en el suero. Se observa des. En algunos pacientes existen cambios displásicos del
con preferencia en drogadictos y ocasiona formas especial- epitelio de los conductos biliares que pueden inducir a con-
mente graves de hepatitis crónica. La infección por el virus fusión con la cirrosis biliar primaria. En la región periportal
C, que se puede identificar por la presencia de anticuerpos pueden observarse grupos de hepatocitos dispuestos en for-
específicos en el suero, es una causa muy importante de he- ma acinar (rosetas). En el interior del lobulillo existen áreas
patitis crónica, tanto en pacientes con antecedentes de posi- más o menos extensas de necrosis celular, a veces de tipo
ble inoculación parenteral (transfundidos, drogadictos, etc.) confluente, y reacción inflamatoria. Entre las hepatitis cróni-
como en los que carecen de tales antecedentes. Las hepatitis cas activas pueden distinguirse algunas lesiones que indican
autoinmunes se caracterizan por la presencia de autoanti- una mayor actividad y confieren un peor pronóstico, como
cuerpos no organospecíficos, hipergammaglobulinemia y es la presencia de puentes de necrosis, consistentes en áreas
fenómenos sistémicos; afecta sobre todo, pero no exclusiva- de necrosis confluente que se extienden entre espacios porta
mente, a mujeres jóvenes y es infrecuente en España. Algu- contiguos o entre éstos y venas centrales, o bien de áreas de
nos fármacos (oxifenisatina, alfametildopa, nitrofurantoína, necrosis multilobular que afectan a zonas extensas que inclu-
dantroleno y posiblemente otros) son capaces de inducir la yen varios lobulillos.

329
HEPATOLOGÍA

Otras variedades. La hepatitis crónica lobulillar se caracteri- de hepatopatía crónica, pero posee escaso valor diagnóstico
za por la presencia en el lobulillo de cambios similares a los específico.
del período de estado de la hepatitis aguda. La hepatitis cró- En unos pocos pacientes con infección crónica por el vi-
nica septal se caracteriza por la existencia de tabiques conec- rus B se asocian diversas alteraciones producidas por el de-
tivos fibrosos, delgados, que parten del espacio porta y se in- pósito de inmunocomplejos HBsAg/anti-HBs sobre estructu-
troducen en el interior del parénquima. ras vasculares, como la membrana basal del glomérulo renal
El examen morfológico del hígado no permite en general y la pared de arterias de pequeño y mediano calibre, que
establecer la etiología, pero puede poner de manifiesto la ocasiona la aparición de glomerulonefritis o de periarteritis
existencia de hepatocitos con citoplasma en vidrio esmerila- nudosa, respectivamente. Asimismo, algunos pacientes con
do en algunos casos de hepatitis por virus B. Las tinciones in- hepatitis crónica por virus C presentan fenómenos de vasculi-
munohistoquímicas especiales pueden revelar la existencia tis leucocitoclástica o crioglobulinemia.
del antígeno del core del virus B, que indica actividad repli-
cativa de este agente, o bien del antígeno delta, que revela Evolución y pronóstico. La distinción clásica entre hepati-
infección por el virus D. tis crónica persistente y hepatitis crónica activa se basó en el
buen pronóstico de la primera y el mal pronóstico de la se-
Cuadro clínico. Con algunas excepciones, las manifestacio- gunda. Este concepto continúa vigente en líneas generales,
nes clínicas de la hepatitis crónica son comunes a las distin- pero debe matizarse, puesto que se ha comprobado que al-
tas variedades histológicas y a las diferentes etiologías. La gunos pacientes con diagnóstico inicial de hepatitis crónica
mayoría de los pacientes con hepatitis crónica están prác- persistente pueden desarrollar una cirrosis hepática, mien-
ticamente asintomáticos y la enfermedad se identifica al tras que otros con hepatitis crónica activa pueden evolucio-
explorar al paciente por otro motivo, como un examen de sa- nar favorablemente. Estas observaciones, junto con la com-
lud, una donación voluntaria de sangre o alguna enferme- probación de que la evolución de la enfermedad puede ser
dad intercurrente. La elevación de las transaminasas es el distinta según cuál sea la causa, hacen preferible enfocar el
dato que suele revelar la existencia de una enfermedad he- estudio de estos aspectos desde un punto de vista etiológico.
pática. En otros casos, el diagnóstico se establece al compro- Hepatitis crónica B. La infección crónica por el virus B cur-
bar la persistencia de elevación de las transaminasas tras un sa en dos períodos claramente diferenciados. En el primero,
episodio de hepatitis aguda aparentemente resuelto. Algunos las transaminasas están elevadas, hay fenómenos más o me-
pacientes acuden al médico debido a la presencia de aste- nos intensos de inflamación y necrosis hepatocelulares y
nia, dolorimiento en el hipocondrio derecho u otras mo- existe replicación del virus, evidenciada por la positividad
lestias poco específicas. Solamente en algunos casos existen del HBeAg, de la DNA-polimerasa y del DNA-VHB en el suero
manifestaciones propias de enfermedad hepática, como icte- y por la positividad del HBcAg en el tejido hepático. Este pe-
ricia o ascitis, que puede asociarse a manifestaciones sistémi- ríodo, cuya duración varía de un paciente a otro, es seguido
cas, como artralgias, fiebre, lesiones cutáneas, tiroiditis o fi- de una segunda fase, en la cual las transaminasas se normali-
brosis pulmonar. zan, las lesiones inflamatorias hepáticas se atenúan y las evi-
La exploración física suele ser normal, aunque puede ha- dencias de replicación del virus desaparecen. La negativiza-
llarse una hepatomegalia moderada, en particular en la he- ción del HBeAg se acompaña usualmente de la aparición del
patitis crónica activa. La hepatomegalia suele ser más nota- anti-HBe y constituye un fenómeno muy característico que
ble y se asocia a estigmas cutáneos de hepatopatía crónica identifica el paso de la fase inicial, o replicativa, a la fase fi-
en las hepatitis crónicas de evolución cirrógena. En las hepa- nal no replicativa. Por ello, aunque el término sea algo im-
titis crónicas activas autoinmunes pueden hallarse cambios preciso, suele denominarse “seroconversión HBe” a la inte-
propios de las manifestaciones extrahepáticas asociadas. rrupción de la actividad replicativa vírica. El HBsAg persiste
En los exámenes de laboratorio, la alteración más cons- positivo en el suero a pesar de la ausencia de replicación ví-
tante es la elevación de las transaminasas que habitualmen- rica porque el gen S del virus B, que gobierna la producción
te es moderada y en pocas ocasiones supera en 8-10 veces de HBsAg, se integra en el genoma de un número variable de
los valores normales. Las transaminasas suelen fluctuar a lo hepatocitos, que resultan así codificados genéticamente para
largo de la enfermedad. Por lo general aparecen más eleva- la producción indefinida de HBsAg. Tras la seroconversión
das en las formas activas que en las persistentes, pero existe HBe, el HBsAg se negativiza sólo en el 1-2% de los casos. Du-
gran variedad individual y solapamiento de los valores entre rante la primera fase, la biopsia hepática muestra cambios
ambas formas, por lo que no es posible establecer el diag- de hepatitis crónica persistente o activa, en ocasiones con ci-
nóstico basándose en este dato analítico. El cociente rrosis ya constituida; en las biopsias tomadas durante la se-
ASAT/ALAT suele ser inferior a 1, a diferencia de la hepatitis gunda fase pueden observarse lesiones mínimas o nulas
alcohólica. Las demás pruebas hepáticas por lo común son (portadores sanos de HBsAg), hepatitis con escasa actividad,
normales, con excepción de la gammaglutamiltranspeptida- del tipo de la hepatitis crónica persistente o septal, o bien ci-
sa y de la gammaglobulina, que están elevadas en algunos rrosis con escasa actividad inflamatoria. La transformación
pacientes con hepatitis crónica activa. En ciertos casos de cirrótica ocurre en menos de la mitad de los pacientes con
hepatitis crónica persistente se han observado elevaciones hepatitis crónica por virus B. Desafortunadamente, no se dis-
moderadas de la fracción no conjugada de la bilirrubina. En pone de criterios sólidos que permitan predecir en casos
España, aproximadamente el 10% de los pacientes con he- concretos si la evolución de la enfermedad será hacia la ci-
patitis crónica de etiología vírica presentan autoanticuerpos, rrosis o hacia el estado de portador sano.
casi siempre en título bajo, mientras que las formas autoin- La seroconversión HBe ocurre en forma espontánea con
munes se caracterizan por títulos elevados de anticuerpos una frecuencia anual del 10-20% de los casos. Es más fre-
antinucleares, antimúsculo liso o antimicrosomales de hí- cuente en los niños y en la hepatitis crónica activa y es rara
gado y riñón (anti-LKM de tipo 1 de la terminología anglosa- en los homosexuales masculinos. A menudo va precedida de
jona). La determinación en el suero del HBsAg y de los an- una fase transitoria, de duración variable, de reactivación
ticuerpos anti-VHC y anti-VHD es esencial para efectuar el de la enfermedad que cursa con elevación importante de las
diagnóstico etiológico. La determinación del anticuerpo transaminasas, expresión de la presencia en el hígado de fe-
contra el antígeno del core del virus B (anti-HBc) posee nómenos de hepatitis lobulillar que recuerdan a los que
escaso valor diagnóstico. acontecen en una hepatitis aguda.
Entre los exámenes instrumentales, la biopsia hepática es Después de la desaparición de los signos de replicación ví-
la única que posee valor diagnóstico. La ecografía y la tomo- rica y de la normalización de las transaminasas, algunos
grafía computarizada no aportan datos significativos, pero pacientes presentan episodios de reactivación de la enferme-
pueden ayudar a excluir otras enfermedades. La gammagra- dad, caracterizados por un nuevo ascenso de las transamina-
fía hepática con 99mTc puede mostrar alteraciones sugestivas sas y la reaparición en el suero del DNA vírico y, en algunos

330
HEPATITIS CRÓNICA

casos, del HBeAg. Este fenómeno puede ocurrir espontánea- para los hepatocitos propios. La capacidad citotóxica reside
mente o coincidiendo con un tratamiento inmunodepresor. principalmente en linfocitos no-T y se cree que obedece al
En muchos pacientes con hepatitis crónica B la actividad mecanismo de citotoxicidad linfocitaria mediada por anti-
inflamatoria persiste en ausencia de positividad del HBeAg. cuerpos. La citotoxicidad celular y la producción de an-
En algunos casos, este fenómeno puede explicarse por la ticuerpos serían facilitadas por el defecto de la función T su-
existencia de una sobreinfección por virus D o por virus C, presora que presentan estos enfermos.
pero la mayoría de las veces se debe a la presencia de infec- En la hepatitis crónica por virus B se cree que la actividad
ción por formas mutantes del virus B, denominadas HBe-me- de la enfermedad está en relación con el ataque inmunitario
nos, que presentan ciertas mutaciones del genoma vírico mediado, en este caso, por linfocitos T citotóxicos contra los
que impiden la producción de HBeAg por los hepatocitos in- hepatocitos, en cuyo interior se replica el virus B y expresan
fectados. Estas mutaciones aparecen con frecuencia en el en su membrana celular el antígeno HBc. Dado que el virus
curso de las infecciones crónicas por virus B, y en algunos B no es citopático por sí mismo, para que la enfermedad se
casos puede ocurrir que los virus mutantes sustituyan al virus mantenga activa parece necesaria la existencia tanto de re-
B original (wild type de los anglosajones). Estas mutaciones plicación vírica como de algún grado de respuesta inmune
constituyen un mecanismo defensivo del virus B que le per- frente a ella. Por esta razón, la desaparición de la actividad
miten eludir la acción del sistema inmune del huésped y son replicativa se acompaña de la atenuación de la actividad in-
probablemente responsables de la persistencia de la activi- flamatoria y, por el contrario, los individuos inmunodeprimi-
dad de la enfermedad un tiempo aún más prolongado. dos pueden presentar replicación vírica intensa con escasas
A diferencia de la hepatitis B con HBeAg positivo, la hepa- lesiones inflamatorias. Las razones que determinan la cronifi-
titis crónica B con anti-HBe positivo no presenta tendencia a cación de la infección sólo en algunas de las personas infec-
remitir espontáneamente por completo, sino que a menudo tadas no se conocen; podrían consistir en defectos de la pro-
cursa en formas de brotes repetidos de reactivación, con pre- ducción de interferón o de ciertos anticuerpos neutralizantes
sencia en el suero de niveles elevados de DNA vírico, interca- de la capacidad infectiva del virus B.
lados con períodos de remisión más o menos completa. Se La patogenia de las hepatitis crónicas por virus D y C es
ha sugerido que la evolución de esta forma de hepatitis cró- casi desconocida. Si bien se ha sugerido que estos virus po-
nica es menos favorable que la de la hepatitis crónica B clá- drían ser directamente citopáticos, es probable que los me-
sica. canismos inmunitarios también intervengan en la génesis de
Hepatitis crónica D. Casi siempre ocurre tras la sobreinfec- la lesión hepática.
ción por el virus D de un portador crónico del virus B. Se ma-
nifiesta por un episodio de hepatitis aguda, que puede ser Tratamiento. Medidas generales. El tratamiento de la hepati-
grave o fulminante, y da paso a una hepatitis crónica con tis crónica es en la actualidad objeto de profundas modifica-
mayor actividad que la existente previamente. Aunque la he- ciones como consecuencia del mejor conocimiento de su
patitis crónica delta cursa con pocas manifestaciones clíni- etiopatogenia y gracias a la disponibilidad de fármacos con
cas, su remisión espontánea es poco frecuente. El desarrollo actividad antivírica. A pesar de ello, muchos de los proble-
de cirrosis es más común y más precoz que en la hepatitis mas terapéuticos de la hepatitis crónica no se han resuelto y
crónica B. se encuentran en fase de investigación clínica.
Hepatitis crónica C. La evolución de las hepatitis crónicas Puesto que la hepatitis crónica es una enfermedad hetero-
por virus C es menos conocida que la de las otras categorías génea, es necesaria una valoración cuidadosa de los datos
etiológicas debido a las dificultades que ha entrañado su clínicos, histológicos y etiológicos de cada paciente antes de
diagnóstico hasta fechas muy recientes. Cursa también con decidir el tratamiento. No obstante, una serie de normas son
escasas manifestaciones clínicas y las transaminasas se man- comunes a todos los enfermos, que deben ser estimulados a
tienen elevadas durante largo tiempo, presentando en algu- desarrollar una actividad lo más normal posible, con una ali-
nos pacientes valores muy fluctuantes e incluso períodos de mentación amplia y variada, si bien es recomendable evitar
normalidad. Las hepatitis crónicas C aparentan ser benignas los esfuerzos excesivos y el abuso del alcohol.
porque los pacientes se mantienen asintomáticos o con sín- Hasta épocas recientes el tratamiento farmacológico de la
tomas mínimos durante mucho tiempo. Sin embargo, en un hepatitis crónica se fundamentaba en la administración de
número de enfermos no determinado, probablemente no in- fármacos inmunodepresores, como glucocorticoides y aza-
ferior a un tercio de los casos, se comprueba el desarrollo de tioprina, a los pacientes con hepatitis crónica activa, en parti-
una cirrosis hepática al cabo de un número variable de años cular si esta lesión histológica se acompañaba de alteracio-
y, en algunos pacientes, la aparición de un cáncer primitivo nes clínicas o analíticas importantes, recomendándose en
de hígado. Algunos pacientes presentan títulos elevados de cambio la abstención terapéutica en los pacientes con hepa-
autoanticuerpos, especialmente del tipo anti-LKM, lo cual titis crónica persistente. En la actualidad, el tratamiento in-
puede dificultar el diagnóstico etiológico. cluye la utilización de fármacos con actividad antivírica y,
Hepatitis crónica autoinmune. Las formas clínicas graves, por lo tanto, permite enfocar la terapéutica desde un punto
que cursan con ictericia y elevación importante de las transa- de vista etiológico.
minasas y de la gammaglobulina, presentan una elevada Hepatitis crónica autoinmune. El tratamiento consiste en la
mortalidad, que alcanza el 50% a los 4-5 años del diagnóstico administración de prednisona o prednisolona a dosis inicia-
en los pacientes no tratados. La evolución natural de las for- les de 60 mg/día o bien a dosis de 30 mg/día asociados a 50-
mas asintomáticas u oligosintomáticas es mucho más favora- 100 mg/día de azatioprina. Este tratamiento debe prolongar-
ble desde el punto de vista clínico, aunque el desarrollo de se durante varias semanas hasta obtener la remisión de la
cirrosis es relativamente frecuente. enfermedad, momento en el que las dosis se reducen hasta
Hepatitis crónica por medicamentos. Evoluciona favorable- las mínimas necesarias para mantener controlada la activi-
mente hacia la curación tras la supresión del fármaco incri- dad del proceso. Este tratamiento entraña los efectos secun-
minado. darios inherentes a la administración de glucocorticoides,
por lo que sólo debe administrarse a pacientes con alteracio-
Patogenia. Aunque todavía no se conocen, existen pruebas nes clínicas o analíticas realmente significativas. No se dispo-
de que los mecanismos patogénicos son de naturaleza inmu- ne de información sobre la posible utilidad de esta terapéuti-
nitaria y también de que existen diferencias patogénicas se- ca en pacientes con hepatitis autoinmune menos grave.
gún la etiología. Hepatitis crónica por virus B. La administración prolonga-
En la hepatitis crónica autoinmune existen en el suero anti- da de glucocorticoides está contraindicada en todas las
cuerpos contra determinantes antigénicos localizados en la variedades de hepatitis crónica por virus B, pues, si bien pue-
membrana del hepatocito; en experimentos in vitro se ha ob- den atenuar la actividad inflamatoria, favorecen la replica-
servado que los linfocitos de los pacientes son citotóxicos ción del virus y, en conjunto, su acción no resulta beneficio-

331
HEPATOLOGÍA

sa. Dado que la actividad de la enfermedad y su capacidad sólo ha proporcionado efectos favorables de forma transito-
de progresión están asociadas a la existencia de replicación ria en algunos de los pacientes tratados.
del virus B, el principal objetivo del tratamiento es detener la Hepatitis crónica por virus C. Su tratamiento se basa en la
actividad replicativa vírica. Teóricamente, esto puede conse- utilización del interferón alfa, cuya administración a dosis de
guirse mediante la estimulación de los mecanismos inmuni- 3-5 millones de unidades 3 veces por semana determina la
tarios, cuyo funcionamiento deficiente permitiría la persis- normalización de las transaminasas y la desaparición del
tencia de la replicación del virus, o bien inhibiendo direc- RNA vírico del suero en aproximadamente la mitad de los
tamente esta replicación. Una tercera opción consiste en la pacientes tras pocas semanas de tratamiento. Esta buena res-
combinación de ambos mecanismos de actuación. puesta se acompaña de una mejoría de las lesiones hepáti-
La estimulación del sistema inmunitario es una posibilidad cas pero, desafortunadamente, la enfermedad recidiva en al-
terapéutica más teórica que real ya que ninguno de los fár- rededor de la mitad de los casos una vez suspendido el
macos evaluados se ha mostrado eficaz. tratamiento, con reascenso de las transaminasas y reapari-
El arabinósido de adenina (ARA-A) y su derivado monofos- ción del RNA vírico en el suero. Aunque no está plenamente
fato (ARA-AMP), más hidrosoluble y de utilización más có- confirmado, existen datos que sugieren que la administra-
moda, se han ensayado con éxito variable. Este fármaco pa- ción de interferón durante un período no inferior a 12 meses
rece ser eficaz en pacientes con actividad replicativa vírica permite disminuir la tasa de recaídas.
poco intensa. No se conocen bien las razones determinantes de la varia-
El interferón, una sustancia producida por distintas células bilidad de la respuesta al interferón, pero se han identificado
de la economía en respuesta a las infecciones por virus, po- algunos factores asociados a mala respuesta. Los pacientes
see propiedades antivíricas e inmunostimulantes. El interfe- con cirrosis ya establecida, con gammaglutamiltranspeptida-
rón alfa, obtenido a partir de cultivos de linfoblastos o por sa elevada o mayores de 60 años responden mal al interfe-
técnicas de recombinación genética, es el fármaco evaluado rón, aunque no siempre. Por el contrario, la respuesta es me-
más extensamente. Tras su administración a dosis de 5-10 mi- jor en los pacientes jóvenes, sin cirrosis y con infección
llones de unidades, 3 veces por semana durante 3-6 meses, reciente o relativamente reciente.
se consigue la detención prolongada de la replicación vírica En la actualidad se está investigando activamente para lo-
con una frecuencia superior a la que se observa en la evolu- grar aumentar la tasa de respuestas y disminuir la tasa de re-
ción espontánea, sin tratamiento, de la enfermedad. La de- caídas en los pacientes que han respondido al interferón. No
tención de la replicación determina una mejoría bioquímica obstante, no se conoce tratamiento alguno plenamente satis-
e histológica en la mayoría de los casos. Los pacientes con factorio para la hepatitis crónica por virus C.
hepatitis más activas, transaminasas más elevadas y replica-
ción vírica menos intensa son los que responden mejor al in-
terferón, mientras que la frecuencia de buenas respuestas es Bibliografía especial
menor entre los pacientes con replicación más intensa o con BONINO F, BRUNETTO MR. Management of anti-HBe positive chronic he-
hepatitis menos activa. Un breve tratamiento con predni- patitis B. En: MIGUET JP, DHUMEAUX D (eds). Progress in hepatology
sona, a dosis decrecientes, puede mejorar los resultados de 93. París, John Libbey Eurotext, 1993; 55-61.
la administración de interferón. Los niños que adquirieron la ESTEBAN JI, GENESCA J, ALTER HJ. Hepatitis C. Molecular biology, patho-
genesis, epidemiology, clinical features and prevention. En: BOYER
infección a través de su madre, los varones homosexuales, J, OCKNER R (eds). Progress in liver disease, volumen X. Nueva
los portadores de una infección por el HIV y otros pacientes York, WB Saunders, 1992; 253-282.
inmunodeprimidos responden poco, en general, al interfe- HOPF U, MÖLLER B, KÜTHER D, STMEROWICZ R, LOBECK H, LÜTKE-HANDJERY
rón. Los pacientes con anti-HBe positivo también responden A et al. Long-term follow-up of postransfusion and sporadic chro-
poco al tratamiento con interferón. nic hepatitis non-A non-B and frequency of circulating antibodies
Las pautas óptimas de administración del interferón aún to the hepatitis C virus (HCV). J Hepatol 1990; 10: 69-76.
no están perfectamente establecidas. La administración de KORENMAN J, BAKER B, WAGGONER J, EVERHART JE, DI BISCEGLIE AM, HOOF-
NAGLE JH. Long-term remission of chronic hepatitis B after alpha-in-
interferón entraña numerosos efectos secundarios, algunos
terferon therapy. Ann Intern Med 1991; 114: 629-634.
de los cuales son molestos para el paciente, pero rara vez su- MANNS MP. Autoimmunity and hepatitis C virus. En: MIGUET JP, DHUME-
ficientemente importantes para obligar a interrumpir el trata- AUX D (eds). Progress in hepatology 93. París, John Libbey Euro-
miento. text, 1993; 79-87.
La utilización de fármacos con actividad inmunostimulan- RIZZETTO M, PONZETTO A, BONINO F, SMEDILE A. Hepatitis delta virus in-
te o antivírica sólo está indicada en los pacientes en quienes fection. Clinical and epidemiological aspects. En: ZUKERMAN AJ
la actividad de la enfermedad puede ser atribuida a la exis- (ed). Viral hepatitis and liver disease. Nueva York, Alan R Liss,
tencia de replicación sostenida del virus B pero no en otros 1988; 389-394.
enfermos, en general con anti-HBe-positivo, con lesiones SÁNCHEZ-TAPIAS JM, BARRERA J, COSTA J, ERCILLA MG, PARÉS A, COMELRRE-
NA L et al. Hepatitis C virus infection in non-alcoholic chronic liver
poco activas y replicación indetectable. disease. Ann Intern Med 1990; 112: 921-924.
Hepatitis crónica por virus D. Esta modalidad etiológica ca- SCHALM SW, DE MAN RA, THOMAS HC, JACYNA M, HADZIYANNIS SJ, MANES-
rece por el momento de tratamiento eficaz. Los glucocorti- SIS E. Chronic hepatitis B: Therapeutic controversies and randomi-
coides no parecen ser útiles y la administración de interferón zed controlled trials. Gastroenterol Intern 1989; 2: 16-24.

332
Cirrosis hepática
P. Ginés Gibert y V. Arroyo Pérez

La cirrosis es una enfermedad crónica, difusa e irreversible tión venosa del hígado (insuficiencia cardíaca congestiva,
del hígado, caracterizada por la existencia de fibrosis y nódu- pericarditis constrictiva, enfermedad venoclusiva, síndrome
los de regeneración que conducen a una alteración de la ar- de Budd-Chiari).
quitectura vascular. El pronóstico de la enfermedad es grave, Fármacos. En raras ocasiones los fármacos pueden produ-
y los pacientes fallecen por hemorragia digestiva, insuficien- cir cirrosis. La administración prolongada de metotrexato
cia hepatocelular, degeneración neoplásica o procesos inter- puede determinar su aparición. Asimismo, la alfametildopa,
currentes, sobre todo infecciosos. la oxifenisatina, la hidralazina, la amiodarona y el maleato
El concepto de cirrosis es histopatológico y está definido de perhexilina, entre otros, pueden ser causa de cirrosis des-
por la existencia de fibrosis y nódulos de regeneración. La pués de un período más o menos prolongado de hepatitis
sola presencia de fibrosis en una muestra de tejido hepático crónica.
no permite establecer, de forma definitiva, el diagnóstico de Enfermedades de base genética. Algunas de ellas pueden
cirrosis, ya que aquélla se produce también en otras enfer- acompañarse de cirrosis hepática, siendo las más frecuentes
medades del hígado. En cambio, el hallazgo de fibrosis y nó- la hemocromatosis, la enfermedad de Wilson, el déficit de
dulos de regeneración es exclusivo de la enfermedad. α1-antitripsina, la galactosemia, la fructosemia, la glucogeno-
sis, la abetalipoproteinemia, la tirosinemia, la porfiria cutá-
Clasificación. La cirrosis hepática se puede clasificar según nea tarda, la fibrosis quística del páncreas y la telangiectasia
criterios morfológicos, etiológicos o clínicos. hemorrágica hereditaria.
Morfológicamente las cirrosis se han dividido, en relación Otras causas. La exclusión del intestino delgado mediante
con el tamaño de los nódulos de regeneración, en macrono- anastomosis yeyunoileal o yeyunocólica para el tratamiento
dulares, micronodulares y mixtas. Esta clasificación es poco de la obesidad refractaria puede ocasionar el desarrollo de
útil porque no existe una relación clara entre el tamaño de una lesión hepática similar a la de la hepatopatía alcohólica,
los nódulos y la etiología de la cirrosis. Para la caracteriza- con la aparición de esteatosis, fibrosis centrolobulillar y ci-
ción de un caso individual es mejor referir la etiología y las rrosis. Una lesión idéntica se ha observado en algunos diabé-
complicaciones clínicas que ha causado la enfermedad. ticos obesos.
Cirrosis criptogénica. En un porcentaje notable de pacien-
Etiología. Se han invocado numerosos factores etiológicos. tes (el 30-40% de todos los casos de cirrosis) se desconoce la
En España, las causas más frecuentes son el alcohol, el virus causa de la cirrosis. No obstante, como ya se ha comentado,
de la hepatitis B y el de la hepatitis C. es probable que la gran mayoría de las cirrosis criptogénicas
Alcohol. Es la causa más frecuente (50-60% de todos los ca- estén causadas por el virus de la hepatitis C.
sos en España). Se considera que el tiempo mínimo de alco-
holismo requerido para que el tóxico origine una cirrosis es Anatomía patológica. Desde el punto de vista morfológico
de 10 años. Sin embargo, no todos los alcohólicos crónicos pueden distinguirse tres tipos de cirrosis: micronodular, ma-
la desarrollan, por lo que es posible que se hallen también cronodular y mixta.
involucrados factores nutricionales, inmunológicos y genéti- En la cirrosis micronodular los nódulos de regeneración
cos. El mecanismo por el cual el alcohol ocasiona cirrosis no son pequeños, de tamaño bastante homogéneo y semejante
se conoce. Probablemente se desarrolle a través de sucesivos al de un lobulillo hepático normal y no contienen elementos
brotes de hepatitis alcohólica o de una estimulación directa portales. Las bandas conectivas que los separan suelen ser
de la fibrogénesis hepática por el alcohol. gruesas y pueden estar más o menos inflamadas según el gra-
Virus de la hepatitis. El 5-10% de las cirrosis se deben al virus do de actividad del proceso. Macroscópicamente, el hígado
de la hepatitis B. Estudios recientes indican que un elevado suele estar aumentado de tamaño, en especial si hay esteato-
porcentaje de pacientes con cirrosis criptogénica presentan sis o inflamación importante. La superficie es uniformemente
anticuerpos contra el virus de la hepatitis C (anti-VHC), lo cual irregular y aparece sembrada de pequeños nódulos que se
sugiere que este virus es el causante de la cirrosis en dichos extienden de modo difuso por todo el hígado.
pacientes. Estudios realizados en España indican que hasta el En la cirrosis macronodular, tanto el tamaño de los nódu-
80% de los enfermos con cirrosis criptogénica tienen anticuer- los como la amplitud de las bandas fibrosas varían de un
pos anti-VHC. Los pacientes con antecedentes de transfusión lugar a otro. Los nódulos pueden contener en su interior es-
sanguínea presentan un porcentaje muy alto de positividad. tructuras portales mejor o peor conservadas. Las células he-
Además, una proporción importante (25-40%) de pacientes páticas, de tamaño y núcleo a menudo grandes, se disponen
con cirrosis alcohólica o cirrosis HBsAg-positiva presenta posi- en forma apelotonada o constituyendo trabéculas de varias
tividad de los anticuerpos contra el virus C, lo que indica que células de espesor, lo que indica una regeneración activa,
este virus puede intervenir también en la patogenia de la cirro- que suele ser más patente que en los nódulos de la cirrosis
sis en estos enfermos. micronodular. Las bandas conectivas pueden adoptar la for-
Cirrosis biliar primaria. Es una enfermedad crónica del hí- ma de finos tabiques fibrosos, prácticamente acelulares, o
gado, cuya lesión inicial consiste en la destrucción de los ser amplias y contener yuxtapuestos los restos de varios trac-
conductillos biliares, probablemente como consecuencia de tos portales, expresión de un colapso lobular previo. Macros-
una reacción inmunológica. Se añaden luego fenómenos cópicamente, el tamaño del hígado es variable, tanto menor
de inflamación, necrosis celular y fibrosis y colagenización cuanto mayor es la fibrosis. La superficie es irregular y puede
progresivas. presentar grandes nódulos separados por profundas depre-
Cirrosis biliar secundaria. Su aparición está condicionada siones correspondientes a las cicatrices fibrosas.
por cualquier proceso (atresia de las vías biliares, litiasis co- La cirrosis mixta, micromacronodular, presenta aspectos in-
ledocal, estenosis benignas o malignas de la vía biliar princi- termedios entre los dos tipos mencionados.
pal, tumores, colangitis esclerosante) que ocasione un blo-
queo del flujo biliar durante un tiempo prolongado, que en Cuadro clínico. La cirrosis hepática suele diagnosticarse en-
general se estima como mínimo de 3 meses. tre los 40 y los 60 años, aunque puede manifestarse a cual-
Obstáculo al drenaje venoso del hígado. El desarrollo de ci- quier edad. Afecta a los dos sexos, pero es más frecuente en
rrosis se puede observar en la fase final de cualquier conges- el varón, posiblemente porque la incidencia de sus dos cau-

333
HEPATOLOGÍA

sas más comunes, alcohol y virus, es mayor en el sexo mas- los mecanismos de captación y conjugación de la bilirrubi-
culino. na. Por último, es posible que existan obstáculos al flujo bi-
En algunas ocasiones el diagnóstico es casual. Un examen liar por la distorsión de los conductillos biliares que ocasio-
médico efectuado por cualquier otro motivo descubre la nan los tractos fibrosos inflamados. En algunos casos, puede
existencia de una hepatomegalia con esplenomegalia palpa- haber colestasis por mecanismo extrahepático, ya que la li-
ble o sin ella, o alteraciones en las pruebas de funcionalismo tiasis biliar es frecuente en los cirróticos; la pancreatitis aso-
hepático, cuya investigación ulterior proporciona el diagnós- ciada puede ser causa de oclusión biliar extrahepática. El
tico de cirrosis. Estas son las denominadas cirrosis compensa- cáncer primitivo de hígado o la hepatitis alcohólica sobre-
das. añadida a la cirrosis pueden manifestarse por colestasis.
Otras veces la enfermedad se manifiesta por alteraciones Otras manifestaciones. En ocasiones, los pacientes presen-
expresivas que traducen el fallo de una o más funciones del tan molestias digestivas vagas, como flatulencia, digestiones
hígado (cirrosis descompensada). pesadas y dolor abdominal impreciso. Estas molestias condu-
Signos cutáneos. La mayoría de los pacientes, sobre todo cen a menudo a la práctica de una colecistografía oral, que
los varones, presentan numerosos signos cutáneos de gran con frecuencia muestra una vesícula no contrastada y cuya
importancia para el diagnóstico. Ninguno de ellos es por sí interpretación debe ser cuidadosa, ya que no siempre corres-
mismo patognomónico de cirrosis hepática, pero su hallaz- ponde a una vesícula excluida por litiasis. No debe olvidar-
go, en especial cuando se asocian varios de estos “estigmas se que el hígado cirrótico suele ser incapaz de conjugar y eli-
del hábito cirrótico”, reviste un gran valor orientador. Entre minar el contraste en forma suficiente para opacificar la ve-
ellos, las arañas vasculares son los más característicos; con- sícula.
sisten en una dilatación arteriolar central de la que parten En la cirrosis descompensada suelen verse varios tipos de
pequeños capilares, en forma radiada, a modo de patas de lesiones hemorrágicas (petequias, equimosis, hematomas
araña; el centro es pulsátil y su presión provoca un empalide- ante lesiones mínimas, gingivorragias y epistaxis) que tradu-
cimiento del resto de la lesión. La distribución es curiosa, ya cen el trastorno de la coagulación que presentan los pacien-
que se hallan exclusivamente en el territorio de la vena cava tes. En este sentido hay que considerar la posibilidad de un
superior, donde se acompañan de otro tipo de dilataciones accidente vascular cerebral en algunos pacientes en coma
vasculares cutáneas muy finas, sin arteriola central, denomi- sin causa desencadenante aparente y descartarlo mediante
nada telangiectasias. la realización de una tomografía computarizada.
El enrojecimiento de las eminencias tenar e hipotenar, También suele observarse una pérdida progresiva de peso,
con aspecto moteado y en ocasiones extendido a las yemas con desaparición del panículo adiposo y fusión de las masas
de los dedos, constituye también otro signo característico, musculares, muy evidente en los brazos y las piernas. Esta
denominado eritema palmar. Junto con las arañas vascula- pérdida de peso suele acompañarse de anorexia y astenia
res, este signo se atribuye a un exceso de estrógenos circu- importantes. En los cirróticos alcohólicos contribuyen a la
lantes no inactivados por el hígado. desnutrición, la sustitución de las calorías de la dieta por el
Los signos ungueales, consistentes en fragilidad, incurva- alcohol, la pancreatitis y los numerosos déficit vitamínicos.
ción en vidrio de reloj, estriación longitudinal y opacidad En la cirrosis hepática descompensada es frecuente la apa-
blanquecina, se hallan en el 80% de los cirróticos. Esta opaci- rición de foetor hepaticus, olor sui generis debido, al parecer,
dad condiciona la característica desaparición de la lúnula a la exhalación de sustancias (metilmercaptán) derivadas de
ungueal. Algunos pacientes cirróticos pueden presentar acro- la metionina por defecto de su desmetilación.
paquía (dedos en palillo de tambor). En la cirrosis alcohóli- La ascitis, la hemorragia digestiva, la encefalopatía hepáti-
ca es muy frecuente encontrar hipertrofia parotídea y contrac- ca y las infecciones bacterianas, complicaciones muy fre-
tura palmar de Dupuytren. cuentes en la cirrosis, son objeto de estudio en los apartados
Hepatosplenomegalia. En la mayoría de los cirróticos el hí- correspondientes.
gado se halla aumentado de tamaño, el borde es duro y cor-
tante, y la superficie a menudo irregular. La palpación no Funcionalismo hepático. La bilirrubina suele hallarse eleva-
produce dolor y es frecuente que la hepatomegalia se detec- da en sus dos fracciones, lo que traduce un trastorno tanto
te con mayor facilidad en el epigastrio. de su captación y conjugación como de su eliminación.
El bazo suele estar agrandado por la presencia de hiper- Cuando existe hemólisis puede observarse un claro predomi-
tensión portal. En ocasiones alcanza un gran tamaño, llegan- nio de la fracción no conjugada sobre la conjugada. Las tran-
do a palparse en la fosa ilíaca izquierda. saminasas, que suelen mostrar una elevación moderada,
Alteraciones endocrinas. Son comunes en la cirrosis. Los pueden ser normales en las cirrosis poco activas, pero tam-
varones pueden presentar atrofia testicular, disminución de bién estar francamente elevadas como expresión de una ci-
la libido e impotencia coeundi. La ginecomastia es muy fre- tólisis acusada. La fosfatasa alcalina, en general poco aumen-
cuente y en su génesis influyen, además de factores hormo- tada, presenta elevaciones más considerables cuando hay
nales, la malnutrición y la administración de espironolacto- colestasis y también en caso de coexistencia de un hepato-
na. En las mujeres son habituales los trastornos del ciclo carcinoma. Los niveles de gammaglutamiltranspeptidasa se
menstrual, con reglas escasas e irregulares y, a menudo, ame- elevan cuando hay colestasis y en los pacientes alcohólicos.
norrea. En ambos sexos existen trastornos de la distribución El paso a la circulación general de antígenos de origen in-
del vello, con disminución o pérdida en axilas y pubis. Estos testinal (la mayoría de ellos bacterianos), que en condicio-
cambios son más característicos en el varón, en quien el ve- nes normales son depurados en el hígado, determina la llega-
llo adopta una distribución feminoide. La relación entre da masiva de estímulos antigénicos a las células del sistema
estos trastornos endocrinos y las anomalías halladas en el mononuclear fagocítico (SMF), productoras de anticuerpos.
metabolismo hormonal no está clara. Los signos de hipogo- Este hecho explica el frecuente hallazgo de hipergammaglo-
nadismo y los que suelen atribuirse al exceso de estrógenos bulinemia en los cirróticos así como de anticuerpos autoantí-
no se correlacionan bien, en todos los casos, con los resulta- genos bacterianos.
dos de las determinaciones de testosterona y estradiol ni con El descenso de la tasa de protrombina, la hipoalbuminemia
sus respectivos niveles de producción y eliminación. y el descenso del colesterol, sobre todo en su fracción esterifi-
Ictericia. La ictericia es un signo que acompaña a menudo cada, traducen el déficit en las funciones de síntesis de la cé-
a las cirrosis descompensadas. En su patogenia es probable lula hepática y se observan en las fases avanzadas de la en-
que intervengan varios mecanismos. La hemólisis excesiva, fermedad. En los estadios iniciales y en las cirrosis poco
sea por toxicidad de alcohol, por mecanismos inmunitarios evolutivas, estas pruebas pueden ser normales.
o por aumento de la destrucción esplénica de los hematíes, Los trastornos de la coagulación suelen ser llamativos. La
puede contribuir con un aporte exagerado de bilirrubina. La mayoría de los factores de la coagulación son sintetizados
insuficiencia hepatocelular se manifiesta por la alteración de por el hígado (protrombina, proconvertina, factor IX, fibrinó-

334
CIRROSIS HEPÁTICA

geno, proacelerina, factor XIII), por lo que su concentración


plasmática suele hallarse descendida en los cirróticos. Al tra-
tarse de un déficit de síntesis, los factores dependientes de la 100
vitamina K (protrombina, proconvertina y factor IX) no se 90
elevan al administrar esta vitamina.
80
La anemia es quizás el signo hematológico más frecuente.
Puede deberse a pérdidas hemáticas en el tubo digestivo, en 70

Probabilidad
cuyo caso tendrá las características de una anemia microcíti- 60
ca hipocrómica, o bien a un déficit de ácido fólico o a la ac-
50 A
ción tóxica directa del alcohol sobre la médula ósea, en
cuyo caso la anemia será macrocítica: cuando hay hemólisis, 40
la anemia es normocítica y se acompaña de reticulocitosis, 30
aumento de láctico-deshidrogenasa y, a veces, de hiperbili- 20
rrubinemia no conjugada. Con mucha frecuencia, la anemia B
se acompaña de trombocitopenia y leucopenia, lo que confi- 10
gura un hiperesplenismo. 0
0 20 40 60 80 100 120 140 160
Exploraciones complementarias. La gammagrafía hepáti- Meses
ca con 99Tc es un procedimiento de interés en la cirrosis, tan-
to desde el punto de vista diagnóstico como para evaluar la
función del SMF del hígado. El 99Tc es captado por la célula Fig. 2.118. Curva A: probabilidad de supervivencia desde el diag-
nóstico de cirrosis en una serie de 266 pacientes que nunca habían
de Kupffer. En los pacientes con cirrosis, la captación hepáti- presentado ascitis, ictericia, encefalopatía o hemorragia digestiva. Cur-
ca del coloide es irregular. Asimismo, existe un aumento de va B: probabilidad de supervivencia desde la aparición de cualquiera
captación por parte de la médula ósea y del bazo debido a de las complicaciones antes señaladas en 121 de estos pacientes.
una disminución de la función de las células de Kupffer. La
captación extrahepática del radiocoloide es, por lo tanto, un
índice de función kupfferiana. La alteración de esta función determinar la adopción de ciertas medidas profilácticas o te-
en la cirrosis parece estar relacionada con la existencia de rapéuticas en los familiares. La investigación etiológica com-
anastomosis portosistémicas intrahepáticas y extrahepáticas pleta es muy difícil y algunos de los estudios deben limitarse
a través de las cuales la sangre portal alcanza la circulación a pacientes muy concretos.
sistémica, sin entrar en contacto con las células de Kupffer.
Es posible que también contribuyan a este trastorno una dis- Pronóstico. La supervivencia de los pacientes con cirrosis
minución en el número de estas células o una alteración de hepática compensada (enfermos que nunca han presentado
su función. Como se verá más adelante, la disminución de la ascitis, hemorragia digestiva o encefalopatía hepática) es re-
función kupfferiana puede desempeñar un papel importante lativamente prolongada. La mitad de estos enfermos están vi-
en la alta incidencia de infecciones que presentan los pa- vos 10 años después del diagnóstico. Sin embargo, una vez
cientes cirróticos. que la cirrosis se ha descompensado, el pronóstico es malo
La ecografía abdominal permite observar el tamaño del hí- en un corto período de tiempo (fig. 2.118). La probabilidad
gado y del bazo, la presencia de ascitis, incluso cuando es de supervivencia 3 años después de la descompensación de
de poco volumen, y la existencia de colaterales portosistémi- la enfermedad es de alrededor del 30%. Las causas más fre-
cas. El aumento de diámetro de las venas porta y esplénica cuentes de muerte son la insuficiencia hepática, la hemorra-
constituye una evidencia indirecta de hipertensión portal. gia digestiva, las infecciones y el cáncer primitivo de hígado.
Esta exploración, por lo tanto, puede ser de gran ayuda en el La única medida terapéutica que se ha mostrado plenamen-
diagnóstico de la cirrosis hepática. Por otra parte, la ecogra- te eficaz en mejorar el pronóstico de la enfermedad es el tras-
fía es uno de los métodos de elección para el diagnóstico del plante hepático. Existen evidencias de que la supresión del
cáncer primitivo de hígado. Dado que el cáncer hepático alcohol en los pacientes con cirrosis hepática alcohólica pro-
asienta fundamentalmente sobre hígados cirróticos, se acon- longa la supervivencia.
seja realizar ecografías seriadas (cada 4-6 meses) en los pa-
cientes con cirrosis hepática para el diagnóstico precoz de Tratamiento. En este apartado sólo se estudia el tratamiento
este tumor. de la cirrosis compensada, pues los correspondientes a la en-
En los pacientes con cirrosis debe investigarse la presen- cefalopatía hepática, la ascitis y la hipertensión portal se ex-
cia de varices esofágicas, mediante una exploración del esó- ponen en los capítulos correspondientes.
fago por fibrogastroscopia. El cirrótico bien compensado debe seguir una dieta libre y
La laparoscopia y la biopsia hepática son las únicas técni- equilibrada, en la que sólo hay que prohibir la ingesta de al-
cas que permiten establecer con plena seguridad el diagnós- cohol. El reposo en cama no es necesario y debe indicarse el
tico de cirrosis. desarrollo de una actividad física moderada. Hay que prohi-
bir la ingesta de medicamentos como el ácido acetilsalicílico
Diagnóstico y diagnóstico diferencial. El diagnóstico dife- o derivados y los barbitúricos o tranquilizantes, por el peligro
rencial de la cirrosis hepática debe realizarse con numerosos de producir hemorragias digestivas los primeros y encefalo-
procesos que pueden cursar con hepatomegalia, alteracio- patía hepática los segundos.
nes de las pruebas funcionales hepáticas, ascitis, ictericia, La administración de los denominados “protectores hepá-
encefalopatía hepática o hipertensión portal. Una explora- ticos” carece de utilidad.
ción física cuidadosa puede permitir descubrir la presencia Puede ser eficaz la administración de vitaminas B y C, de
de estigmas del hábito cirrótico, de gran valor diagnóstico. las que a menudo existe una carencia subclínica, y de ácido
Junto a ello, la realización de exploraciones complementa- fólico en caso de anemia megaloblástica. La diátesis hemo-
rias, entre las que se incluye la biopsia hepática, permitirá es- rrágica por hipoprotrombinemia no suele responder a la ad-
tablecer con seguridad el diagnóstico de cirrosis, si el espéci- ministración de vitamina K, ya que no se debe a una caren-
men es de tamaño suficiente. cia de ésta, sino a un déficit de su síntesis. No obstante, si
En un segundo estadio debe establecerse el diagnóstico existe ictericia, cabe ensayar su administración.
etiológico de la cirrosis, de gran interés porque el tratamien- La astenia y la anorexia pueden tratarse con pequeñas do-
to etiológico puede, en algunos casos, modificar favorable- sis de anabolizantes.
mente el curso de la enfermedad. Otras veces, el conoci- Cuando la cirrosis es el resultado de una hepatitis crónica
miento de la etiología permite precisar mejor el pronóstico o autoinmune deben utilizarse glucocorticoides, preferente-

335
HEPATOLOGÍA

mente en asociación con azatioprina, si se comprueba la Debe sospecharse ante el hallazgo de una hepatomegalia
existencia de actividad clínica, biológica y morfológica de en una persona joven, sin alteración de las pruebas hepáti-
la enfermedad. Un estudio reciente sugiere que la adminis- cas (excepto que se asocie colangitis), con hipertensión por-
tración prolongada de colchicina, que disminuye la síntesis tal presinusoidal y eje esplenoportal permeable. La sospecha
de colágeno y aumenta su destrucción, mejora la superviven- se refuerza con la existencia de antecedentes familiares de
cia de los pacientes cirróticos. Sin embargo, se requiere la algún caso semejante y el hallazgo de las malformaciones re-
confirmación de estos resultados antes de recomendar dicho nales descritas. El diagnóstico se confirma mediante biopsia
tratamiento. hepática.
El trasplante hepático es una opción terapéutica que debe En casos de enfermedad de Caroli con colestasis clínica
considerarse en todo paciente con cirrosis hepática avanza- puede ser eficaz el tratamiento con ácido ursodesoxicólico.
da. Las indicaciones de trasplante hepático en estos pacien- En casos avanzados puede estar indicado el trasplante hepá-
tes incluyen: encefalopatía hepática crónica o recidivante, tico. Cuando la hemorragia digestiva por varices domina el
ascitis con retención intensa de sodio, retención de agua, in- cuadro clínico, el tratamiento debe ir dirigido a la hiperten-
suficiencia renal y/o signos de trastorno hemodinámico gra- sión portal (fármacos, esclerosis, anastomosis portosistémi-
ve (hipotensión arterial) hemorragia digestiva por varices cas).
esofágicas sin respuesta al tratamiento médico y endoscópi-
co, signos de insuficiencia hepática avanzada (ictericia, hi-
poprotrombinemia acusada) e infecciones bacterianas gra- Bibliografía especial
ves, como bacteriemia o peritonitis bacteriana espontánea KERR DNS, HARRISON CV, SHERLOCK S. Congenital hepatic fibrosis. Q J
(una vez solucionado el episodio infeccioso). Med 1961; 30: 91-105.

Bibliografía especial
ANTHONY PP, ISHAK KG, NAYAC NC. The morphology of cirrhosis. J Clin
Hiperplasia nodular regenerativa
Pathol 1978; 31: 395-414. y transformación nodular del hígado
COTTONE M, MARCENO MP, MARINGHINI A, RINALDI F, RUSSO G et al. Ultra-
sound in the diagnosis of hepatocelular carcinoma associated
with cirrhosis. Radiology 1983; 147: 517-519. La hiperplasia nodular regenerativa del hígado se caracte-
GINÉS P, QUINTERO E, ARROYO V, THERÉS J, BRUGUERA M, RIMOLA A et al. riza por la aparición de nódulos en el parénquima hepático
Compensated cirrhosis: natural history and prognostic factors. He- sin tabiques fibrosos que los separen, asociada a fibrosis de
patology 1987; 7: 122-128.
SCHLICHTING GP, CHRISTENSEN E, ANDERSEN PK, FAVERHOLDT L, JOHL E,
los espacios porta y disminución del número y del tamaño
PUOLSEN H, et al. Prognostic factors in cirrhosis identified by Cox’s de las terminaciones venosas del árbol portal (venopatía por-
regression model. Hepatology 1983; 3: 889-895. tal obliterativa). Se asocia con frecuencia al síndrome de
VAN THIEL DH, GAVALER JS, SPERU JA. Patterns of hypothalamic-pitui- Felty, pero puede también observarse en otras conectivopa-
tary-gonadal dysfunction in man with liver disease due to different tías, enfermedades mieloproliferativas y endocarditis bacte-
etiologies. Hepatology 1981; 1: 39-46. riana. Es una enfermedad muy infrecuente. La esplenomega-
lia es constante y las pruebas de función hepática suelen ser
normales, con excepción de un discreto aumento de la fosfa-
Fibrosis hepática congénita tasa alcalina. El 70% de los pacientes presentan hipertensión
portal, probablemente secundaria a la venopatía portal obs-
Se trata de una enfermedad juvenil familiar (herencia au- tructiva, fibrosis portal y transformación nodular del parén-
tosómica recesiva), aunque también puede manifestarse tar- quima hepático. No obstante, la mayoría de estos enfermos
díamente y presentarse en forma esporádica. Consiste en presentan también un aumento del flujo sanguíneo esplácni-
una fibrosis portal con anchas bandas conectivas que, al unir co que puede contribuir a la patogenia de la hipertensión
espacios porta entre sí, disecan los lobulillos hepáticos; en el portal. La hemorragia digestiva por rotura de varices esofági-
interior de las zonas de fibrosis se observan numerosos cana- cas, sin embargo, es un fenómeno muy infrecuente. La pato-
lículos biliares dilatados, algunos de los cuales contienen bi- genia de esta enfermedad no es conocida. Se ha especulado
lis. Esta enfermedad parece relacionarse con la denominada que el trastorno inicial sería la venopatía obliterativa portal,
“dilatación congénita de las vías biliares intrahepáticas” (en- que podría ser secundaria al depósito de inmunocomplejos
fermedad de Caroli). Ambas representarían las dos formas o a embolización de trombos plaquetarios producidos en el
clínicas extremas de la denominada “fibroangioadenomato- sistema venoso portal o en el bazo. De forma secundaria se
sis biliar”, enfermedad en la que se asocian fibrosis portal y producirían una atrofia del parénquima hepático irrigado
dilatación de las vías biliares intrahepáticas. Esta entidad clí- por las terminaciones venosas portales obliteradas y una re-
nica puede acompañarse de otras malformaciones congéni- generación nodular compensadora del parénquima hepático
tas, como ectasia tubular renal, poliquistosis renal y, con me- indemne.
nor frecuencia, enfisema pulmonar centrolobular. La transformación nodular parcial del hígado es un trastor-
En la dilatación congénita de las vías biliares intrahepáti- no similar a la hiperplasia nodular regenerativa, pero locali-
cas, las crisis colangíticas, de presentación espontánea o de- zado en el hilio hepático. El resto del hígado es normal o
sencadenadas o empeoradas tras una exploración quirúrgica atrófico. Es un proceso extremadamente raro y de difícil
de la vía biliar, dominan el cuadro clínico, mientras que la fi- diagnóstico, excepto por laparotomía o laparoscopia. Se ma-
brosis hepática congénita se manifiesta por un síndrome de nifiesta clínicamente por hipertensión portal.
hipertensión portal grave con función hepatocelular conser-
vada. Es posible la existencia de formas clínicas intermedias Bibliografía especial
que participen de ambos síndromes, hipertensivo portal y co- FRIEDMAN LS, GANG DL, HELDBERG SE, ISSELBACHER KJ. Simultaneous ocu-
langítico. En esta enfermedad, el bloqueo de la circulación rrence of hepatic adenoma and focal nodular hyperplasia: report
portal se produce en el espacio porta (hipertensión portal in- of a case and review of the literature. Hepatology 1984; 4: 536-541.
trahepática presinusoidal) por la extensa fibrosis existente y, SHERLOCK S, FELDMAN CA, MORAN B. Partial nodular transformation of
quizá, por malformaciones concomitantes de la ramificación the liver with portal hypertension. Am J Med 1966; 40: 195-202.
portal intrahepática.

336
Colestasis crónicas
J. Rodés Teixidor

Colestasis recurrente benigna


Esta entidad se caracteriza por episodios recurrentes de ic-
tericia colestásica y prurito intenso. Es una enfermedad muy
poco frecuente; la edad de presentación es variable y oscila
entre 1 y 27 años. Si se exceptúan los múltiples episodios de
ictericia con prurito intenso, coluria y acolia, las manifesta-
ciones clínicas son poco aparentes y en ningún caso se aso-
cian a dolor o fiebre. La duración de cada uno de los episo-
dios suele ser prolongada y oscila entre 3 y 4 meses. En
ciertos casos existen anorexia, malabsorción intestinal con
esteatorrea y, como consecuencia, pérdida de peso que se
recupera al remitir el cuadro clínico.
En la analítica se comprueba un aumento de la bilirrubina
conjugada, que puede alcanzar 20 mg/dL, y de la fosfatasa al-
calina. La histología hepática muestra una colestasis de in-
tensidad variable asociada a una infiltración portal que suele
desaparecer cuando remite el cuadro clínico.
El pronóstico es bueno, aunque los episodios sean fre- Fig. 2.119. Lesión histológica patognomónica de la cirrosis biliar
primaria consistente en un granuloma epitelioide centrado por un ca-
cuentes. En ningún caso se ha podido comprobar la apari- nal biliar cuyo epitelio está alterado.
ción de fibrosis ni otros cambios morfológicos.
La etiopatogenia de la enfermedad es desconocida, aun-
que se supone que tiene origen genético, ya que muchos ción entre el progreso de la enfermedad y el estadio histoló-
casos se han descrito entre hermanos. Se considera que su gico.
aparición podría estar relacionada con un trastorno del me- Estadio I: lesión portal. Se caracteriza por inflamación y
tabolismo de los ácidos biliares. Recientemente se ha com- agrandamiento del espacio porta, con escasa o nula inflama-
probado un aumento de la síntesis de los ácidos biliares y ción periportal. Esta lesión histológica puede ser indiferen-
una alteración de su secreción por los hepatocitos. Ambos ciable de la observada en la hepatitis crónica persistente. En
trastornos podrían ser responsables de la aparición de los este estadio también es posible observar una lesión ductal
brotes de colestasis. florida, patognomónica de la enfermedad, que consiste en la
El tratamiento es sintomático y consiste en la administra- rotura y necrosis de las células del epitelio ductal de los con-
ción de colestiramina a dosis de 12 g/día. Si no hay una res- ductos biliares septales e interlobulillares. Alrededor de los
puesta terapéutica positiva se puede añadir fenobarbital, a conductos biliares destruidos se agrupan linfocitos y células
una dosis inicial de 3 mg/kg de peso durante 4 días, adminis- plasmáticas. Con frecuencia se observan granulomas epite-
trada antes de dormir, para pasar luego a una dosis de man- lioides alrededor de los canales biliares o en los lobulillos
tenimiento de 50-100 mg/día. El empleo de ácido ursodesoxi- (fig. 2.119).
cólico, a la dosis de 15 mg/kg de peso, puede ser útil en estos Estadio II: lesión periportal. En este estadio existe inflama-
pacientes. En caso de prurito intratable puede ensayarse la ción portal y periportal con ausencia de fibrosis septal. Los
plasmaféresis. Si existe malabsorción intestinal se debe admi- espacios porta son grandes, estrellados y contienen un infil-
nistrar triglicéridos de cadena media. trado inflamatorio que erosiona la membrana limitante. Esta
lesión histológica puede ser indistinguible de una hepatitis
Bibliografía especial crónica activa. También es posible observar granulomas,
GLEESON D, BOYER JL. Colestasis intrahepática. En: RODÉS J, BENHAMOU destrucción de los conductos biliares y proliferación ductu-
JP, BIRCHER N, MCINTYRE N, RIZZETTO M (eds). Tratado de hepatolo- lar. Uno de los aspectos más característicos de este estadio
gía clínica. Barcelona, Masson-Salvat, 1993; 1.267-1.290. es la reducción del número de conductos biliares portales y
SUMMERSKILL WHT, WALSHE JW. Benign recurrent intrahepatic “obs- la presencia de numerosos dúctulos neoformados en la zona
tructive” jaundice. Lancet 1959; 1: 686-690. periportal.
Estadio III: fibrosis septal. Los signos de inflamación persis-
ten y se acompañan de tabiques fibrosos, que se introducen
Cirrosis biliar primaria en los lobulillos hepáticos, y de depósito de pigmento biliar.
En raras ocasiones pueden verse todavía granulomas y lesión
La cirrosis biliar primaria es una enfermedad hepática cró- de los conductos biliares.
nica poco frecuente, que afecta preferentemente al sexo fe- Estadio IV: cirrosis. En el último estadio aparecen ya nódu-
menino y que cursa con un cuadro de colestasis crónica. La los de regeneración que hacen indistinguible esta enferme-
lesión morfológica consiste en una inflamación y destruc- dad de los otros tipos de cirrosis. El hallazgo excepcional de
ción de los conductos biliares intrahepáticos. Su patogenia conductos biliares en los tabiques fibrosos es el único dato
no es bien conocida. El tratamiento es sólo sintomático y el histológico que puede sugerir el diagnóstico de cirrosis biliar
pronóstico grave, ya que la mayoría de los pacientes fallecen primaria.
antes de los 10 años de establecido el diagnóstico. Se ha ob-
servado en todas las razas y su prevalencia en Europa occi- Cuadro clínico. La enfermedad afecta sobre todo a mujeres
dental es de 22/106 habitantes. de 35-60 años de edad. La proporción de mujeres/varones es
de 9:1. El inicio de la enfermedad es variable según los ca-
Anatomía patológica. Se considera que hay cuatro estadios sos. En ocasiones se descubre casualmente por el hallazgo,
morfológicos bien definidos y que existe una buena correla- en un examen médico sistemático, de una hepatomegalia o

337
HEPATOLOGÍA

una esplenomegalia o de un aumento importante de la fosfa- mentar el metabolismo hepático de la 25-hidroxivitamina-D a


tasa alcalina (formas asintomáticas). En otros casos el co- metabolitos inactivos, o la colestiramina, que puede aumen-
mienzo es insidioso, similar al de otras enfermedades cróni- tar la esteatorrea y la malabsorción de la vitamina D. Estos
cas del hígado. En ciertos pacientes la clínica inicial remeda trastornos facilitan las fracturas ante traumatismos mínimos,
a la de la hepatitis crónica activa autoinmune, y en otros a los aplastamientos vertebrales y los dolores óseos, en particu-
la de la cirrosis hepática. En ocasiones, la enfermedad se pone lar en la parrilla costal y en la zona dorsolumbar.
de manifiesto por prurito e ictericia en el embarazo o tras la Dolores neuríticos. En ocasiones aparecen dolores intensos
ingesta de anovulatorios. De todas formas, el síntoma inicial en las puntas de los dedos de las manos y de los pies, acom-
es en la mayoría de los casos el prurito, que puede preceder pañados de un trastorno de la sensibilidad y de la conduc-
a la aparición de la ictericia en meses o incluso años. Esta ción nerviosa debido a una neuropatía periférica por inva-
clínica inicial perdura un tiempo variable de un paciente sión xantomatosa de la vaina de los nervios.
a otro, hasta que se presentan las manifestaciones propias Hepatomegalia y esplenomegalia. En la cirrosis biliar pri-
de la fase de estado de la enfermedad, que son las siguientes: maria el hígado es palpable y, a medida que el cuadro clíni-
Prurito. Aunque en algunos casos esté ausente, es uno de co progresa, aumenta de tamaño y de consistencia. La esple-
los síntomas más característicos. Aparece en las fases más nomegalia es frecuente y puede encontrarse ya al comienzo
precoces e inicialmente suele localizarse en las palmas de del cuadro clínico. Su presencia no siempre indica la exis-
las manos y las plantas de los pies, para extenderse luego por tencia de hipertensión portal.
todo el cuerpo. En muchos casos impide conciliar el sueño. Otras manifestaciones. Los signos de hipertensión portal
El mecanismo que determina su aparición es desconocido. son relativamente frecuentes y en algunos casos es posible
Ictericia. Puede estar ausente en las fases iniciales y en al- que aparezca una hemorragia digestiva alta por rotura de va-
gunos casos falta durante años. En otros, la ictericia es pre- rices esofágicas. La ascitis, los edemas en extremidades infe-
coz y precede al prurito. Sin embargo, en la mayoría de los riores y la encefalopatía hepática sólo aparecen en los últi-
casos, existe cierta relación entre la aparición del prurito mos estadios de la enfermedad, cuando la cirrosis ya está
y de la ictericia; ésta se hace cada vez más intensa en el establecida.
transcurso de la enfermedad y adopta finalmente un tinte La colestasis determina una reducción de la secreción bi-
verdínico. liar del cobre, lo que condiciona una retención de este me-
Signos cutáneos. Cuando el prurito es intenso aparecen le- tal, primero en el hígado y luego en otros tejidos; esto explica
siones por rascado y un aumento de la pigmentación cutá- la presencia de un anillo corneal de Kayser-Fleischer en algu-
nea en las zonas accesibles. En este sentido, es muy caracte- nos pacientes.
rístico el signo de la mariposa, que consiste en la presencia Enfermedades asociadas. La incidencia de enfermedades o
de una zona de color más claro en el centro de la espalda, síndromes asociados en la cirrosis biliar primaria es muy ele-
en forma de alas de mariposa, alrededor de la cual la piel vada (síndrome de Sjögren, esclerodermia, esclerodactilia,
aparece hiperpigmentada por efecto del rascado. Con el calcinosis, crisis de Raynaud, tiroiditis, fibrosis pulmonar, aci-
tiempo, la piel se oscurece y adquiere un aspecto rugoso y dosis tubular renal, vasculitis, polimialgia reumática). Algu-
áspero al tacto, probablemente en relación con el rascado nas de estas enfermedades son de carácter autoinmune,
y un déficit de vitamina A. Más adelante, durante el curso de otras se presentan como consecuencia de los trastornos me-
esta enfermedad, puede aparecer hipertricosis en la cara y tabólicos inducidos por la propia colestasis y, finalmente,
en las extremidades. otras están inducidas por un mecanismo patogénico desco-
Cuando la hiperlipemia es persistente, la aparición de xan- nocido (tabla 2.103).
telasmas y de xantomas planos y tuberosos es constante. Los
xantelasmas suelen localizarse en el ángulo interno del ojo y Exámenes de laboratorio. Las alteraciones bioquímicas de
sólo aparecen si la cifra de lípidos totales alcanza o sobrepa- la cirrosis biliar primaria más comunes consisten en la ele-
sa los 1.300 mg/dL durante varios meses. Los xantomas pla- vación sérica de todas las sustancias que normalmente son
nos y tuberosos se desarrollan cuando la lipemia supera los eliminadas por la bilis. Hay un aumento de los niveles de bi-
2.000 mg/dL. Los xantomas planos son más frecuentes en las lirrubina conjugada, fosfatasa alcalina, gammaglutamiltrans-
palmas de las manos, en el cuello, en el tronco y en el surco peptidasa, lípidos totales, colesterol y ácidos biliares. Sin em-
inframamario; en cambio, los xantomas tuberosos se locali- bargo, no hay correlación entre los niveles de bilirrubina y
zan sobre todo en codos, rodillas y tendón de Aquiles. Estas de fosfatasa alcalina. El colesterol sólo aumenta en las fases
lesiones aparecen en forma lenta y progresiva durante el más avanzadas y su elevación sérica está en relación, por
transcurso de la enfermedad y suelen disminuir o incluso de- una parte, con la colestasis y, por otra, con un aumento de la
saparecer en las últimas fases, cuando ya se ha establecido síntesis. Existe además hipergammaglobulinemia, una discre-
una insuficiencia hepatocelular. ta elevación de las transaminasas y una VGS muy acelerada.
Esteatorrea. En dos tercios de los casos puede haber estea- En el 75% de los casos, la hipergammaglobulinemia es
torrea, incluso en ausencia de ictericia. El descenso de la se- consecuencia de un aumento importante de la IgM. La IgG
creción de los ácidos biliares es el causante de la malabsor- suele estar también aumentada, mientras que la IgA perma-
ción intestinal y ocasiona una importante pérdida de peso, nece normal.
en especial en los estadios más avanzados. Una de las pruebas más importantes para el diagnóstico es
Osteodistrofia. Consiste en una reducción progresiva de la la determinación de los anticuerpos antimitocondriales. És-
masa ósea (osteoporosis). Aunque se consideraba que la os- tos se encuentran en el 90-95% de los casos de cirrosis biliar
teomalacia era la enfermedad metabólica ósea que presenta- primaria, en el 20% de los pacientes con hepatitis crónica ac-
ban los pacientes con cirrosis biliar primaria, estudios más tiva y sólo en el 2% de los casos de ictericia obstructiva extra-
recientes han demostrado que éstos tienen generalmente hepática. Son anticuerpos no organospecíficos y reaccionan
una reducción del volumen trabecular óseo (osteoporosis) contra un componente lipoproteico de la membrana interna
que se relaciona con la duración de la colestasis, con la ma- de las mitocondrias, pero carecen de cualquier efecto pató-
labsorción intestinal de calcio y con el estado posmeno- geno. Constituyen sólo un marcador serológico de la enfer-
páusico. Su patogenia es compleja y en ella influyen la medad. Hasta el momento se han separado 9 tipos de anti-
malabsorción de calcio, la malabsorción de vitamina D y sus cuerpos antimitocondriales y se ha comprobado que se
metabolitos (25-hidroxivitamina-D3 y 1,25-hidroxivitamina- pueden asociar a varias enfermedades (tabla 2.104) y algu-
D3), el déficit de síntesis proteica como consecuencia de la nos de ellos son específicos. Los pacientes con cirrosis biliar
insuficiencia hepatocelular, la inadecuada exposición al sol primaria reaccionan con los subtipos M2, M4, M8 y M9. Ade-
y las inmovilizaciones prolongadas. Además, el paciente pue- más de los anticuerpos antimitocondriales, se pueden encon-
de tomar fármacos que afectan el metabolismo de la vitami- trar otros anticuerpos circulantes no organospecíficos, como
na D y del calcio, como el fenobarbital, que puede incre- antinucleares, antitiroides y antimúsculo liso.

338
COLESTASIS CRÓNICAS

TABLA 2.103. Enfermedades asociadas a la cirrosis biliar primaria


Enfermedad Frecuencia (%) Mecanismo
Síndrome de Sjögren 70-95 Autoinmune
Artritis reumatoide 5-10 Autoinmune
Vasculitis 5 Autoinmune
Dermatomiositis 5 Autoinmune
Síndrome de CREST 5-15 ?
(calcinosis, fenómeno de Raynaud, trastornos
de la motilidad esofágica, esclerodactilia, telangiectasia)
Fibrosis pulmonar 2-4 ?
Tiroiditis autoinmune de Hashimoto 5-25 Autoinmune
Úlcera péptica gastroduodenal ? ?
Litiasis biliar 30-40 Trastorno del metabolismo de los ácidos biliares
Enfermedad celíaca ? ?
Colitis ulcerosa ? Autoinmune
Enfermedad de Crohn ? Autoinmune
Anemia hemolítica ? Autoinmune
Acidosis tubular renal 20-45 ¿Depósitos de cobre en túbulos renales?

TABLA 2.104. Tipos de anticuerpos antimitocondriales


Cirrosis biliar primaria M2, M4, M8, M9 Predisposición genética
Sífilis M1 Agentes microbianos
Enfermedades del colágeno M5
Síndrome de seudolupus M3
Hepatitis por iproniazida M6
Sensibilización Modificación
de la antigenicidad

Etiopatogenia. Se desconoce el mecanismo íntimo respon- Linfocito T C. endotelio biliar


sable de la lesión hepática. La existencia de distintos tipos de
alteraciones inmunológicas, su predominio en las mujeres y
la asociación con otras enfermedades autoinmunes ha per-
mitido sugerir que la cirrosis biliar primaria es también una
enfermedad de naturaleza autoinmune.
La lesión histológica fundamental consiste en la destruc- C. endotelio Linfocito T
ción de los conductos biliares interlobulares y septales y en biliar
la formación de granulomas por un mecanismo de citotoxici-
dad linfocitaria. Además de la lesión histológica, existen alte-
raciones de la inmunidad humoral con aparición de anti- Fig. 2.120. Esquema de la patogenia de la cirrosis biliar primaria.
cuerpos circulantes, aumento de los niveles plasmáticos de
inmunoglobulinas, alteraciones del metabolismo del com-
plemento y de la inmunidad celular con anergia a diferentes TABLA 2.105. Comparación de las manifestaciones clínicas
antígenos, alteración de la respuesta a diferentes mitógenos y e inmunológicas de la cirrosis biliar primaria y la enfermedad injerto
cambios en los mecanismos inmunorregulares, con un défi- contra huésped crónica
cit de la función inmunodepresora. Como consecuencia de
este defecto en la inmunorregulación se produciría un esta- Enfermedad injerto
Cirrosis biliar
do de respuesta hiperinmune, que se traduciría por un incre- contra huésped
primaria
mento en la síntesis de inmunoglobulinas y la existencia de crónica
una IgM inmunorreactiva, responsable de la actividad del Clínica
complemento. Otra de las alteraciones inmunológicas detec- Lesión del epitelio biliar + +
tadas ha sido el hallazgo de inmunocomplejos circulantes. Síndrome seco + +
Sin embargo, todos estos trastornos probablemente no sean Esclerodermia + +
la causa de la cirrosis biliar primaria, sino una consecuencia Síndrome de Raynaud + +
de la propia enfermedad (fig. 2.120). Hiposecreción pancreática + +
La similitud en cuanto a manifestaciones clínicas y afecta- Inmunología
ción multisistémica (tabla 2.105) entre la enfermedad del in- Infiltrado inflamatorio crónico + +
jerto contra el huésped de tipo crónico y la cirrosis biliar pri- que lesiona el epitelio biliar
maria ha permitido sugerir que ambas enfermedades Granulomas + +
tuvieran un mecanismo patogénico similar. En la enferme- Macroglobulinemia + +
dad crónica del injerto contra el huésped, la lesión se produ- Inmunocomplejos + +
ce por una respuesta inmune frente a los antígenos de histo- Anergia cutánea + +
compatibilidad presentes en las células epiteliales de los Anticuerpos antimitocondriales + –
conductos biliares y de otras glándulas. Para que este fenó-
meno apareciera en la cirrosis biliar primaria sería necesario
que se produjera un fallo en el sistema de autorreconoci- liales de los conductos biliares o de los hepatocitos. Hay evi-
miento de los antígenos del sistema HLA, o bien un cambio dencias que sugieren que los linfocitos estarían sensibiliza-
en la antigenicidad de las células epiteliales. En este caso la dos frente a una fracción proteica de la bilis, fracción que
lesión se produciría por un mecanismo de citotoxicidad di- también se ha hallado en el epitelio de los conductos excre-
recta sobre las células epiteliales con similares determinan- tores de las glándulas submaxilares, en el tiroides y en el
tes antigénicos, por los linfocitos T. Sin embargo, existen es- bazo. La posible importancia de estos antígenos se apoya en
tudios que indican que los linfocitos T también podrían la aparición de lesiones de colangitis crónica destructiva no
sensibilizarse frente a otros antígenos distintos de los del sis- supurativa en conejos a los que se había inyectado esta frac-
tema de histocompatibilidad, presentes en las células epite- ción proteica.

339
HEPATOLOGÍA

Por otra parte, los anticuerpos antimitocondriales poseen mas asintomáticas tenían un mejor pronóstico. Sin embargo,
una semejanza inmunológica con algunos antígenos de cier- recientemente se ha comprobado que la supervivencia de
tos microrganismos, particularmente algunos hongos y tam- estas formas era similar a la de los pacientes sintomáticos. Se
bién existe una similitud estructural con la membrana de ha demostrado que, una vez aparecida la ictericia, la vida
ciertas bacterias. Por este motivo se ha sugerido que la cirro- media de estos pacientes apenas supera los 5 años. Asimis-
sis biliar primaria podría tener como causa inicial un origen mo, la presencia de hipertensión portal es un signo de mal
infeccioso. Aunque no hay suficientes datos que apoyen esta pronóstico. Una hiperbilirrubinemia superior a 15 mg/dL
hipótesis, los microrganismos podrían inducir la formación también indica un pronóstico grave; la supervivencia en es-
del granuloma y de algunas de las alteraciones inmunológi- tos casos no suele sobrepasar los 12 meses. El estadio histoló-
cas que se observan en la cirrosis biliar primaria. gico también tiene utilidad pronóstica, ya que cuando se al-
Por último, en algunos estudios se ha comprobado una canzan los estadios III y IV, la esperanza de vida es inferior a
mayor incidencia de anomalías inmunológicas en familiares 3 años. Cuando la cirrosis hepática está bien establecida y
de pacientes con cirrosis biliar primaria. Además, se ha ob- aparecen signos de insuficiencia hepatocelular, la muerte
servado una incidencia significativamente superior de los an- suele producirse antes de un año. La aparición de ascitis es,
tígenos de histocompatibilidad D3 y D4, en comparación en general, un signo de pronóstico grave y su presencia per-
con la población sana de la misma edad e igual sexo. Es po- mite casi asegurar que el paciente probablemente fallecerá
sible que estos antígenos de histocompatibilidad sean la ex- antes de los 6 meses. El desarrollo de encefalopatía hepática
presión de otro gen ligado a ellos, que esté relacionado con indica un pronóstico mortal a muy corto plazo. Otros signos
la respuesta inmunitaria. También se ha sugerido que estos que sugieren una evolución grave son: pérdida importante
antígenos, en especial el D3, podrían indicar la existencia de de peso, disminución o desaparición del prurito y de los xan-
un trastorno hereditario en la actividad de las células T su- tomas y xantelasmas, hemorragia digestiva por rotura de vari-
presoras y en la regulación de la respuesta inmunitaria, ya ces esofágicas y descenso de la albúmina, del colesterol y de
que el trastorno se encuentra con una frecuencia significa- la protrombina.
tivamente mayor en muchas enfermedades consideradas
de naturaleza autoinmune. Es muy probable, pues, a partir de Tratamiento. Estos pacientes pueden realizar una actividad
todos estos datos, que la cirrosis biliar primaria sea una en- física normal mientras su estado general se lo permita, y no
fermedad generalizada de tipo autoinmune. Recientemente es necesario que estén sometidos a una dieta especial; sólo
se ha comprobado que existe un trastorno en el mecanismo está contraindicada la ingesta de alcohol.
de sulfoxidación de los ácidos biliares, con un predomi- No existe todavía un tratamiento específico de la cirrosis
nio de la glucuronoconjugación y posible aparición de áci- biliar primaria, y las medidas terapéuticas son sintomáticas
dos biliares tóxicos. El significado patogénico de este trastor- para evitar las complicaciones. Estos pacientes deben tratar-
no no es bien conocido, pero es posible que tenga, junto con se con 100.000 U/mes de vitamina D por vía intramuscular o
los factores genéticos e inmunológicos, un papel importante 50-100 µg/día de 25-hidroxicolecalciferol por vía oral y
en el desarrollo y la perpetuación de la enfermedad. 100.000 U/mes de vitamina A también por vía intramuscular.
Se deben dar suplementos de calcio. El fluoruro sódico tam-
Diagnóstico y diagnóstico diferencial. El diagnóstico de- bién se ha mostrado eficaz en mejorar la osteoporosis. Si la
be sospecharse ante cualquier paciente de mediana edad, protrombina está disminuida, se administra vitamina K. El
en especial una mujer, que presente prurito, con ictericia o prurito suele mejorar con colestiramina, sustancia que retie-
sin ella. El aumento de la fosfatasa alcalina y de la IgM, la ne las sales biliares en el intestino e impide su reabsorción.
presencia de anticuerpos antimitocondriales y una biopsia La disminución del prurito no suele observarse hasta transcu-
hepática compatible establecen el diagnóstico con plena se- rridos unos días. La colestiramina, a dosis de 12 g/día, es par-
guridad. Sin embargo, en algunos casos con clínica poco su- ticularmente eficaz en los estadios iniciales de la enferme-
gestiva o con anticuerpos antimitocondriales negativos, es dad; sin embargo, a medida que ésta progresa y a pesar de
obligado descartar la existencia de otros procesos. aumentar la dosis, el prurito persiste con la misma intensi-
Colestasis extrahepática. El diagnóstico diferencial de la ci- dad. En los casos rebeldes se puede asociar fenobarbital. El
rrosis biliar primaria con una colestasis obstructiva extrahe- empleo de rifampicina, 10 mg/kg de peso, se ha mostrado
pática se plantea con relativa frecuencia; en la actualidad muy eficaz para controlar el prurito, aunque en el 15% de los
existen suficientes técnicas que permiten establecerlo sin te- casos puede ocasionar una hepatitis tóxica. Cuando se com-
ner que recurrir a la laparotomía exploradora. La ecografía prueba un síndrome de malabsorción intestinal hay que ad-
es la técnica de elección que, en caso de colestasis extrahe- ministrar triglicéridos de cadena media por vía oral. Si existe
pática, pone en evidencia una dilatación de las vías biliares neuropatía periférica se debe practicar una plasmaféresis,
intrahepáticas o extrahepáticas. Si el estudio ecográfico no único tratamiento que permite combatir los dolores neuríti-
es definitivo, se aconseja realizar una colangiografía retrógra- cos.
da, que en caso de cirrosis biliar primaria demuestra una vía Se ha demostrado recientemente que el ácido ursodesoxi-
biliar principal permeable y unos conductos biliares intrahe- cólico, 15 mg/kg/día es útil para retrasar la evolución natural
páticos de calibre irregular y de trayecto tortuoso. de la enfermedad.
Colangitis esclerosante primaria. En los pacientes con co- En la actualidad, a los pacientes menores de 65 años y con
lestasis crónica con anticuerpos antimitocondriales negati- signos clínicos y analíticos que indiquen un pronóstico grave
vos debe establecerse el diagnóstico diferencial entre cirrosis a corto plazo (hiperbilirrubinemia superior a 15 mg/dL y sig-
biliar primaria y colangitis esclerosante primaria. La única nos de hipertensión portal) se les debe indicar un trasplante
forma para poder establecerlo es mediante la colangiografía hepático. La supervivencia al año es del 75-90%, y el 90% de
retrógrada, que en el caso de colangitis esclerosante prima- los pacientes que sobreviven un año viven 5 años y, proba-
ria pone en evidencia la presencia de estenosis y dilatacio- blemente, muchos más.
nes en las vías biliares intrahepáticas y extrahepáticas, carac-
terísticas de la enfermedad. Bibliografía especial
Otros procesos. El diagnóstico diferencial de la cirrosis bi-
liar primaria también debe plantearse con otros procesos BACHS L, PARÉS A, ELENA M, PIERA C, RODÉS J. Effects of long term rifam-
picin administration in primary biliary cirrhosis. Gastroenterology
como el colangiocarcinoma, la sarcoidosis y algunos casos 1992; 102: 2.077-2.080.
de hepatitis crónica activa autoinmune colestásica. BEN-ARI Z, DHILLON AP, SHERLOCK S. Autoimmune cholangiopathy: Part
of the spectrum of autoimmune chronic active hepatitis. Hepato-
Pronóstico. Aunque la enfermedad es incurable, su pronós- logy 1993; 18: 10-15.
tico es muy variable y en la actualidad todavía no se puede BERG PA, KLEIN R. Anti-mitochondrial antibodies in primary biliary
predecir con exactitud su duración. Se consideró que las for- cirrhosis. A clue to its pathogenesis? J Hepatol 1992; 15: 6-9.

340
COLESTASIS CRÓNICAS

CHRISTENSEN E, ALTMAN DG, NEUBERGER J, DE STAVOLA DL, TYGSTRUP N,


WILLIAMS R. Updating prognosis in primary biliary cirrhosis using
time dependent Cox regression model. Gastroenterology 1993;
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ESQUIVEL CD, MARCH JW, VAN THIEL DH. Liver transplantation for chro-
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Clin North Am 1988; 17: 145-155.
GUAÑABENS N, PARÉS A, DEL RÍO L, ROCA M, GÓMEZ R, MUÑOZ J et al. So-
dium fluoride prevents bone loss in primary biliary cirrhosis. J He-
patol 1992; 15: 345-349.
PARÉS A, RODÉS J. Primary biliary cirrhosis and sclerosing cholangitis.
En: PRIETO J, RODÉS J, SHAFRITZ DA (eds). Hepatobiliary diseases.
Berlín, Springer, 1992; 771-799.

Colangitis esclerosante primaria


La colangitis esclerosante primaria es una enfermedad
poco frecuente, de etiología desconocida, caracterizada por
una reacción inflamatoria del árbol biliar asociada a fibrosis
obliterativa, que se manifiesta clínicamente por un cuadro
de colestasis crónica. En el 10-20% de los casos afecta exclu-
sivamente la vía biliar extrahepática, y en el resto también
los conductos biliares intrahepáticos. La lesión característica
consiste en la observación de estenosis y dilataciones del ár-
bol biliar mediante colangiografía retrógrada.

Cuadro clínico. Aproximadamente la mitad de los pacien-


tes con colangitis esclerosante padecen colitis ulcerosa, que
en general afecta la totalidad del colon. En un reducido nú-
mero de casos se ha observado asociada a enfermedad de
Crohn, tiroiditis o fibrosis retroperitoneal, y en otros aparece
como enfermedad aislada. Suele afectar a individuos jóve-
nes, entre 30 y 50 años, y predomina en los varones. El sínto-
ma inicial más frecuente es la ictericia acompañada de pruri-
to y dolor abdominal esporádico difuso o localizado en el
hipocondrio derecho. Con menor frecuencia es responsable
de manifestaciones generales como fiebre o adelgazamiento.
Otras veces se manifiesta como una cirrosis hepática. Los
exámenes de laboratorio revelan cambios de colestasis,
como hiperbilirrubinemia y elevación de la fosfatasa alcali- Fig. 2.121. Colangitis esclerosante primaria. La colangiografía retró-
grada es la técnica de elección para realizar el diagnóstico de colangi-
na. Difiere de la cirrosis biliar primaria, cuya clínica es muy tis esclerosante primaria al evidenciar la presencia de estenosis y dila-
similar, por la negatividad de los anticuerpos antimitocon- taciones del árbol biliar intrahepático (flechas) y/o extrahepático
driales y por su curso a menudo fluctuante, con remisiones y (punta de flecha), como se muestra en esta figura.
exacerbaciones espontáneas. Al igual que en esta enferme-
dad, el diagnóstico puede efectuarse en fase asintomática,
en pacientes con colestasis anictérica, es decir, con eleva-
ción de las enzimas de colestasis como única alteración bio- que sólo puede establecerse con un seguimiento prolonga-
química. do, que haría improbable una enfermedad tumoral, y la au-
En la colangitis esclerosante asociada a colitis ulcerosa, la sencia de antecedentes de cirugía sobre la vía biliar en casos
sintomatología intestinal suele preceder en meses o años a de coledocolitiasis, que podría ser responsable de una retrac-
la clínica biliar, y ésta puede persistir a pesar de la procto- ción fibrosa de la pared biliar secundaria a colangitis o al
colectomía. No hay paralelismo entre los brotes de la colitis traumatismo operatorio (colangitis esclerosante secundaria).
ulcerosa y las exacerbaciones de la colangitis esclerosante.
Pronóstico. La enfermedad sigue un curso progresivo, aun-
Anatomía patológica. La biopsia hepática muestra depósi- que con frecuencia tiene períodos asintomáticos de dura-
tos de pigmento biliar, edema e infiltración portal por leuco- ción prolongada. Es habitual el desarrollo de hipertensión
citos polimorfonucleares y proliferación de dúctulos biliares. portal e incluso el establecimiento de una cirrosis hepática.
Son cambios poco específicos que pueden confundirse con Algunos pacientes presentan un deterioro progresivo de la
una colestasis extrahepática y con una cirrosis biliar prima- función hepatocelular y fallecen con un cuadro de insufi-
ria. En ocasiones, el examen morfológico muestra un ligero ciencia hepatocelular. Es muy frecuente que los pacientes
infiltrado linfocitario alrededor de los conductos biliares (pe- desarrollen un colangiocarcinoma que puede causar la
ricolangitis). La lesión que permite establecer el diagnóstico muerte en un tiempo relativamente corto.
de colangitis esclerosante es el hallazgo de una fibrosis con-
céntrica centrada por los conductos biliares que conduce a Etiopatogenia. La etiopatogenia de la enfermedad es desco-
la obliteración progresiva y, finalmente, a la sustitución de nocida. Se ha sugerido que podría deberse a la acción tóxica
los conductos por tejido conjuntivo. Sin embargo, esta lesión de los gérmenes y de la endotoxina procedentes del colon
sólo se observa en aproximadamente el 30% de los casos. que lesionaría las vías biliares. Sin embargo, esta posibilidad
parece muy improbable, dado que la colectomía total reali-
Diagnóstico. El diagnóstico se basa en la demostración de zada en algunos pacientes que además padecían una colitis
irregularidades en la vía biliar, consistentes en estrechamien- ulcerosa no consiguió mejorar el cuadro clinicomorfológico.
tos y dilataciones saculares alternantes, visibles en la co- En estos enfermos se ha encontrado un déficit de la función
langiografía retrógrada (fig. 2.121). En ocasiones es posible T supresora y, en muchos casos, inmunocomplejos circulan-
observar una lesión estenótica única. En estos casos el diag- tes. Se ha demostrado que la enfermedad se asocia al antíge-
nóstico de certeza exige la exclusión del colangiocarcinoma, no de histocompatibilidad HLA-B8. Todo ello permite sugerir

341
HEPATOLOGÍA

que el desarrollo de la enfermedad está probablemente en tiempo de protrombina, corregible con la administración de
relación con un fenómeno de autoinmunidad que requiere vitamina K.
la presencia de un terreno genético apropiado. La evolución ulterior de los casos no tratados o tratados
sin éxito es dramática, sumándose los efectos de la colestasis
Tratamiento. No existe un tratamiento eficaz. Estos pacien- crónica, de la malabsorción de grasas y del desarrollo de ci-
tes deben tratarse con medidas sustitutivas, administración rrosis. La ictericia es progresiva, se acompaña de intenso pru-
parenteral de vitaminas liposolubles y empleo oral de calcio rito y la piel del niño adquiere un tinte verdusco. La desnutri-
y de triglicéridos de cadena media. La colestiramina es útil ción se hace aparente y el aspecto hipotrófico del niño
para combatir el prurito. El drenaje biliar quirúrgico no siem- contrasta con la protuberancia del abdomen a causa de la
pre es factible, debido al escaso calibre de la vía biliar, pero hepatosplenomegalia y la ascitis. Las hemorragias digestivas
debe intentarse en caso de ictericia. En algunos pacientes y las infecciones son complicaciones que contribuyen a la
con estenosis crónica se puede ensayar la dilatación con ba- muerte del paciente que, en general, ocurre antes de los
lones adecuados. 2 años. En casos excepcionales, la supervivencia es mayor y
El pronóstico es grave y los pacientes fallecen por proce- el niño alcanza los 12 años.
sos infecciosos colangíticos, amiloidosis secundaria o colan- La atresia de las vías biliares debe sospecharse ante toda
giocarcinoma. En esta enfermedad el trasplante hepático es hiperbilirrubinemia no conjugada de más de 2 semanas de
beneficioso en los casos evolucionados. La supervivencia al duración. Una vez excluidas las alteraciones metabólicas e
año del trasplante es del 70-75%. infecciosas, se debe establecer el diagnóstico diferencial con
la hepatitis neonatal idiopática. La distinción entre ambos
Bibliografía especial procesos puede plantear serias dificultades y entraña una
ESQUIVEL CD, MARCH JW, VAN THIEL DH. Liver transplantation for chro- gran responsabilidad, ya que la práctica de una laparotomía
nic cholestatic liver disease in adults and children. Gastroenterol exploradora implica graves riesgos en el niño con hepatitis.
Clin North Am 1988; 17: 145-155. Si bien no existen signos morfológicos patognomónicos
LA RUSSO NF, WIESSNER RH, LUDWIG J, MCCARTY RL. Primary sclerosing que permitan diferenciar ambas enfermedades, el examen
cholangitis. N Engl J Med 1984; 310: 899-903. de la muestra de biopsia hepática tiene considerable valor
PANÉS J, BORDAS JM, BRUGUERA M, CORTÉS M, RODÉS J. Localized sclero- diagnóstico, pues, aunque las lesiones son similares, su distri-
sing cholangitis. Endoscopy 1985; 17: 121-122. bución es diferente. La fibrosis y la proliferación ductal que
PARÉS A, RODÉS J. Primary biliary cirrhosis and sclerosing cholangitis.
En: PRIETO J, RODÉS J, SHAFRITZ DA (eds). Hepatobiliary diseases.
afectan de modo homogéneo varios espacios porta constitu-
Berlín, Springer, 1992; 771-799. yen un signo morfológico muy sugestivo de atresia biliar. La
prueba de la excreción fecal del rosa de Bengala es también
útil, pero debe realizarse en condiciones muy estrictas, evi-
Atresia biliar extrahepática tando la contaminación de las heces por orina. La elimina-
ción fecal en 72 h de menos del 10% de la dosis administrada
por vía intravenosa es indicativa de la existencia de atresia
La atresia de las vías biliares extrahepáticas es una enfer- de las vías biliares. La administración de colestiramina o de
medad poco frecuente, pero, a pesar de ello, es la causa de fenobarbital en los días anteriores a la realización de esta
colestasis más común de la primera infancia (1 caso por prueba acentúa las diferencias en la cantidad excretada por
cada 10.000 nacimientos). Se caracteriza por la existencia de las heces y aumenta su sensibilidad.
obliteración, destrucción o ausencia de la vía biliar princi- Para el tratamiento quirúrgico de la atresia de las vías bilia-
pal, que puede afectar la totalidad del conducto o sólo una res se han propuesto numerosas técnicas. La que da mejores
parte de éste. En cualquier caso, el flujo de la bilis al intesti- resultados es la hepatoportoyeyunostomía u operación de
no queda interrumpido en forma total y permanente. Según Kasai, en la que se anastomosa un asa yeyunal en Y de Roux
la localización y extensión de las lesiones pueden distinguir- con una porción de tejido hepático en el hilio. La interven-
se básicamente dos tipos de atresia. Cuando se produce por ción es laboriosa y presenta numerosas complicaciones, in-
debajo de la unión de los conductos hepáticos y una parte mediatas y tardías.
del hepático común es permeable, se habla de atresia “corre- Los pacientes con atresia de las vías biliares extrahepáti-
gible quirúrgicamente”. Por desgracia, son más frecuentes cas deben someterse a trasplante hepático cuando ha fraca-
los casos en que las lesiones alcanzan el hilio hepático (95% sado la intervención de Kasai. De hecho, esta es una de las
de todos los casos). En esta situación, aunque el intento de indicaciones principales de este procedimiento quirúrgico.
reparación quirúrgica es posible, los resultados son menos La supervivencia al año del trasplante es del 80%.
favorables.
No se conoce la causa de esta enfermedad, aunque se han Bibliografía especial
involucrado varios agentes, especialmente virus, en su etiolo- VAN EYKEN P, DESMER V. Disordered embryogenesis of the hepatobi-
gía (Reoviridae). liary tract. En: PRIETO J, RODÉS J, SHAFRITZ DA (eds). Hepatobiliary
La detección del flujo biliar determina numerosas lesiones diseases. Berlín, Springer, 1992; 931-970.
secundarias en el parénquima hepático, entre las que desta-
can la proliferación de conductos biliares y el desarrollo pro-
gresivo de fibrosis portal que, de forma inevitable, culmina Colestasis crónica infantil o juvenil
en una cirrosis biliar secundaria. El tiempo requerido para el
desarrollo de estas lesiones varía ampliamente de un caso a
otro. Este término se emplea para describir un grupo de pacien-
Las manifestaciones clínicas iniciales son las de una coles- tes con colestasis prolongada en quienes se ha descartado
tasis neonatal. Los niños presentan ictericia, hepatomegalia una obstrucción o una atresia de las vías biliares extrahepáti-
notable y también esplenomegalia, quizá por hipertensión cas. Algunos pacientes poseen características clínicas, bioló-
portal, pero la aparición precoz de ascitis es muy rara. El es- gicas o evolutivas que permiten la individualización de cier-
tado general y el peso se mantienen relativamente bien du- tos síndromes, pero otros presentan sólo una colestasis
rante los primeros 2 meses y la aparición de estigmas cutá- permanente. Los primeros suelen ser de presentación fami-
neos de insuficiencia hepática no es frecuente. La bilirrubina liar y los segundos de aparición esporádica. Es un síndrome
conjugada va aumentando de manera progresiva, pero pue- muy poco frecuente.
den observarse ligeras fluctuaciones. Las transaminasas y la El inicio del cuadro clínico se produce en los primeros
fosfatasa alcalina están aumentadas. La albúmina, la hemo- meses de vida en forma de ictericia asociada a prurito. En al-
globina y el colesterol se mantienen dentro de los límites gunos adopta un curso recurrente con episodios de ictericia
normales en esta fase. Puede registrarse un descenso del cada vez menos frecuentes hasta alcanzar la edad adulta; en

342
COLESTASIS CRÓNICAS

TABLA 2.106. Síndromes con colestasis intrahepática infantil crónica


Síndrome Manifestaciones clínicas Herencia Evolución
Displasia arteriohepática Inicio neonatal y desaparición ulterior Autosómica dominante Benigna. Cirrosis en el 14%
de la ictericia de los casos
Manifestaciones extrahepáticas frecuentes
(facies característica, estenosis
pulmonar periférica, embriotoxon
posterior, dedos cortos,
malformaciones vertebrales)
Síndrome de Byler Aparición de ictericia en los primeros Autosómica recesiva Fallecimiento en la infancia
meses de vida, que luego persiste. o la adolescencia
Desarrollo tardío de consecuencias
de la colestasis crónica (raquitismo,
anillo de Kayser-Fleischer)
Colestasis noruega Inicio neonatal. Curso en brotes Autosómica recesiva Benigna
de la ictericia. Linfedema de piernas
Síndrome THCA (ácido Inicio neonatal Autosómica recesiva Fallecimiento antes
trihidroxicolestásico) de los 2 años
Casos esporádicos Colestasis permanente ? ?

otros, la ictericia desaparece en un plazo de tiempo variable, ocasiones han conducido al diagnóstico erróneo de retinitis
persistiendo sólo las alteraciones biológicas y, por último, en pigmentaria. En más de la mitad de los pacientes, los arcos
otros la colestasis progresa hasta el fallecimiento. anteriores de varias vértebras no están soldados. Puede exis-
El hígado muestra cambios histológicos comunes consis- tir una disminución de la distancia interpeduncular y/o una
tentes en depósitos de pigmento biliar y reducción del núme- falta de aumento progresivo de esta distancia en el sentido
ro y del calibre de los conductos biliares portales, que se atri- caudal en la columna dorsolumbar. Las radiografías de las
buye al fallo de la secreción biliar, más que a una lesión manos muestran en ocasiones acortamiento de las falanges
primaria. En la mayoría de los pacientes no se aprecia pro- distales o del cúbito. En la adolescencia y en la edad adulta
gresividad de las lesiones histológicas, pero algunos desarro- muchos pacientes presentan una facies característica que los
llan una cirrosis hepática de tipo biliar. asemeja unos a otros. La cara es pequeña, con frente promi-
En la tabla 2.106 se señalan las características diferencia- nente, los ojos hundidos con discreto hipertelorismo, la boca
les de los síndromes de colestasis intrahepática infantil. pequeña, la nariz recta y la mandíbula pequeña y puntiagu-
La colestasis crónica infantil más frecuente es la displasia da, dando la impresión de un triángulo. En el sistema nervio-
arteriohepática o enfermedad de Alagille, que suele perdurar so se ha descrito en algunos pacientes arreflexia osteotendi-
hasta la edad adulta. nosa, y en otros, datos sugestivos de disfunción cerebral
mínima. El retraso en el crecimiento es un dato frecuente, so-
bre todo en los pacientes con anomalías vertebrales. En un
Displasia arteriohepática o enfermedad de Alagille caso se ha detectado un déficit selectivo de la hormona del
En este síndrome la ictericia suele aparecer en el período crecimiento. Algunos pacientes varones adultos presentan
neonatal. La analítica muestra hiperbilirrubinemia, aunque un hábito eunucoide, escaso vello facial y disminución del
no de forma invariable, hipercolesterolemia con hiperlipo- volumen testicular.
proteinemia tipo II y un aumento de fosfatasa alcalina y La mayoría de los pacientes presentan una evolución favo-
5’-nucleotidasa. Hay elevación de los ácidos biliares, sin que rable. Sólo el 14% evoluciona a cirrosis, que normalmente
exista ningún ácido biliar anormal. Las transaminasas están aparece a partir de los 12 años. En los casos con buena evo-
moderadamente elevadas. lución, la ictericia desaparece en la infancia, pero persiste
La biopsia hepática muestra una arquitectura hepática una discreta colestasis bioquímica. En algunos casos se ha
normal, aunque en algunos casos puede existir fibrosis. Se comprobado el desarrollo de un hepatocarcinoma.
ha observado una disminución del número de conductos bi- La transmisión de una generación a la siguiente en dos
liares en los espacios porta. ocasiones sugiere que este síndrome se hereda de forma au-
El hecho más característico de este síndrome es la multi- tosómica dominante. La patogenia es desconocida.
tud de anomalías asociadas que afectan otros órganos. En el El tratamiento es sintomático. La colestiramina, asociada a
sistema cardiovascular, la alteración más frecuente es la este- fenobarbital, se ha demostrado eficaz para el control del pru-
nosis periférica de la arteria pulmonar. Con otras anomalías rito. El ácido ursodesoxicólico puede ser también útil para
cardiovasculares asociadas se ha hallado comunicación inter- mejorar la colestasis.
auricular y defecto del tabique interventricular. Pueden estar
afectadas otras arterias además de la pulmonar. Así, se ha ob-
servado una disminución del calibre de la arteria carótida
común izquierda en un caso, coartación de la aorta en otro y Bibliografía especial
estenosis del ostium de la arteria coronaria derecha en un ALAGILLE D, ESTRADA A, HADCHOUEL M, GAUTIER M, ODIEVRE M, DOMMER-
tercero. En algunos pacientes se ha objetivado un embrioto- GUES JP. Syndromic paucity of interlobular bile ducts (Alagille syn-
xon posterior. Se trata de una prominencia de la línea de drome or arteriohepatic dysplasia): Review of 80 cases. J Pediatr
Schwalbe, formada por la unión de la membrana de Desce- 1987; 110: 195-200.
met con la malla trabecular uveal del ángulo de la cámara BRUGUERA M, LLACH J, RODÉS J. Non-syndromic paucity of intrahepatic
bile ducts in infancy and idiopathic ductopenia in adulthood: The
anterior. Esta anomalía se detecta fácilmente por el examen same syndrome? Hepatology 1992; 15: 830-834.
con la lámpara de hendidura o gonioscopio y puede estar VAN EYKEN P, DESMET V. Disordered embryogenesis of the hepatobi-
presente hasta en el 15% de la población normal. Algunos liary tract. En: PRIETO J, RODÉS J, SHAFRITZ DA (eds). Hepatobiliary
pacientes presentan cambios pigmentarios retinianos que en diseases. Berlín, Springer, 1992; 931-970.

343
Hepatopatías alcohólicas
J. Caballería Rovira y A. Parés Darnaculleta

La asociación entre el consumo crónico de bebidas alco-


hólicas y el desarrollo de enfermedades hepáticas es conoci- Etanol
do desde la antigüedad, aunque hasta hace poco tiempo se NAD H2O2
consideraba que la enfermedad hepática era consecuencia NADP
de las deficiencias nutricionales que suelen asociarse al alco- Alcohol-
holismo, más que debida al efecto tóxico directo de etanol. deshidrogenasa MEOS Catalasa
En la actualidad existen suficientes datos epidemiológicos,
clínicos y experimentales que permiten afirmar que, aunque NADH H2O
existan otros factores que pueden contribuir a sus efectos tó- NADPH
xicos, el consumo crónico de alcohol es el responsable del Acetaldehído
desarrollo de la lesión hepática. NAD

Epidemiología. El consumo de bebidas alcohólicas consti- Aldehído-


tuye un problema creciente, con importantes repercusiones deshidrogenasa
socioeconómicas. En España, como país productor de vino y
como consecuencia del aumento del nivel de vida, el proble- NADH
ma del alcoholismo es particularmente grave ya que el con- Acetato
sumo medio de alcohol es uno de los más elevados del mun-
do y ha pasado de 8 L de etanol puro por habitante en 1952 a
12,7 L en 1987. Durante este tiempo el consumo de vino ha Fig. 2.122. Metabolismo hepático del alcohol. MEOS: sistema oxida-
permanecido constante y el incremento en el consumo de al- tivo microsomal para el etanol.
cohol se ha producido a expensas de la cerveza y de licores
de alta graduación.
Los resultados de distintos estudios epidemiológicos indi- Las consecuencias de la oxidación del alcohol son la pro-
can que existe una clara relación entre consumo de alcohol ducción de acetaldehído y un desequilibrio redox, ya que se
y lesión hepática. Asimismo, existe una correlación directa produce gran cantidad de nicotinamida adenina dinucleóti-
muy estrecha entre la tasa anual de mortalidad por cirrosis y do reducida (NADH) a partir de la nicotinamida adenina
el consumo de alcohol por habitante. En España la mortali- dinucleótido (NAD) que actúa como coenzima aceptando
dad por cirrosis ha aumentado de manera paralela al incre- hidrogeniones. El segundo paso oxidativo consiste en la for-
mento del consumo de alcohol, pasando de 17,3 casos por mación de acetato, a partir del acetaldehído, acción cataliza-
100.000 habitantes en 1964 a 22,3 casos por 100.000 habi- da por una acetaldehído-deshidrogenasa, con el concurso
tantes en 1979. Asimismo recientes estudios epidemiológicos también de NAD que se reduce a NADH y que todavía contri-
han demostrado que una quinta parte de los fallecidos con buye más al desequilibrio redox (fig. 2.122).
un consumo alcohólico elevado tenían cirrosis hepática. A la desproporción entre NADH/NAD resultante de la oxi-
Aunque existe una clara relación entre la magnitud del dación del etanol y del acetaldehído se le atribuyen multitud
consumo de alcohol y el riesgo de desarrollar una enferme- de trastornos del metabolismo de los principios inmediatos,
dad hepática, es bien conocido que la cirrosis sólo se presen- especialmente de los glúcidos y de los lípidos, que se ob-
ta en una proporción variable y relativamente baja de alco- servan en los alcohólicos crónicos. Este desequilibrio redox
hólicos crónicos. En una consulta de pacientes alcohólicos, ocasiona una mayor formación de lactato a partir del piruva-
sólo el 40% tiene alteraciones hepáticas y el 15% padece ci- to, lo que puede favorecer la fibrogénesis hepática. El au-
rrosis. Se ha estimado que el consumo de 180 g/día de etanol mento de NADH interfiere en la gluconeogénesis a partir de
durante 25 años es el promedio necesario para desarrollar los aminoácidos, lo que puede explicar la hipoglucemia que
una cirrosis, que el riesgo de padecer esta enfermedad es presentan algunos alcohólicos. Asimismo, se produce un in-
5 veces mayor cuando se consumen 80-160 g/día de etanol, y cremento de glicerofosfato y se favorece la síntesis de trigli-
25 veces cuando el consumo alcohólico supera los 160 g/día. céridos, hecho que explica la esteatosis.
Estas cifras están referidas a los varones, ya que el riesgo rela- La acción tóxica del acetaldehído se debe a su estructura
tivo para el desarrollo de una cirrosis es mucho mayor en las química, que le confiere una elevada capacidad para reac-
mujeres, aun con un consumo menor de alcohol, tanto en cionar con los grupos tiol y amino de las proteínas y de otros
cantidad diaria como en duración. elementos que forman las membranas celulares. En estudios
experimentales se ha demostrado que el acetaldehído inhibe
Patogenia. Metabolismo hepático del alcohol y efectos tóxi- la formación de ATP en las mitocondrias, altera la síntesis
cos en el hígado. El alcohol se absorbe rápidamente en el es- y la secreción de proteínas intracelulares e inactiva distintas
tómago y en el intestino delgado y alrededor del 90% es me- moléculas con grupos tiol. Es muy probable que estas altera-
tabolizado en el hígado, mientras que el resto es eliminado ciones también se produzcan en el hombre, ya que los alco-
por los riñones o a través de los pulmones. En el interior de hólicos crónicos tienen lesiones mitocondriales. Estas lesio-
la célula hepática el alcohol sufre dos procesos oxidativos, nes constituirían la base para el desarrollo de una serie de
mediante los cuales pasa a acetato, que se incorpora en par- cambios celulares al interferir en la síntesis de ATP y, por lo
te al ciclo de Krebs en forma de acetilcoenzima A. El primer tanto, en el metabolismo normal del hepatocito. El acetalde-
paso oxidativo se produce fundamentalmente en el citoplas- hído también interfiere en la síntesis proteica y la excreción
ma y está catalizado por la enzima alcohol-deshidrogenasa. de glucoproteínas al medio extracelular, debido a que impi-
En una menor proporción, el etanol se oxida en los microso- de la glucosilación, paso necesario para su excreción. Estos
mas a través de una vía metabólica específica denominada fenómenos explicarían, en parte, el incremento del tamaño y
sistema oxidativo microsomal para el etanol. Las catalasas lo- el abalonamiento de los hepatocitos, debido a que el aumen-
calizadas en los peroxisomas constituyen una tercera vía me- to de las proteínas intracelulares provocaría una retención
tabólica, cuya importancia en el hombre es escasa o nula. de agua por efecto oncótico. Además, el acetaldehído puede

344
HEPATOPATÍAS ALCOHÓLICAS

ejercer su acción tóxica al contribuir a la lipoperoxidación TABLA 2.107. Patogenia de la hepatopatía alcohólica
de las membranas celulares. El acetaldehído se une a ciertas
Toxicidad directa del alcohol
moléculas, como la cisteína y el glutatión, capaces de acep- Otros factores
tar oxígeno y, por lo tanto, fundamentales para impedir la li- Sexo
poperoxidación. Estudios experimentales demuestran que la Antígenos de histocompatibilidad
administración de alcohol a los mandriles produce una im- Isoenzimas de la alcohol-deshidrogenasa
portante depleción de glutatión y un aumento de la peroxi- y de la aldehído-deshidrogenasa
dación lipídica. Malnutrición
Otros factores implicados en la patogenia de la lesión hepá- Alteraciones inmunológicas
tica alcohólica. En distintos estudios epidemiológicos y en se- Virus de la hepatitis B
Virus de la hepatitis C
ries de alcohólicos crónicos se ha observado que sólo una
proporción relativamente reducida de los casos tienen lesio-
nes hepáticas intensas, a pesar de una duración y una magni-
tud de la ingesta alcohólica similares a las de los alcohólicos cientemente se ha descrito la presencia de anticuerpos fren-
sin lesiones. Se deduce, por lo tanto, que deben existir otros te a complejos acetaldehído-proteínas y se ha sugerido que
factores, además del consumo crónico de alcohol, que influ- los inmunocomplejos resultantes podrían estar en relación
yen en el desarrollo de lesiones hepáticas (tabla 2.107). con la progresión de las lesiones hepáticas.
Entre los factores genéticos que pueden ser responsables Por último, debe considerarse la influencia de otros agen-
de esta susceptibilidad individual, uno de los más importan- tes que pueden coexistir con el alcohol y ser los responsa-
tes es el sexo. Es conocido que las mujeres desarrollan una bles del desarrollo de la lesión celular en los alcohólicos cró-
lesión hepática más grave con una menor cantidad y una du- nicos. En este sentido, se ha observado que la prevalencia de
ración inferior de la ingesta que los varones. Además, las mu- marcadores del virus de la hepatitis B en los alcohólicos es
jeres con hepatitis alcohólica pueden evolucionar hacia una mayor en los que presentan lesión hepática que en los no he-
cirrosis, a pesar de la supresión de la ingesta, hecho que no patópatas. Sin embargo, no existen evidencias claras que in-
se observa en los varones. Estos fenómenos pueden deberse diquen que el virus B sea un elemento que contribuya a la
a diferencias en el contenido corporal de agua, que determi- progresión de la lesión hepática. En los alcohólicos crónicos
narían un menor volumen de distribución del etanol en las con lesión hepática se ha observado un aumento de la pre-
mujeres. Los niveles plasmáticos de etanol que se alcanzan valencia de anticuerpos anti-virus C, en relación directa con
después de la ingesta de una cantidad de alcohol son más la gravedad de la lesión. Además, dentro de cada grupo de
elevados en las mujeres que en los varones, lo que está en re- lesión alcohólica, los pacientes con antivirus C presentan al-
lación con una menor actividad de la alcohol-deshidrogena- teraciones biológicas más acusadas que los que no tienen
sa gástrica en el sexo femenino y, posiblemente, a una me- anticuerpos. Todo ello sugiere que el virus de la hepatitis C
nor oxidación del etanol en el estómago. Por último, estas puede contribuir al desarrollo de las lesiones hepáticas en
diferencias podrían deberse a factores hormonales, aunque los alcohólicos.
este hecho no se ha demostrado en la especie humana.
Se ha observado que algunos antígenos de histocompatibi-
lidad (HLA) son más frecuentes en los pacientes con cirrosis Esteatosis hepática alcohólica
alcohólica que en controles sanos. Recientemente también
se ha comprobado que la prevalencia de determinados antí- El depósito de grasa en el citoplasma de los hepatocitos es
genos es mayor en los alcohólicos con lesiones iniciales que la lesión hepática más frecuente y se observa en la mayoría
en los que presentan cirrosis, como si tuvieran un efecto pro- de los alcohólicos, como lesión única o asociada a otras alte-
tector. Sin embargo, no se ha podido establecer una clara raciones más graves.
asociación entre la hepatopatía alcohólica y alguno de los
antígenos del sistema HLA. También se ha considerado la Patogenia. La esteatosis hepática se produce como conse-
prevalencia de las distintas isoenzimas de la alcohol-deshi- cuencia de los cambios en el metabolismo de los lípidos
drogenasa y de la aldehído-deshidrogenasa, sin que se haya ocasionados por el alcohol. En la patogenia de la esteatosis
podido demostrar que la población alcohólica tenga un intervienen tanto un mayor aporte de los sustratos necesarios
patrón enzimático distinto al de la población no alcohólica. para la síntesis hepática de lípidos como un incremento de
Asimismo, en los alcohólicos con lesión hepática se ha ob- la actividad de las enzimas que intervienen en dicha síntesis.
servado una menor actividad de las enzimas que intervienen El etanol favorece el transporte de ácidos grasos al hígado no
en el metabolismo oxidativo del etanol, relacionada con el sólo a partir del tejido adiposo sino también a partir del intes-
grado de lesión hepática. Por ello, es probable que la dismi- tino delgado. Además, durante la oxidación del etanol se for-
nución de la actividad de estas enzimas en el hígado de los man equivalentes reducidos y dos moléculas de carbono
alcohólicos sea más el resultado de una lesión celular que que pueden ser utilizadas para la síntesis de lípidos, mien-
de un trastorno constitucional. tras que los cambios en el estado redox inhiben la oxidación
En los alcohólicos crónicos es frecuente que existan defi- de los ácidos grasos. La ingestión crónica de etanol incremen-
ciencias nutricionales más o menos importantes, debido so- ta la actividad de varias enzimas que intervienen en la síntesis
bre todo a una dieta inadecuada, aunque el alcohol también de triglicéridos y de fosfolípidos. Finalmente, en el alcoholis-
puede interferir en la digestión, la absorción y el metabolis- mo crónico existe una alteración de los microtúbulos que difi-
mo de los principios inmediatos, las vitaminas y los oligoele- culta la excreción de lipoproteínas al torrente sanguíneo.
mentos. Los pacientes con hepatitis alcohólica presentan un
consumo menor de calorías no alcohólicas, principalmente Anatomía patológica. La lesión elemental consiste en el de-
glúcidos y proteínas, que aquéllos sin lesiones hepáticas o pósito de vacuolas de grasa de distinto tamaño en el interior
con lesiones iniciales. Los alcohólicos crónicos también pre- del hepatocito. Estas vacuolas se van uniendo progresiva-
sentan deficiencias de vitaminas y oligoelementos, lo que po- mente hasta formar una gran vacuola sin membrana que
dría contribuir al desarrollo de ciertas lesiones como la fibro- ocupa todo el citoplasma y desplaza al núcleo hacia la peri-
sis hepática. feria de la célula. En ocasiones se produce lesión celular, ya
Existen diversas alteraciones de la inmunidad tanto celu- sea por la distensión que provoca la vacuola o por una al-
lar como humoral en los alcohólicos crónicos, en particular teración en las membranas celulares, que induce una res-
en los que presentan lesiones hepáticas. La influencia de es- puesta inflamatoria con la participación de linfocitos y ma-
tas alteraciones inmunitarias sobre la lesión celular no está crófagos, constituyendo los lipogranulomas. La esteatosis se
clara, ya que muchos de estos trastornos podrían ser una localiza preferentemente en las áreas centrolubilillares, aun-
consecuencia de la lesión hepática más que su causa. Re- que puede ocupar todo el lobulillo.

345
HEPATOLOGÍA

En los últimos años se ha descrito una forma especial de suficientemente reconocida. Sin embargo, se ha observado
esteatosis en los alcohólicos caracterizada por la presencia que existe un número creciente de pacientes alcohólicos que
de múltiples vacuolas grasas de pequeño tamaño en el cito- presentan un aumento del colágeno hepático como única
plasma celular que no suelen desplazar al núcleo. Esta le- lesión histológica. Se había sugerido que la fibrosis depen-
sión, denominada esteatosis microvesicular alcohólica, se dería del colapso de zonas necrosadas tras una hepatitis
distribuye con preferencia en los hepatocitos situados alrede- alcohólica, pero en la actualidad se considera que es conse-
dor de la vena central y se acompaña de una sintomatología cuencia del aumento de la actividad fibrogénica hepática.
más florida, con acusados trastornos del metabolismo de los Las manifestaciones clínicas de la fibrosis hepática son más
lípidos. La prevalencia de esta lesión es baja y probablemen- acusadas que las de los pacientes con cambios mínimos o
te refleja una mayor lesión celular. Por otra parte, aunque ini- con esteatosis, pero menos intensas que las de la hepatitis al-
cialmente se la describió como una lesión bien definida, cohólica. Muchos pacientes tienen trastornos generales ines-
puede existir junto con una hepatitis alcohólica y con grados pecíficos y hepatomegalia, en el 30% de los casos hay dolor
más o menos intensos de colestasis hística. abdominal y, en una proporción menor, ictericia. En la analí-
tica destaca una hipertransaminasemia. La evolución de la fi-
Cuadro clínico. La esteatosis hepática aislada suele ser asin- brosis hepática es poco conocida, pero se considera que la
tomática y manifestarse sólo por una hepatomegalia blanda fibrosis pericelular y el engrosamiento de la pared de las ve-
e indolora. Las pruebas biológicas son inespecíficas. Los da- nas terminales podrían tener un papel importante en la pro-
tos más constantes son una elevación de la gammaglutamil- gresión a la cirrosis.
transpeptidasa (GGT) y pequeños aumentos de las transami-
nasas. A menudo se asocia a otras lesiones hepáticas, como
fibrosis, hepatitis alcohólica o cirrosis, en cuyo caso la sinto- Hepatitis alcohólica
matología depende de la lesión asociada.
La esteatosis hepática masiva tiene mayor repercusión clí- El término hepatitis alcohólica, utilizado inicialmente para
nica, ya que puede presentarse con manifestaciones de insu- describir un síndrome clinicopatológico, define unas altera-
ficiencia hepática grave, con descenso del tiempo de pro- ciones morfológicas que se asocian a manifestaciones clíni-
trombina y con encefalopatía hepática. Es habitual que estos cas muy variables, las cuales abarcan desde cuadros asinto-
pacientes tengan una colestasis intensa, tanto clínica como máticos hasta otros de insuficiencia hepatocelular grave con
histopatológica. ictericia, ascitis y encefalopatía hepática.
La esteatosis microvesicular alcohólica suele asociarse a
esteatosis de vacuolas grandes y alteraciones propias de una Anatomía patológica. La hepatitis alcohólica se caracteriza
hepatitis alcohólica. Desde el punto de vista clínico se pre- por la existencia de áreas de necrosis celular, con un infiltra-
senta con sintomatología inespecífica, como astenia, anore- do inflamatorio constituido por leucocitos polimorfonuclea-
xia, pérdida de peso, naúseas, vómitos y, en ocasiones, dolor res, en general de localización centrolobulillar. En estas áreas
abdominal. La hepatomegalia es constante y la ictericia fre- de necrosis los hepatocitos son grandes y presentan un cito-
cuente. Las alteraciones de los lípidos séricos son práctica- plasma claro, en cuyo interior se observan agregados de un
mente constantes, con aumento de las concentraciones de material homogéneo, intensamente acidófilo, de límites irre-
triglicéridos y de colesterol. En la mitad de los casos se com- gulares y de localización perinuclear, que reciben el nombre
prueba un descenso importante del tiempo de protrombina y de hialina alcohólica o cuerpos de Mallory, y están constitui-
una hiperbilirrubinemia conjugada. dos por una agregación de fibrillas de naturaleza proteica.
Estas lesiones pueden asociarse a esteatosis, fibrosis o cirro-
Pronóstico y tratamiento. El pronóstico de la esteatosis he- sis. La localización preferentemente centrolobulillar de las le-
pática alcohólica sin otras lesiones asociadas es, por lo gene- siones explica la observación de colagenización reparativa
ral, favorable, pues la abstinencia de alcohol y la administra- de esta área y el desarrollo de hipertensión portal. A veces
ción de una dieta equilibrada con suplementos vitamínicos puede observarse una proliferación periportal de conducti-
conduce a la remisión de las lesiones. En la esteatosis masiva llos biliares alrededor de los cuales existe un infiltrado infla-
se han descrito casos con una rápida evolución hacia la matorio de neutrófilos que se asocia a una intensa colestasis.
muerte cuando desarrollan encefalopatía. Una circunstancia Estos datos morfológicos obligan a descartar una obstruc-
infrecuente que puede ocurrir en estos casos de esteatosis ción de las vías biliares extrahepáticas.
masiva es la muerte súbita por embolia pulmonar grasa. La
esteatosis microvesicular suele recuperarse con la abstinen- Cuadro clínico. El espectro clínico de la hepatitis alcohóli-
cia, aunque se han descrito algunos casos con colestasis in- ca es muy amplio y comprende desde formas asintomáticas
tensa y alteración acusada de la función hepática, que pue- hasta formas fulminantes con insuficiencia hepatocelular.
den fallecer en poco tiempo. Por lo general se trata de alcohólicos crónicos que en el cur-
La posible evolución de la esteatosis alcohólica a cirrosis so de un período de intensificación de su ingesta alcohólica
hepática ha sido motivo de discusión durante muchos años. presentan astenia, anorexia, náuseas y vómitos. Al cabo de
Si bien la esteatosis simple tiene un buen pronóstico, la evo- pocos días aparece dolor abdominal de predominio en hipo-
lución puede ser menos favorable en los pacientes que si- condrio derecho y epigastrio, ictericia y fiebre. La palpación
guen bebiendo y que además tiene otras lesiones histológi- del abdomen permite comprobar una hepatomegalia doloro-
cas. En este sentido, se ha indicado que la presencia de una sa. El resto de la exploración muestra, a menudo, otros estig-
fibrosis perivenular es un signos predictivo de la progresión mas de alcoholismo, como hipertrofia parotídea, neuritis
de la lesión hacia formas de fibrosis septal y cirrosis. Por el periférica, lengua carencial e, incluso, estigmas de hábito
contrario, otros estudios han señalado que es la fibrosis sinu- cirrótico. Los exámenes biológicos revelan signos discretos
soidal o la fibrosis alrededor de las venas centrales la respon- de insuficiencia hepatocelular, con transaminasas ligera-
sable de la progresión de las lesiones. En definitiva, parece mente elevadas, que rara vez sobrepasan las 300 U/mL
claro que la fibrosis en el área 3 del ácino hepático es uno (5.000 nKat/L). Casi siempre la ASAT es superior a la ALAT,
de los factores determinantes de la progresión hacia la cirro- con cociente ASAT/ALAT habitualmente mayor de 2. La GGT
sis en los pacientes alcohólicos. suele estar muy elevada. Asimismo, por lo común se hallan
presentes signos de colestasis, con hiperbilirrubinemia con-
jugada y elevación de la fosfatasa alcalina. La anemia macro-
Fibrosis hepática alcohólica cítica es secundaria al alcoholismo y a carencias nutritivas.
En la hepatitis alcohólica se observan con frecuencia trom-
La fibrosis hepática sin lesiones de hepatitis alcohólica, sin bocitopenia y leucocitosis con desviación a la izquierda. En
esteatosis y sin cirrosis no es una entidad clinicopatológica estos casos hay que descartar una infección concomitante.

346
HEPATOPATÍAS ALCOHÓLICAS

Estas manifestaciones clínicas de la hepatitis alcohólica ciones y de otras complicaciones (ascitis, encefalopatía y he-
sugieren, a veces, un abdomen agudo, como una colecistitis, morragia digestiva) muy frecuentes en estos pacientes. Es
una colangitis o un absceso hepático. La identificación del conveniente administrar vitamina K, así como preparados
factor etiológico reviste gran importancia para establecer el polivitamínicos del complejo B, en particular tiamina, niaci-
diagnóstico. En otros casos la hepatomegalia puede tener na y fosfato de piridoxal. Por último, se debe prevenir y tratar
una superficie abollonada, donde se ausculta un soplo debi- el síndrome de abstinencia.
do a la presencia de anastomosis arteriovenosas intrahepáti- Tratamiento específico. Se han ensayado multitud de trata-
cas y a un aumento del flujo arterial hepático. En estos casos mientos específicos: glucocorticoides, esteroides anaboli-
debe efectuarse el diagnóstico diferencial con el carcinoma zantes, nutrición con aminoácidos, antitiroideos, hormonas
hepatocelular. hepatotróficas (insulina y glucagón), antifibrogénicos (col-
En ocasiones la hepatitis alcohólica es totalmente asinto- chicina, d-penicilamina), cianidanol, silimarina y S-adenosil-
mática y se diagnostica en pacientes alcohólicos que consul- metionina. Los resultados obtenidos hasta el momento son
tan por problemas extrahepáticos o que están ingresados negativos o contradictorios. En la actualidad los tratamientos
para el tratamiento del síndrome de dependencia alcohólica más prometedores son los glucocorticoides y la nutrición pa-
y a los que se practica una biopsia hepática debido a la pre- renteral con aminoácidos.
sencia de alguna alteración biológica. Otras veces predomi-
nan las manifestaciones propias de una hepatopatía crónica,
en particular las derivadas de una hipertensión portal, como Hepatitis crónica alcohólica
ascitis o hemorragia digestiva por varices esofágicas. En estos
casos es frecuente hallar un aumento de colágeno en las áreas Los alcohólicos presentan con relativa frecuencia lesiones
centrolobulillares, lo que explica la hipertensión portal. semejantes a una hepatitis crónica de etiología vírica, pero el
Con menor frecuencia la hepatitis alcohólica cursa con hecho de que se recuperen tras la supresión de la ingesta al-
signos y síntomas de insuficiencia hepatocelular grave, falle- cohólica es muy sugestivo de que el agente responsable de
ciendo los pacientes a los pocos días con una insuficiencia la enfermedad sea el alcohol. La hepatitis crónica que pre-
renal progresiva. En otras ocasiones la hepatitis alcohólica se sentan los alcohólicos no tiene unas características clínicas
manifiesta como una colestasis muy intensa, de instauración definidas y en general se detecta al practicar una biopsia
brusca, simulando una etiología obstructiva, lo que puede di- hepática. Las únicas diferencias analíticas de estos pacien-
ficultar el diagnóstico. Recientemente se han descrito casos tes son unos niveles de ALAT inferiores a los que se detec-
de colestasis simple sin lesiones de hepatitis alcohólica atri- tan en la hepatitis crónica C. Asimismo, es más frecuente que
buibles al efecto tóxico del alcohol sobre la secreción biliar. exista un aumento del volumen eritrocitario y del cocien-
A veces el cuadro de hepatitis alcohólica se asocia a estea- te ASAT/ALAT y una menor concentración sérica de proteí-
tosis masiva, hemólisis e hiperlipemia transitoria, constitu- nas totales y de albúmina. Estas alteraciones se producirían
yendo el síndrome de Zieve. El aumento de los lípidos san- como consecuencia del consumo crónico de alcohol. La de-
guíneos se produce fundamentalmente a expensas de los tección de los anticuerpos antivirus C permite delimitar me-
triglicéridos, lo que explica el aspecto latescente del plasma. jor la responsabilidad del alcohol en estas hepatitis crónicas.

Pronóstico. La mortalidad inmediata de la hepatitis alcohó-


lica oscila entre el 10 y el 25% de los casos; esta variabilidad Cirrosis hepática alcohólica
se halla determinada por la distinta gravedad de los pacien-
tes incluidos en cada serie. Una hiperbilirrubinemia superior La cirrosis hepática alcohólica presenta las mismas mani-
a 12 mg/dL (205,2 µmol/L), un tiempo de protrombina infe- festaciones clínicas que la cirrosis de otra etiología, aunque
rior al 50% y la presencia de encefalopatía hepática y de in- son más frecuentes las alteraciones ligadas al alcoholismo.
suficiencia renal son indicadores de la mala evolución de la En este sentido son más evidentes los signos de desnutrición
enfermedad, ya que la mayoría de los pacientes con uno o e hipovitaminosis, la hipertrofia parotídea y la retracción pal-
más de estos trastornos fallecen en un corto período de tiem- mar de Dupuytren, así como las manifestaciones extrahepáti-
po, por lo general durante su estancia hospitalaria. Debe cas de alcoholismo crónico, como polineuropatía, trastornos
considerarse que estos factores sólo son válidos cuando re- de conducta o cuadros delirantes indicativos de un síndro-
flejan propiamente la intensidad de la insuficiencia hepato- me de abstinencia.
celular. La evolución de la cirrosis alcohólica es variable, pero en
La hepatitis alcohólica es una lesión precirrótica y se ha general la supervivencia depende de la prosecución o el
considerado que sería el paso intermedio obligado para que abandono del consumo de bebidas alcohólicas (fig. 2.123).
los alcohólicos crónicos desarrollaran una cirrosis. Se ha de- Aunque el efecto beneficioso de la abstinencia no está sufi-
mostrado que la persistencia del consumo de alcohol, la ex-
tensión de la lesión hepática y el sexo femenino son factores
que contribuyen al desarrollo de una cirrosis.
0,95
Tratamiento. Abstinencia. Aunque existe una serie de facto-
res de predisposición individual que influyen en la progre- 0,85
sión de la hepatitis alcohólica aguda, la persistencia de la in-
gesta alcohólica desempeña un papel fundamental en la 0,75
Probabilidad

evolución de la enfermedad, aunque algunas mujeres desa-


rrollan una cirrosis a pesar de la abstinencia. 0,65 p = 0,005
Medidas generales. En el tratamiento de la hepatopatía al-
0,55
cohólica es fundamental aplicar de manera precoz, sobre
todo en las formas graves que requieren hospitalización, una Abstinentes
0,45
serie de medidas de carácter general que por sí solas permi- No abstinentes
ten reducir sensiblemente la mortalidad inmediata de estos 0,35
pacientes. A menudo, los enfermos afectos de una hepatitis 0 500 1.000 1.500 2.000 2.500
alcohólica ingresan con signos acusados de deshidratación y Días
desnutrición. La rehidratación, la corrección de los trastor-
nos electrolíticos y el aporte calórico suficiente son capaces
de mejorar notablemente el estado general del enfermo. Fig. 2.123. Probabilidad de supervivencia en la hepatopatía alcohó-
También es importante el tratamiento adecuado de las infec- lica según la persistencia o no de la ingestión de alcohol.

347
HEPATOLOGÍA

cientemente aclarado, existen estudios que demuestran una GRANT BF, DUFOUR MC, HARFORD TC. Epidemiology of alcoholic liver
mayor supervivencia y un retraso en la aparición de compli- disease. Semin Liver Dis 1988; 8: 12-25.
caciones en los cirróticos que dejan de beber. En los pacien- LIEBER CS. Biochemical and molecular basis of alcohol-induced in-
jury to liver and other tissues. N Engl J Med 1988; 319: 1.639-1.650.
tes que presentan un rápido deterioro de su estado general MACSWEEN RNM, BURT AD. Histologic spectrum of alcoholic liver
tras un período de estabilidad debe considerarse la posibili- disease. Semin Liver Dis 1986; 6: 221-232.
dad de que hayan desarrollado un hepatocarcinoma. MADREY WC. Alcoholic hepatitis: Clinicopathologic features and the-
Los signos de mal pronóstico son el incremento de la icte- rapy. Semin Liver Dis 1988; 8: 91-102.
ricia en ausencia de una obstrucción extrahepática o de una MEZEY E, CABALLERÍA J, MITCHELL MC, PARÉS A, HERLONG HF, RODÉS J. Ef-
hepatitis alcohólica, la presencia de ascitis refractaria al tra- fect of parenteral aminoacid supplementation on short-term and
tamiento diurético, el desarrollo de una encefalopatía, la he- long-term outcomes in severe alcoholic hepatitis. A randomized
morragia digestiva por rotura de varices esofagogástricas y la controlled trial. Hepatology 1991; 14: 1.090-1.096.
MONTULL S, PARÉS A, BRUGUERA M, UCHIDA T, CABALLERÍA J, RODÉS J. Alco-
aparición de insuficiencia renal funcional progresiva. De to- holic foamy degeneration in Spain. Prevalence and clinico-patho-
das formas, la cirrosis hepática compensada en un enfermo logical features. Liver 1989; 9: 79-85.
que no presenta episodios de hepatitis alcohólica tiene una PARÉS A, BARRERA JM, CABALLERÍA J, ERCILLA G, BRUGUERA M, CABALLERÍA L
supervivencia acumulada media relativamente prolongada, et al. Hepatitis C virus antibodies in chronic alcoholic patients. As-
que puede llegar a ser de casi 10 años. sociation with severity of liver injury. Hepatology 1990; 12: 1.295-
1.299.
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815-830. holic hepatitis. N Engl J Med 1992; 326: 507-512.

Enfermedades metabólicas del hígado


O. Beloqui y J. Prieto Valtueña

Las enfermedades metabólicas del hígado comprenden un TABLA 2.108. Enfermedades metabólicas que afectan el hígado
grupo heterogéneo de enfermedades en las que se produce Enfermedad de Wilson
una alteración de la función hepática en relación con un Déficit de α1-antitripsina
trastorno bioquímico, generalmente de carácter genético y Hemocromatosis
hereditario. En la tabla 2.108 se indican las principales de di- Porfiria hepática
chas enfermedades. En su evolución, éstas pueden causar Fructosemia
una afección hepática irreversible y cirrosis. Algunas enfer- Galactosemia
medades metabólicas afectan casi exclusivamente al hígado, Glucogenosis tipo III
Glucogenosis tipo IV
mientras que otras producen también alteraciones en otros Síndrome de Hurler
órganos o sistemas. La frecuencia y el momento de presenta- Tirosinemia
ción de la sintomatología hepática es muy variable, de modo Déficit de ornitinacarbamil-transferasa
que muchas de ellas se consideran enfermedades pediátri- Cistinosis
cas, mientras que otras, las más frecuentes, son causa de en- Enfermedad de Niemann-Pick tipo II
fermedad hepática en el adulto. A continuación se revisarán Enfermedad por acumulación de ésteres de colesterol
las principales entidades clínicas de este grupo. Enfermedad de Gaucher
Enfermedad de Wolman
Abetalipoproteinemia
Defectos en la oxidación de ácidos grasos
Enfermedad de Wilson Enfermedad de células falciformes
Talasemia
La enfermedad de Wilson, o degeneración hepatolenticu- Síndrome de Zellweger
lar, es un trastorno hereditario del metabolismo del cobre ca- Alteraciones en la síntesis de sales biliares
racterizado por una disminución en la excreción biliar de Síndrome de Shwachman
este metal, con su consiguiente acumulación progresiva en
diferentes órganos y sistemas.

Etiología y prevalencia. La enfermedad de Wilson se here- do, unido a la albúmina y a distintos aminoácidos. El cobre
da con carácter autosómico recesivo. El trastorno genético hepático puede unirse a la ceruloplasmina y pasar de nuevo
guarda relación con una mutación en el brazo largo del cro- al plasma (de hecho, el 70% del cobre plasmático se encuen-
mosoma 13, próximo al locus de la esterasa-D. La enfermedad tra ligado a esta globulina), incorporarse a diversas proteínas
aparece con una prevalencia media aproximada de 1 cada (como la superóxido-dismutasa) o eliminarse por la bilis uni-
30.000 nacimientos. do a proteínas no bien identificadas. No existe circulación
enterohepática del metal, por lo que la excreción biliar de
Patogenia. El cobre es un elemento esencial para el organis- cobre (1,2-1,7 mg/día) representa su principal vía de elimina-
mo, ya que se incorpora a múltiples proteínas con actividad ción en el organismo. La mayoría de las manifestaciones clí-
enzimática e interviene en la formación de melanina o del nicas de la enfermedad de Wilson puede adscribirse a los
tejido colágeno. En condiciones normales, el contenido efectos tóxicos causados por la acumulación de este metal
del organismo adulto varía entre 30 y 100 mg. El cobre está en el organismo. En la enfermedad de Wilson parece existir
presente en múltiples alimentos y, una vez absorbido en las una disminución en la excreción biliar de cobre debida a un
porciones proximales del intestino, pasa al plasma, desde el trastorno bioquímico todavía no bien identificado. En conse-
cual es transportado fundamentalmente al interior del híga- cuencia, se produce una acumulación progresiva del cobre

348
ENFERMEDADES METABÓLICAS DEL HÍGADO

en el hígado y, posteriormente, por liberación al plasma de miento escolar o laboral, pero la enfermedad de Wilson tam-
los depósitos hepáticos, a otros órganos y sistemas. En la ma- bién es causa de psiconeurosis, depresiones mayores, esqui-
yoría de los pacientes existe además una disminución o au- zofrenia e incluso demencia orgánica.
sencia de ceruloplasmina circulante (por alteración en su El anillo de Kayser-Fleischer consiste en una banda de co-
síntesis hepática) que ocasiona un aumento de la concentra- loración parda o verdosa que aparece, de forma más o me-
ción sérica de cobre no unido a ceruloplasmina y facilita la nos extensa, en la región límbica de la córnea. Se produce
acumulación sistémica del metal. por el depósito de gránulos de cobre, unido a metaloproteí-
nas, en la membrana de Descemet. En ocasiones es necesa-
Cuadro clínico. En la mayoría de los casos, la enfermedad rio utilizar una lámpara de hendidura para su observación.
se hace aparente en la infancia tardía, en la adolescencia o Se encuentra en la mayoría de los pacientes con afectación
al comienzo de la edad adulta (entre los 12 y los 23 años), neurológica, pero puede estar ausente en niños asintomáti-
con síntomas o signos de afectación hepática (42%), neuro- cos o en individuos que sólo presentan afectación hepática.
lógica (34%), psiquiátrica (10%), hematológica (15%), endo- Aunque muy característico de la enfermedad de Wilson, tam-
crinológica (12%) o renal (1%). El 25% de los casos pueden bién puede aparecer en otras situaciones que cursan con re-
comenzar con varias manifestaciones simultáneamente. tención de cobre, fundamentalmente colestasis crónicas.
En general la afectación hepática sigue un curso insidioso En la enfermedad de Wilson se han descrito asimismo tras-
y progresivo y en muchos casos sólo se manifiesta cuando ya tornos de la función tubular proximal renal y acidosis tubular
existe una cirrosis hepática establecida, con signos de insufi- distal. Es frecuente la aparición de osteopenia y el 25-50% de
ciencia hepatocelular y/o hipertensión portal. En el 10-30% los casos evolucionados presentan síntomas articulares espi-
de los pacientes se diagnostica una hepatitis crónica activa, nales o en grandes articulaciones de las extremidades. Ra-
con características clinicopatológicas similares a las de otra diológicamente se observan signos de osteoartrosis, aunque
etiología. Finalmente, la redistribución intrahepática de gran- la relación de ésta con la sobrecarga de cobre no está bien
des cantidades de cobre puede ocasionar una hepatitis ful- definida. Las manifestaciones endocrinológicas de la enfer-
minante, que se acompaña de una liberación masiva del me- medad son variadas e incluyen intolerancia a la glucosa, hi-
tal a la circulación general. Inicialmente aparecen cambios poparatiroidismo, retrasos de la maduración sexual, gineco-
grasos, con glucogenización del núcleo y, conforme la enfer- mastia y amenorrea.
medad avanza, pueden detectarse signos histológicos de he-
patitis crónica activa, infiltración linfocitaria portal de inten- Diagnóstico. El diagnóstico de la enfermedad de Wilson se
sidad variable, erosiones de la placa limitante, colapso de la basa en los datos clínicos (signos de afectación hepática o
trama de reticulina, fibrosis y, en ocasiones, cuerpos de Ma- neurológica, presencia de anillo de Kayser-Fleischer) y analí-
llory. Posteriormente se establece la cirrosis, macronodular o ticos. Aunque el 15% de los pacientes con afectación hepáti-
con un patrón mixto micromacronodular. El patrón histológi- ca presenta niveles normales de ceruloplasmina, en la mayo-
co per se no permite establecer el diagnóstico, aunque la de- ría de los casos éstos son inferiores a 20 mg/dL. El hallazgo
generación grasa, la glucogenización de los núcleos, los de niveles disminuidos de ceruloplasmina en presencia de
cuerpos de Mallory y los depósitos de cobre detectados me- anillo de Kayser-Fleischer permite establecer el diagnóstico.
diante la técnica de la rodamina o del ácido rubeánico, per- Por otro lado, en pacientes no tratados, la concentración
miten sospecharlo. La incidencia de hepatocarcinoma es sérica de cobre no unido a ceruloplasmina (5-12 µg/dL en in-
baja. También se ha descrito una mayor incidencia de coleli- dividuos normales) está elevada, alcanzando niveles de has-
tiasis en estos enfermos. ta 50 µg/dL; la eliminación urinaria del metal (inferior a
La liberación brusca de cobre hepático provoca una so- 40 µg/24 h en condiciones normales) también aparece elevada
brecarga eritrocitaria de este metal y, a través de un mecanis- (por encima de 100 µg/24 h e, incluso, superior a 1.000 µg/24 h).
mo oxidativo, crisis de hemólisis intravascular aguda. Dichas La concentración hepática de cobre (15-55 µg/g de peso
crisis suelen ser autolimitadas y pueden preceder en años a seco en situación normal) se eleva por encima de 250 µg/g
la aparición de otras manifestaciones. Por ello es convenien- en estos pacientes. Una concentración normal de cobre he-
te descartar la posibilidad de una enfermedad de Wilson en pático excluye el diagnóstico, mientras que unos niveles ele-
adolescentes con anemia hemolítica y prueba de Coombs vados permiten diagnosticar la enfermedad, sólo si coinci-
negativa. Otras manifestaciones hematológicas, como la leu- den con una tasa baja de ceruloplasmina. Los niveles de
copenia, trombocitopenia o tendencia hemorrágica, guardan cobre en LCR también se encuentran elevados en los casos
relación con el grado de insuficiencia hepática y/o de hiper- con afectación neurológica. Aunque de poca utilidad en la
tensión portal. detección de la afectación hepática, técnicas de imagen
Por lo general, las manifestaciones neurológicas aparecen como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia
algo más tarde que las manifestaciones hepáticas e invaria- magnética (RM) son capaces de detectar precozmente alte-
blemente se acompañan de manifestaciones oftalmológicas raciones del patrón cerebral normal y, si bien los hallazgos
en forma de anillo de Kayser-Fleischer. Inicialmente los sínto- no son específicos, permiten sospechar el diagnóstico. Una
mas pueden ser poco expresivos, pero la progresión de la en- vez establecido éste, es imprescindible realizar un estudio fa-
fermedad provoca de forma típica trastornos del movimiento miliar para detectar nuevos casos, a menudo asintomáticos,
de una gran diversidad. En algunos casos aparece un cuadro entre los parientes del paciente.
parkinsoniano, con acinesia y rigidez; en otros, hay distonía
y movimientos involuntarios. En ocasiones se observa tem- Tratamiento. La evolución natural de la enfermedad es
blor de reposo y de actitud, con ataxia y disartria. También siempre mortal, por lo que un diagnóstico precoz es impres-
existe mayor incidencia de convulsiones. En casos avanza- cindible para lograr una recuperación adecuada. El objetivo
dos aparecen distonía, espasticidad, rigidez y contracturas inicial del tratamiento es eliminar el exceso de cobre del or-
en flexión. A pesar de ello, las funciones superiores permane- ganismo y posteriormente, durante toda la vida del paciente,
cen generalmente conservadas. Los estudios necrópsicos de- impedir su reacumulación. La d-penicilamina es el tratamien-
muestran la existencia de signos degenerativos y cavitarios to de elección. Con dosis iniciales de 500 mg 4 veces al día,
en el putamen, el globo pálido, el núcleo caudado y el tála- por vía oral, se obtienen excreciones urinarias de cobre de 2-
mo e, incluso, en la corteza cerebral. El contenido cerebral 5 mg/día, con lo que el exceso del metal puede eliminarse
de cobre guarda relación con la gravedad de dichos hallaz- tras un año de tratamiento. Para impedir su reacumulación
gos y de las manifestaciones neurológicas. se utilizan dosis de mantenimiento de 1 g diario de d-penici-
A menudo la enfermedad de Wilson provoca manifesta- lamina. En casos de intolerancia a este fármaco, es posible
ciones psiquiátricas, que incluso motivan el ingreso de estos emplear trientina (1-2 g/día por vía oral), con la que también
pacientes en clínicas para enfermos mentales. En ocasiones, se logra aumentar la eliminación urinaria de cobre. Si existe
sólo aparecen alteraciones del comportamiento o del rendi- intolerancia a ambos agentes quelantes, la administración de

349
HEPATOLOGÍA

sulfato o acetato de cinc (50 mg diarios) disminuye la absor- hepática puede cursar de forma asintomática durante largos
ción intestinal de cobre. En casos de enfermedad hepática períodos y ponerse de manifiesto sólo cuando existe una ci-
avanzada o fulminante se recomienda el trasplante hepático, rrosis establecida (que aparece en aproximadamente el 10%
con el que se logra además una mejoría significativa de las de los adultos ZZ). Los individuos heterocigotos para el alelo
manifestaciones extrahepáticas de la enfermedad. Z (PiMZ o SZ) también presentan mayor riesgo de hepatitis
crónica y cirrosis, aunque ésta suele aparecer más tardía-
mente que en los homocigotos. En cualquier caso, la existen-
Déficit de α1-antitripsina cia de cirrosis se acompaña, especialmente en varones y por
causa desconocida, de un riesgo aumentado de degenera-
El déficit de α1-antitripsina (α1-AT) es un trastorno heredi- ción maligna a hepatocarcinoma.
tario asociado a una baja concentración sérica de esta pro- Los hepatocitos de los individuos homocigotos contienen
teína. La α1-AT es la principal antiproteasa del suero y su fun- glóbulos eosinófilos citoplasmáticos, sobre todo en el área
ción primordial es inhibir la elastasa secretada por los periportal, que corresponden a los agregados de α1-AT, y de
neutrófilos. Dado su bajo peso molecular, tras su síntesis y forma característica presentan PAS-positividad tras tratamien-
excreción hepática es capaz de difundir a todos los tejidos to con diastasa. También pueden ponerse de manifiesto me-
intersticiales. Su concentración sérica normal es de 150-350 diante técnicas de inmunofluorescencia o de inmunoperoxi-
mg/dL y representa la mayor parte de la fracción α1 de las dasa utilizando antisuero anti-α1-AT. La cirrosis establecida
globulinas. puede ser de carácter micronodular o macronodular.

Etiología y prevalencia. El gen de la α1-AT se encuentra en Diagnóstico. La disminución de la fracción α1 en el protei-


el cromosoma 14, expresándose de forma codominante el nograma sugiere el diagnóstico, que se confirma tras la cuan-
perteneciente a cada uno de los cromosomas de este par; tificación de los niveles séricos de α1-AT mediante inmunodi-
por lo tanto, el fenotipo final de α1-AT (Pi = inhibidor de la fusión radial o nefelometría. Si éstos se hallan disminuidos,
proteasa) es el resultado de la expresión independiente de es necesario establecer el fenotipo y, una vez confirmado el
los dos alelos progenitores. En la población normal el alelo diagnóstico, realizar un estudio familiar.
más común es el denominado M, que resulta en un fenotipo
PiMM. La sustitución en posición 342 de una glutamina por li- Tratamiento. En casos de enfermedad pulmonar aislada, la
sina resulta en el alelo Z, y la sustitución en posición 264 de prohibición de fumar y la administración intravenosa de α1-
una glutamina por valina, resulta en el alelo S. La presencia AT (purificada de plasma humano u obtenida por técnicas
del alelo Z determina una alteración, no en la síntesis, sino recombinantes) puede detener la evolución de la enferme-
en el transporte hepático de la α1-AT; se produce una acumu- dad. Sin embargo, dado que la patogenia de la afectación
lación intracelular de ésta, de forma que sólo el 15% de la hepática parece más relacionada con la acumulación de α1-
proteína sintetizada es excretada al torrente circulatorio. El AT que con su déficit, el único tratamiento posible de la en-
alelo S se traduce en una variante anómala de α1-AT que es fermedad hepática es el trasplante hepático. Se ha demostra-
fácilmente degradada, no se acumula en el hígado y mantie- do que dicho procedimiento corrige el trastorno metabólico,
ne unos niveles séricos de alrededor del 50% del valor nor- ya que el receptor expresa, a partir del trasplante, el fenotipo
mal. También se han descrito variantes nulas de α1-AT (Pi-- ) α1-AT del hígado donante.
en las que los niveles séricos de α1-AT son indetectables. Los
pacientes con déficit de α1-AT presentan generalmente el
tipo Z. Hemocromatosis
La prevalencia de homocigotos para el alelo Z (PiZZ) varía
de 1 en 1.700 en Suecia a 1 en 5.000 en EE.UU. Los indi- Se denomina hemocromatosis a la lesión celular y la fibro-
viduos homocigotos ZZ presentan unos niveles séricos de sis tisular que ocurren como consecuencia del depósito ex-
α1-AT inferiores a 50 mg/dL. cesivo de hierro en células parenquimatosas. Dado que las
pérdidas de hierro del organismo son constantes (alrededor
Patogenia. El mecanismo de lesión hepática en el déficit de de 0,9 mg diarios en el varón y de 1,3 mg en la mujer mens-
α1-AT no está definitivamente establecido. Por un lado, una truante), la sobrecarga férrica en todos los casos de hemo-
disminución de la actividad antiproteasa podría favorecer un cromatosis sólo puede ocurrir como consecuencia de dos
mecanismo proteolítico de afectación hepática, pero, en mecanismos: un aumento en la absorción intestinal de hierro
contra de esta posibilidad, cabe citar el hecho de que los pa- o una administración parenteral del metal; en algunos casos
cientes con fenotipo nulo de α1-AT (Pi– ) no presentan enfer- puede existir una combinación de ambos procesos. La he-
medad en el hígado. Por ello, se piensa que en los individuos mocromatosis puede ser heredada genéticamente (hemocro-
con el alelo Z, la afectación hepática guarda relación con la matosis primaria o idiopática) o adquirida (hemocromatosis
acumulación intracelular de α1-AT, que provocaría un au- secundaria) en relación con anemias con eritropoyesis inefi-
mento de la actividad proteolítica lisosómica. Sin embargo, caz, cirrosis hepática, porfiria cutánea tarda y anastomosis
la gran variabilidad en la presentación de la enfermedad portocava o excesiva administración oral o parenteral de hie-
hace suponer que otros factores de carácter hormonal, meta- rro. La hemocromatosis primaria y la secundaria a anemias
bólico o ambiental deben estar implicados en la patogenia son las más frecuentes, en tanto que las de otra causa son
de la lesión hepática. raras.

Cuadro clínico. El déficit de α1-AT puede asociarse al desa-


rrollo de enfisema precoz, a enfermedad hepática o a ambas
Hemocromatosis idiopática
manifestaciones. Aproximadamente el 10-20% de los indivi- La hemocromatosis primaria, idiopática o hereditaria es
duos con PiZZ desarrollan enfermedad hepática significativa, un trastorno genético del metabolismo del hierro caracteri-
que es más frecuente en los varones que en las mujeres. La zado por un aumento en la absorción intestinal de hierro,
manifestación hepática inicial, que ocurre en el 10% de los en presencia de una dieta con un contenido normal de este
recién nacidos homocigotos, es la aparición de colestasis en- metal.
tre la segunda y la octava semanas de vida. Por lo general el
cuadro se resuelve espontáneamente en los primeros 6 me- Etiología y prevalencia. La hemocromatosis primaria se
ses de vida, pero en el 21-53% de los casos puede progresar transmite con carácter autosómico recesivo. Aunque se igno-
hacia una cirrosis juvenil. En niños homocigotos asintomáti- ra cuál es el gen implicado en la enfermedad, se sabe que se
cos pueden encontrarse alteraciones de las pruebas de fun- encuentra en el brazo corto del cromosoma 6, en ligamiento
ción hepática y/o hepatomegalia. En adultos, la afectación genético con locus de HLA. El 70% de los pacientes presen-

350
ENFERMEDADES METABÓLICAS DEL HÍGADO

tan el HLA-A3, y la hemocromatosis idiopática es probable- 200 en los pacientes con hemocromatosis idiopática y cirro-
mente la enfermedad heredada de modo autosómico recesi- sis. El carcinoma hepatocelular es actualmente la causa más
vo más frecuente. frecuente de muerte en pacientes con hemocromatosis, ya
Aunque la identificación del HLA no es útil para el diag- que es responsable de un 30-45% de los fallecimientos.
nóstico de la enfermedad en el probando, sirve para identifi- Desde el punto de vista histológico, el depósito de hierro
car familiares afectos (homocigotos si tienen dos aplotipos es inicialmente intrahepatocitario y de disposición pericana-
HLA idénticos al probando, heterocigotos si presentan un licular, pero en fases avanzadas también aparecen extensos
aplotipo HLA idéntico al probando). agregados de hemosiderina en el epitelio biliar, las células
de Kupffer y el tejido conjuntivo. De forma característica, en
Patogenia. El trastorno básico en la hemocromatosis idiopá- la cirrosis de la hemosiderosis existen pocos signos de infla-
tica es un aumento de la absorción intestinal de hierro, des- mación y necrosis, con hepatocitos de aspecto normal si se
proporcionado en relación con la magnitud de los depósitos. exceptúa el exceso de hierro.
Aún no se ha podido identificar la función del gen en la en- En el 80% de los casos existe intolerancia hidrocarbonada,
fermedad, por lo que se desconoce si el trastorno del meta- con diabetes franca en el 60% de los pacientes. Su origen es
bolismo férrico en estos pacientes reside en la célula intesti- multifactorial en relación con la enfermedad hepática subya-
nal, si representa una alteración metabólica generalizada en cente, la afectación pancreática por depósito de hierro y fac-
el manejo de este metal o si aparece como consecuencia de tores hereditarios. El 25-50% de los varones presentan sig-
una disfunción en la utilización de hierro por el sistema reti- nos de hipogonadismo, que es hipogonadotrófico y guarda
culoendotelial. Aunque la acumulación diaria de hierro es relación con el daño hipofisario secundario al depósito de
cuantitativamente pequeña, el trastorno está presente desde hierro.
el nacimiento y conduce, a lo largo de toda la vida, a un no- La pigmentación cutánea, en relación con un exceso de
table aumento en los depósitos del metal. En situaciones nor- melanina, está ausente en las fases iniciales de la enferme-
males, el hierro de depósito representa alrededor de 1 g del dad, pero aparece posteriormente en el 70% de los pacien-
metal, mientras que los pacientes con hemocromatosis idio- tes. Es más intensa en las zonas expuestas al sol, así como en
pática pueden llegar a almacenar hasta 20-40 g de hierro, tobillos, región genital y cicatrices.
que se deposita en células de diferentes parénquimas. Aun- La acumulación miocárdica de hierro ocasiona funda-
que el mecanismo de la lesión de los tejidos por el depósito mentalmente alteraciones electrocardiográficas y funciona-
de hierro no está totalmente esclarecido, es probable que se les, las cuales pueden causar insuficiencia cardíaca o arrit-
relacione con la producción de daño oxidativo en organelas mias ventriculares o supraventriculares en el 15% de los
y membranas celulares y también con el estímulo de la fibro- pacientes. Hasta en el 50% de los pacientes cirróticos es posi-
génesis. En cualquier caso, no existen dudas acerca del pa- ble detectar alteraciones en el ECG (cambios difusos en la re-
pel etiopatogénico del exceso de hierro en la evolución de la polarización y/o bajo voltaje del QRS).
enfermedad, ya que sólo la reducción de aquél consigue im- El 20-50% de los pacientes con enfermedad avanzada pre-
pedir la progresión del proceso. senta una artropatía en relación con condrocalcinosis, que
afecta sobre todo las articulaciones primera, segunda y terce-
Cuadro clínico. El comienzo de los síntomas puede ser va- ra metacarpofalángicas e interfalángicas proximales y poste-
riable, pero en general ocurre entre la cuarta y la sexta déca- riormente las grandes articulaciones, como hombro, muñe-
das de la vida. Aunque la frecuencia del gen de la hemocro- ca, cadera y rodilla. La intensidad de la sintomatología
matosis es similar en ambos sexos, las pérdidas menstruales, articular se correlaciona con la magnitud de los depósitos de
los partos y quizás otros factores no bien conocidos parecen cristales de pirofosfato cálcico, pero se desconoce su rela-
tener un efecto protector en la mujer, de forma que la inci- ción con la acumulación de hierro.
dencia de síntomas es significativamente superior en los va-
rones que en las mujeres (en proporción 8:1). Clásicamente Diagnóstico. Se basa en datos clínicos, la historia familiar
se ha definido como hemocromatosis con la triple asocia- positiva y los datos de laboratorio indicativos de sobrecarga
ción de hepatomegalia, diabetes mellitus y pigmentación cu- de hierro, como una sideremia superior a 170 µg/dL, una sa-
tánea (diabetes bronceada). turación de transferrina mayor de 60% y cifras de ferritina por
El hígado es el órgano que se afecta antes y con mayor encima de los valores normales. La biopsia hepática es im-
constancia. Se produce un aumento progresivo de la con- prescindible para valorar el estadio de la enfermedad y para
centración hepática de hierro que conduce a la aparición la determinación de la concentración hepática de hierro.
primero de fibrosis y finalmente de cirrosis. Se ha estimado Ésta es de 7-100 µg/100 mg de peso seco en individuos sanos,
que es necesaria una concentración hepática de hierro supe- mientras que en pacientes con hemocromatosis idiopática
rior a 400 µmol/g (22,3 mg/g) de peso seco, para que se desa- suele ser superior a 1.000 µg/100 mg. La utilización del “índi-
rrollen dichas lesiones. La hepatomegalia y el dolorimiento ce hepático de hierro” (µmol de hierro/g de peso seco, divi-
en el hipocondrio derecho o el epigastrio son los datos clíni- dido por la edad del paciente) permite además distinguir a
cos más frecuentes en el momento del diagnóstico, sobre los individuos homocigotos para la enfermedad (índice su-
todo en la fase cirrótica de la enfermedad. Las transaminasas perior a 2 en cualquier momento evolutivo). Mediante técni-
están ligeramente elevadas en el 60% de los pacientes con ci- cas de imagen (tomografía computarizada, resonancia mag-
rrosis y en menor porcentaje en los no cirróticos. No suele nética) también pueden demostrarse cambios de atenuación
haber ictericia y, cuando ésta se halla presente, indica enfer- indicativos de sobrecarga férrica, pero en la actualidad la
medad avanzada, obstrucción biliar o hepatocarcinoma aso- biopsia hepática sigue siendo imprescindible. La saturación
ciado. La tasa de albúmina y el tiempo de protrombina sólo de transferrina y la cifra de ferritina mantienen su máximo
se alteran en el 25% de los pacientes cirróticos. Cuando la valor en la detección de la enfermedad. Finalmente, la deter-
enfermedad se hace sintomática, el 69% presenta ya cirrosis, minación de HLA es útil para la detección precoz de la enfer-
el 21% fibrosis y sólo el 10% no tiene cirrosis ni fibrosis. En medad, en fases asintomáticas, en familiares del probando.
pacientes con hemocromatosis idiopática se ha demostrado
además una mayor incidencia del fenotipo MZ de la α1-AT Tratamiento. El objetivo del tratamiento es eliminar el exce-
(20-60% de los casos), así como una mayor prevalencia de so de hierro acumulado en el organismo. Para ello, si no
anticuerpos contra los virus B y C de la hepatitis (especial- existe contraindicación, se realizan sangrías de 500 mL (equi-
mente en pacientes que han desarrollado cirrosis), por lo valente a 250 mg de hierro) 1 o 2 veces por semana. Dado
que es posible que otros factores independientes de la sobre- que en la mayoría de los casos los depósitos de hierro alcan-
carga férrica también contribuyan a la afectación hepática zan niveles de 20-40 g, las sangrías semanales deben man-
en algunos casos. Finalmente, existe una alta incidencia de tenerse durante 2 o 3 años. La sideremia suele permanecer
carcinoma hepatocelular, con un riesgo relativo superior a elevada hasta que los depósitos de hierro se normalizan,

351
HEPATOLOGÍA

mientras que las cifras de ferritina muestran un descenso pro- una supervivencia del 75% a los 5 años del diagnóstico y del
gresivo. Las sangrías se continúan hasta la normalización 47% a los 10 años.
en las cifras de ferritina y/o de saturación de transferrina o
hasta que la cifra de hemoglobina desciende por debajo de
11 g/dL. A partir de ese momento, se realizan sangrías Porfirias
de mantenimiento durante toda la vida, ya que, si se suspen-
den, el hierro vuelve a acumularse. Por lo general, debe lle- Las enfermedades por trastorno del metabolismo de las
varse a cabo una cada 3 meses, guiándose por el mante- porfirinas, particularmente la porfiria cutánea tarda y la pro-
nimiento de unas cifras de ferritina y de saturación de toporfiria eritropoyética, pueden afectar el hígado. Estas en-
transferrina dentro de la normalidad. fermedades se estudian en la sección Metabolismo y nutri-
Si las sangrías están contraindicadas, como en los casos ción.
de miocardiopatía, se utiliza deferoxamina intravenosa (1 g/
8 h, durante varios días consecutivos), con dosis subcutá-
neas de mantenimiento 2 o 3 veces por semana. Su eficacia Bibliografía especial
en la eliminación de hierro es sensiblemente inferior a la de POWELL LW, SUMMERS KM, HALLIDAY JN. Haemochromatosis. En: PRIETO
las sangrías. Todavía no se ha demostrado con claridad la efi- J, RODÉS J, SHAFRITZ DA (eds). Hepatobiliary diseases. Berlín, Sprin-
cacia de los nuevos quelantes de hierro administrados por ger-Verlag, 1992; 835-858.
vía oral. RODÉS J, BENHAMOU JP, BIRCHER J, MCINTYRE N, RIZZETTO M (eds). Trata-
El desarrollo de hepatoma, la insuficiencia hepática y el do de hepatología clínica. Barcelona, Masson-Salvat, 1993.
fallo cardíaco son las causas más frecuentes de muerte. Si se ZOZAYA JM, PRIETO J. Alpha-antitrypsin deficiency. En: PRIETO J, RODÉS
J, SHAFRITZ DA (eds). Hepatobiliary diseases. Berlín, Springer-Ver-
instaura tratamiento en las fases precirróticas de la enferme- lag, 1992; 859-867.
dad, la supervivencia de los pacientes con hemocromatosis ZUCKER SD, GOLLAN JL. Wilson’s disease. Pathophysiology and the-
idiopática es idéntica a la de la población general. Una vez rapy. En: PRIETO J, RODÉS J, SHAFRITZ DA, eds. Hepatobiliary disea-
instaurada la cirrosis, el tratamiento con sangrías permite ses. Berlín, Springer-Verlag, 1992; 801-834.

El hígado en las enfermedades sistémicas


J. Guardia y R. Esteban

El hígado resulta afectado en numerosos procesos sistémi- Esta asociación, aunque rara, es la más común entre las en-
cos y, aunque en muchos casos esta participación tiene poca fermedades del colágeno y las hepatopatías y es fácilmente
relevancia clínica, en otros puede adquirir un protagonismo diagnosticable por la positividad de los anticuerpos antimito-
evidente. En este capitulo se describe la afectación hepática condria.
en enfermedades multiorgánicas como colagenosis, amiloi-
dosis y sarcoidosis, en la enfermedad inflamatoria intestinal, Vasculitis
en las enfermedades tiroideas, en los trastornos metabólicos En la periarteritis nudosa el hígado muestra lesiones arterí-
como la obesidad, la diabetes y la nutrición parenteral, en ticas en el 50% de los casos. Aunque casi siempre asintomáti-
las enfermedades hematológicas, en los trasplantes de órga- ca, puede ocasionar infartos hepáticos, hemorragia, colecisti-
nos y, por último, el problema de los granulomas hepáticos. tis aguda isquémica e hiperplasia nodular regenerativa. El
En muchos casos la afectación del hígado se debe al efecto HBsAg del virus de la hepatitis B (VHB) resulta positivo en el
de la terapéutica utilizada o a infecciones asociadas, pero en 15-40% de los casos, en general con replicación vírica activa
otros existen lesiones hepáticas características del proceso (HBeAg y DNA del VHB positivos) y lesiones de hepatitis cró-
de base. nica activa; se ha comprobado la presencia de complejos
antígeno/anticuerpo en la pared arterial. La respuesta al tra-
tamiento combinado de agentes antivíricos (interferón o vi-
Enfermedades multiorgánicas darabina) y glucocorticoides parece ser buena.
En la polimialgia arterítica o polimialgia reumática, alrede-
dor de la mitad de los pacientes presentan elevación de la
Colagenosis fosfatasa alcalina. La biopsia hepática puede mostrar granu-
lomas.
Lupus eritematoso sistémico
Los pacientes con lupus eritematoso sistémico (LES) son Artritis reumatoide
especialmente susceptibles al efecto hepatotóxico de los sa- La hepatitis reactiva inespecífica, con elevación moderada
licilatos, que se presenta en relación con la dosis (más de de fosfatasa alcalina, es relativamente común.
20 mg/dL de salicilemia) pero regresan al suprimir el fárma- La hiperplasia nodular regenerativa, que cursa con hiper-
co. La esteatosis por glucocorticoides es también común. El tensión portal y en consecuencia posible hemorragia por va-
10% de los pacientes presentan una elevación de las transa- rices esofágicas, se observa sobre todo en pacientes con sín-
minasas inexplicable por otras causas. En la biopsia hepática drome de Felty (forma esplenomegálica y neutropénica de la
se han detectado granulomas, esteatosis, hepatitis crónica artritis reumatoide).
activa y, raras veces, cirrosis biliar primaria precediendo al
LES. También se ha descrito un cuadro de hemoperitoneo Síndrome de Sjögren
por hemorragia hepática secundaria a vasculitis lúpica. El síndrome seco se detecta en la mayoría de los pacientes
afectos de cirrosis biliar primaria. También un tercio de los
Esclerodermia pacientes con hepatitis crónica y cirrosis pueden presentar
El síndrome CREST (calcinosis, fenómeno de Raynaud, al- este síndrome, a menudo subclínico. Recientemente se lo ha
teraciones de la motilidad esofágica, esclerodactilia y telan- relacionado con la infección por el virus de la hepatitis C
giectasias) se asocia con frecuencia a cirrosis biliar primaria. (VHC).

352
EL HÍGADO EN LAS ENFERMEDADES SISTÉMICAS

Crioglobulinemia mixta esencial páticos, en general múltiples, debidos a menudo a estrepto-


Este síndrome se asocia a menudo a infección por VHC, cocos.
demostrada por la presencia de anticuerpos (anti-VHC) o,
con mayor frecuencia, por la detección de RNA vírico en el
crioprecipitado, aun en ausencia de anti-VHC. En algunos ca- Enfermedad del tiroides
sos se obtiene buena respuesta al tratamiento antivírico con
interferón. El hipertiroidismo puede cursar con hipertransaminasemia
y elevación de la fosfatasa alcalina. En casos de tirotoxicosis
Síndrome antifosfolípido primario y/o de cardiopatía tirotóxica puede observarse ictericia. La
La presencia del denominado anticoagulante lúpico y de miopatía asociada al hipotiroidismo produce elevación de
anticuerpos anticardiolipina, (más comúnmente de forma las transaminasas.
primaria que asociado al LES) se acompaña, entre otros fe-
nómenos, de trombosis venosas. Éstas pueden afectar las ve-
nas cava y/o suprahepáticas y la vena porta, produciendo el Trastornos metabólicos
síndrome de Budd-Chiari en el primer caso y el de hiperten-
sión portal en el segundo. Debe investigarse esta posibilidad Obesidad
ante cualquier paciente que presente un síndrome de oclu-
sión venosa hepática. La esteatosis hepática es común, especialmente en muje-
res obesas. Se debe a un aumento de la síntesis de triglicéri-
dos en el hígado, a la resistencia de la insulina, que provoca
Amiloidosis movilización de ácidos grasos, y al aumento de los hidratos
La mayoría de los pacientes con amiloidosis, tanto prima- de carbono en la dieta en relación con las proteínas, que fa-
ria o inmunológica (por depósito de fragmentos de cadenas vorece la acumulación de triglicéridos. En la biopsia hepáti-
ligeras de inmunoglobulinas o AL) como secundaria (por de- ca puede comprobarse, además de esteatosis, necrosis celu-
pósito proteína sérica de síntesis hepática o SAA) presentan lar, inflamación, cuerpos acidófilos de Mallory, fibrosis e
depósitos hepáticos. Éstos se localizan en el espacio de Disse incluso cirrosis. Estas lesiones son análogas a las provocadas
y en los vasos portales y sinuosides. Clínicamente, un tercio por el alcohol, pero se observan asimismo en obesos no al-
de los pacientes presentan hepatomegalia y elevaciones de cohólicos. Clínicamente cursa con hepatomegalia y eleva-
fosfatasa alcalina y gammaglutamiltranspeptidasa, con esca- ción de enzimas hepáticas. En los pacientes afectos de obesi-
sa repercusión clínica. Hay formas excepcionales que cursan dad mórbida sometidos a intervenciones hoy en desuso
con hígado tumoral. El diagnóstico se establece por biopsia (como derivaciones yeyunoileales), se describió una hepato-
rectal, de grasa subcutánea o hepática y por la inmunoelec- patía grave con muerte por insuficiencia hepática.
troforesis de plasma y/o orina cuando se trata de una amiloi-
dosis primaria. Los signos de insuficiencia hepática, como la
ascitis y la hepatomegalia, suelen deberse a la insuficiencia
Diabetes
cardíaca. Numerosos diabéticos, especialmente los obesos, presen-
tan elevaciones de enzimas hepáticas, sobre todo de fosfata-
sa alcalina, no debidas a otra causa. La lesión hepática suele
Sarcoidosis consistir en una esteatosis simple, con extensa glucogeniza-
La mayoría de los pacientes presentan una hepatitis granu- ción de los núcleos de los hepatocitos, pero también puede
lomatosa de localización portal y periportal preferente, sin encontrarse una imagen similar a la de la hepatopatía alco-
manifestaciones clínicas propias y con poca repercusión bio- hólica y a la de la obesidad. La cirrosis hepática es mucho
lógica. Se han descrito cuadros excepcionales de hiperten- más común entre los diabéticos, sin que se conozca muy
sión portal presinusoidal y de colestasis crónica, estos últi- bien el motivo.
mos en varones de raza negra. También se han publicado
casos de oclusión trombótica portal, esplénica o de venas su-
prahepáticas (síndrome de Budd-Chiari) debidos a compre-
Nutrición parenteral
sión venosa por parte de los granulomas. La nutrición parenteral mantenida más de 2 semanas pro-
duce una elevación de las transaminasas y las fosfatasas y,
en algunos casos, ictericia. La biopsia hepática revela estea-
Enfermedad inflamatoria del intestino tosis y colestasis periportal. Estas alteraciones son especial-
mente frecuentes cuando se administran soluciones con un
El 30-80% de los pacientes con colitis ulcerosa o enferme- elevado contenido en glucosa, que supera la capacidad oxi-
dad de Crohn del colon presentan alteraciones en las prue- dativa hepática, o con las que contienen un exceso de lípi-
bas de laboratorio que indican afectación hepática. En oca- dos. También aumenta la frecuencia de litiasis biliar.
siones, la biopsia hepática es normal, pero en otras muestra
una esteatosis secundaria a trastornos nutritivos y/o a la tera-
pia o bien signos de pericolangitis que acompañan a una co- Enfermedades hematológicas
langitis esclerosante. Esta última se asocia a menudo a una
colitis ulcerosa y puede complicarse con un carcinoma de En las anemias hemolíticas crónicas, el hígado se afecta a
conductos biliares, que se ha descrito asimismo en pacientes menudo como consecuencia de la hemosiderosis secunda-
sin colangitis esclerosante. En la enfermedad de Crohn y, ria y de la posible hepatitis vírica postransfusional. También
con menor frecuencia, en la colitis ulcerosa se pueden es frecuente la litiasis biliar por cálculos de bilirrubinato cál-
encontrar granulomas. También es posible comprobar ami- cico.
loidosis y hepatitis tóxicas secundarias a los fármacos utili- En la talasemia mayor, la hemosiderosis constituye un gra-
zados. ve problema. En la drepanocitosis se producen crisis veno-
La esteatosis es el hallazgo más común y se debe a la mal- clusivas que cursan con dolor, fiebre, ictericia y elevación de
nutrición, a la malabsorción y a la proteinorrea. La hepatitis las transaminasas y de la fosfatasa alcalina y que suelen ce-
crónica activa y la cirrosis son más frecuentes que en la po- der en pocos días o semanas. En los déficit de glucosa-6-fos-
blación general y probablemente su mecanismo patogénico fato-deshidrogenasa, la hepatitis vírica puede desencadenar
es inmunológico, aunque debe descartarse un posible ori- una crisis hemolítica. En la hemoglobinuria paroxística noc-
gen vírico a causa de las transfusiones. En pacientes afec- turna las frecuentes trombosis venosas pueden afectar las ve-
tos de enfermedad de Crohn se han descrito abscesos he- nas suprahepáticas.

353
HEPATOLOGÍA

Los pacientes hemofílicos se infectan a menudo por los vi- nas 1 a 6, el factor estimulante de colonias granulocíticas y
rus B, C y D de la hepatitis como consecuencia de la terapéu- monocíticas (GM-CSF), el factor estimulante de colonias de
tica sustitutiva y padecen las secuelas de hepatitis crónica y macrófagos (M-CSF), el factor estimulante de colonias granu-
cirrosis. Con los modernos preparados pasteurizados o los locíticas (G-CSF)y los factores de necrosis tumoral (TNF) alfa
obtenidos por técnicas de recombinación genética, este pro- y beta.
blema ha desaparecido.
En los pacientes afectos de síndrome mieloproliferativo Anatomía patológica. El granuloma es una lesión nodular
crónico puede producirse un síndrome de hipertensión por- bien delimitada, formada por un agregado compacto de his-
tal por los focos de metaplasia hematopoyética hepáticos, tiocitos activados (células epitelioides), linfocitos y células
que alteran la circulación sinusoidal. La trombosis de las plasmáticas; los histiocitos pueden fusionarse formando célu-
venas suprahepáticas es otra complicación de estos síndro- las gigantes multinucleadas. A menudo existe necrosis cen-
mes, en ocasiones aún latentes. El hígado puede estar infiltra- tral y los linfocitos se disponen en la periferia de la lesión. En
do en los linfomas tanto de Hodgkin como no hodgkinianos. sentido más amplio, se consideran también granulomas los
Las manifestaciones clínicas son a menudo escasas, y la par- agregados histiolinfocitarios de carácter menos compacto,
ticipación hepática se descubre en las biopsias practicadas que estrictamente no lo son. En el 5% de las biopsias hepáti-
para valorar la extensión de la enfermedad. En casos avanza- cas se encuentran granulomas. Éstos se localizan en el lobuli-
dos puede haber ictericia y signos de insuficiencia hepática. llo o en el espacio porta y alcanzan un tamaño que varía en-
En raras ocasiones la enfermedad de Hodgkin se pone de tre 50 y 300 µm; teniendo en cuenta que un cilindro hepático
manifiesto por una colestasis febril, no debida a infiltración de los obtenidos por punción tiene unos 2 cm de longitud y
tumoral ni a afectación de la vía biliar por adenopatías. Este 1 mm (100 µm) de anchura y que los cortes que se obtienen
síndrome suele remitir con la quimioterapia. para microscopia convencional presentan unas 4 µm de gro-
sor, los granulomas pueden pasar inadvertidos si no se exa-
minan numerosos cortes. La visión del agente causal en la le-
Trasplante de órganos sión es infrecuente, pero establece su carácter etiológico sin
lugar a dudas. Así ocurre con los huevos de esquistosoma,
Las hepatitis crónicas víricas B y C constituyen un proble- con algunos hongos como Candida o Aspergillus, con las mi-
ma común. Los individuos que reciben un trasplante renal cobacterias como M. tuberculosis, atípicas o el bacilo de
las padecen con frecuencia y, a pesar de su lenta evolución Hansen o con cuerpos extraños como talco, sílice, berilio,
son causa importante de morbilidad y mortalidad. En los pa- sulfato de cobre o silicona. Otras veces algunas característi-
cientes sometidos a trasplante de hígado, la reinfección del cas anatomopatológicas sugieren su etiología, por ejemplo la
injerto por infección previa por virus B o C constituye asimis- necrosis caseosa en la tuberculosis o el anillo de fibrina en
mo un problema importante. Además de la hepatitis vírica la fiebre Q, pero estos dos datos no son absolutamente espe-
de tipo C y, más raras veces, B, que suelen ser consecuen- cíficos. La presencia de células de Sternberg establece el
cia de las transfusiones, los pacientes con trasplantes de ór- diagnóstico de enfermedad de Hodgkin, y la de células espu-
ganos presentan afectación hepática de otras causas. Otros mosas constituye un hallazgo muy particular de la lepra. Sin
agentes víricos (citomegalovirus y herpes) pueden también embargo, en la mayoría de las ocasiones su etiología no pue-
provocar disfunción hepática. En los trasplantados hepáticos, de asegurarse basándose sólo en los hallazgos anatomopa-
las diversas formas de rechazo causan ictericia, elevaciones tológicos. Las modernas técnicas de biología molecular, es-
enzimáticas e insuficiencia hepática. El tratamiento inmuno- pecialmente la hibridación in situ mediante sondas de ge-
depresor, en especial la azatioprina, es causa de lesiones en nomas víricos, han permitido demostrar la presencia de virus
los vasos hepáticos, con fibrosis subendotelial en las venas citomegálico (CMV), virus de Epstein-Barr, virus del herpes
centrales y perisinusoidal que se asocia a hipertensión portal. y otros. Asimismo, la inmunohistoquímica puede detectar
En los trasplantados de médula ósea, la enfermedad del la presencia de antígenos bacterianos o víricos. La lesión
injerto contra el huésped produce lesiones vasculares y en puede curar al resolverse la enfermedad causal, dejando en
los conductos biliares. algunos casos como secuela una cicatriz hialinofibrosa que
puede calcificarse, como ocurre en la tuberculosis o la histo-
plasmosis.
Otras enfermedades
Etiología. En la tabla 2.109 se resumen las causas capaces
En la paniculitis de Weber-Christian puede hallarse estea- de producir granulomas hepáticos. Las dos causas más co-
tosis hepática con presencia de hialina de Mallory, debido a munes son la tuberculosis y la sarcoidosis. El SIDA y el gran
trastornos en la síntesis lipídica. La enfermedad de Whipple número de pacientes inmunodeprimidos (trasplantados, neo-
puede cursar con granulomas que contienen inclusiones ba- plásicos tratados con citostáticos) han incrementado la fre-
cilares, similares a los hallados en el intestino, los ganglios u cuencia de causas hasta hace unos años excepcionales (mi-
otros órganos. La enfermedad celíaca puede ser causa de es- cobacterias atípicas, sífilis, CMV). También ha disminuido la
teatosis masiva secundaria a malnutrición. Este último tras- proporción de casos no filiados a medida que los procedi-
torno puede estar asociado a una hepatitis autoinmune. mientos de laboratorio para la identificación de infecciones,
víricas o de otro tipo, han mejorado considerablemente su
especificidad y sensibilidad. La denominada hepatitis granu-
Granulomas hepáticos lomatosa idiopática, que suele cursar con fiebre más o me-
nos prolongada, en general de buen pronóstico, se diagnosti-
Patogenia. Un granuloma está constituido por un agregado ca cada vez con menor frecuencia.
focal de macrófagos, de linfocitos y células plasmáticas. El
granuloma es una respuesta inmune frente a antígenos de Cuadro clínico y diagnóstico. Las manifestaciones clínicas
muy diversa naturaleza, originada en el sistema mononu- de los granulomas hepáticos son por lo general nulas, corres-
clear fagocítico sanguíneo (monocitos) y tisular (células de pondiendo la mayoría de las veces a las de la enfermedad
Kupffer). Los macrófagos estimulados por la presencia de an- causal. La repercusión hepática es clínicamente muy pobre,
tígenos de diversa naturaleza, inician su actividad fagocítica y sólo excepcionalmente ocasionan ictericia o dolorimiento
que los transforma en células epitelioides; la fusión de varias en el hipocondrio derecho. El diagnóstico de los granulomas
de éstas originan las células gigantes multinucleadas, comu- hepáticos se puede plantear cuando se indica la biopsia he-
nes a numerosos granulomas. La respuesta de la inmunidad pática por la sospecha de una de las enfermedades causales.
celular y, en menor grado, de la humoral contribuyen a esta- Tal es el caso de la sarcoidosis, cuando no existe otro órgano
blecer la lesión. Desempeñan un papel básico las interleuci- más fácilmente accesible, de la tuberculosis miliar y de los

354
EL HÍGADO EN LAS ENFERMEDADES SISTÉMICAS

TABLA 2.109. Causas de granulomas hepáticos TABLA 2.109. Causas de granulomas hepáticos (continuación)
Infecciones Isoniazida
Bacterias Penicilina
Tuberculosis Procainamida
Micobacterias atípicas Procarbazina
Lepra Pronestil
Brucelosis Quinidina
Estafilococemia Sulfamidas y derivados
Bacteriemias por gramnegativos
Listeriosis Material extraño
Granuloma inguinal Silicona
Tularemia Talco
Actinomicosis Sulfato de cobre
Nocardiosis Sílice
Rickettsias Berilio
Fiebre Q
Fiebre botonosa mediterránea Tumores
Fiebre de las Montañas Rocosas Linfoma de Hodgkin y no hodgkiniano
Espiroquetas Adenocarcinoma
Sífilis Hepatocarcinoma
Hongos
Histoplasmosis Otras causas
Coccidioidomicosis Hipogammaglobulinemia
Blastomicosis Granulomatosis infantil
Aspergilosis Eritema nudoso
Criptococosis Hemodiálisis
Candidiasis Idiopática
Tricosporiasis
Parásitos
Ascaridiasis
linfomas con finalidad de valorar su extensión o en pacien-
Anquilostomiasis tes afectos de SIDA que presentan cuadros febriles no diag-
Amebiasis nosticados. Otras veces el hallazgo de granulomas es inci-
Esquistosomiasis dental. En casos excepcionales se trata de enfermos con
Estrongiloidiasis clínica hepática evidente (ictericia, elevación de transamina-
Giardiasis sas, hipertensión portal) en los que la causa puede, o no, es-
Toxocariasis tar previamente establecida. Es el caso de un paciente con
Toxoplasmosis fiebre tifoidea, brucelosis, fiebre Q o tuberculosis que presen-
Leihsmaniasis
Capilariasis
ta estas manifestaciones clínicas, además del cuadro febril
Virus propio del proceso, o de la esquistosomiasis o, raras veces,
Citomegalovirus de la sarcoidosis, la sífilis o la infección por CMV. La disponi-
Mononucleosis infecciosa bilidad de métodos diagnósticos de laboratorio cada vez
Linfogranuloma venéreo más precisos hace que estas indicaciones de la biopsia hepá-
Gripe B tica sean frecuentes. En la mayoría de los casos existen alte-
raciones analíticas y de la exploración que revelan afecta-
Enfermedades sistémicas ción hepática; así, son comunes las elevaciones de las
Sarcoidosis
Colagenosis (lupus, polimialgia, arteritis temporal,
fosfatasas alcalinas, de la gammaglutamiltranspeptidasa en
granulomatosis de Wegener) general moderadas y, en menor grado, de las transaminasas.
La bilirrubina puede aumentar ligeramente (menos de
Enfermedades digestivas 2 mg/dL). Suele apreciarse una hepatomegalia moderada; el
Enfermedad inflamatoria intestinal (Crohn y colitis ulcerosa) bazo es palpable dependiendo de la enfermedad causal. La
Enfermedad celíaca historia clínica y la exploración física elemental suelen ser
Enfermedad de Whipple suficientes para establecer el diagnóstico. En caso contrario,
Gastroenteritis eosinófila el clínico debe repasar las causas que pueden producir esta
Derivación yeyunoileal
lesión y, a través del cuadro clínico, del laboratorio y de la
Enfermedades hepatobiliares ayuda del anatomopatólogo, intentar llegar al diagnóstico
Cirrosis biliar primaria definitivo. El tratamiento es el de la enfermedad causal.
Colangitis
Hepatocarcinoma

Fármacos Bibliografía especial


Anovulatorios
Alopurinol BRUGUERA M. The liver in pregnancy and in systemic diseases. En:
Carbamazepina PRIETO J, RODÉS J, SHAFRITZ DA (eds). Hepatobiliary diseases. Berlín,
Clofibrato Springer 1992; 665-696.
Diazepam GUARDIA J. Granulomas hepáticos ¿Diagnóstico morfológico o proble-
Diltiazem ma clínico? En: RODÉS J, ARROYO V, PIQUE JM (eds). Controversias
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(continúa) logique de 107 cas. Nouv Press Med 1978; 7: 323-325.

355
Enfermedades infecciosas que afectan el hígado
J. Guardia y R. Esteban

En el curso de las infecciones se detectan, con frecuencia Manifestaciones hepáticas en infecciones bacterianas
variable, anomalías clínicas y especialmente de laboratorio
que traducen afectación hepática. El mecanismo causal pue- Cocos grampositivos
de ser la invasión directa del hígado con formación de abs- En las infecciones por S. pneumoniae se observan a menu-
cesos o granulomas, el efecto de la endotoxina bacteriana do elevaciones de las transaminasas y fosfatasas y, hasta en
y/o la hipotensión y el shock (hepatitis isquémica), que el 20% de los casos, de la bilirrubina. En la exploración pue-
acompañan a las infecciones graves especialmente por gram- de detectarse hepatomegalia. En alcohólicos la repercusión
negativos. hepática es más grave. El diagnóstico diferencial se plantea
con una hepatopatía previa no diagnosticada; la normaliza-
ción de los datos de laboratorio al resolverse la infección
Infecciones bacterianas aclara la duda. En los pacientes con déficit de glucosa-6-fos-
fato-deshidrogenasa puede desencadenarse una hemólisis.
Absceso hepático En infecciones por otras especies de Streptococcus se han
descrito algunos casos de microabscesos; mucho más rara es
Etiología. Los gérmenes más frecuentes son Escherichia coli, la hepatitis séptica estreptocócica, que cursa con un cuadro
Klebsiella pneumoniae, Proteus vulgaris, Streptococcus faeca- febril prolongado, lesiones de infiltración perivascular y ne-
lis y S. milleri, y anaerobios como Bacteroides y Clostridium, crosis hepática. Las alteraciones analíticas y la formación de
que se encuentran en más de la mitad de casos. En pacien- microabscesos son más comunes en las infecciones por
tes que han recibido quimioterapia se hallan sobre todo esta- Staphylococcus.
filococos resistentes. Los abscesos hepáticos únicos o múlti-
ples, suelen estar causados por afecciones biliares (colangitis Cocos gramnegativos
o colecistitis), circunstancia en la que suelen ser múltiples, Este grupo de gérmenes, causantes frecuentes de shock
por infección de órganos abdominales (apéndice, divertícu- séptico, provoca simultáneamente alteraciones hepáticas de
los cólicos, cáncer de colon infectado, úlceras perforadas, en- origen isquémico (véase Enfermedades vasculares del híga-
fermedad inflamatoria intestinal, hemorroides infectadas) e do). Otras causas de lesión hepática son las endotoxinas y la
invasión hepática por vía portal, por bacteriemias o por trau- invasión directa por parte de los microrganismos. Así, se han
matismos o heridas con infección de hematomas. A veces no descrito, colangitis por E. coli, en ausencia de lesión biliar.
existe una causa clara. La diabetes es un factor favorecedor. En infecciones urinarias y, sobre todo, en la pielonefritis xan-
togranulomatosa por E. coli se puede observar una hepatitis
Anatomía patológica. El absceso es una colección focal de reactiva.
microrganismos y pus (maloliente si contiene anaerobios), En mujeres que sufren (a veces años antes, otras de mane-
rodeado de una cápsula fibrosa. Se localiza más a menudo ra subclínica) un proceso de pelviperitonitis por Neisseria go-
en el lóbulo derecho y puede acompañarse de pileflebitis norrhoeae, se puede observar un cuadro clínico caracteriza-
purulenta o colangitis, según su mecanismo patogénico. do por la aparición de dolor en el hipocondrio derecho (que
puede recordar el producido por la colelitiasis) acompañado
Cuadro clínico. La forma clásica cursa con fiebre alta pre- de fiebre, hepatomegalia y la auscultación de un roce sobre
cedida de escalofríos, dolorimiento en el hipocondrio dere- la superficie hepática. Este síndrome (perihepatitis de Fitzh-
cho y mal estado general. Los casos de abscesos múltiples Hugh-Curtis), se diagnostica al hallar el gonococo en el exu-
suelen cursar de manera aguda. Son comunes las formas insi- dado vaginal o por la presencia en la laparotomía (si errónea-
diosas, en especial en ancianos, que producen afectación mente se interviene a la paciente) o en la laparoscopia de
del estado general, febrícula y escaso dolor o ausencia de adherencias (en “cuerda de violín”), pus y fibrina en la cáp-
éste. En los casos de localización infradiafragmática puede sula hepática. Casos similares se han observado en el varón y
haber tos, dolor en el hombro y derrame pleural derecho. también debidos a Chlamydia. En las septicemias y endocar-
ditis gonocócicas se han detectado elevaciones de las enzi-
Diagnóstico. Suele existir leucocitosis neutrofílica, VSG ace- mas hepáticas y de la bilirrubina, debido a la existencia de
lerada y un ligero aumento de la bilirrubina y las fosfatasas. infiltrados inflamatorios y áreas de necrosis focal.
El hemocultivo es positivo en la mitad de los pacientes. La ra-
diografía simple puede revelar signos indirectos (elevación Salmonelas y shigelas
del hemidiafragma, reacción pleural), pero es sin duda la Existen portadores sanos de Salmonella typhi en la vesícu-
ecografía la exploración básica. La punción dirigida, además la biliar que difunden la enfermedad en zonas endémicas.
de confirmar el diagnóstico, permite cultivar el material obte- Tanto en la fiebre tifoidea como en la fiebre paratifoidea,
nido (medios aerobio y anaerobio) y drenar el absceso; la to- suelen encontrarse alteraciones biológicas (transaminasas
mografía computarizada (TC) es igualmente útil. El absceso elevadas). Una cuarta parte de los pacientes pueden presen-
hepático piógeno debe diferenciarse del amebiano y del tar hepatomegalia, y una proporción muy inferior ictericia;
quiste hidatídico infectado (véase más adelante). en casos excepcionales la participación hepática adquiere
relevancia clínica. Histológicamente se trata de una hepatitis
Tratamiento. El drenaje mediante catéter percutáneo intro- reactiva, con agregados de células de Kupffer, sin llegar a
ducido por ecografía o TC y los antibióticos escogidos tras constituir granulomas. En la shigelosis se han descrito lesio-
cultivo y antibiograma son el tratamiento de elección. La nes similares y algunos casos de hepatopatía clínica con in-
combinación amoxicilina-ácido clavulánico cubre la mayo- tensa colestasis.
ría de los gérmenes. Si existe obstrucción biliar, puede indi-
carse una colangiografía retrógrada con papilotomía y ex- Brucelas
tracción de cálculos. La cirugía está indicada en caso de que Numerosos pacientes afectos de brucelosis presentan alte-
el drenaje no sea técnicamente posible o cuando exista en- raciones de las pruebas hepáticas, y algunos, ictericia; la he-
fermedad biliar o abdominal que deba tratarse quirúrgica- patomegalia es común. En la biopsia hepática se comprueba
mente. la existencia de hepatitis granulomatosa, más acentuada y

356
ENFERMEDADES INFECCIOSAS QUE AFECTAN EL HÍGADO

con necrosis central en las infecciones por B. abortus; es tam- tercio de los casos (enfermedad de Weil), a veces con dolor
bién frecuente, aunque sin necrosis, en las brucelosis por B. abdominal. La ictericia puede ser muy acentuada (hasta
melitensis. Raras veces se han descrito abscesos. 40 mg/dL de bilirrubina), pero suele cursar con fosfatasas y
transaminasas apenas elevadas. La biopsia hepática muestra
Actinomicosis y nocardiosis colestasis, signos de regeneración (mitosis) y, a veces estea-
Las infecciones por Actinomyces israelii originadas en el tosis. El diagnóstico se establece raras veces por el aislamien-
apéndice o en la región cecal pueden alcanzar el hígado por to del germen en sangre (primera semana) y LCR (segunda
vía portal, por contigüidad o, raras veces, por vía arterial. Clí- semana) u orina (tercera semana) y, más comúnmente, por
nicamente producen hepatomegalia, fiebre y alteración de la detección de anticuerpos séricos.
las pruebas hepáticas (que pueden ser normales), la mayoría Borreliosis. Se han descrito igualmente elevaciones enzi-
de las veces sin ictericia, y un cuadro general grave. La hepa- máticas y, con menor frecuencia, ictericia en las fiebres recu-
tomegalia puede ser irregular, demostrándose por ecografía, rrentes por B. recurrentis y en la enfermedad de Lyme debida
TC o laparoscopia masas únicas o, excepcionalmente, múlti- a B. burgdorferi.
ples que pueden confundirse con metástasis. El diagnóstico
se establece por cultivo de la punción hepática, de las even- Rickettsias y micoplasmas
tuales fístulas, del derrame pleural o del material obtenido En el curso de la fiebre Q se elevan las enzimas hepáticas
en la laparotomía. La penicilina por vía intravenosa durante y en menos del 5% de los casos puede haber ictericia; se han
6 semanas constituye el tratamiento de elección. En la nocar- descrito casos excepcionales de colangitis y hepatitis letal.
diosis el hígado sólo se afecta en las formas diseminadas que La lesión hepática es un granuloma característico, con un
se observan en inmunodeprimidos. anillo de fibrina que rodea una vacuola lipídica central. En
la fiebre botonosa mediterránea y en la de las Montañas Ro-
Micobacterias cosas se elevan moderadamente las enzimas hepáticas.
Entre ellas, Mycobacterium tuberculosis es el que afecta al Durante la neumonía por Mycoplasma pneumoniae se de-
hombre y el hígado con mayor frecuencia. Debe diferenciar- tectan alteraciones de las transaminasas y fosfatasas, sin otras
se la hepatotoxicidad por tuberculostáticos de las lesiones consecuencias, que regresan en pocas semanas.
hepatías propias. La hepatitis granulomatosa acompaña a la
tuberculosis miliar en el 90% de los casos y, con menor fre- Otras infecciones
cuencia, a otras formas de tuberculosis. El tuberculoma, En la neumonía por Legionella la mitad de los pacientes
masa hepática formada por un conglomerado de granulo- presentan elevaciones enzimáticas secundarias a hepatitis fo-
mas, es raro y puede confundirse con tumor hepático único cal, sin mayor trascendencia.
o múltiple; las calcificaciones en el examen radiológico apo- En pacientes afectos de gangrena gaseosa (por Clostridium
yan el diagnóstico, pero pueden observarse también en he- welchii y C. perfringens) es común la ictericia hemolítica,
patocarcinomas y en otras enfermedades, por lo que la con- pero, además, el hígado puede afectarse con zonas necróti-
firmación histológica es imprescindible. cas y abscesos que producen imágenes aéreas en la radiogra-
La colangitis tuberculosa, debida a la rotura de un tubercu- fía directa de abdomen.
loma en el árbol biliar, es un cuadro clínico muy poco fre- En la listeriosis neonatal el hígado presenta múltiples gra-
cuente, que puede confundirse fácilmente con una cole- nulomas y se han descrito casos de absceso hepático. En las
docolitiasis. La laparotomía puede tener consecuencias mor- formas graves de tularemia se elevan las transaminasas y se
tales, y el diagnóstico, extremadamente difícil, debe basarse producen focos de necrosis hepática y/o granulomas. En las
en la historia clínica (tuberculosis pulmonar coexistente) raras formas diseminadas de meloidosis (Pseudomonas pseu-
y en la biopsia (granulomas caseificantes). La tinción de domallei) existen focos de necrosis hepática.
Zielh-Neelsen es positiva sólo en el 20% de los casos, y el cul-
tivo de un fragmento de la biopsia lo es en muy contadas oca-
siones, excepto en pacientes con SIDA. También se han des- Infecciones por hongos
crito casos de colecistitis tuberculosa y hemobilia y de
pileflebitis. Otras micobacterias (atípicas, lepra) son causa de Las micosis se observan especialmente en inmunodepri-
granulomas hepáticos. La frecuencia de micobacterias atípi- midos y presentan una distribución geográfica peculiar. El
cas que afectan el hígado es elevada en pacientes con SIDA. hígado puede afectarse de manera subclínica y con lesio-
nes inespecíficas o, en ocasiones, produciendo abscesos
Espiroquetas con mayor repercusión clínica. En la tabla 2.110 se recogen
Sífilis. El hígado participa en todas las formas de sífilis; las lesiones hepáticas más comunes en cada una de las mi-
dado el aumento de incidencia de la enfermedad y la varie- cosis.
dad de expresiones clínicas, debe considerarse en el diag-
nóstico diferencial de enfermedad hepática de causa poco
clara. Hay que tener en cuenta también la asociación sífilis- Infecciones víricas
hepatitis B y SIDA en la población de homosexuales y droga-
dictos. La sífilis congénita ocasiona fibrosis hepática, con Además de los virus de las hepatitis, otros agentes víricos
presencia masiva de espiroquetas, que suele producir muerte pueden producir lesión hepática, en general de carácter
fetal y del recién nacido. En la sífilis secundaria, coincidien- inespecífico (necrosis focal infiltrativa linfocitaria) y con mí-
do con la fiebre y el exantema, pueden aparecer elevaciones nima repercusión biológica. Excepciones a esta regla son el
de las transaminasas y, sobre todo, de la fosfatasa alcalina. virus de Epstein-Barr y el de la fiebre amarilla, cuya lesión he-
La biopsia hepática muestra necrosis focal y, a veces, coles- pática tiene relevancia clínica, el citomegalovirus y el virus
tasis con proliferación de conductillos biliares y granulomas. del herpes tipo I.
En la sífilis terciaria se encuentran gomas especialmente en
el lóbulo derecho, en general subclínicos, aunque se han
descrito síndrome de Budd-Chiari por compresión de las ve-
Mononucleosis infecciosa
nas suprahepáticas, ictericia y ascitis y cuadros generales Esta afección, causada por el virus herpético humano IV
con dolor abdominal y fiebre. de Epstein-Barr, se observa una infiltración sinuosidal paren-
Leptospiras. De los más de cien serogrupos de Leptospira quimatosa y portal por linfocitos atípicos, proliferación de
interrogans, son L. icterohaemorrhagiae y L. canicola las que células de Kupffer y focos aislados de necrosis hepatocitaria.
afectan clínicamente al hombre. El contagio más habitual es Esta lesión siempre regresa y clínicamente suele cursar con
a través de la orina de rata (arrozales, cloacas). El cuadro fe- elevación de transaminasas (10-20 veces el valor normal) y,
bril, miálgico y de cefalea se acompaña de ictericia en un en el 30-40% de los casos, con ictericia.

357
HEPATOLOGÍA

TABLA 2.110. Micosis hepáticas


Hongo Frecuencia de afectación hepática Tipo de lesión Clínica
Histoplasma capsulatum Elevada en formas crónicas Granulomas Subclínica
Ictericia excepcional
Cryptococcus neoformans Elevada en formas diseminadas Granulomas caseificantes Subclínica
Ictericia e insuficiencia hepática
excepcionales
Mucor Rara y en formas diseminadas Esteatosis-necrosis perivenular Insuficiencia hepática
Aspergillus Rara y en formas sistémicas Abscesos periportales Ictericia, Síndrome de Budd-Chiari
Coccidioides immitis 30% de los casos Granulomas Subclínica
Blastomyces dermatitides En formas diseminadas Granulomas Subclínica
Blastomyces brasiliensis 20% de las formas sistémicas Granulomas portales Subclínica
Candida albicans 50% de las formas diseminadas Granulomas y microabscesos Hepatomegalia
Sporothrix En formas sistémicas Abscesos Cuadro febril
Trichosporum En inmunodeprimidos Granulomas Ictericia y elevación
de las transaminasas
Tomada de J. GUARDIA et al, 1992.

Citomegalovirus han descrito cuadros de “hepatitis” por P. carinii y Microspo-


rum.
En adultos sanos produce un cuadro similar al de la mo- A menudo estos pacientes están infectados de forma cró-
nonucleosis infecciosa. También se han descrito casos de nica por los virus B, D y C de la hepatitis. Por otra parte, reci-
hepatitis granulomatosa, con cuadro febril prolongado y ben fármacos hepatotóxicos y requieren transfusiones de
hallazgos histológicos inespecíficos. En pacientes inmunode- sangre. Todos estos factores hacen a veces difícil atribuir a
primidos (trasplante hepático, renal o de médula ósea, leu- un solo agente la lesión hepática clínica e histológica que
cémicos) puede desarrollarse una hepatitis grave. La lesión presentan. También se han observado casos de linfoma de
característica consiste en la presencia de inclusiones intranu- Hodgkin o no hodgkiniano y, más raras veces, de sarcoma
cleares en los hepatocitos, en las células de los conductos bi- de Kaposi en el hígado. Otras formas de lesión hepática son
liares o en las células endoteliales. La detección específica la colecistitis acalculosa, la colangitis esclerosante primaria
del virus puede realizarse por cultivo, estudio inmunohisto- y la estenosis de la papila, que se atribuyen a citomegalovi-
químico o hibridización molecular. rus, Cryptosporidium o Microsporum. Recientemente se han
descrito casos de peliosis hepática que podrían ser debidos
a afectación por el virus del SIDA del endotelio hepático o a
Virus herpes simple I y II infección por microrganismos bacilares que causan igual-
En individuos inmunodeprimidos estos virus causan infec- mente angiomatosis cutánea.
ciones diseminadas con participación hepática. Histológica-
mente se observan focos de necrosis y hepatocitos con inclu-
siones intranucleares de tipo vírico. El diagnóstico puede Infecciones por parásitos
confirmarse mediante inmunohistoquímica o hibridización
molecular. Se han descrito casos similares a la hepatitis víri-
ca, a veces con curso fulminante en adultos previamente sa-
nos, con herpes genital previo o sin éste. La existencia de
Infecciones por helmintos
leucopenia es común. La administración precoz de ganciclo- El hígado se afecta tanto por larvas como por gusanos
vir puede resolver el cuadro. adultos, dado que el hombre es a menudo huésped interme-
dio.
Otros virus Ascaridiasis
El virus de la fiebre amarilla (arbovirus tipo B), transmitido Excepcionalmente pueden observarse granulomas por
por el mosquito Aedes aegypti y éndemico en Sudamérica y reacción a la presencia de huevos que llegan por vía portal
África ecuatorial, produce necrosis hepática mediozonal o por vía biliar. Se han descrito, asimismo, obstrucción de la
(zona Z de los ácinos hepáticos), con aparición de cuerpos vía biliar y colangitis.
acidófilos de Councilman y abundante depósito ceroide en
las células de Kupffer; si el enfermo sobrevive, la lesión regre- Fasciolasis
sa por completo. En la analítica se hallan elevadas las fosfata- La ingestión de berros contaminados con cercarias enquis-
sas, las transaminasas y la bilirrubina, disminuida la protrom- tadas del parásito (Fasciola hepatica) produce un cuadro de
bina. fiebre, dolor abdominal, diarrea, hepatomegalia, leucocitosis
Otros virus capaces de producir lesión hepática son: cox- eosinófila y alteración de las enzimas hepáticas. Pasados
sakievirus B, adenovirus, virus varicela y varicela-zoster, sa- unos meses, el gusano adulto pasa a la vía biliar, provocando
rampión y rubéola, el de la fiebre de Lassa, el de la enferme- cólicos hepáticos, ictericia y colangitis. La presencia de hue-
dad de Marburg y el virus Ebola. Los tres últimos causan vos en las heces y del gusano adulto en la vía biliar visible
lesión hepática grave y frecuente en el curso de cuadros clí- por colangiografía retrógrada permite el diagnóstico. En algu-
nicos de fiebre hemorrágica. nos casos la biopsia hepática, además de infiltración eosinó-
fila de los espacios porta revelan granulomas con presencia
de huevos; éstos pueden hallarse también en las heces; asi-
SIDA mismo, es posible detectar anticuerpos por inmunofluores-
En los pacientes infectados por el virus de la inmunodefi- cencia. El tratamiento se lleva a cabo con prazicuantel, bitio-
ciencia humana (HIV) se observan numerosas infecciones nol o albendazol y extracción endoscópica o quirúrgica de
que afectan el hígado. Así, son comunes los granulomas por los gusanos.
micobacterias (tuberculosa y atípicas, sobre todo avium-in-
tracellulare) y las infecciones por hongos (Cryptococcus, His- Equinococosis
toplasma, Candida, etc.), por virus (herpes, Epstein-Barr, ci- La ingestión de huevos de Echinococcus granulosus en ali-
tomegalovirus) y por bacterias. Con menor frecuencia se mentos contaminados a partir de las heces del perro produ-

358
ENFERMEDADES INFECCIOSAS QUE AFECTAN EL HÍGADO

ce una parasitación hepática (70%) y/o pulmonar o en otros Paludismo


órganos. La pared del quiste está formada por una capa ex- El hígado está parasitado, pero existe escasa repercusión
terna, que corresponde a una reacción inflamatoria desarro- clínica. La biopsia muestra una hepatitis reactiva y depósitos
llada por el huésped, una intermedia acelular de aspecto la- de pigmento negruzco en las células de Kupffer (pigmento
minar, y una interna o germinal donde se producen las palúdico).
vesículas hijas o escólex.
Amebiasis
Cuadro clínico. Los quistes se localizan preferentemente en La Entamoeba histolytica que se localiza en el colon puede
el lóbulo derecho y provocan hepatomegalia asintomática, invadir el parénquima hepático por vía hematógena, incluso
que se descubre por palpación o por ecografía. Cuando se años después de afectar el colon. Suele producir abscesos
complican en forma de rotura abdominal ocasionan un cua- únicos o múltiples por isquemia y necrosis del parénquima,
dro de abdomen agudo con obstrucción intestinal. La aper- con un contenido achocolatado que se hace purulento si
tura a la vía biliar produce un cuadro similar a la coledocoli- hay infección bacteriana secundaria. Clínicamente se pre-
tiasis, que a veces provoca la muerte del parásito. Si se senta con fiebre, malestar general, dolor en el hipocondrio
infecta, determina un cuadro de absceso hepático. A través derecho, hepatomegalia y, en ocasiones, extensión a la cavi-
del diafragma pueden abrirse a la pleura o al pulmón provo- dad pleural, peritoneo, pericardio, vía biliar o vena cava infe-
cando la expectoración de vesículas (“pellejos de uva”). La rior. El diagnóstico se sospecha por el antecedente de un via-
compresión de las venas suprahepáticas puede ocasionar un je a una zona endémica, la existencia de disentería previa
síndrome de Budd-Chiari. (sólo registrada en menos de una cuarta parte de los casos),
la presencia de varios abscesos en la ecografía o la TC, las
Diagnóstico. Un tercio de los pacientes presenta eosinofilia, características del material obtenido en la punción, en el
y el 85%, anticuerpos específicos detectados por ELISA, he- que a veces se observan quistes de amebas al igual que en
maglutinación o electroforesis cruzada. La radiografía simple las heces (en estos materiales pueden detectarse anticuer-
muestra en algunos casos calcificaciones y elevación del he- pos), las pruebas serológicas (hemaglutinación, ELISA), que
midiafragma. La ecografía y la TC revelan una o varias imáge- indican infección antigua o reciente, y la respuesta rápida al
nes quísticas, a veces multiloculadas. metronidazol. Este antibiótico debe administrarse en dosis
de 750 mg 3 veces al día durante 10 días; se dará igualmente
Tratamiento. El mebendazol y el albendazol son muy poco un amebicida intestinal (diyodoquina, 650 mg 3 veces al día
eficaces. La cirugía (aspiración del quiste e inyección de al- durante 20 días). Si el absceso es grande o no hay respuesta
cohol y suero salino con posterior quistectomía extirpando al fármaco, está indicado el drenaje por punción. La cirugía
la íntima y la media, pero respetando la adventicia) es el tra- no está en general indicada.
tamiento de elección. En quistes univesiculares, la aspira-
ción mediante punción guiada por ecografía e inyección de
alcohol, previa terapia médica con albenzadol, es una alter-
nativa en experimentación.
Bibliografía especial
Esquistosomiasis
Las manifestaciones hepáticas ocurren en la fase crónica y BACH N, THEISE ND, SCHAFFNER F. Hepatic histopathology in the acqui-
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se deben a la intensa reacción fibrosa que provocan los gra- 212.
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359
Enfermedades vasculares del hígado
J. Bosch Genover y J.C. García-Pagán

Hígado cardíaco indicar al paciente que eleve los pies. No es aconsejable pre-
sionar sobre la zona hepática, ya que, al provocar dolor, el
La denominación hígado cardíaco designa todas las altera- enfermo puede efectuar una maniobra de Valsalva, ocasio-
ciones orgánicas y funcionales hepáticas que aparecen en el nando un aumento de la presión venosa y dilatación de las
curso evolutivo de la insuficiencia cardíaca congestiva. El venas yugulares (reflujo hepatoyugular falsamente positivo).
hígado cardíaco aparece cuando existe una dificultad en la La esplenomegalia no es infrecuente. Se pone de manifies-
circulación de retorno venoso, ya sea por pericarditis cons- to en la gammagrafía con 99Tc o la ecografía. No obstante,
trictiva, insuficiencia ventricular derecha o valvulopatía tri- rara vez llega a ser palpable. Cuando lo es, suele tratarse de
cúspide. La importancia de la lesión hepática depende más una esplenomegalia discreta y en relación con la hiperten-
de la intensidad y la duración del trastorno circulatorio que sión portal. Antes de establecer el diagnóstico de esplenome-
de su etiología. galia congestiva es obligado descartar una endocarditis bac-
La insuficiencia cardíaca origina una congestión y una re- teriana, una cirrosis hepática concomitante o una trombosis
ducción del flujo sanguíneo del hígado. La congestión hepá- del árbol venoso esplenoportal, entre otras posibilidades.
tica es la responsable de la hepatomegalia que aparece en En los casos de hipertensión venosa acusada y lesión he-
los períodos de descompensación cardíaca, mientras que la patocelular importante puede aparecer ascitis. Ésta corres-
reducción del flujo sanguíneo hepático, unida a una menor ponde a un trasudado y es particularmente intensa en la peri-
tensión de oxígeno en la sangre, es la que produce la anoxia carditis constrictiva y en la estenosis tricúspides.
de los hepatocitos. Como consecuencia de la estasis venosa Los síntomas neurológicos de confusión, letargo y coma
y de la anoxia hepática, aparece necrosis hepatocitaria, pre- de los enfermos cardíacos están íntimamente relacionados
ferentemente centrolobulillar. con la anoxia cerebral, aunque se ha señalado la existencia
de una verdadera encefalopatía hepática en pacientes que
Anatomía patológica. La insuficiencia cardíaca aguda pro- han presentado una necrosis centrolobulillar aguda y grave
voca una dilatación de las venas centrales hepáticas debido después de haber sufrido un shock consecutivo a un infarto
a la congestión venosa, con atrofia de los hepatocitos que las de miocardio.
rodean. Si aumenta la dilatación, la estasis venosa se extien-
de a los sinusoides, los cuales pueden perder su orientación Función hepática. Las alteraciones observadas son inespe-
radiada hacia la vena central. Los sinusoides dilatados ad- cíficas. Puede aparecer ictericia a expensas de la bilirrubina
quieren un aspecto característico, ingurgitados de sangre y libre o conjugada. El proteinograma muestra, a veces, hipoal-
formando, a veces, verdaderos lagos sanguíneos. En la zona buminemia y muy a menudo hipergammaglobulinemia. El
centrolobulillar se produce un colapso de reticulina, que- descenso de la albúmina es consecuencia del fallo de su sín-
dando constituida una cicatriz fibrosa. A medida que los epi- tesis hepática o de la malnutrición y, cuando hay retención
sodios de descompensación cardíaca se repiten, la zona de hidrosalina, su origen es dilucional, por aumento del volu-
fibrosis se extiende y constituye tabiques anchos e irregula- men extracelular. En la fase de descompensación cardía-
res que en períodos avanzados pueden establecer puentes ca aguda, las transaminasas suelen estar elevadas, lo mismo
entre las venas centrales de lobulillos vecinos. Al final de que la fosfatasa alcalina y la gammaglutamiltranspeptidasa
este proceso, las áreas periportales son las únicas en las que (GGT). La tasa de protrombina es, a menudo, baja y resisten-
el parénquima hepático no ha sido sustituido por tejido fibro- te a la terapéutica con vitamina K.
so, pero se hallan rodeadas por bandas de fibrosis que se ex-
tienden de una vena central a otra (imagen de cirrosis inver- Cateterismo de las venas suprahepáticas. Contribuye a es-
tida). La aparición de una cirrosis cardíaca es sumamente tablecer el diagnóstico de hígado cardíaco el permitir la de-
rara, hasta el punto de que se había puesto en duda su exis- terminación de las presiones suprahepáticas libre y enclava-
tencia. da. En el hígado cardíaco la hipertensión portal es de tipo
postsinusoidal. La presión suprahepática libre está elevada,
Cuadro clínico. Sólo se estudiarán las manifestaciones clíni- siendo similar a la presión venosa central y algo menor que la
cas dependientes de la hepatopatía congestiva. presión suprahepática enclavada, de manera que la diferen-
En el curso de la insuficiencia cardíaca congestiva puede cia entre ambas es mínima. En cambio, en la cirrosis hepática
presentarse una ictericia moderada. En raras ocasiones, la la presión enclavada está aumentada, mientras que la libre es
ictericia aumenta de intensidad en los pacientes con insufi- normal. A pesar del aumento de la presión portal, la explora-
ciencia cardíaca crónica y grave. El tinte ictérico nunca apa- ción vascular del territorio portal no muestra la existencia de
rece en las zonas edematosas. Los mecanismos que determi- colaterales, puesto que, al hallarse elevada la presión en la
nan su aparición son oscuros, aunque se ha sugerido una vena cava y no existir gradiente entre ambos territorios, aqué-
serie de factores: hemólisis, insuficiencia hepatocelular en llas no se desarrollan.
relación con la necrosis centrolobulillar, obstrucción intrahe-
pática y existencia de infartos pulmonares o de otros tejidos Diagnóstico. Por lo general es sencillo. La historia, la explo-
con extravasación de sangre en su interior y sobreproduc- ración física y la ECG son suficientes para establecer un diag-
ción de pigmento biliar. nóstico correcto. Sin embargo, en determinados casos (peri-
La hepatomegalia de estasis suele ser dolorosa, aunque en carditis constrictiva) puede plantear serias dudas, sobre todo
determinados casos de insuficiencia cardíaca crónica no lo si no existen manifestaciones clínicas propiamente cardioló-
es. El dolor hepático (hepatalgia) se debe a la distensión de gicas o cuando se sospecha la asociación con una hepatitis
la cápsula de Glisson; suele acompañarse de dispepsia gas- vírica o una cirrosis hepática. En estos casos el diagnóstico
trointestinal, meteorismo, digestiones pesadas y anorexia. La sólo puede establecerse realizando un estudio hemodinámi-
existencia de hepatomegalia pulsátil delata siempre una in- co completo y una punción biópsica hepática. Ésta debe lle-
suficiencia tricúspide; si la fibrosis hepática es muy intensa, varse a cabo bajo control ecográfico, ya que la congestión
la pulsación desaparece. venosa puede aumentar el riesgo de hemoperitoneo. La eco-
El reflujo hepatoyugular es positivo en el hígado cardíaco. grafía puede ser de ayuda al mostrar unas venas suprahepáti-
Para explorarlo se debe apretar con una mano el abdomen o cas aumentadas de tamaño.

360
ENFERMEDADES VASCULARES DEL HÍGADO

Hígado de shock Datos de laboratorio. La bilirrubina está sólo discretamente


elevada. La fosfatasa alcalina aumenta mucho, mientras que
El hígado de shock, hígado isquémico o hepatitis isquémi- las transaminasas lo hacen en forma moderada; la tasa de
ca era una entidad poco conocida hasta que, recientemente, protrombina y la concentración de albúmina plasmática des-
el aumento notable de la supervivencia tras el shock de cual- cienden. Las proteínas del líquido ascítico suelen estar muy
quier etiología ha permitido observar las repercusiones de elevadas. Es muy frecuente el hallazgo de poliglobulia, cuya
las isquemia sobre el hígado. Cuando la isquemia debida al presencia no implica necesariamente una policitemia vera.
descenso del flujo hepático es intensa y prolongada se pro-
duce una necrosis coagulativa con un componente hemorrá- Diagnóstico. El síndrome de Budd-Chiari debe sospecharse
gico en las zonas centrolobulillares, que es donde la sangre ante la aparición, más o menos repentina, de hepatomegalia
llega con una menor concentración de oxígeno (zona 3 del dolorosa y ascitis rica en proteínas. El diagnóstico de certeza
ácino). La hepatitis isquémica puede producirse en el curso se establece mediante exploraciones complementarias. La
de todo tipo de shock, aunque las descripciones iniciales co- gammagrafía hepática revela un déficit difuso de la capta-
rrespondieron a estados de bajo gasto cardíaco por infarto ción hepática del isótopo, con aumento de la captación es-
agudo de miocardio. plénica. Un signo característico, que se aprecia con frecuen-
Clínicamente la lesión puede ser silente o manifestarse por cia, es el aumento de la captación por parte del lóbulo
diversos grados de citólisis, incluso en forma de insuficiencia caudado, el cual se halla de forma característica hipertrofia-
hepática aguda grave, con ictericia, encefalopatía y descen- do; este hecho contrasta con la escasa actividad del resto del
so de la tasa de protrombina por debajo del 40%. La diferen- parénquima. Este comportamiento diferencial del lóbulo
ciación con una hepatitis aguda vírica es imposible, excepto caudado se debe a que su drenaje se efectúa directamente a
por los antecedentes de un estado de bajo gasto cardíaco y la vena cava de forma independiente del resto del parénqui-
del contexto clínico general y la negatividad de los marcado- ma. La ecografía, además de poner de manifiesto la hipertro-
res víricos. Las transaminasas se elevan con rapidez a cifras fia del lóbulo caudado, puede sugerir el diagnóstico al no
superiores a las 1.000 U/mL. La hiperbilirrubinemia es de tipo mostrar venas suprahepáticas permeables. La biopsia hepáti-
mixto. Si la necrosis no es masiva y el estado de shock se co- ca revela una estasis centrolobulillar, con necrosis celular de
rrige, el cuadro evoluciona muy rápidamente, normalizándo- esta zona, y desarrollo de fibrosis más o menos extensa en re-
se las alteraciones biológicas en pocos días. Este hecho per- lación con el estadio evolutivo; la imagen es indistinguible
mite en ocasiones diferenciar las hepatitis isquémicas de las de la del hígado cardíaco.
víricas, cuya resolución es más lenta. La exploración vascular puede ofrecer signos directos e in-
El tratamiento es el de la enfermedad causal y sólo en los directos. Los primeros permiten demostrar la obstrucción de
casos con síndrome de insuficiencia hepática aguda grave las venas suprahepáticas y, por lo tanto, efectuar el diagnósti-
cabe establecer las medidas específicas de reanimación. co de certeza. La exploración más importante es el cateteris-
mo de las venas suprahepáticas, que permite comprobar la
existencia y la extensión de la lesión. Además de la toma de
Síndrome de Budd-Chiari presiones –que demostrará un notable gradiente de presión
a lo largo de las venas suprahepáticas, siempre que pueda
Recibe este nombre el síndrome clínico resultante de una franquearse la zona trombosada–, la inyección de contraste
trombosis de las venas suprahepáticas, que aparece acompa- y la flebografía ponen de manifiesto alteraciones característi-
ñando a tumores (sobre todo hepáticos y renales), sepsis, cas: estrechamiento irregular de las venas hepáticas (con di-
tromboflebitis migrans, policitemia y anemias hemolíticas latación subestenótica en algunos casos) y aparición de un
constitucionales, en especial en la hemoglobina paroxística patrón de vasos anormales, de disposición aracniforme (de-
nocturna y otros estados de hipercoagulabilidad (presencia nominados spiderwebs). Como se indica más adelante, el ca-
de anticoagulante lúpico, déficit de antitrombina III, etc.). teterismo de las venas suprahepáticas permite nuevas formas
Parece cada vez más claro el papel etiológico de los anticon- de tratamiento, muy eficaces en algunos casos.
ceptivos orales, por cuya causa probablemente esta enferme- El estudio de la vena cava inferior mediante cavografía y
dad predomina en las mujeres, en una proporción 2:1 res- medición de presiones reviste también gran utilidad para
pecto a los varones. Sin embargo, en alrededor de la mitad plantear el tratamiento. Aunque la trombosis no se extienda
de los casos la etiología del síndrome de Budd-Chiari perma- a la vena cava, la hipertrofia del lóbulo caudado puede pro-
nece desconocida. vocar su compresión, que se pone de manifiesto por un nota-
En este síndrome se incluyen otros cuadros de obstruc- ble gradiente de presión a través de la zona estenótica. Ello
ción del flujo venoso hepático debidos, por ejemplo, a la pre- impide el tratamiento mediante anastomosis portocava, pues
sencia de membranas en la luz de la cava inferior. la elevada presión en la cava inferior imposibilita la descom-
presión efectiva del territorio portal.
Cuadro clínico. Clínicamente se distinguen una forma agu-
da y otra crónica. La primera comienza con dolor abdomi- Evolución y pronóstico. La trombosis de las venas suprahe-
nal, vómitos, hepatomegalia dolorosa de aparición brusca, páticas es una enfermedad grave, cuya forma aguda produce
ictericia y ascitis. Si la obstrucción es completa, rápidamente la muerte en casi todos los pacientes, por insuficiencia hepá-
se observan signos de insuficiencia hepática aguda grave, tica aguda grave. Las formas crónicas tienen una evolución
con encefalopatía y muerte. En algunos casos, el cuadro se similar a la de la cirrosis hepática descompensada, siendo a
inicia con dolor abdominal agudo y shock por hemoperito- menudo indistinguibles clínicamente. Las principales causas
neo agudo, pudiéndose comprobar la rotura espontánea del de muerte son la insuficiencia hepática, la ascitis con insufi-
hígado. ciencia renal, la hemorragia digestiva y las infecciones sobre-
En la forma crónica, más frecuente, el cuadro clínico se añadidas.
desarrolla de modo progresivo, estableciéndose un síndrome
de hipertensión portal con esplenomegalia, ascitis, varices Tratamiento. Si el diagnóstico de síndrome de Budd-Chiari
esofágicas y hepatomegalia dolorosa sin reflujo hepatoyugu- se efectúa a las pocas horas de su aparición, el tratamiento
lar que puede ser difícil de diferenciar de una cirrosis hepáti- médico trombolítico, mediante perfusión de estreptocinasa
ca. En ocasiones se desarrolla un derrame pleural que puede en la zona afecta a través del cateterismo de las venas supra-
ser hemorrágico. A menudo, el síndrome de Budd-Chiari se hepáticas, puede ser curativo. Asimismo, si la obstrucción es
asocia a trombosis de la vena cava inferior, en cuyo caso segmentaria (afecta sólo un tramo de las venas suprahepáti-
aparecen, además, circulación colateral cava-cava, síndrome cas) puede obtenerse la remisión por medio de angioplastia
nefrótico (proteinuria y edema de extremidades inferiores) y transluminal durante el cateterismo. En los casos usuales de
elevación de la presión venosa femoral. diagnóstico más tardío (a partir de las 48 h) y de trombosis

361
HEPATOLOGÍA

masiva de las venas suprahepáticas, esta forma de tratamien- en el hipocondrio derecho, hepatomegalia, ascitis progresiva
to no suele proporcionar beneficios, aunque en ocasiones o aumento de peso superior al 5% del valor basal sin otra
puede intentarse. causa que lo justifique y signos de insuficiencia hepatocelu-
En el síndrome de Budd-Chiari crónico, el tratamiento lar. El diagnóstico se efectúa por cateterismo de las venas su-
conservador (diuréticos y/o anastomosis peritoneovenosas), prahepáticas, que muestra un aumento acusado de la pre-
similar al utilizado en la cirrosis, puede ser una opción acep- sión suprahepática enclavada con presión libre normal, y
table. Sin embargo, con frecuencia la ascitis es difícil de con- por la biopsia hepática. En estos casos es muy útil la biopsia
trolar. Por ello, en muchas ocasiones deben plantearse otras hepática transyugular, pues la frecuente alteración de la he-
formas de tratamiento, sobre todo quirúrgicas. La interven- mostasia imposibilita la biopsia hepática percutánea.
ción de elección es la anastomosis portocava laterolateral,
pero su eficacia es dudosa si la presión en la cava inferior
está elevada. En esta situación se puede realizar una anasto- Enfermedades de la arteria hepática
mosis entre la vena mesentérica y la aurícula derecha (anas-
tomosis mesoatrial), pero esta intervención requiere la aper- La arteria hepática nace del tronco celíaco y entra en el hi-
tura del pericardio y son frecuentes las complicaciones. Por lio hepático en compañía de la vena porta y del conducto
ello, se ha utilizado con éxito la anastomosis de la vena me- hepático común; sus principales colaterales son la arteria
sentérica al sistema de la vena cava superior, en concreto al gástrica derecha y la arteria gastroduodenal. Existen múlti-
tronco innominado, mediante prótesis de Gore-Tex®. Recien- ples variantes de la normalidad, entre las cuales la más fre-
temente se han descrito casos tratados con éxito mediante la cuente es el origen de la arteria hepática derecha en la arte-
realización de una derivación portosistémica percutánea in- ria mesentérica superior. En el hilio hepático se divide en sus
trahepática. Esta nueva técnica evitaría los problemas ocasio- dos ramas, derecha e izquierda, y en el interior del parénqui-
nados por el aumento de presión en la vena cava inferior por ma las ramas terminales desembocan en los sinusoides.
compresión del lóbulo caudado. El trasplante hepático es La arteria hepática suministra al hígado el 20-35% del flujo
probablemente el mejor tratamiento en los pacientes que no hepático total y el 50% de sus requerimientos de oxígeno. El
presentan trombosis portal ni de la cava ni enfermedades de flujo sanguíneo de la arteria hepática tiene la capacidad de
base malignas. autorregularse, aumentando cuando disminuye el flujo san-
guíneo portal, de forma que el flujo hepático total tiende a
mantenerse inalterado. Este mecanismo tiene gran importan-
Obstrucción de la vena cava inferior cia en ciertas circunstancias, como la anastomosis portoca-
va, la trombosis portal y la cirrosis con hipertensión portal,
Cuando existe obstrucción de la vena cava inferior por en- en las que el flujo portal está ausente o muy disminuido.
cima de la desembocadura de las venas suprahepáticas, el La arteria hepática puede explorarse radiológicamente
cuadro clínico resultante es similar al del síndrome de Budd- mediante la arteriografía selectiva del tronco celíaco, que
Chiari. Se han descrito casos secundarios a una compresión permite la visión del tronco arterial y de la ramificación intra-
por tumor o quiste hidatídico hepático de crecimiento pos- hepática, muy útil para el diagnóstico de las lesiones intrahe-
terior, tumor renal, adenopatías, lóbulo de Spiegel hipertro- páticas que ocupan espacio (quistes, tumores) y en ocasio-
fiado o tumor mediastínico. En el niño, una causa relativa- nes para su tratamiento (embolización de tumores). La
mente frecuente es la obstrucción por una malformación ecografía de tiempo real con Doppler pulsado puede ser útil
congénita en forma de membrana en la luz de la cava, que al demostrar la permeabilidad o no de la arteria hepática.
en ocasiones es tributaria de tratamiento quirúrgico curativo.
Oclusión de la arteria hepática
Enfermedad venoclusiva del hígado Es una rara afección, generalmente secundaria a lesión
quirúrgica, arteritis primitiva, embolia, trombosis o invasión
Es una afección rara, descrita inicialmente en Jamaica y neoplásica. Su repercusión sobre el parénquima depende de
en la India, consistente en una obstrucción de las venas cen- si está preservado, o no, el flujo portal. Si éste se encuentra
trolobulillares, por fibrosis subendotelial que va estrechando muy disminuido, puede producirse un infarto hepático,
la luz del vaso. Esta lesión se asocia a la intoxicación aguda como consecuencia de la isquemia tisular, con afectación
o crónica por alcaloides de la pirrolicidina, presentes en va- de todas las estructuras y necrosis celular en la zona afecta-
rios géneros de plantas (Senecio, Crotalaria, Heliotropium, Tri- da. Clínicamente se manifiesta por dolor en el hipocondrio
chodesma) que abundan en países en vías de desarrollo y derecho. Cuando la lesión es extensa puede aparecer icteri-
que en ocasiones son ingeridas en forma de infusión con fi- cia y signos de insuficiencia hepática grave. El diagnóstico
nes medicinales y en otras se las encuentra contaminando puede sospecharse por ecografía y se confirma mediante la
los cereales. arteriografía.
La enfermedad tiene preferencia por los niños y se mani- La oclusión de la arteria hepática se observa principal-
fiesta por dolores abdominales y aparición rápida de ascitis; mente en el postoperatorio del trasplante hepático y a menu-
las formas crónicas son clínicamente indistinguibles de la ci- do requiere una reintervención quirúrgica.
rrosis hepática. La mortalidad es muy elevada y se produce
entre los 3 y los 9 meses de enfermedad, por hipertensión
portal hemorragípara o por infecciones sobreañadidas. Al
Aneurisma de la arteria hepática
examen microscópico el hígado muestra una intensa estasis En sus localizaciones intrahepática o extrahepática es una
centrolobulillar con necrosis celular hemorrágica, obstruc- afección rara que puede complicar una periarteritis nudosa
ción completa o incompleta de las venas centrolobulillares y o un traumatismo o ser de origen yatrógeno (biopsia hepáti-
ausencia de reacción inflamatoria; en las formas crónicas ca) o idiopático.
pueden verse grandes zonas de fibrosis, de predominio cen- Suelen ser asintomáticos o manifestarse por dolor en el hi-
trolobulillar. pocondrio derecho o ictericia por compresión de las vías bi-
Actualmente, en España, la enfermedad venoclusiva se liares. Cuando se complican y rompen en las vías biliares
observa sobre todo en pacientes sometidos a trasplante de pueden ocasionar un cuadro de cólico biliar, ictericia y he-
médula ósea como tratamiento de enfermedades hematoló- morragia digestiva por hemobilia.
gicas. Se cree que tanto la irradiación corporal total como la El diagnóstico se establece mediante arteriografía selecti-
administración de fármacos aplasiantes en la fase previa al va, ecografía y/o tomografía computarizada (TC), en el curso
trasplante favorecen su aparición. La enfermedad aparece en de intervenciones quirúrgicas o en la necropsia. El tratamien-
las primeras semanas tras el injerto y se manifiesta por dolor to es quirúrgico y consiste en la práctica de resección o en-

362
ENFERMEDADES VASCULARES DEL HÍGADO

voltura con celofán. Recientemente se ha tratado con éxito son el consumo de anticonceptivos orales, el embarazo, la
mediante embolización selectiva durante el cateterismo. tromboflebitis migrans, los síndromes mieloproliferativos y
los estados de hipercoagulabilidad. A pesar de todo, en más
del 50% de los pacientes la trombosis es idiopática y se ha su-
Aneurisma de la vena porta gerido que estaría etiopatogénicamente relacionada con la
hipertensión portal esencial.
Desde la introducción sistemática de la ecografía en el
diagnóstico de las enfermedades hepáticas se ha descrito la Cuadro clínico. Las manifestaciones son las secundarias a
existencia de dilataciones aneurismáticas de la vena porta in- la hipertensión portal, pero la aparición de ascitis es excep-
trahepática. Estos aneurismas, en ocasiones de gran tamaño, cional. La hemorragia por rotura de varices esofagogástricas
se han llegado a confundir con quistes y tumores hepáticos. es la forma más frecuente de presentación. Siempre existe es-
La mayoría de los casos descritos correspondían a pacientes plenomegalia. A menudo se desarrollan varices gástricas pro-
con hipertensión portal por cirrosis hepática. La malforma- minentes, que “puentean” el obstáculo al flujo portal. La en-
ción cursa sin manifestaciones clínicas, pero es importante cefalopatía hepática no es infrecuente en pacientes adultos,
conocerla para evitar errores diagnósticos y, sobre todo, para por lo general asociada a algún factor desencadenante y de-
no dañar el aneurisma con exploraciones instrumentales. La bida a las amplias comunicaciones portosistémicas. Las
biopsia hepática está contraindicada, excepto que se realice pruebas de función hepática son usualmente normales y sue-
bajo control ecográfico o por TC. le haber leucopenia y trombocitopenia por hiperesplenismo.

Diagnóstico. La ecografía con Doppler pulsado es muy útil


Fístulas arteriovenosas en el territorio portal para el diagnóstico. Hay que recurrir a la angiografía para de-
(fístulas arterioportales) terminar su extensión y confirmar el diagnóstico cuando la
ecografía Doppler no es inequívoca o cuando se emplea
Las fístulas arterioportales (de la arteria hepática, espléni- la cirugía derivativa.
ca o mesentérica al sistema venoso portal) son poco fre-
cuentes. Únicas o múltiples, su etiología puede ser traumáti- Tratamiento. El tratamiento de la trombosis portal es difícil.
ca, yatrógena (secundarias a biopsia hepática), neoplásica El tratamiento quirúrgico definitivo de la hipertensión portal
(usualmente carcinoma primitivo de hígado) o congénita. es por lo general imposible. La esplenectomía entraña nume-
En la enfermedad de Rendu-Osler-Weber pueden hallarse rosas complicaciones y sólo debe realizarse si la trombosis
múltiples fístulas. está limitada a la vena esplénica. Las anastomosis mesenteri-
Cuando son de pequeño tamaño suelen ser asintomáticas, cocava o esplenorrenal distal son las intervenciones de elec-
y su hallazgo, casual; no obstante, pueden manifestarse en ción, cuando son factibles. Los casos que no pueden tratarse
forma de dolor y auscultarse un soplo en el abdomen. Su mediante una derivación quirúrgica son tributarios de trata-
principal complicación es que provocan hipertensión portal, miento farmacológico, escleroterapia de las varices o tran-
por hiperaflujo sanguíneo portal. Sin embargo, no todos los sección esofágica. Hasta el momento se ignora cuál de estas
pacientes desarrollan hipertensión portal ni siempre se nor- terapéuticas ofrece mejores resultados.
maliza por completo la hipertensión portal al corregirse qui-
rúrgicamente las fístulas.
La ecografía con Doppler y/o la TC pueden detectar las fís- Trombosis de la vena esplénica
tulas arterioportales, pero la angiografía es la técnica diag-
nóstica de elección. La trombosis aislada de la vena esplénica causa una hiper-
Por sus consecuencias potenciales, se recomienda su tra- tensión portal segmentaria, limitada al territorio esplénico.
tamiento incluso cuando constituyen un hallazgo casual. La Las causas que la producen son especialmente el carcinoma
embolización en el curso de la angiografía puede ser curati- pancreático y la pancreatitis crónica. El tratamiento consiste
va, pero en la mayoría de los casos la oclusión es incomple- en la esplenectomía, que suele ser curativa.
ta, por lo que hay que recurrir a la corrección quirúrgica.

Trombosis del eje esplenoportal Bibliografía especial


En España es la causa más frecuente de hipertensión portal BELLI L, ROMANI F, SANSALONE CV, ASENI P, RONDINARA G. Portal throm-
prehepática. El trombo puede asentar en cualquier nivel del bosis in cirrhotics. A retrospective analysis. Ann Surg 1986; 203:
286-291.
eje esplenoportal y de su localización dependerá el tipo de cir- CARRERAS E, GRAÑENA A, NAVASA M, BRUGUERA M, MARCO V, SIERRA J, et
culación colateral que se desarrolle. La trombosis puede abar- al. Transjugular liver biopsy in BMT. Bone Marrow Transplant
car toda la luz de la vena o circunscribirse a las paredes (trom- 1993; 11: 21-26.
bosis mural). En ocasiones, la luz de la vena porta queda JONES RJ, LEE KSK, BESCHORNER WE, VOGEL VG, GROCHOW LB, BRAINE
sustituida por multitud de pequeños canales tortuosos, lo cual HG. Venoocclusive disease of the liver following bone marrow
genera la denominada transformación cavernomatosa de la transplantation. Transplantation 1987; 44: 778-783.
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tis, etc.) y, con menor frecuencia, a enteritis, colitis ulcerati- Historical and clinical review with an analysis of surgical correcti-
va, abscesos, etc. La cirrosis hepática también puede compli- ve procedures. Am J Surg 1984; 147: 463-467.
carse con el desarrollo de trombosis portal, especialmente si STRODEL WE, ECKHAUSER FE, LEMMER JH, WHITEHOUSE WM, WILLIAMS DM.
existe un carcinoma primitivo de hígado asociado. La inva- Presentation and perioperative management of arterioportal fistu-
sión tumoral (en particular por carcinoma primitivo de híga- las. Arch Surg 1987; 122: 563-571.
VALLA D, LE MG, POYNARD T, ZUCMAN N, RUEFF B, BENHAMOU JP. Risk of
do) de la vena porta también es una causa frecuente de hepatic vein thrombosis in relation to recent use of oral contra-
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vena esplénica la constituyen las afecciones pancreáticas VOORHEES AB, PRICE JB. Extrahepatic portal hypertension. A retrospec-
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des que se han asociado al desarrollo de trombosis portal Arch Surg 1974; 108: 338-341.

363
Tumores del hígado
J. Bruix Tudó y C. Bru Saumell

Los tumores originados en los tejidos del hígado constitu- paña, más del 70% de los pacientes con carcinoma hepato-
yen los tumores hepáticos primitivos, benignos o malignos, celular presentan anticuerpos frente al VHC. Este porcentaje
mientras que los originados en otros órganos pueden produ- es superior al 80% si el tumor se asienta sobre una cirrosis
cir metástasis hepáticas (tabla 2.111). La mayoría de los tu- criptogénica, mientras que es algo menor si se implanta so-
mores enumerados en dicha tabla son poco frecuentes. En la bre una cirrosis alcohólica o relacionada con el VHB. Estos
edad infantil los tumores más comunes son los primarios, datos indican que el VHC puede intervenir en la génesis del
fundamentalmente el hepatoblastoma, mientras que en la tumor, de manera similar a lo que ocurre con el VHB.
edad adulta son más frecuentes las metástasis, siendo el car- Hepatopatía crónica. El carcinoma hepatocelular asienta
cinoma hepatocelular el tumor primitivo más prevalente. El sobre una hepatopatía crónica en el 90% de los casos y se ha
hemangioma es el tumor hepático benigno más común, descrito la implantación tumoral sobre cirrosis de cualquier
mientras que los restantes son muy infrecuentes. etiología. Este hecho sugiere que la hepatopatía actuaría
como un factor permisivo y que, cuanto mayor es el tiempo
de evolución de la enfermedad, mayor es el riesgo de que
Carcinoma hepatocelular el tumor se desarrolle, en relación con otros factores como el
VHB, el VHC o el alcohol. Se desconoce el mecanismo por
El carcinoma hepatocelular constituye el 80-90% de los tu- el que determinadas hepatopatías, como la hemocromatosis
mores hepáticos malignos. Se reconocen importantes varia- o la porfiria cutánea tarda, poseen un mayor riesgo para el
ciones geográficas en su prevalencia. España pertenece a un desarrollo de este tumor.
área de incidencia y mortalidad intermedias para esta neo- Aflatoxina. Este potente hepatocarcinógeno es producido
plasia, que posee una tasa bruta de 10,8/100.000 habitantes. por Aspergillus flavus y parasiticus, hongos que requieren hu-
Este tumor asienta sobre una cirrosis hepática en alrededor medad y calor para su crecimiento y que a menudo contami-
del 90% de los casos y constituye un hallazgo en el 3-4% de nan los alimentos almacenados en estas condiciones. Así, en
los estudios necrópsicos de pacientes cirróticos. El norte algunos países donde la incidencia del carcinoma hepatoce-
de Europa y el continente americano poseen una incidencia lular es elevada se han hallado altas concentraciones de afla-
mucho menor, mientras que el África subsahariana y el toxina en muestras de mandioca, maíz y cacahuete. Su me-
sudeste asiático constituyen áreas de alta incidencia. La cau- canismo de acción no se conoce, pero se ha propuesto que
sa de estas diferencias geográficas no se conoce, aunque se su metabolización hepática daría lugar a un epóxido que, al
supone en relación con los diferentes factores oncogénicos fijarse a las bases nitrogenadas de los ácidos nucleicos, alte-
que pueden intervenir en el desarrollo del tumor. raría la replicación o la transcripción del DNA. Otra posibili-
dad radicaría en que la aflatoxina disminuyera a la respuesta
Factores etiológicos. Virus de la hepatitis B (VHB). Existe inmune, favoreciendo así la acción oncógena de otros facto-
una coincidencia geográfica entre las áreas de alta incidencia res como el VHB.
de carcinoma hepatocelular y las zonas con una gran tasa de Parásitos. La relación entre la parasitación por trematodos
penetración del VHB. Además, la prevalencia de marcadores del género Schistosoma y la aparición de carcinoma hepato-
de infección por VHB en pacientes afectos por este tumor es celular es controvertida, dado que es posible que en los paí-
más elevada que en la población general, si bien esta diferen- ses en los que se ha estudiado esta asociación se superponga
cia se atenúa cuando el tumor se localiza sobre un hígado no la parasitación con la infección por VHB y/o el alcoholismo.
cirrótico o cuando se compara con la observada en pacientes Hormonas sexuales. El carcinoma hepatocelular es más
con cirrosis, enfermedad sobre la que usualmente asienta el frecuente en el varón, sin que se conozca la razón de esta
tumor. Por otro lado, en estudios prospectivos se ha compro- preferencia, aunque el desarrollo de este tumor tras la admi-
bado que el riesgo relativo de desarrollar un carcinoma hepa- nistración prolongada de andrógenos apoya un posible pa-
tocelular es superior en las personas infectadas por el VHB. El pel de estas sustancias. Por otra parte, se ha descrito que el
mecanismo oncogénico del VHB es desconocido, pero estu- tratamiento prolongado con anticonceptivos orales puede
dios recientes sugieren que actuaría a través de la integración no sólo favorecer la aparición de adenomas hepáticos sino
de su DNA en el genoma del hepatocito. que además aumenta el riesgo de desarrollar un carcinoma
Virus de la hepatitis C (VHC). Este virus ha sido reciente- hepatocelular.
mente identificado y, al igual que ocurre con el VHB, existen
importantes diferencias geográficas en su prevalencia. En Es- Anatomía patológica. Aspecto macroscópico. La clasifica-
ción más común distingue, en función de un aspecto, tres
formas de carcinoma hepatocelular: nodular, masivo y di-
TABLA 2.111. Clasificación de los tumores y seudotumores hepáticos fuso. Recientemente se ha propuesto clasificarlos según su
Epiteliales Mesenquimales Germinales forma de crecimiento en tres tipos: expansivo, infiltrativo y
multifocal. El carcinoma de tipo expansivo posee una seudo-
Benignos Adenoma hepático Hemangioma Teratoma cápsula formada por la trama de reticulina peritumoral, que
Hiperplasia nodular Hemangio- benigno permite una distinción nítida entre el tumor y el parénquima
focal endotelioma
infantil
próximo. A medida que el tumor progresa se pueden detec-
Hamartoma tar pequeños nódulos satélites cercanos al nódulo inicial. En
Fibroma el tipo infiltrativo los márgenes del tumor son más indefini-
Malignos Carcinoma Angiosarcoma Teratoma dos y los nódulos de regeneración de la hepatopatía subya-
hepatocelular Hemangio- maligno cente son sustituidos progresivamente por parénquima tumo-
Colangiocarcinoma endotelioma ral. Por último, los tumores multifocales se caracterizan por
Cistadenocarcinoma epitelioide la presencia de múltiples nódulos neoplásicos de tamaño si-
Hepatoblastoma Leiomiosarcoma milar distribuidos por todo el hígado, lo que apoyaría su ori-
Otros sarcomas
gen multicéntrico.

364
TUMORES DEL HÍGADO

TABLA 2.112. Manifestaciones clínicas más comunes en una serie de


249 pacientes con carcinoma hepatocelular, diagnosticados entre
1983 y 1987
Porcentaje
Asintomáticos 20
Ascitis 51
Ictericia 32
Encefalopatía 17
Síndrome tóxico 37
Dolor en hipocondrio derecho 26
Hemorragia digestiva 20

Aspecto microscópico. Habitualmente está formado por cé-


lulas de características similares a los hepatocitos normales,
pero con grados variables de anaplasia o de pleomorfismo.
Por lo general, las células conservan su aspecto poliédrico y
su citoplasma eosinófilo granular, pero presentan una dismi-
nución de la relación citoplasma núcleo, debido a que este
último es grande, oval y con nucléolo prominente. Las célu- Fig. 2.124. Imagen ecográfica de un carcinoma hepatocelular. Nó-
dulo hipoecogénico bien delimitado, situado en el lóbulo izquierdo he-
las pueden contener bilis, grasa, glucógeno o hialina de Ma- pático (cruces).
llory. En ocasiones las células presentan un citoplasma claro.
En función de la disposición de los hepatocitos tumorales
y la presencia de estroma fibrosa se distinguen los tipos tra- bina ha alcanzado una sensibilidad diagnóstica similar a la
becular, acinar, esclerosante y fibrolamelar. Esta última va- de la alfafetoproteína.
riedad es infrecuente y suele asentar sobre un hígado previa-
mente sano. Las células son poco atípicas, de citoplasma Diagnóstico. Hasta hace unos años el diagnóstico del carci-
eosinófilo, y se hallan dispuestas en nidos o cordones separa- noma hepatocelular se establecía por lo común en fases
dos por bandas fibrosas integradas por finas láminas parale- avanzadas de su desarrollo. Con el advenimiento de la eco-
las de colágeno. grafía, que posee una sensibilidad diagnóstica superior al
90% (fig. 2.124), la estrategia diagnóstica ha cambiado nota-
Cuadro clínico. En España aparece preferentemente entre blemente. En la población de riesgo, es decir los pacientes
la quinta y la sexta décadas de la vida, mientras que en las con hepatopatía crónica, deben establecerse programas de
áreas de alta incidencia su aparición es más temprana. Existe detección precoz basados fundamentalmente en la realiza-
un predominio del sexo masculino, con una relación va- ción de ecografías periódicas (cada 4-6 meses). En los casos
rón/mujer de 3:1. En cuanto a sus manifestaciones hay que en los que se detecta una lesión focal intrahepática está indi-
destacar que asienta sobre una cirrosis en alrededor del 90% cado efectuar otras exploraciones encaminadas a catalogar
de los casos (en España fundamentalmente de origen enóli- su naturaleza benigna o maligna. En este sentido, la explora-
co o por VHC). Ello justifica que los síntomas y los hallazgos ción más rentable es la punción aspirativa con aguja fina
de la exploración física sean a menudo indistinguibles de (0,7-0,9 mm de diámetro externo) bajo control ecográfico,
los de la cirrosis, dependiendo su magnitud del estadio evo- mediante la cual se obtiene una muestra celular cuyo exa-
lutivo en que se diagnostique el tumor. En la tabla 2.112 men puede confirmar el diagnóstico en más del 70% de los
se exponen las manifestaciones clínicas más comunes en casos. En los pacientes en los que la punción no permite es-
pacientes con carcinoma hepatocelular. En menos del 10% tablecer el diagnóstico de certeza o en los que se desea con-
de los casos la primera manifestación es un hemoperitoneo firmar la extensión y/o la vascularización de la lesión está in-
secundario a la rotura del tumor en la cavidad peritoneal o dicada la tomografía compuratizada (TC) o la arteriografía.
un dolor mecánico debido a metástasis óseas. No obstante, En los pacientes no incluidos en programas de detección
hay que señalar que con la implantación de programas de precoz en los que la aparición de las manifestaciones clíni-
detección precoz de esta neoplasia ha aumentado la propor- cas descritas en la tabla 2.112 obligue a descartar un hepato-
ción de pacientes diagnosticados en fase asintomática. carcinoma, la primera exploración que se ha de realizar es
la ecografía. La identificación de una lesión focal justifica la
Datos de laboratorio. Cuando el tumor se diagnostica pre- práctica de una punción aspirativa, que confirmará el diag-
cozmente, el patrón analítico es indistinguible del observado nóstico. En caso contrario las exploraciones indicadas de-
en los pacientes con hepatopatía crónica. Al progresar se ins- penderán del estadio del tumor. En tumores de gran tamaño,
taura una colestasis, que en estadios finales se asocia a sig- la alfafetoproteína alcanza concentraciones diagnósticas en
nos de fallo hepatocelular. Esta inespecificidad analítica ha el 70% de los pacientes, con lo que se pueden evitar técnicas
promovido la búsqueda de marcadores tumorales que per- invasivas. Por el contrario, en los casos con alfafetoproteína
mitan la detección temprana de la implantación tumoral. El normal es necesario repetir la punción, quizá con una aguja
marcador más comúnmente empleado para este objetivo es de calibre algo mayor, y confirmar la existencia de la lesión
la alfafetoproteína. En las áreas de alta incidencia, hasta el focal mediante otra técnica de imagen (TC, arteriografía, re-
80% de los pacientes con carcinoma hepatocelular presen- sonancia magnética). En los casos susceptibles de tratamien-
tan concentraciones elevadas de alfafetoproteína, mientras to quirúrgico, la ecografía peroperatoria permite una mejor
que en Europa ello se observa en alrededor del 60% de los localización del tumor, así como descartar la presencia de
casos. No obstante, cuando se analiza su rendimiento respec- otros nódulos con el fin de que la resección sea completa.
to al diagnóstico precoz, la eficacia de la determinación de
alfafetoproteína se reduce notablemente, dado que menos Diagnóstico diferencial. El carcinoma hepatocelular debe
del 10% de los tumores de pequeño tamaño presentan con- diferenciarse de cualquier otra lesión focal intrahepática be-
centraciones elevadas de aquélla. nigna o maligna, para lo que resulta fundamental la punción
La aplicación de otros posibles marcadores tumorales, aspirativa. Cuando el estudio ecográfico revele una lesión hi-
como el antígeno carcinoembrionario, la ferritina, las isoen- perecogénica y se sospeche una hemangioma está indicada
zimas de la fosfatasa alcalina o de la gammaglutamiltrans- una gammagrafía con hematíes marcados o una TC. Los tu-
peptidasa ha sido poco rentable y sólo la descarboxiprotrom- mores de pequeño tamaño pueden presentar un aspecto

365
HEPATOLOGÍA

TABLA 2.113. Estratificación pronóstica de los pacientes con ños conductos es multifocal. Se trata de una tumoración gris-
carcinoma hepatocelular según la clasificación de OKUDA blanquecina, de consistencia firme, formada por células cu-
boides o cilíndricas, de citoplasma eosinófilo y granular, que
Estadio I Tumor menor del 50% del volumen hepático, sin ascitis, adoptan un patrón tubular o glandular y crecen en el seno
bilirrubina inferior a 3 mg/dL y albúmina superior
a 3 g/dL
de una abundante estroma fibrosa. Con frecuencia las célu-
Estadio II No se cumplen 1 o 2 de las características del estadio I las tumorales producen moco.
Estadio III No se cumplen 3 o 4 de las características del estadio I Sus manifestaciones clínicas son inespecíficas, con dolor
en el hipocondrio derecho y síndrome tóxico. Se detectan
hepatomegalia en la exploración y un patrón colestásico en
la analítica. En los casos de afectación hiliar (tumor de Klats-
ecográfico indistinguible de los hemangiomas, por lo que la kin), la ictericia aparece precozmente. En el 50% de los ca-
detección de una imagen hiperecogénica en un paciente sos existen metástasis, que asientan sobre todo en pulmón,
con cirrosis obliga a efectuar una punción. esqueleto y ganglios abdominales.
Por lo general, la ecografía revela la dilatación de la vía bi-
Pronóstico. El pronóstico depende del estadio evolutivo en liar y el diagnóstico se establece mediante la colangiopan-
que se diagnostique el tumor y de la capacidad funcional del creatografía retrógrada endoscópica. Al llevar a cabo esta ex-
hígado sobre el que asienta. Las series que incluyen todo ploración se puede intentar obtener muestras para examen
tipo de enfermos describen una supervivencia media inferior microscópico y avanzar un catéter o prótesis a través de la tu-
a 4 meses. La clasificación más simple para distinguir los pa- moración, con lo que se logra un drenaje biliar interno.
cientes con pésimo pronóstico a corto plazo de aquéllos con Cuando ello no es posible, puede colocarse un drenaje biliar
una esperanza de vida algo superior es la propuesta por OKU- externo o interno por vía percutánea o bien mediante inter-
DA et al (tabla 2.113). En función del tamaño del tumor, la vención quirúrgica. Raras veces se establece el diagnóstico
presencia de ascitis y la concentración de bilirrubina y albú- en una fase en la que sea posible la resección quirúrgica. Los
mina, los pacientes se clasifican en tres grupos de pronóstico citostáticos son absolutamente ineficaces.
claramente distinto. Los enfermos del estadio I presentan El pronóstico de esta neoplasia es malo, con una vida me-
una supervivencia mediana de unos 12 meses, los del estadio dia de unos 6 meses. Si se consigue descomprimir la vía bi-
II de unos 3 meses y los del estadio III de menos de un mes. liar la supervivencia es algo superior.

Tratamiento. Tratamiento quirúrgico. Las dos opciones prin-


cipales de tratamiento quirúrgico son el trasplante y la resec- Cistadenocarcinoma
ción. Se consideran candidatos a estas alternativas los tumo-
res de tamaño pequeño, que no han inducido metástasis y Es un tumor muy infrecuente que puede considerarse una
que no presentan evidencias de invasión vascular. La resec- variante quística del colangiocarcinoma. Habitualmente se
ción quirúrgica en tumores de pequeño tamaño descubiertos descubre por la ecografía como una masa poliquística in-
a través de planes de detección precoz puede ofrecer hasta trahepática en un paciente con dolor en el hipocondrio de-
un 50% de supervivencia a los 5 años, asociada no obstante a recho y síndrome tóxico. El diagnóstico diferencial debe
una elevada tasa de recidivas. En cuanto al trasplante, los re- establecerse con el quiste hidatídico mediante estudios sero-
sultados en pacientes con tumores pequeños son similares a lógicos. En la punción de los quistes se obtiene un líquido se-
los descritos en casos de cirrosis hepática sin implantación rohemático que hace sospechar el diagnóstico. Dado que es
tumoral. Por el contrario, si se trata de tumores evoluciona- un tumor de crecimiento lento y que metastatiza tardíamen-
dos, existe un gran porcentaje de recidivas de la enferme- te, debe intentarse siempre la resección quirúrgica.
dad, lo cual afecta sensiblemente la supervivencia.
Tratamiento médico. Si se trata de un tumor único de tama-
ño inferior a 4 cm, se ha demostrado que la inyección intra- Angiosarcoma
tumoral de alcohol etílico puede lograr la necrosis completa
de la lesión. Esta técnica es poco agresiva y la superviven- Es una neoplasia infrecuente que predomina en el sexo
cia de los pacientes resulta similar a la obtenida con la resec- masculino. Su desarrollo se relaciona con la administración
ción quirúrgica. La administración de citostáticos posee es- de Thorotrast®, ingestión de arsénico y el contacto con cloru-
casa eficacia terapéutica tanto por vía intravenosa como por ro de polivinilo. Clínicamente se sospecha por la presencia
vía intrarterial selectiva, por lo que raras veces se utiliza de dolor en el hipocondrio derecho asociado a un síndrome
como tratamiento único. Basándose en que el carcinoma he- tóxico. La ecografía revela una tumoración unifocal o multi-
patocelular es irrigado fundamentalmente por la arteria he- focal de contenido heterogéneo, y la TC, una tumoración
pática, se ha desarrollado la embolización arterial. Este pro- con gran captación del contraste.
cedimiento es bien tolerado y, al inducir la necrosis parcial En ocasiones puede iniciarse como un hemoperitoneo o
del tumor, logra mejorar la supervivencia de los pacientes; se acompañarse de trombocitopenia, anemia hemolítica o coa-
desconoce si la administración simultánea de citostáticos gulopatía por consumo.
mejora su eficacia. El tratamiento es quirúrgico y el pronóstico malo a corto
plazo.
Existe una variante de bajo grado de malignidad que se
Colangiocarcinoma denomina hemangioendotelioma epitelioide.

Representa el 10-20% de los tumores hepáticos malignos y


afecta a adultos de ambos sexos entre la sexta y séptima dé- Hepatoblastoma
cadas de la vida. Su aparición se relaciona con la administra-
ción de Thorotrast®, la infección por Opistorchis viverrini y Afecta casi de forma exclusiva a niños menores de 5 años
Clonorchis sinensis. Los pacientes con colitis ulcerosa presen- y se manifiesta por un síndrome tóxico asociado a distensión
tan un riesgo aumentado para esta neoplasia, probablemente abdominal. La pubertad precoz es su manifestación paraneo-
en relación con la existencia de colangitis esclerosante. Se plásica más característica. En la analítica puede existir ane-
desconoce la importancia que puede tener la presencia de mia y trombocitosis, siendo la alfafetoproteína positiva en el
litiasis biliar. 90% de los casos. El diagnóstico se establece por ecografía o
El colangiocarcinoma es un adenocarcinoma que se origi- TC. Existen dos patrones anatomopatológicos: epitelial
na en el epitelio de los conductos biliares. La localización hi- (constituido por hepatocitos de aspecto embrionario o fetal)
liar suele ser única, mientras que la afectación de los peque- y mixto (contiene además elementos mesenquimales, como

366
TUMORES DEL HÍGADO

tejido óseo). A pesar de que el crecimiento del tumor es rela-


tivamente rápido debe intentarse el tratamiento quirúrgico,
el cual es factible en el 30-60% de los casos.

Metástasis hepáticas
Las metástasis hepáticas son frecuentes en el curso de di-
versas neoplasias. Pueden ser asintomáticas o bien manifes-
tarse en forma de dolor en el hipocondrio derecho, asociado
a síndrome tóxico, detectándose en la analítica un patrón co-
lestásico de intensidad variable. En ocasiones las metástasis
pueden simular una hepatopatía crónica o una insuficiencia
hepática aguda grave. Por lo común se detectan por ecogra-
fía o TC y se confirman, en caso necesario, por punción aspi-
rativa. El pronóstico y el tratamiento de los pacientes con
metástasis hepáticas dependen de la neoplasia primaria y del
estadio del tumor. En pacientes con metástasis únicas tras la
extirpación de la neoplasia primaria puede estar indicada
la resección quirúrgica.

Adenoma
Afecta sobre todo a las mujeres y en los últimos años se ha
detectado un aumento de su incidencia, probablemente en
relación con el empleo de anticonceptivos orales. Suele ser
un tumor único, aunque en ocasiones es múltiple, y de tama-
ño variable. Se compone de hepatocitos normales que for-
man láminas o nódulos, sin contener espacios porta o venas
centrales. Por ello se requiere una biopsia con aguja gruesa
para su diagnóstico. Clínicamente se manifiesta por dolor en
el hipocondrio derecho o shock hipovolémico secundario a
hemorragia intraperitoneal, aunque también puede mante-
nerse silente. El riesgo de hemorragia justifica su resección
quirúrgica, si bien se han descrito regresiones tras la suspen-
sión de los anticonceptivos orales.
Fig. 2.125. Imagen ecográfica de una hiperplasia nodular focal. Le-
sión nodular, bien delimitada, hipoecogénica (cruces) con un centro
más ecogénico (punta de flecha), correspondiente a la cicatriz central
Hemangioma fibrosa.

Habitualmente se trata de un tumor de pequeño tamaño,


único o múltiple, pero en ocasiones puede llegar a ser gigan-
te. La forma más usual es la cavernomatosa, en forma de tu- tos alrededor de una fibrosis central, de aspecto estrellado y
moración rojo-azulada, de límites bien definidos y consisten- que contiene conductillos biliares y canales vasculares en su
cia esponjosa, que puede aflorar a la superficie hepática. interior. Esta fibrosis estrellada le confiere un aspecto carac-
Histológicamente se observan canales vasculares tapizados terístico en la ecografía (fig. 2.125), la TC o la arteriografía,
de células endoteliales, separados por tabiques fibrosos. Por en la que los vasos adquieren también una disposición ra-
lo general son asintomáticos y se detectan de forma casual, dial. La gammagrafía con 99Tc puede ser de gran utilidad, ya
aunque en casos excepcionales pueden inducir molestias que la hiperplasia nodular suele captar el trazador, lo que
abdominales o hemorragia intraperitoneal. Los hemangio- permite diferenciarla de otras lesiones focales que se mani-
mas de gran tamaño en niños pueden ocasionar una anemia fiestan como zonas frías. No requiere tratamiento, si bien en
hemolítica microangiopática. ocasiones son resecados debido a la dificultad para estable-
La ecografía suele evidenciar una imagen hiperecogéni- cer el diagnóstico de certeza con las técnicas habituales.
ca con refuerzo posterior, bien delimitada, sin cápsula, que
no desplaza las estructuras vasculares. Cuando son de gran
tamaño presentan áreas de trombosis, por lo que adquie-
ren un aspecto heterogéneo difícil de diferenciar de otros
tumores. La gammagrafía con hematíes marcados suele con-
firmar el diagnóstico, aunque en determinados casos puede
ser necesario recurrir a la TC y/o a la resonancia magnética.
En los casos sintomáticos está indicada la resección qui- Bibliografía especial
rúrgica y, cuando no sea posible, pueden ensayarse la radio- BRUIX J, BARRERA JM, CALVET X, ERCILLA MG, COSTA J, SÁNCHEZ-TAPIAS JM
terapia o la embolización arterial. et al. Prevalence of antibodies to hepatitis C virus in Spanish pa-
tients with hepatocellular carcinoma and hepatic cirrhosis. Lancet
1989; 2: 1.004-1.006.
Hiperplasia nodular focal CALVET X, BRUIX J, BRU C, GINÉS P, VILANA R, SOLÉ M et al. Natural his-
tory of hepatocellular carcinoma in Spain. Five year’s experience
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Es poco frecuente y en general se trata de un tumor único, DI BISCEGLIE AM, RUSTGI UK, HOOFNAGLE JH, DUSHEIKO GM, LOTZE MT.
aunque en el 15% de los casos es multifocal. Su etiología es Hepatocellular carcinoma. Ann Intern Med 1988; 108: 390-401.
desconocida y se ha sugerido su relación con una alteración MAROTO A, BRU C, BRUIX J, BIANCHI L, AYUSO MC, GILABERT R et al. Carac-
vascular arterial. terísticas ecográficas del carcinoma hepatocelular. Análisis de
Está formada por hepatocitos de aspecto normal dispues- una serie de 125 casos. Radiología 1987; 29: 569-573.

367
HEPATOLOGÍA

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OKUDA K. Hepatocellular carcinoma: Recent progress. Hepatology VILANA R, BRUIX J, BRU C, AYUSO MC, SOLÉ M, RODÉS J. Tumor size deter-
1992; 15: 948-963. mines the efficacy of percutaneous ethanol injection for the treat-
OKUDA K, ISHAK KJ. Neoplasm of the liver. Tokio, Springer, 1987. ment of small hepatocellular carcinoma. Hepatology 1992; 16:
TAKAYAMA T, MAKUUCHI M. The surgical treatment of hepatocellular

Hígado y embarazo
M. Bruguera Cortada

Embarazo normal grave, con evolución hacia la curación. El diagnóstico puede


sospecharse mediante ecografía o TC, por el hallazgo de sig-
nos sugestivos de esteatosis, pero solamente puede confir-
El hígado no se altera en el embarazo normal. Con fre- marse mediante examen histológico. La biopsia hepática
cuencia se observa una elevación de la fosfatasa alcalina, co- debe efectuarse por vía transyugular para evitar complicacio-
rrespondiente a la isoenzima placentaria. Algunas mujeres nes hemorrágicas. El tratamiento consiste en medidas de so-
desarrollan arañas vasculares y eritema palmar que desapa- porte general y en la aceleración del parto. Las pacientes
recen después del parto. que se recuperan de esta enfermedad pueden quedar nueva-
mente embarazadas, puesto que no se han observado recidi-
vas.
Toxemia gravídica
En las formas leves puede apreciarse una elevación de las Colestasis recurrente benigna del embarazo
transaminasas y de la fosfatasa alcalina, con manifestaciones
analíticas de coagulación intravascular diseminada. Una tría- Se presenta también en el tercer trimestre como conse-
da específica consiste en la asociación de hemólisis, eleva- cuencia de la inhibición de la secreción biliar. La enferme-
ción de las enzimas hepáticas y plaquetopenia (síndrome dad posee un carácter familiar y su incidencia es variable se-
HELLP, del inglés, hemolysis, elevated liver enzymes and low gún las áreas geográficas (mayor incidencia en Chile y países
platelets), que pueden observarse en la preeclampsia, con escandinavos). Traduce una sensibilidad especial a los estró-
las demás manifestaciones de hipertensión, proteinuria y genos, por lo que reaparece en ulteriores embarazos y con la
edemas. anticoncepción oral.
En las formas más graves puede haber ictericia, general- En una forma leve la enfermedad se manifiesta sólo por
mente de naturaleza hemolítica, y elevación enzimática, aso- prurito. En las formas más intensas hay ictericia con coluria y
ciada a signos de coagulación intravascular diseminada. Ésta acolia, asociada a prurito. Los síntomas desaparecen espon-
es responsable de una alteración histológica específica, con- táneamente al cabo de 1-2 semanas del parto.
sistente en el depósito de fibrina en los sinusoides periporta- En las pacientes ictéricas conviene efectuar una ecografía
les, que puede ser causa de necrosis hemorrágica. Esta le- abdominal para descartar una causa extrahepática de coles-
sión origina hematomas intrahepáticos y subcapsulares que tasis.
se manifiestan por dolor en el hipocondrio derecho o el epi- Es una enfermedad benigna, aunque se ha descrito una
gastrio, de inicio súbito y gran intensidad, asociado a descen- elevada incidencia de prematuridad. El prurito mejora con
so del hematócrito y a veces shock. El diagnóstico se estable- colestiramina (12 g/día) y con ácido ursodesoxicólico. Con-
ce preferentemente por tomografía computarizada (TC). En viene administrar vitamina K para evitar las hemorragias pos-
ocasiones, los hematomas subcapsulares pueden seguirse de parto debidas a la hipoprotrombinemia.
una hemorragia intraperitoneal por desgarro de la cápsula,
que entraña un grave riesgo para la vida de la gestante.
Enfermedades hepatobiliares en el embarazo
Esteatosis aguda del embarazo Hepatitis aguda vírica. Su morbilidad corresponde a la
morbilidad general de la hepatitis (0,02-0,077%); la mujer ges-
Es una enfermedad de etiología desconocida que aparece tante no es, por lo tanto, más susceptible que la población
en el tercer trimestre del embarazo y se caracteriza por una en general. El cuadro clínico, humoral e histológico no difie-
microvesiculación grasa, sin reacción inflamatoria, y con es- re del propio de la enfermedad fuera de la gestación, y su tra-
casas o nulas necrosis celulares, que afecta preferentemente tamiento tampoco requiere medidas especiales.
los hepatocitos de las áreas centrolobulillares. El pronóstico de la hepatitis en el curso del embarazo es
Se inicia con náuseas, vómitos repetidos y dolor abdomi- variable, dependiendo probablemente de factores nutriti-
nal, seguidos a los pocos días por ictericia. Con frecuencia vos. La frecuencia de abortos y partos prematuros por hepa-
(30%) estos síntomas se acompañan de manifestaciones de titis es muy distinta en la experiencia de los diversos auto-
preeclampsia, como hipertensión, edemas y proteinuria. En res. En las formas graves el aborto es la regla y, tras él, sue-
la analítica se aprecia elevación de la bilirrubinemia y de las le observarse un empeoramiento de la madre, por lo que
transaminasas (rara vez superiores a 500 U/L), hiperuricemia no se aconseja la interrupción del embarazo en estas pa-
e hiperlactacidemia. Son características la neutrofilia, la apa- cientes.
rición de plaquetas gigantes y la disminución de la antitrom- Cirrosis hepática. La insuficiencia hepatocelular grave sue-
bina III. le ocasionar infertilidad. En los casos menos graves la gesta-
Alrededor de un tercio de las pacientes presentan manifes- ción y el alumbramiento son posibles, sin que se altere en
taciones de insuficiencia hepática grave y evolucionan al absoluto el curso de la cirrosis. La ocupación del abdomen
coma y a la muerte. En los casos restantes, el curso es menos por el útero grávido puede, no obstante, aumentar la hiper-

368
TRASPLANTE HEPÁTICO

tensión portal y favorecer la hemorragia por rotura de varices Bibliografía especial


esofágicas, que debe tratarse con esclerosis o ligadura endos- BRUGUERA M, QUINTERO E. Enfermedades hepáticas y embarazo. En:
cópica. RODÉS J, CHANTAR C (eds). Actualidades en gastroenterología y he-
Litiasis biliar. A pesar de que la litiasis biliar es más fre- patología. Barcelona, Prous, 1989; 3: 123-145.
cuente en la mujer que en el varón y de que el embarazo pa- GITLIN N. Liver disorders in pregnancy. Eur J Gastroenterol Hepatol
rece ser una causa predisponente de la litogénesis, la asocia- 1991; 3: 567-896.
ción de ictericia obstructiva y colecistitis aguda con un KAPLAN MM. Acute fatty liver of pregnancy. N Engl J Med 1985; 313:
embarazo es poco frecuente. 367-370.
SCHORR-LESNICK B, LEBOVICS E, DWORKIN D, ROSENTHAL WS. Liver disease
Síndrome de Budd-Chiari. Ocurre excepcionalmente duran- unique to pregnancy. Am J Gastroenterol 1991; 86: 659-670.
te el puerperio y se manifiesta por dolor abdominal, ascitis y SNYDMAN DR. Hepatitis in pregnancy. N Engl J Med 1985; 313: 1.398-
hepatomegalia. 1.401.

Trasplante hepático
A. Rimola Castellá

El primer trasplante de hígado fue realizado por el Dr. T.E. TABLA 2.115. Criterios para la selección del momento adecuado
STARZL en EE.UU. en 1963. Sin embargo, no fue hasta la déca- para la indicación de trasplante hepático en pacientes adultos
da de los ochenta cuando este procedimiento se erigió en Colestasis crónicas
una alternativa eficaz en el tratamiento de las enfermedades Ictericia intensa
del hígado. En la actualidad, en numerosos países del mun- Ascitis
do occidental existen centros hospitalarios donde se realizan Signos clínicos y/o biológicos de insuficiencia hepatocelular
trasplantes hepáticos, con un número creciente de pacientes Prurito intratable
sometidos a esta terapéutica y con la obtención de resulta- Cirrosis no biliares
dos cada vez más satisfactorios. Pacientes con ascitis
Ascitis difícil de tratar
Insuficiencia hepatocelular importante
Indicaciones. A pesar de que el trasplante hepático constitu- Malnutrición
ye teóricamente el tratamiento de elección en las enfermeda- Antecedentes de peritonitis bacteriana espontánea
des hepatobiliares graves e irreversibles, en la práctica esta Hipotensión arterial marcada
terapéutica sólo puede aplicarse a un número limitado de Pacientes con hemorragia digestiva por varices esofágicas:
casos, debido a que la cifra de pacientes candidatos a ser tra- pacientes del grupo C de Child-Pugh
tados mediante trasplante hepático es muy superior al núme- Pacientes con encefalopatía hepática: todos
ro de donantes de hígado. Este hecho hace necesaria la se- Pacientes con hepatocarcinoma
lección de pacientes que son candidatos potenciales a Pacientes sin posibilidad de resección quirúrgica del tumor
Insuficiencia hepática aguda
trasplante hepático. En dicha selección hay que considerar Encefalopatía hepática profunda (grados III-IV)
tres aspectos fundamentales: las hepatopatías en las que está Ausencia de mejoría con tratamiento convencional
indicado el trasplante, el momento adecuado para su realiza- Otras enfermedades
ción y las contraindicaciones de este procedimiento. Valoración individual de cada paciente
Enfermedades con indicación de trasplante hepático. En tér-
minos generales, cualquier hepatopatía grave, irreversible e
intratable mediante otros procedimientos es tributaria de
trasplante hepático. No obstante, las principales indicacio- gen no biliar, las hepatitis fulminantes, los tumores hepáticos
nes son las colestasis crónicas, las cirrosis hepáticas de ori- y las enfermedades de origen congénito. En la tabla 2.114 se
exponen las enfermedades que con mayor frecuencia consti-
tuyen indicación de trasplante hepático.
TABLA 2.114. Indicaciones más frecuentes de trasplante hepático Momento adecuado para la realización del trasplante hepá-
tico. Para que el trasplante hepático represente un beneficio
Enfermedades colestásicas crónicas real para los pacientes con hepatopatías tratables mediante
Cirrosis biliar primaria este procedimiento es necesario que dichas enfermedades
Colangitis esclerosante primaria se hallen en una fase evolutiva avanzada, de forma que la ex-
Atresia de vías biliares
Cirrosis no biliares
pectativa de supervivencia siguiendo el tratamiento conven-
Posthepatítica por virus B y C cional sea escasa y claramente inferior a la tasa de supervi-
Alcohólica vencia esperable con el trasplante hepático. Por ello, para la
Criptogénica elección del momento adecuado para su realización es pre-
Tumores hepáticos ciso evaluar cuidadosamente a los pacientes candidatos, con
Hepatocarcinoma objeto de establecer su pronóstico del modo más preciso po-
Adenoma sible. A título orientativo, en la tabla 2.115 se exponen los
Insuficiencia hepática aguda factores cuya presencia confiere mal pronóstico y que, por
Hepatitis vírica fulminante y subfulminante
Hepatitis toxicomedicamentosa grave
tanto, pueden ser útiles como criterios de indicación de tras-
Enfermedades metabólicas plante hepático.
Hemocromatosis
Enfermedad de Wilson Contraindicaciones. Las contraindicaciones generales para
Tirosinemia el trasplante hepático son la edad avanzada y la existencia
Glucogenosis de enfermedades extrahepáticas graves o de problemas loca-
Enfermedades vasculares les que impidan su práctica (p. ej., trombosis completa de la
Síndrome de Budd-Chiari vena porta). Además, existen contraindicaciones específicas
Hipertensión portal idiopática
en pacientes con determinadas enfermedades. En primer lu-

369
HEPATOLOGÍA

TABLA 2.116. Contraindicaciones para el trasplante hepático compatibilidades pueden ser obviadas en receptores con he-
patitis fulminante en quienes la gravedad del cuadro obliga a
Contraindicaciones generales realizar un trasplante urgente sin poder esperar en muchas
Edad avanzada
Trombosis portal
ocasiones un donante de órganos idóneo.
Enfermedades extrahepáticas graves La extracción del hígado del donante de órganos casi
Infecciones extrahepáticas graves siempre se realiza de forma concomitante con la de otros ór-
Neoplasias primarias extrahepáticas ganos, como los riñones, el corazón y, a veces, el páncreas y
Contraindicaciones especiales los pulmones. El hígado del donante ha de ser extraído me-
En pacientes con hepatocarcinoma diante una cuidadosa técnica quirúrgica y mantenido a 4 °C
Tumor demasiado grande (en general, diámetro > 5 cm) en soluciones especiales de preservación de órganos. No
Tumor multinodular con afectación de varios segmentos obstante, el hígado sólo puede permanecer en esta situación,
hepáticos
Invasión de grandes vasos hepáticos
denominada de isquemia fría, durante unas pocas horas,
Metástasis extrahepáticas transcurridas las cuales ha de ser implantado rápidamente
En pacientes alcohólicos o drogadictos en el receptor del trasplante.
Alcoholismo o toxicomanía activa Receptor del trasplante. La operación en el receptor del
Datos sugestivos de elevado riesgo de recidiva trasplante hepático constituye una intervención quirúrgica
de la adicción después del trasplante muy agresiva y que requiere una gran experiencia y un eleva-
En pacientes con infección por virus de la hepatitis B do nivel técnico del equipo quirúrgico-anestésico que la rea-
HBeAg positivo en suero liza. En la actualidad se considera una de las operaciones
DNA del virus B positivo en suero
más complejas y difíciles que se realizan en clínica humana.
Asimismo, hay que señalar que los requerimientos transfusio-
nales de productos sanguíneos pueden ser muy elevados. La
gar, dado que actualmente está bien establecido que los pa- intervención quirúrgica en el receptor del trasplante hepáti-
cientes trasplantados por hepatocarcinomas de gran tamaño, co incluye las siguientes fases: a) hepatectomía del hígado
multinodulares o con invasión extrahepática o de los gran- nativo del paciente, cuyas principales dificultades dependen
des vasos hepáticos presentan recidiva tumoral postrasplante fundamentalmente del grado de circulación colateral porto-
con elevada frecuencia, estas circunstancias se consideran sistémica abdominal del paciente; b) fase anhepática, duran-
contraindicaciones en la mayoría de los centros. Por otra te la cual pueden aparecer problemas metabólicos debidos a
parte, el alcoholismo o la drogadicción activos en el momen- la ausencia del hígado y problemas hemodinámicos deriva-
to de la teórica indicación del trasplante en pacientes alco- dos del pinzamiento de los grandes vasos hepáticos, y c) fase
hólicos o toxicómanos, así como la existencia de datos su- de implantación del injerto, cuyo principal problema radica
gestivos de elevada probabilidad de reincidencia de la en que algunos pacientes, después de la reperfusión sanguí-
adicción después del trasplante, también suelen considerar- nea del injerto, desarrollan hipotensión arterial importante y
se contraindicaciones. Finalmente, los pacientes con infec- diátesis hemorrágica, sin que la etiopatogenia de este síndro-
ción por el virus de la hepatitis B que muestran signos de ele- me esté bien establecida.
vada replicación vírica (positividad de HBeAg y/o del DNA
del virus B en suero) también suelen ser excluidos de los Complicaciones postoperatorias. La complicación más ca-
programas de trasplante hepático, ya que en estos pacientes racterística del trasplante hepático es el rechazo del órgano
la recidiva de su infección vírica en el injerto hepático es trasplantado, que representa la respuesta inmunitaria fisioló-
prácticamente universal. Dicha recidiva provoca casi siem- gica contra un aloinjerto. Para evitar la aparición del recha-
pre una hepatopatía rápidamente progresiva que se sigue de zo, los pacientes receptores de un trasplante hepático han de
la pérdida del hígado trasplantado (y del paciente) en pocos recibir fármacos inmunodepresores durante toda su vida o
meses o años. En la tabla 2.116 se indican las principales por un largo período de tiempo. En la actualidad, los inmu-
contraindicaciones para el trasplante hepático. nodepresores más ampliamente utilizados son los glucocorti-
coides y la ciclosporina A. A pesar de ello, el rechazo del in-
Aspectos quirúrgicos más relevantes. La inmensa mayo- jerto se produce en alrededor del 60-80% de los pacientes.
ría de los trasplantes hepáticos realizados hasta la actualidad No obstante, esta complicación se logra solucionar en la ma-
han sido trasplantes ortotópicos de hígado, es decir, que im- yoría de los casos con el aumento transitorio de la inmuno-
plican la extirpación del hígado enfermo del paciente y la depresión. El retrasplante es la única alternativa en los pocos
obtención del de un donante, seguida de su implantación en casos en los que el rechazo no puede ser controlado.
el mismo lugar anatómico del hígado del paciente. Por ello, La recidiva de la enfermedad por la que se indicó el tras-
los aspectos quirúrgicos del trasplante hepático incluyen los plante es otra complicación importante ya que, además de
relacionados con el donante de órganos y los relacionados su peligro intrínseco, es una de las situaciones más frustran-
con el receptor del trasplante. tes para el paciente trasplantado y para los médicos que lo
Donante de órganos. Los requisitos más importantes que tratan. Esta complicación es especialmente frecuente en los
debe reunir un donante de órganos para que se pueda utili- pacientes trasplantados por hepatopatías secundarias a infec-
zar su hígado para trasplante son los siguientes: a) muerte ce- ción por virus de la hepatitis B y C, quienes con mucha fre-
rebral, en general como consecuencia de traumatismos cra- cuencia desarrollan hepatitis en el injerto a partir de virus
neoencefálicos o accidentes hemorrágicos cerebrales; b) presentes en la sangre del paciente. La infección del hígado
preservación de las funciones cardiocirculatorias y de oxige- trasplantado por virus B y C puede causar una hepatopatía
nación indispensables para asegurar la viabilidad de los ór- importante y rápidamente progresiva, que obliga a efectuar
ganos susceptibles de ser trasplantados; c) ausencia de enfer- un retrasplante para evitar la muerte del paciente. Los tumo-
medades transmisibles microbiológicas o neoplásicas (estos res malignos hepáticos constituyen otra circunstancia en la
tres criterios constituyen los principales requisitos medicole- que la recidiva postrasplante es frecuente si no se sigue una
gales exigidos en todo donante de órganos); d) función he- selección adecuada de los candidatos a recibir un trasplante.
pática normal o poco alterada, y e) ausencia de alteraciones Otras complicaciones relativamente frecuentes en el injer-
morfológicas que sugieran la existencia de una hepatopatía to son los problemas vasculares, en particular trombosis de
o que impidan la correcta implantación del injerto hepático la arteria hepática, y biliares, sobre todo fístulas y estenosis.
en un receptor. Los pacientes con trasplante hepático pueden presentar
Las únicas compatibilidades requeridas actualmente entre numerosas complicaciones extrahepáticas que pueden afec-
el donante de órganos y el receptor de un trasplante hepáti- tar prácticamente cualquier órgano o sistema. Aunque algu-
co son la compatibilidad del grupo sanguíneo ABO y la au- nas complicaciones están directamente relacionados con la
sencia de disparidad importante en el peso corporal. Estas intervención quirúrgica, la mayoría de ellas corresponden a

370
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

efectos secundarios adversos de la administración de gluco- pervivencia de éstos es buena. En la mayoría de las series de
corticoides y ciclosporina A. Las complicaciones extrahepáti- pacientes con trasplante hepático la supervivencia actuarial
cas más frecuentes son las infecciones, que pueden ser de es de alrededor del 80% al año del trasplante y del 65% a los
etiología bacteriana, fúngica, vírica (en particular por cito- 5 años. Estas cifras son, sin duda, superiores a las que se ha-
megalovirus) y parasitaria (especialmente por Pneumocystis brían obtenido en los mismos pacientes si hubieran sido tra-
carinii y toxoplasma). Otras complicaciones frecuentes en los tados de forma convencional y no hubieran sido trasplanta-
pacientes con trasplante hepático son insuficiencia renal, hi- dos. Asimismo, la calidad de vida es excelente o satisfactoria
pertensión arterial, diabetes, fracturas óseas patológicas y en la mayoría de los pacientes.
cuadros neurológicos y respiratorios diversos y multifacto-
riales.
Es importante señalar que la mayoría de las complicacio-
nes descritas suelen presentarse durante las primeras sema- Bibliografía especial
nas o meses del período postoperatorio, de forma que su
IWATZUKI S, STARZL TE, TODO S, GORDON RD, ESQUIVEL CO, TZAKIS AG et
aparición después del primer año tras el trasplante es muy in- al. Experience in 1000 liver transplants under cyclosporine-steroid
frecuente. therapy: a survival report. Transplant Proc 1988; 20: 498-504.
RIMOLA A. Trasplante hepático. Med Clin (Barc) 1991; 97: 388-394.
Resultados. A pesar del elevado número de complicaciones SORELL MF, SHAW BW. A primer of liver transplantation for the refe-
que presentan los pacientes con trasplante hepático, la su- rring physician. Semin Liver Dis 1989; 9: 159-230.

Enfermedades de las vías biliares


E. Ros Rahola

Generalidades
Conducto hepático derecho
Anatomía. Las vías biliares constituyen el sistema colector
por el que fluye la bilis desde el polo canalicular de los hepa-
tocitos hasta la luz duodenal. Sus elementos más proximales Conducto
son los canales de Hering, conductillos en el parénquima he- hepático
izquierdo
pático limitados por hepatocitos y células ductulares. Éstos
se continúan por una extensa trama de conductos intrahepá-
Conducto
ticos de calibre progresivamente mayor, que confluyen en hepático
los conductos hepáticos derecho e izquierdo, los cuales, aun Conducto cístico común
en situación intraparenquimatosa, se unen en el hilio hepáti-
co en el conducto hepático común. La porción más distal de
éste se encuentra ya en situación extrahepática y, tras la
afluencia del conducto cístico que drena la vesícula biliar, se
continúa con el colédoco, que discurre junto al eje vascular
Colédoco
hepático. Los últimos centímetros del colédoco están situa-
dos dentro del parénquima pancreático. Su desembocadura
en el duodeno, junto con el conducto de Wirsung, se produ-
ce en la ampolla de Vater. En la figura 2.126 se esquematiza
la anatomía de las vías biliares. Vesícula Esfínter
de Oddi
A partir de los canales de Hering las vías biliares están re-
vestidas por un epitelio cilíndrico cuyas células tienen la ca- Duodeno Conducto de
Wirsung
pacidad de modificar la bilis mediante secreción y absorción Ampolla
de agua y electrólitos. Las vías biliares principales poseen de Vater
una pared muscular que responde a influjos neurológicos y
hormonales, variando su tono y su contractilidad para regu-
lar el llenado y el vaciamiento vesiculares y el paso de bilis al Fig. 2.126. Anatomía de las vías biliares.
intestino. El esfínter de Oddi, situado en el segmento inme-
diatamente supravateriano del colédoco, desempeña un pa-
pel importante en este sentido. te de los eventuales metabolitos de hormonas, fármacos y
colorantes. La concentración total de solutos orgánicos varía
Fisiología. Composición y formación de la bilis. La produc- mucho según se trate de bilis hepática o bilis concentrada de
ción de la bilis por los hepatocitos es una de las funciones la vesícula biliar y oscila entre 1 y 30 g/dL; la composición
principales del hígado. A pesar de grandes variaciones en su porcentual, sin embargo, es relativamente constante.
composición, la bilis es casi siempre isotónica respecto al La concentración de cationes inorgánicos en la bilis es
plasma, y su osmolaridad refleja la plasmática. Los principa- más o menos proporcional a la del líquido intersticial, siendo
les solutos orgánicos de la bilis son los lípidos biliares: ácidos el sodio el catión dominante. Puesto que los ácidos biliares
biliares conjugados (o sales biliares, que constituyen el solu- conjugados son ácidos relativamente fuertes, están disocia-
to cualitativa y cuantitativamente más importante de la bilis), dos al pH de la bilis, por lo cual se requieren cationes inorgá-
fosfolípidos (sobre todo lecitina) y colesterol no esterificado. nicos para equilibrar la carga total de aniones orgánicos (áci-
En menor cantidad contiene bilirrubina conjugada (no más dos biliares) e inorgánicos. Además, dado que los ácidos
del 2% de solutos) y también concentraciones muy bajas de biliares se encuentran en la bilis agregados en complejos po-
proteínas, en particular albúmina e inmunoglobulina A, apar- limoleculares o micelas, osmóticamente poco activas, la con-

371
HEPATOLOGÍA

puesto de carácter hidrófilo. Si bien su hidrosolubilidad es


O escasa, “se hincha” en el agua para formar agregados poli-
OH C moleculares de estructura cristalina, en los cuales se reúnen
O varias moléculas que oponen sus grupos hidrófobos e hidró-
filos, y se hidrata el grupo hidrófilo.
Los ácidos biliares son derivados del ácido betacolánico,
procedente del colesterol por reducción de la cadena lateral,
HO HO OH carboxilación de ésta y saturación del núcleo esteroide. El
Ácido cólico
Colesterol prototipo, ácido cólico, está hidroxilado en los carbonos 3, 7
y 12 (fig. 2.127), y en la bilis aparece siempre conjugado con
los aminoácidos glicina o taurina. En la estructura química
Fig. 2.127. Estructura química del colesterol y del prototipo de los de los ácidos biliares se equilibran las porciones hidrófoba e
ácidos biliares, el ácido cólico.
hidrófila de la molécula, es decir, se trata de compuestos an-
fipáticos y, por lo tanto, hidrosolubles y con capacidad deter-
gente. El efecto detergente o de solubilización de otros lípi-
centración total de cationes debe ser superior a la del plas- dos a través de la formación de micelas se ejerce en la bilis
ma para que la bilis sea isotónica. Así, la concentración de con la lecitina y el colesterol.
sodio en la bilis humana oscila entre 146 y 165 mEq/L y la El colesterol es el precursor obligado de los ácidos bilia-
de potasio entre 2,7 y 4,9 mEq/L. La concentración de anio- res. El hígado es el único órgano capaz de llevar a cabo la
nes inorgánicos es más variable (cloro, 88-115 mEq/L; bicar- transformación del colesterol en derivados hidroxilados del
bonato, 27-55 mEq/L). ácido colanoico. Los ácidos biliares formados a partir del co-
La bilis se forma en la membrana canalicular como pro- lesterol hepático se denominan ácidos biliares primarios; és-
ducto de secreción de las células hepáticas. En la actualidad tos son el ácido cólico (3,7,12-trihidroxi-5-colanoico) y el áci-
se acepta que el motor del flujo biliar es el transporte activo do quenodesoxicólico (3,7-dihidroxi-5-colanoico). En su paso
de solutos, al crear un gradiente osmótico que favorece el por el intestino los ácidos biliares primarios experimentan
movimiento pasivo de agua y otros solutos. Los ácidos bilia- ciertas transformaciones del núcleo por efecto de las bacte-
res son el soluto cualitativa y cuantitativamente más impor- rias intestinales, sobre todo de la flora anaerobia, lo cual ori-
tante de la bilis; su secreción activa por los hepatocitos cons- gina los ácidos biliares secundarios. Así, la 7-deshidroxilación
tituye, por lo tanto, el determinante principal del flujo biliar. del ácido cólico produce el ácido desoxicólico (3,12-dihidro-
La secreción de los otros lípidos biliares, lecitina y colesterol, xi-5-colanoico), y la del ácido quenodesoxicólico origina el
está directamente relacionada con la de los ácidos biliares. ácido litocólico (3-monohidroxi-5-colanoico). El primero es
El concepto actual es que la lecitina destinada a la bilis se absorbido en el intestino, vuelve al hígado y es excretado en
sintetiza en el retículo endoplásmico liso y, junto con coles- la bilis junto con los ácidos biliares primarios, mientras que
terol procede de un reservorio subcelular aún insuficiente- el segundo, insoluble, precipita y se excreta en las heces. Por
mente caracterizado, es “reclutada” hacia el aparato de Golgi otra parte, el hígado segrega ácidos biliares conjugados con
y el canalículo biliar por el flujo transhepático de ácidos bi- glicina o taurina, pero las bacterias intestinales son capaces
liares (a modo de disolución de membranas intracelulares), de desconjugarlos y originan así ácidos biliares libres; éstos
excretándose en forma de vesículas unilamelares por exoci- son reabsorbidos en parte y vuelven al hígado, que los conju-
tosis, mientras que los propios ácidos biliares son secretados ga de nuevo y los excreta otra vez en la bilis. Debido a que la
por un transportador específico de la membrana canalicular. capacidad hepática de conjugación de los ácidos biliares se
Numerosas observaciones apoyan la teoría vesicular de la se- mantiene aun en casos extremos de insuficiencia hepática,
creción de lecitina y colesterol a la bilis; tales vesículas han la bilis contiene sólo ácidos biliares conjugados, dos prima-
sido aisladas y parcialmente caracterizadas en bilis humana rios (cólico y quenodesoxicólico), y uno secundario (desoxi-
sobresaturada con colesterol. El descubrimiento de esta mo- cólico).
dalidad de transporte del colesterol en la bilis ha revolucio- La síntesis de ácidos biliares a partir del colesterol se pro-
nado los conceptos sobre la patogenia de la litiasis biliar de duce en el sistema microsomial y, en parte, en las mitocon-
colesterol (véase más adelante). drias de los hepatocitos. La reacción inicial en la secuencia
Las condiciones fisicoquímicas de los lípidos biliares du- biosintética es la 7-α-hidroxilación del colesterol, que consti-
rante el proceso de formación de bilis se han dilucidado en tuye, a su vez, el factor limitante en la síntesis de ácidos bilia-
gran parte gracias a los exhaustivos estudios de CAREY et al. res. El control de la síntesis hepática de ácidos biliares se
En resumen, a medida que la bilis se concentra a su paso por ejerce a través de un mecanismo de retroalimentación me-
el árbol biliar, los ácidos biliares y las vesículas unilamelares diado por el flujo transhepático de los ácidos biliares trans-
interaccionan de modo variable: en las bilis insaturadas en portados por la vena porta y actuando sobre la enzima limi-
colesterol, las vesículas desaparecen al solubilizarse la leciti- tante colesterol 7-α-hidroxilasa. Los niveles intrahepáticos
na y el colesterol en micelas formadas por los ácidos biliares, elevados de ácidos biliares inhiben su propia síntesis y, vice-
mientras que, en la bilis sobresaturada, coexisten micelas versa, la disminución del flujo transhepático de ácidos bilia-
mixtas y vesículas cargadas de colesterol, a partir de las cua- res la estimula; este es el mecanismo clave de la regulación
les precipita eventualmente el colesterol en los estadios ini- de la circulación enterohepática de las sales biliares.
ciales de la formación de cálculos (véase más adelante). Se denomina circulación enterohepática al trayecto recorri-
do por los ácidos biliares desde su secreción en el canalículo
Metabolismo de los ácidos biliares. La bilis normal contie- biliar hasta su captación en el polo sinusoidal del hepatoci-
ne en solución acuosa tres especies lipídicas con distinta es- to. Los procesos implicados en su secuencia ordenada son:
tructura química y diferentes propiedades físicas: el coleste- síntesis y secreción biliar, almacenamiento en la vesícula bi-
rol, la lecitina y los ácidos biliares. liar y paso al intestino al iniciarse la digestión, tránsito por el
El colesterol (fig. 2.126) es un compuesto aromático de intestino, absorción intestinal, transporte por la vena porta,
27 carbonos en el núcleo esteroide insaturado y un grupo captación hepática y secreción de nuevo en la bilis.
hidroxilo en el carbono 3. La molécula es netamente hidrófo- La vesícula biliar almacena y concentra la bilis hepática
ba con sólo una pequeña porción hidrófila (grupo hidroxi- durante los períodos de ayuno. El llenado vesicular es favore-
lo), por lo cual no es hidrosoluble y forma cristales romboi- cido por la contracción tónica del esfínter de Oddi. Durante
des característicos en medio acuoso. el ayuno, alrededor de la mitad de la bilis producida por el
La lecitina, el fosfolípido predominante en la bilis humana, hígado penetra en la vesícula, pasando el resto directamente
es una molécula que reúne dos ácidos grasos de cadena lar- al duodeno. En el vaciamiento vesicular intervienen meca-
ga, claramente hidrófobos, con la fosforilcolina, un com- nismos colinérgicos y hormonales. La estimulación neuroló-

372
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

gica depende fundamentalmente de la inervación vagal,


pero desempeña un papel menor en comparación con la
fuerza de la contracción vesicular inducida por la colecistoci-
Captación Hígado
nina (CCK) liberada por la mucosa duodenal al llegar a los
primeros tramos intestinales los ácidos grasos y aminoácidos
producidos en las primeras fases de la digestión al inicio de Síntesis Secreción
0,5 g/día 30-50 g/día
la ingesta. La CCK facilita también el vaciamiento vesicular
mediante la relajación del esfínter de Oddi. Por otra parte, la
llegada de ácido clorhídrico al duodeno estimula la libera-
ción de secretina por parte de la mucosa duodenal, que in- Pool
3-5 g
duce la secreción activa de electrólitos (sobre todo bicarbo- Duodeno
nato) y agua por el epitelio de los conductos biliares. Este
Porta Circulaciones
estímulo colerético acelera el paso de la bilis a la luz intes- ~10/día
tinal.
La vesícula biliar, que tiene una capacidad de alrededor
de 40 mL, se llenaría rápidamente de bilis, cuya producción
es de unos 600 mL/día, si no fuera por su notable capacidad
absortiva. En pocas horas, la mucosa vesicular reabsorbe al-
rededor del 90% del agua y de los electrólitos presentes en la Reabsorción
bilis hepática, de modo que se modifican poco las cantida- Íleon
des de soluto orgánico (lípidos biliares, bilirrubina), pero su
concentración absoluta pasa del 2% en la bilis hepática a al-
rededor del 20% en la bilis vesicular. Colon
En su tránsito intestinal, los ácidos biliares ejercen una
función detergente en la solubilización micelar de la grasa Excreción
ingerida, lo cual facilita considerablemente la absorción. En 0,5 g/día
el intestino distal, y en ciertos estados patológicos en el pro-
ximal, los ácidos biliares están sometidos a la acción bacte-
riana, con lo cual se producen ácidos biliares secundarios Fig. 2.128. Esquema de la circulación enterohepática de los ácidos
y/o libres. biliares.
La absorción intestinal de los ácidos biliares se produce
fundamentalmente en el íleon terminal por un mecanismo
de transporte activo. Aunque de menor importancia cuantita- nal: ambos factores tienen importancia en la génesis de la li-
tiva, existe también un mecanismo de absorción pasiva de tiasis biliar.
las sales biliares, operativo tanto en el yeyuno-íleon como en La notable economía de la circulación enterohepática per-
el colon, por difusión no iónica. mite mantener concentraciones adecuadas de ácidos bilia-
El transporte de las sales biliares por la vena porta, que se res en los espacios anatómicos donde deben cumplir su fun-
produce después de su absorción intestinal, se efectúa en ción de solubilización de otros lípidos (vías biliares y luz
unión con la albúmina. La captación hepática de sales bilia- intestinal). La integridad del circuito impide que el efecto de-
res se realiza por un mecanismo de transporte activo de ca- tergente de los ácidos biliares se ejerza en otros sitios donde
racterísticas similares al de absorción activa en el íleon. La podría ser nocivo: para esto son esenciales los dos potentes
extracción del plasma es mayor para los ácidos biliares con- sistemas de extracción localizados en el íleon (evita que los
jugados que para los libres, y más eficiente para los trihidro- ácidos biliares se viertan al colon) y en el hígado (impide
xilados que para los dihidroxilados. Este proceso es muy efi- que pasen a la circulación sistémica). Entre estas “bombas”,
caz, extrayéndose del plasma en una sola circulación por el un servomecanismo preciso, el control de la síntesis, mantie-
hígado el 97-98% de los ácidos biliares conjugados y alrede- ne la constancia del círculo enterohepático.
dor del 92-94% de los ácidos biliares libres.
Los mecanismos de transporte intrahepatocítico de los áci- Visión global de la función biliar. La formación de la bilis
dos biliares son desconocidos. Sin embargo, en su paso por cumple funciones muy importantes en la economía del orga-
el hepatocito, los ácidos biliares regulan su propia síntesis nismo. Por un lado, es esencial para la excreción de varios
por el mecanismo de retroalimentación ya mencionado, con productos catabólicos, como los pigmentos biliares y los me-
lo cual se mantiene la homeostasia de la circulación entero- tabolitos de hormonas esteroides, y representa también el ve-
hepática en el individuo sano. La secreción activa en el ca- hículo para la eliminación de numerosos fármacos, drogas y
nalículo biliar de los ácidos biliares recirculantes y una pe- toxinas. Por otro lado, los ácidos biliares participan en el pro-
queña parte procedente de la síntesis endógena vuelven a ceso de la digestión de la grasa dietética, al ser imprescindi-
iniciar el ciclo. bles para su solubilización, paso previo a su correcta absor-
La masa total de ácidos biliares primarios y secundarios ción intestinal. Se cree también que la bilis representa un
presentes en la circulación enterohepática constituyen el importante mecanismo para aportar inmunoglobulina A al
reservorio (pool) de ácidos biliares. El tamaño o la cuantía tubo digestivo. Por último, tanto el proceso de formación de
del reservorio es esencialmente constante, alrededor de la bilis en los hepatocitos como la circulación enterohepáti-
50 mg/kg de peso en el varón (3-5 g), compensándose las ca de ácidos biliares en su totalidad desempeñan un papel
pérdidas fecales (0,5 g/día) por la síntesis hepática de una fundamental en la homeostasia del colesterol del organismo.
cantidad equivalente. El reservorio de ácidos biliares es “se- Mientras que la conversión del colesterol en ácidos biliares
cuestrado” en su casi totalidad en la vesícula biliar durante constituye la principal vía catabólica de aquél del organis-
el ayuno: al comer y descargarse el contenido de la vesícula mo, la excreción biliar de colesterol no esterificado represen-
se inicia el ciclo, el cual se repite unas 3 veces durante la co- ta un papel básico en el metabolismo hepático y sistémico
mida (mientras dura la digestión). De este modo, la reserva del colesterol. Así, la interrupción de la circulación enterohe-
de ácidos biliares circula unas 10 veces al día, con lo cual se pática de ácidos biliares mediante derivación quirúrgica del
obtiene una tasa secretora 10 veces superior a la cuantía del íleon o administración de colestiramina estimula la conver-
reservorio, es decir, de unos 30-40 g/día (fig. 2.128). La tasa sión del colesterol en ácidos biliares, incrementando su cata-
secretora de lípidos biliares está sujeta a variaciones intrain- bolismo y determinando un balance favorable (disminu-
dividuales e interindividuales que dependen de la intensidad ción) de colesterol. Además, la excreción biliar de colesterol
de la contracción vesicular y del tiempo de tránsito intesti- actúa como mecanismo de protección ante una sobrecarga

373
HEPATOLOGÍA

de este esteroide; así, la elevación de la excreción biliar de


colesterol en la obesidad o durante la ingestión de dietas al-
tas en colesterol evita una hipercolesterolemia exagerada al
precio de aumentar el riesgo de litogénesis (véase Patogenia
de la litiasis biliar).

Semiología. Las manifestaciones clínicas de las enfermeda-


des de las vías biliares están causadas de modo casi exclusi-
vo por la obstrucción biliar. En efecto, tanto la colelitiasis,
principal entidad que afecta las vías biliares, como los tumo-
res de éstas, segunda afección biliar en importancia, se mani-
fiestan clínicamente sólo cuando obstruyen los conductos bi-
liares. Así, la obstrucción del conducto cístico por un cálculo
biliar distiende la vesícula y causa dolor: lo mismo ocurre si
el cálculo se impacta de modo agudo en el colédoco. Por
otra parte, la obstrucción de los conductos biliares, sea por
un cálculo o por crecimiento tumoral, puede ocasionar icte-
ricia, prurito, infección (colangitis) o cirrosis biliar.
Dolor. Se produce como consecuencia de la distensión
brusca de las vías y/o la vesícula biliares. La distensión pro-
gresiva y gradual puede cursar de modo indoloro. Las vías
sensitivas refieren el dolor a las metámeras dorsales 5 a 9 a
través del territorio esplácnico y el nervio frénico; el dolor
también puede irradiarse a otras zonas del abdomen y al
flanco derecho por afectación del peritoneo parietal o a tra-
vés de la inervación del territorio esplácnico.
La obstrucción brusca del conducto cístico o del colédo-
co ocasiona el cólico biliar. Sus características cronológicas
suelen distinguirlo del cólico intestinal, cuyo ciclo se repite
periódicamente con un comienzo progresivo y un final brus-
co. En cambio, el cólico biliar se inicia de forma súbita, al-
canza rápidamente la máxima intensidad de dolor y se man-
tiene por un lapso de tiempo prolongado, que puede durar
varias horas. Si el cálculo vuelve al fondo vesicular o supera
el cístico, el dolor remite en seguida, pero persiste un dolori-
miento en la zona. El dolor no se modifica con los movi-
mientos, pero el paciente puede adoptar posiciones antiálgi- Fig. 2.129. Radiografía simple de hipocondrio derecho que muestra
aerobilia (flechas). El aire delinea los conductos biliares en el hilio
cas. Con relativa frecuencia el dolor del cólico biliar no es hepático en un paciente con fístula colecistoduodenal.
tan característico y se describe como dolor sordo o sensa-
ción de peso, que puede localizarse tanto en el hipocondrio
derecho como en la región epigástrica. La irradiación del do-
lor es variable, aunque lo más frecuente es que se refiera a sencilla como la radiografía simple de hipocondrio derecho
las zonas frénicas, al hombro y a la punta de la escápula de- puede orientar el diagnóstico sin necesidad de recurrir a las
rechos, así como a la zona interescapular. Las náuseas son exploraciones citadas.
frecuentes: los vómitos, aunque pueden estar presentes, no Radiografía simple de hipocondrio derecho. Con frecuencia
constituyen la regla. pone de manifiesto la existencia de calcificacones en el área
En las fases tardías de la colecistitis aguda el dolor puede hepática, que pueden estar localizadas en el hígado, la vesí-
ser secundario a la irritación peritoneal y a la afectación del cula biliar, la vena porta, las arterias hepáticas, el área subfré-
territorio de inervación esplácnica: en esta circunstancia sue- nica, la base del pulmón derecho, la suprarrenal derecha, los
le coexistir fiebre. En caso de infección de las vías biliares ganglios linfáticos del hilio hepático o la pared abdominal.
(colangitis), además de dolor, ictericia y fiebre (tríada de Para determinar su localización deben efectuarse placas en
Charcot), suelen presentarse escalofríos debidos a episodios distintas proyecciones y recurrir en ocasiones a otros méto-
bacteriémicos. dos de exploración.
Ictericia. Es secundaria a la disminución del flujo biliar, ya En la zona correspondiente a la vesícula biliar pueden ob-
sea por la presencia de cálculos o tumor en el colédoco, servarse cálculos radiopacos, calcificación de la pared vesi-
compresión extrínseca por la vesícula distendida, procesos cular o bilis cálcica. Los cálculos biliares son la causa más
inflamatorios pericoledocales o por la existencia de altera- frecuente de calcificaciones visibles en el hipocondrio dere-
ciones en la ampolla de Vater. cho en la radiografía simple. Los cálculos de colesterol sue-
Prurito. Forma parte del síndrome de colestasis, sea ésta in- len ser radiotransparentes; sólo contienen suficiente canti-
trahepática o extrahepática. dad de carbonato cálcico para ser radiopacos en el 20% de
los casos. Alrededor de la mitad de los cálculos pigmentarios
Exploración morfológica y funcional de las vías bilia- están calcificados y son fácilmente visibles en la radiografía
res. El diagnóstico de las enfermedades de las vías biliares simple de hipocondrio derecho.
requiere siempre la utilización de técnicas complementarias Un hallazgo que puede tener gran valor diagnóstico es la
de exploración morfológica, básicamente la ecografía y la ex- presencia de gas en las vías biliares (fig. 2.129). El gas alcan-
ploración radiológica con medios de contraste yodados. En za el sistema biliar por incompetencia del esfínter de Oddi
determinadas situaciones clínicas, en particular en el diag- (esfinterotomía previa), anastomosis quirúrgica biliodigesti-
nóstico de la afección biliar postoperatoria y/o cuando las va, fístulas biliointestinales y, con menor frecuencia, infec-
técnicas morfológicas convencionales no ofrecen resultados ciones del árbol biliar por gérmenes productores de gas. La
satisfactorios, pueden ser útiles los métodos de exploración presencia de gas en las vías biliares, asociada a un cuadro de
funcional, que han recibido un gran impulso con el desarro- oclusión intestinal, sugiere un íleo biliar.
llo de las técnicas gammagráficas en el diagnóstico de las en- Radiología de las vías biliares. En ausencia de colestasis o
fermedades abdominales. De todos modos, una técnica tan insuficiencia hepatocelular avanzada, la exploración radioló-

374
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

gica de las vías biliares se basa en la colangiografía fisiológi-


ca, con administración de medios de contraste yodados que
son captados del plasma por las células hepáticas tras su ad-
ministración oral (colecistografía oral) y luego excretados a
la bilis. En caso contrario, las vías biliares sólo pueden visua-
lizarse mediante una colangiografía instrumental, por in-
yección directa del contraste en los conductos biliares
intrahepáticos (colangiografía percutánea transhepática) o
extrahepáticos (colangiografía retrógrada endoscópica).
La colecistografía oral ha sido durante muchos años la téc-
nica de elección para observar la vesícula biliar y estudiar
sus enfermedades, básicamente la colelitiasis y sus complica-
ciones. Esta técnica requiere la administración oral, la noche
previa a la exploración, de un medio de contraste yodado
(ácido yopanoico o yocetámico) que es absorbido en el in-
testino delgado, transportado al hígado por la vena porta,
captado por los hepatocitos, conjugado con ácido glucuróni-
co, excretado en la bilis y concentrado en la vesícula biliar,
la cual se observa con claridad en el individuo normal en
ayunas. Si existe una enfermedad de la mucosa intestinal
(absorción), una hepatopatía (captación) o colestasis (ex-
creción biliar) es improbable que el contraste yodado llegue
a contrastar la vesícula biliar.
La interpretación de la colecistografía oral es casi siempre
correcta cuando se observan cálculos en una vesícula fun-
cionante o cuando no se visualiza la vesícula biliar (vesícula
excluida), tras descartar causas extrabiliares de falta de opa-
cificación en dos estudios consecutivos. Sin embargo, desde
que se dispone de la ecografía ha podido apreciarse que el 5-
10% de los pacientes con colelitiasis muestran una vesícula
“normal” en la colecistografía oral. La precisión de esta técni-
ca en la detección de la colelitiasis es por tanto del 90-95%.
La ecografía es la técnica de elección para el estudio ini-
cial del paciente con sospecha de enfermedad biliar. Posee Fig. 2.130. Colangiografía retrógrada endoscópica. Gran dilatación
de todo el árbol biliar por obstrucción completa de la papila debida a
una notable precisión en el diagnóstico de colecistolitiasis un ampuloma.
(hasta el 98%), obstrucción biliar (detecta la dilatación de
los conductos biliares intrahepáticos en el 90% de los casos
de obstáculo biliar extrahepático) y colecistitis aguda. Su
precisión es netamente inferior en la detección de cálculos diagnóstico de ciertos tipos de afección vesicular, sobre todo
coledocales. en pacientes previamente colecistectomizados que presen-
Las técnicas de colangiografía instrumental, transparietohe- tan dolor de tipo biliar.
pática (CTPH) y retrógrada endoscópica (CRE), son costosas Tras la colecistectomía, las vías biliares extrahepáticas
e invasivas, pero muy precisas en el diagnóstico de las enfer- pueden dilatarse en una minoría de pacientes; cuando esto
medades de las vías biliares por la calidad del contraste de ocurre en ausencia de síntomas, traduce probablemente una
las placas obtenidas, que: a) permiten visualizar las vías bilia- adaptación de los conductos biliares a la función de reservo-
res en presencia de ictericia (fig. 2.130) cualquiera que sea rio de la bilis que antes cumplía la vesícula. Cuando el pa-
su intensidad y, además, b) pueden complementarse con ciente colecistectomizado presenta ataques de dolor en el hi-
procedimientos terapéuticos durante el mismo acto explora- pocondrio derecho, se plantea el diagnóstico diferencial
torio como colocación de catéteres de drenaje de las vías bi- entre el cálculo coledocal residual y una afección extrabiliar,
liares, tanto en la CTPH como en la CRE, y papilotomía en- con más frecuencia funcional. Si en esta situación la ecogra-
doscópica y extracción de cálculos coledocales en el caso fía demuestra un colédoco dilatado (diámetro superior a
de la CRE. 7 mm), es muy importante determinar si tal dilatación es
En toda intervención quirúrgica sobre las vías biliares es inespecífica o bien representa un obstáculo al flujo biliar por
imprescindible practicar una colangiografía peroperatoria un cálculo retenido. En este caso está indicado efectuar una
con el objetivo de evaluar su permeabilidad. El contraste yo- prueba funcional, mediante la administración de una comi-
dado se introduce directamente mediante punción vesicular da de prueba y una nueva medición del calibre coledocal. Si
o canulación del conducto cístico tras la colecistectomía. se trata de una dilatación inespecífica de la vía biliar, su cali-
En el postoperatorio de la cirugía biliar en pacientes con bre se reduce tras el estímulo colerético proporcionado por
drenaje de Kher (tubo en T) tras exploración quirúrgica del la comida (fig. 2.131), mientras que cuando existe un obs-
colédoco deben practicarse colangiografías a través del dre- táculo, el calibre coledocal aumenta y entonces está indica-
naje antes de retirarlo para asegurar la permeabilidad de las do efectuar una CRE con fines diagnósticos y/o terapéuticos.
vías biliares y descartar la existencia de enfermedad residual, La gammagrafía hepatobiliar consiste en la visualización
en particular cálculos inadvertidos o lesiones quirúrgicas de de compuestos radiofarmacéuticos sometidos a excreción
los conductos biliares. hepatobiliar. Esta técnica ha recibido un gran impulso en los
Exploración funcional de las vías biliares. La ecografía fun- últimos años gracias a la disponibilidad de una serie de sus-
cional biliar se ha desarrollado recientemente como un méto- tancias derivadas del ácido iminodiacético o IDA (HIDA o di-
do útil en la evaluación de pacientes sintomáticos tras inter- metil-IDA, PIPIDA o paraisopropil-IDA, DEIDA o dietil-IDA y
venciones sobre las vías biliares. Puesto que la ecografía es DISIDA o disopropil-IDA) que son captadas por los hepatoci-
una técnica dinámica y tiene una elevada precisión en la tos y excretadas a la bilis, aun en presencia de hiperbilirrubi-
determinación del calibre de las estructuras huecas intrabdo- nemia intensa. Estos compuestos son marcados con 99mTc y,
minales, su empleo es útil para medir el tamaño de los con- una vez administrados por vía intravenosa en dosis de 5-10
ductos biliares antes y después de la estimulación de su mCi, proporcionan rápidamente imágenes valorables del hí-
vaciamiento. Proporciona así datos funcionales útiles en el gado y del sistema excretor hepático (fig. 2.132).

375
HEPATOLOGÍA

Fig. 2.131. Ecografía funcional de las vías biliares en una paciente


colecistectomizada. A. Colédoco dilatado (diámetro 10 mm) en condi-
ciones basales (c). B. Reducción del calibre coledocal (diámetro
4 mm) tras la ingesta, indicando ausencia de obstrucción al flujo biliar.

En la actualidad, la gammagrafía se considera la técnica


de elección en el diagnóstico de la colecistitis aguda. Puesto
que la inflamación aguda de la vesícula biliar es consecuen-
cia de la obstrucción del conducto cístico, la evaluación de
su permeabilidad reviste notable interés diagnóstico. La ob-
servación de la vesícula (indicativa de un cístico permeable)
durante la gammagrafía excluye el diagnóstico de colecistitis
aguda con una fiabilidad superior al 95%, con lo cual com-
plementa los hallazgos de la ecografía, que es mucho más
sensible en la detección de colelitiasis, pero netamente in-
ferior en el diagnóstico de la función vesicular. En la in-
terpretación de las imágenes gammagráficas obtenidas en Fig. 2.132. Gammagrafía hepatobiliar con ácido iminodiacético-
pacientes con presunta colecistitis aguda deben considerar- 99
Tc. Exploración normal que muestra la secuencia temporal de visua-
se los siguientes puntos: lización del hígado, las vías biliares, la vesícula y el intestino. Todas
1. En situación posprandial inmediata la vesícula puede las imágenes son proyecciones anteriores excepto la última, que es
estar contraída y no visualizarse. posterior y revela claramente una vesícula biliar con muy buena fun-
2. Los pacientes en programa de nutrición parenteral total ción al haber concentrado el radiofármaco. H: hígado; Vb: vías biliares;
I: intestino.
o con hepatopatía alcohólica pueden presentar un resultado
falsamente positivo.
3. La colestasis ocasiona una excreción biliar defectuosa
del radiofármaco y puede determinar la ausencia de visuali- cos sugestivos de síndrome del intestino irritable, los argu-
zación de las vías biliares y del duodeno. mentos a favor de una colelitiasis “oculta” tienen mucho más
4. En la colecistitis aguda la vesícula puede llenarse con peso en pacientes con brotes de pancreatitis aguda o colesta-
lentitud y advertirse débilmente después de una hora de la sis extrahepática sin causa aparente. En estos casos, y siem-
inyección del contraste, pero este hecho es mucho más fre- pre después de asegurarse de que la colecistografía y la eco-
cuente en la colecistitis crónica. grafía “negativas” son técnicamente correctas, puede ser de
El estudio isotópico de las vías biliares también es útil en gran utilidad el examen microscópico de la bilis obtenida
el diagnóstico diferencial de la ictericia obstructiva, en la mediante intubación duodenal. Esta técnica diagnóstica fue
evaluación de afección biliar postoperatoria y para demos- muy utilizada antes del advenimiento de la colecistografía
trar anomalías estructurales de los conductos biliares, como oral, pero después se ha empleado con escasa frecuencia a
el quiste coledocal y la enfermedad de Caroli. pesar de su sencillez e indudable rendimiento diagnóstico.
Drenaje biliar. El paciente con síntomas sugestivos de en- Tras la intubación duodenal y una vez situado el extremo
fermedad biliar en el que la colecistografía oral y la ecografía distal de la sonda en la segunda porción del duodeno, se ad-
han sido negativas presenta un dilema diagnóstico de difícil ministra un agente colecistocinético (CCK, 0,5-1,0 U/kg por
resolución. Si bien en casos de dolor aislado en el hipocon- vía intravenosa; ceruleína, 0,3 g/kg por vía intramuscular; sul-
drio derecho pueden con frecuencia encontrarse datos clíni- fato magnésico o solución de aminoácidos en bolo intraduo-

376
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

El proceso inicial en la formación de cálculos biliares con-


siste en un cambio físico de la bilis, que se transforma de so-
lución insaturada en solución en la que precipitan los ele-
mentos sólidos.

Formación de los cálculos pigmentarios. Los cálculos pig-


mentarios comprenden alrededor del 25% de la colelitiasis
en los países occidentales, donde su incidencia aumenta
con la edad y en las vías biliares sujetas a estasis y/o infeccio-
nes repetidas.
Los cálculos pigmentarios se subdividen en dos categorías,
sobre la base de diferencias epidemiológicas, clínicas y de
composición. Los cálculos pigmentarios negros suelen ser pe-
queños, de forma irregular y de aspecto amorfo al corte. Se
forman en la vesícula y están compuestos por bilirrubinato
cálcico, polímeros de bilirrubina, carbonato cálcico y fosfa-
to cálcico. Los cálculos pigmentarios ocres (cálculos de bilirru-
binato cálcico) poseen capas alternantes de bilirrubinato cál-
Fig. 2.133. Microfotografía del sedimento biliar que muestra crista- cico y sales cálcicas de ácidos grasos. Pueden formarse en la
les de monohidrato de colesterol, con su típica forma romboide (mi- vesícula y/o los conductos biliares. Abundan en pueblos
croscopio polarizante, × 100). orientales, donde se asocian a infecciones biliares repetidas.
En las culturas occidentales se encuentran sobre todo en el
colédoco, donde se forman de novo tras la colecistectomía.
denal) y, con el paciente en decúbito lateral derecho, se re- La sobresaturación de la bilis por bilirrubina libre desem-
coge por gravedad el jugo duodenal rico en bilis. El hallazgo peña un papel central en la formación de los cálculos pig-
de cristales de colesterol (fig. 2.133) en el sedimento biliar re- mentarios. Si bien el hígado excreta en la bilis casi exclusiva-
viste una elevada precisión en el diagnóstico de la litiasis de mente bilirrubina conjugada, existe también una pequeña
colesterol y puede ser de suma utilidad para aclarar la etiolo- fracción de bilirrubina libre, insoluble en agua, que está au-
gía de pancreatitis presuntamente “idiopáticas”. mentada en la bilis de pacientes con colelitiasis. Existen tres
mecanismos posibles que explican el exceso de pigmento in-
soluble en la bilis:
1. Aumento de la excreción hepática de bilirrubina libre,
como ocurre en las enfermedades hemolíticas.
Litiasis biliar 2. Deficiencia de factores solubilizadores de la bilirrubina li-
bre. Si bien se desconocen en gran parte, se ha sugerido que
Patogenia. En razón de su frecuente presentación clínica y el defecto crónico en la secreción biliar de ácidos biliares
sus complicaciones, la colelitiasis representa un importante que caracteriza a la cirrosis podría explicar la predisposición
problema de salud pública. a la colelitiasis pigmentaria demostrada en esta enfermedad.
La disponibilidad y la simplicidad de la ecografía han per- 3. Desconjugación de la bilirrubina en la bilis. Las bacterias
mitido en tiempos recientes evaluar suficientes individuos en coliformes producen betaglucuronidasa, una enzima que
poblaciones escogidas al azar para determinar la prevalencia transforma la bilirrubina conjugada en libre. Las infecciones
real de la colelitiasis en algunos países occidentales. Diver- repetidas de las vías biliares explican probablemente la alta
sos estudios de detección mediante ecografía de la litiasis bi- incidencia de colelitiasis pigmentaria en zonas rurales de
liar realizados durante los últimos 5 años en países occiden- Asia (donde son comunes las infecciones parasitarias y bac-
tales, incluida España, han demostrado una prevalencia en terianas del árbol biliar), pero su existencia como factor etio-
la población adulta de alrededor del 12%, siempre mayor lógico de la colelitiasis pigmentaria en Occidente es más que
en el sexo femenino y aumentando con la edad. Estos estu- dudosa. Por otra parte, este mecanismo explicaría la forma-
dios han demostrado un hecho muy importante: en el mo- ción de capas pigmentarias en cálculos de colesterol, que
mento de la detección de la litiasis biliar, entre dos tercios y corresponderían a períodos de infección biliar secundaria a
tres cuartos de los individuos nunca habían tenido síntomas la colelitiasis de colesterol.
específicos de litiasis biliar, lo que demuestra que la mayoría
de los cálculos biliares son asintomáticos. Formación de los cálculos de colesterol. En los países oc-
Los datos de prevalencia aproximada derivados de estu- cidentales alrededor del 75% de los cálculos biliares están
dios de autopsia revelan cifras semejantes para los restantes constituidos principalmente por colesterol cristalino. La com-
países occidentales, en los que se encuentran cálculos bilia- prensión de la patogenia de este tipo de cálculos ha evolu-
res en el 10-30% de la población. La prevalencia de la coleli- cionado considerablemente en los últimos 25 años. El con-
tiasis es netamente inferior en África y los países orientales, cepto actual es que hay tres alteraciones fisiopatológicas en
hasta el extremo de la tribu masai en África Oriental, donde la litogénesis de colesterol: bilis sobresaturada, nucleación
la colelitiasis es desconocida. del colesterol y permanencia (con cohesión y crecimiento
Existen dos clases de cálculos biliares: pigmentarios y de de los cristales) en la vesícula. A continuación se exponen
colesterol. Los primeros se originan por una anomalía del me- con cierto detalle estos tres defectos.
tabolismo de la bilirrubina, mientras que los segundos están
causados por alteraciones del metabolismo de las sales bilia- Sobresaturación de la bilis con colesterol. La sobresatu-
res y del colesterol. Ambos tipos de cálculos están compues- ración biliar con colesterol implica que éste se encuentra en
tos por sustancias virtualmente insolubles en agua. Los cálcu- concentraciones excesivas, que superan la capacidad de
los pigmentarios contienen cantidades apreciables de bili- transporte de sus vehículos solubilizantes: vesículas de leciti-
rrubinato cálcico y otros pigmentos derivados del catabolis- na-colesterol o micelas mixtas de ácidos biliares-lecitina-co-
mo de la hemoglobina, mientras que los cálculos de coleste- lesterol; en la práctica esto ocurre cuando existe una hiperse-
rol están formados casi exclusivamente por cristales de este creción de colesterol o una hiposecreción de ácidos biliares.
lípido insoluble; existen cálculos mixtos, que contienen a la Al parecer el primero es el defecto básico en la mayoría de
vez pigmentos biliares y colesterol, pero por lo común predo- los estados litogénicos.
mina el colesterol, por lo que pueden considerarse como Para comprender las alteraciones de la secreción biliar de
una variante de la colelitiasis del colesterol. colesterol, es útil repasar primero los principales mecanis-

377
HEPATOLOGÍA

TABLA 2.117. Etiología de la hipersecreción de colesterol biliar


QM Mecanismos bioquímicos Causas
LDL VLDL
Sangre HDL ↑ HMG-CoA reductasa Obesidad
Hipertrigliceridemia

Acetato Ésteres de ↑ Captación colesterol Estrógenos


colesterol lipoproteico Dieta
HMG-CoA-
reductasa ↓ 7-α-hidroxilasa Envejecimiento
ACAT
Colesterol ↓ ACAT Progestágenos
Fibratos
7-α-hidroxilasa
ACAT: acetilcoenzima A-colesterol-acetiltransferasa; HMG-CoA: 3-hidroxi-3-me-
tilglutaril-coenzima A.

Colesterol Ácidos biliares


Las causas de hipersecreción biliar de colesterol, que son si-
Bilis tuaciones clínicas o entidades asociadas a la vez a litiasis bi-
liar en estudios epidemiológicos y a bilis sobresaturada en
estudios metabólicos, son las siguientes (tabla 2.117).
Fig. 2.134. Esquema del metabolismo hepático del colesterol. Las 1. Incremento en la síntesis endógena de colesterol debi-
vías de entrada de colesterol al hepatocito dependen de la captación
de lipoproteínas de la sangre y la síntesis a partir de acetato mediante do al aumento de la actividad de la HMG-CoA-reductasa,
la enzima limitante 3-hidroxi-3-metilglutaril-coenzima A (HMG-CoA)-re- como ocurre en la obesidad y en las dislipemias que cursan
ductasa. Previa esterificación por la enzima acetilcoenzima A-coleste- con hipertrigliceridemia. En relación con estos conceptos, los
rol-acetiltransferasa (ACAT), que es un proceso reversible, el colesterol estudios epidemiológicos han demostrado una asociación
puede ser exportado a la sangre en forma de lipoproteínas de muy positiva prácticamente constante de la litiasis biliar con la
baja densidad (VLDL), pero las vías excretoras principales son la se- obesidad y los triglicéridos plasmáticos (tratándose con fre-
creción biliar de ácidos biliares, formados a partir del colesterol por la cuencia de relaciones independientes), y se ha sugerido que
acción de la enzima limitante 7-α-hidroxilasa y del propio colesterol li- el hiperinsulinismo por resistencia periférica a la insulina po-
bre. El colesterol intrahepático está disponible para su excreción biliar
en función de la interregulación de estos procesos homeostáticos. QM: dría ser la causa subyacente de estas alteraciones.
quilomicrones; LDL: lipoproteínas de baja densidad; HDL: lipoproteí- 2. El aumento en la actividad de receptores hepáticos para
nas de alta densidad. las lipoproteínas (principalmente LDL y remanentes de quilo-
micrones) determina que ingrese más colesterol en los hepa-
tocitos y se incremente su excreción biliar. Esto ocurre por
efecto de los estrógenos endógenos o exógenos en el sexo fe-
mos mediante los que el hígado regula la homeostasia del menino. Existen también pruebas de que el aumento del co-
colesterol. En la figura 2.134 se esquematiza el papel central lesterol dietético, captado por los hepatocitos a través de los
del hígado en la homeostasia del colesterol. Existen tres vías remanentes de quilomicrones, puede causar sobresaturación
para satisfacer sus necesidades metabólicas del esteroide: del colesterol biliar, pero no todos los estudios lo han confir-
a) entrada del colesterol dietético a través de los remanentes mado.
de quilomicrones; b) colesterol procedente de la circulación 3. La reducción de la conversión del colesterol en ácidos
y de tejidos extrahepáticos y captado por receptores específi- biliares mediante la enzima limitante 7-α-hidroxilasa parece
cos en forma de LDL, la vía cuantitativamente más importan- ser el mecanismo subyacente del aumento de la saturación
te, pero también en forma de HDL, y c) síntesis endógena del del colesterol biliar (y de la prevalencia de colelitiasis) que
esteroide a partir de ácido acético, bajo el control de la enzi- ocurre con la edad.
ma 3-hidroxi-3-metilglutaril-coenzima A (HMG-CoA)-reduc- 4. La disminución de la esterificación del colesterol libre
tasa. intrahepático por hipofunción de la ACAT se debe a un au-
La cantidad de colesterol que adquiere el hígado a partir mento de la secreción endógena o a la administración exó-
de estas tres fuentes varía continuamente, pero el contenido gena de progestágenos, que son potentes inhibidores de
intracelular de colesterol libre permanece relativamente dicha enzima. El tratamiento con preparados de estas hor-
constante debido a una precisa regulación metabólica entre monas incrementa el colesterol biliar, y su notable hiperpro-
las vías de entrada, por un lado, y los mecanismos de depósi- ducción en el tercer trimestre del embarazo puede justificar
to y excreción, por otro. Los hepatocitos disponen de tres en parte el riesgo de litiasis en esta situación y su aumento
vías principales para canalizar el exceso de colesterol: a). Su con la paridad. Los derivados del ácido fíbrico son también
esterificación, controlada por la enzima acetilcoenzima A-co- inhibidores de la ACAT; el tratamiento con estos agentes hi-
lesterol-acetiltransferasa (ACAT); una parte del colesterol es- polipemiantes produce hipersecreción biliar de colesterol y
terificado puede ser depositado en forma de gotas de grasa, aumenta el riesgo de colelitiasis.
pero la mayoría es exportado a la circulación sistémica me- Los estudios comparativos de secreción de lípidos biliares
diante la secreción de VLDL; b) conversión del colesterol li- en pacientes con cálculos y sin ellos pertenecientes a grupos
bre en ácidos biliares, un proceso que está bajo el control de étnicos específicos con una elevada prevalencia de litiasis bi-
la enzima microsomal 7-α-hidroxilasa, y c) excreción directa liar, como los indios del sudeste norteamericano, los chile-
en la bilis como esteroide libre, que es la vía cuantitativa- nos y los suecos, han demostrado que la anomalía principal
mente más importante en el hombre. de las bilis litogénicas es la hipersecreción de colesterol; por
El mantenimiento del balance hepático del colesterol me- ahora se desconoce si una o varias de las alteraciones del
diante el ajuste entre las vías de entrada y salida es muy com- metabolismo hepático del colesterol reseñadas pueden tener
plejo y sólo parcialmente conocido, y su importancia es ob- una predisposición racial que explique estos hechos. Tampo-
via tanto en la patogenia de la colelitiasis (por exceso de co se sabe si existe un sustrato bioquímico para la conocida
colesterol en la bilis) como de la arteriosclerosis (por exceso susceptibilidad familiar a la litiasis biliar.
de colesterol en la sangre). La hiposecreción de ácidos biliares es una causa de bilis li-
Los defectos principales que conducen a la sobresatura- togénica mucho menos frecuente de lo que se creía. La dis-
ción de la bilis con colesterol son la hipersecreción de éste minución en la síntesis de ácidos biliares sigue siendo un de-
con secreción normal de ácidos biliares o la hiposecreción fecto hipotético como causa de bilis sobresaturada, excepto
de éstos con secreción normal de aquél. en el envejecimiento; los estrógenos inhiben la síntesis de

378
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

ácidos biliares, pero el defecto principal es la hipersecreción


biliar de colesterol. La reducción del reservorio (pool) de
ácidos biliares por alteraciones de la circulación enterohepá-
tica, una causa de bilis litogénica muy aceptada en la déca-
da de los setenta, parece que era muchas veces un artefacto
metodológico. Incluso se ha desmentido que la enfermedad
o resección del íleon, que induce malabsorción de ácidos bi-
liares, se asocie a bilis sobresaturada por hiposecreción de Micelas
ácidos biliares; de hecho, parece que los cálculos biliares Vesícula simples
que se forman con frecuencia en esta situación son pigmen- unilamelar
tarios y no de colesterol.

Nucleación del colesterol en la bilis. Los dos vehículos


principales para el transporte del colesterol en la bilis, vesícu-
las y micelas (fig. 2.135) no sólo coexisten en la bilis, sino Fusión
que experimentan interconversiones continuas, que depen- Micelización
den tanto de las concentraciones relativas de sus componen-
tes como de la concentración total de lípidos biliares. Por
ejemplo, durante la digestión, cuando existe una tasa secre-
tora alta de ácidos biliares que resulta en una menor propor-
ción relativa de colesterol, éste es transportado en micelas
(bilis insaturada), mientras que durante el ayuno, cuando se
reduce la secreción de ácidos biliares y existe una mayor
proporción relativa de colesterol (bilis sobresaturada), las ve-
sículas son su vehículo principal. Tanto las micelas como las Cristal líquido
(inestable)
vesículas con una relación colesterol/lecitina inferior a 1,0
(presentes en la diluida bilis hepática) son termodinámica- Micela mixta
(estable)
mente estables, mientras que las vesículas enriquecidas en
colesterol, formadas cuando existe más colesterol del que Nucleación
puede ser solubilizado en micelas, son inestables y tienden a
fusionarse, dando lugar a cristales líquidos multilamelares, vi-
sibles con el microscopio polarizante como gotas birrefrin- Fosfolípido
gentes que muestran el típico patrón en “cruz de Malta”. Este
fenómeno ocurre en la bilis (sobresaturada) de la vesícula
biliar porque, al estar más concentrada, la micelización del
colesterol de las vesículas transfiere más lecitina que coleste- Cristal sólido Colesterol
rol a las micelas mixtas. Los cristales líquidos son muy inesta-
bles y, a partir de ellos, ocurre la precipitación (nucleación)
de cristales de colesterol (fig. 2.133). Ácido biliar
La observación de que la bilis sobresaturada con coleste-
rol es muy frecuente en individuos normales indica que la
secreción hepática de una bilis sobresaturada es una con-
dición necesaria pero no suficiente para que se formen Fig. 2.135. Vehículos para el transporte del colesterol en la bilis. El
cálculos de colesterol. colesterol biliar es transportado en vesículas unilamelares de coleste-
¿Qué es lo que distingue las bilis igualmente sobresatura- rol-lecitina; si existen concentraciones suficientes de ácidos biliares
das de los individuos con cálculos de colesterol y sin ellos? para formar micelas simples, las vesículas son “micelizadas” y el co-
El estudio de la bilis utilizando el microscopio como instru- lesterol es solubilizado en micelas mixtas de ácidos biliares-fosfolípi-
dos-colesterol, que son estables; en caso contrario, las vesículas pue-
mento principal de investigación ha proporcionado una res- den cohesionarse para formar vesículas multilamelares o cristales
puesta parcial a esta pregunta al demostrar que es precisa- líquidos (visibles al microscopio polarizante como pequeñas esferas
mente la rápida precipitación de los cristales de colesterol con birrefringencia “en cruz de Malta”), que son inestables y nuclean
durante la incubación de bilis isotrópica procedente de indi- el colesterol en forma de cristales.
viduos con cálculos lo que la diferencia de la bilis normal,
que puede permanecer mucho tiempo como solución isotró-
pica sin que aparezcan cristales. Por tanto, el tiempo de nu- menta con la concentración total de lípidos, pero esto no ex-
cleación del colesterol es el factor crítico que distingue las bi- plica el porqué, a igualdad de saturación y concentración,
lis normales (insaturadas o sobresaturadas) de las bilis hay bilis con cristales de colesterol y sin ellos. Existen dos
realmente litogénicas. posibilidades: o las bilis litogénicas (que nuclean con rapi-
Un tiempo de nucleación prolongado en un individuo ali- dez) contienen factores que desestabilizan las vesículas, pro-
tiásico con bilis sobresaturada probablemente indica que moviendo su agregación y la cristalización del colesterol (o
ésta no ha permanecido un tiempo suficiente en la vesícula el crecimiento de los cristales hasta ser visibles al microsco-
biliar como para alcanzar el equilibrio; por el contrario, la pio), o tienen una deficiencia de factores estabilizadores de
nucleación rápida en la bilis del paciente litiásico permite in- las vesículas o inhibidores de la cristalización. La naturaleza
ferir que sí se llega al equilibrio en su vesícula. De hecho, la de los factores pronucleadores en la bilis de pacientes litiási-
bilis de los pacientes con cálculos de colesterol contiene cos y de los antinucleadores en los individuos normales ha
casi siempre cristales de colesterol, mientras que la de pa- sido motivo de una activa investigación en la última década,
cientes con cálculos pigmentarios o de individuos sin cálcu- sin que se haya llegado a una caracterización adecuada.
los generalmente es isotrópica; este es el fundamento de la Existen pruebas del carácter pronucleador tanto de las gluco-
utilidad diagnóstica del drenaje duodenal y examen micros- proteínas del moco vesicular como de otras proteínas no mu-
cópico del sedimento biliar. cinosas, mientras que se han atribuido propiedades antinu-
La inestabilidad de las vesículas unilamelares cuando se cleadoras tanto a la apo-A como a otras fracciones proteicas.
enriquecen en colesterol en la bilis concentrada de la vesícu- En resumen, existen pruebas de que en la fracción protei-
la biliar justifica las recientes observaciones de que la proba- ca de la bilis existen sustancias pronucleadoras y antinuclea-
bilidad de encontrar cristales en las bilis sobresaturadas au- doras, y es probable que un desequilibrio entre ellas, junto

379
HEPATOLOGÍA

con otros factores cinéticos, como el vaciamiento vesicular,


determine que las bilis sobresaturadas precipiten su coleste-
rol e inicien el proceso de formación de cálculos. El conoci-
miento de los mecanismos de la litogénesis es aún fragmen-
tario. Aparte de que la confirmación de la importancia de las
citadas proteínas biliares en el crítico proceso de la cristaliza-
ción del colesterol requerirá un análisis preciso de sus rela-
ciones estructura-función moleculares, están todavía por
explorar otros procesos igualmente importantes para la com-
prensión de la patogenia de la litiasis biliar, como los que
atañen a la prenucleación (agregación y fusión de vesículas)
y a la posnucleación (crecimiento y cohesión de los crista-
les); se intuye que en este último proceso la vesícula biliar
debe representar un papel importante.

Papel de la vesícula biliar en la litogénesis. En el hom-


bre, la existencia de la vesícula biliar en el circuito enterohe-
pático favorece la litogénesis por un triple motivo. En primer
lugar, durante el ayuno nocturno, aproximadamente el 50-
60% del capital circulante de ácidos biliares (y demás lípidos Fig. 2.136. Demostración ecográfica de barro biliar: imágenes eco-
biliares) es almacenado en la vesícula. Como ya se ha men- génicas intraluminales sin sombra acústica que se desplazan con los
cionado, el proceso de concentración de la bilis que allí ocu- cambios de posición (flechas).
rre determina cambios en sus propiedades fisicoquímicas
que favorecen la sobresaturación y precipitación del coleste-
rol biliar. En segundo lugar, al estar “secuestrada” en la vesí- servación del barro biliar al microscopio revela que está for-
cula una proporción importante de ácidos biliares, se reduce mado por abundantes cristales de colesterol, junto con agre-
su tasa secretora por el hígado, por lo que la vesícula hepáti- gados pigmentarios (bilirrubinato cálcico amorfo) en una
ca tiende a estar sobresaturada durante el ayuno, tanto más matriz gelatinosa de moco. Puesto que está constituido por
cuanto mayor sea su duración. Finalmente, es obvio que la los elementos embrionarios de los futuros cálculos, el barro
bilis sobresaturada procede del hígado, pero que la nuclea- biliar puede considerarse como el estadio morfológico ini-
ción del colesterol se produce en la vesícula biliar y que si cial en su formación: es decir, se ha producido la nucleación
ésta evacuara completamente los cristales, no se formarían del colesterol (o bilirrubinato cálcico), y la retención de los
cálculos; por tanto, la retención prolongada de una parte del cristales en la vesícula permite el siguiente crecimiento de
contenido vesicular es otro requisito para la litogénesis. los cálculos.
Los estudios de colelitiasis experimental sugieren que la Los factores de riesgo de barro biliar por estasis vesicular,
hipomotilidad vesicular es uno de los defectos básicos en la li- casi siempre relacionada con ayuno prolongado, incluyen,
togénesis. Un hecho notable en el modelo animal es que el además de la nutrición parenteral prolongada, la cirugía abdo-
vaciamiento vesicular se altera ya cuando aumenta la satura- minal, la duración de la estancia en una UCI, el SIDA y el em-
ción del colesterol biliar, antes de que exista nucleación o se barazo; evidentemente la estasis vesicular de la gestación no
formen cálculos. El defecto en la contracción vesicular se debe al ayuno sino a la inhibición generalizada de la con-
se asocia a un aumento de la resistencia al flujo en el con- tracción de la musculatura lisa causada por los progestá-
ducto cístico y a una síntesis incrementada de prostaglandi- genos, lo que determina una disminución progresiva del
nas por la vesícula biliar; la estimulación del vaciamiento ve- vaciamiento vesicular hasta el parto. La administración de
sicular evita la formación de cálculos. El mecanismo del somatostatina para el tratamiento de la acromegalia también
defecto en la contracción vesicular no está completamente inhibe el vaciamiento vesicular y puede favorecer la forma-
aclarado, pero la hiperproducción de mucina, que también ción de barro o cálculos biliares.
precede a la formación de cálculos en la colelitiasis experi- Esta fase inicial de la litogénesis parece ser reversible
mental, podría contribuir al aumento de la resistencia al flujo cuando su origen radica exclusivamente en la estasis vesicu-
del conducto cístico. lar, de modo que muchos casos de barro biliar detectado du-
Mediante el uso de técnicas no invasivas, como la ecogra- rante el ayuno prolongado o el embarazo se resuelven sin
fía en tiempo real y la colecistografía gammagráfica, se han tratamiento al reanudar la ingesta o en el posparto, respecti-
demostrado defectos de la contracción vesicular en una pro- vamente; en otros casos el barro evoluciona a la formación
porción variable de pacientes con colecistolitiasis. Al parecer, de cálculos macroscópicos. Se desconoce en qué propor-
el vaciamiento vesicular disminuye a medida que aumenta la ción de pacientes que desarrollan litiasis biliar sin que la es-
saturación del colesterol biliar. Por otra parte, el defecto de tasis vesicular franca desempeñe un papel fundamental (que
la contracción vesicular de pacientes litiásicos persiste tras suelen ser la mayoría) la enfermedad litiásica se inicia con
erradicar los cálculos mediante litotricia. Estos hechos sugie- barro biliar en mayor o menor cantidad y, por tanto, detecta-
ren que la hipomotilidad vesicular es un defecto primario en ble o no mediante ecografía de la vesícula biliar.
la colelitiasis, y no secundario a la presencia de cálculos en la
vesícula. Aunque no se ha detectado en todos los pacientes li- Cuadro clínico. La expresión clínica de la colelitiasis es va-
tiásicos y se desconoce su fisiopatología, existen situaciones riada. Muchos casos permanecen asintomáticos durante lar-
clínicas bien definidas en las que la falta de contracción de la gos períodos de tiempo. La obstrucción intermitente del con-
vesícula representa un papel principal en la litogénesis: las ducto cístico puede causar cuadros dolorosos autolimitados
que conducen a la formación de barro biliar. (cólicos biliares) que con frecuencia determinan inflama-
El paradigma de la estasis vesicular y del consiguiente ries- ción crónica de la vesícula biliar (colecistitis crónica) o
go litogénico es el ayuno prolongado durante la nutrición pa- bien, si la obstrucción persiste, una inflamación aguda de la
renteral total, situación en la que la falta de estimulación de vesícula (colecistitis aguda). La expulsión de un cálculo al
la contracción vesicular debida a la ausencia de ingesta de- colédoco (coledocolitiasis) puede causar dolor, ictericia, co-
termina la formación de barro biliar y, ulteriormente, de cál- langitis o pancreatitis. La erosión de la pared vesicular por
culos, con una frecuencia que depende directamente de la un cálculo puede perforarla y abrirla al intestino, producien-
duración del ayuno. La denominación barro biliar se aplica a do un tipo infrecuente de obstrucción intestinal (íleo biliar).
un hallazgo ecográfico (fig. 2.136) caracterizado por peque- Por último, la colelitiasis se considera un factor etiológico
ños ecos móviles intraluminares sin sombra acústica. La ob- importante en el desarrollo del carcinoma de vesícula biliar.

380
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

Colelitiasis asintomática también en individuos sin esta enfermedad. Los síntomas de


dispepsia biliar comprenden: intolerancia a las comidas gra-
Si bien la colelitiasis sintomática es siempre tributaria de sas y/o sazonadas, aerofagia, flatulencia, sensación de peso e
tratamiento, la conducta que se ha de seguir cuando es asin- hinchazón abdominal posprandial, pirosis, regurgitaciones,
tomática está menos tipificada. En efecto, debido a la fre- náuseas y vómitos. Aunque la mayoría de los pacientes con
cuencia de la colelitiasis y al empleo cada vez más extendi- colelitiasis presentan uno o más de estos síntomas, una parte
do de la ecografía, no resulta extraño que muchos casos de considerable de ellos mejoran con antiácidos, normas dieté-
cálculos asintomáticos se descubran durante la evaluación ticas u otras manipulaciones que en absoluto influyen en la
clínica de otros problemas. El médico tiene entonces que de- fisiopatología biliar.
cidir el tratamiento que ha de recomendar a su paciente.
Para esta decisión es importante conocer la historia natural Diagnóstico. Los principales métodos diagnósticos de la co-
de la colelitiasis. Numerosos estudios sugieren que casi las lelitiasis son la colecistografía oral y la ecografía. La radiogra-
tres cuartas partes de los individuos con litiasis biliar descu- fía simple de abdomen revela el 15-20% de los cálculos radio-
bierta al azar están asintomáticos y que su seguimiento clíni- pacos; en caso de duda debe demostrarse con estudios adi-
co durante períodos de hasta 20 años revela una escasa mor- cionales que los cálculos están contenidos en la vesícula
bilidad y una nula mortalidad, con una probabilidad de biliar. En un número reducido de pacientes existen síntomas
desarrollar dolor de origen biliar de sólo el 20%. De estas ob- claros de colelitiasis con colecistograma radiológico y ultra-
servaciones se deduce que el paciente con colelitiasis asinto- sónico negativo; en estos casos el juicio clínico puede com-
mática sigue en general un curso benigno sin tratamiento. plementarse con un drenaje biliar tras intubación duodenal,
Sin embargo, existe un subgrupo con riesgo especial, que jus- estimulación de la contracción vesicular y análisis microscó-
tifica la colecistectomía profiláctica: los pacientes con calci- pico de la bilis en busca de cristales de colesterol. La CRE
ficación de la pared vesicular, que se asocia con frecuencia también puede ser útil en esta situación.
al cáncer de vesícula. Con excepción de esta situación, el La falta de especificidad de los síntomas de colecistitis cró-
riesgo de los pacientes con colelitiasis asintomática es pe- nica obliga en muchos casos a descartar otros procesos, aun
queño y no supera el de la cirugía electiva, por lo que es líci- en presencia de una colecistografía patológica. La demostra-
to mantener una actitud conservadora. ción de una vesícula ocupada no excluye la posibilidad de
Si bien hasta hace poco tiempo se recomendaba la cole- que los síntomas del paciente se deban a otras enfermeda-
cistectomía profiláctica en pacientes diabéticos con cálcu- des. En este sentido, puede ser útil estudiar el tubo digestivo
los, por una presunta mortalidad elevada debida a colecisti- con papilla de bario y las vías urinarias con una urografía in-
tis aguda, los datos más recientes sugieren que la diabetes travenosa.
per se no incrementa el riesgo quirúrgico ni la mortalidad En el diagnóstico diferencial de la colelitiasis sintomática
por colecistitis aguda. no complicada deben incluirse la esofagitis por reflujo y la
úlcera péptica, la angina de pecho, la pancreatitis crónica, el
síndrome del intestino irritable, la urolitiasis y la pielonefritis
Cólicos biliares y colecistitis crónica y, más raramente, la radiculitis a partir de una osteoartritis
vertebral.
Los cólicos biliares constituyen el síntoma principal en la
mayoría de los pacientes con colelitiasis sintomática. La pre- Complicaciones. La complicación más frecuente de la cole-
sencia de cálculos en la vesícula biliar origina cambios infla- cistolitiasis es la coledocolitiasis, que afecta alrededor del
matorios y cicatrizales, que reciben el nombre de colecistitis 15% de los casos. La incidencia de cálculos coledocales au-
crónica. Sin embargo, no existe correlación entre el grado de menta con la edad. Los pacientes con colecistitis crónica sin-
alteración morfológica de la vesícula y la gravedad de los tomática desarrollan por lo común uno o más brotes de cole-
síntomas que condujeron a la colecistectomía. El cólico bi- cistitis aguda. Una complicación rara, pero muy peligrosa por
liar es el resultado de una obstrucción pasajera del conducto su frecuente asociación al desarrollo de un carcinoma de ve-
cístico por un cálculo y, excepto si aparece colecistitis agu- sícula, es la calcificación de la pared vesicular o vesícula de
da, no tiene por qué producir cambios inflamatorios en las porcelana, fácilmente diagnosticable en la radiografía simple
fases iniciales de la enfermedad; más tarde, en cambio, es de abdomen. El adenocarcinoma de vesícula biliar es un tu-
posible que no haya síntomas a pesar de que exista una vesí- mor de pacientes ancianos con colelitiasis, la mayoría de los
cula escleroatrófica. cuales han padecido síntomas biliares durante muchos años.
Alrededor del 5% de los pacientes litiásicos intervenidos
presentan colesterolosis de la pared vesicular, causada por la Tratamiento. En la fase aguda de cólico biliar está indicada
acumulación en la submucosa de macrófagos cargados de la administración de analgésicos-espasmolíticos. Evidencias
colesterol esterificado. La superficie mucosa tiene en estos recientes sugieren que la inyección intramuscular de 75 mg
casos un aspecto característico (vesícula en fresa). La vesícu- de diclofenaco sódico (Voltaren®) es más eficaz que los es-
la puede ser colesterolótica en ausencia de cálculos, en cuyo pasmolíticos para aliviar el dolor del cólico biliar; este efecto
caso suele ser asintomática, pero también es posible que estaría relacionado con la capacidad de este fármaco para
cause dolor de tipo biliar. inhibir la síntesis de prostaglandinas mediadoras de la infla-
mación vesicular. El tratamiento de los síntomas dispépticos
Cuadro clínico. El cólico biliar puede ser un dolor conti- con dieta exenta de grasas, antiácidos y agentes procinéticos
nuo, que aumenta gradualmente en el transcurso de una puede aliviar los síntomas, pero es inútil para prevenir los
hora, se estabiliza durante 2 o 3 h y luego disminuye en ataques del cólico biliar.
el transcurso de otras varias horas. El dolor es máximo en el Si bien algunos pacientes pueden ser candidatos a trata-
epigastrio y el hipocondrio derecho, pero puede manifestar- miento médico disolutivo de la litiasis biliar (véase Trata-
se en cualquier otra localización en el abdomen o en la zona miento médico de la litiasis biliar), actualmente el tratamien-
precordial. En la mitad de los casos el dolor irradia a la es- to de elección y único curativo de la colecistitis crónica con
palda. El ataque de cólico biliar se acompaña con frecuen- colelitiasis es la colecistectomía, que debe acompañar-
cia de vómitos, los cuales en ocasiones calman el dolor. Los se siempre de la exploración manual de las vías biliares ex-
intervalos entre los ataques son impredecibles y pueden pre- trahepáticas y de una colangiografía peroperatoria. En la li-
sentarse cada semana, cada mes o sólo esporádicamente en tiasis biliar no complicada está indicada la colecistectomía
el transcurso de la vida del paciente. electiva, intervención relativamente simple, de corta dura-
La dispepsia biliar es un término que se presta a confusión ción y asociada a una morbilidad y una mortalidad mínimas.
y sirve para describir un grupo de síntomas poco definidos, Hoy en día, la vesícula puede extirparse de forma electiva
asociados con frecuencia a la colelitiasis, pero presentes por vía laparoscópica, lo cual reduce notablemente tanto el

381
HEPATOLOGÍA

tiempo de hospitalización como la convalecencia. En la co- se eleva hasta unos 38 °C; cuando la fiebre es más alta deben
lelitiasis complicada y/o que requiere intervención urgente, sospecharse complicaciones supurativas.
la técnica quirúrgica puede ser más compleja y, en relación El hipocondrio derecho es doloroso a la exploración, sien-
con el grado de extensión de la afección local (sobre todo do máximo el dolor cuando se palpa en inspiración profun-
infección), la edad del paciente y su estado general, respon- da (signo de Murphy). Los hallazgos en el hipocondrio dere-
sable de un aumento notable de la morbilidad y la mortali- cho varían desde un leve dolorimiento hasta un dolor in-
dad. tenso con resistencia muscular y peritonismo. En alrededor
Cuando el paciente litiásico sólo presenta síntomas dis- de un tercio de los pacientes, la vesícula biliar es palpable y
pépticos y no hay cólicos biliares, el resultado de la cirugía se identifica como una masa dolorosa en forma de salchi-
es impredecible, de forma que en muchos casos las moles- cha; esto ocurre con mayor frecuencia en individuos que
tias persisten tras la colecistectomía. Si se ha descartado otra presentan un primer ataque de colecistitis aguda que en los
afección abdominal y en el acto quirúrgico se ha explorado que manifiestan síntomas crónicos durante años.
la vía biliar principal y se han extraído posibles cálculos co- El 20% de los pacientes con colecistitis aguda presentan ic-
ledocales, la colecistectomía es curativa en los pacientes con tericia, en general leve (bilirrubina < 4,0 mg/dL). Al explorar
cólicos biliares y/o colecistitis crónica. las vías biliares se encuentran cálculos en el colédoco en
menos de la mitad de los casos con ictericia, siendo ésta atri-
buible al edema secundario a la inflamación de proximidad
Colecistitis aguda en la mayoría de los pacientes. En casos excepcionales, la
formación y posterior extensión de un absceso perivesicular
La colecistitis aguda es la inflamación aguda de la pared puede determinar el englobamiento de la vía biliar principal
de la vesícula biliar que se manifiesta con dolor abdominal, y causar ictericia obstructiva. En la analítica destaca leucoci-
fiebre y, en general, semiología inflamatoria evidente en el tosis con desviación a la izquierda. Las transaminasas, la fos-
hipocondrio derecho. La enfermedad aparece como respues- fatasa alcalina y la gammaglutamiltranspeptidasa (GGT) pue-
ta a tres tipos de agresiones: estasis, infección bacteriana o den estar moderadamente elevadas, aun en ausencia de
isquemia. Con excepción de algunos casos debidos a infec- coledocolitiasis o extensión intrahepática del proceso infla-
ción primaria de la vesícula (colecistitis salmonelósica, cole- matorio. Las amilasas pueden también estar elevadas en au-
cistitis por citomegalovirus en pacientes con SIDA) o una le- sencia de pancreatitis concomitante.
sión isquémica aguda (diabetes, periarteritis nudosa y otras Más de la mitad de los casos de colecistitis aguda se re-
vasculitis), la inmensa mayoría de los casos se producen suelven espontáneamente sin llegar a la infección franca del
como consecuencia de una estasis aguda del contenido de contenido vesicular. En los casos restantes, el curso de la en-
la vesícula, secundaria a una obstrucción del conducto císti- fermedad reviste mayor gravedad, con sepsis localizada o sis-
co. En el 90% de los casos, la colecistitis aguda es una com- témica. Los pacientes con dolor más intenso, fiebre alta con
plicación de la colelitiasis, y la mayoría de los pacientes tie- escalofríos y leucocitosis por encima de 15 × 109/L desarro-
nen antecedentes de cólicos biliares. llan una colecistitis supurativa que requiere intervención qui-
La obstrucción del conducto cístico no es suficiente para rúrgica urgente; en el acto quirúrgico es frecuente en estos
causar colecistitis aguda. En algunos casos se desarrolla hi- casos encontrar una vesícula llena de pus (empiema vesicu-
dropesía vesicular, vesícula dilatada que contiene secreción lar). Las complicaciones (véase más adelante) son más fre-
mucosa por reabsorción de los lípidos y pigmentos biliares, cuentes en esta situación.
sin inflamación de la pared vesicular. En las fases iniciales de Los ataques de colecistitis no complicada duran como
la colecistitis intervienen el efecto detergente de los ácidos promedio unos 10 días, aunque pueden resolverse en 48 h o
biliares y el efecto citotóxico de la lisolecitina, producto de persistir varias semanas. En pacientes seniles y/o debilitados,
la hidrólisis de la lecitina biliar; posteriormente, la inflama- la colecistitis puede tener un curso subagudo y presentarse
ción bacteriana se implanta sobre la vesícula lesionada, oca- como una fiebre de origen desconocido, con síntomas y ha-
sionando el cuadro clínico florido de la colecistitis aguda. Si llazgos exploratorios inespecíficos.
el crecimiento bacteriano es incontrolado, puede producirse
una colecistitis supurativa o empiema vesicular, capaz de per- Diagnóstico. Se basa en los datos clínicos, exploratorios y
forarse y de formar un absceso perivesicular. biológicos mencionados. La radiografía simple de abdomen
En el 10% de los pacientes con colecistitis aguda “alitiási- es útil si se ven cálculos radiopacos. La colecistografía oral
ca”, la estasis vesicular se asocia a menudo al ayuno prolon- muestra siempre una vesícula excluida, por lo que su utili-
gado y la inmovilidad, que interrumpen la contracción y el dad es dudosa excepto para descartar la colecistitis aguda
vaciamiento periódicos de la vesícula. Por esta razón, la co- cuando éste no es el diagnóstico más probable: si se observa
lecistitis “alitiásica” no es infrecuente en pacientes hospitali- la vesícula puede descartarse el diagnóstico de colecistitis
zados, sobre todo traumáticos postoperados y/o sometidos a aguda. La ecografía es capaz de proporcionar un diagnóstico
nutrición parenteral total prolongada. Sin embargo, la cole- preciso en alrededor de las tres cuartas partes de los casos
cistitis raras veces es alitiásica en un sentido estricto, pues con colecistitis aguda; los datos más característicos son el en-
habitualmente existe barro biliar (con microcálculos o sin grosamiento de la pared vesicular, la presencia de zonas sin
ellos) inducido por la estasis vesicular. Distintos microrganis- ecos en la pared, la distensión de la vesícula y la demostra-
mos pueden causar colecistitis aguda en ausencia de cálcu- ción de cálculos o barro biliar. El método más sensible es la
los biliares en pacientes con SIDA. gammagrafía hepatobiliar con radiomarcadores colefílicos
En caso de infección bacteriana del contenido vesicular, derivados del ácido iminodiacético: la ausencia de la vesícu-
Escherichia coli es el principal microrganismo responsable, la en la gammagrafía colecistográfica es diagnóstica de co-
seguido por otras enterobacterias como Klebsiella y Strepto- lecistitis aguda con una fiabilidad del 95%, en tanto que su
coccus faecalis. Los gérmenes anaerobios de los géneros Bac- visualización excluye prácticamente este diagnóstico. La du-
teroides y Clostridium rara vez son los únicos responsables de ración de la prueba se acorta y su sensibilidad aumenta con
infección biliar, pero con frecuencia pueden aislarse de la la inyección de morfina, que promueve el llenado vesicular y
bilis en asociación con especies aerobias. reduce la tasa de falsos positivos.

Cuadro clínico. El ataque de colecistitis se inicia como un Diagnóstico diferencial. El proceso que con mayor fre-
cólico biliar, pero al inflamarse la pared vesicular el dolor se cuencia se presta a confusión con la colecistitis aguda es la
localiza en el hipocondrio derecho, el cual es selectivamente apendicitis aguda, pues los datos exploratorios en el hemiab-
doloroso a la palpación. domen derecho pueden superponerse en ambas enfermeda-
De modo habitual, el cuadro doloroso es moderado y se des. La progresión de los síntomas y signos suele ser más
acompaña de anorexia, náuseas y vómitos. La temperatura rápida en la apendicitis. Puesto que el retraso en la interven-

382
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

ción quirúrgica es más peligroso en la apendicitis, si ésta no La colecistitis enfisematosa es una variante atípica de la co-
puede descartarse, está indicada la laparotomía, que resolve- lecistitis aguda, en la que la radiografía simple de abdomen
rá el dilema. revela gas de origen bacteriano en la luz vesicular o los teji-
La pancreatitis aguda puede ser difícil de distinguir de la dos adyacentes. La semiología de este tipo de colecistitis es
colecistitis aguda, sobre todo porque ambas enfermedades idéntica a la de las formas habituales, con excepción de la
pueden coexistir. Si bien las amilasas pueden estar elevadas mayor gravedad del cuadro clínico. Los varones se afectan
en ambas entidades, el aumento de aclaramiento renal de con mayor frecuencia, alrededor del 30% de los pacientes
amilasa parece ser más específico de la pancreatitis. La eco- son diabéticos y en aproximadamente la mitad de los casos
grafía apoya este diagnóstico si se observa el aumento del ta- se trata de una colecistitis “alitiásica”. Los microrganismos
maño del páncreas. responsables son mayoritariamente del género Clostridium,
La hepatitis, sobre todo de origen alcohólico, puede pre- pero también E. coli, Streptococcus y otras bacterias intestina-
sentar un cuadro clínico muy similar, incluidas la fiebre y la les pueden producir colecistitis enfisematosa. La cirugía ur-
leucocitosis. La ecografía y la biopsia hepática son las técni- gente es perentoria en esta entidad.
cas más útiles para realizar el diagnóstico diferencial.
En la mujer, la perihepatitis gonocócica causada por la ex- Tratamiento. Los pacientes con colecistitis aguda deben ser
tensión intrabdominal de una anexitis puede causar dolor hospitalizados para observación y tratamiento. Las medidas
agudo en el hipocondrio derecho. El examen pélvico y el terapéuticas inmediatas comprenden hidratación por vía pa-
cultivo de secreciones cervicales aclararán el diagnóstico. renteral, aspiración nasogástrica y analgesia. En pacientes
El absceso hepático, piógeno o amebiano, puede ser difícil ancianos, la inflamación aguda de la vesícula biliar puede
de distinguir de la colecistitis aguda. La hepatomegalia, el agravar notablemente una enfermedad crónica preexistente,
cuadro séptico desproporcionado a los hallazgos locales y la sea cardíaca, pulmonar, renal o hepática; en estos casos el
presencia de derrame pleural derecho hablan en favor del pronóstico suele ser ominoso si se retrasa el tratamiento
absceso hepático. La gammagrafía, la ecografía o la TC apropiado de la enfermedad biliar.
del hígado son definitivas para un diagnóstico correcto. En la fase inicial y en ausencia de complicaciones supu-
Un tumor hepático puede producir síntomas agudos debi- rativas carece de valor terapéutico el uso profiláctico de an-
do a hemorragia o necrosis intratumoral. La demostración tibióticos. Si el ataque dura más de 4 días, los síntomas no
isotópica o ecográfica del tumor es importante para el diag- mejoran o aparecen fiebre alta, escalofríos o una masa abdo-
nóstico diferencial, pero a veces sólo la intervención quirúr- minal, deben usarse antibióticos de amplio espectro adecua-
gica permite resolver el problema diagnóstico. dos a la situación clínica. En infecciones leves o moderadas
En ocasiones, la perforación de una úlcera péptica, la pielo- pueden utilizarse la ampicilina o las cefalosporinas; en casos
nefritis y la pleuritis o neumonía basal derecha y la insuficien- más avanzados es preferible tratar con un aminoglucósido y
cia cardíaca derecha de inicio agudo pueden presentar sínto- clindamicina o metronidazol, o bien con una nueva quino-
mas sugestivos de colecistitis aguda. La radiología torácica y lona como el ciprofloxacino. Si el cuadro clínico progresa
abdominal o el sedimento urinario proporcionarán datos im- hacia una complicación supurativa, el paciente debe ser
portantes para el diagnóstico. operado tan pronto como lo permita su estado general, prac-
ticándose colecistectomía y colangiografía peroperatoria o,
Complicaciones. La complicación más temible de la cole- en pacientes ancianos y con estado general precario, colecis-
cistitis aguda es la perforación de la vesícula biliar, que pue- tostomía y drenaje.
de estar presente al inicio de los síntomas o ser consecuen- La colecistitis aguda es una enfermedad quirúrgica, y so-
cia de un retraso en el tratamiento de un paciente con bre este punto existe unanimidad de opiniones. El momento
estado general deteriorado. Pueden producirse tres tipos de óptimo para la intervención en los casos no complicados es
perforación: dentro de la primera semana tras el inicio de los síntomas,
1. Perforación localizada, que determina la formación de pues la colecistectomía retrasada (2 o 3 meses tras el cuadro
un absceso perivesicular por adherencia de las vísceras veci- agudo) presenta mayor morbilidad y mortalidad operatorias
nas que impiden la propagación del proceso al peritoneo li- y peroperatorias y existe un porcentaje notable de recidivas
bre. El paciente suele presentar fiebre elevada y dolor inten- y/o complicaciones supurativas durante el período de espera
so, y la palpación del hipocondrio derecho revela signos de tras el ataque inicial.
peritonismo y una masa mal definida. Está indicado el trata-
miento quirúrgico precoz para impedir la progresión del pro-
ceso séptico. Coledocolitiasis y colangitis
2. Perforación libre, que origina una peritonitis biliar o co-
leperitoneo, con una mortalidad muy elevada (30%). La ma- Los cálculos biliares pueden pasar desde la vesícula a la
yoría de los pacientes presentan un cuadro clínico de abdo- vía biliar principal, donde su enclavamiento determina una
men agudo sin signos específicos de localización, por lo que obstrucción biliar y puede ser causa de diversas complica-
es difícil efectuar un diagnóstico correcto antes de la laparo- ciones. Alrededor del 15% de los pacientes con colelitiasis
tomía. presentan una coledocolitiasis concomitante, asociación
3. Fístula colecistoentérica, por perforación de la vesícula que aumenta con la edad. Con menor frecuencia, los cálcu-
en un órgano adyacente, habitualmente el duodeno o la fle- los coledocales se forman en el interior de las vías biliares di-
xura hepática del colon. Al descomprimirse la vesícula infla- latadas a causa de una obstrucción persistente secundaria a
mada, en general cede el ataque de colecistitis, por lo que, cálculos, estenosis o afección ampular. La vesícula no con-
si no hay complicaciones ulteriores, la morbilidad de este tiene cálculos en alrededor del 5% de los pacientes con co-
proceso es escasa. El diagnóstico se sospecha cuando la ledocolitiasis, ya sea porque todos los cálculos vesiculares
radiografía de abdomen muestra aire en las vías biliares fueron expulsados al colédoco o porque puedan formarse
(fig. 2.129). La exploración con papilla de bario del tubo di- cálculos coledocales primarios. El tipo de cálculo biliar en-
gestivo alto o del colon puede revelar las fístulas al duodeno contrado en el colédoco puede aclarar su origen: los cálcu-
y colon, respectivamente. Si no hay cálculos retenidos en el los de colesterol o pigmentarios negros se formaron con toda
conducto cístico o la vesícula y el paciente permanece asin- seguridad en la vesícula, mientras que los cálculos pigmenta-
tomático, puede prescindirse de la intervención quirúrgica rios ocres tuvieron su origen probablemente en los propios
en la fístula colecistoduodenal. Si la vesícula es permeable, conductos biliares, sobre todo en pacientes de culturas occi-
la fístula colecistocolónica debe repararse quirúrgicamente dentales.
debido al riesgo de colangitis que implica y a la diarrea por
paso directo de los ácidos biliares al colon que ocurrirá con Formas de presentación. La coledocolitiasis puede mani-
toda probabilidad. festarse de modo primario de las formas siguientes: a) sin sín-

383
HEPATOLOGÍA

tomas; b) cólico biliar; c) ictericia; d) colangitis, y e) pan-


creatitis aguda; las cuatro últimas formas pueden existir en
todas las combinaciones posibles.
Además de los citados síndromes primarios, la coledocoli-
tiasis puede causar tres tipos de complicaciones: a) colan-
gitis supurativa; b) abscesos hepáticos, y c) cirrosis biliar
secundaria. Estas complicaciones no son exclusivas de la li-
tiasis coledocal, sino que pueden aparecer también como
consecuencia de una obstrucción biliar de otro tipo, como el
cáncer o la estenosis benigna de las vías biliares. Las compli-
caciones supurativas, sin embargo, son mucho menos fre-
cuentes en las obstrucciones malignas.
Las manifestaciones clínicas de la coledocolitiasis se de-
ben a la obstrucción mecánica del flujo biliar, que determina
un aumento de la presión intrabiliar e inhibe la función ex-
cretora hepática. En los casos de oclusión aguda, la disten-
sión súbita de las vías biliares causa el dolor característico
del cólico biliar. Si la obstrucción es incompleta, el flujo bi-
liar puede modificarse poco, aunque habitualmente existirá Fig. 2.137. Ecografía hepática en la ictericia obstructiva extrahepá-
cierto grado de colestasis, con ictericia o sin ella; en casos de tica que muestra dilatación de los conductos biliares intrahepáticos
obstrucción completa, habrá un síndrome colestásico claro y (flechas).
progresivo. Si el colédoco se ocluye en forma gradual, el pa-
ciente puede presentar ictericia sin dolor previo. La infec- de la bilirrubina conjugada, la GGT, la fosfatasa alcalina y los
ción bacteriana de las vías biliares proximales al punto oclui- ácidos biliares en plasma. Las transaminasas suelen estar dis-
do causa colangitis; si ésta es grave o prolongada puede cretamente elevadas, aunque en algunos casos pueden en-
originar complicaciones supurativas, como la formación de contrarse durante cortos períodos cifras superiores a 1.000
abscesos hepáticos. La impactación de un cálculo en la am- U/L. En casos de colangitis, la leucocitosis y la desviación iz-
polla de Vater puede desencadenar un ataque de pancreatitis quierda reflejarán la gravedad de la infección.
aguda por obstáculo al flujo pancreático. Sin embargo, es
raro encontrar un cálculo enclavado en la papila de pacien- Diagnóstico diferencial. El diagnóstico diferencial de la co-
tes con pancreatitis y colelitiasis; la emigración del cálculo ledocolitiasis debe realizarse con la ictericia obstructiva. El
sin enclavamiento permanente es el factor responsable habi- objetivo fundamental del proceso diagnóstico es la diferen-
tual. ciación entre la ictericia extrahepática, de tratamiento exclu-
La obstrucción biliar extrahepática prolongada puede cau- sivamente quirúrgico, y la ictericia intrahepática, en la cual
sar una cirrosis biliar secundaria; ésta es más frecuente en las está contraindicada y puede ser peligrosa cualquier interven-
obstrucciones completas de origen maligno, en las que se ha ción quirúrgica. Para el diagnóstico de la obstrucción biliar,
descrito después de 3 o 4 meses de colestasis extrahepática. y con el fin de conocer en el preoperatorio el nivel y la natu-
Una vez iniciada la cirrosis biliar, el curso suele ser progresi- raleza del obstáculo en la colestasis extrahepática, el clínico
vo hacia la insuficiencia hepática o hipertensión portal con dispone en la actualidad de numerosas técnicas de explora-
hemorragia por varices esofágicas. ción del hígado y las vías biliares. La técnica diagnóstica más
útil es la ecografía, que debe ser siempre la primera explo-
Diagnóstico. Muchos pacientes con coledocolitiasis perma- ración en el paciente colestásico; una vez comprobado
necen asintomáticos durante largos períodos de tiempo. El el origen extrahepático de la obstrucción biliar mediante
diagnóstico debe sospecharse en todo cólico biliar que se si- la demostración de vías biliares intrahepáticas dilatadas
gue de ictericia, aunque, como ya se ha mencionado, la co- (fig. 2.137) existen dos opciones diagnósticas:
lecistitis aguda puede acompañarse de ictericia leve; la evo- 1. Proceder a la cirugía y dejar que el cirujano establezca
lución o, en su caso, la exploración radiológica de las vías el diagnóstico preciso del nivel y la etiología de la obstruc-
biliares proporcionarán el diagnóstico correcto. Si al dolor y ción biliar mediante inspección directa y colangiografía ope-
la ictericia se añade fiebre con escalofríos (tríada de Char- ratoria.
cot) debe sospecharse el diagnóstico de colangitis. 2. Determinar durante el preoperatorio el nivel y la causa
Los ataques de colangitis pueden ser limitados o sosteni- de la oclusión biliar mediante colangiografía endoscópica o
dos; una vez efectuado el diagnóstico de colangitis, debe su- transhepática. La segunda opción tiene la ventaja de permitir
ponerse que la vía biliar está obstruida y actuar con presteza procedimientos terapéuticos que pueden evitar la cirugía en
para descubrir y tratar la causa de la obstrucción. Si bien ha- casos seleccionados como la papilotomía y la extracción de
bitualmente los ataques de colangitis ceden de modo espon- cálculos coledocales.
táneo o al poco tiempo de iniciar el tratamiento antibiótico,
en algunos casos el proceso infeccioso evoluciona de modo Tratamiento. La colangitis debe tratarse en medio hospitala-
progresivo. En la colangitis supurativa, a los datos clínicos de rio con antibióticos activos contra microrganismos entéricos.
obstrucción biliar se añaden signos de sepsis, y los cultivos El tratamiento con ampicilina o cefalosporinas en casos le-
de sangre son persistentemente positivos, debiéndose tratar ves o con un aminoglucósido asociado a clindamicina o me-
como una urgencia quirúrgica. Los pacientes con ictericia tronidazol en infecciones graves, controla la sepsis biliar en
obstructiva y colangitis son particularmente susceptibles a la la mayoría de los pacientes. Debe tenerse en cuenta que con
insuficiencia renal aguda. En una obstrucción no tratada, frecuencia los aminoglucósidos agravan o desencadenan
la evolución ulterior de la colangitis supurativa es la forma- una insuficiencia renal en pacientes con sepsis biliar, por lo
ción de abscesos hepáticos múltiples, con deterioro progresi- que puede ser preferible sustituirlos por antibióticos potentes
vo del estado general y muerte. menos nefrotóxicos como las modernas cefalosporinas, el
Aparte de la ictericia, la exploración clínica de los pacien- ciprofloxacino o la piperacilina. Si no hay mejoría clínica
tes con litiasis coledocal es poco llamativa. Suele haber he- después de 48-72 h de iniciado el tratamiento antibiótico, es
patomegalia discreta y dolor a la palpación del hipocondrio posible que el germen responsable sea resistente a los anti-
derecho: rara vez se halla una vesícula biliar distendida (sig- bióticos administrados, en cuyo caso debe ensayarse un be-
no de Courvoisier) debida a colecistitis crónica previa con talactámico como el imipenem, pero generalmente esta si-
atrofia y esclerosis de la pared vesicular. Los análisis de labo- tuación indica que debe descomprimirse con urgencia la vía
ratorio revelan un patrón colestásico, con aumento variable biliar principal.

384
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

Dependiendo del estado clínico del paciente y de la dispo- quirúrgica del cálculo enclavado a través de una pequeña
nibilidad de las técnicas de radiología intervencionista, el enterotomía. No es aconsejable intentar la colecistectomía y
drenaje urgente del colédoco puede conseguirse mediante la extirpación de la fístula biliar durante la intervención,
abordaje quirúrgico o endoscópico con papilotomía y ex- pues esta maniobra la alargaría considerablemente en un pa-
tracción de cálculos coledocales. La primera opción es siem- ciente por lo común senil y con mal estado general. Tras la
pre preferible en pacientes con vesícula in situ, pues la cole- operación, la mayoría de los pacientes permanecen asinto-
cistectomía asociada al drenaje coledocal evitará futuros máticos y la fístula cierra espontáneamente dejando una ve-
episodios de coledocolitiasis/colangitis. sícula escleroatrófica y sin cálculos.
El tratamiento antibiótico resuelve satisfactoriamente la in- La mortalidad del íleo biliar es alta, alrededor del 20%, de-
fección biliar en más del 90% de los casos, permitiendo efec- bido al grupo de edad en que incide esta complicación y, en
tuar el diagnóstico preoperatorio del origen de la obstruc- gran parte, al retraso en el diagnóstico, al cursar a menudo
ción. Una vez demostrada la presencia de litiasis coledocal, con síntomas de oclusión intestinal intermitente determina-
debe programarse con la mayor brevedad la intervención das por enclavamientos momentáneos del cálculo en partes
electiva. En el acto quirúrgico se practican una colecistecto- más altas de intestino delgado.
mía y una exploración de la vía biliar principal, previa colan-
giografía peroperatoria. Después de abrir el colédoco y ex- Tratamiento médico de la litiasis biliar. El único trata-
traer los cálculos, el cirujano inserta un tubo en T (tubo de miento definitivo de la colelitiasis es la colecistectomía. Pues-
Kher) en aquél, con una doble finalidad: proporcionar des- to que en la inmensa mayoría de los casos los cálculos se for-
compresión y drenaje de las vías biliares, evitando así un man en la vesícula biliar, la ablación del órgano cura la
posible fallo de la sutura de la coledocotomía, y compro- enfermedad litiásica, aunque la bilis producida por el hígado
bar luego mediante colangiografía trans-Kher la ausencia de continúe siendo litogénica, es decir, contenga colesterol o
cálculos retenidos en las vías biliares. Los cálculos retenidos bilirrubina libre por encima de su capacidad para mantener
pueden extraerse por medios incruentos con un catéter pro- estas sustancias en solución.
visto de una cesta manipulable que se introduce a través del En los últimos 5 años se ha popularizado extraordinaria-
tubo en T o, en su defecto, disolverse con perfusiones a tra- mente la colecistectomía laparoscópica, que causa muy poco
vés del tubo de sustancias como la monoctanoína (sólo efi- perjuicio estético, reduce el dolor postoperatorio, disminuye
caz en los cálculos de colesterol). Si fallan estos métodos, el período de hospitalización a 24-48 h y reduce de forma
puede recurrirse a la exploración quirúrgica, pero la esfinte- drástica el período de convalecencia. Con un cirujano expe-
rotomía endoscópica permite evitar la reoperación en un nú- rimentado, es aplicable tanto en indicaciones electivas como
mero cada vez mayor de casos. En situaciones límite de pa- en las complicaciones de la colelitiasis. Requiere anestesia
cientes con alto riesgo quirúrgico y litiasis coledocal de gran general, igual que la colecistectomía abierta, y por ahora la
tamaño que no se ha podido extraer a pesar de una esfintero- frecuencia de lesiones quirúrgicas de la vía biliar parece ser
tomía amplia, es factible aplicar la litotricia por ondas de algo superior que en ésta. Actualmente, en el mundo occi-
choque, con buenas posibilidades de fragmentar el cálculo y dental, el 80% de las colecistectomías se efectúan por vía la-
descomprimir así la vía biliar. paroscópica.
En ciertos pacientes con enfermedad avanzada, el colédo- Desde hace más de 20 años se dispone también de un tra-
co y hasta los conductos hepáticos pueden hallarse enorme- tamiento médico eficaz para disolver los cálculos contenidos
mente dilatados y repletos de cálculos cuya extracción qui- en la vesícula mediante la administración oral de sustancias
rúrgica es técnicamente imposible. En esta situación, está capaces de modificar las condiciones fisicoquímicas de la bi-
indicado crear una amplia comunicación entre las vías bilia- lis. Más recientemente, otras modalidades terapéuticas como
res y el intestino mediante coledocoduodenostomía o cole- la litotricia por ondas de choque acústicas y la instilación di-
docoyeyunostomía en Y de Roux, que permiten el paso de recta de disolventes por punción vesicular han expandido
eventuales cálculos residuales. las probabilidades terapéuticas en la litiasis biliar.
El tratamiento quirúrgico de la colangitis supurativa es Disolución farmacológica. La disolución farmacológica sólo
idéntico al de la coledocolitiasis simple, con la salvedad de es posible en los cálculos de colesterol. El desarrollo de un
la urgencia de la intervención y del hecho que en muchos tratamiento médico eficaz para la disolución de los cálculos
casos el estado general del paciente es crítico y el cirujano de colesterol en la vesícula fue posible gracias al conocimien-
debe limitarse a drenar el pus a través de una coledocotomía to de los factores determinantes de la solubilidad del coleste-
e inserción posterior de un tubo en T. rol en la bilis. En efecto, puesto que el colesterol biliar puede
precipitar sólo cuando existe en exceso en relación con las
proporciones de los otros lípidos biliares (ácidos biliares y le-
Íleo biliar citina), parecía lógico intentar enriquecer la bilis con ácidos
biliares para, de este modo, incrementar la solubilización mi-
Aunque la formación de una fístula colecistoentérica en el celar del colesterol. Así se pudo comprobar que el ácido que-
curso de una colecistitis aguda puede ocasionar un íleo nodesoxicólico (AQDC), uno de los tres ácidos biliares princi-
biliar, este tipo de obstrucción mecánica intestinal es más fre- pales de la bilis humana, era capaz de reducir la saturación
cuente en pacientes sin antecedentes de colecistitis, en los biliar de colesterol y disolver los cálculos. Posteriormente se
cuales un cálculo grande (2,5 cm o mayor) ha erosionado descubrió que el ácido ursodesoxicólico (AUDC), un epíme-
gradualmente el fondo de la vesícula hasta abrirse paso a la ro del AQDC, era igualmente eficaz, pero a dosis inferiores y
luz del duodeno. Después de penetrar el intestino, el cálculo con una mejor tolerancia clínica y biológica. Paradójicamen-
progresa en sentido peristáltico hasta impactarse donde el te, estos ácidos biliares no insaturan la bilis porque ésta con-
calibre intestinal es menor, en general en el íleon terminal. tenga más ácidos biliares, sino porque su administración in-
En ocasiones puede ocluirse un colon previamente estenosa- duce una menor excreción biliar de colesterol.
do por enfermedad intrínseca. El tratamiento disolutivo con AQDC no ha adquirido de-
El íleo biliar suele presentarse en mujeres mayores de masiada popularidad porque puede causar anomalías mode-
70 años; en ausencia de hernias externas o cirugía abdomi- radas de la función hepática, diarrea y aumentos leves del
nal previa, debe sospecharse siempre este diagnóstico frente colesterol-LDL. Por el contrario, el AUDC carece de efectos
a una obstrucción mecánica del intestino delgado en este secundarios y, además, existen evidencias cada vez más fir-
grupo de edad. Aparte del patrón radiológico abdominal de mes de que su administración tiene el efecto beneficioso de
oclusión mecánica, la radiografía de abdomen sugiere el reducir los marcadores biológicos de colestasis y de lesión
diagnóstico al mostrar aire en la vesícula y/o las vías biliares, hepatocelular en pacientes con hepatopatía crónica.
siendo menos frecuente la observación del cálculo en la par- Son candidatos a disolución farmacológica los pacientes
te baja del abdomen. El tratamiento consiste en la extracción paucisintomáticos con vesícula funcionante por colecistogra-

385
HEPATOLOGÍA

fía oral y cálculos radiotransparentes de pequeño tamaño relativamente grandes contenidos en una vesícula funcio-
(menos de 15 mm). En las situaciones opuestas (paciente nante y facilitar así la expulsión de los restos a la vía biliar
con complicaciones de la litiasis biliar, vesícula excluida en principal y al duodeno, o su disolución con ácidos biliares,
la colecistografía oral y cálculos radiopacos, grandes o que cuya administración se recomienda hasta demostrar la desa-
ocupan la mayor parte del volumen vesicular), el tratamien- parición de todos los fragmentos de la vesícula. La litotricia
to con ácidos biliares será casi siempre inútil para disolver biliar está indicada en pacientes sintomáticos con elevado
los cálculos; sin embargo, puede ensayarse su adminis- riesgo quirúrgico o que rechazan la colecistectomía. Aparte
tración en pacientes sintomáticos de alto riesgo quirúrgico de una vesícula funcionante demostrada por colecistografía
con enfermedad vesicular de estas características, porque oral, se requiere que los cálculos sean radiotransparentes o
con frecuencia mejoran los síntomas aun en ausencia de presenten sólo una tenue calcificación periférica, de diáme-
disolución de los cálculos. Las situaciones de insuficiencia tro no superior a 30 mm y en número no superior a tres; sin
hepática o renal y las enfermedades del íleon que condicio- embargo, estos criterios son flexibles y es posible practicar la
nan una malabsorción de ácidos biliares son contraindica- litotricia en vesículas que contienen varios cálculos, en cuyo
ciones relativas al tratamiento con AUDC. caso se requieren en general dos o más tratamientos. El pro-
La dosis óptima de AUDC es de 10 mg/kg/día. La tasa de cedimiento se efectúa en forma ambulatoria y requiere seda-
disolución es aproximadamente lineal con el tiempo y el tra- ción en función de la tolerancia del paciente, sobre la cual
tamiento debe prolongarse ininterrumpidamente durante influye la intensidad de las ondas de choque aplicadas, de-
6 meses a 3 años, dependiendo del tamaño de los cálculos y terminadas en gran medida por el tamaño de los cálculos.
del efecto disolutivo. Una vez obtenidas pruebas colecisto- El antecedente de pancreatitis aguda es una contraindica-
gráficas de disolución completa de los cálculos biliares, ción absoluta a la litotricia, por el riesgo de recidiva al expul-
debe realizarse una ecografía de la vesícula biliar, pues ésta sarse al colédoco pequeños fragmentos de cálculo, que po-
es más sensible que la colecistografía oral y puede detectar drían enclavarse en la papila. Otras contraindicaciones son
pequeños cálculos que hayan pasado inadvertidos en las pla- la existencia de una coagulopatía o de quistes o aneurismas
cas radiológicas. en el trayecto de las ondas de choque, las arritmias cardíacas
A pesar del cumplimiento estricto de los requisitos men- y la presencia de un marcapasos. Tras la fragmentación de
cionados, la eficacia terapéutica (en cuanto al objetivo de los cálculos, un tercio de los pacientes pueden experimentar
conseguir la disolución de los cálculos) es relativamente de- cólicos biliares y alrededor del 1% tiene episodios de pan-
cepcionante. Distintos estudios clínicos han demostrado que creatitis aguda: no se ha descrito ninguna muerte relaciona-
la disolución puede ser parcial en alrededor de la mitad de da con la técnica.
los pacientes, mientras que la disolución completa, que es el La eficacia de la fragmentación es determinante del éxito
objetivo deseable del tratamiento, raras veces se consigue en terapéutico, pues cuanto menores sean los restos de cálculo
más de un tercio de los casos. Esto se debe a la frecuente más fácil será su expulsión con la contracción vesicular o su
existencia de cálculos radiotransparentes que son pigmenta- disolución con ácidos biliares. Se debe intentar conseguir
rios (insolubles) o ricos en sales cálcicas que impiden la di- que los fragmentos no superen los 5 mm de diámetro máxi-
solución. Tanto la demostración de la presencia de cristales mo, para lo cual se requiere a veces más de una sesión de li-
de colesterol en el sedimento de la bilis obtenida por drenaje totricia. Sin embargo, sólo con una fragmentación hasta un
biliar, como la ausencia de calcificaciones por TC mejoran diámetro de 3 mm se minimiza la posibilidad de cólicos bi-
las probabilidades de éxito. liares postratamiento. En los casos ideales, el éxito terapéuti-
El tratamiento con ácidos biliares tiene limitaciones, pues co (evacuación total del contenido sólido vesicular compro-
el grado de insaturación biliar conseguido es escaso y la di- bada mediante ecografías periódicas tras administración
solución es lenta; como ya se ha mencionado, existe una ininterrumpida de ácidos biliares) es aproximadamente del
proporción importante de tratamientos inútiles y está por de- 50% a los 6 meses, 75% al año y próximo al 90% a los 18 me-
mostrar si la disolución farmacológica evita la colecistecto- ses. Como ya se ha indicado, al interrumpir el tratamiento di-
mía a largo plazo, puesto que los cálculos tienden a recidivar solutivo es posible que los cálculos recidiven.
al interrumpir el tratamiento tras la disolución, ya que habi- La litotricia es también aplicable a casos seleccionados de
tualmente persisten las causas de su formación: bilis sobresa- coledocolitiasis en los que no se ha logrado la expulsión
turada y tendencia a la nucleación del colesterol. Los datos de los cálculos tras una esfinterotomía técnicamente correcta.
existentes sugieren que, tras la disolución completa y la inte- Tratamiento con éter metilterbutilo. El éter metilterbutilo es
rrupción del tratamiento, entre el 30 y el 50% de los pacien- un disolvente orgánico que puede utilizarse para disolver
tes que inicialmente presentaban cálculos múltiples vuelven cálculos de colesterol tras su instilación directa en la vesícu-
a desarrollarlos a los 5 años, con una tasa anual de recidivas la biliar por punción percutánea transhepática. La técnica re-
del 10%, mientras que los pacientes en los que se disolvió un quiere el “lavado” continuo de la luz vesicular con disolven-
cálculo solitario raras veces presentan recidivas. El trata- te durante unas 12 h, período medio requerido para disolver
miento de mantenimiento con AQDC, 375 mg/día, es ineficaz completamente el componente lipídico de los cálculos en
para evitar las recidivas; por otra parte, si bien existen pocos los estudios preliminares realizados hasta ahora. Se trata de
datos en la literatura, parece que el tratamiento posdisolu- una técnica experimental, invasiva, que requiere un opera-
ción con 300 mg/día de AUDC puede ser útil para mantener dor diestro y no es completamente inocua, por lo cual su uti-
la vesícula libre de cálculos. Es posible que la prevención de lización no puede aún recomendarse excepto en pacientes
recidivas con AUDC esté relacionada con el recién descu- con riesgo quirúrgico muy alto en los cuales no pueden apli-
bierto efecto de este ácido biliar de inhibir la nucleación del carse o han fracasado otros métodos conservadores.
colesterol biliar. Opciones terapéuticas. El enfoque terapéutico de la litiasis
Aparte del citado efecto sintomático del tratamiento con biliar se ha expandido considerablemente en los últimos
ácidos biliares en pacientes con litiasis vesicular que no tiempos con el desarrollo de las técnicas de radiología inter-
cumplen los criterios para la disolución, y de la utilidad del vencionista, la disolución farmacológica, la litotricia y la ins-
AUDC en las hepatopatías crónicas de tipo colestásico, la di- tilación directa de disolventes en la vesícula biliar. En la figu-
solución oral de los cálculos biliares se ha aplicado con éxi- ra 2.138 se esquematizan las opciones terapéuticas actuales y
to en situaciones heterodoxas, como la litiasis vesicular en se señala la aceptación de las distintas indicaciones.
pacientes con papilotomía, el barro biliar en pacientes con
pancreatitis aguda litiásica y la litiasis intrahepática en el sín-
drome de Caroli (véase más adelante). Síndrome poscolecistectomía
Litotricia extracorpórea. Esta técnica de reciente introduc-
ción, basada en los mismos principios que la litotricia renal, La denominación síndrome poscolecistectomía engloba un
permite romper mediante ondas de choque cálculos biliares grupo heterogéneo de síntomas que persisten tras la colecis-

386
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

Complicaciones Dolor biliar Asintomática

Coledocolitiasis Colecistolitiasis
de alto riesgo de alto riesgo

Colecistectomía Conducta
expectante

Endoscopia Éter Litotricia + Disolución


terapéutica metilterbutilo oral

Tratamiento de elección
Terapéutica alternativa aceptable
Posibilidad terapéutica discutible

Fig. 2.138. Opciones terapéuticas en la litiasis biliar.

tectomía o aparecen después de su realización. No se trata de la cirugía biliar, las estenosis posquirúrgicas de las vías bi-
realmente de un síndrome clínico, por lo que es preferible liares siguen siendo relativamente frecuentes debido a que la
abandonar esta denominación. colecistectomía es una intervención muy común.
Si bien la extirpación de la vesícula biliar origina una alte- La mayoría de las lesiones se producen en los conductos
ración de la circulación enterohepática de ácidos biliares, hepáticos, en la bifurcación y en el colédoco proximal. Se
no determina per se síntoma clínico alguno ni alteración bio- trata de lesiones por transección, incisión, resección de un
lógica apreciable. Los síntomas del paciente colecistectomi- segmento u oclusión por ligadura, que pueden reconocerse
zado, que se presentan en el 10-20% de los casos, pueden y repararse durante el acto quirúrgico o bien pasar inadverti-
deberse a tres tipos de afección: a) enfermedad previa das hasta que los signos clínicos se manifiestan en el post-
asociada a la colecistopatía; b) complicaciones de la opera- operatorio inmediato o tardío. Si se ha producido una oclu-
ción intrabdominal, y c) afecciones intrínsecas de las vías bi- sión completa, se desarrollará rápidamente una ictericia obs-
liares. tructiva en el postoperatorio inmediato. Por lo general se pro-
duce sólo una incisión de la vía biliar, cuyo primer signo
Enfermedad previa asociada a la colecistopatía. La ra- puede ser la aparición de cantidades excesivas de bilis por
zón habitual por la que los síntomas persisten tras la colecis- los drenajes colocados en el procedimiento quirúrgico. Si no
tectomía es que las molestias preoperatorias no se debían a se reconoce la lesión en este momento, la pérdida de bilis en
la colecistopatía, siendo ésta un hallazgo incidental y el cua- la zona del hilio hepático puede contribuir al desarrollo de
dro clínico equivocadamente atribuido a ella. La persistencia una infección localizada y/o a la formación de tejido cicatri-
de dolor en el hipocondrio derecho y/o síntomas dispépticos zal con eventual cese del drenaje biliar y aparición de una
puede estar causada por otras entidades, como reflujo gastro- estenosis fibrosa en la zona lesionada. También puede per-
esofágico, úlcera péptica, síndrome del intestino irritable o sistir una fístula biliar externa, producirse una peritonitis bi-
pancreatitis crónica, posibilidades que deben ser investiga- liar o formarse una fístula biliar interna por perforación de
das cuando los síntomas persisten tras la colecistectomía. un absceso a una víscera adyacente.
En los casos en que la lesión pase inadvertida durante la
Complicaciones de la operación intrabdominal. Al igual intervención y en el postoperatorio inmediato, la formación
que cualquier intervención intrabdominal, la colecistecto- de una estenosis cicatrizal puede producir síntomas a las po-
mía puede ocasionar infecciones de la herida operatoria, cas semanas del acto quirúrgico o al cabo de un año o más
abscesos intrabdominales, adherencias intraperitoneales, después de la operación; por lo común la estenosis benigna
dehiscencia parcial de la herida operatoria, etc. se manifiesta dentro del primer año poscirugía. La manifesta-
ción habitual, casi invariable, es un cuadro de colangitis. Los
Afecciones intrínsecas de las vías biliares. Un grupo re- episodios de dolor en hipocondrio derecho, fiebre, escalo-
ducido de pacientes presenta tras la colecistectomía afeccio- fríos e ictericia pueden, en general, controlarse con antibióti-
nes intrínsecas de las vías biliares directamente relacionables cos, pero las crisis colangíticas recidivan a intervalos irregu-
con el trastorno causal (colelitiasis) o con la cirugía biliar. Se lares y pueden causar colangitis supurativas y sepsis graves.
trata de afecciones que pueden ser graves y requieren con Si no se corrige la lesión obstructiva, los episodios repetidos
frecuencia una segunda intervención, entre las cuales desta- de colangitis originan una lesión hepática progresiva que
can las siguientes: conduce a la cirrosis biliar secundaria. En los casos de larga
Estenosis benigna posquirúrgica. Las estenosis localizadas duración suelen existir desnutrición, anemia, signos de des-
no neoplásicas de las vías biliares extrahepáticas están cau- compensación hepática e hipertensión portal.
sadas, en la inmensa mayoría de los casos, por un traumatis- El diagnóstico es esencialmente radiológico y en general
mo quirúrgico durante la realización de una colecistectomía. debe recurrirse a una técnica de visión directa de las vías bi-
Aunque su incidencia ha disminuido gracias a mejores técni- liares. Las técnicas de elección son la colangiografía transhe-
cas quirúrgicas y a un mayor conocimiento de los problemas pática y la CRE, que proporcionan un diagnóstico correcto y

387
HEPATOLOGÍA

realización de una colangiografía peroperatoria durante la


colecistectomía consiguen descubrir la mayoría de estos ca-
sos. La utilización de placas colangiográficas de contacto, la
coledoscopia peroperatoria y, más recientemente, la coledo-
cosonografía intraoperatoria han reducido de manera pro-
gresiva el porcentaje de cálculos coledocales retenidos tras
la colecistectomía. Sin embargo, los cálculos emigran en
ocasiones a las vías biliares intrahepáticas, donde la posibili-
dad de que pasen inadvertidos en la exploración quirúrgica
es mucho mayor que en el caso de los cálculos coledocales.
Estos cálculos pueden luego movilizarse y ocluir segmentos
más bajos, dando lugar al cuadro clínico de la coledocolitia-
sis. En ausencia de ictericia, la CRE es la técnica más precisa
en estos casos. La esfinterotomía endoscópica con extrac-
ción mecánica de los cálculos es habitualmente curativa; si
no logra expulsarse un cálculo grande, su fragmentación me-
diante litotricia por ondas de choque acústicas resuelve el
problema. En caso contrario, debe recurrirse a la cirugía, si
bien algunos centros disponen de técnicas transendoscópi-
cas experimentales para fragmentar los cálculos mediante lá-
ser u ondas de choque electrohidráulicas.
Estenosis del esfínter de Oddi. Se trata de un proceso infla-
matorio crónico de la zona de unión coledocoduodenal, se-
cundario, al parecer, a la presencia de cálculos en el colédo-
co distal o a la manipulación operatoria. Algunos autores
dudan de su existencia como entidad clinicopatológica, pero
la imposibilidad en el acto operatorio de pasar las sondas de
calibre habitual desde el colédoco al duodeno permite afir-
mar la existencia de un obstáculo a este nivel, y éste parece
ser el único criterio diagnóstico seguro. La aparición, des-
pués de una colecistectomía, de dolor cólico en el hipocon-
drio derecho y/o crisis colangíticas pasajeras junto con coles-
tasis biológica o hiperamilasemia y dificultad de vaciamiento
de la vía biliar tras la colangiografía instrumental sugieren
esta posibilidad, pero, como ya se ha mencionado, el diag-
nóstico es sobre todo quirúrgico. El papel de la manometría
del esfínter de Oddi en el diagnóstico de esta entidad no está
aún suficientemente aclarado. El tratamiento consiste en la
esfinterotomía o la esfinteroplastia transduodenal, aunque al-
gunos cirujanos prefieren, para evitar la duodenostomía,
efectuar sólo una derivación bilioentérica. La esfinterotomía
endoscópica puede solucionar la obstrucción y evitar la in-
tervención quirúrgica, pero la falta de criterios diagnósticos
fiables fuera del acto quirúrgico determina que éste sea pre-
ferible, excepto en pacientes de alto riesgo.
Fig. 2.139. Colangiografía retrógrada endoscópica en un paciente Muñón del conducto cístico. Puede originar síntomas si alo-
colecistectomizado con colangitis recidivante. Lesión quirúrgica (liga-
dura inadvertida) de la vía biliar principal cerca de la bifurcación (fle- ja cálculos, pero es una causa infrecuente de problemas post-
chas largas), con gran dilatación de los conductos biliares intrahepáti- colecistectomía.
cos; el hepático derecho contiene cálculos (flechas cortas) formados
secundariamente a la estasis biliar en este segmento.

ayudan a la planificación preoperatoria (fig. 2.139). Si aún Neoplasias de las vías biliares
existe continuidad de la vía biliar con el duodeno, la CRE
puede proporcionar una información similar; sin embargo, la Los carcinomas biliares son tumores malignos infrecuen-
calidad de las imágenes obtenidas por vía transhepática, de- tes, pero no excepcionales, cuyo pronóstico ha sido tradi-
lineando el árbol biliar proximal a la estenosis, es habitual- cionalmente ominoso a corto plazo por un doble motivo:
mente superior. En la estenosis benigna, la ecografía puede su carácter clínicamente silencioso hasta fases avanzadas
dar resultados equívocos, pues con frecuencia el árbol biliar de invasión tumoral y su extensa invasión local en áreas de
intrahepático está sólo mínimamente dilatado. difícil abordaje quirúrgico, como el hilio hepático y la zona
La estenosis benigna de las vías biliares constituye, excep- pancreaticoduodenal. La obstrucción al flujo biliar es la
to contraindicación mayor, una indicación formal para la ci- consecuencia principal de su desarrollo en estas localiza-
rugía reparadora. Antes de la intervención, el paciente debe ciones anatómicas, y su resolución con frecuencia prolon-
ser controlado y tratado adecuadamente con antibióticos y ga la vida aun en ausencia de resección tumoral. En los últi-
además proceder a la corrección de la posible diátesis he- mos años se ha producido un notable progreso en las
morrágica, del balance hidroelectrolítico y del estado de nu- técnicas de radiología intervencionista destinadas a paliar
trición. El objetivo de la cirugía es restablecer el flujo biliar la obstrucción biliar mediante colocación de catéteres
mediante anastomosis al intestino del conducto biliar proxi- transbiliares percutáneos o por vía endoscópica; el drenaje
mal a la zona obstruida (hepático o coledocoyeyunostomía). biliar externo o interno conseguido de esta forma mejorar
Cálculos coledocales retenidos. Pueden ocasionar cólicos con frecuencia la supervivencia y evita la intervención qui-
hepáticos, ictericia obstructiva o colangitis. La incidencia de rúrgica, que sólo es curativa en casos excepcionales y está
coledocolitiasis asintomática en pacientes con colecistolitia- gravada con una importante morbilidad y mortalidad en la
sis es de alrededor del 15%; la palpación del colédoco y la ictericia tumoral.

388
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

Carcinoma de la vesícula biliar


El cáncer de la vesícula es la neoplasia más frecuente de
las vías biliares y la quinta más común del tubo digestivo Segmento superior
(fig. 2.140). 50 %

Epidemiología. El 80% de los pacientes con carcinoma de


vesícula tienen colelitiasis, lo cual sugiere una relación etio-
lógica entre la presencia de cálculos y la posterior degenera-
ción maligna del epitelio de la vesícula biliar. Su prevalencia Segmento medio
en material de autopsia es del 0,5%; se encuentra 4 veces 20 %
más en mujeres que en varones, en concordancia con la fre-
cuencia relativa de colelitiasis en ambos sexos. Su prevalen-
cia es también mayor en los grupos de población con eleva-
da incidencia de colelitiasis, como las tribus indias del
Segmento inferior
sudoeste norteamericano y los chilenos. Para el paciente con 20 %
colelitiasis, sin embargo, el riesgo de degeneración maligna
de la vesícula es pequeño, ya que su incidencia es sólo del
1%. Por razones desconocidas, este riesgo es sustancialmente
Difuso
mayor en pacientes con vesícula calcificada (vesícula de 10 %
porcelana), por lo que en este grupo está indicada la colecis-
tectomía profiláctica. La edad media de presentación clínica
oscila alrededor de los 70 años.

Anatomía patológica. El aspecto macroscópico del carci- Fig. 2.140. Frecuencia de distribución de los carcinomas de las vías
biliares extrahepáticas.
noma de vesícula suele consistir en el engrosamiento difuso
de la pared del órgano (70% de los casos), con infiltra-
ción de las estructuras adyacentes; la forma polipoide con lóbulo derecho hepático; en los casos con invasión de la vía
protrusión en la luz de la vesícula es menos frecuente (30%). biliar principal revelará la dilatación de los conductos bilia-
El tipo histológico más común es el adenocarcinoma, y hay res intrahepáticos. Datos similares pueden obtenerse con la
una pequeña proporción de carcinomas adenoscamosos e TC. El diagnóstico de certeza, sin embargo, es muy difícil de
indiferenciados (sarcomatoides). establecer antes de la intervención quirúrgica.
El cáncer de vesícula es un tumor de crecimiento rápido El cáncer de vesícula se manifiesta en general con uno de
que, cuando ocasiona manifestaciones clínicas, ya ha invadi- los cuatro síndromes clínicos siguientes:
do extensamente los tejidos contiguos en la inmensa mayo- Colecistitis aguda. La presentan el 15% de los pacientes.
ría de los casos. La neoplasia tiende a invadir localmente, Está causada por obstrucción tumoral o litiásica del cístico.
apareciendo metástasis a distancia sólo en las fases tardías El tumor puede pasar inadvertido en el acto quirúrgico si no
de la enfermedad. La extensión se realiza por vía linfática a se abre e inspecciona cuidadosamente la vesícula extirpada,
los ganglios pericísticos y pericoledocales, los cuales pueden lo cual es importante para poder revisar el lecho de la vesícu-
crecer lo suficiente para comprimir la vía biliar principal y la y los ganglios hiliares en caso de hallarse el tumor. Ésta es
causar ictericia obstructiva; por vía intraperitoneal, se extien- la forma de mejor pronóstico, pues el tumor se ha manifesta-
de localmente al hígado, estómago, duodeno, ángulo hepáti- do precozmente al obstruir el cístico o se ha descubierto de
co del colon, mesenterio o pared abdominal, y por vía intra- modo casual en una vesícula extirpada por una complica-
luminal, sólo en la minoría de los carcinomas de tipo ción de la colelitiasis.
polipoide, puede causar síntomas por obstrucción del cístico Colecistitis crónica. Alrededor de la mitad de los pacientes
en una fase precoz, lo cual determina una mayor resecabili- con cáncer de vesícula tienen antecedentes de colecistitis
dad en el acto quirúrgico. crónica. En general existe un cambio reciente en los sínto-
Debido a la extensa invasión local, la mayoría de estos tu- mas del paciente, con aumento de la frecuencia y la intensi-
mores no son resecables. Los pacientes presentan grandes dad del dolor y aparición de nuevos síntomas como ictericia
masas con invasión profunda del hígado y estructuras del hi- y síndrome tóxico.
lio hepático, extensas metástasis regionales y carcinomatosis Obstrucción maligna de las vías biliares. La tercera parte
peritoneal. de los pacientes con carcinoma de vesícula presentan icteri-
cia, anorexia y pérdida de peso.
Cuadro clínico. La falta de semiología específica impide la Síndrome tumoral. Un porcentaje reducido de pacientes pre-
detección del carcinoma de vesícula en un estadio precoz y, sentan un síndrome tóxico inespecífico o sobreañadido a ma-
por lo tanto, resecable quirúrgicamente. El cuadro clínico nifestaciones específicas de la extensión del tumor a órganos
suele ser superponible al de la colelitiasis y sólo cuando apa- adyacentes (hígado, estómago, duodeno, colon, peritoneo).
recen manifestaciones claramente tumorales puede sospe-
charse el diagnóstico correcto; éste se obtiene sólo en una Tratamiento. Excepto en los casos con enfermedad neoplá-
minoría de casos antes de la cirugía. sica avanzada y estado general precario, los pacientes con
El síntoma más frecuente es el dolor (75%), seguido de sín- neoplasia de vesícula son sometidos a laparotomía con el
drome tóxico (40%), ictericia (35%) y náuseas y vómitos diagnóstico de colecistitis aguda, ictericia obstructiva o masa
(30%). La exploración física revela con frecuencia una masa abdominal, efectuándose por lo común el diagnóstico co-
dolorosa en el hipocondrio derecho, en cuyo caso la lesión rrecto en la intervención. Los casos potencialmente curables
es indefectiblemente irresecable en el acto quirúrgico. Los por resección son escasos: se limitan a tumores contenidos
datos de laboratorio pueden demostrar anemia y evidencia en la vesícula o que se extienden sólo a áreas extirpables. En
de colestasis o lesión hepática ocupante de espacio (eleva- pacientes con enfermedad localizada, el procedimiento de
ción de las fosfatasas alcalinas y de la GGT, con hiperbilirru- elección es la colecistectomía con resección en cuña del le-
binemia conjugada o sin ella). La ecografía puede en ocasio- cho vesicular y de los ganglios pericoledocales. La hepatec-
nes revelar un tumor de vesícula, aunque lo habitual es que tomía reglada rara vez es útil como tratamiento curativo y se
muestre la colelitiasis concomitante y/o una masa hiliar o del asocia a una elevada mortalidad.

389
HEPATOLOGÍA

En caso de ictericia tumoral, el drenaje biliar externo o in- En la exploración física, aparte de la ictericia, con frecuen-
terno no quirúrgico es tal vez el método paliativo de elec- cia se halla una hepatomegalia firme, lisa e indolora. No hay
ción (véase más adelante). esplenomegalia, excepto si la obstrucción biliar ha persistido
Existe poca experiencia con la radioterapia o la quimiote- durante un tiempo suficiente para causar una cirrosis biliar
rapia, pero su utilidad parece limitada. secundaria. Si la obstrucción está confinada al colédoco, ha-
El pronóstico del cáncer de vesícula es desfavorable. La bitualmente existe distensión de la vesícula biliar, que puede
mortalidad operatoria es elevada (15%) y la supervivencia a ser palpable (signo de Courvoisier). Este es un signo fiable de
los 5 años es sólo del 4%, habiendo fallecido el 90% de los obstrucción neoplásica de las vías biliares, pero su ausencia
pacientes al cabo de un año del diagnóstico. no la descarta: la vesícula puede ser de localización subhe-
pática y, por lo tanto, inaccesible a la palpación, o bien el
cístico puede estar ocluido por otras causas. Además, los tu-
Carcinoma de los conductos biliares mores situados en el conducto hepático común no distien-
extrahepáticos den la vesícula biliar.
Las pruebas de laboratorio son características de colesta-
Aunque su incidencia es algo inferior a la del carcinoma sis, con elevación de la bilirrubina a expensas de la fracción
de vesícula, el tumor maligno de las vías biliares extrahepáti- directa, ácidos biliares, fosfatasas alcalinas y GGT. La obs-
cas no es infrecuente (prevalencia en autopsias, 0,4%), y trucción maligna suele producir niveles de bilirrubina más
debe considerarse en el diagnóstico diferencial de toda icte- elevados (superior a 10 mg/dL) que la coledocolitiasis. Cuan-
ricia colestásica que se presenta sin fiebre a partir de los do la obstrucción es total la bilirrubina se estabiliza entre 20
50 años de edad. Al igual que el cáncer de la vesícula biliar, y 30 mg/dL.
los tumores de las vías biliares tienden a invadir extensamen- Los tumores del colédoco producen un cuadro clínico si-
te los tejidos adyacentes en fases precoces de la enfermedad, milar al del carcinoma de la cabeza del páncreas, el carcino-
por lo que el tratamiento quirúrgico raras veces es curativo. ma de la ampolla de Vater y el adenocarcinoma duodenal.
Existe, sin embargo, un tipo tumoral muy diferenciado y con Estas cuatro lesiones constituyen los denominados carcino-
un gran componente desmoplásico, difícil de distinguir de la mas periampulares, que pueden ser imposibles de distinguir
estenosis benigna de las vías biliares, incluso por sus aspec- antes de la intervención quirúrgica. La intensidad de la icteri-
tos macroscópicos y microscópicos, en el cual, si es posible cia puede fluctuar en los estadios precoces de los tumores
paliar la obstrucción biliar, no son raras las supervivencias de colédoco y ampulomas, mientras que suele ser gradual y
prolongadas sin resección. progresiva en las lesiones de la cabeza del páncreas. Las he-
ces contienen con frecuencia sangre oculta en los ampulo-
Etiología. Se han descrito varios factores etiológicos posi- mas y los carcinomas de duodeno.
bles. La asociación del carcinoma de las vías biliares con la El carcinoma de la bifurcación de los conductos hepáticos
colelitiasis es menor (30%) que en el cáncer de vesícula, y (tumor de Klatskin) tiene un comportamiento clínico distin-
la incidencia es similar en ambos sexos, por lo que es menos to. Los tumores de esta localización suelen crecer lentamen-
probable que exista una relación causal. te y generan un cuadro clínico de obstrucción biliar indolora
La infestación parasitaria de las vías biliares, frecuente en y prolongada con elevación notable de la fosfatasa alcalina y
Oriente, se asocia a una elevada frecuencia de cáncer de los de la GGT y mínima hiperbilirrubinemia durante largos perío-
conductos biliares. La incidencia de estos tumores aumenta dos. El cuadro clínico es muy sugestivo de colestasis intrahe-
en la colitis ulcerosa crónica, donde puede presentarse en pática e incluso la laparotomía puede inducir a error, al des-
edades más tempranas. También se ha descrito su asocia- cubrirse una vía biliar principal y una vesícula colapsadas y
ción a enfermedad inflamatoria intestinal, quistes congénitos sin señales de tumor por estar éste escondido en el hilio he-
de las vías biliares y antecedente laboral de trabajo con cau- pático. La palpación del hilio puede revelar sólo una peque-
cho. Aunque en la mayoría de los casos no hay un factor ña estenosis focal del conducto hepático común o de uno de
etiológico demostrable, existe una elevada prevalencia de los dos hepáticos, sin evidencia externa de neoplasia. Si bien
anomalías de la unión coledocopancreática, sugiriendo que estos tumores son en general extirpables, la supervivencia
el reflujo pancreático puede ser importante en la carcinogé- puede ser prolongada con tratamiento paliativo.
nesis.
Diagnóstico. Los tumores primitivos de las vías biliares de-
Anatomía patológica. Los tumores se originan en el colé- ben considerarse en el diagnóstico diferencial de toda icteri-
doco o conducto hepático común y, rara vez, en el cístico. cia obstructiva. La ecografía es la primera técnica diagnós-
En la distribución de los tumores según su localización en tica que se debe utilizar; una vez determinada la presencia
las vías biliares predominan los del hepático común y de la de dilatación de los conductos biliares intrahepáticos
bifurcación. Sin embargo, en muchos casos es imposible (fig. 2.137) y ante la sospecha de la naturaleza tumoral de la
determinar su origen en el momento de la laparotomía, de- obstrucción biliar, puede ser útil obtener un examen radioló-
bido a la extensa infiltración del hilio hepático que lo ca- gico del tubo digestivo alto, el cual puede indicar la presen-
racteriza. Los tumores son casi siempre adenocarcinomas; cia de un tumor periampular. La duodenoscopia es diagnós-
algunos tumores contienen escasas células tumorales en el tica en los ampulomas y carcinomas primitivos del duodeno
seno de una intensa reacción desmoplásica, por lo que es y puede serlo en el tumor de la cabeza de páncreas si hay in-
difícil efectuar el diagnóstico histológico incluso con múlti- vasión duodenal. La CTPH y la CRE tienen gran valor diag-
ples biopsias. Estos casos de carcinoma esclerosante pue- nóstico, sobre todo la primera, que demuestra una dilatación
den ser indistinguibles de la estenosis benigna. En ausencia considerable de los conductos biliares intrahepáticos y deli-
de cirugía previa de las vías biliares, toda estenosis focal mita el lugar de la obstrucción. En las obstrucciones malig-
del árbol biliar es sospechosa de neoplasia y debe tratarse nas de la vía biliar, si se desea conocer el límite proximal de
como tal. la obstrucción para la planificación operatoria, la colangio-
grafía transhepática es la técnica diagnóstica de elección. La
Cuadro clínico. La primera manifestación clínica del cán- endosonografía tiene un gran potencial en la evaluación pre-
cer de las vías biliares es la ictericia obstructiva, que puede ir operatoria de estos pacientes.
precedida de prurito en algunos casos. En la mayoría de los El diagnóstico diferencial clínico es difícil en los casos sin
pacientes coexiste un síndrome tóxico. El cólico biliar y la vesícula palpable. El inicio gradual de la ictericia y/o del pru-
colangitis son infrecuentes, por lo que se trata generalmente rito con poco dolor y sin fiebre sugieren una colestasis intra-
de una ictericia indolora y que cursa sin fiebre. Sin embargo, hepática. La mayor dificultad diagnóstica consiste en distin-
no es raro que exista algún tipo de dolor sordo e inespecífico guir la obstrucción biliar extrahepática crónica de la cirrosis
en el hemiabdomen superior. biliar primaria. El sexo femenino, la edad entre 40 y 60 años

390
ENFERMEDADES DE LAS VÍAS BILIARES

y la positividad de los anticuerpos antimitocondriales apo- reactiva secundaria a inflamación y/o a litiasis. Consiste en
yan este último diagnóstico, pero, a falta de una biopsia he- músculo liso hiperplásico mezclado con cavidades epitelia-
pática diagnóstica, es imperativo demostrar la permeabilidad les. Se trata de una lesión poco frecuente y que tiende a loca-
de las vías biliares con algún tipo de técnica colangiográfica. lizarse en el fondo de la vesícula. La colecistografía puede
ser normal o mostrar una impresión en el contorno de la luz
Tratamiento. La resección curativa es excepcional en los tu- con una umbilicación central. La adenomiomatosis no es
mores de las vías biliares extrahepáticas, pero hay más posi- una lesión precancerosa. Como en el caso de los pólipos y
bilidades de tratamiento paliativo que en el carcinoma de otras colecistopatías hiperplásicas, es poco clara la relación
vesícula. En los carcinomas periampulares relativamente lo- entre la anomalía vesicular y los síntomas del paciente. Algu-
calizados puede intentarse la pancreatoduodenectomía radi- nos casos de dispepsia biliar curan al extirpar una vesícula
cal (operación de Whipple); se trata de una intervención no- adenomiomatosa.
tablemente agresiva y que se acompaña de una considerable
morbilidad y mortalidad, por lo que sólo es aconsejable en
casos seleccionados y con finalidad curativa. En los tumores
Pólipos de colesterol
irresecables de esta zona, que son la mayoría, el cirujano se Como su nombre indica, no son neoplasias verdaderas,
limita a restablecer el flujo de bilis al intestino mediante una sino concreciones de colesterol formadas por macrófagos
coledocoduodenostomía o una colecistoyeyunostomía. cargados de lípidos en la lámina propia del epitelio de la ve-
En los tumores del segmento medio, próximos al conduc- sícula. Aparecen en la colecistografía como proyecciones in-
to cístico, es infrecuente la resección curativa. El tratamiento traluminales únicas o múltiples; pueden prestarse a confu-
paliativo consiste en la colecistectomía para evitar complica- sión con cálculos y obligan a explorar la vesícula en distintas
ciones por obstrucción siguiente del conducto cístico, con posiciones para demostrar que se trata de defectos de reple-
anastomosis de la bifurcación de los conductos hepáticos al ción fijos, a diferencia de los cálculos que cambian de posi-
intestino (hepaticoyeyunostomía). ción. En la ecografía suelen aparecer como engrosamientos
Los tumores del segmento superior, en el hilio hepático, focales de la pared vesicular que no dejan sombra acústica.
son casi siempre irresecables. Para su paliación puede ser Los pólipos de colesterol pueden considerarse un tipo focal
factible la colangioyeyunostomía intrahepática; en caso con- de colesterolosis.
trario, el cirujano puede dilatar el segmento estenosado con Es difícil precisar si los síntomas del paciente con pólipos
sondas e introducir un catéter de Silastic multiperforado a de colesterol son atribuibles a ellos y si la colecistectomía
través de aquél, con buenas posibilidades de restablecer el será beneficiosa en estos casos.
flujo biliar.
El objetivo principal del tratamiento es la descompresión
del árbol biliar y el restablecimiento del flujo de la bilis al in-
testino. De modo secundario, la resolución de la ictericia y
del prurito suelen acompañarse de una notable mejoría clíni- Otras causas de obstrucción biliar
ca del paciente, lo cual permite una supervivencia de meses
e incluso años. En los últimos 15 años se han desarrollado En las culturas occidentales, la inmensa mayoría de los
técnicas no quirúrgicas para descomprimir las vías biliares episodios de ictericia obstructiva extrahepática están causa-
mediante prótesis de drenaje externo o interno, introducidas dos por complicaciones de la colelitiasis o por oclusión tu-
por vía subcutánea, o de drenaje interno colocadas por vía moral de las vías biliares. La pancreatitis crónica, el quiste
transendoscópica. Sus indicaciones son el drenaje preopera- coledocal, la hemobilia y algunas parasitosis constituyen
torio, con el fin de mejorar el estado general del paciente causas poco comunes de obstrucción coledocal. Aún más
para el acto quirúrgico siguiente, o la paliación permanente raras son las obstrucciones de los conductos biliares mayo-
en pacientes inoperables por contraindicaciones médicas o res causadas por compresión a partir de adenopatías neoplá-
con tumores definidos como irresecables antes de la laparo- sicas o inflamatorias o por la localización duodenal de la en-
tomía, que son la mayoría. fermedad de Crohn. Algunas entidades poco comunes,
Si bien existe poca experiencia con la radioterapia paliati- como la colangitis esclerosante y la enfermedad de Caroli,
va, al parecer tanto la irradiación externa como la interna causan ictericia obstructiva, por afectación de todo el árbol
con iridio o radio intraductal pueden prolongar la supervi- biliar la primera y de las vías biliares intrahepáticas la segun-
vencia. da. Por último, la colangiohepatitis oriental es un tipo de
El pronóstico del carcinoma de las vías biliares es malo, colangitis recidivante común en países orientales, donde se
siendo la supervivencia global a los 5 años del 5%. El grado asocia a cálculos pigmentarios ocres distribuidos en for-
de diferenciación histológica del tumor se relaciona con el ma difusa por todo el árbol biliar, relacionado posiblemente
tiempo de supervivencia; en las lesiones bien diferenciadas, con infestación parasitaria de las vías biliares (Clonorchis si-
como el carcinoma esclerosante de los conductos hepáticos, nensis).
no son raras las supervivencias de hasta 4 años.
Anomalías estructurales
Tumores benignos y procesos seudotumorales El quiste coledocal puede causar dolor biliar, ictericia o co-
de la vesícula langitis y suele manifestarse en pacientes jóvenes. El diagnós-
tico puede sospecharse en la ecografía, la TC o la gammagra-
fía hepatobiliar y debe confirmarse mediante colangiografía
Adenomas y papilomas instrumental. El tratamiento consiste en la extirpación del
Los adenomas y papilomas de la vesícula biliar son tumo- quiste, seguida de coledocoyeyunostomía en Y de Roux.
res epiteliales benignos verdaderos. Se trata de lesiones poco La enfermedad de Caroli, que puede asociarse al quiste
frecuentes, asociadas generalmente a colelitiasis, y que apa- coledocal, consiste en una dilatación sacular de los con-
recen en la colecistografía como defectos de repleción fijos y ductos biliares intrahepáticos que se manifiesta con cólicos
de pequeño tamaño. Algunas de estas lesiones pueden pre- biliares o episodios colangíticos debidos a obstrucción duc-
sentar transformación focal en adenocarcinoma. tal segmentaria por litiasis intrahepática en adultos entre los
20 y los 50 años de edad. Existen dos formas de la enferme-
dad, una en la que sólo existen los quistes biliares intrahe-
Adenomiomatosis páticos, y otra, más frecuente, en la que éstos se asocian a
La adenomiomatosis de la vesícula biliar tampoco es un fibrosis hepática congénita y ectasia pielocalicial renal. El
auténtico proceso tumoral, sino que se trata de una lesión segundo tipo de enfermedad de Caroli suele manifestarse

391
HEPATOLOGÍA

antes con complicaciones de hipertensión portal que con


ictericia y/o colangitis. El diagnóstico puede sospecharse
en la ecografía o la TC si éstas consiguen evidenciar las
Cirrosis biliar secundaria
dilataciones saculares o la litiasis intrahepática. Las fases
tardías de la gammagrafía hepatobiliar con derivados del La cirrosis biliar secundaria resulta de la obstrucción biliar
ácido iminodiacético pueden ser diagnósticas al revelar extrahepática prolongada. Las causas principales son la atre-
acumulaciones focales de radiocontraste en el parénquima sia congénita de las vías biliares, la coledocolitiasis, la este-
hepático. La colangiografía instrumental revela las anoma- nosis benigna, los carcinomas de vías biliares o páncreas, la
lías biliares con nitidez, pero debe evitarse porque entraña pancreatitis crónica y la colangitis esclerosante.
un gran riesgo de infección biliar. En casos precoces de en- La hipertensión biliar con colangitis o sin ella determina,
fermedad de Caroli con litiasis intrahepática, el tratamiento con el tiempo, fibrosis periductal y periportal con prolifera-
con ácido ursodesoxicólico puede detener el crecimiento ción de conductos biliares; en fases avanzadas, la fibrosis se
de los cálculos y reducir notablemente la frecuencia de có- extiende a partir de los espacios porta y aparecen nódulos
licos biliares. Una vez establecida la colangitis, es muy difí- de regeneración. Existe siempre evidencia histológica de co-
cil erradicarla con tratamiento antibiótico, que a lo sumo lestasis. Pueden obliterarse y desaparecer los conductos bi-
controlará temporalmente la sepsis biliar. El drenaje quirúr- liares en los estadios finales, con lo que el cuadro histológico
gico de los segmentos biliares afectos puede ser útil en ca- es indistinguible del de la cirrosis biliar primaria.
sos de colangitis intratable, pero la curación definitiva sólo El tiempo necesario para que se desarrolle la cirrosis a par-
es posible mediante lobectomía en pacientes con enferme- tir del inicio de obstrucción extrahepática es variable. En lac-
dad limitada a un lóbulo hepático o mediante el trasplante tantes con atresia congénita de las vías biliares y en adultos
hepático en los casos de enfermedad difusa. La colangitis con obstrucción acentuada de origen neoplásico puede apa-
supurativa con formación de abscesos hepáticos y sepsis re- recer cirrosis biliar en pocos meses, mientras que en la cole-
fractaria o la degeneración del epitelio biliar intrahepático docolitiasis y en la estenosis benigna tarda varios años en de-
en colangiocarcinoma suelen causar la muerte de los pa- sarrollarse.
cientes con enfermedad de Caroli avanzada tras meses o El cuadro clínico es similar al de la cirrosis biliar primaria,
años de colangitis recidivante. con ictericia variable, en general precedida de prurito, hepa-
tosplenomegalia, pigmentación dérmica, xantelasmas y xan-
tomas cutáneos, esteatorrea y osteomalacia. Por lo común
Colangitis esclerosante existen antecedentes de cirugía biliar y/o episodios colangíti-
Esta entidad se describe en el apartado dedicado a las co- cos, pero la lesión obstructiva extrahepática puede ser silen-
lestasis crónicas. ciosa y el cuadro clínico es entonces imposible de distinguir
de la cirrosis biliar primaria.
La biología hepática es característica de colestasis y con
Hemobilia frecuencia existe una dislipemia con niveles elevados de co-
La hemobilia se manifiesta clínicamente como un cólico lesterol y fosfolípidos, y aparición de lipoproteína X.
biliar con ictericia y hemorragia digestiva alta. La mayoría de En fases más avanzadas aparecen manifestaciones de insu-
los casos están causados por traumatismos hepáticos con dis- ficiencia hepática e hipertensión portal, siendo la ascitis y la
laceración de un conducto biliar intrahepático. Entre otras hemorragia por varices síntomas de pronóstico ominoso.
causas se encuentran los tumores hepáticos o biliares, los En la mayoría de los casos es posible efectuar el diagnósti-
abscesos hepáticos, la coledocolitiasis y la rotura a las vías co correcto gracias a los datos clínicos. El diagnóstico dife-
biliares de un aneurisma de la arteria hepática. La hemobilia rencial con la cirrosis biliar primaria requiere la observación
es también una complicación infrecuente de la biopsia hepá- colangiográfica del árbol biliar, pues su integridad descarta
tica percutánea. Si no cesa de forma espontánea, la hemobi- una cirrosis biliar secundaria.
lia debe tratarse quirúrgicamente mediante ligadura de la ar- En las fases precoces, antes de que se desarrolle insufi-
teria hepática. ciencia hepática, es perentorio observar el árbol biliar y co-
rregir quirúrgicamente la obstrucción biliar. En presencia de
hipertensión portal es aconsejable proceder a una deriva-
Pancreatitis crónica ción esplenorrenal antes de actuar sobre las vías biliares, con
El englobamiento de la porción intrapancreática del colé- lo que se evita el riesgo de hemorragia y se facilita la ulterior
doco por el tejido cicatrizal pancreático o su compresión por cirugía biliar. El tratamiento médico en las fases avanzadas
un seudoquiste adyacente causa ictericia obstructiva prolon- es el habitual de las complicaciones de la cirrosis de cual-
gada en una minoría de pacientes con pancreatitis crónica. quier etiología. Las principales causas de muerte son la insu-
El diagnóstico diferencial con el cáncer de cabeza de pán- ficiencia hepática, la hemorragia por varices, la insuficiencia
creas puede ser difícil en pacientes sin un diagnóstico previo renal y la infección intercurrente.
de pancreatitis crónica: incluso en la laparotomía el cirujano
puede errar el diagnóstico al palpar un páncreas endurecido
por la proliferación desmoplástica de ciertos tipos de pancrea-
titis crónica. Bibliografía especial
La colestasis anictérica prolongada es mucho más frecuen-
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