Confesarse quizá sea difícil y al principio cueste un gran

esfuerzo. Pero una de las mayores alegrías es poder comenzar de

nuevo en nuestra vida: totalmente libres de culpas del pasado y
equipados con una fuerza nueva. Quien se ha confesado abre una
página en blanco en el libro de su vida para escribir los minutos que
siguen amando como Jesús amo.
Dios te ama inmensamente y desea ardientemente que te
abraces confiado a su misericordia para estar de nuevo en gracia con
¡¿DEBO CONFESARME?!
Si preguntan… ¿Es necesario bañarse?... ¿Aguantaría yo un mes sin
bañarme? Seguramente me sentiría bastante incómodo.
La Iglesia Católica me enseña que confesarse es lavar el alma en el
amor de Dios para mejorar mi calidad de vida espiritual, emocional y social.
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Él. Una persona que decide confesarse, ha reconocido con humildad que es pecador y
necesita ser perdonado. Luego, hace un examen de conciencia sincero, se arrepiente con dolor
“Después de una caída, ¡hay que levantarse de sus faltas, se propone cambiar, confiesa sus pecados al sacerdote, recibe de él el perdón de
inmediatamente de nuevo! Dios y cumple la penitencia. Experimenta así la alegría de estar otra vez en amistad con Dios.
Siente el alivio de quien deja una gran carga e inicia un nuevo caminar con renovadas fuerzas.
No hay que dejar ni un momento el pecado en
el corazón.” Santo Cura de Ars En la parábola del hijo pródigo, Jesús nos muestra lo que sucede en el sacramento de la
- Reconciliación: nos extraviamos, nos perdemos, no podemos más. Pero Dios Padre nos espera
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con un amor infinito y nos perdona cuando regresamos. Leelo en Lc. 15,11-32.
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Una decisión de Vida o Muerte Pero, se escuchan cuestionamientos acerca de este sacramento. Analicemos algunos:
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Historia basada en hechos reales “Yo me confieso directamente con Dios”

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Dos amigos se agarraban asustados a un salvavidas insuficiente para ambos. Mientras

tanto, el océano los arrastraba cada vez más lejos de la costa. Tristán le preguntó a Paul:
"¿Necesitas confesarte?" Paul respondió que sí. Entonces Tristán le dijo con firmeza: "Yo me
confesé ayer, estoy en gracia con Dios, así que usa tú el salvavidas para mantenerte a flote y
salvarte, yo intentaré flotar por mis propios medios”.
. través de los sacerdotes instituidos por Jesús Resucitado cuando le dice a los Apóstoles:
Tristán desapareció entre las aguas, entregó así su vida por salvar el alma de su amigo. Los
últimos momentos de aquel buen joven católico ponen de manifiesto la paz y seguridad
increíbles que uno consigue a través de la Reconciliación. Tristán con este acto de amor ayudó a
Paul a ver el poder del amor y la misericordia de Dios en el sacramento de la Confesión.
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Paul sobrevivió y se pudo confesar. Aquella trascendental experiencia cambió de tal
Podemos pedirle perdón a Dios en lo secreto de nuestro corazón… “Pero Dios quiere que
sea de otra manera. Él nos conoce. Hacemos trampas con respecto a nuestros pecados, nos
gusta echar tierra sobre ciertos asuntos. Por eso Dios quiere que expresemos nuestros pecados y
que los confesemos cara a cara.” (Youcat 228). Es decir, acercarnos a recibir este Sacramento a
“Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen”
(Jn.20,22-23). Así, podremos estar en paz sabiéndonos perdonados.
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“Sí, pero... El sacerdote es un simple hombre y
la confesión es un invento de la Iglesia”
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forma su vida que decidió entregarla a Dios y hoy es sacerdote en Costa de Marfil, África. El sacerdote sí es un hombre, pero está revestido con el poder que le da Jesús: “Tú eres
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Pedro... ...Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en
Si tu vida fuera a acabar hoy, ¿podrías decir como Tristán: "estoy preparado el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo” (Mt 16, 19) Los sucesores de
para encontrarme con mi Padre Dios”? Tómate un momento y piénsalo. los Apóstoles son los obispos y sus colaboradores directos son los sacerdotes. Ellos
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simplemente cumplen el mandato de perdonar los pecados en nombre de Jesús dando la
Si este material
te parece útil.
Redacción Ana T. Chriniuk y Luis E. Pereyra. - absolución. (Que viene de “absolvere” que significa: Desatar).
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Ayuda a Editado por SAGRADA FAMILIA Librería Católica- Oberá .

difundirlo para Gobernador Barreyro 730 - Sede del Obispado Vemos entonces que la Confesión no es un invento de la Iglesia Católica, sino un 'invento'
el bien Tel 03755 15 417955. Mail: sagradafamilia.libreria@gmail.com de Dios. Además, si fuera un invento de los curas, ellos serían los primeros en suprimirla
espiritual de porque es difícil estar horas escuchando las faltas de otros. Pero lo hacen por amor a Dios y
otros. porque es la misión que Jesús le ha encomendado.
 Sí,pero¿Cómo puede perdonar un sacerdote si también es un pecador?
Este argumento es errado; es como si dijéramos: “Un médico que está enfermo no puede
recetar a nadie. Sus recetas no valen por que tiene una enfermedad”. También Pedro y los
Apóstoles eran pecadores y sin embargo Jesús les dio poder para perdonar. El sacerdote no dice
al pecador: “Te perdono porque yo no cometí pecado”. Lo que dice es “Te perdono por el poder
que recibí de Nuestro Señor Jesucristo”.
Por otra parte, el Papa, los obispos y sacerdotes también aprovechan este sacramento y se
confiesan con otro sacerdote, como lo hacen todos los católicos.
- peores, miremos más bien a los mejores e imitemos su buen ejemplo.
“Es que no le tengo confianza al sacerdote de mi parroquia”
. Si Dios mostrara el estado real de las almas, ¡Qué enorme diferencia se notaría entre las
Cada uno puede elegir su confesor. Hay muchas parroquias con otros sacerdotes o vienen a
nuestra comunidad en distintas oportunidades.
Pero es curioso, que hay quien tiene vergüenza con su sacerdote, pero en la peluquería, en
el colectivo o en la cancha cuenta “todo” con lujo de detalles divulgando sus miserias, con la
gran diferencia que no obtiene la absolución de sus pecados. Y al contrario lo que confesamos al
sacerdote queda sellado por el secreto de confesión (sigilo sacramental)
Y de última, si hubiera tomado un veneno que me pueda causar la muerte
¿no irías corriendo en busca de un médico fuera quien fuera, con tal de salvar Su Padre lo vio a lo lejos y corrió
la vida? Pues bien, ¿por qué no hacer lo mismo para sacar el veneno del conmovido a su encuentro. Lc.15, 20
pecado que la enferma mi alma, recurriendo al confesor que tenga a mano?.
Es Jesús Misericordioso en persona quien está en el sacerdote y a quien
confesamos nuestros pecados. Nos perdona y nos fortalece para vivir una
vida plena y feliz.
“Me dijeron que ya no existe el pecado. Que es de otra época”
. enfrentarse con el Señor: el pecado es, sencillamente, la
Las personas nos herimos unos a otros frecuentemente: con palabras o
con hechos, con preguntas impertinentes y respuestas bruscas, con acciones
desconsideradas y regaños injustos, con mentiras, chismes, calumnias y
juicios equivocados, con robos y hurtos, con desobediencias y faltas de
respeto, con golpes, abusos y violencias, con engaños e infidelidades, con
malos ejemplos e incitación al mal, y con muchas otras acciones y actitudes.
Con todo esto ofendemos a Dios y al prójimo. Si estas cosas ocurren en mis relaciones con los
demás... aún existe el pecado, no es cosa del pasado y hay necesidad del sacramento de la
Reconciliación.
El Papa Pío XII dijo: “el pecado del siglo XX es la pérdida del sentido del pecado”. Hay
enfermos que no desean aliviarse y rechazan la medicina que se les ofrece: Ni perdonan, ni piden
perdón. Manifiestan así su orgullo al no cambiar de actitud. Olvidan que la paga del pecado es la
muerte eterna (Rom. 6,23). Enfermos así, realmente están mal. Necesitan reconocer su
dificultad y descubrir el regalo de la vida eterna que nos da Jesús en el sacramento del perdón.
“Sí, pero... Fulanito se confiesa y es peor que yo”
Lo que pasa es que, como tenemos vergüenza, buscamos cualquier excusa, y con ésta
pecamos juzgando al otro. “No juzguen, para no ser juzgados... ¿Por qué te fijas en la basurita
que está en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo” (Mt.7,1-3).
Es necesario mirar el conjunto y no los individuos en particular. Entre cien individuos que
se confiesan encontrarás a 2 o 10 quizás, que son malos; en cambio de 100 que NO se confiesan
encontrarás más de 90 malos, precisamente porque no se confiesan. No miremos sólo a los
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que se confiesan y las que rara vez o nunca se confiesan! La misma diferencia que existe entre
dos telas de igual uso, de las cuales una ha sido lavada con frecuencia y la otra nunca.
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“Pero yo no tengo pecados, no maté, no robé, ni mentí”
Los únicos que no tienen pecado son los niñitos y aquellas personas que no poseen uso de
razón. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y lo hacemos
pasar a Dios por mentiroso (léelo en tu Biblia, 1 Jn.1,8-10). Debemos
tener en cuenta no sólo el mal que hicimos sino también el bien que
dejamos de hacer (pecados de omisión). Consultá Mt.25, 34-46. Por
ejemplo: Los padres que descuidan la responsabilidad de educar
moral y espiritualmente a sus hijos pecan gravemente por omisión.
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Algunos creen que para pecar es necesario actuar movidos por
el odio a Dios; pero quienes piensan así se equivocan. Para cometer
un pecado no se necesita hacerlo con intención concreta de
desobediencia voluntaria a la Ley de Dios, y para caer en el es
suficiente conocer esa ley y no cumplirla.
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Cuando la conciencia moral de la persona se apaga, se
encuentra en una situación espiritual peligrosa. (Ejemplo: ”yo estoy
bien, soy bueno, los otros son los malos”) Es indispensable que
realice un examen de conciencia sincero para que viendo mis culpas
personales surja en mi el arrepentimiento y el deseo de mejorar.
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Cuando chocan los autos, el golpe los deja a ambos aboyados. Así los que han ofendido a
Dios pierden la paz y pueden llegar a enfermarse física, psíquica y espiritualmente. A los autos
chocados hay que llevarlos a reparar al taller. También a los hombres hay que sanarlos cuando
han sido heridos en su alma. El taller del alma es la Confesión; Jesús a través del sacerdote es “el
chapista”. Y para sanar las almas tiene un remedio excelente: el PERDÓN. Por eso la
Confesión es llamado también sacramento de sanación espiritual.