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“(…) ese sujeto sensible, vulnerable y ex/puesto es un sujeto abierto a su propia

transformación. O a la transformación de sus palabras, de sus ideas,

de sus sentimientos, de sus representaciones, etcétera. De hecho, en

la experiencia, el sujeto hace la experiencia de algo, pero, sobre

todo, hace la experiencia de su propia transformación. De ahi que

la experiencia me forma y me transforma”1

Por un lado, el texto de Larrosa me plantea pensar la experiencia y desde la experiencia.


Por otro lado, el Programa Escuelas Faro me permitió acceder a múltiples experiencias de
colegas de las Escuelas de Educación Primaria de mi jurisdicción, en relación con la enseñanza
de la Lengua y la Literatura. En ambos casos, se imbrican modos de pensar y hacer en la
enseñanza. Modos de narrar aquello que acontece en las aulas y que tantas veces permanece
intrascendente.

Desde el principio, el Programa Escuelas Faro, en territorio, me permitió conocer y re conocer


aquello que se suscitaba en las aulas. Todas experiencias diferentes con una matriz común: en
las aulas se producen, día tras día, conocimientos relacionados con objetos de enseñanza.
Modos de relacionarse con tales construcciones. Modos de enseñar y de aprender con
perspectivas asentadas en la cultura escolar, en las recomendaciones editoriales, en las
representaciones sobre los objetos de enseñanza, en los discursos de las autoridades de turno
y hasta en las demandas que se esgrimen a la tarea docente percibidas del contexto. Y focalizo
allí, en cómo se construyen y se reproducen los objetos de enseñanza en Lengua y Literatura.
Porque revisar y atender las prácticas de enseñanza ha sido uno de los objetivos axiales de la
implementación del Programa Escuelas Faro.

1
Larrosa, J. (2006). Sobre la experiencia. Aloma, 87-112. Universitat de Barcelona. P: 90.

1
“La experiencia es aquello que me pasa” nos dice Larrosa. El Programa me permitió reflexionar
con mis colegas de las Escuelas de Educación Primaria sobre las relaciones de los diversos
sujetos del ámbito educativo con los objetos de enseñanza del área Lengua y Literatura. Fui
testigo de la necesidad y demanda de actualización en didáctica de la Lengua y la literatura-
focalizado en el nivel primario- de los y las colegas. Creo que, no basta con acercar bibliografía,
ni con suponer que “se saben hacer ciertas cosas”; es necesario revisar las problemáticas en
torno de los objetos de enseñanza y proponer en equipo, modos de intervención concretos.
Lo que hicimos, en cada encuentro presencial y pese a la resistencia inicial al Programa
Escuelas Faro. Fui testigo de necesidades pero también, de logros, de concreciones; las que
este texto no puede reflejar. Necesidades y logros explicitados en los encuentros, donde nos
permitimos recuperar lo que pasa en las aulas. Las aulas como territorio de experiencias en
torno de objetos de enseñanza que prefiguramos, presuponemos, seleccionamos,
construimos, compartimos...

En una primera instancia, noté cómo nos cuesta focalizar en una problemática concreta. En
desprendernos de proyectos grandilocuentes, inverosímiles e irrealizables. Cómo la demanda
del “hacer como sí…” y del “hacer por hacer” imperan tantas veces en nuestras planificaciones
de la enseñanza. Pero, he allí, el notable desconocimiento de la didáctica específica; la
permanencia de presupuestos disciplinares que devienen de la formación inicial (que también
deberíamos revisar). El Programa nos permitió “darnos tiempo” para repensarnos en la
enseñanza en vistas de proponer acciones concretas y específicas en torno de un problema.
Noté primero la extrañeza de los y las colegas que decantó, después, en la valoración positiva
de un “modo de afrontar lo que nos pasa en el aula” (diría una colega en el tercer y último
encuentro presencial con los ECI). Mi experiencia de alteridad tiene que ver con reconocer
aquello que pasa realmente en las aulas en “la hora de Lengua”; en comprender las
problemáticas suscitadas en torno de los objetos de enseñanza: lengua y literatura; en
entender cómo los construyen cada colega desde sus posibilidades y demandas. He aprendido
a mirar sin prejuicios academicistas, lo que representa un logro en mi carrera profesional.

Tuve la posibilidad de conocer la labor denodada de cientos de colegas; los y las que con
muchos esfuerzos y no sin menos carencias, desde diversos puntos geográficos de la provincia
dejan huellas trascendentes en los territorios experienciales de niños y niñas. Los y las que se
empeñan con inventiva y generosidad en promover aprendizajes. Pese a los destiempos de

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políticas educativas y ausencia de recursos. Es que todas las vivencias en el territorio de estas
llanuras solanas se transforman en valiosas y significativas mediante las acciones de los y las
docentes. Por eso, me pareció justo que el Programa Escuelas Faro nos permitiera detenernos
en las experiencias áulicas de enseñanza y, por ende, en los problemas que ellas implican.
Pudimos detenernos, conocernos y reflexionar. Me han hecho testigo de cómo se amalgama
en concreciones aspectos del incipiente campo de la didáctica de la lengua y la literatura en el
nivel primario, en las aulas chaqueñas de las EEP. Entonces, nos reencontramos en la reflexión; en la
valoración del trabajo del otro/a; en compartir preocupaciones y acordar acciones conjuntas.

Deseo, entonces, poner en valor lo compartido en los múltiples intercambios con los y las colegas de
las EEP: las formas diversas que adquiere aquello que denominamos “didáctica de la lengua y la
literatura”, en sus componentes traspasados por representaciones, tradiciones institucionales,
demandas de diversas índole. De todos lados, hemos transformado nuestras experiencias. Mutua y
recíprocamente nos hemos reconocido en las problemáticas que impiden las trayectorias continuas y
reales de cientos de estudiantes como en las acciones necesarias para revertir tales situaciones.
Nuestras experiencias se componen de encuentros entre alteridades.

Mi reconocimiento es para ellos y ellas: docentes de mi provincia, dispersos en cientos de aulas; en


cientos de territorios.

Javier Aguilera

Jurisdicción Chaco. Lengua y Literatura

Programa Escuelas Faro, 2019.

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