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Sin duda este Templi Secretum, fue el que partió junto con los tesoros y
secretos templarios, cuarenta y ocho horas antes que se de la orden de arresto
masivo a todos los templarios por el Rey de Francia. Fue aquí, y en un acto de
Fe en Cristo y obediencia a la Orden y lo que esta custodia, incluso hoy en dia,
cuando el Gran Maestre J. De Molay y su lugarteniente son apresados “muy
fácilmente y sin resistencia, al igual que cerca de 15.000 templarios en toda
Europa” para que años mas tarde, los “líderes públicos del Temple”, terminen
quemados en la hoguera después de años de martirio, torturas y flagelaciones
por parte de la “Santa Inquisición” y los verdugos del Rey. Sin dudas las
torturas eran para saber donde estaban los tesoros, y no para que confesaran
pecados, aunque en torno a esto ultimo giro todo el teatro del arresto.
¿Descubrieron los templarios la legendaria Arca de la Alianza?, ¿Llegaron a
América antes que Cristóbal Colón?, ¿Adoraban a dioses paganos?, sean
verdaderas o no estas leyendas, lo único cierto en torno a la figura de la Orden
del Temple es que su mito ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo. Aún
ahora, casi 1.000 años tras su ocaso, los otrora poderosos Caballeros de Cristo
suscitan el interés de no pocos historiadores. Mito y realidad histórica se
entrelazan y confunden en una organización que ostentó un enorme peso
geopolítico sobre la Europa de los siglos XII y XIII. Ahora, en una época
dominada por el silicio y el internet, se descubre como el medio ideal para
sumergirnos en el entorno oculto y misterioso de aquellos aguerridos monjes
guerreros.
Alrededor de la Orden del Temple se han forjado no pocas leyendas. Una de las
más atractivas es la que apunta a que los caballeros templarios podrían haber
descubierto la legendaria Arca de la Alianza. Realidad y ficción se entremezclan
en torno a los restos que han dejado tras de sí estos caballeros. La inscripción
del portal norte, de la catedral de Chartres, “Hic dimittitur Archa
Cederis” (“Aquí queda depositada, obrarás según el Arca”) es una prueba de
que, mito o realidad, la historia del Arca está estrechamente ligada a la de los
templarios.
Aqui en la entrada de la catedral templaria de la ciudad de chartres,
francia, en mi viaje de investigación para mi proximo libro.
Cuando estuvo terminada, y con las Tablas de la Ley en su interior -Éxodo (40,
20)-, y con la vara de Aaron formando parte del ajuar que en ella se guardó -
Números (17, 10)-, el Arca comenzó a ocupar un lugar destacado en el Sancta
Sanctorum del Tabérnaculo, templo móvil de los israelitas durante su éxodo en
busca de la “Tierra Prometida”.
Tras su paso por Jericó, donde dio a Israel su primera victoria militar, en
Canaán y diversos destinos en Gilgal, cerca del Mar Muerto, Betel y Siló, el rey
David se propuso llevársela a Jerusalén. En el traslado murió un hombre, Uza,
al tocar el cofre, y se decidió que ésta “descansara” en casa de Obededom de
Gat. Una vez pasado el incidente, se preparó una tienda en Jerusalén donde
estuvo el Arca hasta que Salomón terminó su Templo. Y fue allí donde se
perdió definitivamente su rastro.
PUERTA TRASERA
FOTOS DE ROSSLYN – ESCOCIA
El Arca y los Templarios
Existen varias pruebas que demuestran que la Orden realizó varias excavaciones
en esa localización. Según un cruzado alemán llamado Juan de Wurtzburgo, los
sótanos del centro de la Orden, “eran tan grandes y maravillosos que podía
albergarse en ellos más de mil camellos y mil quinientos caballos”. Louis
Charpentier, Robert Ambelain o Michel Lamy sostienen que durante aquellos
trabajos los templarios pudieron dar con alguna reliquia o quizás con
documentos históricos importantes que les hicieron tremendamente fuertes a
ojos del Papa y las monarquías de su época.
En 1945 surgió una nueva “pista”: ese año se descubrieron en Qumrán, junto al
Mar Muerto, en Israel, algunos manuscritos antiguos de la época de Jesús. Uno
de ellos, el llamado Rollo del Cobre, describía un fabuloso tesoro formado por
la “vajilla sagrada” de Salomón, que debía estar enterrado en el subsuelo de
aquel lugar desde el siglo IX a.C.
Otro hecho que podría apoyar esta tesis es el propio apogeo del Temple, ¿Qué
ocurrió para que una orden formada por tan sólo nueve caballeros se convirtiera
en una de las mayores potencias económicas y militares de su época?. En este
sentido, en el mismo año 1128 se produce el retorno a Francia de Hugo de
Payns y al menos cinco de sus caballeros, con un mensaje de Balduino II, Rey
de Jerusalén, al Papa, demandando socorro por la falta de combatientes para
proteger el nuevo reino cristiano.
Hugo de Payns parte con todos sus compañeros, abandonando, de esta manera,
su original misión: proteger a los viajeros que peregrinaran hacia Tierra Santa.
Tras su paso -y su misteriosa misión- por Europa, el Papa Honorio II, que
convoca el concilio de Troyes, que da el espaldarazo definitivo a la Orden. Más
de 300 caballeros se embarcan a la vuelta.
El Misterioso Arte Gótico
¿Quién no se ha preguntado alguna vez cual era el significado de las cruces que
adornaban las velas de las carabelas de Colón ?. Son cruces clásicas del Temple,
en efecto, pero, ¿Dónde está la conexión entre ambos?. Tras el ocaso del
temple, los caballeros que residían en España se unieron a la Orden de
Calatrava, en cuyo convento se hospedó, y de allí se supone que halló la certeza
de que las Indias Occidentales existían.
El marino español confeso: “Cierto libro, del tiempo de Alejandro Magno (356-
323 A.C.) fue trasladado a Europa, y después de leerlo, Cristóbal Colón, con los
barcos proporcionados por el Gobierno español, descubrió las Antillas”. Por
otra parte, hay que recordar que gran parte de la enorme fortuna de la Orden se
basó en la posesión de ingentes cantidades de plata.
Pese a ser un metal muy escaso hasta el siglo XI, los templarios movieron
grandes cantidades durante siglos. ¿De dónde salían estos cargamentos?. La
pregunta, por desgracia, no tiene visos de ser contestada con facilidad, pues, tras
la disolución del Temple, su extensa flota permaneció en el anonimato, al no ser
englobada en las requisas ordenadas por el rey Felipe IV.
Sin embargo, pese a que se puede suponer que la Orden tenía una sub-
organización secreta, incluso para muchos de sus miembros, ¿dónde encajan las
acusaciones de herejía?. La respuesta la encontramos en la figura de Baphomet.
Según las confesiones era un siniestro ídolo de dos cabezas que era adorado por
los Templarios.
Si se descompone el nombre en los vocablos “Bap” y “homet”, se obtiene la
primera sílaba de los nombres de Juan el Bautista y las dos últimas de
Mahomet. Escrito a la inversa y separado en sílabas se obtendría: Tem – Oph –
Ab, un anagrama de “Templi Omnum Hominyn Pacis Abbas“, sean o no
acertadas estas composiciones, en lo que parece haber consenso es en su
representación, figura extraña y odiosa de un hombre con dos cabezas (o bien
doble rostro) las que se agitaban furiosamente. Sus dos faces eran horribles y
sus respectivas cabelleras semejaban serpientes. Una de las dos cabezas portaba
una corona real y la mano de ese lado blandía un cetro. Es decir, simbolizaba en
sí mismo la era de Géminis, el andrógino y la dualidad. Es decir, “el padre del
templo, la paz universal a los hombres”. Tambien se desprende de este nombre
la palabra Pisti Sophia (el conocimiento sin alteración). Que decir de Leonardo
Da Vinci, que pinto muchas de sus grandes obras, sin dudas con mensajes
templarios, si no era uno de ellos, con los mismo gestos del Baphomet en sus
manos… Dos dedos apuntando al cielo y otros a la tierra. Como lo es el viejo
lema templario, “lo que es arriba es abajo” y de ahi tambien, la simbologia
de la bandera del temple blanca y negra, guerra y paz.
¿Había pues, que creer al templario Jean de Châlon quien, en junio de 1308,
declaró ante el Papa que “un cortejo de carros cubierto de paja había salido del
Temple de París acompañado de Gérard de Villiers, preceptor de Francia”?.
Esto se habría poducido la víspera del arresto de los miembros de la Orden. Un
documento conservado en los archivos secretos del Vaticano da fe de esta
declaración: el contenido de los carros habría sido embarcado en un puerto del
norte de Francia. De hecho, los templarios estaban al corriente de la inminencia
de su detención, ya que la orden se había difundido por el reino un mes antes.
De todas las pistas seguidas, dos siguen siendo pausibles. Ambas pasan por
Inglaterra, donde tuvo lugar el desembarco. La primera pista conduce a
Humbert Blanc, preceptor de Auvernia, región perteneciente en aquella época al
ducado de Aquitania, entonces tierra inglesa. Éste se habría reunido con De
Villiers en Inglaterra.
Abraxas
“El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. Quien quiere nacer tiene
que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El Dios es Abraxas”.
También llamado Abrasax o Abracax, por los etruscos, y Abrxia, por los
druidas celtas, este Dios es de origen Gnóstico, se suele representar con la
figura de un ser con cabeza de gallo y con dos serpientes con cabeza en lugar de
piernas. La mayoría de veces con armadura en el pecho y siempre con armado
de látigo y escudo. La palabra Abraxas es simbólica pues cada una de las letras
correspondía con uno de los planetas conocidos en aquella época y la suma de
sus letras dan 365, el equivalente a un año. Es posible que los primeros
Gnósticos tomaran esta Deidad del Dios egipcio Abrak Sax, que
significaba “Palabra Sagrada”.
Los Basilidianos pensaban que Abraxas creó el mundo y que posteriormente fue
expulsado por Jesucristo.
SECRETUM TEMPLI
-“El Gallo, cuyo canto expulsa a las tinieblas, hace que salga el sol. Proclus
escribe: En la Tierra no hay nada mas solar que el gallo.
El Gallo símbolo de la vigilancia y de la sabiduría, figura de Mercurio, encarna
al iluminado que renace en la luz de los ritos mistagógicos. En las Galias
siempre fue el emblema de los constructores y albañiles o gaults, cuya estrecha
relación con los Templarios conocemos.
EN EL CENTRO DEL LABERINTO TEMPLARIO
LABERINTOS INTERNOS
La palabra “Abraxas” esta formada por siete letras que evocan los siete días y
los siete arcángeles, las siete letras corresponden a los siete planetas que se
conocían en la antigüedad y, además, la suma de esas letras da 365 (los días del
año). Pero también el poder de la Sofía que el buscador de la luz puede adquirir
perfeccionándose infatigablemente. El siete conduce a la sabiduría por el
silencio y la contemplación. Es la cifra de la iniciación. Se encuentra en los
Abraxas de Alejandría y en los de los templarios bajo la forma de siete estrellas.
Tras el estudio, se reveló que las estrellas están en el sello corresponde al
firmante. 7 estrellas para el Maestro que lo identifica.
“A los hijos de Harpócrates, y le agregariamos a los hijos del Sol, no les afectan
los embates del tiempo, y finalizariamos diciendo, por que son atemporales.”