Sei sulla pagina 1di 13

Grínor Rojo

CRITICA DE,L EXILIO


Ensayos sobre literatura
latinoamericana actual
El autor y los editores agradecen a la Universidad del Estado de Ohio,
en Estrdos Unidos, por el apoyo prestado a Ia pubücación de este libro.

Composición y diseño Cra¡ Ltd¿-


Ponada de Sebastián Bar¡os
Grabado de portada: Permiso de resid¿neia
de Cecüa Boissie¡

@ Crínor Rojo
Inscripción N! 71617
ISBN 956-16-01811

@ Pehuen Editores Ltda"


María Lüsa Santander 537, Santiago
Primer¿ Edición
Inpreso en los taüeres de
Imprenta Pucará
Matucana 1509, Saatiago
IMPRESO EN CHIT.E / PRINTED IN CHILE pehuén
Pese a algunas inclusiones y exclusiones arbitrarias y a sus selecciones no
siempre felices, esta antología de la poesía chilena ¡ecienter tiene la gran
ventaja de estar hecha afuera, por alguien que conoce bien el tema, que es
un estupendo traductor y poeta él mismopero que sobre todo es alguien que
realizó su trabajo manteniendo distancia respecto a los belicosos protago-
nistas de los hechos. El resultado es un panorama "with as much diversity
as possib1e"2, que de haberse publicado en Chile y por un crítico o poeta
chileno hubiera dado origen a una sangrienta polémica. Porque la poesía
chilena de los últimos veinte años o, para decirlo más precisamente, la poe-
sía de lospoetas chilenos que iniciaron su támite creador a mediados de los
años sesenta, asícomo la de quienes les siguieron en 1os setenta y ochenta,
es, vista en su conjunto, como un campo de batallaeno después de la batalla:
surcada de desfiladeros, de grietas profundas, de viejas y nuevas malque-
rencias, de combatientes vivos y combatientes muertos, como si el principio
ordenador del proceso histórico no fuera la integración sino la dispersión,
no la consistencia sino el desparramo (1o de combatientes vivos y muertos
no es una figura ¡etórica: los dos últimos antologados del libro de White,
Rodrigo Lira y Armando Rubio, ya no están con nosotros, habiendo hecho
el primero abandono de este mundo a los treinta y dos años y el segundo a
los veinticinco. De las muertes profesionales mejor ni hablo).

1Steven F. White, ed. Poets of Chile. A Bilingual Anthology 1965-1985. Grcensboro,


Unicom hess, 1986.
2Steven F. White. "Translator Preface".Ibid., ix,
' . ;58 GRINOR ROJO / CRMCA VEINTE AÑOS DE POESIA CHILENA

I
Reúnense asi_entre las páginas del voiumen de White, poetas jóvenes
trincheras, de compartimentos colindantes, conexos en más de un aspecto
y.otros que ya están dejando de serlo (el mayor, Osca¡ Hahn, nació
én el 3g; aunque también provistos de una independencia irreductible. Esta compro-
el menor, Mauricio Electorat, en el 60), poetas de la capital y poetas de lá
bación, que constituye una virtualidad siempre abiena aI desen¡olla¡se el
provincia (de los veinte antologados, cinco viven .n ótite pé.o lejos de
ovillo diacrónico de cualquier empresa productiva auténtica, adquiere par-
Santiago: Juan Cameron, Omarl-ara, Sergio Mansilla, Juan Luis Martínez
ticular relevancia cuando nos aproximamos a la literatura chiléna dálos
y Clemente Riedemann), poetas del país y del exilio (de los veinte, seis
últimos tiempos. Corta uno en vertical un pedazo de historia y el filón que
estuvie¡on o están todavíaen el extranjero: Mauricio Electorat, Oscar Hahn,
anda buscando aparece organizado en una serie de capas superpuestas, en
Walter Hoefler, Oma¡ Lara, Gonzalo_Millán y Waldo Rojas), poetas de pro-
un zigzagueante recorrido a través de formaciones geológicai dístintas. En
puesta muy amplia (Raúl Zurita o el Gonzalo Millár.ae ta C f,i*a¡ y pótas
1o que toca al dominio poético que ahora nos interesa investigar, no otra es
de apunte conciso (el Gonzalo Milián de Relacíón personal o el Walter la conclusión a la que llegamos aI descubriren un mismo volumen a bardos
Hoefler de.los poemas epigramáticos), poetas láricoi o paraláricos (Jaime de tan variada lira que deviene poco menos que una injusticia abordar su
Quezada),junto apoetas de un vanguardismo alavela (Juán Luis Manínez), trabajo con criterios etnopolíticos apretujándolos a todos dentro de un
poetas subjetivistas y amatorios (Omar Lara), desaforados y a ratos de
un mismo espacio poético nacional.
engañoso bucolismo (Manuel.Silva Acevedo), poetas .del lenguaje,, (Wal-
Para eso, para dotar al conjunto una unidad que no es evidente de suyo,
do Rojas), testimoniales (Aristóteles España), cuasi testimónial"s que
icte_ es Juan Armando Epple ¡ealiza esfuerzos improbosa (¿O es por o-tra
mente Riedemann), o aquellos en quienes la experiencia histórica se recu-
razón? ¿Oes quepensaren términos de totalidades sistemáticáses un hábito
pera dentro de un diseño arcaico e inequívocamente modemo a Ia
vez (el de nuestra conciencia, algo así como un tic intelectual, fruto de una porfía
Diego Maquieira de l,a Tirana).Incluso, y no están todas las que debieran
adquirida o a 1o peor de nuestra nostalgia o deseo de una organicidád que
estar (Cecilia Vicuña brilla por su ausencia, para no decir nadá de tas die_
no existe?). Su introducción al libro de White es intbrmativa y digna de
cioc-ho que consigna la más fresc,a selección di Inge Corssen3), ta
crédito, como no podía sino se¡lo viniendo de mano de uno de ios 6uenos
de White. recoge el trabajo de dos poetas mujerés (paz Moiina -tátogia
y Tereia conocedo¡es de la lite¡atura chilena contemporánea, pero quizás si dema-
Calderón).
siado nítidacomo para constituirse en una peñpectivá que, más allá o por
¿Cómo introducirnos nosotros en este colosal laberinto? Mejor dicho: debajo de determinados niveles de inteligibilidad, logre mantener una
¿cómo aceptar, de buenas a primeras, el voluntarioso ecumenismo del an_ cohe¡encia genuina.
tologador? No cabe_ duda que concebible o tolerable en un crítico o poeta
Por lo pronto, yo no estoy nada seguro de que el experimentalismo de
venido de ajenas galaxias, ese ecumenismo no lo hubie¡a sido en un crítico
un sector de la poesía chilena de hoy haya que atribuirlo tan sólo alas manio-
nuestro. Por lo que_ a mírespecta, los sentimientos que me produce el mate-
bras decensuray autocensura debidas al f¡enesí,disciplinario', del régimen
rial poetico que White reúne en su libro son similarls a los que me produjo
de Augusto Pinochet o, si se quiere poner este aserto en un ámbito de
hace algúntiempo el teatro chileno escrito y/o estrenado entre t973'y D{3.
comprensión más general, que haya que atribuirlo al supuesto imperativode
Descubrí al embarcarme en el estudio de eie corp J particularque n-o había
creació¡ ab oyo al que se vieron abocados los escritores y artistas de nuestro
en Chile un teatro, sino muchos; que el territorio qui tenía anté los ojos no
país después de los traumáticos sucesos de septiembre de 19735. Si bien es
era una planicie apacible, sino un campo anfraciuoso. Espacio lleno de
a
! Gémiryr A-trumada, Alejandra
Basualto, Carmen Berenguer, Eugeniá Brito, Rosanna ,".,.1n a world of incommunication, poetry renewed its secret and overt mision of
Byrne, Teresa Calderón, Violeta Camerari, lnge Corssen, tuisa Egíluz, Soledid
clarifiing the new situations oflife" , JlanArmando Epple..,Int¡oduction. New Territories
Farina, of Chileán Poetry" ir Steven F. White, ed. Op. Cit., vi.
Astrid Fugielle, Ivonne Crimal, Elvira Hernáñdez, paz Molina, UÉddy Navarro, Dixianá
Rivera, Eliana V^ásquez y Verónica Zondek.-Cfr.: Inge Corss en,ed.Ii mujer en la poes{a 5
El principal sostenedor de esta doct¡ina es o fue hast¿ háce poco el poeta Raúl Zurita. para
chilena de los'80. Santiago de Chile. INCOR Lrda., 1997.
conocer sus opiniones de hace cinco años, véase: Chile, literatura, lengwje y sociedad
'is GRINOR ROJO / CRITICA vEtr.ITE AÑos DE PoESIA CHILENA

cierto que el autoritarismo castrense se traduce en múltiples casos eri el la importancia del dato aisladopueda da¡ unacuentu ¿" h"xtrañeza
empleo de un lenguaje cifrado, lenguaje de conjua esotérica, no lo es me- de marras6. "f""tirrl
nos que poner todos los huevos en la misma canasta puede resultar ocul- Por mi parte, yo pondrÍa cerco a este problema planteando que por lo
tante. Pienso en Anteparalso, el lib¡o del más connotado exponente del menos en principio, y valga la franqueza, las extravagancias de la fiácción
alegato rupturista y una obra de grandes méritos sin duda, pero a la que no más bulliciosade la poesía chilena actual son el producto de un afán tan deli-
es satisfactorio entender en tales términos, berado como ufano de exhibi¡maias maneras. Esta es la hebra que les cuesta
Tampoco me parece suficiente la explicación de la extrañeza de dicha tolerar (tolerar, no ver: de ver, la ven todos) a algunos poetas que embadur-
poesía a partir de la influencia que ejercen sobre ella los medios de comu- naron sus primeras cuartillas a comienzos de la década del aesenta (EJfa
nicación masiv¿, las aberraciones del progreso industrial, el consumismo u rosa negra, un lib¡o de Oscar fIahn, que apareció en 1961, suele aducirse
otros factores análogos. Para circunscribir mis.comentarios sólo al primero como la obra que pone en movimiento el desempeño público de la ,,gene-
de los tres elementos que acabo de mencionar, aunque concuerdo con el dic- ración") y quienes, habiendo adherido en mayor o menor grado a la plata-
tamen de Soledad Bianchi, cuando ella observa que las jóvenes generacio- forma programática del Gobiemo Popular, debieron saliidel país én los
nes latinoamericanas se ha¡ educado en contacto con la televisión y el cine, setenta. Aho¡a esos poetas vuelven (el primero en volver fue Háhn, y des-
la publicidad o la informática, habiendo accedido a tales lenguajes con más pués 1o han hecho Omar Lara, Gonzalo Millán, Naín Nómez y Federico
avidez y presteza que a la letra escrita, lo que ayudaría a entender por qué
Gonzalo Muñoz "monta" en Erit sus poemas cinematográficamente y por
6". ..la
qué los versos de Ia Ciudad, elpoema largo de Gonzalo Millán, se suceden complejidad de la existencia; la incapacidad para comprenderla; los sucesos de cada
en la página con el ritrno justo y seco con que se suceden las llneas en la día; la fugacidad de la vida y la presencia inevitable y constante de la muefe; la
deshumanización que acompaña al explosivo desarrollo industrial; la in{luencia de los
pantalla de una computadora, no creo que una explicación que sóbrevalore
medios masivos de información como el cine,la televisión,la radio y el periódico; la falta
de libertad del hombre que se crea una. dependencia de los objetos en la sociedad de
consumo, enfrentan al poeta que produce una obra de múltiples formas que varían incluso
(1973-1983),m ersayo escrito en 1982 y que apareció un año después entre los folletos dentro de un mismo texto". Soledad Bianchi. "Prólogo" aE tre la lluviá y el arcoiris. Al-
¡

mimeograñados del Cenro de Indagación y Expresión Culhml y Anísdca (CENECA). En gunos jóyenes poetas chilenos- Soledad Bianchi, ed. Rotterdam. Ediciones del Instituto
ese ensayo, Zurita afirmaba que ocho libros (él decía que eran nueve, pero sólo menciona- para el Nuevo Chile, 1983, p. 20. Aclaro que no estoy aquí refutando las afrmaciones de
ba ocho) y seis autorcs (Aguas Semidas, 1981, de Carlos Ccr;i¡la; LuisXN, 1981-82, de Bianchi, Odas las cuales suscribo sin reservas. Lo que ¡nngo en duda es que ellas defrnan
Paúo lollyi La nueva noyela, 1977,y la poesla chilena, 1978, deltan Luis Ma¡tínez; esencialmente tna@tica nueva. Con todo, a continuación del pánafo recién citado, Bian-
Fragnento de la Tiraza, 1983, de Diego Máquieira; Err, 1981,de Gonzalo Muñoz; y chi hace_algunas consideraciones que sí me parecen de envergadura. Dice allí: . La áisgre-
Pwgatoio, 1979,y Anteparatso, 1980, del propio Zurita) manifestaban una "crisis" del gación del mundo también se transmite a la voz que se expresl sin rigidizarse en una sola
olicio poéüco en Chile, en tanio eran potadores de una "excentricidad" que no habría exis- actitud, variando del 'yo'personal aI colectivo, constriñéndose a ser si;tplemente un punto
tido entre los poetas del pasado y que tampoco existiría entre la mayor paffe de los del pre- de referenci¿ o asumiendo, casi simul¡áneamente, üversas procedencias. I_os diferentEs
sente, seguidores esos de "la antipoesÍa [de Nicanor Pa¡ra] , la poesfu de los lares [de Jorge modos de decir acercan el habla del cha¡latán del consulorió senümental o igualan el no.
.Teillerl, la poesía epigramática [de Armando Uribe Arce] y el influjo nerudiano" @. 33). ticiario, los fragmentos de canciones o las publicidades con los trozos de poemas ajenos
Un cünbio int€resante en la posición de Zuria parece insinuarse en una entrevisfa de 1986 y mr¡estran mediante e[ collage y el montaje, la heterogeneidad, dificultad y superpojición
cútlarevis¡aAraucarb de CNle. Declara en esa entrevista: "yo me siento absolutamente de disúntos niveles que la poesía no debe, no puede ni quiere dejar de acoger". Aunque sin
inscrito en la poesía chi.lena, soy como una molécula de ella, como una got¿ de agua sumida elaborarlos mayormente, Bianchi estri apuntando en es-le p¡árafo hacia dós aspectoi que a
en esa corriente, que para mí es más que el mncepfo restringido de poesfu chilena; tal vez mí me parecen básicos en cualquier definición del poema experimentalisa actual. Me
habría que hablar de poesía latinoamericana, una poesía en nuestra lengua que tiene hitos rehero a la ruptura de la unic idad del suj eto poé tico, que en ciertós casos llegará a su an ula-
tan gfandes como Huidobro, como Gabriela Mistral, Neruda, de Rokha Césa¡ Vallejo. Yo ción, y a la sobrevaloración del interlingüismo en el armado del texo (o, niejor dicho, a Ia
me siento panÍcipe de esa corriente". "Construir una poesía trn vasta como Ia §?gedia concepción del poema como una suer.te de receptáculo intertextual en el jenddo bakh-
chilena. C-onversación con Raúl Züdt¿", Araucario d¿ Chile, 36 (1986),l2L. riniano).
Irfl'
"' rlo GR¡NOR ROJO / CRIfiCA
VEINTE AÑOS DE POESIA CHILENA
61

t
Schopf, entre otros) y se encuentran con la casa tomada. No sólo incremen- que Epple y otros crfúcos minimizarla'.Con,candor' Waldo
se empeñen en
taron afuera el caudal de sus años §ino que al regresar' se dan cuenta de que ñoiu-J"_'u¡i.u" el primer número de El Esptriru delvalle el contradic-
el destino poético que para sí concibieron hace un par de decenios se ha "n
to¡io tradicionalismo de sus contemporáneos:
convertido hoy en el blanco de irreverentes ataques. No deja de ser cons-
temador a propósito de esto leer los testimonios de algunos de estos vates poetas que se defirfan sobre todo por un estado de áriimo f¡ente a la
que recién cruzan la cuarentena pero que ya han empezado a hacer el exa- pootu ittit"nt y por, yo dirfa, una apertura hacia la tradición más que
men retrospectivo de los,ideales que sostuvieron en el lejano mundo de los ñacia la ¡enovación vanguardista. Es una generación compuesta en
m¿ls que
años sesenta, el balance de las actividades que entonces realiza¡on, la me- ese momento por una docena de jóvene§ poetas, y algunos
moria de los principios con los que se comprometieron como si, contra su giran en brno, que muy claramente han aceptado-el papel de con-
pretendida voluntad de autoafirmación, estuviesen admitiendo que el tren tinuadores, rescatadores, en lugar de hacer eruniendas en la memoria
los dejó atrás. colectiva de la literatura chilena; y que sin ninguna animosidad
Conviene recordar en este punto que, en el momento de su irrupción en deciden "reclamarse", como se dice en francés, deciden posh¡larse a
el tinglado de 1a literatura nacional, aquellos poetas que debutaban hace un sf mismos como los continuadorcs crfticos de una tradición que al
cuarto de slglo 1o hacían armados de una insólita prudencia. Rebeldes en mismo tiempo ellos completan por-el trabajo de la investigación' de
política, 1o fueron harto menos en poesía. Como también sintieron el gusto h lecn¡ra siJtemática, rompiendo de ese modo todas las barreras que
por el autodiagnóstico, abundan los documentos que exhudan una venera- se habfan elevado entre 10§ trcintayochistas y los cincuentistas'
o
ción de discípulos con respecto al legado y la imagen de sus predecesores. effrc amtbs y la generación del veinte8'
Trilce, Tebaida y Arúspice, los gmpos que juntaron a muchos de ellos, el
primero en Valdivia, el segundo en Arica y el tercero en Concepción, no Estas decla¡aciones de Rojas confimran que losjóvenes poetás chilenos
fueron orgatizaciones rupturistaq. El paricidio no parece haber sido com- de Ia década del sesenta estuvieron desde el principio más
preocupados de
patible con la delicadeza de sus miembros, por 1o que buena parte del cere- fi-.rátigurt aif"rencias que de erizar otras nuevas' Entiéndaseme bien'
monial público en el que estos incurrieron consistió en rendirles homenaje quienes.los
sin embar-go. No es que yo quiera sumar aqulmi yoz- a l1s de
a sus colegas de mayor edad. Por eso, en el primer "encuentro" de la poesía *"r- ¿"i"U", deso?doias áemandas que lés haclan los hechos históricos
chilena joven, el que organizó Trilce, en 1965, el programa se redujo a la u ¿" no tt"Uet en tiempos de efervescencia y conflicto' una poes,fa
lectura de una serie de ponencias sobre poetas no mucho más viejos que los "poIítica;'. Me parece que enfrentar el asunto de este modo
4"ait"; v¡o"ultivado,
que a 1a sazón debutaban, sobre Miguel Arteche, Efraín Barquero, Enrique *uir¿i ilngirlo al conténido exptfcito de sus texros de aquellos años,
Lihn, David Rósenman Taub, Alberto Rubio, Jorge Teillier y Armando Uri- ^É.t
cJando se trata m,-ás bien del conjunto de una actividad creativa
que pare-
Rojas
be Arce, señal de que los homenajeantes estaban calculando algo asícomo ;ü;;;ii"b*." mirado al espejoiuando otras sí lo estaban haciendo'
el hueco que podrían ocupar en el desarrollo futuro de la praxis poética noeselúnicoenaludiraltradicionalismodesuscoetáneos,por'otraparte.
chílena pero habiéndose hecho cargo previamente de las extensiones ya ó;ú;;;t ; pahb,ras Federico Schopf, en "Las huellas digitales de Tril-
cubiertas por los homenajeados.Más aún, en elú1timo de aquellos encuen- ;t;igr;t"ós comunicantes", un artículo en el que se afirma que "los
tros, el de 1972, es Juan Epple quien nos asegura que "no programatic line ,o"o.-¿t ftit" y, en general, todos los poetas de esa generación --desde
was set fo h as to what the new culture ought to be, nor were any 'mani- 'O-."., ffufrn f,nrábon-zalo Millán- no éstablecieron una relación de rup-
festos' presented"T. Si se piensa que esto ocurría en pleno período de la * los poetas y movimientos surgidos en Chile desde el vanguaf-
Unidad Popular, se convendrá en que la abstinencia resulta curiosa por más "on

7
Epple. "Inúoduction...", üi. r Gonzalo Millán. "Waldo Rojas. Entre vis:e". Et Esphitu dcl Valle' | (1985)' 4O'
62 GRINOR ROJO / CRITICA VEINTE AÑOS DE POESIA CHIIJNA

t
y Javier Campos, en "La joven poesía chilena en el período 196l- propia y ellauimonio del que les hicieran legatarios las generaciones pre-
*gg'1
1973", un trabajo más académico que el de Schopfy donde leeriros que desde cedentes. Casi veinte años después, en la entrevista que cito más arribá, el
comienzos de siglo, principalmente a partir del áespegue de las primeras attor de El puente oculto rearcrda aquel evento, se precia de haber sido su
vanguardias, y hasta 1973, no se observan grandes cambios en la óontinui- protagonista y se precia sobre todo de que la postura dominante entre quie-
dad poética chilenalo. nes entonces "emerglan" (emergían, ¿de dónde sino del humus de lo dado?)
Ahora bien, ¿cómo no derivar del juicio de Rojas, de las nostalgias fuera la que a él le tocó describi¡ y no su opuesta.
i¡ónicas de Schopf y de las puntillosas elabo¡acioneJde Campos una com_
probación y una sospecha? La comprobación de la facilidadixcesiva con
que esos poetas del sesenta se instala¡on en lo dado y la sospecha de que
ello_s eran los ú-ltimos a los que se les iba a otorgar tat privitegio. porque Por cieno, el que Roj as haya pronunciado su confercncia de I 967 en una
en
1967, cuando Waldo Rojas pronuncia en la Universiáad de Chile su con_ sala de la Unive¡sidad de Chile no es un dato anecdótico tan sólo. Aun
ferencia sobre la "poesía chilena emergente", el mundo se está cayendo a cuando la Universidad de Chile estuviese abocada desde 1967 en adelante
pedazos a su alrededor. En el escena¡io domésdco, ese año contápla el a un proceso de democratización sin parangones en la historia académica
comienzo del fin del experimento frefsta, así como los primeros indicios de nacional, no por eso había dejado de ser una de las insütuciones más repre-
la marejada social y política cuya apoteosis sela trei años más ta¡de el sentativas del estado chileno. Rojas, cobijándose bajo su alero, descubre la
triunfo en las urnas de la Unidad Popular (datos : las ..tomas', de terrenos por existencia de un acuerdo implfcito entre el quehacer poético que él encarna
parte de "los sin casa", que llegaron a trece en 1967, y la huelga general cón_ y la institucionalidad entonces en ügencia, lo que sin duda es una carac-
vocada por la Central Unica de Trabajadoresen el mes de nóviémbre, en la terÍstica clave de la producción cultu¡al del país durante el medio siglo de
que la policía y el ejército mataron o hirieron a por lo menos veintidós historia contemporiínea al que Tomás Moulian y otros. bautiza¡on hace
pe¡sonas, además de arrestar a ochocientas); en América Latina, ya se afi_ varios años como la era del "estado de compromiso,'rt.
laba las uñas, después del golpe del 64, en el Brasil, La Bestia Fascista,
empeñada en ponerfreno al rápido ascensode laluchade clases; entre tanto, rl Los primeros trabajos
de Moulian sobre el tema, dos de ellos individuales (pict¿dxr¿J
en e1 s¡deste asiático, el pueblo viemamita se sobreponla exitosamente al hcgentonizantes y alternativas populares y Desarollo polltico y estado dc compromiso.
poderío bélico del imperialismo y produciendo al hace¡lo un modelo para D¿saj ustes y ctisis.g st91ql-e1 C hile) , dos con Pilar Vergara (E r tado , ideolog ías y pllticas
económicas enCNle 1973J 978 y Pollticas d.e estabilizacióny comportamiintoiiociales:
otras gueras de liberación nacional. Es en medio de todo esto, cuando en
la experiencia chilena 197i-1978)y wo con Germán Bravo (La debilidad tE genónica de
una quieta sala de la Universidad de Chile Waldo Rojas subraya larelación la d¿recha chilena en el estado de comprornisa), aparecieron enre 1979 y 1982, pubücados
más de continuidad que de ruptura entre la poesía dé sus colegas y la suya por la Coporación de Investigaciones Económicas pam Larinoamérica (CIEPLA].I) y la
Feultad táünoamericana de Ciencias Sociates (FLACSO). Vienen luego un estudio ex-
tenso de Moulian,Democraciay socialismo enChile. Seu;rtiago dechile. FLACSO, 1983,
eFederico Schopf. "Las y otro fámbién extenso de Vergara, Alg e y ca[da del neoliberalismo en Chile- I]n estudio
huellas digilales de Trilce y algunos vasos comunicantes,,. ¿A.R.
Revista d¿ Literatura, I 11983),23. sobre la evolución ideológica del régitrun milirar. San¡rago de Chile. FLACSO, 1984.
Todas estas publicaciones parten de la base rle que Ia dictadura chilena crea un nuevo
¡0 "..Puesto que la dictádu.ra cancelaba un largo proceso histórico de luchas sociales, modelo de Esfádo en el país, el que reemplaza al estádo de compromiso que habría exisüdo
rambién resquebrajaba una Bn señalada continuidad poetica chilena donde no se habían desde "fine,s de la década del 30. Ese contexto esrafal [el antiguo], junto con los ejos
olservado grandes quicbres desde comienzos del siglo hasta 1973, principalmente a parúr culturales predominantes, determinaron el ma¡co al interior del cual debiercn desa¡rollarse
del de_sa¡rollo delas_ primeras vanguardias',. Javier Campos. ,,La jóven poesía chilena en las concepciones y el discurso ideológico de las clases dominantes, especialmente el de sus
el período 1961-1973". Cuadernos Hispanoamericanos-,415 (19á5¡, tdl. Como vemos, panidos pofticos y organizaciones corporativas ", mientras que'.el nuevo discurso ideoló-
Campos adhiere, alo mejor sin que ésa haya sido su intención,ila tesii que atribuye la rup_ gico-polÍúco que se impone después del golpe mili¡ár es 'revoluciona¡io' no sólo con res-
ura poéüca a la ruprura social y política ocasionada por el golpe militi. pecüo de las ideologías predominantes en el campo ideológico global sino también respeato
GBINOR ROJO / CRITICA VEINTE AÑOS DE POESIA CHILENA 65

¿En qué momento empezaron a cambiar las cosas y por qué? Existe una c-
antología, la de Martín Micharvegas, publicada en Buenos Aires, en 1972,
aunque confeccionada en Chile poco antes, que dio, hasta donde llegan mis Pregunta: ¿Qué era real en el universo?
inforrnaciones, la primera voz de alarmat2. Es una antologla ingenua, de las Respuesta: El universo es el esfuerzo de un fantasma para
que suelen hacer los crfticos o estudiosos que no están muy al tanto de las convertirse en realidad,
finuras del juego, pero que tal vez por lo mismo pone a poetás para esas
fechas consagrados, como Omar La¡a y Gonzalo Millán, junto a otros de no
d-
tantas campanillas, como Hemán Lavln Ce¡da, y, lo que es aún más aten- (Fábula) Erase una vez la realidad
dible, uniendo a las voces de los conocidos las de dos bardos absolutamente con sus ovejas de lana real
inéditos e incondescenüentemente originales. Esos dos poetas anómalos la hija del rey pasaba por allá
son Juan Luis M artínez y Rraii Zurita. La antologla a que me refiero apenas y las ovejas balan Dios qué bella está
circuló en Chile. Hubo no sé que llos burocráticos, llegaron pocos ejem- la re la re la realidad.
plares y después, bueno, después vino el golpe.
Revisar los poemas de Martínez y Z:urita que aparecen en el libro de NOTA:
Micharvegas hoy, quince años después de su publicación, y compararlos "Nada es real" Somba Kornachi (poetajaponesa) (p.41)
con otros que se encuentran en el mismo volumen, es una experiencia
iluminadora. Escribe Ma¡tínez en "I-A REALIDAD (Averiguaciones)": En este texto de Martínez, publicado como digo por primera vez en una
oscura antología de l972,los elementos que deben destacarse son el pro-
a- teismo extremo del lenguaje ----el que se desliza desde una sintaxis proposi-
Pregunta: ¿Qué es la realidad? ¿Cuál es la realidad? cional, con rasgos que se aproximan a los del discurso de la lógica, al
Respuesta: Lo real es sólo la base, pero es la base. pasúche del cuento fanuístico para acabar diluyéndose en un balbuceo
Respuesta: Lo real es aquello que te chocará como realmente pueril-, la voluntad apoética y la estrategia autodestructiva. En todo ello
absurdo. nosotros notamos ecos de la moderna literatu¡a de la inteligencia, en la
modalidad que conduce desde la Alicia de Carroll a las burlas y juegos de
h_
la Petite Costtwgonie portative de Quenau. En cuanto al segundo de los tres
Afirmación: El ser humano no soporta mucha reaüdad. distingos que hemos hecho más arriba, téngase prcsente que lo que alll
escribimos fue voluntad a y no cari poética, para que no se confunda el tipo
de discurso al que Martínez está tratando de dar forma (o no forma) con el
sino también respeco de la situación ideológica de Ia derecha" (Vergara, pp. 18 y 22 que varios años antes había log¡ado codificar Nicanor Parra. Muy lejos de
respecüvamente). Nosotros, sin desconocer la influencia en nuestra historia contemporá-
nea de ese ente supraindividual, suprapafidisa y negociador que fue el Estado de compro-
lápraxis antipoética de Parra, que necesitao necesitaba, cuando estepublicó
miso, no creemos que él se haya conducido con anta asepsia (y desconexión vis-d-v¡s la sls Poemas y antípoemas, deNe:ruda para vivir, a Martínez no le quitan el
base económica del desarrollo chileno), como creen los au¡ores citados, y menos aún que sueño ni el uno ni el otro, También queda claro que no se cuenta entre §us
haya sido el golpe del 73 el que generó como por encanto una perspectiva institucional e fines el de producir un código nuevo, que será la bandera que Zurita enar-
ideológica nueva. Tenemos la idea de que confiar en todo eso es abrigar la ingenua ilusión bole en la segunda mitad de los setenta desde cero, desdeel infierno,
de que el fascismo chileno lo inventó Pinochet y, lo que es peor, de que se irá con é1. -partk
para desde ahí encaramarse a las más altas esferas-. Por el contrario,
12
MartÍn Micha¡ve gaa, ed. Nueva poesla joven de C hile. Buenos Aires. Noé, 1972. Todas Martínez está en la nada y en la nada se queda. Basta llegar a la cuarta
las citas de esta antología pertenecen a la misma edición. "estrofa" de sus averiguaciones metafÍsicas, a la de la "Fábula", para asistir
' .dr GRINOR ROJO / CRITICA VEINTE AÑOS DE POESIA CHILENA 67

a una mofa inmisericorde de las tres precedentes. El poema se autodeshace viajé por muchas partes y descubl tu juego
en ése instante y la "Nota" final es un latigazo que no sólo cancela las res- no ves como están cayendo los naipes
puestas a la pregunta por el ser sino la pregunta misma. princesa de baraja
Veamos ahora la contribución de Zurita. Es un esbozo de poema largo, Solitaria mujercita en wu pieza de farándula
titulado "La tiempo blanca para nuestro mundo negro", y que se encuentra donde jugué mi rfltimo as podrido
entre las páginas 21 y 32 dela artología en cuestión. Copiaré sólo nueve de ese que te desbarató la escala real
sus veintiocho secciones: rompiendo el mazo aneglado
mientras te sacabas la ropa
I
Todos cabeza abajo oh mortales VI
las enormes pupilas de esa mujer
y los pequeños orificios de las mu¡allas Más pálida que las velas los ángeles
las pupilas se achican y se achican o los muertos
y los enormes orificios se dan vuelta regresaba a su casa la mujer de Faustino
los gallos cantan al rcvés
Amanece el Sol Negro de Nerval VII
II Esas manchas de sangre en las sábanas
Habfa una vez un gran amor que balaba somos el calvario de Cristosomos tu sangre
solo y triste en la montaña somos tus solteras que mucho te aman

III vm
El amor te mira de frente
yo no sé lo que es el amor Las monjas son viudas que se visten de negro
curiosamente nos gastamos por il suo signoro legltimo
y me rompo la cabeza contra un cristal empañado
IX
IV
Culdate de que el amor no te consuma Yo soy el católico el soltero
yo te pregrü]to repetid amente
-pienso-
Yo he timado de negro
por los gatos y sus siete vidas a las monjas y los curas
maúlio, marlllo ronroneando sobre las fmas garras
donde las siete vidas pero ellos me levantan sus sotanas
dcjan escapar una del pulso de la muñeca
debajo sus ropas son blancas:
Ven, somos 1as antiguas novias ---rne dice (pp.27-28)
Jovencita pálida te he mirado de reojo
6ri GRINOR ROJO / CRIIICA VEINTE AÑOS DE POESIA CHILENA

I
"Extraviado del camino al cielo" y "errabundo en una populosa ciudad,' Tal vez habremos arribado a alguna pafe
(sección XXVII,p. 31), el poeta que pergeña esros versos, fechados en 1971, y es necesario descansar cumplida la espefimza.
tiene apenas veinte años, Su escritura no los desmiente: en el malditismo Nos rccostamos sobre esta üerra nueva y te escucho:
juvenil, nervaüano, rimbaudiano, lautremontino. Esos nombres son los del Tanto tiempo que nos habfamos buscado. (p. 37)
pasado ilustre de su oficio y es comprensible que el artista cachorro se ador-
Al contra¡io de lo que ocurre en los ejemplos de Matínez y Zurita que
ne con ellos. Pero hay también otras cosas. Por ejemplo, la ambición del
discutí más arriba, no cabe dudad que la de Valdés es Poesía de veras: en el
poema largo, de aptitud narrativa y formulación dialogística, que no abunda
franeleo de la sonoridad, a través de la asordinada vibración de las eres y las
entre los poetas jóvenes de ese momento y que habría de convertirse en el
eses; en el léxico Festigioso, que recurre a verbos como "tomarse" y a
envase favorito de la obra zuritiana y parazuritiana posterior. O la densidad
sustantivos como "caudal", "delirio" y "fiebre"; en la sintaxis, que favorece
de la imaginería" que superpone libérrimamente niveles contradictorios de
la frase larga y melancólica, de húmedo sabor nerudiano; y desde luego en
lo real. También habría que fijarse en la constitución peculiar del sujeto: en
el grávido alegorismo de las imágenes, que si por una parte se aprovechan
su soltera (o viuda) soledad, una entre las muchas metáforas de privación
románticamente de la oposición interior/exterior, por otra aluden al camino
que saltan a la vista; en su conciencia convulsa, rota entre 1o alto y lo bajo,
de la vida, asícomo a epifanías de regeneración, de reencuentro del hombre
el deslumbramiento y la miseria; en su propensión üsionaria, y no tanto en
con el hombre (o la mujer) y de ambos con la tierra, aüanzas todas de añeja
el sentido poético como en el mÍstico ("... te vi aparecer como la virgen en-
prosapia en la histo¡ia de la literatura chilena (y no sólo chilena, ya que
vuelta en llamas...", es Io que confiesa el hablante en la sección Xtr, p. 29); percibo también entrelíneas un residuo de los desfallecimie ntos de Pavese,
en su ubicuidad e inestabifidad; y, sobre todo, en la nietzscheana con¡et*u
autor entre los más leídos de los años sesenta). Poesía esta de Valdés cuyo
de que quienquiera haya construido alguna vez un nuevo cielo habráencon-
concepto es de todas maneras anterior a las poéticas de Martínez y Zrnla,
trado los materiales para hacerlo sólo entre las heces de su propio infierno.
e inclusive anterior a la de Parra, visto que ahí donde la obra parriana es la
Todo eso se hallaaquíen barbecho, enunasintaxis tartamudeante, a menudo
impugnación de 1o que Valdés privilegia, la de Zurita es su quebranto y la
intemrpta, que se sabe falible y que no quiere ocultarlo (repárese en los
de Martínez su desdén.
blancos en las secciones I y VIIy que prefiguran las tachaduras que vendrían
Concedido: se trata de contrastes brutales y a lo peor ilegítimos, pero que
pocodespués), yuna sintaxisque, aun cuando reconozca antecedentes escri-
me sirven para dar forma por 1o menos a un bosquejo de hipótesis. Postularé
turarios honrosos, exhibe también los primeros vagidos de un poeta mayor.
en este ensayo que los poeus más originales que confiaron sus textos a
Tres páginas antes del poema de MartÍnez que cité inicialmente aparecen
Martín Micharvegas, en 1972, estaban anticipando enese año algunas de las
los textosdeEnrique Valdés. El primero de ellos se titula"Encuentro". Dice:
graves disonancias que hoy día se escuchan en la bóveda poética chilena, y
Volvemos a recuperar un teneno que son las mismas que la reciente antología de White pone al desnudo sin
que crefamos perdido, ni siquiera proponé¡selo. Tales disonancias eran en 1972, y continuan siendo
La vida hacia adentro se habfa romado peligmsa en1986, sintomáticas de una situición transicional en lahistoria de nuestra
y apenas tenfamos los ojos para asomamos lírica y cuyas perspecivas a futuro resultan menos predecíbles de lo que
a la desolación de nuestra pura tristeza algunas almas buenas quisieran creer. Esto significa que de quince años a
y nada más, ¡educida la tierra estapartehemos empezadoa asisti¡en lahistoria de la poesía chilena al ensa-
al pequeño caudal del delirio y la fiebre. yode una serie deprácticas nuevas pero sinque las consagradas hayan perdi-
do su vigor enteramente. De ahíla diversidad laberíntica a la que nos referfa-
Volvemos a pisar en tierra firme, mos al comienzo de estas páginas y de la que el libro de White contiene un
como a un descubridor al que asombran persuasivo muestreo.
las viejas plantas como objetivos curiosos. *
' .;?Ú GRINOR ROJO / CRITICA VEINTE AÑOS DE POESIA CHILENA

¿Qué es lo que se halla enjuego en esta transición? yo diría que muchas de esta poesía y comprobando entre ellos el constante dejlose del yo lfrico
cosas, aunque ninguna de ellas con demasiada nitidez. En los cásos de más
en un nosotros o su abstractización en un ser social o genéricamente típico
rotunda heterodoxia, el ataque va a estar dirigido contra 1a raíz de las poéti- (o arquetípico),10 mejor de su análisis es que con él pone de relieve el des-
cas de la vanguardia y la postvanguardia latinoamericanas y chilenai, po_ crédito que aqueja en estos tiempos a la gestación de Ia escritura poética
niéndose en el banquillo de los acusados el autonomismo que aclimataron desde un ángu1o privilegiado del texto (o del mundo), tabú que 1os poetas
entre nosotros Darío y su escuela y que es el rasgo cenral dé h modemidad
chilenos nuevos soslayan ya seaporlavíadel objetivismo extremo (Millán),
en esta práctica como en todas las demás de la esfera artística. Esto es 1o que yaporlo que Waldo Rojas con un dejo de Deleuze y Guattari denominóhace
descubre la execración que hace Zurita del ,,fetichismo de arte',, en el teito casi un lustro el ejercicio de la esquizopoiesisrs. Esto, la existencia de un
leórico.que _antecede a sus poemas incluidos en la antología de Soledad corpus de libros de poesía chilena que hablan ya no con una sino con
Bianchi,_de 1983, y que corroboran de hecho purg atorio y A'nteparaíso.
En múltiples voces, todas las cuales reclaman el mismo rango e impidiéndose
ambos libros, Zuritaexpone sin farsos pudores loi detarlei menós bucóricos a causa de ello la constitución del poema como una totalidad organizada en
de su biografÍa personal, convi¡tiendoén realidad su intuición deque..el tomo a un solo sujeto o una sola conciencia, es un fenómeno que, aunque
sis_
tema.de.cualquier literatura y de la nuestra entre ellas, se afirma e-n la nega_ recuerda ciertos alborotos de la primera vanguardia (los del Vallejo de
tiva de dejar de ser sólo obra literaria,'r3. En otros poetas, no tan conocedores Trilce, por ejemplo), obedece sin duda a fundamentos actuales y cuyas
como el que acabo de nombrar, o menos sagacei que é1, lo que se percibe determinaciones subterráneas ----como siempre en estos casos, debiera aña-
es un abanico de cansancios variados: a vecei con lós a.tificioi
de la^desrea- dir- so¿ mós ínternas que externas. Así, aun cuando la crisis del sujeto
lización, un subproducto del. autonomismo; en otras con el irracionalismo poético se conecte hacia afuera con el que yo juzgo el rasgo matriz de la
(ídem); y aw enotras con las retóricas de la imagen hermética y su
antítesis estética postmoderna dentro del iímbito existencial y cultural de la metró-
fácil, el lenguaje de la prosa urbana, callejera, parriana en su vérsión ta¡día. poli, la constitución de los artefactos semióticos (porque ya ni siquiera se
En lo que concierne a la postvanguardia, hábiendo la poesía pura, a la trata de obras de arte) como totalidades descentradas, más relevante me
Iiménez o a la Guillén, pasado a la historia hace ya muóho, el ioco de la parece amí el enlace ente dichofenómenoy las condiciones de Iavida his'
disputa parece centrarse en Ia herencia del surrealismo, el europeo y el del tórica en el interior de nuestro pals, donde este estilo de escritura acabará
Mapocho, desde André B¡eton a Teófilo Cid, en lo que esa heiencia riene conformando un ejemplo particularmente elocuente de la desconfianza con
de justificada (para algunos) o de insensata (para loimás) confianza en que numerosos intelectuales jóvenes ¡eaccionan ante cualquier programa
el
podergenerativo del texto mismo, en la din¿ímica intema del lenguaje como púb1ico que invoque los beneficios de un poder hegemónico, reo¡denador
origen de la máquina poética. y jerarquizador, desde un punto de vista autorita¡io, del cuerpo social.
. . De similar importancia es la embestida contra la unicidad y consistencia Digamos pues que entre nosotros los primeros conatos de un asalto
del sujeto lrrico, algo que obsesionaba a Zurita en su errayo del g2 (véase contra este extenso haz de uadiciones seproducen antes del golpe de estado
supra, nota 4) y que con gran destreza crítica comenta Jaime Giordano en delT3,loque quiere decir que su explicación incluye sólo secundariamente
un afículo todavía inédito cuando ¡edacto mi propio trabajola. pero, por el terror que desencadenaría luego sobre nuest¡a sociedad y nuestra cultura
sobre el acumen que Giordano der¡ocha escudriñando los piocedimientos ia barbarie fascista. Porigual motivo, cabe pensarque las pesquisas arqueo-
lógicas de un Gonzalo Millán, rastreadorde iconoclasias en los años postre-
roi de la década del sesenta y primeros de la del setenta, tienen más sentido
'3 Raúl Zu¡ita. "Nel mczzo dcl camino", en Soledad Bia¡ch r, ed. Op. Cit., 119.

'a Jaime Giordano. "Poesía chilena acrual: los hablantes ficticios',. (El artfculo se publicó 15
Waldo Rojas. 'Zurita: ¿A las puertas de la esquizopoiesis?" . LAR. Revista de Literaturo,
finalmente, con el útl o '?oesía chilena actual; ficción e historia,, en Dioses, antidioses.
, 4 y 5 (1984),4549. El texto de Rojas; fechado en 1982, se publica con una introducción
E nsayos cr tticos sobre poesfa hispanoam¿ricana. Concepción. LAR, I 9g7,pp.
3Z54aO). de abril del 84.
:.;?s GRINOR ROJO / CRMCA VEINTE AÑOS DE POESIA CHILENA

que una desestimación de las mismas, ya imposible


a estas alturas, o que su parte Jorge Etchgve1y, Naín Nómez y Erik Martínez; d"tlu ,.ibu No, qu"
minimización por obra de1 desprecio o la diátriba. Es asÍ como Millán, que
integraron Claudio Beroni, Marcelo Charlín, Francisco Rivera y Cecilia
no quierejubilarse antes de tiempo, se ha quejado de que
a la..promocién;, Vicuña, así como del grupo viñamarino del Café Cinema, el de juan Luis
de los poetas chilenos de esos añós se la reáuzia a los áiemb¡oi
de la tríada Ma¡tínez, Eduardo Parra y Raúl Zurita. En otro párrafo, se refiere a las
rle Trilce, Tebaida y Arúspice- ,,Exisren en el trabajo que leyó "acciones de arte" de laVicuñay a la "poesía-happening" de Tito Valenzue-
-arguyeen diciembre de 19g4_ ante
el congreso de escritores celebrado en Santia-go
una la, pero sin llegar a producir un marco de ¡eferencia historiogriífico que nos
serie de antecedentes ignorados, altemativai sepultadas, perspectivas
di_ permita identifica¡ el verdadero carácterde las "novedades', que las hirejlas
versas, que se han obviado hasta hoy en desme&o Oe ta
óompte¡iOad ae1 neovanguardistas proclamaban, así como la profundidad de su impacto
fenómeno y en aras de un esquemaiismo interesado. Estos antecedentes
sob¡e la estructura coyuntural de la praxis, aquejada aún, por esos añós, de
permiten advertir, entre otras cósas, la presencia de una
contraposición dia_ un tenaz continuismo. En otras palab¡as, a Milliín se le hace difícil conceder
léctic.a_ entre los poetas ciudadanos y lós liíricos
en U á¿caJa áel sesenta, y que en el Chile de los sesenta, cuando todo ocasi todoestaba siendo cuestio-
también permiten seguir la h.n3 dé conrinuidad que lleva de la primeiá
nado, a la praxis poética se la dejó por su mayor parte en el limbo de una
promoción a la segunda, desmintiendo en poesíael quiebre
abismal óausado autosatisfecha impunidad menos que se piense que 1o que Leonidas
por el golpe militar, cuya postulación peimite a una fracción
ción de los setenta soslener la generación espontánea, la ruftura
de la promo- -a
Morales llamó las "explosiones" de Nicanor Parra configuran un quiebre
y el sobre_ sustantivo, lo que a mí me parecería problemático por decir lo menosr?-.
pasamiento tanto de la poesía coetánea como de la anterior,
enviando a retiro En segundo lugar, es claro que tz cuestionam¡ento mh amplio y afondo se
prematuro a sus practicantes,,l6.
hubiera podido llevar a cabo durante esa época,y que el no hacérlo ahí y
El mé¡ito de estas búsquedas de Millán consiste en el repudio que
ellas entonces se debió a causas históri cas sensu lato, pero también a la soberbia
concretan de la conelación entre el golpe militnr y ,n p..rrnto goipe
poé- estructural de una prdctica que entre nosotros ha poseldo y sigue pose-
tico, correlación que también a mí me parece teó.icamente auao-'sa,
ya que yendo una abundancia de recursos que es muy superior a la de otras eiferas
supone un concepto de la historia literaria que atribuye a la
formación de la productividad del pals.Tercero, que dicha abdieación desmovilizaba
y a su desplazamiento diac'ronico uná homogeneidad y
:,r:éli:l f.rf.::¡"a
slmultaneldad fraudulentas. políticamente espuria, dado que es lá dictadurá
sólo transitoriamenfe un impulso que más temprano que tarde iba a tener
que retomarse, lo que como hemos visto parece ocurrir a la postre, pero no
la que hace altrde de haber inaugurado en Chile o¡ra historia y
sería suicida por síy ante sí sino en combinación conun naufragio generát de laiformas
que nosotros nos encaramáramos también a ese carro, y
empíricamente de la v ida comunitaria chilena,y tn naufragioque se hallaba a lavista desde
inexacta, como se desprende de la indispurable verac.idaád; lós
datos que antes del golpe, pues el "estado de compromiso" moulianesco, que había
Millán entrega. De oro lado, también habúa que reconocer que
si las bús_ empezado a hacer agua en los cincuenta, para los setenta o era empujado
quedas de Millán dan con los ¿írboles, son esós mismos
rírboles los que ie
esto¡ban el acceso a una visión más completa del bosque. Millán [as¡1 un nivel superior de democracia -y esra es Ia oportunidad qúe el
se demora Gobiemo Popular tuvo y perdió- o sería devuelto a su prehistoria, ó sea,
en el detalle. Habla con conocimiento de causa de cierias asociaciones
poé- a la época de la consolidación por la vía oligárquica de una sociedad bur-
ticas santiaguinas de hace quince_años, tales como el grupo
del pedagOgico guesa en Chile-y este es el programa de retorno a un capitalismo primario
de la Unive¡sidad de Chile, el deJairne Gómez Rogerí, nonata
fay, Se"rgio que la dictadura ha hecho suyo. De ahí que los paralelos entre lá gestión
Muñoz y Anselmo Sitva; el de la Escuela de Saniiago, del que fórmab-an
histórica del gobierno pinochetista y los desaguisados de la contrarre-
volución de l89l no sean sólo superficiales-
queme facilitó el auror, en 1984. Un año más rarde fue pu_
]19.:::j:,:lqllfa-nuscriro
cn Conccpción, en la revista que 1'Leonidas Morales T. l,a poesh d.e Nicanor Parra.
9l19irlto dirige el poeta Tomás Har¡is. Ver: G<lnzalo Santiago de Chile. Universidad
Millfn. "Promociones poóticas emergenrcs: el áspÍritu del v At";. fÁiioto,4 ( l9g5), AusEal de Chile y Editorial And¡és BeUo, 1972.
3.
.74 GRINOR ROJO / CRIIICA VEINTE AÑOS DE POESIA CHILENA

Esta última observación me permite volver sobre la hipótesis que enun- Hahn odeunRojas, el larismo neoteillerianode lospoetas del sur, con Omar
cié más arriba. Es cieno que la poesía chilena, con retraso, alos tirones,llena La¡a, Floridor Pérez y Jaime Quezada ala cabeza, y el 'Juvenilismo" de
de titubeos y de dudas (es buena Ia comparación que hace Epple con la Relación personal (Skármeta, el principal narradorjuvenilista de la época,
canción popular, por razones obvias más dúctil, más permeable a los aires será quien escriba el mejor artículo que existe hasta I a fecha sobre Reláción
del tiempolt), ya estaba preparando las condiciones de un viraje antes del personalzt).Es decir que la vuelta de la poesía sobre sus propios recursos,
golpe, y que las estaba preparando porque un repertorio de formas de con- en la primera de estas líneas sin que ello entrañe un desbarr¿ncarse ne-
ciencia había llegado en Chile al grado cero de su agotamiento. Pero el que -y
cesario del joven poeta en los abismos autocomplacientes de la metapoesfa,
eso sea así no debe ocultarnos el hecho de que los poetas jóvenes más visi- aunque ello se registre también y en más de una ocasi6n-, la defensa del
bles de aquel peíodo, los de Trilce, Tebaida y Aníspice, vivieron 1a mag- pasado y la provincia, en la segunda, y la ambigua fascinación ante las
nitud del colapso descoyuntadamente. Es decir que, aun cuando percibieron magias de la niñez, en la tercera, son las zonas de realidad por las que los
la crisis políüca y aunque en gene¡al estuvieron dispuestos a asumirla hasta vates de aquellos años transitaron tanto desde el punto de visia del máterial
las últimas consecuencias, en el campo poético no sintieron la necesidad de poetizado como desde el punto de vista de su significación. En el plano
proceder con parejo rigor. En el panorama de las relaciones entre nuestra retórico, esto fue acompañado por una gama variada de estrategias discur-
historia social y nuestra historia literaria, no era esta la primera vez que se sivas, si bien todas ellas afines a las prácticas lingüísticas de la vanguardia
producía un desplazamiento asimétrico, aunque el hábito haya favorecido y la poswanguardia históricas. No es difícil darse cuenta que con ello se
más a menudo el pattern inverso, esto es, la contradicción entre una política desaprovechaba, en mayor o menor medida, la oportunidad de provocar un
continuista y unapoética rupturista. En fin, puede que hacia 1972 alguno de clima de verdadera inestabilidad.
losvatesláricos se diera cuenta de lo que estabapasando y de quecontinuaba Pa¡a concluir este ensayo, pienso que la antología de S teven White pone
en veremos "el surgimiento de una poesía que exprese (no que comente) la en nuestras manos una material de referencia inmejorable para reflexionar
realidad del mundo y el hombre de hoy"le, pero no se puede decir que sea acerca de los peligros de una falsa apreciación y la que se ha ido convirtiendo
mucho Io que el gn:po hizo colectivamente para remedia¡ dicha ausencia. en una suerte de tópico de la crftica actual sobre la literatura chilena. Me
Por eso no es inaudito que las tendencias mayores de la poesía chilena refiero a la tesis de que el golpe de estado fue un "guillotinazo', que rcbanó
de entonces, a pesar de las arqueologías de Millín (y a pesar de Parra y a nuestra historia en dos22. Para atrás, esos crfticos nos pintan el pásaje rosa
pesar de Lihn, aunque haya ahf el malentendido al que recién aludimos: para de la democracia, el civismo y las buenas maneras, y para adelante, él oliva
muchos poetas chilenos de los años sesenta la novedad es la retó¡ica del (o el verde oliva más bien) de la dictadura, la opresión y la brutalidad por
prcsaísmo, la que lleva de Parra á Lihn, pero lo cierto es que la novedad no la libre. Puesto ello en el territorio que aquí nos interesa desmalezar, haiia
era tal, primero porque ya existía, desde los tiempos de la vieja vanguardia2o, atrás se encontraría el mundo de los poetas que se inician en los años sesenta,
y segundo, porque en lo tocante al antipoema no pasaba de ser eso , una re- criados en la leche de una sociedadjusta y tolerante, lo que..se refleja', en
tórica: andner¡diana, antiimaginista y severamente en deud¿ con la poesía
contemporánea en lengua inglesa), se ¡epartieran entre el neobarroco de un
Antonio Skámeta [Reseña de] '?elación personal,,. Revri ta Chilena de Literdttüa, I
'zl
I¡ Epple. "Introducüon...", iii. (1970),9l-95. (Cuando est€ libro entraba en prensa, aparecía además un imponante libro
de Javier Campos en el que el segundo capÍtulo está dedicado casi enteramente al análisis
teFloridorPérez. "Diez años de poesía". IaTribuna de lns Angelas (14 dejuniode 1971). de Relación personal. Me rcfte¡o al,a joven poesh chilena en el perlodo 1961-1973 (G.
Citado por Federico Schopf. Op. Cit., '26. Milán, W. Rojas, O. Hahn). MrnÍeso¡a y Concepción. LAR, 1987.

nos lo ha reco¡dado José Emilio Pacheco. Véase: "Nota sobre la ora vanguardia". 2 [.a expresión, de un grafismo insuperable,
'Como es del poet¿ Carlos Cociña. Tendencias
Reista I beroam¿ricana, ñ-Y,lW07 (1979),327 -334, literarias emergentes. Sanüago de Chile. CENECA, 1985, p. 2. (Folleo mimmgrafiado).
'.;+t GRINOR ROIO / CRITICA

su peculiar continuismo, y hacia adelante el de los que empiezan apublicar


después del golpe ybuya diferencia específica, y la explicaciónde s,a ornato
dfficílis (ode s,tesquizofrénicaverba,según afirma Roj as), consiste en que
' ellos son el producto dei disimulo y 1as asfixias impuestos en e1 corazón de
esta práctica por el orden autoritario.
Que las cosas no son tan sencillas, ni qué decirse tiene. No 1o son porque
al tiempo del golpe ya había una serie de cambios que se hallaban en marcha
(Millán d¿¡rr), pero además porque para tales fechas la Sociedad del Gran
Entendimiento había dejado de existir. Desde fines de la décadadel cuaren-
ta, es sabido que los trabajadores chilenos fueron vfctimas de una persisten-
te y no pocas veces feroz represión, de la que las administraciones de Ga-
briel Gorizález Videla (la Ley Maldita y sus secuelas), Carlos Ibáñez del
Campo (el 2 de abril de 1957), Jorge Alessandri (matanza en 1a José MarÍa
Caro, de 1962) y Eduardo Frei (matanzas en El Salvador, de 1966, y en Puer-
to Montt, de 1969) ofrecen ominosos ejemplos. Esos "desvíos" de los presu-
puestos del "estado de compromiso", su angostamiento progresivo por así
decirlo, y su próximo e inexo¡ab1e reemplazo, fueron internalizados poco
a poco po¡ las prácticas constitutivas de la vida nacionai y por la práctica Exilio, modernidad y postmodernidad
poética después que todas o que casi todas las demás. En el fondo, y ellono
deja de ser irónico, fue Neruda, a quien los poetas chilenos nuevos suelen en tres poetas chilenos
erigir en baluarte de la tradición, quien mejor se percató del deterioro, como
1o prueban los experimentos estéticos que van desde el Canto General
(1950) a Fin de mundo (L969). El resto de la poetancia, contemporánea o
posterior a Neruda, en particulu los jóvenes, con las excepciones que
Millán cita y alguna más (el Manuel Silva de I.obos y oveTas, por ejemplo,
un libro señero, que, aunque aparecido en 1975, se había escrito ocho años
antes), esperó hasta el golpe, y hasta las penurias que él le (nos) trajo, para
convencerse de que las formas de su praxis estaban perdiendo mucho, si no
todo, de su antigua (y para entonces ya sumamente longeva) credibilidad.

Potrebbero piacerti anche