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BREVE HISTORIA DE LA BIBLIA REINA VALERA

Debe su nombre a la suma de esfuerzos de Casiodoro de Reina, su autor principal,


materializados en la Biblia del Oso (Basilea, Suiza, 1569) (el título original es "La
Biblia que es, los sacros libros del Viejo y Nuevo Testamento / Trasladada en
español, 1569"), y de Cipriano de Valera, su primer revisor, materializados en la
Biblia del Cántaro (Ámsterdam, Holanda, 1602). (Ambos eran monjes católicos
jerónimos del Monasterio de San Isidoro del Campo (Santiponce, Sevilla), que se
habían exiliado de España después de ser perseguidos por la Inquisición debido a
sus abiertas simpatías con las ideas de los reformadores protestantes Lutero y
Calvino.)
Antecedentes e influencia

Las anteriores traducciones al castellano, como las auspiciadas por los monarcas
castellanos Alfonso X el Sabio y Juan II, no habían contado con mayor difusión, en
vista de que la predicación y lectura pública del texto bíblico se realizaba entonces
en latín, siguiendo la Vulgata de Jerónimo de Estridón, considerada la única versión
canónica por la Iglesia Católica. Sin embargo, de acuerdo a la doctrina luterana de
lectura directa de la Biblia como única fuente válida de doctrina y práctica cristiana,
los cristianos protestantes emprendieron varias traducciones a las lenguas
vernáculas, entre ellas la propia Biblia de Lutero, uno de los hitos fundacionales del
idioma alemán moderno.

La traducción de Casiodoro de Reina --inspirada de cerca en la edición del Nuevo


Testamento de Juan Pérez de (la) Pineda, editado en Bruselas, Bélgica, en 1556,
que, a su vez, se basaba en las traducciones de Francisco de Enzinas, publicadas en
Amberes, Bélgica, en 1543-- ocupó a éste durante doce años. También es
importante señalar el aporte que para esta empresa representó la obra y los trabajos
de otros importantes reformadores, como Juan de Valdés, Juan (Diego) de Medina
y Julián Hernández, llamado también Julianillo.

El traductor principal fue Casiodoro de Reina, y el primer revisor, Cipriano de Valera.


En 1569 se publicó en Basilea, Suiza, la primera versión. El texto revisado, impreso
en Ámsterdam, Holanda, en 1602, fue el más difundido de las versiones de la Biblia
en idioma castellano durante varios siglos.

En las dos primeras ediciones, de Casiodoro de Reina (1569), llamada la Biblia del
Oso, y de Cipriano de Valera (1602), llamada la Biblia del Cántaro, contenían todos
los textos propios de la Biblia Vulgata latina de Jerónimo de Estridón, que es el texto
oficial de la Biblia para la iglesia católica romana. Es decir, que incluía nueve libros
deuterocanónicos católico-ortodoxos y otros tres, propios del canon largo seguido
por iglesias cristianas ortodoxas. En la revisión de Valera, no obstante, estos libros
se situaban a modo de apéndice en una sección aparte.

La traducción fue revisada por Lorenzo Lucena Pedrosa en 1862, y, posteriormente,


por las Sociedades Bíblicas Unidas en 1909, 1960 y 1995. No fue sino hasta en estas
ediciones posteriores en las que se omitieron los textos deuterocanónicos y los
pseudoepigráficos que habían sido incluidos en las dos primeras ediciones originales,
de Casiodoro de Reina (1569) y de Cipriano de Valera (1602).

Algunos fieles, por cuestiones teológicas y de fidelidad textual, rechazan las dos
últimas revisiones, usando de manera preferente sólo las revisiones de 1862 y de
1909. En líneas generales, puede decirse que, salvo algunas excepciones, como las
ediciones de 1977 y de 1995, esta versión ha empleado como base el Textus
Receptus para la traducción del Nuevo Testamento. (Léase, al respecto, el libro
Comprendamos cómo se formó la Biblia, de Neil R. Lightfoot, Editorial Mundo
Hispano, pág. 208.)

Dos grupos de bautistas independientes de México han hecho revisiones de la Reina-


Valera, con el fin de 'purificar' su texto, y alinearla más con el Textus Receptus. El
primer grupo de Matamoros, México, basó su revisión de 2004 en el texto de la
1909, haciendo comparaciones con los textos en griego y hebreo, y la Biblia King
James. Esa Biblia se llama la Reina-Valera-Gómez, por el editor principal, Humberto
Gómez. Otra revisión actual es la de 2007, que tuvo el mismo fin de 'purificar' el
texto bíblico español de cambios críticos. Sin embargo, ellos partieron con el texto
de la 1602. Por eso se llama la 1602 Purificada. Esta obra se hizo en Monterrey,
México, bajo la dirección de Raúl Reyes y Guillermo Parks. Esta Ultima versión de
ha sido fuertemente criticada y rechazada por ultra-conservadores Bautistas,
Pentecostales y de otras denominaciones, por ser una adaptación de la biblia en
Ingles versión King James, su autor dio inicio a esta traducción alegando que las
antiguas versiones de la Reina valera estaban muy relacionadas con el Catolicismo
Romano,

En mayo de 2009, las Sociedades Bíblicas Unidas sacaron a la luz una nueva edición
de la Reina-Valera, en la que a los textos de la Reina-Valera Actualizada, de 1995,
han sido nuevamente reinsertados libros deuterocanónicos que estaban en la edición
original de Reina, pero en el orden tal y como quedaron dispuestos en la edición de
Valera de 1602.

En septiembre de 2009, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días


publicó su primera edición oficial de la Biblia en castellano basada en la edición
Reina-Valera de 1909, con algunas actualizaciones muy conservadoras en lo que
respecta a gramática y vocabulario antiguos.

Actualmente, la Sociedad Bíblica Trinitaria se encuentra aunando esfuerzos en el


mundo hispanoparlante para trabajar en una revisión de la Biblia Reina-Valera de
1909, considerada por algunos biblistas[¿quién?] como una "joya de la hispanidad",
debido a la que le atribuyen gran fidelidad y precisión al modo en que reproduce el
Texto Masorético y el Textus Receptus. La idea central es actualizar el lenguaje y los
arcaísmos del castellano de comienzos del siglo XX, y no utilizar el texto crítico ni
manuscritos desapegados de la tradición de los masoretas. Esta labor fue realizada
especialmente en la Biblia Reina-Valera Revisada (RVR).
HISTORIA DE LA BIBLIA
La Biblia es una recopilación de libros escritos entre el 750 a. C. y el 110 d. C.,
divididos en el Antiguo Testamento, conformado por 39, 46 o 51 libros
dependiendo del canon, y el Nuevo Testamento, con 20 o 27 libros. Es el texto
al cual acuden la religión judía, la cristiana y la católica, entre muchas otras.
Actualmente es el libro más vendido y difundido del mundo, estando traducido
a más de 2454 idiomas.
Los textos del Antiguo Testamento fueron escritos antes del año 0, en hebreo,
griego y arameo. Se cree que los libros más longevos son el Libro de
Jueces, Oseas y el Pentateuco (Torá), conformado por
el Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Algunos religiosos
aseguran que estos últimos cinco fueron escritos por Moisés, lo cual ha desatado
varias polémicas debido a que él muere en uno de ellos, el Deuteronomio.
Asimismo, se cuestiona su autoría debido a los diferentes estilos que atraviesan los
cinco libros, así como las formas en las que es llamada Dios. Para la comunidad
judía, el Antiguo Testamento es llamado Tanaj, y conforma por sí mismo la Biblia,
pues para ellos el Nuevo Testamento no tiene ninguna validez.
Los libros que conforman el Antiguo Testamento fueron ordenados en la Antigua
Grecia bajo el nombre de Biblia Septuaginta, también llamada Biblia Griega, Biblia
de los Setenta o sencillamente LXX. Este número se debía a que el número de sus
traductores, 72, era redondeado a 70. Esta Biblia se trata, pues, de una
traducción y ordenación de varias textos escritos en arameo y hebreo, y
algunos otros en griego, ordenada por el faraón Ptolomeo II Filadelfo en el siglo III
a. C. y concluida en el siglo II a. C. El propósito era convertir a los israelitas que
estaban en los alrededores de la Antigua Grecia y sólo hablaban y leían el griego.
Se cree que los 72 traductores trabajaron sin comunicarse entre ellos, y cuando
terminaron obtuvieron el mismo texto resultante; aunque los críticos sospechan que
esto es sólo un mito para reforzar la autoridad de los escritos. Esta Biblia presenta
algunas diferencias con otras Biblias judías de la misma fecha y posteriores. Se
creía que esto era debido a una traducción intencionada por parte de los setenta,
pero con el descubrimiento de los manuscritos de Qumrán se confirmó que no era
así.
Por otro lado, un grupo de judíos denominados masoretas compuso una Biblia
en hebreo y arameo. Este texto, aparte de contener los libros del Antiguo
Testamento, posee notas al margen, denominadas masorah, que intentan analizar
el texto ofreciéndole al lector el número de veces en que aparece una palabra o una
escena. A partir de este texto nacieron los Targumes de Onquelos y de Jonathan,
los cuales son textos donde estos rabínicos interpretaron el texto bíblico,
prescindiendo de los antropomorfismos para acercarse al significado alegórico.
Más tarde, con la tradición cristiana, se conformó un nuevo conjunto de libros bajo
el nombre de Nuevo Testamento. La compilación que hoy conocemos fue hecha en
el año 170, aunque no sería sino hasta el 370 en que sería publicada y en el 397 en
que sería consagrada como canónica a partir del Tercer Concilio de Cartago, junto
al Antiguo Testamento que hoy conocemos. Esta nueva Biblia sería traducida al
latín por orden del papa Dámaso I, quien encargaría la misión a Eusebio Hierónimo,
más conocido en la tradición como san Jerónimo. Este texto sería incuestionado
hasta el siglo XVI, en que Martín Lutero promovió el movimiento protestante y los
textos tuvieron que ser revisados por el Vaticano. Sin embargo, la Iglesia Católico
rectificó el canon ya existente mediante el Concilio de Trento el 8 de abril de
1546. Inconformes con la decisión, varios ortodoxos editaron Biblias donde
figuraban textos como el Salmo 151, los libros III y IV de Esdras, la Oración de
Manasés y los Libros III y IV de los macabeos. De todas maneras, la versión de san
Jerónimo fue traducida por Martín Lutero en el siglo XVI gracias a la imprenta, y
para acercar a los feligreses al texto, del cual sólo sabían la interpretación del
sacerdote al que acudían. Luego de esto, la Biblia fue traducida rápidamente a otros
idiomas, incluyendo las lenguas de las tribus mesoamericanas.
Más allá del canon católico, judío y protestante, todavía quedan por fuera de la
Biblia más de cincuenta texto considerados como apócrifos, entre los cuales
se pueden contar los Evangelios de Judas, Tomás y María Magdalena, así como
los libros de San Juan Evangelista y de Juan, arzobispo de Tesalónica, el
Apocalipsis de Pablo, la Historia de José el Carpintero y el Evangelio de Bartolomé.
Respecto a la historia narrada en la Biblia, que va desde la creación del hombre, en
el Génesis, hasta su destrucción, en el Apocalipsis, se han realizado
descubrimientos arqueológicos que confirman algunos relatos. Algunos de ellos son
los papiros de Wadi Dailyyat y Ketej-Jericó, la estela de Tel Dan, el monasterio de
Katisma, la Sinagoga de Jericó y la tumba de Herodes.

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