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19 novelas del siglo XIX que deberías haber leído

El siglo XIX es un prodigio en nombres de escritores (masculi-


nos). Autores indiscutibles. Adalides del Realismo, el Romanti-
cismo, la novela Gótica y el género Negro. Sin embargo, este
listado debe comenzar con tres autoras por varias razones:
son muy buenas, marcaron un antes y un después en la litera-
tura y, estamos hablando del siglo XIX, cuando el feminismo y
la reivindicación de los derechos de la mujer (sus oportunida-
des para estudiar, por ejemplo), aún quedaban muy lejos.

Y son tres nombres (de tres británicas) que no deben chirriar a nadie: Jane Austen, Emily Brönte (y se podría
incluir a sus hermanas) y Mary Shelley, autoras, respectivamente, de Orgullo y prejuicio (posiblemente la
mejor de todas sus obras), Cumbres borrascosas (el mito romántico de Heatchcliff) y Frankenstein (nadie ha
escrito mejor sobre el deseo de ser Dios).

Las tres forman parte de un siglo en el que la narrativa tiene una característica básica: las mejores novelas
son entretenidas. Disfrutonas y disfrutables. Nada de soliloquios ni monólogos interiores. Acción y crítica.
Emoción. Porque si algo hubo en el siglo XIX fueron narradores en el sentido más preciso de la palabra: se
trataba de contar una historia y no aburrir al lector. Eso es Drácula, de Bram Stoker, mito vampírico que ha
pasado a nuestros días. Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, o el poder de la imaginación;
Fortunata y Jacinta, de Galdós, que junto a La Regenta, de Clarín, tocaron el cielo de la narrativa española
con un reivindicación muy moderna (para entonces) de la mujer (cosa que veinte años antes ya había hecho
Flaubert con Madame Bovary).

En este sentido no se escapa La letra escarlata, de Hawthorne, crítica del puritanismo feroz de la época;
Moby Dick, de Hermann Melville, considerada la novela total; y sin olvidar a los rusos Dostoievski y Tolstoi
con (y son sólo dos títulos por no incluir casi toda su obra), Crimen y castigo y Guerra y Paz. Del XIX son
también Dickens y Víctor Hugo, dos de los autores que mejor captaron las ideas marxistas (y de las de-
sigualdades sociales) del siglo con obras como Historia de dos ciudades y Los miserables.

Y, por supuesto, comienza el esplendor de novelas de género como la policíaca con el personaje de Sherlock
Holmes creado por Conan Doyle en Estudio en escarlata; y de la de aventuras con Mark Twain (Tom
Sawyer), Robert Louis Stevenson (La isla del tesoro) y Julio Verne (La vuelta al mundo en ochenta días), que
ya anticipa la pasión científica que iba a estallar en el siglo XX.
Estantería

Orgullo y prejuicio Cumbres borrascosas Frankenstein Drácula Alicia en el país de las


Jane Aus ten Emily Brontë Mary Shelley Bram Stoker Mara villas
Lewis Carroll

Fortunata y Jacinta Crimen y castigo Guerra y paz Moby Dick La Regenta


Benito Pérez Galdós Fiódor M. Dos toie vski Liev N. Tols tói Herman Melville Leopoldo Alas Clarín

Estudio en escarlata His toria de dos ciudades La Cartuja de Parma Madame Bovar y Los miserables
Ar thur Conan Do yle Charles Dickens Stendhal Gusta ve Flauver t Vic tor Hugo

Le letra escarlata Las a venturas de Tom La isla del tesoro La vuelta al mundo en
Nathaniel Hawthorne Sawyer Robert L. S te venson ochenta días
Mark Twain Jules Verne

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