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Introducción

Una sociedad tiene como base fundamental de su constitución al hombre y a la mujer, ellos que en
libertad de su realización crean unos cien números de cosas, cosas que en la actualidad se ven
reflejadas como el progreso de la humanidad, un progreso que es continuo.

Esto quiere decir, que el hombre y la mujer son piezas fundamentales para que ese progreso se
siga manteniendo, y, en definitiva, la sobrevivencia dela humanidad se lleve a cabo a pesar de que
nuestro planeta esté en peligro de colapsar.

Puesto que, este progreso es evidente, en la mayoría de los casos es solo el hombre quien tiene
mayor representación y reconocimiento, haciendo que la mujer ocupe el segundo lugar en la
sociedad. Estableciendo un tema no reciente, ya que no se lo puede ubicar con exactitud cómo se
originó, pero lo que, si se tiene claro, es que es un tema muy antiguo, y que como tal, siempre ha
permanecido latente, pese a los cambios o giros que ha tenido la sociedad.

Tomando en cuenta, esta desigualdad, mí tema de trabajo a realizar es “La mujer y el hombre como
parte esencial de la sociedad” Así que, para ello, desarrollaré tres capítulos, entre los cuales se
destacan: 1.- El error de la cultura. 2.-El femicidio, el rango del hombre sobre la mujer. 3.-La
política responsable de la construcción o de la destrucción de la sociedad

Pues, para esta labor, requeriré de los planteamientos de Michael Onfray; con el Ideal ascético, de
Judith Butler; con el lenguaje y la política como representación del género, y de cosas que se
observan en el diario vivir.

Pues, con esto desarrollaré el tema planteado, para con ello establecer un cambio, en el cual, se
presenten las alternativas que den esa igualdad del género que tanto se busca. Para así, llegar a una
conclusión, en la cual me permitiré hacer una crítica, en cuanto, a como se ha establecido la
construcción de la mujer en la sociedad.
Capítulo 1.

El error de la cultura

La concepción acerca de nuestros comportamientos, más específicamente, se obtienen de la


tradición platónica, en cuanto que se plantea, que el alma es algo más puro que el cuerpo, es decir,
que el alma existió primero en algún lugar sagrado, o sea, en el mundo de las almas, pero luego
cayó y reposo en el cuerpo.

Este planteamiento, lleva, a que el alma es algo inmaterial e inmortal, y que se encuentra mucho
más arriba que el cuerpo, lo que significa, que si el alma se encuentra dentro del cuerpo atrapada,
este cuerpo sería su cárcel.

Esto da como resultado, que el cuerpo que es la carne del individuo se presente como algo
deprimente, y así ese deprimir, transforma en lo que globalmente se conoce como miseria, ya que
por medio de ese cuerpo se debe respetar al alma. Entonces, es justo aquí, donde la sexualidad
sufre una represión, porque a la sexualidad se la ve como un comportamiento de bestias, y lo seres
humanos en cuanto que son hombres y racionales, no se deben rebajar a tal comportamiento.
(Onfray)

Este concepto, se lleva a cabo por el cristianismo, porque es justo él quien tomando la tradición
platónica la transforma de dicha manera.

Por lo que, esta concepción del cuerpo, en el transcurso del tiempo se tornó muy amplia, así que,
si se le quiere buscar una semejanza, se tendría que considerar a los países como la India, China,
Nepal, Grecia, entre muchas, siendo ellos, los que representan el (…) “odio al cuerpo, a la carne,
al deseo, ala placer de las mujeres y al goce” (Onfray, pág. 112)

Esto, es una clara evidencia, de como una concepción se amplia y se transforma, dando paso a lo
siguiente:

“Uno de los pilares de esta máquina de producir eunucos, vírgenes, santos, madres y esposas en
grandes cantidades se elige a costa de lo femenino en la mujer” (Onfray, pág. 112)
Aquí la mujer es la victima principal del anti erotismo, asiéndola completamente responsable de
esta línea, para así poder definir lo peor que el sexo podría representar.

Pero, en occidente, la diferencia radica en el deseo del otro, algo como una satisfacción, en cuanto
que ello representa lo imperfecto que somos ante los dioses, como más o menos se lo interpreta en
ciertos escritos de Platón, identificándolo al sexo como una molestia y miseria. (Onfray)

Este deseo, no es más que una ficción, cuya ficción representa un peligro, ya que lo que desea o
anhela, no se encuentra en la realidad, por lo que psicológicamente al no aceptarla, esto se
convierte en una frustración. Pero vale, recalcar que este tema es mayormente se presenta en las
mujeres. Pero:

“La decepción termina siempre por salir a luz cuando comparamos lo real con lo
imaginario que transmite la moral dominante, con la ayuda de la ideología, la
política y la religión, que actúan conjuntamente para reproducir y conservar la
mitología primitiva.” (Onfray, pág. 114)

Hemos visto como se va consolidando la idea, en cuanto al sexo y a la mujer, pero continúo con
la exposición para ver cómo se determina su posición por medio de una Ideología familiarista.

La idea clásica de la familia.

La mujer y el hombre son quienes reconstruyen esa idea de animal que se planteó en un principio,
ya que reconstruyen y dan paso al establecimiento de una familia que el cristianismo propone.
Pues aquí, el anhelo o el deseo de la mujer de encontrar la pareja ideada, queda de lado, porque el
fin que se busca es otro, es decir, que lo que se tiene que hacer es asegurar la vida o la existencia
de la humanidad.

Justo en este proceso es cuando:

“El reparto social de los roles se lleva a cabo con relación a la progenitura. Sin
conocer el detalle meticuloso del mecanismo de producción, la mujer entorpecida,
fatigada por el peso del niño que lleva, no puede, de hecho, acompañar al hombre
en la cacería o en la cosecha en medios hostiles. A ello se suma la necesaria
permanencia en el hogar debido al niño o a los niños que ya están allí” (Onfray,
pág. 116)
Según en este punto, la familia cumple un papel importante, es decir, el macho y la hembra
desempeñan roles diferentes tales como:

La mujer debe preparar los alimentos; cocinar para alimentar a los hijos, coser prendas; para vestir
a sus hijos y a su marido, entre otros quehaceres domésticos.

El hombre, en cuanto a su fuerza física, debe salir a trabajar, traer los alimentos a la casa, es decir,
debe realizar estas actividades, para que la mujer pueda cuidar a los hijos.

Estas actividades, que al parecer representan a estos dos seres humanos, y son actividades que se
practicaban con anterioridad, pero de diferente manera, a lo que se muestra que no han cambiado
por mucho estos roles.

Así que en la actualidad “la política y la sociedad retoman aquella disposición etológica primitiva
y la avalan en forma de ley fundante” (Onfray, pág. 118)

A lo que se diría, que la sociedad funciona de acuerdo a la política, porque ella restaura una
conciencia en base a la creencia que el ser humano manifiesta de un Dios, así ese actuar normal
que cumple la familia mantiene un orden.

Por lo que, este Dios mantenedor de ese orden armoniosamente reinará en las familias, porque “La
familia nuclear realiza el proyecto de la especie al permitir el cumplimiento del designio de la
naturaleza” (Onfray, pág. 119)

Por lo tanto, ese mantener la existencia de la especie humana, no permite, y en este caso a la mujer,
que el individuo se desarrolle ampliamente a su querer hacer con su vida lo que mejor le parezca,
ya que, ese hacer implica el manifestarse como mujer. Se supone que el rol principal de la mujer
es el tener hijos, entonces ese cumplir con el papel no representa todo lo que ella podría ser.

Porque la mujer no es solo una máquina de reproducción, es un ser humano, y como tal, su existir
en el mundo representa el hacer todo lo posible por realizarse, ya que igual que otros seres, está en
este mundo y participa de esta vida, de ahí, que no debe esperar para hacer lo que quiera, en cuanto
que conoce esta vida y no la otra.

La libertad del Lívido


Para poder establecer una libertad acerca del lívido, lo principal será, hacer una separación clara
de los términos del amor, procreación, y sexualidad. Porque es evidente, que para que una familia
cumpla con esa función, y que a la vez eso implica un comportamiento moral, eso representa una
confusión.

Ese comportamiento moral radica, en que la mujer debe tener una relación estable, ella debe
casarse, debe tener hijos, y lo más importante debe serle fiel al marido, por lo que, si no se cumplen
con estas reglas, la mujer mantiene un comportamiento no aceptable frente a la sociedad, y más a
un comete pecado contra Dios. (Onfray)

De ahí, que, para hacerle frente a estos comportamientos moralmente establecidos, se realiza la
siguiente separación de los términos ya antes mencionados, para ello, cito lo siguiente:

“la sexualidad por placer sin el temor a la gestación vivida como castigo; la libre
disponibilidad de la libido para combinaciones lúdicas y no familiares por
obligación (…) debería posibilitar la sexualidad sin amor (…) la relación sexual
aspira a gozar con plenitud del puro presente.” (Onfray, pág. 119)

Este actuar implica, que se debe vivir el instante, y no transformarlo en un fin, porque nuestros
comportamientos contribuyen a un actuar activo, ya que ese instante en el que nos encontramos
contribuye al presente diseño de nuestras vidas. (Onfray)

Entonces, el amor se puede dar entre personas que comparten momentos interesantes y agradables,
pero no por pasar ciertos momentos quiere decir que necesariamente deban casarse, ese compartir
momentos no implica de un pacto institucional.

En el caso de la procreación, no parce que sea correcto, que, porque se mantengan ideas antiguas
y que en la actualidad siguen vigentes, que, si dos personas están juntas, ellas deban procrear hijos.
No parece que sea posible, que el querer disfrutar de una plena sexualidad, implique la procreación.
Pues, el individuo debe tener clara la idea, cuando y en qué momento quiere gozar de la sexualidad
y en qué momento gozar de la paternidad.

En cuanto a la sexualidad, la ciencia ha sido el claro testigo, de que un cuerpo requiere de muchas
cosas para su buen y saludable funcionamiento, aquí no depende de las costumbres culturales que
se impongan para que él siga funcionando de manera adecuada, es decir, que a ese funcionamiento
no le implica el cumplir con tradiciones.

Es decir, que para que el cuerpo goce de una salud estable, él debe recurrir a muchas cosas que lo
mantengan activo, por lo que, si el mantener una sexualidad le permite el mantenerse de dicha
manera, se debe actuar de tal manera. Pero, aclaro que la sexualidad, no solo corresponde a una
actividad saludable, sino que el ser humano en base a su libertad y voluntad, si desea mantener una
sexualidad continua, no solo es pertinente, sino que también debe ser aceptable, en cuanto, que
también representan cuerpos.

En el transcurso de este primer capítulo, he mostrado con claridad, en que consiste el error de la
sociedad, pues, para que dichos efectos que se evidencian en la actual sociedad ecuatoriana, son
fundamentados por este error, que como tal, se extendieron gracias a grandes personajes con gran
intelectualidad, aportaron, a que dichos conceptos con el pasar del tiempo, se enraizarán con mayor
fuerza.

De esto se sigue, que en la actualidad se ha luchado por la creación de nuevos conceptos, los cuales,
sean capaces de establecer libertad en la mujer, pero aún no se ha podido completar este propósito,
pero ello, no quiere decir, que no se note un avance.

Sé, que este tema que elegí, requiere de un largo trabajo, pero ese largo trabajo, me permitirá
exponer, establecer, y afirmar todo lo que esta sociedad, y en algunas más necesitan para que tanto
la mujer y el hombre sean y formen parte esencial de la sociedad.

Capítulo 2

“El femicidio” el rango del hombre sobre la mujer

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