Sei sulla pagina 1di 9

Blog Solo Predicadores del Nombre http://solopredicadores.weebly.

com/ 

EL MATRIMONIO

Categoría; Matrimonio/Familia

Preparación: Pastor. Jairo Antonio Marín Leiva

(Secretario Nacional IPU de Colombia)

http://ipuc.org.co/textos/estudios-biblicos.html

La Biblia claramente expresa la intención de Dios para el matrimonio. En el matrimonio el


hombre y la mujer deben hallar satisfacción y realización personal tanto espiritual como
sexual. Esta relación fue estropeada porque la humanidad cayó en el pecado. La historia de
Israel nos relata los cambios que afectaron el matrimonio debido a que los Israelitas
prefirieron aceptar las prácticas degradantes de sus vecinos impíos.

Jesús reafirmó lo que el matrimonio significa. Reprendió la actitud de los Judíos hacia el
divorcio, y retó a los cónyuges a vivir en armonía.

1. MATRIMONIO

a. Establecido divinamente
b. Caracterizado por el amor
c. Satisfactorio sexualmente
1. Un deber que cumplir
2. Promiscuidad y perversión
3. Papeles sexuales apropiados
d. Símbolo espiritual
2. COSTUMBRES BÍBLICAS MATRIMONIALES
3. MATRIMONIO LEVIRATO
4. VIOLACIÓN DEL MATRIMONIO
5. EL SOLTERO

1. MATRIMONIO

Debemos notar estos pasajes bíblicos que describen el propósito del matrimonio. Las
escrituras dan una perspectiva completa de los privilegios y deberes del vínculo matrimonial.

a. Establecido divinamente

Dios creo primero a una pareja de seres humanos, un hombre y una mujer. Su primer
mandamiento fue: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra” (Gn. 1:28). Al unir a esta pareja,
Dios instituyó el matrimonio la más básica de todas las relaciones hermosas. El matrimonio

1
Blog Solo Predicadores del Nombre http://solopredicadores.weebly.com/ 

permitió a la humanidad cumplir el mandamiento divino de gobernar y llenar la tierra (Gn.


1:28).

Dios hizo tanto al hombre como a la mujer a su imagen, cada uno con un papel especial y
cada uno complementado por el otro. Génesis 2 nos dice que Dios formó primero al hombre
luego, usando una costilla de él, hizo “Ayuda idónea para él” (Gn. 2:18). Cuando Dios trajo a
Eva a Adán, los unió y dijo: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a
su mujer, y serán una sola carne” (Gn 2:24).

Dios quería que el matrimonio fuera una relación permanente. Debía ser un compromiso
pactual único de dos personas que excluía de su intimidad a todas las demás. Dios prohibió
expresamente la ruptura de esa unión al dar el mandamiento “No cometerás adulterio” (Ex
20:14). El nuevo testamento reafirma la singularidad del vínculo matrimonial. Jesús dijo que el
hombre y su esposa “No son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no
lo separe el hombre” (Mt 19:6). Pablo comparó hermosamente el amor de un hombre por su
esposa con el amor del Cristo por su Iglesia (Ef 5:25). Dijo que el amor de Cristo fue tan
profundo que murió por la iglesia, y de la misma manera el amor de un hombre por su esposa
debería sobreponerse a cualquier sentido de imperfección que ella pudiera tener.

El matrimonio es más que un contrato que dos personas hacen para beneficio propio. Debido
a que hacen sus votos matrimoniales en la presencia de Dios y en su nombre, pueden
acogerse al poder de Dios para poder cumplir esos votos. Dios llega a ser un partido de apoyo
para el matrimonio. Proverbios nos recuerda esto al decir que Dios da sabiduría, discreción, y
entendimiento de modo que los cónyuges puedan evitar dejarse seducir a la infidelidad (cf.
Prov 2:6 – 16). Los escritores del nuevo testamento entendieron que el matrimonio cristiano
es creado y mantenido por Cristo.

b. Caracterizado por el amor

Por sobre todo, el amor debe caracterizar la unión. Nótese la sencillez con que las escrituras
describen el matrimonio de Isaac y Rebeca: “ Y tomó a Rebeca por mujer y la amó” (Gn
24:67). El amor, basado en amistad genuina y respeto sella y sostiene el vínculo matrimonial.
Pedro les dijo a los esposos: “Vivid con ella sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso
más frágil y como a coherederas de la herencia de la vida” (1 P 3:7). Cuando esta clase de
amor existe entre un hombre y una mujer purifica su relación matrimonial.

La Biblia dice que el esposo y la esposa son iguales como personas ante Dios, puesto que
ambos fueron hechos a imagen de Dios. Ambos pueden ser salvos de sus pecados por medio
de Cristo (Gn 1:28; Gá. 3:28; Col. 3:10 – 11). Juntos reciben los dones y bendiciones de Dios
para su matrimonio (Ro. 4:18 – 21; He 11:11; 1 P 3:5 – 7). Cuando se unen en matrimonio,
ambos tienen obligaciones, aunque puedan tener diferente grado de capacidad para
desempeñar las responsabilidades que comparten.

c. Satisfactorio sexualmente

2
Blog Solo Predicadores del Nombre http://solopredicadores.weebly.com/ 

Otro factor en la relación matrimonial es la unión sexual de los cónyuges. La unión sexual
consuma el matrimonio sobre la base de un compromiso matrimonial mutuo. La expresión:
“Conoció a su esposa” (Gn 4:1, 25, y otros lugares), es la manera discreta de la Biblia de
referirse a la relación sexual. Pero la Biblia trata este acto con dignidad, llamándolo honroso y
sin contaminación (He 13:4). Las escrituras exigen que el pueblo de Dios contenga puras sus
relaciones sexuales. No deben usar la relación sexual para satisfacer deseos lujuriosos como
lo hacen los impíos (1 Ts 4:3 – 7). Las escrituras animan al hombre casado a deleitarse en la
esposa de su juventud toda su vida (Ec 9:9) “Y en su amor recréate siempre” (Pr 5:15 – 19).

1. Un deber que cumplir

Cuando el Israelita se comprometía para casarse, no debía permitir que nada le impidiera
cumplir su propósito. No debía ir a la guerra, para no correr el riesgo de morir y que otro
hombre se casara con su esposa (Dt 20:7). Durante el primer año de matrimonio no debía
dedicarse a ninguna tara que interfiriera con su presencia en el hogar para “Alegrar a su
mujer” (Dt 24:5). Pablo les dijo a los esposos y esposas que debían entregarse mutuamente
en sus relaciones sexuales, ni negarse el uno al otro, para que Satanás no pueda tentarlos a
tentaciones desordenadas a su falta de continencia (1 Co 7:3 – 5)

2. Promiscuidad y perversión

Pablo dice que “El que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos
[El hombre y la prostituta] serán una sola carne” (1 Co 6:16). El cuerpo, dice Pablo, es el
templo de Cristo. Puesto que una unión sexual promiscua une la carne de dos individuos, es
profanación del santo lugar de Cristo.

Aquí el término carne significa más que los órganos sexuales, he incluso más que el cuerpo
entero. Se refiere a la persona por entero. La unión sexual ineludiblemente incluye a la
persona completa, sea dentro o fuera del matrimonio. Cuando Dios exige que su pueblo viva
vidas santas (1 P 1:15 – 16), esto incluye su conducta sexual en relación al matrimonio (1 Ts
4:3 – 6). Dios exigió de los israelitas santidad correspondiente (Lv 18; 20: 10 – 21). La
persona completa, el cuerpo no menos que el alma, es apartada para Dios.

La prostitución sagrada de las naciones pagánas con el tiempo se introdujo en Israel. La sola
presencia de esta práctica profanaba la adoración al Señor. (1 S 2:22).

La Biblia prohíbe el incesto (Lv 18: 6 – 18; 20:11 – 12). También denuncia las relaciones
homosexuales como perversas y abominables a los ojos de Dios. Es más, tales relaciones se
castigaban con la muerte (cf. Lv 18:22; 20:13; Dt 23:18; Ro.1:26–27; 1 Co 6:9; 1 Tim 1:10).

3. Papeles sexuales apropiados

En tiempos bíblicos se pensaba que el matrimonio era un estado en el cual las personas
naturalmente cumplirían sus respectivos papeles sexuales. De este modo el hombre era la
cabeza de la familia, y su esposa debía someterse a sus autoridad (Sal 45:11; 1 P 3:4 – 6); la
mujer debía ser ayuda para el hombre, idónea para él en ese sentido. Estos papeles
estuvieron presentes en el mismo comienzo. En todo el tiempo del Antiguo Testamento la
3
Blog Solo Predicadores del Nombre http://solopredicadores.weebly.com/ 

mujer halló su lugar en la sociedad mediante su padre, y .luego por medio de su esposo, y
entonces por medio de su hermano mayor o redentor. Dios obró por medio de estas
relaciones y papeles para establecer armonía en la familia y en la sociedad como un todo.

La sumisión de una mujer judía a su esposo no desestimaba sus capacidades ni la rebajaba a


un lugar secundario en la sociedad. La esposa “por excelencia” del Antiguo Testamento (Pr
31) disfrutaba de la confianza de su esposo y del respeto de sus hijos y vecinos. Tenían
mucha libertad para usar sus habilidades económicas para proveer para su familia. Se
reconocía como persona de sabiduría y maestra de la gracia. Se hallaba muy distante de ser
consideraba una esclava, que es como se consideraba a la mujer en otra culturas del Cercano
Oriente.

d. Símbolo espiritual

El matrimonio simboliza la unión entre Dios y su pueblo. A Israel se le llama la esposa del
Señor, y el Señor mismo dijo: “Fui yo un marido para ellos“ (Jer 31:32; cf. Is 54:5). Los
profetas declararon que la nación había “fornicado” y cometido “adulterio” cuando se alejaba
de Dios a los ídolos (Nm 25:1;Jc 2:17;Jer 3:20; Ez 16:17;Os 1:2). Dijeron que Dios se había
divorciado de su “esposa infiel” (Is 50:1; Jer 3:8) Al enviar a los israelitas al cautiverio. Sin
embargo Dios tuvo compasión “esposa”, Israel, y “la” llamó a que volviera a ser fiel (Is 54).
Como el esposo se deleita en la esposa (Is 62: 4 -5), así el Señor se deleitaba en hacer de
Israel el “Pueblo Santo”, sus redimidos (Is 62:12).

El nuevo Testamento describe a la iglesia como la esposa de Cristo, preparándose para la


vida en el reino eterno (Ef 5:23). Esta imagen subraya la verdad de que el matrimonio debe
ser una unión exclusiva y permanente de amor y fidelidad. Los esposos deben amar a sus
esposas como Cristo ama a su esposa redimida, y las esposas deben someterse a sus
esposos, así como se someten a Cristo.

2. COSTUMBRES BÍBLICAS MATRIMONIALES

En tiempos bíblicos el primer paso para el matrimonio lo daba el hombre o su familia (Gn 4:19;
6:3; 12:19; 24:67; Ex 2:1). Usualmente las familias de la pareja hacían los arreglos. Por eso
Agar, como cabeza de la familia “le tomó [para Ismael] mujer de la tierra de Egipto” (Gn
21:21). Cuando Isaac tenía 40 años, era perfectamente capaz de escoger su propia esposa
(Gn 25:20), sin embargo, Abraham envió a su criado a Harán para buscar esposa para Isaac
(Gn 24).

Abraham le dio a su siervo dos órdenes estrictas: La esposa no debía ser cananea, y ella
debía dejar su hogar para vivir con Isaac en la Tierra Prometida. Bajo ninguna circunstancia
debía Isaac regresar a Harán para vivir de acuerdo a su estilo anterior de vida.

El siervo de Abraham halló la dirección del Señor en su elección (G 24: 12 – 32). Luego,
según la costumbre en Mesopotamia, hizo arreglos con el hermano y la madre de la
muchacha (Gn 24:28 – 29, 33). Selló el acuerdo dándole regalos (una dote) a ellos y a
Rebeca (Gn. 24:53). Finalmente, pidieron el consentimiento de Rebeca (Gn 24:57). Este

4
Blog Solo Predicadores del Nombre http://solopredicadores.weebly.com/ 

procedimiento era muy similar a las prácticas horeas en cuanto al matrimonio descritas en
textos antiguos de Nuzi.

En circunstancias diferentes, ambos hijos de Isaac, Jacob y Esaú, escogieron sus propias
esposas. La elección hecha por Esaú causó mucha aflicción a sus padres (Gn 23:34 – 35;
27:46; 28:8 – 9); pero la elección que hizo Jacob encontró su aprobación.

Jacob fue enviado a Labán, tío suyo, en Harán, en donde actúo bajo la autoridad de su padre
para hacer los arreglos para casarse con Raquel. En lugar de darle a Labán una dote, trabajó
por siete años. Pero no se acostumbraba a permitir que la hija menor se casara primero, así
que Labán engañó a Jacob para que se casara con Lea, hermana mayor de Raquel. Jacob
luego aceptó la oferta de Labán de trabajar siete años más por Raquel.

En esa región el hombre que no tenía hijos con frecuencia adoptaba un heredero, dándole
una de sus hijas por esposa. Se requería que el hijo adoptivo trabajara en las labores de la
familia. Si más tarde nacía un hijo natural, el hijo adoptivo perdía su herencia. Labán tal vez
había tenido la intención de adoptar a Jacob; pero liego le nacieron hijos (Gn 31:1), tal vez los
hijos de Labán se pusieron celosos contra Jacob debido a que temían que podría reclamar la
herencia. En cualquier caso Jacob salió de Harán secretamente para regresar a su padre en
Canaán.

Raquel se llevó los dioses de la familia de su padre. Puesto que la posesión de estos dioses
era un reclamo a la herencia, Labran los persiguió intensamente; pero Raquel escondió los
ídolos y Labán no pudo hallarlos. Para apaciguar a su tío Jacob prometió no maltratar a las
hijas de Labán no tomar otras esposas (Gn 31:50).

Debemos notar especialmente la tradición en el Antiguo Testamento respecto al “precio de la


esposa”. Como hemos visto, el esposo o su familia pagaba el precio de la esposa para sellar
el acuerdo matrimonial (cf. Éx 22:16 – 17; Dt 22: 28 – 29).

No siempre se pagaba este precio en efectivo. Podía consistir en vestidos (Jue 14:8 – 20), o
algún otro artículo de valor. Una dote más grotesca fue exigida por Saúl, quien le pidió a
David prueba física de que había matado a 100 filisteos (1 S 18:25).

El hecho de asignar precio a la esposa no indica que se vendía al esposo y que era su
propiedad. Era nada más que una indicación de aportación económica de la hija. Más
adelante la ley reconoció la práctica de comprar una esclava como esposa. Tales leyes
protegían a la mujer contra el abuso y el maltrato (Ex 21: 7 – 11).

En ocasiones el novio o su familia también le daba regalos a la esposa (Gn 24:53). Algunas
veces el padre de la novia también le daba regalos de bodas, como lo hizo Caleb (Jos 15:15 –
19). En conexión con esto, es interesante notar que el faraón egipcio le dio la ciudad de
Gezer como regalo de bodas a su hija, la que se casó con Salomón (1 R 9:16).

La fiesta era una parte importante de la ceremonia de bodas. Usualmente la daba la familia
de la esposa (Gn 29:22), pero la familia del novio también podía hacerlo (Jue 14:10).

5
Blog Solo Predicadores del Nombre http://solopredicadores.weebly.com/ 

Tanto la novia como el bocio tenían sirvientes (Jue 14:11); Sal 45:14; Mr 2:19) Si la boda era
de la realza, la novia le daba al esposo sus ayudantes para aumentar la gloria de su séquito
(Sal 45:14).

Aun cuando la novia se adornaba con joyas y vestidos hermosos (Sal 45:13 -15; Is 49:18), el
novio era el centro de atención. El salmista enfoca, no en la novia (como los del mundo
occidental lo hacen), sino en que el esposo estaba feliz y radiante el día de la boda (sal 19:5).

En otras naciones del Cercano Oriente se acostumbraba que el novio fuera a vivir con la
familia de la esposa. Pero en Israel era usual que la esposa fuera a vivir en el hogar del
esposo, y que llegara a ser parte de la familia de él. El derecho de herencia seguía al varón.
Si un israelita tenía sólo hijas tenían que casarse dentro de su tribu, porque la herencia no se
podía transferir a otra tribu (Nm 36: 5 -9).

Uno de los aspectos más importantes de la celebración del matrimonio era el pronunciamiento
de las bendiciones de Dios sobre la unión. Fue por eso que Isaac bendijo a Jacob antes de
enviarlo a Harán para que buscara esposa (Gn 24: 60; 28: 1 – 4).

Aún cuando las Escrituras no describen ninguna ceremonia de bodas, damos por sentado que
era un suceso muy público. Jesús asistió y bendijo por lo menos una ceremonia matrimonial.
En sus lecciones se refirió a varios aspectos de las festividades nupciales, mostrando así que
la persona ordinaria conocía familiarmente las ceremonias matrimoniales. (Mt 22:1 – 10; 25: 1
– 13; Mr 2: 19 – 20; Lc 14:8).

Ambas familias participaban en la preparación para el matrimonio. La familia de la esposa


también asumía la responsabilidad de que ella era virgen el día de la boda, en caso de que
más adelante el esposo tratara de difamarle (Dt 22:13 – 19)

3. MATRIMONIO LEVIRATO

Los israelitas pensaban que era muy importante que el hombre tuviera un heredero. Para
preservar la herencia de propiedad que Dios les había dado, debían pasarla dentro de la línea
de su familia (cf. Éx 15:17 – 18; Sal 127; 128).

Si una mujer no podía tener hijos con frecuencia sentía el reproche de sus vecinos (Gn. 30: 1
– 2,23; 1 S 1:10 – 12, 26:28).

Una situación más seria surgía si el esposo moría antes de que ella hubiera concebido un
heredero. Para resolver este problema se empezó la práctica conocida como el matrimonio
levirato. Se menciona por primera vez en relación a la familia de Judá (Gn 38:8), y luego llegó
a ser parte de la Ley de Moisés (dt 25:5 – 10). Cuando la mujer enviudaba, el hermano del
difunto debía casarse con ella según la ley del levirato. Los hijos de este matrimonio llegaban
a ser herederos del difunto, “para que el nombre de éste no sea borrado de Israel” (Dt 25:6).
Si alguno rehusaba casarse con su cuñada viuda, era públicamente deshonrado (Dt 25:7 –
19; cf. Rut. 4:1 – 7).

6
Blog Solo Predicadores del Nombre http://solopredicadores.weebly.com/ 

El ejemplo más familiar de esto fue el matrimonio de Bozz con Rut. En este caso, el pariente
más cercano no quiso casarse con Rut; así que Booz, el próximo pariente cercano actúo
como pariente redentor. Habiendo pagado la deuda de la heredad de Elimelec, tomó a Rut
como su esposa “para restaurar el nombre del difundo sobre su heredad, para que el nombre
del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar” (Rut 4:10). David
fue la tercera generación de este matrimonio, y de ese linaje más adelante vino Jesucristo
(Rut. 4:17; Ro. 1:3).

4. VIOLACIÓN DEL MATRIMONIO

Aun cuando Dios ordenó el matrimonio como una relación santa entre un hombre y una mujer,
pronto se corrompió cuando los hombre tomaron dos esposas (cf. Gn 4:19). El matrimonio con
extranjeras y la adopción de costumbres paganas complicó el problema.

Las escrituras registran que Abraham siguió la costumbre pagana de tener un hijo de una
esclava para que fuera su heredero, porque su esposa era estéril. “Te ruego, pues, que te
llegues a mi sierva”; le dijo Sara a su esposo, “quizá tendré hijos de ella “(Gn 16:2). La
esclava Agar pronto le dio un hijo a Abraham. Más tarde Sara también le dio un hijo. La
arrogancia de Agar fastidió a Sara y ésta empezó a tratarla con rigor. Cuando Sara vio que
Ismael se burlaba de su propio hijo, decidió que ya había aguantado suficiente. Exigió que
Abraham echara a Agar. Debido a que Agar le había dado un hijo, Abraham no podía
venderla como esclava. Le dio la libertad y la envió lejos dándole un regalo (Gn 21:14; 25:6).

Jacob fue otro de los patriarcas hebreos que siguieron costumbres paganas en cuanto al
matrimonio. Jacob tomó dos esposas porque su tío lo engañó a que se casara con la mujer
equivocada (Gn 29: 21 – 30). Cuando Raquel se dio cuenta de que era estéril, le dio a su
marido su criada “y yo también tendré hijos de ella” (Gn 30: 3 – 6). Lea se puso celosa, y le
dio a Jacob su propia sierva para tener más hijos a su nombre (Gn. 30: 9 – 13). De ese modo
Jacob tuvo dos esposas y dos concubinas, pero a todos sus hijos los puso en igual situación
como herederos del pacto (Gn. 46: 8 – 27; 49).

Empezando por David, los reyes de Israel se complacieron con el lujo de tener muchas
esposas y concubinas, aún cuando Dios específicamente había ordenado que no lo hiciera
así (Dt. 17:17). Esta práctica les daba prestigio social y les permitía hacer varias alianzas
políticas (2 S. 3:2 – 5; 5:13 – 16; 12: 7 – 10; 1 R. 3:1; 11: 1 – 4).

David adulteró con Betsabé y más tarde cometió homicidio para poder casarse con ella. La
muerte era el castigo acostumbrado para este tipo de pecado (Lv 20:10; Dt. 22:22) Pero en
lugar de quitarle la vida a David, Dios decretó que el hijo de David y Betsabé debía morir, y
que el conflicto surgiría contra David en su propia familia (2 S. 12:1 – 23).

Salomón también fue castigado por desobedecer los mandamientos de Dios respecto al
matrimonio. Tuvo muchas esposas extranjeras que le llevaron a la idolatría (1 R 11:4 – 5).

La ley mosaica daba protección a las concubinas y las esposas múltiples, pero no para
sancionar la práctica. La ley asignaba posición secundaria a las concubinas y las esposas

7
Blog Solo Predicadores del Nombre http://solopredicadores.weebly.com/ 

múltiples, pero no para sancionar la práctica. La ley asignaba posición secundaria a las
concubinas y a sus hijos, para proteger a estas víctimas inocentes de la lujuria descontrolada
(Éx 21: 7 – 11; Dt 21:10 – 17). Debemos ver estas concesiones a la Ley a la luz del
comentario que hizo Jesús sobre el divorcio: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os
permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así” (Mt 19:8).

Malaquías habló en contra del abuso y descuido que una esposa sufría cuando el esposo
acudía a mujeres paganas y se divorciaba de ella. El pacto matrimonial la llamaba a llevar “la
simiente santa”; pero la infidelidad del hombre la hacia ignorar sus responsabilidades hacia
ella (mal 2:11, 14:16).

La ley mosaica no permitía que los israelitas se casaran con extranjeras (Dt 7:3) porque ellas
adoraban otros dioses. Cuando los israelitas regresaron del cautiverio, se les recordó que
casarse con mujeres extranjeras era contrario a la Ley de Dios, Esdras y Nehemías hablaron
muchas veces al respecto (Esd 10; Neh 10:20; 13:23 – 28). Nehemías reprendió a su
generación al decir: “¿No pecó por eso Salomón, rey de Israel? … aún a él le hicieron pecar
las mujeres extranjeras” (Neh 13:26; cf. 1 R 11:4 – 4). Esdras exigió que todo hombre diera
por terminada su relación con su esposa extranjera. Los que rehusaron hacerlo fueron
excluidos de la congregación y se les embargaba su propiedad (Esd 10:8).

La relación sexual que Dios propuso fue la monogamia: un hombre con una mujer. Pero
debido a las pasiones humanas degradadas, la Ley de Dios tuvo que prohibir pecados
sexuales específicos (Lv 18:1 – 30; 20:10 – 24; Dt 27: 20 – 23).

Incluso así, algunos hombres acudían desvergonzadamente a las prostitutas (Gn 38: 15 – 23;
Jue 16:11). El libro de Proverbios advierte repetidamente contra las mujeres ligeras y
perversas que buscan a los jóvenes por las calles (Pr 2:16 – 19; 5: 1 – 23; 6:20 – 35). La
prostitución sagrada cananea era un serio problema, y ocasionalmente Israel la practicó (1 S
2:22 -25; 1 R 15:12; 2 R 23:7; Os 4:13 – 14; cf. Dt 23:17). Varias listas bíblicas de pecados
empiezan con la inmoralidad sexual (mr 7:21; Ro 1: 24 – 27; 1 Co 6:9; Gá 5:19; Ef 5:5).
Cualquier pecado sexual se burlaba de la imagen de Dios en el hombre. Dios advirtió que
destruiría a cualquier sociedad que permitía que continuara tal pecado (Lv 18:24 – 29)

5. EL SOLTERO

Por sus palabras y su propia vida como soltero, Jesús mostró que el matrimonio no era un fin
en sí mismo, ni tampoco era esencial para que la persona fuera completa. Como siervo de
Dios, la persona puede no ser llamada a tener cónyuge e hijos. El discípulo cristiano tal vez
necesite olvidar a sus padres y posesiones por causa del reino de Dios (Lc 18:29; cf. Mt
19:29; Mr 10:29 – 30).

Pablo quería que todos los hombres pudieran contentarse viviendo sin casarse, como él (1
Co. 7:7 – 8). Halló plena libertad y realización a servir “al Señor sin distracción” (1 Co. 7:35).
Pero reconoció que una persona que no tiene el don del dominio propio en este aspecto debía
casarse, para “no pecar” (1 Co. 7:9, 36).

8
Blog Solo Predicadores del Nombre http://solopredicadores.weebly.com/ 

Potrebbero piacerti anche