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CHAVEZ TORRES JONATAN FERNANDO

UNIVERSIDAD DE SOTAVENTO

CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

VANIA RUTH JIMÉNEZ GUTIÉRREZ


LA FENOMENOLOGÍA HERMÉTICA Y COMUNICACIÓN
FENOMENOLOGÍA

1. es una forma de filosofía que estudia el mundo respecto a la


manifestación de los seres y acciones.
2. Aquello con esencia y perceptible puede ser estudiado con la
fenomenología
3. La fenomenología es una corriente filosófica, muy amplia y diversa, por
lo que difícilmente valdrá una sola definición para todas sus vertientes.
Sin embargo, es posible caracterizarla como un movimiento filosófico
que llama a resolver todos los problemas filosóficos apelando a la
experiencia intuitiva o evidente.
4. La fenomenología asume la tarea de describir el sentido que el mundo
tiene para las personas,
5. Esta aunada con el empirismo pues la fenomenología, es el cuerpo de
conocimiento que relaciona entre sí distintas observaciones empíricas de
fenómenos, de forma consistente con la teoría fundamental, pero que
no se deriva directamente de la misma

HERMETISMO

Se refiere a aquello que solo se revela a un grupo de miembros de una doctrina.


Es, por ende, lo secreto, lo no revelado, lo cerrado o encerrado, lo no accesible
ni público, lo oculto e incluso, lo que está más allá de la comprensión simple,
La hermenéutica intenta descifrar el significado detrás de la palabra y, con ello,
intenta el exégesis de la razón misma sobre el significado.

FENOMENOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN

El hecho fenomenológico de la comunicación se fundamenta en una dialéctica


interna. Cada individuo posee una personalidad, la cual se rige por patrones
predeterminados por la educación, creencias, prejuicios, estereotipos,
tradición, costumbres y experiencias que se remontan al vientre materno.
Elementos similares no diseñan personalidades idénticas. Se requiere,
entonces, del estudio antropológico en toda su extensión para concluir cuáles
son los condicionamientos que más peso ejercen en la formación de la
personalidad. A partir de ahí pudiera explicarse cuáles productos
comunicacionales (entendido como información facturada de un modo
determinado) son los que empatizan mejor con cada individuo o grupo de
ellos.
Considero que la comunicación es un fenómeno que comienza a nivel celular y
se manifiesta holísticamente. La comunicación grupal no sería entonces otra
cosa que el intercambio de informaciones elaboradas desde el nivel
microscópico hasta la formación biológica altamente organizada, cuyo punto
de consumación radica en la parte consciente del cerebro. En palabras más
profanas, lo microscópico “sazona” el plato fuerte que es el producto
comunicativo.
Parecería mucho escribir, pero lo único que humildemente puedo alegar es
que todavía resta mucho por andar en el estudio de esta ciencia. Quizás un
día, tarde o temprano, la constitución celular y el factor genético (ADN) den
respuesta a los comportamientos contradictorios; a las reacciones antagónicas
e inesperadas; a las paradojas del comportamiento de individuos, grupos y
comunidades, sin que ello pretenda, como principio ético, manipular esa
fenomenología. En muchos casos, aunque programado inconscientemente, el
individuo piensa y siente que actúa y decide por sí mismo; son, en cambio,
factores de su estructura corporal no inteligente los encargados, en parte, de
condicionar sus respuestas.
Factores todos de importancia y a tener en consideración para elaborar
informaciones, como productos comunicacionales más efectivos.
LA HERMENÉUTICA COMO PROPIEDAD SUBJETIVA

Gadamer sostiene en “Subjetividad e intersubjetividad, sujeto y persona”1 de


1975, que el sentido en que la modernidad lo tomó, y que aún nos parece
totalmente obvio, de que “„sujeto‟ quiere decir algo así como referencia a sí
mismo, reflexividad, yo”, es totalmente ajeno al significado acuñado en el
pensamiento griego. La palabra griega “hypokeimenon”, traducida como
“subjiectum”, significa simplemente “eso que se encuentra por debajo” como
substrato.
Hermenéutica y Subjetividad es un rótulo que equilibra y pone en vecindad
dos términos frecuentemente contrapuestos. En efecto, el entorno
hermenéutico fenomenológico ha dado una visión demasiado crítica contra la
subjetividad que es necesario revisar.
la hermenéutica fenomenológica permite pensar los conceptos de la historia
de la filosofía como un esclarecimiento del más propio sí mismo. En efecto, la
condición fáctica de la subjetividad significa que es necesario acceder a su
estructura temporal para esclarecer su sentido, pues allí radica lo que le es
previamente dado y sus más propias posibilidades.
Del mismo modo, todo ejercicio filosófico debe considerar su condición
histórica para esclarecer la posibilidad de preguntar: «la tarea de una
conciencia filosófica, hermenéuticamente formada, no puede ser otra que la
de tomar conciencia de la historia efectual, de su propia situación
hermenéutica, en una iluminación progresiva de sí misma».2 Tal indagación
relativa al carácter histórico de la comprensión y de la filosofía se desarrolla
en diálogo con la idea de una interpretación fenomenológica, cuyos
rendimientos recaen sobre una hermenéutica
Y es que, en efecto, si la subjetividad ha sido el paso decisivo del olvido del
ser, hasta su consumación en la voluntad de poder de Nietzsche, es evidente
que la subjetividad resulta aún menos plausible en estas condiciones. Las
condiciones fácticas del Dasein, en tanto herencia fenomenológica de la
evidencia, aún adolecen de subjetividad.
A este respecto, Ramón Rodríguez critica allí el riesgo de que tal panorama
cierre las posibilidades efectivas de interpretación fenomenológica de la
historia, algo que es compatible con su apelación a una revisión del sentido de
la subjetividad. De lo contario «cualquier intento de interpretar un
pensamiento que no resulte acorde con el dictamen de la historia del ser
tiende a ser de antemano condenado como aún prisionero del pensar
representativo de la metafísica
la posibilidad de acceso a las estructuras previas, y permite vincular al acto
filosófico con la conciencia histórica sin perder el hilo de la subjetividad. La
posibilidad de acceder al sentido originario de los conceptos y sus horizontes
de sentido no implica ni una relativización histórica ni una ahistoricidad. Sólo
una revivificación, una repetición ejecutora de la aparición del fenómeno
puede llevarla a cabo, y en esto consiste tal interpretación. Por ello es
fundamental ver el vínculo fáctico y los horizontes comunes de la vida del
sujeto: el trato. El concepto técnico de cuidado permite acceder
fenomenológicamente al objeto intencional, y sólo a partir de ahí es posible la
apertura hacia la repetición de conceptos cristalizados y aceptados como tal y
en los cuales reside nuestra pre comprensión del mundo. Esta indicación
formal es el cuidado, y permite señalar y acceder a la condición pre reflexiva y
originaria de la subjetividad.
OBJETIVIDAD HERMENEUTICA

Se ha insistido frecuentemente, hasta convertirse en un tópico, en la estrecha


unidad que sostienen la "objetividad" y el conocimiento científico. La
separación epistemológica entre Ciencias de la Naturaleza y Ciencias Humanas
y Sociales, con su correlato metodológico en la dualidad Explicación
(erkl2ren)- Comprensión (verstehen) respectivamente. ha favorecido en gran
parte esa tendencia a unir la objetividad con los resultados del método
"explicativo", mientras que la "comprensión" se ha visto relegada,
generalmente, al ámbito subjetivo. Siempre me ha llamado la atención el uso,
sobre todo en círculos científicos, del término "subjetivo" o "subjetivista" para
denominar aquello que carece de unas reglas fijas, de unas leyes que incluso
puedan permitir la predicción. Y este sería el caso de las Ciencias Humanas y
Sociales en las que, sin embargo, como ha sabido expresar Gadamer, "su
esencia no queda correctamente aprehendida si se le mide según el patrón
del conocimiento progresivo de leyesw (5). Pero, aun cuando Gadamer
aprecia y considera el concepto de "comprensión" propuesto inicialmente por
Droysen y Dilthey, defiende un planteamiento original.
Así pues, la "comprensión" defendida en la Hermenéutica de Gadamer no se
constituye como una instancia científica dentro de las Ciencias Humanas, es
más bien un intento de entender qué son esas Ciencias; tampoco se comporta
como un método para conseguir la verdad, es decir, como una ruta en la que,
atendiendo a sus reglas, se llegue a la verdad buscada.
en la Hermenéutica de Gadamer la comprensión pertenece a la experiencia
del mundo que se adquiere a través del lenguaje, de modo que ni es subjetiva
ni meramente intersubjetiva. La comprensión gadameriana supone una
"constelación objetiva" condensada en el lenguaje.
Desde la hermenéutica de Gadamer no se puede aceptar una objetividad que
reduzca su ámbito al mero ser empírico. Más allá de lo fáctico, el texto, la obra
a la que su filosofía atiende, revela un mundo propio cuya realidad no se agota
en una primera mirada. Se entiende, por tanto, que la comprensión del texto
admite varias posibilidades, sin merma de la objetividad; no hay una única
interpretación.
En estas circunstancias no es extraño acusar de relativismo al concepto de
verdad latente en la hermenéutica de Gadamer. Frente a la idea de
objetividad que rige en las Ciencias factuales de la Naturaleza, Gadamer
propone un planteamiento más flexible en donde cabe no hallar una
respuesta unívoca ante una misma pregunta. Efectivamente, su postura
discrepa de los intentos de una seguridad indubitable como la que defienden
los partidarios del esquema estímulo respuesta o de la visión verificacionista
del experimento científico. Gadamer se ocupa de la comprensión e
interpretación en el difícil ámbito de las Ciencias Humanas y Sociales,
historicidad. Pues bien, la ardua tarea ante la que se enfrenta Gadarner es
conjugar dos aspectos a primera vista bien distintos: de un lado, la
temporalidad, la tradición, el "mundo" del intérprete, esto es, lo que configura
el plano subjetual de la conciencia histórica; y, de otro lado, la permanencia, la
constancia de la dimensión objetual. La dificultad principal reside en que la
temporalidad -la historicidad- puede hacernos caer en el relativismo si se
insiste excesivamente en que la época histórica envuelve al texto u obra a
interpretar
su vez con carácter de puro acontecimiento; todo el proceso busca llegar al
punto en el que la relación entre el contenido del texto (o la obra) y la opinión
reflexiva del intérprete se concilien. Esa relación podrá llamarse "objetiva"
(25), si se entiende este término como lo opuesto a lo meramente subjetivo;
sin embargo, no recoge los elementos objetivos que garantizan la verdad. Esa
relación favorece la llegada a una verdad correcta, pero la deja exenta de toda
asociación con la objetividad.
Así pues, la objetividad y la verdad, tal como son entendidas en el contexto
examinado, presentan algunas notas que conviene resaltar:
1) se quiere evitar una equiparación entre ambas, de modo que se rechaza la
tendencia Neopositivista en favor de una posición más flexible;
2) la interpretación, a través de la cual se ~profundiza en la verdad del texto,
no tiene por qué ser única;
3) la insistencia en la historicidad de la comprensión e interpretación lleva
aparejada una inclinación hacia el relativismo que Gadamer quiere evitar sin
llegar a despojarse de él; 4) la verdad está asociada a una experiencia del
mundo esencialmente lingüística, de manera que cualquier aproximación a lo
extramental (lo real) pasa por la aceptación del uso intersubjetivo del
lenguaje; esta es la vía desde la cual admitir elementos objetivos.

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