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Una vez más se hace necesario la utilización de un testigo o perito idóneo para la
corroboración de la prueba material una vez ya acreditada. Practiquemos con los
ejemplos antes citados. Rige aquí las reglas del interrogatorio directo para quien
ofrece la prueba material, estándole prohibido el uso de preguntas sugestivas y
todas aquellas antes analizadas como prohibitivas.
En el primer caso, el Fiscal logró acreditar el arma incautada con el policía que
lacró la misma. Le falta ahora corroborar ante el juez que dicha arma fue o, en el
mejor de los casos, tenga el nivel de probabilidad con la comisión del hecho objeto
de prueba. En tal sentido, presenta a su perito balístico.
Podría decir aun el lector que, no obstante ello, aún falta acreditar que dicha arma
percutada, desde la cual ha salido el proyectil encontrado en el occiso, lleva las
huellas del procesado, además si existe pericia de absorción atómica. En efecto,
le doy la razón al lector. Por eso, este segundo nivel de corroboración podrá ir
concatenado a distintas pruebas materiales que, entre si, se corroboren, dándole la
información cierta que el Magistrado requiere para emitir sentencia.