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(Aparece un hombre joven con dos bolsas o sacos de papel llenos, uno a
cada mano. En un saco se lee el nombre "RIQUEZAS" y el
otro "AMBICIONES". El hombre camina fatigosamente con aquella carga
pesada y de vez en vez tiene que hacer un alto para descansar. Por fin a
duras luchas llega ante el Portero.)
PORTERO: Podrás entrar si dejas esos sacos, pues como ves la puerta es
sumamente estrecha y no podrás entrar por ella. Deja esos sacos y te
dejaré entrar.
HOMBRE 1: ¡Dejar esos sacos! Por nada del mundo los dejaría; están
llenos de mis riquezas, de los bienes de este mundo. ¿Como voy a entrar
sin nada? Se que detrás de esa puerta hay un largo camino. ¿Y de que
voy a vivir si no llevo mi dinero? Seguramente moriría antes de llegar al
Reino. No, no puedo dejar mis riquezas. Tengo que entrar con ellas.
(Toma los dos sacos y trata de entrar con ellos, pero no cabe por mas que
trata de hacerlo).
HOMBRE 3: ¿No tendré acaso que trabajar por el camino que conduce a la
vida, hasta que el Señor venga?
PORTERO: Si, todos tenemos que trabajar con gran fervor y fidelidad,
pues el Señor dijo: "Con el sudor de tu frente ganaras el pan de cada día".
PORTERO: Por eso no te dejaré entrar con ellos. Eso significaría que a
través del camino lo único que querrás hacer es trabajar. Seguramente te
dolería dejarlos a un lado durante las horas sagradas del Sábado, no
apartarías un tiempo de cada día para celebrar el culto familiar con tu
esposa e hijos, ni acabarías temprano las noches de culto para venir a la
Iglesia. Recuerda que todos tus instrumentos, toda esa tierra y todo ese
trabajo se sobrará y solo quedaran los frutos de tu vida frente a Cristo. El
te preguntará: "¿Que has hecho de mi Viña, pues la mía me ha llevado
todo el tiempo?" No, no podrás hasta que dejes esos instrumentos y
regreses. El Señor te proveerá de instrumentos cuando los necesites.
HOMBRE 3: Pensaré lo que me has dicho y oraré mucho a Jesús para que
El me ayude a dejar estos instrumentos también. Ahora he comprendido
que el trabajo es un ídolo en mi vida, y así no podré entrar por la puerta
estrecha. (Se aleja).
JOVEN 4: (Viene leyendo en voz alta el Salmo 51). Portero, ¿crees que
seré digno de entrar por la puerta estrecha? Me siento pecador y malo y
pienso que las cargas de mi corazón no me dejaran entrar por la puerta
estrecha. Me siento tan cargado y agotado por el pecado que hasta mis
zapatos he abandonado por el camino. Lo único que deseo es poseer la
vida eterna.
PORTERO: Si, joven, Jesús te invita a entrar por la puerta estrecha, a los
trabajados y cargados El los hará descansar. El camino que te espera es
largo, escabroso, lleno de pruebas y dificultades, pero no iras solo, Cristo
caminará al lado tuyo y llegarás triunfante a la Canaan Celestial. Entrad,
entrad por la puerta estrecha.
PORTERO: ¿Creen ustedes que porque lleven esos carteles ya están lista
para entrar por la puerta estrecha? (Se dirige a una de ellas). ¿Está usted
dispuesta a abandonar sus modas mundanas por amor a Cristo?
SEÑORITA 2: Bueno, no creo que Cristo me pida ser una anticuada y ser
objeto de burlas por su causa, el sabe que yo lo amo y eso es suficiente
para que pueda entrar por la puerta.
PORTERO: Entra querida joven, recibe las palabras del Maestro: "Ninguno
tenga en poco tu juventud, pero se ejemplo de los fieles". Adornate
interiormente con la fe, el amor, la pureza, y la gracia de Cristo Jesús. (Se
dirige al otro grupo). Ustedes no podrán entrar por esta puerta a menos
que renuncien completamente a las costumbres de modas mundanas pues
no hay diferencia entre ustedes y otras que no tienen ese letrero porque
hablan igual que ellos , visten y obran de la misma forma y así no podrán
entrar jamas por la puerta estrecha. (Se van).
MADRE: "Portero, he visto hace poco una madre entrar con sus dos niños
y me he animado a venir con los mios. (Uno trae una gran bolsa que dice:
"Mal Genio" y el otro dice "Desobediente".)
PORTERO: ¿Y esa bolsa que traes en la mano? Dice: "Mal Genio". Así no
podrás entrar. Tienes que abandonarlo completamente. ¿Quieres dejarlo
para que puedas entrar, niña?
PADRE: Yo he luchado día tras día por mi familia, les he dado el mejor
ejemplo y los he atendido con solicitud, pero ha sido en vano. Mi esposa
ha amado mas las cosas del mundo que a Dios y ha guiado a nuestros
hijos por esa senda de perdición. Mi corazón se siente triste y angustiado.
PORTERO: Entrad por la puerta estrecha, quizás tu ejemplo sirva para que
ellos reflexionen y puedan prepararse para entrar. Aun están a tiempo.
(Los niños se cubren el rostro con las manos y se marchan con la madre
muy tristes).
ANCIANO: Quiero entrar por la puerta estrecha. Creo que aun estoy a
tiempo. Cuando era joven oi tu invitación a entrar, pero tenia un mundo
por delante. Era muy joven y pensé que primero debía gozar los placeres
de este mundo y cuando estuviera hastiado de ella entonces entraría por
esa puerta estrecha. Por lo tanto, recorrí todas las sendas que me brindo
la puerta ancha y espaciosa de la vida. Pensé que iba a ser muy feliz, pero
fue todo lo contrario, cada placer traía tristezas, angustias,
desesperaciones, enfermedades y cargas de pecados en mi corazón que
apenas he podido soportar en la vida. ¡Cuanto me pesa no haber entrado
por la puerta estrecha desde mi juventud! Estoy seguro que mi vida habría
sido feliz y tendría paz en mi corazón, pero no importa, te ruego que me
dejes entrar. Creo que aun estoy a tiempo de alcanzar la vida eterna.