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"LA PUERTA ESTRECHA"

PLANES: Preparar una puerta de cartón estrecha y pequeña por la que


pueda entrar con gran dificultad una sola persona. Poner encima un
letrero que diga: "LA PUERTA ESTRECHA". Colocar esta puerta delante
de la puerta de entrada a la plataforma o en un extremo de la misma de
forma que las personas puedan entrar y quedar detrás de ella hasta que
termine el programa. El portero se coloca al lado de la puerta para ir
recibiendo a los que vienen a entrar.

INTRODUCCIÓN: En el Sermón del Monte, sentado en la ladera de la


montaña y contemplando a una multitud hambrienta de pan y de vida,
Cristo habló de dos puertas: una ancha y espaciosa, fácil para los que
aman la vida fácil y el camino de mentiras y habló de otra puerta, de la
verdadera, de la difícil y poco atractiva, la que implica dejaciones y
sacrificios: la puerta estrecha. El dijo: "Son pocos los que entrarán por
ella". ¿Por qué? Porque son pocos los que entran por la puerta de la
verdad, que conduce a la vida y felicidad eterna. En este programa
podremos responder a esta pregunta tan importante: ¿Por que son pocos
los que gustan entrar por la puerta estrecha?

PORTERO: Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y


espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos son los que entran
por ella. Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la
vida y pocos son los que la hallan.

HIMNO: "Hay tan solo dos sendas".

(Aparece un hombre joven con dos bolsas o sacos de papel llenos, uno a
cada mano. En un saco se lee el nombre "RIQUEZAS" y el
otro "AMBICIONES". El hombre camina fatigosamente con aquella carga
pesada y de vez en vez tiene que hacer un alto para descansar. Por fin a
duras luchas llega ante el Portero.)

HOMBRE 1: Portero, he venido para que me permitas entrar por la puerta


estrecha. Como ves he pasado mucho trabajo para llegar hasta aquí.
Estos sacos pesan mucho y apenas podía con ellos, pero se que vale la
pena, pues estoy seguro de que esta es la puerta de la verdad, la que
conduce a la vida eterna, por lo que te suplico me dejes entrar.

PORTERO: Podrás entrar si dejas esos sacos, pues como ves la puerta es
sumamente estrecha y no podrás entrar por ella. Deja esos sacos y te
dejaré entrar.

HOMBRE 1: ¡Dejar esos sacos! Por nada del mundo los dejaría; están
llenos de mis riquezas, de los bienes de este mundo. ¿Como voy a entrar
sin nada? Se que detrás de esa puerta hay un largo camino. ¿Y de que
voy a vivir si no llevo mi dinero? Seguramente moriría antes de llegar al
Reino. No, no puedo dejar mis riquezas. Tengo que entrar con ellas.
(Toma los dos sacos y trata de entrar con ellos, pero no cabe por mas que
trata de hacerlo).

PORTERO: Ya ves, te ha pasado como al joven rico que perdió la vida


eterna por no dar su hacienda a los pobres. Te falta la fe de Pablo que lo
dejo todo y lo consideró como basura por entrar por la puerta estrecha. El
sabia que detrás de ese camino le esperaba una corona de justicia que
daría el el Juez Justo. Marchate y reparte tus riquezas a los pobres y ven
entonces sin ídolos ni ambiciones en tu corazón. (el hombre baja la
cabeza y se marcha con su pesada carga).

HIMNO: "El Camino es Escabroso".

HOMBRE 2: (Con dos vasijas repletas de comida, lleva varios letreros:


Apetitos, glotonería, inmundicias, intemperancia, vicios).

PORTERO: Entrad por la puerta estrecha, porque estrecha es la puerta y


angosto el camino que lleva a la vida y son pocos los que la hallan.

HOMBRE 2: Portero, he oído tu amable invitación y he venido desde muy


lejos, haciendo grandes sacrificios por el Maestro. Se que este es el
camino de la verdad y que para llegar a la tierra nueva tengo que entrar por
esta puerta estrecha.

PORTERO: Podrás entrar si abandonas esas dos vasijas que traes


contigo.

HOMBRE 2: No llevan nada malo, son mis comidas y alimentos favoritos.


Cristo dijo: "Dame, hijo mio, tu corazón". Tu no tienes que juzgarme por lo
que llevan estas vasijas, pues solo Cristo puede ver lo que hay dentro de
mi corazón, que es lo que a El le interesa.

PORTERO: Estas equivocado. Cristo le interesa todo de ti y cuando dijo:


"Dame, hijo mio, tu corazón", es porque sabe que si le damos todo el
corazón, todo lo que somos, pensamos y practicamos, estaremos de
acuerdo con sus enseñanzas. Recuerda que El mismo dijo: "Por sus
frutos los conoceréis". ¿No recuerdas cuando dijo: "Y mirad por vosotros
que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriagues y de
los cuidados de esta vida"? Dale a Cristo tu corazón, pero no se lo des sin
vida, sin latidos, daselo en plena actividad, con todos sus hábitos,
decisiones y apetitos. Entonces ven y entraras por la puerta estrecha. (El
hombre se marcha).

HOMBRE 3: (Trae consigo instrumentos de trabajo, guantes, machetes,


palas, rastrillos, todo lo viene arrastrando penosamente hasta que llega
junto al portero). Portero, yo podre entrar por la puerta estrecha. He
dejado los tesoros de este mundo. He dejado los vicios, he dominado los
apetitos, todo lo he dejado para seguir a Cristo y vengo a entrar por la
puerta estrecha.

PORTERO: ¿Y que son todos esos instrumentos de trabajo que traes? No


es necesario que entres con ellos. Cuando los necesites entonces te
proveerás de ellos.

HOMBRE 3: ¿No tendré acaso que trabajar por el camino que conduce a la
vida, hasta que el Señor venga?

PORTERO: Si, todos tenemos que trabajar con gran fervor y fidelidad,
pues el Señor dijo: "Con el sudor de tu frente ganaras el pan de cada día".

HOMBRE 3: ¿Por que tengo que dejarlos entonces? Si me gusta trabajar


desde antes de salir el sol hasta la entrada de la noche. No me gusta
perder un día, ni una hora de mi trabajo, porque entonces a mis hijos les
faltara el sustento y amo mas mi tierra y mis cosechas que todo.

PORTERO: Por eso no te dejaré entrar con ellos. Eso significaría que a
través del camino lo único que querrás hacer es trabajar. Seguramente te
dolería dejarlos a un lado durante las horas sagradas del Sábado, no
apartarías un tiempo de cada día para celebrar el culto familiar con tu
esposa e hijos, ni acabarías temprano las noches de culto para venir a la
Iglesia. Recuerda que todos tus instrumentos, toda esa tierra y todo ese
trabajo se sobrará y solo quedaran los frutos de tu vida frente a Cristo. El
te preguntará: "¿Que has hecho de mi Viña, pues la mía me ha llevado
todo el tiempo?" No, no podrás hasta que dejes esos instrumentos y
regreses. El Señor te proveerá de instrumentos cuando los necesites.

HOMBRE 3: Pensaré lo que me has dicho y oraré mucho a Jesús para que
El me ayude a dejar estos instrumentos también. Ahora he comprendido
que el trabajo es un ídolo en mi vida, y así no podré entrar por la puerta
estrecha. (Se aleja).

HIMNO: "Si en Valles de Peligros".

PORTERO: ¡Señor, que triste me encuentro! ¿Será posible que no haya


nadie que pueda entrar por la puerta estrecha?

(Se acerca un joven, vestido sencillamente, en plantillas de medias y con la


Biblia en la mano)

JOVEN 4: (Viene leyendo en voz alta el Salmo 51). Portero, ¿crees que
seré digno de entrar por la puerta estrecha? Me siento pecador y malo y
pienso que las cargas de mi corazón no me dejaran entrar por la puerta
estrecha. Me siento tan cargado y agotado por el pecado que hasta mis
zapatos he abandonado por el camino. Lo único que deseo es poseer la
vida eterna.

PORTERO: Si, joven, Jesús te invita a entrar por la puerta estrecha, a los
trabajados y cargados El los hará descansar. El camino que te espera es
largo, escabroso, lleno de pruebas y dificultades, pero no iras solo, Cristo
caminará al lado tuyo y llegarás triunfante a la Canaan Celestial. Entrad,
entrad por la puerta estrecha.

(EL JOVEN ENTRA)

HIMNO: "El camino es escabroso".

GRUPO DE SEÑORITAS: (Traen grandes maletas, bolsas y maletines en


los que se lee: Modas, diversiones, amigos mundanos, ostentación,
vanidades. Vienen elegantemente vestidas, con peinados ostentosos,
traen además unos cartelitos en el pecho y en la espalda que dicen:
"Cristianos". Otros dicen: "Muertos al Mundo").

PORTERO: Entrad por la puerta estrecha, porque estrecha es la puerta y


angosto el camino que lleva a la vida.

SEÑORITA 1: Portero, hemos tardado un poco arreglándonos, esmeradas


y trayendo todo lo que creíamos necesario para el camino. ¿No crees que
así estamos listas para entrar por la puerta estrecha?

PORTERO: ¿Creen ustedes que porque lleven esos carteles ya están lista
para entrar por la puerta estrecha? (Se dirige a una de ellas). ¿Está usted
dispuesta a abandonar sus modas mundanas por amor a Cristo?

SEÑORITA 2: Bueno, no creo que Cristo me pida ser una anticuada y ser
objeto de burlas por su causa, el sabe que yo lo amo y eso es suficiente
para que pueda entrar por la puerta.

PORTERO: Estas completamente equivocada. El Señor Jesús ha dicho:


"Si alguno quiere venir en pos de mi, nieguese a si mismo, tome su cruz y
sigame". ¿Como vas a creer que entraras por la puerta estrecha si amas
mas tus vestidos que a Cristo? ¿Crees que tienes una apariencia de mujer
cristiana siguiendo la moda del mundo? Si te criticaron o burlaron de ti,
seria porque eres igual que ellos. Por eso dijo el Apóstol Juan: "El mundo
no nos conoce porque no le conoce a El". Repito la pregunta: ¿Cuantas
de vosotras estáis dispuestas a dejarlo todo para seguir a Cristo?

SEÑORITA 2: (Baja la cabeza y abraza su maleta y dice que no con su


movimiento de cabeza. Se aparta del portero y las demás se ponen a un
lado. Una de ellas se acerca al portero y le entrega su maleta).
SEÑORITA 3: Portero, yo si estoy dispuesta a dejarlo todo por le Maestro.
El dio su vida y su sangre por mi. Me amó con gran bondad y
misericordia. Hoy he comprendido que he andado en los caminos del
mundo a pesar de llevar ese letrero. Le pido a Jesús que me ayude a ser
una joven consagrada y a dedicar todos los días de mi vida a ganar a otros
para su reino.

PORTERO: Entra querida joven, recibe las palabras del Maestro: "Ninguno
tenga en poco tu juventud, pero se ejemplo de los fieles". Adornate
interiormente con la fe, el amor, la pureza, y la gracia de Cristo Jesús. (Se
dirige al otro grupo). Ustedes no podrán entrar por esta puerta a menos
que renuncien completamente a las costumbres de modas mundanas pues
no hay diferencia entre ustedes y otras que no tienen ese letrero porque
hablan igual que ellos , visten y obran de la misma forma y así no podrán
entrar jamas por la puerta estrecha. (Se van).

SEÑORA CON DOS HIJOS: Portero, yo he oído tu invitación a entrar por la


puerta estrecha vengo a ti temblando, temerosa de que no pueda entrar por
la puerta. Yo no he podido desatender mi hogar y mis hijos para ir a ganar
almas para el Señor. Todo mi tiempo lo he consagrado a mi hogar, a mis
hijos y a la tarea de enseñarles por ejemplo y precepto la Palabra de Dios.
He sido ayuda y sostén de mi esposo y le he ayudado a entrar por esa
puerta estrecha. Juntos hemos celebrado el Culto de Familia cada día. He
sido paciente en la educación de mis dos niños y ellos están preparados
para entrar por esa puerta. Sus corazones tiernos están llenos de fe y de
amor a Jesús, pero ... no tengo nada, ningún merito ni obra valiosa hecha
en favor del Maestro. ¿Crees que podré entrar con mis hijos?

PORTERO: Bienaventurada eres, porque si has sido una buena esposa y


una buena madre fiel que gana a sus hijos, tendrás el Reino de Cristo y la
mas hermosa corona de gloria y de vida eterna. Entrad por la puerta
estrecha.

HIMNO ESPECIAL: "Cuando llegue le momento"

(Entra un matrimonio con dos niños)

MADRE: "Portero, he visto hace poco una madre entrar con sus dos niños
y me he animado a venir con los mios. (Uno trae una gran bolsa que dice:
"Mal Genio" y el otro dice "Desobediente".)

PORTERO: ¿Que labor has realizado en favor de ellos?

MADRE: Bueno, puedes imaginar lo ocupada que he estado. El tiempo no


me alcanza para nada. Tengo que hacer todo en la casa y además coser
ropas para ellos, sacarlos a pasear y asistir a la iglesia. Apenas tengo
tiempo de enseñarles la Biblia ni de compartir sus actividades. Los he
dejado hacer sus gustos pero yo podré adelantar mi trabajo. Pero ellos no
son malos chicos. Rosita es una buena niña, ha sacado unas notas
excelentes en el Colegio y tiene una hermosa voz cuando canta.

PORTERO: ¿Y esa bolsa que traes en la mano? Dice: "Mal Genio". Así no
podrás entrar. Tienes que abandonarlo completamente. ¿Quieres dejarlo
para que puedas entrar, niña?

NIÑA: No, no lo creo necesario. Mami y Papi son buenos cristianos y


nosotros entraremos por la puerta estrecha con ellos porque somos sus
hijos y nos aman mucho. Esta bolsa no quiero dejarla, pues ya estoy
acostumbrada a llevarla y andar con ella. Además, si la dejo, me dirán que
soy una bebe y no quiero ser considerada así por mi hermanito y amiguitas
del barrio.

PORTERO: ¡Cuanto lo siento niña! Ni tu ni tu madre podrán entrar por


aquí, hay que ganar individualmente el derecho de entrar por la puerta
estrecha. Tu como madre no has sabido dedicar tu tiempo a lo mas
precioso; a ganar a tus hijos. Y tu niña, a menos que nazcas de nuevo no
entraras en el reino de Dios. ¿Y tu que dices? (Dirigiéndose al Padre)

PADRE: Yo he luchado día tras día por mi familia, les he dado el mejor
ejemplo y los he atendido con solicitud, pero ha sido en vano. Mi esposa
ha amado mas las cosas del mundo que a Dios y ha guiado a nuestros
hijos por esa senda de perdición. Mi corazón se siente triste y angustiado.

PORTERO: Entrad por la puerta estrecha, quizás tu ejemplo sirva para que
ellos reflexionen y puedan prepararse para entrar. Aun están a tiempo.
(Los niños se cubren el rostro con las manos y se marchan con la madre
muy tristes).

PORTERO: Pronto se cerrara la puerta. El Señor se acerca y hemos de


tomar una decisión con prontitud. El tiempo es breve. No endurezcáis
vuestros corazones.

HIMNO: "Cuando llegue el momento".

(Las puertas se cierran mientras se escucha la ultima estrofa del himno.


Llega un anciano, ya el portero se aleja).

ANCIANO: ¡Espera Portero! ¡No te vayas, espera!

PORTERO: ¿Que desea, Por que me llamas?

ANCIANO: Quiero entrar por la puerta estrecha. Creo que aun estoy a
tiempo. Cuando era joven oi tu invitación a entrar, pero tenia un mundo
por delante. Era muy joven y pensé que primero debía gozar los placeres
de este mundo y cuando estuviera hastiado de ella entonces entraría por
esa puerta estrecha. Por lo tanto, recorrí todas las sendas que me brindo
la puerta ancha y espaciosa de la vida. Pensé que iba a ser muy feliz, pero
fue todo lo contrario, cada placer traía tristezas, angustias,
desesperaciones, enfermedades y cargas de pecados en mi corazón que
apenas he podido soportar en la vida. ¡Cuanto me pesa no haber entrado
por la puerta estrecha desde mi juventud! Estoy seguro que mi vida habría
sido feliz y tendría paz en mi corazón, pero no importa, te ruego que me
dejes entrar. Creo que aun estoy a tiempo de alcanzar la vida eterna.

(Se oye una voz proclamando Apocalipsis 22: 11, 12).

"El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea


inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y
el que es santo, santifíquese todavía.
He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para
recompensar a cada uno según sea su obra".

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