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 “LA COMPRAVENTA”

“La compraventa es un contrato en que una de las partes se obliga a dar una cosa y la
otra a pagarla en dinero. Aquélla se dice vender y ésta comprar: El dinero que el
comprador da por la cosa vendida, se llama precio”.

El contrato de compraventa se consagra en el ART. 1793 y siguientes del Código Civil.


La disposición anterior, nos entrega la definición legal de lo que todos debemos
entender por una compraventa. La compraventa es un contrato en que una parte de
obliga a dar una cosa y la otra a pagarla en dinero.

Además, la definición es bastante buena porque contiene los elementos de la esencia


particulares de todo contrato de compraventa, estos son, la cosa vendida y el precio a
pagar por ella. Ahora bien, podría llamar la atención la expresión que utiliza la norma,
refiriéndose a que el vendedor se obliga a dar.

¿En qué consiste una obligación de dar? Es necesario considerar ambas teorías, tanto
la clásica como la moderna. Sin embargo, en toda compraventa, sea dueño o no el que
vende, siempre el vendedor estará obligado a traditar. Por consiguiente, una cuestión
distinta será el efecto que produzca la tradición, es decir, si ésta opera como modo de
adquirir inmediato o no. En el ART. 1824 y su párrafo antecesor, se habla de “entrega” o
“tradición”, refiriéndose y distinguiendo si el efecto de ella opera como modo de
adquirir. Con todo, esta discusión será analizada con posterioridad cuando sean
estudiados los efectos de la compraventa.

 LAS CARACTERÍSTICAS DE LA COMPRAVENTA COMO CONTRATO”

1. Por regla general, la compraventa es un contrato consensual, y por excepción,


la compraventa es un contrato solemne; Como ya se sabe, la compraventa de
cosas muebles se perfecciona por el solo acuerdo de las partes, en cambio, la
compraventa de bienes raíces, derechos hereditarios, servidumbres y censos
necesitan de la escritura pública para su nacimiento. La inscripción de la escritura
pública en el Conservador de Bienes Raíces no es una solemnidad en el contrato,
sino que es la forma de transferir y/o traditar el dominio del bien raíz vendido del
vendedor al comprador (ART. 686). En consecuencia, una cosa es la existencia de
un contrato y otra distinta es la prueba de un contrato. Ahora bien, es difícil
probar la existencia de un contrato puramente consensual y hay que efectuar las
distinciones de los medios probatorios en virtud de los ARTS. 1708 y 1709.
2. Además, la compraventa es un contrato bilateral; Al momento del nacimiento de
la compraventa, ambas partes se obligan recíprocamente. Así las cosas, el ART.
1793 nos entrega las obligaciones esenciales de la compraventa. El comprador se
obliga a pagar el precio, mientras que, el vendedor se obliga a dar la cosa vendida.
No obstante, la ley en la compraventa impone otras dos obligaciones
importantes, estas son, el comprador tiene la obligación de recibir la cosa y el
vendedor tiene la obligación de sanear el objeto vendido. El saneamiento
comprende a las evicciones y a los vicios ocultos.

3. En todo evento, la compraventa es un contrato oneroso; Esencialmente, la


compraventa siempre será un contrato oneroso, puesto que, ambas partes se
benefician por el contrato, y a su vez ambas partes se gravan recíprocamente por
el mismo. Ergo, el beneficio de uno es el gravamen recíproco de la contraparte.
El beneficio del comprador es incorporar un bien en su patrimonio, mientras que,
el beneficio del vendedor es incorporar dinero en su patrimonio.

4. Siendo onerosa la compraventa, ella podrá ser conmutativa o aleatoria según


sea el caso; En el primer caso, las partes miran sus prestaciones como
equivalentes, en cambio en el segundo caso, existe una contingencia incierta de
ganancia o pérdida cuando nace el contrato (ART. 1813). La norma mencionada,
nos permite estudiar la venta de cosas futuras, recordando que tales
compraventas por excepción podrán ser aleatorias, y por lo tanto, uno u otro
carácter va a depender de la voluntad de los sujetos.

5. Por último, la compraventa es un contrato principal; El contrato de compraventa


subsiste por sí mismo y no requiere de otro para existir. A contrario sensu, el
contrato de compraventa no es un contrato accesorio porque no está hecho para
garantizar el cumplimiento de ninguna obligación.

 “LA CAPACIDAD PARA CELEBRAR EL CONTRATO DE COMPRAVENTA”

¿Cualquier persona puede celebrar un contrato de compraventa? No, porque los


incapaces generales de ejercicio no tienen la posibilidad de celebrar por sí solos un
contrato. Sin perjuicio de ello, nuestro Código Civil en los artículos 1796 y siguientes, ha
establecido incapacidades especiales para celebrar ciertas compraventas, lo que se
traduce en que se está ante ciertas personas que son capaces de ejercicio pero que para
el contrato en concreto son vistos como incapaces.

Por ejemplo: “Es nulo el contrato de compraventa entre cónyuges no separados


judicialmente, y entre el padre o madre y el hijo sujeto a patria potestad” (ART. 1796). La
disposición anterior, corresponde a una norma prohibitiva. Se prohíbe que los cónyuges
– salvo que estén separados judicialmente – sean partes en la compraventa.

Por ejemplo: Al día de hoy, Eugenio no puede venderle su casa a Nicole, ya que por
ley le está prohibido. ¿Por qué? Se busca la evasión de la inmoralidad y la fácil burla a
terceros acreedores. Sin embargo, en la norma se presenta una excepción, esto es, un
caso en que si puede haber una compraventa válida entre cónyuges y es, que ellos estén
separados judicialmente.

Es menester señalar, que la separación judicial no dice relación con el régimen


económico matrimonial, sea sociedad conyugal, separación de bienes o participación en
los gananciales. En este sentido, en todos los regímenes matrimoniales rige la
prohibición del ART. 1796. Con el término “separación judicial”, se apunta a los
matrimonios en que el juez mediante una sentencia, permite a los cónyuges suspender
ciertos deberes matrimoniales, así por ejemplo, el más importante de ellos es el de
cohabitación. En suma, la separación de hecho no permite la compraventa entre
cónyuges. ¿Qué sucede respecto de padres e hijos? La regla a seguir es similar a la
anterior. Si no hay emancipación está prohibida la compraventa entre padre o madre y
el hijo sujeto a patria potestad. Básicamente, la emancipación consiste en cumplir
dieciocho años de edad, sin embargo, hay personas que cumplen la mayoría de edad y
aun así tienen que estar vinculados a los padres*.

Nótese la forma en que comienza el ART. 1796, utilizando la expresión “es nulo”. La
terminología empleada por el Código Civil, equivale a decir que está prohibido. El vocablo
anterior, que por cierto, es utilizado en diversas normas, ha llevado a autores como
Barahona a sostener que en Chile la nulidad de un contrato procede sin declaración
judicial (ipso iure), sin embargo, es una teoría minoritaria.

*TAREA: En relación al ART. 1798; ¿Crees que la prohibición del abogado es extensiva
para su cónyuge? ¿Hasta qué grado llega la extensión?

 “LOS ELEMENTOS DE LA ESENCIA PARTICULARES DEL CONTRATO DE


COMPRAVENTA: LA COSA VENDIDA Y EL PRECIO”

 Cosa Vendida:

Es pertinente mencionar, que no toda cosa puede ser el objeto de un contrato de


compraventa, ya que existen normas prohibitivas al respecto (ART. 1810). ¿Qué cosas
está prohibido enajenar? Se prohíbe enajenar aquellas cosas presentes en el ART. 1464.
No hay que confundir, la venta de cosas con la enajenación de las mismas. Ergo, una
hipótesis es vender las cosas del ART. 1464, y otra distinta es enajenar tales cosas. En
todo caso, es importante tenerlo presente porque en ambos supuestos se llega a la
nulidad absoluta pero por casos de objeto ilícito distinto.

En el primer caso, la venta de las cosas del ART. 1464 es nula en virtud de la parte
final del ART. 1466 (actos prohibidos por ley) – mientras que – en el segundo caso, la
enajenación de las cosas del ART. 1464 es nula por el ART. 1810. Pueden venderse todas
las cosas corporales o incorporales, cuya enajenación no esté prohibida por ley.

A continuación, el ART. 1811 es un complemento del anterior, en el sentido de que


también señala qué se puede y qué no se puede vender. Se mencionan las cosas
singulares que pueden venderse, en tanto en las cosas universales habrá que distinguir
si son universalidades de hecho o de derecho. Las universalidades de hecho sí se pueden
vender. ¿Se puede vender la universalidad de derecho? Hay que distinguir, la herencia sí
pero el patrimonio no, puesto que, este último es un atributo de la personalidad.

En este entendido, para que una cosa sea el objeto de una compraventa debe
cumplir con los siguientes requisitos, a saber:

1) La Cosa Debe Ser Real:

Se refiere a que al momento del nacimiento de la compraventa, la cosa debe existir,


o bien, esperarse que exista. Esta situación, trasciende a la clasificación de las “cosas
presentes” y las “cosas futuras”. Ambos criterios pueden ser la cosa en la compraventa,
e incluso el ART. 1813 expresamente permite la venta de cosas futuras.

“La venta de cosas que no existen, pero se espera que existan, se entenderá hecha bajo
la condición de existir, salvo que se exprese lo contrario, o que por la naturaleza del
contrato aparezca que se compró la suerte”.

Se trata de una norma expresa en la compraventa, en donde se afirma que éstas


pueden revestir dos modalidades, ser condicionales suspensivas o aleatorias, y por cierto
que, una y otra no son lo mismo. Si la compraventa es condicional suspensiva, sus
efectos hay que analizarlos según sus estados (pendiente, cumplida y fallida). Según el
ART. 1813, la compraventa condicional suspensiva constituye la regla general en materia
de ventas futuras, mientras que, la excepción está dada por la compraventa aleatoria.
Sea cual sea, dependerá principalmente de la redacción del contrato.
Asimismo, es posible encontrar el ART. 1814 y en su primer inciso manifiesta lo
siguiente; “La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone
existente y no existe, no produce efecto alguno”. Por ejemplo, Eugenio le vende a Pedro
una moto Harley del año 2022. La última norma, hay que vincularla con todo aquello que
aún no existe, debido a que se produce la falta de objeto. Más tarde, el segundo inciso
indica que; “Si faltaba una parte considerable de ella al tiempo de perfeccionarse el
contrato, podrá el comprador a su arbitrio desistir del contrato, o darlo por subsistente,
abonando el precio a justa tasación”. Por ejemplo, Eugenio le vende a Pedro en $10.000
su Código Civil faltándole todo el libro IV. Se le entrega la facultad de decidir si hay o no
contrato al comprador. Cabe cuestionarse, si la parte que falta del objeto es importante
o no para el acreedor. Si la falta no fuera relevante, el comprador puede persistir en el
contrato, rebajándose proporcionalmente el precio. En cambio, si la falta fuera
relevante, el comprador se puede desistir del contrato (ART. 1545). Ante una falta
importante del objeto, la ley le permite al comprador desistirse del contrato. ¿Qué se
necesita para que el comprador se pueda desistir correctamente del contrato sin que el
vendedor alegue mal uso del remedio? El comprador no debe haber tenido
conocimiento de la parte que le faltaba al objeto, y por lo tanto, tiene que ejercer el
remedio con buena fe. Por último, el tercer inciso señala lo siguiente; “El que vendió a
sabiendas lo que en el todo o en una parte considerable no existía, resarcirá los perjuicios
al comprador de buena fe”.

2) La Cosa Tiene Que Estar Determinada/Ser Determinable:

Se traduce en que las partes tengan conocimiento cierto del objeto de sus
obligaciones. El vendedor tiene que saber qué es lo que debe entregar, mientras que, el
comprador tiene que saber qué es lo que puede exigir.

Probablemente, el comprador espera recibir lo mismo que compró, y por lo mismo,


no una cosa distinta (ART. 1568). Hay que cumplir con lo que se debe. La determinación
puede hacerse mediante dos formas, estas son, como especie o cuerpo cierto o como
cosa genérica. ¿Dónde se produce el problema? El problema se producirá cuando el
objeto de la compraventa es un género – y en particular – cuando no existe una
determinación clara del mismo. Es provechoso que el Código resolviera la ambigüedad,
señalando que el vendedor debe entregar una cosa de una calidad a lo menos mediana.
La calidad mediana se determina en función del fin que tuvo el comprador al celebrar el
contrato de compraventa con el vendedor.

Por ejemplo: Eugenio y Valeria celebran una compraventa en donde lo vendido son
tres perros en $500.000. En estricto rigor, podría haber una compraventa porque hay
objeto, se encuentra señalado el género y su cantidad. El problema está en la falta de
precisión dentro del género en relación con el cumplimiento del contrato. Pudiera ser,
que Valeria esperase perros de raza pastor alemán y Eugenio pensara en perros de raza
chihuahua. Eugenio debe entregar tres perros de una calidad a lo menos mediana, según
lo que Valeria buscaba y esperaba por el contrato. ¿Para qué quieres los perros Valeria?
La alumna los quiere para que cuiden su fundo, por ende, los chihuahuas no le servirían
en su propósito. La calidad a lo menos mediana es lo que en la media satisface al
acreedor. ¿Cómo se evitan estas complicaciones? Siendo más específico dentro del
género, precisando las razas que satisfacen e incorporando la causa ocasional en el
contrato.

3) La Cosa Debe Ser Comerciable:

En estos momentos, hay que remitirse a lo estudiado respecto de las cosas que
pueden o no ser el objeto de una compraventa (ART. 1810). Se pueden vender todas las
cosas, salvo aquellas cuya enajenación está prohibida por la ley. ¿Qué se concluye de la
disposición mencionada? i.- En virtud del ART. 1810, la incomerciabilidad tiene que tener
fuente legal, y por lo tanto, la incomerciabilidad no se aplica a las prohibiciones
convencionales de enajenar y; ii.- No olvidar que vender y enajenar son cosas distintas.

4) La Cosa No Debe Pertenecer Al Comprador:

Si se interpreta a contrario sensu el ART. 1815, es posible abstraer que si la venta de


cosa ajena vale, la venta de cosa propia no vale, porque en tal circunstancia el contrato
carecería de causa. Además, hay que vincularlo con la “exclusividad” del derecho de
dominio.

Venta de Cosa Ajena:

En virtud del ART. 1815 del Código Civil, se valida a la compraventa de cosa ajena. La
expresión “es válida” tiene un sentido técnico-jurídico, significando que tales
compraventas crean derechos y obligaciones. El problema va a estar en determinar si las
compraventas de cosas ajenas crean los mismos derechos y obligaciones de las
compraventas de cosa propia.
“La venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos del dueño de la cosa
vendida, mientras no se extingan por el lapso de tiempo”.

Sea como sea, si bien las compraventas de cosas ajenas son válidas, el Código Civil se
encarga de dejar en claro en el ART. 1815, que éstas no afectan al derecho de dominio del
verdadero dueño. Ergo, la pura celebración de la compraventa en nada afecta al dominio
del verdadero dueño.

Por ejemplo: Una simple compraventa consensual en la que Rocío vende el teléfono
de Eugenio a Javiera. El problema se va a presentar cuando Rocío cumpla el contrato de
compraventa, puesto que, cuando lo haga se va a producir un “fenómeno de hecho”,
este es, que Javiera se va a convertir en poseedora del teléfono. Con el cumplimiento de
la venta, se acaba la posesión que tenía Eugenio sobre el teléfono. Se está tratando a la
adquisición, conservación y pérdida de los bienes corporales muebles. En estos
momentos, se pierde el corpus y el animus. Sin embargo, no se afecta en lo absoluto la
“situación de derecho” respecto del bien, y por lo tanto, sólo cambia la situación de
hecho, porque Eugenio sigue conservando intacto su derecho real de dominio. ¿Cuál es
la consecuencia? En principio, la venta de cosa ajena altera una situación de hecho, como
lo es la posesión, pero no modifica la situación real de derecho respecto del bien. La
dificultad va a estar en si continúa la historia, porque si pasa el tiempo y Javiera es
poseedora, la situación de derecho va a mutar cambiando de la siguiente forma; Javiera
es dueña y Eugenio dejó de serlo. Lo importante es que el derecho de dominio en Javiera
es un derecho nuevo, ya que el modo de adquirir usucapión es originario. El tiempo de
posesión será de dos o diez años, según la calidad posesoria que tenga Javiera respecto
del bien.

Es oportuno mencionar, que es perfectamente posible que Javiera sea poseedora


regular habiendo adquirido de quién no era dueño del objeto, y esto por dos motivos: 1.-
Se exige buena fe inicial y ésta se presume y; 2.- La venta de cosa ajena no es un título
injusto posesorio (ART. 704).

Sabiendo lo anterior, es importante determinar si al día de hoy en las compraventas


en general, el vendedor está obligado o no a convertir en dueño al comprador. Esta
controversia ha sido objeto de análisis desde distintos puntos de vista, y por lo mismo,
hay varias teorías al respecto.

 Los autores que sostienen que el vendedor está obligado a convertir en dueño al
otro, toman como fundamento el ART. 1793, porque el Código Civil exige al
vendedor dar la cosa vendida y eso debería cumplirse siempre, en otras palabras,
todo vendedor convertiría en dueño al comprador. Algunos vendedores
convierten en dueño de forma inmediata luego de la tradición cuando han sido
verdaderos dueños del bien. Otros, permiten la adquisición del dominio de forma
indirecta, esto es, haciendo nacer posesión para que luego se adquiera el dominio
por usucapión.

 Otro sector de la doctrina, estima que hay que distinguir de forma necesaria, si el
vendedor era dueño o no del objeto, porque hay que estarse al momento en que
se cumpla la obligación. No se tiene que centrar en un tiempo posterior, sino que,
en el momento en que se entrega el bien, y como se permite la venta de cosa
ajena, que por cierto, imposibilita convertir en dueño de inmediato al comprador,
se sostiene que no es una obligación en la compraventa convertir en dueño.

 Una última conjetura, afirma que la real obligación de todo vendedor no es


convertir en dueño o no. Aseveran que todo vendedor está obligado a convertir
y a hacer nacer posesión en el comprador, ésta podrá ir acompañada del dominio
o desprovista de él, pero no va a importar por dos motivos: 1.- Porque el poseedor
se reputa dueño mientras otro no justifique serlo y; 2.- Porque sólo quién posee
un bien, puede usar, gozar y disponer materialmente de él. El poseedor no dueño,
igualmente puede usar, gozar y disponer materialmente. La obligación del
vendedor es convertir en poseedor al comprador porque éste siempre está
obligado a traditar. La tradición juega el rol modo de adquirir y el rol no modo de
adquirir. En primer caso, se llega al dominio y a la posesión, mientras que, en el
segundo caso se llega a la posesión.

Ahora bien, es importante discutir si el vendedor debe convertir en dueño o no, para
analizar los efectos del cumplimiento e incumplimiento de la compraventa. Si se sostiene
que el vendedor debe convertir en dueño al comprador, la venta de cosa ajena con
tradición implica que no se ha cumplido el contrato y que se puede demandar por
incumplimiento.

La doctrina mayoritaria estima que el vendedor no está obligado a convertir en


dueño, y por lo tanto, basta la tradición del objeto del contrato para que no se pueda
demandar por incumplimiento.

Comentario Final a la Venta de Cosa Ajena:

En conocimiento de lo anterior, habría un caso en que sí es obligación del vendedor


convertir en dueño al comprador, y este corresponde a la compraventa de bienes raíces.
Si se vende un inmueble, la prestación como vendedor consiste en dos cosas, estas son,
la entrega material y la entrega jurídica. Por ejemplo: Te puedo pasar las llaves del
inmueble (entrega material), pero si no lo inscribo a tu nombre, hay incumplimiento de
contrato (entrega jurídica).

En su conjunto, la disposición del ART. 1818 viene a complementar la norma del ART.
1815, significando que: “La venta de cosa ajena, ratificada después por el dueño, confiere
al comprador los derechos de tal fecha desde la celebración del contrato”. Si hubo
compraventa de cosa ajena y el comprador queda en posesión, se convierte en dueño
no por usucapión, sino que, por la ratificación del verdadero dueño. En esta hipótesis, se
entiende que el comprador fue dueño desde el momento en que celebra el contrato de
compraventa.

Curiosamente, existe un último caso en donde tampoco hay que esperar todo el
tiempo de usucapión para convertirse en dueño de la cosa ajena, y dice relación a cuando
el vendedor de la cosa ajena, luego de la tradición de la misma se convierte en dueño. En
estos momentos, hay dominio del comprador con efecto retroactivo desde que se
efectúo la tradición de la cosa ajena al vendedor (ART. 682).

En resumen, hay que distinguir si el comprador se convierte en dueño por ratificación


del verdadero dueño o porque el vendedor adquirió posteriormente a la tradición el
dominio. En el primer caso, el comprador se entiende dueño desde que ha operado la
fuente de las obligaciones, mientras que en el segundo caso, el comprador se entiende
dueño desde la tradición del vendedor. Como se puede vislumbrar, hacer las
distinciones entre los modos de validación del dominio es importante porque las
épocas en el efecto retroactivo no son las mismas.

En el supuesto de que hubiera venta de cosa ajena con tradición; ¿Qué solución se le
da al dueño del objeto? Puede disponer de la acción reivindicatoria, que es la acción del
dominio. La acción reivindicatoria prescribe de modo reflejo, lo que significa que se
extingue cuando otra persona adquiere el dominio por usucapión. El verdadero dueño
demanda al comprador por acción reivindicatoria, le quitan el bien al comprador y se
protege a éste con la acción de saneamiento por evicción, que genéricamente consiste
en poder demandar al vendedor para que le devuelva el dinero de la cosa comprada.

Ahora bien, en la hipótesis de que hubiera venta de cosa ajena sin tradición; ¿Se
protege de alguna forma al verdadero dueño? No, porque no hay nada que proteger.
No se ha trabado, ni tampoco embarazado su dominio. En ningún caso se pierde la
posesión, y por lo mismo, el derecho de dominio permanece intacto. ¿Existe alguna
protección para el comprador? Hasta el momento, no. ¿Cuándo se puede reaccionar en
favor del comprador? Cuando el vendedor se niegue a entregarle el objeto, es decir, en
circunstancias que se verifique el incumplimiento. ¿Cómo protege la ley al comprador?
Se le confieren los remedios contractuales. Sería procedente estudiar qué remedios
proceden y quién los puede ejercer.

 Precio:

Según el ART. 1793, el precio es el dinero que el comprador da por la cosa comprada.
Ahora bien, tienen que concurrir copulativamente algunos requisitos y, son los
siguientes:

1- El Precio Debe Consistir En Dinero:

Básicamente, significa que las partes tienen que acordar el valor a pagar por el bien.
Por ejemplo, establecer que el pago será en pesos, alguna otra moneda de curso legal
como el dólar o los euros, una unidad/medida reajustable como el IMR, UF o UTM, etc.

La cantidad tiene que estar determinada al momento del nacimiento del contrato.
Cuando nace el contrato, tiene que haber certeza de cuánto se debe y cuánto se puede
exigir respectivamente. Si no se estipula el valor, no hay compraventa y podría haber un
contrato distinto, según muchos autores lo que habría sería una donación. No se exige
para que haya precio que se deba pagar en dinero, sino que, todo debe ser pactado, y no
necesariamente tiene que pagarse en dinero completo, porque está la posibilidad de que
el precio se pague con cosas distintas al mismo, como por ejemplo, con una dación en
pago, pero de todas formas lo que se extingue fue el pago del precio.

En el ART. 1794 se permite a las partes pactar al momento del nacimiento del
contrato, que el precio se pague parte en dinero y parte en cosas distintas del dinero.

“Cuando el precio consiste parte en dinero y parte en otra cosa, se entenderá permuta
si la cosa vale más que el dinero; y venta en el caso contrario”.

En este supuesto, hay que tener cuidado porque si las cosas valen más que la parte
en dinero, por ley se entiende que hubo permuta y no compraventa. A contrario sensu,
si las cosas valen menos que la parte a pagar en dinero se trata de una compraventa.
Por ejemplo: Las partes convienen que el precio deberá pagarse de la siguiente
forma; Con $10.000 en dinero efectivo y con un Código Civil usado. ¿Hay compraventa?
No, porque nunca se menciona cuánto es lo que se debía. Si se hubiese dicho que el
precio es de $20.000 y que se pagará de determinada forma, sí habría precio/Las partes
acuerdan que el precio en la compraventa asciende a $20.000 y se pagará con $10.000
en dinero efectivo y con un Código Civil usado.

Por ejemplo: Las partes acuerdan que el precio es de $10.000 en dinero efectivo y la
entrega de un Código Civil nuevo. El precio es sólo de diez mil pesos. En esta hipótesis,
hay compraventa y su obligación de pagar el precio, como también, una obligación
distinta.

2- El Precio Debe Ser Real:

Se vincula con la seriedad en la voluntad que hace nacer al precio. En consecuencia,


el precio excesivo provocaría la ausencia de objeto, y por lo tanto, se carecería de
compraventa. Por ejemplo, el profesor vende su teléfono en $100. En estricto rigor, el
ART. 1441 permite fijar el precio que las partes quieran, porque éstas miran la
equivalencia en sus prestaciones, sin embargo, el límite es la seriedad en la declaración,
y por consiguiente, una persona podría pedir la nulidad absoluta de la compraventa del
teléfono de Eugenio en $100, como sus herederos y acreedores.

Esta exigencia dirigida a la realidad del precio, en nada se relaciona con la justicia del
precio. El precio justo no es lo mismo que el precio real, porque el Código Civil a
excepción de la compraventa de bienes raíces, nunca exige como requisito que el precio
sea justo, sino que son las partes quiénes buscan la justicia en sus precios. Ergo, sólo en
materia de compraventa voluntaria de bienes raíces, la ley exige justicia en el precio.

3- El Precio Tiene Que Estar Determinado o Ser Determinable:

Se necesita certeza de cuál es el precio al momento del nacimiento del contrato, o


bien, si las partes no señalan de forma expresa el valor, el contrato tiene que fijar las
reglas para la determinación del precio, si éstas no están no hay precio, y por lo mismo,
tampoco habría compraventa.

Por ejemplo: Las partes acuerdan que el precio por la compraventa del anillo será de
$100.000.

Por ejemplo: Las partes acuerdan que el precio por la compraventa del anillo será
aquél que determine el joyero de la joyería Ximeno. En este caso, igualmente hay precio
porque las partes incorporan la fórmula para calcularlo en la compraventa.
La hipótesis anterior, se permite cuando las partes expresamente lo pactan y en
momentos que el precio será determinado por un tercero. Surge la pregunta en orden a
si es posible que alguna de las partes sea la que fije el precio en un futuro (ART. 1808 y
ART. 1809).

“El precio de la venta debe ser determinado por los contratantes/Podrá hacerse esta
determinación por cualesquiera medios o indicaciones que lo fijen/Si se trata de cosas
fungibles y se vende al corriente de la plaza, se entenderá el del día de la entrega, a menos
de expresarse otra cosa”.

“Podrá asimismo dejarse el precio al arbitrio de un tercero; y si el tercero no lo


determinare, podrá hacerlo por él cualquiera otra persona en que se convinieren los
contratantes; en caso de no convenirse, no habrá venta/No podrá dejarse el precio al
arbitrio de uno de los contratantes”.

Por ejemplo: Las partes acuerdan que el precio a pagar por la compraventa será
aquel que señale el vendedor dentro de treinta días siguientes al perfeccionamiento del
contrato. Por regla general, las partes son las que deben fijar el precio en la compraventa,
y por excepción, el precio puede ser fijado por un tercero cuando el contrato lo permita.

Sin perjuicio de lo anterior y respondiendo a la reflexión precedente, una de las partes


sí puede fijar el precio en la compraventa en un tiempo posterior, siempre y cuando, la
determinación no se efectúe haciendo uso de una facultad arbitraria, porque en tal caso,
habría falta de seriedad. No hay ningún problema en que se acuerde por las partes, que
el precio será el que señale el comprador en su calidad de joyero. Ergo, sólo se prohíbe
el precio arbitrario impuesto por una de las partes.

Arras en la Compraventa:
Se consagran en los ARTS. 1803-1805 del Código Civil. Las arras consisten en una suma
de dinero o de cosas muebles, que una parte debe entregarle a la otra en la compraventa,
por regla general, en garantía de la celebración del contrato.

“Si se vende con arras, esto es, dando una cosa en prenda de la celebración o ejecución
del contrato, se entiende que cada uno de los contratantes podrá retractarse; el que ha
dado las arras, perdiéndolas; y el que las ha recibido, restituyéndolas dobladas”.

“Si los contratantes no hubieren fijado plazo dentro del cual puedan retractarse,
perdiendo las arras, no habrá lugar a la retractación después de los dos meses
subsiguientes a la convención, ni después de otorgada escritura pública de la venta o de
principiada la entrega”.

“Si expresamente se dieren arras como parte del precio, o como señal de quedar
convenidos los contratantes, quedará perfecta la venta; sin perjuicio de lo prevenido en el
artículo 1801 , inciso 2°/No constando alguna de estas expresiones por escrito, se
presumirá de derecho que los contratantes se reservan la facultad de retractarse según
los dos artículos precedentes”.

En muchas oportunidades, en la compraventa el comprador le entrega dinero al


vendedor, pero sin que ello constituya el pago del precio del contrato, sino que, se
entrega como una señal en donde se garantiza que se cumplirá en un futuro con el
contrato. A esta posibilidad, se le denomina “arras en garantía”. La intención es pasar
dinero o bienes muebles para garantizar el cumplimiento del contrato de compraventa.

Por ejemplo: El comprador le va a comprar un celular al vendedor. El precio es


$100.000 y se va a pagar en treinta días posteriores a la celebración del contrato. Sin
embargo, el comprador le entrega $10.000 adelantados al vendedor, en señal de que
seguirá cumpliendo con el resto.

Confluye otro tipo de arras, que en el fondo constituyen un adelanto en el pago del
precio. En estos momentos, se conocen como “arras en parte de precio”. Se entienden
como un abono al precio debido. Si bien, las dos figuras que se han mencionado son aras,
ambas no tienen los mismos efectos.

1. Arras en Garantía de la Celebración del Contrato: Estas arras dan derecho a


retractarse del contrato. Si el comprador se arrepiente del contrato, pierde los
$10.000 que había dado en garantía – en cambio – si el vendedor se arrepiente del
contrato, éste tendrá que restituir las arras dobladas ($20.000). La retractación
que se permite en estas arras, sólo procede dentro del plazo de dos meses de
recibidas las arras, o antes de celebrarse la escritura pública de compraventa si la
hubiere, o antes de que se haya entregado el objeto vendido. Hay tres
oportunidades para arrepentirse de la compraventa válidamente celebrada. Por
cierto que, las arras en garantía son derechamente una pena civil.

2. Arras Como Adelanto del Precio o Parte del Precio: En éstas no se confiere el
derecho de retracto, puesto que, no es posible arrepentirse de lo que ya está
siendo cumplido, que es el pago del precio.

Por ejemplo: Juan celebró una compraventa con Pedro respecto de un celular en
$100.000 pagaderos en treinta días más. Sin decir nada, el comprador sacó $10.000 de su
billetera y se los entregó al vendedor, quién se los recibió. Ambos terminaron
despidiéndose fraternalmente. En este supuesto, no existe voluntad expresa. ¿Hay
voluntad tácita? No, porque es equívoco. Sin embargo, el Código Civil zanja la discusión
en el último inciso del ART. 1805, señalando que lo que hubo son arras en garantía, estas
son, una norma supletoria de la voluntad.

 “LOS EFECTOS DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA”

En esta oportunidad, se va a hablar de los derechos y las obligaciones que el contrato


de compraventa crea para ambas partes. Básicamente, se estudian las obligaciones
porque de inmediato está el derecho, y por lo tanto, hay efectos para el vendedor y para
el comprador. En primer lugar, los efectos de la compraventa para el comprador son la
obligación de pagar el precio y la obligación de recibir la cosa vendida. En segundo lugar,
los efectos de la compraventa para el vendedor son la obligación de entregar la cosa
vendida y la obligación de sanear el objeto vendido.

Los efectos anteriores no están mal, aunque han cambiado un poco con la visión más
moderna del Código Civil, puesto que, hay que despegarse del contrato como algo que
crea obligaciones. Ergo, el énfasis ya no está puesto en la creación de obligaciones. Al
día de hoy, importa la satisfacción del acreedor y la obligación del vendedor es hacer
nacer una posesión útil y pacífica del objeto comprado en el comprador.

La “entrega de la cosa” correspondería a hacer nacer posesión y el “saneamiento”


diría relación con que la posesión sea útil y tranquila. Al final, tanto teoría clásica como
moderna apuntan a lo mismo, sólo que esta última se enfoca en la satisfacción del
acreedor. El comprador quedará satisfecho cuando tenga la cosa en su poder, pueda
servirse de ella y nadie se la pueda quitar. ¿Cómo se logra eso? Entregando una posesión
útil y tranquila.
Siempre que se hable de los efectos de un contrato, se estará tratando de los
derechos y obligaciones de las partes, distinguiendo si el contrato es unilateral o
bilateral. La compraventa impone obligaciones esenciales y obligaciones como
elementos de la naturaleza de la misma. En resumidas cuentas, en el contrato de
compraventa hay dos obligaciones importantes para cada parte, el vendedor tiene la
obligación de entregar y sanear el objeto vendido, mientras que, el comprador tiene la
obligación de pagar el precio y recibir la cosa vendida.

(1) Obligaciones del Vendedor:

Las obligaciones del vendedor se entienden y justifican de una forma muy fácil,
asumiendo que lo que él debe hacer es:

 El vendedor debe hacer nacer posesión en el comprador, es decir, que este último
tenga el bien con ánimo de dueño;

 La posesión debe ser útil y pacífica.

Según el ART. 1824, las obligaciones del vendedor se reducen en general a dos, la
entrega o tradición, y el saneamiento de la cosa vendida. Podría ser, que la expresión
“entrega o tradición” llamase la atención. La mayoría de los autores, sostiene que en
esta norma el Código está distinguiendo si la tradición opera o no como modo de
adquirir, verificando si ella cumple o no con todos sus requisitos para serlo. No se refiere
exclusivamente a que el vendedor sea dueño para que la tradición opere como modo de
adquirir, porque ésta tiene cuatro requisitos y sólo uno de ellos es la titularidad del
dominio, de repente pudiera ser que faltara otro y en tal caso habría entrega, sin
embargo, es complicado que pueda suceder.

Bajo ningún respecto, se va a entender que entrega hace alusión a la simple entrega,
entendida como el cumplimiento de una obligación nacida de un título de meratenencia.

Otro comentario importante, dice relación con el saneamiento. El término “sanear”


se vincula a la utilidad y a la pacificidad de la posesión, es decir, que ésta permita
realmente al comprador usar el bien. El vendedor debe sacar todo aquello que le impida
al comprador utilizar la cosa. Asimismo, el vendedor debe garantizar que nadie turbe y/o
embarace la posesión del comprador. En consecuencia, sanear es amparar, proteger,
sacar lo malo y liberar, entre otras cosas. El saneamiento es una obligación del vendedor,
y por lo tanto, tiene plazos de prescripción extintiva, sin perjuicio de las demás acciones
que tenga el comprador en su calidad de poseedor para proteger por sí su posesión.
Por ejemplo: Si un tercero intenta perturbar la posesión del comprador, éste tiene
dos posibilidades, a saber: 1.- Puede recurrir al vendedor para que lo ayude o; 2.- Puede
ejercer alguna acción posesoria como la publiciana. ¿Conoces alguna obligación que no
se estipule expresamente en el ART. 1824? El deber de cuidado cuando procede, es una
obligación que no se incluye literalmente en la norma, pero podría abstraerse.

a- Obligación de Entregar la Cosa Vendida:

La obligación de entregar no se debe comprender únicamente en su sentido material


refiriéndose al traspaso material, sino que es mucho más compleja porque puede – no
siempre – consistir en la realización de varias conductas por parte del vendedor. En estos
momentos, se vincula con la forma de cumplir una obligación de especie o cuerpo cierto
y una obligación de género, y a ambos tipos de obligaciones se les aplicará las entregas
de cosas muebles y de cosas inmuebles.

Por ejemplo: El objeto vendido es una cosa corporal mueble y concretamente se


trata de un género. ¿Qué implica entregar? Desde luego que el traspaso material de las
cosas muebles, y como se trata de una tradición hay que estarse al ART. 684. La
disposición anterior es un poco conflictiva, dado que, al día de hoy los autores discuten
cuál es su contenido y qué es lo que se regula realmente. ¿En la norma se regula cómo
se entregan en tradición las cosas muebles? ¿O bien, en ella se regula el elemento
intención en la tradición de bienes muebles? La doctrina mayoritaria, sostiene que se
regula la forma de entregar, pero sigue siendo un asunto fuertemente discutido. En
suma, cualquiera de las formas del ART. 684 hace que el vendedor de las cosas cumpla
con la entrega.

Por ejemplo: El objeto vendido es una cosa corporal mueble y específicamente se


trata de una especie o cuerpo cierto. ¿Qué cosa corporal mueble podría ser una especie
o cuerpo cierto? Un automóvil o la vaca Aurelia. Ahora bien, en las obligaciones de
especie o cuerpo cierto entregar consiste en la realización de las siguientes conductas:
1.- Realizar el traspaso material; 2.- Apreciar el debido cuidado cuando es procedente,
esto es, cuando la entrega se ha deferido para un tiempo posterior. Como se trata de
una cosa mueble, la entrega sería la tradición, sujetándose a los efectos de ella, es decir,
si el comprador se convierte en dueño o en poseedor.

Por ejemplo: El objeto vendido es un bien inmueble como especie o cuerpo cierto.
Por razones obvias, el hecho de que el inmueble sea una especie o cuerpo cierto
constituye la regla general. Ahora bien, el vendedor debe entregar el bien raíz al
comprador, y en este supuesto se pueden distinguir tres conductas distintas: 1.- La
entrega material del bien, que en la práctica se efectúa entregando las llaves del
inmueble, siempre y cuando, ello le permita al comprador el ingreso y ocupación efectiva
del bien raíz; 2.- Hay que cuidar el inmueble hasta la entrega y; 3.- Es necesario entregar
jurídicamente, y por lo mismo, hay que inscribir la propiedad en el Conservador de Bienes
Raíces a nombre del comprador. En su conjunto, las tres conductas establecen el
cumplimiento de la obligación. ¿Qué puede ocurrir? i.- Podría suceder que el comprador
tenga el bien materialmente pero que no se le inscriba a su nombre, y en tal caso, el
vendedor no está cumpliendo con su obligación de entregar. Ergo, el vendedor ha
incumplido el contrato y son procedentes los remedios contractuales de rigor; ii.-
Asimismo, habría incumplimiento si se hubiera verificado la entrega jurídica más no la
entrega material y; iii.- El comprador compró una propiedad con una piscina de fibra de
vidrio y se le hace entrega del terreno sin ella. En este último caso, se parte de la mala fe
y habría incumplimiento porque hay cumplimiento parcial de la obligación.

¿Qué pasa en la práctica? ¿Cómo siendo abogado del comprador, le aseguras que el
vendedor le va a cumplir? Nunca existirá algo más eficaz que el cumplimiento mismo, sin
embargo, se pueden aplicar medidas conminadas a la ejecución del contrato. Hay una
cláusula que se utiliza muchísimo y se trata de la “cláusula de no transferirse el dominio
si no hay pago del precio – y al revés – que el precio no se paga si no se transfiere el
dominio”.

Por ejemplo: El profesor Eugenio se quiere comprar una propiedad de 500 metros
cuadrados que cuesta $300.000.000. Como todo comprador, persigue asegurar dos
cosas, estas son, tener material y jurídicamente el bien raíz. Ahora bien, en la práctica lo
que se debe pactar en la escritura pública de compraventa es lo siguiente; Se le da una
orden y/o instrucción al notario que autoriza la compraventa, pero se exige que no se
entregue el precio al vendedor mientras éste no inscriba la propiedad a nombre del
comprador, y por lo tanto, sólo cuando el vendedor exhiba al notario la inscripción
conservatoria a nombre del comprador, el funcionario público deberá hacer entrega del
precio.

¿Qué pasa si lo vendido es un inmueble genérico? Por ejemplo, Eugenio le vende a


Pía uno de sus inmuebles en $100.000.000. ¿Habría contrato de compraventa? En estos
casos, no se perfecciona la compraventa por falta de objeto, puesto que, se carece de
determinación. Si se admitiera esta hipótesis, se llegaría al absurdo de cuestionarse qué
tipo de inmueble va a ser el objeto de la compraventa. ¿Por naturaleza? ¿O bien, por
adherencia? ¿Acaso se está refiriendo a los útiles de labranza? Algunas personas podrían
sostener, que en estos casos se cumple entregando un inmueble de una calidad a lo
menos mediana, pero es una situación imposible y extremadamente difícil de
sobrellevar.

Riesgos de la Cosa Vendida:

Cabe la posibilidad de que lo vendido sea una especie o cuerpo cierto, y que su
entrega esté deferida a un tiempo posterior, en otras palabras, hay que entregar en un
momento distinto a la fecha del nacimiento de la compraventa. En ese lapso de tiempo,
la especie estará bajo la custodia del vendedor, y por consiguiente, es posible que el
objeto se destruya, o se deteriore, o se aumente.

¿Cuándo alguna de las tres cosas mencionadas ocurre, qué sucede jurídicamente con
el deudor y con su obligación correlativa para con el acreedor? Se dice que la teoría de
los riesgos, es un efecto particular y privativo de los contratos bilaterales.

 Destrucción del Objeto/Deterioro en Poder del Deudor:

Antes que todo, hay que distinguir el motivo por cual se destruyó y/o deterioró el
objeto, es decir, si fue una causal imputable o no al vendedor.

Si el hecho fue imputable, nuevamente hay que precisar si hubo destrucción o


deterioro. En este sentido, si hubo destrucción el deudor debe el valor del objeto más la
indemnización de perjuicios – en cambio – si hubo deterioro cabrá distinguir si éste ha
sido o no importante. Si el deterioro es importante, se le permite al acreedor pedir la
resolución del contrato o llevarse la cosa objeto del contrato en el estado en que se
encuentre más la indemnización de perjuicios. Si el deterioro no es importante, el
vendedor debe entregar la especie o cuerpo cierto en el estado en que se encuentre, no
procediendo la rebaja del precio (ART. 1590*).

“Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor recibirlo en el estado en que se


halle; a menos que se haya deteriorado y que los deterioros provengan del hecho o culpa
del deudor, o de las personas por quienes éste es responsable; o a menos que los
deterioros hayan sobrevenido después que el deudor se ha constituido en mora, y no
provengan de un caso fortuito a que la cosa hubiese igualmente expuesta en poder del
acreedor/En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la
rescisión del contrato y la indemnización de perjuicios; pero si el acreedor prefiere llevarse
la especie, o si el deterioro no pareciere de importancia, se concederá solamente la
indemnización de perjuicios/Si el deterioro ha sobrevenido antes de constituirse el deudor
en mora, pero no por hecho o culpa suya, sino de otra persona por quien no es
responsable, es válido el pago de la cosa en el estado en que se encuentre; pero el acreedor
podrá exigir que se le ceda la acción que tenga su deudor contra el tercero, autor del
daño”.

Si el hecho fue por caso fortuito, por regla general el deudor no debe nada, a menos
que, al momento de la destrucción y/o deterioro, éste se haya encontrado constituido
en mora, o bien haya existido una cláusula expresa de asunción de responsabilidad
permitida por el inciso final del ART. 1547.

“Todo lo cual, sin embargo, se entiende sin perjuicio de las disposiciones especiales de
las leyes, y de las estipulaciones expresas de las partes”.

 Mejoras de la Especie:

Por ejemplo: Eugenio celebra la compraventa de una vaca del fundo de Jorge. La
época de entrega es en sesenta días más desde la celebración del contrato. No obstante,
en ese periodo de tiempo la vaca queda preñada. ¿A quién le pertenecen las crías? La
vaca y sus crías le corresponden legítimamente al comprador.

Para dar solución a esta hipótesis, hay que recurrir al ART. 1820. En esta disposición,
también se contempla la teoría de los riesgos en las especies o cuerpos ciertos, pero se
incorpora la posibilidad de que el objeto vendido experimente aumentos. El problema
está en que la norma contiene dos hipótesis al respecto.

Por ejemplo: La cosa vendida es una fuente del profesor Astudillo con alas y que tira
agua. La entrega está prevista en sesenta días posteriores contados desde la celebración
de la compraventa. En este caso, se incluye un plazo y por lo mismo, se aplica la regla
general si se destruyera el objeto.
Por ejemplo: Las partes celebran la compraventa de una estatua, pero ésta debe
entregarse sólo si Chile clasifica al mundial de Rusia 2018. El contrato se celebra el día 21
de agosto y la entrega está sujeta a una condición suspensiva. El ART. 1820 quiere
expresar lo siguiente; Si la venta es condicional y se cumple la condición, en principio el
vendedor es quién debe soportar la destrucción, es como decir que el vendedor le sigue
debiendo al comprador. Ahora bien, ocurre que el artículo mencionado tiene que ser
vinculado con el elemento subjetivo, esto es con el motivo por el cual se destruye el bien,
que podrá ser en razón de la imputabilidad o el caso fortuito (ART. 1486). El ART. 1820
no entrega elementos subjetivos para determinar el motivo de la destrucción. Es
importante tener en consideración los efectos de las obligaciones condicionales
suspensivas, puesto que, en el tiempo de pendencia de la condición, el vendedor no debe
nada al comprador, pero sí la condición suspensiva se cumple, se entiende que el
vendedor le debe al comprador con efecto retroactivo, distinto es cuando la entrega
está sujeta a un plazo, porque el derecho nace de inmediato, y por lo tanto, el vendedor
siempre le está debiendo al comprador. Todo lo que se ha mencionado, es lo que tuvo
en consideración Andrés Bello, para alterar la regla según la modalidad en que debía
entregarse el objeto.

Comentarios Finales a la Obligación de Entregar:

El ART. 1828 del Código Civil expresa lo siguiente: “El vendedor es obligado a entregar
lo que reza el contrato”. ¿Qué significa? Importa que el vendedor deba entregar lo mismo
a lo que se obligó originariamente. En estos momentos, se aplica la regla de la identidad
del pago. ¿Cómo se entrega? Hay que diferenciar el objeto debido, esto es, distinguiendo
entre una cosa mueble, una cosa inmueble y un crédito. Las formas de traditar son
distintas según los tres tipos de objetos debidos. ¿Dónde hay que entregar? En la
compraventa, no se entregan reglas al respecto, y por lo tanto, se aplican los principios
en materia de pago (ART. 1587-1589). ¿Cuándo hay que entregar? En virtud del ART. 1826,
se afirma que si las partes no han acordado nada en especial, se entrega inmediatamente
después de celebrado el contrato, lo que por cierto, es el efecto normal en materia de
cumplimiento de las obligaciones. El ART. 1826 es una norma de aplicación general en los
contratos. ¿Quién sufre los gastos de la entrega? Por ley, ante el silencio de las partes el
gasto lo asume el vendedor, pero esto podrá ser modificado por el acuerdo de ellas (ART.
1825). Sin embargo, lo más común es justamente la excepción a la regla general, porque
cuando se compra a distancia es el comprador quién paga los gastos de envío, o bien los
vendedores recargan en el precio de venta el gasto de envío. De una u otra forma, el
comprador siempre termina pagando el precio de expedición del bien.

Venta del Mismo Objeto a Dos o Más Personas Por Contratos Distintos:

Por ejemplo: Hoy día, Eugenio le vende su teléfono a Javiera, mañana se lo vende a
Catalina y pasado mañana se lo vende a Silvana. El problema está en determinar quién
tiene derecho a quedarse con el objeto (ART. 1817).

El ART. 1817 concede tres reglas por orden de exclusión y, son las siguientes: 1.- Tiene
derecho a quedarse con el objeto la primera persona que lo recibe, en este sentido, si
Eugenio le entrega a Catalina el celular, siendo que ella fue la de al medio en las
compraventas, ésta tendrá derecho a quedarse con el bien. Obviamente, habría
incumplimiento de contrato para Javiera y para Silvana; 2.- El vendedor hizo entrega del
objeto a dos personas al mismo tiempo por medio de tradiciones fictas (ART. 684),
siempre y cuando, se acepte que el artículo anterior regula las formas de hacer la
entrega. En este supuesto, tiene derecho a quedarse con el bien la persona que preceda
en las entregas y; 3.- Si no se le ha entregado el bien a ninguna de las personas, el título
más antiguo prevalece por sobre los otros.

Falta de Entrega del Objeto Vendido/Incumplimiento de la Obligación de


Entregar:

La falta de entrega se aprecia desde un sentido amplio, es decir, tratándose de la


ausencia de la entrega material, de la entrega jurídica o de la inobservancia del debido
cuidado. Las tres figuras mencionadas, configuran el incumplimiento de la obligación de
entregar, sea que se presente una o la otra, o todas ellas en su conjunto.

Se analizarán los remedios que confiere la ley al comprador. Con acierto, es posible
sostener que se deberían aplicar los remedios autónomos del ART. 1489, no olvidando
que cada remedio tiene sus requisitos, y por lo tanto, habrá ocasiones en que el
comprador no podrá ejercer el remedio de la resolución, del cumplimiento forzado o de
la indemnización de perjuicios.

En materia de compraventa, existe una regla especial en cuánto a los efectos por el
incumplimiento del pago del precio (ART. 1826). El segundo inciso de la norma, podría
ser visto como una reiteración a la regla del ART. 1489, ya que el Código Civil utiliza otras
palabras pero denotan lo mismo. Así las cosas, con la expresión “perseverar en el
contrato” se está refiriendo al “cumplimiento forzado” y con el término “desistirse de
él” se está haciendo alusión a la “resolución del contrato”. Incluso, el tercer inciso de la
disposición, manifiesta que todo se va a entender si el comprador ha pagado el precio o
está llano a cumplirlo, lo que en todo evento dice relación con una reiteración del ART.
1552, esto es, la excepción de contrato no cumplido, o bien, la mora purga la mora. En el
último inciso, el artículo permite al vendedor legalmente no entregar siempre (1) que
haya menguado la fortuna y/o patrimonio del comprador, (2) que haya un peligro
inminente de que no le van a pagar y (3) que no haya seguridad en el pago del precio. En
consecuencia, son tres requisitos copulativos para que el vendedor pueda negarse
legítimamente a entregar el bien.

Por ejemplo: Marcos celebra una compraventa con Eugenio, en donde este último se
obliga a venderle un automóvil. El precio del auto es de $4.000.000. La compraventa se
celebra el 18 de agosto y la entrega es el 30 de septiembre contra pago del precio, en
otras palabras, en el día prefijado se tienen que cumplir ambas obligaciones. El 01 de
septiembre, Marcos queda sin trabajo siendo despedido sin indemnización alguna. A su
vez, Marcos tiene cuatro juicios ejecutivos en su contra de acreedores distintos, y
además tiene embargada su cuenta corriente. Cabe señalar, que Marcos no le ha
ofrecido a Eugenio ninguna garantía de cumplimiento del precio. Llegado el 30 de
septiembre; ¿Eugenio se puede negar a la entrega del auto a Marcos? En el ejemplo que
se ha expuesto, por supuesto que sí. Probablemente, Marcos va a reclamar y su reclamo
se va a traducir en una demanda por incumplimiento contra Eugenio. ¿Qué puede hacer
Eugenio? Se tiene que defender en el juicio alegando como excepción perentoria el
inciso final del ART. 1826. Es una excepción que se puede utilizar en juicio para atajar un
remedio contractual por incumplimiento.

¿Cuáles son las acciones que puede ejercer el comprador en contra del vendedor si
éste no le entrega el objeto?

 Acción Resolutoria;

 Pretensión de Cumplimiento Específico/Cumplimiento Forzado;

 Indemnización de Perjuicios; y

 Acción Reivindicatoria: En todos aquellos casos, en que haya entrega jurídica más
no material. Por ejemplo: Hubo tradición del dominio de un bien raíz pero éste no
se ha entregado aun materialmente.

Todo lo que se ha mencionado hasta el momento, es sin perjuicio de las penas


privadas que las partes pueden acordar por el incumplimiento de la obligación, así por
ejemplo, las cláusulas penales y las arras.

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