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¿ DIES DIFICULTADES QUE TIENE LA EDUCION EN COLOMBIA EN LA

ACTUALIDAD?

RTA:

Regular el alcance del derecho a la educación

Hay que garantizar, por medio de la ley, el acceso y permanencia a una educación de calidad.
Hay que reconocer que en este aspecto estamos atrás del promedio en América Latina tanto en
educación inicial como en superior. Sabemos que una educación inicial integral y de calidad es
la mejor inversión para formar niños más sanos intelectual y emocionalmente a lo largo de la
vida, pero hemos hecho relativamente poco por materializar este derecho.

En educación superior hay que fortalecer la educación pública y asegurar el mejoramiento de la


calidad y el robustecimiento de las universidades regionales. Medidas del gobierno como las de
transferir recursos masivos hacia la educación privada, desplazándonos de esta manera a
sistemas de “subsidio a la demanda” y atendiendo tan solo unas ínfimas poblaciones de los
jóvenes de los estratos más bajos de la población no ayudan a este fin. Dicha política deberá
modificarse para poder garantizar el derecho a seguir estudiando al que tiene la población que
culmina la educación media. “La educación es un derecho y no una mercancía”, gritaban en las
calles los estudiantes universitarios en 2012. En Colombia todavía es un derecho a medio
cumplir para los jóvenes universitarios y para los menores de cinco años.

Mayor articulación de los niveles educativos

Hasta el momento carecemos de un verdadero sistema educativo que permita la articulación de


los diversos niveles y subsistemas. El desafío consiste en trabajar para que los distintos
subsistemas interactúen de manera participativa y descentralizada tanto a nivel horizontal como
vertical. La educación oficial y privada debe responder a fines comunes y los diferentes niveles
deberán superar la fragmentación actual. En un sistema, los diversos elementos están
articulados a las mismas finalidades. Ese es el reto.

Lineamientos curriculares pertinentes


Para construir la identidad nacional y aprender de otras experiencias y contextos es necesario
que el país construya lineamientos curriculares generales, pertinentes y flexibles. Enfoques
excesivamente prescriptivos e informativos terminan por violar la Ley General de Educación.
Por ello, hay que empezar por reconocer que los llamados Derechos Básicos de
Aprendizaje representan más un retroceso que un avance. Múltiples estudios concluyen que
fortalecer la autonomía es una condición para mejorar la calidad de la educación. La
explicación es sencilla: la autonomía empodera a la comunidad. Hoy sucede exactamente lo
contrario: docentes y directivos sienten que las decisiones vienen “desde arriba” y que ellos no
participan en su elección. Creen que los problemas se originan por fuera de la escuela y por ello
es poco lo que sienten que pueden hacer para transformarlo. Mientras no cambiemos esto, no
será posible mejorar la calidad de la educación colombiana.

Una política pública para la formación de docentes


Algo muy grave pasa en los actuales procesos de formación docente. Los egresados de las
facultades de educación alcanzan los peores puntajes entre todos los egresados del sistema
universitario, como en las pruebas Saber pro, con los resultados más bajos en lectura crítica,
razonamiento numérico y competencias ciudadanas. La calidad educativa depende en alto
grado de los niveles alcanzados en formación por sus docentes. Es por ello que hay que
replantear por completo el modelo de formación de maestros en Colombia ya que es obvio que,
mientras no cambiemos esta situación, no será posible mejorar la calidad de la educación. Otro
reto complejo, pero necesario y posible.

Hay que dejar de enseñar lo mismo

Es necesario un profundo replanteamiento pedagógico y de los currículos. Los modelos que


enfatizan la transmisión de informaciones, hoy vigente en la mayoría de instituciones
educativas, han demostrado que no logran promover el desarrollo humano e integral de los
estudiantes. Los niños y jóvenes presentan graves limitaciones para pensar, comunicarse y
convivir debido, en parte, a la supremacía de los modelos pedagógicos tradicionales en la
mayoría de colegios. Para transformar esta realidad, necesitamos fortalecer la formación,
garantizar reuniones periódicas de docentes y ampliar el apoyo y el estímulo a las innovaciones
educativas para que sistematicen, evalúen e investiguen sobre sus procesos. Todos los docentes
del país tendremos que aprender a partir de allí.

El problema de la educación no es tecnológico, sino pedagógico

Los cambios tecnológicos, per se, no producirán transformaciones pedagógicas. La tecnología


puede apoyar procesos de cambio pedagógico y por eso debe ser pensada y adecuada tanto para
mejorar la enseñanza como para hacerlo en el aprendizaje. Sin embargo, es indispensable
impulsar el uso pertinente y generalizado de las nuevas tecnologías para el aprendizaje, la
enseñanza, la investigación y la innovación.

La sociedad colombiana ha enfermado emocionalmente


La larga y cruenta guerra llenó a Colombia de ira, odio e intolerancia. Algunos grupos políticos
han querido nutrirse de esta enfermedad con fines electorales y por ello promueven la venganza
como solución a los problemas. Este peligroso escenario nos obliga a los educadores a trabajar
por consolidar las competencias ciudadanas de manera que fortalezcamos la convivencia sana,
el trabajo en equipo y la interacción respetuosa con los demás. El desafío es construir la paz
desde las aulas y ayudar a impulsar el cambio cultural que requerimos como sociedad.
Superar el atraso en los niveles educativos del sector rural

Si no lo logramos, no será posible una paz estable y duradera. La pobreza estructural rural y la
falta de tierra, crédito y tecnología constituyeron el factor más importante que explica el origen
del reciente y cruento conflicto armado colombiano. Es por ello que actualmente se requiere
hacer un énfasis especial en la educación dirigida a la ruralidad, en esa Colombia olvidada y
atrasada que depende en exceso de sus propios y limitados recursos porque no ha podido contar
con el necesario apoyo estatal.

Se requiere de mayor inversión

Para elevar la calidad hay que destinar recursos suficientes a la formación, educación inicial,
rural, salarios y a la jornada completa. Todo esto de cara a asumir las metas incumplidas y
abordar en serio un proceso de mejoramiento en la calidad. Contrario a lo que se ha dicho con
fines publicitarios, hoy los recursos siguen siendo los mismos que veinte años atrás: 4,5% del
PIB. Así es difícil garantizar el derecho a una educación de calidad que consolide la frágil
democracia colombiana.

Más apoyo a la ciencia y la investigación

Una sociedad que piense impulsar el desarrollo humano requiere de la ciencia para aumentar la
capacidad de respuesta a las demandas sociales, basándose en la investigación de nuestros
propios problemas, y porque la ciencia está intrínsecamente asociada a la salud y la calidad de
vida. Lo triste de la historia es que, en los últimos años, la inversión en ciencia en Colombia es
una “locomotora” que se apagó. Por eso, los recursos para la entidad que apoya la investigación
vienen bajando desde el año 2013 cuando alcanzó los mayores rubros. Hoy son inferiores en un
44 %. El reto es revertir esta tendencia.

Los dos planes decenales anteriores lamentablemente no lograron impactar la política educativa
nacional o regional ni tampoco generaron una amplia movilización de recursos hacia la
educación. La pregunta sigue en pie: ¿cómo darle al nuevo Plan la fuerza política, social,
económica y legal que se requiere para que, en verdad, el próximo gobierno lo incorpore en su
plan de desarrollo y los gobiernos regionales hagan lo propio?
La respuesta es muy sencilla: necesitamos que la educación se convierta en una prioridad
nacional y que los gobernadores y alcaldes así la asuman. Estamos todavía lejos de lograrlo.
Necesitamos un Acuerdo Nacional que le evidencie a la sociedad que la única posibilidad para
desarrollarnos a mediano y largo plazo es consolidando procesos educativos de mayor calidad
que garanticen la democracia formando individuos con mayor criterio y autonomía para pensar
y actuar. El desafío es estructural: o formamos individuos más autónomos moral y
cognitivamente, o seguiremos carcomidos por la corrupción y siendo borregos de intereses de
otros.

La decisión no depende de los políticos, sino de la ciudadanía. Al fin y al cabo, somos los
ciudadanos los que elegimos a los gobernantes. Y no será eligiendo a los mismos como
transformaremos la sociedad colombiana, ni como resolveremos los problemas estructurales de
la educación colombiana.
UN CAMBIO DE METODOLOGIA Y PEDAGOGIA
La educación ha dejado de lado la condición de sus estudiantes, sobre todo la pública. La concentración
en crear proyectos y programas reducidos a métodos que solo deben aplicarse en el aula es una de las
razones para que la educación sea de tan mala calidad.

El afán por mostrar resultados en las pruebas nacionales e internacionales hace que las clases se vuelvan
una mera repetición de temas totalmente fuera de contexto respecto a la condición de los estudiantes y su
futuro. Tal vez por ello es que aparte de ocupar los últimos puestos en las Pruebas Pisa, también somos
uno de los países de Latinoamérica con más ninis (jóvenes que no estudian ni trabajan)

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