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Marta Brovelli.
Guía Fundamento Epistemológico del Currículum
Les hemos hablado hasta aquí de conocimiento escolar y de conocimiento
científico, corresponde entonces que aclaremos las diferencias entre ambos. Como han
podido comprender el conocimiento científico tiene un régimen de saber, de producción del
conocimiento que se realiza a través de la investigación, diferente al del conocimiento
escolar que constituye los saberes seleccionados como contenidos para la enseñanza y que
se desarrolla en contextos institucionales, burocráticos, son dos regímenes del saber
diferentes aunque interrelacionados. Surge ante esta cuestión una serie de interrogantes,
como los siguientes:
¿Qué sucede con los conocimientos en este proceso que van siguiendo?
Estos y otros interrogantes son los que se ha formulado IvesChevallard1, autor que
ha creado el concepto de transposición didáctica a través del cual se explica, qué sucede
con las sucesivas transformaciones que va sufriendo el saber científico (saber sabio) hasta
convertirse en saber enseñado. Este concepto que el autor lo presenta en una conferencia
sobre la enseñanza de las matemáticas, que era su especialidad, produce tal efecto y cobra
tanta importancia que hoy se lo puede considerar como propio del campo de la didáctica.
1
Chevallard, I.: LA TRANSPOSICIÓN DIDÁCTICA. Del saber sabio al saber enseñado, Aique, Buenos
Aires 1991.
El autor pretende llamar la atención de los enseñantes acerca de la inevitable
distancia que se produce entre el saber sabio (conocimiento científico) y el conocimiento
enseñando. De allí que reclame por la “necesaria vigilancia epistemológica” para evitar que
el objeto de enseñanza se concierta en “patológico” o se “envejezca”. Por eso es necesario
que el docente tome conciencia de esa ruptura, de esa diferencia, que cuestiones la
identidad espontánea y se responsabilice de la normatividad que impone al objeto de
enseñanza. Esto significa la necesidad de la vuelta permanente del docente a los saberes
científicos, para corroborar que la distancia con el saber enseñado, o sea el saber en su
versión didáctica, sea la adecuada, de manera tal que se asegure que se realiza una
enseñanza actualizada, y no desformada respecto del conocimiento científico (evitar el
envejecimiento que sufren los saberes y su patologización).
Una selección del saber, que tiene que ver con las decisiones de los diferentes
ámbitos de concreción curricular.
La desincretización del saber (separado en campos del conocimiento
diferenciados), organizado por lo general, tal como hemos visto, en materias y
asignaturas.
Una programabilidad de la enseñanza y la adquisición del saber, que tiene que ver
con la “normatividad” en cuanto a la progresión en el conocimiento.
Todas esta características del saber escolarizado, que Chevallard las denomina como
“preparación didáctica”, son las que hacen a la puesta del conocimiento en un “texto del
saber”, que pasa a marcar la normatividad en la enseñanza de una manera que resulta
arbitraria en relación con el saber científico. Esto significa que distintos textos del saber,
distintos discursos didácticos, pueden normar con diferentes criterios de selección y
organizaciónlos contenidos de la enseñanza.
Otros conceptos importantes que aporta este autor son los de “sistema didáctico” y
“sistema de enseñanza”. El primero de ellos es una relación ternaria entre: docente, alumno
y saber, como conocimiento enseñado, que la representa de la siguiente manera:
D
A
•
C
El “sistema de enseñanza”, strictu sensu, es el conjunto de sistemas didácticos,
rodeados por lo que denomina noosfera (padres, especialistas, funcionarios, políticos),
entendida como el entorno de las instituciones educativas, que tienen preocupaciones e
injerencias en la educación, que a su vez está ubicada en el contexto social y cultural
macro. Es el lugar donde lugar las negociaciones acerca de la enseñanza, sus contenidos, es
decir acerca de los textos de enseñanza; es el espacio en el que se preparan y producen las
reformas educativas, cuyo objetivo es el de lograr una buenas distancia entre el sistema
educativo y el medio. Ello implica discusión acerca de los contenidos y de los métodos de
enseñanza, aunque éste última aspecto parece más una preocupación de los docentes, un
trabajo interno, que de el diseño de las reformas.
Es “conservado”, perdura a lo largo de los años sin ser alterado, ajeno a cambios y
renovaciones científicas.
Ahora sí, estamos en condiciones de diferenciar las características del saber sabio o
saber científico y del saber escolarizado o contenidos enseñados y, por consiguiente,
comprendemos mejor la necesidad de, por un lado, mantener la necesaria vigilancia
epistemológica y, por otro pensar en formas de enseñanza adecuadas para permitir mejores
construcciones de conocimientos aprendidos.
Reconocemos que éste es uno de los temas que puede exigir mayores esfuerzos para su
comprensión, y ofrecer algunas dificultades propias de un “objeto del saber” que se
presenta como nuevo. Aconsejamos lecturas en profundidad, reflexión y especialmente
reflexión compartida con otros.
Los invitamos a reflexionar acerca de este tema, y para comenzar proponemos una
serie de preguntas que pueden orientarnos en la tarea. Para esto a continuación les
presentamos algunos interrogantes sobre la enseñanza:
¿Qué sucede entre el discurso teórico acerca de la enseñanza y las formas de concretarla en
el aula?
¿Por qué frente a diferentes contextos institucionales y de aula se repiten las mismas formas
de enseñanza?
¿Por qué se repiten las mismas formas de enseñanza aunque los contenidos a enseñar
provengan de distintos campos del conocimiento?
¿Cuáles son las razones que llevan a los docentes a determinadas “rutinas” en la enseñanza?
¿Qué sucede en el aula entre los saberes que poseen los alumnos y los contenidos que el
docente pretende enseñar?
Estos, y otros posibles interrogantes nos permitieron pensar que el problema común
a ellos, aunque tal vez no el único, tenía que ver con el problema del conocimiento,
entendiendo por tal a toda forma de saber.
Podemos ahora plantearnos un interrogante que resulta básico ante las cuestiones
que venimos desarrollando:
De este modo transitamos hacia la segunda parte del problema, pues nos interesa
además, indagar acerca de cómo estas relaciones del sujeto docente con el conocimiento,
aparecen, se reflejan o condicionan sus modos de enseñanza. Entonces tendremos que ver
cómo y cuándo comienza a darse esta doble relación del docente con aquello que debe o
quiere enseñar, y por otro lado con los modos y las acciones que selecciona para hacerlo.
Aquí tampoco queda ausente el problema del modo en que juega el objeto a ser enseñado,
teniendo en cuenta que pertenece a un campo disciplinar específico, con un desarrollo
histórico y construcción particular, que posee características propias, tanto estructurales
como sintácticas, referidas a sus modos de sistematización y comportamiento.