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Las normas matrimoniales están vinculadas con aquellas que regulan las relaciones
sexuales (incesto, adulterio, exclusividad sexual, monogamia, poligamia), la
reproducción y la filiación de los hijos, según las reglas del sistema de parentesco
vigente. El matrimonio suele estar estrechamente relacionado con la familia y en
algunos casos constituye su núcleo. Las reglas sobre finalización del matrimonio
incluyen aquellas referidas al divorcio.
Etimología
El origen etimológico de la palabra
matrimonio como denominación de la
institución bajo ese nombre no es
claro. Se suele derivar de la expresión
"matris munium" proveniente de dos
palabras del latín: la primera "matris",
que significa "madre" y, la segunda,
"munium", "gravamen o cuidado",
viniendo a significar "cuidado de la
madre por el marido/padre", en tanto
se consideraba que la madre era la que
contribuía más a la formación y crianza de los hijos. Otra posible derivación
provendría de "matreum muniens", significando la idea de defensa y protección de la
madre, implicando la obligación del hombre hacia la madre de sus hijos.67
Una lectura, que pretende ir más allá de la pura etimología de los dos términos que
componen la palabra, hace derivar el significado originario del segundo término
"monium", que se encuentra también en patri-monium y merci-monium, y que alude
a "agente" o "acción"): según tales fuentes,8 el concepto de matrimonio remitiría a
una acción por parte de la mujer y que pareciera remontarse al rol de la mujer en las
sociedades matriarcales.
Características generales
La forma histórica y tradicional de matrimonio es entre un hombre y una mujer, con
la finalidad de constituir una familia. Esa definición ortodoxa ha sido cuestionada,
de una parte, porque se ha otorgado reconocimiento a las uniones entre un hombre y
una mujer con finalidades prácticamente idénticas al matrimonio, pero que adoptan
formas y denominaciones distin tas (v. infra las sociedades de convivencia). Por otro
lado, el desarrollo de nuevos modelos de familia han desvinculado la función
reproductiva del matrimonio: parejas no casadas con hijos o matrimonios sin hijos
madres y padres solteros o madres y padres con una pareja de su mismo sexo.
Finalmente, en varios países y estados se ha producido una ampliación de derechos
que ha dado reconocimiento al matrimonio entre personas del mismo sexo.
La monogamia es la
práctica más común.
El matrimonio se considera
una institución importante
porque contribuye a definir
la estructura de la sociedad,
al crear un lazo de parentesco entre personas (generalmente) no cercanas en línea de
sangre (al respecto, recordemos que también hay comunidades en las que se
acostumbra el matrimonio entre primos o entre parientes de distintos grados; véanse
las entradas acerca de la endogamia y el incesto). Una de sus funciones ampliamente
reconocidas es la procreación y socialización de los hijos (si bien no es
absolutamente necesario casarse para tener hijos, ni todos los matrimonios
heterosexuales los tienen), así como la de regular el nexo entre los individuos y la
descendencia que resulta en el parentesco, rol social y estatus.
Eso fomentaba una división muy drástica entre las actividades masculinas y
femeninas dentro de la relación matrimonial y traían un desbalance poco sano al
matrimonio.
En algunos hogares latinos, aún en épocas actuales, la mujer tiene que trabajar
muchas horas, sin goce de salario, sin derechos y sin ese “tiempo personal” para
recargar sus baterías. Todavía hay quienes no consideran el trabajo doméstico como
propiamente un trabajo, sino como una “obligación” que tiene la esposa en el
matrimonio.
El matrimonio es como un regalo que tanto el esposo como la esposa reciben. En ese
regalo vienen ciertos privilegios y derechos, pero también vienen ciertas
responsabilidades, obligaciones y tareas y no hay manuales que especifiquen cuáles
tareas debe hacer el hombre y cuáles la mujer.
El que la mujer esté naturalmente mejor dotada para realizar ciertas tareas en el
hogar, no impide que el hombre pueda aprender a hacerlas. El hogar, el matrimonio
y los hijos no son sólo de uno, sino de los dos. Cada miembro de la pareja debe
evaluar los roles y expectativas que tiene frente a su cónyuge y ajustarlos a las
necesidades reales de la pareja. Comunicación clara y precisa es siempre una
herramienta importantísima en este proceso.
Para quienes toman el matrimonio como una institución religiosa antes que social, el
matrimonio fue establecido por Dios para alejar al hombre y a la mujer del pecado,
para permitirles criar hijos con honor y permitir las relaciones sexuales legítimas
entre los conyugues sin que por ello exista pecado.
Proyectándose hacia unos años más, con la pregunta “¿Cómo imaginamos a nuestra
familia en el año 2021?”, el 32% de la población se imagina con una familia estable,
organizada y unida; mientras que el 26% se visualiza con un negocio propio. En
tercer orden, un 21% estaría estudiando o culminando una carrera, además de gozar
de buena salud, por citar algunos aspectos.
Otros componentes son la valoración y aceptación de los hijos e hijas con sus
cualidades y defectos; eso también les permitirá reconocer sus errores y repararlos.
Eso también les dará independencia, autoestima y buena autoestima.
Todos estos ingredientes compartidos en el seno familiar, y complementados desde
la escuela u otros factores externos de la sociedad, formará a mejores personas y
hogares estables y unidos.
Matrimonio civil
Como matrimonio civil se designa aquel que establece la
unión entre dos personas, que pueden o no ser del mismo
sexo (dependiendo de la legislación de cada país),
celebrado ante una autoridad civil, por medio del cual los
contrayentes adquieren derechos y deberes patrimoniales
y domésticos, según lo dispuesto en el código civil del
país, y todo ello sin que medie autoridad religiosa alguna.
Matrimonio religioso
El matrimonio religioso es aquel que establece la unión entre un hombre y una
mujer, con arreglo a los principios doctrinarios de una religión, y que se celebra ante
una autoridad de dicha religión.
Matrimonio católico
Como matrimonio católico se conoce aquel que celebra la unión entre un hombre y
una mujer ante Dios, de manera perpetua y según los dictados de la doctrina
católica, para vivir en comunidad de vida y de amor. Como tal, para la Iglesia
católica, el matrimonio constituye un sacramento y es una institución a perpetuidad
que no puede romperse.
Matrimonio cristiano
El matrimonio cristiano es una
institución divina que celebra
la unión de un hombre y una
mujer con Dios bajo los
principios de la doctrina de
cristiana, sin incluir al
catolicismo, pero sí el grueso
de las religiones protestantes.
Como tal, el matrimonio
cristiano es indisoluble, pues
según la doctrina de Cristo,
“lo que Dios juntó no lo puede separar el hombre” (Mateo XIX: 6). Por otro lado, a
diferencia de la Iglesia católica, las iglesias cristianas sí permiten que sus ministros,
presbíteros y diáconos establezcan uniones matrimoniales.
Matrimonio igualitario
Como matrimonio igualitario o matrimonio entre personas del mismo sexo (también
llamado coloquialmente como matrimonio gay o matrimonio homosexual) se conoce
aquel que concierta la unión entre dos personas del mismo sexo (biológico y legal),
para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses, a través del cual los
contrayentes se sujetan a los derechos y deberes de tipo patrimonial y doméstico
establecidos por la ley vigente de su país.