Teología Paulina: una teología en diálogo

Angel Luis RECUENCO QUITORÁN

Recensión del libro “Pablo de Tarso y las primeras cristianas gentiles:

reflexiones desde la Carta a los gálatas”, de la autora Tatha Wiley

Trabajo presentado al (la) profesor(a)

Rosa Yáñez

SANTIAGO DE CHILE, 12 de setiembre del 2019


WILEY, Tatha. Pablo de Tarso y las
primeras cristianas gentiles:
Reflexiones desde la Carta a los
gálatas. Trad. por Esther Miquel.
Salamanca: Ediciones Sígueme, 2005.
166 páginas. ISBN: 84-301-1582-X.
La figura de Pablo de Tarso siempre ha
sido un punto de convergencia de
intereses a distintos niveles en la
reflexión cristiana. Para poder
aproximarnos a su impresionante figura,
los que nos encontramos iniciando el
camino de la reflexión teológica
necesitamos subirnos sobre los hombros
de los gigantes que le han dedicado la
1 2
Tatha Wiley, Pablo de Tarso y las primeras cristianas
gentiles: Reflexiones desde la carta a los gálatas, trad.
por Esther Miquel (Salamanca: Ediciones Sígueme,
2005), 141.
vida a desentrañar y exponer la
relevancia teológica, eclesiológica,
social y pastoral del Apóstol de los
Gentiles. El libro Pablo de Tarso y las
primeras cristianas gentiles, de Tatha
Wiley pretende acercarnos una vez más
a la profundidad de la persona y
pensamiento de Pablo, haciendo un
análisis exhaustivo desde la perspectiva
socio-religiosa de la comunidad de
Galacia, una naciente Iglesia que, al
igual que las demás, no estaba exenta de
problemas al momento de objetivar el
universo social del cristianismo. Sin
embargo, podemos colocar la obra de
Wiley entre las de corte más innovador,
ya que nos ofrece un cambio de
perspectiva sumamente interesante para
el acercamiento a la Carta a los gálatas,
la cual es, en su opinión, “la carta magna
de la libertad cristiana”.1
La autora, dedicada a la literatura
teológica y la educación, ha ocupado y
ocupa puestos importantes de enseñanza
tanto en la St. Thomas University de
Minnesota como en la United
Theological Seminary of the Twin
Cities, en el mismo estado, y pretende
hacer una exégesis cercana a la gente en
los distintos lenguajes contemporáneos.2
Como presentación inicial del presente
«Wiley, Tatha», en la web official de Encyclopedia.com,
acceso el 10 de setiembre de 2019,
https://www.encyclopedia.com/arts/educational-
magazines/wiley-tatha
libro, cabe mencionar, antes de hablar de
la tesis como tal, que se ubica, de
acuerdo a lo leído, en un lenguaje
feminista que podría ser calificado de
moderado (por la flexibilidad del uso de
los términos) pero potente (por el peso de
los argumentos y el recurso a grandes
figuras de la teología como W. Meeks, J.
Barclay, A. Segal y E. Schüssler
Fiorenza). Antes de la exposición
sistemática de lo referente al libro, cabe
mencionar que, a lo largo de la
recensión, se hará una presentación de
los elementos fundamentales del mismo
a la par de un diálogo con la propuesta
de la autora, lo cual se presentará de
manera fluida.
Ya ubicándonos al interior del texto, es
oportuno mencionar, como se dijo antes,
que la autora ofrece, como principal
novedad de su texto, el cambio de
paradigma al acercarnos a la Carta a los
gálatas (y, me atrevería a decir, a todos
los escritos paulinos). Para poder
entender la tesis de la autora, es
necesario partir de la novedad
metodológica de la que se hace uso a lo
largo del texto, y ésta es la negación de
dos presupuestos presentes en la
exégesis que nos viene desde los Padres
de la Iglesia primitiva y que se ha
3 4
Planteamiento teológico que sostiene que el
cristianismo como religión sustituye al judaísmo como
sujeto de la Alianza con Israel, llegándolo a considerar
como inferior al cristianismo (Nota de autor).
mantenido hasta los grandes teólogos y
exégetas de los ss. XIX y XX (y de los
cuales se derivan las otras novedades que
encontraremos en el libro): el suponer,
en primer lugar, que Pablo sostiene y da
fundamento a una teología de la
sustitución3; y, en segundo lugar, que de
las cartas paulinas se puede hacer una
exégesis con una mirada netamente
teológica (sin considerar el contexto
histórico, social, cultural y de género).
Así, partiendo de la convicción de que la
asamblea gálata era puramente gentil, la
tesis de la autora se resume, en sus
propias palabras en defender, “tanto en
lo referido a su contexto inmediato como
a sus consecuencias directas, que la
disputa entre los evangelizadores sobre
la necesidad de la circuncisión fue una
disputa sobre si la participación de los
gentiles en las asambleas de Galacia
debía o no diferenciarse en función del
género”.4 La autora llega a conclusiones
muy interesantes delante de su tesis,
usando una metodología muy dinámica y
ordenada, que permite al lector mantener
el hilo conductor durante toda la lectura:
parte de un análisis contextual en el que,
en primer lugar, deconstruye el
planteamiento de que lo que prima en la
Carta a los gálatas (de ahora en
Wiley, Pablo de Tarso y las primeras cristianas gentiles,
11.
adelante, CaG) es la pugna sobre la
preeminencia del cristianismo sobre el
judaísmo (de hecho, una considerable
novedad a lo largo del texto es la no-
consideración de la categoría “cristiano”
como algo que históricamente se pueda
afirmar de las primeras asambleas
mesiánica, ya en contexto palestinense,
ya en contexto helenista o gentil) y
aclarando cómo La Torá no solo tenía
una relevancia religiosa-espiritual, sino
que servía también como separador
social, no solo ad extra iudaeos, sino
también ad intra. Luego de hacer esto, en
el segundo capítulo la autora presenta la
figura de Pablo y su contexto, para
poder, en el tercero, describir de manera
general pero profunda la controversia en
Galacia a la luz de las consideraciones
previas sobre la pluralidad del judaísmo,
la importancia del lenguaje polémico en
el tiempo de Pablo (y, por ende, en las
redacciones paulinas), la legitimidad del
reclamo de los judeocristianos
evangelizadores en Galacia y la
necesidad de considerar la problemática
de la circuncisión desde una perspectiva
social (mejor dicho, desde las divisiones
concretas que supone adherir
completamente al judaísmo). El cuarto
capítulo va mucho más hacia la tesis de
la autora: desde lo anterior, Wiley
considera la figura de la mujer en los
distintos contextos tocados (judío, gentil
grecorromano, prosélito y, finalmente,
cristiano-gálata). Al final, el capítulo 5
se podría considerar tranquilamente
como una síntesis conclusiva de todo lo
tratado. Metodológicamente, me
atrevería a afirmar desde una perspectiva
muy personal, que la metodología usada
por la autora, al ir de menos a más (lo
cual se puede considerar como una de las
grandes fortalezas estructurales del
libro), es ideal para aquellos que, con
cierto conocimiento de Pablo, se acercan
a esta obra. Además, la forma
sistemática de argumentación y
fundamentación de sus postura,
recurriendo a teólogos y exégetas
autorizados, haciendo uso de una amplia
bibliografía, es un aliciente para aquellos
que pretendan conocer más (y desde
distintas perspectivas) la figura del
Apóstol. De más está ampliar en lo dicho
anteriormente: el estilo simple y la
flexibilidad de la redacción, así como la
necesaria redundancia en ideas clave,
logran una retención considerable y una
comprensión bastante amplia en el lector
atento.
Sin duda alguna, el resultado es por
demás novedoso, sobre todo el contexto
de personas que, si bien tienen
conocimiento de la figura paulina, le
deben ese conocimiento justamente a la
exégesis tradicional de sus escritos. Esta
conclusión se puede resumir de la
siguiente manera: la CaG no sería, como
tal, una pretensión del autor de
deslegitimar el judaísmo de su época ni
colocarlo en segundo plano debajo de un
cristianismo que, estrictamente
hablando, aún no existe independiente
del judaísmo5, y tampoco quedaría
limitada a un debate que se quede en la
separación ad extra que genera la ley
entre los circuncisos (los que pertenecen
plenamente al pueblo de la Alianza) y
gentiles; por el contrario, la problemática
radica en las separaciones que la
aceptación de la circuncisión generan ad
intra ecclesiae, siendo la más básica y
relevante la separación a causa del
género, en una comunidad que, de
acuerdo a la “verdad del evangelio”,6 ya
no se encuentra regida por la
discriminación de los integrantes de la
asamblea por criterios de género,
procedencia o status (lo cual es
característico de la Teología judía
conservadora). Esto trae, como
consecuencia siguiente que la aceptación
de la circuncisión en la asamblea gálata
hubiese implicado una neutralización (o,
mejor dicho, una subyugación) de la
figura, la participación y la relevancia de
las mujeres gálatas en la asamblea.7
5
De hecho, en diversas partes del texto, la autora
prefiere hablar de judaísmo mesiánico y evangelizadores
mesiánicos en lugar de usar los términos cristianismo y
misioneros cristianos (nota de autor).
6
Término que hace alusión al evangelio de no
discriminación y libertad que el apóstol predicaba en
Esta conclusión está precedida por una
serie de proposiciones novedosas de la
autora para la comprensión tanto de la
figura de Pablo como de la teología
propuesta por el. De ellas, se rescatan las
siguientes: 1. Una variación de la
concepción del evento de Damasco:
Pablo no se cambió a una nueva religión,
sino que, luego de un proceso de
conversión fruto de una experiencia
religiosa, dejó de lado su pertenencia al
grupo de los fariseos para pasarse a las
filas de los discípulos de Jesucristo, lo
cual sería considerado como un
movimiento judío mesiánico; 2. La
aceptación de que Pablo no se
desenmarca en ningún momento de su
realidad judía: Pablo no reniega de su ser
judío, sino que lo vive a plenitud desde
su nueva convicción; 3. Una nueva
comprensión de la teología paulina, más
a la luz de los contextos concretos de las
comunidades a las que escribe (con la
historia, la cultura, la realidad social
concreta y el universo simbólico
específico de por medio) que desde una
perspectiva netamente teologizante del
contenido de sus cartas (y más aún,
desde una teología de la sustitución que
en realidad no sería contenido de sus
nombre de Cristo. Expresión muy usada por la autora
(nota de autor).
7
Wiley, “Pablo de Tarso y las primeras cristianas
gentiles”, 135-136.
cartas); 4. El gran aporte de la
compresión de la Torá desde su
connotación social como elemento de
delimitación no solo hacia fuera del
Pueblo Elegido, sino también hacia
dentro (y la consecuente consideración
de los niveles de pertenencia y
perfección en la Alianza); 5. La
consideración y puesta en escena de la
perspectiva de género para revalorizar la
complejidad del tema de la circuncisión
en la misión de los evangelizadores
mesiánicos judíos, en la composición y
dinámica de las comunidades paulinas (y
en especial, la gálata), y en la perspectiva
totalmente diversa del apóstol Pablo; 6.
La nueva perspectiva sobre el lenguaje
polémico propio de la carta, entendido
no desde un rechazo presunto de Pablo
por sus correligionarios, sino más bien
dentro del contexto común de la retórica
del tiempo; 7. Por último, la relevancia
que tienen las categorías de verdad y
libertad en la propuesta de Pablo y en la
dinámica de las comunidades, en las que
las diferencias de género no son
relevantes al momento de participar (e
incluso liderar carismáticamente) de la
comunidad.
Vale decir, a todo esto, que una posible
debilidad en el argumento de Wiley (que
en realidad se debe más a la
especificidad de la obra que a una
cuestión de intención) es la no
consideración de otros criterios de
diferenciación y “clasificación” (en el
sentido de dividir a los miembros de la
comunidad en “clases”) que también
parten de la realidad la circuncisión y
que ocasionarían división (p.ej.: la
consideración del tratamiento de los
esclavos tanto a la luz del contenido de
la Torá como de la realidad judía). Sin
embargo, esto no sería en realidad una
observación a la visión de la autora, con
la cual, he de decir, me identifico en gran
medida.
Nos encontramos, entonces, frente a una
obra que se hace de necesaria lectura
para quien quiere acercarse a la riqueza
de la teología paulina y comprobar cómo
ésta está en constante diálogo con la
cultura, tanto la de las primeras
comunidades cristianas, como con la
nuestra. Y es que, para poder iniciar una
reflexión que tenga en una recta
consideración el papel de la mujer en la
Iglesia en la actualidad desde una
perspectiva bíblica-cristiana, la
perspectiva de Tatha Wiley podría
significar una buena iniciación.
Angel Recuenco Quitorán, SDB.
Estudiante de pregrado, UC Chile