Sei sulla pagina 1di 92

Cuidado y

consejería
pastoral

Formación Pastoral
Iglesia Metodista Libre
Latinoamérica
Cuidado yConsejería
Pastoral

Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restau-
rarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.
Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.
Gálatas 6:1-2 NVI

FORMACIÓN PASTORAL
Iglesia Metodista Libre
Latinoamérica
Equipo Directivo

Directora de área
Dra. Delia Nüesch-Olver

Equipo de Formación Pastoral Latinoamérica


Dr. Paul Olver, Dr. Glenn Lorenz, Dr. Ricardo Gómez y Dr. Casto Rojas

Coordinador de proyecto
John Jairo Leal Rincón

Equipo de Trabajo
Beth Gómez, Jennifer Porras Pabón, Luis Fernando Pérez Rojas, Luz Mery Moscote Miranda y
Shirley Yomara Cadena Maldonado

Diseñador
Johan Ferney Ríos Arboleda

Permitimos a otros distribuir, remezclar, retocar y


crear a partir de esta obra de modo no comercial,
siempre y cuando nos den crédito y licencien sus
nuevas creaciones bajo las mismas condiciones.

Elaborado en Medellín, Colombia


2018
INTRODUCCIÓN

Es para nosotros un gusto presentar a los líderes de la Iglesia Metodista Libre en Latinoamérica el
manual de Cuidado y Consejería Pastoral. En este estudio introductorio, encontrarán pautas prác-
ticas para cuidarse a sí mismos y al rebaño de Dios que está bajo su responsabilidad. Estas pautas
les ayudarán a atender de manera especial a aquellos que viven situaciones complejas de la vida. A
la vez, encontrarán formas de guiar a buenos pastos su rebaño a lo largo del ciclo de la vida. Nunca
olvide que su meta principal en la consejería pastoral es la madurez del creyente o el surgimiento
de una relación personal entre el no creyente y Jesús. Esa es la base necesaria para que la persona
alcance salud espiritual, emocional y física. Todas las situaciones se pueden abordar desde esa base
cuando la persona toma una decisión voluntaria de cambiar a través de la gracia y el poder trans-
formadores de Jesús.

El contenido de este manual es fruto del trabajo de investigación de Luz Mery Moscote Miranda,
Luis Fernando Pérez Rojas y John Jairo Leal Rincón quienes han sido guiados por el equipo de
formación pastoral latinoamericano. ¡A Dios sea la Gloria!

Se sugiere que este módulo se enseñe usando la metodología de aula invertida porque es la que
mejor ayuda a desarrollar los materiales y lograr las metas. En esta, los plantadores o pastores-es-
tudiantes reciben los materiales previamente al encuentro (el tiempo presencial de clase), hacen
la lectura comprendiendo el contenido y realizan todas las asignaciones dadas. En el encuentro se
socializan los materiales, se profundiza en los contenidos, se revisan los ejercicios y se solucionan
interrogantes que hayan surgido.

Preferiblemente esta asignatura se debe realizar en grupo y bajo la supervisión de un formador de-
bidamente avalado por la Iglesia Metodista Libre; para una excepción, por condiciones especiales,
debe comunicarse con la persona a cargo en su iglesia, distrito o conferencia. Este material está
dirigido tanto para personas que están en el proceso de Plantación de Iglesias Comunitarias, como
para pastores en iglesia ya establecidas que están camino a la ordenación.

El diseño del módulo presupone que cada lección de esta asignatura corresponde a 3 horas de en-
cuentro de grupo (incluyendo un tiempo de descanso por lección); por ello es ideal seguir una de
las siguientes modalidades para completar esta asignatura:

Plan extendido: 12 encuentros semanales de 1 hora y media cada uno. Esta modalidad es ideal
cuando un mismo grupo está realizando 2 o más asignaturas al mismo tiempo. En esta modalidad
recomendamos que en una semana se revise la asimilación del contenido (use las actividades de
evaluación llamadas “preguntas de reflexión” y “lecturas complementarias”), y en la siguiente
revise el desarrollo de los ejercicios de evaluación personal y los planes de acción.

Plan regular: La asignatura se puede completar en 6 encuentros semanales de 3 horas cada uno
(una variante a esto son 2 encuentros semanales de 1 hora y media). Antes de cada encuentro usted
deberá completar todas las actividades indicadas para la lección.

Plan intensivo: La asignatura se puede completar en 1 encuentro de aproximadamente 18 horas.


En esta modalidad se espera que el estudiante sea muy disciplinado de tal forma que, durante cada
uno de las 6 semanas previas al encuentro, lea completamente el contenido del manual, desarro-
lle las actividades de evaluación tocantes al pensamiento (preguntas de reflexión e informes de
lectura) y evaluación personal. En el encuentro el formador indicará cuándo y cómo completar y
reportar las actividades de evaluación llamadas planes de acción.

A lo largo de todos los manuales podrá encontrar algunos de los siguientes íconos. En ocasiones
puede encontrar dos de estos íconos fusionados, esto implica que tiene el significado de los dos. A
continuación se los presentamos con su significado:
CONTENIDO
Sílabo ..................................................................................................................................................... 7

1 Introducción a la Consejería Pastoral ............................................................................................ 9

• Introducción ......................................................................................................................................... 10
• ¿Consejería pastoral o psicología? ....................................................................................................... 10
• Fundamentación bíblica de la consejería ............................................................................................. 12
• Objetivos de la consejería .................................................................................................................... 14
• Etapas de la consejería ......................................................................................................................... 15
• Tipos de consejería ............................................................................................................................... 16
• Actividad de evaluación ....................................................................................................................... 19

2 El Perfil del Consejero Pastoral ....................................................................................................... 21

• Introducción ......................................................................................................................................... 22
• Motivaciones para ser un consejero ..................................................................................................... 22
• Cualidades del consejero ..................................................................................................................... 23
• Habilidades del consejero .................................................................................................................... 24
• Actitudes incorrectas ............................................................................................................................ 25
• La ética del consejero .......................................................................................................................... 27
• Actividad de evaluación ....................................................................................................................... 29

3 Familia y Ciclo Vital ......................................................................................................................... 31

• Introducción ......................................................................................................................................... 32
• Perspectiva bíblica de la familia .......................................................................................................... 32
• Perspectiva social de la familia ............................................................................................................ 33
• Ciclo vital de la familia nuclear ........................................................................................................... 34
• Acompañamiento pastoral a otras tipologías familiares ...................................................................... 41
• Actividad de evaluación ....................................................................................................................... 43
• Apéndice 1: Consejería prematrimonial .............................................................................................. 44

4 Consejería en Situación de Divorcio ................................................................................................ 51

• Introducción ......................................................................................................................................... 52
• Perspectiva bíblica del matrimonio ...................................................................................................... 52
• Perspectiva bíblica del divorcio ........................................................................................................... 53
• Causas comunes del divorcio ............................................................................................................... 58
• Efectos del divorcio ............................................................................................................................. 58
• Consejería pastoral en situación de divorcio ...................................................................................... 59
• Actividad de evaluación ....................................................................................................................... 62
5 Consejería en Casos de Crisis y Duelos ........................................................................................... 63

• Introducción ......................................................................................................................................... 64
• Consejería en caso de crisis ................................................................................................................. 64
• Consejería en casos de duelos .............................................................................................................. 69
• Actividad de evaluación ....................................................................................................................... 75

6 Consejería en Casos de Adicción ..................................................................................................... 77

• Introducción ......................................................................................................................................... 78
• La Biblia y las adicciones .................................................................................................................... 79
• La iglesia y las personas adictas .......................................................................................................... 80
• Cuidado pastoral de personas adictas .................................................................................................. 83
• Actividad de evaluación ....................................................................................................................... 85

Bibliografía ........................................................................................................................................... 87
Sílabo 7
Sílabo

1. Asignatura
Cuidado y Consejería Pastoral
2. Descripción del curso
Este curso presenta al estudiante un panorama general y las pautas y herramientas
necesarias para brindar cuidado y consejería pastoral a los miembros de una iglesia o
Casa de Paz, e incluso a personas de la comunidad que busquen ayuda.
3. Objetivos generales
Al concluir este curso el estudiante:
• Comprenderá el marco básico para desarrollar procesos de consejería pastoral.
• Tomará conciencia de su propio estado de salud holística y desarrollará disciplinas
que le ayuden a mantenerse saludable.
• Estará en capacidad de usar herramientas prácticas para el desarrollo de procesos
sanos de consejería pastoral.
4. Evaluación
A lo largo del módulo se irán asignando ejercicios. Estos deben ser desarrollados por
escrito en una libreta física o digital; esta libreta debe estar disponible para compartirla
con sus compañeros del grupo de formación y/o con su formador en cualquier momen-
to.
5. Recursos
Reaño, M. Hijos del divorcio: atención pastoral a hijos de parejas divorciadas. https://
www.recursosteologicos.org/Documents/Hijos_del_divorcio.pdf

Seminario bíblico de Colombia: Medellín, 2000. link. Recuperado el 30 de octubre de


2018.
8 Sílabo
Criterios de evaluación – Consejería Pastoral

El estudiante debe prestar especial atención a las tareas semanales, terminándolas com-
pletamente y registrando los resultados en un diario que se recogerá cerca del final del
curso. Los siguientes criterios se utilizarán para evaluar el diario de actividades de los
estudiantes a lo largo del curso.
Sílabo

1 Introducción a la
Consejería Pastoral

Propósito de la lección
Proveer al estudiante un marco general para la consejería
pastoral desde una perspectiva bíblica.

Resultados deseados
Al concluir esta lección el estudiante:
• Conocerá los conceptos básicos de la consejería pastoral
desde una perspectiva bíblica.
• Comprenderá los niveles de intervención en la consejería
pastoral.
• Integrará las etapas y los tipos de consejería en su ejercicio
pastoral.

Contenido
• Introducción
• ¿Consejería pastoral o psicología?
• Fundamentación bíblica de la consejería
• Objetivos de la consejería
• Etapas de la consejería
• Tipos de consejería
• Actividad de evaluación
10 Introducción a la Consejería Pastoral
INTRODUCCIÓN
E l dolor es una experiencia inevitable para los seres humanos. Una
de las respuestas de las personas ante eventos de sufrimiento se
caracteriza por un estado en el que descubren que el futuro está irreme-
diablemente alterado. En muchas ocasiones, lo más grave frente al sufri-
miento no es el evento mismo que lo generó, lo más letal y lesionador es
aprender a vivir con las memorias que estos eventos generan, los cuales
rompen con el equilibrio requerido para ser emocionalmente sanos.

Desde una perspectiva teológica la iglesia como comunidad posee valiosos


recursos y el potencial para ofrecer apoyo, aliento, ánimo, y sostén a quie-
nes enfrentan experiencias de dolor y crisis. La iglesia, empoderada por el Consolador,
tiene la posibilidad de ser un instrumento valioso para que las personas sean acogidas,
apoyadas y sanadas. De acuerdo al diseño de Dios, el individuo debe estar arraigado en
un contexto social que proporcione sostén, apoyo, nutrición emocional, social, desafío
y crecimiento mutuo. Una de las principales formas en que este acompañamiento se
desarrolla es en la labor del pastor como consejero, tema en el que profundizaremos en
esta lección (Polischuk, 1994).

¿CONSEJERÍA PASTORAL O PSICOLOGÍA?


Una de las áreas que no podemos evitar al abordar el tema de la consejería pastoral es
su relación con la psicología o terapia. En este aspecto ha existido una actitud de sos-
pecha y/o separación; la psicología ha sido vista como algo que está fuera del rango de
la iglesia y que no da por sentado los principios bíblicos y maneja conceptos que son
incompatibles con la perspectiva bíblica. Aunque esta actitud tiene razón de ser por
las tendencias antirreligiosas de algunas escuelas y representantes de la psicología, la
verdad es que estos no representan toda la verdad.

Por otra parte, en las últimas décadas se ha dado un cambio de actitud y muchos líderes
y pastores cristianos ven en la psicología una profesión valiosa para el cumplimiento
de su ministerio. La comunidad cristiana ha comprendido que toda verdad que ayuda
en el proceso de restauración de una persona proviene de Dios; ha aprendido a exami-
narlo todo y retener lo bueno (1Ts. 5:21). Sin embargo, en ocasiones parece que esta
apertura ha ido mucho más allá de lo que sería adecuado para ambas partes. Sucede que
a veces encontramos psicólogos cristianos que terminan es simplemente evangelizando
a sus clientes y reduciendo todo a un asunto de pecado y arrepentimiento, de esta ma-
nera violentan su ética profesional. Del otro lado, encontramos cantidades de pastores
y líderes cristianos que terminan justificando las conductas de sus hermanos en razón
de los traumas y crisis emocionales que han experimentado.

En nuestro caso, consideramos que hay una legítima relación entre estas dos áreas
pero, a la vez, reconocemos que son dos áreas que tienen un camino propio. En este
sentido cada una debe reconocer valor a la otra. En el caso particular del pastor o líder
cristiano, este debe saber cuándo una persona debe ser remitida a un psicólogo o tera-
Introducción a la Consejería Pastoral 11
peuta porque el asunto desborda su competencia; esto no significa un fracaso o derrota
por parte del consejero, es más bien una señal de humildad, sabiduría y madurez. Por
otra parte, como dice Donner: “algún conocimiento aunque superficial, de la psicología
le sirve al pastor-consejero para no caer en patrones simplistas en la consejería” (2004,
p. 194). Es decir, un poco de psicología ayudará al pastor-consejero a no acercarse al
aconsejado como a alguien en quien debemos detectar el pecado y arreglarlo; algo
como lo que hicieron los amigos de Job.

En conclusión, debemos decir claramente que la consejería pastoral no es terapia. “La


terapia es ayudar a la persona en su salud mental, a superar patologías y disfuncionali-
dades en las actitudes, comportamiento y emociones” (Donner, 2004, p. 196), y siem-
pre debe ser ejercida por profesionales en el campo de la salud mental. Por su parte,
la consejería pastoral es el acompañamiento que un cristiano maduro, y en proceso de
crecimiento, brinda a otro haciendo uso de los recursos dados por Dios para ayudarle
en la restauración de su relación con Dios, consigo mismo y sus semejantes.

A partir de esta definición podremos señalar lo que no es la consejería pastoral:


1. No es imponer consejos ni resolver los problemas de otros, por ejemplo dicien-
do: “si yo fuera usted haría…”, “usted no puede…”. La función del consejero
cristiano es identificar con el aconsejado las acciones y dificultades que están
obstaculizando el crecimiento o generando el conflicto. Explorar los recursos
existentes para la solución de la dificultad a través de la Escritura y los propios
recursos del aconsejado, para luego dejar en manos del mismo las diferentes
opciones que hay para la solución del conflicto. Es decir, es el aconsejado el
que elige qué camino tomar.
2. No es un tiempo de predicación, regaño o juicio: “yo se lo dije, esa no era la
esposa que Dios tenía para usted, yo sabía que esto no iba a terminar bien,
ahora enfrente sus consecuencias”. Es común en la labor de la consejería es-
cuchar frases como estas. Por ello recordamos al consejero cristiano que en la
mayoría de los casos lo que un aconsejado necesita es ser escuchado, conso-
lado y redargüido a través de la Escritura, no a través de los regaños y juicios
del consejero.
3. No es tomar los problemas del otro y cargarse. Existen casos de consejería
que pueden afectar emocional, moral y anímicamente al consejero. Esto puede
ocurrir porque esa situación no la ha superado o porque siente que no tiene los
recursos y las fuerzas para atenderla. Cuando esto ocurre, es recomendable que
el consejero remita el caso.
4. No es tomar la postura de súper héroe: “no se preocupe yo soy la persona que
usted estaba buscando, yo tengo la respuesta, recuerde que todo lo podemos
12 Introducción a la Consejería Pastoral
en Cristo que nos fortalece”. Esta actitud tiende a minimizar el sufrimiento
humano y genera dependencia por parte el aconsejado.
5. No es esculcar la vida del otro. Es importante que el consejero recuerde los
objetivos de la consejería, para que no dedique tiempo en indagar asuntos que
no tiene nada que ver con la situación que se está atendiendo.
6. No es hacer un interrogatorio sin sentido. Las preguntas tienen el objetivo
de crear un escenario de conversación y de profundizar en la situación que el
aconsejado presenta. No es saludable hacer tantas preguntas a la vez, no con-
viene preguntar ¿por qué? Generalmente esta pregunta desaprueba las acciones
del aconsejado y generan lesiones en la relación consejero y aconsejado. Por
ejemplo ¿Por qué usted no cumplió con su responsabilidad? Es recomendable
formular preguntas que le permitan al consultante responder con sus propias
ideas.

FUNDAMENTACIÓN BIBLICA DE LA
CONSEJERÍA
La consejería cristiana tiene sus raíces tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Unas de las primeras personas que encontramos como consejero es José. Él después de
interpretar un sueño a Faraón le aconseja:

Por todo esto, el faraón debería buscar un hombre competente y sabio, para que se
haga cargo de la tierra de Egipto. Además, el faraón debería nombrar inspectores
en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta
parte de la cosecha en todo el país. Bajo el control del faraón, esos inspectores
deberán juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las
ciudades, para que haya una reserva de alimento. Este alimento almacenado le
servirá a Egipto para los siete años de hambre que sufrirá, y así la gente del país
no morirá de hambre.
Gn. 41:33-36

De igual manera encontramos a Jetro aconsejando a Moisés. Moisés


como juez del pueblo tenía un trabajo muy pesado, pues él estaba
desde la mañana hasta la noche en este oficio y los israelitas
estuvieron de pie esperando cada uno su turno. Su suegro Jetro al
ver esto le preguntó a Moisés porque las personas estaban allí. Él
le preguntó: ¿Cómo es que solo tú te sientas, mientras todo este
pueblo se queda de pie ante ti desde la mañana hasta la noche? Y Moisés le respondió:
es que vienen a verme para consultar a Dios cuando tienen algún problema, me lo traen
a mí para que yo dicte sentencia entre las dos partes. Además, les doy a conocer las
leyes y las enseñanzas de Dios. Al analizar la situación Jetro le expresó a Moisés:

No está bien lo que estás haciendo le respondió su suegro, pues te cansas tú y


se cansa la gente que te acompaña. La tarea es demasiado pesada para ti; no la
puedes desempeñar tú solo. Oye bien el consejo que voy a darte, y que Dios te
Introducción a la Consejería Pastoral 13
ayude. Tú debes representar al pueblo ante Dios y presentarle los problemas que
ellos tienen. A ellos los debes instruir en las leyes y en las enseñanzas de Dios, y
darles a conocer la conducta que deben llevar y las obligaciones que deben cumplir.
Elige tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios, que amen la
verdad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos jefes de mil, de cien,
de cincuenta y de diez personas. Serán ellos los que funjan como jueces de tiempo
completo, atendiendo los casos sencillos, y los casos difíciles te los traerán a ti. Eso
te aligerará la carga, porque te ayudarán a llevarla. Si pones esto en práctica y Dios
así te lo ordena, podrás aguantar; el pueblo, por su parte, se irá a casa satisfecho.
Ex. 18:18-23

Aquí podemos ver dos testimonios de consejería en el Antiguo Testamento, sin


embargo no son los únicos. Ademas, en estos casos encontramos a José y Jetro como
los portadores de sabiduría para otros; aunque esto es un modelo, en la mayoría de
casos nuestro papel no es dar sabiduría sino acompañar a las personas.

De igual manera observamos en el Nuevo Testamento a Jesús como


consejero admirable (Is. 9:6). Por dar un ejemplo, podemos citar
el pasaje de la mujer sorprendida en adulterio (Jn. 8). Los fariseos
y escribas le llevaron a esta mujer y la pusieron delante de Jesús.
Ellos le dijeron que según la ley de Moisés, ella debía ser apedreada
pero que deseaban saber que pensaba Jesús (Jn. 8:5). Todo esto lo hacían para tenderle
una trampa, pues si Jesús aprobaba lo que decía la ley de Moisés, ellos lo acusarían ante
los romanos como rebelde que no se sometia ante la autoridad romana. Las autoridades
judías no podía darle muerte a ninguna persona sino debían llevar el caso ante los
romanos (Mt. 27:2 cf. Jn. 19:10). Por otro lado, si Jesús decía que la mujer no debía
ser apedreada, todos los judíos se le irían en contra por desacato a la ley de Moisés.

Sin embargo, Jesús guarda silencio, se inclina hacia el suelo, y comienza a escribir en
la tierra con el dedo (Jn. 8:6). Ellos insistieron en preguntarle, así que Jesús se pone en
pie y muy sabiamente responde: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire
la primera piedra” (Jn. 8:6). Él responde según la ley de Moisés. ¡Vaya que sabiduría!
No se dejó manipular por las pretensiones de los escribas y fariseos.

Jesús se inclina nuevamente al suelo y continuó escribiendo, y cada uno de los que
estaban presentes acusados por su conciencia se fueron del lugar. Así que quedó
solamente Jesús, el que podía apedrearla pero Jesús le pregunta a la mujer: ¡antes
que nadie: ¡nadie! ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ya nadie te condena?, ella
respondió nadie! Así que Jesús, el único que podía condenarla le expresó: “Ni yo te
condeno, más bien vete y no peques más” (Jn. 8:11). Ese fue el consejo de Jesús a los
judíos, a la mujer y a nosotros. La misericordia triunfa en el juicio (Mt. 5:20 cf. Stg.
2:13).

También en el Nuevo Testamento observamos a Pablo aconsejando y cuidando a


Timoteo, a Tito y muchas personas a través de las cartas, al igual que Pedro aconsejando
y cuidando a los que sufren.

En otras palabras, desde una perspectiva bíblica afirmamos que la consejería pastoral
está enmarcada en el escenario del cuidado unos a otros (Ro. 12:10). Por ello, la
consejería pastoral presume una relación de por lo menos dos personas, las cuales
14 Introducción a la Consejería Pastoral
tienen como objetivo aplicar la sabiduría y la dirección de Dios a los problemas de la
vida integral (Gallego, Marín & Vásquez, 2013).
Este concepto es resumido por Donner de la siguiente manera: “la consejería pastoral
es… una extensión del ministerio de la predicación, es ministrar la Palabra de Dios a la
persona y ayudarle en su relación con Dios” (2004, p. 196). Lo que quiere decir, que el
principal recurso de la consejería pastoral es la Palabra de Dios (2Ti. 3:16-17). El foco
central de la consejería pastoral es que sea bíblica y Cristo-céntrica (Gallego, Marín &
Vásquez, 2013).

El proceso de consejería se desarrolla en el marco de un tiempo establecido, lo que


implica un inicio y un final, dicho proceso está dirigido a cambios específicos en
cualquier área de la vida ya sea emocional, sentimental, familiar, económica, social,
etc.

OBJETIVOS DE LA CONSEJERÍA
Hay dos categorías de objetivos en la consejería pastoral: los objetivos del aconsejado
y los objetivos de la consejería pastoral. En primer lugar, los objetivos del aconsejado
están determinados por la problemática que trae el individuo o sistema familiar, al
escenario de la consejería pastoral. Esto quiere decir, que cada motivo de consulta
demanda unos objetivos específicos. En ese orden de ideas, Polischuk (1994) afirma
que los factores presentes en los objetivos de las personas que piden ayuda de un
consejero se pueden agrupar de la siguiente manera:
1. Adquirir una comprensión de la situación problemática.
2. Desarrollar habilidades para resolver los problemas.
3. Mejorar en la comunicación interpersonal.
4. Recibir sostén y ayuda en tiempos de crisis.
5. Cambiar conductas inadecuadas y el aprendizaje de conductas adecuadas.
6. Identificar y potencializar sus recursos humanos y espirituales.

En segundo lugar, los objetivos de la consejería pastoral responden a la búsqueda de la


gloria y el carácter de Dios reflejada en la vida humana. Los objetivos de la consejería
pastoral no se centran solo en los asuntos inmediatos del presente, sino que también
abordan aspectos pasados y futuros. Lo que implica crear en el contexto de la consejería
un escenario de restauración, sanidad, libertad de conflictos o realidades pasadas,
presentes y futuras para el individuo. Este grupo de objetivos se puede enumerar así:
1. Facilitar cambios en las personas que buscan mejorar su manera de ser, hacer,
pensar y sentir, con el fin de mejorar su estilo de vida.
2. Orientar la adaptación a circunstancias difíciles, con asimilación y acomodación,
estableciendo cierto equilibrio emocional a través de la Escritura.
3. Fortalecer y utilizar los recursos interiores y espirituales del asesorado.
4. Promover el bienestar y el carácter maduro de las personas ayudándoles a entrar
en una experiencia más profunda y significativa de relación, adoración y servicio
a Dios, para que desarrolle el carácter de Cristo.
Introducción a la Consejería Pastoral 15
ETAPAS DE LA CONSEJERÍA
16 Introducción a la Consejería Pastoral

Nota. Tomado y adaptado de Voelkel, Ana. Maria. (s.f)

TIPOS DE CONSEJERÍA
La labor de la consejería pastoral se enfrenta con múltiples problemáticas expresadas
en una gran carga de sufrimientos. Por esta razón, al enfrentar tales realidades, las
personas dentro de una comunidad cristiana, deben saber a quién dirigirse en el sur-
gimiento de tales eventos de dolor, al igual que deben saber qué esperan de su líder o
consejero. Así mismo, las personas que dirigen procesos de acompañamiento o conse-
jería pastoral deben saber cuáles son sus limitaciones. Por ello, la labor de la consejería
pastoral exige definir los diferentes tipos de consejería que se pueden utilizar frente a
las diversas realidades del sufrimiento humano.

1. Consejería de apoyo
Este tipo de consejería ocurre en momentos de cualquier crisis; la meta de este tipo de
consejería es prestar, de manera temporal, apoyo, consuelo o aliento con el fin de que
supere la crisis (1Ts. 5:11). Se debe tener cuidado de que el aconsejado no desarrolle
dependencia del consejero. El consejero es una figura sobre la cual los aconsejados se
pueden apoyar y descansar, esta figura en muchas ocasiones genera dependencia en los
aconsejados. La dependencia es el intento del asesorado de encontrar la “varita mági-
ca” para salir de los problemas, afirmación, afecto, aceptación, seguridad, autoestima e
identidad en el consejero. Esto ocurre cuando el consejero hace cosas por el aconsejado
que él puede hacer por sí mismo, impidiendo el desarrollo libre de su personalidad y
decisiones para enfrentar sus conflictos.

Por ello, para evitar la actitud de dependencia de su aconsejado el consejero debe esta-
blecer límites confiables para impedir comportamientos que dañen a otros o a sí mismo.
Además, el consejero le ayudará a desarrollar su propia perspectiva y hacer uso de sus
propios recursos para enfrentar dicha crisis. Por otro lado, el consejero trabajará para
que el individuo no recurra a salidas lesivas como por ejemplo: drogas, negación del
problema, alcohol, violencia, escapismo, indiferencia o aislamiento; para ello el conse-
jero debe asignarle algunas responsabilidades al aconsejado para manejar el problema
y/o la crisis (Heb. 3:13, 10:25; Ef. 4:15). Por ejemplo: explorar algunas formas para
manejar la situación, reconocer que algunos eventos en la vida no se pueden cambiar y
explorar los recursos que posee su red de apoyo.
Introducción a la Consejería Pastoral 17
Por último, es pertinente tener en cuenta que los momentos de crisis son una gran opor-
tunidad para acercarse a Dios y experimentar su amor y su gracia; por esta razón los
recursos espirituales como la oración, la Escritura y su meditación son de gran utilidad
en este tipo de consejería (Hoff, 1981).

2. Consejería por medio de la confrontación


Cada ser humano es responsable de sus acciones. Sin embargo, es usual que algunos
reaccionen freten a sus malos comportamientos culpando a otros, encubriendo sus fal-
tas o justificándolas. Al hacer esto anulan la posibilidad de confesar y reparar sus malas
decisiones. En estos casos la misión del consejero es confrontar al aconsejado con las
actuales consecuencias de sus acciones (Ga. 6:1). La confrontación no solo tiene como
finalidad abordar una experiencia pecaminosa, también le permite al aconsejado ganar
nuevas perspectivas acerca de su comportamiento, y escuchar nuevas posturas que tal
vez no haya tenido en cuenta. Este tipo de consejería requiere de mucho carácter, y
denuedo, pues en ocasiones el aconsejado responde de manera negativa y en algunos
casos muy agresivos, es importante hacerlo en pequeñas dosis, con amor y dominio
propio (Collins, 1992).

A continuación daremos algunas pautas que plantea Hoff (1981) para el empleo de este
tipo de consejería:
a. El consejero recopila información acerca del problema; para esto debe formular
muchas preguntas específicas y bien pensadas para tener claridad del problema
y para ayudar al aconsejado a reconocer su responsabilidad. El consejero debe
orientar y dar la oportunidad para que se reconozca la responsabilidad o la culpa
por parte del aconsejado.
b. En caso de que el aconsejado no acepte su responsabilidad, el consejero debe
confrontarlo con la evidencia de su mal comportamiento, recordando siempre que
el propósito es llevar al creyente a la restauración de la comunión íntima con Dios
y con su prójimo. La sensibilidad al Espíritu Santo es de gran importancia, pues
es el encargado de convencer al hombre de sus prácticas pecaminosas (Jn. 15:8).
c. Es tarea del consejero guiar al aconsejado a reconocer y confesar su pecado delante
de Dios y confiar en su amor, perdón y restauración.
d. Motivar al aconsejado a ponerse a cuentas mediante la restitución, hasta donde
sea posible, con las personas que se vieron afectadas como resultado de su mal
comportamiento.
e. Este tipo de consejería por sencillo que sea se debe hacer en privado. Con el fin de
cuidar la integridad del aconsejado.

3. Consejería informativa y directiva


Esta consejería ocurre en diferentes escenarios de la vida cotidiana.
Por ejemplo: personas que buscan orientación acerca del noviazgo, del
matrimonio, las finanzas, su vocación, etc. En este tipo de consejería el
papel del pastor es más de maestro; sin embargo, el consejero debe ad-
mitir que no es experto en todas las áreas, por esta razón debe reconocer
con humildad su imposibilidad de asesorar en ciertos temas o situaciones.
18 Introducción a la Consejería Pastoral
Al igual que en cualquier tipo de consejería, el consejero debe tener mucho cuidado de
no imponer su opinión. La labor del consejero es explorar junto con el aconsejado las
posibles opciones, pero es la responsabilidad del aconsejado por medio de la dirección
de Dios elegir el camino a seguir (Hoff, 1981).

4. Consejería de grupo
En el contexto de la iglesia es muy común la reunión de pequeños
grupos con fines espirituales, sociales o de servicio. Algunos con-
sejeros han usado este método grupal con el propósito de aconse-
jar a varias personas a la vez. Las características de estos grupos
son:
a. El número del grupo debe ser de 6 a 10 personas, con una reunión semanal en
un lugar establecido, con una duración de 1 hora y media aproximadamente, y
reunidos preferiblemente en forma de círculo.
b. Las problemáticas abordadas son de interés común por ejemplo: crianza y
disciplina de hijos, estrategias para mejorar relaciones en el hogar, manejo de
finanzas, quebrantos emocionales o sexuales, entre otras.
c. Todos los integrantes participan contando sus experiencias o testimonios con
respecto al tema abordado.
d. En estos grupos de consejería el pastor o consejero no es el único que aconseja, en
la mayoría de los casos cada miembro del grupo se convierte en un consejero, los
miembros escuchan, aceptan, apoyan, aclaran, confrontan y aconsejan. La persona
al escuchar los problemas de otro se dará cuenta que no es la única persona que
vive tal situación o experimenta tal debilidad y verá su problema desde una nueva
perspectiva.
e. La labor del pastor consejero dentro del grupo tiene que ver, con estimular y
facilitar la palabra o la conversación, evitar los desvíos del tema, definir y aclarar
conceptos, promover la confidencialidad y la sinceridad dentro del grupo.
f. Todos los integrantes del grupo deben participar, emitiendo sus conceptos y
experiencias.

5. La consejería especializada
Esta hace referencia a aquellas problemáticas que requieren más entrenamiento
profesional y madurez por parte del consejero, puesto que es una labor que debe ser
ejercida para el servicio de Dios y de otros dentro del marco de una cosmovisión bíblica
(Gallego, Marín & Vásquez, 2013). En estos casos lo mejor es que el líder o pastor
remitan el caso a un profesional o alguien con más experiencia.
Introducción a la Consejería Pastoral 19
Actividad de evaluación
1. Si le es posible, piense y escriba un par de casos en los que usted ha servido como
consejero (evite nombres y detalles). A la luz de lo visto en este capítulo, evalúe qué
tipos de consejería fueron, qué tanto se parece el proceso que siguió a lo descrito en
este capítulo, qué cosas considera que hizo bien y qué cosas hizo mal.
Si nunca ha atendido una consejería, realice la actividad con un par de situaciones
en los que usted buscó consejería en un líder o pastor.
2. Al respecto de la relación entre consejería pastoral y psicología
¿Cuál es su opinión? ¿Cree que necesita profundizar en este
aspecto para tener una opinión más formada? Investigue un
poco más sobre este asunto y prepárese para tener un diálogo
abierto y respetuoso frente al tema en su próximo encuentro.
El perfil del
2 Consejero pastoral

Propósito de la lección
Proveer al estudiante las pautas, características, cualidades y habili-
dades que debe comprender y desarrollar como consejero pastoral,
para cumplir con responsabilidad su labor.

Resultados deseados
Al concluir esta lección el estudiante:
• Definirá los motivos correctos para ser un consejero cristiano.
• Reconocerá desde una perspectiva bíblica las cualidades, actitudes y
habilidades del consejero pastoral.
• Integrará las actitudes, cualidades, habilidades y la ética en el
ejercicio de la consejería pastoral.

Contenido
• Introducción
• Motivaciones para ser un consejero
• Cualidades del consejero
• Habilidades del consejero
• Actitudes incorrectas
• La ética del consejero
• Actividad de evaluación
22 El Perfil del Consejero Pastoral
INTRODUCCIÓN
U n científico, colectaba insectos para clasificarlos, y se encontró con un ejemplar
bastante raro. Tenía patas, antenas y alas de más, segmentos del cuerpo que no
correspondían acertadamente a ninguna clasificación. Con mucha frustra-
ción trató de colocarlo en alguna familia, en algún grupo especial, pero
sin ningún resultado. Luego de forcejear intelectual y prácticamente, se
exasperó, y después de mirar a todos lados, para asegurarse que no había
ningún merodeador, colocó al insecto en el suelo y lo pisó con su bota,
dando por terminado el asunto (Polischuk, 1994, p. 253).

De la misma manera que el científico de la historia, el consejero cristiano constantemente


se enfrenta a situaciones de dolor y sufrimiento por parte de sus aconsejados que son
difíciles de clasificar, comprender y manejar. En algunas ocasiones se pretende el cuidado
pastoral, sin haber trabajado en el desarrollo de algunas habilidades fundamentales para
el cuidado y la consejería pastoral. De esta forma se pueden ocasionar daños, en algunos
casos irreversibles, en la vida del aconsejado y aun en la vida del consejero. Desde una
perspectiva teológica la consejería debe ser desarrollada por creyentes idóneos para
esa tarea y que crecen dentro del marco de la fidelidad de carácter, obediencia y lealtad
a la Escritura (Gallego, Marín & Vásquez, 2013). Por lo anterior, es imprescindible
que el consejero pastoral compreda que es necesario aprender y desarrollar algunas
habilidades básicas para el ejercicio de la consejería pastoral.

MOTIVACIONES PARA SER UN CONSEJERO


Antes de entrar en las habilidades, hablaremos de las motivaciones. La labor de un
consejero implica un alto nivel de dirección divina, de entrenamiento y de responsabi-
lidad debido a que el trabajo se hace dentro de sistemas sociales y humanos. Por ello,
una pregunta pertinente en este momento es: ¿por qué quiero o debo ser un consejero?

Polischuk (1994, p. 258) describe algunas motivaciones correctas e incorrectas para ser
parte de este ministerio:
Correctas
a. Un deseo sincero de ayudar a otros a resolver sus dificultades, fundamentando su
acción en el amor.
b. Ser un enlace entre las personas y la voluntad de Dios, sirviendo así como mediador
en los procesos de cambio, para que las personas lleguen al conocimiento y a la
plenitud Cristo.
c. Ser un canal por el cual se derrame la gracia y el amor de Dios a fin de restaurar
conceptos en relaciones humanas, proveyendo acompañamiento a otros en
momentos de crisis.
d. Ser un mayordomo fiel de los dones y atributos dados por Dios y así dar cuenta fiel
de su administración delante de Dios.
El Perfil del Consejero Pastoral 23
Incorrectas
a. Encontrar la aprobación de la que carece en sus relaciones interpersonales. Cuando
hay falta de sentido de seguridad, pertenencia y satisfacción, el consejero puede
buscar aprobación en sus aconsejados y esto lo puede llevar a buscar en ellos
compañía y refugio emocional, convirtiendo a tales personas en un objeto de
gratificación personal.
b. Sentirse el redentor o salvador personal de otros. Esta postura surge de necesidades
propias que no han sido satisfechas o resueltas. Por ello, cuando tales rescates fallan
en la labor de la consejería, el consejero asume la responsabilidad que le pertenece
al aconsejado llegando a desarrollar complejos de inferioridad y culpabilidad.
Luego, cargado de culpabilidad intenta remediar sus sentimientos aumentando su
intensidad y esfuerzos en la labor de la consejería; de esta manera las personas
que vienen en busca de ayuda se convierten en proyectos de satisfacción de las
necesidades del consejero.
c. Deseo de control y manipulación. El consejero que trata de resolver las ansiedades
de otros, puede verse envuelto en su propia ansiedad de control, intentando
enderezar toda la vida del aconsejado, proporcionando dirección o soluciones a
través de su opinión. Las personas que buscan ayuda con la actitud de dependencia
del consejero, refuerzan sus necesidades de control. Mientras, que por su parte, el
consejero en lugar de ayudarles a crecer refuerza la dependencia continua de sus
aconsejados.
d. Necesidad de sanidad interior. Todo ser humano lleva consigo un sin número
de situaciones sin resolver: heridas del pasado, frustraciones familiares, duelos,
perdón, etc. Algunos se dan a la tarea de aconsejar o asesorar a otros sin haber
trabajado sus necesidades emocionales fundamentales. Esto los puede llevar a usar
el cuidado hacia los otros como oportunidad de sanidad interior propia.

Cuando las motivaciones para la labor de consejería son incorrectas se convierten en


algo nocivo en el proceso de cuidado pastoral. La persona puede terminar aconsejando
para satisfacer sus propias necesidades y, normalmente, no se termina proveyendo la
ayuda que los aconsejados necesitan.

CUALIDADES DEL CONSEJERO


La Escritura es bien enfática en cuanto a los que ministran a otros en la comunidad
eclesiástica. De acuerdo al contenido bíblico estos son algunos de los requisitos-
cualidades indispensables que debe poseer el consejero en su ministerio de restauración:
1. Ser llamados por Dios (Ef. 3:7; 2Tim. 1:9-14).
2. Ser llenos del Espíritu Santo (Ga. 5:22). Es necesario hacer la distinción
entre tener un don y ejercerlo lleno del Espíritu Santo; la llenura del
Espíritu Santo tiene que ver con el carácter no con la funcionalidad o
activismo del creyente; en este sentido, alguien puede pretender servir
a Dios pero sin eficacia.
24 El Perfil del Consejero Pastoral
3. Ser sociable y tratable. Las personas buscan ayuda en alguien que ellas conocen
y que les conoce. Mostrar empatía, confianza y sensibilidad hace posible que el
aconsejado se sienta cómodo relatando su situación problemática (Hoff, 1981).
4. Entenderse a sí mismo. El consejero debe darse cuenta de sus imperfecciones y
limitaciones, si esto no ocurre difícilmente podrá entender a otro.
5. Dominar sus propios deseos, impulsos, sentimientos de culpa, ansiedades,
resentimientos, frustraciones y sexualidad. Cuando el consejero trabaja en sí
mismo, está listo para trabajar también en otros (Hoff, 1981).
6. Ser confidencial. Muchos creyentes no buscan ayuda por temor a que su situación
sea divulgada o usada como ilustración en la próxima enseñanza o como motivo
de oración en la reunión semanal de oración.

HABILIDADES DEL CONSEJERO


Comúnmente las personas que acuden en búsqueda de acompañamiento pastoral están
en un tiempo de crisis emocional, desánimo y confusión. Esa sobrecarga de emociones
imposibilita una visión clara de los problemas. Por consiguiente, el consejero cristiano
tiene la responsabilidad de crear el escenario adecuado para que sus aconsejados pue-
dan expresar de forma verbal la carga emocional que los agobia. Crear esos escenarios
implica el desarrollo de las siguientes habilidades básicas por parte del consejero.
1. Escucha empática
La escucha se puede describir como la intención de comprender, esto quiere decir, ver
las cosas a través del mundo del otro. La escucha empática implica la comprensión total
de un mensaje y para lograrlo demanda la comprensión de las características propias de
la escucha por parte del consejero. Algunas de las características de
la escucha empática son: adoptar una actitud atenta, compasiva y
respetuosa; establecer contacto visual; ser objetivo, no juzgar al
aconsejado; comprender el mensaje y la forma del aconsejado
decir las cosas; descubrir la idea central del relato escuchado;
descubrir el objetivo del aconsejado; valorar el mensaje escu-
chado; hablar cuando el consultante haya terminado; valorar la
intervención del asesorado; reaccionar ante el mensaje.
2. Formulación de preguntas
Las preguntas cumplen un papel importante en la consejería cristiana, pues son la habi-
lidad que le permite al consejero ahondar debajo de la superficie para hallar la raíz del
problema. Hoff (1981) nos hace las siguientes sugerencias al respecto:
a. Hacer preguntas abiertas que permitan al aconsejado tener un amplio abanico de
respuestas para brindar sus opiniones.
b. No es conveniente preguntar ¿por qué? Esto debido a que en algunos casos esta
pregunta puede indicar que el consejero desaprueba la acción o decisión del
aconsejado.
El Perfil del Consejero Pastoral 25
c. No es conveniente secuencias de preguntas que den la idea al asesorado que es
sometido a un interrogatorio.
d. Las preguntas deben estar dirigidas a comprender la raíz del problema del
aconsejado.
e. El consejero debe tener cuidado de no hacer preguntas que distraigan al aconsejado
de su tema.
3. Comprensiones temáticas
Polischuk (1994) plantea que los consejeros deben tener familiaridad y comprensión
de algunos temas básicos como:
a. Desarrollo humano: aspectos cognoscitivos, afectivos, etapas del desarrollo
humano, factores genéticos y sociales.
b. Relaciones sociales: dinámicas de grupo, comprensión de la familia, su estructura,
funciones y procesos de comunicación.
c. Personalidad: desarrollo, estructura, funciones y estilos de interacción en diferentes
casos.
d. Asuntos culturales: contexto ambiental en el que las personas se desarrollan, viven
y experimentan estrés.

ACTITUDES INCORRECTAS
Aunque el consejero posea las mejores intenciones para funcionar con eficacia, en
algunas ocasiones, no posee las actitudes correctas para desempeñar su labor. Lo
que en muchos casos lo lleva a desviar la atención de los objetivos de la consejería
pastoral. Según Polischuk (1994, p. 258-261) algunas de las actitudes que interfieren
en la consejería son:
1. Socializar en lugar de aconsejar
El compartir tiempo y experiencia es bueno y admirable, pero esto no es consejería
propiamente dicha. El aconsejar implica centrarse en problemas, tener metas y enfo-
carlas sobre las necesidades del aconsejado.
2. Presionar en lugar de ayudar
El estirar un árbol de peras no hace que dé frutos anticipados. La con-
sejería no debe ser un proceso impulsivo sino un espacio donde se pro-
mueve por parte del consejero la espontaneidad. La consejería, es un
proceso de ayuda paulatina y sistemática. El arte de aconsejar se debe
desarrollar sin prisa, sin impulsividad y sin imponer las soluciones para
avanzar en el proceso.
3. Etiquetar en lugar de respetar
Cuando se hace referencia a etiquetar a una persona quiere decir: que se está situando
al individuo en un grupo en particular. Por ejemplo: “doña Carmen es depresiva”, “don
26 El Perfil del Consejero Pastoral
Juan es iracundo”. Este tipo de categorización, sin permitir el desarrollo de una buena
intervención, afecta la eficacia de la consejería, pues las percepciones premeditadas del
consejero no le permitirán analizar con objetividad la situación problemática.
Cuando se etiqueta a una persona de cierta manera, esto limita el análisis del problema
por parte del consejero, puesto que “no hay que buscar más causas del problema”, pues
ya están descritas en la etiqueta “depresiva” o “iracundo”. Volviendo a los ejemplos
anteriores, el consejero no se preocupará por indagar más en el problema, pues “la
causa de las situaciones de doña Carmen es su depresión” y “las de don Juan es su ira”,
esta situación llevará la intervención pastoral al fracaso.
4. Juicio en lugar de gracia
Muy comúnmente el consejero se ve tentado a dar a conocer sus propios juicios y ve-
redictos, pero tales pronunciamientos no contribuyen al crecimiento de la persona que
busca consejería. Por el contrario, generan quiebres en la relación consejero-aconse-
jado, porque el aconsejado evitará escuchar regaños y “cantaletas”. Por esta razón es
importante aclarar que, en el escenario de la consejería, no se debe pasar por alto los
errores, pecados, o prácticas inmorales. Pero, esto no quiere decir, que le corresponde
al consejero establecer juicio sobre el aconsejado, la actitud correcta es reflejar la gra-
cia, el perdón y el amor de Dios que invita al aconsejado que ha pecado a un arrepen-
timiento genuino.
5. Ignorar los límites en lugar de establecerlos
El ignorar el establecimiento de los límites dentro de la labor de consejería, conduce
al consejero a implicarse emocionalmente con el aconsejado perdiendo la objetividad
que requiere el proceso de acompañamiento pastoral. El consejero que no demarca los
límites tiende a confundirse con los problemas y se enreda en los asuntos que pretende
resolver llegando a ser ineficaz.
6. Idealismo en lugar de realismo
Cada caso de intervención requiere su tiempo, pues se trata de aspectos naturales y
ordinarios de las realidades humanas; por ello, el consejero debe respeto al proceso de
crecimiento y desarrollo de cada caso en particular y nunca debe tratar de forzar las
soluciones. Es indispensable para el consejero mantener una actitud de paciencia y to-
lerancia, integrado con el realismo hacia las ambigüedades que caracterizan las proble-
máticas humanas. Por lo anteriormente dicho, los objetivos de la consejería deben ser
establecidos con claridad, deben ser alcanzables y medibles de alguna manera, propor-
cionando un sentido de alcance o acercamiento a los deseos de cambio del aconsejado.
7. Artificialidad en lugar de autenticidad
Es muy común ver a los consejeros llenos de culpabilidad, por no ser perfectos y no
tener las respuestas que requiere cada proceso de consejería. Se preocupan por no
cometer errores, intentan mostrarse siempre alegres y felices, tratan de mostrar un
cristianismo sin ninguna clase de problemas. Estos consejeros tie-
nen problemas para reconocer su humanidad y tratan de ayudar
a otros en problemas en los que luego se verán más afectados.
La autenticidad del consejero permite reconocer la condición de
pecadores redimidos y perdonados, con la capacidad de enten-
der a aquellas personas que sufren y luchan con diversas reali-
dades humanas.
El Perfil del Consejero Pastoral 27
LA ÉTICA DEL CONSEJERO
Mosquera afirma que la ética tiene una estrecha relación con el carácter de un individuo
y no con las costumbres. Esto quiere decir que la ética además de encargarse de los
actos voluntarios y libres de un individuo, se encarga de regular la conducta humana
(2004). Desde una perspectiva teológica, la ética tiene que ver con el respeto a cada in-
dividuo; respeto que surge de reconocer su valor por creación de Dios, hecha a su ima-
gen, y que a pesar de su caída y su naturaleza pecaminosa, es amado por Dios, quien a
lo largo de la historia proveyó su rescate y salvación. Esto quiere decir, que la labor de
la consejería involucra el respeto por lo que Dios ha creado y el anhelo de permitir que
se cumpla la voluntad de Dios (Polischuk, 1994).

Los siguientes son algunos principios básicos de la ética en el quehacer de la conseje-


ría pastoral:
1. Guarda la confidencialidad
Buscar acompañamiento en asuntos íntimos y personales, es una acción que demuestra
mucha confianza en otra persona. Por consiguiente, el principio de la confidencialidad
exige que lo que el aconsejado revela a su consejero asesor no debe ser divulgado a
nadie sin la autorización de la persona. El consejero no debe contar a un asesorado los
problemas de otro aconsejado y tampoco debe usarlos como ilustraciones en su minis-
terio de predicación (Hoff, 1981).

No obstante, vale la pena aclarar, que existen algunos casos en los que la confidencia-
lidad debe ser quebrantada, por ejemplo:
a. En caso de la violación a las leyes.
b. En todo caso donde la vida de un ser humano esté en peligro.
c. El abuso sexual de menores y adultos.
d. Amenaza de la seguridad nacional o masiva.
2. Evitar el contacto físico
Luego de un saludo fraterno y cordial, es recomendable evitar al
máximo todo contacto que pueda generar un escenario de seducción
y/o emociones mal intencionadas. De esta manera se sugiere como
medida de protección que el consejero atienda las siguientes re-
comendaciones: no ir solo a la casa de una persona del sexo
opuesto, no aconsejar a una mujer en su automóvil y dejar la
puerta abierta mientras se está aconsejando (Hoff, 1981).

La atracción sexual entre dos personas en el proceso de consejería no debe ser igno-
rada. La siguiente es una lista de pistas para detectar tal atracción (Polischuk, 1994):
a. Demanda de atención emocional.
b. Si el contenido de la conversación afloran los sentimientos sexuales.
c. Insatisfacción sexual por parte del consejero con su pareja.
d. Elogios, alabanzas y afirmaciones hacia la persona asesorada.
e. Detalles o atenciones especiales que permiten ver que la persona tienen en mente
de forma excesiva a su consejero o aconsejado.
f. Contacto físico persistente, con toques leves e intensos.
28 El Perfil del Consejero Pastoral
3. Nunca usar al asesorado para satisfacer sus propios deseos
Escuchar chismes o detalles muy íntimos de inmoralidad puede alimentar la curiosidad
del asesor, generando en la persona aconsejada dependencia de él para sentirse a gusto
y valorado. Buscar favores secundarios del aconsejado como: préstamos, regalos, re-
conocimientos, invitaciones y demás (Hoff, 1981).
4. El cuidado personal del consejero
La naturaleza del quehacer de un consejero despierta emociones y desencadena pen-
samientos y comportamientos, que pueden dificultar su
trabajo. Es imposible evitar que tales pensamientos y
emociones emerjan en el escenario de la consejería,
pero sí es posible, que el consejero sea entrenado para
reconocerlos y utilizarlos como recursos al servicio
de su ejercicio pastoral, evitando así cualquier efecto
nocivo para su labor (Fernández & Rodríguez, 2002).

Como lo contempla la definición de ética mencionada anteriormente, la ética tiene que


ver con uno mismo y con el otro. Esto quiere decir, que el consejero ético debe recordar
que tanto él como el otro son creados a imagen de Dios y se debe proteger y respetar
la dignidad y valía de ambos, las cuales han sido provistas por Dios. Dada la carga y la
responsabilidad que crea el escuchar los problemas y sufrimientos de otros, un conse-
jero necesita una práctica de cuidado espiritual, emocional y física. Esto con el fin de
evitar la fatiga emocional y las fallas en asuntos sexuales, éticos, espirituales y morales
(Gallego, Marín & Vásquez, 2013).

En vista de tal necesidad se sugieren al consejero las siguientes recomendaciones:


a. Salvaguarda espiritual. A través de su tiempo de oración e intimidad con la Escritura,
recibirá el carácter, la conducta e influencia que Dios espera de sus discípulos.
La oración es necesaria en asuntos como la confesión, el cuidado mental, y la
solicitud de ayuda y dirección en dicha labor (Polischuk, 1994).
b. Establecer límites y prioridades. Al trazar los límites adecuados el consejero
se evita muchos problemas; tales límites están relacionados con: determinar la
frecuencia de las sesiones, el lugar y duración de la misma, la calidad de las
relaciones interpersonales, protección de su familia, entre otros (Polischuk, 1994).
c. Prestar atención a las señales obvias. El consejero debe prestar especial atención
a las señales que indican que existe algún tipo de peligro. La siguiente es una lista
de tales señales (Verseveldt, 2015):
• Número excesivo de personas que atiende a la vez.
• Problemas familiares.
• Sentimientos de perfeccionismo.
• Miedo al fracaso.
• Falta de control en el entorno laboral.
• Insatisfacción laboral.
• Necesidad de aprobación.
• Agotamiento emocional.
• Arranques de ira.
• Autoacusaciones de incompetencia.
El Perfil del Consejero Pastoral 29
• Supervisión incompetente.
• Límites difusos.
• Presiones emocionales por parte del consultante.
• Establecer hábitos alimenticios saludables y/o balanceados.
• Establecer y mantener rutinas de ejercicio físico.
• Establecer, mantener y proteger los espacios familiares y sociales.
• Redes de amigos y colegas con los que pueda tocar asuntos laborales y
personales.
5. Remisión a especialistas
La remisión también es un asunto ético, pues su práctica da cuenta de la aceptación de
las limitaciones y buen manejo de los dones espirituales por parte del consejero. La
remisión consiste en transferir el caso a alguien mejor calificado o experto en el tema
y ocurre como consecuencia de la gran variedad de problemáticas humanas, por las
limitaciones técnicas y profesionales del consejero y por ética profesional.
Gallego, Marín & Vásquez (2013) proponen algunos criterios para determinar cuándo
un caso debe ser remitido:
• Cuando no hay tiempo para atender al aconsejado.
• Cuando siente que sus recursos y herramientas de intervención no son suficientes.
• Cuando el consejero no está en la capacidad emocional, moral o física para intervenir
en el caso.
• Cuando la persona aconsejada requiere la intervención de un especialista (psiquiatra,
psicoterapeuta, pastor, abogado).
• Cuando esté en peligro la vida de una persona.
• Cuando se identifica la atracción emocional o sexual hacia la persona que esté
aconsejando.
• Cuando el caso produce en el consejero, afectación emocional, ira e indiferencia.

Actividad de evaluación
Teniendo en cuenta el tema de esta lección “El perfil del consejero pastoral”, le invita-
mos a hacer el estudio bíblico “El consejero admirable”.
ESTUDIO BÍBLICO: EL CONSEJERO ADMIRABLE
EL CARÁCTER DE JESÚS
Porque nos ha nacido un niño,
se nos ha concedido un hijo;
la soberanía reposará sobre sus hombros,
y se le darán estos nombres:
Consejero admirable, Dios fuerte,
Padre eterno, Príncipe de paz.
Is. 9:6
30 El Perfil del Consejero Pastoral
Instrucciones
1. Inicie este estudio con un tiempo de adoración a Dios. Presentándole todas
sus cargas y las de sus aconsejados. Exprésele su anhelo de ser fiel a su
llamado en la labor de la consejería.
2. Realice un estudio detallado de Isaías 61:1-7 y escriba el registro de
observaciones descritas en el cuadro.

Tomado y adaptado de Gallego, Marín & Vásquez (2013).


El Perfil del Consejero Pastoral

3 Familia y ciclo vital

Propósito de la lección
Introducir al estudiante en la perspectiva bíblica de la familia, las
etapas y posibles situaciones de consejería que se presentan.

Resultados deseados
Al concluir esta lección el estudiante:
• Comprenderá la perspectiva bíblica de la familia.
• Podrá diagramar el ciclo de vital de una familia nuclear.
• Conocerá las principales crisis que enfrentan las familias en cada
etapa del ciclo vital.
• Tendrá una agenda temática organizada para acompañar a la familia
en sus diferentes etapas y ayudarles a cumplir el plan establecido por
Dios.

Contenido
• Introducción
• Perspectiva bíblica de la familia
• Perspectiva social de la familia
• Ciclo vital de la familia nuclear
• Acompañamiento pastoral a otras tipologías familiares
• Actividad de evaluación
• Apéndice 1: Consejería prematrimonial
32 Familia y Ciclo Vital
Introducción
L a familia en los tiempos modernos ha sufrido, quizá como ninguna otra institución,
la acometida de las transformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y
de la cultura. Muchas familias viven esta situación permaneciendo fieles a los valores
que constituyen el fundamento de la institución familiar.
Otras se sienten inciertas y desanimadas de cara a su cometido, e incluso en estado de
duda o de ignorancia respecto al significado último y a la verdad de la vida conyugal y
familiar. Otras, en fin, a causa de diferentes situaciones de injusticia se ven impedidas
para realizar sus derechos fundamentales.
La iglesia, consciente de que el matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes
más preciosos de la humanidad, debe hacer sentir su voz y ofrecer ayuda a todo aquel
que, conociendo ya el valor del matrimonio y la familia, trata de vivirlo fielmente; a
todo aquel que, en medio de la incertidumbre o de la ansiedad, busca la verdad y a todo
aquel que se ve injustamente impedido para vivir con libertad su proyecto familiar
(Vaticana, 1981, p. 1).

PERSPECTIVA BÍBLICA DE LA FAMILIA


Dios estableció la unión conyugal como el fundamento de la
sociedad humana. La familia desde una perspectiva teo-
lógica se establece en el vínculo del matrimonio entre un
hombre y una mujer (Gn. 1:28). Según el plan de Dios en
la institución del matrimonio están ordenadas la procreación
y la educación de los hijos. En ese sentido, la familia fundada
en el amor es una comunidad de personas: esposo, esposa,
padres, hijos y parientes. La familia tiene como propósito
proveer un marco en el que los adultos y los niños puedan
crecer juntos en su amor por Dios y los unos por los otros a través de la formación bí-
blica (Dt. 6: 5-9, 11:18-19; Jl. 1:3; Ef. 6:4).

El valor de la familia está explícito en todo el contenido bíblico al igual que sus fun-
ciones de cuidado, protección y formación (Gn. 1:26, 28; 2:24; Mt. 19). La familia es
importante porque es creada por Dios, con el fin de responder a las necesidades hu-
manas de comunión, intimidad y compañía (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013). Esta
comunidad ha sido y debe ser el escenario de comunión y formación, es decir donde la
fe debe ser enseñada y trasmitida a la sociedad. Lo que significa, que la familia tiene
vínculos vitales y armónicos con la sociedad, pues es la primera escuela que vivencia
cada ciudadano.
Dentro de la familia el hombre está llamado a cumplir un rol de padre y esposo. El
amor conyugal exige que el hombre tenga un profundo respeto por la dignidad de su
esposa; el hombre debe vivir con la esposa en una relación de amistad, amor, entrega,
respeto y cuidado, imitando de esta manera la relación de Cristo con su iglesia (Ef.
5:25). La relación entre la mujer y el hombre debe ser de amor, reciprocidad y colabo-
ración mutua, se trata de trabajar sumando esfuerzos y recursos.
Familia y Ciclo Vital 33
La mujer es corresponsable junto con el varón de velar por la estabilidad y el bien-
estar de la familia. El hombre y la mujer están llamados a garantizar el desarrollo de
todos los miembros de la familia, proveyendo así unidad y estabilidad a todos sus inte-
grantes. Es importante reiterar que la formación de los hijos es responsabilidad de los
padres y tal responsabilidad no puede dejarse por completo, o principalmente, en las
manos de las instituciones sociales, recreativas, educativas o cristianas (Ef. 5:21-6:4;
Col. 3:18–21; 1P. 3:1–7) (Vaticana, 1981).

PERSPECTIVA SOCIAL DE LA FAMILIA


En múltiples sociedades la familia es definida como “el núcleo
fundamental de la sociedad”. La familia es el principal agente
trasmisor de normas, valores e identidades individuales y socia-
les, además es el escenario de las relaciones y los lazos afectivos
y donde se focalizan las acciones de las demás instituciones.

En nuestras sociedades las principales funciones de la familia


son: el desarrollo de la personalidad, perpetuar las costumbres, la cultura y la identidad
social. Además, preparar a sus integrantes para el desarrollo de procesos adaptativos,
proteger a todos sus miembros y prepararlos para la independencia a través de la edu-
cación y el respeto. También crear redes familiares y sociales de acompañamiento y
desarrollo social, procrear con la correspondiente adición de nuevos individuos a la
sociedad y proporcionar seguridad en el campo afectivo entre otras.

Es importante afirmar que en la actualidad muchas de las funciones que cumplía la fa-
milia han sido ignoradas y otras desplazadas a otras instituciones de carácter educativo,
religioso y político. Tal omisión y desplazamiento ha generado grandes cambios dentro
del sistema familiar; algunos de esos cambios son: cambios en la composición y estruc-
tura de los hogares, pérdida del papel como unidad formativa de la sociedad, la acepta-
ción de diversas formas de relación sexual, el aumento de las rupturas conyugales, etc.

Por ser la familia el principal agente de la sociedad, la profundidad y celeridad de tales


ataques remueven todas las estructuras de los vínculos familiares y sociales (Echeverri,
1998). En la actualidad están surgiendo muchos pensamientos que atentan y debilitan
la estabilidad de la familia. Por ello es pertinente citar las palabras del papa Pío XII al
experimentar esta misma realidad: “Porque la familia es el elemento orgánico de la so-
ciedad, todo atentado perpetrado contra ella es un atentado contra la humanidad. Dios
puso en el corazón del hombre y de la mujer, como instinto innato, el amor conyugal,
el amor paterno y materno, el amor filial. Por consiguiente, querer arrancar y paralizar
este triple amor es una profanación que por sí horroriza y lleva a la ruina la patria y la
humanidad” (Catolicismo, 2018).

Tal panorama de la familia desafía al ministerio de cuidado y consejería pastoral a


enfocar su atención al núcleo familiar. Es urgente una pastoral para la familia, una
pastoral que les ayude a cumplir con los fines para los cuales ha sido establecida por
Dios dentro de la sociedad. Dado que el plan de Dios para la familia tiene fuertes impli-
caciones sociales, trabajar en pro de la familia significa disminuir los peligros y males
34 Familia y Ciclo Vital
que la amenazan, significa esforzarse por crear un escenario para su desarrollo, con el
fin de proteger el futuro de la humanidad.

Gallego (2017), afirma que no se trata de hacer más actividades y eventos, sino de diri-
gir la pastoral familiar bien, de manera más intencional, con un fundamento sólido en
la Escritura y un discipulado relacional que integre a todos los miembros del sistema
familiar. Dado que el plan de Dios para la familia tiene fuertes implicaciones sociales,
la pastoral para la familia debe esforzarse por conocer y comprender el contexto gene-
ral del sistema familiar.

Las familias están sujetas a diversas presiones, demandas y cambios que generan an-
siedad, y problemas en las interacciones familiares. Desarrollar una pastoral para la
familia demanda del consejero una comprensión de las realidades y procesos de cam-
bio familiares para establecer criterios y principios en la intervención. Con el propósito
de comprender los procesos de cambio de la familia, en esta lección abordaremos el
ciclo vital al que de manera general las familias se enfrentan. La intención es que el
líder o pastor puedan proveer un acompañamiento sano e integral, así como desarrollar
programas educativos que contribuyan en la prevención de diversas problemáticas y
crisis familiares.

CICLO VITAL DE LA FAMILIA NUCLEAR


La familia es un sistema dinámico que evoluciona y está expuesta
a diversos cambios o etapas de desarrollo, tales cambios o etapas
se conocen con el nombre de ciclo vital de la familia. Ahora bien,
al exponer el ciclo vital de una familia, debemos reconocer que
existe una variedad de modelos o tipos de familia y cada una
tiene su propio ciclo.

Las estadísticas demuestran que la familia nuclear (papá, mamá e


hijos) continúa siendo el tipo más predominante en Latinoamérica con casi un 43%
(Gallego, Marín, & Vásquez, 2013). Sin embargo, hay un 57% de la población que
desarrolla su vida familiar dentro de otros modelos familiares.

En consonancia con lo anterior, describiremos en primer lugar el ciclo vital y el acom-


pañamiento pastoral a una familia nuclear. Luego, en la siguiente sección, presentare-
mos pautas concretas de acompañamiento pastoral a otras tipologías familiares.

El desarrollo y evolución de la unidad familiar, a lo largo del ciclo vital de una fa-
milia nuclear, están íntimamente ligados a las fases de evolución y desarrollo de sus
miembros. A medida que crecen los miembros de la familia, crece también esta crece
también en su conjunto. Cuando estos cambios no ocurren fluidamente pueden darse
diversas lesiones y conflictos dentro de la familia (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013).

Comprender de manera general cada una de estas etapas del ciclo vital de la familia
es de suma importancia en la labor de cuidado y acompañamiento, porque si bien es
cierto, que muchos problemas que ocurren dentro de la familia se dan en circunstancias
Familia y Ciclo Vital 35
como las crisis inesperadas, también es cierto que ocurren por la desadaptación en el
desarrollo de estas etapas vitales.
El líder o pastor que desea saber cómo cuidar o acompañar las crisis que experimentan
las familias, debe comprender primero las etapas del ciclo vital familiar, las cuales son:
constitución de la pareja, matrimonio, nacimiento y crianza de hijos, adolescencia de
los hijos, salida de los hijos del hogar y vejez. Estas etapas abarcan desde el matrimo-
nio, hasta la muerte de uno de los cónyuges. Los sucesos principales que se dan en estas
etapas son: el nacimiento de los hijos, el ingreso a la escuela, el desarrollo laboral de
los padres y el fin de la vida laboral de los padres. A continuación analizaremos en qué
consiste cada una de estas etapas y sus crisis, daremos algunas sugerencias temáticas
para la consejería pastoral, al igual que recomendaciones para la atención de familias
conformadas de maneras diferentes a la nuclear.
Etapa uno: constitución de la pareja
Esta es la etapa del noviazgo. El noviazgo es un periodo de pre-
paración, de exploración, conocimiento, compromiso y de inten-
sas negociaciones y adaptaciones entre los novios que se proyec-
tan al matrimonio. Los miembros de la pareja aportan cada uno los
usos y costumbres de su propia familia de origen, cada cual querrá que
el otro asuma las formas que le son familiares.
Cada miembro de la pareja tendrá áreas en las que será flexible y áreas en las que no
cederá, confirmará en algunas circunstancias a su pareja y lo rechazará en otras. A me-
dida que se acomodan y se asimilan a las preferencias del otro, algunas conductas son
reforzadas y otras descartadas. El noviazgo es el periodo en que los novios deben char-
lar acerca de sus ideas, valores y metas, y aprender a ajustarse el uno al otro. Cuanto
más se conozcan, más posibilidades habrá de un matrimonio armonioso.
Las principales crisis de esta etapa tienen que ver con diversas preguntas ¿Con quién
me casaré? ¿Con qué criterios debo elegir mi pareja? ¿Estoy realmente listo para el
matrimonio? ¿Cuánto tiempo debe durar mi noviazgo? ¿Cómo me independizo de la
familia? ¿Cómo mantenerme puro en medio del noviazgo? ¿Cuál es el plan de Dios
para el matrimonio? ¿Cuáles son mis responsabilidades en el matrimonio? En ese sen-
tido, la pastoral al noviazgo debe dar como resultado parejas que comprenden el plan
de Dios para la familia (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013).
Durante esta etapa y con el fin de abordar los mayores dilemas que se presentan, es ne-
cesario tener en cuenta las siguientes recomendaciones en la labor de acompañamiento
pastoral (Padilla & Camargo, 2002):
1. Consejería prematrimonial: la pareja no solo servirá a Dios, sino que cada uno
también tendrá una influencia notable y perdurable en la vida del otro, lo cual los
hará crecer a medida que aprenden a amar y ser amados en un contexto seguro.
La consejería prematrimonial está diseñada para ayudar a que logren ese objetivo.
En el apéndice 1 hemos adjuntado una guía sencilla de consejería prematrimonial
que ayudará en la tarea de acompañar y aconsejar a los que Dios ha puesto bajo
nuestro cuidado.
2. Acompañar a los novios a comprender el valor del matrimonio, su origen divino,
su esencia y propósito.
36 Familia y Ciclo Vital
3. Restaurar el entendimiento fragmentado del matrimonio: comprender que el obje-
tivo del matrimonio no es satisfacer mis necesidades personales y que el matrimo-
nio no implica huir del hogar de mis padres, sino edificar un nuevo hogar teniendo
a Cristo como centro.
4. Es importante conocer bien a la persona que se ha elegido como pareja. Este cono-
cer implica realismo no idealismo, verlo con sus virtudes, cualidades y defectos.
5. Es necesario generar diálogos con los novios sobre las responsabilidades que es-
peran que el otro tenga en el escenario del matrimonio.
6. Los novios deben aprender a resolver los conflictos, comprendiendo que deben
atacar el problema y no a la pareja.
7. El manejo adecuado de la sexualidad. Es necesario generar confianza con las pa-
rejas para acompañarlos a que transiten el ciclo del noviazgo en santidad y pureza.
El noviazgo no es un permiso para el contacto físico y las caricias. Los novios
debe tener mucho cuidado con los juegos de caricias, los cuales despiertan fuertes
apetitos que en la mayoría de las veces desembocan en actos sexuales inapropia-
dos. Es importante que los novios aprendan que una manera de mostrar amor al
otro es reservar el sexo exclusivamente para el escenario del vínculo matrimonial.
Debemos mencionar que en el apéndice 1 usted encontrará una guía de consejería
prematrimonial y seguimiento a las parejas después de casados. Usted la encontra-
rá al final de esta lección.
Etapa dos: matrimonio
Esta es el periodo de consolidación del matrimonio. El ma-
trimonio formaliza y legaliza esta etapa. La ceremonia ma-
trimonial conduce a la pareja a dejar a sus padres y unirse
como uno solo en responsabilidad ante la sociedad. En esta
etapa los miembros de la pareja transitarán por un camino nuevo y desconocido que
demanda múltiples cambios y capacidades de adaptación por parte de ambos cónyuges.
El matrimonio es la más íntima de todas las relaciones humanas. Cuando esta relación
es buena y creciente, proporciona una de las mayores satisfacciones de la vida. Cuando
es deficiente, o incluso estática y rutinaria, puede ser fuente de gran frustración y mi-
seria. Sin lugar a duda, Dios desea que los matrimonios sean buenos, y un modelo de
la hermosa relación que existe entre Cristo y su iglesia (Collins, Christian Couseling:
A Comprehensive Guide, 2007).

Cada uno de los cambios a los que se enfrenta la pareja se constituyen en fuertes cri-
sis en esta etapa. Cambios en los que la pareja debe negociar sus propias reglas, en
cuanto a su intimidad, sexualidad, definir dónde y cómo vivir, espacios de recreación,
economía del hogar, horarios laborales, actividad lúdica, actividad física, el lugar que
ocupará la familia extendida, tiempos con amigos individuales y/o comunes y demás.
Las siguientes son algunas recomendaciones temáticas que se deben tener en cuenta
al acompañar pastoralmente personas en esta etapa:
1. Desarrollo de la vida espiritual.
2. Establecer límites claros en relación a las familias de origen.
3. Establecer las responsabilidades de cada cónyuge.
Familia y Ciclo Vital 37
4. Establecer canales apropiados de comunicación.
5. Trabajar el manejo del poder.
6. Definición de los roles.
7. Mantenimiento y cultivo del respeto mutuo.
8. Resolución de conflictos.
9. Manejo de la toma de decisiones.
10. La intimidad sexual.
11. Motivación para buscar consejería cuando sea necesario.
12. Mayordomía, manejo de finanzas y economía del hogar
Etapa tres: nacimiento y crianza de hijos
El nacimiento del primer hijo crea muchos cambios tanto en la re-
lación de pareja como en toda la familia. Aparecen nuevos roles y
funciones para la madre y para el padre y con ellos los de la familia
extendida: abuelos, tíos, primos, etc. Las funciones de los padres se
diferencian para poder brindarle al niño la atención y cuidados que
necesita. La madre se unirá con el bebé, interpretando y descifran-
do sus demandas de cuidado y alimentación. Esta unión es normal
y necesaria para la buena evolución de toda la familia.
Durante este período el padre es un observador que participa activamente desde afuera
sosteniendo esta relación y haciendo el nexo entre madre-hijo. Llegará el momento
donde el hombre deberá recuperar a su esposa como pareja y a su hijo en relación a él.
La incorporación de un hijo en la familia provoca inevitablemente mucha tensión en
la pareja. En esta etapa son frecuentes los reproches, la depresión, cansancio de ambos
padres, dificultad para ponerse de acuerdo en cómo y cuándo hacer las cosas (Gallego,
Marín, & Vásquez, 2013).
Durante esta etapa el acompañamiento pastoral debe tomar en cuenta las siguientes
recomendaciones temáticas:
1. Identificar y enfrentar los cambios que esta nueva etapa demanda.
2. Evitar el descuido de la relación de pareja. Es de vital importancia ya que la madre
o ambos padres, en la mayoría de los casos, centran su atención en el nuevo inte-
grante de la familia. La consejería debe estar dirigida a fortalecer los vínculos y la
intimidad en la pareja.
3. Los vínculos sanos: hacen referencia a la unión o la relación que debe existir entre
cada uno de los miembros de la familia.
4. La educación y crianza de los hijos: este proceso implica amor, cuidado y disci-
plina para los hijos. Algunos consejeros sugieren los siguientes contenidos para la
sana y efectiva crianza de los hijos: el cuidado de los hijos, disciplina y castigo,
afirmación de la identidad del niño, tareas y responsabilidades, la labor del juego,
sexualidad y prevención del abuso sexual (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013).
5. Límites claros: los límites están relacionados con la comunicación entre dos o más
personas. Los límites bien delimitados permiten la cercanía, la interacción y la
autonomía de cada integrante de la familia para cumplir con sus funciones corres-
pondientes.
38 Familia y Ciclo Vital
Etapa cuatro: adolescencia de los hijos
La adolescencia es una etapa de grandes crisis para la mayoría de los
individuos y las familias. En esta etapa se producen múltiples cambios
en todos los integrantes del núcleo familiar y en la relación de estos
con el mundo exterior. Los cambios más importantes en la etapa de
la adolescencia son de la siguiente manera. Físicos: el niño inicia su
transformación en adulto (pierde el cuerpo de niño), ocurre el desarrollo
hormonal, las crisis de identidad, el adolescente se diferencia de sus padres
para establecer su propia identidad, adquisición de independencia y auto-
nomía emocional de los padres y otros adultos, así como también aparecen
muchos sentimientos de inseguridad y de angustia.

La adolescencia es una etapa que presenta una alta problemática de re-


beldía contra la autoridad, especialmente la de los padres, además aparecen constantes
cambios de carácter, de ánimo y demás. En esta etapa la persona se torna un ser difícil
de manejar y comprender por parte de los padres, la familia y la sociedad en general.

Teniendo en cuenta la realidad antes, es pertinente afirmar que la presencia de los


padres es fundamental, ya que ellos con amor y corrección firme ayudan a los adoles-
centes a transitar por este periodo de la vida. Los padres ayudan al adolescente a desa-
rrollar la habilidad de controlar sus impulsos y de formar criterios sólidos y sanos para
la resolución de conflictos y toma de decisiones. En esta etapa, también es fundamental
por parte de los padres el establecimiento de límites firmes, con espacio para que ellos
experimenten y se equivoquen, teniendo la oportunidad de recurrir a sus padres si los
necesitan, esto los hace sentir seguros. La ausencia de límites hace que los adolescen-
tes se sientan solos, desamparados y da lugar a que surjan conductas de riesgo con el
propósito de captar la atención de sus padres.

Por otro lado, paralelo a la etapa de la adolescencia de los hijos, los padres común-
mente están en una crisis denominada la “mediana edad”. Esta crisis se manifiesta
con sentido de soledad, dudas existenciales, episodios de depresión, no se encuentra
placer y sentido a la vida, dificultades para conocer verdaderamente lo que se desea,
aburrimiento, consciencia de la muerte. Esta crisis a veces se manifiesta en un sentido
de soledad. A veces las personas pueden experimentar dudas o episodios de depresión
inexplicable. Otros pueden experimentar miedo y angustia por lo que les puede de-
parar el futuro. Esta crisis de los padres aumenta las tensiones y los conflictos dentro
del sistema familiar, debido a que los hijos y los padres tienen demandas totalmente
diferentes (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013).

En esta etapa los líderes y pastores deben tener en cuenta las siguientes recomendacio-
nes temáticas al abordar una familia:
1. Los padres deben buscar acompañamiento pastoral para poner en palabras sus
dudas, temores y expectativas de la vida.
2. Es importante que revisen y reajusten el proyecto de vida como pareja y como
padres.
Familia y Ciclo Vital 39
3. El consejero debe revisar y fortalecer la práctica de los medios de gracia por parte
de la familia (la oración, la lectura, meditación y aplicación de la Escritura, la co-
munión eclesiástica, etc.).
4. Fortalecimiento de los vínculos afectivos. Es más fácil guiar y orientar a un ado-
lescente en el escenario del amor y de la confianza que en el escenario del autori-
tarismo.
5. Establecimiento de límites adecuados y flexibles por parte de los padres hacia el
adolescente: los padres pueden ser amigos de sus hijos pero deben primeramente
definir muy bien sus roles entre padre e hijo.
6. Ayudar a establecer canales confiables de diálogo en amor y sabiduría con el ado-
lescente.
7. Los padres deben ser más flexibles y permitir el desprendimiento (progresivo y
saludable) del adolescente del seno familiar.
8. Los padres deben tener cuidado de no calificar al adolescente como “la oveja ne-
gra” de la familia.
9. Establecer las normas del hogar por parte de los padres; estas normas puede ser:
deberes del adolescente, permisos, horarios de estudio, tiempos devocionales indi-
viduales y familiares, manejo adecuado de las redes sociales, etc.
10. El seguimiento permanente por parte de los padres a las normas y responsabili-
dades asignadas al adolescente, dando cumplimientos a las recompensas o san-
ciones en caso de ser incumplida.
11. Apertura por parte de los padres para el diálogo y supervisión de la sexualidad o
de temas de interés del adolescente.
Etapa cinco: salida de los hijos del hogar
En esta etapa los hijos ya están preparados para emprender la partida del
hogar y están listos para formar su propia familia. Desde el punto de vista
de los padres, se enfrentan con la salida definitiva de los hijos del hogar.
Los sentimientos que surgen en los padres son diversos, entre los más
comunes aparecen: la soledad, la tristeza, la angustia y cierto nivel de
ansiedad. Pueden, incluso, padecer perturbaciones en el sueño. Su au-
toestima se puede ver afectada y, en algunos casos, desarrollan síntomas
asociados a la depresión (Eguiluz, 2004).

En el ejercicio del acompañamiento pastoral algunos focos o temáticas para


abordar con las familias que viven esta etapa son:
1. Replantear la relación de pareja. La pareja debe plantear actividades
que puedan realizar juntos para fortalecer el romance y la intimidad
de pareja. Esas actividades pueden ser: cenas de pareja, actividades recreativas,
encuentros románticos, entre otros.
2. Permitir la salida de los hijos, para que ellos logren formar su propio hogar.
40 Familia y Ciclo Vital
3. Ver la salida de los hijos como la oportunidad de hacer lo que no podían hacer
antes por dedicarse a la crianza de los hijos.
4. El consejero debe recomendar a los padres que en esta etapa se integren más a la
vida social. Por ejemplo: participar de reuniones especiales como matrimonios,
cumpleaños, visitas frecuentes a sus familiares o amistades.
5. El consejero debe motivar a los padres a aumentar el número de actividades o la-
bores tales como: cultivar la relación con Dios, tejer, cocinar, recreación, deporte,
servicio en la iglesia, involucramiento en proyectos sociales o ministerios eclesiás-
ticos (orfanatos, ministerios carcelarios entre otros).
Etapa seis: vejez
En esta etapa cada uno de los integrantes sufrirá cambios a nivel físico,
emocional y psicológico. En la etapa de la vejez suele haber un cambio en
cuanto a quién proporciona los cuidados físicos, emocionales y económi-
cos de los padres. Las características de estos nuevos vínculos dependerán
de cómo se establecieron las relaciones a lo largo de la historia fami-
liar. Esta etapa se caracteriza por las múltiples pérdidas que enfrentan los
adultos mayores, tales pérdidas son: la vida laboral, la salud, la autono-
mía, pérdida de un cónyuge y demás.

Las crisis de esta etapa son diversas; subrayaremos tres de gran impor-
tancia: la crisis de la auto-imagen, la cual ocurre por todos los cambios
biológicos y físicos del adulto mayor (arrugas, cambios cognitivos, déficits
sensoriales, entre otros); la crisis por el fin de la vida laboral, lo que en la
mayoría de los casos lleva a la pérdida de la autonomía social y familiar;
las crisis emocionales, surgen con mucha frecuencia la depresión, la so-
ledad, miedo a la dependencia y a la muerte (Eguiluz, 2004).

En la etapa de la vejez el consejero debe tener en cuenta las siguientes recomendacio-


nes temáticas:
1. Crear grupos de discipulado para los adultos mayores con el fin de acompañarles
en sus distintas crisis y ministrar la Palabra de Dios a sus realidades de sufrimiento.
2. Acompañar el reajuste frente el envejecimiento y la viudez.
3. Motivar y hacer seguimiento a los controles médicos.
4. Incorporarlos en lo posible al ministerio de la iglesia local con el fin de que ellos
se sientan útiles y productivos.
5. Promover talleres de sanidad interior con el fin de generar reconciliación con Dios,
con los hijos, los nietos, el cónyuge y demás parientes amados.
Familia y Ciclo Vital 41
ACOMPAÑAMIENTO PASTORAL A otras
tipologías FAMILIARES
Ya hemos mencionado que un 57% de la población latinoamericana ha conformado
familias dentro de una estructura distinta al modelo nuclear. Entre estas estructuras o
tipologías las más comunes son:
• Familias monoparentales (donde solo está presente uno de los padres).
• Familias unipersonales.
• Familias extendidas (donde la familia nuclear convive con más familiares: abuelos,
tíos, tías, sobrinos, amigos cercanos).
• Familias sin hijos.

El ciclo y las pautas de acompañamiento de la familia nuclear sirven para iluminarnos


frente algunas de las situaciones vividas en otros modelos familias. Sin embargo, cada
modelo familiar tiene sus particularidades.
1. Familias monoparentales
Esta es la familia constituida por uno de los progenitores (papá o mamá) y
sus hijos. Los tipos de familias monoparentales son ocasionadas por dis-
tintas causas entre las que tenemos: la muerte de uno de los cónyuges,
el divorcio, la adopción, un abuso sexual, relación prematrimonial o
extramarital, etc.

Las siguientes son algunas pautas para el cuidado y acompañamiento


pastoral:
1. Trabajar por la sanidad emocional y relacional entre los miembros de la familia y
el progenitor ausente cuando es por caso de divorcio o abandono.
2. Cuando el caso es un divorcio los padres deben manejar una relación cordial y
sana por el bienestar de los menores.
3. Crear espacios para escuchar las realidades de este tipo de familias.
4. Fortalecer la práctica de los medios de gracia (oración, Escritura, ayuno, congre-
garse, etc.).
5. Acompañar al padre o la madre en la toma de decisiones.
6. Trabajar el tema de la pérdida de la pareja y sus implicaciones.
7. Enseñar pautas de crianza y educación de los niños.
8. Los temores de ser una madre o un padre solo.
9. El fortalecimiento de las redes de apoyo dentro de la familia extendida y de la
iglesia.
10. El manejo del sentimiento de fracaso.
11. Fortalecimiento para hacer frente al rechazo, señalamiento y juicio social.
12. Manejo del tiempo para los asuntos laborales, maternos/paternos y doméstico.
13. Fortalecimiento de los vínculos afectivos con los hijos.
14. Definición de las normas de disciplina para la formación de los hijos.
15. Hacer acuerdos de disciplina con el padre ausente para los niños, con el fin de
evitar alianzas negativas.
42 Familia y Ciclo Vital
2. Familias unipersonales
Estas familias están conformadas por una sola persona quien por decisión
propia o circunstancias ajenas a su voluntad se ha quedado sola. Por
lo general son personas solteras, viudas o separadas que optan por
vivir solas. Se rodean de una red social compuesta por familiares,
amigos, compañeros de trabajo, vecinos, entre otros. En algunos ca-
sos cumplen con una labor de apoyo psicosocial a familiares u otros
miembros de su red, que presenten algún tipo de calamidad (Uribe, 2010).

Sus conflictos principales son similares a aquellos que conforman una fa-
milia nuclear. Con frecuencia los aspectos incluidos en la lista tienen que
ver con el estrés laboral, las relaciones con la familia extendida, proyec-
to de vida. Sin embargo hay algunas áreas que requieren una atención
especial en la labor de acompañamiento pastoral. Alguna son: el manejo de la soledad,
la depresión y los sentimientos de fracaso, la restauración espiritual, el cuidado de la
sexualidad, el fortalecimiento de sus redes familiares y de amigos, las afectaciones
económicas, elaboración de duelos por las pérdidas, el adecuado manejo de las emo-
ciones (rabia, culpa, angustia), el auto perdón, fortalecer la esperanza con respecto a la
posibilidad de reconstruir una nueva vida en los casos que se considere posible.
3. Familias extendidas
Estas familias están conformadas por una o varias familias
nucleares y sus parientes o amigos. También pueden estar
conformadas por un par de familias de diversas tipologías.
Estas familias surgen en muchos casos por razones cultura-
les, económicas o de cuidado. Entre las razones culturales
encontramos que en diversas culturas los padres al ser ma-
yores son responsabilidad de sus hijos, entonces viven con
ellos. Entre las razones tenemos que a veces la situación
económica lleva a una familia a mudarse con los padres
o con otro familiar, de tal forma que puedan compartir gastos. También sucede que a
veces ambos padres deben salir a trabajar y la persona que cuida los niños es una tía, la
abuela o algún otro pariente o amigo. Como podemos ver hay múltiples razones para
encontrar esta familia.

Uno de los asuntos a tener en cuenta en el acompañamiento a este tipo de familias son
los límites que se deben fijar. Al vivir con personas fuera del núcleo familiar, estos
intervienen en las dinámicas, decisiones y educación de todo el sistema familiar; en
ocasiones estas intervenciones son muy positivas, sin embargo hay muchos casos en
que estas intervenciones son fuente de conflicto por falta de límites y normas claras.
4. Familias sin hijos
Estas familias conformadas por una pareja son el resultado de una de-
cisión o de una condición médica. En los casos en que la familia está
formada de esta manera por razones médicas es importante ayudarles
a sanar posibles frustraciones. Por otra parte, independientemente de
cual sea la razón, en el acompañamiento pastoral debemos ayudar a estas
familias a ver que pueden ser muy útiles dentro de la obra de Dios.
Familia y Ciclo Vital 43
ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN
Lea el caso que presentamos a continuación y luego responda las preguntas y prepáre-
se para participar en lo que usted haría como consejero. Recuerde que sus respuestas
deben citar explícitamente el contenido de la lección y la página donde se encuentra.

María amaba a su primer hijo. Cuando nació se sintió muy feliz y abrumada al mismo
tiempo. Quería darle lo mejor a su pequeño, pero tenía miedo de no hacerlo bien, pues
no quería repetir su historia, ella creció con dos padres muy flexibles y ocupados que
le dejaban hacer cuanto quería. Por eso aprendió desde muy temprano a salirse con
la suya, lo cual la hizo una niña muy caprichosa, llorona y exigente y le trajo muchos
problemas con sus amigos y en el colegio. Por todo esto decidió hacer las cosas de for-
ma diferente con su hijo leyendo muchos libros sobre crianza y aplicando las normas
aprendidas para criar a un niño “bien educado”; en forma muy estricta a pesar de que
su esposo no estaba muy de acuerdo con esto.

Pero al pasar el tiempo notó que su hijo no era tan feliz; él era muy obediente callado
y triste; no quería pasar tiempo con ella. Una noche cuando María quería darle un
beso, el niño la rechazó. En ese momento, María se dio cuenta de que algo andaba mal,
toda su disciplina y normas bien intencionadas le alejaban de su hijo y no sabía cómo
acercarse. Esto la puso tan ansiosa que empezó a controlar más a su hijo: su ropa, sus
alimentos, su conducta con detalle, criticando y corrigiendo a su hijo a cada momento.
Pero ahora el niño no solo lucía triste, sino que comenzó a decirle que no la quería y a
tener episodios de encopresis (no poder controlar los esfínteres, es decir se empezó a
orinarse) en el colegio. María se dio cuenta de la gravedad un día que el niño empezó a
decir que se quería morir (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013, págs. 243-244).

Preguntas:
Si esta madre viniera a consejería familiar:
• ¿Cuál cree usted que sería la orientación que se le debe dar a este proceso?
• ¿Cómo haría usted un abordaje bíblico, que tengan en cuenta la historia de María
y a todo el sistema familiar? Nombre los puntos en los cuales deberá enfocar su
intervención.
• ¿Cómo le ayudaría a María con su problema de perfeccionis-
mo y control?
• ¿Cómo cree que se puede comenzar un proceso de recu-
peración y sanidad de la relación de María con su hijo?
• ¿Cómo cree que se puede involucrar al padre en esa situación?
44 Familia y Ciclo Vital
APÉNDICE 1: Consejería prematrimonial
Cuando emprendemos la aventura del matrimonio, debemos re-
cordar que no podemos funcionar de acuerdo con el plan del
Maestro (Dios) si no contamos con las provisiones del Maes-
tro. Compartir el plan del Maestro y descubrir sus provisiones
es una de las mejores bendiciones de hacer consejería prema-
trimonial. De hecho, como líder o pastor, debe pedir que la
consejería prematrimonial sea un requisito para todos los que
desean que usted los case o que quieran casarse en la iglesia.
Como hemos estudiado, el acto del matrimonio une a la pareja en una relación sagrada.
La pareja no solo servirá a Dios, sino que cada uno también tendrá una influencia no-
table y perdurable en la vida del otro, lo cual los hará crecer a medida que aprenden a
amar y ser amados en un contexto seguro. La consejería prematrimonial está diseñada
para ayudar a que logren ese objetivo. Incluso si el noviazgo fue breve, la consejería
prematrimonial puede ser de mucha utilidad.

El marco teórico que ofrecemos está basado en el libro “Yo me casé contigo” de Walter
Trobisch (1996). El autor (misionero en África) presenta Génesis 2:24 como el funda-
mento básico para comprender el matrimonio. Por eso el hombre deja a su padre y a su
madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser (Gn. 2:24).

Jesús cita este texto en Mateo 9:5 y en Marcos 10:7-8, y Pablo lo reitera en Efesios 5:31
y en 1 Corintios 6:16. Los principios presentados son dejar, unirse y fundirse en un solo
ser. La acción de dejar implica alcanzar la madurez suficiente para no depender de los
padres o la familia y estar dispuesto a entrar en una nueva relación o interdependencia.
La acción de unirse hace referencia a entablar un vínculo espiritual y emocional con
la otra persona. También ocurre un vínculo físico, pero solo dentro de ciertos límites
permitidos y acordados. Fundirse en un solo ser alude, por supuesto, a la unión sexual.
No obstante, implica mucho más que la relación sexual y representa una unión com-
pleta a nivel espiritual, emocional y físico. Es lógico que Pablo diga que esta unión es
un misterio.

Usando estos tres conceptos, dividimos el módulo de consejería prematrimonial en


cinco sesiones de 60-90 minutos con una sesión post-matrimonial que se hace unos
6-12 meses después de la boda. La sesión post-matrimonial permite abordar algunas de
las realidades de la vida de casados que no eran evidentes durante el noviazgo. Puede
haber cierta flexibilidad entre las sesiones, pero siempre incluirán estos elementos:
Escrituras, oración y tareas con ejercicios de comunicación. Será de mucha utilidad
la participación del cónyugue cuando se hace consejería prematrimonial. Cada sesión
debe comenzar y terminar en oración. Si es adecuado, pida a la pareja que ore.
Sesión 1: Dejar
1. Mirándose cara a cara, cada persona comparte el testimonio de su relación con
Dios. Luego, el consejero explica Génesis 2:24 y el plan general para la consejería
prematrimonial. Asegúrese de que los novios se miren a la cara mientras usted
observa su comunicación general.
Familia y Ciclo Vital 45
2. Los novios, todavía cara a cara, hablan sobre sus valores y su historia con las
drogas, el alcohol u otras adicciones, si corresponde. El objetivo es ofrecer un
contexto confidencial desde el comienzo para que se genere apertura y no se
guarden secretos.
3. Luego relatará la historia de su noviazgo con un enfoque en por qué se hicieron
novios y qué aprendieron durante ese tiempo.
4. Esta sesión concluye con una conversación sobre la familia y los amigos. El
matrimonio no solo une a dos personas, sino también a dos familias. ¿Cómo es
la relación? ¿Qué piensa su familia sobre su novio/a? ¿Qué piensa su novio/a
sobre su familia? Luego, se hacen las mismas preguntas sobre los amigos. El
consejero debe remarcar la importancia de desarrollar amistades mutuas y de
honrar a los padres de la otra persona.
5. Tarea para el hogar:
a. Lean Efesios 5:20-33. Pregunta: ¿Qué le dice este pasaje?
b. Oren juntos por la vida de cada uno y por sus familiares y amigos.
c. Pidan a sus padres que escriban una carta en la que inviten a su novio/a formar
parte de la familia y expresen sus expectativas.
d. Preparen una hoja con datos financieros o definan cómo piensan vivir.
e. ¿Cuáles son sus expectativas para el matrimonio?

¡Recuerde que cada sesión debe comenzar y terminar en oración; pida a la pareja
que ore!
Sesión 2: Dejar (continuación)
1. Presente el tema de las expectativas en el matrimonio, tanto sobre uno mismo
como sobre el cónyuge. Relaciónelo con el estudio de Efesios 5.
2. Hable sobre las diferencias generales entre hombres y mujeres en los aspectos
espirituales y emocionales.

a. Los hombres tienden a tomar la iniciativa y tener el rol de “cazadores” (más


racionales).
b. Las mujeres tienden a responder a la iniciativa del hombre y asumir el rol de
“recolectoras” (más intuitivas).
3. ¿Cuáles son los límites que han establecido para las relaciones sexuales antes del
matrimonio?
4. Conversen sobre la hoja de datos financieros o sobre finanzas en general. Si la
pareja cuenta con ingresos, presente el principio 70/30: 70% para vivir, 10% para
Dios (diezmo), 10% para ahorrar, 10% para pagar deudas o, como dijo John Wes-
ley: “Gana todo lo que puedas, ahorra todo lo que puedas y ofrenda todo lo que
puedas”.
5. ¿Cómo respondieron sus padres al pedido? ¿Qué tipos de límites o reglas tiene su
familia? ¿Son permisivos o estrictos? ¿Qué tipo de vínculo existe entre ustedes?
¿Una relación lejana o íntima?
46 Familia y Ciclo Vital
6. Nota: estos son temas de conversación sugeridos y es recomendable que la pareja
profundice, dé ejemplos y converse sobre cada área.
7. Tarea para el hogar:
a. Lea Efesios 2:1-10. ¿Qué le enseña este pasaje?
b. Ore cada uno para que Filipenses 1:9-11 se cumpla en la vida del otro.
c. ¿Qué actividades recreativas les gusta hacer juntos?
Sesión 3: Unirse
1. Pregúnteles si tienen dudas sobre las sesiones anteriores.
2. Pregúnteles sobre lo que han descubierto en su tiempo de lectura y oración juntos.
3. Pregúnteles qué actividades recreativas les gusta hacer juntos y por qué. El verda-
dero significado de “recreación” es “crear de nuevo”.
4. La acción de “unirse” implica una comunicación total en todos los niveles y roles.
a. El 8% está en las palabras, el 37% está en el tono y el 55% es no verbal. Con-
versen sobre este tema.
5. Dos modelos de comunicación: (vea el recuadro a continuación para identificar las
características de una comunicación ideal).
a. Buscar la bendición mutua (Smalley & Trent, 2011).
• Los cinco elementos para una bendición plena: palabra hablada, afecto físico,
valor y significado, perspectiva de futuro, compromiso.
• ¿Cuál de estos elementos le resulta una manera natural de bendecir a la otra
persona? ¿Cuál le cuesta y debería mejorar?

b. Comprender el lenguaje del amor de su pareja (Chapman, 2011).


• Cinco maneras de comunicar amor: afecto físico, palabras de aprobación,
tiempo de calidad, regalos, actos de servicio.
• ¿De qué manera prefiere expresar amor? ¿De qué manera prefiere recibir
amor?
Familia y Ciclo Vital 47
Gráfico 3.1 Características de una comunicación ideal

6. Tarea para el hogar:


a. Lean y conversen sobre Colosenses 3:12-17.
b. Sigan orando Filipenses 1:9-11 para sus vidas y compartan sus necesidades.
c. Identifiquen un momento de desacuerdo para conversar al respecto en la siguien-
te sesión.
d. Elijan un versículo para darse uno al otro el día de la boda.
e. Conversen sobre los planes de la boda (eso dependerá mucho de la cultura).

Sesión 4: Unirse (continuación)


1. Pregúnteles si tienen dudas sobre las sesiones anteriores.
2. Pregúnteles sobre lo que han descubierto en su tiempo de lectura y oración jun-
tos.
3. Pregúnteles en qué área han tenido un desacuerdo, si lo resolvieron y cómo lo
resolvieron.
4. Resolución de conflictos
a. En general, la manera de responder ante los conflictos la aprendemos de nuestros
padres. Ejemplo: enfado, silencio, interrogatorio (hace preguntas fuertes), vol-
cán inactivo, volcán en erupción, pólvora o dinamita (explota y luego se calma
inmediatamente, pero deja destrucción en su entorno). ¿Cuál es su estilo de res-
puesta a los conflictos?
48 Familia y Ciclo Vital
b. Cuadro

Gráfico 3.2 Resolución de conflictos

¿En qué cuadrante le gustaría estar? ¿Cómo hacen para llegar allí? ¿Qué cuadrante
quiere Cristo para ustedes? ¿Le permitirá que le ayude a llegar hasta allí?

c. Pausas: en algunos deportes se hacen pausas temporarias durante el partido. En


los conflictos, a veces necesitamos pausas para evitar que el enojo se intensi-
fique. Sin embargo, nunca debemos usar las pausas como excusa para evitar
terminar la discusión.

d. Pregúnteles cuáles son las señales que evidencian que el otro está enojado.
5. Conversen sobre los planes para la boda.
6. Tarea para el hogar:
a. Para el novio: lea Proverbios 5:15-23; para la novia: lea Cantar de los Cantares
5:10-16.
b. Oren Filipenses 1:9-11 y Cantares 8:6-7.
c. Conversen sobre metas en común.
d. ¿Cuáles son sus miedos, preguntas y deseos con relación al sexo?
e. Planes para la boda.
Sesión 5: Fundirse en un solo ser
1. Pregúnteles si tienen dudas sobre las sesiones anteriores.
2. Pregúnteles sobre lo que han descubierto en su tiempo de lectura y oración. (Este
puede ser un buen momento para que los hombres y las mujeres hablen por sepa-
rado).
3. Hablen sobre los distintos roles y expectativas de los hombres y las mujeres.
4. La unión sexual debe ser más que solo unión física. Es una entrega total a nivel
espiritual, emocional y físico.
a. ¿Cuáles son algunos de sus miedos, preguntas y deseos con relación al sexo?
b. Aborde el tema de la sexualidad de manera abierta.
c. Hable sobre el ciclo menstrual y la anticoncepción.
5. ¿Quieren tener hijos? ¿Cuántos? ¿Cuándo? ¿Cómo los disciplinarán?
Familia y Ciclo Vital 49
6. Objetivos compartidos como el llamado de Dios para sus vidas, vocación, etc.
7. La vejez: nuestra vejez suele ser similar a la de nuestros padres.
8. Hablen sobre los planes para la boda.
9. Tarea para el hogar:
a. Lean Eclesiastés 4:9-12. ¿Quién es el tercer hilo de la cuerda?
b. Oren Filipenses 1:9-11 y Colosenses 3:12-17.
c. Prepárense para la boda.




Sesión 6: Después de la boda
1. Esta sesión se realiza 6-12 meses después de la boda y en general con una
comida o postre.
2. ¿Alguna sorpresa?
3. Evaluación de la consejería prematrimonial. (El recuadro a continuación incluye
un resumen de una página sobre la consejería prematrimonial).
Gráfico 3.3 Resumen sobre consejería prematrimonial
50 Familia y Ciclo Vital
Familia y Ciclo Vital

Consejería en
4 situación de divorcio

Propósito de la lección
Proveer al estudiante una perspectiva bíblica sobre el divorcio y pau-
tas para acompañar familias que se ven enfrentadas a esta situación.

Resultados deseados
Al concluir esta lección el estudiante:
• Conocerá la perspectiva bíblica del matrimonio y el divorcio.
• Comprenderá las causas y efectos que generan la realidad del divor-
cio.
• Trabajará en la prevención de divorcios y acompañará un caso en
riesgo o situación de divorcio.

Contenido
• Introducción
• Perspectiva bíblica del matrimonio
• Perspectiva bíblica del divorcio
• Causas comunes del divorcio
• Efectos del divorcio
• Consejería pastoral en situación de divorcio
• Actividad de evaluación
52 Consejería en Situación de Divorcio
Introducción
E s cierto, su matrimonio se puede desgastar. Los valores y estilo de vida de cada uno
van cambiando. Todos queremos tener nuevas vivencias, ya que el cambio forma
parte de la vida. El cambio y el crecimiento personal son rasgos de los que usted debe
enorgullecerse, pues revelan una mente vital e inquieta. Debe aceptar el hecho de que
en el mundo multifacético de hoy es muy fácil que dos personas se vayan alejando.
Si su matrimonio ya no le satisface, liberarse de él puede ser lo más productivo que
haga en su vida. La obtención del divorcio puede resultar un paso positivo hacia el
crecimiento y la resolución de sus problemas. Puede convertirse en un triunfo personal
(Adam, citado por Stott, 1999).

El anterior pensamiento pone en evidencia el concepto contemporáneo del matrimonio,


este pensamiento “celebra el fracaso como éxito, la desintegración como crecimiento
y el desastre como un triunfo” (Stott, 1999, pág. 308). El concepto bíblico del ma-
trimonio como unión o pacto conyugal indisoluble está en vía de extinción. Lo más
lamentable es que el matrimonio cristiano ya no es sólido como lo era antes, y lo que
es peor, el índice de divorcio aumenta cada vez más en el interior de la familia cristia-
na. Esta realidad que enfrenta el matrimonio y la familia actual requiere una atención
especial en nuestro manual de consejería pastoral. Creemos que, al cuidar y acompañar
familias con unas sólidas bases bíblicas, cuidamos y acompañamos la sociedad, lo que
nos permite cumplir con nuestra labor misiológica.

PERSPECTIVA BÍBLICA DEL MATRIMONIO


Antes de entrarnos en el tema del divorcio, teniendo en cuenta la realidad actual del
matrimonio, es imprescindible sentar las bases de la perspectiva de Dios para el matri-
monio de acuerdo a la revelación bíblica. El matrimonio es entendido como la unión de
un hombre y una mujer (heterosexual) en una relación de amor que dura toda la vida.
Es ordenado y sellado por Dios, precedido por el acto público de dejar a los padres,
consumado en el vínculo sexual que debe resultar en el compañerismo y apoyo mutuo
y generalmente es coronado con el regalo del nacimiento de los hijos (Stott, 1999).

Según Génesis 2 el mandato del matrimonio tiene como propósitos fundamentales pro-
porcionar compañía y ayuda mutua. El término “ayuda idónea” tiene el sentido de:
similitud, compañera, complemento y adecuada. Es decir, que la naturaleza del hombre
y la mujer les permite hacer parte de la vida del otro, y responder a su naturaleza con
comprensión, entendimiento, amor y cooperación para realizar el plan establecido por
Dios.

Dentro del plan divino, el vínculo del matrimonio se debe caracterizar por: la unión
monógama, es decir que no pueden existir otras uniones maritales fuera de esta unión,
la pareja debe dejar a los padres para unirse y consolidar la nueva familia, la unión ma-
trimonial debe ser permanente e indisoluble (Mt. 19:6). Todo rompimiento del vínculo
marital viola el plan establecido por Dios, la familia es el escenario de la formación
de los hijos en todos los aspectos: físico, social, emocional y espiritual; finalmente esta
Consejería en Situación de Divorcio 53
relación debe tener el componente de la igualdad y la dependencia mutua entre todos
los integrantes de la pareja (Hoff, El pastor como consejero , 1981).

PERSPECTIVA BÍBLICA DEL DIVORCIO


El obispo David Kendall, en el 2012, presentó un artículo titulado “Respuestas pastora-
les al fracaso matrimonial”. Hemos decidido reproducirlo por completo a continuación
por considerar que presenta de una forma muy apropiada nuestro acercamiento al tema.

Según cuentan los evangelios, los oponentes de Jesús intentan forzarlo a opinar sobre
la controversia de los fundamentos del divorcio. Ellos le preguntan a Jesús: “¿Está
permitido que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo?” (Mt. 19:3).
Claramente, estos fariseos de inclinación conservadora, observando la manera en que
Jesús trata a las personas y su aparente violación a las tradiciones de los ancianos, con-
sideran que su perspectiva sobre la ley es un tanto baja o liberal. Entonces, plantean
la pregunta desde el punto de vista interpretativo liberal: ¿Están en lo correcto al decir
que cualquier ofensa puede ser base para romper el pacto matrimonial?1 Jesús se rehúsa
a involucrarse. Él cita el diseño creativo de Génesis y apoya la permanencia del pacto
matrimonial. Hace esto contra el punto de vista liberal de la ley. Pero Jesús no se queda
con solo hacer una crítica del punto de vista liberal. Él da a entender que aún el punto
de vista conservador puede ser cuestionable. Lo hace cuando los fariseos le responden
que la ley mosaica admite el certificado de divorcio.

1
Los miembros de la comunidad de Jesús no debían ser legalistas. En vez de eso, ellos eran llamados desde el
cielo a una nueva vida bajo la ley de Dios. El reino estaba cerca, presente y accesible, y aquellos que entraban em-
pezaban a vivir una nueva vida. Esta nueva vida contrastaba indudablemente con las otras maneras y estrategias
para vivir identificadas por personas de Dios en el mundo del primer siglo.

Como podemos ver en el Nuevo Testamento, esas otras estrategias estaban basadas en la interpretación de la
Torá que defendían varias comunidades de maestros. Separados de una conexión viva con el Dios que es fiel a
su pacto, sus aplicaciones se volvieron legales en vez de relacionales. La vida en el judaísmo del primer siglo era
guiada por los mandamientos, según los interpretaban los maestros líderes. En la práctica, esta orientación básica
llevó a aplicaciones de la ley de rigurosidad variada. En el caso del divorcio, un matrimonio se podía disolver
bajo ciertas circunstancias. Moisés contempló esta posibilidad (Dt. 2–4), pero sus concesiones se interpretaban de
diversas maneras. Si un hombre encontraba algo malo en su esposa (algún peligro mortal para la integridad del
lazo matrimonial), este podía rechazarla, pero debía darle un certificado de divorcio. El certificado era evidencia
para la comunidad de que los dos ya no estaban casados, ya no eran una sola carne y estaban libres para casarse
con otra persona. Es crítico tener en cuenta esta intención sociolegal: el certificado demostraba ante la comunidad
que las partes ya no estaban unidas en matrimonio y, de tal manera, estaban libres para casarse de nuevo (al menos
potencialmente).

La concesión de la Torá que permitía disolver un matrimonio tenía interpretaciones limitadas y amplias. En los
extremos, los defensores de la interpretación amplia (como el rabino Shammai) sostenían que solamente las peo-
res ofensas de conducta sexual inapropiada eran base para rechazar a una esposa. Aquellos con una mente más
liberal (como el rabino Hillel) postulaban que un hombre podía terminar su matrimonio casi por cualquier falla o
error que viera en su esposa. Esta controversia provee el marco para las preguntas dirigidas a Jesús sobre las lla-
madas condiciones para el divorcio. ¿Puede uno salirse de un matrimonio por cualquier cosa de nuestro cónyuge
que nos decepcione o solamente en respuesta a una grave ofensa sexual? De cualquier manera que se respondiera
la pregunta sobre los fundamentos para el divorcio, nadie creía que un divorcio propiamente ejecutado impedía
contraer segundas nupcias ni participar plenamente en de la comunidad.
54 Consejería en Situación de Divorcio
¿Por qué incluyó Moisés tal concesión, si no para que la usemos?
Jesús responde que Moisés cedió a la dureza de los corazones hu-
manos. La concesión fue hecha para ordenar el desastre creado
porque el duro corazón humano se niega a mantener el pacto en la
relación con la esposa y con Dios. Pero nunca fue la intención de
Dios que los matrimonios se disolvieran. Entonces, Jesús concluye
que el que se divorcia de su esposa la obliga a cometer adulterio. Excep-
to en casos donde la esposa ya ha violado el pacto sobre bases morales. Además, un
hombre que se casa con una mujer aparte de la esposa de su juventud es de hecho un
adúltero, sin importar si le dio un certificado de divorcio a su antigua esposa.

En otras palabras, dentro del marco de su ministerio, Jesús rehusó ser metido en la
controversia y apoyar una interpretación sobre la otra. La dureza del corazón lleva a las
personas a incumplir sus pactos y disolver sus matrimonios. Esto es siempre un error,
cualquiera que sean las razones particulares para hacerlo. Los que simplemente quieren
salir del matrimonio por motivos triviales, pero también los que rechazan a su cónyuge
por ofensas más serias se hallan ambos en violación del plan de Dios.

Dado el contexto de su época y el trasfondo de la pregunta, Jesús sugirió que simple-


mente no hay fundamentos para rechazar las promesas del pacto con nuestro cónyuge.
Es decir, menospreciar el pacto para perseguir a otra persona viola el plan de Dios. Los
discípulos entendieron lo absoluto de las declaraciones de Jesús y pensaron que podría
ser mejor nunca casarse (Mt. 19:10). Sin embargo, no captaron el punto principal,
como les ha pasado a muchos de sus sucesores.

¿Segundas nupcias?
Notemos que Jesús no dice nada, ni sugiere nada. Concretamente, las personas divor-
ciadas se convierten en marginadas y nunca más se pueden volver a casar. No, la ley
mosaica había tomado precauciones en contra de tal resultado, lo cual podría haber
tenido consecuencias aterradoras, especialmente para las mujeres. Se debía dar un cer-
tificado que declarara a la comunidad que la persona divorciada ya no estaba sujeta al
matrimonio y que podía contraer nupcias de nuevo, si hallaba una pareja.

En el Sermón del Monte, Jesús hace un comentario similar sobre el divorcio (Mt. 5:31).
El contexto en este caso es la lujuria y el adulterio en el corazón, y la explicación de
Jesús sobre una justicia que excede la de los escribas y fariseos. No hay consenso sobre
si este versículo y el siguiente representan una leve antítesis (“Se ha dicho [...]. Pero
yo les digo”) Los versículos antecedentes hablan del adulterio de manera más profun-
da (Mt. 5:27-30). De cualquier manera, este pasaje se enfoca más en la definición del
adulterio.

En el Evangelio de Marcos, en un pasaje paralelo, Jesús responde a una pregunta


un poco diferente: “¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa?” (ver
Mc. 10:1-12) Jesús responde invitándolos a recordar lo que Moisés mandó. Jesús qui-
zás haya esperado que se remontaran al Génesis, pero ellos citaron el pasaje de Deu-
teronomio donde Moisés permite un certificado de divorcio. Entonces, Jesús responde
como en el texto de San Mateo, citando Génesis, pero en términos más absolutos: “El
que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio contra la primera
[…]. Y, si la mujer se divorcia de su esposo y se casa con otro, comete adulterio”. Esto
Consejería en Situación de Divorcio 55
es impactante: en el mismo contexto que Mateo 19, pero respondiendo a la pregunta
puesta de diferente manera, Jesús rehúsa ofrecer cualquier fundamento aceptable para
disolver los lazos del matrimonio.

De nuevo, es importante notar lo que Jesús no dice. Él no dice que nunca puede haber
un divorcio. Él sí dice que cada divorcio refleja un trágico resultado de la dureza de
corazón y es una violación del plan de Dios para la vida humana.

En Lucas 16:18, en sección de enseñanzas, Jesús simplemente afirma que todo el que
se divorcia de su esposa y se casa con otra mujer comete adulterio, y el hombre que se
casa con una mujer divorciada comete adulterio. Esto que dice también es absoluto en
naturaleza, pero carece de un contexto específico en la historia del Evangelio de Lucas.
Parece correcto asumir el mismo contexto religioso y social, y las mismas interpreta-
ciones opuestas sobre estos asuntos que dedujimos en los otros textos. De tal manera,
Jesús posiblemente habla de aquellos que usan los procedimientos del divorcio para
intercambiar a la presente esposa por otra (deben interpretarse las dos cláusulas como
un acto de dos partes: divorcio y segundas nupcias o divorcio para casarse). Esto es
adulterio.

Las cartas de Pablo manifiestan las enseñanzas de Jesús. Los pactos del matrimonio
deben ser cumplidos, aún cuando un nuevo converso se haya casado con un no cre-
yente. Por otra parte, los creyentes no deben casarse con no creyentes. Sin embargo,
un cristiano que se convirtió después de haberse casado y ahora está casado con un no
creyente debe, de todas maneras, honrar el pacto que hizo con su cónyuge por el mayor
tiempo posible, aún si el cónyuge nunca se convierte. En esas mismas cartas, también
se pueden ver el espíritu de Jesús y su método de ministerio. Hay situaciones en que
la intención de Dios para el matrimonio no puede ser mantenida. En tales casos, se
aconsejan otras vías de acción.

Lo que se está argumentando es esto: La preocupación de identificar “fundamentos”


que legitimen el divorcio y permitan volverse a casar, o reingresar en la vida de la
iglesia o el liderazgo, es en sí misma ajena al camino que Jesús propone según los
evangelios.

Gracia
Desde luego, analizar los textos específicos que muestran
las respuestas de Jesús a los asuntos del matrimonio y el
divorcio es tan importante como considerar el ministerio
entero de Jesús y su enfoque, orientación y espíritu. En-
tre otras consideraciones, Jesús reconoce el pecado imper-
donable, pero el divorcio y los pecados relacionados con el
divorcio no son imperdonables. Debemos observar cómo
Jesús trató y habló con las personas quebrantadas por las
desgracias en las relaciones según se documenta en los evangelios. Debemos analizar
su mensaje y su llamado a esas personas. Nunca debemos interpretar ni aplicar una
palabra de Jesús de manera que nos lleve a tratar a las personas de manera contraria a
la manera y al espíritu de Jesús, especialmente cuando los evangelios nos muestran las
respuestas reales de Jesús.
56 Consejería en Situación de Divorcio
Sin embargo, eso es precisamente lo que la iglesia ha hecho en respuesta a las comple-
jas realidades de la tragedia sexual, el incumplimiento de los votos maritales, el divor-
cio y las nuevas nupcias. Gran parte del mundo evangélico conservador en Norteamé-
rica lee el Nuevo Testamento como lo haría un buen fariseo: para identificar reglas o
principios que luego son impuestos sobre situaciones humanas complejas y dinámicas.
El divorcio es un ejemplo de esto.

La iglesia buscó todas las declaraciones de Jesús y sus seguidores e intentó vivir según
ellas. Tales declaraciones se convirtieron en las nuevas reglas que la iglesia no violaría.
La orientación ha sido legal e impersonal, y no fundamentalmente relacional, redentora
y basada en el reino. El principal enfoque de la iglesia fluye de sus mejores intentos de
hacer lo que Jesús dijo en unas cuantas ocasiones sobre el divorcio, en lugar de vivir
como Jesús vivió y responder a las circunstancias de la vida real de personas de la ma-
nera que Jesús lo hizo.

Si bien la iglesia podría haber tomado la postura legalista con


buenas intenciones o no, en este asunto, inevitablemente la igle-
sia llegó a la condición de todas las personas y comunidades de
orientación legalista. Tal orientación fomenta el orgullo y la re-
belión. Aquellos que obedecen la ley pueden caer en el orgullo.
Aquellos que no pueden o no desean obedecerla pueden caer en
rebelión. La rebelión frecuentemente lleva a la comunidad a ha-
cer concesiones, si la “gente correcta”, o un grupo significativo
de gente, está fuera de conformidad. De tal manera, la comuni-
dad puede clamar contra la rebeldía de la cultura y las iglesias
hermanas liberales, sin lograr darse cuenta de su propia condición de incumplimiento.
Entonces, es común en la iglesia de Latinoamérica que las congregaciones estén llenas
de personas que se han divorciado, antes y después de su conversión a Cristo. La ma-
yoría de las iglesias están “en contra” del divorcio y “a favor” del matrimonio.

Sin embargo, una vez que ocurre el divorcio, hay dos posturas comunes. Una es evaluar
el divorcio y a las personas que lo experimentaron de acuerdo a “las reglas”, cuestio-
nando si hubo fundamentos y permitiendo un futuro en función de la respuesta. En la
otra postura, la iglesia cae en una especie de negación y no ofrece una respuesta sustan-
cial aparte de quizás consolar a los que sufren. De esta manera, evita parecer legalista o
condenatoria y no pierde demasiados miembros o posibles miembros nuevos. Ninguna
de las dos posturas honra el espíritu de Jesús y las intenciones de Jesús para su pueblo.

Lo que nosotros proponemos es una afirmación clara, coherente y fuerte del buen plan
de Dios: desde el principio, un hombre deja a sus padres, se une a su esposa y los dos
se hacen uno de por vida (Gn. 2:24). Luego, proponemos una aceptación de que, casi
desde el principio, este plan experimentó fracasos por el pecado humano y la dureza
de corazón (Gn. 3:17d). Moisés reconoció esto y aceptó procesos que certificaban el
fracaso y ofrecían protección para las personas casadas, especialmente las mujeres (Dt.
22:13-30, 24:1-4). Un divorcio propiamente procesado era en sí mismo la libertad para
volverse a casar. En el pueblo de Dios, algunos trataron de abusar el sistema, torcer las
reglas y doblegar la ley para alcanzar sus propios deseos. Quizás todos tenemos esta
tendencia.
Consejería en Situación de Divorcio 57
En contraste, la obra salvadora de Jesús incluye gracia y poder para
redimir el pecado humano en todas sus manifestaciones. Jesús
ofreció nada menos y mucho más que lo que está explícitamente
afirmado en el primer pacto. Los matrimonios fracasan, por va-
rias razones típicas, pero siempre involucran alguna medida de la
dureza de corazón que reconoció Moisés (Mt. 19:8). La condición
del corazón frecuentemente evita que las personas buscan ayuda para
sus vidas y matrimonios rotos. La gracia y el poder de Dios pueden traer sanación a
cualquier quebrantamiento relacional cuando los corazones están abiertos. Jesús reci-
bió a los quebrantados y maltratados, ya sea que sus heridas fueran el resultado de la
voluntad personal o del abuso de otros. Jesús actuó para sanar y restaurarlos. Él quería
que tuvieran vidas nuevas. Dentro de la intención redentora, se renuevan todas las
bendiciones que Dios planeó desde el principio, incluyendo el matrimonio. El divorcio
(ciertamente, el divorcio procesado bajo las provisiones del primer pacto, pero también
el divorcio como estrategia de abuso pecaminoso) no es imperdonable y no descalifica
a la persona para ser parte del plan de Dios para la vida humana, la cual incluye la po-
sibilidad de volver a casarse. Las personas divorciadas deben recibir cuidado pastoral,
gracia sanadora y cualquier futuro que Dios les pueda dar. La iglesia debe ejercer un
discernimiento justo para guiar a personas divorciadas del quebrantamiento a la inte-
gridad.

Nuestras respuestas a las crisis, el fracaso y la recuperación matrimonial incluyen los


aspectos siguientes:
• Afirmar la intención de Dios desde el principio: el matrimonio es un pacto que no se
debe romper por ningún motivo.

• Afirmar que la rebelión y el pecado humanos han llevado frecuentemente al fracaso
matrimonial.

• Afirmar que todo divorcio es primero una violación de la intención de Dios que
involucra cierta dureza de corazón humana y suele llevar a intentos de culpar al
otro y de justificarse a uno mismo (lo cual en sí es otra manifestación de la dureza
de corazón).

• Afirmar que el fracaso matrimonial (por cualquier motivo) puede dejar a la familia
quebrantada y herida, y requiere los ministerios de sanación de la iglesia en el nom-
bre de Jesús.

• Afirmar que el fracaso matrimonial (por cualquier motivo) puede ser la oportunidad
del poder divino y la gracia transformadora para redimir la relación, lo cual debe
buscar la iglesia y apoyar como su respuesta primera y sostenible al fracaso.

• La iglesia recibe a las personas divorciadas dentro de la familia de Dios y su propia


comunión como a cualquier otro pecador. Su quebrantamiento relacional en toda su
complejidad, incluyendo la voluntad pecaminosa y las respuestas que se dieron y
las heridas pecaminosas que se han recibido de otros, deben incluirse en el plan de
discipulado a medida que continúan siguiendo a Jesús.
58 Consejería en Situación de Divorcio
• A los miembros de la iglesia que sus matrimonios han fracasado, la iglesia les pide
cuentas de cualquier incumplimiento de su pacto de membresía y les ofrece los
mismos ministerios de cuidado, sanación y discipulado que a las personas que se
divorciaron antes de su conversión a Cristo.

• Las personas que han experimentado el fracaso matrimonial pueden volverse a casar
con la bendición del Señor y de la iglesia siempre que hayan entendido cómo ocu-
rrió el fracaso anterior, hayan identificado su responsabilidad, se hayan arrepentido
de toda complicidad pecaminosa en el fracaso, hayan experimentado la sanación de
sus heridas y la gracia transformadora que les da poder a las relaciones centradas en
Cristo en sus vidas, y tengan la intención de casarse en el Señor y honrar la intención
de Dios para su matrimonio.

• La iglesia debe ser una comunidad de responsabilidad y sanación para las personas
quebrantadas por el fracaso matrimonial y debe proveerles recursos para que cum-
plan el propósito que Dios tuvo al crearlos y redimirlos.

CAUSAS COMUNES DEL DIVORCIO


Es pertinente que el consejo cristiano tenga una noción amplia de las causas comunes
que llevan a la disolución del vínculo matrimonial (divorcio). Es necesario aclarar que
las causas del divorcio varían a medida que transcurre el tiempo, especialmente los
cambios socioculturales y económicos de los últimos tiempos han contribuido al surgi-
miento de nuevos causales de divorcio.

Las causas más identificadas en situación de divorcio son: la deca-


dencia de la fe cristiana; la incompatibilidad de caracteres; la falta de
comunicación; enfriamiento de la relación y la vida sexual de la pa-
reja; la independencia personal, económica y emocional de la mujer
al ingresar al mundo laboral, la mujer de hoy está menos dispuesta a
tolerar situaciones difíciles y malsanas que las que toleraba antes (in-
fidelidad, maltrato físico, abuso, etc.); las disposiciones legales para facilitar el divor-
cio; el progresivo ataque del pensamiento no cristiano a los conceptos bíblicos de sexo,
matrimonio y familia; dificultades e intromisiones de la familia extendida; cambios
de intereses y valores en el sentido de la vida o la concepción de familia; infidelidad;
irresponsabilidad; y problemas económicos e inmadurez (Roizblatt, 2008).

EFECTOS DEL DIVORCIO


La inestabilidad del vínculo matrimonial y familiar es uno de los males más destruc-
tores que golpea su interior. Las estadísticas del año 2018 confirman que 4 de cada 10
matrimonios terminan en divorcio. No obstante, aunque en la actualidad el divorcio sea
un camino aparentemente fácil de tomar, las consecuencias inevitablemente traspasan
la vida de todos los integrantes de la familia, veamos algunos de sus efectos desde la
perspectiva de hogares con hijos (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013):
Consejería en Situación de Divorcio 59
1. Crisis prolongadas en cada uno de los miembros de la familia.
2. Conflictos entre padres e hijos.
3. Restricción para el acercamiento de los niños al otro padre.
4. Visita de los hijos al nuevo hogar de uno de sus padres.
5. Afectación física, económica y conductual especialmente en los hijos.
6. Dificultades escolares en los hijos.
7. Temor al abandono, sentimiento de rechazo y de culpa por parte de los hijos.
8. Réplica del divorcio en la historia familiar de los hijos.

CONSEJERÍA PASTORAL EN SITUACIÓN DE


DIVORCIO
Algunas pautas básicas para orientar la labor de la consejería en riesgo o caso de di-
vorcio son:

1. Desarrollar una sólida enseñanza bíblica sobre el matrimonio


Es labor de los pastores y líderes consejeros que ministran la Palabra de Dios en la
iglesia dar enseñanzas específicas y prácticas acerca del plan de Dios para el matrimo-
nio. El matrimonio es un mandato de Dios, exclusivo entre un hombre y una mujer, se
fundamenta en el amor, implica independencia de los padres, exige fidelidad de ambos
cónyuges y permanencia en el vínculo de reconciliación. Creemos que el plan de Dios
es el matrimonio y no el divorcio, por ello debemos dar prioridad a la enseñanza del
matrimonio, esto debido a que el mensaje revelado en la Escritura trae buenas nuevas
de reconciliación y perdón (Hoff, El pastor como consejero , 1981).

2. La necesidad de preparación para el matrimonio


El período correcto para evitar el divorcio es antes de que las uniones matrimoniales
se establezcan, esta labor se puede realizar través de la consejería prematrimonial. La-
mentablemente esta es una labor que no se atiende de manera adecuada. La mayoría
de los líderes y pastores consejeros están demasiado ocupados en los múltiples com-
promisos ministeriales. Por ello, asigna una o dos cita citas a las parejas que están en
proyectos de matrimonio, y en dichos encuentros se abordan asuntos logísticos, socia-
les y legales del matrimonio, quedando relegada la fundamentación bíblica, espiritual
y moral de la unión matrimonial. Otros pastores realizan consejerías prematrimoniales
grupales, otros realizan retiros especiales para las parejas y otros asignan a la pareja
literatura para matrimonios.

Queremos subrayar que este tipo de ideas son útiles para un


acompañamiento prematrimonial, pero no son suficientes. Se
requiere de un seguimiento previo y posterior al matrimonio.
Recomendamos al pastor consejero buscar el apoyo de parejas
maduras dentro de la congregación que estén dispuestas a tener
diferentes charlas con las parejas antes del matrimonio, luego
del matrimonio y mantener el contacto con la pareja en la etapa
inicial del proceso matrimonial, estas parejas reciben el nombre de parejas mentoras.

60 Consejería en Situación de Divorcio
Las parejas mentoras serán acompañadas por el pastor consejero y en situaciones difí-
ciles de manejar por tales parejas, se buscará la intervención del pastor (Stott, 1999).

3. Acompañamiento a parejas en riesgo de divorcio


Teniendo en cuenta la importancia que la Escritura le asigna al vínculo matrimonial y
familiar y el creciente peligro al que este vínculo se ve expuesto, sugerimos al líder o
pastor cristiano algunos lineamientos para abordar en la consejería cuando una pareja
se encuentra en riesgo de divorcio (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013):
a. Evitar las alianzas con cualquiera de los dos cónyuges.
b. Revisar los intentos de soluciones por la pareja y evaluar los aciertos y desaciertos
de cada uno de esos procesos.
c. Construir una sana y verdadera cosmovisión bíblica frente al matrimonio y la
familia.
d. Evaluar las expectativas que cada uno quiere resolver en su conflicto.
e. Crear un ambiente seguro para que puedan llegar a superar sus diferencias.
f. Explorar medios y recursos para fortalecer todas las relaciones, especialmente con
los hijos, quienes normalmente quedan en medio del conflicto familiar.
g. Establecer los límites para que los niños no sean utilizados, puestos en el medio y
sean tironeados de un lado al otro por los dos cónyuges afectados.
h. Ayudar a la pareja a comunicarse sin agredirse y culpabilizarse.
i. Revisar el proyecto de vida individual, de pareja y familia de modo que se puedan
descubrir las grietas que están generando las crisis.
j. Explorar cómo puede afirmarse y fortalecerse todas las relaciones.

4. Acompañamiento pastoral para los divorciados


La etapa inicial de la separación incluye una variedad de emo-
ciones entre las que se encuentran: la culpa, la depresión, la ne-
gación, la vergüenza, la soledad, el rechazo, el temor y la ira,
aunados a un sinnúmero de situaciones que deben enfrentar en su
nueva situación de separado. Por esta razón, las personas en situa-
ción de divorcio requieren el acompañamiento y el apoyo de sus líderes
y pastores. Los consejeros con una actitud de amor, respeto, comprensión
y apoyo deben ayudar a las parejas en situación de divorcio. Por esa razón
sugerimos al consejero pastoral tener en cuenta las siguientes pautas en la intervención
para los divorciados.
a. Se debe enfrentar el sentimiento de culpa
Frente al divorcio es común escuchar frases como “si hubiera hecho esto… o no
hubiera hecho aquello”. En esta etapa es importante escuchar a la persona con el
fin de identificar las culpas reales y las culpas falsas. Las culpas reales, deben ser
confesadas a Dios, al cónyuge si es posible o a cualquier familiar involucrado. Pero
hay otras áreas en las que las acusaciones son falsas, injustas y sin sentido las cuales
solo conducen a la tristeza y la desesperación. Tales culpas deben ser identificadas
y erradicadas de la persona (Thompson, 2003).
b. Se debe enfrentar el sentimiento fracaso
La experiencia del divorcio es devastadora y genera un profundo sentimiento de
fracaso. Esto ocurre especialmente cuando la única o principal meta en la vida era
Consejería en Situación de Divorcio 61
casarse y tener una familia; en estas situaciones las personas sienten que el castillo
que habían construido se les ha venido abajo. El consejero debe ayudar a los aconse-
jados a ver que su experiencia de divorcio puede ayudar a otras parejas. De la misma
manera debe recordar el amor, la misericordia y la esperanza que se encuentra en
Dios para restaurar nuestro pasado (Ecl. 3:15).
c. Se debe enfrentar el resentimiento y la ira
En esta etapa las personas recuerdan constantemente la forma como
fueron heridas, maltratadas y engañadas por su cónyuge; por esta
razón las personas se sienten víctimas de grandes injusticias. En el
proceso de consejería es importante guiar a la persona a identificar
los daños reales, para luego enseñarles a perdonar con la gracia
de Dios. En muchas ocasiones la persona siente un profundo
resentimiento consigo misma, porque sienten que fue muy per-
misiva, porque no escuchó los consejos de los seres queridos o
porque no actuó cuándo y de la manera como debía hacerlo. En este caso debemos
ayudar a la persona a buscar el perdón en Dios, perdonarse a sí misma y aprender de
tal experiencia (Thompson, 2003).

5. Acompañamiento pastoral para el proceso de adaptación frente al divorcio


Al cerrar el ciclo del divorcio, las personas viven una etapa de adaptación en la que
tendrán que enfrentar un sin número de realidades difíciles de manejar. A continua-
ción mencionaremos de acuerdo al pensamiento de Thompson (2003) algunas de las
situaciones que el consejero debe tener en cuenta para acompañar a las personas en el
proceso de adaptación frente al divorcio.
a. El problema social. Algunas personas encuentran que están marginadas social-
mente, experimentan fuertes crisis de identidad, sienten que ya no son solteras sino
separadas. Además muchas mujeres casadas rechazan a las separadas por temor a
que les quiten sus esposos. Por otro lado, algunos ven a la persona separada como
alguien fácil de engañar y de usar sexual o económicamente.
b. La tenencia de los hijos.
c. Las relaciones con el círculo familiar.
d. La dificultad de ser madre o padre solo.
e. El problema financiero.
f. Los procesos legales.
g. La batalla con la soledad.
h. La tendencia a tomar decisiones drásticas.
62 Consejería en Situación de Divorcio
ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN
Un aspecto clave que no hemos tratado en el cuidado y consejería pastoral del divor-
cio son los hijos. Ellos en muchas ocasiones sufren tanto o más que los padres. Por tal
motivo, usted deberá leer el artículo “Hijos del divorcio: atención pastoral a hijos de
parejas divorciadas” del Dr. Manuel Reaño (a petición del autor ofrecemos su correo
electrónico para las personas que desean ponerse en contacto con él mreano2@gmail.
com).

A partir de la lectura del artículo y el contenido de la lección, usted deberá prepararse


para un diálogo respetuoso y honesto sobre la realidad del divorcio y las responsabili-
dades de la iglesia.
• ¿Cuál es el propósito de Dios con el matrimonio?
• ¿Cuál es la perspectiva bíblica del divorcio y por qué?
• ¿En qué nos ayuda conocer las causas y efectos del divorcio?
• ¿Cómo aconsejaría en una situación de divorcio y por qué?
• ¿Qué es lo primero que el aconsejado debe saber sobre matrimonio?

Artículo
• ¿Qué pierden los niños frente al divorcio de sus padres?
• ¿Qué efectos trae el divorcio en los niños?
• ¿Qué consejos prácticos les daría a los padres del niño?
• ¿Qué extremos debemos evitar?
• ¿Cómo aconsejaría y brindaría cuidado pastoral a los niños
que están en esta situación?
Consejería en Situación de Divorcio

Consejería en casos
5 de crisis y duelos

Propósito de la lección
Ayudar al estudiante a desarrollar procesos de cuidado y consejería
pastoral adecuados con personas que están inmersas en situaciones
de crisis y duelos.

Resultados deseados
Al concluir esta lección el estudiante:
• Conocerá la conceptualización teórica de las crisis y los duelos.
• Aprenderá las pautas generales para la atención de casos de crisis y
duelos.
• Podrá integrar pautas específicas para atender las situaciones de cri-
sis y duelos.

Contenido
• Introducción
• Consejería en caso de crisis
• Consejería en casos de duelos
• Actividad de evaluación
64 Consejería en Casos de Crisis y Duelos
INTRODUCCIÓN
E n su rol de líder cristiano o pastor, muchas situaciones llegarán a usted de manera
repentina y no siempre tendrá el lujo de prepararse. Por eso, es importante que nun-
ca descuide su salud espiritual, emocional y física. De ese modo, cuando suceda una
crisis, su espíritu estará preparado para sobrellevarla. Como siempre, Jesús es nuestro
ejemplo. Las Escrituras nunca lo muestran apresurado ni buscando su propia gloria
ni protegiendo su reputación. Siempre lleva las situaciones a la presencia de Dios, su
Padre. Como sus seguidores, debemos llevar toda situación a la presencia de Cristo.
Incluso y sobre todo en las situaciones de crisis debemos comenzar cada oportunidad
de consejería con una oración y concluirla de la misma forma. Usted sabe que el Se-
ñor está presente, pero, para la persona que busca consejo, es tranquilizador saber que
Cristo está allí y que usted pide su presencia y discernimiento.

CONSEJERÍA EN CASOS DE CRISIS


La crisis es una etapa temporal de trastorno, desorganización, confusión,
sufrimiento, tensión y desequilibrio emocional, en la cual el individuo
pierde el control y es incapaz de enfrentar sus situaciones particulares
haciendo uso de los recursos acostumbrados (Gallego, Marín & Vás-
quez, 2013). De acuerdo al pensamiento griego la palabra crisis signi-
ficaba el momento en el que en términos médicos una persona iniciaba a
sanarse o empeorarse. Esto significa que la crisis es el momento en que
el individuo tiene la oportunidad de crecer o corre el riesgo de menguar y
morir. La crisis tiene dos direcciones: el riesgo y la oportunidad. Las per-
sonas en crisis eligen qué dirección tomar, por ello el valor y la importancia
de la consejería en casos de crisis. En ellas el consejero adopta una posición
de guía para dirigir al aconsejado al mejor de los caminos (Polischuk, 1994).

Las crisis desafían al ser humano a una diversidad de cambios (estructura-


les, laborales, funcionales, emocionales, etc.), a la toma de decisiones, a evaluar las
habilidades y recursos que se poseen, así como también estimulan el crecimiento y
el cambio personal. Son muchos los eventos generadores de las crisis humanas, por
ejemplo: la hija que se entera que su madre tiene cáncer, las deudas, el divorcio, la
separación, economía difícil, rebeldía de los hijos, entre otras.

Tipos de crisis
1. Las crisis imprevistas
Son situaciones difíciles que llegan sin avisar y que nadie espera que ocurran, dentro de
este grupo se pueden incluir como casos típicos: la muerte de un ser querido, desastres
naturales, abuso sexual, un hijo adolescente que embaraza a su novia, el anuncio de una
enfermedad incurable, secuestros, el despojo de sus propiedades, etc. (Gallego, Marín,
& Vásquez, 2013).



Consejería en Casos de Crisis y Duelos 65
2. Las crisis estructurales
Son aquellas que se repiten una y otra vez en la historia de la persona o de la familia.
Los afectados con este tipo de crisis normalmente intentan solucionarlas de manera
temporal, como poniendo pañitos de agua tibia. La mayor dificultad en este tipo de
casos es hacer cambios radicales. Algunas muestras de estos son: la violencia intra-
familiar, las infidelidades repetitivas, amenazas de suicidio, etc. (Gallego, Marín, &
Vásquez, 2013).
3. Las crisis de desarrollo
Son aquellas que ocurren a lo largo de todo el ciclo de la vida de una persona o familia,
por ello son crisis normales de la vida que deben ser esperadas. Estas experiencias pro-
ducen tensión y son ocasiones de crisis para un individuo, porque proponen conflictos
cuyas capacidades de resolución son inadecuadas e insuficientes en la mayoría de las
ocasiones. Algunos ejemplos de este tipo de crisis son (Gallego, Marín, & Vásquez,
2013):
• Etapa del noviazgo: uso de drogas y alcohol, dependencia de la familia de origen,
presión para tener relaciones sexuales y demás.
• Etapa del matrimonio: la separación de la familia de origen, establecer los límites
en la pareja, el largo proceso de adaptación al nuevo hogar, la sexualidad, la
comunicación, la adquisición de dinero y el manejo de la economía.
• La familia con hijos pequeños: la inexperiencia en la crianza de los hijos, el manejo
de las disciplinas y los límites, hábitos del sueño y alimentación, la adquisición de
responsabilidades, etc.
• Etapa salida de los hijos del hogar: la sobreprotección de los padres, intromisión
de los padres en los asuntos de los hijos casados, la dependencia económica de los
hijos.

La revelación bíblica evidencia que muchos de los persona-


jes bíblicos también experimentaron crisis imprevistas, cri-
sis de desarrollo y crisis estructurales. Cada uno de ellos, en
épocas y circunstancias distintas, enfrentó crisis como cualquier
ser humano, ellos también fueron puestos a prueba, experimentaron
angustias, tensión, temores, culpa, miedo a los cambios, al futuro, al fracaso
y a la muerte. En cada una de sus crisis Dios les pastoreó y les alentó por medio
de sus promesas, en otras Dios intervino de manera milagrosa, pero en la mayoría de
los casos, tales crisis fueron un instrumento de Dios para llevarlos al crecimiento. Ha-
gamos un recuento de algunos personajes:

1. Moisés debió enfrentar el desafío de llevar al pueblo de Israel a la tierra prometida


enfrentando primero a Faraón y sus ejércitos.
2. Josué por su parte debió llevar a Israel a la tierra prometida cuando su máximo
líder (Moisés) ya había muerto e Israel estaba fuera de las comodidades que le
ofrecía Egipto.
3. Sara, Rebeca y Raquel tres mujeres marcadas con la realidad y el horror de la
esterilidad.
66 Consejería en Casos de Crisis y Duelos
4. David vió morir al hijo que tuvo con Betsabé como consecuencia de su pecado.
5. Habacuc y Judá debieron esperar la invasión de Babilonia, un evento que genero
caos y crisis.
6. Ester y Mardoqueo tuvieron que enfrentar la amenaza de muerte de todos los ju-
díos.
7. Rut tuvo que enfrentar la pérdida de su esposo, de sus hijos y el destierro de Jeru-
salén.

Las crisis son parte de la vida humana, en cualquier época, cultura, o generación. Estas
generan un alto nivel de tensión y desajuste en la vida de quienes las experimentan.
Con el fin de medir tales niveles de tensión expertos han elaborado una escala de ten-
sión de las experiencias comunes de la vida que generan crisis en los individuos; en ella
se asigna a la muerte del cónyuge un nivel de tensión de 100 puntos y luego se mide
la tensión relativa en las vidas de las personas estudiadas, causadas por otros cambios
y pérdidas (Clinebell, 1995, pág. 184). A continuación citamos esta escala de tensión
para el asesoramiento pastoral en casos crisis:

Gráfico 5.1 Escala evaluativa de reajuste social


Thomas H. Holmes y R.H. Rahe Citado por Clinebell (1995, págs. 196-197 )
Consejería en Casos de Crisis y Duelos 67
68 Consejería en Casos de Crisis y Duelos
El gráfico 5.1 nos ayuda a estimar el nivel de tensión en una persona. Todos los aconte-
cimientos enlistados producen alguna tensión y duelo; se ha observado que en el 50%
de los casos las personas con una tensión acumulada (en el lapso de un año) entre 150
a 299 se enferman física, psicológica o psicosomáticamente; el 80% de aquellos cuya
tensión es más de 300 se enferman.

Efectos de la crisis en el individuo


Son múltiples las secuelas de una crisis y en cada individuo se manifiestan de manera
diferente y los efectos más comunes son (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013):
1. Desorientación emocional.
2. Miedo.
3. Impotencia para tomar el control de la situación y de su vida.
4. Apatía como mecanismo de evasión de la situación.
5. Resentimiento con Dios, y con algunos familiares y
amigos.
6. Irritabilidad, enojo y culpa.
7. Depresión y llanto.
8. Cansancio permanente y afectaciones musculares.
9. Dolor de cabeza.
10. Afectaciones gastrointestinales.
11. Insomnio (ausencia del sueño) o hipersomnia (sueño excesivo).

Pautas para la consejería pastoral en caso de crisis


Por su naturaleza la crisis implica una combinación de eventos que demanda una in-
tervención inmediata. Tal atención requiere unas competencias especiales por parte
del consejero, para orientar esta labor esbozamos las siguientes habilidades que deberá
desarrollar el consejero al intervenir situaciones en crisis (Clinebell, 1995):
1. Ayudar a restaurar el funcionamiento de la persona, al reducir la presión de senti-
mientos reprimidos que generan bloqueos emocionales.
2. Ayudar al aconsejado a tratar directa y responsablemente con una decisión espe-
cífica.
3. Ministrar esperanza en el aconsejado, a través de las promesas de Dios en su Pa-
labra.
4. Ayudar a las personas a identificar y movilizar sus recursos y alternativas para
enfrentar la crisis.
5. Después que han sido exploradas las alternativas, ayudarles a elegir el plan de ac-
ción más adelantado y luego dar pasos en la implementación de ese plan.
6. Interrumpir las reacciones de pánico, ayudando al aconsejado a enfrentar y tratar
con los problemas inmediatos y concretos.
7. Estimular la confianza en sí misma de la persona y su competencia funcional sugi-
riendo un número limitado de sesiones.

Consejería en Casos de Crisis y Duelos 69
8. Establecer una relación cálida y de aceptación que permita que la persona regrese
después en busca de asesoramiento. La idea es dejar la puerta abierta, de modo que
las personas se sientan libres para regresar cuando así lo requieran.
9. Verificar si la persona atendida necesita otra clase de atención ya sea médica, psi-
quiátrica o de otra especialidad con el fin de remitirla.

CONSEJERÍA EN CASOS DE DUELOs


El dolor es una realidad humana que pone en evidencia nuestras limitaciones y temo-
res. Por eso, la tendencia humana frente al sufrimiento es tratar de evitarlo. A veces
como cristianos consideramos los padecimientos de Jesús como el medio por el cual
nosotros nos escapamos del sufrimiento. Pensamos que Él sufrió por nosotros para
que no tengamos que sufrir. La enseñanza de la Primera carta de Pedro contradice tal
concepto y se adhiere a la teoría de la existencia humana; Pedro presenta el sufrimiento
como parte necesaria del plan divino, tanto para Cristo como para el creyente.

El sufrimiento está presente en todas las realidades de la vida humana. La labor de la


consejería exige la compresión de las problemáticas humanas para saber cómo ayudar
a los demás

1. ¿Qué es el duelo?
El término duelo significa dolor o aflicción. El duelo hace referencia a la
reacción natural del ser humano frente a una pérdida significativa. Esta
pérdida puede ser de diferente índole: humana, emocional, territorial,
material, entre otras. El duelo es un proceso a través del cual el individ-
uo experimenta distintas reacciones: sentimentales, alteraciones físicas,
cognitivas y conductuales.

A través del siguiente gráfico se describen de manera general algunas


de las reacciones o indicadores que suelen estar presente en los proce-
sos de elaboración del duelo.

Es importante aclarar, que, estas reacciones no son un modelo rígido, pueden apare-
cer nuevas reacciones o no estar algunas de ellas. Lo importante es que el consejero
comprenda que estas reacciones pueden hacer parte del proceso de elaboración de un
duelo normal. Sin embargo sugerimos la remisión a especialistas (psicólogo, terapeuta,
psiquiatra) en casos en los que tales reacciones sean demasiado intensas de tal manera
que le impida al individuo adaptarse, reorganizando su vida y reintegrándose al mundo
real (Álvarez, 2003).
70 Consejería en Casos de Crisis y Duelos
Gráfico 5.2 Reacciones frecuentes frente a la pérdida
(Gallego, Marín, & Vásquez, 2013, págs. 107-108)

2. Objetivos del proceso de elaboración del duelo


Los pastores y consejeros a diario deben atender situaciones de duelo, por esta razón
es necesario que el consejero tenga una noción de las habilidades que debe desarrollar
al acompañar este tipo de casos. Las competencias principales que debe desarrollar el
consejero en el proceso de elaboración del duelo, de acuerdo al pensamiento de Álva-
rez son (2003):
Consejería en Casos de Crisis y Duelos 71
a. Facilitar la aceptación de la realidad de la pérdida.
b. Facilitar la expresión y el manejo de los sentimientos ligados a ella.
c. Facilitar la resolución de los problemas prácticos suscitados por la falta de lo per-
dido.
d. Facilitar una despedida y la posibilidad de volver a encontrar sentido y satisfac-
ción en la vida.

3. Etapas del duelo


El proceso de la elaboración del duelo trascurre a través de las siguientes etapas, las
cuales son descritas como el ciclo (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013, pág. 104):
a. La negación: es el tiempo en que se presenta la incredulidad y la
negación consciente o inconsciente de los eventos ocurridos, esta
etapa puede durar desde algunos minutos hasta algunos meses
y años. Algunas frases comunes en esta etapa son: “esto no me
puede estar ocurriendo a mí”, “esto no puede ser verdad”, “no es
justo”, etc. La negación es una etapa que hay que atravesar para supe-
rar la pérdida. La negación tiene la intención de decirle a la realidad de la pérdida
que espere, que nos dé una tregua, que aún no estamos preparados para enfrentar
la vida sin lo perdido. En este tiempo la persona afectada puede explotar en llanto,
estar muy callada y tranquila, también puede comportarse de manera insensible,
estar muy exaltada o aislarse, en caso de que persista el asilamiento luego de mu-
cho tiempo se debe hacer remisión a un especialista en el tema.

Algunas recomendaciones para el cuidado y acompañamiento pastoral son:


• La presencia del pastor impartirá mucho consuelo y compañía a la persona.
• Permitir la expresión del dolor y el llanto: es importante escucharles sus rabias,
asombros, sus dudas, su llanto, entre otros.
• Evitar frases religiosas: se recomienda al consejero evitar frases tales como:
“¿por qué llora, donde está su fe?” “ya partió con el Señor, no llore” “recuerde
que usted es el que debe alentar a su familia” “usted es la columna de esta casa,
debes estar fuerte”.
• En esta etapa no se recomienda hablar mucho, lo importante es estar con la
persona y evidenciar que comprendemos su dolor.
• Respetar el silencio de las personas que así lo requieran.
• Mostrarle a la persona o familia que Dios comprende y se identifica con su
dolor.
• Visitar, acompañar y colaborar de parte del pastor y miembros de la iglesia con
asuntos relacionados a la pérdida (funeral, sepelio, diligencias médicas, legales,
etc.).
• Promover el apoyo emocional e instrumental de otros miembros de la familia y
allegados y miembros de la iglesia.
72 Consejería en Casos de Crisis y Duelos
Ilustramos algunas de estas pautas a través del siguiente relato:

“Yo estaba sentado sumido en el estupor de la aflicción. Alguien vino y me habló


acerca de la manera en que obra Dios, de por qué sucedió la muerte y de la espe-
ranza de la vida después de la muerte. Habló sin pausa, me dijo cosas que yo sabía
que eran verdad. No me consoló nada y quería que se fuera, y por fin se fue. Luego
vino otra persona y se sentó a mi lado. No habló. No me preguntó nada acerca de
cosas que llevarían a una conversación; solo se quedó sentado allí a mi lado por
una hora o más; me escuchaba cuando le decía algo y me contestaba brevemente.
Luego dijo una oración y se fue. Quedé conmovido, consolado, no quería que se
fuera” (Hoff, El pastor como consejero, 1981).
b. El enojo: cuando ya no es posible negar la realidad de la pérdida, el siguiente
sentimiento que toma el protagonismo es el enojo, la ira. Esta es una de las etapas
más intensas y se caracteriza por enojo, rabia, miedo y tristeza. Al-
gunas frases comunes en esta etapa son: “¿por qué? no es justo”,
“¿Dónde estaba Dios?”, “¿Por qué Dios me hace esto a mí?”. Es
importante que el consejero comprenda que este enojo es parte
del proceso normal del duelo, que debajo de sus preguntas hay
un profundo dolor ocasionado por la pérdida.

Algunas recomendaciones para el cuidado y acompañamiento pastoral son:


• Seguir apoyando a la persona en duelo con nuestra presencia y palabras de
aliento.
• Motivar la expresión de los sentimientos, temores e interrogantes frente a la
pérdida. Hablar permite que la persona se desahogue y alivie el dolor generado
por la pérdida.
• Tener una actitud de escucha para poder alentar al aconsejado.
• No debe establecer juicios ni sermones sobre el aconsejado, una de las grandes
necesidades en esta etapa del duelo es expresarse sin temor a ser señalados.
• Acompañar al aconsejado en tiempos cortos de oración y ministración de la
Escritura.
• Abrir la puerta y hacerle saber al aconsejado que estará allí disponible para
cuando lo necesite.
• Motivar a los miembros de la iglesia para que con sabiduría y prudencia rea-
licen visitas a las personas en duelo con el fin de acompañarles y ponerse a su
disposición si lo requiere.
c. Negociación y depresión: es una etapa de mucho desespero ya que, al ser inevi-
table la pérdida, las personas experimentan la verdadera tristeza y dolor que trae
consigo la pérdida. En esta etapa las personas permanecen mucho tiempo en el pa-
sado intentando negociar y buscar alternativas para no perder lo que se perdió, así
como también se piensa en lo maravillosa que sería la vida si lo perdido estuviera
aún con nosotros.
Consejería en Casos de Crisis y Duelos 73
El pensamiento que más se observa en esta etapa es deseo de querer regresar el
tiempo, las frases comunes en esta etapa son: “si pudiera repetirlo” “si yo no le
hubiera dicho” “si yo hubiera estado allí”. Por su parte, la depresión se manifiesta
cuando la persona al contemplar la dolorosa realidad del presente, experimenta
una sensación de vacío, soledad y tristeza al reconocer que ya no puede negar,
eliminar, ni tampoco revertir el tiempo para cambiar su pérdida actual.

Algunas recomendaciones para el cuidado y acompañamiento pastoral son:


• Visitar periódicamente: la presencia y compañía del consejero pastoral ayuda-
rán a proveer esperanza al doliente.
• Fomentar las expresiones de sentimientos, pensamientos y temores de los acon-
sejados.
• Ministrar al corazón con textos bíblicos que restauren de la depresión.
• Motivar espacios grupales de oración y adoración, los cuales traen mucha paz
y fortaleza a los aconsejados que están en duelo.
• Cuidar y acompañar el desarrollo de la vida espiritual del aconsejado.
• Motivar a los miembros de la iglesia para que con sabiduría y prudencia rea-
licen visitas a la persona en duelo con el fin de acompañarle y ponerse a su
disposición si lo requiere.
• Motivar al aconsejado a reintegrase a la vida en comunidad (reuniones de ora-
ción, escuelas dominicales).
d. Aceptación: aceptar la pérdida es concluir un ciclo y dejar ir algo
que ha sido muy amado, es aprender a vivir sin esa persona, situa-
ción o cosa. Esta etapa ocurre cuando la persona reorganiza su vida
adaptándose a la pérdida y siente que puede volver a disfrutar la
vida sin experimentar ningún sentimiento de culpa o remordi-
miento. Vale la pena aclarar que en muchos casos la elabora-
ción del duelo no implica la desaparición total del dolor, la clave
está en la intensidad del dolor, ya que ahora el individuo puede
seguir adelante con su proyecto de vida (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013). En
esta etapa el estado depresivo, el dolor y el sufrimiento empiezan a disminuir, la
persona experimenta alivio, el aconsejado puede mirar el futuro con esperanza.
Vale la pena aclarar que aceptar no significa sentirse bien o estar de acuerdo con
lo sucedido, significa que hay una nueva realidad y que debemos aprender a vivir
con ella (Cuadrado, 2010).

Algunas recomendaciones para el cuidado y acompañamiento pastoral son:


• Ayudar a la persona a reorganizar su proyecto de vida; es importante revisar
cuál es el nuevo plan de vida que quiere seguir, cuando las personas establecen
planes para la vida, tiene algo por qué vivir.
• El consejero debe motivar la reintegración del aconsejado al ministerio y servi-
cio de la iglesia (y a sus actividades laborales, si fuere el caso).
74 Consejería en Casos de Crisis y Duelos
• Motivar al aconsejado a reintegrase a la vida en comunidad (reuniones de ora-
ción, escuelas dominicales).
• Enseñar un discipulado acerca del sufrimiento, a través del cual se muestre
cómo Dios está presente en el dolor y cómo a través de este Dios cumplirá sus
planes en la persona.
• Fortalecer la red de apoyo (familiares, allegados y amigos de la comunidad
cristiana). Las redes de apoyo, con su acompañamiento, facilitan en grandes
dimensiones la restauración de las personas en duelo.
• Abrir la puerta y hacerle saber al aconsejado que estará allí disponible para
cuando lo necesite.

4. Factores que influyen en la elaboración del duelo


Superar el duelo requiere de tiempo y mucho esfuerzo de parte de los
dolientes. Por su naturaleza este proceso también requiere de un trabajo
de acompañamiento por parte del consejero. Las pérdidas le permiten
al consejero participar del sufrimiento de otros; también le otorgan el
privilegio de acompañarlos en su proceso de restauración y sanidad.
Con fines de guiar este proceso de acompañamiento pastoral mencio-
namos algunos factores especiales que influyen en la elaboración del
duelo (Álvarez, 2003):
a. Recursos personales de afrontamiento y adaptación a la pérdida.
b. Circunstancias específicas de la muerte: resulta más difícil aceptar la muerte cuan-
do es repentina, imprevista o violenta.
c. Vínculos y significado de la pérdida. Según investigaciones, las pérdidas de mayor
impacto son las de hijos, cónyuges y padres; esto por los vínculos que se llega a
tener en estas relaciones. Sin embargo, pueden existir otros vínculos válidos y
fuertes que de la misma manera generan devastación en la vida de la persona en el
momento de perderla.
d. Redes de apoyo: familiares, amigos, vecinos, grupos de oración, grupos de sa-
nidad, de estudio bíblico, entre otros. El acompañamiento social es un elemento
fundamental en la salud emocional.
e. Estado físico y emocional: las afectaciones de salud física, emocional o mental son
un factor que afecta negativamente el proceso de elaboración del duelo. En estos
casos recomendamos que el consejero remita la persona al médico para lograr su
estabilidad física, emocional y mental.
Consejería en Casos de Crisis y Duelos 75
ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN
Lea el caso que presentamos a continuación, luego responda las preguntas y prepáre-
se para participar en lo que usted haría como consejero. Recuerde que sus respuestas
deben citar explícitamente el contenido de la lección y la página donde se encuentra.

Eliana se casó ya entrado sus 40 años, un poco tarde para su gusto pero agradecida con
Dios por haber encontrado por fin el amor de su vida; Jorge un hombre noble y sensible
que la trató como una princesa.

Muy pronto tuvieron su primera hija y 3 años después un bebé hermoso pero solo 6
meses después de su nacimiento Jorge enferma gravemente para morir tres meses des-
pués. Jorge lamentó el tiempo que no tuvo para jugar con sus hijos para cuidarlos y el
poco tiempo con su esposa. Por su parte Eliana ahora tiene dos bebés que cuidar cada
día, mientras lucha por recuperarse. No puede ni pensar en qué hacer ya que ahora tiene
que encargarse de todo. Incluso olvida cómo alimentar a su bebé. En esa situación pide
ayuda a un amigo que en la contacta con una consejera para ayudarle. Esta es sensible
a que Eliana tiene dos bebés entonces, la consejera es quien se desplaza al domicilio de
Eliana para atenderla (Gallego, Marín, & Vásquez, 2013, págs. 116-117).

Preguntas:
• ¿Qué tipo de intervención se necesita en esta situación?
• ¿Qué cree usted que necesita Eliana en orden de prioridades?
• ¿En qué momento cree que Eliana puede comenzar a elabo-
rar su duelo?
• ¿Cómo le ayudaría en este proceso?
• ¿Si estuviera usted viviendo esta situación cómo se sentiría?
Consejería en casos
6 de ADICCIÓN

Propósito de la lección
Ayudar al estudiante a desarrollar procesos de cuidado y consejería
pastoral adecuados con personas que están inmersas en una adic-
ción.

Resultados deseados
Al concluir esta lección el estudiante:
• Conocerá la conceptualización teórica y pastoral de la adicción.
• Aprenderá las pautas generales para la atención de casos de adicción.
• Podrá integrar pautas específicas para atender las situaciones de
adicción.

Contenido
• Introducción
• La Biblia y las adicciones
• La iglesia y las personas adictas
• Cuidado pastoral de personas adictas
• Actividad de evaluación
78 Consejería en Casos de Adicción
INTRODUCCIÓN
J osé, al parecer de muchos llevaba una vida normal. Le gustaba salir y tomarse al-
gunos tragos con sus amigos. Para él esto era normal, pues decía: “yo sé controlar
el licor”. De igual manera su novia lo veía como normal, pues él era un hombre que
cuando salía con ella nunca se emborrachaba, pues sabía cuándo parar. Con el tiempo
ellos se casaron y vivieron bien, pues trabajaron duro, consiguieron las cosas del hogar
y con el tiempo compraron su casa. Sin embargo, al quedar embarazada su esposa todo
cambió, pues ella ya no le acompañaba a lo que para ellos era normal: a tomarse unos
traguitos. Ellos decían: “uno al año no hace daño”.

José como su esposa no le acompañaba a las fiestas, a tomarse unos


tragos, salía con sus amigos de vez en cuando. Del mismo modo él
salía a hacer deporte con ellos, les gustaba mucho el fútbol, sin em-
bargo cada vez que terminaban de jugar se tomaban unas cervezas
“para la sed”. José no sabe en qué momento se vio sumergido en unas
dinámicas sociales y culturales que celebraba hasta lo más mínimo.
Ellos siempre buscaban alguna excusa para tomar. José ya se había
vuelto dependiente del alcohol sin darse cuenta, pues no podía dejar
de tomarse una cerveza en el día.

Su esposa observó la situación y habló con él, pero José siempre le decía que era una
cerveza para la sed, pues estaba muy cansado y acalorado. Al pasar del tiempo la situa-
ción se agravó, él llegaba muy borracho y tan pronto como amanecía iba a buscar una
cerveza para el guayabo.

Esta situación de dolor y tristeza llevó a su esposa a buscar de Dios, ella entregó su
corazón a Jesús y oraba que su esposo llegara a los pies de Cristo. Un domingo muy
borracho llegó a su casa a la hora que su esposa salía para el servicio dominical. José
gritó a su esposa y la agarró del brazo y le dijo: “usted no se va, tiene que quedarse
conmigo”. Ella le dijo que iba a buscar al Señor Jesús y él cogió un cuchillo se lo puso
en su pecho y le dijo: “ahora mismo te vas a ir a ver a tu Señor Jesús”. Ella inmediata-
mente le respondió: “pues si hoy que tengo que ir al cielo a verlo estoy dispuesta, pero
yo no me quedo sin ir a alabar a mi Señor”. José quedó pasmado con esa respuesta y
ella salió para la iglesia.

Pasados15 minutos, José llegó gritando a la iglesia con un revolver, él entró a la iglesia
cuando estaban orando, algunos se quedaron pasmados, otros siguieron orando, cuando
su esposa vio a José y él la vio a su esposa, corrió hacía ella. José tan pronto llegó le
puso el revolver en la cabeza y le dijo: ¡prefieres a ese Jesús que a mí! Y en seguida
José comenzó a llorar. Nadie sabía lo que estaba pasando. La mujer con toda determi-
nación respondió: ¡Sí lo prefiero a él! Y él te va a cambiar. José se llenó de más ira y
le se puso el revolver en su boca. Y su esposa le dijo: sabes porque prefiero a Jesús,
porque Él me ha dado amor para amarte y aguantarte. José inmediatamente cayó de
rodillas llorando a gritos y ese día recibió a Jesús en su corazón.

José ha cambiado muchísimo, sus hijos crecieron pero él todavía lucha con la adicción
al alcohol. Deja por algunos periodos de tomar y luego vuelve y cae, él continúa en la
Consejería en Casos de Adicción 79
iglesia, y ha orado mucho para que Dios le quite la dependencia al alcohol y se pone
a llorar por no corresponder perfectamente al amor de Dios. Siente como si todo fuera
un círculo vicioso y siente que vez tras vez defrauda a su amada esposa, a sus hijos y a
Dios. José siente vergüenza y siente que toda la culpa es suya por las malas decisiones
del pasado. Sin embargo, José continúa buscando a Dios y deseando cambiar, en varias
oportunidades ha asistido a programas de ayuda especializada.

Muchos de nosotros somos testigos de historias semejantes a esta. Encontramos per-


sonas esclavizadas del alcohol, el tabaco (cigarrillo), las drogas, otras sustancias psi-
coactivas, la comida, la pornografía, el sexo, las compras, juego, etc. Personas que ge-
nuinamente quieren no estar ahí, pero que por decisiones del pasado están atadas a una
conducta compulsiva que les daña a ellos, sus familias y que traen culpa y vergüenza
en su relación con Dios.

La adicción se define como “cualquier pensamiento o comportamiento que es habitual,


repetitivo y muy difícil o imposible de controlar independientemente de las conse-
cuencias”, “usualmente la adicción da placer a corto plazo pero tiene consecuencias a
largo plazo en términos de salud, relaciones, bienestar psicológico y espiritual” (Co-
llins, 2007, pág. 699). Nadie comienza con la intención de desarrollar una adicción.
Comúnmente la persona adicta empezó por una decisión libre y voluntaria, aunque en
la actualidad existen muchos casos de niños y adolescentes que son forzados a involu-
crase en el consumo de drogas. Este primer involucramiento no hace que la persona se
vuelva adicta sino que, cuando a esto se suman factores genéticos, biológicos, sociales
y emocionales, la persona queda atrapada en la trampa. El cerebro de la persona queda
secuestrado.

La recuperación de la adicción implica fuerza de voluntad, sin duda, pero no es su-


ficiente con “simplemente decir que no”. En su lugar, las personas necesitan utilizar
múltiples estrategias, como terapia, medicamentos y cuidado personal, para intentar
romper el control de una adicción (Harvard Medical School, 2011).

LA BIBLIA Y LAS ADICCIONES


La Biblia señala que la embriaguez y el abuso de alcohol no son parte
del plan de Dios para nosotros. Pablo exhortó y mandó a la iglesia de
Éfeso que no se emborracharan con vino, pues eso les llevaba al desen-
freno, a las contiendas y a la división (Ef. 5:18). También Pablo se refirió
a las relaciones sexuales y exhortó y mandó a la iglesia de Corinto
para que no fueran esclavos de la adicción sexual. Pablo expresó: “todo
me está permitido, pero no todo es para mi bien. Todo me está permitido, pero no de-
jaré que nada me domine” (1Co. 6:12). Pablo aquí está expresando que no debemos
dejarnos dominar por nada. Es posible convertirnos en esclavos incluso por acciones
que son permitidas y no se ven como malas en la sociedad. Por ejemplo, el trabajo es
algo muy bueno y dignifica al ser humano, pero que muchos en este tiempo son adictos
a su trabajo. De igual manera, la comida es buena y se hizo para disfrutarla, pero que
nos puede llegar a esclavizar. De la misma forma el sexo, Dios lo creó bueno dentro
80 Consejería en Casos de Adicción
del matrimonio pero su abuso ha hecho que se cosifique para venderlo como cualquier
producto. Esto para nosotros es bueno pero cuando abusamos, nos esclaviza y nos
destruye.

Aquí el apóstol Pablo les advierte y exhorta para que no se dejen


dominar por ese animal agazapado que intenta dominarlo, con la
inmoralidad sexual, la codicia, el alcohol, el juego, las drogas,
el tabaco, las compras, las redes sociales, la tecnología y medios
de comunicación y otras maneras de llegar a ser dominado por un
comportamiento en donde perdemos el control y lo toma el animal
agazapado. En el Antiguo Testamento, Dios le advirtió a Caín que:
el pecado le acechaba, como una fiera lista para atraparte, pero él
podía dominarlo (Gn. 4:6). El pecado nos quiere dominar, escla-
vizar de alguna manera, ya sea con un comportamiento aparentemente bueno o con
comportamiento malo, pero que en realidad esto destruye nuestras vidas haciéndonos
dependientes de una sustancia o comportamiento.

Pablo nos expresa que Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor
y dominio propio (2Ti. 2:7). De ahí que podemos de decir que la Biblia nos llama a no
dejarnos esclavizar por ningún tipo de pensamiento o comportamiento malsano que
se vuelva repetitivo y que secuestre nuestra mente y corazón. Sin embargo, si somos
conscientes de algo que nos está esclavizando podemos ser libres aunque sea difícil y
nos cueste mucho. ¿Cree usted que es imposible que la gente cambie… o, que usted
pueda cambiar? La Biblia dice: “para Dios todo es posible” (Mt. 19:26).

La iglesia y las personas adictas


La iglesia cristiana, y nosotros como pastores y líderes, debemos tener cuidado de no
señalar y desechar personas que están en condición de adicción. Esto no significa que
rebajamos los estándares de la vida que Dios espera de su pueblo, sino que recibimos
y extendemos la gracia y amor de Dios en lugar de rechazarles y juzgarles. Como Igle-
sia Metodista Libre tenemos una posición muy clara frente a esta condición y que ha
quedado consignada el Libro de Disciplina 2015, ¶3210 - 3214:

¶3210 “Nos comprometemos a no fomentar ni participar de actividades y actitu-


des que deshonren la mente y dañen el cuerpo.” (¶158)

¶3211 Disciplina Personal


Uno de los atributos de la presencia interior del Espíritu es el dominio propio (Gála-
tas 5:23). Las Escrituras nos instruyen a honrar al cuerpo como templo del Espíritu
Santo (1 Corintios 6:19-20). Como cristianos nosotros deseamos ser caracterizados
por el equilibrio y la moderación. Procuramos evitar patrones extremos de conducta.
Procuramos también mantenernos libres de adicciones y compulsiones.

Ya que los cristianos se caracterizan por un estilo disciplinado de vida, nosotros in-
tentamos evitar satisfacción egoísta de los placeres de este mundo. Es nuestro deseo
vivir con sencillez al servicio de otros, y de practicar la mayordomía de la salud, del
tiempo, y otros recursos concedidos por Dios.
Consejería en Casos de Adicción 81
Nosotros estamos comprometidos a ayudar a que todos los cristianos obtengan esa
vida disciplinada. Aunque los malos hábitos no se pueden romper fácilmente, los
creyentes no tienen por qué vivir en tal esclavitud. Nosotros obtenemos ayuda por
medio de las Escrituras, el Espíritu Santo, la adoración, y el consejo y apoyo de otros
cristianos.

¶3212 Diversiones
Nosotros evaluamos todas las formas de diversión a la luz de las normas bíblicas para
la vida santa, y reconocemos que tenemos que gobernarnos de acuerdo a estas nor-
mas. Las Escrituras dicen, “deudores somos – no a la naturaleza pecaminosa, para
vivir de acuerdo a ellas. Porque si vivimos conforme a la naturaleza pecaminosa mo-
riremos; mas si por el Espíritu hacemos morir las obras de la naturaleza pecaminosa
del cuerpo, viviremos” (Ro. 8:12-13).

Nosotros nos comprometemos a ser moderados en nuestras diversiones, consideran-


do cuidadosamente el uso sabio del tiempo y el dinero y la mayordomía del cuerpo
como para evitar el mal de cualquier clase y para honrar a Jesucristo en todo. Por lo
tanto cuando hacemos decisiones sobre las diversiones, delante del Señor debemos
contestar adecuadamente preguntas tales como:

¿Aumenta o reduce esta actividad mi testimonio como cristiano? ¿Contradice las


enseñanzas de la Escritura? ¿Está mi conciencia tranquila? ¿Mi participación me
expone a una tentación innecesaria? ¿Es esta actividad adictiva en cualquier sentido?

¶3213 Abuso de Substancias


Como cristianos creemos que la vida es plena, abundante y libre en Jesucristo (Juan.
8:35; 10:10). Por lo tanto, nos abstenemos de cualquier cosa que dañe,
destruya o distorsione Su vida en nosotros.

Las drogas ilícitas son las principales ofensoras. Debido a que las
varias formas de narcóticos causan daños impredecibles a las per-
sonas y a las relaciones y tales drogas restringen el desarrollo
personal, dañan al cuerpo y refuerzan un concepto no realista de
la vida, nosotros evitamos su uso.

El abuso del alcohol, una droga legalizada, es dañino a los individuos, las familias y
la sociedad. Es impredeciblemente adictivo y sus efectos destructivos no pueden ser
medidos totalmente. Su abuso deja una secuela de matrimonios destruidos, violencia
familiar, crimen, pérdida industrial, salud deteriorada, herida y muerte. Cristo nos
exhorta a amar a Dios con todo nuestro ser y a nuestro prójimo como a nosotros mis-
mos (Marcos. 12:30-31). Por tanto, promovemos la abstinencia en aras de la salud,
la familia y la comunidad. Las consecuencias sociales adversas son tan penetrantes
que, al promover la abstinencia, esperamos dar un testimonio colectivo de la libertad
que Cristo ofrece.

Debido a que creemos que los cristianos deben de tratar sus cuerpos como un depó-
sito sagrado, estamos a favor de la abstinencia del uso del tabaco. Es una causa ma-
yor de una variedad de cánceres y otros padecimientos, así como una adicción cara
y socialmente ofensiva. Nosotros tomamos muy en serio las palabras de Pablo, el
82 Consejería en Casos de Adicción
Apóstol, “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está
en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido com-
prados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu,
los cuales son de Dios” (1Co. 6:19-20).

Ya que la dependencia de las drogas de cualquier clase inhibe la


plenitud de la vida en Cristo, nosotros estamos en guardia en con-
tra del uso indiscriminado de medicinas recetadas y medicinas
que se venden sin receta médica. Aunque el valor terapéutico de
dichas substancias puede ser grande, su potencia, proliferación y
fácil accesibilidad requieren que como cristianos estemos vigilantes
en contra de su abuso. Nosotros creemos que el consumo desenfrenado de comida es
una forma de abusar del cuerpo que puede traer consigo enfermedades y obesidad.
Nosotros nos alimentamos sanamente solamente para preservar la fuerza de nuestros
cuerpos y para extender nuestros años de calidad como siervos de Cristo.

Nosotros procuramos con la ayuda de Dios de ser comprensivos y ayudar a aquellos


que vienen a Cristo con problemas de adicción. Creemos en el poder de Cristo para
liberar (Romanos 6:13; Gálatas 6:2). Pero reconocemos las dificultades de vencer
el lazo de las adicciones, y el deseo de dar cualquier clase de ayuda y apoyo que se
necesite mientras nuestros hermanos cristianos procuran una completa liberación.
Como una evidencia más de una conciencia despertada, estamos a favor de abstener-
nos del cultivo, manufactura o promoción de aquellas substancias que son dañinas
para la salud.

¶3214 Pornografía
Las Escrituras nos advierten de que aquellos que participan en la inmoralidad sexual,
impureza y desenfreno “no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21). El uso de
pornografía es una participación representativa de la inmoralidad. Dicha participa-
ción incluye ver, escuchar, o imaginar a propósito a otros involucrándose en activi-
dades sexuales.

La sexualidad humana es un don de Dios que es envilecido y dañado por la porno-


grafía. Este daño es personal, relacional y cultural. La pornografía trae como conse-
cuencia una falta de sensibilidad de la conciencia, una perversión del deseo sexual y
un decaimiento de los valores morales. A menudo hace del inocente una víctima. Es
una fuerza degenerativa rampante.

La iglesia tiene una responsabilidad corporativa de proveer educación, protección y


el cuidado redentor de Dios para aquellos que son susceptibles o adictos a la porno-
grafía. Por tanto, como cristianos nos abstenemos de la pornografía y nos oponemos
a su uso y trabajaremos para remover su legitimación y disponibilidad.

Esta declaración deja claro cuáles son nuestras expectativas para la vida de cualquier
miembro de la iglesia. A la vez abre una ventana de gracia para que aquellos que por
decisión o circunstancias de la vida han quedado esclavizados procuren una sanidad
plena al calor de la comunión cristiana.
Consejería en Casos de Adicción 83
CUIDADO PASTORAL DE PERSONAS
ADICTAS
Cuando trate a alguien que sufre algún tipo de adicción, su presencia y el uso de las
Escrituras y la oración también son importantes. Además, se necesita un grupo de apo-
yo con miembros que estén superando adicciones. Este grupo debe ofrecer un contexto
familiar y cómodo donde la persona experimente seguridad, valoración, amor recípro-
co y también rendición de cuentas. Con las adicciones, es imprescindible que el adicto
reconozca que tiene un problema. Luego, debe asumir su responsabilidad por ese pro-
blema. No puede culpar a sus padres, la cultura ni a su cónyuge por su adicción. Des-
pués, debe tener un deseo genuino de cambiar su conducta: decirle que no a la adicción.

El consejero debe reconocer que ningún cambio perdurable se logra fuera de una rela-
ción con Jesús seguida del compromiso con un cuerpo que puede ser la iglesia, el grupo
de apoyo o ambos. Al mismo tiempo, dependiendo de la gravedad de la adicción, el
consejero pastoral debe estar preparado para celebrar las pequeñas victorias y recono-
cer que pueden ocurrir recaídas. Una vez más, el sistema, la familia, los viejos amigos
y el trabajo rechazarán el cambio, ya que, a medida que la persona se libere de su adic-
ción, su círculo de amigos cambiará. Sus compañeros de trabajo verán un cambio y no
lo comprenderán. Eso, por supuesto, es una gran oportunidad para dar testimonio del
poder transformador del amor de Cristo. La advertencia es para el consejero y el adicto:
ambos deben reconocer que este proceso puede ser largo. Sin dudas, debe orar por una
liberación repentina de la adicción a las drogas, el alcohol, el sexo, la pornografía, el
juego, etc.

Sin lugar a dudas existen testimonios de liberaciones milagrosas y sanidades inmedia-


tas. Sin embargo, también hemos observado luchas contra las adicciones que se bata-
llaron día a día, semana a semana, mes a mes y año a año. Como sucede con muchas
de las situaciones que hemos abordado, la adicción requiere que la persona tenga la vo-
luntad y el compromiso sinceros de liberarse de su adicción. A medida que la persona
asume esta nueva identidad, es crucial que el consejero pastoral y la iglesia lo apoyen
en sus decisiones correctas y en su nueva vida.

Como ya hemos dicho, en especial el cónyuge, pero incluso los ami-


gos, pueden rechazar ese cambio, aunque en algunos casos digan lo
contrario con sus palabras. Este sabotaje al cambio se debe a que el
cónyuge, y tal vez los amigos se sentían cómodos con las cosas como
estaban antes. El cambio introduce elementos desconocidos y la ca-
pacidad de control se reduce al mínimo. En consecuencia, el cónyuge
puede llegar a mentirle al adicto. Puede simular que todo está bien.
Esas conductas destructivas y dependientes no son saludables para el
adicto ni para el cónyuge y no agradan a Dios. Después de todo, el
matrimonio debe reflejar la relación pura y santa entre Cristo y la iglesia. El consejero
pastoral debe confrontar esa conducta hablando la verdad en amor (Ef. 4:15-17). En
general, se recomienda que el cónyuge participe en un grupo de apoyo para adicciones,
ya que la dependencia y la resistencia nocivas al cambio son una forma de adicción.
84 Consejería en Casos de Adicción
Dos versículos de 1 Corintios nos recuerdan verdades importantes para cualquier adic-
ción:

“Todo me está permitido”, pero no todo es para mi bien. “Todo me está permiti-
do”, pero no dejaré que nada me domine.
1Co. 6:12

“Todo está permitido”, pero no todo es provechoso. “Todo está permitido”, pero
no todo es constructivo.
1Co. 10:23

Pablo celebra nuestra libertad en Cristo y a la vez reconoce que no debemos dejar que
nada nos domine. Algo que nos domina es, por supuesto, una adicción. En el versículo
del capítulo 10, Pablo cita un dicho similar y nos recuerda que debemos buscar no solo
lo que es para nuestro bien, sino aquello que nos edifica. El consejero debe ayudar al
adicto a comprender el problema. Pregúntele:
• ¿La adicción es un secreto o la conoce su familia?
• ¿Necesita la sustancia tan pronto como se levanta?
• ¿Cuándo ha estado bajo el efecto de sustancias, recuerda la conversación o detalles
de lo que sucedió después?
• ¿Ha tenido dificultades realizando su trabajo por las sustancias que consume?
• ¿Comenzó a consumir sustancias y ha sido incapaz de parar?
• ¿Le ha preocupado que la sustancia no está disponible cuando lo desea?
• ¿Ha tenido problemas legales, conduciendo, financieros o en el trabajo por su
adicción?
• ¿Ha dicho o hecho cosas bajo la adicción de las cuales después se arrepiente?
• ¿Otras personas le han insistido cuando va a conducir a casa después que ha bebido
o consumido sustancias alucinógenas?
• ¿Le molesta cuando alguna persona hace o comenta acerca de su adicción? (Collins,
Christian Couseling: A Comprehensive Guide, 2007, pág. 671)

Estas preguntas buscan que el adicto se vuelva consiente del problema y su gravedad.
Después asegúrese de explicarle que el alcohol o las sustancias que consume u otras
adiciones no resolverán los problemas o reducirá las tensiones. Al contrario, esto añade
más problemas a la vida y a su familia. Después puede seguir los siguientes pasos:
1. Lleve al adicto a que admita que necesita de ayuda de Dios.
2. Llévelo a un compromiso de dependencia a Dios y de abstinencia total:
• Reconozca que la resistencia a la tentación es posible con ayuda de Dios.
• Practique la auto-disciplina y el auto control.
3. Ayude y motive al aconsejado a tener ayuda profesional.
4. Ayúdele a controlar el estrés y habilidades de afrontamiento.
Consejería en Casos de Adicción 85
5. Fomente la auto-comprensión y cambio en el estilo de vida.
6. Aconseje a la familia para que le ayuden de manera precisa y práctica.
7. Busque ayuda de la comunidad cristiana para que le ayuden en oración y le brin-
den espacios y tiempos de acompañamiento en diferentes actividades de la iglesia.
8. Ayude al aconsejado y la familia a enfrentar las recaídas y a continuar el proceso.
9. Reconozca y utilice la dimensión espiritual en la consejería (Collins, Christian
Couseling: A Comprehensive Guide, 2007, págs. 670-680).

ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN
Lea el caso que presentamos a continuación, luego responda las preguntas y prepáre-
se para participar en lo que usted haría como consejero. Recuerde que sus respuestas
deben citar explícitamente el contenido de la lección y la página donde se encuentra.

Pedro es un hombre profesional que se ha destacado por sobresalir académicamente,


un exitoso mecánico que fundó su propio taller donde arregla todo tipo de vehículos;
tiene una hermosa familia, compuesta por dos hijos: Juliana y Juan, no así ha estado
luchando con la adicción a las drogas, que le ha arrebatado todo a su paso.

Merce, su esposa siempre lo apoyó, pero una vez sus hijos crecieron y su adicción se
hizo más profunda, al punto de volverse una carga, ella lo abandonó. Pedro se gastó
los ahorros de la familia en drogas, liquidó el taller y le dio rienda suelta a sus deseos.

Juan aprendió su oficio y ahora tiene un taller que administra junto con su hermana
Juliana; quienes recibieron a Jesús y han perdonado a su padre por todo el daño que
les causó. Pedro visita a sus hijos frecuentemente y sabe cuánto le aman, tiene un gran
deseo de cambiar, pero es más fuerte el deseo por las drogas. Pedro recibió a Jesús en
su corazón y quiere empezar de nuevo, pero no ha podido dejar las drogas, llora y les
pide a sus hijos que le ayuden, trabaja dedicadamente por algunos días, pero cuando
coge dinero no puede vencer el deseo implacable de drogarse.

Pedro desesperado por su situación acude a usted para que le ayude.

Preguntas:
• ¿Qué tipo de intervención se necesita en esta situación?
• ¿Cómo llevará a Pedro para que adquiera un compromiso y dependencia con
Dios?
• ¿Qué estrategias usará para ayudarle a Pedro a salir de la dro-
gadicción?
• ¿Cómo ayudará su familia y la entregará en el proceso de
rehabilitación?
• ¿Qué pasos específicos cree que le aporta esta lección para
el caso de Pedro?
Bibliografía 87
BIBLIOGRAFÍA
Álvarez, M. El duelo. Ciencias Sociales II, p. 1-14. 2003.

Catolicismo, E. d. Familia Cuna de civilizaciones. Acción familia, 1. 2018.

Chapman, G. Los cinco lenguajes del amor. Miami: Unilit, 2011.

Clinebell, H. Asesoramiento y cuidado pastoral. Buenos Aires, Argentina: Nueva


Creación, 1995.

Collins, G. Consejería cristiana efectiva. Grand Rapids Michigan: Portavoz, 1992.

Collins, G. Christian Couseling: A Comprehensive Guide. Nashville: Thomas Nelson,


2007.

Cuadrado, D. Las cinco etapas del cambio. Capital Humano, 54-59. 2010.

Donner, T. Fe y posmodernidad, una cosmovisión cristiana para un mundo Fragmen-


tado. Barcelona, CLIE, 2004.

Echeverri, Á. L. “Transformaciones recientes de la familia en Colombia”. Revista de


trabajo social, p. 51-60. 1998.

Eguiluz, L. Dinámicas de la familia un enfoque psicológico sistémico. México: Pax


México, 2004.

Fernández, A., & Rodríguez, B. Habilidades de entrevista para psicoterapeutas con


ejercicios para el profesor. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2002.

Gallego, C., Ramírez, E. & Vásquez, E. Mejor son dos que uno. Guía y manual de
consejería pastoral para el siglo XXI, enfoque bíblico sistémico. Letra Viva: Quito,
Ecuador.Quito, Ecuador: Letra Viva, 2013.

Gallego, C. Sin Familia no hay futuro desafios y oportunidades para la familia en el


siglo XXI. Quito, Ecuador: Vínculos para el Cambio, 2017.

Harvard Medical School. www.health.harvard.edu. Recuperado el 30 de Noviembre de


2018, de https://www.health.harvard.edu/newsletter_article/how-addiction-hijac-
ks-the-brain. Julio de 2001.

Hoff, P. El pastor como consejero. Miami Florida: Vida, 1981.

Kendall, D. Respuestas pastorales al fracaso matrimonial. 2012.

Mosquera, F. Cristianismo, justicia y paz, un diálogo sobre su relación y aplicación en


la sociedad actual. Terrassa (Barcelona): CLIE, 2004.
Polischuk, P. El consejo terapéutico: manual para pastores y consejeros. Barcelona:
CLIE, 1994.

Reaño, M. Hijos del divorcio: atención pastoral a hijos de parejas divorciadas. Mede-
llín, 2000.
88 Bibliografía
Roizblatt, A. Terapia de familia y pareja. Chile: Mediterráneo, 2008.

Smalley, G., & Trent, J. La bendición. Thomas Nelson, 2011.

Stott, J. La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos. Grand Rapids, Michigan:


Libros Desafío, 1999.

Uribe, P. “Los hogares unipersonales: nueva tendencia en la estructura familiar. Re-


tos”, p. 57-68. 2010.

Thompson, L. La familia desde una perpectiva bíblica. Colombia: Unilit, 2003.

Trobisch, W. Yo me casé contigo. Salamanca: Sígueme, 1996.

Vaticana, E. “Familias Consortio”. Exhortación Apostólica, p. 1-40. 1981.

Verseveldt, I. “Curso especializado en psicología clínica: el self, la persona del tera-


peuta”. Fundación vinculo, 1-18, 2015.

Voelkel, A. (s.f). Las cinco etapas de la consejería.


Bibliografía

Potrebbero piacerti anche