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Especialidad Neumología
CIE-10 J00-J99
Aviso médico
Las cinco enfermedades del aparato respiratorio que causan mayor mortalidad a nivel mundial
son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma bronquial, tuberculosis
pulmonar, cáncer de pulmón y neumonía. 1 2
Índice
Asma bronquial[editar]
Artículo principal: Asma bronquial
Tuberculosis[editar]
Artículo principal: Tuberculosis
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa provocada por el bacilo de Koch que puede
afectar a numerosos órganos, pero tiene predilección por el pulmón. En el año 2015 se
declararon 10 millones de casos a nivel mundial de los cuales al menos un millón fueron niños.
El bacilo de Koch, agente causante del mal, se adapta progresivamente a los antibióticos que
se utilizan para tratar la enfermedad, fenómeno que se conoce como resistencia, por lo que la
dificultad para erradicarla es cada vez mayor. 1
Cáncer de pulmón[editar]
Artículo principal: Cáncer de pulmón
La principal causa que provoca cáncer de pulmón es el humo del tabaco. El riesgo de
presentar esta enfermedad es proporcional al número de cigarrillos consumidos al día y al
tiempo de duración del hábito. Los fumadores pasivos y las personas expuestas a otros
cancerígenos como el radón y el amianto tienen también mayor probabilidad de desarrollar
cáncer de pulmón. En el año 2012 se produjeron 14 millones de nuevos casos en el mundo y
el número de fallecidos ascendió a más de 8 millones de personas.1
Clasificación de enfermedades[editar]
Artículo principal: Anexo:CIE-10 Capítulo X: Enfermedades del sistema respiratorio
Descripción[editar]
El polen es una de las causas más frecuentes de rinitis.
La amigdalitis aguda está provocada por una infección localizada en la amígdala palatina.
Prevalencia e incidencia
La bronquitis aguda es más frecuente en otoño e invierno, ya que los
microbios que las ocasionan sobreviven y se multiplican más fácilmente en
un ambiente frío. Es complicado saber su incidencia es difícil porque cuando
los síntomas son leves los pacientes no consultan en los centros de salud,
dificultando así el cálculo pormenorizado de los casos.
Causas
"La causa más frecuente de las bronquitis agudas son microorganismos que
infectan y, en consecuencia, inflaman los bronquios. Los microbios
responsables tienen diferente naturaleza -bacterias o virus-, encontrándose
en nuestro entorno diario. Es en épocas frías cuando se favorece a su
multiplicación", explica Sandra Ros, neumóloga y miembro del Área de
Enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Neumología y
Cirugía Torácica (Separ).
El contagio se produce mediante dos vías:
1. A través del aire: al toser y estornudar. Por eso se recomienda
proteger a los demás cubriendo nariz y boca en estos casos.
Síntomas
La bronquitis se manifiesta habitualmente con tos, mucosidad con salida
oral y, en ocasiones dificultad respiratoria como consecuencia de
la reducción del calibre de los bronquios. Puede acompañarse también, en
ocasiones, de febrícula, a partir de 37ºC, o fiebre, a partir de 38ºC.
Los síntomas de la bronquitis crónica empeoran cuando aumentan las
concentraciones de dióxido sulfúrico y de otros contaminantes en el aire,
y lo hacen aún más cuando los afectados fuman. A menudo, las personas
no prestan atención a la bronquitis crónica hasta que la enfermedad está en
una etapa avanzada, porque creen erróneamente que la bronquitis no
supone un riesgo importante. Cuando el paciente finalmente va al médico,
muchas veces sus pulmones ya están lesionados y el riesgo de padecer
problemas respiratorios graves o de sufrir un fallo cardiaco es elevado.
Prevención
"La prevención se centra, fundamentalmente, en proteger la vía aérea en los
ambientes fríos y cumplir las normas explicadas anteriormente para evitar el
contagio", aconseja Ros.
Tipos
Ros señala que existen varias clasificaciones:
Según el tiempo de duración o evolución:
Agudas: de reciente aparición y poca duración.
Diagnóstico
Un cultivo de esputo puede indicar la necesidad de otro tipo de
antibióticos cuando los síntomas son persistentes o recurrentes o
cuando la bronquitis es muy grave.
Tratamientos
El tratamiento va dirigido al control y mejoría de los síntomas, así como a la
causa sospechada:
Hidratación: es importante la ingesta de líquidos, preferiblemente de agua.
Otros datos
"Las bronquitis se resuelven entre una o dos semanas después de su
comienzo. Es importante saber que la tos -que normalmente es lo que más
nos desespera- suele ser el síntoma inicial y también el último en
desaparecer", comenta Ros.
Qué es
La sinusitis es la inflamación de la mucosa de los senos paranasales que
puede ser causada por un hongo, una bacteria o un virus, o bien por
una alergia. Los senos paranasales son pequeños huecos llenos de aire; se
dividen en senos frontales (están en la parte frontal del cráneo, situados
encima de la nariz, es decir, en la frente), senos etmoidales (se sitúan en los
laterales de la nariz, entre los huesos) y senos maxilares (localizados en las
mejillas). En situaciones normales, el aire pasa a través de los senos sin
problema; sin embargo, las personas que padecen sinusitis tienen
bloqueados estos espacios y sufren molestias y dificultades a la hora de
respirar.
La inflamación de la mucosa sinusal (sinusitis) normalmente viene asociada
con la inflamación de la mucosa de la cavidad nasal (rinitis) llamándose
entonces, rinosinusitis.
Es una patología muy común en la población general, por lo que suele ser
vista por multitud de especialistas. Puede presentarse con una gran variedad
de síntomas y, en algunos casos, puede tener una importante repercusión
a la calidad de vida de los pacientes.
Causas
Las causas principales de esta patología son las infecciones, ya
sean víricas (las más frecuentes), bacterianas y fúngicas. Existen otras
causas relacionadas con los mecanismos inflamatorios y del sistema inmune
del propio paciente, que pese a estar ampliamente demostradas sus
implicaciones, todavía se desconoce del mecanismo exacto.
Según Isam Alobid, Alfonso Santamaría y José Miguel Villacampa,
presidente y vocales de la Comisión de Rinología de la Sociedad Española
de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC),
hay factores que predisponen a la sinusitis:
Variaciones climáticas: las estaciones más frías y el aumento de la humedad
predisponen a una mayor probabilidad de padecer sinusitis.
Síntomas
Los principales síntomas de esta enfermedad son:
Dolor y presión detrás de los ojos y en la zona maxilofacial.
Fiebre.
En una sinusitis aguda, estos síntomas suelen aparecer tras el séptimo día
de un resfriado que no ha mejorado o que incluso ha empeorado. En el caso
de una sinusitis crónica, los síntomas son los mismos, aunque más leves.
A pesar de que no es frecuente que se produzcan complicaciones, una
sinusitis puede provocar absceso (aparición de pus en una zona
determinada que causa dolor e inflamación), meningitis, osteomielitis e
infección cutánea alrededor de los ojos.
Se presenta fiebre.
Se padece un fuerte dolor de cabeza.
Prevención
Tipos
Existen dos tipos de sinusitis, que vienen determinados por la duración de la
enfermedad y sus síntomas:
Sinusitis aguda: su duración es menor a 12 semanas. Es una patología
muy frecuente y se le estima una prevalencia entre el 6 y el 15 por ciento.
Causada principalmente por infecciones víricas y conocida en ocasiones
como catarro común. Es más habitual en las épocas invernales.
Además de por las bacterias, también puede ser causada por hongos.
Diagnóstico
Es una patología muy común, por lo que suele ser atendida por multitud de
especialistas y facultativos generalistas. En la mayoría de las ocasiones el
diagnóstico es clínico, basado en los síntomas, dado que no llegan a un
especialista en Otorrinolaringología. Sin embargo, en aquellos casos
crónicos o que no mejoran con el tratamiento sería recomendable la
realización de una endoscopia nasal para descartar la presenta de pólipos
u otras alteraciones. Además, en algunos casos también puede ser
necesaria la realización de alguna prueba de imagen como una tomografía
computarizada (TC) o resonancia magnética (RM).
En concreto, hay disponibles las siguientes pruebas y exámenes:
Rinoscopia: es una endoscopia nasal mediante la que se introduce un tubo
para ver los senos paranasales.
Tomografía computarizada: para ver las aberturas paranasales y observar
el estado de los tejidos y los huesos.
Hacer presión sobre el área sinusal para causar dolor, lo que significa que
hay infección o inflamación.
Tratamientos
El tratamiento de las sinusitis agudas está basado principalmente en
tratamiento sintomático. La analgesia en caso de dolor, los lavados nasales
con soluciones salinas, los corticoides intranasales o descongestionantes
nasales pueden ser de utilidad. A pesar de que en la mayoría de los casos
no cambian el curso de la enfermedad, mejoran los síntomas durante la
misma.
Los antibióticos sistémicos son recomendados en pacientes con sinusitis
aguda y factores de riesgo como fiebre, mucosidad purulenta y dolor
unilateral por sospecha de sobreinfección bacteriana. En algunos casos más
graves, tandas cortas de corticoides orales pueden ser de gran utilidad.
En el caso de las sinusitis crónicas el tratamiento está basado
principalmente en los corticoides intranasales. Los lavados nasales con
soluciones salinas mejoran el efecto del tratamiento al remover la mucosidad
que cubre la mucosa nasal. En casos de reagudizaciones, las pautas de
corticoides sistémicos y tandas cortas de antibióticos sistémicos suelen ser
necesarias. En otros casos tandas largas de antibióticos también han
demostrado beneficio. Si la clínica persiste tras un correcto tratamiento
médico los pacientes podrían beneficiarse de cirugía -con el objetivo de
ensanchar las aberturas y drenar los senos paranasales-.
El autocuidado también puede ayudar a reducir la congestión sinusal.
Ante un caso de sinusitis se pueden tener en cuenta las siguientes
recomendaciones para tratar y reducir los síntomas de esta patología:
• Beber mucho líquido para diluir las secreciones.
• Inhalar vapor, de dos a cuatro veces al día.
• Utilizar un humidificador para reducir la sequedad ambiental.
• Aplicar paños calientes y húmedos en la cara varias veces al día.
• Usar descongestionantes nasales.
Otros datos
Complicaciones de la sinusitis:
La mayoría de las complicaciones que pueden aparecer a partir de una
sinusitis son debidas a las estructuras adyacentes a los senos paranasales.
Erosión ósea o infección/inflamación del hueso que rodea los senos
paranasales.
GRIPE
Qué es
La gripe es una enfermedad infecciosa del aparato respiratorio
producida por el virus de la influenza. Si algo caracteriza a este
microorganismo es su capacidad de contagio. El virus pasa con mucha
facilidad de una persona a otra a través de las gotitas de saliva que se
expulsan al hablar, toser o estornudar. El contacto con manos u objetos
contaminados también supone una vía de infección.
Todos los años se producen epidemias de enfermedades respiratorias en
nuestro país causadas por la gripe durante el final del otoño o el comienzo
del invierno. A pesar de que muchos virus respiratorios pueden causar
síntomas de gripe, los virus A y B de la gripe suelen ser responsables de las
epidemias hacia el final del otoño o el invierno. En el hemisferio norte, la
gripe aparece todos los años entre los meses de noviembre y abril, siendo
más agresivo de diciembre a marzo. En cambio, en el sur, el virus aparece
en el periodo de mayo a octubre.
Según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología
Clínica (Seimc), la proporción de personas afectadas durante las epidemias
anuales oscila entre el 5 y el 15 por ciento en la población general y es
superior al 50 por ciento en grupos de población cerrados, como los asilos.
Causas
La causa de la gripe es el virus de la influenza. Tal y como explican desde
Seimc, la transmisión se produce principalmente a través de gotitas de
saliva que se forman al hablar, toser o estornudar por la persona
enferma y que pueden alcanzar a una persona sin gripe pero capaz de
padecerla.
El virus también se puede transmitir por contacto con las superficies
contaminadas por esas gotas y a través de las manos.
Síntomas
El cuadro clínico inicial de la gripe suele comenzar de forma brusca
con fiebre y escalofríos que aparecen junto con dolor de
cabeza, molestias de garganta, malestar general, dolores
musculares y tos seca. Con la fiebre los síntomas respiratorios se hacen
visibles: congestión nasal, enrojecimiento e inflamación en la garganta.
La fiebre y los dolores musculares suelen durar de 3 a 5 días y la congestión
y la falta de energía puede prolongarse hasta dos semanas.
Una de las características de la gripe es que se propaga con mucha facilidad
y puede llegar a afectar a un grupo de personas en un periodo de tiempo
muy corto.
Aunque la mayoría de los síntomas son comunes a todas las edades hay
algunos que se manifiestan sólo en determinados grupos de edad.
En los ancianos, por ejemplo, es frecuente que los pacientes
tengan dificultad para respirar y la producción de esputo. En el caso de
los niños, es común la otitis media y molestias abdominales (náuseas,
vómitos, diarrea).
Prevención
Según Seimc, la principal prevención para la gripe es la vacunación. El
periodo idóneo de vacunación es entre septiembre y octubre en el hemisferio
norte y entre marzo y abril en el hemisferio sur, puesto que el efecto protector
aparece a las dos semanas de administrarla.
A partir de los 13 años de edad, la vacuna se administra mediante una
inyección intramuscular (hay también intradérmicas o nasales). Además,
está contraindicada en alérgicos al huevo (anafilaxia) y en personas con
fiebre de más de 38ºC. Un cinco por ciento de los vacunados sufren
reacciones a la misma que consisten en fiebre, malestar general
y alteraciones alérgicas en la zona donde se ha administrado la inyección.
Generalmente desaparecen a los dos días.
Otros métodos preventivos que tienen que tener en cuenta los pacientes son
el mantenimiento de una buena higiene, que incluye lavar frecuentemente
las manos, y llevar un estilo de vida saludable. Los expertos aconsejan seguir
una dieta equilibrada y variada que incluya cereales integrales, verduras,
marisco y sustancias como el ajo; también se comenta el beneficio de
consumir hierbas como la equinácea, el saúco, astrágalo y milenrama y
aumentar la ingesta de vitamina C.
Beber mucho líquido y dormir las horas necesarias también pueden ayudar a
evitar complicaciones.
Conviene que las personas que estén en contacto con los grupos de riesgo se pongan la vacuna para prevenir la enfermedad.
Tipos
Existen tres tipos de virus gripales A, B y C. Los más importantes son el A y
el B, ya que el C no provoca epidemias, sólo infecciones sin síntomas o con
manifestaciones poco trascendentes.
El tipo A es el responsable de la mayoría de las epidemias que se
producen cada año mientras que el B aparece en brotes localizados.
El virus tipo A se divide en dos subtipos basándose en dos proteínas de la
superficie del virus, hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N). Los subtipos más
frecuentes del virus A que a día de hoy circulan entre humanos y están
incluidos en la vacuna antigripal son A (H1N1) y A (H3N2).
Los virus gripales B y C tienen menos variaciones y, por tanto, no se dividen
en subtipos.
Diagnóstico
El diagnóstico de esta patología suele ser clínico, al detectar los síntomas
dentro de un contexto como la temporada gripal o casos de gripe en
personas cercanas al paciente. Lo que le diferencia de un catarro común es
su gravedad y la presencia de fiebre más alta.
Aunque sus síntomas los suele conocer la mayoría de la población, en
ocasiones puede ser difícil diferenciarla de otros tipos de infecciones
respiratorios si el médico sólo se basa en la clínica, porque las
manifestaciones pueden ser similares a las que se producen en otros virus.
Para identificar la infección por el virus de la gripe se puede realizar un
análisis de sangre.
Tratamientos
El virus de la gripe no tiene cura. Las terapias son sintomáticas y van
enfocadas a mejorar y aliviar los síntomas que produce esta patología.
Las recomendaciones de los facultativos son:
Descansar.
La gripe está causada por un virus, así que los antibióticos no mejoran los
síntomas ni aceleran la curación.
Otros datos
Desde Seimc advierten que la gripe puede complicar otras enfermedades e
insisten en prestar especial atención a los grupos de riesgo.
Grupos de riesgo
La población con mayor riesgo de tener complicaciones como consecuencia
de la infección gripal y en los que se recomienda la vacunación son:
Mayores de 65 años.
Mujeres embarazadas.
Niños menores de 2 años y mayores de 6 meses.
Personas con enfermedades crónicas cardiacas, hepáticas, renales,
pulmonares (como aquellos que tienen EPOC), sanguíneas, metabólicas e
inmunodepresión.
Personas que conviven o cuidan a pacientes con riesgo.
Colectivos profesionales con un mayor riesgo de exposición y que realizan
servicios esenciales para la comunidad.
CANCER DE PULMON
Qué es
Los pulmones son los órganos incluidos en el aparato respiratorio que están
encargados de realizar la función respiratoria, es decir, a través de las vías
respiratorias suministran oxígeno al cuerpo y expulsan el dióxido de carbono,
un producto de desecho producido por las células del cuerpo.
El cáncer de pulmón se produce cuando hay un crecimiento exagerado de
células malignas en este órgano. Si no se diagnostica a tiempo se puede
producir la metástasis del tiempo, en estos casos las células cancerosas se
desplazan hacia otros órganos del cuerpo.
Es la causa más frecuente de muerte por cáncer tanto en hombres como en
mujeres.
Causas
Los motivos que pueden provocar la aparición del cáncer son:
Tabaco: Es la principal causa. El humo de tabaco, con su elevada
concentración de carcinógenos, va a parar directamente al aire y es inhalado
tanto por los fumadores, como por los no fumadores.
Efectos del radón: El radón es un gas radiactivo que se halla en las rocas y
en el suelo de la tierra y que se forma por la descomposición natural del
radio. Al ser invisible e inodoro, la única manera de determinar si uno está
expuesto al gas es medir sus niveles. Además, la exposición al radón
combinada con el cigarrillo aumenta significativamente el riesgo de contraer
cáncer de pulmón. Por lo tanto, para los fumadores, la exposición al radón
supone un riesgo todavía mayor.
Síntomas
Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), las personas
que tienen cáncer de pulmón suelen presentar la mayoría de las veces los
mismos síntomas (aunque no siempre es así) o síntomas similares a otras
enfermedades que no son mortales.
Estas manifestaciones son:
Cansancio.
Pérdida de apetito.
Tos seca o con flemas.
Tos con sangre en el esputo.
Dificultad para respirar (disnea).
Dolor.
En algunos casos, los pacientes no presentan síntomas y el cáncer se
suele detectar mediante una radiografía en los pulmones que se realiza por
otros motivos. Sin embargo, la mayoría de los diagnósticos se producen
cuando el tumor crece y empieza a interferir con los órganos y estructuras
cercanos a los pulmones.
Desde la SEOM apuntan que los tumores de pulmón pueden
generar líquidos que se acumulan en el pulmón o alrededor de él
provocando su colapso.
Si el tumor presenta metástasis los pacientes pueden desarrollar otros
síntomas en los pulmones, los huesos, los ganglios linfáticos, el cerebro, el
hígado y/o las glándulas suprarrenales que dificultan el buen funcionamiento
de los mismos.
Prevención
Entre el 80 y el 90 por ciento de los cánceres de pulmón se desarrollan en
fumadores o en personas que han dejado de fumar hace poco tiempo. Por
este motivo, la mejor forma de prevenir la aparición de la enfermedad es
dejar de fumar.
El riesgo de tener cáncer de pulmón de un exfumador se iguala al de un no
fumador cuando han transcurrido 15 años aproximadamente.
Las fibras de asbesto, cristales parecidos al cabello que se producen en
muchas rocas y que se utilizan como aislante o como material de
construcción a prueba de incendio, pueden irritar los pulmones. De hecho,
los fumadores que en el trabajo están expuestos al asbesto (reparación de
frenos, aislamiento o construcción naval, por ejemplo) tienen más riesgo de
tener cáncer de pulmón. Utilizar equipos de protección para respirar puede
reducir ese riesgo.
Dejar de fumar reduce de manera significativa el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.
Tipos
Según la apariencia de las células al ser examinadas a través del
microscopio, los cánceres de pulmón pueden dividirse en dos tipos:
Cáncer de pulmón de células no pequeñas: Este tipo se desarrolla en
personas fumadores, ex fumadores, fumadores pasivos o personas que han
estado expuestas al radón.
Los tipos principales de cáncer de pulmón de células no pequeñas reciben
su nombre dependiendo del tipo de células encontradas en el
cáncer: carcinoma escamocelular (también llamado carcinoma
epidermoide), adenocarcinomas, carcinoma de células
grandes, carcinoma adenoescamoso y carcinoma no diferenciado.
Cáncer de pulmón de células pequeñas: Sólo se desarrolla en fumadores
y ex fumadores.
Diagnóstico
Debido a que los síntomas del cáncer de pulmón a menudo no se
manifiestan hasta que la enfermedad está avanzada, solamente un 15 por
ciento de los casos se detectan en sus etapas iniciales. Muchos casos
de cáncer de pulmón en etapa precoz se diagnostican accidentalmente,
como resultado de pruebas médicas que se llevan a cabo por otro problema
de salud no relacionado con el cáncer.
Una biopsia del tejido del pulmón sirve para confirmar o desmentir un
posible diagnóstico de cáncer, además de proporcionar información valiosa
para determinar el tratamiento adecuado. Si finalmente se detecta un cáncer
de pulmón, se realizarán pruebas adicionales para determinar hasta qué
punto se ha propagado la enfermedad, entre ellas:
Estudios radiológicos
Estos estudios utilizan rayos X, campos magnéticos, ondas sonoras o
sustancias radiactivas para crear imágenes del interior del cuerpo.
Con frecuencia se utilizan varios estudios radiológicos para detectar el
cáncer de pulmón y determinar la parte del cuerpo adonde haya podido
propagarse. La radiografía de tórax se suele utilizar para ver si existe alguna
masa o mancha en los pulmones.
Citología de esputo
Se examina en el microscopio una muestra de flema para ver si contiene
células cancerosas.
Broncoscopia
Se introduce un tubo flexible iluminado a través de la boca hasta los
bronquios. Este procedimiento puede ayudar a encontrar tumores localizados
centralmente u obstrucciones en los pulmones. También puede utilizarse
para hacer biopsias o extraer líquidos que se examinarán con el microscopio
para ver si contienen células cancerosas.
Mediastinoscopia
Se hace un corte pequeño en el cuello y se introduce un tubo iluminado
detrás del esternón. Pueden utilizarse instrumentos especiales que se
manejan a través de este tubo para tomar una muestra de tejido de los
ganglios linfáticos mediastínicos (a lo largo de la tráquea y de las áreas de
los principales tubos bronquiales). La observación de las muestras con un
microscopio puede mostrar si existen células cancerosas.
Tratamientos
La elección de tratamiento dependerá de la etapa y de la extensión del
cáncer, del tamaño del tumor o el tipo de cáncer de pulmón. Las principales
opciones son:
Cirugía
El objetivo de la cirugía es la extirpación del tumor y los ganglios linfáticos
cercanos en el tórax.
Si el paciente tiene cáncer de pulmón de células no pequeñas, los
especialistas recomiendan que durante la operación se realice
una lobectomía pulmonar (la extirpación del lóbulo pulmonar completo),
incluso si el tumor es pequeño.
El periodo de recuperación después de la cirugía depende de la cantidad
extirpada y de la salud del paciente antes de realizar la operación.
Radioterapia
La radioterapia consiste en la aplicación de dosis de radiación graduadas
dirigidas para destruir las células cancerosas y reducir el tamaño del tumor.
Desde SEOM especifican que este tipo de terapia, al igual que con la
cirugía, no se utiliza para tratar cánceres diseminados porque la radiación
también daña las células que no son cancerosas.
Quimioterapia
Esta opción se utiliza para destruir las células cancerosas en todo el cuerpo.
La mayoría de los medicamentos se suelen aplicar por vía intravenosa.
Los medicamentos que se utilizan en este tratamiento también pueden dañar
las células normales del cuerpo y puede provocar que el paciente presente
un recuento bajo de glóbulos rojos, blancos, plaquetas y alto riesgo de
infección.
Además, los pacientes pueden tener efectos secundarios como pérdida de
cabello, llagas en la boca, náuseas, vómitos y fatiga.
Inmunoterapia
El desarrollo de cualquier tipo de cáncer se asocia a un fallo del sistema
inmunológico, incapaz de detectar y destruir las células tumorales. Hasta
hace poco, no se había logrado que el sistema inmunológico actuara de
forma activa contra el tumor, de modo que el abordaje tradicional de esta
enfermedad se centraba en eliminar las células cancerígenas mediante
fármacos (quimioterapia) o radiación (radioterapia). Con la inmunoterapia, el
tratamiento deja de dirigirse al tumor para dirigirse a reforzar los
recursos del sistema inmunológico del enfermo. “Mediante los nuevos
fármacos inmuno-oncológicos estamos logrando que sea el propio
organismo el que actúe contra el cáncer, una estrategia radicalmente
distinta a la quimioterapia convencional”, explica Javier de Castro, jefe de
sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz,
de Madrid.
Según el experto, los nuevos tratamientos inmunoterapéuticos han
conseguido que entre un 20 y un 30 por ciento de los pacientes con este
tipo de tumor sobrevivan cinco años. No obstante, todavía no es posible
su aplicación en todos los enfermos. “Los primeros resultados obtenidos
en los ensayos clínicos realizados con el tratamiento de segunda línea han
demostrado un beneficio superior a la quimioterapia habitualmente
empleada; todo ello, en las distintas variantes de cáncer de pulmón y en
pacientes ya tratados previamente con otras opciones de tratamiento que
habían fracasado”, detalla de Castro. Sin embargo, la inmunoterapia tiene
grandes retos por delante: “Quedan cuestiones por determinar como, por
ejemplo, en qué momento de la enfermedad es mejor aplicar la
inmunoterapia o si será eficaz en todos los pacientes”, advierte.
Los fármacos inmuno-oncológicos parecen ser más eficaces cuanto mayor
sea el número de mutaciones genéticas sin identificar que tenga el tumor.
Por esta razón, la inmunoterapia tiene más éxito en pacientes
fumadores, los que tradicionalmente tenían peor opciones de tratamiento.
“Posiblemente el carcinógeno tabaco ha causado tales alteraciones
genéticas en la célula tumoral que las células tumorales de los pacientes
muy fumadores son las que están más preparadas para que el
tratamiento inmunológico sea útil”, afirma Castro.
Otros datos
Incidencia
El cáncer de pulmón es el más frecuente en hombres y mujeres. Según
la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), en España se
diagnostican al año unos 20.000 casos nuevos, lo que supone el 18,4 por
ciento de los tumores en los hombres y el 3,2 por ciento en las mujeres.
Esta incidencia es alta para los hombres y sólo se supera en los países de
Europa del Este y América del Norte. En el caso de las mujeres, la incidencia
puede considerarse baja. Sin embargo, en los últimos años el número de
diagnósticos en mujeres ha aumentado. Esto se atribuye a que la cifra de
fumadoras se está incrementando.
Este tipo de cáncer suele diagnosticarse entre los 55 y los 75 años, aunque
existen casos a partir de los 35 años.
Pronóstico
El pronóstico de la patología depende del estadio en el que se encuentre el
paciente, ya que si bien el cáncer de pulmón se puede tratar en cualquier
estadio, sólo algunos de ellos se pueden curar.
Etapas
El médico necesita saber la etapa en que se encuentra el cáncer para poder
planificar el tratamiento adecuado.
La clasificación del cáncer de pulmón de células no pequeñas pasa por
las siguientes etapas:
Etapa oculta: Se encuentran células cancerosas en el esputo, pero no se
puede encontrar ningún tumor en el pulmón.
Qué es
La neumonía es una infección en uno o en los dos
pulmones caracterizada por la multiplicación de microorganismos en el
interior de los alvéolos, lo que provoca que aparezca una inflamación con
daño pulmonar.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la neumonía provoca
entre 9.000 y 10.000 muertes cada año en España. Además, el incremento
en la esperanza de vida y la mayor supervivencia de pacientes con
enfermedades crónicas y/o con inmunodeficiencias hace prever que la
población susceptible continúe en aumento en los próximos años, tal y como
destacan desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica
(Separ).
La neumonía suele aparecer en los dos extremos de la vida del ser humano:
es frecuente en niños menores de 5 años y en adultos mayores de 65 años.
“Las personas con más probabilidad de tener una neumonía son personas
con enfermedades respiratorias crónicas, como la EPOC, que es la más
frecuente”, explica Charo Menéndez, neumóloga y directora del Año SEPAR
2019 de las Infecciones Respiratorias.
La especialista indica que también hay más riesgo de que la neumonía
aparezca en personas con cardiopatías y diabéticos, enfermos renales o
neurológicos. “Un grupo de especial riesgo son las personas
trasplantadas porque llevan medicación con inmunosupresores que les
debilitan las defensas y también las personas con tratamientos para el
cáncer”.
¿Es contagiosa?
Según Eva de Santiago, neumóloga del Hospital Universitario del Henares,
en Madrid, la mayoría de los casos de neumonía bacteriana no es
contagiosa.
“Ninguna de estas bacterias generalmente se transmite de una persona a
otra; son las bacterias ya presentes en nuestro cuerpo las que infectan el
pulmón como las presentes en la flora de la faringe. Sin embargo hay
algunos tipos de neumonía que pueden transmitirse a otras personas, como
la neumonía de origen vírico (virus de la gripe)”, especifica.
Causas
Las neumonías se desarrollan cuando un germen infeccioso invade el tejido
pulmonar. Estos gérmenes pueden llegar al pulmón por tres vías distintas:
por aspiración desde la nariz o la faringe, por inhalación o por vía sanguínea.
Las bacterias constituyen la causa más común de neumonía y,
especialmente, la bacteria Streptococcus pneumoniae, conocida como
neumococo. Los virus también son una causa común de neumonía; por
ejemplo, el virus de la gripe, la varicela, el sarampión o la tosferina.
Síntomas
Los síntomas de las neumonías son variables. Además, esta variabilidad no siempre tiene relación con el tipo de germen que
causa la neumonía.
Prevención
Para diagnosticar la neumonía el médico tiene que realizar una radiografía de tórax.
No consumir alcohol.
Mantener una buena higiene de los dientes y la boca para evitar que se
forme placa en la boca y se dé la colonización de la boca por
microorganismos.
Comer adecuadamente.
Tipos
Distinguimos dos tipos de neumonía:
Neumonía adquirida en la comunidad: es la neumonía corriente, la que
puede tener cualquier persona simplemente por el hecho de vivir fuera de un
hospital.
Diagnóstico
Tratamientos
La neumonía se cura en la mayoría de los pacientes.
“Una vez que diagnosticamos la neumonía se indica inmediatamente
un tratamiento antibiótico. Cuando hay sospecha de que está presente el
virus de la gripe se añade también un tratamiento antivírico (más habitual en
invierno), el resto del año se trata con antibióticos”, explica la directora del
Año Separ 2019.
Para las neumonías que se pueden tratar de forma ambulante De Santiago
indica que los antibióticos vía oral más habituales son los macrólidos
(azitromicina) y las quinolonas (levofloxacino o moxifloxacino). Para
pacientes que requieren ingreso hay varias opciones intravenosas,
cefalosporinas de tercera generación, amoxicilina-clavulánico más macrólido
o una fluorquinolona.
Menéndez especifica que la duración del antibiótico varía en función de cada
caso, aunque el promedio está en una semana. Una vez que ya ha pasado
la neumonía lo habitual es que la recuperación sea completa.
Otros datos
TOSFERINA
Qué es
La tos ferina es una enfermedad infecto-contagiosa aguda que afecta al
aparato respiratorio. Su principal síntoma es tos violenta en accesos o
paroxismos que puede dificultar la respiración. El contagio se realiza
directamente desde la persona enferma a la sana por el aire, al hablar
y toser, fundamentalmente, por las gotas de Pflügge.
Una de las características de esta enfermedad es que con frecuencia se
puede escuchar un sonido convulsivo profundo cuando el paciente trata de
inspirar.
Según la Asociación Española de Pediatría, la tos ferina es una de las
enfermedades infecciosas más contagiosas, que afectan principalmente a
los lactantes menores de seis meses, a adolescentes y adultos, si bien
es el primer grupo el más vulnerable.
Causas
La tos ferina o tos convulsiva es una infección bacteriana aguda que afecta a
las vías respiratorias altas. Esta enfermedad la causan
la bacteria Bordetella pertussis o Bordetella parapertussis, patógenos
exclusivamente humanos que pueden afectar a individuos de todas las
edades y provocar discapacidad permanente en los bebés e incluso la
muerte.
Cuando una persona con el virus estornuda o tose, pequeñas gotas que
contienen la bacteria se mueven a través del aire favoreciendo la
propagación de una persona a otra.
El tiempo medio de la enfermedad suelen ser seis semanas aunque puede
durar hasta diez.
Síntomas
Inicialmente las manifestaciones clínicas de la tos ferina son semejantes a
los que aparecen con un resfriado común. Estos síntomas suelen
aparecer cuando ha transcurrido una semana desde la exposición a la
bacteria.
Entre 10 y 12 días más tarde pueden comenzar los episodios más graves de
tos. En el caso de los niños, todo termina en la mayoría de los casos en un
estertor, un sonido que se produce cuando el paciente trata de tomar aire. Es
raro que éste aparezca en menores de 6 meses y en personas adultas.
La tos puede provocar que los pacientes tengan vómitos e incluso que los
pacientes lleguen a perder el conocimiento. De hecho, es frecuente que
los episodios de asfixia y las pausas largas de la enfermedad al respirar
aparezcan en los bebés.
Otros síntomas comunes son:
Diarrea.
Fiebre leve.
Rinorrea.
Etapas de la enfermedad
Periodo de incubación: Dura entre 1-2 semanas. En este periodo el
paciente no suele presentar síntomas.
Al terminar la crisis aparece una inspiración ruidosa (al pasar el aire por una
faringe muy estrecha) que es lo que se llama “gallo” de la tos ferina. En este
momento la tos va cediendo y al final de acceso se expulsa un esputo
mucoso blanquecino y con mucha frecuencia vómitos. El enfermo está
agotado. El número de “quintas” diarias y su intensidad varían dependiendo
de la agresividad del germen, así como del carácter del paciente (más
frecuente en nerviosos e irritables).
Tras unos días la cara está abotargada, edematosa y con los párpados
hinchados. Debido a las “quintas” de tos pueden aparecer pequeñas
hemorragias subconjuntivales, petequias en cara, epistaxis, pérdida de
conciencia (si la apnea o falta de respiración es prolongada, ulceración en el
frenillo de la lengua (al golpearse con los dientes), incontinencia de orina,
prolapso rectal, etc.
La tos ferina puede llegar a producir la muerte en los lactantes menores de seis meses.
Prevención
La vacuna contra la tos ferina es la opción más eficaz para controlar la
transmisión de la enfermedad en la población. Aun así, ni la inmunidad
que ofrece la vacuna ni la inmunidad natural aportan una protección
duradera.
Según la AEP, en los últimos años se ha producido una reemergencia de la
tos ferina en los países con altas tasas de vacunación. El aumento de la
incidencia se ha producido en bebés menores de seis meses y en
adolescentes y en adultos. En los primeros, el motivo es que por su edad
todavía no han sido vacunados; en los segundos, la razón es porque ha
disminuido su inmunidad debido al tiempo que ha transcurrido desde que
recibieron la vacuna o porque han padecido alguna enfermedad que les ha
debilitado.
Debido al brote que se ha producido en los lactantes menores de
seis meses, desde la AEP recomiendan vacunarse a cualquier
adolescente o adulto que esté o vaya a estar en contacto con el bebé:
Padres.
Abuelos.
Contactos domiciliarios.
Personal sanitario.
Cuidadores de guarderías.
Desde la sociedad explican que la vacunación de todos los futuros
contactos domiciliarios de los bebés que vayan a ser amamantados hasta los
seis o doce meses de edad debe realizarse, al menos, dos semanas antes
del nacimiento del bebé.
Para proteger a un bebé desde el momento de su nacimiento, se
recomienda la vacunación de todas las mujeres gestantes a partir de la
semana 27 de embarazo, con el fin de transferirle anticuerpos a través de la
placenta. Esta vacuna no afecta a la lactancia materna ni tampoco a la
madre, ya que es una vacuna inactivada.
Tipos
En la actualidad no hay subtipos descritos para esta patología.
Diagnóstico
El diagnóstico de la tos ferina se basa en analizar el cuadro clínico de los
síntomas. No obstante, si las manifestaciones no son obvias puede ser
complicado establecerlo. De hecho, en bebés pueden confundirse los
síntomas con los de la neumonía.
El diagnóstico definitivo puede obtenerse al analizar las secreciones
nasales en el laboratorio.
Tratamientos
En los primeros días de la enfermedad los antibióticos pueden reducir los
síntomas. Sin embargo, si el diagnóstico se realiza tarde, los antibióticos no
serán tan efectivos.
En bebés menores de 18 meses la enfermedad puede llegar a ser mortal,
por lo que es muy importante que estén constantemente bajo
supervisión ya que en algunos casos pueden requerir ser hospitalizados.
Si al paciente le cuesta beber líquidos, se le puede administrar estos por vía
intravenosa.
Los expectorantes, los antitusígenos y los jarabes para la tos no suelen ser
eficaces y los especialistas desaconsejan su utilización.
Otros datos
Según los datos del Ministerio de Sanidad, en España se registran algo más
de 3.000 nuevos casos al año. La incidencia más alta se da en menores de
un año y, en especial, en bebés de menos de dos meses, edad a la que se
administra la primera dosis de la vacuna.
Pronóstico
En adolescentes y adultos el pronóstico suele ser muy bueno. Los bebés
tienen mayor riesgo de complicaciones y de fallecer a consecuencia de la tos
ferina, como ha ocurrido recientemente en Andalucía y en Cuenca,
donde tres bebés menores de dos meses perdieron la vida a causa de
esta enfermedad y un cuarto está ingresado en la Unidad de Cuidados
Intensivos del Hospital Virgen de la Salud de Toledo.
ASMA
Qué es
El asma es una enfermedad cada vez más frecuente entre los niños y los
jóvenes. Se calcula que la padece el 5 por ciento de la población
adulta y el 10 por ciento de los niños y adolescentes en países
industrializados, y en muchos casos la enfermedad aparece como respuesta
a determinados estímulos que producen alergia: polen, ácaros del polvo,
partículas de la piel de gato y perro, humo, aire frío, ciertos alimentos o
aditivos alimenticios.
Durante el año 2016, se registraron en España 23.125 altas hospitalarias por
asma y en 2017 murieron 1.118 personas a causa de la enfermedad.
Se caracteriza por la aparición de episodios de dificultad
respiratoria (crisis o ataques), generalmente asociados a otros síntomas
como tos, pitidos al respirar y sensación de ahogo. Los síntomas varían
según la edad.
De esta manera, en los niños prevalece principalmente la tos, en especial
durante la noche, mientras que en los adultos los tres
principales síntomas son rigidez en el pecho, silbidos y fatiga en la noche.
En los últimos años se ha registrado una mayor prevalencia y un aumento
progresivo de casos en niños y adolescentes, lo cual pone de manifiesto la
necesidad de tomar medidas preventivas. La curación del asma solamente
puede alcanzarse en algunos casos de asma alérgica o relacionada con el
lugar de trabajo del paciente, siempre que se pueda evitar el agente causal.
La GEMA (Guía Española para el Manejo del Asma) establece 6 escalones
para medir la gravedad de los pacientes con asma. Se estima que el 3,9 por
ciento de los pacientes con asma padecen asma grave no controlada.
Causas
Pólenes: Aunque la polinización se produce durante la primavera, existen
variaciones según los climas y tipos de plantas. Los síntomas de la alergia al
polen suelen detectarse con concentraciones superiores a 50 granos de
polen por metro cúbico de aire. El pequeño tamaño del polen favorece que
quede suspendido en el aire durante largo tiempo y recorra grandes
distancias hasta penetrar en los conductos respiratorios.
En España prevalece el polen de las gramíneas, el olivo en la zona sur y la
parietaria en la zona mediterránea.
Ácaros del polvo: Son parásitos microscópicos que viven en el polvo de las
casas y se alimentan de escamas dérmicas y otros residuos. Necesitan unas
condiciones precisas para desarrollarse: 25º C de temperatura y 85 por
ciento de humedad.
En España los más importantes son los Dermatophagoides pteronyssinus y
Dermatophagoides Farinae.
Alimentos: Los episodios de asma relacionados con alimentos son
frecuentes durante la infancia y van acompañados de otros síntomas como
urticaria y vómitos, por lo que tienden a confundirse con intoxicaciones
alimentarias. Los productos que mayores reacciones provocan son la leche,
los huevos y el pescado. En la edad adulta este tipo de asma es menos
frecuente.
Hongos: Algunos hongos producen alergenos que se depositan en sus
esporas, y la liberación de éstas depende de la humedad, la temperatura y la
existencia de materia orgánica en su entorno, como basuras o cortinas de
baño. Las épocas más favorables para su desarrollo son la primavera y el
otoño, y entre los más comunes destacan la alternaria, el cladosporium, el
penicillium, el aspergillus y el mucor.
Síntomas
Los síntomas, la frecuencia y la gravedad del asma varían de una persona a
otra y suelen empeorar con la actividad física o por la noche. Las personas
con asma pueden presentar:
Sibilancias producidas durante la salida del aire a través de los bronquios
estrechados. Es lo que comúnmente llamamos pitos en el pecho.
Opresión en el pecho.
Prevención
Aunque el asma no tiene cura, sí se pueden tomar una serie de medidas
para prevenir una crisis. Estos son algunos consejos:
Cuando la causa del asma es extrínseca como por ejemplo una alergia, es
recomendable evitar la exposición a los agentes que la originan. Los
principales en España son el polen (las gramíneas, el olivo, las cupresáceas,
las arizónicas, el plátano de sombra y la parietaria), los hongos ambientales,
los ácaros de polvo y los epitelios de algunos animales (perros, gatos,
caballos y roedores comúnmente). Los síntomas más frecuentes de la
alergia al polen son picor en los ojos, estornudos y goteo nasal. En el caso
de que una persona no esté diagnosticada pero presente alguno de estos
síntomas, debe acudir al alergólogo.
En los casos en los que el asma esté generado por la exposición de harinas,
maderas u otros productos presentes en el entorno de trabajo (asma
ocupacional), es necesario evitar el contacto mediante un sistema de
ventilación adecuado y el uso de mascarillas de protección. Si el cuadro es
severo, es recomendable cambiar de trabajo.
Tipos
Existen diferentes clasificaciones del asma. En cuanto a su origen se puede
dividir en asma intrínseca y asma extrínseca o alérgica. El origen del
asma intrínseca es desconocido y se detecta con mayor frecuencia en la
edad adulta. Tiene un peor pronóstico que el de carácter alérgico y tiende a
cronificarse. El asma extrínseca, por su parte, consiste en una reacción
antígeno-anticuerpo que desencadena el proceso. Afecta principalmente a
niños y adultos jóvenes, se caracteriza por ataques reversibles y breves de
broncoespasmos con silbidos y dificultad respiratoria, y se controla con un
tratamiento adecuado.
La alergia es una alteración del mecanismo de defensa del organismo que
consiste en una reacción exagerada, por medio de un anticuerpo especial
(inmunoglobulina E), contra sustancias que, en principio, no son nocivas
(pólenes, ácaros, epitelios, alimentos o medicamentos). Cuando estos
anticuerpos, que se encuentran fijados en determinadas células, se unen a
los alergenos, se produce la liberación de ciertas sustancias que,
directamente o a través de otras células, provocan la inflamación del órgano
donde se asientan (bronquios, nariz, ojos o piel). Existe una predisposición
heredada para padecer alergia, pero la exposición a los alergenos es
necesaria para desarrollar la enfermedad.
El asma también se puede clasificar como leve, moderada o grave, según
la frecuencia e intensidad de los síntomas, la manera en la que repercute en
la actividad cotidiana y el grado de obstrucción bronquial. El asma leve se
puede controlar mediante tratamiento farmacológico y no suele alterar la vida
cotidiana de los enfermos y el asma moderada requiere tratamientos más
severos e interfiere con las actividades diarias de los pacientes
En el caso del asma grave:
El asma grave no controlada es una forma debilitante y potencialmente
mortal de la enfermedad en la que los pacientes
experimentan exacerbaciones frecuentes, también conocidas como
crisis o brotes, y más modernamente como ataque y una limitación
considerable de la función pulmonar y de su calidad de vida.
En España, hasta el 6 por ciento de los pacientes con asma sufren asma
grave que, en ocasiones, no puede controlar la enfermedad a pesar de
tomar dosis altas de los medicamentos recomendados para el control
del asma, lo que deriva en la utilización de tratamientos orales de forma
crónica pudiendo provocar efectos secundarios graves.
Diagnóstico
En primer lugar hay que hacer el diagnóstico clínico, basado en la historia
clínica donde se ponen de manifiesto los síntomas descritos con anterioridad.
Además hay que indagar en las características de las crisis, forma de
presentación, intervalo entre las crisis, desencadentes, periodo estacional,
evolución de la enfermedad y una anamnesis pedíatrica general al objeto de
poder hacer un diagnóstico diferencial de otras patologías respiratorias que
pueden cursar con los mismos síntomas que el asma. Con el fin de poder
objetivar la obstrucción al flujo aéreo, se hace el diagnóstico funcional, que
consiste en una prueba de función respiratoria (espirometría). Tiene el
inconveniente que requiere la colaboración del niño y por tanto se realiza en
niños por encima de los 6 años.
En todo niño en el que se sospeche un asma bronquial hay que realizar la
espirometría basal y con broncodilatador (dar al niño a inhalar un fármaco)
con el fin de demostrar que la obstrucción de la vía aérea es reversible
(característica del asma). Por último, un diagnóstico etiológico, dirigido a
buscar la causa que desencadena los síntomas; el identificar la causa es el
paso más importante para poder controlar la enfermedad.
Tratamientos
El tratamiento del asma debe cubrir varios frentes:inflamación de la mucosa
bronquial, broncoespasmo y alergias:
2. Broncoespasmo:
Los corticoides inhalados no actúan de forma inmediata, aunque cuando
hacen efecto tras unos días de tratamiento, el broncoespasmo remite. Pero
para el tratamiento inmediato del mismo se utilizan broncodilatadores que
normalmente se administran por vía inhalatoria. Existen dos tipos
fundamentales según la duración de su acción: los broncodilatadores de
acción prolongada se toman por la mañana y por la noche todos los días, se
tengan o no síntomas, mientras que los de acción corta se suelen reservar
para tomar en caso de necesidad (sensación de ahogo, tos, etc). El objetivo
primordial es que los pacientes recurran a los broncodilatadores de acción
corta en muy contadas ocasiones. Si no es así, es necesario potenciar el
tratamiento antiinflamatorio. Obviamente, hay pacientes con asma severo
que, a pesar de recibir tratamiento antiinflamatorio máximo, requieren
broncodilatadores con frecuencia.
3. Alergias:
En pacientes en los que se demuestra un componente alérgico, el
tratamiento con antihistamínicos puede ser beneficioso. Por otro lado, con
ciertas alergias existen tratamientos inmunológicos eficaces (vacunas) que
pueden ayudar notablemente en el control del asma. No obstante, lo más
eficaz en el tratamiento de las alergias es evitar o reducir en lo posible la
exposición a alergenos. Por ejemplo, en el caso de la alergia a los ácaros del
polvo, con medidas higiénicas de la casa sencillas se puede disminuir
considerablemente la presencia de los mismos.
Otros datos
Esta enfermedad es un problema de salud pública que afecta a un 10 por
ciento de los niños y jóvenes, y a un 5 por ciento de la población adulta en
los países industrializados. En España dos millones de individuos padecen
asma, y en el mundo superan los 150 millones. En cuanto a la tasa de
mortalidad por esta patología, en nuestro país fallecen por esta causa 2 x
100.000 h/a, y en el mundo se producen 100.000 muertes por año. Los
fallecimientos son provocados por ataques agudos que no pueden
controlarse, aunque existen otros factores que impiden el abordaje de las
crisis mortales.
Un estudio multicéntrico patrocinado por la Sociedad Española de
Patologías Respiratorias (Separ) ha demostrado que existe una relación
entre fallecer o sufrir una crisis casi mortal por asma y la alexitimia, un
trastorno psicológico que afecta al 10 por ciento de la población sana y que
impide percibir y expresar bien las emociones y sensaciones físicas. El
trabajo constata que los asmáticos con alexitimia, alrededor del 38 por ciento
de los pacientes que tomaron parte en la investigación, sufren con más
frecuencia crisis casi mortales, ya que al no percibir correctamente los
síntomas del asma no son capaces de actuar en consecuencia.
"La alexitimia también podría ser una de las causas del bajo cumplimiento
del tratamiento que se registra entre los pacientes asmáticos", ha señalado
Vicente Plaza, del Servicio de Neumología del Hospital San Pablo, de
Barcelona. El asma es la causa más frecuente de visita a urgencias en edad
pediátrica y la quinta causa de consulta en atención primaria. Un 60 por
ciento de las urgencias atendidas en los servicios de neumología son
agudizaciones de asma provocadas, la mayoría de las veces, por falta de
cumplimiento del tratamiento prescrito.
Esto confirma que la enfermedad no está bien controlada, ya que más de la
mitad de los asmáticos diagnosticados, pese a estar bajo tratamiento, tiene
que utilizar medicación de rescate para aliviar la exacerbación de sus
síntomas.
La falta de cumplimiento podría resolverse con fármacos más
cómodos, una mejor comunicación entre médico y paciente y la
educación del enfermo. "Se debe informar al paciente acerca de todo lo
relativo a su enfermedad y entrenarle para la correcta utilización de la
medicación, creando una relación activa y continuada entre el facultativo, el
paciente y su entorno.
Así, a través de la aceptación y comprensión de la enfermedad el paciente se
corresponsabiliza de su tratamiento, y no necesita mentir al médico ni
sentirse culpable por no seguir el tratamiento", señala Santiago Nevot, jefe
del Servicio de Pediatría del Hospital General de Manresa. Hasta el
momento se ha comprobado que el cumplimiento es mejor con fármacos
orales que inhalados, y aumenta si se trata de una sola dosis diaria.
El asma se asocia a una importante carga física y socioeconómica. En
2014 provocó más de 345.000 muertes y cada año es responsable de la
pérdida de 22 millones de años de vida ajustados por discapacidad en todo
el mundo. Los adultos y los niños con asma grave no controlada
pierden el doble de días laborales y de escolarización frente a los
pacientes que controlan la enfermedad.
La carga económica del asma es alta y la estimación de los costes directos
anuales en EE. UU. es de aproximadamente 50 mil millones de dólares,
en su mayoría relacionados con las hospitalizaciones. En Europa, el coste
del asma se ha estimado en 18 mil millones de libras cada año y la pérdida
de productividad representa casi 10 mil millones de libras de dichos costes.
El asma no controlada es el subtipo de la enfermedad que mayor carga
económica representa. Los pacientes con asma no controlada tienen una
probabilidad un 39 por ciento mayor de acudir a urgencias y un 22 por
ciento mayor de ser hospitalizados que aquellos en los que la
enfermedad es menos grave. En consecuencia, aunque el asma grave
representa el 10 por ciento de los pacientes, el asma grave no controlada
supone el 50 por ciento de la carga económica.