Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
html
Nadie niega la complejidad que encierra el concepto de Justicia. Sólo basta buscar dicha
palabra en el diccionario para encontrar las diversas acepciones que envuelve. En su
esencia la Justicia representa un ideal que incluye uno de los sentimientos más preciados
para el hombre, lo que hace que su concepto sea de carácter absoluto, es decir,
independiente en sí mismo, categórico y excluido de toda relación o comparación. Como
valor, es invisible e inalcanzable, como la verdad o la belleza y, desde el inicio de las
civilizaciones, estuvo vinculado estrechamente a la idea de virtud y era considerado como
un valor de origen divino.
Dentro de las distinciones que se dan en el concepto de Justicia nos vamos a enfocar en
lo relativo a la Justicia como virtud, partiendo de reconocer que existe aquella Justicia
objetiva y Justicia subjetiva, la primera como cualidad entre la relación de personas y la
segunda como intención de materialización de la Justicia objetiva.[1]
En las civilizaciones antiguas politeístas el poder terrenal emanaba del Dios viviente y la
Justicia era representada a través de una Diosa. En el antiguo Egipto el nombre de dicha
Diosa se conoce como Maat y sirvió para personificar el concepto de Orden, Verdad y
Justicia, encarnando el orden divino de las cosas, inherente y establecido en el mismo
acto de la creación.[2]
En la cultura clásica griega, la Justicia quedó instituida en la filosofía Platónica como una
virtud moral y de ahí se expandió a todo Occidente dicho concepto. En el libro IV de La
República[3] se hace referencia a la Justicia como la cuarta virtud moral que completa las
demás virtudes denominadas Prudencia, Valor y Templanza, siendo la que da el vigor y
conserva a estas.
Ahora bien, siendo este concepto totalmente ideológico, abstracto y absoluto, desde el
inicio de las civilizaciones el hombre intentó dotarlo de imagen para poder representar
este ideal de tan sagrado y elevado significado. Si bien un estudio iconográfico de la
Justicia nos indica que ésta ha sido representada de múltiples maneras a través de los
tiempos, nos enfocaremos en la imagen que por antonomasia la representa, la alegoría de
la Justicia; aquella figura femenina, divina, esbelta, cargada con una balanza en la mano
izquierda y una espada en la derecha que, con una venda en los ojos y generalmente con
un pie sobre el mal, simboliza con una precisión cuasi perfecta el ideal de la Justicia.
Nos dice ANA MESSUTI[7] que ¨en la vida de las imágenes se encuentra siempre presente
la idea de ausencia¨. En su opinión nos representamos lo que está ausente porque
deseamos tenerlo presente o porque algo nos exige que lo tengamos presente. La
representación del cuerpo se da a través de las imágenes y en dicha representación el
cuerpo pierde su carácter de objeto biológico y se convierte en algo ficticio.[8]
Solamente de esta forma podemos hacer representar o darle vida a aquellos ideales o
conceptos absolutos, o simplemente representar ideas abstractas para hacerlas
perceptibles en nuestro mundo real, aunque dichas ideas solamente existan en nuestra
imaginación.
Se dice que hubo una época en la que el arte de leer no se había desarrollado como ahora
y se le otorgaba un mayor valor a la interpretación de las alegorías y las estampas. De
hecho la emblemática fue una forma alegórica de arte que sedujo a los hombres por
muchos años. Creada por Andreas Alciatus en los años 1492-1550, se basó en la
combinación de la estampa y la palabra, ya que sus alegorías eran de una complejidad tal
que requería de la utilización de versos para comprenderlas.[11]
En la Grecia clásica, alrededor del año 800 A.C. se consideraba a todos los dioses como
referente de la Justicia. Sin embargo, de acuerdo con la documentación existente hoy en
día, el concepto de Justicia como lo entendemos actualmente surge en la obra La teogonía
de HESÍODO. Se relata en dicha obra que Themis (Diosa griega de la Ley y la Justicia) es
hija de Urano y de Gea. Como Diosa de las leyes eternas figura entre las esposas divinas
de Zeus y engendró a Las Horas, las tres Parcas y la virgen Astrea, quien se convirtió
también en personificación de la Justicia.[12]
La Diosa Themis, en la iconografía griega del período arcaico, no tenía atributos que le
fueran exclusivos y que la diferenciaran de las demás Diosas femeninas del panteón
helénico. Es llegada la época del clasicismo donde las imágenes de la Diosa Themis
adquieren su propia personalidad y empiezan a diferenciarse, pues en una imagen estante
de mármol conocida como Themis de Ramnous, que se encuentran en el Museo Nacional
de Atenas, firmada por Chairestratos y perteneciente al primer helenismo (300 A.C), se
reconoce a Themis vistiendo túnica larga y manto, calzando sandalias y con el cabello
ondulado y recogido a la manera clásica. Su aspecto es juvenil pero la expresión de su
rostro es severa, en correspondencia al símbolo que representa.[13]
Esta representación coincide con aquellas palabras del Filósofo griego Crisipo que han
sido conservadas por Aulo Gelio (130 D.C) en la que se nos indica sobre la alegoría de la
Justicia: de belleza y talle virginal, mirada severa e imponente, los ojos muy abiertos,
revestida de la dignidad de una tristeza ni recatada ni retadora, sino que inspira,
simplemente, respeto. El mismo Crisipo expresó que dicha imagen representaba más a la
severidad que a la Justicia, pero para RADBRUCH esta alegoría prescinde, como ya hemos
indicado, de todos los atributos convencionales, destacando la Justicia mediante la forma
y la expresión, según el estilo de un pueblo que vivía de la intuición, como lo era el pueblo
griego. [14]
Se intuye que la Diosa Themis pudo haber llevado una balanza de dos platillos sostenida
en el brazo izquierdo. Esto resulta un poco paradójico porque quien agrega la balanza a la
Diosa Themis son los romanos, y entonces nos preguntamos: ¿por qué no utilizaron los
romanos la balanza romana y en su lugar prefirieron hacer uso de la balanza griega?
Una hipótesis a esta pregunta la desarrolla MESSUTI cuando nos indica que al parecer no
se trata de colocar en relación un objeto con un peso determinado, sino de establecer la
equivalencia entre dos objetos, o bien, la superioridad de uno frente al otro, partiendo de
que ambos son de la misma naturaleza. Pero también es cierto que esta balanza es un
instrumento que se puede prestar muy fácilmente a la falsificación. Entonces ¿por qué
habría de representarse mediante esta balanza un concepto tal como equivalencia,
exactitud, lo justo?
Pero precisamente este planteamiento desemboca en la imagen de una Justicia que utiliza
un instrumento de cálculo que sugiere la realización de una operación precisa. Esta
operación precisa simboliza certeza y esta certeza a su vez exactitud, denominándose esto
una decisión “justa”.
Una operación de este tipo realizada por un sujeto (el Juez) significaría la realización de
un juicio de representación o representativo, toda vez que “el pensamiento calculante es
un pensamiento representador y la Justicia calculante necesita tener la certeza de todo
aquello que se ha representado”.[18] Pues bien, es sabido que la realidad es incompatible
con la certeza y la exactitud, de donde se desprende que el juicio representativo que realice
la Justicia debe ser alejado de todo referente real presentado y deberá basarse en la
representación realizada por ésta mediante un correcto modo de pensar que haya sido
desarrollado mediante las reglas lógicas. De ahí la importancia de reducir la operación
técnica realizada por el tribunal a una operación basada en las máximas de la experiencia,
las leyes lógicas y los conocimientos científicos, pues esto se convierte en una forma de
someterse al cálculo que refiere la balanza representada en la alegoría de la Justicia.
Esto es lo que se puede denominar equidad o Justicia en un caso concreto, pero para
lograrlo es necesario no sólo una representación ficticia de los hechos mediante un juicio
lógico-deductivo que se ampare en las máximas de la experiencia o los conocimientos
científicos, sino que también se hace imprescindible la interpretación de los textos
jurídicos conforme los cánones existentes, a la aplicación de la norma atendiendo a su
finalidad concreta aplicable al caso, y en aquellos lugares donde existan lagunas o zonas
grises el Juez deberá interponer sus mejores esfuerzos en la concreción o creación del
Derecho para rellenar dichas lagunas o zonas grises mediante criterios éticos y morales
que garanticen la seguridad jurídica como máxima expresión del sentimiento de Justicia.
Otro de los atributos que posee la imagen de la Justicia que conocemos hoy consiste en
una espada sostenida por la Diosa en su mano derecha. En algunas imágenes puede
observarse como la Diosa se encuentra blandiendo la espada y en otra sencillamente la
misma se encuentra tendida hacia abajo.
Nos comenta MESSUTI, basándose en una reseña realizada por C. N. ROBERT[21] sobre
algunas representaciones pictóricas de Giotto, del año 1305, en la capilla de los Scrovegni,
Padua, donde se puede observar una imagen que evoca a la Justicia y a la injusticia en la
cual la primera sostiene la balanza y la segunda sostiene la espada, siendo entonces más
tarde donde la espada pasaría a la mano derecha de la Justicia y la balanza a la izquierda,
confundiéndose ambas en la misma figura.
Para esta autora la espada hace referencia a la decapitación, ya que entre los años 1551 y
1798 la mitad de los condenados a muerte son ejecutados mediante la decapitación por
espada. Sobre esta base realiza un análisis de la figura en la cual si bien la balanza puede
representar falsificación, la espada puede representar violencia o bien el acto de juzgar,
separar, poner punto final al conflicto, dar a cada uno lo suyo, dividir, entre otros. En su
opinión la espada completa la operación que se realiza con la balanza, ya que con esta se
pesa y en caso de que exista alguna desigualdad con la espada se corregiría la misma.
Pero nosotros nos vamos un poco más allá y entendemos que la espada más que violencia
representa la fuerza. No puede haber Justicia sin fuerza y toda fuerza que se ejerza debe
ser justa o realizada con Justicia.
Es sobre esta base donde el autor encuentra el fundamento místico de la autoridad y sobre
la misma concluye la existencia de un silencio encerrado en la estructura violenta del acto
fundador de la ley sobre el cual descansa su fuerza. Así las cosas, la fuerza de la Justicia
se encontraría al momento de la creación del Derecho, de la interpretación, de la
inauguración de la ley y no en el momento de la aplicación individualizada o antojadiza
de aquellos intereses o “fuerzas” que en nuestra sociedad dominan por su poder
económico, político, ideológico o social.
Pues bien, esta fuerza estremecedora que posee la Justicia no puede ser aplicada si no es
mediante la ponderación, la medición y la correcta repartición que implica la balanza; y
ahí es donde estos dos elementos encuentran su complemento. La fuerza que representa
la espada y el equilibrio que representa la balanza hacen de la Justicia –justeza-, su-ser-
ahí, su fin último y sobre éste reposa el ideal de la Justicia.
Algo que nos llama la atención sobre la imagen es su disposición a la acción. Los
elementos de balanza y espada suponen ya de por sí una actuación. Pero esta actuación
se ve complicada o limitada toda vez que la Diosa de la Justicia tiene los ojos vendados, y
con los ojos vendados le resultaría imposible determinar un peso o medición exacta ni la
aplicación de la fuerza correcta.
Esta forma de mirada, de no-mirada, o más bien de ceguera de la Justicia nos lleva a
analizar el último de los atributos: la venda en los ojos. Sobre esto existe unanimidad en
atribuir la venda en los ojos de la Justicia a una obra de SEBASTIAN BRANT, de finales de la
edad media (1494), titulada “La nave de los locos”. Empezó siendo una burla a la Justicia
y en dicha obra grabada en madera se puede observar a un bufón que se encuentra
tapando por detrás los ojos de la Justicia con una venda, cuando esta se encuentra
sentada.
Para MESSUTI no es un bufón quien venda los ojos a la Justicia sino, precisamente, un
loco, y procede a realizar un análisis en el que indica que para aquella época los locos
representaban los personajes que poseían la verdad haciendo incluso alusión al famoso
libro de ERASMO titulado “Elogio de la Locura” en el cual se hace referencia a la locura
como una de las formas de la razón.
Según esta autora, el loco que venda los ojos a la Justicia nos indica que esta puede actuar
también con los ojos vendados, pues la operación de cálculo representada por la balanza
es una operación de representación y los destinatarios del juicio serán representados en
una igualdad ficticia, imaginada en función de la operación técnica que se ha de realizar.
A su entender, dicha pretensión de exactitud se vería defraudada si en lugar de los sujetos
ficticiamente igualados que se ha representado viera a los sujetos que tiene ante los ojos
en sus respectivas e insustituibles individualidades. Finalmente, plantea que la igualdad
es fruto de la imaginación y que para imaginar no es necesario tener los ojos abiertos,
“imaginamos mejor con los ojos cerrados”[28]
Esta analogía o interpretación nos parece de lo más sensata si la comparamos con aquellos
autores que critican la venda de la Justicia en el entendido de que los Jueces deben
observar bien a las partes al momento de la instrumentación de los procesos y del
conocimiento de la causa. Esta crítica se ha dado a raíz de la implementación del sistema
adversarial acusatorio y de la Justicia especializada, en la cual el imputado viene a ser un
sujeto activo del proceso y no un mero objeto del litigio como en el proceso inquisitivo;
donde la víctima juega un papel central y donde ambos poseen un sinnúmero de Derechos
que deben ser protegidos en condiciones de igualdad.
Esta condición de igualdad también puede ser simbolizada por la balanza de la Justicia,
pues una parte pide y la otra se defiende, porque además los Derechos no son absolutos y
deben ser y porque la Justicia debe ser valorada con la finalidad de obtener una
satisfacción tanto de las partes envueltas en el litigio, como de la sociedad en general y del
Estado.
“El loco, al vendar los ojos de la Justicia, nos quita a nosotros la venda de los ojos”.[29]
En la imagen de la Justicia que aparece en la obra ¨La nave de los locos¨, se puede
observar como tranquilamente la Justicia se deja vendar los ojos. Según MESSUTI, esto
quizás nos quiere mostrar algo más, quizás aquella demanda de exactitud y certeza
representan una revelación de imposibilidad, de irracionalidad. Así, la venda en los ojos
de la Justicia nos estaría invitando a ver su irracionalidad, su imposibilidad de
satisfacción, su imposibilidad concreta de materialización, entrañando en una
“imaginaria dialéctica de los contrarios”[30].
Es cierto, como dice LARENZ, que ¨cada hombre y cada época son un punto de vista
abierto bajo un orden objetivo y eterno de valores y verdades cuya aprehensión se nos
ofrece, en inacabable afán, como el resultado de la integración de varias perspectivas
nunca absolutas, siempre –de nuestro lado- histórica y relativa¨[31]. El desarrollo de
los conceptos, de las imágenes, de los atributos y sus significados no son obras de un solo
hombre, son el conjunto de pensamientos y la integración supraindividual de individuos
de muchas épocas que trascienden a través de los años de manera inconclusa, quizás
incluso hasta inacabable. Entonces, este producto de pensamiento generacional que ha
trascendido a través de los siglos, con sus diferentes interpretaciones –correctas o
incorrectas-, debe permanecer latente mediante un correcto accionar enfocado en el
enaltecimiento de la ciencia jurídica y la práctica profesional como un fin en sí mismo y
no como medio para un fin ulterior.
[1] Vid. RADBRUCH, GUSTAV ¨Introducción a la Filosofía del Derecho¨. Breviarios del Fondo de Cultura
Económica. Traducción de Wenceslao Roces. Título original ¨Vorschule der Rechtsphilosophie¨. Primera
edición en alemán, 1948. Primera edición en español, 1951. Octava reimpresión 2002. México. Pág. 31 y ss.
[2] RODRÍGUEZ LÓPEZ, MARÍA ISABEL. ¨La imagen de la Justicia en las artes plásticas. Desde la antigüedad
hasta el medioevo¨. Revista de estudios jurídicos, económicos y sociales. Volumen I. año 2003. Pág. 4
[3] Vid. PLATÓN. ¨La República¨. Pág. 119. Versión digital cortesía de Nueva acrópolis. Disponible en web
www.nueva-acropolis.es (última consulta 25.9.2015).
[4] Vid. ARISTÓTELES. ¨Etica Nicomáquea/ Ética Eudemia¨. Editorial Gredós. Madrid. 1998
[5] RADBRUCH, GUSTAV. Op Cit. Pág.34
[6] La deconstrucción es muy difícil de explicar, pues no se trata de un método sino más bien de un sistema
de análisis de textos o una modalidad de lectura de los mismos. Su máximo precursor y fundador fue
JACQUES DERRIDA aunque su esencia se puede encontrar ya en MARTIN HEIDEGGER. Se fundamenta
básicamente en el análisis de los contextos ausentes, de las huellas de los textos, pues entiende que el
creador del texto, el autor del mismo no es ajeno al contexto en que se desarrolla el texto ni es un ser
abstracto desubicado del mismo. Como corriente filosófica intenta invertir las categorías o pilares en que
se ha fundamentado la filosofía a través de los tiempos para encontrar su falta de solidez, aporías o
paradojas. Derrida basó su pensamiento en las influencias de HEIDEGGER, NIETZSCHE, FREUD, HUSSERL y
HEGEL. Podría decirse que es opuesta a la hermenéutica, aunque en el fondo comparten similitudes, y en la
década de los 80 tuvo una acogida impresionante sobre todo en la Universidad de Yale donde se
fundamentó la filosofía analítica.
[7] MESSUTI, ANA. ¨Deconstruyendo la imagen de la Justicia¨. Disponible en web:
https://www.unifr.ch/ddp1/Derechopenal/temas/t_20080528_21.pdf (última consulta 25.9.2015); Vid.
MESSUTI, ANA. ¨La Justicia deconstruida¨. Ediciones Bellaterra. Barcelona. 2008, donde se expone su tesis
de manera más amplia y ejemplificativa.
[8] Ibídem.
[9] Ibídem.
[10] Ibídem. Este planteamiento es interesante pues la autora parte de la representación que se hace de la
Justicia Militans, que fue aquella desarrollada en la época del renacimiento en la que la figura que aparece
es una mujer cortesana, con las piernas descubiertas, utiliza atuendos militares y lleva un pecho desnudo
en señal de la verdad al descubierto. Esta figura en opinión de la autora carece de todo contenido erótico
porque no hace referencia a la mujer como se la veía en la época del renacimiento (excluida de toda acción
política y social) sino alejada totalmente de todo lo que pudiera referenciar el Poder.
[11] RADBRUCH, GUSTAV. Op. Cit. Pág. 139; RODRÍGUEZ LÓPEZ, MARÍA ISABEL. ¨La imagen…¨ Op. Cit. Pág. 11
[12] Vid HESÍODO, ¨La teogonía¨ AA.VV., La Grecia Clásica. Juan B. Bergua. Ediciones Ibéricas. Madrid.
1969. Págs. 58 y ss.
[13] RODRÍGUEZ LÓPEZ, MARÍA ISABEL. ¨La imagen…¨ Op. Cit. Pág. 10
[14] RADBRUCH, GUSTAV. Op. Cit. Pág. 139
[15] MESSUTI, ANA. Op Cit. Pág. 2
[16] Ibídem. También se destaca la relación existente entre la moneda y la Justicia. ¨La moneda, como una
medida, iguala todas las cosas haciéndolas conmensurables¨. Entonces si el dinero es el término medio por
excelencia la Justicia también lo es. Se utiliza al Juez como mediador, como término medio y así se alcanza
la Justicia. Lo intermedio es el punto de equilibrio que se busca con la balanza. Pág. 3
[17] Ibídem.
[18] Ibídem.
[19] MONTESQUIEU. “Del espíritu de las leyes”. Tecnos. Madrid. 1985 XI.5
[20] RADBRUCH, GUSTAV. Op. Cit. 140.
[21] MESSUTI, ANA. Op Cit. con especial referencia Nota 14.
[22] DERRIDA, JACQUES. Disponible en web: www.
http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/10749/1/doxa11_06.pdf (última consulta 27.9.2015)
[23] Ibídem. Pág. 136
[24] Ibídem. Pag. 139
[25] HEIDEGGER, MARTIN. “La metafísica de Nietzsche”. Ediciones destino. Barcelona. 2000. Pág. 38
[26] Ibídem. Esta interpretación de Heidegger sobre Nietzsche, su concepto del Superhombre
(Übermensch) y la Justicia fue, según la opinión (no compartida) de algunos autores el cimiento de la
doctrina acogida por el partido Nacionalsocialista sobre la cual se fundamentó el Nazismo. Vid. QUESADA
MARTÍN, JULIO. “Adiós a Heidegger”. Disponible en web: http://www.cervantesvirtual.com/obra/adios-a-
heidegger/ (última consulta 27.9.2015). No entramos a realizar un análisis sobre esto por no ser el objeto
de este trabajo.
[27] RADBRUCH, GUSTAV. Op. Cit. Pág.141.
[28] MESSUTI, ANA. Op Cit. Pág. 5
[29] Ibídem.
[30] Ibídem.
[31] LARENZ, KARL. ¨La filosofía contemporánea del Derecho y del Estado¨. Ediciones Jurídicas Axel.
Bogotá, Colombia. 20