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Doce Reinos – Mar del Viento, Orilla del Laberinto

~ 1 ~
Prologo

Traducción: DarkAngelW

~ 2 ~
Doce Reinos – Mar del Viento, Orilla del Laberinto

~ 3 ~
Prologo

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Doce Reinos – Mar del Viento, Orilla del Laberinto

CONTENIDO

PRÓLOGO ...................................................6 PARTE VI ................................................. 210

PARTE I ..................................................... 14 PARTE VII ............................................... 242

PARTE II .................................................... 54 PARTE VIII ............................................. 297

PARTE III .................................................. 92 EPÍLOGO ................................................ 335

PARTE IV ................................................ 128 DE LAS CRÓNICAS DE EN .............. 341

PARTE V .................................................. 162

~ 5 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

PRÓLOGO

E
n el borde del mundo, existe un gran océano conocido como el Kyokai o
Mar del Vacío que separa dos tierras distantes, una al este y otra al
oeste. Nunca se encuentran pues siempre están separadas y, sin
embargo, comparten una leyenda común:

«Más allá del mar, existe una tierra prometida de fábula y


misterio.

Sólo el elegido podrá visitar esa tierra donde los hombres viven
en felicidad eterna. Su suelo produce ricas cosechas y la riqueza
nace del suelo como si fuera una fuente. No se envejece, ni se
muere y tampoco se pasan dificultades…»

En un lado del gran mar, las personas lo llaman «Hourai». Del otro lado, lo
llaman «Tokio», el país eterno.

El niño se despertó por el sonido de unas voces. En voz baja llegó el sonido,
reptando a través de la oscuridad. Su madre y su padre estaban hablando fuera
de la casa.

Su casa era simple: poco más de cuatro postes con esteras de paja entre ellos,
en lugar de techo y paredes. El niño dormía sobre la dura tierra sin una manta
para envolverse, pero afortunadamente era la temporada cálida, cuando los
insectos revoloteaban y zumbaban a través de la noche. Su única fuente de
comodidad era la presencia de sus hermanos, que compartían su cama de tierra.
Antes, la familia había tenido una mejor casa, con un techo y paredes reales,
pero esa casa ya no existía. Había sido reducida a cenizas en una esquina de la
capital chamuscada.

~ 6 ~
Prologo

—No podemos hacer nada al respecto —dijo suavemente su padre.

—Pero… —Su madre protestó, —ya sé que es el más pequeño y tiene sentido
lo que dices, pero es que es tan inteligente.

En la oscuridad, el niño tembló. Su somnolencia lo había abandonado


completamente cuando se dio cuenta que sus padres hablaban de él.

Su padre gruñó algunas palabras ininteligibles, a lo que su madre respondió:

—Porque él entiende las cosas. Está consciente y es brillante también, a pesar


que otros niños de su edad apenas pueden juntar dos palabras. Es como si no
fuera nuestro, como si hubiese venido de… otro lugar.

—Todo lo que dices es verdad, pero todavía sigue siendo un bebé. No sabrá lo
que pasó.

—No es eso lo que me preocupa. Temo que, si lo dejamos morir, seamos


maldecidos…

El niño apretó el cuello de su camisa para resguardarse del frío, se enroscó


como una pelota e intentó dormir. No era su intención escuchar, sólo había
estado en este mundo cuatro años y unos cuantos días, pero sabía de qué
hablaban sus padres. Sus voces continuaban yendo y viniendo, pero no escuchó
más nada. Sacando las palabras fuera de su mente, se obligó a sí mismo a
dormirse.

Dos días después su padre apareció llamándolo suavemente.

—Tengo que hacer un trabajo. ¿Me acompañas?

~ 7 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

El niño asintió. No preguntó a dónde, ni por qué.

—Bien —dijo su padre, aunque no sonrió.

El hombre acercó su mano y el chico la tomó, apretándola fuertemente.


Agarrado de esa gigantesca y callosa mano, dejó su hogar y caminó junto a su
padre a través de las ruinas quemadas de la ciudad. Llegaron a la Montaña
Kinugasa y se introdujeron más profundamente, más allá de las colinas, subiendo
por pasajes serpenteantes por momentos y bajando por ellos en otros.

Cuando habían ido tan lejos que el niño no podía decir por dónde habían
llegado, su padre soltó su mano.

—Espera aquí —dijo su padre. —Pronto regresaré. Espérame.

El niño asintió.

—No te muevas de este lugar. Te lo advierto.

El niño volvió a asentir. Vio cómo su padre desapareció en el bosque, mirando


sobre su hombro después de algunos pasos.

«No me moveré. Me quedaré aquí».

El niño apretó sus puños y miró el camino por el que su padre se había ido.

«No me iré a casa».

El niño se quedó de pie, como había prometido, sin dar un solo paso.

Cuando llegó la noche, durmió sobre el camino y cuando su estómago le dolía,


arrancaba hierbas que estuvieran a su alcance y masticaba las raíces.

~ 8 ~
Prologo

Bebió del rocío de la noche para saciar su sed.

Para el tercer día no podía moverse, aunque lo hubiera querido hacer.

«Está bien. No volveré. No iré a casa».

Él sabía que lastimaría a sus padres si lo hacía.

La capital se había quemado y las calles estaban llenas de cadáveres. El


hombre para el que su padre trabajaba había sido asesinado por soldados del
ejército Occidental. Para que una familia pudiera sobrevivir sin trabajo y sin
hogar, necesitaban reducir la carga. Un niño que no podía trabajar no era más
que otra boca que alimentar.

Cerró sus ojos y permitió a su mente ser arrastrada. Justo antes de dormirse,
escuchó el sonido de algo que caminaba por la hierba, tal vez sería una bestia
salvaje que venía a comérselo.

«Esperaré aquí».

Esperaría hasta el día en que las cosas estén mejor. Su familia habría
sobrevivido estos duros tiempos gracias a él. Serían felices de nuevo y un día,
vendrían a recordarlo a este lugar en las montañas y le presentarían sus
respetos.

«Esperaré».

El niño se despertó en la mitad de la noche con el sonido de personas hablando.


Tenía mucho sueño para saber qué decían las voces, pero pudo sentir que estaban
enojadas. Estaban gritando ahora, gritando a su madre, discutían por alguna
razón.

~ 9 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Pensó por un momento que debía levantarse y ayudarla, pero entonces el sueño
se lo llevó nuevamente.

A la mañana siguiente, su madre lo llevó de la mano y ambos dejaron la ciudad.


Su madre lloraba mientras caminaba. Nunca antes había visto sus lágrimas.

El niño no tenía padre. Su madre le había dicho una vez que se había ido a una
tierra lejana.

La aldea donde vivían había sido quemada, así que él y su madre habían llegado
a esta ciudad, donde dormían en las esquinas. Muchas personas llegaron a este
lugar en los días siguientes a su llegada, pero uno por uno volvieron a irse, hasta
que sólo unos cuantos quedaron. En todo ese tiempo, no vio ni un sólo niño.

Con la excepción de su madre, todos los adultos eran muy fríos con él. Cuando
hablaba, le pagaban cruelmente y no tenían nada más que palabras frías para él.
Pronto aprendió a no decirles nada cuando tenía hambre, pues sólo empeoraba
las cosas.

Ahora su madre lo llevaba de la mano, llorando en voz baja mientras caminaban


por el angosto pasaje a través de los campos quemados y yermos. Pronto llegaron
a las montañas, donde todo lo que podía ver eran árboles de cada lado. El niño
nunca había estado tan lejos en toda su vida.

Una vez estuvieron en el bosque, su madre le soltó la mano.

—Descansemos aquí un rato. Agua… ¿quieres agua?

El niño asintió. Su garganta estaba muy seca.

—Buscaré un poco. Espérame aquí.

~ 10 ~
Prologo

El niño estaba cansado por la caminata y aunque siempre se sentía inseguro


cuando perdía vista de su madre, asintió. Por un largo momento, su madre se
quedó allí dándole palmaditas en la cabeza, entonces repentinamente, se fue,
alejándose rápidamente entre los árboles.

El niño se sentó en el lugar. No pasó mucho antes de empezar a preocuparse


sobre dónde se encontraba su madre. Ya no podía soportarlo más, así que se
levantó y empezó a caminar. La llamó mientras corría por el bosque, avanzando
hasta que no sabía ni por dónde se había ido ella, ni por dónde había llegado él.

Hacía frío y el niño tenía hambre, pero lo peor de todo era la sed.

Siguió caminando, llorando mientras buscaba a su mamá. Eventualmente, salió


del bosque hasta un alto acantilado que daba al mar y siguió la orilla.

Justo antes del atardecer, llegó a la ciudad.

Desesperadamente corrió por las calles, buscando a su madre, pero todo lo


que encontró fueron desconocidos. Pronto se dio cuenta que estaba en una
ciudad diferente a la ciudad donde había despertado esa mañana.

Se estaba preguntando qué haría ahora cuando un hombre se le acercó.


Después de escuchar al niño lloriquear mientras contaba su historia, el hombre
le dio unas palmaditas en la cabeza, le dio agua y algo de comer.

El hombre miró a la gente a su alrededor, sus ojos se encontraron y entonces


tomó al niño de la mano. Lo guió de vuelta al acantilado a las afueras de la ciudad,
donde más allá de las arremolinadas aguas azules el niño pudo ver montañas
gigantes levantándose como paredes al otro lado del océano. El hombre le dio
una palmadita final y susurró:

«Lo siento», —entonces, lo empujó por el acantilado.

~ 11 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Cuando volvió a abrir sus ojos, el niño estaba en una fosa oscura como una
caverna. Podía sentir el olor del mar en su nariz y algo más: olor de
descomposición, aunque ya estaba acostumbrado a la muerte y sus horribles
restos que no le pareció nada inusual o alarmante.

Pero el niño estaba mojado, tenía frío y se sentía solo. Cuando escuchó algo
moviéndose cerca, se volvió para mirarlo, pero todo lo que pudo ver fue una gran
forma en la oscuridad. El niño lloriqueó, pues tenía miedo, después de todo, pero
más que nada, se sentía solo.

Entonces sintió un cálido aliento en su brazo. Lo hizo estremecerse hasta que


algo suave empezó a acariciar su piel, se sentía como las plumas de un ave. La
forma era un ave gigante que vino a examinarlo.

Aunque su cuerpo estaba congelado de la sorpresa, las cálidas plumas pronto


alejaron todos sus miedos. Se dio cuenta que estaba siendo sostenido por un par
de alas.

Era cálido, muy cálido y se aferró fuertemente a las plumas.

—Madre…

Sentándose allí en la oscuridad, el niño empezó a llorar.

¿Por qué más allá del Mar del Vacío hay un lugar de felicidad cuando aquí no
hay ninguna?

Hourai y Tokio no eran más que los objetos de una inútil esperanza, cultivada
por las personas que habían sufrido la devastación de sus vidas.

~ 12 ~
Prologo

Pero estos niños, abandonados de ambos lados del Mar del Vacío, uno al este
y el otro al oeste, se reunirán después de mucho.

Llevando el peso de la ruina sobre sus espaldas, caminarán por la tierra en


busca del paraíso mítico.

~ 13 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

PARTE I
CAPÍTULO 1

-S e describe como “Setsuzan” —Montaña desmoronada—.

La desolación era tan grande que incluso el Monte Ryouun, la enorme montaña
que penetra en el cielo, se derrumbaría.

Rokuta miró hacia la tierra quedándose sin habla. La última vez que vio a su
país pensó que su tierra era tan estéril que jamás podría florecer nada. ¿Qué
fue lo que ocurrió con este reino antes de su llegada?

El cielo brillaba en lo alto, con algunas nubes delgadas. Bajo este cruelmente
brillante cielo, la tierra no tenía siquiera un rastro de verde o rojo a pesar de la
cercanía del verano. Las tierras de cultivo estaban tan estériles como los
desiertos. En este momento los campos deberían parecer un mar verde
esperando para ser cosechados, sin embargo, ahora, no había siquiera una maleza
en ningún lugar. Quizás si se buscaba bien se encontraría alguna hierba marchita
entre la tierra agrietada.

Los caminos de los campos se habían desmoronado. El lugar en donde una vez
se encontraban las chozas ahora solo mostraba escombros, piedras erosionadas
por el viento y la lluvia, maderas convertidas en carbón negro por el fuego. Todo
desmoronado y expuesto a la luz por aquel cruel sol.

A los pies de la montaña había un pueblo. Sus murallas fueron destruidas y las
casas en el interior se encontraban derrumbadas. No había casas o siquiera un
árbol para protegerse en todo ese inmenso pueblo. Solo el Riboku se mantenía
en pie en el interior del pueblo, con su color de plata oxidado.

~ 14 ~
Capítulo 1

Detrás de este se encontraban algunas personas sentadas como piedras, sin


moverse ni un solo centímetro

Por encima del Riboku algunas aves y Youma daban vueltas. El árbol no poseía
flores, ni hojas. Con solo sus ramas blancas dispersas era imposible que las
personas sentadas debajo de este inmenso árbol no pudieran ver a las aves que
se encontraban sobre ellos. Sin embargo, nadie levantó la vista. Ninguna bestia
o Youma podía atacar a nadie que se encontrara debajo del Riboku. Tal vez esa
fue la razón por la que las personas sentadas debajo no se habían movido de su
lugar. O quizás estaban demasiado cansados para incluso ser capaces de sentir
miedo por un youma.

El verde de las montañas fue quemado por el sol, los ríos se encontraban
inundados.

Las chozas y pueblos fueron quemados hasta las cenizas. No había tierra en
la que la gente pudiese cosechar y nadie se molestó en viajar para encontrar
tierra fértil. La gente estaba demasiado cansada para trabajar y cosechar.
Incluso si querían levantar la cosecha sus manos cansadas no poseían la fuerza,
por no hablar de sus cuerpos delgados y hambrientos que se negaban a
levantarse.

Los youma que se encontraban dando vueltas por encima de esas personas
encogieron sus alas. Ellos también estaban muriendo de hambre. Frente a Rokuta
uno de los youma cayó del cielo. Esa tierra era tan desolada que incluso los seres
mágicos estaban luchando por no morir de inanición.

—Setsuzan no Kou, Boukoku no Kai —La desolación que desmorona una


montaña, la destrucción que extermina una nación—.

Era como si el reino de En no tuviese salvación.

~ 15 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

El último emperador fue recordado como Kyou-ou. Después de su coronación


había logrado gobernar durante mucho tiempo. Sin embargo, luego de un tiempo,
algo en su corazón cambió. Comenzó a abusar de su pueblo y a ignorar los gritos
de dolor de su gente. Puso soldados en todo su reino para que cumplieran la
función de espías con el objetivo capturar a todas las personas que se quejaran
sobre el emperador, para después ejecutarlas junto con sus familias y conocidos.
Si ocurrían levantamientos el emperador daba la orden de abrir las compuertas
del río para hundir a toda la ciudad bajo el agua, luego ordenaba rociar aceite a
todo el pueblo para después lanzar flechas con fuego y así quemar a cualquier
sobreviviente de la inundación, incluso a los bebés.

El reino poseía nueve provincias gobernadas por nueve marqueses —Kou—. El


emperador mando a matar a todos aquellos que poseían buen corazón y, debido
a eso, nadie se atrevió a detener al rey.

Para el Taiho la visión de semejante destrucción fue tan grande que enfermo
de shitsudou. El emperador aun arrogante afirmó que había cumplido con la
misión dada por Dios y, sabiendo ya su destino, ordenó que se le construyera una
enorme tumba en su memoria. Se construyeron dos fosas enormes, una para el
Taiho y otra para el rey. Durante la excavación fueron asesinados brutalmente
varios trabajadores, los cuales fueron apilados al pie de una alta colina. Junto al
rey fueron enterradas las concubinas y las criadas que sirvieron al emperador,
se dice que fueron alrededor de ciento treinta mil.

Kyou-ou murió justo cuando su tumba fue terminada. El reino ya era estéril y
varios pueblos y campos fueron destruidos para ese momento, sin embargo, al
escuchar la muerte del emperador la gente que estaba respirando con dificultad
debido a todas las torturas e injusticias sufridas rugió en gritos de alegría.

Tan fuertes fueron sus gritos que se dice que llegaron a ser escuchados desde
todos los reinos.

~ 16 ~
Capítulo 1

La esperanza del pueblo cayó en el siguiente emperador, sin embargo, este se


negaba a aparecer. En este mundo los emperadores son seleccionados por los
Kirin. Los Kirin son bestias celestiales que reciben revelaciones del cielo al ver
al próximo rey o reina que gobernará su reino. Luego de seleccionar al emperador
el Kirin se quedará a su lado como su fiel sirviente recibiendo el nombre de
Taiho. Sin embargo, si el kirin no escoge a un rey antes de cumplir treinta años,
este muere y sobre el reino se rige el caos y la desolación.

El emperador gobierna la tierra y equilibra la naturaleza de la nación. Una vez


que el emperador muere su reino cae y las catástrofes son inevitables. De esta
forma, la tierra que ya estaba estéril debido a la caída de Kyou-ou ahora se
encontraba aún más estéril debido a esta catástrofe. Al final la gente ni siquiera
tenía la fuerza para llorar por su desgracia.

—De esta forma comienza la desolación.

De pie sobre una pequeña colina, Rokuta movió sus ojos y miró al hombre que
estaba a su lado. El hombre se encontraba observando esta tierra estéril.

Rokuta, o más bien Enki, se ve como un chico de trece años, sin embargo, él
no es humano. Es el Kirin del reino de En, y el hombre a su lado es el rey que él
ha escogido.

— ¿Quieres un reino? —Rokuta le había hecho esta pregunta al hombre a su


lado. Sin embargo, el reino se encontraba destrozado y no había prácticamente
ninguna tierra o pueblo que se pudiese gobernar. —Si eso es lo que quieres, yo
puedo darte uno.

—Sí, eso es lo que quiero.

El hombre había respondido sin dudarlo. Ahora, sin embargo, se hundía en sus
pensamientos mientras observaba la ruina que tenían delante.

~ 17 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Él nunca habría pensado en tanta desolación.

«¿Va a renunciar al trono? ¿Es él un buen rey?» —Era lo que Rokuta pensaba
mientras miraba al hombre.

Este pareció sentir los ojos de Rokuta sobre él, y se volvió inesperadamente,
con una sonrisa en su rostro.

— ¡Esta es una espléndida vista de la nada!

Rokuta solo asintió con la cabeza.

—Crear un reino desde cero ¿eh? Eso es una gran misión. —El hombre decía
aquellas palabras como si en realidad no fuera algo en lo absoluto difícil. —Si no
hay nada con lo cual empezar eso solo quiere decir que podemos hacer las cosas
a nuestra manera. Es mucho más fácil construir un reino propio que reconstruir
uno ajeno ¿No?

El hombre alzo la voz y comenzó a reír, como si delante de ellos no se


encontrara un reino desalado con pueblos destruidos y campos estériles.

Rokuta miró hacia abajo, sintiendo ganas de llorar.

— ¿Qué pasa?

La voz de aquel hombre sonaba cálida. Rokuta suspiro profundamente.


Finalmente se dio cuenta que aquel peso que se encontraba sobre sus hombros
había desaparecido.

—Bueno, —dijo el hombre mientras ponía su mano sobre el hombro de Rokuta.


—Vamos al Monte Hou para poder comenzar a construir este reino.

~ 18 ~
Capítulo 1

Ahora todo lo que sentía sobre sus hombros era el peso de una cálida mano.
Rokuta había nacido hace trece años. Para un niño de trece años, el peso de un
reino era demasiado grande. Pero ahora, por fin había encontrado a la persona
que se haría cargo de ese peso.

Rokuta se volvió hacia el hombre a su lado, este le dio unos golpecitos en el


hombro y se alejó.

—Te lo encargo.

El hombre se echó a reír.

—Déjamelo a mí.

~ 19 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 2

R okuta dijo con algo de aturdimiento:

—Es tan verde.

Rokuta contemplaba el verde de Kankyuu a través del Mar de las Nubes en el


patio del palacio.

El nuevo emperador ya había reinado por veinte años y el reino comenzaba


poco a poco a revivir.

El Monte Kankyuu se encuentra en una de las ciudades del reino de En. En la


cima de esta montaña se encuentra el Palacio Imperial el cual recibe el nombre
de Genei. La cima de esta montaña no es más que una isla que flota en el mar sin
límite de las nubes.

En el alto cielo, el Mar de las Nubes —Unkai— separa al mundo de abajo del
de arriba. E incluso cuando se observa desde el suelo, no se puede ver que existe
agua en el Mar de las Nubes. Uno solo puede ver las nubes, que son las crestas
de las olas golpeando el pico del Monte Kankyuu. Mirándolo desde el cielo, el mar
es transparente y posee un ligero color azul muy tenue, y parece tener la
profundidad de la altura de una persona. Sin embargo, si una persona bucea para
llegar al fondo jamás lograría llegar al otro lado. El agua es transparente y se
puede mirar directamente a través de ella el exuberante mar verde de los
campos de trigo, el verde revivido de las montañas, los árboles que protegen las
chozas y los pueblos.

—Bueno después de reinar tanto tiempo uno podría decir: ¿Veinte años y sólo
se ha logrado esto?

~ 20 ~
Capítulo 2

Rokuta se cruzó de brazos y hundió su barbilla en ellos. El agua del Mar de las
Nubes golpeaba al pie del balcón.

—Aunque en realidad es un gran logro. Cuando entré al palacio Genei no podía


ver nada a excepción de un oscuro fondo negro.

Era solamente un gran pedazo de tierra gris y sin vida. Gracias a los últimos
veinte años el reino fue capaz de ponerse en pie nuevamente, y esa tierra gris y
sin vida fue cambiada por una tierra verde y fértil. Aquellas personas que se
escaparon a reinos vecinos fueron regresando gradualmente, y los cantos de los
agricultores se hicieron más y más fuertes cada año.

—Taiho.

—… ¿Sí?

Rokuta se volvió con los brazos aun cruzados. Un comisario sonreía mientras
cargaba unos papeles.

—A pesar de su apretada agenda usted también se ha preocupado por los


asuntos de la tierra, es por eso que me gustaría agradecerle en nombre de las
personas del reino, señor, ya que la cosecha de trigo es abundante este año. Sin
embargo, si no es mucha molestia me gustaría ocupar un poco más de su tiempo
para solucionar un pequeño problema relacionado con uno de mis informes.

—Te escucho. Continua.

—Tal vez le suene grosero, pero le agradecería si usted de verdad me


escuchara por unos minutos, señor.

—Hablo en serio, si estoy escuchándote. De verdad.

~ 21 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

El comisario dio un profundo suspiro.

—Por favor deje de actuar tan infantilmente y al menos gire su cabeza para
mirarme.

Rokuta estaba sentado en una cabeza de porcelana de león en el patio. Ese


lugar está un poco más alto que las sillas. Sus piernas, las cuales no podía dejar
de mover aun cuando está prestando atención, se balanceaban suavemente y
colgaban ligeramente contra la valla.

Rokuta giro su cabeza y mostro una amplia sonrisa.

—Sigo siendo un niño, ya sabes…

—Ya veo, ¿Podría decirme su edad amo?

—Treinta y tres.

Rokuta ya estaba en la treintena, pero su apariencia era la de un niño de trece


años. Esto no era raro en lo absoluto ya que los que viven en los cielos nunca
envejecen. En el caso de Rokuta, que había dejado de crecer en cuanto entró al
Palacio Genei, podría haber estado mejor si hubiera crecido un poco más: los
Kirin alcanzan la madurez entre la adolescencia y los veinte años. Su
comportamiento no era muy maduro, era más bien el de un niño de trece años de
edad. Tal vez era porque su cerebro dejó de crecer junto con su apariencia
física, o tal vez era porque las personas lo juzgaban por su apariencia y lo
trataban como a un niño.

Por cierto, la edad que Rokuta mencionó fue calculada por el recuento habitual
de años en servicio, ya que la edad se utiliza para fines relacionados con el
servicio público obligatorio.

~ 22 ~
Capítulo 2

—Mi señor, ambos tenemos las mismas responsabilidades sobre nuestros


hombros, por lo que no considero adecuado actuar de esta forma considerando
nuestra edad. Usted Saiho debe apoyar al emperador y asegurarse que se lleven
a cabo acciones políticas que beneficien al pueblo. Él es el gobernador, el único
que posee el título de Kousyaku entre los ministros. Por favor tenga un poco de
autoconciencia sobre su comportamiento, mi querido señor.

—Yo me haré cargo. Se trata sobre la represa de Rokusui, ¿verdad? Pero,


¿Por qué no le dices al emperador?

El magistrado imperial era un hombre pálido y delgado, con facciones


delicadas. Aunque, sin embargo, puede ser muy engañoso. Su nombre era Shukou.
El emperador lo nombró Mubou —lo cual significaba “el descortés” — y no sin
razones.

—Entonces voy a hacer precisamente eso. ¿En dónde podría estar su Alteza?

—Conociéndolo debe andar persiguiendo faldas en Kankyuu o algo así.

Una leve sonrisa se elevó en la cara amable de Shukou.

— ¿Sabe el Taiho que el magistrado imperial vendrá en unas horas para traer
a colación el tema de los diques del río Rokusui?

—Ah, ¡Lo tengo! —Rokuta dio una palmada. —Cuando se trata de inundaciones,
el ministro del ramo es el que debe estar manejando el asunto. No es tu trabajo,
¿No?

El ministro imperial es el encargado de hacer cumplir la ley y los asuntos


judiciales. Más específicamente, se encarga de supervisar la conducta y el
comportamiento de los otros ministros. El control de las inundaciones está bajo
la jurisdicción del ministro de la tierra, es decir, que el suelo y la infraestructura
le corresponden al Suijin.

~ 23 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Aunque de manera más formal, es el Chousai —quien preside al Rikkan y el


ministerio de la Tierra— quien debe informar al emperador sobre estos
problemas.

—No, no es mi trabajo. Sin embargo, el reino de En entrará en su temporada


de lluvias. Si no se toman las medidas de control contra las inundaciones, esa
tierra verde que el Taiho mira con tanto placer, acabará bajo el agua. Es por eso
que esta clase de cosas necesitan de la aprobación antes de que sucedan. ¿Dónde
está su Alteza?

—Hmm.

—Me pidieron que se encargaría de este asunto hoy, en este momento, y nada
menos que el propio emperador. Un hombre de palabra no rompe sus promesas.
Su alteza es el que dirige a los ministros.

—Bueno esa es la clase de persona que es. Él realmente sólo va haciendo las
cosas a medida que surgen.

—El emperador es el pilar central que sostiene el reino. Cuando se tambalea,


también lo hace el reino. Él no asiste al Consejo Imperial y no se lo ve por ningún
lado cuando llega el momento de ejercer sus funciones oficiales. Déjeme
preguntarle ¿Cuánto tiempo cree que un gobierno puede seguir en tales
condiciones?

Rokuta rodo sus ojos y miro a Shukou desde arriba.

—Creo que deberías hacerle esa pregunta a Shouryuu.

Las elegantes cejas de Shukou se torcieron nuevamente. Abruptamente


golpeó el escritorio con el fajo de documentos.

~ 24 ~
Capítulo 2

— ¿Cuántas veces ha asistido el Taiho a las reuniones del Consejo Imperial de


este mes?

—Umm —Rokuta miró su mano derecha y comenzó a contar con sus dedos.
—Bueno, contado hoy y la última vez y…

—Cuatro veces, si no le importa que lo diga.

El ministro imperial no posee un cargo lo suficientemente alto como para


asistir al Consejo. Cuando Rokuta lo miró con una expresión ligeramente
sorprendida, una sonrisa plácida subió a la cara de Shukou.

—Se pueden escuchar las quejas de los ministros por todo el Palacio Imperial.
¿Sabía usted que el Consejo Imperial se convoca todos los días?

—Eso fue…

—Sí, su Alteza ha cambiado eso y ha hecho que el Consejo se junte cada tres
días. Aun así, cada tres días al mes serian diez veces. ¿A conclusión debo llegar
del hecho que el mes está por terminar y el Taiho ha asistido al Consejo sólo
cuatro veces?

—Umm…

—Y su Alteza ha aparecido en el Consejo Imperial ¡SOLO UNA VEZ! ¿Qué es


lo que su majestad y el Taiho imaginan que hace el Gobierno Imperial en ese
sitio?

Un fuerte estruendo resonó. Una silla se volcó en el balcón. Al mirar a la


dirección de sonido Rokuta se dio cuenta que Itan, el Suijin, estaba esperando
allí desde hace un tiempo.

~ 25 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

A diferencia de Shukou, el Suijin parecía que explotaría. Las venas de la


frente palpitaban. Sus hombros temblaban.

— ¡¿Por qué no se encuentra en el Palacio Imperial como se supone que debería


estar?! ¿Qué es lo que sucede con el rey y sus subordinados en este reino?

—Itan ¿Cuándo fue que llegaste?

La mirada en los ojos de Itan casi congeló la sonrisa amable en el rostro de


Rokuta.

— ¡Por Dios! ¡No son más que derrochadores y vagos! ¡Es un milagro que el
reino de En se mantenga unido!

—Daibu, Daibu. —Shukou lo reprendió, manteniendo una sonrisa irónica en su


rostro, pero Itan ya se había vuelto sobre sus talones.

—Daibu, ¿A dónde va?

— ¡Voy a arreglar este asunto yo mismo!

Rokuta lo vio salir y suspiro.

—Si que es imprudente.

El apodo de Itan era Chototsu, lo cual significaba eso justamente. Y, de nuevo,


no había sido nombrado así sin razón.

— ¡Ay! —Dijo Shukou, sonriéndole a Rokuta. —Yo no soy tan corto de genio
como él. Pero tampoco me falta mucho para acabar así.

—Si tú lo dices.

~ 26 ~
Capítulo 2

—Cuando su Majestad no asiste a las reuniones del Consejo Imperial, nada se


resuelve, nada se aprueba. Por eso mismo Itan realiza peticiones formales al
Emperador, el cual le dice que lo hablará después y se le otorga un día y un
horario. Como hoy. A esta hora. Y debido a que espera y espera y su Alteza no
aparece, decide relevar el cargo al consejero del Emperador, el Taiho. Pero el
Taiho no se encuentra por ningún lado.

—Si, bueno, umm…

—Cuando este tipo de cosas comienzan a suceder a diario, debo tomar


medidas necesarias. Con el debido respeto, ni el emperador, ni el Taiho deben
esperar ser tratados como guantes de seda cuando se trata de asuntos
imperiales.

Rokuta respondió con una risa débil y una inclinación de cabeza.

—Voy a enmendar mi camino.

Shukou sonrió amablemente.

—Que usted escuche mis palabras me reconforta, pero, ¿Entiende el punto


de esta discusión?

—Lo entiendo, lo entiendo. En serio.

—En ese caso —Shukou sacó un libro de su bolsillo y se lo entregó a Rokuta.


—Este es el primer volumen de las “Crónicas Divinas de la Gran comunidad
Columnata”, detalla las obligaciones y responsabilidades del emperador y del
Taiho. Como prueba que usted está tratando de enmendar su camino, me gustaría
pedirle que copie la sección que detalla las ausencias del Consejo Imperial.

—Shukou…

~ 27 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Seis ejemplares para mañana deberían ser suficiente. Eso seguramente no


debería ser mucho trabajo para usted, ¿verdad?

Rokuta miró a Shukou.

— ¡No puedo perder mi tiempo haciendo ese tipo de cosas! ¡Todos asuntos del
gobierno se atrasarían!

Una inocente sonrisa subió a la cara amable de Shukou.

—A estas alturas, otro día de retraso difícilmente hará una gran diferencia.

~ 28 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 3

S
acudido por una fuerte brisa, Shukou camino por los pasillos del Palacio
Imperial y salió del Palacio Interior.

En era el reino noreste en el grupo de los “Cuatro Estados” —Sai, Kyou, En y


Kou—. Era una tierra fría, desgastada y enfriada por los vientos secos que vienen
del noreste durante el invierno, y es azotado por las brisas frías que soplan
desde el mar Negro en verano.

El verano cae rápidamente. Los vientos dominantes disminuyen día a día. La


tierra se calienta por el sol aumentando la temperatura. Los veranos son frescos
y la lluvia rara vez cae, convirtiéndose en un lugar no muy adecuado para el
cultivo de plantas.

Los otoños, por el contrario, son largos, ventosos y cálidos. Entonces el viento
se levanta y de la nada el invierno se presenta precipitadamente.

Por encima del Mar de las Nubes, el Palacio Imperial está aislado de las
estaciones que se dan en la tierra. Pero en ese momento, la brisa soplaba
indiferentemente. El otoño pronto se presentaría. Al final del otoño se produce
un mes de lluvia. Luego de la lluvia llega el joufuu, los vientos fríos, los cuales
hacen llegar huesos y cuerpos que provienen del Reino de Tai.

—El Rokusui, solo puedo esperar que estemos a tiempo. —Shukou miro al oeste
por el Mar de las Nubes y se preguntó de nuevo. — ¿Estarán los diques en su
lugar antes de que lleguen las lluvias?

El poderoso río Rokusui fluye de la provincia de Sei, el hogar de Kankyuu, a la


provincia de Gen en el Mar Negro.

~ 29 ~
Capítulo 3

La provincia de Gen es conocida por sus amplias llanuras y campos fértiles,


formados a partir de los sedimentos dejados por la inundación anual del Rokusui.

La zona había sido inhabitable desde que el emperador Kyou destruyo los
diques frente al mar a lo largo de la costa. Los refugiados que, finalmente, habían
vuelto a sus casas, habían comenzado con los trabajos de restauración. El
número de asentamientos era grande y su crecimiento estaba más allá de la
capacidad de la provincia que el gobernador de Gen podía manejar.

Para empezar, no tenía autoridad real para poner en práctica ninguna medida
de control de inundaciones. Los gobernadores de las provincias designados por
el anterior emperador aún no habían sido tratados correctamente con el actual.
La mayoría de ellos mantuvieron sus títulos mientras esperaban a ser despedidos
por el nuevo rey.

Shukou suspiro y volteo, solo para encontrarse con Itan subiendo la escalera
de piedra.

— ¿Cómo te fue? —Pregunto Shukou con una sonrisa.

— ¡Oh!, lo tome del cuello y lo arrastre de vuelta aquí. Está en el Palacio


Interior cambiando sus ropas.

Lo cual significaba que habían pasado a través de la Puerta Prohibida en su


camino al Palacio Interior. Luego de decirle todo lo que tenía que decirle,
aparentemente había salido por la puerta Sei.

Por encima del Mar de las Nubes, solo se puede acceder al Palacio Genei a
través de la Puerta Prohibida. El corredor que sube la montaña desde su base en
Kankyuu a la cumbre pasa a través de cinco puertas. Por tradición, sólo el
emperador y el Taiho tienen acceso a la Puerta Prohibida.

~ 30 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

A Itan se le había concedido una extensión especial para pasar por ella, a
pesar de ello el demostró ser realmente estricto con la ley y no abusó de ese
privilegio.

—En ese caso yo también iré allí. Hay algunas cosas que necesito sacar de mi
pecho.

—Por favor no te contengas. Dile exactamente cómo te sientes. ¿Dónde crees


que lo encontré?

—Bien…

—Jugando en un burdel de Kankyuu, donde al parecer perdió todo lo que tenía.


Puso su caballo como garantía y se quedó allí atascado. Cuando me encontré con
él, estaba barriendo el lugar con una escoba, realizando trabajos de limpieza
para pagar su deuda.

Shukou rió en voz alta.

—Así es Shouryuu para ti ¿Pagaste su deuda?

—Él no es el primero que intenta huir luego de perder todo su dinero ¿sabes?
Si no hubiese pagado su deuda no habría salido de ahí hasta pagarla por
completo. No podía agarrar al propietario del cuello y decirle: Él es el emperador
¿Podría perdonar su deuda? Habría sido una gran decepción para sus súbditos
ver al poderoso rey de En reducido a un estado tan lamentable.

—Sin duda.

En se había tambaleado al borde de la destrucción una vez. Fue así como se


mantuvo por un largo tiempo, entre la estabilidad y la ruina. La ascensión de
Shouryuu al trono fue la respuesta a las oraciones del pueblo.

~ 31 ~
Capítulo 3

Lo último que necesitaban era ver como habían sido contestadas sus
oraciones.

—Ese hombre es demasiado feliz y despreocupado para su propio bien.

Shukou no pudo evitar sonreír para sus adentros. Es difícil imaginar a


cualquier funcionario judicial que entablara cualquier trato con el emperador
regularmente describirlo de esa forma.

Itan una vez desempeño el cargo de Denryou, el ministro responsable de la


contabilidad de ingresos fiscales y la gestión de la población. Tras el cambio de
régimen, fue elegido como Suijin. El emperador lo apodo “Imprudente” y le
otorgó una amplia gama de privilegios especiales.

Tenía libre acceso a los dormitorios del emperador, podía usar la Puerta
Prohibida, montar su caballo en el Palacio Interior y no tiene que doblegarse en
la presencia del emperador. Reprenderlo a sus espaldas, sin embargo,
probablemente no estaba en la lista.

—Es un hombre de gran corazón, que es probablemente la razón por la que


todavía conservamos nuestros trabajos y nuestras cabezas.

Cuando el emperador recién coronado estaba sentado en su trono en el Palacio


Genei y los ministros y los funcionarios judiciales se habían reunido a su
alrededor para cantar sus alabanzas en medio de estas festividades, Itan había
agarrado los registros del censo y los había arrojado a los pies del emperador.

Itan hizo una mueca.

—No desenterremos historia antigua.

~ 32 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Hace miles de años, en los principios de los tiempos, Tentei, el Dios Creador,
llego desde el cielo y levanto los Doce Reinos. Un ser humano fue elegido y
colocado en el trono de cada reino.

La selección del mismo es hecha por el kirin. No hay más de un kirin en cada
reino, una bestia divina de gran poder que escucha la voluntad del Tentei. El kirin
nace en el monte Hou —Conocido como Taishan en China— en el centro del mundo.
Aquel que quisiera convertirse en emperador debe escalar el Monte Hou y
reunirse con el kirin. Este viaje al Monte Hou para determinar la Voluntad Divina
a través del kirin fue llamado Shouzan.

Así que ¿Por qué Itan arrojo los registros del censo a los pies del rey en el
trono?

— ¿Por qué la ascensión al trono ha tardado catorce años? Seis años es más
que suficiente para que el kirin elija al siguiente emperador ¡Tú estuviste dando
vueltas por ocho años antes de ir al Monte Hou! ¡Ocho años desperdiciados! Estos
son los registros de los censos de esos ocho años. ¡Mira con tus propios ojos la
cantidad de personas que murieron en Kankyuu durante ese tiempo!

La atmosfera alegre de la coronación se tornó amarga como la muerte. Itan


miro al emperador sentado en el trono. Con una mirada de profunda intriga en
su rostro, el emperador miró de derecha a izquierda los registros del censo que
Itan había arrojado a sus pies.

Eso fue probablemente algo imprudente. Itan solo quería comunicarle al nuevo
emperador el estado lamentable en el que el reino de En se encontraba. Tenía
que ver la magnitud de la destrucción para creerlo. La sala del trono y el palacio
circundante estaban bañados por la luz sobre el Mar de las Nubes. El mundo de
abajo estaba lleno de muerte y ruina.

~ 33 ~
Capítulo 3

Hasta el último de ellos se aferraba a la esperanza de que, con la ascensión


del nuevo emperador al trono, el mundo comenzaría a enderezarse. Itan no era
tan ingenuo como para creer que solo eso sería suficiente.

Él lo sabía, sabía que tal insolencia le pondría un fin rápido a su vida, Itan era
un hombre suicida.

Durante el reinado del emperador Kyou, él permaneció fiel mientras aún


estaba en su puesto, había tratado de no despertar el desagrado del emperador,
y a la vez intentaba tener la conciencia limpia. Por lo tanto, caminaba en una
cuerda floja entre la moral, la ética y la política, y se las había arreglado para
mantener su cabeza sobre los hombros.

Todos los ministros decían que con el nuevo emperador llegaría un nuevo día,
un nuevo comienzo. Excepto que el emperador no podía borrar lo que ya había
sucedido. No puede traer a los muertos a la vida. Itan despreciaba a los
ministros por olvidar todo eso y celebrar la coronación sin pensar, mismo
desprecio sentía hacia el emperador por las mismas razones.

Sin importar que, no sería probable que el emperador olvidara el incidente de


esta forma. Ser ejecutado el mismo día de la coronación por su imprudencia les
obligaría a recordar a los demás ministros el despotismo del anterior emperador
Kyou. Sin duda esto los traería a la realidad nuevamente.

Sin más, Itan sólo esperaba que esta muestra de insolencia cayera como una
piedra sobre las brillantes celebraciones.

Miró al emperador. El emperador le devolvió la mirada. Durante un largo


momento, el aire pareció congelarse. Todos los demás ministros estaban de pie
a su alrededor como estatuas.

El emperador fue el primero en moverse.

~ 34 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Bajo del trono, recogió los registros del censo, les sacudió el polvo, y con una
sonrisa y un giño le dijo a Itan:

—Voy a echarles un vistazo.

Itan lo miró con incredulidad hasta que los guardias lo sacaron. El entonces
Daishito —ministro de la tierra— lo despojo de su posición. Itan obedientemente
volvió a su casa y espero el juicio bajo arresto domiciliario.

No iba a salir corriendo. Además, con la duplicación de los guardias apostados


en la puerta principal, sería imposible. Él permaneció confinado por cinco días.
En el sexto, un mensajero del Palacio Imperial llamó a su puerta delantera y
pronunció el veredicto: había sido reintegrado a la corte y nombrado como
Suijin.

Cuando el atónito Itan regreso al Palacio Imperial para expresar su


agradecimiento, el emperador, con una sonrisa dijo:

— ¡Ah, ahí está Itan el Imprudente! —El apodo se le había pegado desde
entonces.

—En ese momento fui presentado como ministro junior. He oído rumores
sobre cómo fue que terminé ahí aun con mi cabeza sobre los hombros.

Shukou le sonrió, cosa que sólo dejó desconsolado a Itan. Sin importar lo
interesante que otros encontraran la historia, para él era cualquier cosa menos
un motivo de risa. Honestamente pensaba que iba a morir.

Naturalmente, al comienzo Itan no sentía nada más que respeto por el


emperador y no expresó una palabra de queja. Pero esa cortina de devoción se
terminó demasiado rápido. No había nada digno de admirar en ese hombre.

~ 35 ~
Capítulo 3

¿Cómo iba a reverenciar a un emperador que desperdiciaba todo su dinero y


tiempo en un burdel en vez de atender los asuntos importantes del Estado?

—Francamente, me regaño a mí mismo por dejarme engañar tan fácil por su


supuesta magnanimidad. Él no es magnánimo. Es un perezoso.

—Itan, ¿No crees que deberías de cuidar tu lengua y hablar con un poco más
de prudencia? Cuidar tu modeles y tener un poco más de deferencia harían
maravillas a tu paz interior.

Itan miró a Shukou.

—No eres nadie para decir eso.

Shukou fue originariamente un subministro en el Ministerio de primavera, que


se adjunta al Naishi, el escriba imperial. Durante una visita de inspección, se
había dirigido al emperador directamente:

—Hemos estado trabajando bajo el nombre del antiguo emperador. ¿Dígame


Su Majestad como debemos llamarlo” Kou-o” el próspero o “Metsu-o” el
destructor? ¿Vas a hacer renacer de las cenizas a el reino de En o a hundirlo en
ellas nuevamente?

Cuando Itan le recordó eso, Shukou le respondió con una leve sonrisa.

—Yo solo estaba cumpliendo con mi deber de buen Barón. Al parecer, es la


mejor forma de ganar una promoción por aquí.

—Eso no funcionó conmigo. Sucedió el tercer día de la coronación. Yo todavía


estaba bajo arresto domiciliario.

— ¿Oh? Mi memoria debe estar fallando ha de ser la vejez.

~ 36 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Itan frunció el ceño y miró la cara de Shukou. Aunque sus rostros juveniles
sugieren lo contrario, sus edades verdaderas sugieren que ya están entrados en
años.

—Bueno, ese ministro junior es ahora el Magistrado Imperial, por dios, Su


Alteza sí que es un hombre generoso.

«A mí no me importan mucho los nombramientos», —había respondido el


emperador.

La descortesía de Shukou y la imprudencia de Itan tenían mucho en común.


Shukou también sabía que estaba poniendo su vida en riesgo. Ni siquiera era un
ministro, sino un funcionario de bajo rango contratado como asistente personal
del Naishi. Abordar al emperador de esa forma era una clara ofensa. Él podría
haber sido ejecutado en el acto.

En cambio, el emperador frunció el ceño y dijo:

—Supongo que le diré no a ambos. Sería vergonzoso que se refirieran a mí con


ese lenguaje prosaico.

— ¿Eh?, —fue la respuesta de Shukou.

El emperador volvió la mirada directamente sobre él.

— ¿Con todos tus talentos literarios, eso fue lo mejor que tu brillante mente
de escribano podía inventar? Por lo menos podrías haber dicho algo más
ingenioso.

—Um-ah por supuesto.

—Me pregunto si eres realmente adecuado para ser un escriba.

~ 37 ~
Capítulo 3

«Probablemente no», —fue la vergonzosa conclusión a la que llegó Shukou.

La mejor resolución a la que podía esperar era su despido. Pero un entonces


un mensajero de la corte llegó con la noticia de que había sido promovido al cargo
de ministro del Naishi, un rango ministerial intermedio. Más tarde fue nombrado
Magistrado Imperial en el Ministerio de Otoño.

Itan dijo:

—Debe ser por eso que terminamos dentro de su círculo interno. Tal vez el
emperador tiene un gusto extraño hacia aquellos que dicen lo que piensan de
forma descarada.

—Ese puede ser el caso.

Shukou rió. Aunque al oír los pasos que se acercaban por el pasillo, su sonrisa
se borró de su rostro. Los que venían hacia ellos eran el Chousai junto con sus
asistentes. De acuerdo con el protocolo, Shukou e Itan se postraron y apartaron
del camino.

La voz del Chousai sonó.

— ¡Ah!, creo que este corredor continúa en el Palacio Interior.

—Tú, —dijo uno de los asistentes, dirigiéndose a Shukou. — ¿Qué estás


haciendo aquí? No creo que estés perdido.

Ni Shukou, ni Itan contestaron. Un número limitado de ministros tenía acceso


al Palacio Interior. Hubo un tiempo en el que a los de su rango no se les permitía
el acceso en absoluto. Ellos habían sido autorizados personalmente por el
emperador, obteniendo un tratamiento especial sin lugar a dudas. No fueron
pocos los que expresaron sus celos con comentarios sarcásticos similares.

~ 38 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Shukou e Itan se habían acostumbrado a ellos por ahora.

— ¿Eres quien dirige el Palacio Interior ahora?

—Si, —dijo Itan breve.

El Chousai dejó escapar un fuerte suspiro.

—Doy mi palabra. Como si su alteza tuviese algún interés en gobernar algo.

—Debe ser su hora de juego con sus mascotas preferidas.

—Interrúmpalo y recibirá un regaño ¿Cuándo en este mundo se va a esforzar


de igual forma en el gobierno?

—Es por todos estos subordinados que endulzan sus oídos y lo llevan por mal
camino.

Las voces burlonas pasaron por ellos como una brisa rancia. Ellos
probablemente regresaban a sus oficinas en el Palacio Interior. Itan espero a
que desaparecieran los sonidos de sus pasos antes de alzar su cabeza. Miró por
el camino de adoquines sinuosos a través de uno de los edificios.

— ¿Quiénes son los subordinados aquí? —Dijo con una sonrisa de desprecio.
—Son solo un montón de oportunistas corruptos que compraron sus puestos al
emperador Kyou.

Dejando el sarcasmo de lado, la descripción de Itan no estaba lejos de la


realidad. Cuando el emperador Kyou se desvió del camino, perdió todo interés en
el gobierno del reino. Los ministros explotaron esta situación para sus propios
beneficios marcando el despotismo.

~ 39 ~
Capítulo 3

Algunos compraron su nombre político con dinero. Cuando los sobornos no


fueron suficientes, recurrieron a saquear el Tesoro Imperial. En vez de
preguntarle al emperador sobre las atrocidades que estaba haciendo, avivaron
las llamas a su favor, viendo al reino quemarse ante sus propios ojos.

—Lo mejor es dejarlos ser. El sarcasmo es todo lo que sus pequeñas mentes
pueden manejar.

—Están culpándonos a nosotros por las maneras lascivas de Su Alteza. Porque


eso es lo que hacen, pintar a todo el mundo con la misma brocha.

Itan apretó los dientes. Shukou dijo con una sonrisa irónica:

—Bueno, palos y piedras, ya sabes.

Itan era Suijin, una posición equivalente a un Barón medio en el ranking de la


burocracia imperial. El Chousai era un marqués. Que el humilde Suijin, cuatro
niveles por debajo de él, disfrute de los privilegios especiales, mientras que el
Chousai no podía ni ver al emperador, sin pasar por intermediarios habituales,
obviamente lo molestaba.

No ayudó en nada que Shukou, un Barón de bajo rango, disfrutase de los


mismos privilegios que Itan.

—Como si eso fuera poco, ¿Eh? ¡Alguien tiene que hacer algo con esos tontos!

—No son noticia nueva para mí.

— ¡Seishou tiene mucho por lo que responder! Él es el más cercano a su Alteza


¡Debería agarrarlo del cuello y arrastrarlo hasta el trono!

Itan no pudo evitar hablar mal incluso del guardia personal del emperador.

~ 40 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Agarrado con la guardia baja, Shukou lo miro con sorpresa.

—Esto te tiene realmente mal.

— ¿Y a ti no? ¡Nos están haciendo parecer un par de tontos e idiotas,


arrastrando a su Alteza de un libertinaje a otro!

—Bueno, mantén la frente en alto. No dejes que esto te afecte.

— ¡Idiota! ¡Están hablando de ti también!

—Deja que balbuceen todo lo que quieran. Su Alteza reorganizará la


burocracia en cualquier momento.

Itan se detuvo a mitad de la escalera.

— ¿Acaso ese día llegará mañana o en algún futuro inmediato?

—El gobierno se ha establecido, la dirección ya fue decidida, el camino ya fue


trazado. Todo lo que queda por hacer es engancharse en el carro y empezar a
tirar. Una reorganización de toda la jerarquía ahora es demasiado pedir, pero
creo que es momento de sacudir un poco las cosas.

Los ministros y señores que sirven en las provincias fueron nombrados por el
emperador Kyou. Normalmente, deberían haber dimitido todos juntos luego de
la coronación del nuevo rey, de esta forma el nuevo emperador nombraría a un
nuevo grupo de ministros. Pero, debido a todos los asuntos urgentes que tenían
en las manos, las cosas habían quedado como estaban ahora.

Solo los señores de las provincias habían sido aprobados. Los Virreyes
imperiales fueron publicados en las provincias.

~ 41 ~
Capítulo 3

Los funcionarios públicos no fueron promovidos al rango ministerial a menos


que pudieran ser avalados personalmente.

Sin embargo, los parásitos y aduladores que habían estado por décadas bajo
el mandato del emperador Kyou, y eran igualmente cómplices de la persecución
de las personas, ya no podían ser ignorados.

—La corte imperial está en desorden. Los malditos que no fueron despedidos
empezaron a pensar que habían salido impunes y dejaron de lado sus
indiscreciones. No sabemos cuándo, ni cómo trataran de tirar la alfombra debajo
de nosotros. Por el momento, la discreción es la mejor opción que tenemos.

—Veinte años. Eso sí que es poder de permanencia. Aun así, casi ninguno de
esos hombres —humildes— ha experimentado un cambio.

—Solo porque las cámaras del Tesoro Imperial están vacías. No hay nada que
robar. Aunque ha habido más y más idas y venidas extrañas en los últimos
tiempos.

—Con la llegada de la primavera, todos los bichos que se enterraron bajo


tierra para pasar el invierno están empezando a moverse.

Itan pasó la vista por los edificios de los alrededores.

—Y que invierno más largo resulto ser.

En el momento de la ascensión imperial —en respuesta a las plegarias de la


gente— el Palacio Genei brillaba en plata y oro. Una vez terminada la ceremonia,
el mismo edificio había quedado de un color monótono. Por órdenes del
emperador, el Palacio Imperial había sido despojado de sus adornos. El oro, la
plata y las gemas preciosas, hasta las joyas que adornaban el trono en sí, se
vendieron al mejor postor.

~ 42 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Era así la profundidad de la pobreza en la que se encontraba En.

El número de edificios había sido reducido a la mitad. El emperador ordenó el


desmantelamiento, la madera y la piedra fueron enviadas al mercado. Sólo los
techos negros que se levantaban como picos negros en la montaña de Kankyuu se
mantuvieron sin cambios.

El Palacio Imperial, se dice que fue otorgado al emperador por el Señor de


los Cielos. Por consideración a esto, si bien algunos emperadores habían añadido
algunas cosas durante las sucesivas dinastías, ninguno había eliminado ninguna
parte de él.

Estos edificios, que habían sido añadidos a lo largo de la historia, fueron


despojados de sus ornamentaciones, luego desmantelados y vendidos parte por
parte para disminuir la deuda del reino.

—Háganlo, —ordenó el emperador.

Los funcionarios corruptos que habían saqueado el Tesoro Imperial y se


llenaron los bolsillos bajo el gobierno del emperador Kyou se quedaron en su
lugar. Él podría haber despedido a los ministros y a los señores provinciales y
confiscar sus propiedades y tierras, pero no tuvo el tiempo para hacerlo. La
restauración de las tierras y la cosecha de las granjas devastadas fueron sus
prioridades.

Los pastos y campos de arroz se quemaron y se perdieron. Se tardó veinte


años para que el agricultor pudiera arar el campo y realizar el cultivo de plantas
para mantenerse a él y a su familia. Los tesoros del Palacio Imperial se vendieron
a otros reinos, los almacenes vacíos no podían ni reemplazar las dagas de los
soldados, e incluso así habían logrado llegar a fin de mes.

~ 43 ~
Capítulo 3

—Piense en ellos como los depósitos de un banco. —Aconsejo el emperador.


—Las personas que celosamente guardan más de lo que gastan no sentirán la gran
perdida. Solamente los derrochadores lo sentirán. Cuando llegue el momento,
todo será restaurado.

Ese momento había llegado.

Itan dijo en voz baja:

—Es tan despreocupado como el día es de largo, pero él no es tonto.

Shukou sonrió.

—Solo digamos que él utiliza la mayor parte de sus habilidades de la manera


más bizarra posible.

~ 44 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 4

E
l emperador de En, y sus considerables pero bizarras habilidades,
estaba sentado en una de las habitaciones privadas del Palacio
Interior.

—Si, entiendo a donde quieren llegar. —Dijo Shouryuu, mirando alrededor de


los cuatro hombres que lo rodeaban acosándolo.

Itan también lo miró.

— ¿Lo entiende? ¿Eso es todo?

—Rectificaré mi camino.

—Nunca antes he estado una situación tan mortificante. La humillación que he


experimentado se quedará conmigo por el resto de mi vida.

—Es así, es así —un hilo de voz a sus espaldas le dio la razón, pero Itan no la
escucho.

—Ya lo creo, —dijo Shukou con un suspiro.

— ¿Exactamente qué posición cree su Alteza que está ocupando? Como el


capitán de un estado, ¿Cómo cree que va a mantener al resto de los ministros en
línea? Se supone que debes presentarte como un faro y un ejemplo para el reino.
Yo no podría mirar a mis súbditos a la cara después de esto.

—Por supuesto. —El hombre con rostro impasible que casi nunca dice nada
ahora tenía más que unas pocas palabras para decir. —Mi mandíbula se cae del
asombro.

~ 45 ~
Capítulo 4

» Esto es más de lo que puedo soportar a pesar de estar asociado a un idiota


imperial.

—Suikyou, ¿Incluso tú está quejándose de mí en voz alta?

Suikyou —Loco— era su apodo. Su verdadero nombre era Seishou, un joven


delgado, con piel morena y una frente pequeña. Sin embargo, como ministro de
asuntos militares, es el encargado de dirigir los detalles personales del
emperador como el Daiboku.

Seishou fue promovido de la Guardia del Palacio durante el mandato del


emperador Kyou. Un luchador ingenioso y hábil, que se decía que no tenía igual
en las artes militares. Fue arrestado por criticar al emperador, pero incluso el
corrupto emperador Kyou no pudo soportar la idea de ejecutarlo, por lo que en
su lugar lo mandó a prisión.

Después de la muerte del emperador, fue ordenada su libertad. Pero Seishou


dijo que, después de haber sido encarcelado por orden del emperador, sólo podía
ser perdonado por alguien con la misma autoridad. El hombre, terco, mantuvo
sus principios y se sentó en su celda cerca de cincuenta años hasta que un nuevo
rey ascendió al trono.

—Preferiría respetuosamente que no se refiera hacia mí de manera tan


condescendiente.

— ¿No te gusta?

—Por supuesto que no.

Itan le dio a Seishou un molesta y envidiosa mirada.

—Es mejor que el mío. Soy Chototsu —imprudente—.

~ 46 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

~ 47 ~
Capítulo 4

No podía haber mayor honor para un súbdito que el de ser renombrado por el
emperador, aunque esa satisfacción no era mucha si tu nuevo nombre era
Chototsu —Imprudente— o Mubou —Descortés— o Suikyou —Loco—. Tan lejos
como eso, era el apodo del Saiho, Rokuta, era simplemente Baka 1 —Tonto—,
porque el kirin era una mezcla entre un caballo y un ciervo.

El emperador estaba bastante satisfecho con su juego de palabras, aunque


era una broma nadie se más se reía de ello.

—El pesar de la vida. —Dijo Chotatsu con una expresión de dolor. —Nos hemos
convertido en nadas y nada menos que en el hazmerreír.

—Tiene razón.

Esta vez los tres voltearon al mismo tiempo para ver de frente al propietario
de esas interjecciones impulsivas.

— ¡El Taiho es tan culpable como él!

Las frías miradas cayeron sobre él. Rokuta se encogió de hombros.

—Hey, yo no soy el que tiene el hábito del juego.

—Puedo preguntar entonces, ¿Qué estabas haciendo durante tus ausencias


en la corte?

Presionado por Shukou, Rokuta forzó una sonrisa en su rostro.

— ¡Oh!, yo estaba fuera observando el, hum, la recuperación de los campos.

1
ACLARACIÓN: caballo en japonés es “Joba” y ciervo es “Shika” el emperador tomó el BA de “joba” y el KA
de “shika” y formo la palabra BAKA que en japonés significa TONTO.

~ 48 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Y podría resumir los resultados de esas observaciones? Ahora.

—Bueno… ah…

—Enano embaucador.

Rokuta miró a su señor.

—Para empezar, eres el único que vive un libre albedrío. ¡Y ahora me afecta a
mí! Sabes, no es gracioso.

—Dice el niño que se hace el idiota.

—Una cosa es ser idiota y otra es la deserción, huir de la ciudad.

—Seis de uno, media docena de la otra.

—La gravedad de una cosa u otra importa más que la cantidad de veces que
se hace.

Shukou dio un puñetazo sobre la mesa.

— ¿Podrían tomarse esto en serio por favor?

Shouryuu levantó la mano.

—Lo lamento. Luego de esto, voy a atender los asuntos del gobierno ¿Felices?

— ¿Podemos tomar tu palabra de que lo harás?

—Sería buena idea de cualquier forma, mantener un perfil bajo y calentar el


trono por un tiempo. Hay algo sospechoso en el oeste.

~ 49 ~
Capítulo 4

~ 50 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Los cuatro miraron a Shouryuu.

—El oeste…

Shouryuu sonrió.

—Provincia de Gen. Mejor nos preparamos porque algo está ocurriendo.

Itan no pudo evitar mirar detrás de él. Se había asegurado de revisar el lugar
antes de concretar esta reunión y había confirmado que no había nadie más allí.

—Eso es… —Al decir ella, el emperador se refería a la Provincia de Gen.

—Lo he escuchado en la calle. Los soldados de Gen se han estado presentando


en la ciudad varias veces al mes, los marineros borrachos derrochan su dinero
en los burdeles. Llegan con las manos vacías y se van con un gran cargamento.

— ¿Están comprando algo en Kankyuu?

—No sería un problema si se tratase de alimentos. Pero armas…

Shukou ladeo la cabeza a un costado.

—No puedo imaginármelos juntando la cantidad de armas necesarias para


armar una rebelión. Si están recorriendo la ciudad en búsqueda de armas, los
rumores nos llegarían tarde o temprano.

Shouryuu sonrió y se volteó hacia Seishou.

—La Armería Imperial está en Kankyuu.

Seishou estrecho la mirada

~ 51 ~
Capítulo 4

¿Estaba el administrador de la armería abasteciendo el mercado negro? El


emperador Kyou había acumulado una cantidad excesiva de material militar. Una
buena cantidad ya había sido vendido para reponer el Tesoro Imperial, saturando
el mercado y bajando los precios en el proceso. Como resultado, algunas armas
seguían apiladas.

— ¿El señor de la Provincia de Gen? —Dijo Shukou.

Itan asintió.

—Se atrincheró en lo profundo de su palacio y se ha negado a salir, primero


por temor a la desaprobación del emperador Kyou, luego por temor a las
represarías cuando murió, y ahora por temor a ser despedido. Dicen que es un
manojo de nervios.

—Una rata acorralada puede morder al gato. Está entre la espada y la pared,
su preocupación tiene fundamentos. Para empeorar las cosas, el jefe de gabinete
tiene una mente aguda y un gran ingenio de su lado. Su nombre es Atsuyu, hijo
del señor provincial, creo.

Itan parpadeó.

—Su Alteza está muy bien informado.

—Solo son algunos de los rumores que corren por la ciudad. Ignorar el
conocimiento común del pueblo puede ser un riesgo.

—Si, por supuesto. —Dijo Itan que parecía sinceramente impresionado.

Shukou lo miró y se aclaró la garganta.

—Con el debido respeto, Su Alteza…

~ 52 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Qué ocurre?

— ¡No hay necesidad de que usted se mezcle con los plebeyos y escuche sus
conversaciones, acechando alrededor, pretendiendo ser un espía!

Shouryuu rodo los ojos al techo. Rokuta le sonrió y se puso de pie.

— ¿Qué pasa Rokuta?

Al salir de la habitación, Rokuta lo miró por encima del hombro.

—Tal parece que el sentido que está tomando esta conversación no me


involucra en nada, me voy.

~ 53 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

PARTE II
CAPÍTULO 5

D
ejando al emperador al cuidado de Itan y los demás, Rokuta salió
hacia el balcón. El sol se estaba poniendo, dejando al Mar de las
Nubes en la oscuridad. El resplandor plateado de una luna
creciente se posaba en el Este.

—El olor de la sangre está en el aire.

La guerra se sentía en el horizonte. Considerando la cantidad de ministros


y señores provinciales que integraban el reino, era un milagro que una guerra
civil no se haya levantado antes.

Rokuta caminó por el patio, esa rancia brisa le traía un mal presentimiento,
él sentía una aversión natural hacia la guerra y el derramamiento de sangre.

«Déjamelo a mí», —había dicho Shouryuu.

Pero eso no había hecho que el conflicto sea menos odioso. Los soldados
iban a morir en masa mientras los civiles inocentes son arrastrados en la
vorágine de la guerra.

Rokuta llegó a uno de los anexos del palacio y casualmente empujó la puerta.
Se abrió con un crujido breve. La habitación del guardián de la puerta estaba
vacía. En circunstancias normales, el guardia de la puerta se encontraría ahí.
El Palacio Imperial estaba escaso de personal, el emperador Kyou había
ejecutado a muchos de sus criados.

~ 54 ~
Capítulo 5

Debido al gran número de nuevos ministros, no había tanto ajetreo y


bullicio como era de esperarse en un Palacio Imperial.

Este era literalmente el árbol de la vida.

Los padres que querían un niño lo solicitaban al árbol. Si el Cielo aceptaba


la petición, una fruta llamada ranka brotaba de una de las ramas. Diez meses
más tarde, un niño salía del “cascaron” de esa fruta. Sin embargo, antes de
que eso suceda, ese cascaron a veces puede ser arrastrado.

Rokuta había sido arrastrado. Así como Shouryuu, arrastrados por un


monstruoso fenómeno de la naturaleza llamado shoku.

Cuando las corrientes de dos mundos que se encuentran separados chocan,


sus caminos se cruzan, un ranka puede cruzar esa corriente y terminar dentro
del útero de una mujer en el otro mundo. Cuando nacen, esa “cascara” los hace
parecidos a sus “padres”, esos niños son llamados taika.

Él había sido arrastrado al otro mundo a través del mar, a la capital de


Hourai. Tenía un padre y una madre, un abuelo y una abuela, hermanos y
hermanas. Nunca se le hubiera ocurrido que él era un niño que teóricamente
no debería de existir en ese mundo.

Cuando Rokuta no era más que un niño, su casa se quemó. Se arrastraron


lejos del humo hacia la seguridad, encontrando a Kioto en un mar de llamas.
Pasaron la noche huyendo de la conflagración. Cuando llegó la mañana, sus
abuelos y una de sus hermanas estaban muertos.

Se trasladaron a las afueras de Kioto para escapar de los estragos de la


guerra. Pero no tenían nada ahorrado, ni almacenado, y con la capital atrapada
en la vorágine de la guerra, su padre no pudo encontrar trabajo.

~ 55 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Uno de sus hermanos murió, luego su hermana menor, y luego Rokuta fue
abandonado en las montañas.

No tenían otra opción si su familia quería sobrevivir.

Se salvó porque él venía de este mundo. Muerto de sed y de hambre en


medio de la montaña, Rokuta apenas logró mantenerse con vida. Se salvó
porque no era un ser ordinario. Era un Kirin.

Si Rokuta no hubiera sido un kirin, habría muerto en ese desierto, al igual


que muchos otros niños. En esa época, en ese lugar, un niño abandonado no era
algo inusual.

En esta tierra de montañas rotas.

Cuando llegaron las tormentas de la guerra, la desgracia cayó sobre las


almas ordinarias. En medio de las nuevas señales de vida, los rumores de una
nueva guerra estaban haciendo eco a través de la tierra. La amarga ironía picó
su corazón.

Colinas y valles devastados, ríos de sangre, niños huérfanos condenados a


la pobreza y a la muerte.

Antes de ocupar su lugar en el trono, Shouryuu dijo que quería ver cómo
era este reino. Miró hacia abajo desde la cima de una colina, pero no había
nada para ver. Solo veinte años habían pasado desde entonces. Los niños
crecieron convirtiéndose en adultos en ese lapso de tiempo.

Al no tener una esperanza de vida fija, el emperador, el kirin, sus ministros


y criados a menudo pierden la noción del tiempo. Pero los años aún pasaban en
el mundo.

~ 56 ~
Capítulo 5

Esos niños abandonados en el desierto, ¿Dónde estaban ahora? ¿Qué sería


de ellos? La desgracia seguramente se volcaría sobre ellos nuevamente.

Rokuta alzo su mirada al cielo, hacia la luna creciente de plata alzada en el


cielo, destacando en el firmamento como una garra afilada.

—Kouya…

Rokuta había despertado sus sueños una noche para escuchar a sus padres
discutiendo sobre la manera de deshacerse de él. Y así otro niño despertaba
en lo profundo de la noche para darse cuenta que estaba a su suerte.

Lo que paso después ocurrió aquí en este reino. Hace dieciocho años, nada más
y nada menos que en la provincia de Gen.

~ 57 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 6

R
okuta se sentó a horcajadas sobre la espalda de Rikaku. Rikaku era
un youma y el sirviente de Rokuta. Solo un kirin podía tener a un
youma como sirviente. O eso es lo que siempre había supuesto.

Montando a Rikaku sobre el cielo, Rokuta estaba vagando por la costa de


la Provincia de Gen cuando pasó otra persona. Más específicamente, un niño
montando en un youma.

Apenas si tuvo tiempo para sorprenderse. El youma era un gran lobo con
alas y pico de un ave de rapiña, probablemente era un tenken, también llamado
“perro del cielo”. Un niño estaba montado en su lomo. Debido a la velocidad a
la que ambos iban, sólo se cruzaron por una fracción de segundo. Realmente
fue un encuentro casual.

Rokuta le ordenó su youma:

— ¡Regresa! ¡Vamos tras ellos!

—Taiho —advirtió Rikaku. —Era un youma.

Rokuta asintió.

Si, lo sé. Con más razón. Que un kirin tenga un shirei es una cosa ¿Pero por
qué un youma le permitiría a un niño montarlo? Lo que acabamos de ver no
tiene ningún sentido.

Buscando en el cielo sobre el mar, se encontraron nuevamente con el niño


montando sobre el youma rojo.

~ 58 ~
Capítulo 6

Él vio a Rokuta detrás de ellos y se encogió del miedo.

El youma pego un grito que le heló la sangre. El niño envolvió su brazo


alrededor del cuello de la bestia.

—No, no. No hagas eso. —Instó a la bestia, calmándolo.

Parecía más joven que Rokuta. Tenía un rostro pálido y ligeramente


marcado, y su cabello negro tenía reflejos azules. Si él fuese un kirin su
cabello sería del color del oro.

—Hey, —Rokuta lo llamó. Al ver al niño estremecerse, forzó una sonrisa


amable en su rostro. — ¿Quién eres?

El chico negó con la cabeza. Una fresca brisa provenía del océano. Su ropa
no era más que un montón de harapos.

—Me llamo Rokuta. No esperaba encontrarme a nadie como tú por aquí.


Esta es sin duda la primera vez que encuentro a alguien, en especial en aire.

El niño respondió con una pequeña inclinación de la cabeza. Rokuta tomo eso
como que era la primera vez para él también.

— ¿Hacia dónde ibas? ¿Tienes prisa por ir a alguna parte?

La única respuesta fue otro movimiento de cabeza.

Rokuta dijo casualmente con una sonrisa.

—Yo, me siento de humor para tomar el almuerzo. ¿Qué tal si vamos a


comer algo?

~ 59 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Los ojos del chico se abrieronɋ

— ¿Juntos?

Rokuta rió y asintió con la cabeza. Señaló hacia abajo a la orilla del mar. Su
impulso inicial era tomar al niño, pero un movimiento como ese podría
asustarlo y terminar con él huyendo lejos.

— ¿Qué dices?

El niño estiró la cabeza y se asomó para ver la cara del youma.

—Está bien. —Dijo.

Se asentaron en las dunas. Luego de comer fruta y pasteles de arroz,


Rokuta preguntó:

—Eso es un youma, ¿Verdad?

Él nunca había escuchado hablar de un youma siendo domesticado como un


perro. Todo el mundo decía que era imposible. El niño solo inclinó la cabeza.

— ¿Lo es?

Rokuta estaba asombrado

—Pero, ¿cómo haces para que un youma o youjuu vuele por los aires a tu
antojo? ¿Cómo lo domesticaste?

—No lo sé.

—No lo sabes dices… —Rokuta murmuró para sí mismo. —Increíble.

~ 60 ~
Capítulo 6

— ¿Lo es realmente?

—Claro que sí.

Se sentaron en la duna y hablaron. Ante ellos estaba el Mar Negro. Al otro


lado del mar, los picos de las montañas de Kongou, que rodeaban el centro del
mundo, se levantaban como un enorme muro.

Un niño que despierta en medio de la noche. Al día siguiente, es abandonado


en las montañas. De eso fue de lo que hablaron.

—Ya veo. —Dijo Rokuta, aún más sorprendido por este encuentro casual.

Dos niños, dos mundos diferentes, habían sido abandonados por sus padres
empobrecidos por los estragos de la guerra. Y aquí, contra todo pronóstico,
se acaban de conocer.

—Así que la gente del pueblo se confabuló para deshacerse de ti. Eso es
duro.

—Supongo que sí.

— ¿Cómo te llamas?

—No lo sé, —dijo el niño. —Debo haber tenido un nombre alguna vez, pero
no me acuerdo.

—Entonces fuiste arrojado al nido de un youma.

—Yo no fui arrojado. Grande2 me llevó allí.

2
ACLARACIÓN: “Grande” se refiere al youma, ese es el nombre que el niño le dio)

~ 61 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Grande?

El niño miró al youma detrás de él. El youma estaba cuidando al niño de


forma protectora.

—Grande estaba llevando comida al nido. Probablemente la perdió por el


camino.

—O tú eras la comida. ¿Pero él te crió?

—Si.

Una historia increíble, un niño siendo criado por un youma, nunca había
escuchado nada igual.

— ¿Qué hay de ti? ¿Este tipo de cosas suceden a menudo?

Rokuta miró a Rikaku, que observaba con recelo al youma. No le llegó


ninguna respuesta. Aun si le diera una orden directa, el shirei jamás divulgaría
información sobre sí mismo o los de su especie. Ellos eran realmente una
especie diferente.

Rokuta no presionó sobre el asunto. Se volvió hacia el chico.

—Lo bueno es que no terminaste muerto. ¿Así que has estado viviendo en
el nido del youma desde entonces?

—Salgo de vez en cuando para conseguir comida.

— ¿Grande no come seres humanos? —Preguntó Rokuta, aunque ya sabía la


respuesta.

~ 62 ~
Capítulo 6

Él no estaba sentado tan cerca del youma, pero podía sentir el fuerte olor
a sangre que desprendía. Sangre humana.

—Por supuesto que sí. Sino moriría de hambre.

Rokuta se aclaró la garganta y pregunto:

— ¿Tú también?

El chico negó con la cabeza.

—Yo no. Ni personas, ni animales. Grande me dice que lo haga, pero yo no lo


escucho. —Miró a Rokuta con ojos suplicantes. —Cuando ataca a las personas
o a los animales todos entran en pánico. Grande hace lo posible por
mantenerse fuera de su camino. Pero todos conspiran juntos y nos atacan, o
se dan la vuelta y corren en dirección opuesta.

—Eso es la gente para ti. —Dijo Rokuta con una sonrisa forzada y le dio una
palmadita tranquilizadora en el hombre del niño. —Estoy impresionado. Por
cierto, no puedes ir por ahí comiendo personas. Lo mejor sería que evitaras
atacarlos o evitar que ellos te ataquen.

—Claro. ¿De dónde eres Rokuta? ¿Eres de este lado del Mar?

—Así es, —dijo Rokuta con un movimiento de cabeza.

El chico se inclinó hacia adelante.

— ¿Sabes algo acerca de Hourai?

— ¿He?

~ 63 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Rokuta lo miró a los ojos.

—Y por Hourai tú te refieres a…

—El reino que se encuentra a través del mar oriental. Las personas ahí
nunca pelean o se hacen cosas malas unos a otros. Ahí es donde está mi padre.
Y quizá también mi madre. Los he estado buscando desde siempre.

Las lágrimas brotaron de sus ojos. Rokuta sintió una punzada en el corazón.
El padre del niño estaba probablemente muerto. En lugar de darle tan malas
noticias su madre le debió haber dicho que él naufrago por el mar oriental
hacia Hourai. Un cuento raro. Su madre lo había abandonado y, sin embargo,
continuó creyéndole y siguió buscando este reino de fantasía.

—Um, Hourai no bordea con este mar.

Los ojos del chico se abrieron con sorpresa.

— ¿No lo hace? ¿No son estas las costas orientales del mar?

—Este es el Mar Negro. Hourai limita con el océano que esta al este, el
Kyokai. Aun así, Hourai está muy lejos, no importa que tan lejos navegues
nunca podrás llegar allí.

No había forma de cruzar de esa manera. Se decía que sólo los magos de
la montaña y los youma podían cruzar. La gente común no podía, a excepción
de los ranka.

— ¡Oh!, ya veo… —sus hombros cayeron.

Buscaba a sus padres y por eso también buscaba Hourai. Al escuchar que
Hourai estaba al este, el vino aquí a las orillas del Mar Negro.

~ 64 ~
Capítulo 6

Pero al tener un youma a cuestas se convirtió en una amenaza a dondequiera


que iba. Rokuta podía imaginar perfectamente la reacción de la gente de los
pueblos al verlo en compañía de una bestia come hombres. El niño creyó que
si convencía a las personas que ese youma lo había criado y que no iba a
atacarlos, ellos le darían la bienvenida con los brazos abiertos.

—Lo siento.

No era culpa de Rokuta, pero el niño estaba tan abatido que no pudo evitar
disculparse.

El chico suspiro varias veces.

—Vamos —dijo.

El youma saltó de la roca donde se había sentado y se acercó a él. Apretó


la cara contra las plumas suaves, manchadas con sangre humana.

— ¡Ah!

Rokuta finalmente entendió lo que realmente estaba pasando. El niño no


había hablado mucho. Ahora que lo pensaba, casi la mitad de las cosas que dijo
no fueran más largas que el pitido de un ave. El kirin y los sirvientes de las
montañas podían entender el significado de los gruñidos de los animales, lo
que hace que suene en sus oídos como si fuese una conversación entre
humanos.

El youma acarició el cuello del niño con su pico y gruño suavemente. Rokuta
no escucho el gruñido como palabras, pero entendió el significado:

«Encontraremos nuestro propio camino».

~ 65 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

El chico levantó la vista abatido y se puso de pie.

—Tenemos que irnos.

— ¿Te quedarás por estos lados?

—No lo sé. Si Hourai no está aquí, no veo el punto para ello.

Rokuta abrió la boca para responder, pero se contuvo.

—Si me dirijo hacia una ciudad, la gente atacará a Grande.

—Probablemente.

Y ellos no atacarían solo al youma. Las piernas del niño, que sobresalían de
los harapos, estaban cubiertas con cicatrices dejadas por flechas.

— ¿No quieres vivir en una ciudad?

Él lo miro con duda y dijo por sobre su hombro.

— ¿Junto con Grande?

—Bueno, no creo que grande pueda ir también.

—Entonces, gracias, pero no.

Rokuta asintió.

—Si cambias de opinión, y tú y Grande llegan a tomar caminos diferentes,


puedes venir a Kankyuu.

~ 66 ~
Capítulo 6

—Kankyuu —repitió el niño para sí mismo.

—Búscame. Pero… tú no tienes un nombre.

—No.

— ¿Por qué no elijes uno?

—No conozco ninguno.

— ¿Te gustaría que yo te dé uno?

El rostro del niño brillaba.

—Por favor.

Rokuta lo pensó, sacudiendo la cabeza varias veces seguidas.

Luego dio una palmada y escribió dos palabras en la arena:

«KOU y YA»

— ¿Qué tal Kouya?

— ¿Qué significa eso?

—Significa: En el corazón de la noche

—Si —dijo Kouya con una mirada complacida, y felizmente repitió su


nombre varias veces más.

~ 67 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

«Probablemente jamás nos volvamos a ver», —pensó Rokuta mientras se


despidió de Kouya, pero sin embargo dijo:

—Si en algún momento te encuentras en un aprieto, ven a Kankyuu. Yo


trabajo en el Palacio Genei. Solo pregunta por Rokuta.

A horcajadas sobre el youma, el chico asintió con la cabeza mientras se


elevaba en la distancia.

— ¡Nos veremos algún día Kouya! ¡Cuenta con eso!

~ 68 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 7

P
ara cuando Rokuta regresó al palacio, Itan y el resto ya se habían
marchado. Shouryuu estaba sentado en su escritorio.

— ¿Has terminado con tu sangrienta charla?

—Por el momento. —Dijo Shouryuu, sus ojos estaban centrados en el trabajo


delante de él.

Miró para ver qué era lo que captaba su atención, Rokuta vio sobre la mesa
una hoja de papel y un volumen de Crónicas Divinas de la Gran Columnata.

—Así que Shukou también te dio esa tarea. Me pregunto quién está a cargo
aquí.

—Exactamente. —Shouryuu se cruzó de brazos sumido en sus pensamientos.

Rokuta se inclinó más y examinó la escritura:

«El emperador gobernará su reino con el dinero».

—Hey, ¿Qué es esto viejo?

«El emperador gobernará a su reino con misericordia, era la frase correcta».

—No querrás darle a Shukou más razones para enfadarse. Sabes que él se
toma las cosas muy en serio. No es simplemente un cabeza dura como Itan y
Seishou. Es como un elefante en ese sentido. Él va a recordártelo los próximos
dos o tres siglos, con una sonrisa en su rostro todo el tiempo.

~ 69 ~
Capítulo 7

—Me da igual. Si no te importa lo que diga la gente, todas las ocurrencias del
mundo son como el agua sobre la espalda de un pato. Me patinan.

—Ahora siento lástima por él.

—Yo había decidido transcribirlo de forma correcta. Pero es un poco


engorroso.

—Algunas veces me veo obligado a llegar a la conclusión de que eres un tonto.

— ¿Solo algunas veces?

—Si. El resto del tiempo yo sólo creo que eres un gran idiota.

—Pequeño bastardo.

Rokuta esquivó el puño que venía volando hacia él. Saltó ágilmente hacia el
gran escritorio en el centro de la habitación y se sentó con las piernas cruzadas,
de espaldas a Shouryuu.

—Entonces, ¿Va a comenzar una guerra?

—Eso parece.

—Mucha gente morirá.

—Los reinos se construyen a partir del derramamiento de sangre de la gente


común. El caso es que, todos estarían mejor si los reinos no existieran. —Añadió
Shouryuu con una sonrisa. —Pero los que mandamos somos lo suficientemente
inteligentes como para asegurarnos de que los demás nunca se den cuenta de
eso.

~ 70 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Eso es lo último que yo esperaba escuchar de un emperador.

—Es la vedad. El pueblo puede continuar con su vida sin necesidad de un


emperador, pero un emperador no puede seguir adelante sin sus súbditos. El
emperador se come la comida que cosechan con el sudor de sus frentes, no es
diferente a un cazador furtivo o un ladrón. A cambio él hace cosas que ellos no
pueden hacer por si solos.

—Probablemente.

—Un emperador existe porque mata y explota a sus súbditos. Así que debe
mantener la matanza y la explotación al mínimo y hacerlo lo más disimuladamente
posible. Si mantiene los números lo suficientemente bajos puede que nunca
llegue a llamarse como un déspota ilustrado. Aunque los números nunca llegarán
a cero.

Rokuta no respondió.

—Hay cinco señores provinciales vivos. Tres de ellos fueron asesinados por el
emperador Kyou, sus provincias ahora están siendo gobernadas por los
respectivos ministros de cada uno. El señor de la provincia de Sei es el único que
se precia. —Shouryuu lento la voz. —Oye, Rokuta, dile al señor de la provincia
de Sei que me gustaría pedir prestado su ejército.

—Lo que es mío es tuyo. No es como si yo fuese a llevarlos a la batalla en algún


momento.

El Saiho también rige la provincia capital. En el caso de En, era la provincia


de Sei. Tenía la tierra, un pueblo y un ejército, pero el emperador ordenó al
ejército que la tierra fuera repartida a los ministros como compensación por los
servicios prestados.

~ 71 ~
Capítulo 7

Shouryuu dijo:

— ¿Te asusta la guerra? —Cuando Rokuta giró para mirarlo por encima de su
hombro, él sonrió y dijo: —sabes, ciertamente no será tan malo como los
combates que se dieron hasta ahora. Si tienes miedo, corre y escóndete.

—No es por eso. Cuando se trata de personas, la guerra no es más que un


inminente desastre. Eso es lo que no lo puedo soportar. Porque yo soy la voz del
pueblo, ¿Sabes?

Shouryuu rió.

—Porque los kirin son cobardes.

—Porque los kirin somos criaturas benévolas y misericordiosas.

—Si te esfuerzas tanto en no matar a nadie ahora, luego en vez de terminar


sacrificando a unos cientos acabarás con la vida de decenas de miles.

Rokuta le dio a Shouryuu otra mirada.

—No vengas a decirme esa clase de cosas a mí. —Dijo, señalándolo con el dedo.

—No te lo tomes tan personal. Si pudiera solucionar esto con solo un centenar
de víctimas, lo haría sin dudarlo.

— ¿Centenares o miles?

Shouryuu respondió a la pregunta de Rokuta con una sonrisa.

— ¿Crees que haya cien mil hombres dispuestos a pelear en En?

~ 72 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Rokuta saltó del escritorio.

—Entonces estarías contento si te recordaran como el Príncipe de la


Destrucción. —Después de eso se dirigió a la puerta.

Detrás de él Shouryuu gritó:

—Como te dije antes, déjamelo todo a mí.

Cuando Rokuta se dispuso a responder, Shouryuu ya había regresado a su


escritorio. Shouryuu hablo de espaldas.

—Cierra los ojos y tapa tus oídos. Si este es el único camino que nos queda,
entonces tendremos que seguir por él.

Rokuta se quedó mirando la espalda de Shouryuu por unos minutos antes de


girar sobre sus talones

—No quiero ser parte de esto. Te lo encargo, todo depende de ti ahora.

~ 73 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 8

U
n muy cansado Rokuta asistió a la próxima reunión del Consejo
Privado. Se sentó en silencio detrás de Shouryuu, reprimiendo un
bostezo, mientras escuchaba el informe oficial del Rikkan al
emperador. Cuando la reunión finalmente terminó, alguien lo llamó cuando
estaba saliendo hacia el palacio exterior.

Rokuta se volvió para encontrar a un oficial de la corte de rodillas.

—Disculpe mi señor, han solicitado una audiencia con usted.

— ¿Conmigo? ¿De un ministro?

—No. La solicitud llegó desde la oficina provincial de gobierno, alguien pidió


una audiencia usando un nombre. Él dijo que esa persona trabaja en el palacio,
curiosamente, nadie se ajusta a la descripción de esa persona, excepto usted.
Pensamos que deberíamos avisarle.

Rokuta parpadeo sorprendido y dio un paso hacia adelante.

— ¿Quién pidió exactamente la reunión?

—Él dijo que usted lo reconocería como Kouya.

«Increíble», —se dijo Rokuta a sí mismo.

Él jamás pensó que lo vería de nuevo. Para ser honestos, él nunca pensó que
el chico sobreviviera tanto.

~ 74 ~
Capítulo 8

— ¿Dijo que estaba en la oficina provincial de gobierno?

—Le pedimos que esperara en la puerta del faisán.

—Me encargaré de esto de inmediato. Trátalo con el debido respeto, ¿De


acuerdo?

—Si.

Observó como el oficial se retiró y luego Rokuta se apresuró a salir por el


otro lado, Shouryuu lo detuvo y ladeó la cabeza preguntando con
desconcierto.

— ¿Qué pasa? ¿Conoces a alguien del mundo de abajo?

—A diferencia de ti, Shouryuu, yo si tengo un amigo.

— ¿Un amigo?

—Así es. Voy a estar fuera por un tiempo.

— ¿Y las reuniones de esta tarde?

Rokuta tosió y cambió de postura.

—Si, tengo el presentimiento de que me estoy enfermando. Lo mejor será


que me tome la tarde para descansar. Voy a tomarme el día.

Shouryuu lo miró con una sonrisa.

—Eso suena a algo serio. Lo mejor será llamar a Koi.

~ 75 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Koi era el médico a cargo del kirin.

—Agradezco tu preocupación, pero no es tan grave. Dile que me retiraré a


mis habitaciones para descansar.

—Ekishin. —Dijo Seishou al oficial de la corte de pie junto a él. —Ve con él.

—Está bien, Seishou. No hay necesidad de preocupar a todos. Sólo se trata


de un amigo.

Rokuta se apresuró. Con una mirada Seishou instó a Ekishin a seguirlo.


Ekishin hizo una reverencia y se fue en su persecución.

La puerta del faisán se encuentra en la base del monte Kankyuu. El palacio


y la corte imperial que se encuentran en la cumbre se los conoce como “La
corte de la golondrina”. Los funcionarios del Tribunal Superior tienen sus
hogares y oficinas en el patio interior, los burócratas de menor rango son
alojados en el atrio exterior, en la mitad de la montaña. Más abajo se
encuentra la puerta de entrada al monte Kankyuu.

Ahí es donde se encuentran las oficinas del gobierno provincial. Las


personas eran libres de ir y venir entre la puerta alta del acantilado, que es
la puerta de entrada al Palacio Imperial, y la Puerta del Faisán en la parte
posterior de las oficinas provinciales, también llamada Puerta de Oriente.

Rokuta corrió hasta la puerta del faisán. La Montaña Ryuun se refiere


literalmente a una montaña que pasa más allá de las nubes. Pero el camino real
estaba encantado, por lo que esa distancia se recorría en solo una fracción
de segundo. Sin embargo, Rokuta tenía que ir primero al palacio y cambiar su
traje de ceremonia, por lo que le tomó más tiempo del que le hubiese gustado.

~ 76 ~
Capítulo 8

Llegó sin aliento al edificio dentro de la Puerta del Faisán reservado solo
para los invitados de honor. Como le habían informado, alguien lo estaba
esperando allí.

Su invitado estaba sentado derecho en una silla, mirando al patio. Se habían


conocido hace dieciocho años. El muchacho que Rokuta conoció en aquel
entonces ahora debería estar en la flor de la vida. Pero la figura delante de
él era todavía muy joven, quince o dieciséis años, todavía lucía una cabellera
azulada.

Rokuta se detuvo en la puerta de entrada. Después de un momento de


vacilación, dijo:

— ¿Kouya?

El joven sonrió mientras se acercaba a él.

—Rokuta —se arrodilló diciendo, —tenía la esperanza de volver a


encontrarnos, Taiho. Ha pasado un largo tiempo. —Se inclinó.

Así que él ya sabía quién era y que posición ocupaba.

—Han pasado dieciocho años, ¿No? En ese momento yo no sabía quién era
usted Taiho. Perdone mi impertinencia.

Él se comportaba como un caballero y hablaba en el lenguaje humano, ya no


en gorjeos de pájaro.

—Pero tu… —Rokuta luchaba por establecer una conexión entre el niño que
había encontrado en la provincia de Gen y el joven que se encontraba frente
a él.

~ 77 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Levantó la cabeza y volvió a sonreír.

—Si que eres malo. Me hubiera ayudado saber desde el principio que eras
el Saiho. Me enteré muy tarde que el hombre con cabello dorado era el Taiho.
Estaba completamente sorprendido.

— ¡Ah! Bueno, lo siento.

~ 78 ~
Capítulo 8

La gente en los reinos lucía todo tipo de colores de cabello, pero no el


dorado. Eso es un signo particular del kirin.

— ¡Y pensar que fue el Taiho quien me dio mi nombre! Aunque en ese


momento, probablemente no habría entendido el significado de tal honor.

—Entonces, ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo?

—Un hombre de buen corazón me acogió y me enseñó el lenguaje humano.


Yo le sirvo en calidad de funcionario público provincial.

—Así que están en el Registro de Hechiceros. De ahí tu edad.

Kouya sonrió.

—Eso es correcto. Lo acompañe a Kankyuu. Una vez aquí, me dieron muchas


ganas de verte. Pensé que, si pedía una audiencia con el Taiho, no iba a
conseguirla a través de la puerta principal. Así que decidí preguntar usando
su nombre. Espero no haber cruzado la línea.

— ¡De ningún modo!

—Me preocupaba que te hubieras olvidado de mí.

Rokuta negó con la cabeza. La reunión fue una sorpresa inesperada y


agradable.

—No me había olvidado. Realmente es bueno volver a verte después de


tanto tiempo.

—Es bueno saberlo. —Dijo Kouya con una sonrisa.

~ 79 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Adelante. Levántate. Verte de así arrodillado me hace sentir mal.

—Muchas gracias. —Hizo una reverencia y luego se levantó. Se inclinó hacia


adelante diciendo: — ¿Puedo continuar llamándote Rokuta?

—Por supuesto. Eso estaría bien.

Kouya se acercó a Rokuta y lo miró amablemente, aunque un poco dolido.

—Yo había querido visitarte desde entonces, pero Kankyuu estaba muy
lejos.

—Supongo que sí. Lo siento por eso.

—No podía andar por lugares llenos de gente estando con él. Pero sin ir a
un pueblo o ciudad para preguntar el camino, no pude averiguar dónde estaba
Kankyuu.

— ¿Él? ¡Ah!, a te refieres a Grande.

Kouya asintió.

—Entonces, ¿Qué es lo que ha estado haciendo Grande estos días?

— ¡Oh!, lo está haciendo bien. —Dijo Kouya, con una sonrisa pícara
formándose en sus labios, como una mirada compartida con un compañero de
conspiración. —Grande y trabajamos juntos como guardaespaldas. Al igual que
él por allá.

Lanzó una mirada a Ekishin, caminando cerca tratando de no ser notado.

—Si, me parece que estoy atascado con él por el momento.

~ 80 ~
Capítulo 8

—Tiene sentido, usted alguien de alto rango e importante y todo eso.

— ¡Oh!, detente.

Kouya se rió entre dientes. Se agacho para quedar a su altura.

—Así que ¿Está bien si salimos de aquí?

—Les dije que me tomaría el resto del día libre.

—Bien. Grande está deseando verte también.

— ¿Esta cerca?

—En las afueras de Kankyuu. No te preocupes. Sigue mis órdenes. —Kouya


añadió furtivamente, —Grande es muy obediente en ese sentido.

— ¿Lo es? Eso es impresionante. —Rokuta ladeó la cabeza, pensando en el


pasado.

«No vayas por ahí comiendo personas», —le había dicho.

Estaba sinceramente sorprendido. Un youma que había criado a un humano,


que a su vez obedecía todo lo que el humano decía. Jamás lo hubiera creído.

— ¿Deberíamos ir? Espero que estés más familiarizado con Kankyuu que yo.
Todo lo que sé es el camino que tomé para venir aquí.

Rokuta asintió.

—Déjamelo a mí. Conozco esta ciudad como la palma de mi mano. Te voy a


mostrar el camino.

~ 81 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 9

A
unque Kankyuu era la capital del reino, sus calles eran cualquier
cosa menos amplias y espaciosas. Esto era algo propio del reino de
En, en general. Rokuta creía recordar que las calles de Kioto eran
mucho más amplias.

Dentro de la Puerta del ¨Faisán, envolvió un chal alrededor de su cabeza.


Apenas podía pasar inadvertido sin ocultar su cabello. Por alguna razón, la
melena del kirin no puede teñirse, por lo que tuvo que emplear otros medios
para ocultarla.

Se vistió con ropa de calle ordinaria y sin preámbulos acompañó a Kouya


por las calles de Kankyuu, con Ekishin siguiendo cada movimiento.

Ekishin había sido un oficial del ejército bajo el mando de Seishou. Cuando
Seishou fue encarcelado, muchos de sus subordinados presentaron sus
renuncias y se refugiaron en sus cuarteles hasta que Seishou fue liberado de
la cárcel.

El Emperador Kyou rechazó la mayoría de las dimisiones, transfiriendo una


buena parte de ellos a las funciones públicas, y ejecutando a cualquiera que
se negaba. Sin embargo, al final de día, un buen número logró sobrevivir. Ellos
servían ahora en la Guardia del Palacio bajo el Daiboku Seishou.

Además de haber sido elegidos personalmente por Seishou, le eran leales,


estaban entrenados en las artes marciales, y nunca bajaban la guardia. Kouya
y Rokuta intentaron perderlo al principio, pero renunciaron al verlo imposible.

Ekishin mantuvo sus ojos bien abiertos.

~ 82 ~
Capítulo 9

El kirin era la única bestia divina de un reino. No importaba qué, no podía


permitir que se lastimara de ninguna forma. Si su identidad era revelada, los
aldeanos podrían aplastarlo hasta la muerte en medio de un desesperado
intento de que sus pedidos fueran escuchados.

Afortunadamente, con su cabello oculto, nadie se dio cuenta de quién era.

La ciudad de Kankyuu se desplegaba desde la base de la Montaña Ryouun.


Las murallas que rodean la ciudad tienen once puertas que le dan acceso. A
través de una de ellas, amplias praderas verdes aparecen a la vista. Y no muy
lejos, campos y granjas. El paisaje que rodea a Kankyuu era verde y
abundante.

—Aquí vamos —dijo Kouya con una sonrisa.

Cruzaron una pequeña colina. Ekishin insistió en no salir propiamente de la


ciudad, pero Rokuta no le hizo caso y siguió a Kouya. Se adentraron en un
bosque que tenía veinte años creciendo ininterrumpidamente, Kouya hizo
señas junto con un llamado de bestia.

— ¿Todavía puedes hacer eso? —Preguntó Rokuta, sin una pizca de


asombro.

Más cerca, allí, llegó un grito desde el medio del bosque.

—Grande ha crecido un poco en estos años.

—Si. Pero no tanto como una persona normal.

—Así que viven mucho más tiempo.

—Eso espero.

~ 83 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Eh.

Los shirei no tenían esperanza de vida. Poseían inteligencia y podían


comunicarse mediante lenguaje humano. Rokuta había asumido que era a causa
de su pacto con el kirin. Tal vez ellos ya poseían algunas de esas habilidades
desde el principio.

Caminando hacia el sonido de la voz, llegaron a un pequeño claro. La bestia


roja estaba esperando allí.

— ¡Un tenken! —Gritó Ekishin, yendo en cuclillas y alcanzando su espada.

—Está bien. —Le aseguró Rokuta rápidamente.

—Pero Taiho, es un…

—Lo sé, es un youma. Pero él no es ningún monstruo. Hace lo que Kouya le


dice.

—Yo no lo creo.

—De verdad es extraño, lo que hace a la verdad aún más sorprendente.

Aunque Ekishin apenas si fue convencido por Rokuta, éste relajó su postura
un poco. Nunca había oído de un youma domesticado por un humano. Este tenía
el cuerpo de un gran lobo rojo, alas azules, una cola amarilla y un pico negro,
claramente lo identificaba como a un tenken.

Los youjuu pueden convertirse en monturas, pero Ekishin sabía que eso no
era posible con un youma.

~ 84 ~
Capítulo 9

—Como te dije, todo está bien. —Rokuta sonrió. —Oye, mira a toda esta
gente alrededor.

Ekishin miró de nuevo. Varias personas estaban de pie junto al youma.


Había estado tan concentrado en el youma que no se había dado cuenta.

— ¡Ah, sí! —Dijo Ekishin, sacando finalmente la mano de la empuñadura de


la espada.

Rokuta sonrió con alivio y volvió su atención a Kouya.

—Grande no ha cambiado en absoluto.

—No, él no ha cambiado. —Kouya caminó hasta el youma. —Hey, es Rokuta


¿Te acuerdas de él? —Luego se dirigió a los hombres de pie junto al youma.
— ¿Tú la tienes?

El hombre inclinó la cabeza. Ellos debían ser los sirvientes de Kouya, algo
inesperado para un burócrata de bajo rango. Rokuta miró también. Uno en
medio de ellos sostenía a un bebé. Él se lo pasó a Kouya.

Rokuta miró con la boca abierta.

— ¿Tienes un hijo?”

Kouya sonrió al niño, durmiendo plácidamente en sus brazos.

—No. No es mi hijo. Lo tuve que encontrar. Porque te vine a ver. —Le mostró
a Rokuta una sonrisa cómplice y sostuvo al niño cerca del youma.

El youma abrió el pico, revelando filas de colmillos afilados. Antes de que


un estupefacto Rokuta pudiera gritar, Kouya colocó al niño en el pico del
youma.

~ 85 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

~ 86 ~
Capítulo 9

— ¡Kouya!

—No te preocupes. —Kouya sonrió por encima del hombro. —Esta es la


forma en la que él carga seres vivos.

Rokuta contuvo el aliento.

— ¡Oh! Muy bien, entonces.

—Sin embargo, —continuó Kouya sin dejar de sonreír, —si tú o tu


guardaespaldas hacen un movimiento en falso, se lo tragará por completo.

— ¿Qué?

—Dile a tus shirei que se retiren. Intenten cualquier cosa, y Rokuta le


romperá la cabeza al niño.

En un instante, Ekishin se posicionó frente a un aturdido Rokuta.

—Rokuta, —Rokuta se repitió a sí mismo.

—Le di ese nombre a Grande. En su momento, no era consciente de lo


impropio del hecho.

—Kouya…

—Si valoras la vida este niño, entonces ven conmigo. Ustedes lo hacen ¿No?
Los kirin son criaturas misericordiosas ¿No? El sólo olor de la sangre hace
que se enfermen.

—Kouya, tú…

~ 87 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Kouya se dirigió a Ekishin.

—Me gustaría que nos acompañe. No se resista. Haz lo que Rokuta te


ordene.

— ¡Desgraciado!”

Ekishin sacó su espada. Este no era el tipo de situación en la que un kirin


podía salir luchando. Pero él no estaba dispuesto a dejar que secuestraran a
Rokuta en frente de sus ojos. Incluso si eso significaba que él se mancharía
con sangre, aun si eso significaba sacrificar al niño, su deber era proteger al
Saiho por sobre cualquier cosa.

— ¡No Ekishin! —Gritó Rokuta — ¡Detente!

Pero Ekishin lo agarró por el brazo y comenzó a arrastrarlo hacia un lugar


seguro. En cuanto detectó una ruta de escape, paró en seco. Una sombra
gigante bloqueó la salida. No había notado a la criatura detrás de ellos. Había
escuchado pasos humanos. Esto no era humano.

Un torso rojo, alas azules y un pico negro.

—Las aves que tienen el mismo plumaje vuelan juntas. —Dijo Kouya con una
sonrisa socarrona. —Tú no sabías que los youma pueden pedir refuerzos,
¿Verdad?

Ekishin balanceó la espada. El pico del youma fue más rápido, dirigiéndose
hacia la garganta de Ekishin y cortándola.

— ¡Ekishin!

El llamado de Rokuta se convirtió en grito.

~ 88 ~
Capítulo 9

El pico del youma perforó el cuello de Ekishin, desgarrando músculo y


hueso. Sangre y carne volaron por el aire. En ese momento, un par de brazos
se envolvieron alrededor de Rokuta por detrás y lo alejaron del peligro.

—No, Taiho.

Una voz de mujer. Los brazos que lo abrazaban estaban cubiertos de


escamas blancas. Alas blancas lo envolvieron, cubriendo su rostro. Un shirei
de Rokuta.

— ¡Kouya!

Las alas blancas no podían extinguir los gritos sordos de Ekishin. El hedor
de la sangre y los ruidos espantosos le describían exactamente lo que estaba
pasando, el ruido sordo de un cuerpo cayendo al suelo, Ekishin respirando su
último aliento, un animal devorando algo, amortiguado sólo por el llanto
repentino de un niño.

—Kouya… ¿Qué…?

—Necesito que vengas conmigo a la provincia de Gen.

—Gen, —murmuró Rokuta para sí mismo.

—Si decides venir conmigo le perdonaré la vida a este niño, dile a tus shirei
que se comporten. Nadie te hará daño. Simplemente ven conmigo y concédele
a mi señor una audiencia.

—Tu señor… —¿No había mencionado Shouryuu algo sobre la provincia de


Gen?

—El Rikkan jefe ministro de la provincia de Gen.

~ 89 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Atsuyu, quieres decir.

Rokuta hizo a un lado las alas que cubrían su rostro. Kouya estaba de pie
junto al youma, la sonrisa aún estaba en su rostro.

— ¿Así que conoces al ministro?

— ¿Qué está pasando en Gen?

Kouya no contestó a la pregunta sólo señalo a los hombres que estaban allí
para llevárselo.

—Taiho… —dijo una voz detrás de él.

Rokuta negó con la cabeza.

—No, Yokuhi. —Ni siquiera levantó un dedo.

—Pero…

—Déjame ir.

Los brazos blancos lo liberaron suavemente de su abrazo. Rokuta volvió


hacia su preocupada nyokai.

—Yokuhi, puedes irte.

Una mujer cubierta por escamas, luciendo alas blancas y piernas de águila.
Ella le devolvió una mirada de desconcierto. Con un suspiro y un movimiento
de su cola de serpiente desapareció, volviendo a la sombra de Rokuta.

~ 90 ~
Capítulo 9

Después de haber confirmado que ella se había ido, Rokuta enfrentó a


Kouya, el cual sólo le devolvió una sonrisa.

—Como esperaba desde el principio, Taiho. Su innato sentido de benevolencia


siempre está en primer plano.

~ 91 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

PARTE III
CAPÍTULO 10

E
n el momento en que Rokuta le dio a Kouya su nombre, él vivía en las
montañas Kongou.

Las montañas Kongou encierran el Mar Amarillo en el centro del mundo, las
empalizadas formadas por sus picos sobresalen a través del Mar de las Nubes.
Los youma anidan en cuevas estrechas desperdigadas en los acantilados de las
montañas Kongou. Unidas entre sí por una vasta red de túneles, las cuevas quizá
seguían todo el camino hasta el mar Amarillo.

Kouya se sentó en el nido maloliente y contempló el youma.

—Soy Kouya. A partir de ahora, así me vas a llamar. Si no lo haces, voy a


olvidar quien soy.

«Entendido», —el youma gorjeó a cambio.

—Entonces, ¿Grande quiere un nombre también?

El youma sólo inclinó la cabeza hacia adelante.

—Entonces será Rokuta. De esa manera, no olvidaré al Rokuta humano


tampoco.
s
Rokuta fue la primera persona que había conocido que no era su enemigo, que
no huyó o intentó cazarlo a él o a su youma, que se sentó junto a él y habló con
él y le dio un nombre.

~ 92 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste

Kouya rodeó con sus brazos el cuello del youma.

—Debes hablar más también, como el Rokuta humano.

Ahora él era lo suficientemente grande para entender lo que significaba la


palabra soledad. Había muchas ciudades en las tierras cerca del mar, y muchas
personas en esas ciudades. Personas del mismo tamaño que Kouya, personas
mayores que él, tomados de la mano, llevando a sus hijos en sus brazos…

Estas escenas le gustaba verlas a Kouya, sin embargo, al mismo tiempo era
doloroso verlas. Observar a los padres y a sus hijos, a los niños corriendo por
todos lados, era tan desgarrador que no podía soportarlo.

Y, sin embargo, apenas se iba, deseaba con todo su corazón volver a verlos.

El youma que cuidaba de Kouya nunca se relacionaba con los de su propia


especie. Los youma que encontraron en sus viajes invariablemente buscaban
pelea. Probablemente fuera su naturaleza. Así que la vida diaria de Kouya
consistía solo con ellos dos.

Si él iba en busca de la compañía humana en las ciudades, el youma atacaría a


los humanos. La situación no tardaría en salirse de control, y en poco tiempo
estarían atacando también a Kouya con espadas y lanzas.

Él le rogaba al youma que lo no lo hiciera, pero cuando un youma tiene hambre,


el apetito es el que manda. Y aun cuando él no atacara, la gente que veía a Kouya
y al youma empezaban a gritar y a huir para salvar sus vidas, o daban la vuelta y
atacaban con todas las armas que tenían a mano.

Kouya miraba al youma a los ojos y repetía:

—Rokuta —una y otra vez. —Si dejas de atacar a la gente, entonces podríamos
ir a Kankyuu juntos.

~ 93 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

«Pequeñito», —gorjeaba el youma.

—No. Soy Kouya. Kouya.

«Pequeñito», —dijo el youma de nuevo, con una voz que indicaba que quería
salir y quería que Kouya lo acompañara.

—Si no me llamas por mi nombre, terminaré olvidándolo de nuevo, de la misma


manera que he olvidado mi nombre real.

Su madre, sin duda se habría dirigido a él por su nombre mientras caminaban


de la mano. Pero no podía recordarlo.

—Llámame Kouya.

Los niños jugando en las calles, sus padres llamándolos, levantándolos en sus
brazos, golpeándolos para disciplinarlos —Kouya los envidiaba a todos—. Las
únicas manos que recordaba eran las de su madre que lo abandonó en las
montañas, la callosa mano del hombre que lo llevó a los acantilados para ver el
océano.

¿Por qué no había una mano cálida así en su vida? ¿Por qué la gente era tan
amable con otros niños y, sin embargo, a él lo abandonaron y le hicieron cosas
tan terribles?

Había un reino llamado Hourai cruzando mar. Si podría llegar a él, nadie lo
ahuyentaría de nuevo. Una mano cálida seguramente encontraría la suya. Si
miraba el tiempo suficiente, en algún lugar debía haber una ciudad que lo
recibiría con los brazos abiertos.

—Rokuta.

~ 94 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste

Rokuta había escuchado lo que tenía que decir, le dio comida, palmaditas en la
espalda. Le pidió a Kouya que fuera con él. No habría ningún final a las cosas que
podían hablar. Rokuta siempre lo llamaba por su nombre. Podrían jugar juntos
todo el día al igual que los niños en las ciudades.

—Sí, yo debería haber ido con Rokuta.

Excepto que el youma fue el primer ser vivo que no había tratado de matarlo.
Kouya echó los brazos alrededor del cuello del youma y enterró el rostro en las
plumas rojas.

—Me gustaría que ambos hubiésemos podido ir. —Kouya volvió a recordarle al
youma: —no puede ir por ahí atacando a la gente.

Cuando tenía hambre, el youma mataría y comería al primer animal que viera.
Así Kouya aprendió cazar para él. Cuando estaba lleno, el youma escuchaba lo
que Kouya dijera.

Pero incluso cuando el youma dejó de atacar a las personas, la gente todavía
los despreciaba. Al llegar cerca de cualquier ciudad, empezarían a llover las
flechas. Y aunque no tenía ninguna razón para seguir visitando la orilla opuesta,
Kouya no podía decidirse a dejar de ir allí.

Ese anhelo de compañía humana aumentaba a medida que crecía. Pero no había
ningún lugar donde Kouya pudiera mezclarse con la gente común. El youma seguía
sin llamar a Kouya por su nombre. Lo único que podía hacer era hablar en voz alta
para sí mismo.

A veces, Kouya no pudo evitar preguntarse si sólo había soñado conocer a


Rokuta. Rokuta no había tenido miedo de él o del youma. Había hablado con él
como un verdadero amigo. Pensando en ello ahora, el encuentro parecía tan
increíble. Por lo que se aseguró a llamarse a sí mismo Kouya y al youma Rokuta.

~ 95 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

No importaba cuán hambriento estaba Kouya, el youma era el primero en


comer. No importan sus dolores y molestias, siempre se aseguraba de ir a cazar
para él. Siguiendo la advertencia de Rokuta de no comer personas, de alguna
manera mantuvo la conexión entre ellos.

Kouya podría soñar que en algún lugar había un sitio que pudiera llamar suyo,
donde simplemente menos personas les gritaran y un menor número de flechas
les fueran disparadas. Consideró separarse del youma y buscar a Kankyuu por su
cuenta, pero el youma lo llamaba pequeñito con tanto afecto que el impulso se
marchitó dentro de él.

Kouya era el hijo de un youma, después de todo. No podía relacionarse muy


bien con los seres humanos.

Estaba dispuesto a abandonar la idea cuando conoció Atsuyu, en las mismas


orillas del Mar Negro en la provincia de Gen donde previamente se había reunido
con Rokuta.

Kouya montó al youma y sobrevolaba la tierra como era su costumbre. Allí


mató a unas pequeñas presas con unas rocas. Un conejo o dos que no llenarían el
estómago del youma. Kouya dejó al youma terminar esa comida mientras cazaba
presas más grandes. Una herida reciente de una flecha todavía le dolía, estaba
tan mal que no podía dormir. Pero tenía que asegurarse de que el youma fuera
alimentado.

Las flechas recorrían el cielo.

Kouya gritó y corrió a esconderse en el bosque. Le habían disparado


demasiadas veces para recordar, y tenía demasiadas cicatrices de las puntas de
las flechas para contar. No valía la pena quejarse por una herida, olvidando todo
lo que había aprendido.

~ 96 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste

Se escabulló entre los árboles y se enterró en la maleza.

—Muchacho, ven. —La voz sonó alta y clara. Como Kouya contuvo el aliento, el
hombre continuó: — ¿No eras tú el que viajaba con un youma por el cielo?

A Kouya se le dificultaba comprender el lenguaje humano. Pero por extraño


que pareciera, entendió todo lo que dijo el hombre. Hablaba sin miedo, ni ira. Eso
despertó la curiosidad de Kouya. Sacó la cabeza de la densa espesura.

Varios soldados estaban en la cresta de la pendiente que se elevaba desde el


bosque. La mayoría estaba de rodillas, con sus arcos preparados. En el centro de
la línea, un paso por delante de los demás, había un hombre con los brazos
cruzados.

— ¿Vas a salir? —El hombre escaneó su entorno y les dijo a los soldados,
—bajen sus arcos.

—Pero… —protestaron.

El hombre hizo un gesto con la mano y bajaron sus arcos.

Kouya los observó bajar sus armas y se atrevió a deslizarse unos cuantos pies
hacia adelante. Los ojos del hombre sonriente encontraron los suyos. A
excepción de una mancha blanca sobre su ceja derecha, tenía una cabellera roja
como la del youma. La cautela de Kouya disminuyó. El hombre se arrodilló.

—Ven, —el hombre le aseguró. —Estarás bien.

Kouya emergió lentamente de la espesura. Él quería ver cómo era estar


rodeado de gente que tenía la intención de convertirlo en la presa.

El hombre se inclinó y extendió su mano.

~ 97 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Nadie va a hacerte daño.

Estaba siendo atraído hacia él, Kouya estaba a punto de alejarse de la


cubierta del bosque cuando un aullido lo detuvo en seco:

«DETENTE».

Con un crujido de plumas, el youma se desplomó como una piedra y descendió


frente a él. Rugiendo amenazadoramente a los soldados en la colina, se puso en
cuclillas y le imploró Kouya que se subirse a su espalda.

Los soldados que habían bajado sus arcos a toda prisa los agarraron de nuevo
y apuntaron al youma.

El hombre puso una rodilla en el suelo.

— ¡Deténganse! ¡Qué nadie dispare! —El hombre miró al youma y de nuevo a


Kouya sin la más mínima señal de miedo. Sino con una expresión de intensa
curiosidad. —Fascinante. El youma te está defendiendo. —Miró de nuevo hacia
Kouya. —Ven conmigo. Tú y el youma estarán a salvo. ¡Ah!, pero, por supuesto.

Se volvió a sus perplejos sirvientes, todavía algunos levantaban sus arcos,


otros no.

—Traigan el ciervo. —Entonces se volvió hacia Kouya, —debes estar cazando


también. Pero no se puedes matar a un ciervo con una roca.

Kouya se le quedó mirando y luego al cadáver del ciervo. El hombre sin duda
tenía la intención de dárselo a ellos. No entendía por qué.

El hombre sonrió ante la consternación de Kouya.

~ 98 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste

— ¿Has comido carne de venado también? ¿O es sólo para tu compañero?

De una bolsa en la cintura sacó un artículo envuelto en hojas verdes.


Desprendió las hojas para revelar una bola de masa de arroz y cebada al vapor.
Kouya recordaba los pasteles de arroz que Rokuta le había dado.

— ¿Y bien? —El hombre inclinó la cabeza hacia un lado. — ¿No te gusta? ¿O


prefiere la carne?

Kouya salió del matorral y dejó el bosque detrás. El youma le pidió que se
detuviera. Kouya no escuchó. Se enfrentó al hombre y señaló al venado,
entonces, miraba al youma y al ciervo.

El hombre asintió. Él le esbozó una sonrisa al youma.

—Es para ti. Ven y come. Eso sí, no vengas en pos de cualquiera de nosotros.

El youma respondió con gorjeo de sospecha, pero dio un paso adelante, agarró
la pata del ciervo en su boca y tiró de ella acercándolo. Kouya observó al youma
comer y con cautela se volvió hacia el hombre, lanzando una mirada vacilante a
su séquito. No parecía que le iban a hacer nada malo a él.

Aliviado, se sentó. El hombre se acercó a él. Kouya se encogió un poco. Él puso


su mano sobre la cabeza de Kouya, una gran mano cálida.

—Que niño más extraño. Domesticaste un youma.

La dulzura de su voz calmó los sentidos de Kouya. Lo apartó. El contacto de


su mano desapareció, sustituida por una intensa sensación de anhelo.

— ¿No te gusta que te toquen?

~ 99 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

«No es eso». —Kouya negó con la cabeza.

—Está bien. No voy a hacer nada que no te guste. ¿De quién eres hijo? He
oído historias de un duendecillo por estos lares que está en compañía de un
Tenken. ¿Quién iba a creer que era un niño humano real?

Kouya se limitó a mirar la cara sonriente del hombre.

— ¿Tienes un nombre? ¿Dónde vives?

—Kouya.

Ser capaz de responder a la pregunta tocó la fibra más sensible de su corazón.


Tenía un nombre y aquí era un lugar en el que el nombre importaba. Había soñado
con esta escena durante tanto tiempo.

—Kouya, ¿eh? ¿Son de por aquí, Kouya?

Ser llamado por su nombre era muy agradable. Saboreó la sensación, volvió a
mirar por encima del hombro y señaló a las montañas distantes que se elevan en
el cielo por encima de los árboles.

— ¿Las montañas Kongou? No es el mar Amarillo. Dicen que ni los humanos, ni


lo youma pueden entrar y salir de allí a voluntad.

—Los acantilados.

El hombre sonrió.

—Ya veo. Viven en los acantilados. Entiendes lo que estoy diciendo, entonces.
Chico listo.

~ 100 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste

Acarició a Kouya en la cabeza de nuevo. Esta vez Kouya no se apartó.

— ¿Cuantos años tienes? ¿Doce más o menos?

—No lo sé.

— ¿Qué hay de tus padres?

Kouya negó con la cabeza.

—Otra familia con demasiadas bocas que alimentar. Una gran cantidad de
niños fueron abandonados en el Mar Negro de esa manera. Has hecho un buen
trabajo de sobrevivir por tanto tiempo.

—Debido a Rokuta. —Kouya inclinó la cabeza ante el youma detrás de él.

—Eso no es menos impresionante. Un niño criado por un youma. Su nombre es


Rokuta, ¿eh?

—Sí.

El hombre se rió. Dirigió su atención hacia el brazo izquierdo de Kouya.

— ¿Qué es esto? Esa herida es infectada.

Cuando Kouya asintió, tomó del brazo y lo examinó más de cerca.

—Tienes la punta de una flecha incrustada en la piel. Es necesario que seas


tratado.

El hombre se puso de pie. Kouya sintió el aguijón de su inevitable separación.


Pero él se agachó.

~ 101 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Ven conmigo. Realmente mereces una vida mejor que esta.

— ¿Ir contigo?

—Mi nombre es Atsuyu. Yo vivo en Ganboku. ¿Sabes en dónde está?

Kouya negó con la cabeza.

—Puedes vivir conmigo. Necesitarás ropa y educación. Por no hablar de


atención médica.

— ¿Rokuta también? —Kouya preguntó con gran aprensión.

El hombre respondió con una sonrisa deslumbrante.

—Pero por supuesto.

~ 102 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 11

V
iajar a pie desde Kankyuu a Ganboku, la capital de la provincia de Gen,
les tomó un mes. Con Kouya montando su youma y el resto de la
compañía montando youjuu, el viaje duró menos de la mitad de un día
mientras el ave volaba.

Rokuta cabalgó con Kouya en el youma. El youma no apestaba a sangre. Kouya


se mantuvo fiel a su palabra al respecto.

Volaron hasta que el sol estaba bajo en el cielo. En respuesta a las preguntas
de Rokuta, Kouya describió cómo llegó a estar bajo las órdenes de Atsuyu.

—El ministro realmente hizo que me llevara a Ganboku y me enseñó mucho. A


Rokuta también. Grande se lleva todos los alimentos que puede comer, por lo que
está bien para no atacar a otros seres vivos.

— ¿Así que él no ha matado a nadie últimamente?

—Yo no diría eso. Tres años después que me llevaran con ellos, el ministro me
hizo su guardaespaldas. Cualquier hombre o animal que lo amenazara, tendría que
lidiar con Grande. Es nuestro trabajo, como puedes ver.

—Sí, ya veo, —Rokuta se dijo a sí mismo. Miró hacia abajo una gran ciudad que
quedó a la vista, bañada por la luz castaña rojiza del sol poniente. Al parecer,
más grande incluso que Kankyuu. — ¿Es eso Ganboku?

—Sí. Más bonita que Kankyuu, ¿no te parece?

Era cierto.

~ 103 ~
Capítulo 11

En comparación con Kankyuu, las calles de Ganboku estaban limpias y bien


mantenidas. Los campos y las colinas circundantes eran marcadamente más
verdes.

—Gen es una provincia próspera, —observó Rokuta.

Kouya se volvió y sonrió.

—Sí, debido al ministro. Él es una buena persona. Los habitantes de Ganboku


lo tienen en gran estima. —Observó la expresión de Rokuta y añadido: —Dicen
que es más confiable que el emperador.

Rokuta asintió.

—No me sorprende. Shouryuu es un idiota.

— ¿No te gusta el emperador? —Dijo Kouya, claramente desconcertado.

—No me desagrada. Pero el hecho es que él es un idiota.

— ¿Por qué le sirves a ese idiota?

—Tienes que jugar con las cartas que te dieron. ¿Qué hay de ti? ¿Te gusta
Atsuyu?

Kouya sonrió.

—Lo suficiente para estar dispuesto a secuestrarte.

«Pero Atsuyu es un rebelde». —Rokuta se tragó su réplica.

Ser secuestrado era suficiente evidencia de la naturaleza de Atsuyu.

~ 104 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Y también estaba presente el almacenamiento de armas. Era un insurrecto.


No había vuelta de hoja.

El Kirin elegía al emperador. Eso era un hecho establecido. Pero este hecho
no significaba que todo el mundo lo aceptara. No había fin a los hombres y
mujeres que, a lo largo de la historia, conspiraron para derrocar al emperador y
colocarse en el trono.

Rokuta miró hacia atrás. Las montañas de la provincia de Sei se desvanecieron


en la niebla y pronto desaparecieron de la vista.

«¿Qué va a hacer Shouryuu?» —Rokuta tuvo que esperar que al menos se


pondría un poco nervioso.

Al igual que en Kankyuu, el palacio del señor provincial de Gen se encuentra en


la cima de la montaña en Ryou'un Gen, llamado Monte Ganboku. Los corredores
yacían en una repisa en el lado de la montaña. A partir de ahí Rokuta fue
escoltado al palacio sobre el Mar de las Nubes.

Entre los ministros reunidos en la sala, un hombre en particular lo estaba


esperando. Un hombre joven, que mantenía las apariencias, con un cabello
castaño oscuro que bien podría llamarse rojo.

Rokuta tenía un hombre a su izquierda y a su derecha, cada uno sosteniendo


uno de sus brazos. Kouya y el youma siguieron la marcha. El youma todavía tenía
al bebé entre su pico, del cual hacían eco sus débiles gemidos intermitentes.

Atsuyu era el hijo del señor provincial de Gen. Fue el principal ministro de
Rikkan y tenía el rango de vizconde. Los saludó sentado en la silla reservada para
el señor provincial.

—Buen trabajo, Kouya.

~ 105 ~
Capítulo 11

Con estas cálidas palabras de elogio, Atsuyu se levantó y bajó de la tarima.


Indicándole a Rokuta que tomara su lugar, se arrodilló en la parte inferior de la
escalera, y se inclinó colocando su cabeza en el suelo.

—Humildemente le pido perdón al Taiho.

Rokuta era prisionero. Y, sin embargo, el hombre que diseñó su captura se


inclinaba ante él. Le tomó un momento a Rokuta centrar sus pensamientos.

—Atsuyu, ¿eh?

Atsuyu levantó la cabeza.

—El señor provincial se ha retirado en la noche. Me disculpo que un ministro


humilde como yo deba hacerle una pobre bienvenida. Conociendo los medios
cobardes e injustos utilizados para asegurar su presencia aquí, no hay palabras
suficientes para borrar el insulto. Espero que pueda encontrar en su corazón
perdón, si puede.

— ¿Qué estás planeando? ¿Cuál es el fin del juego en todo esto?

—El asunto urgente que nos ocupa es el Rokusui.

Rokuta frunció el ceño.

— ¿El Rokusui?

—El gran río que atraviesa la provincia de Gen. Desde que el emperador Kyou
rompió los diques, los condados río abajo sufren daños considerables después
de cada lluvia fuerte. Afortunadamente, ninguna de las comunidades en las
llanuras de inundación ha sido destruida. Pero no hay ninguna garantía de que la
suerte continuará.

~ 106 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

» Medidas de control de inundaciones a gran escala deben llevarse a cabo de


inmediato. Y, sin embargo, el emperador no ha aprobado el proyecto. Y tampoco
le ha concedió a los señores provinciales la autoridad para iniciar el trabajo a
nivel provincial.

Rokuta se mordió el labio. Todos esos pollos venían a casa a dormir. Nadie
debe sorprenderse. Pero en este momento, Shouryuu y el resto de ellos corrían
como un montón de pollos recientemente descabezados.

—Las provincias deberían haberse vuelto autónomas por ahora. Soy muy
consciente de la desconfianza y disgusto por los que recibieron sus señoríos del
emperador Kyou. Pero, ¿qué se logrará despojando a los señores provinciales de
su autoridad de gobierno? No es posible que los ojos del Gobierno Imperial
lleguen a todos los rincones del reino. La temporada de lluvias pronto estará
sobre nosotros, mientras que el Rokusui se vuelve indomable.

Aún de rodillas, Atsuyu levantó la vista hacia Rokuta.

—No se les ha prestado atención a nuestros informes imperiales, sin embargo,


muchas veces los hemos enviado. Estas medidas extremas fueron nuestro último
recurso. Entiendo su enojo, pero al menos ahora puede prestar toda su atención
a lo que tenemos que decir.

«Estás caminando una línea fina», —Rokuta le había aconsejado a Shouryuu.

Las prerrogativas imperiales por sí solas no podrían gobernarlo todo y a todos.


Ese poder debía ser repartido y confiado a los señores provinciales. No
importaba cuántos de ellos habían sido nombrados por el emperador anterior, si
dicha autoridad no era devuelta a ellos, entonces el resultado sería que el
emperador estaría tratando gobernar las nueve provincias por él mismo.

Pero le entró por un oído y le salió por el otro.

~ 107 ~
Capítulo 11

Shouryuu hacia lo que quería Shouryuu quería hacer. Él era el emperador y


nadie le podría forzar a actuar de otra manera. Sus asesores más cercanos,
simplemente se convirtieron en herramientas a sus caprichos. Shukou e Itan
constituían su círculo más cercano, pero no importaba lo que dijeran, no podían
obligarle a hacer nada que no le gustara.

Hasta hoy, ¿cuántos de los consejos y advertencias de Rokuta habían sido


ignorados? La máxima autoridad en la tierra, el emperador encarna el poder del
estado. Cuando él ponía su mente en algo, detenerlo era poco menos que
imposible, de la misma manera que nadie pudo detener el régimen de terror del
emperador Kyou.

Rokuta tomó un profundo y largo aliento.

—Si prometo entregar sus informes al emperador y abogar por la cooperación,


¿vas a dejar que me vaya?

Atsuyu se postró aún más bajo en el suelo.

—Por desgracia, le pido perdón al Taiho por no tener más remedio que
incomodarlo un poco más de tiempo.

—En otras palabras, me estás manteniendo como rehén hasta que el


emperador comience a tomar en serio todo esto.

—Lo siento.

—Entiendo.

Atsuyu levantó la cabeza, con una expresión de sorpresa en el rostro.

~ 108 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Por supuesto. Estás expresando una queja legítima. La forma en que lo estás
haciendo está bastante más allá del límite, pero tal vez no había otra manera de
conseguir que ese imbécil escuchara. Así que voy a tener que depender de tus
buenas atenciones por el momento.

Una mirada de agradecimiento sincero cruzó su rostro, Atsuyu se inclinó


profundamente una vez más.

—Estoy realmente muy agradecido.

—Claro, —se dijo Rokuta a sí mismo. Le dijo a Kouya, que estaba de pie detrás
de Atsuyu, —Así que este es tu señor, ¿eh?

Kouya se limitó a sonreír.

~ 109 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 12

R
okuta fue llevado a lo más profundo del palacio, a una habitación muy
por debajo de la cumbre. En algún lugar alrededor de la base de la
montaña Rou'un, una puerta se abrió para revelar una mujer de pie
en el otro lado de los barrotes de hierro.

—Taiho…

—Ribi.

Ribi era la virreina imperial enviada a la provincia de Gen. El virrey sirve como
supervisora al señor de la provincia y al mismo tiempo responde directamente al
emperador. Con la autoridad del señor provincial y del primer ministro
congeladas, el virrey llevaba las riendas reales del poder como gobernador
general interino.

Con la excepción de la provincia de Sei, donde Rokuta también sirvió como el


señor provincial, los virreyes y su personal habían sido enviados a las otras ocho
provincias. Junto con Itan, Shukou, Seishou y su personal, que constituyen el
núcleo de apoyo de Shouryuu entre sus sirvientes menos leales.

Los barrotes de hierro se levantaron. Kouya escoltó a Rokuta dentro de la


habitación.

Rokuta suspiro.

—Así que has encerrado también a Ribi. Los perros de Shouryuu fueron
llevados a sus perreras.

~ 110 ~
Capítulo 12

—Al igual que el Taiho.

—Bien, sólo tendremos que soportarlo. De cualquier manera que se mire,


Shouryuu finalmente está recibiendo su merecido.

— ¡No puedes estar hablando en serio!

—Cuando no tomes nada en serio, no te sorprendas cuando las cosas serias te


muerdan.

Ribi le dijo a Kouya:

—Deberías tratar mejor al Taiho, con guantes de seda.

Kouya sonrió.

—Por supuesto. No voy a dañar ni un cabello de su cabeza. Pero por ahora,


Rokuta, tendrás que seguir siendo nuestro prisionero.

—Sí, me lo suponía.

—Ven acá.

Kouya le indicó que se ubicara a su lado. Rokuta lo hizo. Kouya tomó un carrete
de hilo rojo y una piedra blanca de su bolsillo. Apretó la piedra blanca sobre la
frente de Rokuta.

Rokuta se encogió.

—Detente.

—Quédate quieto. Recuerda al bebé.

~ 111 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Rokuta le echó un vistazo al youma en cuclillas a la entrada de la mazmorra.


El youma abrió su boca de manera burlona, revelando un pequeño brazo.

—No me estoy resistiendo. Simplemente me importa lo que estás haciendo.

—Esto se debe al cuerno en tu frente. Se debe ser atado y sellado. De otra


manera, tus shirei pueden aprovechar la más mínima brecha en nuestras
defensas.

Rokuta no era, por naturaleza, un ser humano. Para ejercer su voluntad, él


podría volver a su forma original, la de un Kirin, un unicornio chino. Como Kirin,
lucía un solo cuerno en medio de la frente, la cual se dice que es la fuente de sus
poderes. En forma humana, tiene un punto en su frente que al tocarlo le da una
sensación bastante desagradable.

Sellando el cuerno, se atan los poderes del Kirin, sobre todo cuando trate de
convocar y dar órdenes a sus shirei.

—Esto es realmente desagradable. No sólo desagradable, ya sabes. Más bien


repulsivo.

—Los youma tiene una hipersensibilidad similar.

Rokuta a regañadientes levantó la cabeza. Ese punto era como un nervio


sensible expuesto, tan sensible como para ser doloroso al tacto. Cuando la piedra
fría y el hilo presionaron contra él, tuvo que recurrir a todo su autocontrol para
reprimir el reflejo innato de luchar o huir.

—Eso duele. Me hace sentir mal del estómago.

—Sólo tienes que aguantarlo un poco.

~ 112 ~
Capítulo 12

El hilo se envolvió alrededor de la piedra para mantenerlo en su lugar.


Habiéndolo asegurado alrededor de la cabeza de Rokuta, sopló un encantamiento
en el nudo. El dolor se calmó de repente, reemplazado por una sensación de vacío
en el interior del cuerpo de Rokuta.

— ¿Aún duele?

—No. Pero se siente raro.

—No serás capaz de convocar a tus shirei o convertirte en un Kirin, lo que


significa que no puedes volar. Trata de no quedar atrapado en cualquier sitio
alto.

Kouya sonrió y se volvió hacia el youma. Con un ligero golpe, el pico se abrió.
El bebé estaba acostado en la lengua roja. Kouya entrelazó el hilo rojo alrededor
del cuello del niño y lo ató con un nudo flojo. Con otro encantamiento, el hilo
sobrante se desvaneció.

—Se llama una línea roja. Corta el tuyo y éste decapitará al bebé.

— ¿Tienes que ir tan lejos? Te lo dije, no voy a huir.

—Y yo te dije: por el momento, eres nuestro prisionero y debes ser tratado


como tal. —Asintió hacia Ribi. —También está ligado a ella.

Rokuta miró a Ribi. Una piedra blanca similar se fijaba a su cabeza con un hilo
rojo. Los burócratas del gobierno de su rango estaban inscritos en el Registro
de Hechiceros, por lo que no envejecían. Al convertirse en un hechicero, se abría
el tercer ojo de una persona, invisible para el mundo exterior, pero aún
constituye una especie de órgano.

Cuando era bloqueado, también lo hacían lo poderes mágicos asociados a él, al


igual que el cuerno de Rokuta.

~ 113 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Incluso si ella corta su propio hilo, el que está alrededor del cuello del bebé
va a decapitarla. Corta el hilo del bebé, y lo mismo va a pasar con ella. Lo mismo
sucede con el hilo de Rokuta. Por supuesto, a diferencia de una hechicera
ordinaria, probablemente no cortaría la cabeza de un Kirin. Pero estoy seguro
de que sería resultará muy doloroso, al menos cortar el cuerno.

—Lo entiendo.

—Hay hilos atados fuera de la celda, que se romperán si intentan salir.

—En cuyo caso, cosas malas les pasarían a Ribi y al bebé.

—Correcto.

—Y cuando todo esto haya terminado, ¿vas a devolver al bebé?

—Por supuesto.

—Estás muy informado acerca de los Kirin.

La persona promedio no sabía sobre el cuerno del Kirin.

—Gracias a Rokuta, a Grande, quiero decir. Resulta que los youma se asemejan
a las bestias divinas de más maneras de las que podríamos sospechar.

—Mis shirei siempre han mantenido ese conocimiento para sí mismos.

—Y también lo ha hecho Grande. Pero cuando mantienes una permanente


compañía con un youma, todo tipo de cosas interesantes se te contagian.

—Huh.

~ 114 ~
Capítulo 12

Kouya tomó al bebé y se lo pasó a Ribi.

—La dejaré a tu cuidado. Vela por sus necesidades. Me aseguraré de que te


proporcionen todo lo que necesites.

—Eres es un monstruo, —escupió Ribi.

Kouya se limitó a sonreír.

—Si hay algo más que necesites, por favor házmelo saber.

Ribi no respondió, sólo le devolvió la mirada, con los ojos llenos de veneno.
Kouya simplemente se encogió de hombros y miró a Rokuta.

—Ribi y yo nos portaremos bien. ¿Puedo contar con tu compañía de vez en


cuando?

—Naturalmente. Bajaré a ver cómo están las cosas regularmente.

Rokuta asintió.

—Preferiría que nos hubiéramos encontrado en otras circunstancias.

—Yo igual, Rokuta.

~ 115 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 13

R ibi dijo:

—Taiho, ¿estás bien?

Rokuta esbozó una sonrisa.

—Estoy bien, estoy bien. En cuanto a las prisiones, este lugar no es tan mal.
Mejor amueblada de lo que hubiera imaginado.

Echando un vistazo alrededor de la habitación, se preguntó para que había


sido destinada originalmente. Aunque no era muy amplia, la habitación apenas se
parecía a la celda de una cárcel tradicional. Parecía haber sido tallada en la roca.
En la parte de atrás había un rincón para dormir con una cama. Un diván ocupaba
una sección de la sala dividida por unas pantallas.

Había un pozo y un depósito de agua en la esquina, junto con un conjunto de


utensilios de cocina. Al mirar hacia arriba, el techo era alto, casi podría inducir
una sensación de vértigo, una claraboya fue cortada en la roca, la cual permitía
ingresar la luz del sol una vez que amaneciera.

Rokuta dijo con una sonrisa.

—Así que, Ribi, ¿puedes cuidar del bebé?

Ribi enrojeció un poco.

—Tengo que admitirlo. No es exactamente mi fuerte.

~ 116 ~
Capítulo 13

— ¿No tienes hijos?

—Hace mucho tiempo tuve un marido y un hijo. Fuimos por caminos separados
cuando fui nombrada ministro. Eso fue durante el reinado del emperador
anterior, así que ha sido bastante tiempo.

— ¿Por qué no los incluiste en el Registro de Hechiceros?

—Mi esposo se opuso a ello.

—Ya veo.

Los funcionarios imperiales y provinciales que se convertían en hechiceros


tenían separaciones inevitables. La familia inmediata podría ser registrada, pero
la familia política y familiares más distantes eran excluidos. Y aunque podrían
esperar un tratamiento preferencial en el futuro, el simple paso del tiempo
significaba que un hechicero podía esperar a perder muchos amigos y parientes
a lo largo del camino.

— ¿Qué hay de tu séquito?

Los virreyes imperiales normalmente viajaban con varios asistentes


personales y servidores.

—Asumo que están siendo detenidos. No he oído de nadie que haya sido
ejecutado, así que tengo la esperanza de que están bajo arresto domiciliario en
algún lugar seguro. El resto de los emisarios imperiales están probablemente en
la misma situación.

—Bueno, eso es bueno saberlo.

~ 117 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Seis funcionarios imperiales fueron enviados como virreyes a “asesorar” a


cada señor provincial y al primer ministro. Su trabajo consistía en regresar al
señor provincial de vuelta al camino correcto, darle instrucciones de cómo
funcionaba el nuevo régimen, y corregir cualquier error cometido en el camino.
Pero en su mayoría era un grupo de ancianos cobardes, algo bueno —o para el
caso, poco daño— vino de estos esfuerzos.

Así era como En estaba fuera de control.

— ¿Cómo lo estás llevando, Ribi? ¿Nada desfavorable te ha ocurrido?

Una expresión de preocupación se vio en su rostro.

—Supongo que debería decir que he sido bendecida en ese sentido. Atsuyu
aún no se ha alejado tanto del Camino.

— ¿Qué pasa con Atsuyu? ¿Qué pasó con el señor provincial?

—He oído que el señor provincial se encuentra en mal estado de salud. Se


recluyó en lo más profunda del palacio y permanece completamente fuera de la
vista, dejándole todo el control a Atsuyu.

Ribi meció al bebé en sus brazos. Desde que fue retirado del pico del youma,
había estado durmiendo profundamente.

—Según los rumores que han estado circulando entre el personal ministerial,
su mente no está del todo bien y no puede ejecutar sus deberes. Antes, vivía en
constante temor del emperador Kyou. Incluso ahora, a pesar de lo que digan los
demás, se niega a poner un pie fuera de la Residencia Imperial. Y, sin embargo,
algunas veces parece que tuvo momentos de cordura, durante los cuales convocó
a sus ministros y dio instrucciones. Pero su condición ha empeorado desde
entonces.

~ 118 ~
Capítulo 13

» Está convencido de que sus sirvientes son asesinos enviados por el


emperador Kyou. Así que a Atsuyu no le quedó más remedio que intervenir para
evitar que el gobierno se cayera a pedazos.

— ¡Ah!

—Está bien. Nunca esperé que Atsuyu recurriera a medidas tan extremas y
extravagantes. Él no se ha deshecho de sus sentidos morales, por lo que debe
hacerlo en nombre de sus súbditos.

—Ganboku es ciertamente próspero. Me sorprendió lo espléndida que es la


ciudad.

—Atsuyu es un administrador capaz. Él lo ha hecho extraordinariamente bien


dentro de las limitaciones impuestas sobre él, aun sin tener ninguna autoridad
de gobierno real.

—No hay forma que Shouryuu se interese. Ya se ha ido de pinta demasiadas


veces.

—No te refieres a… —dijo Ribi con una expresión de preocupación. —Él ve el


mundo a través de los ojos de un emperador, no es uno de nosotros. Es incapaz
de comprender lo que el emperador estaba pensando, Atsuyu se impacientó y
actuó precipitadamente. Sus sirvientes y asesores lo adoran y lo respetan, pero
me temo que toda esa adoración se le ha subido a la cabeza.

—Eso creo.

—Aparte de eso, —dijo Ribi, miró al niño. — ¿Cómo te sientes realmente,


Taiho? Te ves pálido.

—Sí. —Rokuta asintió y se sentó en el diván.

~ 119 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Si estás cansado, debes recostarte y descansar un poco.

—Buen consejo. —Se estiró en el diván, no valía la pena levantarse y atravesar


la habitación para ir a la cama.

— ¿Taiho?

—La sangre me está afectando. Lo siento, pero creo que no voy a quejarme
por el momento.

— ¿Sangre?

—Cuando Ekishin murió.

Ribi se quedó sin aliento.

—Ekishin. ¿No era uno de los oficiales de Seishou?

—Sí. Que hizo las cosas mal, por la razón correcta.

Momentáneamente, sin saber qué hacer con el bebé, Ribi la colocó sobre la
mesa y se acercó al diván.

—Disculpa, —dijo, y colocó la palma de su mano contra la frente de Rokuta. La


piedra blanca estaba caliente al tacto. —Tienes fiebre.

—La sangre me está haciendo enfermar.

— ¿Sientes dolor?

—Puedo soportarlo.

~ 120 ~
Capítulo 13

—Perdóname la pregunta, pero, ¿el Shashi es un conocido tuyo?

«Shashi», —Rokuta repitió el nombre para sí mismo, y entonces recordó que


el Shashi era el ministro encargado de la seguridad personal del señor provincial.

El Shajin era responsable de la seguridad del emperador. Por debajo del rango
de emperador, la posición se conoce como la de Shashi, aunque era el Daiboku
quien realmente manejaba las responsabilidades del día a día.

—Así que Kouya es el Shashi. Realmente se ha hecho camino en este mundo.

—Él posee la capacidad más inusual de domesticar a los youma.

—Él no lo domesticó al youma, ese youma lo crió.

— ¿Eh?

—Lo siento, pero te lo explicaré más tarde. Estoy realmente cansado.

—Entiendo.

Ribi asintió. Rokuta cerró los ojos. El olor intoxicante de la sangre pesaba
sobre él como una manta húmeda y maloliente.

~ 121 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 14

S houryuu se quedó mirando hacia la oscuridad.

—Él no ha regresado a casa.

Era media noche y Rokuta todavía no se había presentado. Regularmente se


escabullía fuera del palacio, pero siempre volvía a la medianoche. Y aun cuando
tuviera razones para abandonar el palacio en la noche, él nunca se ha ido hasta
el amanecer sin decirle una palabra a nadie. Los ministros estaban en un estado
de gran ansiedad.

—Algo debe haber ocurrido, —dijo Shukou, la preocupación se percibía en su


voz.

—Mira allá.

Una ráfaga de pasos señaló la llegada de Seishou, con el rostro sombrío.

—Que espectáculo tan inusual, —bromeó Shouryuu.

Seishou llevaba una expresión imperturbable. Seishou gruñó en voz baja:

—Este no es momento para frivolidades. Encontramos el cuerpo de Ekishin.

Shouryuu miró de Seishou a Shukou y de éste a Itan.

—El Taiho no estaba allí. Nadie sabe dónde está.

—Maldición, después de que él logró sobrevivir el reinado del emperador Kyou.

~ 122 ~
Capítulo 14

Shukou lo fulminó con la mirada.

—Su Majestad, este no es el momento, ni el lugar para este tipo de


comentarios.

—Bueno, al menos Rokuta podría hacer un mejor trabajo escogiendo a sus


amigos. No podemos permitirnos que sus guardaespaldas sean asesinados cada
vez que lo acompañan a cualquier lugar.

— ¡Su Majestad!

—A los tontos es mejor dejarlo solos.

Itan apenas controlaba su rabia y le dijo a Seishou:

— ¿Alguien mencionó el nombre Kouya?

—Eso fue lo que escuché también. Los guardias de la puerta del faisán lo
confirmaron. Este Kouya y el Taiho abandonaron el palacio juntos, con Ekishin
en el palanquín.

—Después fue asesinado. ¿Dónde?

—A las afueras de Kankyuu. Para empeorar las cosas, el cadáver fue devorado
en parte, probablemente por un youma o youjuu. Hay informes de que se avistó
un Tenken antes del anochecer.

— ¿Pero ni rastro del Taiho?

—No, en ningún lugar.

~ 123 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Tienen que habérselo llevado con ellos. Un youma rondando me da un motivo


adicional de preocupación. No hemos visto uno tan cerca de Kankyuu
recientemente.

—Estoy de acuerdo. No sé si esto está relacionado, pero un bebé ha


desaparecido también.

— ¿Un bebé?

—Una niña que nació apenas esta primavera. Su madre apartó la vista de ella
por un momento y ella desapareció.

—Una extraña historia. Es difícil decir si está relacionado con la desaparición


del Taiho.

—Lo más importante, —dijo Shukou bajando el tono, —es el bienestar del
Taiho.

—Quien se atrevería a encartarse con ese mocoso, —se quejó Shouryuu.

Los tres se giraron hacia al emperador, que estaba sentado junto a la ventana.
Itan le lanzó una mirada penetrante.

—Maldita sea, ¿cómo puede sentarse allí tan tranquilo! ¡No sabemos dónde
está!

— ¿Cómo mi preocupación puede conseguir algo?

— ¡Eres un bueno para nada, desgraciado!

—Seishou, ¿no recomendaste una búsqueda?

~ 124 ~
Capítulo 14

Seishou asintió.

—Entonces, ¿qué otra cosa podemos hacer? Mientras tanto, alguien lo


encontrará. O volverá por su propia cuenta.

—Shouryuu, que demonios…

—Si no es así, estamos obligados a empezar a recibir demandas específicas.

— ¿Eh? —Parpadeó Itan.

—Fue secuestrado o asesinado. Si lo mataron, retorcernos las manos no va a


cambiar nada. Excepto que asesinarlo no sería fácil. Él tiene a sus shirei a su
servicio. Si él fue secuestrado, alguien lo hizo y con un fin específico en mente.
Si Rokuta se resistió en lo más mínimo, sus shirei lo defenderían. Una vez más,
no es el tipo de cosa fácil de hacer. Sólo un cadáver fue dejado atrás, por lo que
Rokuta no debe haber luchado. Nuestra mejor apuesta es que este tipo Kouya lo
secuestró.

— ¿Él no se resistió porque Kouya era un amigo?

—Probablemente, y estaba usando a ese bebé desaparecido como rehén. De


cualquier manera, si Rokuta fue “voluntariamente”, no habría una gran cantidad
de pistas por ahí. Y si fue secuestrado, tiene que haber una razón. A pesar de
las apariencias, él no es un chico tan lindo como para que alguien quiera llevarlo
de paseo.

—Mira, Shouryuu…

—Agarraron a la reina del tablero de ajedrez. Es sólo una cuestión de tiempo


antes de que muestren su premio. Mientras tanto, no vamos a hacer ningún
movimiento brusco.

~ 125 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Realmente no hay otras medidas que podemos tomar hasta entonces?

— ¿Qué otras medidas propondrías, Shukou?

—Sí, sí, ya veo tu punto.

—Pero podemos enviar un mensaje a Ribi en la provincia de Gen.

— ¿Provincia Gen?

Shouryuu lo dijo con una sonrisa de complicidad.

—Algo podrido que está pasando. Y cuando algo está emitiendo un hedor, es
una buena idea mirar más cerca para ver de donde proviene el olor. Bueno,
tenemos que hacer algo o Rokuta me halará las orejas cuando regrese, por
haberlo dejado de lado. ¡Ah!, y comprueben el Registro de Hechiceros para
alguien llamado Kouya.

—Entendido.

Shouryuu miró por la ventana, con una leve sonrisa en los labios.

—Que montón de problemas causa ese chico. Él sigue y sigue hablando de lo


reacio que está a una guerra civil, y luego él es el que va y golpea la chispa.

—Así que, Su Alteza sospecha que está implicada la Provincia de Gen.

—Definitivamente están reuniendo tropas. Y las armas están desapareciendo


de la sala de armas.

Seishou asintió con la cabeza. Lo mejor que pudo auditar la situación


indirectamente, las reservas en el arsenal de hecho, estaban disminuyendo.

~ 126 ~
Capítulo 14

—Casi todo el mundo por aquí es culpable de algo. Si empezamos a tantear el


terreno, ellos sabrán que sabemos algo. El que está detrás del secuestro de
Rokuta, ya sea en la provincia de Gen o en otro lugar, cuando nos movamos, ellos
también lo harán.

—Sí.

— ¿Dónde estará ese conejo que asomará la cabeza fuera del agujero? Por
ahora, hay demasiados conejos y muchos malditos agujeros.

Shouryuu junto a la ventana, observaba el Mar de las Nubes hundiéndose en


el caos y la oscuridad.

~ 127 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

PARTE IV
CAPÍTULO 15

A tsuyu reflexionó en voz alta:

—He escuchado que el Taiho no se está sintiendo bien. ¿Qué tan grave es su
condición?

Para responder a esa pregunta por sí mismo, visitó el calabozo al día siguiente,
acompañado de Kouya.

Mientras dormía, Ribi debió haber movido a Rokuta a la cama. Allí fue donde
se encontró tendido cuando se despertó. Atsuyu se arrodilló respetuosamente
a la cabecera de la cama.

—No hay nada de qué preocuparse, —le aseguró Rokuta. —Es sólo que la
sangre me afecta.

—No sé mucho acerca de los Kirin. ¿Este tipo de condición requiere atención
médica?

—Estaré bien.

Rokuta trató de incorporarse, pero la fiebre no había cedido. Ribi corrió y lo


detuvo.

—Por favor, descansa. Este es el único cuerpo que tienes.

—Es precisamente el tipo de cosas que va a matarme. ¡Ah!, ¿y Atsuyu?

~ 128 ~
Capítulo 15

—Sí. —Atsuyu seguía de rodillas e inclinó la cabeza.

— ¿Los diques de Rokusui son tu única preocupación? Si es así, voy molestar


al Suijin hasta que se mueva e inicie la construcción.

—Taiho, —dijo Atsuyu, — ¿Sabes cuántos ríos hay en En? ¿Y cuántos de ellos
están equipados con diques que pueden sobrevivir la temporada de lluvias?

—Lo siento. No tengo ni idea.

—Ni yo. Sólo que el Rokusui es uno de los ríos más famosos. Teniendo en
cuenta el estado de deterioro en el que se encuentra, se puede empezar a
comprender como está el resto. ¿No te parece?

—Probablemente tienes razón. —Rokuta miró a los intrépidos ojos de Atsuyu.


—Sin embargo, un reino no es un lugar pequeño. Sólo cuando se trata de control
de inundaciones, que la demanda supera con mucho la oferta de trabajo. El
personal ministerial es minúsculo. No podemos seguir arrastrando a las personas
—preocupadas por la próxima cosecha—, de sus granjas para ejecutar todos los
proyectos de obras públicas. Seguramente entiendes que un reino no puede dar
un vuelco de la noche a la mañana.

—Lo entiendo. —Atsuyu respiró y exhaló. —Pero, ¿por qué deben los decretos
divinos estipular a un señor provincial y a un virrey imperial para que sirvan al
mismo tiempo? Quitándoles a los señores provinciales su autoridad, ha hecho
imposible que las acciones provinciales se realicen sin la aprobación del virrey.
Entiendo cuáles son las condiciones del reino y por qué hay que hacer tales cosas.
Pero, ¿no debería significar que los virreyes también deben asumir los deberes
del señor provincial?

—Bueno, eso es…

~ 129 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—El Rokusui es una amenaza constante. Los diques deben ser construidos. En
lugar de dejarlo en las manos del señor provincial, si realmente fuera más rápido
para el virrey pedírselo al emperador, recibir el permiso, y supervisar los
trabajos, nunca habría tomado medidas tan drásticas.

Rokuta se quedó momentáneamente sin palabras.

—Por lo que sé, lejos de estar consumido noche y día con los asuntos de
Estado, el emperador está a menudo ausente del consejo privado, poniendo a los
ministros a buscarlo por todas partes. Entonces, ¿por qué privar a los señores
provinciales de la autoridad para actuar en nombre de sus deberes?

—Shouryuu es…

—La autonomía debe ser devuelta a las provincias. El emperador es el punto


focal del reino, el yin y el yang, y yo no estoy en posición de juzgarlo de una
manera u otra. Pero si al emperador no le gustan los asuntos de gobierno, debe
devolverle esa autoridad de gobierno a los señores provinciales. Que le deje el
resto al Rikkan y nadie se quejará de cómo pasa su tiempo libre.

—Excepto este reino sigue siendo un trabajo en progreso. Cada señor


provincial tiende a perseguir sus diversos objetivos como les parezca, por lo que
son propensos a empeorar las cosas. Toma el control de inundaciones, por
ejemplo. Lo que proporcionaría beneficios a las provincias de aguas arriba, puede
acarrear sequias a las provincias de abajo.

—Entonces, ¿por qué no instala a funcionarios con plena autoridad para


actuar? Permitiéndoles actuar como agentes para el emperador y dejándoles
todo a ellos. ¿Puedes realmente decirme que estoy actuando tan fuera de línea?

—Pero Atsuyu…

~ 130 ~
Capítulo 15

—Luego está la cuestión de salvar la reputación. Lo entiendo completamente.


Pero, ¿qué tan buena es la reputación de un emperador que no puede ayudar a
sus súbditos? Tengo la intención de pedirle al emperador que nombre a un
regente en quien pueda confiar la totalidad de su autoridad.

—No estas pidiendo, sino demandando. Atsuyu, aunque no puedo encontrar


ningún fallo sustancial a lo que has dicho, la toma de rehenes invariablemente
deja en tela de juicio los méritos de tu propuesta.

— ¡Basura Absoluta! —Exclamó bruscamente Ribi.

Rokuta le echó una mirada sorprendida por encima del hombro. Ribi estaba de
parada a los pies de la cama, con una expresión tensa en su rostro.

— ¿De qué están hablando realmente ustedes dos?

—Um, Ribi, mira…

— ¡No!, —dijo con una sacudida violenta de cabeza. —No vayas a tratar de
aplacarme con palabras tranquilizadoras. ¿Puedes incluso comprender la grave
pecaminosidad de lo que has estado diciendo?

Rokuta la miró confundido. Atsuyu mostró una sonrisa sombría. Ribi se acercó
y se interpuso entre Atsuyu y Rokuta.

—Si la entrega de la autoridad imperial a un tercero fuera en menor grado


permisible, entonces, ¿por qué incluso existiría el kirin? ¿Por qué el Kirin
elegiría al emperador en el primer lugar? El Kirin encarna la voluntad del
pueblo y el cielo cuando coloca al emperador en el trono. ¿En serio estás
proponiendo colocar a un hombre a la posición de facto del emperador sin la
decisión del Kirin y la bendición de la voluntad divina?

~ 131 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

~ 132 ~
Capítulo 15

—Ribi.

— ¿No entienden? Eso es a todo lo que se reduce esto. Sí… sí… Atsuyu se
colocará en tal posición, ¿qué ocurre si pierde el rumbo y corre rampante como
el emperador Kyou? El reinado de un emperador legítimo, inevitablemente,
llegará a su fin. Pero, ¿qué le sucedería a un hechicero inmortal que maneja los
poderes de un emperador? ¡El emperador Kyou sólo fue capaz de causarle
estragos a En durante tres años!

Rokuta se hundió en el silencio. Un emperador era inmortal, pero eso no


significaba que pudiera gobernar para siempre. Si perdía el rumbo y actuaba en
contra de los mejores intereses de sus súbditos, el Kirin que lo colocó en el trono
sufriría las consecuencias.

Y aunque el Kirin que había elegido al emperador también era inmortal, no


había cura para esta enfermedad. El shitsudou, la enfermedad que mataba al
Kirin cuando el emperador se perdía el rumbo, también mataba al emperador. Y
así un déspota no podía gobernar para siempre.

—El Señor Dios Creador formó este mundo y organizó todo en él. ¿Por qué el
emperador es elegido por el Kirin y no cualquiera puede ser rey? Ningún hombre
puede convertirse en emperador sin el reconocimiento expreso de la voluntad
divina. Hacer lo contrario amenaza la fundación del mundo.

Atsuyu sonrió.

— ¿Acaso lo has olvidado? Un Kirin eligió al emperador Kyou.

—Es decir…

—Los emperadores de vez en cuando se convierten en tiranos. Pierden el


rumbo y decae su poder y por lo tanto su despotismo es llevado a su fin.

~ 133 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

» Pero eso plantea la pregunta de por qué el Kirin debería haber escogido
alguna vez a un hombre así.

— ¿Estás despreciando acaso la voluntad divina?

—Sólo digo lo que es real y lo que es verdad. Se dice que el Kirin tiene a toda
la población para elegir, y por lo tanto pone a la mejor persona en el trono.
Entonces, ¿por qué conformarse con un hombre como el emperador Kyou? Si
esto fuera la expresión milagrosa de la voluntad divina, entonces seguramente
el Kirin solamente seleccionaría a aquellos que no se desvíen del camino. Todo
esto habla de la voluntad divina y de la elección del Kirin, ¿dónde está la prueba
en su eficacia?

— ¡Atsuyu!

— ¿Todo comienza con el Señor Dios Creador, no es cierto? Dicen que los
dioses castigan a los malvados con truenos y relámpagos. Así que, en lugar de
enfermar al Kirin, ¿por qué no hace caer al caprichoso emperador con un
relámpago?

— ¡No puedo creer que estoy aquí escuchándote decir esas cosas tan
escandalosas!

—Si es cierto que el Kirin elige a la mejor persona para el trabajo, entonces,
muéstrame la prueba. Si existe el Señor Dios Creador, entonces tal vez podría
hacernos una visita. No digo esto con ligereza: él y los suyos no existen. Y si lo
hicieran, no importan. Si eso me convierte en un hereje, entonces, puede un rayo
del cielo fulminarme aquí y ahora.

Ribi no sabía cómo responder a tales argumentos. En su mente, dudar de la


grandeza del Señor Dios Creador no era diferente de cuestionar la realidad
misma.

~ 134 ~
Capítulo 15

Atsuyu se limitó a sonreír.

—Aquí está una criatura que eligió a su propio maestro y decide no seguir a
ningún otro. Una criatura que posee grandes poderes mágicos, gentil, dispuesto
y con gran intelecto. No me sorprendería saber que nuestros antepasados,
apreciando los talentos extraordinarios de esta criatura, por gratitud,
convirtieran su decisión como una ley de la naturaleza.

Ribi se levantó de un salto por la ira.

— ¡Maldito seas, Atsuyu!

Rokuta le dio unas palmaditas en la espalda.

—Tal vez podrías mostrar tu respeto por el kirin calmándote un poco cuando
estés cerca de uno de ellos.

Ribi contuvo la respiración y bajó la cabeza.

—Lo siento.

—No hay problema. —Rokuta le dijo a Atsuyu. — ¿Así que estás reclamando
que es un error que el Kirin coloque a un emperador en el trono?

Los ojos de Atsuyu brillaron como el acero pulido.

— ¿Puede el Taiho decir con convicción que el actual emperador es el mejor


hombre para el trabajo?

Rokuta le devolvió la mirada. Por supuesto que tenía toda la razón del mundo
para responder afirmativamente a esta pregunta. Y, sin embargo, dijo la verdad.

~ 135 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—No. —Sonrió. —Pero no acepto la premisa de tu pregunta, Atsuyu. Siempre


he pensado que estaríamos mejor sin un emperador en absoluto.

—Algo extraño de admitir para un Kirin.

—En efecto. Y lo digo desde el corazón.

— ¡Taiho! —Ribi prácticamente se lamentó.

Rokuta se volvió hacia ella.

—Ribi, cuando vi por primera vez a Shouryuu, definitivamente me dije a mí


mismo: «Ahí está un emperador».

—En ese caso…

—El hombre que va a destruir a En.

Ribi se le quedó mirando.

—Shouryuu destrozará a En desde la raíz. Esto no es algo sobre lo que


Shouryuu tenga que decir. Es lo que hacen los emperadores. —Rokuta encaró
directamente a Atsuyu. —Si deseas simplemente proponer despojar al
emperador de su autoridad, podría haber tolerado el esfuerzo. Pero tú quieres
dar la vuelta y otorgarle todo el poder a un solo ministro. Eso crearía una posición
divina más alta que la del emperador. A lo que yo te diría que lo pensaras de
nuevo.

Los ojos de Atsuyu se estrecharon.

—Realmente dices cosas extrañas, Taiho.

~ 136 ~
Capítulo 15

—Toda la autoridad recae en el emperador, la autoridad es inútil a menos que


sea ejercida por el que la sostiene.

En los veinte años transcurridos desde la coronación, el reino estaba por fin
comenzando a repararse. Pero durante su largo invierno de descontento, ¿sólo
el mal había dormido bien? Tal vez el emperador simplemente carecía de la
libertad y los recursos para oprimir a la gente con el contenido de su corazón.

— ¿No debería ser cada hombre su propio rey? Darles poder a aquellos por
encima de ti, inevitablemente hará que lo usen en tu contra. Eso es lo que yo
creo.

Atsuyu dijo con una leve inclinación de cabeza.

—Ay, dices cosas que no puedo comprender.

—Bueno, en la medida de lo posible, Atsuyu, yo tampoco.

~ 137 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 16

K
ouya trajo la cena a la cama donde estaba descansando Rokuta. Él
preguntó:

— ¿Desprecias al emperador, Rokuta?

Rokuta se encogió de hombros.

Después de haber decidido que la discreción era valiosa, Ribi se retiró detrás
de los biombos y alimentó al bebé con la leche de cabra suministrada por Kouya.

—Si realmente no te gusta el emperador, puedo encargarme de él. Como un


favor hacia ti. —Kouya lo observó de cerca. — ¿No estaríamos todos mejor sin
los emperadores?

Rokuta respiró.

—Tenemos muchas buenas razones para pelear, pero eso no nos hace
enemigos.

—Pero, ¿a ti no te gusta?

— ¡Oh!, él es un gran dolor en el trasero, pero eso no lo convierte en una mala


persona. No odio a Shouryuu. Son los emperadores, shogunes3 y señores de la
guerra a los que desprecio.

— ¿Como es eso?

3
SHŌGUN («comandante del ejército») era un rango militar y título histórico en Japón concedido
directamente por el emperador.

~ 138 ~
Capítulo 16

—Esos tipos nunca son buenos.

— ¡Oh! —Kouya cortó una torta de hojas de té con un cuchillo de cocina.


—Seis de un lado, media docena del otro, ¿no es así?

— ¿Eh?

—Es la naturaleza humana, esta necesidad de movernos en manada. Cuantos


más de nosotros hay, más grande queremos que sea nuestro hato. Cuando
estamos confinados dentro de la jaula de un reino, sólo será cuestión de tiempo
antes de que uno se encuentre con otra manada.

—Eso es.

—Si hay que formar rebaños, nuestro rebaño tiene que ser el más fuerte.
¿Qué hace fuerte a una manada? ¿Una manada grande y bien organizada? Bueno,
eso exige un líder fuerte y eficaz que la organice.

—Probablemente.

—Sin un emperador, ¿las personas sólo tendrían que ir alegremente a vivir sus
vidas? Apostaría a que no pasaría mucho tiempo antes de que se reunieran y ellos
mismos construyeran un nuevo trono.

— ¿Te ves como un líder fuerte, Kouya?

Kouya negó con la cabeza.

—No soy esa clase de persona, como puedes ver. Ningún hijo de youma estaría
dispuesto a eso. Pero después de observar a otras personas eso es lo que he
llegado a creer.

~ 139 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Entonces, ¿por qué le sirves a Atsuyu?

La mano que sostenía el cuchillo se detuvo.

—Eso es… diferente. Tal vez porque soy un ser humano en el interior. Al mismo
tiempo, mi youma se interpone en el camino de relacionarme con otros. Atsuyu
fue capaz de darnos cabida a ambos. Sin embargo, por extraño y desagradable
que yo fuera, él vio más allá de todo eso.

—No creo que seas extraño en absoluto.

Kouya sonrió.

—Tú y Atsuyu son los únicos que dirían una cosa así, debido a la valentía de
Atsuyu y porque no tú no eres un ser humano. La gente común cree que soy
detestable, incluso soy repulsivo con un youma junto a mí, como si yo fuera uno
también. Si Atsuyu no hubiera estado allí para respaldarme, nos habrían matado
a Rokuta y a mí hace mucho tiempo. Mira… —Levanto su manga, revelando una
profunda cicatriz en su brazo izquierdo. —Es de una flecha. Una herida bastante
peor de lo que creí. Si Atsuyu no la hubiese tratado, podría haber perdido el
brazo.

Rokuta observó la cara Kouya y dijo con una voz objetiva:

—Ya veo. Así que Atsuyu es tu benefactor.

—Sí.

—No estoy ansioso de que tú y Shouryuu peleen. Y mientras llames a Atsuyu


tu señor, tampoco quiero que peleen entre ellos.

—Realmente eres una buena persona, Rokuta.

~ 140 ~
Capítulo 16

—No es eso. No hay necesidad de complicar esto. Soy el sirviente de


Shouryuu. No importa la posición del emperador o el hombre que sustente el
cargo, no puede escapar de eso. Atsuyu se ha convertido en un traidor. No
importa lo que diga, si trata de tomar el poder imperial en oposición a la Voluntad
Divina, eso lo convierte en enemigo del estado. Tan pronto como empiece a hacer
demandas, no hay vuelta atrás. Una vez que se lanza el dado, uno de nosotros
debe morir: Kouya y Atsuyu o Shouryuu y yo.

— ¿Y si escaparas?

Rokuta negó con la cabeza.

—No hay forma de hacerlo.

— ¿Por qué? ¿No te preocupas por el emperador?

—No, no lo hago. Digo, Kouya, ¿recuerdas cómo una vez buscaste Hourai?

—Sí. Se encuentra en los confines orientales del Kyokai.

—Yo nací en Hourai.

— ¿En serio?, —murmuró Kouya. El anhelo que una vez había coloreado su voz
había desaparecido. Su interés en ese lugar mítico se había desvanecido con los
años. Sin embargo, él formó la respuesta obligatoria. — ¿Qué tipo de lugar es
ese?

—Guerras sin fin. Fui abandonado también, Kouya. En las montañas.

Kouya no pudo ocultar su sorpresa.

— ¿Tú, también?

~ 141 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Sí. Mi padre me tomó de la mano y me llevó a las montañas y me dejó allí.


Estaba al borde de la muerte cuando mi nyokai vino del Monte Hou.

Antes de perder la conciencia, oyó el sonido de pasos que se acercaban. Pero


fue su nyokai, no su familia.

— ¿En realidad los Kirin nacen en el monte Hou y se crían allí?

—Sí. No recuerdo mucho después de volver. Todavía no estaba acostumbrado


a estar rodeado de gente en aquel entonces. El tiempo pasó mientras yo estaba
durmiendo. Fue como despertar de un sueño.

—Cuando te convertiste realmente en un Kirin.

—Cuando volví en mí, yo estaba en un lugar extraño. Yo estaba muy


sorprendido de encontrarme en este tipo de entorno de lujo. Mi familia abandonó
a sus propios hijos para llegar a fin de mes. En el Monte Hou, podía recoger toda
la comida que quería justo al lado de los árboles. No sólo la ropa, sino incluso las
cortinas eran de seda. Estaba más enojado que agradecido.

—Sí.

Rokuta bajó la mirada hacia sus manos.

—Y entonces me dijeron que tenía que elegir al siguiente emperador.

Nunca olvidaría el escalofrío que recorrió su espina dorsal cuando escucho


eso, una palabra que asociaba con los clanes samurái como el Yamana y Hosokawa.
Pero eso sólo confundió a las sacerdotisas, que no entendían de lo que estaba
hablando.

—Pensé que era una gran broma. No quería nada que ver con eso.

~ 142 ~
Capítulo 16

— ¿A pesar de ser un Kirin?

Rokuta asintió. No importa qué tan pequeño o aparentemente insignificante


fuera, el Kirin elegía al emperador y se convertía en su principal consejero.
Aunque fueran muy pequeños, se cree que tienen un extraordinario buen juicio
para su edad.

—Como Kirin, yo no era una excepción. Era lo suficientemente brillante como


para saber que no me gustaba lo que estaba escuchando. Y ese no fue el final.
Las sacerdotisas me enseñaron todo tipo de cosas desagradables, como, una vez
que escogiera al emperador tenía que trabajar para él.

El Kirin en todo esto equivale a nada. Él elige al emperador y le sirve al


emperador y todo lo que podría llamar suyo —título de la tierra en la que vive—
pertenece al emperador. Y aunque el poder de la unción del emperador le fue
otorgado por el Cielo, si el emperador se aparta del camino, es el Kirin quien paga
el precio inicialmente. Cuando muere, sus shirei devorarán sus restos. En última
instancia, ellos también existen para servir al emperador.

Al final, el Kirin existía —en cuerpo y alma— por el bien del emperador. Rokuta
tuvo que preguntarse:

«¿Qué tipo de vida es esa?»

Los reyes abusando de sus súbditos. Era un hecho en la vida. Rokuta no tenía
ningún deseo de convertirse en un socio de tal abuso.

Conducido a la guerra por el orgullo y el ego, extrayendo la sangre del pueblo


con severos impuestos, un monarca encarnaba las luchas y sus súbditos eran
mera leña arrojada a la hoguera. El Kirin no tenía más remedio que participar en
este tipo de atrocidades, quedaba sin nada para llamar suyo y en última instancia,
era sacrificado por el capricho de su señor.

~ 143 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—«Tienen que estar bromeando». Esa fue mi reacción honesta. Su gran razón
para traerme de vuelta al Monte Hou era juzgar a los que vinieran en el Shouzan.
Pero ninguno de ellos era digno. La elección del emperador resultó ser una tarea
tan mala como todo lo demás. Así que me escapé, a un lugar donde nadie me viera
como apto para elegir cualquier cosa.

Rokuta respondió la mirada de asombro de Kouya con una sonrisa irónica. ¿Qué
otra cosa podía hacer en este momento, sino reírse de ello?

En ese momento, vio algo más que humor en él. La guerra se lo había quitado
todo. No podía dejar de despreciar a todos los que luchan entre sí para ser el
perro alfa y el rey de la colina. Pensando que, al ver el reino por él mismo, podría
despertar al Kirin dentro de él, así que les pidió a las sacerdotisas que lo llevaran
a En. Resultó ser un páramo miserable, peor que la devastada ciudad donde
creció.

El mundo entero, al parecer, se balanceaba en el borde del abismo.

—Al ver la devastación delante de mis ojos me recordaron mi propia afición


por Hourai. Tenía muchas ganas de creer que mi ciudad natal tenía que ser mejor
que esto. O simplemente estaba harto de todo el asunto. No podía decir
honestamente si era de un modo u otro.

Así que Rokuta hizo lo único fiel a sus propios deseos: se escapó del Monte
Hou y volvió a Hourai. Este comportamiento fue sin precedentes para un Kirin,
además que aún no se sentía bienvenido en el Monte Hou.

—Excepto que al regresar a Hourai, tampoco tenía un lugar para llamar a mío,
ni nada que hacer.

La ciudad había sido reducida a cenizas, mientras tanto, los campos eran
carbón, con vistas despejadas de un extremo al otro.

~ 144 ~
Capítulo 16

Buscó a sus padres y no los encontró. Debieron de haberse trasladado a alguna


parte del país que la guerra aún no lo hubiese tocado. O no habían logrado
sobrevivir.

En un capricho, se dirigió hacia el oeste, vagando durante tres años sin meta
o destino en mente. Sin embargo, Itan criticaba al emperador por su pereza y
Rokuta era el culpable.

—No hice más que vagabundear por ahí. En medio de mis viajes, me encontré
con Shouryuu.

En un pequeño feudo en las orillas del mar interior. Todos los feudos por los
que había pasado tenían las horribles cicatrices de la guerra. Entonces, como
ahora, se encontraba en las garras de una fiebre.

—Fue molesto en extremo. Allí estaba yo, caminando sin ningún objetivo en
mente, y, sin embargo, yo estaba siendo atraído hacia el emperador. No podía
huir. Al día de hoy, no puedo decir si había huido del Monte Hou porque
detestaba la elección del emperador o porque tenía que volver a Hourai para
encontrar al emperador.

—Ya veo, —dijo Kouya suavemente.

—Y por eso estoy aquí, como sirviente de Shouryuu. Me he resignado a eso


también. No tiene sentido discutir con el mensajero sobre las tarjetas que me
repartieron. Si Atsuyu se levanta en armas, eso lo convertirá en mi enemigo
también. No tengo ningún deseo de luchar contigo o con tu señor. Todavía hay
tiempo para detenerlo.

Kouya se hundió brevemente en el silencio. Por la expresión de su rostro,


Rokuta no podía empezar a comprender lo que pasaba por su mente. Pero
entonces él abrió la boca y borró toda esperanza.

~ 145 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—No puedo.

—Kouya…

—Atsuyu sabe lo que está tratando de hacer y está actuando sobre la base
de lo que conoce. No tengo las palabras para detenerlo.

—Esto significa que habrá una guerra civil. Muchos soldados morirán y muchos
civiles no escaparán a la conflagración.

—Tienes razón, —dijo Kouya entre dientes, evitando su mirada, su cara en


blanco de la emoción.

~ 146 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 17

S houshun le dijo a Rokuta:

—Haz todo lo que puedas por En.

Shoushun era una sacerdotisa en el Monte Hou. Las sacerdotisas eran seres
inmortales. Ella había dejado de envejecer cuando ascendió, y no aparentaba
más de doce años.

—Mi pueblo fue destruido por el emperador Kyou. Sólo unos pocos niños y
adultos sobrevivieron, —pero por los pelos—. Así que fui al santuario de Seioubo
y le solicité a la Reina Madre de Occidente que me convirtiera en inmortal. Yo
era la más grande de los niños que quedaron atrás.

El santuario estaba en un estado horrible. Ella tuvo que sostener las vigas
rotas con su propio cuerpo mientras le suplicaba a Seioubo, jurando con su
corazón, mente y alma que no iba a dejar el santuario hasta el día en que muriera.
Ella haría lo que fuera necesario. Se fue sin comida, ni agua, sostuvo las vigas
con sus extremidades temblorosas durante dos días enteros.

Ella había cantado mil himnos a Seioubo, cuando llegó un enviado del Monte
Hou.

—Tenía la esperanza de que podría ser de alguna utilidad para En. Yo sería
realmente afortunada al poder cuidar de Enki. Enki crecería fuerte y saludable
y elegiría a un emperador. Como Taiho, volvería a En y serviría al emperador
como el Saiho y salvaría a nuestro reino.

— ¡Piénsalo otra vez! —Rokuta dijo desde la distancia. — ¿De verdad crees
que un emperador puede salvar un reino? ¿Puede salvar a su pueblo?

~ 147 ~
Capítulo 17

Todos los emperadores llamaban sucesivamente a sus perros de la guerra,


encendían las llamas del infierno, y echaban a la gente en las llamas.

— ¿Debes de estar bromeando, Shoushun! La gente puede sobrevivir sin un


emperador. Se necesita un emperador para destruir un reino, sólo lo convierten
en un desierto donde nada puede sobrevivir.

—Haz lo que puedas por En, —dijo Shoushun.

—No voy a poner a más niños en tu misma situación. ¡No voy a colocar un
emperador en el trono!

La sonrisa en la cara de Shoushun se desmoronó. Las lágrimas corrían por su


mejilla. Ella estaba llorando. ¿Cómo podría el Kirin abandonar su reino y huir?

¿O ella lloraba por él?

—Hey, chico.

Sacado de su ensoñación, Rokuta miró hacia un cielo azul claro. La luz del sol
brillaba en sus ojos, momentáneamente dejándolo ciego.

— ¿Estás despierto?

Una mano áspera y seca que olía a pescado lo sacudió de nuevo por el hombro.
Desde una pequeña cabaña cercana, varios pares de ojos lo miraron fijamente.

— ¡Oh, por dios! —El anciano dejó escapar un suspiro de exasperación. —No
podías abrir los ojos para nada, como que estabas muerto para el mundo. —Miró
por encima del hombro y dijo en voz aliviada, —él está consciente. Parece que sí
estaba vivo.

~ 148 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Debilitado por una tierra empapada en sangre, poseído por una fiebre,
agotado de tanto caminar, Rokuta había tomado una siesta en la orilla rocosa.
Eso era lo último que recordaba. Respiró hondo y aspiró el aire fresco del mar,
libre de sangre y pestilencia.

El hombre le dio una palmada en la mejilla.

—Ese joven te recogió y te trajo hasta aquí. Debes darle las gracias.

Rokuta siguió la mirada del anciano. Un joven alto estaba sentado sobre una
roca frente a la cabaña.

—Aún entre los vivos, ¿eh?

Él le sonrió. Rokuta sintió un escalofrío por la columna vertebral. No de miedo.


Los sentimientos de alegría pura le hicieron sentir la piel de gallina. Así que esto
es lo que se siente tener una revelación divina. Incluso el más pequeño Kirin tenía
en él lo necesario para elegir un emperador.

Después de salir de Kioto, había vagado a voluntad. Inicialmente hacia el


oriente en busca de la ciudad natal de sus padres, pero pronto se desanimó. Giró
hacia el oeste, y su espíritu se levantó. Como si al ir en busca de la puesta de
sol, se hubiese aventurado por las colinas y campos asolados hasta llegar a este
pueblo a las orillas del mar interior.

— ¿De dónde eres? —El hombre se levantó y se puso en cuclillas junto a


Rokuta.

Rokuta estaba tan feliz que podría llorar.

— ¿Estás solo? ¿Te separaste de tu familia?

~ 149 ~
Capítulo 17

— ¿Quién eres tú?

—Un hijo del clan de los Komatsu.

«Ahora sé, —Rokuta pensó para sí mismo. —Aquí está un emperador. El


emperador que arrasará con el Reino de En».

El nombre del hombre era Komatsu Saburou Naotaka. Era miembro de la


familia que regía esa tierra frente al mar. De acuerdo con los pescadores, era
el tercer heredero del clan Komatsu, destinado a ocupar el cargo del jefe de la
familia. Se llevaba bien con los agricultores y pescadores que trabajaban fuera
de los muros del castillo.

—Tienes que preguntarte qué hará un hombre como él cuando se convierta en


el señor de la casa. No es una mala persona, pero es algo así como un canalla y un
sinvergüenza.

—Así que es de gran corazón.

—Bueno…

Rokuta no oyó muchas opiniones buenas sobre él. Todos lo criticaron con una
sonrisa. No tanto de amor y afecto, sino de un sentido de familiaridad y amistad,
probablemente porque Shouryuu —como los caracteres para “Naotaka” fueron
pronunciadas en En— dejaba los confines del castillo regularmente.

Aparentemente, al no haber nada que lo mantuviera ocupado en el castillo,


bajaba a la orilla casi todos los días vestido como un soldado raso. Jugaba con
los niños, coqueteaba con las muchachas y reunía a los jóvenes para practicar
esgrima con espadas de madera.

En otras ocasiones, se iba a la mar y se hacía pasar por pescador.

~ 150 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Desde luego, tenía un montón de cosas para mantenerlo ocupado fuera del
castillo.

—Eres realmente un aristócrata importante, ¿verdad?

Shouryuu sonrió. La línea de pesca que había echado sobre las olas no se había
movido desde hace tiempo.

—Pero, ¿no estás destinado a convertirte en el señor de este feudo?

El castillo se ubicaba en la cresta de una colina con vista al mar. La casa de


campo y la ciudad se enfrentaban a una pequeña bahía. Una fortaleza
sólidamente construida se asentaba en una pequeña isla en la boca de la bahía.
Este tramo de costa y las montañas que la rodean, junto con las islas esparcidas
por la bahía constituían el territorio del clan Komatsu.

—Me avergüenza llamar a esta mota de tierra feudo, —Shouryuu respondió


con una amplia sonrisa. —Los Komatsu comenzaron como piratas. Su fortaleza
estaba aquí en el Mar Interior. Lejanamente relacionados con los Taira, cuando
estalló la guerra entre los clanes Taira y Minamoto, se les ordenó establecer
una armada. Una proposición dudosa en el mejor de los casos. Pero la abigarrada
tripulación de pescadores que juntaron logró distinguirse y fueron
recompensados con títulos como samuráis del país.

—Huh.

—El cabezadura de mi padre armó irregulares ejércitos aquí y allá para unirse
a su séquito, lo suficiente como para tener una actuación convincente como un
noble local, a pesar de que se mantuvo a la altura de los caudillos militares más
poderosos. Se había comprometido a reunir una armada en caso de emergencia
y el clan Ouchi finalmente le otorgó un feudo autónomo. O eso dice la historia.
Mi hermano mayor era un sirviente de Ouchi.

~ 151 ~
Capítulo 17

» Murió en su camino a Kioto poco después de que estallara la Guerra de Onin.


Mi segundo hermano mayor estaba con el Kouno cuando mi padre agarró una de
sus islas y murió como resultado. Así que, la única persona que queda para
heredar es este idiota, el tercer hijo.

—Parece que los plebeyos terminaron con el extremo corto del palo.

—No hay duda al respecto, —dijo Shouryuu con una carcajada.

— ¿Tienes esposa o hijos?

—Los tengo. Mi esposa viene de una familia de la rama Ouchi. Para ser
honesto, no es que tuviera alguna opción en la materia.

— ¿Una buena persona?

—Difícil de decir. Nunca nos hemos conocido.

— ¿Eh?

—Parece que tener un grupo de piratas en el árbol genealógico llevó a mis


suegros por el camino equivocado. Cuando llegué a visitar la habitación en la
noche de la boda, encontré dos viejas brujas bloqueando el camino. No me
dejaban entrar pasara lo que pasara. Todo se convirtió en una farsa, así que
nunca regresé. Lo más sorprendente es que un niño terminó en la mezcla.

—Whoa, espera un minuto.

Él tenía, de hecho, más concubinas de las que podía contar, enviadas al castillo
por el samurái del país que iba a gobernar un día, su esposa e hija eran sólo un
ejemplo. Sin embargo, nunca tuvo la inclinación de mantenerlas con él en primer
lugar.

~ 152 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Shouryuu le explicó los detalles a Rokuta, un completo desconocido, sin


pensarlo dos veces.

— ¿No te parece que este tipo de vida es bastante solitaria?

—No me estoy quejando. Salgo del castillo y bajo a la ciudad y ahí hay un
montón de muchachas jóvenes profesionales, felices de estar allí y con ganas de
entretener. Es preferible a que una chica patética asuma las obligaciones de su
familia.

Rokuta respiró profundamente.

—Eres un cretino.

—Una opinión ampliamente compartida. Eres un hombre bien informado.

—Me compadezco de estas personas.

Rokuta no podía decir si era un tonto o demasiado generoso para su propio


bien, sólo que no parecía un hombre hecho para estos tiempos difíciles. No
parecía tener una idea de lo que estaba pasando fuera de las fronteras de su
pequeño feudo. La guerra había reducido a Kioto a cenizas. Inexorablemente
corroía las defensas civiles. Guarniciones estaban estacionadas en todas partes.
Era prácticamente imposible escapar del olor de la sangre en el aire.

Este rincón particular del mundo estaba en paz, pero no había forma de saber
cuánto tiempo duraría.

—Todo el tiempo que estás siendo entretenido por tus jóvenes muchachas, el
país se está desmoronando a su alrededor.

~ 153 ~
Capítulo 17

—Allí esta. Un minuto estás en la cima del mundo. Al siguiente, la rueda de la


fortuna está rodando sobre ti.

—Tus súbditos tienen este peso sobre sus espaldas. Cuando llegue la guerra,
no sabrán qué camino tomar.

Shouryuu se limitó a sonreír y dijo con aire indiferente:

—Es mejor no luchar en absoluto. Si los Kobayakawa aparecen en mi puerta,


voy a levantar los brazos en señal de rendición y les diré que estoy de su lado.
Si son los Amago, entonces, vamos a llamarnos a nosotros mismos Amago. Si son
los Kouno, entonces estaremos todos con los Kouno. Parece que es la forma más
práctica de abordar este asunto.

La boca de Rokuta se abrió por la sorpresa.

—Eso lo resuelve. Realmente eres un tonto.

Shouryuu rió en voz alta.

Sin embargo, estaba sorprendido, Rokuta no sabía si debía hacer las maletas
y marcharse. Tenía que convertir primero a este hombre emperador. Eso era lo
único que entendía.

~ 154 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 18

U n ministro menor irrumpió en la habitación.

—Lo hemos encontrado!, —gritó, y se detuvo con un sobresalto.

No sólo estaba Shukou allí, sino también Itan, Seishou, y el propio emperador.

Esa habitación en el Palacio Interior originalmente había sido reservada para


las amantes del emperador, por lo que la presencia del emperador no debería
haber sido inesperada. Pero él se la había dado a Shukou, y los negocios del
gobierno que Shukou llevaba a cabo allí estaban destinados normalmente sólo
para sus ojos. Por lo que el ministro no esperaba que el emperador estuviese allí
también.

Shukou solamente miró por encima del hombro.

— ¿Lo encontraron? No me digas. Está en la provincia de Gen.

— ¡Ah, sí!

El funcionario nervioso se enfrentó al emperador, se dejó caer al suelo y se


postró. Con un movimiento de su mano, Shukou le indicó al ministro menor que se
pusiera de pie.

—No te preocupes por él. Sólo está ocupando espacio. Vamos a escuchar tu
informe.

—Um, ah, sí. El culpable en cuestión era el Shashi, Bakú Kouya. El Shashi
informa al ministro de verano en la provincia de Gen. Kouya es el nombre que
tiene.

~ 155 ~
Capítulo 18

—Gracias.

Otro gesto de la mano le indicó al hombre que saliera. En circunstancias más


indulgentes, Shukou habría sido más efusivo en sus gracias, pero no tenía tiempo
en este momento. Observó aturdido como salía el ministro menor y volvió su
atención a Itan y Seishou, cuyos ojos se centraron en la mesa. Por ahora, ellos
estaban ignorando por completo Shouryuu, que descansaba en el diván.

—Por supuesto que era la Gen Provincia. No solo Ribi, sino también los
ministros de Gen de derecha, izquierda y el sello privado, incluido cualquiera que
tenga algún poder y autoridad, están incomunicados. Parece que Atsuyu está
tirando de las cuerdas de este Kouya y el resto de ellos.

Itan asintió. Examinó la hoja de papel en la mano, con una expresión de


perplejidad en el rostro.

—Llegó a conocer al Taiho en algún momento. Seishou, ¿qué tipo de números


tenemos en las fuerzas armadas de Gen?

—Una de las divisiones de la guardia provincial, aunque es el ejército de la


izquierda con 12.500 hombres armados.

Tres días habían pasado desde Rokuta había desaparecido. Atsuyu no habría
recurrido a secuestrar al Saiho sin primero tener todos sus patos en una fila.

—Mayor razón para preocuparse.

Itan escudriñó el papel. Actualmente el emperador tenía a su disposición una


división de la Guardia Imperial y una división de la guardia provincial de Sei,
excepto que ambos estaban en la fuerza de la brigada, con 7.500 soldados en el
primero y 5.000 en el segundo. En combinación, apenas alcanzan la paridad con
la guardia provincial de Gen.

~ 156 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

En circunstancias normales, el emperador debe ordenar a seis divisiones


completas de 12.500 hombres cada una. La diezmada población de En no podía
soportar tales números.

—Está blofeando, —opinó Shouryuu, aunque nadie mordió el anzuelo. —Es


probable que la fuerza de la brigada, sea de 7.500 hombres a lo sumo, con 10.000
reclutas de relleno en las filas.

La Guardia Imperial bajo el mando del emperador se compone de tres


ejércitos, designados: “derecha”, “izquierda” y “centro”, cada uno con una fuerza
de división prevista de 12.500 hombres y tripulados por soldados profesionales.
Si eso no fuera posible, se podrían bajar a las divisiones reducidas de 10.000 o
brigadas de 7500.

Los tres ejércitos de la Guardia Provincial bajo el mando del Taiho también
corrían normalmente a la fuerza de división completa. El resto de las provincias
mantenía brigadas de 7500. En situaciones de emergencia, otros 5.000
reservistas podrían añadirse a las filas. En las peores circunstancias, los
soldados podrían ser reclutados por la fuerza.

Los ejércitos provinciales podrían ampliarse a partir de dos divisiones a


cuatro, pero los decretos divinos prohibieron que tanto la Guardia Imperial y la
Guardia Provincial se expandieran más allá de esos límites. Invadir otro reino
constituye el más grave de los pecados y daría como resultado la muerte del
Kirin y el emperador en cuestión de días.

Los ejércitos se movilizaban únicamente contra amenazas internas, con


concentraciones militares mantenidas al mínimo necesario para hacer frente a
la lucha interna.

Cuando se desplegó la guardia provincial para cuatro divisiones, se añadió una


división auxiliar a las tres existentes.

~ 157 ~
Capítulo 18

Esta división auxiliar normalmente tenía una fuerza de 2.500 hombres del
regimiento. Aunque la Provincia de Gen había mantenido durante mucho tiempo
cuatro divisiones, después de haber perdido la derecha, la central y las
divisiones auxiliares, sólo la izquierda se mantuvo.

Shouryuu contempló el Mar de las Nubes. Seis divisiones de 75.000 soldados


frente a frente contra una Guardia Provincial, con un máximo de cuatro
divisiones de 30.000 reducirían a un señor provincial rebelde a una presa fácil.
En el peor de los casos, las ocho provincias juntas podrían desplegar un ejército
de 180.000. Si el emperador perdía el rumbo, los señores provinciales podrían
unirse para eliminar la amenaza en el trono.

Simplemente no quedaban suficientes personas en el reino para justificar


cualquiera de las opciones. En el momento de la coronación, una población original
de tres millones de adultos se había reducido a una patética de 300.000. Los
refugiados que regresaban al reino y los niños que crecían hasta la edad adulta
podría a lo sumo ser el doble.

Encontrar a 12.500 soldados para llenar las filas de la Guardia Imperial sería
un milagro.

—Un ejército de la izquierda en plena división, simplemente no es posible.

—De todos modos, —Itan dijo enfáticamente. —Necesitamos una prueba


contundente que la provincia de Gen está en el medio de todo esto. No podemos
simplemente movilizar a la Guardia Imperial, sólo porque hemos identificado
este sujeto Kouya.

—Pero el tiempo es esencial. Si por casualidad el Taiho está ahí…

Seishou dijo:

~ 158 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Dile a la Guardia Imperial que empiecen a hacer los preparativos.

Al escuchar eso, Shouryuu se puso de pie.

«¿A dónde vas?» —Dijo la mirada de regaño en el rostro de Shukou.

—No aparece que mi presencia sea necesaria aquí, así que me voy a la cama.

—Su Alteza, —dijo el exasperado Shukou.

Shouryuu se limitó a sonreír. Al salir de la habitación, se detuvo en la puerta,


como si algo se le hubiera ocurrido.

—Ejecuta la siguiente orden imperial: el Rikkan y el Sankou están despedidos.

Shukou e Itan lo miraron boquiabiertos. Itan irrumpió, con el rostro


enrojecido.

— ¿Qué demonios estás pensando? ¡Este no es el momento!

No era el momento de empezar a reorganizar las posiciones ministeriales,


cuando un paso en falso podría llevar a una guerra civil. El proceso de selección
por sí solo podría prolongarse casi que eternamente. Sin añadir a esto la
inevitable disensión interna, así como los ministros competiendo por los cargos.

Estos argumentos no persuadieron a Shouryuu en lo más mínimo.

—Estoy cansado de verlos. Seishou, contáctate con el Chousai y convócalo al


Consejo Privado de mañana.

— ¿Estás en tu sano juicio?

~ 159 ~
Capítulo 18

Sin dar muestras de haber oído el reproche de Seishou, Shouryuu respondió:

—Soy el emperador, ¿verdad? Haré lo que yo quiera.

Haciendo caso omiso de los reproches de Itan y los otros, Shouryuu abandonó
el Palacio Interior y llamó a un lado uno de sus sirvientes.

—Préstame tu caballo.

— ¡Su Majestad!

—Sólo voy a aclarar mi mente. No me des ninguna cantaleta al respecto.

El nombre del sirviente era Mousen. Tomó un respiro profundo.

—Eso es lo que siempre dices. Pero si se corre la voz de que yo soy el que te
ayuda, el Daiboku tendrá mi cabeza.

—En ese caso, te haré señor provincial.

—Eso me será de gran ayuda cuando esté muerto.

—Entonces te voy a nombrar para ser Sankou.

—No bromees cosas esas cosas. Muy bien. Pero a cambio, me voy contigo.

—Eso no va a suceder.

Mousen temeroso, dijo:

— ¿Entiendes la gravedad de los tiempos que estamos viviendo? ¡Increíble!

~ 160 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Razón de más. Algo siempre debe estar en marcha.

—Vuelve pronto. Si sigo inventando historias sobre cómo te alejas de mí y te


fugas a lugares desconocidos, el Daiboku seguro me degradará.

Shouryuu rió.

—No te preocupes. Si alguna vez llega a suceder eso, voy a inventarme una
excusa mucho mejor.

~ 161 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

PARTE V
CAPÍTULO 19

D
iez días después de que el Taiho hubiese desaparecido, llegó un
enviado de la provincia de Gen.

— ¿Provincia de Gen? No me digas.

Shouryuu estaba en medio de la reunión del Consejo Privado, fingiendo


prestar atención a las críticas y comentarios ofrecidos por los ministros. El
Rikkan había sido despedido. Los vice-ministros que habían ascendido en sus
cargos como los protegidos de sus jefes estaban ahora quejándose de los
despidos.

Agradecido por la interrupción, Shouryuu ordenó que el enviado entrara. Poco


tiempo después, un hombre de unos cincuenta años, vestido en traje formal de
la corte, entró en la habitación. Se arrodilló delante del trono y bajó la cabeza.

—Así que eres de la provincia de Gen, ¿eh?

El hombre tocó el suelo con la frente.

—Soy el primer ministro de la provincia de Gen, mi nombre es Hakutaku.

—Entonces, ¿qué te trae por aquí?

Hakutaku tomó un documento del bolsillo y lo sostuvo sobre su cabeza


postrada.

—Una carta al emperador del ministro en jefe del gabinete.

~ 162 ~
Capítulo 19

—Puedes levantar la cabeza. Prefiero verte de frente mientras tenemos esta


conversación, y no ver la parte superior de tu cabeza.

Hakutaku levantó la cara, enmarcada por una barba blanca.

—Sin embargo, es presuntuoso de mi parte decirlo, el Taiho, Enki reside


actualmente en la provincia de Gen.

Los ministros reunidos colectivamente recuperaban el aliento.

— ¿Y?

—Debes establecer una posición superior a la del emperador para nuestro


líder, el ministro Gen.

El apellido de Atsuyu era Gen. Su nombre de pila era Setsu, a pesar de que
actualmente estaba en Yuu.

—Como es eso. Atsuyu no quiere ser emperador. Sólo quiere estar por encima
de éste. Sin duda han pensado en eso.

—El ministro Gen no quiere insultar a Su Alteza. La dignidad de la posición


imperial permanecerá sin cambios. Sólo debes renunciar a la autoridad.

— ¿Se conformaría con ser primer ministro?

—Por desgracia, no puede aceptar una posición subordinada al emperador.

—Así que debe ser superior al emperador o no hay trato, ¿eh?

—Tanto un emperador de facto y como un emperador jurado sirviendo al


mismo tiempo destruirían el reino.

~ 163 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

» En su lugar, renuncia a tu autoridad de hecho y en nombre. Vete de la villa


imperial. Ve a disfrutar de los bosques y campos, dejando el mundo vulgar atrás
y sintonizando tu corazón a la belleza de la naturaleza en medio de las de flores
silvestres.

Shouryuu estalló en carcajadas.

—Bueno, si lo pones esa manera. Así que, coloco a Atsuyu en una posición más
alta incluso que la mía y luego me retiro al campo para vivir mis días tomando la
belleza rústica de las flores que florecen.

Hakutaku inclinó la cabeza en el suelo.

Shouryuu dijo:

—Dile Atsuyu lo siguiente…

—Sí.

—No soy tan tolerante como un hombre para darle a otros lo que es mío por
derecho.

—Su Alteza, —dijo una voz de entre los ministros.

Shouryuu le hizo callar con un gesto de la mano.

—Dile a Atsuyu que, si regresa a Enki, voy a ser lo suficientemente compasivo


como para permitir que él tome su propia vida de la manera que prefiera. Pero,
si sigue provocando problemas mientras se esconde detrás de Enki, voy a
rastrear a Atsuyu y lo ejecutaré como un traidor al reino.

Después de un momento de vacilación, Hakutaku se inclinó aún más y dijo:

~ 164 ~
Capítulo 19

—Entiendo.

Shouryuu se levantó y sacó la espada del cinto. Sólo se le permitía al


emperador y a sus guardaespaldas llevar armas en la sala del Consejo Privado.

—Dime Hakutaku, ¿pensaste que iba a dejarte ir de aquí tan rampante?

Aún postrado, Hakutaku respondió con voz clara.

—No.

—Eres el primer ministro de la provincia. ¿Atsuyu te obligó a venir aquí como


representante?

—Yo pedí serlo. Yo sabía desde el principio que mis posibilidades de volver a
casa eran insignificantes. Era mejor venir yo, que un hombre joven con el resto
de su vida todavía delante de él.

—La típica respuesta a las demandas como estas, sería tu cabeza en una
bandeja.

—Los arreglos con mi familia ya se han hecho.

Shouryuu plantó una rodilla delante de Hakutaku. Él empujó la punta de la


espada contra su garganta, lo que le obligó a levantar la cabeza.

— ¿Sabes cuál es el destino de un traidor?

—Nunca tuve dudas.

No había un atisbo de duda en los ojos de Hakutaku. Impresionado, Shouryuu


mostró una sonrisa irónica.

~ 165 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Un hombre con agallas. Me gusta eso. Sería una lástima matarte. ¿Qué
opinas de servirle más bien al gobierno imperial?

—Yo sólo le sirvo al ministro Gen.

—Y yo que pensaba que la lealtad de cada ministro en este reino era hacia el
emperador.

—El señor provincial de Gen me concedió esta posición. Él fue nombrado por
el emperador Kyou. Mi rango actual no puede ser acreditado a Su Alteza. Sin
embargo, está dentro de tu poder confirmar tu confianza en el señor provincial,
garantizando la permanencia de su cargo.

Shouryuu sonrió y envainó la espada.

—Veo que tienes una participación en este juego, después de todo.

Hakutaku se limitó a asentir.

— ¿Entonces todo lo que se necesita es que tu señor lo ordene y tú


voluntariamente participas en esta insurrección? ¿No sería el camino correcto
para un primer ministro provincial reprender a un ministro descarriado?

—El ministro tiene sus propias pretensiones. Por favor, tenga en cuenta la
carga de haber nacido como un hombre que se atreve a llevar el manto de un
traidor.

—Para comenzar, Atsuyu no es el señor provincial y no puedes responderle él.


¿No es acaso, sólo el hijo del señor provincial? ¿El nepotismo no va contra las
reglas?

~ 166 ~
Capítulo 19

—El señor provincial se ha retirado de la esfera política y le entregó el poder


al ministro. La administración pública provincial no expresó oposición a esta
disposición. Sus cualidades son claras para todos los que han trabajado con él, y
lo han aceptado como nuestro líder.

— ¿Lo posicionaron como señor provincial sólo en nombre? Han conseguido una
traición doble. El emperador es quién nombra al señor provincial. No importa lo
que la administración pública provincial apruebe, no depende de ellos decidir. Y
no siendo esto ya suficiente, desea el trono también.

—Desquítate conmigo cuánto quieras, pero en lo que respecta al señor


provincial, ese es un asunto resuelto.

—Por supuesto que lo está. —Shouryuu se puso de pie. Y dijo con un


movimiento informal de la mano. —Puedes retirarte. Dile a Atsuyu lo que te dije.

— ¿Me estás permitiendo volver a Gen?

—Bueno, alguien tiene que decirle. Puede ser tú. Regresa y únete a sus filas
como un compañero de conspiración.

—Lo entiendo.

—Preferiría que esto no se resolviera por la fuerza de las armas. Si el espíritu


te conmueve, tal vez podrías convencer a Atsuyu para que piense mejor en este
curso de acción.

— ¿Sí el espíritu me conmueve? —Por primera vez, Hakutaku miraba a


Shouryuu directamente.

Shouryuu desvió la mirada con una sonrisa.

~ 167 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Las personas de este mundo ponen gran parte de su vida en manos de la


voluntad divina. De hecho, yo soy el emperador elegido por el Cielo, por lo cual,
esta rebelión no tiene ninguna posibilidad de éxito. Pero si deseas probar esta
proposición, ve y sigan adelante con su plan y vamos a ver qué pasa.

— ¿Crees acaso en la autoridad de la voluntad divina?

—La creencia no tiene nada que ver con esto, —dijo Shouryuu. —Mientras sea
yo quién esté sentado en el trono, no tengo ninguna razón para dudar de ella.
Pero si tú no crees que existe, entonces ¿qué haces rindiéndome reverencia?

—Esa pregunta no tiene nada que ver con esto.

—Todo el mundo sufre cuando estalla una guerra civil. Pero pisotear la
voluntad divina, arroja el guante, y yo voy a cogerlo. —Shouryuu echó un vistazo
a la alegría y a la tristeza grabada en las caras de los que le rodeaban. —Escolta
al primer ministro a la frontera de Sei. No estoy de humor para enviar a uno de
nuestros propios mensajeros para que sea ejecutado por Atsuyu. Por lo que el
primer ministro tendrá que ir en su lugar.

~ 168 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 20

I
tan cerró de golpe la puerta de la vivienda del emperador. Al ver al
emperador descansando allí en el diván, explotó de rabia.

— ¡Tú… tú… tú, idiota!

Sólo en ese momento Shouryuu se dio cuenta de que él estaba allí. Se


incorporó y asintió con la cabeza, como si nunca hubiera esperado ver a Itan en
cualquier otro estado. Además de ver a Shukou, que estaba justo detrás de él,
y Seishou, que debió ser quien los dejó entrar, todo el mundo tenía la misma
expresión molesta en sus rostros.

— ¿Qué es esto, todos aquí tan de repente?

— ¿No vino un mensajero de la provincia de Gen?

—Sí. Muy amable de su parte el enviar al primer ministro de la provincia.

—El informe de Atsuyu era exigiendo que se le promoviera a un cargo por


encima del propio emperador. Y lo rechazó en el acto.

Shouryuu parpadeó.

— ¿Crees que debería haber tomado en serio la oferta?

— ¡Imbécil! ¿Por qué no le seguiste el juego para ganar algo de tiempo? ¡Algo
como que tenías que hablar de ello con tus ministros mientras nosotros
buscábamos la manera de hacerle zancadilla! El tiempo se agota. Tenemos que
adivinar el verdadero estado de las cosas en Gen, sus disposiciones y los
efectivos reales. ¿No te pasó eso por esa dura cabeza tuya?

~ 169 ~
Capítulo 20

Shouryuu le devolvió la sonrisa.

—Estoy seguro de que se nos ocurrirá algo.

Itan estaba más que furioso. Estaba desesperado. Había 12.500 soldados
en la Guardia Provincial de Gen contra el mismo número en la Guardia Imperial.
Si ponía algo de presión, podrían esperar y rezar para duplicar ese número,
—con suerte triplicarlo— con reclutas. Pero todos los avisos en el mundo no
aumentarían los totales hoy o mañana.

Por otra parte, el aumento del número de soldados era sólo la mitad del
problema. Tendrían que armarlos, entrenarlos, y organizarlos en las filas. Era
imposible saber cuánto tiempo les tomaría. Además, que la marcha a la provincia
de Gen tomaría un mes. Aprovisionar las tropas para lo que durara la campaña
era otra cuestión. No había suficientes vagones disponibles para hacer el
trabajo.

Shouryuu dijo con una mirada de asombro:

—Debes ser el único hombre en cualquier otro reino que menosprecie al


emperador de esa manera.

— ¿Qué clase de emperador eres? ¡Si quieres ser tratado como un emperador
digno de respeto, debes empezar a actuar como uno!

—No es que me moleste de un modo u otro.

Los hombros de Itan se desplomaron.

—En efecto. He llegado a la conclusión que discutir contigo es una pérdida de


tiempo.

~ 170 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Hasta ahora?

Itan ignoró el chiste y se dirigió a sus colegas detrás de él.

—De todos modos, vamos a ver lo que podemos hacer con la Guardia Imperial.
Parece que tendremos que hacerle frente a Gen con no más de los 12.500
efectivos que tenemos.

Shouryuu lo interrumpió rápidamente.

—Eso no será posible.

— ¿Por qué?

—Debido a que Rokuta no está aquí. Necesitamos su sí o no para movilizar a la


Guardia Provincial de la provincia de Sei. Por desgracia, no hay nadie aquí para
hacerlo.

— ¿No conoces el significado de circunstancias atenuantes?

—No soy yo quien hace las reglas cuando se trata de ese tipo de cosas.

— ¡Se trata de rescatar el Taiho! ¿Cómo se supone que vamos a obtener su


aprobación si ha sido secuestrado? ¿Hay algo de cerebro que quede en esa
cabeza tuya?

—La aprobación no se dará pronto. Parece que vamos a tener que renunciar a
esa idea.

Itan sintió que el mundo giraba a su alrededor.

—¿Comprendes que la Guardia Provincial de Gen es una fuerza de división


completa?

~ 171 ~
Capítulo 20

—Si, lo hago. Dime, ¿qué tal si agitamos las cosas en la provincia de Kou?

Los ojos de Itan se abrieron. Kou era una gran provincia situada al noroeste
de la capital. La punta de su frontera sur encajaba con la Provincia de Sei y la
Provincia de Gen.

—Maldita sea, ¿estás consciente de la gravedad de los tiempos en los que


estamos?

—Ciertamente es mi intención. Retirar al señor provincial. Nombrar al


ministro en jefe del sello privado a Sankou. Excepto por el primer ministro,
promocioné a todos en el Rikkan Provincial al Rikkan Imperial. Envía un edicto
imperial y arrástralos a todos de nuevo a Kankyuu. ¡Ah, y Seishou…!

Seishou se volvió hacia el emperador.

—Sí.

—Por mi autoridad, te nombro jefe del ejército de la izquierda. Conducirás


tus tropas a la provincia de Gen y rodearás el palacio Genboku.

Seishou aceptó la orden con una ligera inclinación.

— ¿Qué crees que estás haciendo? ¡Al menos escucha lo que la gente te está
diciendo! —El tono de voz elevada de Itan era la de un hombre que se ahogaba
agarrando a un clavo ardiendo.

Shouryuu respondió con apenas un encogimiento de hombros.

—Está decidió. Es un edicto imperial, después de todo.

~ 172 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—No me opongo en convertir a Seishou en general. Sino a lo sumo que tendrá


7.500 hombres bajo su mando. Sitiar a una capital provincial no es poca cosa.
¿Cómo va a aprovisionarlos? ¿Cómo se van a movilizar?

—Pensé que yo era el emperador aquí.

—Por desgracia, lo eres.

—Entonces, ¿es necesario que te explique todo lo que digo?

Itan lo fulminó con la mirada.

—Eso no significa que tenga que estar de acuerdo con los caprichos de un
tonto mientras dirige el reino a la destrucción.

— ¡Oh, por el amor de Dios!, —se quejó Shouryuu. Se levantó y dijo, golpeando
sobre la mesa para dar énfasis. —Para comenzar, vamos a ver si puedes digerir
tanto. Las ocho provincias de En no me responden a mí.

Itan respiró profundo. Los señores provinciales habían sido, de hecho,


nombrados por el emperador Kyou. Pero nadie se atrevió a expresar las
implicaciones obvias en voz alta.

—No podemos dejar a Kankyuu expuesta. Despachen a todo el Ejército


Imperial y es probable que se vean obligados a salir de su escondite.

—Pero…

—Sólo escucha. La provincia de Gen ha detenido a Rokuta y nos está


chantajeando al utilizarlo como escudo. Gen no tiene ninguna necesidad de dividir
sus fuerzas y enviar tropas a Kankyuu.

~ 173 ~
Capítulo 20

» A pesar de que sin duda parece que los espías alineados con Gen están
pasando de contrabando una gran cantidad de armamentos desde Kankyuu, no he
oído ningún informe de caballos o vagones de almacenamiento. Eso sugiere que
no hay ningún deseo de montar un ataque prolongado en Kankyuu, al menos no en
el corto plazo.

Itan asintió.

—Por el momento.

—Sin embargo, no podemos simplemente esperar a que Gen haga su


movimiento. Debido a que Rokuta está allí. Si no van a venir a nosotros,
tendremos que ir a ellos. Incluso con una Guardia Imperial de 12.500 contra el
Ejército Provincial de la izquierda con 12.500 también, incluso ignorando el
hecho de que van a estar luchando en su propio terreno, todavía enfrentaremos
una difícil batalla. Enviaremos a todos los soldados que podamos.

— ¡Eso es lo que he estado diciendo todo el tiempo!

—Rodear Ganboku y amenazar la capital provincial. Gen estará preparado para


el asedio. La situación será un punto muerto. Pronto se volverá obvio que no se
trata de una campaña nocturna. Todos en Gen lo verán venir también. ¿Qué
medidas tomará Gen entonces?

—Lo siguiente…

Cuando Shouryuu lo miró, Shukou dijo:

—Instigar a los señores provinciales más cercanos a Kankyuu para devolver el


golpe. Debemos asumir que han estado preparando el terreno desde hace tiempo.

~ 174 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Exactamente. De ninguna manera podemos dejar a Kankyuu sin vigilancia y


expuesta. Tenemos que equilibrar a la Guardia Provincial. Difundir información
sobre la traición de Gen y reclutar soldados de toda la capital.

— ¿Eso será suficiente para mantener el terreno?

—Haremos que sea suficiente. No necesitan espadas y lanzas. Reúne una gran
población de civiles aquí en Kankyuu. Ninguno de los ejércitos de las provincias
vecinas excede los 10.000. Con 30.000 soldados potencialmente armados,
ninguno de ellos va a arriesgar su cuello por la venganza de alguien más.

Itan farfulló:

— ¿Y si uno de ellos lo hace?

—Entonces creo que la diosa fortuna no estuvo de nuestro lado.

—Mira…

—No me malinterpreten. En este punto, es todo o nada para nosotros. Si


Rokuta muere, yo soy un hombre muerto viviendo horas extras. Y no creo
ustedes puedan mantenerse en sus puestos por mucho tiempo, tampoco.

Junto al estupefacto Itan, Shukou interrumpió.

— ¿Cuántos civiles podremos tener de nuestro lado?

—Difundan mentiras y entre corrillos tejeremos una amplia red.

—Mentiras…

~ 175 ~
Capítulo 20

—El Taiho es un mocoso de trece, —no, vamos a decir que tiene diez—. Cuenta
algunas historias melodramáticas sobre la naturaleza del corazón tierno de
nuestro joven Taiho y planta las historias donde sea posible que corran rápido.
El lamentable niño está siendo cruelmente retenido contra su voluntad en la
provincia de Gen. ¡Ah!, y no dejes de lado la parte de cómo el emperador es un
gobernante sabio y prudente.

Los otros tres hombres estaban allí con expresiones de asombro en sus
rostros.

Shouryuu dijo con una sonrisa sardónica:

— ¿Acaso el emperador no asciende al trono en respuesta a los sinceros


deseos de sus súbditos? Ahora que el trono recién ocupado está siendo
amenazado. ¿Caerá de nuevo el reino en el caos, los verdes valles y campos, una
vez más se convertirán en el hogar de los nidos y madrigueras de youma? Todos
deberíamos rezar para que el emperador sea tan bueno e inteligente. ¿Quién no
espera que este renacimiento continúe bajo su liderazgo iluminado? Cierto o no,
eso es lo que todos quieren creer.

—Suenas más como un estafador que como un emperador.

—Estamos simplemente tomando ventaja de su fe. Cuántos más soldados haya


en Kankyuu, más seguros estaremos.

—Aun así, —Itan se quejó.

A su lado, Shukou dijo:

—Todavía está la estrategia crítica para atacar a la Provincia de Gen.

—Te lo dejo a ti, Seishou. Toma todas las medidas necesarias para rodear la
capital de la provincia con 7.500 soldados de la Guardia Imperial.

~ 176 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Pero el ejército de la izquierda de Gen tiene toda la fuerza de la división.

Shouryuu sonrió.

—Yo creo que no. Estamos hablando de una fuerza de combate que logró
reunir de los condenados y parias de la sociedad. Como mucho serás unas 10.000
almas.

— ¿De dónde sacaste ese número?

—Conocimiento de primera mano. Soy jefe de pelotón, ¿no lo sabías? Uno de


los primeros brotes de la primavera, después de que el heno es cortado. Ese es
el tipo de ejército del que estamos hablando.

Shukou y Seishou intercambiaron miradas.

Itan se inclinó sobre la mesa y miró a Shouryuu a la cara.

—Un momento. ¿Tú? ¿Eres miembro de la Guardia Provincial de Gen? Si eres


líder de pelotón, eso te convertiría en un suboficial.

Un ejército con todo el personal consistía en cinco regimientos de 2.500


soldados divididos en cinco batallones, y estos se dividían en cinco compañías,
cuatro pelotones y cinco escuadrones con cinco soldados cada uno.

—Estaba en el Ganboku cuando fui reclutado por la Guardia Provincial. Si mato


a cincuenta soldados imperiales, me pondrán como capitán de una compañía.
Doscientos me va a ganar el ascenso a comandante de batallón. Tomar la cabeza
de un general invasor un día me podría llevar a dirigir el ejército de la izquierda
en la Guardia Imperial. Si mato al emperador el puesto de Daishiba sería mío.
Por supuesto, tomar ese puesto sería un poco complicado.

~ 177 ~
Capítulo 20

Itan puso los ojos en el techo.

—Podría llorar de puro asombro.

Shukou volvió a respirar hondo y exhaló.

—Pensé que te había dicho que dejaras de jugar al espía.

—Pero es útil, ¿no? Pensar en el futuro.

—De todos modos, los asedios llevan su tiempo. Durante ese tiempo, el destino
del Taiho permanecerá aún más en duda.

—Oren para que no lo haga.

—Pero si en el peor de los casos, los vientos del destino te alcanzarán también.

—Shukou. —Shouryuu miró directamente a los ojos de su sirviente. — ¿Para


preservar la preciada vida de Rokuta, debemos sometemos a las demandas de
Atsuyu?

Shukou no encontraba las palabras.

—El Kirin elige el emperador. Esa es la principal base sobre la cual se funda
un reino. Un traidor que socave con éxito ese principio, pondría al reino de
rodillas. Algo como eso no se puede permitir. ¿No te parece?

—Pero…

— ¿Preferimos al reino o al rey?

Shukou no tenía una respuesta preparada.

~ 178 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Si Atsuyu mataba a Rokuta, el emperador delante de él moriría también. Esa


era la forma en que este mundo funcionaba. Si a pesar de toda la lucha la ventaja
volvía al emperador, Atsuyu al verse acorralado podría matar al Kirin. Actuando
sólo en el mejor interés del emperador, debió aceptar la oferta de Atsuyu. Pero
no podía hacerlo.

—El día que le demos a Atsuyu lo que quiere, ese día este reino perderá
cualquier legitimidad que pudiera tener. —Shouryuu le mostró al estupefacto
Shukou una sonrisa irónica. —Con un poco de suerte, estamos seguros de poder
salir de este lío.

~ 179 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 21

P
arado en un balcón tallado en la ladera de la montaña Ganboku, Rokuta
miraba hacia la Provincia de Gen y la ciudad abajo. Una leve brisa
golpeaba contra su cara, llevando consigo el aroma de la lluvia.

—Los monzones están llegando. No se ve que los diques del Rokusui vayan a
estar listos a tiempo.

Una larga guerra estaba a punto de comenzar y las lluvias vendrían antes de
que la disputa pudiera resolverse. A pesar de la temporada de lluvias, las
provincias como Gen a lo largo de las costas del Mar Negro no verían tanta
precipitación. Las lluvias amenazadoras caían aguas arriba.

—Es demasiado tarde para preocuparse por eso.

Kouya se apoyó en la barandilla, mirando hacia el mundo de abajo. La superficie


serpenteante del Rokusui brillaba débilmente bajo la luz del sol. El Rokusui era
siempre una amenaza para las personas que vivían en las llanuras de inundación.
Era imposible saber cuándo este poderoso río se desbordaría. El año anterior
había estado bien. Y tal vez este año los bancos se mantuvieran así.

Pero, ¿y el próximo año? Tener buena suerte un año solamente aumentaba la


inquietud en el siguiente. El miedo inundaba la Provincia de Gen antes que las
inundaciones.

Rokuta dijo:

—En cualquier caso, cuanto antes suceda, mejor.

Kouya respondió con una sonrisa irónica.

~ 180 ~
Capítulo 21

—Tarde o temprano, poco importa ahora. La guerra es un desastre más grande


que una inundación.

—Cierto.

—De hecho, —dijo Kouya, levantando la mirada del cuadro de abajo y mirando
a Rokuta, —el ministro quiso movilizar sus tropas mucho antes. Salvo que las
probabilidades no favorecían una marcha hacia Kankyuu. Tenía que encontrar una
manera de conseguir que la Guardia Imperial viniera a él. Sólo después de que
no había encontrado una estrategia de este tipo, le mencioné mi conexión
contigo. Le dije que conocía al Taiho. Y por eso terminamos aquí. ¿Estás enojado?

Había imaginado que Rokuta se había olvidado por completo de él. Pero
esperaba que, si persistía, podría al menos concertar una cita. Y si jugaba bien
sus cartas, atraerlo a Ganboku. Rokuta estaba seguro al estar rodeado por sus
guardaespaldas. Si las cosas iban mal, Kouya nunca regresaría a Ganboku.

En respuesta a estas preocupaciones, Atsuyu ideó una estrategia alternativa.

—Es mejor mentir un poco, que perder a mi Shashi, —había dicho.

Rokuta asintió.

—El fin justifica los medios. Esa es la forma en la que funciona el mundo. Hey,
¿está bien si no tengo que volver a mi celda?

—Debes estar sufriendo de claustrofobia ahí. Además, el ministro dijo que


merecías tiempo libre por tu buen comportamiento.

—Qué bueno de su parte.

Esta vez, Kouya sólo respondió con una sonrisa sincera.

~ 181 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Está muy agradecido por darle toda tu atención. Tal vez esto es su forma
de agradecerte. Pero da un paso fuera del palacio y el hilo se romperá.

—Sí, lo sé. —Aun así, Rokuta levantó los ojos, no podía ver la piedra atada a
su frente.

Kouya sonrió.

—Los Kirin son criaturas terriblemente inconvenientes. Necesitas al menos


dos rehenes para mantener a uno inmovilizado.

—Mucho más que dos.

—Cierto. —Kouya volvió a sonreír. —Tenemos prisionera a Ribi, por no


mencionar al resto de su séquito. Si intentas algo, todos ellos se mueren.

— ¿No puedes al menos dejarlos ir?

— ¿Crees que deberíamos?

—Un solo rehén es suficiente. Veo por qué tienes a Ribi, pero ¿por qué
mantener al resto de ellos, y al bebé? No es como que vaya a huir o algo.

—Se lo diré al ministro. Pero lo dudo. Él no es tan humanitario como para


permitir que tales enemigos estén fuera de su alcance.

—Probablemente no, —Rokuta estuvo de acuerdo con un profundo suspiro.

Atsuyu llegó al balcón.

— ¡Oh, ahí estás! —Le hizo una profunda reverencia a Rokuta y le sonrió a
Kouya. —El Ejército Imperial está en movimiento.

~ 182 ~
Capítulo 21

Rokuta lanzó una mirada sorprendida por encima del hombro.

— ¿El ejercito?

—Por lo que parece, Taiho. Solamente es la Guardia Imperial. Sus 7.500


efectivos pronto se apartarán de Kankyuu.

— ¿Pueden ganar?

— ¿Ellos o nosotros? —Atsuyu rió.

Rokuta no podía imaginar cual fue el motivo de su risa.

—Si te estás preguntando si la Guardia Imperial va a ganar, te diré que no


vamos a ser derrotados tan fácilmente. Si te estás preguntando si vamos a
ganar, te diría que daremos nuestro mejor esfuerzo.

— ¿Por qué? —Murmuró Rokuta. — ¿Por qué Shouryuu y tú están tan ansiosos
por esta pelea, creando confusión a lo largo y ancho sin pensar en las
consecuencias? Hablas alegremente de 7.500 soldados. ¿Realmente sabes lo que
eso significa? No estás teniendo en cuenta muchas cosas. No tienes en cuenta
las vidas, las personas con las familias y las esperanzas y sueños.

Atsuyu dijo encogiéndose de hombros indiferente:

—Lo entiendo muy bien. Pero, ¿Taiho, entiendes cómo muchos de sus súbditos
morirán cuando el Rokusui se desborde? Dada la posibilidad de elegir entre diez
mil para que mueran mañana o sacrificar un millar hoy, voy a elegir
voluntariamente este último.

—Ustedes dos —Atsuyu y Shouryuu— dicen exactamente lo mismo.

~ 183 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Kouya puso una mano sobre su hombro.

—La operación se ha puesto en marcha. Sólo hay una manera de detenerla


ahora: el ministro se rinde y se disculpa. Rokuta, ¿le dirás que se suicide?

—Kouya, ese es un golpe bajo.

—Pero es la verdad. Diciéndole que retire las tropas es, en pocas palabras,
diciéndole que muera. Si es aceptable para él cambiar su propia vida por esos mil
soldados, entonces estás golpeando la misma barrera moral que él.

Rokuta les dio la espalda a ellos y apoyó las manos en la barandilla y hundió la
cabeza entre los brazos.

—Ustedes no entienden. Nadie lo hace, saborear la sangre en el aire sin


estremecerse.

Kouya le dio una palmada en la espalda.

—Entonces el emperador debe aceptar la petición del ministro. Incluso si él


ocupa una posición superior a la del emperador y ejerce la autoridad equivalente,
el emperador no tendría ningún temor por su vida.

—Fácil para ti decirlo.

—Pero, Rokuta, en el momento en el que fuiste detenido en la provincia de


Gen, el camino a la guerra se hizo inevitable.

Rokuta levantó la cabeza con un sobresalto y volvió a mirar a Kouya.

Kouya tenía una mirada triste en su rostro.

~ 184 ~
Capítulo 21

—Si hubieras querido evitar una guerra, en Kankyuu debiste haber azuzado a
uno de tus shirei en mí, abandonar al bebé, y correr. Una vez que estuviste bajo
nuestra custodia, no había vuelta atrás para ninguno de nosotros, incluyendo al
ministro.

Rokuta bajó la cabeza. Esa era la verdad. Pero no había manera de que pudiera
haber provocado la muerte del bebé allí mismo, delante de él.

—Los Kirin son criaturas lamentables, condenados por su propio sentido de la


compasión. Atado al emperador como su Saiho debe ser una tensión constante.
Dejándole todo a Atsuyu te haría la vida mucho más fácil. Mira… —Kouya tomó
a Rokuta de la mano. —Quiero resolver esto sin una guerra también. Es por eso
que el emperador debe entregarle el mandato al ministro, y tú debes escribir
una carta exhortándole a hacerlo.

—Podría escribir todo lo que quiera, pero Shouryuu no va a escuchar.

— ¿De verdad?

—Shouryuu no está dispuesto a renunciar al trono. Él realmente quería un


reino propio. Él no es el tipo de persona que se sacrifica a sí mismo y suelta las
cosa así sin luchar. —Rokuta le dijo a Atsuyu. —Él continuará la lucha por sí
mismo, si eso es lo que quiere. Uno de ustedes debe ceder, y Shouryuu no lo hará
hasta que esté muerto.

Atsuyu dijo con una sonrisa inquietante:

—Es lo mismo conmigo, Taiho.

— ¡Oh!

Atsuyu enfocó sus ojos en el mundo de abajo.

~ 185 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Así que quería un reino propio, ¿eh? ¿O quería ser el rey de un reino?

—Debería hacerte la misma pregunta.

—No tengo ningún interés en ejercer el poder y la autoridad. No entré en el


Shouzan después de que el emperador Kyou murió, aunque el ministro me animó
también. El trono tiene ningún atractivo para mí.

— ¿Por qué?

—Lo único que importa es el bienestar de las personas. El emperador debería


crear para ellos un refugio seguro y no piensa en ellos en absoluto. ¿Eres
consciente de lo mucho que la gente de En anhelaban un nuevo emperador, Taiho?

—Es decir…

—El reino debe cambiar cuando ha sido coronado el nuevo emperador. Pero
este nuevo emperador se reserva toda la autoridad para sí mismo y da el
gobierno por sentado. Si el gobernante tan largamente esperado, es ese tipo de
persona, entonces, alguien tiene que dar un paso adelante y defender al pueblo.

— ¿Y ese alguien eres tú? —Rokuta preguntó con sarcasmo.

Atsuyu negó con la cabeza.

—Si existiera un gobernante verdaderamente apto para reinar, me apartaría


de su camino. Como ya he dicho, no estoy interesado en tomar las riendas del
poder. —Se dirigió hacia el borde de la terraza y una vez más miró al mundo de
abajo. —Ya veo. El emperador deseaba solamente saber que se sentía sentarse
en el trono. No es de extrañar que tenga tanto desprecio por el duro trabajo de
un gobernante.

~ 186 ~
Capítulo 21

—Atsuyu, eso no es lo que quería decir.

Con un solo movimiento de cabeza, Atsuyu enfrentó a Rokuta y dijo con un


gesto amable:

—Taiho, sólo puedo imaginar el sufrimiento que estás pasando. No tengo


palabras. Pero si la fortuna nos sonríe y la Guardia Imperial da la vuelta sin
incidentes, al final vamos a ver seguramente que todo este mal será para bien,
y encontraremos una manera de salir de esta oscuridad.

~ 187 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 22

R okuta caminaba de vuelta a su celda. Ribi estaba jugando con el bebé.

— ¡Oh!, estás de vuelta, —dijo.

—Sí.

Teniendo en cuenta el tono de mal humor de su voz, Ribi se inclinó hacia


delante con una mirada de duda.

— ¿Que está pasando?

—Ribi, —dijo Rokuta, tomando asiento, — ¿Te parece que querer un reino es
lo mismo que querer el trono?

— ¿Eh?

Rokuta negó con la cabeza.

—No, no es la misma. Cómo decirlo, no sé.

— ¿A qué se debe esto?

—Shouryuu dijo que quería un reino. Nada acerca de ser emperador o


aprovechar al máximo su rango y posición. Sólo el reino. Siento que no es lo mismo
convertirse en emperador, uno de los grandes y poderosos. Es por eso que le di
el trono.

—Taiho…

~ 188 ~
Capítulo 22

—Tal vez, ¿me equivoqué?

—Taiho… que en el mundo…

Rokuta se dejó caer sobre la cama.

—Lo siento. Sólo estoy balbuceando.

El cielo estaba claro sobre el pequeño feudo abrazando las costas del Mar
Interior. En una época en la que a menudo se veían manchas de sangre lavadas
con más sangre, el olor de la muerte y la sangre derramada en los omnipresentes
campos de batalla barrían a través del mar.

Así Rokuta fue el primero en darse cuenta de que algo estaba mal. La sangre
fresca estaba en el aire. Tres días después de que la creciente sensación de
inquietud comenzó a preocuparlo, un cuerpo llegó a la orilla. Era uno de los
pescadores que navegaba hacia fuera de las costas por debajo del castillo.

— ¿Qué está pasando?, —le preguntó Rokuta a Shouryuu. —Deberías saberlo,


más que cualquiera.

Shouryuu estaba sentado en el muelle de la bahía lanzando su línea de pesca


en el agua.

— ¿Sabes al sobre los Murakami?

—No.

—Al igual que los Komatsu, son descendientes de piratas con raíces en la orilla
opuesta. Sirven a los Kouno, pero desde la Guerra Ōnin han estado tirando con
fuerza de la correa.

~ 189 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

» Parece que la tiraron con tanta fuerza que se liberaron y ahora están
vagando a voluntad.

Los ojos de Rokuta se abrieron.

— ¿Vas a estar bien?

—Hmm. Los Murakami han tenido durante mucho tiempo sus ojos en este
lugar. Al controlar los estrechos entre aquí y allá, podrán controlar el acceso al
mar interior. Espero un ataque en el futuro próximo.

— ¿Vas a huir? Eso fue lo que dijiste que harías.

Shouryuu dijo con una sonrisa forzada:

—Le dije a mi padre que aceptara el patrocinio de los Murakami, pero es un


hombre que valora su orgullo por encima de todo lo demás.

—Entonces, ¿esta tierra se convertirá en una zona de guerra también?

Ahora Shouryuu rió.

—Este es el único territorio que tenemos. Sería bueno tener un lugar al cual
retirarse. Por desgracia, apenas hay espacio suficiente para mecer a un gato.
Sin embargo, una vez fuimos un clan marinero, éramos el frente de la famosa
flotilla In'noshima. Los tres clanes Murakami son fuertes ladrones. Si la batalla
se vuelve contra ellos, van a llamar a sus hermanos en Noshima y Kurushima.

Shouryuu pronunció su pequeña conferencia con la actitud de un profesor


aburrido. Rokuta frunció el ceño.

—Hablas como si le estuviera pasando a otra persona.

~ 190 ~
Capítulo 22

—Hacer un alboroto sobre ello no va a lograr nada. Digamos que nos escapamos
de los Oouchi y los Suou y nos las arreglamos para evitar el ataque de los
Murakami. Los Kobayakawa entonces seguramente nos golpearan en nuestro
punto más débil. —Sonrió. —No tengo hermanas e hijas a casar. Eso significa
que no hay aliados fiables con lazos de sangre. Vamos a tener que prepararnos
para lo peor.

— ¿No eres tú el heredero? ¿No serías el que corre el mayor riesgo?

—Con mayor razón, —Shouryuu respondió alegremente, —para que hagas tus
maletas. Sal antes que las hostilidades estallen. Ve al oeste. Encuentra un lugar
al que no haya llegado la guerra.

Los rumores de guerra se extendían como la pólvora. Los trabajadores


itinerantes sin casas o barcos fueron los primeros en abandonar el feudo.
Shouryuu pudo haber ayudado a avivar las llamas para inducirlos a irse. Desde
luego dejó de pasear por fuera del castillo. Los pescadores iban al mar armados
y almacenaban provisiones en las pequeñas islas de la bahía.

A pesar de la dolorosa tensión y los repugnantes vientos de la guerra que


soplaban sobre todo, Rokuta decidió quedarse.

En uno de esos días, llegó un mensajero de la casa de campo a la choza del


pescador donde se alojaba Rokuta. Le entregó a Rokuta algo de dinero y le dijo
que huyera para salvar su vida.

—El joven maestro dice que no hay razón alguna para que los niños mueran
aquí, sobre todo si no tienes ningún vínculo con este lugar.

Rokuta preguntó sobre Shouryuu y le dijeron que había ido fuera de los
fuertes de la isla temprano en la mañana.

~ 191 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—El joven maestro está trabajando duro día y noche. No habrá ninguna duda
sobre sus habilidades después de esto.

Sosteniendo las monedas en la mano, Rokuta bajó a la playa. Desde la orilla


rocosa exploró las islas cercanas en la bahía, los barcos amarrados en los muelles
de la isla. A un lado de la entrada, estaban construyendo un anclaje para buques
de guerra.

— ¿Qué sucederá? —La voz de la mujer se hizo eco desde las sombras a los
pies de Rokuta.

Rokuta no respondió.

— ¿No es él el emperador? —Yokuhi señaló lo obvio, pero Rokuta se mantuvo


callado. — ¿No dejaste el Monte Hou y cruzaste el océano debido a que el
emperador estaba aquí?

—Si lo hice, no lo hice a propósito.

—Los buques de guerra se reúnen en esa isla lejana. Si te quedas aquí, Enki
quedarás atrapado en la conflagración.

—Lo sé. —Rokuta apretó las monedas. —Yokuhi, Rikaku.

—Sí, —fue la respuesta sin forma.

—Si es necesario, protejan a Shouryuu. Manténganse al margen de la lucha.


No maten a ningún enemigo. Si ocurre lo peor, agárrenlo y llévenlo a un lugar
seguro. Se lo debo. No puedo dejar que muera.

—Pero…

~ 192 ~
Capítulo 22

—Vayan. Tengo otros shirei.

—Sí, —fue la voz de sus sirvientes.

«Debido a que Shouryuu estaba allí para mí cuando más importaba, —trató de
convencerse a sí mismo. Pero sabía que había mucho más que eso. —Si Shouryuu
muere, ¿qué será de En?»

Una voz le aseguró:

«Estas cosas siempre se resuelven solas».

«¿Estás seguro?» —Preguntó otro.

¿La voluntad del Cielo caía sólo en un hombre? Si así fuera, entonces si
Shouryuu moría aquí, significaba que En perdería a su emperador.

Los pescadores y comerciantes sabían que no tenían ninguna posibilidad de


ganar esta batalla. Rokuta sólo podría salvar a Shouryuu, nombrarlo emperador,
y llevarlo de vuelta a En. Pero, qué tal si eso traía de nuevo la guerra a En —él
nunca se había permitido confiar en ninguna criatura que se llamara a sí mismo
emperador—.

¿Shouryuu podría realmente salvar a En? Igualmente era capaz de destruir a


En tan profundamente, que nunca se levantaría de nuevo.

— ¿Por qué debo ser el Kirin?

Él encarnaba la voluntad de las personas, pero no podía oír lo que tenían que
decir. Si tan sólo pudiera preguntarles a los que se quedaron en esa tierra
destrozada lo que debía hacer.

~ 193 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

La lucha comenzó en serio apenas tres días después. Las fuerzas Komatsu
dieron una buena batalla contra las naves que rodeaban los fuertes. Rokuta y los
demás que se había quedado atrás observaban desde la costa. Mientras las
guarniciones de la isla no se acabaran, los Murakami no invadiría la tierra.

En el sexto día, un grito de guerra desgarró el aire detrás de ellos. Cargando


sobre las montañas que rodean la bahía, las fuerzas Murakami atacaban por la
retaguardia.

Las llamas envolvieron las torres de vigilancia por delante y por detrás de
ellos. El caos se derramó abajo de las colinas, hacinando a Rokuta y a los otros
en la orilla. Apenas lograron apilarse en una flota de pequeñas embarcaciones
cuando la mansión fue invadida. El fuego subió por las torretas de la esquina. Los
arietes rompieron la puerta principal del castillo.

El padre de Shouryuu, el gobernante del dominio Komatsu, echó a correr y


murió mientras huía. Shouryuu era el heredero del reino pirata de su padre,
incluso si el enemigo los asediaba por todos lados.

Quedaban sólo cuatro días hasta que el clan Komatsu desapareciera de la


historia.

~ 194 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 23

L
as noticias del secuestro del Saiho dejó a Kankyuu en un alboroto. Había
largas colas para enrolarse en las Oficinas Provinciales Imperiales. Las
personas deseosas de noticias sobre la situación llenaban cada espacio
disponible entre la Puerta del Acantilado y la Puerta del Faisán.

— ¿Gen va a invadir a Kankyuu también?

El reino había dado un paso atrás desde el borde de la destrucción sólo veinte
años antes. Nadie había olvidado el desgraciado estado de En en aquel entonces.
En todavía era pobre en comparación con los otros reinos, pero sus súbditos
tenían todas las razones para creer que mañana sería mejor que hoy.

Finalmente habían terminado de eliminar los desechos. El sonido hueco del


metal golpeando madera y huesos carbonizados ya no se escuchaba cada vez que
golpeaban una azada en el suelo. Y ahora todo su trabajo duro podría quemarse
hasta las cenizas de nuevo…

— ¿Qué va a hacer el emperador?

— ¡No me diga que se ha escondido!

— ¿Cómo le está yendo el Taiho? ¿Él está bien?

Acosados por las preguntas de la gente de la ciudad hasta altas horas de la


noche, los burócratas agotados se arrastraban fuera de la cama a la mañana
siguiente y abrían las puertas. Un tumulto de personas se agolpaba en el
Ministerio de Verano y la oficina del comandante, donde el personal estaba
hecho polvo al trabajar de sol a sombra.

~ 195 ~
Capítulo 23

Uno de los oficiales del comandante, un hombre con el nombre de On Kei, fue
el primero en bajar a las oficinas provinciales a la mañana siguiente y abrir las
puertas.

La conmoción del día anterior aún estaba fresca en su mente, On Kei se


resignó al tedio de más de lo mismo, la gente de nuevo se agolpaba en las oficinas
provinciales y le salpicaban con preguntas como:

— ¿Vamos a ganar?

Quería gritarles:

«¡Asegúrense de decirme cuando lo descubran!»

— ¿Qué pasa si el emperador muere? ¡Nos las arreglamos para sobrevivir el


régimen del emperador Kyou, conseguimos algunos nuevos ministros que hicieran
su trabajo y empezamos a vivir nuestra vida normal!

«Ya somos dos», —On Kei se quejó para sí mismo, el pesimismo colgaba como
un jarro de agua fría sobre sus hombros mientras liberaba los pernos y abría las
puertas de la oficina del comandante.

Como era de esperar, una multitud se había reunido afuera de las grandes
puertas. Ellos se lanzaron hacia delante. On Kei levantó las manos, haciéndolos
detenerse. Cuando las protestas estallaron, él hizo un gesto para que se
calmaran.

—La oficina del comandante ya tiene sus manos totalmente ocupadas.


Entendemos sus preocupaciones. Si tiene preguntas acerca de la situación
actual, es necesario ir a otra parte en busca de respuestas. Nosotros
simplemente no tenemos el tiempo y los recursos de sobra en este momento.

~ 196 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Pero… —alguien protestó. — ¿En verdad se va a disparar una guerra? Al


menos puede decirnos eso.

—Esa es una pregunta que deben plantearle a la Provincia de Gen. Cuando Gen
levantó la bandera de la insurrección, el Ejército Imperial no tuvo más remedio
que responder.

— ¿Cómo está el Taiho? ¿Qué pasa con el emperador?

«¿Cómo se supone que voy a saber?» —On Kei se dijo a sí mismo, en cambio,
él asintió.

—El emperador está haciendo lo mejor que puede. Él está más preocupado que
ninguno de ustedes de que el Taiho salga lastimado. No sabemos el estado actual
del Taiho y sólo podemos rezar para que se mantenga incólume.

Un anciano le preguntó:

— ¿Hay alguna manera de resolver este conflicto sin guerra?

—Si averigua la respuesta a esa pregunta, por favor háganoslo saber.

— ¿El campo se convertirá en un campo de batalla de nuevo? ¡Justo cuando


las cosas empezaban a mejorar! Esta vez si nuestros campos son pisoteados bajo
los pies de la caballería, vamos a dar todo por terminado. ¿El comandante no
puede entender eso?

On Kei le dio al anciano una mirada exasperada.

—Es por eso que le dije que, si sabe una manera de evitar la guerra, nos las
diga. El emperador no está buscando una pelea. La Provincia Gen es la causante
de todo esto.

~ 197 ~
Capítulo 23

—Pero…

Frente a un coro de voces, On Kei agitó los brazos.

—Por favor, vayan a otro lugar. El Ministerio de Verano no es el foro para


tales discusiones.

Las personas reunidas frente a las puertas se miraron. Varios volvieron sobre
sus talones en busca de burócratas más complacientes.

Una mujer dio un paso adelante.

— ¿El Ejército Imperial va a ganar? —Ella se paró frente a On Kei, acunando


a un bebé contra su pecho.

—Nos esforzaremos para asegurarnos de que lo haga.

—La Provincia de Gen ha secuestrado al Taiho. Si lo matan, el emperador


morirá también.

—Eso es cierto.

—Pero, ¿en realidad están haciendo lo suficiente? ¿No deberían enviar al


Ejército Imperial a la provincia de Gen y traer de nuevo al Taiho al palacio?

On Kei no pudo evitar exasperarse un poco.

—Exactamente. Eso es en lo que el comandante y su personal están


trabajando.

— ¡No hay nada aquí por lo que valga la pena luchar otra vez en primer lugar!
—Gritó el anciano.

~ 198 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

La mujer lo miró.

— ¿Lo que se lograría sin luchar? ¿Estás diciendo que el emperador debe
morir? Sin un emperador, un reino va a la ruina. Todo el mundo sabe lo que es
eso.

—La guerra no es más que la ruina.

La boca de la mujer se retorció brevemente en una sonrisa de desconcierto.

—No me has dicho nada que yo no sepa ya.

— ¿Qué quieres decir? —Exigió el anciano, al tiempo que se subía los


pantalones.

Ella lo miró con una mirada fría, después miró a las personas que todavía
estaban allí reunidas, hombres y mujeres, jóvenes y viejos.

—Sé que hay personas entre ustedes aquí, —y no son pocos entre la gente de
esta ciudad—, que asesinaron a nuestros hijos. —Ella levantó al niño dormido en
sus brazos. —Miren, mi hijo. Le pedí al Riboku y el Cielo respondió. Ustedes han
hecho lo mismo. Pero también sé que hay personas que caminan libremente
habiendo asesinado a nuestros parientes. Mi propia hermana fue asesinada y
echada en un pozo.

La sala quedó en silencio.

—Un hombre irrumpió en nuestra casa a altas horas de la noche, la secuestró,


incluso mientras dormía a mi lado y tiró su cuerpo a un pozo. Sé que él está
llevando una vida tranquila y fácil hoy en día. Eso es lo que sucede cuando un
reino va a la ruina —los criminales limpian sus bocas y siguen como si nada hubiera
pasado—.

~ 199 ~
Capítulo 23

On Kei cortésmente tocó la espalda de la mujer.

—Es suficiente, —dijo.

Ella le miró con frialdad.

—Todos pueden pretender que no pasa nada, pero el pecado no desaparece.


Nunca olvidaré. Para el resto de mis días, voy a recordar el sonido del cuerpo de
mi hermana golpeando el agua en el fondo de ese pozo. Recuerden mis palabras,
lo mismo va a ocurrir de nuevo. Si esto continúa y el emperador muere, este niño
seguramente tendrá el mismo destino. Cuando llegue la destrucción, vendrá, y no
habrá nada que podamos hacer para detenerla. ¿Eso es lo que todos queremos?
—Observó a los que la rodeaban y se volvió a On Kei con una mirada de triunfo.
—Muévete a un lado y déjame pasar. No estoy aquí para halarte las orejas y
quejarme y como lo están haciendo estos. —Ella le sonrió al nervioso On Kei.
— ¡Estoy aquí para luchar! Estoy aquí para defender al emperador que ha
bendecido nuestras vidas. Este niño no se va a morir en mi guardia. No quiero
vivir en un mundo donde la muerte sea parte del despertar por las mañanas,
donde todo el mundo te dice que no hay nada que puedan hacer, que se dan por
vencidos y lo aceptan. Es por eso que el trono debe estar ocupado por un
emperador elegido por la Voluntad Divina. Si me aseguro de que él pueda darle
a este niño un futuro digno a costa mi vida, entonces que así sea.

—Pero…

—Nada dice que un soldado no puede ser mujer. Se necesitan soldados y cada
uno cuenta. Envíame a Ganboku. Eso es lo que vine a hacer aquí.

On Kei parpadeó confundido cuando un hombre joven dio un paso adelante.

—Yo también. Es por eso que estoy aquí. Todo el mundo dice que no tengo lo
que se necesita, que no tengo agallas, pero si dejamos que el emperador muera,
En ira a la ruina.

~ 200 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

La mujer se volvió hacia el joven con una sonrisa brillante.

—Tienes un montón de agallas.

—No, es cierto. Ni siquiera puedo ganar una discusión. Aun así, puedo empujar
un carro. Mis padres pensaron que íbamos a morir juntos. Y luego nos enteramos
de que un nuevo emperador había sido elegido, así que quizás el mundo no se iba
a ir al garete, después de todo. Eso nos dio una nueva esperanza. Con un
emperador en el trono, entonces tal vez un poco de esfuerzo y persistencia dará
sus frutos. Así que, si hay algo que pueda hacer para ayudar, tomé la iniciativa y
me puse a trabajar.

La risa recorrió la multitud. Un hombre casi calvo echó la cabeza hacia atrás
y se rió en voz alta, con la cara roja enrojecida.

—Hay un montón de promesas aquí en esta multitud. Lamenté no haber sido


el primero en la fila, pero si esto es a lo que se ha reducido, entonces no te
sientas tan mal por ello. —Miró por encima del hombro y saludó con la mano a la
gente que miraba a la mujer y al joven con gesto de consternación. —Si vinieron
aquí buscando un hombro para llorar, vayan a otro lado. Este lugar es para
aquellos ciudadanos excepcionales que quieren convertirse en soldados. Por lo
que el resto de ustedes debe dirigirse a Ganboku también, ¿eh?

Una ola de indecisión onduló a través de la multitud. De uno en uno se


despidieron.

Entre ellos se encontraba una joven casada. Ella salió de la multitud de


personas casi como si estuviera huyendo. Al llegar a casa, encontró a su marido
en la parte posterior de su taller de carpintería, cepillado hacia abajo el panel
de un armario. Ella le contó lo sucedido en la oficina del comandante.

~ 201 ~
Capítulo 23

—Yo no lo podía creer. Con recuerdos del conflicto y el caos tan frescos en la
mente de todos, pedían a gritos ir a pelear.

Su marido le dio un rápido vistazo y volvió a su trabajo.

— ¿No tenemos ya un emperador, por que tendremos que empezar a luchar de


nuevo? La única razón por la que hay una rebelión es porque no está haciendo su
trabajo. —Sus hombros se sacudieron. — ¡Ah, lo odio! El olor de la sangre en
todas partes. Pasar hambre todo el tiempo, no hay nada para alimentar a los
niños. ¿Kankyuu va a convertirse en un campo de batalla también? Ya he tenido
suficiente de toda esta lucha.

Su marido abruptamente dejó el panel y se puso de pie.

— ¿Qué es esto, de repente? —Exigió ella.

Ella no estaba esperando una respuesta. Él era del tipo fuerte y silencioso, un
hombre que creía firmemente en no perder el aliento o sus palabras. Pero hoy
en día resultaría una excepción a la regla de muchas maneras.

—Voy a la Oficina Provincial Imperial.

— ¿Qué vas a hacer qué? ¿Para qué?

—Para marchar a Ganboku.

— ¿Qué?, —exclamó. — ¿Ganboku? No bromees con eso.

Él la miró, con una mirada poco común de afecto en sus ojos.

—Mis padres y mi hermano murieron de hambre. No quiero que ocurra lo


mismo contigo y los niños.

~ 202 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Pero…

—Si perdemos este emperador, lo mismo va a suceder de nuevo. No estoy


haciendo esto por extraños que nunca he conocido. Lo estoy haciendo por ti.

A la mañana siguiente, una larga fila de personas espera de nuevo frente a la


oficina del comandante. Esta vez, sin embargo, todos estaban allí para
enlistarse.

~ 203 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 24

I tan golpeó el montón de papeles sobre el escritorio.

— ¡Por dios!, —exclamó. —Ciertamente no hay que subestimar el atractivo de


un nuevo emperador. Incluso no puedo evitar estar impresionado. ¡En tres días
tenemos un millar de voluntarios para defender Kankyuu y trescientos más
dispuestos a marchar a Ganboku!

—No me digas, —dijo Shukou, acomodando los papeles.

—Además de eso, la cooperación y el apoyo viene de los distritos y


prefecturas fuera de la provincia de Sei. Los aldeanos de la mayoría de los
recintos distantes están acudiendo en masa a los edificios del ayuntamiento y
partiendo hacia Kankyuu. Está volviendo locos a los ministros.

—Esos rumores fueron efectivos para esta tarea.

— ¿Hasta dónde pueden extenderse los rumores en tres días? Es decir, ¡ya
llegaron a las provincias!

— ¿Están viniendo desde allí también?

—Eso es lo que dice la gente. ¿Van a llegar hasta aquí, incluso antes de que las
tropas salgan al frente?

Shukou levantó los papeles de una manera reverente.

—Estoy agradecido. E impresionado. Las expectativas hacia nuestro nuevo


emperador no han disminuido en lo más mínimo.

~ 204 ~
Capítulo 24

—Lo bueno es que ninguno de ellos ha conocido al hombre personalmente. Una


vez que esto llegue a sus oídos, tal vez incluso le dará vuelta a una nueva página.

—Yo no cantaría victoria, —dijo Shukou con una sonrisa triste. —Dos
provincias han ofrecido sus ejércitos. ¿Podemos confiar en ellos? Nosotros no
queremos invitarlos a Kankyuu sólo para terminar siendo atacados desde
adentro.

—Sólo aceptaremos soldados comunes y corrientes y material de apoyo,


—interrumpió Seishou. —Cualquier soldado cedido a nosotros lo pondremos
fuera del palacio. ¿Cómo les está yendo en la Provincia de Kou?

—Exceptuando al señor provincial, los ministros Rikkan ya han abandonado el


palacio.

—El antiguo señor del sello privado se ha instalado como el próximo señor
provincial y ha dejado Kankyuu.

Este era un hombre que había estado tan ocupado en hurtar el tesoro público
que no tenía ningún interés en trazar conspiraciones políticas o liderar
insurrecciones.

—Su Alteza ha aconsejado despedir a toda la Guardia Provincial de Kou y


confiscar sus suministros. Y, adicionalmente, los soldados deben ser reclutados
activamente durante la expedición para reforzar la Guardia Imperial.

—Pero… —interrumpió Itan. —Los soldados que marchan a Ganboku realmente


van a tener que luchar. Cualquier soldado ocioso de Kou que recojamos a lo largo
del camino, ¿pueden estar formados y moldeados en una fuerza de combate
disciplinada durante la noche? ¿Y si algunos de entre ellos vuelve sus armas hacia
el Ejército Imperial?

~ 205 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Estamos apostando a sus expectativas frente al nuevo emperador.

—Todo esto ha sido una apuesta desde el primer momento.

—Lo ha sido. —Todos asintieron juntos.

Alguien llamó desde fuera de la sala.

—Um, ¿puedo interrumpirlos un momento? —Mousen tímidamente asomó la


cabeza por los biombos.

Seishou asintió y le hizo señas para que entrara en la habitación. Luciendo


algo desconcertado, Mousen entró con una reverencia.

— ¿Cuál es la emergencia?, —dijo Seishou, de una manera que sugería que, si


no la había, debía irse inmediatamente.

—Bueno, no es exactamente una emergencia…

— ¿Entonces qué sucede?

Mousen miraba hacia abajo y miraba a Seishou, repitiendo esa acción varias
veces. Parecía totalmente fuera de sí.

—No estoy tratando de forzar la mano de nadie, pero me gustaría participar


en las reuniones del Consejo Privado…

— ¿Qué?, —dijo Itan, levantando una ceja. —Bueno, no tengo nada que
objetar. Hablando de eso, una vez fuiste ayudante ejecutivo de Seishou. —Miró
a Seishou. — ¿Qué te parece? ¿Llamarás a un viejo subordinado para que vuelva
al servicio militar? No puedes culparlo por querer colgar tus faldones en lugar
de ser el guardaespaldas de ese vago.

~ 206 ~
Capítulo 24

Seishou asintió con la cabeza.

—Esa era mi intención. Si Mousen está de acuerdo en ser mi ayudante


ejecutivo de nuevo…

—Lo siento, pero me temo que eso no es posible. —Mousen tomó la reacción
de Seishou con los ojos vueltos hacia arriba, como si tratara de medir su estado
de ánimo.

— ¿Imposible? ¿Por qué?

—Um, Q… quiero decir… odio tener que decir esto, pero… —Mousen tomó un
pedazo de papel de su bolsillo y se lo tendió con una profunda reverencia. —Una
orden imperial. ¡Lo siento! ¡He sido nombrado Daishiba!

Itan, Seishou y Shukou lo miraron boquiabiertos. Como el titular del


Ministerio de Verano y el jefe del Ejército Imperial del Estado Mayor, el
Daishiba era un miembro del Rikkan. Él estaba por encima de un general, la
posición a la que Seishou acababa de ser nombrado, convirtiendo a Mousen en el
superior de Seishou.

— ¿Que acabas de decir?

— ¡Lo siento! P-pero esta promoción supuestamente sólo está en vigor


mientras duren de las hostilidades. Por favor, ¡no lo tomen como algo personal!

Shukou frunció el ceño.

—Poniendo a Mousen en ese cargo no va a cambiar nada. ¿Dónde está el


emperador?

—Um, él está afuera. —Dijo Mousen.

~ 207 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Afuera?

—Sí. Dejó un mensaje para el Daiboku… quiero decir, para el general.

— ¿Qué?

—Dijo que para asegurarse de no perder la cabeza. Un hombre puede hacer


un mal mucho peor en este mundo que el que puede hacer un general de la Guardia
Imperial.

Itan se cubrió la cara con las manos.

—Ese idiota.

—Increíble.

Shukou estaba demasiado sorprendido por las palabras. Itan golpeó la mesa
con el puño.

— ¿En qué universo tiene un emperador que unirse al ejército de los rebeldes?

—L-lo siento.

Seishou preguntó en voz alta:

— ¿No te da la sensación de que tal vez hay un trabajo interno en todo esto?

— ¿Como?

—El emperador me dio instrucciones para rodear Ganboku, pero no tomarlo.


Rodear la ciudad por sí sola difícilmente le pondría fin al conflicto.

~ 208 ~
Capítulo 24

— ¡Oh!, acerca de eso… —Mousen sacó otro documento aparte de la Orden


Imperial anterior. —Esto es para el general.

Seishou lo tomó, lo abrió y lo leyó en el acto. Se lo entregó a Itan, que lo


revisó y suspiró.

— ¿En qué diablos está pensando ese hombre?

— ¿Y ahora qué?, —dijo Shukou, mirando por encima de su hombro.

Seishou dijo, dándole a Shukou el documento para que lo leyera:

—Dice que reclutemos obreros durante la marcha y construyamos diques en


las proximidades de Ganboku.

—Así que ahora va a hacer un espectáculo al ceder a la voluntad de la gente


del lugar, ¿eh? —Itan se dejó caer en la silla más cercana. — ¡Es como un inquilino
que no paga la renta y luego decide pagarla cuando el edificio se está
incendiando!

—Debe estar tramando algo. Ningún emperador en su sano juicio se pondría


en marcha hacia Ganboku si no.

—Me estoy quedando sin maneras de expresar mi asombro. ¿Qué pasa si


sucede lo impensable? ¿Qué pasa si él es derribado en la niebla de la guerra? Él
debe entender que eso también forma parte de la ecuación.

—Estoy seguro de que es muy consciente. —Dijo Seishou con una sonrisa
irónica. —Al tomar como rehén al Taiho, nunca iba a trabajar con él. Sin embargo,
él podría mantener su preciosa vida y agazaparse en el Palacio Gen'ei, y dejar
que el Taiho sufra daños, pero así, todo habrá terminado para él. Para el
emperador, esta ha sido una lucha de vida o muerte desde el principio

~ 209 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

PARTE VI
CAPÍTULO 25

N
o habiendo nada en particular que hacer, Rokuta pasó sus días
paseando por los enormes jardines del palacio. Los cocineros que
miraban desde la cocina —con una vista despejada hasta los
dormitorios de Atsuyu— fruncieron el ceño ante su actitud indiferente. Pero él
no podía sentarse, descansar y relajarse.

Dos meses habían pasado desde su secuestro.

Rokuta se preguntaba qué hacer al respecto. Todo esto había sido un error
de principio a fin: Kouya convirtiéndose en su enemigo, Atsuyu tramando una
revolución, y él ahí, como un prisionero, sin preocupaciones. Debía escapar del
palacio provincial y llevar sus preocupaciones directamente al emperador y al
ejército imperial, pero no había manera de que eso fuese a suceder.

Las tropas ya habían sido desplegadas alrededor de la periferia de Ganboku


y se preparaban para enfrentar al enemigo. Anticipándose a una batalla decisiva
en Ganboku, los guardias provinciales que estaban dispersos aquí y allá fueron
replegados y estaban concentrados en una sola fuerza a los pies del palacio.

Observando lo que estaba pasando, Rokuta sintió que tenía que hacer algo. Al
oeste de Ganboku, las hogueras del ejército imperial salpicaban las montañas
con vista al río Rokusui. La guerra era inevitable. En unos pocos días empezaría
la lucha en serio.

Tenía que hacer algo. Pero simplemente no sabía qué. Se le acababa el tiempo.
Si no actuaba pronto, no habría vuelta atrás.

~ 210 ~
Capítulo 25

En su celda, Rokuta masticaba con impaciencia sus uñas cuando Ribi se sentó
frente a él, sosteniendo al niño en sus brazos.

—Taiho, ¿podrías decirme qué es lo que te preocupa?

—No es nada, —murmuró Rokuta. —Son tonterías. Nada de qué preocuparse.

—Ahora que lo mencionas, no pareces demasiado preocupado con lo que sea.

—No, no vale la pena tanto esfuerzo. De todos modos, Atsuyu es un hombre


muy querido. No he escuchado ni una sola cosa mala sobre él de nadie en el
palacio. En cambio, si fuera Shouryuu, nadie se detendría.

Ribi suspiró y acarició al niño en la espalda.

—Sin embargo, el competente Atsuyu no puede, de ninguna manera ser


comparado con el emperador.

—Estás segura de conocer a Shouryuu. Pero Atsuyu es el tipo de hombre que


hace las cosas. Desde que llegó aquí, no lo he visto sentarse a ver crecer la
hierba.

—Taiho…

—Dicen que es audaz y decidido, que sabe cómo equilibrar la cabeza y el


corazón. Es generoso y comprensivo. Shouryuu podrían aprender una o dos cosas
de él. Casi puedo creer que dejarle los asuntos de Estado a Atsuyu sería una
mejora.

Ribi levantó las cejas y frunció el ceño. Enderezados y media levantándose de


su asiento, dijo:

~ 211 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Taiho, no puedes hablar en serio.

—Lo digo en serio.

— ¿Por qué hablas así? ¿No crees en el emperador que tú mismo elegiste?

—Creer no tiene nada que ver con ello. —Rokuta sonrió. —Él realmente es un
idiota.

—El emperador no tiene un pelo de tonto. Creo que el papel de gobernante le


viene bien. Es por eso que lo he elegido para servirle.

— ¡Ah, Ribi! ¿no me digas que tienes algo él?

— ¡Taiho!

Ahora ella parecía muy enojada. Rokuta reflexivamente se agachó un poco. Él


sabía qué se estaba pasando. Su inquietud estaba disminuyendo, por lo que ahora
estaba buscando pelear con Ribi.

—Es muy triste. ¿Por qué menosprecias a Su Alteza? ¿Por qué lo pusiste en el
trono entonces?

—No me preguntes. Pregúntale al Señor Dios Creador en vez de a mí.

—Taiho… —Ribi se enderezó de nuevo y dijo: —Cuando fui nombrado virreina,


Su Alteza se disculpó conmigo.

— ¿Shouryuu lo hizo? Que extraño.

—Dijo que los señores provinciales no le respondían a él. Y si trataba de limitar


su autoridad, seguramente se levantará contra él.

~ 212 ~
Capítulo 25

Ribi le había respondido al emperador:

—No importa. No se puede permitir que hagan lo que les plazca. Tendrás que
despedirlos con el tiempo. Algunos lucharán, incluso se levantarán en armas. El
robo del tesoro provincial es el menor de nuestros problemas. Debes estar en
guardia para asegurarte de que no están formando ejércitos a tus espaldas.

Sus propias palabras no tardaron en llegar a hacerse realidad.

—Espero encontrar una fuerte resistencia al reorganizar a los señores


provinciales. Para cortar tales impulsos de raíz, debes asegurarte de que sigan
los decretos divinos y mantengan sus ejércitos dentro de los límites legales,
para evitar que conspiren juntos, debemos tener a los gobernadores generales
postrados.

— ¿Estás otorgándome una enorme responsabilidad?

Ribi se inclinó reverentemente, vencida por la gravedad de lo que se le pedía.


Ella era un funcionario de menor rango en los tribunales penales, el equivalente
a un barón. Al ser bruscamente ascendida al puesto de vizconde, no podía dejar
de hacerla sentir que se elevaba por encima de su posición.

Shouryuu negó con la cabeza.

—No me agradezcas todavía. Si los señores provinciales levantan la bandera


de la insurrección, los virreyes se encontrarán en la primera línea. Indicarle a
un virrey que establezca su residencia en un palacio provincial podría llegar a ser
una sentencia de muerte. El problema es que estoy jugando en este tablero de
ajedrez con muy pocas piezas. No quiero pronunciar sentencias de muerte, pero
no tengo a nadie más calificado que tú para ir.

~ 213 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Ribi se quedó inmóvil por un momento antes de enfrentarse al emperador, con


una expresión inusualmente seria en su rostro.

—Estoy muy agradecida por ser tan sincero conmigo. Cualesquiera que sean
las probabilidades, no me gustaría hacer otra cosa.

—A decir verdad, estaba inseguro de si designarte a ti o a Shukou como el


octavo virrey provincial. Pero ambos tienen sus puntos fuertes y débiles, y tú
eras la persona más adecuada para el trabajo. Shukou no está mal tampoco, pero
su temperamento saca lo mejor de él. Sin importar lo que esté sucediendo en el
palacio provincial, debes quedarte callada, observar e informar. A menos que
recibas instrucciones específicas, no te enredes en las exhortaciones de largo
aliento. Me temo que eso es algo en lo que Shukou simplemente no tiene la
paciencia de hacer.

—Sí.

— ¿Vas a hacer esto por mí?

—Con mucho gusto acepto el cargo.

Shouryuu asintió.

—Lo siento, —lo oyó decir.

El bajo y tenso sonido de su voz quedó grabado para siempre en sus


pensamientos.

—Huh, —Rokuta respondió con indiferencia, con la mirada perdida en la


distancia.

Ribi dijo:

~ 214 ~
Capítulo 25

—Esa fue la primera vez que lo he visto tan —serio. —Sin embargo, él puede
hacerse el tonto, pero no es irresponsable. Él piensa en aquellas cosas que
merecen su atención, y actúa cuando la acción es verdaderamente necesaria.
Simplemente no lo demuestra.

—Y tal vez estás tratando con mucho entusiasmo ver lo mejor de él. —Rokuta
sonrió. —Shukou y los otros llorarían al oírte hablar de tal manera. Te dirán que
las personas más cercanas a él se desgastan recogiendo las piezas que él deja
atrás. Se salta las reuniones del Consejo Privado, se dirige quién sabe adónde,
cada palabra le entra por un oído y sale por el otro mientras hace todo lo que él
decidió hacer.

—Pero Su Majestad no ha hecho realmente nada malo. Itan y los demás siguen
diciendo que él es un perezoso bueno-para-nada, mientras que el emperador se
ha comportado de una manera magnánima. Como resultado, incluso cuando las
cosas estaban en su peor momento, nunca sucumbió a la desesperación.

—Realmente tienes una debilidad por Shouryuu.

Ribi tristemente sacudió la cabeza.

— ¿Por qué dices las cosas así? Imaginar que no tienes fe en el emperador me
duele terriblemente.

—Ribi, yo…

—Creo firmemente que el emperador no es un gobernante incompetente.


Seleccionó a los ministros más exigentes de la administración pública y colocó
en sus manos las oficinas más importantes. No puede haber ninguna duda sobre
eso.

~ 215 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Oficinas importantes? Te concedo que un virrey imperial cuenta como tal.


Nunca está muy lejos del peligro real. Itan y Shukou tienen un mínimo riesgo.
Pero igual son barones, ¿no?

Rokuta lo dijo como una broma. Ribi se limitó a sacudir la cabeza.

—Razón por la cual las olas de la discordia no se levantaron. Su Alteza ignoró


a los innumerables burócratas que pasaban el tiempo jugando al rey de la colina,
mientras que el reino se hundía en el caos. Más bien, instaló a los que no
estábamos competiendo por algún cargo. Fui promovida a vizconde cuando no
estaba bajo la mirada de otros funcionarios de la corte. Y entonces la Corte
Imperial no se vio desgarrada por la envidia y la discordia.

—Pero…

—El Suijin es como mucho un barón de rango medio, y tiene el importante


deber de gestionar las tierras del reino. Cuando el dinero de los impuestos
destinados a proyectos de control de inundaciones desaparece en el bolsillo de
un ministro, ¿qué ocurre con los diques mal construidos? Incluso en el Ministerio
de Tierra, esta cartera fundamental para el bienestar de las personas se le dio
a Itan. El Suijin es superado sólo por el Daishito y su subministro permanente,
un ladrón y un cobarde nunca se dignarían a ensuciarse las manos haciendo un
trabajo honesto. Excepto que Itan no se deja intimidar por personas como ellos,
por lo que el campo se ha recuperado

Rokuta no respondió.

—Shukou es el Magistrado Imperial, un barón de menor rango, como mucho.


El Magistrado Imperial es independiente de la corte y puede disciplinar incluso
a los señores provinciales, es el único ministro que depende directamente del
emperador. Seishou es el Daiboku, y el más cercano al emperador en el
Ministerio de Verano.

~ 216 ~
Capítulo 25

» Él puede estar parado cerca en las sombras y proteger al emperador contra


los traidores y renegados. Puede cortar un camino a través de los tontos en la
burocracia, de modo Shukou y Seishou puedan hacer su trabajo.

—Ribi, ya basta, —Rokuta suspiro, pero ella no había terminado.

—El emperador le dio a Itan la posición de Suijin. Sin un ministro de rentas


internas o cualquier persona administrando los bienes imperiales, más de la
mitad de todos los impuestos fueron desapareciendo en los bolsillos de
funcionarios corruptos. Desde que comenzó la nueva dinastía, los propios
estados no han pagado un centavo en impuestos, supuestamente a causa de las
malas cosechas sucesivas. La restauración de las tierras públicas, no la
productividad de los bienes imperiales, era siempre la primera prioridad. Es por
eso que a Itan se le dio ese trabajo. ¿No puedes ver cómo estas prioridades
reflejan su preocupación por sus súbditos?

—Shouryuu no es un tirano. Yo sé eso. Pero eso no importa. Debido a que él


sigue siendo el hombre a cargo.

Ribi dejó escapar un largo suspiro. Bajó la mirada, se quedó en silencio durante
un tiempo. Finalmente, colocó al bebé en el suelo y se puso de pie.

—Taiho, no lo olvides. La destrucción del reino hace que las personas sufran.
La coronación del nuevo emperador hace que el reino resurja.

Dio la vuelta y se ubicó detrás de él. Rokuta comenzó a dar la vuelta para
mirarla, pero no pudo ya que le había agarrado por los hombros.

— ¿Ribi?

—Taiho, el líder que has elegido para nosotros es el señor Shouryuu. Y no es,
ni será nunca Atsuyu.

~ 217 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Ribi, no es que yo…

«No crea en Shouryuu, —lo que iba a decir es: —No creo en los emperadores».

—Estábamos esperando por el emperador de En, por el señor Shouryuu.

—Lo sé. Pero…

—En unos días más, el Ejército Imperial alcanzará Ganboku.

Rokuta quería echar un vistazo detrás de él, pero Ribi envolvió sus brazos a
su alrededor. Él ni siquiera podía girar la cabeza hacia atrás. Sus pálidas manos
acunaron su barbilla.

—Es hora de que regreses al palacio imperial, —dijo ella, y movió las manos a
la frente de Rokuta.

~ 218 ~
Capítulo 25

Antes de que pudiera él detenerla, ella se arrancó la piedra que sellaba su


cuerno. Oyó el sonido de desgarro del hilo, un sonido tan ligero y aireado como
la seda de araña, y tan pesado como el plomo.

~ 219 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 26

S obre el Mar de las Nubes, Atsuyu miraba hacia el mundo de abajo.

—Ellos llegaron aquí más rápido de lo que esperaba.

De pie detrás de él, Kouya se inclinó hacia delante para ver por sí mismo. Al
otro lado del sinuoso Rokusui que rodeaba Ganboku, más allá del terreno
pantanoso que bordeaba las orillas opuestas, las banderas del ejército imperial
salpicaban los pasos de la montaña.

—Y así comienza.

Dos meses habían pasado desde el secuestro del Taiho, es decir, el Ejército
Imperial se había reunido y marchado hacia Ganboku en poco tiempo. Cuando sus
tropas vadearan el río, las hostilidades comenzarían en serio.

—Con el debido respeto, ministro.

El hombre que levantó la voz era Hakutaku, el primer ministro. Se arrodilló


detrás de ellos, con cara de aflicción.

— ¿Qué?

—Muchos en la ciudad y sus alrededores están en un alto estado de agitación.


Dicen que eres un rebelde que ha tramado una insurrección.

Atsuyu sonrió.

—Si un hombre que pretende abolir las prerrogativas del emperador y


elevarse a un cargo superior no es un insurrecto, entonces, ¿quién lo sería?

~ 220 ~
Capítulo 26

—Los soldados están en nerviosos. Los signos de la deserción están


apareciendo en las filas. ¿De verdad crees que explicaciones como estas serán
suficientes para elevar la moral?

Atsuyu se acercó a Hakutaku y le dijo con una mirada helada:

—Tú sabías a donde conducía este camino, Hakutaku. De iniciar una revuelta.
¿Te estás echando para atrás?

—Los soldados no lo hicieron. No sabían nada de nada de esto. Ellos no sabían


nada de nada de esto. El Ejército Imperial apareciendo en nuestra puerta hará
que los reclutas se pregunten qué están haciendo aquí

—Eso no puede ser un gran misterio.

—Ministro, ¿este es realmente el mejor camino a seguir?

Atsuyu hizo una mueca.

—Es un poco tarde en el juego para hacer esa pregunta, Hakutaku.

Hakutaku únicamente inclinó la cabeza. Kouya miraba con un sentido de


desapego emocional. Casi no podía culpar al hombre por albergar dudas. Nadie
se atrevió a ser brutalmente honesto delante de los soldados o incluso delante
de la función pública, pero por cómo estaban de las cosas ahora, claramente no
era el mejor camino a seguir.

El Ejército Imperial había llegado con un número de soldados mayor de lo


previsto. Cuando dejaron Kankyuu, la guardia del palacio apenas tenía unos 7.500
efectivos. Los ministros provinciales de Gen predijeron una victoria fácil,
sabiendo que ningún asalto ordinario podría romper las defensas casi
impenetrables del palacio provincial.

~ 221 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Por otra parte, estaban en su propio territorio y conocían la configuración del


terreno.

«La derrota está fuera de la cuestión», —se aseguraron a sí mismos.

Atsuyu miró hacia Hakutaku y preguntó con un tono frío en su voz:

— ¿Cuál es el actual número de efectivos del Ejército Imperial?

—Al menos veinte mil.

— ¿Qué? —Los ojos de Atsuyu se abrieron completamente. —Es decir, tres


mil más que en el último informe.

—Sí. —Dijo Hakutaku haciendo una reverencia.

«Tres mil», —Kouya se repitió para sí mismo.

El Ejército Imperial añadió más reclutas a sus filas con cada paso que daba.

La mayoría de los nuevos reclutas, —los ministros rieron al principio—, eran


agricultores que habían estado labrando sus campos, incluso llevaban aun sus
azadas en la mano. Pero dejaron de reír cuando los totales superaron los diez
mil.

Los rumores decían que el ministro en jefe del Gen Rikkan conspiraba para
usurpar el trono, lo que sumiría una vez más al reino en el caos. El descontento
de la población crecía día a día. Los que habían apoyado a Atsuyu, ahora
expresaban abiertamente su descontento. Las críticas a Atsuyu comenzaban a
ser escuchadas entre la función pública de Gen.

El Ejército Imperial incluso encontró reclutas en las ciudades alrededor de


Ganboku.

~ 222 ~
Capítulo 26

Se decía incluso que en las calles estaban alineados los voluntarios que se
dirigían a Ganboku, dispuestos a luchar junto al emperador.

—Hay mensajes de Kankyuu informando que las defensas de la ciudad por


parte de la Guardia Provincial de Sei, han llegado a treinta mil.

—Absurdo, —Atsuyu ladró con intrepidez no disminuida, mostrando la usual


resolución en su rostro, como la de una dura roca. — ¿Qué está pensando la
Provincia de Kou? ¡Deberían estar atacando al Ejército Imperial desde la
retaguardia!

Hakutaku sólo se inclinó aún más. Sobre el papel, la Guardia Provincial de Gen
tenía 12.500 efectivos. Pero en realidad, estaban más cerca de los 8.000. Tres
mil de ellos fueron en calidad de préstamo a la provincia de Kou, con tres mil
civiles adicionales reclutados para llenar las filas.

—El señor provincial de Kou se trasladó a Kankyuu y se convirtió en primer


ministro.

Atsuyu dio un gran paso hacia Hakutaku. Estaba prácticamente de pie encima
de él.

— ¿Por qué no se me había informado sobre esto? ¿Qué están haciendo


nuestros espías allí?

—Lo siento. Esta nueva información les tomó por sorpresa.

—Idiotas.

«Tú eres el idiota», —quería gritarle Hakutaku.

~ 223 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Sospechando por la falta de inteligencia procedente de Kankyuu, había


enviado a sus propios espías para hacer el respectivo seguimiento, sólo para
descubrir que estaban omitiendo deliberadamente los informes.

«¿Qué pensabas que iba a pasar cuando rechazaste al emperador elegido de


acuerdo a la Voluntad Divina?»

Sublevarse y exigir la independencia por el bien de la gente de Gen era una


cosa. Secuestrar el Taiho e intentar extorsionar al emperador era otra muy
distinta. Con esto, junto con el personal del consulado de Gen, los espías salieron
a la vista y se unieron al ejército imperial.

—Me temo que hemos tomado el peso del trono imperial y la majestuosidad
de los decretos divinos demasiado a la ligera.

— ¿Sería el mismo peso y majestad concedida al emperador Kyou?

—La gente sin duda lo cree. Todos ellos creen fervientemente que el reinado
del nuevo emperador dará a luz un futuro próspero. Hemos declarado nuestra
intención de traicionar ese futuro. Es perfectamente lógico que las personas
elijan distanciarse de nosotros.

— ¡Hakutaku!

Cuando Atsuyu se irguió en toda su estatura, Kouya escuchó un ruido extraño.


De su bolsillo llegó un sonido como la cuerda de un arco al romperse. Eso lo hizo
quedar helado.

Atsuyu y Hakutaku se volvieron a él.

— ¿Qué?

~ 224 ~
Capítulo 26

La sangre abandonó el rostro de Kouya.

—La línea roja se rompió.

— ¿Qué?

—Tengo que ir a ver lo que pasó.

Kouya se dio la vuelta y saltó sobre la espalda de su youma.

~ 225 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 27

K ouya entró corriendo en la cárcel.

— ¡Rokuta!, —gritó.

Se detuvo en seco.

Una escena espantosa le esperaba en el centro de la celda. Aunque Kouya


estaba acostumbrado a la carnicería de su youma, esto era tan horrible, que por
reflejo dio un paso atrás.

Rokuta sentado en el suelo, con una expresión de absoluta inexpresividad en


su rostro. Un baño de sangre le cubría la cabeza como un pañuelo rojo.

Kouya corrió hacia él.

— ¡Detente! —Gritó el youma detrás de él.

Kouya no lo hizo, y un paso después tomó a Rokuta por el cuello y lo arrastró


hacia atrás. El hocico de un animal salió como una erupción desde el suelo y tomó
un bocado de su sombra.

— ¡Rokuta!

Un lobo de tres colas se interpuso entre ellos, bloqueando el camino. Dos


brazos alados salieron fuera del piso ensangrentado. El youma se lanzó delante
de Kouya y lanzó un rugido amenazador. Kouya de nuevo gritó su nombre.

Rokuta al fin volvió la cabeza.

~ 226 ~
Capítulo 27

~ 227 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¡Rokuta! ¡Llama a tus shirei!

—Deténganse, —dijo Rokuta, inicialmente con una voz demasiado suave para
ser escuchada. —Espera, Rikaku.

—Pero… —respondió su shirei.

Rokuta sacudió lentamente la cabeza.

—No. Ahórrame el tener que seguir viendo tanta sangre. —Rokuta miraba
Kouya, su voz apenas era más alta que un susurro. —Ayúdame.

Sin un momento de vacilación, Kouya corrió al lado de Rokuta. El shirei se hizo


a un lado y desapareció.

—Rokuta, ¿estás bien?

Kouya colocó una mano en el hombro empapado en sangre y trató de ayudarlo


a ponerse de pie. Rokuta no se movió, como si estuviera congelado en el suelo.
Kouya escaneó su entorno de inmediato y quitó la piedra manchada de sangre
fuera de las manos del cuerpo situado cerca.

—Kouya, no…

—Soportarlo lo mejor que puedas.

—Kouya…

Cuando trató de fijar la línea roja, una voz de mujer surgió de la sombra de
Rokuta.

—Por favor, libéranos.

~ 228 ~
Capítulo 27

Por un segundo, Kouya pensó que era Ribi. Un escalofrío pasó por su columna
vertebral.

—Sellar su cuerno de nuevo sólo le haría aún más daño.

— ¿Un shirei?

—Por favor. Lávale la sangre. Es venenosa para él.

—Pero…

—Si no le haces ningún daño al Taiho, nos abstendremos de atacar a los demás.
¿Qué dices?

A medida que Kouya dudaba, la mano de Rokuta cayó a su lado. Había perdido
la conciencia.

— ¿Ribi?, —preguntó Atsuyu.

Kouya había vuelto para informar lo que había sucedido. Él asintió.

—Probablemente ella decidió cortar el hilo.

Un aturdido Atsuyu parpadeó sorprendido. Se sentó pesadamente.

—Qué valor. ¿Y el Taiho?

—Él se desmayó. Yo lavé toda la sangre.

— ¿Va a estar bien?

~ 229 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Probablemente.

Los shirei de Rokuta le dijeron que lo bañara en las aguas del Mar de las
Nubes, por lo que Kouya había ordenado que lo hicieran.

— ¿El sello?

Kouya miró hacia sus pies.

—El hechizo está en su lugar otra vez.

— ¿El sello le hará daño de alguna manera?

—Un poco. Pero no puedo ver que tengamos ninguna otra opción.

Atsuyu tomó una respiración profunda.

— ¿No dijiste que un Kirin sólo se podía contener por una cárcel hecha de
personas?

Kouya bajó los ojos.

—Lo siento.

—Bueno, esa cárcel tuya se destruyó a sí misma, así que eso es todo, supongo.
Aun así, dejo el cuidado del Taiho en tus manos. ¿Por qué no tienes guardias
vigilándolo?

—Simplemente no se me había ocurrido.

Atsuyu volvió a respirar hondo.

~ 230 ~
Capítulo 27

—Parece que hemos terminado por donde empezamos. Podríamos hacer lo


mejor de esto. Asegúrate de que no vuelva a suceder lo mismo otra vez.

—Sí.

—Ministro —Hakutaku se tambaleó hacia él.

—Hakutaku.

— ¿Hay un ministro en nuestra provincia que habría hecho algo así? Ribi
sacrificó su vida por el emperador de En o para preservar la integridad del
trono? En cualquier caso, debemos confesar nuestras culpas. Ribi estaba
dispuesta a dar su vida por el emperador. Y si no fuera por él, entonces ella hizo
por el bien del reino.

— ¡Hakutaku!

— ¿Cuántas personas comunes acudieron en masa a Ganboku para luchar


contigo, creyendo que estabas del lado correcto? Diez mil de ellos se han reunido
para atacar a la Provincia de Gen. Sus números sólo crecen día a día

— ¿Por qué me dices estas cosas ahora?, —dijo Atsuyu con su voz teñida de
ira. — ¿Qué me estás pidiendo que haga? ¡Sabes muy bien que no hay reversa en
este punto!

—Envíame a Kankyuu una vez más. Voy a dar mi vida a cambio…

— ¿… de la mía? ¡No seas tonto!

Hakutaku se encogió y se postró aún más.

~ 231 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—El éxito o el fracaso está aún por determinar. ¿Qué logrará toda esta
indecisión? Convence a la gente. Explícales las razones de nuestras acciones:
quien se apartó del camino y quien no lo hizo. Lo que significa codiciar el trono y
abandonar al gobierno.

—Ministro.

—Tenemos la justicia de nuestro lado. La gente va a dar su consentimiento si


entienden las razones. Obviamente, secuestrar al Taiho no era la mejor manera.
Pero el Taiho ha rogado para ser liberado. ¡No, él se compadece de mí y desea
quedarse aquí en Gen!

—S… sí.

—Yo no quería llegar a estos extremos. Un ataque a Kankyuu causaría


demasiado sufrimiento. Si podemos explicar nuestros motivos y mostrarles que
es una campaña militar innecesaria, verán las cosas a nuestra manera. No quería
reclutar a más soldados de los que tenemos ahora. No quería tomar a los
agricultores y poner armas en sus manos.

~ 232 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 28

R
okuta probó el hedor de la sangre, como si hubiera sido arrojado en
un mar de sangre. Los tentáculos de la muerte y la sangre se pegaron
a él como los brazos de un pulpo.

Oyó los sonidos apagados del océano. Las olas golpeando contra la costa fuera
de los muros del castillo de piratas llevaban los cuerpos flotantes de los
muertos. Aunque los ocupantes del castillo puede que desearan recuperarlos y
enterrarlos, aventurarse hasta el borde del agua sería solamente invitar a
nuevos ataques de los Murakami.

Los Murakami desean tomar las cabezas de sus enemigos como trofeos, pero
sabían que aventurarse más cerca de la orilla los atraería al rango de las flechas
y piedras que llovían desde los parapetos.

Llevada por una brisa estancada, el olor de la muerte y la sangre flotaba en la


orilla e impregnaba el castillo. Rokuta cerró los ojos y sacudió la cabeza como un
perro mojado, tratando de alejar físicamente el olor de la sangre derramada.
Tropezó con sus propios pies, ese era resultado de padecer fiebre en los últimos
días, la cual era cualquier cosa menos baja.

Escuchó un fuerte y enérgico suspiro detrás de él.

—Así que después de todo, no escapaste.

Sólo Shouryuu podría mantener un estado de ánimo optimista en una situación


como esta. Rokuta se dio la vuelta para verlo allí de pie, sosteniendo una espada
en el hombro.

~ 233 ~
Capítulo 28

—Pensé que quizás no tuvieras los fondos necesarios a mano, así que incluso
te proporcioné los gastos de viaje. Eres un tipo bastante curioso.

Rokuta no estaba solo. Varios otros que había perdido su oportunidad de


escapar, estaban apiñados en el interior del castillo, con el miedo y la ansiedad
reflejados en sus rostros. Ahora corrieron hasta Shouryuu y lo miraron
implorantes.

Shouryuu levantó sus cejas.

— ¿Por qué las caras tristes? Lo que será, será. Mientras tanto, es mejor
animarse y salir de la tormenta.

—No lo digas de esa forma, —lo regañó Rokuta.

—Puede no ser la forma, pero es cierto. —Shouryuu les sonrió a los tres
ancianos que se aferraban a sus mangas. —Si siguen congelados así, cuando llegue
el momento para que puedan escapar, estarán demasiado petrificados para
moverse. Hay que ayudar a aligerar el estado de ánimo y creer que vamos a
encontrar una manera de salir de esto.

Shouryuu rió. Los ancianos asintieron con suspiros de alivio. Shouryuu dijo:

—Para empezar, conseguían algo de comida. Estamos equipando un barco para


escapar, pero si están hambrientos, difícilmente van a ser capaces de
mantenerse en la borda.

Se habían quedado atascados allí en primer lugar debido a que apenas podían
buscar seguridad bajo las mejores condiciones. La actitud despreocupada de
Shouryuu podía ayudar a tranquilizar sus mentes. Sonreían, y murmuraban entre
sí que no eran demasiado viejos para remar.

~ 234 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Pues bien, —dijo Shouryuu, —díganme si necesitan algo. Sin embargo, tengan
en cuenta, que no hay que exprimir sangre de las piedras que nos quedan.

—Siempre has sido un bueno para nada, —bromeó un anciano.

Shouryuu sonrió y despidiéndose con la mano, se marchó a la torre del castillo.


Rokuta corrió tras él.

—Oye…

— ¿Qué? No te recomendaría que fueras conmigo. Los Murakami están


disparándole a cualquier cabeza que aparece por encima de las almenas.

— ¿Cuáles son exactamente las probabilidades de victoria? ¿Qué tan probable


es que todo el mundo sea capaz de escapar?

—Yo no creo que haya ninguna posibilidad. Estamos rodeados por todos lados,
con todas las rutas de retirada y reabastecimiento cortadas.

Shouryuu miró hacia los restos de su dominio. Una nube de humo flotaba sobre
los restos carbonizados de las casas y tiendas, todo lo que quedaba de la ciudad
era el castillo.

—Los ataques son menos frecuentes que antes, probablemente porque no hay
necesidad de que pierdan la vida de sus soldados. Es más fácil sitiarnos en el
castillo y esperar por nuestra reacción. Ellos pueden tomarse su tiempo hasta
que agotemos nuestros suministros.

— ¿Qué hay de las provisiones?

Shouryuu dijo con una sonrisa irónica:

~ 235 ~
Capítulo 28

— ¿Qué provisiones? Habíamos estado enviando suministros desde tierra,


pero sólo los suficientes para durar dos semanas. Economizar, como ves. Le dije
a mi padre que cuidara su trasero. Él no era de los que pensara en estrategias.

Rokuta había oído que, a diferencia de Shouryuu, su padre era un hombre


refinado y elegante. Desviando la tradición familiar, contrató a profesores de
Kioto y se entretuvo con música y actuaciones Noh4.

La madre de Shouryuu, murió joven, las amantes que vinieron después de ella,
así como la esposa legal de Shouryuu, eran sofisticadas chicas de la ciudad. Fue
Shouryuu quien terminó siendo el raro.

—Con toda esta gente aquí, no vamos a durar dos semanas. Será mejor que
encontremos una salida antes que la despensa se seque. —Shouryuu frunció el
ceño. —Me ofrecí a rendirme, pero no he recibido respuesta de los Murakami.
Es probable que no vean el punto. Ellos son piratas también, así que puedo
entender su actitud.

— ¿Piratas?

—Ves mujeres, niños y ancianos. Pero vienen de una casta pirata y no toman a
los piratas por sentado. Puede que no lo parezca, pero las mujeres y los niños
pueden tomar un barco y salir a la mar. Esos viejos pueden empuñar una espada.
Pon armas en sus manos y van a luchar. Incluso si nos rendimos y aceptamos ser
sus sirvientes, nunca van a bajar la guardia. El territorio de los Murakami no es
la tierra, es el mar, y están hartos de compartir. Ellos quieren erradicar
cualquier competencia, no conquistarla.

Lo que significaba que ninguno de ellos saldría de ahí con vida.

4TAKIGI O-NOH es un drama musical tradicional japonés, realizado al aire libre. Los actores de Noh usan
máscaras de madera lacada y visten vistosos trajes. Sin embargo, los actores nunca expresan sus emociones
verbalmente. La música realizada con flautas y tambores es muy sencilla. La representación teatral se caracteriza
por su belleza mística.

~ 236 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Rokuta miró a Shouryuu. Shouryuu dijo con una sonrisa:

—Les supliqué a las mujeres y a los niños que escaparan. Ahora están listos
para huir. No hay futuro para cualquiera de ellos aquí.

—Lo que significa que planeas en morir aquí.

Shouryuu rió.

—No me importa si los Murakami sostienen la mano del mismo Buda, todavía
no me darían un pase. Además, ¿por qué irme sólo cuando las cosas se ponen
interesantes? Estoy aquí bajo mi propia elección. No tengo nada que lamentar.

— ¿En serio?, —preguntó Rokuta en voz baja.

—Bueno… —Una sonrisa apareció brevemente en sus labios.

Shouryuu volvió su mirada al castillo, a la ciudad carbonizada y a los soldados


en su formación de batalla. No podía ver la casa de campo en la colina detrás de
ellos, sólo los restos ennegrecidos de las paredes de piedra.

—Todos ellos murieron. Tu mujer y tu hijo también.

—Les dije huyeran lo más rápido posible. Pero en sus sueños más salvajes, mi
padre no podía imaginar perder. Me atrevo a decir que nunca se le ocurrió que
la guerra era una posibilidad real. Cuando me fui por última vez, me recordó
estar de vuelta a tiempo para el recital de poesía. —Agregó Shouryuu con una
risa amarga. —Es trágico que el niño muriera también. Sabiendo que murió con
su padre proporciona algo de consuelo.

Rokuta lo miró.

~ 237 ~
Capítulo 28

—Por su padre, ¿quieres decir tu padre?

Shouryuu respondió sin emoción.

—Probablemente. Las provisiones se están agotando. Será mejor que nos


aseguramos de que la gente del pueblo pueda escapar antes de que estemos
demasiado débiles para luchar.

Era el tercer día de asedio. Shouryuu se dirigía a hacia su disminuido séquito


cuando Rokuta apareció con la cena.

—Pero Shouryuu, quiero decir, mi señor…

—Si esperamos a que nuestros suministros se agoten, será demasiado tarde.


No importa qué, quiero asegurarme de que los civiles escapen.
Independientemente de la forma que huyan, necesitarán provisiones también. Si
no llegamos a una decisión firme rápido, no habrá nada que llevar con ellos.

Sus seguidores se hundieron en el silencio.

—Si nos quedamos aquí, moriremos de hambre. Vamos a lanzar el último barco
en el muelle y el escudo con nuestros buques de guerra. Tan pronto como
lleguemos a tierra, vamos a establecer un perímetro defensivo y permitiremos
que la gente del pueblo escape detrás de nosotros. —Shouryuu sonrió.
—Cualquier otra persona que esté cansada de la vida es bienvenida a quedarse
allí conmigo. El resto guardará la retirada. Una vez que lleguen a la frontera,
tiren sus armas pesadas y mimetícense con los campesinos.

Un anciano con un brazo lleno de cicatrices se agarró a él.

—Mi Señor los que escapen necesitarán un líder. ¡Ve con ellos y serviles de
guía!

~ 238 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—No digas tonterías. Si huyo, los Murakami de seguro me seguirán. ¡Ah!, yo


podría tomar una dirección diferente y hacer que dividan sus fuerzas. Si las
cosas se complican, eso es lo que haré.

—No, —contrarrestó el anciano. Con una profunda reverencia explicó: —los


Murakami nunca permitirán que nos vayamos. Pero seguramente puedes huir solo.
Si los Oouchi demuestran ser dignos de confianza, deberías poder encontrar
refugio en ellos. Con el tiempo, los Komatsu se levantarán una vez más. Te suplico
y te imploro que mantengas un perfil bajo hasta entonces.

— ¿Se supone que haga eso? —Preguntó Shouryuu, con una clara expresión de
sorpresa en su rostro. — ¿Y después qué? Con toda esta gente dispersa a lo
largo y ancho, ¿cómo este feudo va a revivir? Vivimos tiempos difíciles,
cachorros indefensos en medio de los lobos, y no podemos pretender lo
contrario. Odio tener que decir esto, pero un hombre tiene que conocer sus
límites.

El anciano negó con la cabeza.

—Después de esto, vamos a sufrir una dificultad tras otra. Sabiendo que han
sobrevivido para restaurar el dominio Komatsu, en una fecha futura serán esas
miserias más fáciles de soportar. Un golpe bajo seguramente significará el fin
de los Komatsu. Enviaremos un señuelo entre la gente que huya. Mientras los
Murakami los persiguen, tú puedes buscar la protección de los Oouchi.

— ¡Sandeces! —Rugió Shouryuu.

El anciano se echó hacia atrás, con una expresión de sorpresa en el rostro.

—Soy el señor del castillo. ¡Llevo el destino de mis súbditos en mis propios
hombros! ¡cómo podría dejarlos de lado!

~ 239 ~
Capítulo 28

El anciano se arrodilló en el suelo y se postró.

—Razón de más, debido a que llevas nuestro destino en tus hombros. ¡Por
favor reconsidéralo!

—Fue que la gente del pueblo la que me llamó joven maestro y me mimaba
como uno de los suyos. ¿Cómo podría excusar el dejarlos de lado ahora!

—Mi señor…

—No soy tan tonto para no saber lo que significa el nombre, —rugió Shouryuu.
—No han sido atrapados por mi personalidad encantadora o por mis capacidades,
sino más bien por la expectativa de que iba a convertirme algún día en el señor
de la casa.

—Mi señor.

—Yo sé lo que eso significa y tú también. Me pusieron aquí para responder a


sus oraciones por un mundo en paz.

Sus criados se inclinaron hasta el suelo.

— ¿Se supone que yo solo sobreviva y reviva al clan Komatsu? ¡No me hagas
reír! ¿Estás diciendo que debería esperar y verlos a todos ustedes morir y luego
traer a los Komatsu de entre los muertos? ¿Qué clase de reino sería? ¿Aislarme
a mí mismo en el castillo y hacer qué?

Sus sirvientes permanecieron inclinados allí y no se movieron.

—Es mi cuello el que debe estar en la línea. ¿Qué importa mi vida en


comparación con el resto de ustedes? Cada vez que uno de mis súbditos muere,
lo hace un pedazo de mí también.

~ 240 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

» Eso es un destino mucho más doloroso que perder mi propia cabeza.


—Shouryuu se puso de pie, su comportamiento típicamente calmado una vez más
subía al primer plano. —De todos modos, mi cabeza debe ser tan buen premio
como una calabaza hueca. —Se rió. —Vamos a ver cuántas almas esta cabeza mía
expiará.

Los barcos abandonaron la isla a la mañana siguiente, al amanecer. Haciendo


una última resistencia desesperada, una resistencia feroz de las sanguinarias
fuerzas Murakami salieron a su encuentro, ellos apenas llegaron a tierra,
perdiendo la mitad de sus seis buques de guerra en el proceso.

Después de establecer una línea defensiva a lo largo de la orilla, luchaban con


cada onza de su fuerza menguante para abrir una línea de retirada. Pero sus
filas se agotaron y colapsaron.

Con la mayoría de los soldados que custodiaban la única ruta hacia la libertad
muertos, la gente que huía fue rodeada y eliminada.

El clan Komatsu ya no existía.

~ 241 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

PARTE VII
CAPÍTULO 29

E l mismo pensamiento corrió por las cabezas de todos en el palacio:

«Se suponía que no debía ser así».

Mirando hacia al rio Rokusui serpenteando por debajo del Palacio Ganboku, los
pantanos más allá de los diques ahora se habían convertido en un bosque de
banderas imperiales.

Atsuyu había sido por mucho tiempo el pilar de la provincia de Gen. Con el
Reino de En devastado y desolado, la gente y la tierra de Gen mantuvieron la
calma en el ojo de la tormenta. La provincia de Gen por sí sola no pudo detener
la inexorable tendencia a decadencia o soportar todas las olas de destrucción
sobre sus costas. Sin embargo, en comparación con las otras provincias, su
declive fue mucho menos grave.

Atsuyu los libró de la destrucción inminente. Al fallar las cosechas y a medida


que las poblaciones se desplomaban en otras provincias y la anarquía desplazaba
al orden, Gen solo había logrado hacer retroceder la marea.

Las calamidades continuaron y los youma arrasaron a través de los campos.


Todos los refugiados que pasaban a través de Gen, huyendo a otras provincias,
decían lo mismo:

«Gen es una tierra bendita. Ganboku es como un sueño».

Entonces, un nuevo emperador ascendió al trono y el reino comenzó a


recuperarse, Gen había quedado atrás.

~ 242 ~
Capítulo 29

En las demás partes, las granjas y campos reverdecían lentamente, las


poblaciones y las cosechas aumentaron. Las diferencias con las otras provincias
desaparecieron. Gen ya no era un lugar que los viajeros señalaran y alabaran.

Para ser justos, una mejora de diez veces en otro lugar debería haberse
traducido en una mejora de cien veces en Gen. Sin duda, un futuro lleno de
riqueza inimaginable les esperaba.

Pero la realidad era muy diferente.

La primera prioridad del Gobierno Imperial llevaba a todas las provincias al


mismo nivel. Esta orden la resentía profundamente el pueblo de Gen. Creían que,
si el emperador no hubiera privado a Gen del gobierno soberano, habría florecido
bajo el gobierno de Atsuyu.

— ¿Cómo llegaron las cosas a esto? —Se quejó un soldado posado en la torre
de vigilancia en la tercera estación en la montaña Ganboku.

Sus compañeros guardias no tenían nada que decir en respuesta.

— ¿No deberían las acciones del ministro haber traído la autonomía y


prosperidad de nuevo a Gen?

Corregir los errores del emperador, asegurar la soberanía para las provincias,
tomar la iniciativa en el renacimiento del reino, y todo gracias a Gen. No pocos
imaginaron que, estando en deuda con ellos, los señores provinciales y la gente
anunciaría a Gen como la pieza clave que mantenía al reino unido.

Pero abrir esa lata de gusanos…

—Somos un grupo de rebeldes. En estos días, todo lo que se escuchan son las
personas diciendo que nosotros tratamos de usurpar el trono.

~ 243 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

El Ejército Imperial reunido en las orillas lejanas del Rokusui había llegado a
30.000. Los ciudadanos de Gen continuaban marchando hacia Ganboku para
unirse a ellos. Era imposible saber qué tan grandes serían sus números antes de
que empezara la lucha. Sin embargo, poco importaba eso en este punto. Las
fuerzas del Ejército Imperial ya superaban a las de la guardia provincial de Gen.

En silencio, furtivamente, los soldados de la Guardia de la Provincial estaban


abandonando sus puestos. Las deserciones aumentaban día a día, especialmente
entre los reclutas. Si seguían reclutando civiles para llenar las filas, en unos días
más no quedarían civiles. Y no pocos de los que huían corrían directamente hacia
los estandartes Imperiales.

—Hay un rumor, —dijo otro guardia. —Hace una semana, el gobernador


general murió.

—Sí, se dice que ella trató de liberar al Taiho y sacrificó su vida en el intento.

—Dicen que el ministro atacó al Taiho en una rabieta, sabiendo que estaba en
una situación sin salida, y el gobernador general murió protegiéndolo.

—Patrañas. Él nunca haría algo así.

—Sí, probablemente no. Aun así, los rumores están en todas partes. La
cuestión es que nadie hubiera escuchado algo así antes. Eso tiene que enviar un
escalofrío por la columna vertebral.

Se quedaron en un silencio tenso. Un momento después, como de común


acuerdo, todos los ojos se volvieron al ejército imperial.

Uno de ellos finalmente expresó la pregunta que rondaba la mente de todos:

— ¿Por qué no están atacando?

~ 244 ~
Capítulo 29

— ¿Que está pasando? Ellos no han dado un paso a través del Rokusui.
—Atsuyu estaba en el balcón y miraba hacia el río. — ¿Están esperando que más
gente se una a ellos? Están construyendo un ejército de amateurs. Ellos
simplemente se interpondrán en el camino de los soldados regulares.

Hakutaku dijo con expresión dudosa:

—Han reclutado a 20.000 a lo largo del camino y los han puesto a trabajar
colocando bolsas de arena en las riberas.

— ¿Qué?

—Están construyendo los diques. Estos llamados soldados no tienen ningún


armamento digno de mención. Deben haber previsto desde el principio
desplegarlos obreros.

— ¿Ahora están construyendo diques? ¿Están tratando de ganarse nuestro


favor?

—Sólo podemos esperar que eso es lo que están haciendo. El Ejército Imperial
está trabajando en las orillas lejanas del Rokusui de las aguas de Shin'eki a las
de Sugo.

— ¿No querrás decir que… ellos están desviando el río?

Atsuyu frunció el ceño. El Rokusui giraba alrededor Ganboku como una


serpiente. Durante mucho tiempo, los diques mantuvieron el río dentro de sus
márgenes. Atsuyu secretamente había hecho un trabajo adicional en los
terraplenes, pero no podían construir los diques lo suficientemente altos si el
río era represado aguas abajo.

~ 245 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Increíble.

Con la ciudad situada en las tierras bajas, las inundaciones se convertirían en


una posibilidad real. Los diques ahora eran más bajos, lo que significa que, si
sobrepasaba sus orillas, el río fluiría fuera del Ganboku. Si los diques ahora se
construían más altos, el río fluiría hacia Ganboku.

Sin embargo, la extensión de los diques de un solo golpe era una hazaña. Diez
mil conseguirían hacer el trabajo en un tramo. Pero con una mano de obra de
veinte mil…

—En un estado de sitio, ¿Cuántos soldados podrían instalarse en el palacio?

El volumen de agua liberada durante la época de lluvias era significativa. Si no


se desviaba correctamente, los campos alrededor de Ganboku preparados para
la batalla se inundarían. El agua creciente podría incluso llegar a las tierras de
cultivo en las afueras Ganboku. O en el peor de los casos, inundar la base de la
montaña en sí.

—Aprovisionar a nuestras fuerzas es el problema más acuciante.

Tiendas en el interior del palacio estaban armándose. No obstante, la cosecha,


La Provincia Gen no había producido un superávit.

Amargas auto recriminaciones colorearon la voz de Hakutaku.

—Este levantamiento se inició con todas las expectativas de que la Provincia


de Kou entrara en la refriega y la resolución del conflicto con una breve, pero
decisiva batalla. Si la Provincia de Kou no actúa, nos enfrentaremos al final solos,
haciendo una larga lucha inevitable. Excepto que no tenemos los suministros para
soportar un largo conflicto.

~ 246 ~
Capítulo 29

—Entonces no tenemos más remedio que imponer un impuesto de emergencia


sobre las granjas cercanas. Afortunadamente, la cosecha acaba de terminar.

Hakutaku hizo una mueca.

— ¿Estás proponiendo expropiar lo que no haya sido gravado ya? Lo que han
puesto a un lado en sus bodegas base y lo que tiene que durarles un año en los
almacenes de pueblo.

Atsuyu echó una mirada fría hacia Hakutaku.

— ¿Estás sugiriendo que la Guardia Provincial se muera de hambre?

Hakutaku le devolvió la mirada, incómodo. Su temperamento se había


levantado. Después de ser bañado con la sangre de Ribi, Rokuta todavía no había
recuperado la conciencia. Eso fue sólo el comienzo de los problemas que habían
traicionado todas las esperanzas de Gen, que una vez había celebrado el
mantener una autoridad moral.

—En primer lugar, cualquiera que sea el gravamen impuesto ahora, no será por
siempre. Y todo lo que podríamos recoger de las tiendas, ¿cuánto tiempo
podemos esperar que duren?

—Así que obtén lo que puedes y preocúpate por el resto más tarde. —Atsuyu
se dirigió a los ministros cercanos. —Esos diques no deben ser construidos.
Envíen una división de la Guardia Provincial al Rokusui.

—Espera, —dijo el ministro de Defensa, con el ceño fruncido de preocupación.


—La Guardia Provincial ya está superada en número por el Ejército Imperial.
¿Nos estás diciendo que dividamos nuestras fuerzas aún más?

—Entonces, envía a todo el ejército.

~ 247 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

«Que locura», —el Ministro de Defensa se quejó para sus adentros.

Pero dijo en voz alta:

—Por favor, tenga en cuenta el número de nuestros soldados. El Ejército


Imperial ya tiene tres veces más. Sin reservas suficientes para dar marcha
atrás un asalto contra el palacio, no tenemos ninguna oportunidad de prevalecer.

— ¡Soy perfectamente consciente de ello! —Atsuyu disparó de nuevo.


—Cuando comiencen las lluvias, despachen una fuerza de élite y hagan que
rompan los diques en el lado opuesto río arriba del Ganboku.

Hakutaku se puso lívido.

— ¿Qué estás diciendo?

— ¡Es el único recurso que tenemos! —Dijo Atsuyu a gritos. —Rompan los
diques por encima del Ganboku y desvíen el río hacia Shin'eki. ¡Si tienes alguna
idea mejor, ahora sería un buen momento para decirla!

Los nervios de Atsuyu no disminuyeron. Las crecientes filas del Ejército


Imperial, la traición de Provincia de Kou, el inconsciente Taiho, todo conspiraba
contra él. El suelo se desmorona bajo sus pies.

—La temporada de lluvias se acerca. Ni siquiera puedo pensar en ello.

— ¡Por eso es necesario romper los diques! Después de que las lluvias
comiencen será demasiado tarde. Con los diques lejanos construidos, una presa
río abajo devolvería el agua a Ganboku.

~ 248 ~
Capítulo 29

— ¿Estás dispuesto a inundar Shin'eki por el bien de Ganboku? El palacio


provincial está una montaña. Si Ganboku se inunda, en el peor de los casos, sólo
nos mojaremos los pies. Te lo ruego, aleja esos pensamientos de tu mente.

—Estamos sin opciones. ¡Haz lo que he ordenado!

~ 249 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 30

R
okuta abrió los ojos. Sus párpados eran tan pesadas que le tomó
varios minutos para centrarse en su entorno.

—Él está consciente.

Percibió el sonido de unos pasos apresurados y la voz de una mujer. No podía


ser Ribi, por supuesto. Recordándolo, Rokuta gimió en voz alta.

Rokuta se cubrió la cara con las manos.

«¿Por qué ir tan lejos? Todo, al final, por el emperador».

Una mujer se inclinó sobre él y le dijo, con una voz muy cerca.

—¿Cómo estás? ¿Sientes dolor?

Rokuta negó con la cabeza.

—Has dormido durante mucho tiempo. Estábamos muy preocupados.

Rokuta bajó sus manos y se incorporó. El mundo giró.

— ¿Cuánto tiempo?

La mujer que lo atendía tenía unos treinta años. El corte de su vestido le


identificaba como un viceministro de baja clasificación.

—Ha sido una semana completa.

~ 250 ~
Capítulo 30

—Una semana. ¿Qué pasa con el Ejército Imperial? —Él le lanzó una mirada
de preocupación.

La guerra no podría haber comenzado ya.

Ella sacudió su cabeza.

—Están acampados en la orilla opuesta al Rokusui y no se han movido. —Y


añadió con una risa nerviosa. —Pero ellos están construyendo los diques.

— ¿Están haciendo qué?

¿Shouryuu estaba tratando de congraciarse con la provincia rebelde a estas


alturas? Aunque Rokuta agradecía que la lucha aún no hubiera estallado.

— ¿Estás bien para moverte?

Rokuta asintió. Una fatiga pesada todavía embotaba sus sentidos, pero no era
el momento de dormir. Bajando de la cama, se detuvo.

«Tengo que hacer algo antes de que estalle la guerra». —Pero él no tenía ni
idea de qué hacer.

—Bien entonces.

La viceministra le colocó un manto sobre sus hombros. Rokuta deslizó sus


brazos por las mangas. Mientras se vestía, sintió una sensación de frío en la
frente.

«La piedra».

La tocó con la punta de los dedos. La viceministra dijo:

~ 251 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Lo siento mucho por eso. Debe ser incómodo. No sé cómo quitarlo.

—Está bien, —dijo Rokuta suavemente, moderando su sorpresa.

«La piedra no está tocando el cuerno».

Aunque estaba colocada en su frente, estaba desplazada sólo un poco y todo


lo que Rokuta sentía era la dureza y frialdad contra su piel, pero su poder no
estaba sellado.

«Kouya», —dijo Rokuta desde el fondo de su corazón.

Kouya lo había hecho deliberadamente. Tal vez porque Rokuta lo encontraba


tan desagradable o por consideración a su condición física, Kouya no había
sellado el hechizo.

— ¿Puedes moverte?

Rokuta la miró con una expresión dudosa. Con una suave sonrisa ella le tendió
una bolsa de tela.

—Esto contiene todo lo que necesitas. Debes salir de aquí lo más rápido
posible.

— ¿Eh qué?

—Nos rebelamos contra el emperador creyendo que podríamos asegurar un


mejor futuro para nuestros súbditos. No teníamos la intención de hacer decaer
el reino. No pensamos profundamente sobre las prioridades del emperador o las
consecuencias de nuestras propias acciones. Ahora estamos indignados ante el
caos que nos rodea y la ira que hemos generado.

~ 252 ~
Capítulo 30

» Si se pudieras reunirte con el Ejército Imperial, regresar al palacio, y


transmitir a Su Alteza estas palabras de disculpa en nuestro nombre…

—Si haces algo como esto…

—Por favor. —La viceministra cubrió con un velo la cabeza de Rokuta. —Los
rumores no pueden hacer justicia a la profunda compasión del Taiho. Permitiste
ser encerrado aquí para salvar la vida de un solo bebé, eso me dice todo lo que
necesito saber. Mientras permanezcas al lado del emperador, sé que no será un
hombre sin corazón. La gente de la Provincia Gen ciertamente ha actuado de la
manera más tonta.

Ella le instó a que se levantara. Rokuta se quedó allí confundido. Algo estaba
pasando en la provincia de Gen. Tal había sido el afecto generalizado por Atsuyu
que toda la provincia había resuelto unirse. Pero esa unidad ahora se estaba
desmoronando en el interior del palacio mismo.

— ¿Atsuyu aprueba esto? —Estaría renunciando al único rehén que le quedaba.

La viceministra tristemente sacudió la cabeza.

—Él ha cambiado. Si realmente se preocupara por sus súbditos…

— ¿Qué?

La viceministra ignoró la pregunta de Rokuta y lo empujó hacia adelante.

—Gira a la derecha después de salir de la habitación. Ve a la esquina y llegarás


a un tramo de escaleras que conducen a un túnel. El túnel termina en el Palacio
Interior, en la parte trasera del Palacio Choumei, mantén la cabeza hacia abajo.
Una vez que llegues al nivel más bajo, un camino te llevará fuera del palacio.

~ 253 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Pero…

—Sé que todavía debes estar dolorido. Pero no dejes pasar esta oportunidad.
Otra similar no se presentará de nuevo. Fue sólo cuestión de suerte que me
dieran este momento a solas contigo. Te lo ruego. Vuelve a Kankyuu. No dejes
que el sacrificio de la gobernadora general sea en vano.

La viceministra empujó a Rokuta fuera de la habitación. Estaba a punto de


protestar, diciéndole que sin duda ella tendría que responder por sus acciones,
cuando le cerró la puerta en la cara.

«¿Ahora qué?»

Después de un momento de confusión, Rokuta comenzó a caminar. Sus rodillas


se tambaleaban con cada paso. Se apoyó contra las paredes para mantenerse en
pie. Consideró por un momento llamar a sus shirei. Pero, quizás debido a los
efectos persistentes del hedor de la sangre, no podía ordenar sus pensamientos
lo suficiente como para convocarlos. A pesar de que podrían aparecer por su
propia voluntad, podrían no estar menos confundidos de lo que estaba él.

Rokuta clavó las uñas en los huecos entre las piedras y lentamente se dirigió
por el pasillo y giró a la derecha.

Kouya entró en la sala acompañado de veinte hombres.

—Ministro, he traído a los hombres adicionales que pediste.

Atsuyu se volvió hacia él, con una expresión sombría en su rostro.

—Gracias.

~ 254 ~
Capítulo 30

Su aspecto era demacrado. El Ejército Imperial que acampaba en la otra orilla


del Rokusui había llegado a los 31.000. Además de eso, las voces de descontento
y las críticas eran escuchadas no sólo en la ciudad, sino dentro de los muros del
palacio. No había forma de saber cuándo esas palabras se transformarían en
acciones, sus pormenores se complementaban con tropas de fuerzas de
despliegue rápido.

—Me he reunido con los soldados más experimentados en el cuerpo. No hay


lealtad entre ellos hacia el emperador. Su lealtad incuestionable es hacia el
ministro.

Kouya los miró mientras él hablaba. El hecho era que no los conocía lo
suficiente como para confiar incondicionalmente en ellos. En cualquier caso, él
se quedaría cerca del Ministerio. Su presencia y la de su youma evitaría que algo
malo sucediera.

Atsuyu asintió. Mientras examinaba a los soldados arrodillados allí, otro


mensajero se precipitó en la habitación.

— ¡Ministro!

— ¿Qué?

El mensajero nervioso se olvidó de arrodillarse y simplemente gritó:

— ¡El Taiho se ha ido!

— ¿Él qué? —Atsuyu se puso de pie. —La viceministra asignada para cuidar de
él debió haberlo dejado escapar.

Detrás del mensajero, un asistente apareció arrastrando a la mujer antes


mencionada.

~ 255 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Encuéntrenlo, —Atsuyu ordenó en un gruñido.

Kouya se dio la vuelta.

—Busquen al Taiho. Asegúrense de tratarlo con guantes de seda. Tráiganlo de


vuelta aquí con todo el debido respeto.

Los nuevos reclutas detrás de él asintieron al unísono y salieron con el


mensajero. El ministro se quedó solo en el medio de la habitación. Atsuyu volvió
su atención a la viceministra.

— ¿Por qué harías algo como eso?

Ella le devolvió la mirada, con un amargo reproche en sus ojos.

—Esa es una pregunta que deseo hacerte también. ¿Por qué están rompiendo
los diques?

Atsuyu dejó escapar un suspiro de exasperación.

—Porque… —Se frotó las sienes. — ¿Qué es lo que la gente espera que haga?
—Con un movimiento de cabeza, se dirigió a ella de nuevo. —Esta es nuestra única
oportunidad de prevalecer. ¿O me estás diciendo que ya he perdido?

La viceministra le devolvió la mirada y no se movió una pulgada.

— ¿Así que levantarás tus estandartes sobre las orillas del Rokusui después
de arrastrarlos por el barro?

—Basta ya.

~ 256 ~
Capítulo 30

— ¿No iniciaste la revuelta por el bien de las personas? ¿Cómo inundar a


Shin'eki va de acuerdo a esa premisa?

— ¿Qué más podemos hacer en este momento?

—Ríndete. Ha quedado muy claro que has tomado a este emperador muy a la
ligera.

Atsuyu suspiro de nuevo y miró a Kouya.

—Kouya, llévatela.

~ 257 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 31

R okuta se apoyaba en la pared para evitar que sus piernas colapsaran.

—Rikaku… Rikaku…

Llamó a su shirei y no obtuvo respuesta.

—Rikaku. Youhi.

Los percibió débilmente, pero sólo oyó su angustia. El Kirin estaba


estrechamente unido a sus shirei. Cuando un Kirin sufría, también lo hacían ellos.

—Rikaku.

Había rango y estatus entre los shirei. Rikaku y su nyokai Youhi eran los
principales y por ello, estaban sufriendo tanto. Rokuta ni siquiera podía sentir
las reacciones de los demás.

Deseaba más que nada acostarse y dormir. Pero él estaba contrarreloj. Ya se


había escapado y no había más rehenes vinculados a él. Otros podrían haber sido
forzados a tomar el lugar de Ribi y el bebé, excepto que el hechizo que una vez
que lo ató ya no poseía sus poderes malignos.

«Dirígete hacia el Ejército Imperial y diles que se queden hasta que puedas
volver a Kankyuu y tener una conferencia con Shouryuu».

Había lógica en lo que Atsuyu le había dicho. Privados de su soberanía, las


nueve provincias eran demasiado grandes para que una sola persona las
administrara. No tenía ningún sentido.

~ 258 ~
Capítulo 31

El descontento era comprensible, por no mencionar el malestar perpetuo de


los que viven en las llanuras de inundación del Rokusui. No importaba. La guerra
debía ser evitada a toda costa. Ekishin, Ribi y el niño fueron suficientes. Nadie
más tenía que morir.

Rokuta instó a sus débiles piernas, logró pasar por el túnel y llegó al corazón
del Palacio Interior. El palacio en cada reino y provincia seguían el mismo diseño
general. Hizo camino hacia la parte de atrás y se dirigió a la Mansión Choumei.
Cada palacio tenía una Mansión Choumei, donde la familia del emperador o señor
provincial residían.

Ayudándose de la decorada pared para mantenerse en pie, se dirigió por el


pasillo.

Un hilo de voz le llamó:

«Taiho».

— ¿Eres tú, Rikaku? ¿Qué?

«Personas».

Rokuta se detuvo. Allí, en las profundidades de la Mansión Choumei el Palacio


Interior estaba en calma. No había señales de vida. Pero eso no quería decir que
debía estar desprovisto de actividad humana.

— ¿Criados? ¿Sirvientes?

«No», —respondió Rikaku, igualmente desconcertado.

Aguzando el oído, Rokuta escuchó un leve ruido. Un hombre gritando. Tal vez
una bestia bramando. Frente a él, o detrás de él. No podía decidir.

~ 259 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Dio un paso vacilante hacia adelante. Al doblar la esquina, un claro grito como
el cristal golpeó sus oídos.

Se echó hacia atrás por reflejo, Rokuta miró en la dirección de las voces.
Unos momentos más tarde, se movió hacia ella de nuevo. No podía entender lo
que estaba diciendo. Sólo oyó una voz gritando.

Y se mezclaba con el sonido de las cadenas, el sonido metálico, siendo


arrastrado y tirado con gran vigor. Los sonidos emitidos por una persona que
luchaba contra sus ataduras. ¿Qué clase de prisionero estaría confinado en las
entrañas de la Residencia Imperial?

Al final de un pasillo estrecho, Rokuta encontró una escalera de piedra que


descendía a través de la penumbra. Esas debían ser las escaleras de las que la
viceministra había hablado. Más abajo se encontraba la fuente del sonido, la
fuente de un olor amargo, flotando en una corriente lánguida de aire.

Agarrando a la barandilla, Rokuta bajó rápidamente. El corredor se estrechó


aún más y continuó en las profundidades del palacio. Las paredes eran de color
negro con polvo y moho, lo que sugería que se utilizaba muy poco.

—Este debe ser el camino. Pero, ¿quién en el mundo está haciendo esos
sonidos tan extraños?

Con cada paso que daba, la voz se hacía más clara. Divisó un conjunto de
puertas al final de un pasillo lateral. El ruido venía de detrás de esas puertas.
Un gemido, un aullido que no formaba ninguna palabra.

Sin embargo, un Kirin poseía la capacidad de percibir el significado detrás de


ellos:

«Déjenme salir».

~ 260 ~
Capítulo 31

Rokuta se salió del camino por un momento, y se aventuró por el callejón. No


podía ignorar tal grito desesperado de ayuda.

Cuando llegó a la puerta, los sonidos cesaron de repente. Buscando a esa alma,
sus sentidos registraron ahora a un hombre llorando en voz baja.

Rokuta puso las manos en la puerta y empujó. La puerta se abrió lentamente,


sin ninguna resistencia. ¿Por qué?, se hizo obvio inmediatamente Frente a la
puerta había una celda como en la que él había sido confinado, con un entramado
de barras de hierro bloqueando la salida.

Aunque era bastante grande, la única fuente de luz en la habitación sin


ventanas provenía de la puerta abierta. Al principio, Rokuta sólo pudo distinguir
una sombra en cuclillas al pie de la puerta de hierro con barrotes.

Un anciano delgado y ojeroso. Estaba allí sentado agarrando las barras con
las manos sucias.

Al ver a Rokuta. Levantó su cara llena de lágrimas, sacudió las barras y levantó
la voz. Una cadena enrollada como una serpiente por el suelo de piedra sucia se
adhería a la pierna del hombre. La cadena se sacudió y rechinó con cada
movimiento.

Rokuta miró con asombro al desgraciado y atormentado anciano.

— ¿Quién… quién eres?

No hubo respuesta. El anciano abrió la boca para gritar, pero sólo logró un
gemido.

«Déjame salir, —quería decir. —Déjame salir. Detente. Te equivocas, te


equivocas…»

~ 261 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Quién haría algo así?

La razón de esos gritos sin palabras era cruelmente evidente. No había


ninguna lengua en la boca del anciano.

—Rikaku. ¿Puedes abrir estas barras?

«No. El seguro está encantado».

De hecho, los caracteres grabados en la superficie rugosa, oxidada tenían un


hexágono vinculante.

— ¿Por qué? —murmuró Rokuta. —No puedes ser… ¿eres Genkai?

Genkai. El padre de Atsuyu. El señor provincial de Gen. Atsuyu había dicho


que estaba enfermo. Los rumores decían que estaba loco, que se ocultaba en el
Palacio Interior y no le daba la cara a nadie. Tal vez se había encerrado lejos
—y ahora estaba encadenado a una pared y encerrado dentro de esta celda—.

El anciano no ofreció ni una afirmación o negación, sólo repetía para sí mismo:

«Te equivocas, te equivocas. Detente. Porque, puedes ver, porque…»

—Cálmate. Si no te calmas, no puedo entenderte. ¿Eres Genkai?

El anciano negó con la cabeza. Rokuta suspiro. No sabía quién podría ser esta
persona o por qué estaba cautivo, sólo que él no era Genkai. No pudo evitar una
sensación de alivio, sin embargo, al mismo tiempo, no podía ignorar la realidad
dolorosa de que un preso era mantenido allí en condiciones miserables.

—Lo sé, lo sé. No llores. No puedo ayudarte en este momento. Pero voy a hacer
algo. Lo prometo. Sólo espera un poco más. ¿Bueno?

~ 262 ~
Capítulo 31

Llorando copiosamente, el anciano asintió con la cabeza una y otra vez. Incluso
aunque hubiera cometido un crimen atroz, ningún ser humano debía ser
encadenado así. ¿Cómo pudo pasar por alto Atsuyu una condición tan bárbara?
Rokuta no podía creer que él no sabía lo que estaba pasando en el palacio
provincial.

«No me dejes aquí», —balbuceó el anciano.

Rokuta lo tranquilizó lo mejor que pudo y siguió su camino.

—Atsuyu, ¿cómo has podido permitir que algo como esto suceda justo debajo
de tu nariz?

«¿No dijiste que estabas haciendo todo esto por el bien de las personas?»

~ 263 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 32

R
okuta se adentró debajo del palacio, en lugares reducidos aun para
gatear. Respondiendo a sus reiteradas citaciones, Rikaku finalmente
apareció. Todavía no estaba en condición para llevar a Rokuta en su
lomo. En su lugar, Rokuta se agarró a su pelo gris oscuro y lo utilizo como un
hombro donde apoyarse, ya que se encaminaban a través de túneles con poca luz.

Los túneles iban y venían dentro de la montaña, ramificándose varias veces en


el proceso. Podrían desviarse en un abrir y cerrar de ojos. Rokuta perdido la
cuenta de cuántos niveles habían descendido, y luego no pudo encontrar el
camino que conducía más abajo. Desconcertado, apresuradamente intentó dar
marcha atrás.

— ¿Dónde estamos?, —se preguntó en voz alta, en busca de sus propias


huellas.

Pero había muchos lugares donde el agua que caía y se convertía en barro
—lugares en los que sobresalían los cantos rodados que elevaban la tierra—
lugares donde la luz era tan tenue que apenas podía ver una cosa: que era
imposible continuar por ese camino.

—Youhi. ¿Puedes encontrar el camino hacia abajo?

Sombras parpadearon en el aire sombrío, seguidos por una respuesta de dolor.

—No está por ninguna parte… por aquí. De alguna manera… hemos entrado…
en una cámara subterránea completamente diferente.

—Estamos en algún lugar debajo el palacio. ¿Puedes decir dónde?

~ 264 ~
Capítulo 32

—Perdóname. No puedo pasar a través de las paredes o el piso.

Los shirei normalmente tenían los poderes del tonkou a su disposición.


Utilizando el tonkou, podían pasar ocultos a través de las venas de la tierra, las
corrientes en el agua, y todo lo que estuviera impregnado por una veta de
materia espiritual. Usando la presencia del kirin como una especie de faro,
podían ir y venir a voluntad, incluso cuando estaban separados por miles de
kilómetros.

Excepto que era casi imposible en su condición actual. Algunos Kirin nacidos
en el monte Hou podían hacer lo mismo. Por desgracia, Rokuta no era uno de
ellos.

El agua subterránea se derramaba en los pasillos tallados en la roca. La única


luz provenía de parches dispersos de musgo luminoso.

Rikaku sugirió en un hilo de voz:

—Tal vez si descansamos un rato.

Se apoyó contra la pared y cayó al suelo. El vértigo era insoportable.


Simplemente caminaba con una mano en la pared, sentía como si se aferrara a la
borda de un barco en un mar agitado. Su conciencia se desvanecía y volvía. Tuvo
que usar lo que le quedaba de coraje para mantenerse en pie. El chal sobre su
cabeza estaba empapado de sudor. Hacía tiempo se había desecho de todo lo
demás que llevaba.

Echando otro vistazo a su alrededor no reveló nada que pudiera resultar útil
en lo más mínimo. Agua goteando por el pasadizo convertía el polvo acumulado en
barro y no conservaba una sola huella.

~ 265 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Rokuta se dejó caer sobre la espalda de Rikaku y respiró profundo. Un sonido


cercano le hizo mirar a su alrededor con un sobresalto. Aguzó el oído hasta que
pudo percibir el sonido de su propia respiración.

— ¿Hay alguien ahí?

La pregunta golpeó el aire vacío como un tambor. El silencio fluyó hacia atrás.
Y entonces una pregunta similar vino de no muy lejos.

— ¿Quién eres tú?

Rokuta examinó la pared de enfrente. La voz provenía de una estrecha grieta.

—Um, un niño perdido.

Mirando en la grieta reveló sólo más oscuridad. A pesar de la grieta en sí no


parecía ser muy profunda.

— ¿Un niño perdido? ¿Qué estabas haciendo dando vueltas en un lugar como
este?

—Yo, um, fui a dar un paseo… ¿Dónde está este lugar?

El hombre rió entre dientes. Había un toque de locura en su risa.

—Bienvenido al infierno.

— ¿Quién eres tú?

—No seas grosero. ¿No conoces el nombre de tu señor?

Rokuta se estremeció.

~ 266 ~
Capítulo 32

El número de personas que podrían llamarse señor de este palacio era muy
pequeña. La imagen del anciano encadenado apareció en sus pensamientos.

—No creo que… ¿tú eres Genkai?

—Es, Mi Señor para ti. Todavía estoy lo suficientemente vivo para merecer
un poco de respeto. —Una risa burlona se derramó a través de la grieta.

—He oído que Genkai… lo siento, Mi Señor, se encontraba en mal estado de


salud.

Así que el otro viejo no era Genkai. ¿Quién le hizo esto?

—Mal de salud. No lo dudo. No he tenido nada de comer o beber en años.

— ¿Nadie te trae la cena? ¿Eres un prisionero aquí?

— ¿Prisionero? ¿Llamas a esto una prisión? Sería más exacto decir que me
arrojaron aquí. Arrojado al infierno y olvidado. Nadie ha venido una vez para ver
cómo estoy.

Rokuta tragó. Los señores provinciales eran hechiceros, lo que les hacía
inmortales. Hasta que sus nombres fueran eliminados del Registro de
Hechiceros, la muerte sólo podía provenir de una decapitación o
desmembramiento. Cualquier lesión más leve se curaría con el tiempo. La mera
negligencia no era suficiente. El Kirin y los emperadores no eran diferentes.

—No he escuchado el sonido de una voz humana en mucho tiempo.

—Increíble, —Rokuta murmuró para sí mismo.

Genkai dejó de reír.

~ 267 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Cuántos años llevo aquí? ¿Qué va a hacerme exactamente? Codiciaba la


posición del señor provincial para sí mismo. Pero no soy el emperador. Los
señores provinciales son nombrados por el emperador. No es una posición que
pueda otorgar por la bondad de mi corazón. Seguramente tú lo entiendes.

Aferrándose a la pared de piedra, los dedos de Rokuta se estrecharon.

—No querrás decir que… ¿quieres decir Atsuyu?

No parecía posible. El ministro fue tan ampliamente elogiado por su


humanidad, su compasión por el hombre común. Kouya había dicho lo mismo.
Consideraba a Atsuyu como su benefactor, Atsuyu lo había rescatado cuando
Rokuta no había podido. Ese mismo Atsuyu, que afirmaba estar actuando por el
bien común y de acuerdo al Rumbo no podría haber encarcelado cruelmente a
Genkai allí.

—Por supuesto que me refiero a ese pequeño bastardo. —Genkai respondió sin
vacilar, sin hacer ningún esfuerzo para ocultar el odio en su voz. —No es como
que decidí un día dejar de ser el señor provincial. Tan pronto como lo rechacé,
él insistió en que me convirtiera en el emperador. Bueno, no es que ese
pensamiento nunca se hubiera cruzado por mi mente, pero eso depende de la
Voluntad Divina. Eso no iba a pasar. Dijo que yo era un cobarde y un tonto que
no tenía aspiraciones imperiales. Yo estaba contento de congraciarme con el
emperador, halagar y engatusar a mis superiores para mantener mi trabajo y mi
vida durante unos años más.

Él debía estar refiriéndose al emperador Kyou. Rokuta había oído que Genkai
no había aparecido en público desde la época del emperador Kyou.

— ¡Por supuesto me gané el favor todo lo que pude. Me ordenaron arrestar a


vasallos corruptos y cortar las insurrecciones de raíz y lo hice tal como me
dijeron. Si yo no mataba suficientes plebeyos, sería mi cabeza la que cortaran.

~ 268 ~
Capítulo 32

» Cuando no alcancé mi cuota de ejecuciones, fui acusado de ser perezoso.


Incluso fui acusado de albergar traición en mi corazón. La única manera de
demostrar mi fidelidad al trono era matar a más inocentes. Por cierto, ¿ya se
murió?

— ¿El emperador Kyou? Por supuesto. Se dice que recibió su recompensa en


proporción directa al número de los llamados traidores que mató.

—Te lo juro, no era más que eso. Créeme. —Las protestas de Genkai se
desbordaron con amargura. —Atsuyu dijo que no estaba calificado para ser el
señor provincial y me arrojó aquí. ¿Cómo crees que se convirtió en ministro en
jefe del Rikkan? Debido a que yo elegí al primer ministro. Soy el señor provincial,
después de todo. Atesoro a la Provincia de Gen más que el emperador.

—Bajo el dominio despótico del emperador Kyou, vendiste a tus propios


súbditos y dices apreciar a tu estado por encima de todo.

— ¿Qué otra cosa podía hacer?

—Es por eso que Atsuyu te desprecia, ¿verdad? No importa cuántas veces te
lo advirtió, sólo te lavaste las manos y dijiste que no tenías otra opción. No
querías oprimir al pueblo. Sólo cumplías órdenes.

—Sí, exactamente.

—Nunca tomaste una postura y le reprochaste al emperador. Cuando Atsuyu


te pidió entregar las riendas del gobierno, te quejaste de que el emperador te
lo había ordenado. Y por eso terminaste siendo arrojado a un lugar como este.

«Eso es a lo que se redujo todo», —pensó Rokuta para sí mismo.

~ 269 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Atsuyu concluyó que Genkai no era competente para gobernar, en el fondo, no


tenía los mejores intereses hacia su pueblo, y por eso lo encerró en esa prisión.

Cuando el emperador Kyou se apartó del Rumbo, el único camino viable a seguir
para los hombres de conciencia era el de contraatacar. Excepto que Genkai
seguía al Emperador Kyou y persiguió a su pueblo para salvar su propio pellejo.
Tuvo que ser encerrado por el bien de sus súbditos. En ese momento, durante el
reinado del emperador Kyou, Atsuyu inventó la historia de que el señor provincial
había caído enfermo y tuvo que tomar el control provisional del gobierno. Rokuta
entendía todo eso.

«Pero, ¿y lo que de otro prisionero?»

Cuando Genkai finalmente terminó su soliloquio, Rokuta dijo:

—Si tengo suertes, voy a volver y te ayudaré.

Es decir, si la insurrección era sofocada y el emperador reinante ganaba.

Rokuta respiró, regañó a sus piernas que no cooperaban, y se puso de pie.


Mientras se alejaba, la voz áspera de Genkai lo persiguió.

—Lo sé. Todo lo que Atsuyu realmente quería era ser el señor provincial.

Rokuta se detuvo, pero no se dio la vuelta.

—Necesitaba una excusa, eso es todo. Cualquier cosa para justificar


mandarme lejos y encerrarme aquí abajo. —Rokuta podía oírle rechinar los
dientes. — ¿Atsuyu te dijo alguna vez acerca de su habilidad con el arco?

—No.

~ 270 ~
Capítulo 32

—Nunca perdió, incluso en el festival Tsuina5. Pues bien, una vez perdió.

Genkai se rió entre dientes, una especie de risa retorcida. Sin idea de a dónde
iba esta historia, Rokuta se quedó allí y escuchó.

—Perdió una vez, Atsuyu se lo atribuyó al criado que había preparado la diana.
Tras haber invocado a los dioses y expulsado a los malos espíritus, la diana se
atrevió a inclinarse hacia un lado. Insistió en que la brujería era la causa de su
propio error y el pobre hombre fue ejecutado.

Rokuta frunció el ceño.

—Atsuyu fue un niño precoz, capaz de cualquier cosa que se propusiera. Era
exigente, empático, e inteligente. Él tenía un defecto en su carácter. Nunca
podía admitir que se había equivocado, admitir que él podía cometer un error.

Genkai rió de nuevo.

—Después de la muerte del emperador Kyou, ¿por qué no fue al Shouzan y


Enki sondeó su alma de acuerdo a la voluntad divina? Nunca podría hacer eso. ¿Y
si él no pasaba la prueba? Incluso la posibilidad de fracaso era una vergüenza
que no podía imaginar sufrir.

—Pero…

—Pero qué, ¿su coraje? ¿Sus grandes habilidades y logros? Pues bien, eso es
algo fácil de lograr cuando tus pecados siempre pertenecen a otra persona,
cuando la culpa siempre cae sobre la cabeza de alguien más. Nunca ha admitido
equivocarse sobre cualquier cosa. No hay fin para ese tipo de coraje.

5 TSUINA. Un rito de China originado cuando los demonios eran representados por actores con máscaras
intentando entrar en el shrine o templo y eran perseguidos por los sacerdotes.

~ 271 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Rokuta bajo la mirada a sus pies, con lágrimas en los ojos. Al escuchar a
Genkai, sintió las dudas que brotaban en su corazón.

«Ese prisionero».

—Se cree que es perfecto, como ves. Quiere creer que es así, por lo que
ignora a alguien injustamente herido. Para ocultar las cicatrices que ha infligido,
las hace desaparecer. Ese es el tipo de hombre que es.

Las piernas de Rokuta temblaban mientras se alejaba. Esta vez no se detuvo.

Atsuyu afirmaba que había se había sublevado por el bien de las personas.
Había sabiduría en sus palabras, y por eso Rokuta no se había resistido a
convertirse en su rehén. Pero, ¿había olvidado que aquellos que predican la
justicia, los más ruidosos, son los menos propensos a ser justos?

La defensa de la justicia es lo que la gente hacia como una cuestión de rutina.


Los emperadores, gobernantes y reyes nunca enviaron soldados a la guerra sin
reivindicar que la justicia estaba de su lado. Pero era una virtud hueca. Y las
personas sufrían en nombre de la justicia.

«Una guerra civil sólo hará que sufran más», —le dijo Rokuta a Atsuyu una y
otra vez.

¿Por qué seguía diciendo que todo era por el pueblo e insistía en aumentar los
ejércitos, sin importar qué? Si él realmente estaba poniendo primero a las
personas, ¿por qué los militares siempre tenían prioridad?

Tal vez el vacío de esa virtud explicaba la extraña sensación de impotencia


que sentía Rokuta cada vez que intentaba señalarle esto a Atsuyu.

—Atsuyu… —dijo Rokuta en voz alta.

~ 272 ~
Capítulo 32

«Ese prisionero».

— ¿Se suponía que iba a ser el doble de cuerpo de Genkai?

Mandando a Genkai lejos y dejando a un doble en su lugar, escondido justo


debajo del Palacio Interior.

«Detente», —el anciano había llorado una y otra vez.

O eso era lo que Rokuta pensaba que estaba diciendo. Atsuyu contrató al
anciano para sentarse en esta celda sin luz y pretender ser Genkai. Pero el actor
se cansó de interpretar ese papel.

«Quiero parar. —Eso es lo que quería decir. —Déjame salir de aquí».

En su lugar había estado encadenado y detenido, le cortaron la lengua para


evitar que dijera demasiado.

—Maldita sea, Atsuyu…

Rokuta sentía como si el sonido de la voz de Genkai fuera a seguirlo a todas


partes.

~ 273 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 33

K
ouya llevó a la viceministra hasta lo más recóndito del palacio. En lo
profundo de la roca, debajo de la montaña Ryou'un, en un lugar al
que no llegaban los rayos del sol, había una larga fila de bloques de
celdas. La cárcel de Rokuta era una mansión en comparación con esta fila sombría
de cajas de piedra y hierro.

Sólo una búsqueda exhaustiva de los registros históricos revelaría sus


propósitos originales. Aunque las razones por las que habían sido construidas no
podían ser reconocidos públicamente, también era poco probable que cualquier
señor provincial recién nombrado encontraría mención de ellos en las historias
de la corte presentadas para su lectura.

Kouya llevó a la viceministra fácilmente a través de los pasillos que él conocía.


Los delincuentes eran llevados allí a la espera de su juicio final. La mayoría eran
acusados de traición y encerrados bajo llave.

Atsuyu no podía hacer nada para evitar que sus subordinados albergaran la
traición en sus corazones. Si un gobernante era un genio o un loco, algunos
siempre se rebelarían contra él.

En el otro extremo del pasillo había una celda mucho más grande. Kouya abrió
la puerta.

—Entra, —dijo, dándole un empujón.

Le quitó los grilletes y le sujetó las manos detrás de la espalda. Tocó la


antorcha de pino que sujetaba con otra que estaba fija en una esquina de la
habitación.

~ 274 ~
Capítulo 33

Los dos puntos de luz revelaron un espacio marcado más o menos excavado en
la roca circundante, el mobiliario era sobrio, y la mujer estaba allí de pie como
una piedra.

—Siéntate.

Kouya hizo un gesto hacia la cama. Con un malestar obvio, la mujer miró hacia
atrás y adelante, desde la cama hacia el resto de la habitación.

Kouya preguntó en tono impasible:

— ¿Por qué le desobedeciste al ministro? Debes estar al tanto de las


dificultades en las que se encuentra la Provincia de Gen ahora mismo.

—Lo sé muy bien. Has ido por el mal camino y pisoteado la Voluntad Divina.

—Deberías haberlo sabido desde el principio.

—Bueno, nadie me informó, —escupió ella. —Me dijeron que el ministro se


sublevó para defender la justicia, no para rebelarse contra el legítimo
emperador. ¿Puedes apreciar la gravedad de tus acciones? ¿Sabes lo que
significa derrocar a un emperador elegido de acuerdo a la Voluntad Divina?

—El bienestar de la gente nunca está lejos de los pensamientos del ministro.

La mujer sonrió.

— ¿El bienestar de las personas? Entonces, ¿por qué rompe los diques? Puedes
dimensionar el tamaño del Ejército Imperial. La Provincia de Gen perderá. El
ministro interpretó mal toda la situación. El resultado ya no está en duda. ¿Por
qué es tan necesario que por la guerra rompan los diques y sometan aún más al
pueblo?

~ 275 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

» ¿Son estas las acciones de un hombre verdaderamente preocupado por su


bienestar?

Kouya no respondió. Después de haber levantado un ejército, la derrota ahora


simplemente no era una opción que valiera la pena considerar.

—Una amiga mía trabaja en el Ministerio de Obras Públicas, —dijo, echando


un vistazo a la antorcha. —La conozco de toda la vida. Eso es lo que ha estado
diciendo todo el tiempo. ¿La provincia realmente está mejor con el ministro
moviendo los hilos tras bambalinas?

—Pero el señor-provincial…

—Está enfermo e incapaz de gobernar, ¿verdad? Los agentes en el Palacio


Interior dicen que pueden oírlo gemir y llorar. En estos últimos quince años debe
haber perdido la capacidad de hablar. Lo que significaba que el ministro debía
coger las riendas del asunto y guiar a la Provincia de Gen a través de estas aguas
turbulentas.

Kouya en silencio se volvió a mirarla.

—Si sabias todo eso, entonces ¿por qué?

—Eso es lo que dije a mi amiga. Sólo la enfureció. El ministro predica la


sabiduría y el Camino. Tenía la cara de un santo. Pero si en realidad era una
persona tan abnegada, ¿por qué no informar de la condición del señor provincial
y pedir un reemplazo? Una provincia es conferida al señor provincial. Sólo el
emperador tiene la autoridad para nombrar a uno. Si la posición está vacante,
¿no debe ser notificada al Rikkan y tener en cuenta sus instrucciones al
respecto? Eso era lo que había que hacer y fue lo único que el ministro no hizo.
Él tomó el poder y no renunció a él, incluso cuando estaban coronado a un nuevo
emperador.

~ 276 ~
Capítulo 33

Kouya miró la cara de la enojada mujer.

— ¿Dices que es desinterés? ¿Llamas a esto justicia? Yo no entendía. Ella sí.


Atsuyu es un impostor, un déspota, un lobo con piel de cordero. Excepto que no
codiciaba poder o riquezas. No tenía sentido para mí hasta hoy. Todo lo que
quiere para sí mismo es la gloria.

—Estás siendo irracional. No puedes llegar a tales extremos.

—No lo hago. Mi amiga tenía razón. Atsuyu quiere que lo elogien, alaben y
adulen. De eso se trata realmente su apego al poder. Las demandas de justicia y
bienestar de las personas no tienen nada que ver con eso. Sólo quiere ser
adorado como el ministro en jefe del Rikkan.

Ella hizo una mueca.

—Me culpo por no ver esto antes. Yo fui una tonta por discutir con ella. ¿Crees
saberlo todo? ¿Puedes leer la mente del ministro, adivinas sus verdaderos
sentimientos acerca de sus súbditos? A duras penas, los únicos que quedan en
este lugar son los tontos útiles que cayeron por sus mentiras y se las tragaron.
No puedes dar la vuelta sin toparte con ellos. Los que vieron a través de sus
patrañas, ¿dónde están? ¿Dónde está mi amiga?

Kouya bajó la mirada.

—Un día, se enfrentó directamente a Atsuyu. Tú la agarraste y la obligaste


a renunciar. Después de eso, ella simplemente desapareció. El Daiboku me dijo
que había tantas personas que adoraban a Atsuyu que ella terminaría siendo
perseguida. Entonces le dijeron que huyera de la Provincia Gen. ¿Es eso
cierto?

—Creo que han ocurrido tales cosas. El ministro no disfruta de castigar a


criminales como esos. Es una persona generosa cuando se trata de la crítica.

~ 277 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Sí es así, ¿por qué no he oído una sola palabra de ella desde entonces? Todo
lo que ella más quería en su vida se quedó atrás. ¿Por qué?

—Bien…

—Desgraciado.

Kouya levantó sus ojos para encontrarse con los de ella.

—Se la diste de comer a ese youma tuyo, ¿verdad? Y vas a hacer lo mismo
conmigo.

Kouya le devolvió la mirada. Una leve sonrisa se puso en los labios.

—No parece probable que pronto cambies de opinión. Pero supongo que eso
era inevitable desde el principio.

La mujer se puso de pie.

—Justo como lo pensé.

—Es mi trabajo, ¿es que no lo que ves? Por desgracia, yo soy uno de esos
tontos útiles de los que hablaste. Creo en el ministro. En vista de que no dejarás
de calumniarlo, tu existencia no le hace ningún bien.

—Atsuyu te dijo que hicieras esto, ¿verdad?

Kouya negó con la cabeza.

—No, el ministro no me perdonaría lo que hago. Pero al final todo es para su


beneficio. —Acarició el pelaje del youma. —El ministro es demasiado indulgente.
Yo no dejo vagar libremente a una serpiente sin antes cortarle la cabeza. —Lo
dijo sin ningún tipo de emoción. —Llegó la hora de la cena, Rokuta.

~ 278 ~
Capítulo 33

La mujer se dio la vuelta y saltó hacia atrás. Con un grito alegre, el youma se
le abalanzo. Era su naturaleza el disfrutar el apagar la vida de su presa.

«Atsuyu nunca me lo ordenó», —pensó Kouya, mientras los gritos de la mujer


hacían eco en sus oídos.

Ni una sola vez Atsuyu había emitido una orden de este tipo. Sólo su repetido
e incomprensible sufrimiento —de la malicia de sus sirvientes traidores— de las
profundas ansiedades que surgieron cuando estaban bajo su custodia.

«¿Qué pasaría si se las arreglaban para escapar? ¿Iban a venir en pos de mí?
Y si lo hicieran, ¿qué pasaría si no estuvieras aquí, Kouya?»

Una y otra vez. No parecía que temer por su vida, sólo expresaba estas
realidades silenciosas con sus ojos. Una y otra vez. Por lo que Kouya se ofreció
para matarlos, Atsuyu le habría reprendido. Sin embargo, nunca dejó de
inculcarle a Kouya el peligro latente de los traidores que habitaban en estas
celdas.

Incapaz de soportar por más tiempo, Kouya se aventuró a la mazmorra solo.


Hace muchos años, le había pedido a Atsuyu que le diera la responsabilidad de
los prisioneros en los bloques de celdas. Atsuyu estuvo de acuerdo.

Kouya trajo a su youma con él durante su visita a un prisionero. Cuando Rokuta


terminaba —no quedaba nada, incluso lamía hasta la última gota de sangre—
Kouya le dijo a Atsuyu que el prisionero se había rendido y Kouya le había
expulsado del palacio.

Alguien más podría haber vendido de forma tan convincente una mentira tan
descabellada. Pero, ¿y si ese informe procedía de un mensajero cuya cara estaba
pálida, le castañeaban los dientes y sus rodillas temblaban tanto que apenas
podía mantenerse en pie?

~ 279 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Ya veo, —dijo Atsuyu con una sonrisa. Acarició Kouya en la cabeza.
—Realmente eres el mejor de mis sirvientes.

Kouya bajó la mirada hacia sus manos, los sonidos del youma masticando
todavía estaban frescos en sus oídos.

Atsuyu dijo, sonriendo, a pesar del malestar evidente en sus ojos:

—Es como se pudieras leer mi mente. Ya sabes lo que quiero sin tener que
decirlo. Estoy muy agradecido de tener un Shashi tan empático. —Le dio unas
palmadas en la espalda a Kouya.

Kouya interpretó por el peso de su mano lo que Atsuyu había deseado desde
el principio y quería que Kouya lo siguiera haciendo.

Atsuyu informó del incidente a los ministros reunidos e hizo que alabaran a
Kouya. Dio a conocer que, a partir de ese momento, Kouya sería el responsable
de la disposición de todos los criminales.

En resumen, Kouya se convirtió en el verdugo de la corte. Él y su youma


eliminaban no sólo a los que pudieron dañar físicamente a Atsuyu, sino a
cualquiera que pusiera en peligro su reputación y posición.

Así que obviamente, desde el momento en que ella se volvió contra Atsuyu,
había sellado su destino. Kouya la llevo allí para convertirse en una comida para
el youma. Como siempre, se aseguraría de que el youma se hubiese deshecho de
todo. Cuando le reportó a Atsuyu que ella había elegido regresar al campo, no
quedaba una mota de sangre o carne para demostrar lo contrario.

Este era el secreto tácito que los dos compartían. Atsuyu nunca le dijo que
matara a nadie. Kouya actuó por consideración a Atsuyu, por devoción. Esa era
la forma en que debía ser. Y según le dijo a Atsuyu, él había dejado ir a la mujer.

~ 280 ~
Capítulo 33

Eso significó que se ganara los elogios de Atsuyu como un Shashi bueno y fiel,
como un sirviente consumado y capaz.

«Ya me he acostumbrado».

Kouya observaba impasible como el youma terminaba su cena. Aquí las


acusaciones formuladas contra Atsuyu, los gritos de sus víctimas, con las manos
empapadas de sangre, no tocarían su corazón en lo más mínimo.

~ 281 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 34

R
okuta buscaba de ida y vuelta a través de los túneles, en el proceso
subió una buena distancia más arriba. Tiempo después de dejar a
Genkai, oyó el sonido de pasos que se acercaban. Instintivamente se
ocultó en el hueco de una roca.

— ¿Está allí? —Alguien llamó.

—Yo no lo veo.

—Si vamos más profundo que esto, las cosas se pondrán complicadas. Vamos
a perdernos a nosotros también.

—Entonces, iniciemos desde aquí y continuemos de nuevo hacia la superficie.

—Sí, señor. —Los pasos resonaban en la distancia.

—Los demás vengan conmigo. Echaremos un vistazo más abajo.

Esa tensa orden fue respondida por uno que casi mostraba su
despreocupación.

—Así se perdió aquí abajo en las catacumbas, ¿eh?

Rokuta sintió algo en esa voz.

—El Kirin seguro tiene un mal sentido de la orientación. Es un pequeño idiota.

— ¿Quién es el idiota? Cállate.

~ 282 ~
Capítulo 34

—Sí señor.

Rokuta se arrastró por detrás de la roca y se quedó en la oscuridad en la


dirección de esa voz.

«Simplemente no es posible, —no en un lugar como este—».

—Por cierto, Daiboku, si viene vagando hacia nuestras garras, ¿qué hacemos
con él?

Aunque Rokuta no podía hacer nada, podía ver luces en la distancia.

— ¡Hey!, —gritó. — ¿Hay alguien ahí?

Un momento de silencio fue seguido por una ráfaga de pasos. Las luces
flotaban en las cercanías y en las lejanías, en el otro extremo del pasillo.

— ¡Allí está!, —finalmente gritó uno de los guardias.

La única luz disponible provenía de las antorchas de pino, pero Rokuta tenía la
extraña sensación de que la propia luz fluía a través del aire y fluía hacia él.

—Imagínate encontrarte en un lugar como este.

Al mirar al guardia corriendo hacia él, Rokuta casi se echó a llorar. Era alto,
con un toque de chico malo en esa sonrisa. Pero se tragó sus emociones y levantó
las manos en lugar de una respuesta.

—Daiboku, ¿es este el chico que estás buscando?

—Es él, —respondió el hombre girando sobre sus talones. — ¿Cómo estás? El
ministro y los demás diputados están muy preocupados.

~ 283 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Fui a buscar a Kouya y me perdí en el camino.

—Llévalo contigo, —dijo el Daiboku.

—Sí, señor, —respondió el hombre.

Rokuta extendió la mano y le dio un golpecito en la rodilla.

—No puedo caminar, —dijo, mirando hacia él. —Llévame.

Una sonrisa irónica se dibujó en los labios del guardia. Sin decir una palabra,
se puso en cuclillas y se volvió de espaldas a él.

«¿Qué estás haciendo aquí?» —Quería preguntar Rokuta.

Esto era exactamente el tipo de cosa que le molestaba a Shukou y a los demás.
Ese hombre era un sinvergüenza e irresponsable.

Rokuta dijo con voz suave, casi tragado por el roce de la ropa:

—Trata de no hacer nada realmente estúpido, ¿de acuerdo?

La voz del Daiboku saludó a Kouya cuando regresó de la mazmorra.

—Shashi, lo encontramos. —El Daiboku subía desde los niveles más bajos.
—Estaba perdido en las catacumbas, —dijo, haciendo un gesto a uno de sus
servidores, un hombre con el raro nombre de Fuukan.

Fuukan era un trabajador itinerante que había sido reclutado en Ganboku, o


eso había dicho. Fuukan transportaba Rokuta en su espalda.

~ 284 ~
Capítulo 34

Kouya dejó escapar un suspiro de exasperación. No haber sellado su cuerno


no había sido del todo por accidente. Rokuta había compartido libremente sus
provisiones con Kouya cuando se conocieron. La única razón por la que iría en
contra de los deseos de Atsuyu era la idea de que Rokuta podría morir a causa
de su cuerno sellado.

—Rokuta… —Kouya corrió hacia él.

— ¿Cómo lo está llevando?, —musitó Fuukan. —Me parece su vida está


colgando de un hilo.

Rokuta, de hecho, cerró sus ojos rápidamente. No parecía estar consciente.

—Llévalo a su habitación. Él no se ve bien.

«Por allí», —dijo Kouya con un movimiento de cabeza.

Estaba a punto de salir por el pasillo. Al escuchar al Daiboku riéndose entre


dientes, se detuvo.

— ¿Y qué fue de esa mujer?

Kouya volvió a mirarlo. Fuukan también se detuvo y volvió la cabeza.

—La convencí de abandonar el palacio. Después de eso, no habría lugar para


ella aquí. Ella era libre de huir a donde quiera que eligiera.

—Dentro de la boca de ese youma, quieres decir.

—Este no es un asunto de risa, —respondió Kouya brevemente y se volvió


sobre sus talones.

~ 285 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Él sabía muy bien lo mucho que el personal de palacio desconfiaba de él. No


eran lo suficientemente ingenuos para creer que sus propios prisioneros se
habían exiliado todos voluntariamente al campo. A Kouya no le importaba. Lo
único que le importaba era que esas dudas no llegaran hasta Atsuyu.

Kouya instó a Fuukan para seguir adelante. Fuukan echó una mirada curiosa al
youma que seguía a Kouya.

—Así que eso es un verdadero youma, ¿eh?

—Lo es. Es un Tenken.

—Se comporta muy bien. No muerde, ¿verdad?

—De ningún modo.

—No me digas, —dijo y siguió caminando.

Kouya le dio al hombre una dura mirada. Sin embargo, el personal del palacio
los estaba mirando, cuando aparecieron juntos, todos dieron un paso atrás.

— ¿No tienes miedo?

Fuukan miró por encima del hombro y se encogió de hombros.

—Dijiste que no muerde.

—Sí, más o menos, —dijo Kouya.

«Que hombre tan extraño», —pensó para sí mismo.

~ 286 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 35

K ouya llegó a una celda recién preparada y acompañó a Fuukan adentro.

—Él puede descansar allí.

El guardia tomó al muchacho de su espalda y lo puso sobre la cama.

—Parece muerto para el mundo.

—Él realmente está en mal estado.

Kouya colocó el dorso de sus dedos contra la mejilla de Rokuta. La piel estaba
caliente al tacto. Nunca hubiera imaginado que la sangre pudiera ser tan
debilitante. Miró a la cara de Rokuta, confusión y preocupación confundiendo sus
pensamientos.

Fuukan dijo:

—Esa mujer de la que estaban hablando, realmente se la diste de comer al


youma, ¿verdad?

—Por favor. Yo nunca haría una cosa así. El ministro es una persona muy gentil.
Nunca me lo perdonaría.

— ¿Estás seguro? Este lugar da miedo.

Kouya le sonrió a Fuukan.

~ 287 ~
Capítulo 35

—Dije que no lo hice. En cualquier caso, es mejor que mantengas ese tipo de
pensamientos para ti mismo. —Lo dijo en un tono de completa indiferencia en su
voz. —Haz cualquier cosa que le signifique una carga al ministro, y de ninguna
manera encontrarás piedad alguna de mi parte.

—Como he dicho, miedo, —el guardia murmuró para sí mismo.

—Te lo voy a dejar bajo tu cuidado por ahora. Mantenlo bajo una estrecha
vigilancia. —Kouya giró sobre sus talones.

—Kouya, —dijo Rokuta detrás de él.

Kouya dio la vuelta y corrió hacia la cama.

— ¿Estás bien? ¿Estás herido en alguna parte?

—Estoy bien. —Rokuta miraba hacia él.

Tomó lentas bocanadas de aire y luego respiró rápido. Después de un largo


rato examinando la cara de Kouya. Dejó escapar un largo suspiro y cerró los ojos
como para evitar un doloroso espectáculo.

—Kouya, hueles a sangre.

Kouya se estremeció y dio un paso atrás.

—Mataste… a alguien… —Rokuta se cubrió la cara con las manos. —Tú no olías
a sangre antes.

—Estos son tiempos peligrosos. Por supuesto que he matado. Ese es mi deber.
Si tú amenazaras la vida del ministro, tendría que matarte a ti también.

~ 288 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¡Oh!, —murmuró Rokuta. En voz más alta dijo: —Kouya, tengo que pedirte
un favor.

— ¿Qué?

—Llévame con el Ejército Imperial.

— ¡No puedo hacer eso! —Dijo Kouya, claramente desconcertado.

—Entonces, pregúntale a Atsuyu.

—No puedo, Rokuta.

Rokuta no había desafiado a Atsuyu. Es por eso que aún estaba vivo. Aunque
Atsuyu lo había arrinconado, él no parecía dispuesto a matar a su rehén. No había
forma de saber cómo podría reaccionar si Rokuta se volvía contra él.

Rokuta abrió los ojos.

—Ahora que sé lo que está pasando, no voy a cooperar con Atsuyu.

—Rokuta…

—Un hombre que te convirtió en su asesino personal no es un hombre que


pueda respetar. ¿No me dijiste una vez que detestabas la masacre humana?

— ¿Eh? —Kouya parpadeó sorprendido.

—La primera vez que nos encontramos, no me dijiste que Grande no escuchaba
cuando le decías que no atacara a la gente? Eso te entristecía.

Atónito, Kouya le devolvió la mirada.

~ 289 ~
Capítulo 35

—Y sin embargo te manda a matar. Y debes obedecer. Yo nunca podría


respetar a un hombre que hace tales cosas.

—Rokuta… —dijo Kouya.

Aunque había protestado, nadie le creyó. Sin embargo, insistió en que el youma
no atacaría, y nadie se atrevía a poner esa promesa a prueba. Ni siquiera Atsuyu
era capaz de acariciar a Rokuta.

—Eso no es algo que me quite el sueño. Soy el sirviente de Atsuyu. Voy a matar
a cualquiera que lo lastime. —Le devolvió una mirada triste a Rokuta. —Los Kirin
no son diferentes. He oído que no pueden desafiar al emperador.

—Shouryuu nunca me mandaría a matar a nadie.

— ¿Puedes decirlo con certeza? Nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo
hace. Tu amo y mi señor no son diferentes.

Incluso Kouya quería creer que el ministro en jefe del Rikkan era puro como
la nieve recién caída. Pero ningún gobierno podría funcionar eficazmente sin
tener que ensuciarse las manos. ¿Podría hacerlo el emperador? A duras penas.

—Bueno, yo puedo decirlo con certeza.

Kouya le lanzó una mirada nerviosa a Fuukan. Estaba sentado en la cama como
si estuviera listo para relajarse y tomar una siesta. Miró a Kouya y sonrió con
complicidad.

—Nunca le pediría a Rokuta que matara a nadie. Sería mucho más rápido si lo
hago yo mismo, ya lo verás.

Kouya se le quedó mirando.

~ 290 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Tú…

Rokuta se incorporó.

— ¡Shouryuu, idiota!

Shouryuu le dio un golpecito en la frente.

— ¿Quién es el idiota aquí? Necesitas descansar.

—El emperador de Em, —murmuró Kouya.

—Y tú debes ser Kouya. Si realmente lo consideras tu amigo, entonces ¿por


qué no dejas que se vaya? Para ser honesto, no causa más que problemas. Pero
las cosas van irse al garete cuando él no esté.

Kouya puso su mano sobre la cabeza del youma.

— ¿Así que cuando el Kirin no exista, perderás tu humanidad?

—Naw. —Sonrió Shouryuu. —Cuando él no esté, todos los ministros vendrán a


mi quejándose en su lugar. Es un verdadero dolor en el trasero.

Kouya tensó la mano apoyada sobre la cabeza del youma.

— ¿Para qué viniste a Gen?

—No pude encontrar a nadie tan capaz como yo para hacer el trabajo.

— ¿Te refieres al ministro?

Tan pronto como Kouya deslizó la mano del youma, Rokuta dijo:

~ 291 ~
Capítulo 35

— ¡Basta, Kouya! ¡Si algo le pasa a Shouryuu, nunca te lo perdonaré!

Kouya ladeó la cabeza hacia un lado.

— ¿Todavía insistes en protegerlo?

Rokuta asintió. Una sola palabra había bastado para saber que era Shouryuu.
Abajo, en las catacumbas, había un resplandor a su alrededor, un rayo de sol que
no debería existir. Shouryuu era el emperador. Eso por sí solo no podía negarse.

—Te lo dije, ¿no? Soy el sirviente de Shouryuu.

—Y lo soy del ministro Atsuyu. —Kouya enfrentó a Rokuta y dijo con un tono
tajante en voz: —voy a hacer lo que él mande. Estoy aquí para protegerlo, incluso
si eso significa matar a cualquiera que se interponga en su contra.

— ¿Y si Atsuyu te lo ordena, te convertirás en cómplice de la insurrección?


¿Incluso si eso significa que Atsuyu se convierta en traidor? ¿Incluso si eso se
traduce en que cada flecha disparada con ira lo golpeará?

—Si él desea el rango de emperador, entonces que así sea, incluso si es


considerado un traidor. Él espera plenamente ser señalado como un rebelde y
está muy bien con eso. Con el reino encaminándose hacia la destrucción, si él
desea convertirse en el Señor Dios Creador, eso estará bien para mí también.
Me gustaría estar allí para darle a Atsuyu toda la ayuda posible.

—Entonces, ¿qué hay de mí? —Rokuta miraba a Kouya, ese otro niño que se
despertó en la misma noche para encontrarse siendo abandonado. —Me agradas.
Pero no puedo soportar el olor de la sangre proveniente de ti.

—Lo que sea necesario. De la misma manera que defenderás a Shouryuu, yo


defenderé a Atsuyu.

~ 292 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¿Y para ello vas a matar a cualquiera que se interponga en su camino? ¿Eso


no te molestar de alguna manera?

«Es imposible que no», —pensó Rokuta.

El Kouya que Rokuta conocía no era esa clase de persona.

— ¿Matarás si Atsuyu lo aprueba? ¿Te apartarás del Rumbo y levantarás


ejércitos? ¿Enviarás el reino a la destrucción y a la ruina? ¿Quieres crear más
niños como tú?

Kouya respondió en voz baja.

—Todos son desconocidos para mí. —Su pálido rostro estaba desprovisto de
emoción. —Y qué si el reino va a la ruina.

Rokuta se le quedó mirando.

—Kouya…

— ¿Por qué muere la gente? Debido a que las personas nacen para morir.
Reinos se levantan y reinos caen. Sin embargo, el dolor es algo tangible, no
podemos detener nuestra propia destrucción inevitable.

Kouya era el hijo de un youma. Cuando un youma aparecía en las fronteras de


un reino, llegaba a sembrar la destrucción. Era, sin duda, el hijo de la
destrucción.

—Mientras viva Atsuyu, los demás pueden morir.

Rokuta le devolvió la mirada, sorprendido. ¿Por qué no se había dado cuenta


antes? La dureza de su corazón no lo habría sorprendido en lo más mínimo.

~ 293 ~
Capítulo 35

—Aunque podría hacer una pequeña excepción solamente para Rokuta, Atsuyu
no tiene un interés particular en tu destino, así que no tengo ningún motivo en
particular para preocuparme. Encontraría varias formas de atormentarte.
Cuánto sufre todo el mundo, cuánto decae el reino, nada de eso importa al final.
Si todo está bien para Atsuyu, está bien para mí

— ¡Kouya!

— ¿Es la caída del reino lo que te asusta? ¿Es la destrucción? ¿Su muerte?
¿Quieres que te enseñe el camino para encontrar la paz? —Él esbozó una sonrisa
brillante. —Deja que todo se vaya al infierno.

— ¿Y si Atsuyu también muere?, —preguntó Rokuta.

Kouya respondió con apenas un encogimiento de hombros.

—Si eso es lo que quiere Atsuyu, entonces que así sea.

— ¡Este es tu reino también! —La voz de Shouryuu repentinamente sonó.

Rokuta y Kouya lo miraron sorprendidos.

—Atsuyu no es la única cosa que puedes llamar tuya. Lo mismo ocurre con este
reino.

Rokuta desvió la mirada.

—Shouryuu, no tiene sentido.

— ¡No hasta que yo diga que no lo tiene! —Rugió Shouryuu. Y dirigiéndose a


Kouya le dijo: — ¿Deja que todo se vaya al infierno, dices? ¿Vive y deja morir,
dices? ¡Son mis súbditos de los que estás hablando!

~ 294 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

» Con ese tipo de actitud, ¿qué estoy haciendo aquí?

Kouya parpadeó.

— ¿De qué sirve un emperador sin ningún súbdito? Pide un reino para gobernar
y es la gente quien te lo confía. ¡Esa es la única razón por la que soy emperador!
¿Y estás bien con todo yéndose al infierno? ¿Qué crees que estoy haciendo aquí?

Las personas —sus personas— huyeron sólo para chocarse contra una pared
de flechas. El castillo y el campo y todos los que vivían allí desaparecieron en las
llamas.

— ¿Por qué se me permitió vivir en desgracia? ¿Por qué se me permitió


escapar? Me dieron un reino para gobernar y murió. Habría dado de buen grado
mi vida por ellos. Pero me dijeron que se me había confiado otro reino. Esa es la
única razón por la que aguanté.

«¿Quieres un reino?» —Le había preguntado Rokuta.

—La única razón por la que existo es para entregarte un reino rico y
abundante, Kouya.

Durante un minuto, Kouya solamente contempló estupefacto a Shouryuu.


Luego dijo lenta y deliberadamente:

—No soy tan ingenuo como para creer esas promesas endulzadas con azúcar.

Él se puso de pie. Cómo había anhelado un lugar donde pudiera llevar una vida
tan tranquila. Pero había llegado a darse cuenta de que todo era una fantasía. Al
igual que Hourai que se mantuvo siempre fuera de su alcance. Tal reino habitado
por un pueblo así, era la cima de una montaña que nunca alcanzaría, sin importar
cuánto tiempo subiera.

~ 295 ~
Capítulo 35

—No he oído nada. No sé nada. —Kouya hizo una mueca y les dio la espalda.
—Te dejaré a cargo, por ahora, Fuukan. Los ministros encargados de la custodia
del Taiho estarán aquí pronto. El Taiho tendrá que permanecer aquí por el
momento.

—Kouya.

Kouya miró por encima de su hombro.

—Como te dije. Cualquiera que amenace a Atsuyu tendrá que responder ante
mi youma. Eso es una cosa que nunca se debe olvidar.

~ 296 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

PARTE VIII
CAPÍTULO 36

R
ayas de luz plateada golpeaban contra el suelo. Las nubes bajas que
envolvían a Kankyuu rozaban el Mar de las Nubes, cubriendo el
horizonte hasta donde alcanzaba la vista.

La temporada de lluvias había llegado.

—Maldición. Debería haber ido a Ganboku.

En una estación a mitad de camino de la montaña Kankyuu, Itan observó las


nubes de tormenta que abrazaban la base del Mar de las Nubes sobre él. Cada
otoño, las frías aguas del Mar de las Nubes fluían desde el norte, convirtiendo
el "fondo del mar" en un blanco fangoso, como si estuviera cubierto de escarcha.

Las delgadas y tenues hebras de nubes se engrosaban día por día, formando
nubes de monzón sobre el centro del continente. Y luego la lluvia comenzó a caer.

Shukou contempló el Mar de las Nubes.

—Ha empezado a llover, —dijo, afirmando lo obvio.

—Mientras todos estamos tirando los dados, prefiero estar de pie donde
pueda ver la acción desarrollarse. Esta espera de los resultados desde tan lejos
es insoportable.

—Sólo podemos rezar que el juego se desarrolle de acuerdo con las


expectativas de Su Alteza.

~ 297 ~
Capítulo 36

—Tienes razón. Todo por ese tonto imprudente.

Varios días después, Seishou se situó en las orillas lejanas del Rokusui y
contempló el río. La lluvia que caía aguas arriba había aumentado el caudal del
río. Hacia el este, en dirección a Kankyuu, las nubes cerraron el cielo. Los
monzones golpearían la Provincia de Gen más pronto que tarde.

A medida que los sacos de arena eran apilados alrededor Shin'eki, los diques
en Ganboku ya estaban siendo sobrepasados.

—Cualquier día, —dijo Seishou entre dientes.

— ¿Qué? —Preguntó uno de sus lugartenientes.

— ¡Oh nada! No disminuyas la vigilancia. Comenzará muy pronto.

Más arriba de Shin'eki estaba Hokui. Esa noche, Yuuzen caminó a través de
una de las pequeñas aldeas agrupadas alrededor del Rokusui, inspeccionando los
sacos de arena que formaban una pared impermeable a lo largo del camino del
río.

—El Ejército Imperial realmente vino al rescate, —dijo Yuuzen.

Los vecinos de la aldea que estaban con él también sonrieron. Ellos estaban
regresando a sus hogares de los campos.

—Es verdad, —dijo una de las mujeres. —La vida en esta época del año apenas
ha merecido la pena hasta ahora. Pero ahora podemos pasar la temporada de
lluvias con un poco de tranquilidad.

Miraron hacia los diques. En el calor del momento, Yuuzen se subió a la parte
superior del dique y de allí al banco inclinado de piedras y tierra. Examinó el río.

~ 298 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Sí, se ha llenado bastante rápido. Debe estar bajando con fuerza río arriba.

Varios de los otros eran lo suficientemente curiosos como para subirse al


dique y ver por ellos mismos.

—Con tal fuerza está corriendo, ¿eh? Una cosa menos de qué preocuparse
este año.

—Bueno, sí, pero si nos ponemos muy cómodos vamos a despertar en la cama
empapada.

Todos se rieron. Bajando del dique, Yuuzen estaba dando una última mirada a
través del río cuando vio a un grupo de soldados a caballo en la orilla opuesta. Y
salieron de su vista.

Los recientes rumores decían que el Ejército Imperial fue a la represa del
Rokusui aguas abajo con el fin de inundar Ganboku. Al mismo tiempo, otros
rumores decían que la Guardia Provincial iba a romper los diques para proteger
Ganboku.

De cualquier manera, eso significaba que había que mantener un ojo hacia
cualquier persona que vagara alrededor de los diques y que no debiera estar allí.

— ¿Qué está pasando, Yuuzen? —Alguien lo llamó desde la carretera.

Él los hizo callar. Permanecían fuera de la vista, deslizándose en silencio hacia


atrás hasta la parte superior del dique.

—Esos son…

El sol se había puesto. El crepúsculo estaba cayendo. Sombras oscuras se


extendían por el campo, por lo que era difícil ver lo que estaba pasando.

~ 299 ~
Capítulo 36

Pero podían distinguir al menos doscientos jinetes descendiendo por la orilla


opuesta.

— ¿Qué están haciendo?

— ¿Tal vez están buscando un lugar poco profundo para vadear el río?

—Pudieron encontrar un montón de lugares así antes.

—Deben tener razones para hacerlo aquí.

El líder de la caballería vaciló en la otra orilla antes de entrar en el agua.

—Están viniendo.

— ¿Esto es un ataque?

Yuuzen apretó los puños. Ellos podrían lanzar un ataque sorpresa contra el
Ejército Imperial acampado aguas abajo.

—Sí, pero si están planeando un ataque, lo harían antes de la puesta de sol. En


el momento en que llegaran al campamento, sería de noche.

Las mujeres que todavía estaban en el camino se acercaron a ver a que venía
tanto alboroto.

—Mira, están llevando palas.

Yuuzen tragó. Mientras observaban desde la cubierta del dique, los jinetes
comenzaron a cruzar el río. Las corrientes fluían rápido, empujándolos más
abajo, más allá de la parte más ancha del río y cerca de donde Yuuzen y el resto
estaban escondidos.

~ 300 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Ahora estaban lo suficientemente cerca como para ver con claridad.


Doscientos jinetes. Ciertamente no eran lanzas lo que llevaban, sino palas.

Los soldados desmontaron y Yuuzen se puso de pie.

— ¡Qué demonios! ¿Bastardos, piensan que van a destruir los diques?

Los soldados giraron. Yuuzen llamó a las mujeres.

— ¡Corran de vuelta al pueblo y den la alerta! ¡Los Guardias Provinciales están


tratando de romper los diques!

Los soldados viajaban hacia ellos. Yuuzen y los demás recogieron rocas y
comenzaron a lanzarlas.

— ¿Qué creen que están haciendo?

— ¡Vuelvan al lugar de dónde vienen!

Seishou recibió el mensaje no mucho después de que Yuuzen vio a los jinetes.
El crepúsculo todavía proyectaba su luz moribunda a través del cielo.

— ¡La Guardia Provincial de Gen están en Hokui! ¡Están luchando contra los
aldeanos!

— ¿Qué demonios? —Seishou echó a correr. —Un batallón servirá. ¡Síganme!

Él saltó a su pegaso, un kitsuryou, el emperador Kyou se lo había dado. Por


mucho que despreció al final al emperador, los sentimientos no se extendían a
este magnífico youjuu. Le dijo a su edecán, que iba a lomos de un tenba:

~ 301 ~
Capítulo 36

— ¡Adelántate y lidera a los aldeanos para que no salgan lastimados!

Su edecán se fue volando. Seishou tomó el mando del batallón y marchó hacia
el este. No tardaron mucho. Ya había hecho acampar en secreto un regimiento
de 2.500 soldados en Hokui.

—Justo eso estaba esperando de ese bastardo de Atsuyu, —Seishou maldijo.


Hizo una señal a los soldados detrás de él. — ¡Defiendan los diques!

Yuuzen esquivó las espadas, se lanzó al suelo y agarró una roca. No importaba
lo que estaba en juego, no podía permitir que el Rokusui se saliera de su canal
aquí.

Como los doscientos de la caballería habían surgido desde el río, una docena
de hombres salieron al frente desde el pueblo para reunirse con ellos. No
escatimaron en ningún momento y se metieron en la refriega. Parecía una locura,
los agricultores frente a frente contra los soldados, pero tan pronto como uno
de ellos era cortado, otro pasaba adelante para tomar su lugar.

— ¡Retrocedan! —Resonó un grito fuerte, pero distante.

«No lo haremos», —pensó Yuuzen pensó para sí mismo.

Tiró la piedra que tenía en la mano, y agarró otra, levantó el brazo y apuntó
al soldado más cercano. Un soldado le rozó el brazo con la espada. Se agachó y
rodó, recogió la roca de nuevo, y estaba a punto de tirarla cuando escuchó otro
grito cercano.

— ¡El Ejército Imperial! ¡El Ejército Imperial ha llegado!

Seishou se permitió una sonrisa irónica mientras sacaba la lanza de su vaina.

~ 302 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

«Construyan los diques del Rokusui. Estén atentos a la reacción de Atsuyu.


—Esas fueron las instrucciones de Shouryuu a Mousen. —Si Atsuyu destruye los
diques, vamos a adueñarnos de la tierra alta en más de un sentido».

—Ese maldito desgraciado no tiene un pelo de tonto.

Seishou echó una breve mirada hacia la montaña Ganboku que se levantaba
sobre los bancos más alejados del río. Entonces espoleó a su kitsuryou.

~ 303 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 37

A tsuyu preguntó:

— ¿Cómo te sientes?

Rokuta negó con la cabeza.

—No tan bien.

—Entonces probablemente deberías evitar dar paseos largos. ¿O había algo


en particular para lo que necesitabas verme?

—Me gustaría volver a Kankyuu.

Atsuyu frunció el ceño.

—Lo siento, pero eso está fuera de cuestión.

—Cada rincón de este palacio está teñido con el hedor de la sangre. No es


abrumadora, pero me perturba constantemente. Si te importa mi bienestar en
absoluto, al menos podrías encontrar un lugar para mí fuera del palacio.

—No puedo hacer eso.

—Por cierto, Atsuyu…

— ¿Tienes otra cosa en mente?

— ¿Por qué mantienes a tu padre encerrado en confinamiento solitario?

~ 304 ~
Capítulo 37

La sorpresa de Atsuyu sólo era superada por las expresiones de perplejidad


en el rostro de los ministros reunidos.

—Su cuerpo es un desastre, para ser sincero, él no parece estar en plena


posesión de sus sentidos. La historia es que Genkai cayó enfermo, se retiró, y
te pasó la autoridad a ti. Excepto que retiro apenas significa lo mismo que
confinamiento solitario, ¿verdad?

Atsuyu se puso de pie. Frunció el ceño y luego sonrió.

—Mi padre no está bien. Así que no pudo presentarse ante ti, debes haberlo
confundido con otra persona. ¿Dónde está esta persona? Y ¿por qué usa el
nombre de mi padre? Explícame las circunstancias del encuentro.

—Entonces, ¿a quién tienes encerrado en las profundidades del Palacio


Interior?

—El Palacio Interior, —Atsuyu repitió con recelo. —Eso sería donde reside mi
padre.

— ¿Estás admitiendo que tienes a tu padre encadenado? —Rokuta vio el terror


en la cara de Atsuyu. — ¿Lo ataste con cadenas, le cortaste la lengua y lo dejaste
allí a pudrirse? ¡Respóndeme, Atsuyu!

—Eso fue…

Rokuta se dirigió a los ministros.

— ¿Alguno de ustedes sabe algo? ¿Lo sabían y aun así continuaron sirviéndole?
Si es así, la Provincia de Gen no es más que una cueva de ladrones.

La mayoría de los ministros reaccionaron con alarma y miraron a Atsuyu.

~ 305 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Sólo un pequeño grupo evitó sus ojos.

—Haz hecho un gran sermón, Atsuyu. Pero para todas tus proclamas de lealtad
al Rumbo, ¿qué estás haciendo realmente? ¿Secuestro? ¿Encarcelamiento?

—Me disculpo por haber recurrido a medios tan bajos con el fin de atraer al
Taiho aquí. Cuando el Shashi dijo que podría traerte aquí, nunca imaginé que iba
a recurrir a tales métodos indeseables.

Kouya levantó los ojos y miró prolongada y duramente el rostro angustiado de


Atsuyu.

«Lo has hecho bien, Shashi. —Kouya sabía el verdadero significado oculto
dentro de esas palabras. —No me gustaría perder a mi precioso Shashi».
—Incluso si sólo significaba que sería inconveniente perder los servicios de un
sirviente útil, Atsuyu era la única persona que más quería a Kouya.

Kouya bajó la cabeza. Atsuyu volvió a Rokuta y dijo:

—Sin embargo, yo soy responsable de las obras de mis sirvientes. No hay


palabras para expresar mis disculpas. Por favor, encuentra en tu corazón el
perdón. En cuanto a mi padre, una vez más, sólo puedo confesar que yo estaba
totalmente en la oscuridad acerca de su condición y que podrían haber
conspirado para cometer tales injusticias. Me encargaré de que una
investigación se ponga en marcha inmediatamente.

Rokuta frunció el ceño. En ese momento, alguien entró corriendo en la


habitación. El primer ministro de la provincia, Hakutaku.

—Ministro, ¿qué has hecho? —Hakutaku tropezó y cayó de rodillas a los pies
de Atsuyu. — ¿De verdad ordenaste destruir los diques? ¿Después de que
supliqué que no tomaras una medida tan drástica!

~ 306 ~
Capítulo 37

Los ministros plantearon las voces de alarma compartida. Atsuyu agitó las
manos en el evidente descontento.

—Hakutaku, debes irte.

— ¡No! ¡No dices siempre que actúas por el bien de las personas? Y, sin
embargo, ¡estás destruyendo los diques que construyó el Ejército Imperial! ¡Al
hacer eso que pensará la gente de tus buenas intenciones? ¿Quién va a creer
que estás pensando en su bienestar y quienes no? ¿No puedes comprender la
repercusión de estas acciones?

—Hakutaku…

— ¡Estás luchando con los mismos aldeanos que están tratando de salvar a los
diques! La Guardia Provincial levantó sus espadas contra ellos y el Ejército
Imperial se precipitó a su rescate. ¿Cómo crees que va a terminar todo esto?
Los ciudadanos de Ganboku escucharon los rumores también y se están yendo
tan rápido como le es posible. ¡No sólo los reclutas, sino también los soldados
están abriendo las puertas de la ciudad y están huyendo!

— ¿Qué?

Atsuyu corrió a la ventana. Sin embargo, las espesas nubes oscurecían el


mundo de abajo.

—Este es el final de la Provincia de Gen. Has logrado tu anhelado deseo,


ministro. Te has excedido y te has rebelado contra todo el reino. —Hakutaku se
puso en pie y se enfrentó a los ministros claramente perturbados. —Huyan
mientras puedan. Entréguense al Ejército Imperial, confiesen sus pecados y
pidan clemencia. Un batallón está marchando a Hokui en estos momentos y están
ansiosos. Ahí es donde la lucha comenzará en serio. Después de eso será
demasiado tarde. Sus cabezas adornarán las puntas de sus picas.

~ 307 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Los hombros de Atsuyu estrecharon. Se apartó de la ventana y se dio la


vuelta, con el rostro desencajado por la rabia.

— ¡Hakutaku!

Atsuyu se acercó a él, lo agarró de la parte delantera de su capa, y lo lanzó al


suelo.

— ¡El único conspirador y traidor aquí eres tú, Hakutaku! —Atsuyu bajó la
mirada, viéndolo tirado en el piso, la malicia brillaba en sus ojos. — ¿Así que
ahora dejas de lado al hombre al que has halagado como el ministro en jefe más
capaz, ¿al hombre bajo cuyos pies encendiste la chispa? ¡Eres el primer ministro!
Cuando la provincia pierde el Rumbo, ¿no es tu deber arreglar las cosas?
¡Llámame rebelde si quieres, pero no hiciste nada para detenerme! Cuando la
etiqueta del traidor al fin cae sobre ti, ¿doblas a la derecha y abandonas al
hombre que llamaste tu líder?

» Ustedes también, —agregó con una mirada fulminante a los ministros


acobardados. — ¿No dijeron que querían que los diques fueran reconstruidos?
¿No dijeron que querían la autonomía política para la Provincia de Gen, la
autoridad sobre el control de inundaciones y la recuperación de tierras? ¿No
era todo esto lo que se requería para mejorar la suerte de nuestro pueblo? ¿En
primer lugar no me juraron su lealtad a mí, antes que al emperador? —La voz de
Atsuyu se elevó a un grito. De pie delante de Hakutaku, dijo: —Todo lo ocurrido,
fue debido a su instigación.

—Yo…

— ¡Cosas como esas simplemente no se pueden dejarse en manos de del


Emperador de En! Un hombre con consciencia debe levantarse y enderezar el
mundo. ¿No fuiste tú el que me dijo eso?

—Ministro, yo…

~ 308 ~
Capítulo 37

—Tú fuiste el que me incitó, diciendo que yo era el único que podía hacer el
trabajo.

—Yo… algo así…

— ¿Y te atreves a darme un discurso sobre cómo me convertí en traidor? ¡Tú,


idiota!

—Señor Atsuyu…

—Te aprovechaste de mis sentimientos por la gente y me incitaste a


rebelarme. ¿Tan pronto como la marea se vuelve contra ti, me echas la culpa,
convirtiéndome en tu chivo expiatorio y sales corriendo? Nunca imaginé que se
iban a aprovechar de mí tales sirvientes desleales.

Atsuyu habló como si lamentara una gran pérdida. Luego se volvió a Kouya, que
se había retirado a un rincón de la habitación.

—Atrápalo.

—Ministro… —El dolor de Kouya fue evidente en una sola palabra.

Atsuyu lo ignoró y se dirigió a su ministro de defensa.

—Pon en marcha medidas para contrarrestar este levantamiento civil.


Defiende el palacio hasta con el último hombre. Voy a ir a la Kankyuu con el Taiho
y pondré en conocimiento del emperador todo lo que ha sucedido, incluyendo
quiénes son los verdaderos culpables, y rogar por su piedad en este asunto.

Rokuta miraba con asombro.

«Aquí está un hombre herido que ignora la verdadera causa de la lesión y en


su lugar hace todo lo posible para ocultarla».

~ 309 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

La cara de Atsuyu estaba impregnado de amargura. El espectador ocasional


verdaderamente creería que había sido traicionado por sus sirvientes, atrapado
por sus confidentes y hombres de confianza, una desgracia tras otra acumulada
sobre sus hombros.

—Taiho, has enfrentado mucha adversidad. Prometo por mi vida que yo mismo
te llevaré a Kankyuu. Es mi culpa por ser tan ingenuo y por ello fui engañado por
mis sirvientes desleales, y aceptaré cualquier castigo que se juzgue correcto y
apropiado. Pero me gustaría implorarle al Taiho que le pida al emperador que les
evite a los ministros de la Provincia de Gen la peor parte de su merecida condena.

Rokuta le devolvió la mirada al angustiado hombre.

—Así que, Atsuyu, ahora vemos tu verdadero rostro.

Atsuyu reaccionó con el ceño fruncido.

Rokuta dijo:

—Afirmas estar actuando en nombre de las personas, al mismo tiempo que


mandas romper los diques y te obsesionas con arrebatar la victoria de las fauces
de la derrota. Te haces llamar el orquestador de todo, mientras fijas la culpa en
Hakutaku y Kouya. ¿Estamos viendo por fin quién eres realmente?

Escaneó al grupo de ministros estupefactos.

— ¿Así que hicieron callar a Genkai mandándolo a las mazmorras con el fin de
hacer a este hombre su líder?

Nadie respondió. Rokuta se giró sobre sus talones.

— ¿A dónde vas, Taiho?

~ 310 ~
Capítulo 37

Él no se molestó en mirarlo.

Volveré a Kankyuu. Por mí mismo. Me aseguraré de que el emperador esté


informado sobre todo lo que ha estado pasando aquí.

Mirando desde la esquina de la habitación, Kouya dejó escapar un largo


suspiro. Estaba viendo las ruedas caerse del carro.

La mayoría de los ministros habían creído realmente en la integridad de


Atsuyu. Esa creencia era la única razón por la que Kouya todavía estaba vivo.
Eran un montón de idealistas ingenuos. Pero cuando la gravedad del pecado entró
plenamente en su conocimiento, dejaron de lado su lealtad a Atsuyu,
abandonaron la anhelada gloria de caminar en su sombra, y eligieron el camino
de la razón.

Mientras Rokuta se alejaba, los labios de Atsuyu se torcieron en una mueca.


Kouya no podía soportar verlo. Abrazó el cuello del youma y bajó la cabeza.

— ¡Así que el Taiho tiene la intención de que yo, Atsuyu, cargue con toda la
culpa!

Rokuta no respondió. Sería una pérdida de tiempo.

Atsuyu se dio la vuelta.

— ¡Hakutaku! ¡Conspiraste con el emperador y el Taiho!

— ¡Ministro!

—Eso es todo, ¿verdad? ¡Has estado planeando esto con el Taiho desde el
principio! ¡El emperador estaba celoso de que el pueblo me amara y armó todo
esto para conseguir tildarme de traidor! ¿Verdad? ¿Verdad?

~ 311 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Atsuyu, —dijo Rokuta con un suspiro de cansancio. —El emperador no haría


nada por el estilo. Debido a que no lo necesita.

— ¿Crees que no he oído hablar de las quejas procedentes del Rikkan, acerca
de la clase de tonto que es ese hombre? ¡Oh!, ¿por qué no confié en mis instintos?
Estaba lleno de demasiada duda para ir al Shouzan al Monte Hou y buscar el
Mandato del Cielo.

—Habría sido un viaje perdido que hubieses ido, —dijo Rokuta en voz baja.
—Nunca tendrás lo necesario para sentarte en el trono.

— ¿Estás diciendo que no le doy la talla a él?

—Comparado con Shouryuu, eres basura. —Rokuta se volvió y salió de la


habitación. Luego se detuvo y miró por encima del hombro a Atsuyu y a la pandilla
de sirvientes detrás de él. Alzó la voz y dijo: — ¿Espero que lo que dije no sea
tomado por alguien aquí como un elogio para Shouryuu!

Hakutaku miraba hacia atrás y hacia adelante desde el kirin que se alejaba
hacia el hombre en el que una vez había depositado su fe y confianza, y se
mostraba como su líder. Con un triste suspiro dijo a los sirvientes:

—Si aún les queda algún escrúpulo, algún deseo de hacer lo correcto,
entonces, ¡detengan al ministro!

Entonces, reconociendo a uno de sus siervos detrás suyo, Atsuyu dijo con
sorpresa:

—No puede ser…

El soldado sonrió.

~ 312 ~
Capítulo 37

—No puedo creerlo —Hakutaku negó con la cabeza.

El soldado pasó a través de la multitud de sirvientes desconcertados y se


acercó a Atsuyu.

Atsuyu le observó acercarse y le dijo:

—Parece que no sabes qué lado te conviene.

—No, en absoluto, —dijo el soldado con una sonrisa. Se arrodilló. —Pensé que
debía informarte de algo importante.

— ¿Información importante? —Atsuyu ladeó la cabeza hacia un lado. — ¿No


fuiste promovido desde la Guardia Provincial?

—Lo fui. Gracias a ti.

—Bien entonces. ¿Cuál es la información importante? ¿Cuál es tu nombre,


soldado?

Su sonrisa se amplió.

—Komatsu Naotaka.

Atsuyu sacudió la cabeza ante ese nombre, como si fuese molestado por un
mosquito persistente. El soldado se puso de pie.

—Aunque algunas personas insisten en llamarme emperador Shouryuu.

Dio un paso adelante, al mismo tiempo que sacaba la espada y presionando la


punta de acero frío contra el hueco de la garganta de Atsuyu.

~ 313 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

— ¡Tú!

— ¡Kouya! No intentes nada. O esta espada verá el otro lado de su cuello.

Mientras que por reflejo intentó hacer un movimiento defensivo, Kouya captó
la mirada en los ojos de Shouryuu y se congeló en su lugar.

—Lo mismo va para todos los demás. Pueden aferrarse a sus armas. Basta con
mover la espalda contra la pared.

Miró por encima del hombro a Rokuta, que se había detenido en la puerta.

—Aprecio el cumplido.

— ¡No te estaba elogiando, maldita sea!

Mientras descansaba la punta de la espada contra la garganta de Atsuyu,


Shouryuu rió en voz alta.

—Bastardo, ¿qué es esto? —Se quejó Atsuyu.

—Querías poner a prueba la Voluntad Divina, ¿verdad? Bueno, pensé que


debería darte la oportunidad de intentarlo.

— ¿Qué?

—Lo llaman Providencia o lo que sea. Incluso sin involucrar a ningún espectador
inocente, la pregunta no se resolverá hasta que tú y yo luchemos. ¿No lo crees,
Atsuyu?

Atsuyu lo fulminó con la mirada. Con una pequeña sonrisa, Shouryuu dirigió su
atención a los ministros, de pie allí como una hilera de estatuas.

~ 314 ~
Capítulo 37

~ 315 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Esperen un momento y escuchen.

Por huir por sus vidas o para precipitarse en ayuda de Atsuyu, varios de ellos
habían empezado a moverse. Ellos se pusieron rígidos, una vez más.

—He recibido el Mandato del Cielo y fui colocado en el trono. Si no están


satisfechos con eso, quéjense todo lo que quiera. Pero derrocar al emperador es
desobedecer ese Mandato. Si desean poner a prueba los límites de la
Providencia, no hay necesidad de formar ejércitos y acumular provisiones para
las tropas, no cuando la gente apenas puede alimentarse a sí misma. Sus
existencias de suministros están agotadas ahora y no pueden ser repuestas por
la cosecha del próximo año. Si Atsuyu me mata, eso lo deja a cargo. Pueden
trabajar para reconstruir a En o para destruirlo, lo que sea que les plazca.
Porque eso sería la Voluntad Divina, ¿no es así?

A continuación, Shouryuu se volvió hacia Kouya.

—Kouya, detén a tu youma lo mejor que puedas. No me gustaría acabar con él


delante de su dueño. O bien, para el caso. Rokuta se molestaría conmigo.

Ahora se dirigía a nadie en particular.

—Si Atsuyu tiene seguidores devotos que desean sacrificar sus vidas en su
nombre, es el momento de estar a su lado. Alguien dele un arma a este hombre.
Cualquier arma, la que mejor le convenga.

Nadie se movió.

— ¿Qué? No veo a nadie corriendo en su defensa. —Shouryuu no vio a nadie


que aceptara el reto, a pesar de sus burlas. —Ya veo, —dijo con una sonrisa
irónica. —Bueno, Atsuyu, parece estás por tu cuenta.

~ 316 ~
Capítulo 37

—Desgraciados…

—Por el amor de dios, alguien, al menos, dele al hombre una espada.

Shouryuu dirigió su mirada a uno de los sirvientes. El perplejo guardia que


estaba parado al lado de Atsuyu, desabrochó la espada de su cintura y la puso
en las manos temblorosas de Atsuyu.

—Perdóneme, Su Alteza.

Hakutaku se postró en el suelo. Los demás siguieron inmediatamente su


ejemplo.

—Su Majestad, me da vergüenza decir que esto como mucho era una pequeña
rebelión provincial.

—Como Golpe de Estado, sin duda no pasará a la gloria.

—Sí. Sin embargo, sin duda estás en tu derecho de eliminar al ministro,


evitemos cualquier otro conflicto inútil y acabemos con las cosas aquí.
Seguramente puedes ser compasivo para darle el juicio más humano posible.

«Pero, por supuesto», —dijo la sombría sonrisa en la cara de Shouryuu.

Miró a Atsuyu, que había dejado caer la espada a su lado mientras caía de
rodillas.

—Abre las puertas del palacio y desmoviliza a la Guardia Provincial.

Atsuyu inclinó la cabeza cerca del suelo.

—Lo haré.

~ 317 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Shouryuu miró a su alrededor.

—Por el momento, alguien tómelo bajo arresto. —Envainó su espada y se alejó


de Atsuyu. Mirando, Rokuta sintió un escalofrío de aprensión. Shouryuu dijo:
—Tal vez pueda ser un hombre humanitario, pero él todavía tiene mucho por qué
responder. Coloquen un guardia en su celda y asegúrense de que no se lastime.

Detrás de él llegó el sonido de un corte de espada a través del aire.

— ¡Shouryuu!

Shouryuu giró en un instante, con la mano en la empuñadura de su espada.


Atsuyu se dirigía hacia él, balanceando la espada sobre su cabeza. Tres pasos
los separaban. Era imposible saber si el golpe de Atsuyu aterrizaría antes de
que Shouryuu pudiese detenerlo.

~ 318 ~
Capítulo 37

Todo el mundo tragó a la vez.

— ¡Rikaku!

— ¡Rokuta!

Kouya y Rokuta gritaron al mismo tiempo. Todo se reducía a esos tres pasos.

Excepto que Rikaku se movió más rápido que Atsuyu. Un chorro de sangre
salió cuando el shirei lo agarró por la mandíbula.

Rokuta desvió la mirada. Miró a Kouya. Ambos gritos sonaron al mismo tiempo.
Kouya, sin embargo, le había ordenado a su youma que se detuviera.

La llamada a salvar una vida y la necesidad de detener la masacre decidió el


destino de Atsuyu y Shouryuu.

Los colmillos de Rikaku mordieron el cuello de Atsuyu y se soltaron con la


misma rapidez. Su espada cayó con un fuerte ruido. Saltando de nuevo, Shouryuu
hizo una pausa por la intervención de Rikaku y luego se precipitó hacia adelante.

Rikaku había arrancado la mitad de la cabeza de Atsuyu de sus hombros.


Debido a que era un hechicero, todavía tenía el aliento de vida en él. Se quedó
tumbado en un charco de su propia sangre, con los ojos mirando hacia arriba en
una total incomprensión, viendo que no había nadie que se preocupara por él.

—Vamos a sacarte de tu miseria, —dijo Shouryuu.

Con un movimiento de su espada cortó limpiamente la cabeza de Atsuyu. El


sonido de acero golpeando el suelo de mármol resonó en todos los oídos.

~ 319 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 38

S
houryuu escaneó la fila de ministros aturdidos mientras guardaba su
espada.

—Kouya, —lo llamó Shouryuu. Se acercó a él. Teniendo una expresión vacía en
su rostro, dijo: —Kouya, siento haber tenido que hacer eso.

—Pero… —la voz de Kouya estaba entrecortada y vacilante. —Yo…

—Estoy agradecido.

Rokuta llegó a su lado.

—Kouya.

Kouya se arrodilló y se postró en una profunda reverencia.

—Acepto el juicio que merezco.

— ¡Kouya!

Shouryuu solamente lo miraba.

—No voy a matarte, Kouya.

—Decapítenlo, es la frase habitual por alta traición.

—No.

~ 320 ~
Capítulo 38

Kouya levantó la cabeza, sus rasgos estaban retorcidos por la desesperación.

— ¡No traté de salvarte!

El youma gorgoteo y le dio unos golpecitos en el hombro con su pico.

—Yo no quería salvarte. Quería salvar a Atsuyu. Pero Rokuta se detuvo en el


último momento. No fui yo. Fue él. Su voluntad, no la mía. Nunca quise que
muriera.

—Kouya…

— ¡Yo habría hecho cualquier cosa por él! ¡Matar personas sin pensarlo dos
veces! ¡Yo te habría matado también! El reino podría irse al infierno. ¡No me
importó cuántas personas sufrieron, no me importó cuántos niños terminaron
huérfanos, no me importó un bledo!

—Kouya, te dije antes. La única razón por la que estoy aquí es para darte un
mundo mejor. Si no queda nadie para aceptar ese mundo, entonces mi existencia
no tiene sentido.

—Dáselo a otro que no sea yo. Hay un sin fin de personas que tienen la
esperanza de un mañana mejor.

—Soy un hombre codicioso, supongo. Dame una elección entre un millón y un


millón y uno, y yo siempre voy a elegir este último.

Kouya inclinó la cabeza. El youma continuó dándole golpecitos en el hombro


con su pico. Kouya envolvió sus brazos alrededor del cuello del youma.

—Pero Grande y yo no tenemos un lugar que llamar nuestro.

~ 321 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Kouya…

—No importa cuán abundante se vuelva este reino, nunca voy a ser capaz de
llamarlo hogar. Soy el hijo de un youma, como puedes ver. —Miró a Shouryuu.
—Cuanto más rico y más pacífico sea este reino, más miserable y resentido me
volveré. Una vez soñé con Hourai, pero es un lugar que siempre estará fuera de
mi alcance. Si tienes alguna piedad por mí en absoluto, por favor, no intentes
incitar ninguna esperanza para el futuro.

— ¿Estás pidiendo una ejecución rápida, entonces? No va a suceder.


—Shouryuu se arrodilló frente a Kouya. —Los youma atacan a las personas. Esas
personas no sufren menos de lo que tú lo haces cuando son atacados. Este youma
te eligió a ti. No puede vivir con alguien que no eligiera.

— ¡Grande no ataca a la gente! —Kouya abrazó al youma. —Él me escucha. Él


no ataca a nadie en contra de mis deseos. Tal vez sean los instintos de un youma
el atacar a las personas, pero Grande se comporta por mí.

—Bueno, entonces, —Shouryuu asintió. —Te voy a dar un lugar donde tú y tu


youma puedan vivir.

Kouya rió, su cara se torció con una mueca de desprecio.

— ¿Qué clase de lujosa prisión sería esa? ¿Una cárcel con barras de plata en
las ventanas y las puertas?

—Un reino donde nadie sea atacado por los youma.

Shouryuu extendió la mano y la posó sobre la cabeza del youma, el cual se


hundió en el hombro de Kouya. Cuando Kouya se sobresaltó, el youma se tensó,
pero se dejó acariciar.

~ 322 ~
Capítulo 38

—La gente mantiene su distancia de los youma, porque los youma proliferan
cuando un reino entra en declive. Cuando un reino revive y el orden natural se
reafirma, los youma ya no frecuentan los campos. El temor a los ataques de los
youma disminuye. Cuando eso suceda, la gente no tendrá más razones para
temerte a ti o a tu madre adoptiva. No va ser nada más que un youjuu de aspecto
curioso.

—Shouryuu, —murmuró Kouya, claramente desconcertado.

Shouryuu sonrió.

—No te voy a castigar. O a los ministros de la Provincia de Gen. O cualquier


otra persona. La población de En es demasiado pequeña en la actualidad. Hay que
aferrarnos a cada hombre y mujer sin discapacidad que tenemos.

—Pero…

—Tu nombre permanecerá en el Registro de Hechiceros. Este no es un


problema que pueda ser resuelto en diez años o veinte. Todos necesitamos
tiempo. Tú y tu madre adoptiva obtendrán un terreno propio, del que nunca serás
echado. Mientras tanto, hay un jardín en el palacio imperial con el que tendrás
que conformarte.

Kouya fijos los ojos en el hombre que hacía tales promesas.

— ¿De verdad piensas que este mundo que imaginas llegará algún día?

—Es por eso que estoy aquí, Kouya.

Kouya parpadeó. Durante un largo minuto, reflexionó esas palabras en su


corazón.

~ 323 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Entonces voy a esperar ese día en las montañas Kongou.

—Kouya, ven a Kankyuu.

—Esto es por el bien de Rokuta. Vamos a vivir en el mar Amarillo y


esperaremos a que la tierra prometida se convierta en una realidad. —Abrazó al
youma con fuerza. —Vamos a esperar para siempre, si ese es el tiempo necesario.

~ 324 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

CAPÍTULO 39

K
ouya y su youma salieron volando hacia el oeste. Rokuta observaba
desde el balcón hasta que desaparecieron de la vista.

«Rokuta».

Kouya había contenido su youma incluso cuando Rokuta llamó a su shirei.

«Rikaku, salvo a Shouryuu».

Al final, Rokuta preservaría la vida de Shouryuu sobre la de cualquier otra


persona. Había sido así desde el principio. Como cuando sus súbditos habían
huido apresurados de ese pequeño feudo en Japón, él había llamado a Rikaku.

Shouryuu abrió los ojos. Por encima de su cabeza había una amplia extensión
de un cielo azul añil. ¿Se tambaleó de un lado a otro, —debido a su propio vértigo
o alguna otra causa—?

Parpadeó, oyó el sonido del agua, sintió el aroma del mar. Las estrellas
parpadeantes en el cielo oscuro se balancearon suavemente hacia atrás y hacia
adelante, por el balanceo de un barco, supuso.

Allí tendido, volvió la cabeza hacia un lado. Un niño estaba sentado en la proa
de la embarcación, el niño que Shouryuu había encontrado en la playa. Pensando
que estaba muerto, había recuperado su cuerpo para enterrarlo, sólo para
descubrir que el niño todavía estaba vivo.

— ¿Cómo he acabado en un lugar como este? —Shouryuu murmuró para sí


mismo, su voz sonó en sus oídos como un rechinido contra la madera.

~ 325 ~
Capítulo 39

Se había quedado atrás para proteger la retaguardia mientras su pueblo


escapaba. Ellos fueron desbordados y rodeados por las fuerzas Murakami. Por
mucho que quiso reunir a su defensa, apenas podía proteger su propio terreno.
Con más flechas, al menos podría frenar a los soldados Murakami
desembarcando de sus barcos. Pero el tiempo se les había agotado.

Cortó a tres con su espada, tomó una lanza y atravesó a dos más. Eso era lo
último que él recordaba. Su suerte debió haberse agotado antes de llegar al
tercero. Probablemente había tomado una lanza en la parte posterior. Y
entonces…

Shouryuu frunció el ceño y se incorporó. Debía estar herido. No podía decir


dónde. Todo su cuerpo le dolía. Tomaba cada respiración con dificultad.

—No me digas que tú me rescataste, —le dijo a Shouryuu a Rokuta.

Rokuta asintió. Había dudado al último momento, pero simplemente no podía


permitir que Shouryuu muriera sin hacer nada. Envuelto por el olor de la sangre,
le ordenó al atormentado Rikaku que interviniera y lo llevara a un lugar seguro.

— ¿Y los demás?

Rokuta negó con la cabeza. Tal vez si no hubiera habido tanta sangre. Vagar a
través de los dominios en guerra lo había debilitado. Las penurias sufridas con
los Komatsu le habían debilitado profundamente, que no tenía la fuerza para
salvar a nadie más.

— ¿Por qué me salvaste?

—Tú me salvaste primero, Shouryuu.

—No estabas acostado en la orilla esperando morir, ¿verdad?

~ 326 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Rokuta negó con la cabeza. Shouryuu se apoyó en la borda. Rokuta le dio una
mirada de reconocimiento.

— ¿Te querías morir?

Shouryuu mandó la cabeza hacia atrás y dirigió la vista hacia el cielo.

—Cada vez que alguien me llamaba joven maestro, lo tomé como una señal de
fe en mí. «Estamos confiándote este feudo, así como nuestras vidas». Pero no
estaba a la altura de sus expectativas.

—Estás cargando con la culpa por eso.

Ellos no fueron lo suficientemente grandes o lo suficientemente fuertes. Sus


soldados fueron fácilmente abrumados. Ellos nunca tuvieron la oportunidad de
ganar y los Murakami no pensaron en negociar.

—Así que no fue mi culpa, ¿verdad? Todo estaba escrito desde el principio.

—Entonces no hay necesidad para que te desanimes por ello. ¿No hiciste lo
mejor que pudiste?

—Yo era el heredero. Ellos me adoraban, me criaron como a uno de los suyos.

—Eso es…

—Había una sensación de que estábamos todos juntos en esto. Eso es lo que
yo oía cuando me llamaban joven maestro, una confianza mutua que se hizo más
profunda cada vez que me llamaban de esa manera. Nunca fui capaz de devolver
esa confianza en igual medida. No había manera de que pudiera hacerlo.

Shouryuu miró hacia el cielo, no veía a Rokuta.

~ 327 ~
Capítulo 39

Respiró hondo y contuvo el aliento. Tal vez a causa de sus heridas aún estaba
dolorido.

—Era lo que querían. Una vez que me puse esa carga al hombro, no pude
dejarla. No importa lo feliz y despreocupado que un tipo pueda parecer, es el
tipo de cosa que comienza a desgastarte después de un tiempo.

El barco flotaba sobre las corrientes del Mar Interior. Rikaku había cargado
a Shouryuu en su lomo hasta que vio este barco sin amarras.

Rokuta contempló a Shouryuu. Incluso ahora el hombre era un misterio para


él.

Las heridas de Shouryuu eran graves. Tenía que estar sintiendo un montón de
dolor. O tal vez el dolor físico sólo servía para amortiguar un tormento mucho
más insoportable, uno que él mismo no había aceptado del todo. De cualquier
manera, cuanto más titubeaba Rokuta, más rápido se aproximaba Shouryuu al
punto de no retorno.

Rokuta no podía abandonarlo. Salvarlo significaba otorgarle un cuerpo


inmortal. Eso es lo que el destino le había impulsado a hacer. O lo que la voluntad
del pueblo de En le exigía.

Rokuta le preguntó en voz baja,

— ¿Quieres un reino?

—Sí, —dijo Shouryuu, sin dejar de mirar hacia el cielo.

—Un reino miserable, extremadamente pobre y raído.

Shouryuu se incorporó.

~ 328 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

La sombra de una sonrisa se dibujó en sus propias facciones irregulares.

—Grande o pequeño, no importa. Me criaron para heredar un reino y heredé


uno de mi padre. Un rey sin reino es un hazmerreír.

—Un reino devastado engendra un pueblo asolado. Sus corazones confundidos,


tal vez no escuchen todo lo que digas.

—Exactamente es el tipo de lugar para el que fui hecho.

Rokuta le devolvió la mirada.

— ¿Quieres que te dé un palacio?

— ¿Tienes uno que darme?

—Sería más exacto decir que un reino y sus súbditos te han sido asignados.
Si estás dispuesto a aceptarlos.

— ¿Qué reino es ese?

—No me creerías si te lo dijera. Pero si eso es lo que deseas, entonces debes


separarte de todo lo que conoces.

Shouryuu respondió con una risa hueca.

— ¿Está tan grave que debo abandonar todo? Entonces dime lo que me queda
para abandonar.

—Nunca podrás volver al Mar Interior y sus islas.

— ¿Oh?

~ 329 ~
Capítulo 39

—Pero si aceptas, voy a darte ese reino, asumiendo que quieres el trono que
va con él.

Shouryuu respondió tranquilamente a la mirada inquebrantable de Rokuta con


una sola palabra.

—Sí.

Rokuta asintió. Se levantó de la proa, se arrodilló a los pies de Shouryuu, e


inclinó la cabeza a los tablones del casco.

—De acuerdo con el Mandato del Cielo, Yo te he ungido como emperador. A


partir de este día en adelante, te prometo mi lealtad, y no voy a darle la espalda
a este Llamado Divino o a ti.

— ¿Rokuta?

Rokuta levantó la cabeza y miró directamente a Shouryuu.

—Para aceptar este reino debes aceptarme como tu sirviente. Si puedes


soportar las expectativas de un reino, entonces yo llevo el reino mismo.

Shouryuu se sentó en silencio. Lo que fuera que pensara de Rokuta y todo lo


que le había dicho, finalmente asintió y sonrió.

—Entonces eres mi sirviente. Pero esto es mucho mejor que un verdadero


reino. No es un castillo mísero ubicado en un campo despreciable.

Rokuta inclinó la cabeza a los pies de Shouryuu y le concedió lo que deseaba:


un palacio y una tierra devastada, una tierra de montañas rotas, y apenas tres
mil almas.

~ 330 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

La totalidad del Reino de En.

Atsuyu no fue el primero, y no sería el último. Muchos más como él de seguro


aparecerían, y no estaba escrito en las estrellas que Shouryuu siempre
prevalecería. En siempre estaría expuesta a los riesgos de la ruina.

Shouryuu le prometió a Kouya días pacíficos en el futuro, pero cuándo


llegarían realmente era algo que nadie sabía.

La pequeña figura se desvaneció en la brumosa neblina y desapareció en el


gran azul. Rokuta miró a Shouryuu. Al igual que Rokuta, Shouryuu estaba allí para
ver a Kouya irse.

—Gracias.

— ¿Por qué?, —dijo Shouryuu, todavía mirando hacia el oeste.

—Por perdonar a Kouya.

—No lo hice por ti. —Su voz era dura y contundente.

—Estás enfadado conmigo.

Shouryuu finalmente volvió su mirada desde el cielo a Rokuta.

—Y con buena razón. Te dejaste secuestrar. ¿Qué creíste que iba a pasar?

—Fue mi culpa.

—No he perdonado a nadie, —dijo Shouryuu casi en un gruñido.

~ 331 ~
Capítulo 39

Rokuta lo miró confundido.

—Ekishin, Ribi y ese bebé. Tres personas para empezar. Tres de mis personas
fueron arrancadas de mi alma.

Rokuta lo miraba.

—Estoy aquí para darle a mi gente una vida. Y mi kirin va y los mata.

—Lo siento.

— ¿No tenías forma de salvarlos? Los kirin pueden ser criaturas compasivas,
pero le concediste compasión a la persona equivocada.

—Shouryuu, lo siento.

~ 332 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

Rokuta no podía mirarlo a la cara. Sólo bajó la cabeza y se pegó a él. Shouryuu
apoyó la mano en la coronilla de la cabeza del niño. Una gran mano, debido a que
Rokuta no había crecido desde la edad de trece años.

—Déjame todo para mí, te dije.

Rokuta asintió. Y así lo hizo. Si el kirin era la encarnación de la voluntad del


pueblo, entonces sólo tenía sentido dejar que el hombre que eligió actuara como
lo considerara oportuno. Se había decidido por completo a seguir con esa
creencia.

Él realmente sentía como que iba a llorar. Era el tipo de cosa que le hizo pensar
que tenía trece años, después de todo, nunca se había convertido en un adulto.

—No sólo Shukou, Itan y el resto de ellos, sino tú también. Mis sirvientes
seguro que son pésimos jueces del carácter.

Esta vez, sin embargo, ese tono bromista en su voz hizo a Rokuta sonreír.

—Shouryuu.

— ¿Qué?

—Al igual que le dijiste a Kouya, ¿vas a crear un lugar que pueda llamar mío
también?

Percibió que Shouryuu estaba al borde de la risa.

—Bueno, por supuesto, cuando se trata de la gente de En, cuentas como uno
de mis súbditos también.

— ¿Y?, —dijo Rokuta, levantando la cabeza.

~ 333 ~
Capítulo 39

— ¿Qué clase de lugar quieres?

—Uno con verdes montañas y campos. —Rokuta se alejó un paso de Shouryuu


y se volvió hacia él. —Un próspero reino donde nadie pase hambre y nadie se
congele, donde la gente viva en casas que les protejan de la lluvia y las fuertes
temperaturas. Donde todo el mundo viva en paz, sin necesidad de preocuparse
por la próxima comida o la próxima guerra. Una tierra armoniosa. Eso es lo que
siempre he querido, un reino lo suficientemente rico para que ningún padre tenga
que abandonar a sus hijos.

Shouryuu sonrió.

—Cumpliste tu palabra: me diste un reino. Y prometo darte ese tipo reino a


ti.

Rokuta asintió.

—Y voy a mantener los ojos cerrados todo el resto del tiempo hasta que me
digas que está listo.

~ 334 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

EPÍLOGO

R okuta vio a un ministro pasear por el Palacio Interior.

—Shukou, —lo llamó, — ¿Sabes dónde está Shouryuu?

Diez años habían pasado desde la revuelta de Atsuyu. La reorganización del


Rikkan fue total, y los efectos de las reformas fueron apareciendo en la Corte
Imperial. Shoukou había sido nombrados Daishikou, a cargo del Ministerio de
Otoño.

—Ni idea, —respondió con su habitual suspiro.

Varios viceministros del Ministerio de Otoño también estaban presentes,


Itan entre ellos.

Shukou dijo:

—Es probable que se dirigiera a Kankyuu.

Itan agitó el fajo de documentos que tenía en la mano. Era el Daishito en el


Ministerio de la Tierra.

—Él se detuvo junto a los establos para comprobar un Tama.

Tama era la última montura de Shuuryou, un youjuu al que le decían suugu.

—Ja. El tipo de cosas que realmente te sacan de quicio, ¿eh?

~ 335 ~
Epílogo

—Me he resignado a ello. Le gusta volar alrededor de la ciudad y observar a


sus súbditos seguir con su vida cotidiana. Ya no me molesta como antes.

—No me digas.

—Él es el no el tipo de líder que tiene que firmar cada pequeña cosa. Hacemos
lo que tenemos que hacer, y si él tiene un problema con eso, nos lo dice.

Rokuta le dijo a Itan con un tono muy serio:

—Realmente han visto la luz.

Shukou no pudo resistirse a responder con una sonrisa.

—Si sólo vas a aparecer en la corte para intercambiar insultos, no necesitas


hacer todo ese esfuerzo. El emperador y su séquito deberían aplicar sus
esfuerzos donde sean más útiles.

—Por dios, ¿cuándo empezaron todos a recuperar el sentido? Me duele pensar


cuánto tiempo les tomó a todos ustedes darse cuenta.

—Si te duele tanto, tal vez podrías convencer al emperador para ejecutar sus
responsabilidades con la seriedad que exigen.

—Pero, por supuesto, —dijo Rokuta.

Giro sobre sus talones y se dirigió hacia la puerta. Detrás de él, los vice-
ministros y funcionarios sofocaron sus risas.

Rokuta corrió hasta el palacio y se dirigió a la Puerta Prohibida. En el extremo


posterior de Enshin, descendió un tramo de escaleras.

~ 336 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

A mitad de camino hacia el Monte Ryou'un, había una gran puerta en la roca.
La puerta estaba abierta. Rokuta agitó una mano hacia el guardia y se lanzó a
través de la Puerta Prohibida.

Fuera de la puerta, una repisa grande y plana había sido excavada en la roca:
una plataforma de aterrizaje para los kijuu voladores. Rokuta corrió hacia los
establos ubicados en la ladera de la montaña. Dentro Shouryuu estaba ensillando
a Tama.

Shouryuu miró por encima del hombro, sonrió y asintió.

— ¿Come te fue?

—Tus ministros no parecen preocupados en lo más mínimo por tu ausencia.

Shouryuu rió.

—Sí, ellos están a cargo. Otros diez días casi no harán una diferencia.

—Y para el momento en que lo noten, nos habremos ido hace tiempo. —Rokuta
tiró de su capa alrededor de su cabeza. —Entonces, ¿a dónde vamos?

—Pensé que Sou merecía una visita. Se dice que el emperador de Sou es uno
de los más sabios.

—Sí, ¿necesitas un impulso a tu abatida autoestima y todo eso?

Con una sonrisa diabólica, Shouryuu le tiró su equipaje a Rokuta.

—Se dice que Sourin es una rara belleza, adorada casi como un ángel.
Entonces, ¿quién es el que necesita aumentar su autoestima?

~ 337 ~
Epílogo

—Yo no, bicho raro.

—He oído que están haciendo cosas interesantes con los municipios locales.

— ¿Piensas imitarlos? Así que estos son realmente tus motivos ocultos, ¿eh?

—Bueno, si se trata de un reino próspero, ¿qué hay de malo en ello? Si alguien


se da cuenta, declararé que sólo soy un tonto. El mono ve, el mono hace, es todo
de lo que soy capaz.

—Bueno, eres un tonto, eso es seguro.

—Hoh. ¿Aquí me he estado escondiendo todos estos años y finalmente te das


cuenta?

—Realmente eres el rey de los tontos.

—Yo lo he convertido en mi especialidad.

—Sí, sigue diciéndote eso.

Shouryuu tomó las riendas.

—Dime, Rokuta, ¿qué pasa con Hourai? —Cuando Rokuta lo miró, sólo se
encogió de hombros. —Me preguntaba, cómo está ese lugar.

—No. Llevar allí a un emperador conmigo podría causar todo tipo de daños.

La forma en que estos dos mundos estaban aislados el uno del otro, la gente
ordinaria no podía viajar entre ellos. Forzar la apertura de un portal
desencadenaba todo tipo de desastres naturales, a menos que el Kirin fuera solo.

~ 338 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste

—Entonces, ve y dime lo que está pasando.

Una proposición que Rokuta no esperaba.

— ¿No te importa?

—Siempre y cuando lleves tus shirei contigo, no en absoluto.

— ¿Así que ahora el mono va a imitar a los japoneses también?

Shouryuu respondió al insulto con una sonrisa juguetona.

—Como he dicho, lo importante es que es el reino prospere.

—Eres un hombre sin principios, en el sentido literal de la palabra. No me


importa ir, pero el olor de la sangre está impregnada el lugar.

— ¿Todavía hay una lucha por la vida en ese país?

—Probablemente la haya, —murmuró Rokuta para sí mismo.

Shouryuu dijo con una sonrisa triunfante.

—Así que has sido a Hourai.

— ¿Eh?

—Viendo que no nos hemos cruzado en Kankyuu últimamente, estaba bastante


seguro de que ibas a algún lado.

—Bueno, de vez en cuando yo…

~ 339 ~
Epílogo

—Cuando estás simplemente acechando alrededor de la ciudad, siempre


asegúrate de ocultar esa brillante cabeza tuya. Si no estás disfrazado, me
imagino que ahí es donde has estado.

—Je, je, je, —dijo Rokuta, a la manera de un ratero atrapado en el acto.


—Bueno, ah, yo…

—En cuenta con la lista más capaz de funcionarios públicos, como ya sabrás.

— ¡Está bien! El emperador no sirve para nada y su idiota Taiho tampoco.

Shouryuu rió en voz alta.

— ¿Nos vamos?

—Por supuesto.

Rokuta saltó sobre la espalda del suugu. Salieron velozmente de los establos,
los guardias corrieron tras ellos. Antes de que los guardias pudieran alcanzarlos,
el suguu dio un gran salto y voló por el precipicio. Con una gran ráfaga de aire,
se sumergió en línea recta. Descendiendo a la altura correcta, —esta
extraordinaria criatura podría cruzar todo un reino en un solo día— se niveló y
comenzó a volar.

Mirando hacia el mundo de abajo, un mar ininterrumpido de verde alcanzaba


hasta el horizonte.

~ 340 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste

DE LAS CRÓNICAS DE EN

E
n el año Taika 21, Setsu Yuu, el ministro en jefe del Rikkan de la
Provincia de Gen, llegó a codiciar la autoridad imperial del emperador
e incluso la divinidad del Señor Dios Creador. Setsu Yuu, comúnmente
conocido por el nombre de Atsuyu, era el único hijo del señor provincial Gen Kai.

Setsu Yuu conspiró posteriormente contra el Trono Imperial y levantó un


ejército.

Respondiendo a este desafío a su gobierno, el emperador le devolvió el golpe


a Ganboku en Gen. Atsuyu fue decapitado en Ganboku y los disturbios fueron
erradicados de la Tierra.

El Emperador anterior cambió el Nombre de la Era a Hakuchi.

En el año 87 de Hakuchi, el emperador cambió el nombre de la era a Daigen.


En el primer año de Daigen, promulgó un decreto reorganizando la clasificación
de los animales domésticos.

Los animales tradicionalmente para usarse como monturas habían sido


designados los caballos, bestias de carga, y youjuu. Para estos tres, agregó una
cuarta: Youma.

De las seis categorías de aves domesticadas y ganadería, agregó un séptimo:


Youma.

El Decreto fue proclamado en toda la Tierra, prominentemente publicado en


todos los lugares de trabajo, en cada puerta del castillo, a la entrada de cada
pueblo, desde las costas del Mar Azul y el Mar Negro hasta las Montañas Kongou.

~ 341 ~
De las Crónicas de En

De todos los doce reinos, En se mantuvo aparte como el único Reino que había
realizado dichas modificaciones a las tres y seis categorías de animales
domesticados.

~ 342 ~

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