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Prologo
Traducción: DarkAngelW
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Doce Reinos – Mar del Viento, Orilla del Laberinto
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Prologo
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Doce Reinos – Mar del Viento, Orilla del Laberinto
CONTENIDO
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
PRÓLOGO
E
n el borde del mundo, existe un gran océano conocido como el Kyokai o
Mar del Vacío que separa dos tierras distantes, una al este y otra al
oeste. Nunca se encuentran pues siempre están separadas y, sin
embargo, comparten una leyenda común:
Sólo el elegido podrá visitar esa tierra donde los hombres viven
en felicidad eterna. Su suelo produce ricas cosechas y la riqueza
nace del suelo como si fuera una fuente. No se envejece, ni se
muere y tampoco se pasan dificultades…»
En un lado del gran mar, las personas lo llaman «Hourai». Del otro lado, lo
llaman «Tokio», el país eterno.
El niño se despertó por el sonido de unas voces. En voz baja llegó el sonido,
reptando a través de la oscuridad. Su madre y su padre estaban hablando fuera
de la casa.
Su casa era simple: poco más de cuatro postes con esteras de paja entre ellos,
en lugar de techo y paredes. El niño dormía sobre la dura tierra sin una manta
para envolverse, pero afortunadamente era la temporada cálida, cuando los
insectos revoloteaban y zumbaban a través de la noche. Su única fuente de
comodidad era la presencia de sus hermanos, que compartían su cama de tierra.
Antes, la familia había tenido una mejor casa, con un techo y paredes reales,
pero esa casa ya no existía. Había sido reducida a cenizas en una esquina de la
capital chamuscada.
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Prologo
—Pero… —Su madre protestó, —ya sé que es el más pequeño y tiene sentido
lo que dices, pero es que es tan inteligente.
—Todo lo que dices es verdad, pero todavía sigue siendo un bebé. No sabrá lo
que pasó.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Cuando habían ido tan lejos que el niño no podía decir por dónde habían
llegado, su padre soltó su mano.
El niño asintió.
El niño apretó sus puños y miró el camino por el que su padre se había ido.
El niño se quedó de pie, como había prometido, sin dar un solo paso.
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Prologo
Cerró sus ojos y permitió a su mente ser arrastrada. Justo antes de dormirse,
escuchó el sonido de algo que caminaba por la hierba, tal vez sería una bestia
salvaje que venía a comérselo.
«Esperaré aquí».
Esperaría hasta el día en que las cosas estén mejor. Su familia habría
sobrevivido estos duros tiempos gracias a él. Serían felices de nuevo y un día,
vendrían a recordarlo a este lugar en las montañas y le presentarían sus
respetos.
«Esperaré».
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Pensó por un momento que debía levantarse y ayudarla, pero entonces el sueño
se lo llevó nuevamente.
El niño no tenía padre. Su madre le había dicho una vez que se había ido a una
tierra lejana.
La aldea donde vivían había sido quemada, así que él y su madre habían llegado
a esta ciudad, donde dormían en las esquinas. Muchas personas llegaron a este
lugar en los días siguientes a su llegada, pero uno por uno volvieron a irse, hasta
que sólo unos cuantos quedaron. En todo ese tiempo, no vio ni un sólo niño.
Con la excepción de su madre, todos los adultos eran muy fríos con él. Cuando
hablaba, le pagaban cruelmente y no tenían nada más que palabras frías para él.
Pronto aprendió a no decirles nada cuando tenía hambre, pues sólo empeoraba
las cosas.
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Prologo
Hacía frío y el niño tenía hambre, pero lo peor de todo era la sed.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Cuando volvió a abrir sus ojos, el niño estaba en una fosa oscura como una
caverna. Podía sentir el olor del mar en su nariz y algo más: olor de
descomposición, aunque ya estaba acostumbrado a la muerte y sus horribles
restos que no le pareció nada inusual o alarmante.
Pero el niño estaba mojado, tenía frío y se sentía solo. Cuando escuchó algo
moviéndose cerca, se volvió para mirarlo, pero todo lo que pudo ver fue una gran
forma en la oscuridad. El niño lloriqueó, pues tenía miedo, después de todo, pero
más que nada, se sentía solo.
—Madre…
¿Por qué más allá del Mar del Vacío hay un lugar de felicidad cuando aquí no
hay ninguna?
Hourai y Tokio no eran más que los objetos de una inútil esperanza, cultivada
por las personas que habían sufrido la devastación de sus vidas.
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Prologo
Pero estos niños, abandonados de ambos lados del Mar del Vacío, uno al este
y el otro al oeste, se reunirán después de mucho.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
PARTE I
CAPÍTULO 1
La desolación era tan grande que incluso el Monte Ryouun, la enorme montaña
que penetra en el cielo, se derrumbaría.
Rokuta miró hacia la tierra quedándose sin habla. La última vez que vio a su
país pensó que su tierra era tan estéril que jamás podría florecer nada. ¿Qué
fue lo que ocurrió con este reino antes de su llegada?
El cielo brillaba en lo alto, con algunas nubes delgadas. Bajo este cruelmente
brillante cielo, la tierra no tenía siquiera un rastro de verde o rojo a pesar de la
cercanía del verano. Las tierras de cultivo estaban tan estériles como los
desiertos. En este momento los campos deberían parecer un mar verde
esperando para ser cosechados, sin embargo, ahora, no había siquiera una maleza
en ningún lugar. Quizás si se buscaba bien se encontraría alguna hierba marchita
entre la tierra agrietada.
Los caminos de los campos se habían desmoronado. El lugar en donde una vez
se encontraban las chozas ahora solo mostraba escombros, piedras erosionadas
por el viento y la lluvia, maderas convertidas en carbón negro por el fuego. Todo
desmoronado y expuesto a la luz por aquel cruel sol.
A los pies de la montaña había un pueblo. Sus murallas fueron destruidas y las
casas en el interior se encontraban derrumbadas. No había casas o siquiera un
árbol para protegerse en todo ese inmenso pueblo. Solo el Riboku se mantenía
en pie en el interior del pueblo, con su color de plata oxidado.
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Capítulo 1
Por encima del Riboku algunas aves y Youma daban vueltas. El árbol no poseía
flores, ni hojas. Con solo sus ramas blancas dispersas era imposible que las
personas sentadas debajo de este inmenso árbol no pudieran ver a las aves que
se encontraban sobre ellos. Sin embargo, nadie levantó la vista. Ninguna bestia
o Youma podía atacar a nadie que se encontrara debajo del Riboku. Tal vez esa
fue la razón por la que las personas sentadas debajo no se habían movido de su
lugar. O quizás estaban demasiado cansados para incluso ser capaces de sentir
miedo por un youma.
El verde de las montañas fue quemado por el sol, los ríos se encontraban
inundados.
Las chozas y pueblos fueron quemados hasta las cenizas. No había tierra en
la que la gente pudiese cosechar y nadie se molestó en viajar para encontrar
tierra fértil. La gente estaba demasiado cansada para trabajar y cosechar.
Incluso si querían levantar la cosecha sus manos cansadas no poseían la fuerza,
por no hablar de sus cuerpos delgados y hambrientos que se negaban a
levantarse.
Los youma que se encontraban dando vueltas por encima de esas personas
encogieron sus alas. Ellos también estaban muriendo de hambre. Frente a Rokuta
uno de los youma cayó del cielo. Esa tierra era tan desolada que incluso los seres
mágicos estaban luchando por no morir de inanición.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Para el Taiho la visión de semejante destrucción fue tan grande que enfermo
de shitsudou. El emperador aun arrogante afirmó que había cumplido con la
misión dada por Dios y, sabiendo ya su destino, ordenó que se le construyera una
enorme tumba en su memoria. Se construyeron dos fosas enormes, una para el
Taiho y otra para el rey. Durante la excavación fueron asesinados brutalmente
varios trabajadores, los cuales fueron apilados al pie de una alta colina. Junto al
rey fueron enterradas las concubinas y las criadas que sirvieron al emperador,
se dice que fueron alrededor de ciento treinta mil.
Kyou-ou murió justo cuando su tumba fue terminada. El reino ya era estéril y
varios pueblos y campos fueron destruidos para ese momento, sin embargo, al
escuchar la muerte del emperador la gente que estaba respirando con dificultad
debido a todas las torturas e injusticias sufridas rugió en gritos de alegría.
Tan fuertes fueron sus gritos que se dice que llegaron a ser escuchados desde
todos los reinos.
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Capítulo 1
De pie sobre una pequeña colina, Rokuta movió sus ojos y miró al hombre que
estaba a su lado. El hombre se encontraba observando esta tierra estéril.
Rokuta, o más bien Enki, se ve como un chico de trece años, sin embargo, él
no es humano. Es el Kirin del reino de En, y el hombre a su lado es el rey que él
ha escogido.
El hombre había respondido sin dudarlo. Ahora, sin embargo, se hundía en sus
pensamientos mientras observaba la ruina que tenían delante.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
«¿Va a renunciar al trono? ¿Es él un buen rey?» —Era lo que Rokuta pensaba
mientras miraba al hombre.
Este pareció sentir los ojos de Rokuta sobre él, y se volvió inesperadamente,
con una sonrisa en su rostro.
—Crear un reino desde cero ¿eh? Eso es una gran misión. —El hombre decía
aquellas palabras como si en realidad no fuera algo en lo absoluto difícil. —Si no
hay nada con lo cual empezar eso solo quiere decir que podemos hacer las cosas
a nuestra manera. Es mucho más fácil construir un reino propio que reconstruir
uno ajeno ¿No?
— ¿Qué pasa?
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Capítulo 1
Ahora todo lo que sentía sobre sus hombros era el peso de una cálida mano.
Rokuta había nacido hace trece años. Para un niño de trece años, el peso de un
reino era demasiado grande. Pero ahora, por fin había encontrado a la persona
que se haría cargo de ese peso.
—Te lo encargo.
—Déjamelo a mí.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 2
En el alto cielo, el Mar de las Nubes —Unkai— separa al mundo de abajo del
de arriba. E incluso cuando se observa desde el suelo, no se puede ver que existe
agua en el Mar de las Nubes. Uno solo puede ver las nubes, que son las crestas
de las olas golpeando el pico del Monte Kankyuu. Mirándolo desde el cielo, el mar
es transparente y posee un ligero color azul muy tenue, y parece tener la
profundidad de la altura de una persona. Sin embargo, si una persona bucea para
llegar al fondo jamás lograría llegar al otro lado. El agua es transparente y se
puede mirar directamente a través de ella el exuberante mar verde de los
campos de trigo, el verde revivido de las montañas, los árboles que protegen las
chozas y los pueblos.
—Bueno después de reinar tanto tiempo uno podría decir: ¿Veinte años y sólo
se ha logrado esto?
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Capítulo 2
Rokuta se cruzó de brazos y hundió su barbilla en ellos. El agua del Mar de las
Nubes golpeaba al pie del balcón.
Era solamente un gran pedazo de tierra gris y sin vida. Gracias a los últimos
veinte años el reino fue capaz de ponerse en pie nuevamente, y esa tierra gris y
sin vida fue cambiada por una tierra verde y fértil. Aquellas personas que se
escaparon a reinos vecinos fueron regresando gradualmente, y los cantos de los
agricultores se hicieron más y más fuertes cada año.
—Taiho.
—… ¿Sí?
Rokuta se volvió con los brazos aun cruzados. Un comisario sonreía mientras
cargaba unos papeles.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Por favor deje de actuar tan infantilmente y al menos gire su cabeza para
mirarme.
—Treinta y tres.
Por cierto, la edad que Rokuta mencionó fue calculada por el recuento habitual
de años en servicio, ya que la edad se utiliza para fines relacionados con el
servicio público obligatorio.
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Capítulo 2
—Entonces voy a hacer precisamente eso. ¿En dónde podría estar su Alteza?
— ¿Sabe el Taiho que el magistrado imperial vendrá en unas horas para traer
a colación el tema de los diques del río Rokusui?
—Ah, ¡Lo tengo! —Rokuta dio una palmada. —Cuando se trata de inundaciones,
el ministro del ramo es el que debe estar manejando el asunto. No es tu trabajo,
¿No?
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Hmm.
—Me pidieron que se encargaría de este asunto hoy, en este momento, y nada
menos que el propio emperador. Un hombre de palabra no rompe sus promesas.
Su alteza es el que dirige a los ministros.
—Bueno esa es la clase de persona que es. Él realmente sólo va haciendo las
cosas a medida que surgen.
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Capítulo 2
—Umm —Rokuta miró su mano derecha y comenzó a contar con sus dedos.
—Bueno, contado hoy y la última vez y…
—Se pueden escuchar las quejas de los ministros por todo el Palacio Imperial.
¿Sabía usted que el Consejo Imperial se convoca todos los días?
—Eso fue…
—Sí, su Alteza ha cambiado eso y ha hecho que el Consejo se junte cada tres
días. Aun así, cada tres días al mes serian diez veces. ¿A conclusión debo llegar
del hecho que el mes está por terminar y el Taiho ha asistido al Consejo sólo
cuatro veces?
—Umm…
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¡Por Dios! ¡No son más que derrochadores y vagos! ¡Es un milagro que el
reino de En se mantenga unido!
— ¡Ay! —Dijo Shukou, sonriéndole a Rokuta. —Yo no soy tan corto de genio
como él. Pero tampoco me falta mucho para acabar así.
—Si tú lo dices.
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Capítulo 2
—Shukou…
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¡No puedo perder mi tiempo haciendo ese tipo de cosas! ¡Todos asuntos del
gobierno se atrasarían!
—A estas alturas, otro día de retraso difícilmente hará una gran diferencia.
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CAPÍTULO 3
S
acudido por una fuerte brisa, Shukou camino por los pasillos del Palacio
Imperial y salió del Palacio Interior.
Los otoños, por el contrario, son largos, ventosos y cálidos. Entonces el viento
se levanta y de la nada el invierno se presenta precipitadamente.
Por encima del Mar de las Nubes, el Palacio Imperial está aislado de las
estaciones que se dan en la tierra. Pero en ese momento, la brisa soplaba
indiferentemente. El otoño pronto se presentaría. Al final del otoño se produce
un mes de lluvia. Luego de la lluvia llega el joufuu, los vientos fríos, los cuales
hacen llegar huesos y cuerpos que provienen del Reino de Tai.
—El Rokusui, solo puedo esperar que estemos a tiempo. —Shukou miro al oeste
por el Mar de las Nubes y se preguntó de nuevo. — ¿Estarán los diques en su
lugar antes de que lleguen las lluvias?
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Capítulo 3
La zona había sido inhabitable desde que el emperador Kyou destruyo los
diques frente al mar a lo largo de la costa. Los refugiados que, finalmente, habían
vuelto a sus casas, habían comenzado con los trabajos de restauración. El
número de asentamientos era grande y su crecimiento estaba más allá de la
capacidad de la provincia que el gobernador de Gen podía manejar.
Para empezar, no tenía autoridad real para poner en práctica ninguna medida
de control de inundaciones. Los gobernadores de las provincias designados por
el anterior emperador aún no habían sido tratados correctamente con el actual.
La mayoría de ellos mantuvieron sus títulos mientras esperaban a ser despedidos
por el nuevo rey.
Shukou suspiro y volteo, solo para encontrarse con Itan subiendo la escalera
de piedra.
Por encima del Mar de las Nubes, solo se puede acceder al Palacio Genei a
través de la Puerta Prohibida. El corredor que sube la montaña desde su base en
Kankyuu a la cumbre pasa a través de cinco puertas. Por tradición, sólo el
emperador y el Taiho tienen acceso a la Puerta Prohibida.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
A Itan se le había concedido una extensión especial para pasar por ella, a
pesar de ello el demostró ser realmente estricto con la ley y no abusó de ese
privilegio.
—En ese caso yo también iré allí. Hay algunas cosas que necesito sacar de mi
pecho.
—Bien…
—Él no es el primero que intenta huir luego de perder todo su dinero ¿sabes?
Si no hubiese pagado su deuda no habría salido de ahí hasta pagarla por
completo. No podía agarrar al propietario del cuello y decirle: Él es el emperador
¿Podría perdonar su deuda? Habría sido una gran decepción para sus súbditos
ver al poderoso rey de En reducido a un estado tan lamentable.
—Sin duda.
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Capítulo 3
Lo último que necesitaban era ver como habían sido contestadas sus
oraciones.
Tenía libre acceso a los dormitorios del emperador, podía usar la Puerta
Prohibida, montar su caballo en el Palacio Interior y no tiene que doblegarse en
la presencia del emperador. Reprenderlo a sus espaldas, sin embargo,
probablemente no estaba en la lista.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Hace miles de años, en los principios de los tiempos, Tentei, el Dios Creador,
llego desde el cielo y levanto los Doce Reinos. Un ser humano fue elegido y
colocado en el trono de cada reino.
La selección del mismo es hecha por el kirin. No hay más de un kirin en cada
reino, una bestia divina de gran poder que escucha la voluntad del Tentei. El kirin
nace en el monte Hou —Conocido como Taishan en China— en el centro del mundo.
Aquel que quisiera convertirse en emperador debe escalar el Monte Hou y
reunirse con el kirin. Este viaje al Monte Hou para determinar la Voluntad Divina
a través del kirin fue llamado Shouzan.
Así que ¿Por qué Itan arrojo los registros del censo a los pies del rey en el
trono?
— ¿Por qué la ascensión al trono ha tardado catorce años? Seis años es más
que suficiente para que el kirin elija al siguiente emperador ¡Tú estuviste dando
vueltas por ocho años antes de ir al Monte Hou! ¡Ocho años desperdiciados! Estos
son los registros de los censos de esos ocho años. ¡Mira con tus propios ojos la
cantidad de personas que murieron en Kankyuu durante ese tiempo!
Eso fue probablemente algo imprudente. Itan solo quería comunicarle al nuevo
emperador el estado lamentable en el que el reino de En se encontraba. Tenía
que ver la magnitud de la destrucción para creerlo. La sala del trono y el palacio
circundante estaban bañados por la luz sobre el Mar de las Nubes. El mundo de
abajo estaba lleno de muerte y ruina.
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Capítulo 3
Él lo sabía, sabía que tal insolencia le pondría un fin rápido a su vida, Itan era
un hombre suicida.
Todos los ministros decían que con el nuevo emperador llegaría un nuevo día,
un nuevo comienzo. Excepto que el emperador no podía borrar lo que ya había
sucedido. No puede traer a los muertos a la vida. Itan despreciaba a los
ministros por olvidar todo eso y celebrar la coronación sin pensar, mismo
desprecio sentía hacia el emperador por las mismas razones.
Sin más, Itan sólo esperaba que esta muestra de insolencia cayera como una
piedra sobre las brillantes celebraciones.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Bajo del trono, recogió los registros del censo, les sacudió el polvo, y con una
sonrisa y un giño le dijo a Itan:
Itan lo miró con incredulidad hasta que los guardias lo sacaron. El entonces
Daishito —ministro de la tierra— lo despojo de su posición. Itan obedientemente
volvió a su casa y espero el juicio bajo arresto domiciliario.
— ¡Ah, ahí está Itan el Imprudente! —El apodo se le había pegado desde
entonces.
—En ese momento fui presentado como ministro junior. He oído rumores
sobre cómo fue que terminé ahí aun con mi cabeza sobre los hombros.
Shukou le sonrió, cosa que sólo dejó desconsolado a Itan. Sin importar lo
interesante que otros encontraran la historia, para él era cualquier cosa menos
un motivo de risa. Honestamente pensaba que iba a morir.
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Capítulo 3
—Itan, ¿No crees que deberías de cuidar tu lengua y hablar con un poco más
de prudencia? Cuidar tu modeles y tener un poco más de deferencia harían
maravillas a tu paz interior.
Cuando Itan le recordó eso, Shukou le respondió con una leve sonrisa.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Itan frunció el ceño y miró la cara de Shukou. Aunque sus rostros juveniles
sugieren lo contrario, sus edades verdaderas sugieren que ya están entrados en
años.
— ¿Con todos tus talentos literarios, eso fue lo mejor que tu brillante mente
de escribano podía inventar? Por lo menos podrías haber dicho algo más
ingenioso.
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Capítulo 3
Itan dijo:
—Debe ser por eso que terminamos dentro de su círculo interno. Tal vez el
emperador tiene un gusto extraño hacia aquellos que dicen lo que piensan de
forma descarada.
Shukou rió. Aunque al oír los pasos que se acercaban por el pasillo, su sonrisa
se borró de su rostro. Los que venían hacia ellos eran el Chousai junto con sus
asistentes. De acuerdo con el protocolo, Shukou e Itan se postraron y apartaron
del camino.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Es por todos estos subordinados que endulzan sus oídos y lo llevan por mal
camino.
Las voces burlonas pasaron por ellos como una brisa rancia. Ellos
probablemente regresaban a sus oficinas en el Palacio Interior. Itan espero a
que desaparecieran los sonidos de sus pasos antes de alzar su cabeza. Miró por
el camino de adoquines sinuosos a través de uno de los edificios.
— ¿Quiénes son los subordinados aquí? —Dijo con una sonrisa de desprecio.
—Son solo un montón de oportunistas corruptos que compraron sus puestos al
emperador Kyou.
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Capítulo 3
—Lo mejor es dejarlos ser. El sarcasmo es todo lo que sus pequeñas mentes
pueden manejar.
Itan apretó los dientes. Shukou dijo con una sonrisa irónica:
—Como si eso fuera poco, ¿Eh? ¡Alguien tiene que hacer algo con esos tontos!
Itan no pudo evitar hablar mal incluso del guardia personal del emperador.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Los ministros y señores que sirven en las provincias fueron nombrados por el
emperador Kyou. Normalmente, deberían haber dimitido todos juntos luego de
la coronación del nuevo rey, de esta forma el nuevo emperador nombraría a un
nuevo grupo de ministros. Pero, debido a todos los asuntos urgentes que tenían
en las manos, las cosas habían quedado como estaban ahora.
Solo los señores de las provincias habían sido aprobados. Los Virreyes
imperiales fueron publicados en las provincias.
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Capítulo 3
Sin embargo, los parásitos y aduladores que habían estado por décadas bajo
el mandato del emperador Kyou, y eran igualmente cómplices de la persecución
de las personas, ya no podían ser ignorados.
—La corte imperial está en desorden. Los malditos que no fueron despedidos
empezaron a pensar que habían salido impunes y dejaron de lado sus
indiscreciones. No sabemos cuándo, ni cómo trataran de tirar la alfombra debajo
de nosotros. Por el momento, la discreción es la mejor opción que tenemos.
—Veinte años. Eso sí que es poder de permanencia. Aun así, casi ninguno de
esos hombres —humildes— ha experimentado un cambio.
—Solo porque las cámaras del Tesoro Imperial están vacías. No hay nada que
robar. Aunque ha habido más y más idas y venidas extrañas en los últimos
tiempos.
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~ 43 ~
Capítulo 3
Shukou sonrió.
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CAPÍTULO 4
E
l emperador de En, y sus considerables pero bizarras habilidades,
estaba sentado en una de las habitaciones privadas del Palacio
Interior.
—Rectificaré mi camino.
—Es así, es así —un hilo de voz a sus espaldas le dio la razón, pero Itan no la
escucho.
—Por supuesto. —El hombre con rostro impasible que casi nunca dice nada
ahora tenía más que unas pocas palabras para decir. —Mi mandíbula se cae del
asombro.
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Capítulo 4
— ¿No te gusta?
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
~ 47 ~
Capítulo 4
No podía haber mayor honor para un súbdito que el de ser renombrado por el
emperador, aunque esa satisfacción no era mucha si tu nuevo nombre era
Chototsu —Imprudente— o Mubou —Descortés— o Suikyou —Loco—. Tan lejos
como eso, era el apodo del Saiho, Rokuta, era simplemente Baka 1 —Tonto—,
porque el kirin era una mezcla entre un caballo y un ciervo.
—El pesar de la vida. —Dijo Chotatsu con una expresión de dolor. —Nos hemos
convertido en nadas y nada menos que en el hazmerreír.
—Tiene razón.
Esta vez los tres voltearon al mismo tiempo para ver de frente al propietario
de esas interjecciones impulsivas.
1
ACLARACIÓN: caballo en japonés es “Joba” y ciervo es “Shika” el emperador tomó el BA de “joba” y el KA
de “shika” y formo la palabra BAKA que en japonés significa TONTO.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Bueno… ah…
—Enano embaucador.
—Para empezar, eres el único que vive un libre albedrío. ¡Y ahora me afecta a
mí! Sabes, no es gracioso.
—La gravedad de una cosa u otra importa más que la cantidad de veces que
se hace.
—Lo lamento. Luego de esto, voy a atender los asuntos del gobierno ¿Felices?
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Capítulo 4
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—El oeste…
Shouryuu sonrió.
Itan no pudo evitar mirar detrás de él. Se había asegurado de revisar el lugar
antes de concretar esta reunión y había confirmado que no había nadie más allí.
~ 51 ~
Capítulo 4
Itan asintió.
—Una rata acorralada puede morder al gato. Está entre la espada y la pared,
su preocupación tiene fundamentos. Para empeorar las cosas, el jefe de gabinete
tiene una mente aguda y un gran ingenio de su lado. Su nombre es Atsuyu, hijo
del señor provincial, creo.
Itan parpadeó.
—Solo son algunos de los rumores que corren por la ciudad. Ignorar el
conocimiento común del pueblo puede ser un riesgo.
~ 52 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Qué ocurre?
— ¡No hay necesidad de que usted se mezcle con los plebeyos y escuche sus
conversaciones, acechando alrededor, pretendiendo ser un espía!
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
PARTE II
CAPÍTULO 5
D
ejando al emperador al cuidado de Itan y los demás, Rokuta salió
hacia el balcón. El sol se estaba poniendo, dejando al Mar de las
Nubes en la oscuridad. El resplandor plateado de una luna
creciente se posaba en el Este.
Rokuta caminó por el patio, esa rancia brisa le traía un mal presentimiento,
él sentía una aversión natural hacia la guerra y el derramamiento de sangre.
Pero eso no había hecho que el conflicto sea menos odioso. Los soldados
iban a morir en masa mientras los civiles inocentes son arrastrados en la
vorágine de la guerra.
Rokuta llegó a uno de los anexos del palacio y casualmente empujó la puerta.
Se abrió con un crujido breve. La habitación del guardián de la puerta estaba
vacía. En circunstancias normales, el guardia de la puerta se encontraría ahí.
El Palacio Imperial estaba escaso de personal, el emperador Kyou había
ejecutado a muchos de sus criados.
~ 54 ~
Capítulo 5
~ 55 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Uno de sus hermanos murió, luego su hermana menor, y luego Rokuta fue
abandonado en las montañas.
Antes de ocupar su lugar en el trono, Shouryuu dijo que quería ver cómo
era este reino. Miró hacia abajo desde la cima de una colina, pero no había
nada para ver. Solo veinte años habían pasado desde entonces. Los niños
crecieron convirtiéndose en adultos en ese lapso de tiempo.
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Capítulo 5
—Kouya…
Rokuta había despertado sus sueños una noche para escuchar a sus padres
discutiendo sobre la manera de deshacerse de él. Y así otro niño despertaba
en lo profundo de la noche para darse cuenta que estaba a su suerte.
Lo que paso después ocurrió aquí en este reino. Hace dieciocho años, nada más
y nada menos que en la provincia de Gen.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 6
R
okuta se sentó a horcajadas sobre la espalda de Rikaku. Rikaku era
un youma y el sirviente de Rokuta. Solo un kirin podía tener a un
youma como sirviente. O eso es lo que siempre había supuesto.
Apenas si tuvo tiempo para sorprenderse. El youma era un gran lobo con
alas y pico de un ave de rapiña, probablemente era un tenken, también llamado
“perro del cielo”. Un niño estaba montado en su lomo. Debido a la velocidad a
la que ambos iban, sólo se cruzaron por una fracción de segundo. Realmente
fue un encuentro casual.
Rokuta asintió.
Si, lo sé. Con más razón. Que un kirin tenga un shirei es una cosa ¿Pero por
qué un youma le permitiría a un niño montarlo? Lo que acabamos de ver no
tiene ningún sentido.
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Capítulo 6
El chico negó con la cabeza. Una fresca brisa provenía del océano. Su ropa
no era más que un montón de harapos.
El niño respondió con una pequeña inclinación de la cabeza. Rokuta tomo eso
como que era la primera vez para él también.
~ 59 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Juntos?
Rokuta rió y asintió con la cabeza. Señaló hacia abajo a la orilla del mar. Su
impulso inicial era tomar al niño, pero un movimiento como ese podría
asustarlo y terminar con él huyendo lejos.
— ¿Qué dices?
— ¿Lo es?
—Pero, ¿cómo haces para que un youma o youjuu vuele por los aires a tu
antojo? ¿Cómo lo domesticaste?
—No lo sé.
~ 60 ~
Capítulo 6
— ¿Lo es realmente?
—Ya veo. —Dijo Rokuta, aún más sorprendido por este encuentro casual.
Dos niños, dos mundos diferentes, habían sido abandonados por sus padres
empobrecidos por los estragos de la guerra. Y aquí, contra todo pronóstico,
se acaban de conocer.
—Así que la gente del pueblo se confabuló para deshacerse de ti. Eso es
duro.
— ¿Cómo te llamas?
—No lo sé, —dijo el niño. —Debo haber tenido un nombre alguna vez, pero
no me acuerdo.
2
ACLARACIÓN: “Grande” se refiere al youma, ese es el nombre que el niño le dio)
~ 61 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Grande?
—Si.
Una historia increíble, un niño siendo criado por un youma, nunca había
escuchado nada igual.
—Lo bueno es que no terminaste muerto. ¿Así que has estado viviendo en
el nido del youma desde entonces?
~ 62 ~
Capítulo 6
Él no estaba sentado tan cerca del youma, pero podía sentir el fuerte olor
a sangre que desprendía. Sangre humana.
— ¿Tú también?
—Eso es la gente para ti. —Dijo Rokuta con una sonrisa forzada y le dio una
palmadita tranquilizadora en el hombre del niño. —Estoy impresionado. Por
cierto, no puedes ir por ahí comiendo personas. Lo mejor sería que evitaras
atacarlos o evitar que ellos te ataquen.
—Claro. ¿De dónde eres Rokuta? ¿Eres de este lado del Mar?
— ¿He?
~ 63 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—El reino que se encuentra a través del mar oriental. Las personas ahí
nunca pelean o se hacen cosas malas unos a otros. Ahí es donde está mi padre.
Y quizá también mi madre. Los he estado buscando desde siempre.
Las lágrimas brotaron de sus ojos. Rokuta sintió una punzada en el corazón.
El padre del niño estaba probablemente muerto. En lugar de darle tan malas
noticias su madre le debió haber dicho que él naufrago por el mar oriental
hacia Hourai. Un cuento raro. Su madre lo había abandonado y, sin embargo,
continuó creyéndole y siguió buscando este reino de fantasía.
— ¿No lo hace? ¿No son estas las costas orientales del mar?
—Este es el Mar Negro. Hourai limita con el océano que esta al este, el
Kyokai. Aun así, Hourai está muy lejos, no importa que tan lejos navegues
nunca podrás llegar allí.
No había forma de cruzar de esa manera. Se decía que sólo los magos de
la montaña y los youma podían cruzar. La gente común no podía, a excepción
de los ranka.
Buscaba a sus padres y por eso también buscaba Hourai. Al escuchar que
Hourai estaba al este, el vino aquí a las orillas del Mar Negro.
~ 64 ~
Capítulo 6
—Lo siento.
No era culpa de Rokuta, pero el niño estaba tan abatido que no pudo evitar
disculparse.
—Vamos —dijo.
— ¡Ah!
El youma acarició el cuello del niño con su pico y gruño suavemente. Rokuta
no escucho el gruñido como palabras, pero entendió el significado:
~ 65 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Probablemente.
Y ellos no atacarían solo al youma. Las piernas del niño, que sobresalían de
los harapos, estaban cubiertas con cicatrices dejadas por flechas.
Rokuta asintió.
~ 66 ~
Capítulo 6
—No.
—Por favor.
«KOU y YA»
~ 67 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
~ 68 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 7
P
ara cuando Rokuta regresó al palacio, Itan y el resto ya se habían
marchado. Shouryuu estaba sentado en su escritorio.
Miró para ver qué era lo que captaba su atención, Rokuta vio sobre la mesa
una hoja de papel y un volumen de Crónicas Divinas de la Gran Columnata.
—Así que Shukou también te dio esa tarea. Me pregunto quién está a cargo
aquí.
—No querrás darle a Shukou más razones para enfadarse. Sabes que él se
toma las cosas muy en serio. No es simplemente un cabeza dura como Itan y
Seishou. Es como un elefante en ese sentido. Él va a recordártelo los próximos
dos o tres siglos, con una sonrisa en su rostro todo el tiempo.
~ 69 ~
Capítulo 7
—Me da igual. Si no te importa lo que diga la gente, todas las ocurrencias del
mundo son como el agua sobre la espalda de un pato. Me patinan.
—Si. El resto del tiempo yo sólo creo que eres un gran idiota.
—Pequeño bastardo.
Rokuta esquivó el puño que venía volando hacia él. Saltó ágilmente hacia el
gran escritorio en el centro de la habitación y se sentó con las piernas cruzadas,
de espaldas a Shouryuu.
—Eso parece.
~ 70 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Probablemente.
—Un emperador existe porque mata y explota a sus súbditos. Así que debe
mantener la matanza y la explotación al mínimo y hacerlo lo más disimuladamente
posible. Si mantiene los números lo suficientemente bajos puede que nunca
llegue a llamarse como un déspota ilustrado. Aunque los números nunca llegarán
a cero.
Rokuta no respondió.
—Hay cinco señores provinciales vivos. Tres de ellos fueron asesinados por el
emperador Kyou, sus provincias ahora están siendo gobernadas por los
respectivos ministros de cada uno. El señor de la provincia de Sei es el único que
se precia. —Shouryuu lento la voz. —Oye, Rokuta, dile al señor de la provincia
de Sei que me gustaría pedir prestado su ejército.
~ 71 ~
Capítulo 7
Shouryuu dijo:
— ¿Te asusta la guerra? —Cuando Rokuta giró para mirarlo por encima de su
hombro, él sonrió y dijo: —sabes, ciertamente no será tan malo como los
combates que se dieron hasta ahora. Si tienes miedo, corre y escóndete.
Shouryuu rió.
—No vengas a decirme esa clase de cosas a mí. —Dijo, señalándolo con el dedo.
—No te lo tomes tan personal. Si pudiera solucionar esto con solo un centenar
de víctimas, lo haría sin dudarlo.
— ¿Centenares o miles?
~ 72 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Cierra los ojos y tapa tus oídos. Si este es el único camino que nos queda,
entonces tendremos que seguir por él.
~ 73 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 8
U
n muy cansado Rokuta asistió a la próxima reunión del Consejo
Privado. Se sentó en silencio detrás de Shouryuu, reprimiendo un
bostezo, mientras escuchaba el informe oficial del Rikkan al
emperador. Cuando la reunión finalmente terminó, alguien lo llamó cuando
estaba saliendo hacia el palacio exterior.
Él jamás pensó que lo vería de nuevo. Para ser honestos, él nunca pensó que
el chico sobreviviera tanto.
~ 74 ~
Capítulo 8
—Si.
— ¿Un amigo?
~ 75 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Ekishin. —Dijo Seishou al oficial de la corte de pie junto a él. —Ve con él.
~ 76 ~
Capítulo 8
Llegó sin aliento al edificio dentro de la Puerta del Faisán reservado solo
para los invitados de honor. Como le habían informado, alguien lo estaba
esperando allí.
— ¿Kouya?
—Han pasado dieciocho años, ¿No? En ese momento yo no sabía quién era
usted Taiho. Perdone mi impertinencia.
—Pero tu… —Rokuta luchaba por establecer una conexión entre el niño que
había encontrado en la provincia de Gen y el joven que se encontraba frente
a él.
~ 77 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Si que eres malo. Me hubiera ayudado saber desde el principio que eras
el Saiho. Me enteré muy tarde que el hombre con cabello dorado era el Taiho.
Estaba completamente sorprendido.
~ 78 ~
Capítulo 8
Kouya sonrió.
~ 79 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Yo había querido visitarte desde entonces, pero Kankyuu estaba muy
lejos.
—No podía andar por lugares llenos de gente estando con él. Pero sin ir a
un pueblo o ciudad para preguntar el camino, no pude averiguar dónde estaba
Kankyuu.
Kouya asintió.
— ¡Oh!, lo está haciendo bien. —Dijo Kouya, con una sonrisa pícara
formándose en sus labios, como una mirada compartida con un compañero de
conspiración. —Grande y trabajamos juntos como guardaespaldas. Al igual que
él por allá.
~ 80 ~
Capítulo 8
— ¡Oh!, detente.
— ¿Esta cerca?
— ¿Deberíamos ir? Espero que estés más familiarizado con Kankyuu que yo.
Todo lo que sé es el camino que tomé para venir aquí.
Rokuta asintió.
~ 81 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 9
A
unque Kankyuu era la capital del reino, sus calles eran cualquier
cosa menos amplias y espaciosas. Esto era algo propio del reino de
En, en general. Rokuta creía recordar que las calles de Kioto eran
mucho más amplias.
Ekishin había sido un oficial del ejército bajo el mando de Seishou. Cuando
Seishou fue encarcelado, muchos de sus subordinados presentaron sus
renuncias y se refugiaron en sus cuarteles hasta que Seishou fue liberado de
la cárcel.
~ 82 ~
Capítulo 9
—Eso espero.
~ 83 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Eh.
—Yo no lo creo.
Aunque Ekishin apenas si fue convencido por Rokuta, éste relajó su postura
un poco. Nunca había oído de un youma domesticado por un humano. Este tenía
el cuerpo de un gran lobo rojo, alas azules, una cola amarilla y un pico negro,
claramente lo identificaba como a un tenken.
Los youjuu pueden convertirse en monturas, pero Ekishin sabía que eso no
era posible con un youma.
~ 84 ~
Capítulo 9
—Como te dije, todo está bien. —Rokuta sonrió. —Oye, mira a toda esta
gente alrededor.
El hombre inclinó la cabeza. Ellos debían ser los sirvientes de Kouya, algo
inesperado para un burócrata de bajo rango. Rokuta miró también. Uno en
medio de ellos sostenía a un bebé. Él se lo pasó a Kouya.
— ¿Tienes un hijo?”
—No. No es mi hijo. Lo tuve que encontrar. Porque te vine a ver. —Le mostró
a Rokuta una sonrisa cómplice y sostuvo al niño cerca del youma.
~ 85 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
~ 86 ~
Capítulo 9
— ¡Kouya!
— ¿Qué?
—Kouya…
—Si valoras la vida este niño, entonces ven conmigo. Ustedes lo hacen ¿No?
Los kirin son criaturas misericordiosas ¿No? El sólo olor de la sangre hace
que se enfermen.
—Kouya, tú…
~ 87 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¡Desgraciado!”
—Las aves que tienen el mismo plumaje vuelan juntas. —Dijo Kouya con una
sonrisa socarrona. —Tú no sabías que los youma pueden pedir refuerzos,
¿Verdad?
Ekishin balanceó la espada. El pico del youma fue más rápido, dirigiéndose
hacia la garganta de Ekishin y cortándola.
— ¡Ekishin!
~ 88 ~
Capítulo 9
—No, Taiho.
— ¡Kouya!
Las alas blancas no podían extinguir los gritos sordos de Ekishin. El hedor
de la sangre y los ruidos espantosos le describían exactamente lo que estaba
pasando, el ruido sordo de un cuerpo cayendo al suelo, Ekishin respirando su
último aliento, un animal devorando algo, amortiguado sólo por el llanto
repentino de un niño.
—Kouya… ¿Qué…?
—Si decides venir conmigo le perdonaré la vida a este niño, dile a tus shirei
que se comporten. Nadie te hará daño. Simplemente ven conmigo y concédele
a mi señor una audiencia.
~ 89 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Rokuta hizo a un lado las alas que cubrían su rostro. Kouya estaba de pie
junto al youma, la sonrisa aún estaba en su rostro.
Kouya no contestó a la pregunta sólo señalo a los hombres que estaban allí
para llevárselo.
—Pero…
—Déjame ir.
Una mujer cubierta por escamas, luciendo alas blancas y piernas de águila.
Ella le devolvió una mirada de desconcierto. Con un suspiro y un movimiento
de su cola de serpiente desapareció, volviendo a la sombra de Rokuta.
~ 90 ~
Capítulo 9
~ 91 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
PARTE III
CAPÍTULO 10
E
n el momento en que Rokuta le dio a Kouya su nombre, él vivía en las
montañas Kongou.
Las montañas Kongou encierran el Mar Amarillo en el centro del mundo, las
empalizadas formadas por sus picos sobresalen a través del Mar de las Nubes.
Los youma anidan en cuevas estrechas desperdigadas en los acantilados de las
montañas Kongou. Unidas entre sí por una vasta red de túneles, las cuevas quizá
seguían todo el camino hasta el mar Amarillo.
~ 92 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste
Estas escenas le gustaba verlas a Kouya, sin embargo, al mismo tiempo era
doloroso verlas. Observar a los padres y a sus hijos, a los niños corriendo por
todos lados, era tan desgarrador que no podía soportarlo.
Y, sin embargo, apenas se iba, deseaba con todo su corazón volver a verlos.
—Rokuta —una y otra vez. —Si dejas de atacar a la gente, entonces podríamos
ir a Kankyuu juntos.
~ 93 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
«Pequeñito», —dijo el youma de nuevo, con una voz que indicaba que quería
salir y quería que Kouya lo acompañara.
—Llámame Kouya.
Los niños jugando en las calles, sus padres llamándolos, levantándolos en sus
brazos, golpeándolos para disciplinarlos —Kouya los envidiaba a todos—. Las
únicas manos que recordaba eran las de su madre que lo abandonó en las
montañas, la callosa mano del hombre que lo llevó a los acantilados para ver el
océano.
¿Por qué no había una mano cálida así en su vida? ¿Por qué la gente era tan
amable con otros niños y, sin embargo, a él lo abandonaron y le hicieron cosas
tan terribles?
Había un reino llamado Hourai cruzando mar. Si podría llegar a él, nadie lo
ahuyentaría de nuevo. Una mano cálida seguramente encontraría la suya. Si
miraba el tiempo suficiente, en algún lugar debía haber una ciudad que lo
recibiría con los brazos abiertos.
—Rokuta.
~ 94 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste
Rokuta había escuchado lo que tenía que decir, le dio comida, palmaditas en la
espalda. Le pidió a Kouya que fuera con él. No habría ningún final a las cosas que
podían hablar. Rokuta siempre lo llamaba por su nombre. Podrían jugar juntos
todo el día al igual que los niños en las ciudades.
Excepto que el youma fue el primer ser vivo que no había tratado de matarlo.
Kouya echó los brazos alrededor del cuello del youma y enterró el rostro en las
plumas rojas.
—Me gustaría que ambos hubiésemos podido ir. —Kouya volvió a recordarle al
youma: —no puede ir por ahí atacando a la gente.
Cuando tenía hambre, el youma mataría y comería al primer animal que viera.
Así Kouya aprendió cazar para él. Cuando estaba lleno, el youma escuchaba lo
que Kouya dijera.
Pero incluso cuando el youma dejó de atacar a las personas, la gente todavía
los despreciaba. Al llegar cerca de cualquier ciudad, empezarían a llover las
flechas. Y aunque no tenía ninguna razón para seguir visitando la orilla opuesta,
Kouya no podía decidirse a dejar de ir allí.
Ese anhelo de compañía humana aumentaba a medida que crecía. Pero no había
ningún lugar donde Kouya pudiera mezclarse con la gente común. El youma seguía
sin llamar a Kouya por su nombre. Lo único que podía hacer era hablar en voz alta
para sí mismo.
~ 95 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Kouya podría soñar que en algún lugar había un sitio que pudiera llamar suyo,
donde simplemente menos personas les gritaran y un menor número de flechas
les fueran disparadas. Consideró separarse del youma y buscar a Kankyuu por su
cuenta, pero el youma lo llamaba pequeñito con tanto afecto que el impulso se
marchitó dentro de él.
~ 96 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste
—Muchacho, ven. —La voz sonó alta y clara. Como Kouya contuvo el aliento, el
hombre continuó: — ¿No eras tú el que viajaba con un youma por el cielo?
— ¿Vas a salir? —El hombre escaneó su entorno y les dijo a los soldados,
—bajen sus arcos.
—Pero… —protestaron.
Kouya los observó bajar sus armas y se atrevió a deslizarse unos cuantos pies
hacia adelante. Los ojos del hombre sonriente encontraron los suyos. A
excepción de una mancha blanca sobre su ceja derecha, tenía una cabellera roja
como la del youma. La cautela de Kouya disminuyó. El hombre se arrodilló.
~ 97 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
«DETENTE».
Los soldados que habían bajado sus arcos a toda prisa los agarraron de nuevo
y apuntaron al youma.
Kouya se le quedó mirando y luego al cadáver del ciervo. El hombre sin duda
tenía la intención de dárselo a ellos. No entendía por qué.
~ 98 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste
Kouya salió del matorral y dejó el bosque detrás. El youma le pidió que se
detuviera. Kouya no escuchó. Se enfrentó al hombre y señaló al venado,
entonces, miraba al youma y al ciervo.
—Es para ti. Ven y come. Eso sí, no vengas en pos de cualquiera de nosotros.
El youma respondió con gorjeo de sospecha, pero dio un paso adelante, agarró
la pata del ciervo en su boca y tiró de ella acercándolo. Kouya observó al youma
comer y con cautela se volvió hacia el hombre, lanzando una mirada vacilante a
su séquito. No parecía que le iban a hacer nada malo a él.
~ 99 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Está bien. No voy a hacer nada que no te guste. ¿De quién eres hijo? He
oído historias de un duendecillo por estos lares que está en compañía de un
Tenken. ¿Quién iba a creer que era un niño humano real?
—Kouya.
Ser llamado por su nombre era muy agradable. Saboreó la sensación, volvió a
mirar por encima del hombro y señaló a las montañas distantes que se elevan en
el cielo por encima de los árboles.
—Los acantilados.
El hombre sonrió.
—Ya veo. Viven en los acantilados. Entiendes lo que estoy diciendo, entonces.
Chico listo.
~ 100 ~
Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste
—No lo sé.
—Otra familia con demasiadas bocas que alimentar. Una gran cantidad de
niños fueron abandonados en el Mar Negro de esa manera. Has hecho un buen
trabajo de sobrevivir por tanto tiempo.
—Sí.
~ 101 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Ir contigo?
~ 102 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 11
V
iajar a pie desde Kankyuu a Ganboku, la capital de la provincia de Gen,
les tomó un mes. Con Kouya montando su youma y el resto de la
compañía montando youjuu, el viaje duró menos de la mitad de un día
mientras el ave volaba.
Volaron hasta que el sol estaba bajo en el cielo. En respuesta a las preguntas
de Rokuta, Kouya describió cómo llegó a estar bajo las órdenes de Atsuyu.
—Yo no diría eso. Tres años después que me llevaran con ellos, el ministro me
hizo su guardaespaldas. Cualquier hombre o animal que lo amenazara, tendría que
lidiar con Grande. Es nuestro trabajo, como puedes ver.
—Sí, ya veo, —Rokuta se dijo a sí mismo. Miró hacia abajo una gran ciudad que
quedó a la vista, bañada por la luz castaña rojiza del sol poniente. Al parecer,
más grande incluso que Kankyuu. — ¿Es eso Ganboku?
Era cierto.
~ 103 ~
Capítulo 11
Rokuta asintió.
—Tienes que jugar con las cartas que te dieron. ¿Qué hay de ti? ¿Te gusta
Atsuyu?
Kouya sonrió.
~ 104 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
El Kirin elegía al emperador. Eso era un hecho establecido. Pero este hecho
no significaba que todo el mundo lo aceptara. No había fin a los hombres y
mujeres que, a lo largo de la historia, conspiraron para derrocar al emperador y
colocarse en el trono.
Atsuyu era el hijo del señor provincial de Gen. Fue el principal ministro de
Rikkan y tenía el rango de vizconde. Los saludó sentado en la silla reservada para
el señor provincial.
~ 105 ~
Capítulo 11
—Atsuyu, ¿eh?
— ¿El Rokusui?
—El gran río que atraviesa la provincia de Gen. Desde que el emperador Kyou
rompió los diques, los condados río abajo sufren daños considerables después
de cada lluvia fuerte. Afortunadamente, ninguna de las comunidades en las
llanuras de inundación ha sido destruida. Pero no hay ninguna garantía de que la
suerte continuará.
~ 106 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Rokuta se mordió el labio. Todos esos pollos venían a casa a dormir. Nadie
debe sorprenderse. Pero en este momento, Shouryuu y el resto de ellos corrían
como un montón de pollos recientemente descabezados.
—Las provincias deberían haberse vuelto autónomas por ahora. Soy muy
consciente de la desconfianza y disgusto por los que recibieron sus señoríos del
emperador Kyou. Pero, ¿qué se logrará despojando a los señores provinciales de
su autoridad de gobierno? No es posible que los ojos del Gobierno Imperial
lleguen a todos los rincones del reino. La temporada de lluvias pronto estará
sobre nosotros, mientras que el Rokusui se vuelve indomable.
~ 107 ~
Capítulo 11
—Por desgracia, le pido perdón al Taiho por no tener más remedio que
incomodarlo un poco más de tiempo.
—Lo siento.
—Entiendo.
~ 108 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Por supuesto. Estás expresando una queja legítima. La forma en que lo estás
haciendo está bastante más allá del límite, pero tal vez no había otra manera de
conseguir que ese imbécil escuchara. Así que voy a tener que depender de tus
buenas atenciones por el momento.
—Claro, —se dijo Rokuta a sí mismo. Le dijo a Kouya, que estaba de pie detrás
de Atsuyu, —Así que este es tu señor, ¿eh?
~ 109 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 12
R
okuta fue llevado a lo más profundo del palacio, a una habitación muy
por debajo de la cumbre. En algún lugar alrededor de la base de la
montaña Rou'un, una puerta se abrió para revelar una mujer de pie
en el otro lado de los barrotes de hierro.
—Taiho…
—Ribi.
Ribi era la virreina imperial enviada a la provincia de Gen. El virrey sirve como
supervisora al señor de la provincia y al mismo tiempo responde directamente al
emperador. Con la autoridad del señor provincial y del primer ministro
congeladas, el virrey llevaba las riendas reales del poder como gobernador
general interino.
Rokuta suspiro.
—Así que has encerrado también a Ribi. Los perros de Shouryuu fueron
llevados a sus perreras.
~ 110 ~
Capítulo 12
Kouya sonrió.
—Sí, me lo suponía.
—Ven acá.
Kouya le indicó que se ubicara a su lado. Rokuta lo hizo. Kouya tomó un carrete
de hilo rojo y una piedra blanca de su bolsillo. Apretó la piedra blanca sobre la
frente de Rokuta.
Rokuta se encogió.
—Detente.
~ 111 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Sellando el cuerno, se atan los poderes del Kirin, sobre todo cuando trate de
convocar y dar órdenes a sus shirei.
~ 112 ~
Capítulo 12
— ¿Aún duele?
Kouya sonrió y se volvió hacia el youma. Con un ligero golpe, el pico se abrió.
El bebé estaba acostado en la lengua roja. Kouya entrelazó el hilo rojo alrededor
del cuello del niño y lo ató con un nudo flojo. Con otro encantamiento, el hilo
sobrante se desvaneció.
—Se llama una línea roja. Corta el tuyo y éste decapitará al bebé.
Rokuta miró a Ribi. Una piedra blanca similar se fijaba a su cabeza con un hilo
rojo. Los burócratas del gobierno de su rango estaban inscritos en el Registro
de Hechiceros, por lo que no envejecían. Al convertirse en un hechicero, se abría
el tercer ojo de una persona, invisible para el mundo exterior, pero aún
constituye una especie de órgano.
~ 113 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Incluso si ella corta su propio hilo, el que está alrededor del cuello del bebé
va a decapitarla. Corta el hilo del bebé, y lo mismo va a pasar con ella. Lo mismo
sucede con el hilo de Rokuta. Por supuesto, a diferencia de una hechicera
ordinaria, probablemente no cortaría la cabeza de un Kirin. Pero estoy seguro
de que sería resultará muy doloroso, al menos cortar el cuerno.
—Lo entiendo.
—Correcto.
—Por supuesto.
—Gracias a Rokuta, a Grande, quiero decir. Resulta que los youma se asemejan
a las bestias divinas de más maneras de las que podríamos sospechar.
—Huh.
~ 114 ~
Capítulo 12
—Si hay algo más que necesites, por favor házmelo saber.
Ribi no respondió, sólo le devolvió la mirada, con los ojos llenos de veneno.
Kouya simplemente se encogió de hombros y miró a Rokuta.
Rokuta asintió.
~ 115 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 13
R ibi dijo:
—Estoy bien, estoy bien. En cuanto a las prisiones, este lugar no es tan mal.
Mejor amueblada de lo que hubiera imaginado.
~ 116 ~
Capítulo 13
—Hace mucho tiempo tuve un marido y un hijo. Fuimos por caminos separados
cuando fui nombrada ministro. Eso fue durante el reinado del emperador
anterior, así que ha sido bastante tiempo.
—Ya veo.
—Asumo que están siendo detenidos. No he oído de nadie que haya sido
ejecutado, así que tengo la esperanza de que están bajo arresto domiciliario en
algún lugar seguro. El resto de los emisarios imperiales están probablemente en
la misma situación.
~ 117 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Supongo que debería decir que he sido bendecida en ese sentido. Atsuyu
aún no se ha alejado tanto del Camino.
Ribi meció al bebé en sus brazos. Desde que fue retirado del pico del youma,
había estado durmiendo profundamente.
—Según los rumores que han estado circulando entre el personal ministerial,
su mente no está del todo bien y no puede ejecutar sus deberes. Antes, vivía en
constante temor del emperador Kyou. Incluso ahora, a pesar de lo que digan los
demás, se niega a poner un pie fuera de la Residencia Imperial. Y, sin embargo,
algunas veces parece que tuvo momentos de cordura, durante los cuales convocó
a sus ministros y dio instrucciones. Pero su condición ha empeorado desde
entonces.
~ 118 ~
Capítulo 13
— ¡Ah!
—Está bien. Nunca esperé que Atsuyu recurriera a medidas tan extremas y
extravagantes. Él no se ha deshecho de sus sentidos morales, por lo que debe
hacerlo en nombre de sus súbditos.
—Eso creo.
~ 119 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Taiho?
—La sangre me está afectando. Lo siento, pero creo que no voy a quejarme
por el momento.
— ¿Sangre?
Momentáneamente, sin saber qué hacer con el bebé, Ribi la colocó sobre la
mesa y se acercó al diván.
— ¿Sientes dolor?
—Puedo soportarlo.
~ 120 ~
Capítulo 13
El Shajin era responsable de la seguridad del emperador. Por debajo del rango
de emperador, la posición se conoce como la de Shashi, aunque era el Daiboku
quien realmente manejaba las responsabilidades del día a día.
— ¿Eh?
—Entiendo.
Ribi asintió. Rokuta cerró los ojos. El olor intoxicante de la sangre pesaba
sobre él como una manta húmeda y maloliente.
~ 121 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 14
—Mira allá.
~ 122 ~
Capítulo 14
— ¡Su Majestad!
—Eso fue lo que escuché también. Los guardias de la puerta del faisán lo
confirmaron. Este Kouya y el Taiho abandonaron el palacio juntos, con Ekishin
en el palanquín.
—A las afueras de Kankyuu. Para empeorar las cosas, el cadáver fue devorado
en parte, probablemente por un youma o youjuu. Hay informes de que se avistó
un Tenken antes del anochecer.
~ 123 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Un bebé?
—Una niña que nació apenas esta primavera. Su madre apartó la vista de ella
por un momento y ella desapareció.
—Lo más importante, —dijo Shukou bajando el tono, —es el bienestar del
Taiho.
Los tres se giraron hacia al emperador, que estaba sentado junto a la ventana.
Itan le lanzó una mirada penetrante.
—Maldita sea, ¿cómo puede sentarse allí tan tranquilo! ¡No sabemos dónde
está!
~ 124 ~
Capítulo 14
Seishou asintió.
—Mira, Shouryuu…
~ 125 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Provincia Gen?
—Algo podrido que está pasando. Y cuando algo está emitiendo un hedor, es
una buena idea mirar más cerca para ver de donde proviene el olor. Bueno,
tenemos que hacer algo o Rokuta me halará las orejas cuando regrese, por
haberlo dejado de lado. ¡Ah!, y comprueben el Registro de Hechiceros para
alguien llamado Kouya.
—Entendido.
Shouryuu miró por la ventana, con una leve sonrisa en los labios.
~ 126 ~
Capítulo 14
—Sí.
— ¿Dónde estará ese conejo que asomará la cabeza fuera del agujero? Por
ahora, hay demasiados conejos y muchos malditos agujeros.
~ 127 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
PARTE IV
CAPÍTULO 15
—He escuchado que el Taiho no se está sintiendo bien. ¿Qué tan grave es su
condición?
Para responder a esa pregunta por sí mismo, visitó el calabozo al día siguiente,
acompañado de Kouya.
Mientras dormía, Ribi debió haber movido a Rokuta a la cama. Allí fue donde
se encontró tendido cuando se despertó. Atsuyu se arrodilló respetuosamente
a la cabecera de la cama.
—No hay nada de qué preocuparse, —le aseguró Rokuta. —Es sólo que la
sangre me afecta.
—No sé mucho acerca de los Kirin. ¿Este tipo de condición requiere atención
médica?
—Estaré bien.
~ 128 ~
Capítulo 15
—Taiho, —dijo Atsuyu, — ¿Sabes cuántos ríos hay en En? ¿Y cuántos de ellos
están equipados con diques que pueden sobrevivir la temporada de lluvias?
—Ni yo. Sólo que el Rokusui es uno de los ríos más famosos. Teniendo en
cuenta el estado de deterioro en el que se encuentra, se puede empezar a
comprender como está el resto. ¿No te parece?
—Lo entiendo. —Atsuyu respiró y exhaló. —Pero, ¿por qué deben los decretos
divinos estipular a un señor provincial y a un virrey imperial para que sirvan al
mismo tiempo? Quitándoles a los señores provinciales su autoridad, ha hecho
imposible que las acciones provinciales se realicen sin la aprobación del virrey.
Entiendo cuáles son las condiciones del reino y por qué hay que hacer tales cosas.
Pero, ¿no debería significar que los virreyes también deben asumir los deberes
del señor provincial?
~ 129 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—El Rokusui es una amenaza constante. Los diques deben ser construidos. En
lugar de dejarlo en las manos del señor provincial, si realmente fuera más rápido
para el virrey pedírselo al emperador, recibir el permiso, y supervisar los
trabajos, nunca habría tomado medidas tan drásticas.
—Por lo que sé, lejos de estar consumido noche y día con los asuntos de
Estado, el emperador está a menudo ausente del consejo privado, poniendo a los
ministros a buscarlo por todas partes. Entonces, ¿por qué privar a los señores
provinciales de la autoridad para actuar en nombre de sus deberes?
—Shouryuu es…
—Pero Atsuyu…
~ 130 ~
Capítulo 15
Rokuta le echó una mirada sorprendida por encima del hombro. Ribi estaba de
parada a los pies de la cama, con una expresión tensa en su rostro.
— ¡No!, —dijo con una sacudida violenta de cabeza. —No vayas a tratar de
aplacarme con palabras tranquilizadoras. ¿Puedes incluso comprender la grave
pecaminosidad de lo que has estado diciendo?
Rokuta la miró confundido. Atsuyu mostró una sonrisa sombría. Ribi se acercó
y se interpuso entre Atsuyu y Rokuta.
~ 131 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
~ 132 ~
Capítulo 15
—Ribi.
— ¿No entienden? Eso es a todo lo que se reduce esto. Sí… sí… Atsuyu se
colocará en tal posición, ¿qué ocurre si pierde el rumbo y corre rampante como
el emperador Kyou? El reinado de un emperador legítimo, inevitablemente,
llegará a su fin. Pero, ¿qué le sucedería a un hechicero inmortal que maneja los
poderes de un emperador? ¡El emperador Kyou sólo fue capaz de causarle
estragos a En durante tres años!
—El Señor Dios Creador formó este mundo y organizó todo en él. ¿Por qué el
emperador es elegido por el Kirin y no cualquiera puede ser rey? Ningún hombre
puede convertirse en emperador sin el reconocimiento expreso de la voluntad
divina. Hacer lo contrario amenaza la fundación del mundo.
Atsuyu sonrió.
—Es decir…
~ 133 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
» Pero eso plantea la pregunta de por qué el Kirin debería haber escogido
alguna vez a un hombre así.
—Sólo digo lo que es real y lo que es verdad. Se dice que el Kirin tiene a toda
la población para elegir, y por lo tanto pone a la mejor persona en el trono.
Entonces, ¿por qué conformarse con un hombre como el emperador Kyou? Si
esto fuera la expresión milagrosa de la voluntad divina, entonces seguramente
el Kirin solamente seleccionaría a aquellos que no se desvíen del camino. Todo
esto habla de la voluntad divina y de la elección del Kirin, ¿dónde está la prueba
en su eficacia?
— ¡Atsuyu!
— ¿Todo comienza con el Señor Dios Creador, no es cierto? Dicen que los
dioses castigan a los malvados con truenos y relámpagos. Así que, en lugar de
enfermar al Kirin, ¿por qué no hace caer al caprichoso emperador con un
relámpago?
— ¡No puedo creer que estoy aquí escuchándote decir esas cosas tan
escandalosas!
—Si es cierto que el Kirin elige a la mejor persona para el trabajo, entonces,
muéstrame la prueba. Si existe el Señor Dios Creador, entonces tal vez podría
hacernos una visita. No digo esto con ligereza: él y los suyos no existen. Y si lo
hicieran, no importan. Si eso me convierte en un hereje, entonces, puede un rayo
del cielo fulminarme aquí y ahora.
~ 134 ~
Capítulo 15
—Aquí está una criatura que eligió a su propio maestro y decide no seguir a
ningún otro. Una criatura que posee grandes poderes mágicos, gentil, dispuesto
y con gran intelecto. No me sorprendería saber que nuestros antepasados,
apreciando los talentos extraordinarios de esta criatura, por gratitud,
convirtieran su decisión como una ley de la naturaleza.
—Tal vez podrías mostrar tu respeto por el kirin calmándote un poco cuando
estés cerca de uno de ellos.
—Lo siento.
—No hay problema. —Rokuta le dijo a Atsuyu. — ¿Así que estás reclamando
que es un error que el Kirin coloque a un emperador en el trono?
Rokuta le devolvió la mirada. Por supuesto que tenía toda la razón del mundo
para responder afirmativamente a esta pregunta. Y, sin embargo, dijo la verdad.
~ 135 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
~ 136 ~
Capítulo 15
En los veinte años transcurridos desde la coronación, el reino estaba por fin
comenzando a repararse. Pero durante su largo invierno de descontento, ¿sólo
el mal había dormido bien? Tal vez el emperador simplemente carecía de la
libertad y los recursos para oprimir a la gente con el contenido de su corazón.
— ¿No debería ser cada hombre su propio rey? Darles poder a aquellos por
encima de ti, inevitablemente hará que lo usen en tu contra. Eso es lo que yo
creo.
~ 137 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 16
K
ouya trajo la cena a la cama donde estaba descansando Rokuta. Él
preguntó:
Después de haber decidido que la discreción era valiosa, Ribi se retiró detrás
de los biombos y alimentó al bebé con la leche de cabra suministrada por Kouya.
Rokuta respiró.
—Tenemos muchas buenas razones para pelear, pero eso no nos hace
enemigos.
—Pero, ¿a ti no te gusta?
— ¿Como es eso?
3
SHŌGUN («comandante del ejército») era un rango militar y título histórico en Japón concedido
directamente por el emperador.
~ 138 ~
Capítulo 16
— ¿Eh?
—Eso es.
—Si hay que formar rebaños, nuestro rebaño tiene que ser el más fuerte.
¿Qué hace fuerte a una manada? ¿Una manada grande y bien organizada? Bueno,
eso exige un líder fuerte y eficaz que la organice.
—Probablemente.
—Sin un emperador, ¿las personas sólo tendrían que ir alegremente a vivir sus
vidas? Apostaría a que no pasaría mucho tiempo antes de que se reunieran y ellos
mismos construyeran un nuevo trono.
—No soy esa clase de persona, como puedes ver. Ningún hijo de youma estaría
dispuesto a eso. Pero después de observar a otras personas eso es lo que he
llegado a creer.
~ 139 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Eso es… diferente. Tal vez porque soy un ser humano en el interior. Al mismo
tiempo, mi youma se interpone en el camino de relacionarme con otros. Atsuyu
fue capaz de darnos cabida a ambos. Sin embargo, por extraño y desagradable
que yo fuera, él vio más allá de todo eso.
Kouya sonrió.
—Tú y Atsuyu son los únicos que dirían una cosa así, debido a la valentía de
Atsuyu y porque no tú no eres un ser humano. La gente común cree que soy
detestable, incluso soy repulsivo con un youma junto a mí, como si yo fuera uno
también. Si Atsuyu no hubiera estado allí para respaldarme, nos habrían matado
a Rokuta y a mí hace mucho tiempo. Mira… —Levanto su manga, revelando una
profunda cicatriz en su brazo izquierdo. —Es de una flecha. Una herida bastante
peor de lo que creí. Si Atsuyu no la hubiese tratado, podría haber perdido el
brazo.
—Sí.
~ 140 ~
Capítulo 16
— ¿Y si escaparas?
—No, no lo hago. Digo, Kouya, ¿recuerdas cómo una vez buscaste Hourai?
— ¿En serio?, —murmuró Kouya. El anhelo que una vez había coloreado su voz
había desaparecido. Su interés en ese lugar mítico se había desvanecido con los
años. Sin embargo, él formó la respuesta obligatoria. — ¿Qué tipo de lugar es
ese?
— ¿Tú, también?
~ 141 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Sí.
—Pensé que era una gran broma. No quería nada que ver con eso.
~ 142 ~
Capítulo 16
Al final, el Kirin existía —en cuerpo y alma— por el bien del emperador. Rokuta
tuvo que preguntarse:
Los reyes abusando de sus súbditos. Era un hecho en la vida. Rokuta no tenía
ningún deseo de convertirse en un socio de tal abuso.
~ 143 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—«Tienen que estar bromeando». Esa fue mi reacción honesta. Su gran razón
para traerme de vuelta al Monte Hou era juzgar a los que vinieran en el Shouzan.
Pero ninguno de ellos era digno. La elección del emperador resultó ser una tarea
tan mala como todo lo demás. Así que me escapé, a un lugar donde nadie me viera
como apto para elegir cualquier cosa.
Rokuta respondió la mirada de asombro de Kouya con una sonrisa irónica. ¿Qué
otra cosa podía hacer en este momento, sino reírse de ello?
En ese momento, vio algo más que humor en él. La guerra se lo había quitado
todo. No podía dejar de despreciar a todos los que luchan entre sí para ser el
perro alfa y el rey de la colina. Pensando que, al ver el reino por él mismo, podría
despertar al Kirin dentro de él, así que les pidió a las sacerdotisas que lo llevaran
a En. Resultó ser un páramo miserable, peor que la devastada ciudad donde
creció.
Así que Rokuta hizo lo único fiel a sus propios deseos: se escapó del Monte
Hou y volvió a Hourai. Este comportamiento fue sin precedentes para un Kirin,
además que aún no se sentía bienvenido en el Monte Hou.
—Excepto que al regresar a Hourai, tampoco tenía un lugar para llamar a mío,
ni nada que hacer.
La ciudad había sido reducida a cenizas, mientras tanto, los campos eran
carbón, con vistas despejadas de un extremo al otro.
~ 144 ~
Capítulo 16
En un capricho, se dirigió hacia el oeste, vagando durante tres años sin meta
o destino en mente. Sin embargo, Itan criticaba al emperador por su pereza y
Rokuta era el culpable.
—No hice más que vagabundear por ahí. En medio de mis viajes, me encontré
con Shouryuu.
En un pequeño feudo en las orillas del mar interior. Todos los feudos por los
que había pasado tenían las horribles cicatrices de la guerra. Entonces, como
ahora, se encontraba en las garras de una fiebre.
—Fue molesto en extremo. Allí estaba yo, caminando sin ningún objetivo en
mente, y, sin embargo, yo estaba siendo atraído hacia el emperador. No podía
huir. Al día de hoy, no puedo decir si había huido del Monte Hou porque
detestaba la elección del emperador o porque tenía que volver a Hourai para
encontrar al emperador.
~ 145 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—No puedo.
—Kouya…
—Atsuyu sabe lo que está tratando de hacer y está actuando sobre la base
de lo que conoce. No tengo las palabras para detenerlo.
—Esto significa que habrá una guerra civil. Muchos soldados morirán y muchos
civiles no escaparán a la conflagración.
~ 146 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 17
Shoushun era una sacerdotisa en el Monte Hou. Las sacerdotisas eran seres
inmortales. Ella había dejado de envejecer cuando ascendió, y no aparentaba
más de doce años.
—Mi pueblo fue destruido por el emperador Kyou. Sólo unos pocos niños y
adultos sobrevivieron, —pero por los pelos—. Así que fui al santuario de Seioubo
y le solicité a la Reina Madre de Occidente que me convirtiera en inmortal. Yo
era la más grande de los niños que quedaron atrás.
El santuario estaba en un estado horrible. Ella tuvo que sostener las vigas
rotas con su propio cuerpo mientras le suplicaba a Seioubo, jurando con su
corazón, mente y alma que no iba a dejar el santuario hasta el día en que muriera.
Ella haría lo que fuera necesario. Se fue sin comida, ni agua, sostuvo las vigas
con sus extremidades temblorosas durante dos días enteros.
Ella había cantado mil himnos a Seioubo, cuando llegó un enviado del Monte
Hou.
—Tenía la esperanza de que podría ser de alguna utilidad para En. Yo sería
realmente afortunada al poder cuidar de Enki. Enki crecería fuerte y saludable
y elegiría a un emperador. Como Taiho, volvería a En y serviría al emperador
como el Saiho y salvaría a nuestro reino.
— ¡Piénsalo otra vez! —Rokuta dijo desde la distancia. — ¿De verdad crees
que un emperador puede salvar un reino? ¿Puede salvar a su pueblo?
~ 147 ~
Capítulo 17
—No voy a poner a más niños en tu misma situación. ¡No voy a colocar un
emperador en el trono!
—Hey, chico.
Sacado de su ensoñación, Rokuta miró hacia un cielo azul claro. La luz del sol
brillaba en sus ojos, momentáneamente dejándolo ciego.
— ¿Estás despierto?
Una mano áspera y seca que olía a pescado lo sacudió de nuevo por el hombro.
Desde una pequeña cabaña cercana, varios pares de ojos lo miraron fijamente.
— ¡Oh, por dios! —El anciano dejó escapar un suspiro de exasperación. —No
podías abrir los ojos para nada, como que estabas muerto para el mundo. —Miró
por encima del hombro y dijo en voz aliviada, —él está consciente. Parece que sí
estaba vivo.
~ 148 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Debilitado por una tierra empapada en sangre, poseído por una fiebre,
agotado de tanto caminar, Rokuta había tomado una siesta en la orilla rocosa.
Eso era lo último que recordaba. Respiró hondo y aspiró el aire fresco del mar,
libre de sangre y pestilencia.
—Ese joven te recogió y te trajo hasta aquí. Debes darle las gracias.
Rokuta siguió la mirada del anciano. Un joven alto estaba sentado sobre una
roca frente a la cabaña.
~ 149 ~
Capítulo 17
—Bueno…
Rokuta no oyó muchas opiniones buenas sobre él. Todos lo criticaron con una
sonrisa. No tanto de amor y afecto, sino de un sentido de familiaridad y amistad,
probablemente porque Shouryuu —como los caracteres para “Naotaka” fueron
pronunciadas en En— dejaba los confines del castillo regularmente.
~ 150 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Desde luego, tenía un montón de cosas para mantenerlo ocupado fuera del
castillo.
Shouryuu sonrió. La línea de pesca que había echado sobre las olas no se había
movido desde hace tiempo.
—Huh.
—El cabezadura de mi padre armó irregulares ejércitos aquí y allá para unirse
a su séquito, lo suficiente como para tener una actuación convincente como un
noble local, a pesar de que se mantuvo a la altura de los caudillos militares más
poderosos. Se había comprometido a reunir una armada en caso de emergencia
y el clan Ouchi finalmente le otorgó un feudo autónomo. O eso dice la historia.
Mi hermano mayor era un sirviente de Ouchi.
~ 151 ~
Capítulo 17
—Parece que los plebeyos terminaron con el extremo corto del palo.
—Los tengo. Mi esposa viene de una familia de la rama Ouchi. Para ser
honesto, no es que tuviera alguna opción en la materia.
— ¿Eh?
Él tenía, de hecho, más concubinas de las que podía contar, enviadas al castillo
por el samurái del país que iba a gobernar un día, su esposa e hija eran sólo un
ejemplo. Sin embargo, nunca tuvo la inclinación de mantenerlas con él en primer
lugar.
~ 152 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—No me estoy quejando. Salgo del castillo y bajo a la ciudad y ahí hay un
montón de muchachas jóvenes profesionales, felices de estar allí y con ganas de
entretener. Es preferible a que una chica patética asuma las obligaciones de su
familia.
—Eres un cretino.
Este rincón particular del mundo estaba en paz, pero no había forma de saber
cuánto tiempo duraría.
—Todo el tiempo que estás siendo entretenido por tus jóvenes muchachas, el
país se está desmoronando a su alrededor.
~ 153 ~
Capítulo 17
—Tus súbditos tienen este peso sobre sus espaldas. Cuando llegue la guerra,
no sabrán qué camino tomar.
Sin embargo, estaba sorprendido, Rokuta no sabía si debía hacer las maletas
y marcharse. Tenía que convertir primero a este hombre emperador. Eso era lo
único que entendía.
~ 154 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 18
No sólo estaba Shukou allí, sino también Itan, Seishou, y el propio emperador.
— ¡Ah, sí!
—No te preocupes por él. Sólo está ocupando espacio. Vamos a escuchar tu
informe.
—Um, ah, sí. El culpable en cuestión era el Shashi, Bakú Kouya. El Shashi
informa al ministro de verano en la provincia de Gen. Kouya es el nombre que
tiene.
~ 155 ~
Capítulo 18
—Gracias.
—Por supuesto que era la Gen Provincia. No solo Ribi, sino también los
ministros de Gen de derecha, izquierda y el sello privado, incluido cualquiera que
tenga algún poder y autoridad, están incomunicados. Parece que Atsuyu está
tirando de las cuerdas de este Kouya y el resto de ellos.
Tres días habían pasado desde Rokuta había desaparecido. Atsuyu no habría
recurrido a secuestrar al Saiho sin primero tener todos sus patos en una fila.
~ 156 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Los tres ejércitos de la Guardia Provincial bajo el mando del Taiho también
corrían normalmente a la fuerza de división completa. El resto de las provincias
mantenía brigadas de 7500. En situaciones de emergencia, otros 5.000
reservistas podrían añadirse a las filas. En las peores circunstancias, los
soldados podrían ser reclutados por la fuerza.
~ 157 ~
Capítulo 18
Esta división auxiliar normalmente tenía una fuerza de 2.500 hombres del
regimiento. Aunque la Provincia de Gen había mantenido durante mucho tiempo
cuatro divisiones, después de haber perdido la derecha, la central y las
divisiones auxiliares, sólo la izquierda se mantuvo.
Encontrar a 12.500 soldados para llenar las filas de la Guardia Imperial sería
un milagro.
Seishou dijo:
~ 158 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—No aparece que mi presencia sea necesaria aquí, así que me voy a la cama.
~ 159 ~
Capítulo 18
Haciendo caso omiso de los reproches de Itan y los otros, Shouryuu abandonó
el Palacio Interior y llamó a un lado uno de sus sirvientes.
—Préstame tu caballo.
— ¡Su Majestad!
—Eso es lo que siempre dices. Pero si se corre la voz de que yo soy el que te
ayuda, el Daiboku tendrá mi cabeza.
—No bromees cosas esas cosas. Muy bien. Pero a cambio, me voy contigo.
—Eso no va a suceder.
~ 160 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Shouryuu rió.
—No te preocupes. Si alguna vez llega a suceder eso, voy a inventarme una
excusa mucho mejor.
~ 161 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
PARTE V
CAPÍTULO 19
D
iez días después de que el Taiho hubiese desaparecido, llegó un
enviado de la provincia de Gen.
~ 162 ~
Capítulo 19
— ¿Y?
El apellido de Atsuyu era Gen. Su nombre de pila era Setsu, a pesar de que
actualmente estaba en Yuu.
—Como es eso. Atsuyu no quiere ser emperador. Sólo quiere estar por encima
de éste. Sin duda han pensado en eso.
~ 163 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Bueno, si lo pones esa manera. Así que, coloco a Atsuyu en una posición más
alta incluso que la mía y luego me retiro al campo para vivir mis días tomando la
belleza rústica de las flores que florecen.
Shouryuu dijo:
—Sí.
—No soy tan tolerante como un hombre para darle a otros lo que es mío por
derecho.
~ 164 ~
Capítulo 19
—Entiendo.
—No.
—Yo pedí serlo. Yo sabía desde el principio que mis posibilidades de volver a
casa eran insignificantes. Era mejor venir yo, que un hombre joven con el resto
de su vida todavía delante de él.
—La típica respuesta a las demandas como estas, sería tu cabeza en una
bandeja.
~ 165 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Un hombre con agallas. Me gusta eso. Sería una lástima matarte. ¿Qué
opinas de servirle más bien al gobierno imperial?
—Y yo que pensaba que la lealtad de cada ministro en este reino era hacia el
emperador.
—El señor provincial de Gen me concedió esta posición. Él fue nombrado por
el emperador Kyou. Mi rango actual no puede ser acreditado a Su Alteza. Sin
embargo, está dentro de tu poder confirmar tu confianza en el señor provincial,
garantizando la permanencia de su cargo.
—El ministro tiene sus propias pretensiones. Por favor, tenga en cuenta la
carga de haber nacido como un hombre que se atreve a llevar el manto de un
traidor.
~ 166 ~
Capítulo 19
— ¿Lo posicionaron como señor provincial sólo en nombre? Han conseguido una
traición doble. El emperador es quién nombra al señor provincial. No importa lo
que la administración pública provincial apruebe, no depende de ellos decidir. Y
no siendo esto ya suficiente, desea el trono también.
—Bueno, alguien tiene que decirle. Puede ser tú. Regresa y únete a sus filas
como un compañero de conspiración.
—Lo entiendo.
~ 167 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—La creencia no tiene nada que ver con esto, —dijo Shouryuu. —Mientras sea
yo quién esté sentado en el trono, no tengo ninguna razón para dudar de ella.
Pero si tú no crees que existe, entonces ¿qué haces rindiéndome reverencia?
—Todo el mundo sufre cuando estalla una guerra civil. Pero pisotear la
voluntad divina, arroja el guante, y yo voy a cogerlo. —Shouryuu echó un vistazo
a la alegría y a la tristeza grabada en las caras de los que le rodeaban. —Escolta
al primer ministro a la frontera de Sei. No estoy de humor para enviar a uno de
nuestros propios mensajeros para que sea ejecutado por Atsuyu. Por lo que el
primer ministro tendrá que ir en su lugar.
~ 168 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 20
I
tan cerró de golpe la puerta de la vivienda del emperador. Al ver al
emperador descansando allí en el diván, explotó de rabia.
Shouryuu parpadeó.
— ¡Imbécil! ¿Por qué no le seguiste el juego para ganar algo de tiempo? ¡Algo
como que tenías que hablar de ello con tus ministros mientras nosotros
buscábamos la manera de hacerle zancadilla! El tiempo se agota. Tenemos que
adivinar el verdadero estado de las cosas en Gen, sus disposiciones y los
efectivos reales. ¿No te pasó eso por esa dura cabeza tuya?
~ 169 ~
Capítulo 20
Itan estaba más que furioso. Estaba desesperado. Había 12.500 soldados
en la Guardia Provincial de Gen contra el mismo número en la Guardia Imperial.
Si ponía algo de presión, podrían esperar y rezar para duplicar ese número,
—con suerte triplicarlo— con reclutas. Pero todos los avisos en el mundo no
aumentarían los totales hoy o mañana.
Por otra parte, el aumento del número de soldados era sólo la mitad del
problema. Tendrían que armarlos, entrenarlos, y organizarlos en las filas. Era
imposible saber cuánto tiempo les tomaría. Además, que la marcha a la provincia
de Gen tomaría un mes. Aprovisionar las tropas para lo que durara la campaña
era otra cuestión. No había suficientes vagones disponibles para hacer el
trabajo.
— ¿Qué clase de emperador eres? ¡Si quieres ser tratado como un emperador
digno de respeto, debes empezar a actuar como uno!
~ 170 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Hasta ahora?
—De todos modos, vamos a ver lo que podemos hacer con la Guardia Imperial.
Parece que tendremos que hacerle frente a Gen con no más de los 12.500
efectivos que tenemos.
— ¿Por qué?
—No soy yo quien hace las reglas cuando se trata de ese tipo de cosas.
—La aprobación no se dará pronto. Parece que vamos a tener que renunciar a
esa idea.
~ 171 ~
Capítulo 20
—Si, lo hago. Dime, ¿qué tal si agitamos las cosas en la provincia de Kou?
Los ojos de Itan se abrieron. Kou era una gran provincia situada al noroeste
de la capital. La punta de su frontera sur encajaba con la Provincia de Sei y la
Provincia de Gen.
—Sí.
— ¿Qué crees que estás haciendo? ¡Al menos escucha lo que la gente te está
diciendo! —El tono de voz elevada de Itan era la de un hombre que se ahogaba
agarrando a un clavo ardiendo.
~ 172 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Eso no significa que tenga que estar de acuerdo con los caprichos de un
tonto mientras dirige el reino a la destrucción.
— ¡Oh, por el amor de Dios!, —se quejó Shouryuu. Se levantó y dijo, golpeando
sobre la mesa para dar énfasis. —Para comenzar, vamos a ver si puedes digerir
tanto. Las ocho provincias de En no me responden a mí.
—Pero…
~ 173 ~
Capítulo 20
» A pesar de que sin duda parece que los espías alineados con Gen están
pasando de contrabando una gran cantidad de armamentos desde Kankyuu, no he
oído ningún informe de caballos o vagones de almacenamiento. Eso sugiere que
no hay ningún deseo de montar un ataque prolongado en Kankyuu, al menos no en
el corto plazo.
Itan asintió.
—Por el momento.
—Lo siguiente…
~ 174 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Haremos que sea suficiente. No necesitan espadas y lanzas. Reúne una gran
población de civiles aquí en Kankyuu. Ninguno de los ejércitos de las provincias
vecinas excede los 10.000. Con 30.000 soldados potencialmente armados,
ninguno de ellos va a arriesgar su cuello por la venganza de alguien más.
Itan farfulló:
—Mira…
—Mentiras…
~ 175 ~
Capítulo 20
—El Taiho es un mocoso de trece, —no, vamos a decir que tiene diez—. Cuenta
algunas historias melodramáticas sobre la naturaleza del corazón tierno de
nuestro joven Taiho y planta las historias donde sea posible que corran rápido.
El lamentable niño está siendo cruelmente retenido contra su voluntad en la
provincia de Gen. ¡Ah!, y no dejes de lado la parte de cómo el emperador es un
gobernante sabio y prudente.
Los otros tres hombres estaban allí con expresiones de asombro en sus
rostros.
—Te lo dejo a ti, Seishou. Toma todas las medidas necesarias para rodear la
capital de la provincia con 7.500 soldados de la Guardia Imperial.
~ 176 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Shouryuu sonrió.
—Yo creo que no. Estamos hablando de una fuerza de combate que logró
reunir de los condenados y parias de la sociedad. Como mucho serás unas 10.000
almas.
~ 177 ~
Capítulo 20
—De todos modos, los asedios llevan su tiempo. Durante ese tiempo, el destino
del Taiho permanecerá aún más en duda.
—Pero si en el peor de los casos, los vientos del destino te alcanzarán también.
—El Kirin elige el emperador. Esa es la principal base sobre la cual se funda
un reino. Un traidor que socave con éxito ese principio, pondría al reino de
rodillas. Algo como eso no se puede permitir. ¿No te parece?
—Pero…
~ 178 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—El día que le demos a Atsuyu lo que quiere, ese día este reino perderá
cualquier legitimidad que pudiera tener. —Shouryuu le mostró al estupefacto
Shukou una sonrisa irónica. —Con un poco de suerte, estamos seguros de poder
salir de este lío.
~ 179 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 21
P
arado en un balcón tallado en la ladera de la montaña Ganboku, Rokuta
miraba hacia la Provincia de Gen y la ciudad abajo. Una leve brisa
golpeaba contra su cara, llevando consigo el aroma de la lluvia.
—Los monzones están llegando. No se ve que los diques del Rokusui vayan a
estar listos a tiempo.
Una larga guerra estaba a punto de comenzar y las lluvias vendrían antes de
que la disputa pudiera resolverse. A pesar de la temporada de lluvias, las
provincias como Gen a lo largo de las costas del Mar Negro no verían tanta
precipitación. Las lluvias amenazadoras caían aguas arriba.
Rokuta dijo:
~ 180 ~
Capítulo 21
—Cierto.
—De hecho, —dijo Kouya, levantando la mirada del cuadro de abajo y mirando
a Rokuta, —el ministro quiso movilizar sus tropas mucho antes. Salvo que las
probabilidades no favorecían una marcha hacia Kankyuu. Tenía que encontrar una
manera de conseguir que la Guardia Imperial viniera a él. Sólo después de que
no había encontrado una estrategia de este tipo, le mencioné mi conexión
contigo. Le dije que conocía al Taiho. Y por eso terminamos aquí. ¿Estás enojado?
Había imaginado que Rokuta se había olvidado por completo de él. Pero
esperaba que, si persistía, podría al menos concertar una cita. Y si jugaba bien
sus cartas, atraerlo a Ganboku. Rokuta estaba seguro al estar rodeado por sus
guardaespaldas. Si las cosas iban mal, Kouya nunca regresaría a Ganboku.
Rokuta asintió.
—El fin justifica los medios. Esa es la forma en la que funciona el mundo. Hey,
¿está bien si no tengo que volver a mi celda?
~ 181 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Está muy agradecido por darle toda tu atención. Tal vez esto es su forma
de agradecerte. Pero da un paso fuera del palacio y el hilo se romperá.
—Sí, lo sé. —Aun así, Rokuta levantó los ojos, no podía ver la piedra atada a
su frente.
Kouya sonrió.
—Un solo rehén es suficiente. Veo por qué tienes a Ribi, pero ¿por qué
mantener al resto de ellos, y al bebé? No es como que vaya a huir o algo.
— ¡Oh, ahí estás! —Le hizo una profunda reverencia a Rokuta y le sonrió a
Kouya. —El Ejército Imperial está en movimiento.
~ 182 ~
Capítulo 21
— ¿El ejercito?
— ¿Pueden ganar?
— ¿Por qué? —Murmuró Rokuta. — ¿Por qué Shouryuu y tú están tan ansiosos
por esta pelea, creando confusión a lo largo y ancho sin pensar en las
consecuencias? Hablas alegremente de 7.500 soldados. ¿Realmente sabes lo que
eso significa? No estás teniendo en cuenta muchas cosas. No tienes en cuenta
las vidas, las personas con las familias y las esperanzas y sueños.
—Lo entiendo muy bien. Pero, ¿Taiho, entiendes cómo muchos de sus súbditos
morirán cuando el Rokusui se desborde? Dada la posibilidad de elegir entre diez
mil para que mueran mañana o sacrificar un millar hoy, voy a elegir
voluntariamente este último.
~ 183 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Pero es la verdad. Diciéndole que retire las tropas es, en pocas palabras,
diciéndole que muera. Si es aceptable para él cambiar su propia vida por esos mil
soldados, entonces estás golpeando la misma barrera moral que él.
Rokuta les dio la espalda a ellos y apoyó las manos en la barandilla y hundió la
cabeza entre los brazos.
~ 184 ~
Capítulo 21
—Si hubieras querido evitar una guerra, en Kankyuu debiste haber azuzado a
uno de tus shirei en mí, abandonar al bebé, y correr. Una vez que estuviste bajo
nuestra custodia, no había vuelta atrás para ninguno de nosotros, incluyendo al
ministro.
Rokuta bajó la cabeza. Esa era la verdad. Pero no había manera de que pudiera
haber provocado la muerte del bebé allí mismo, delante de él.
— ¿De verdad?
— ¡Oh!
~ 185 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Así que quería un reino propio, ¿eh? ¿O quería ser el rey de un reino?
— ¿Por qué?
—Es decir…
—El reino debe cambiar cuando ha sido coronado el nuevo emperador. Pero
este nuevo emperador se reserva toda la autoridad para sí mismo y da el
gobierno por sentado. Si el gobernante tan largamente esperado, es ese tipo de
persona, entonces, alguien tiene que dar un paso adelante y defender al pueblo.
~ 186 ~
Capítulo 21
~ 187 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 22
—Sí.
—Ribi, —dijo Rokuta, tomando asiento, — ¿Te parece que querer un reino es
lo mismo que querer el trono?
— ¿Eh?
—Taiho…
~ 188 ~
Capítulo 22
El cielo estaba claro sobre el pequeño feudo abrazando las costas del Mar
Interior. En una época en la que a menudo se veían manchas de sangre lavadas
con más sangre, el olor de la muerte y la sangre derramada en los omnipresentes
campos de batalla barrían a través del mar.
Así Rokuta fue el primero en darse cuenta de que algo estaba mal. La sangre
fresca estaba en el aire. Tres días después de que la creciente sensación de
inquietud comenzó a preocuparlo, un cuerpo llegó a la orilla. Era uno de los
pescadores que navegaba hacia fuera de las costas por debajo del castillo.
—No.
—Al igual que los Komatsu, son descendientes de piratas con raíces en la orilla
opuesta. Sirven a los Kouno, pero desde la Guerra Ōnin han estado tirando con
fuerza de la correa.
~ 189 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
» Parece que la tiraron con tanta fuerza que se liberaron y ahora están
vagando a voluntad.
—Hmm. Los Murakami han tenido durante mucho tiempo sus ojos en este
lugar. Al controlar los estrechos entre aquí y allá, podrán controlar el acceso al
mar interior. Espero un ataque en el futuro próximo.
—Este es el único territorio que tenemos. Sería bueno tener un lugar al cual
retirarse. Por desgracia, apenas hay espacio suficiente para mecer a un gato.
Sin embargo, una vez fuimos un clan marinero, éramos el frente de la famosa
flotilla In'noshima. Los tres clanes Murakami son fuertes ladrones. Si la batalla
se vuelve contra ellos, van a llamar a sus hermanos en Noshima y Kurushima.
~ 190 ~
Capítulo 22
—Hacer un alboroto sobre ello no va a lograr nada. Digamos que nos escapamos
de los Oouchi y los Suou y nos las arreglamos para evitar el ataque de los
Murakami. Los Kobayakawa entonces seguramente nos golpearan en nuestro
punto más débil. —Sonrió. —No tengo hermanas e hijas a casar. Eso significa
que no hay aliados fiables con lazos de sangre. Vamos a tener que prepararnos
para lo peor.
—Con mayor razón, —Shouryuu respondió alegremente, —para que hagas tus
maletas. Sal antes que las hostilidades estallen. Ve al oeste. Encuentra un lugar
al que no haya llegado la guerra.
—El joven maestro dice que no hay razón alguna para que los niños mueran
aquí, sobre todo si no tienes ningún vínculo con este lugar.
Rokuta preguntó sobre Shouryuu y le dijeron que había ido fuera de los
fuertes de la isla temprano en la mañana.
~ 191 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—El joven maestro está trabajando duro día y noche. No habrá ninguna duda
sobre sus habilidades después de esto.
— ¿Qué sucederá? —La voz de la mujer se hizo eco desde las sombras a los
pies de Rokuta.
Rokuta no respondió.
—Los buques de guerra se reúnen en esa isla lejana. Si te quedas aquí, Enki
quedarás atrapado en la conflagración.
—Pero…
~ 192 ~
Capítulo 22
«Debido a que Shouryuu estaba allí para mí cuando más importaba, —trató de
convencerse a sí mismo. Pero sabía que había mucho más que eso. —Si Shouryuu
muere, ¿qué será de En?»
¿La voluntad del Cielo caía sólo en un hombre? Si así fuera, entonces si
Shouryuu moría aquí, significaba que En perdería a su emperador.
Él encarnaba la voluntad de las personas, pero no podía oír lo que tenían que
decir. Si tan sólo pudiera preguntarles a los que se quedaron en esa tierra
destrozada lo que debía hacer.
~ 193 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
La lucha comenzó en serio apenas tres días después. Las fuerzas Komatsu
dieron una buena batalla contra las naves que rodeaban los fuertes. Rokuta y los
demás que se había quedado atrás observaban desde la costa. Mientras las
guarniciones de la isla no se acabaran, los Murakami no invadiría la tierra.
Las llamas envolvieron las torres de vigilancia por delante y por detrás de
ellos. El caos se derramó abajo de las colinas, hacinando a Rokuta y a los otros
en la orilla. Apenas lograron apilarse en una flota de pequeñas embarcaciones
cuando la mansión fue invadida. El fuego subió por las torretas de la esquina. Los
arietes rompieron la puerta principal del castillo.
~ 194 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 23
L
as noticias del secuestro del Saiho dejó a Kankyuu en un alboroto. Había
largas colas para enrolarse en las Oficinas Provinciales Imperiales. Las
personas deseosas de noticias sobre la situación llenaban cada espacio
disponible entre la Puerta del Acantilado y la Puerta del Faisán.
El reino había dado un paso atrás desde el borde de la destrucción sólo veinte
años antes. Nadie había olvidado el desgraciado estado de En en aquel entonces.
En todavía era pobre en comparación con los otros reinos, pero sus súbditos
tenían todas las razones para creer que mañana sería mejor que hoy.
~ 195 ~
Capítulo 23
Uno de los oficiales del comandante, un hombre con el nombre de On Kei, fue
el primero en bajar a las oficinas provinciales a la mañana siguiente y abrir las
puertas.
— ¿Vamos a ganar?
Quería gritarles:
«Ya somos dos», —On Kei se quejó para sí mismo, el pesimismo colgaba como
un jarro de agua fría sobre sus hombros mientras liberaba los pernos y abría las
puertas de la oficina del comandante.
Como era de esperar, una multitud se había reunido afuera de las grandes
puertas. Ellos se lanzaron hacia delante. On Kei levantó las manos, haciéndolos
detenerse. Cuando las protestas estallaron, él hizo un gesto para que se
calmaran.
~ 196 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Esa es una pregunta que deben plantearle a la Provincia de Gen. Cuando Gen
levantó la bandera de la insurrección, el Ejército Imperial no tuvo más remedio
que responder.
«¿Cómo se supone que voy a saber?» —On Kei se dijo a sí mismo, en cambio,
él asintió.
—El emperador está haciendo lo mejor que puede. Él está más preocupado que
ninguno de ustedes de que el Taiho salga lastimado. No sabemos el estado actual
del Taiho y sólo podemos rezar para que se mantenga incólume.
Un anciano le preguntó:
—Es por eso que le dije que, si sabe una manera de evitar la guerra, nos las
diga. El emperador no está buscando una pelea. La Provincia Gen es la causante
de todo esto.
~ 197 ~
Capítulo 23
—Pero…
Las personas reunidas frente a las puertas se miraron. Varios volvieron sobre
sus talones en busca de burócratas más complacientes.
—Eso es cierto.
— ¡No hay nada aquí por lo que valga la pena luchar otra vez en primer lugar!
—Gritó el anciano.
~ 198 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
La mujer lo miró.
— ¿Lo que se lograría sin luchar? ¿Estás diciendo que el emperador debe
morir? Sin un emperador, un reino va a la ruina. Todo el mundo sabe lo que es
eso.
Ella lo miró con una mirada fría, después miró a las personas que todavía
estaban allí reunidas, hombres y mujeres, jóvenes y viejos.
—Sé que hay personas entre ustedes aquí, —y no son pocos entre la gente de
esta ciudad—, que asesinaron a nuestros hijos. —Ella levantó al niño dormido en
sus brazos. —Miren, mi hijo. Le pedí al Riboku y el Cielo respondió. Ustedes han
hecho lo mismo. Pero también sé que hay personas que caminan libremente
habiendo asesinado a nuestros parientes. Mi propia hermana fue asesinada y
echada en un pozo.
~ 199 ~
Capítulo 23
—Pero…
—Nada dice que un soldado no puede ser mujer. Se necesitan soldados y cada
uno cuenta. Envíame a Ganboku. Eso es lo que vine a hacer aquí.
—Yo también. Es por eso que estoy aquí. Todo el mundo dice que no tengo lo
que se necesita, que no tengo agallas, pero si dejamos que el emperador muera,
En ira a la ruina.
~ 200 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—No, es cierto. Ni siquiera puedo ganar una discusión. Aun así, puedo empujar
un carro. Mis padres pensaron que íbamos a morir juntos. Y luego nos enteramos
de que un nuevo emperador había sido elegido, así que quizás el mundo no se iba
a ir al garete, después de todo. Eso nos dio una nueva esperanza. Con un
emperador en el trono, entonces tal vez un poco de esfuerzo y persistencia dará
sus frutos. Así que, si hay algo que pueda hacer para ayudar, tomé la iniciativa y
me puse a trabajar.
La risa recorrió la multitud. Un hombre casi calvo echó la cabeza hacia atrás
y se rió en voz alta, con la cara roja enrojecida.
~ 201 ~
Capítulo 23
—Yo no lo podía creer. Con recuerdos del conflicto y el caos tan frescos en la
mente de todos, pedían a gritos ir a pelear.
Ella no estaba esperando una respuesta. Él era del tipo fuerte y silencioso, un
hombre que creía firmemente en no perder el aliento o sus palabras. Pero hoy
en día resultaría una excepción a la regla de muchas maneras.
~ 202 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Pero…
~ 203 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 24
— ¿Hasta dónde pueden extenderse los rumores en tres días? Es decir, ¡ya
llegaron a las provincias!
—Eso es lo que dice la gente. ¿Van a llegar hasta aquí, incluso antes de que las
tropas salgan al frente?
~ 204 ~
Capítulo 24
—Yo no cantaría victoria, —dijo Shukou con una sonrisa triste. —Dos
provincias han ofrecido sus ejércitos. ¿Podemos confiar en ellos? Nosotros no
queremos invitarlos a Kankyuu sólo para terminar siendo atacados desde
adentro.
—El antiguo señor del sello privado se ha instalado como el próximo señor
provincial y ha dejado Kankyuu.
Este era un hombre que había estado tan ocupado en hurtar el tesoro público
que no tenía ningún interés en trazar conspiraciones políticas o liderar
insurrecciones.
~ 205 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Mousen miraba hacia abajo y miraba a Seishou, repitiendo esa acción varias
veces. Parecía totalmente fuera de sí.
— ¿Qué?, —dijo Itan, levantando una ceja. —Bueno, no tengo nada que
objetar. Hablando de eso, una vez fuiste ayudante ejecutivo de Seishou. —Miró
a Seishou. — ¿Qué te parece? ¿Llamarás a un viejo subordinado para que vuelva
al servicio militar? No puedes culparlo por querer colgar tus faldones en lugar
de ser el guardaespaldas de ese vago.
~ 206 ~
Capítulo 24
—Lo siento, pero me temo que eso no es posible. —Mousen tomó la reacción
de Seishou con los ojos vueltos hacia arriba, como si tratara de medir su estado
de ánimo.
—Um, Q… quiero decir… odio tener que decir esto, pero… —Mousen tomó un
pedazo de papel de su bolsillo y se lo tendió con una profunda reverencia. —Una
orden imperial. ¡Lo siento! ¡He sido nombrado Daishiba!
~ 207 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Afuera?
— ¿Qué?
—Ese idiota.
—Increíble.
Shukou estaba demasiado sorprendido por las palabras. Itan golpeó la mesa
con el puño.
— ¿En qué universo tiene un emperador que unirse al ejército de los rebeldes?
—L-lo siento.
— ¿No te da la sensación de que tal vez hay un trabajo interno en todo esto?
— ¿Como?
~ 208 ~
Capítulo 24
—Estoy seguro de que es muy consciente. —Dijo Seishou con una sonrisa
irónica. —Al tomar como rehén al Taiho, nunca iba a trabajar con él. Sin embargo,
él podría mantener su preciosa vida y agazaparse en el Palacio Gen'ei, y dejar
que el Taiho sufra daños, pero así, todo habrá terminado para él. Para el
emperador, esta ha sido una lucha de vida o muerte desde el principio
~ 209 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
PARTE VI
CAPÍTULO 25
N
o habiendo nada en particular que hacer, Rokuta pasó sus días
paseando por los enormes jardines del palacio. Los cocineros que
miraban desde la cocina —con una vista despejada hasta los
dormitorios de Atsuyu— fruncieron el ceño ante su actitud indiferente. Pero él
no podía sentarse, descansar y relajarse.
Rokuta se preguntaba qué hacer al respecto. Todo esto había sido un error
de principio a fin: Kouya convirtiéndose en su enemigo, Atsuyu tramando una
revolución, y él ahí, como un prisionero, sin preocupaciones. Debía escapar del
palacio provincial y llevar sus preocupaciones directamente al emperador y al
ejército imperial, pero no había manera de que eso fuese a suceder.
Observando lo que estaba pasando, Rokuta sintió que tenía que hacer algo. Al
oeste de Ganboku, las hogueras del ejército imperial salpicaban las montañas
con vista al río Rokusui. La guerra era inevitable. En unos pocos días empezaría
la lucha en serio.
Tenía que hacer algo. Pero simplemente no sabía qué. Se le acababa el tiempo.
Si no actuaba pronto, no habría vuelta atrás.
~ 210 ~
Capítulo 25
En su celda, Rokuta masticaba con impaciencia sus uñas cuando Ribi se sentó
frente a él, sosteniendo al niño en sus brazos.
—Taiho…
~ 211 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Por qué hablas así? ¿No crees en el emperador que tú mismo elegiste?
—Creer no tiene nada que ver con ello. —Rokuta sonrió. —Él realmente es un
idiota.
— ¡Taiho!
—Es muy triste. ¿Por qué menosprecias a Su Alteza? ¿Por qué lo pusiste en el
trono entonces?
~ 212 ~
Capítulo 25
—No importa. No se puede permitir que hagan lo que les plazca. Tendrás que
despedirlos con el tiempo. Algunos lucharán, incluso se levantarán en armas. El
robo del tesoro provincial es el menor de nuestros problemas. Debes estar en
guardia para asegurarte de que no están formando ejércitos a tus espaldas.
~ 213 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Estoy muy agradecida por ser tan sincero conmigo. Cualesquiera que sean
las probabilidades, no me gustaría hacer otra cosa.
—Sí.
Shouryuu asintió.
Ribi dijo:
~ 214 ~
Capítulo 25
—Esa fue la primera vez que lo he visto tan —serio. —Sin embargo, él puede
hacerse el tonto, pero no es irresponsable. Él piensa en aquellas cosas que
merecen su atención, y actúa cuando la acción es verdaderamente necesaria.
Simplemente no lo demuestra.
—Y tal vez estás tratando con mucho entusiasmo ver lo mejor de él. —Rokuta
sonrió. —Shukou y los otros llorarían al oírte hablar de tal manera. Te dirán que
las personas más cercanas a él se desgastan recogiendo las piezas que él deja
atrás. Se salta las reuniones del Consejo Privado, se dirige quién sabe adónde,
cada palabra le entra por un oído y sale por el otro mientras hace todo lo que él
decidió hacer.
—Pero Su Majestad no ha hecho realmente nada malo. Itan y los demás siguen
diciendo que él es un perezoso bueno-para-nada, mientras que el emperador se
ha comportado de una manera magnánima. Como resultado, incluso cuando las
cosas estaban en su peor momento, nunca sucumbió a la desesperación.
— ¿Por qué dices las cosas así? Imaginar que no tienes fe en el emperador me
duele terriblemente.
—Ribi, yo…
~ 215 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Pero…
Rokuta no respondió.
~ 216 ~
Capítulo 25
Ribi dejó escapar un largo suspiro. Bajó la mirada, se quedó en silencio durante
un tiempo. Finalmente, colocó al bebé en el suelo y se puso de pie.
—Taiho, no lo olvides. La destrucción del reino hace que las personas sufran.
La coronación del nuevo emperador hace que el reino resurja.
Dio la vuelta y se ubicó detrás de él. Rokuta comenzó a dar la vuelta para
mirarla, pero no pudo ya que le había agarrado por los hombros.
— ¿Ribi?
—Taiho, el líder que has elegido para nosotros es el señor Shouryuu. Y no es,
ni será nunca Atsuyu.
~ 217 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
«No crea en Shouryuu, —lo que iba a decir es: —No creo en los emperadores».
Rokuta quería echar un vistazo detrás de él, pero Ribi envolvió sus brazos a
su alrededor. Él ni siquiera podía girar la cabeza hacia atrás. Sus pálidas manos
acunaron su barbilla.
—Es hora de que regreses al palacio imperial, —dijo ella, y movió las manos a
la frente de Rokuta.
~ 218 ~
Capítulo 25
~ 219 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 26
De pie detrás de él, Kouya se inclinó hacia delante para ver por sí mismo. Al
otro lado del sinuoso Rokusui que rodeaba Ganboku, más allá del terreno
pantanoso que bordeaba las orillas opuestas, las banderas del ejército imperial
salpicaban los pasos de la montaña.
—Y así comienza.
Dos meses habían pasado desde el secuestro del Taiho, es decir, el Ejército
Imperial se había reunido y marchado hacia Ganboku en poco tiempo. Cuando sus
tropas vadearan el río, las hostilidades comenzarían en serio.
— ¿Qué?
Atsuyu sonrió.
~ 220 ~
Capítulo 26
—Tú sabías a donde conducía este camino, Hakutaku. De iniciar una revuelta.
¿Te estás echando para atrás?
~ 221 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
El Ejército Imperial añadió más reclutas a sus filas con cada paso que daba.
Los rumores decían que el ministro en jefe del Gen Rikkan conspiraba para
usurpar el trono, lo que sumiría una vez más al reino en el caos. El descontento
de la población crecía día a día. Los que habían apoyado a Atsuyu, ahora
expresaban abiertamente su descontento. Las críticas a Atsuyu comenzaban a
ser escuchadas entre la función pública de Gen.
~ 222 ~
Capítulo 26
Se decía incluso que en las calles estaban alineados los voluntarios que se
dirigían a Ganboku, dispuestos a luchar junto al emperador.
Hakutaku sólo se inclinó aún más. Sobre el papel, la Guardia Provincial de Gen
tenía 12.500 efectivos. Pero en realidad, estaban más cerca de los 8.000. Tres
mil de ellos fueron en calidad de préstamo a la provincia de Kou, con tres mil
civiles adicionales reclutados para llenar las filas.
Atsuyu dio un gran paso hacia Hakutaku. Estaba prácticamente de pie encima
de él.
—Idiotas.
~ 223 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Me temo que hemos tomado el peso del trono imperial y la majestuosidad
de los decretos divinos demasiado a la ligera.
—La gente sin duda lo cree. Todos ellos creen fervientemente que el reinado
del nuevo emperador dará a luz un futuro próspero. Hemos declarado nuestra
intención de traicionar ese futuro. Es perfectamente lógico que las personas
elijan distanciarse de nosotros.
— ¡Hakutaku!
— ¿Qué?
~ 224 ~
Capítulo 26
— ¿Qué?
~ 225 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 27
— ¡Rokuta!, —gritó.
Se detuvo en seco.
— ¡Rokuta!
~ 226 ~
Capítulo 27
~ 227 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Deténganse, —dijo Rokuta, inicialmente con una voz demasiado suave para
ser escuchada. —Espera, Rikaku.
—No. Ahórrame el tener que seguir viendo tanta sangre. —Rokuta miraba
Kouya, su voz apenas era más alta que un susurro. —Ayúdame.
—Kouya, no…
—Kouya…
Cuando trató de fijar la línea roja, una voz de mujer surgió de la sombra de
Rokuta.
~ 228 ~
Capítulo 27
Por un segundo, Kouya pensó que era Ribi. Un escalofrío pasó por su columna
vertebral.
— ¿Un shirei?
—Pero…
—Si no le haces ningún daño al Taiho, nos abstendremos de atacar a los demás.
¿Qué dices?
A medida que Kouya dudaba, la mano de Rokuta cayó a su lado. Había perdido
la conciencia.
~ 229 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Probablemente.
Los shirei de Rokuta le dijeron que lo bañara en las aguas del Mar de las
Nubes, por lo que Kouya había ordenado que lo hicieran.
— ¿El sello?
—Un poco. Pero no puedo ver que tengamos ninguna otra opción.
— ¿No dijiste que un Kirin sólo se podía contener por una cárcel hecha de
personas?
—Lo siento.
—Bueno, esa cárcel tuya se destruyó a sí misma, así que eso es todo, supongo.
Aun así, dejo el cuidado del Taiho en tus manos. ¿Por qué no tienes guardias
vigilándolo?
~ 230 ~
Capítulo 27
—Sí.
—Hakutaku.
— ¿Hay un ministro en nuestra provincia que habría hecho algo así? Ribi
sacrificó su vida por el emperador de En o para preservar la integridad del
trono? En cualquier caso, debemos confesar nuestras culpas. Ribi estaba
dispuesta a dar su vida por el emperador. Y si no fuera por él, entonces ella hizo
por el bien del reino.
— ¡Hakutaku!
— ¿Por qué me dices estas cosas ahora?, —dijo Atsuyu con su voz teñida de
ira. — ¿Qué me estás pidiendo que haga? ¡Sabes muy bien que no hay reversa en
este punto!
~ 231 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—El éxito o el fracaso está aún por determinar. ¿Qué logrará toda esta
indecisión? Convence a la gente. Explícales las razones de nuestras acciones:
quien se apartó del camino y quien no lo hizo. Lo que significa codiciar el trono y
abandonar al gobierno.
—Ministro.
—S… sí.
~ 232 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 28
R
okuta probó el hedor de la sangre, como si hubiera sido arrojado en
un mar de sangre. Los tentáculos de la muerte y la sangre se pegaron
a él como los brazos de un pulpo.
Oyó los sonidos apagados del océano. Las olas golpeando contra la costa fuera
de los muros del castillo de piratas llevaban los cuerpos flotantes de los
muertos. Aunque los ocupantes del castillo puede que desearan recuperarlos y
enterrarlos, aventurarse hasta el borde del agua sería solamente invitar a
nuevos ataques de los Murakami.
Los Murakami desean tomar las cabezas de sus enemigos como trofeos, pero
sabían que aventurarse más cerca de la orilla los atraería al rango de las flechas
y piedras que llovían desde los parapetos.
~ 233 ~
Capítulo 28
—Pensé que quizás no tuvieras los fondos necesarios a mano, así que incluso
te proporcioné los gastos de viaje. Eres un tipo bastante curioso.
— ¿Por qué las caras tristes? Lo que será, será. Mientras tanto, es mejor
animarse y salir de la tormenta.
—Puede no ser la forma, pero es cierto. —Shouryuu les sonrió a los tres
ancianos que se aferraban a sus mangas. —Si siguen congelados así, cuando llegue
el momento para que puedan escapar, estarán demasiado petrificados para
moverse. Hay que ayudar a aligerar el estado de ánimo y creer que vamos a
encontrar una manera de salir de esto.
Shouryuu rió. Los ancianos asintieron con suspiros de alivio. Shouryuu dijo:
Se habían quedado atascados allí en primer lugar debido a que apenas podían
buscar seguridad bajo las mejores condiciones. La actitud despreocupada de
Shouryuu podía ayudar a tranquilizar sus mentes. Sonreían, y murmuraban entre
sí que no eran demasiado viejos para remar.
~ 234 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Pues bien, —dijo Shouryuu, —díganme si necesitan algo. Sin embargo, tengan
en cuenta, que no hay que exprimir sangre de las piedras que nos quedan.
—Oye…
—Yo no creo que haya ninguna posibilidad. Estamos rodeados por todos lados,
con todas las rutas de retirada y reabastecimiento cortadas.
Shouryuu miró hacia los restos de su dominio. Una nube de humo flotaba sobre
los restos carbonizados de las casas y tiendas, todo lo que quedaba de la ciudad
era el castillo.
—Los ataques son menos frecuentes que antes, probablemente porque no hay
necesidad de que pierdan la vida de sus soldados. Es más fácil sitiarnos en el
castillo y esperar por nuestra reacción. Ellos pueden tomarse su tiempo hasta
que agotemos nuestros suministros.
~ 235 ~
Capítulo 28
La madre de Shouryuu, murió joven, las amantes que vinieron después de ella,
así como la esposa legal de Shouryuu, eran sofisticadas chicas de la ciudad. Fue
Shouryuu quien terminó siendo el raro.
—Con toda esta gente aquí, no vamos a durar dos semanas. Será mejor que
encontremos una salida antes que la despensa se seque. —Shouryuu frunció el
ceño. —Me ofrecí a rendirme, pero no he recibido respuesta de los Murakami.
Es probable que no vean el punto. Ellos son piratas también, así que puedo
entender su actitud.
— ¿Piratas?
—Ves mujeres, niños y ancianos. Pero vienen de una casta pirata y no toman a
los piratas por sentado. Puede que no lo parezca, pero las mujeres y los niños
pueden tomar un barco y salir a la mar. Esos viejos pueden empuñar una espada.
Pon armas en sus manos y van a luchar. Incluso si nos rendimos y aceptamos ser
sus sirvientes, nunca van a bajar la guardia. El territorio de los Murakami no es
la tierra, es el mar, y están hartos de compartir. Ellos quieren erradicar
cualquier competencia, no conquistarla.
4TAKIGI O-NOH es un drama musical tradicional japonés, realizado al aire libre. Los actores de Noh usan
máscaras de madera lacada y visten vistosos trajes. Sin embargo, los actores nunca expresan sus emociones
verbalmente. La música realizada con flautas y tambores es muy sencilla. La representación teatral se caracteriza
por su belleza mística.
~ 236 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Les supliqué a las mujeres y a los niños que escaparan. Ahora están listos
para huir. No hay futuro para cualquiera de ellos aquí.
Shouryuu rió.
—No me importa si los Murakami sostienen la mano del mismo Buda, todavía
no me darían un pase. Además, ¿por qué irme sólo cuando las cosas se ponen
interesantes? Estoy aquí bajo mi propia elección. No tengo nada que lamentar.
—Les dije huyeran lo más rápido posible. Pero en sus sueños más salvajes, mi
padre no podía imaginar perder. Me atrevo a decir que nunca se le ocurrió que
la guerra era una posibilidad real. Cuando me fui por última vez, me recordó
estar de vuelta a tiempo para el recital de poesía. —Agregó Shouryuu con una
risa amarga. —Es trágico que el niño muriera también. Sabiendo que murió con
su padre proporciona algo de consuelo.
Rokuta lo miró.
~ 237 ~
Capítulo 28
—Si nos quedamos aquí, moriremos de hambre. Vamos a lanzar el último barco
en el muelle y el escudo con nuestros buques de guerra. Tan pronto como
lleguemos a tierra, vamos a establecer un perímetro defensivo y permitiremos
que la gente del pueblo escape detrás de nosotros. —Shouryuu sonrió.
—Cualquier otra persona que esté cansada de la vida es bienvenida a quedarse
allí conmigo. El resto guardará la retirada. Una vez que lleguen a la frontera,
tiren sus armas pesadas y mimetícense con los campesinos.
—Mi Señor los que escapen necesitarán un líder. ¡Ve con ellos y serviles de
guía!
~ 238 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Se supone que haga eso? —Preguntó Shouryuu, con una clara expresión de
sorpresa en su rostro. — ¿Y después qué? Con toda esta gente dispersa a lo
largo y ancho, ¿cómo este feudo va a revivir? Vivimos tiempos difíciles,
cachorros indefensos en medio de los lobos, y no podemos pretender lo
contrario. Odio tener que decir esto, pero un hombre tiene que conocer sus
límites.
—Después de esto, vamos a sufrir una dificultad tras otra. Sabiendo que han
sobrevivido para restaurar el dominio Komatsu, en una fecha futura serán esas
miserias más fáciles de soportar. Un golpe bajo seguramente significará el fin
de los Komatsu. Enviaremos un señuelo entre la gente que huya. Mientras los
Murakami los persiguen, tú puedes buscar la protección de los Oouchi.
—Soy el señor del castillo. ¡Llevo el destino de mis súbditos en mis propios
hombros! ¡cómo podría dejarlos de lado!
~ 239 ~
Capítulo 28
—Razón de más, debido a que llevas nuestro destino en tus hombros. ¡Por
favor reconsidéralo!
—Fue que la gente del pueblo la que me llamó joven maestro y me mimaba
como uno de los suyos. ¿Cómo podría excusar el dejarlos de lado ahora!
—Mi señor…
—No soy tan tonto para no saber lo que significa el nombre, —rugió Shouryuu.
—No han sido atrapados por mi personalidad encantadora o por mis capacidades,
sino más bien por la expectativa de que iba a convertirme algún día en el señor
de la casa.
—Mi señor.
— ¿Se supone que yo solo sobreviva y reviva al clan Komatsu? ¡No me hagas
reír! ¿Estás diciendo que debería esperar y verlos a todos ustedes morir y luego
traer a los Komatsu de entre los muertos? ¿Qué clase de reino sería? ¿Aislarme
a mí mismo en el castillo y hacer qué?
~ 240 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Con la mayoría de los soldados que custodiaban la única ruta hacia la libertad
muertos, la gente que huía fue rodeada y eliminada.
~ 241 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
PARTE VII
CAPÍTULO 29
Mirando hacia al rio Rokusui serpenteando por debajo del Palacio Ganboku, los
pantanos más allá de los diques ahora se habían convertido en un bosque de
banderas imperiales.
Atsuyu había sido por mucho tiempo el pilar de la provincia de Gen. Con el
Reino de En devastado y desolado, la gente y la tierra de Gen mantuvieron la
calma en el ojo de la tormenta. La provincia de Gen por sí sola no pudo detener
la inexorable tendencia a decadencia o soportar todas las olas de destrucción
sobre sus costas. Sin embargo, en comparación con las otras provincias, su
declive fue mucho menos grave.
~ 242 ~
Capítulo 29
Para ser justos, una mejora de diez veces en otro lugar debería haberse
traducido en una mejora de cien veces en Gen. Sin duda, un futuro lleno de
riqueza inimaginable les esperaba.
— ¿Cómo llegaron las cosas a esto? —Se quejó un soldado posado en la torre
de vigilancia en la tercera estación en la montaña Ganboku.
Corregir los errores del emperador, asegurar la soberanía para las provincias,
tomar la iniciativa en el renacimiento del reino, y todo gracias a Gen. No pocos
imaginaron que, estando en deuda con ellos, los señores provinciales y la gente
anunciaría a Gen como la pieza clave que mantenía al reino unido.
—Somos un grupo de rebeldes. En estos días, todo lo que se escuchan son las
personas diciendo que nosotros tratamos de usurpar el trono.
~ 243 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
El Ejército Imperial reunido en las orillas lejanas del Rokusui había llegado a
30.000. Los ciudadanos de Gen continuaban marchando hacia Ganboku para
unirse a ellos. Era imposible saber qué tan grandes serían sus números antes de
que empezara la lucha. Sin embargo, poco importaba eso en este punto. Las
fuerzas del Ejército Imperial ya superaban a las de la guardia provincial de Gen.
—Sí, se dice que ella trató de liberar al Taiho y sacrificó su vida en el intento.
—Dicen que el ministro atacó al Taiho en una rabieta, sabiendo que estaba en
una situación sin salida, y el gobernador general murió protegiéndolo.
—Sí, probablemente no. Aun así, los rumores están en todas partes. La
cuestión es que nadie hubiera escuchado algo así antes. Eso tiene que enviar un
escalofrío por la columna vertebral.
~ 244 ~
Capítulo 29
— ¿Que está pasando? Ellos no han dado un paso a través del Rokusui.
—Atsuyu estaba en el balcón y miraba hacia el río. — ¿Están esperando que más
gente se una a ellos? Están construyendo un ejército de amateurs. Ellos
simplemente se interpondrán en el camino de los soldados regulares.
—Han reclutado a 20.000 a lo largo del camino y los han puesto a trabajar
colocando bolsas de arena en las riberas.
— ¿Qué?
—Sólo podemos esperar que eso es lo que están haciendo. El Ejército Imperial
está trabajando en las orillas lejanas del Rokusui de las aguas de Shin'eki a las
de Sugo.
~ 245 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Increíble.
Sin embargo, la extensión de los diques de un solo golpe era una hazaña. Diez
mil conseguirían hacer el trabajo en un tramo. Pero con una mano de obra de
veinte mil…
~ 246 ~
Capítulo 29
— ¿Estás proponiendo expropiar lo que no haya sido gravado ya? Lo que han
puesto a un lado en sus bodegas base y lo que tiene que durarles un año en los
almacenes de pueblo.
—En primer lugar, cualquiera que sea el gravamen impuesto ahora, no será por
siempre. Y todo lo que podríamos recoger de las tiendas, ¿cuánto tiempo
podemos esperar que duren?
—Así que obtén lo que puedes y preocúpate por el resto más tarde. —Atsuyu
se dirigió a los ministros cercanos. —Esos diques no deben ser construidos.
Envíen una división de la Guardia Provincial al Rokusui.
~ 247 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¡Es el único recurso que tenemos! —Dijo Atsuyu a gritos. —Rompan los
diques por encima del Ganboku y desvíen el río hacia Shin'eki. ¡Si tienes alguna
idea mejor, ahora sería un buen momento para decirla!
— ¡Por eso es necesario romper los diques! Después de que las lluvias
comiencen será demasiado tarde. Con los diques lejanos construidos, una presa
río abajo devolvería el agua a Ganboku.
~ 248 ~
Capítulo 29
~ 249 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 30
R
okuta abrió los ojos. Sus párpados eran tan pesadas que le tomó
varios minutos para centrarse en su entorno.
Una mujer se inclinó sobre él y le dijo, con una voz muy cerca.
— ¿Cuánto tiempo?
~ 250 ~
Capítulo 30
—Una semana. ¿Qué pasa con el Ejército Imperial? —Él le lanzó una mirada
de preocupación.
Rokuta asintió. Una fatiga pesada todavía embotaba sus sentidos, pero no era
el momento de dormir. Bajando de la cama, se detuvo.
«Tengo que hacer algo antes de que estalle la guerra». —Pero él no tenía ni
idea de qué hacer.
—Bien entonces.
«La piedra».
~ 251 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Lo siento mucho por eso. Debe ser incómodo. No sé cómo quitarlo.
— ¿Puedes moverte?
Rokuta la miró con una expresión dudosa. Con una suave sonrisa ella le tendió
una bolsa de tela.
—Esto contiene todo lo que necesitas. Debes salir de aquí lo más rápido
posible.
— ¿Eh qué?
~ 252 ~
Capítulo 30
—Por favor. —La viceministra cubrió con un velo la cabeza de Rokuta. —Los
rumores no pueden hacer justicia a la profunda compasión del Taiho. Permitiste
ser encerrado aquí para salvar la vida de un solo bebé, eso me dice todo lo que
necesito saber. Mientras permanezcas al lado del emperador, sé que no será un
hombre sin corazón. La gente de la Provincia Gen ciertamente ha actuado de la
manera más tonta.
Ella le instó a que se levantara. Rokuta se quedó allí confundido. Algo estaba
pasando en la provincia de Gen. Tal había sido el afecto generalizado por Atsuyu
que toda la provincia había resuelto unirse. Pero esa unidad ahora se estaba
desmoronando en el interior del palacio mismo.
— ¿Qué?
~ 253 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Pero…
—Sé que todavía debes estar dolorido. Pero no dejes pasar esta oportunidad.
Otra similar no se presentará de nuevo. Fue sólo cuestión de suerte que me
dieran este momento a solas contigo. Te lo ruego. Vuelve a Kankyuu. No dejes
que el sacrificio de la gobernadora general sea en vano.
«¿Ahora qué?»
Rokuta clavó las uñas en los huecos entre las piedras y lentamente se dirigió
por el pasillo y giró a la derecha.
—Gracias.
~ 254 ~
Capítulo 30
Kouya los miró mientras él hablaba. El hecho era que no los conocía lo
suficiente como para confiar incondicionalmente en ellos. En cualquier caso, él
se quedaría cerca del Ministerio. Su presencia y la de su youma evitaría que algo
malo sucediera.
— ¡Ministro!
— ¿Qué?
— ¿Él qué? —Atsuyu se puso de pie. —La viceministra asignada para cuidar de
él debió haberlo dejado escapar.
~ 255 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Esa es una pregunta que deseo hacerte también. ¿Por qué están rompiendo
los diques?
—Porque… —Se frotó las sienes. — ¿Qué es lo que la gente espera que haga?
—Con un movimiento de cabeza, se dirigió a ella de nuevo. —Esta es nuestra única
oportunidad de prevalecer. ¿O me estás diciendo que ya he perdido?
— ¿Así que levantarás tus estandartes sobre las orillas del Rokusui después
de arrastrarlos por el barro?
—Basta ya.
~ 256 ~
Capítulo 30
—Ríndete. Ha quedado muy claro que has tomado a este emperador muy a la
ligera.
—Kouya, llévatela.
~ 257 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 31
—Rikaku… Rikaku…
—Rikaku. Youhi.
—Rikaku.
Había rango y estatus entre los shirei. Rikaku y su nyokai Youhi eran los
principales y por ello, estaban sufriendo tanto. Rokuta ni siquiera podía sentir
las reacciones de los demás.
«Dirígete hacia el Ejército Imperial y diles que se queden hasta que puedas
volver a Kankyuu y tener una conferencia con Shouryuu».
~ 258 ~
Capítulo 31
Rokuta instó a sus débiles piernas, logró pasar por el túnel y llegó al corazón
del Palacio Interior. El palacio en cada reino y provincia seguían el mismo diseño
general. Hizo camino hacia la parte de atrás y se dirigió a la Mansión Choumei.
Cada palacio tenía una Mansión Choumei, donde la familia del emperador o señor
provincial residían.
«Taiho».
«Personas».
— ¿Criados? ¿Sirvientes?
Aguzando el oído, Rokuta escuchó un leve ruido. Un hombre gritando. Tal vez
una bestia bramando. Frente a él, o detrás de él. No podía decidir.
~ 259 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Dio un paso vacilante hacia adelante. Al doblar la esquina, un claro grito como
el cristal golpeó sus oídos.
Se echó hacia atrás por reflejo, Rokuta miró en la dirección de las voces.
Unos momentos más tarde, se movió hacia ella de nuevo. No podía entender lo
que estaba diciendo. Sólo oyó una voz gritando.
—Este debe ser el camino. Pero, ¿quién en el mundo está haciendo esos
sonidos tan extraños?
Con cada paso que daba, la voz se hacía más clara. Divisó un conjunto de
puertas al final de un pasillo lateral. El ruido venía de detrás de esas puertas.
Un gemido, un aullido que no formaba ninguna palabra.
«Déjenme salir».
~ 260 ~
Capítulo 31
Cuando llegó a la puerta, los sonidos cesaron de repente. Buscando a esa alma,
sus sentidos registraron ahora a un hombre llorando en voz baja.
Un anciano delgado y ojeroso. Estaba allí sentado agarrando las barras con
las manos sucias.
Al ver a Rokuta. Levantó su cara llena de lágrimas, sacudió las barras y levantó
la voz. Una cadena enrollada como una serpiente por el suelo de piedra sucia se
adhería a la pierna del hombre. La cadena se sacudió y rechinó con cada
movimiento.
No hubo respuesta. El anciano abrió la boca para gritar, pero sólo logró un
gemido.
~ 261 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
El anciano negó con la cabeza. Rokuta suspiro. No sabía quién podría ser esta
persona o por qué estaba cautivo, sólo que él no era Genkai. No pudo evitar una
sensación de alivio, sin embargo, al mismo tiempo, no podía ignorar la realidad
dolorosa de que un preso era mantenido allí en condiciones miserables.
—Lo sé, lo sé. No llores. No puedo ayudarte en este momento. Pero voy a hacer
algo. Lo prometo. Sólo espera un poco más. ¿Bueno?
~ 262 ~
Capítulo 31
Llorando copiosamente, el anciano asintió con la cabeza una y otra vez. Incluso
aunque hubiera cometido un crimen atroz, ningún ser humano debía ser
encadenado así. ¿Cómo pudo pasar por alto Atsuyu una condición tan bárbara?
Rokuta no podía creer que él no sabía lo que estaba pasando en el palacio
provincial.
—Atsuyu, ¿cómo has podido permitir que algo como esto suceda justo debajo
de tu nariz?
«¿No dijiste que estabas haciendo todo esto por el bien de las personas?»
~ 263 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 32
R
okuta se adentró debajo del palacio, en lugares reducidos aun para
gatear. Respondiendo a sus reiteradas citaciones, Rikaku finalmente
apareció. Todavía no estaba en condición para llevar a Rokuta en su
lomo. En su lugar, Rokuta se agarró a su pelo gris oscuro y lo utilizo como un
hombro donde apoyarse, ya que se encaminaban a través de túneles con poca luz.
Pero había muchos lugares donde el agua que caía y se convertía en barro
—lugares en los que sobresalían los cantos rodados que elevaban la tierra—
lugares donde la luz era tan tenue que apenas podía ver una cosa: que era
imposible continuar por ese camino.
—No está por ninguna parte… por aquí. De alguna manera… hemos entrado…
en una cámara subterránea completamente diferente.
~ 264 ~
Capítulo 32
Excepto que era casi imposible en su condición actual. Algunos Kirin nacidos
en el monte Hou podían hacer lo mismo. Por desgracia, Rokuta no era uno de
ellos.
Echando otro vistazo a su alrededor no reveló nada que pudiera resultar útil
en lo más mínimo. Agua goteando por el pasadizo convertía el polvo acumulado en
barro y no conservaba una sola huella.
~ 265 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
La pregunta golpeó el aire vacío como un tambor. El silencio fluyó hacia atrás.
Y entonces una pregunta similar vino de no muy lejos.
— ¿Un niño perdido? ¿Qué estabas haciendo dando vueltas en un lugar como
este?
—Bienvenido al infierno.
Rokuta se estremeció.
~ 266 ~
Capítulo 32
El número de personas que podrían llamarse señor de este palacio era muy
pequeña. La imagen del anciano encadenado apareció en sus pensamientos.
—Es, Mi Señor para ti. Todavía estoy lo suficientemente vivo para merecer
un poco de respeto. —Una risa burlona se derramó a través de la grieta.
— ¿Prisionero? ¿Llamas a esto una prisión? Sería más exacto decir que me
arrojaron aquí. Arrojado al infierno y olvidado. Nadie ha venido una vez para ver
cómo estoy.
Rokuta tragó. Los señores provinciales eran hechiceros, lo que les hacía
inmortales. Hasta que sus nombres fueran eliminados del Registro de
Hechiceros, la muerte sólo podía provenir de una decapitación o
desmembramiento. Cualquier lesión más leve se curaría con el tiempo. La mera
negligencia no era suficiente. El Kirin y los emperadores no eran diferentes.
~ 267 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Por supuesto que me refiero a ese pequeño bastardo. —Genkai respondió sin
vacilar, sin hacer ningún esfuerzo para ocultar el odio en su voz. —No es como
que decidí un día dejar de ser el señor provincial. Tan pronto como lo rechacé,
él insistió en que me convirtiera en el emperador. Bueno, no es que ese
pensamiento nunca se hubiera cruzado por mi mente, pero eso depende de la
Voluntad Divina. Eso no iba a pasar. Dijo que yo era un cobarde y un tonto que
no tenía aspiraciones imperiales. Yo estaba contento de congraciarme con el
emperador, halagar y engatusar a mis superiores para mantener mi trabajo y mi
vida durante unos años más.
Él debía estar refiriéndose al emperador Kyou. Rokuta había oído que Genkai
no había aparecido en público desde la época del emperador Kyou.
~ 268 ~
Capítulo 32
—Te lo juro, no era más que eso. Créeme. —Las protestas de Genkai se
desbordaron con amargura. —Atsuyu dijo que no estaba calificado para ser el
señor provincial y me arrojó aquí. ¿Cómo crees que se convirtió en ministro en
jefe del Rikkan? Debido a que yo elegí al primer ministro. Soy el señor provincial,
después de todo. Atesoro a la Provincia de Gen más que el emperador.
—Es por eso que Atsuyu te desprecia, ¿verdad? No importa cuántas veces te
lo advirtió, sólo te lavaste las manos y dijiste que no tenías otra opción. No
querías oprimir al pueblo. Sólo cumplías órdenes.
—Sí, exactamente.
~ 269 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Cuando el emperador Kyou se apartó del Rumbo, el único camino viable a seguir
para los hombres de conciencia era el de contraatacar. Excepto que Genkai
seguía al Emperador Kyou y persiguió a su pueblo para salvar su propio pellejo.
Tuvo que ser encerrado por el bien de sus súbditos. En ese momento, durante el
reinado del emperador Kyou, Atsuyu inventó la historia de que el señor provincial
había caído enfermo y tuvo que tomar el control provisional del gobierno. Rokuta
entendía todo eso.
—Lo sé. Todo lo que Atsuyu realmente quería era ser el señor provincial.
—No.
~ 270 ~
Capítulo 32
—Nunca perdió, incluso en el festival Tsuina5. Pues bien, una vez perdió.
Genkai se rió entre dientes, una especie de risa retorcida. Sin idea de a dónde
iba esta historia, Rokuta se quedó allí y escuchó.
—Perdió una vez, Atsuyu se lo atribuyó al criado que había preparado la diana.
Tras haber invocado a los dioses y expulsado a los malos espíritus, la diana se
atrevió a inclinarse hacia un lado. Insistió en que la brujería era la causa de su
propio error y el pobre hombre fue ejecutado.
—Atsuyu fue un niño precoz, capaz de cualquier cosa que se propusiera. Era
exigente, empático, e inteligente. Él tenía un defecto en su carácter. Nunca
podía admitir que se había equivocado, admitir que él podía cometer un error.
—Pero…
—Pero qué, ¿su coraje? ¿Sus grandes habilidades y logros? Pues bien, eso es
algo fácil de lograr cuando tus pecados siempre pertenecen a otra persona,
cuando la culpa siempre cae sobre la cabeza de alguien más. Nunca ha admitido
equivocarse sobre cualquier cosa. No hay fin para ese tipo de coraje.
5 TSUINA. Un rito de China originado cuando los demonios eran representados por actores con máscaras
intentando entrar en el shrine o templo y eran perseguidos por los sacerdotes.
~ 271 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Rokuta bajo la mirada a sus pies, con lágrimas en los ojos. Al escuchar a
Genkai, sintió las dudas que brotaban en su corazón.
«Ese prisionero».
—Se cree que es perfecto, como ves. Quiere creer que es así, por lo que
ignora a alguien injustamente herido. Para ocultar las cicatrices que ha infligido,
las hace desaparecer. Ese es el tipo de hombre que es.
Atsuyu afirmaba que había se había sublevado por el bien de las personas.
Había sabiduría en sus palabras, y por eso Rokuta no se había resistido a
convertirse en su rehén. Pero, ¿había olvidado que aquellos que predican la
justicia, los más ruidosos, son los menos propensos a ser justos?
«Una guerra civil sólo hará que sufran más», —le dijo Rokuta a Atsuyu una y
otra vez.
¿Por qué seguía diciendo que todo era por el pueblo e insistía en aumentar los
ejércitos, sin importar qué? Si él realmente estaba poniendo primero a las
personas, ¿por qué los militares siempre tenían prioridad?
~ 272 ~
Capítulo 32
«Ese prisionero».
O eso era lo que Rokuta pensaba que estaba diciendo. Atsuyu contrató al
anciano para sentarse en esta celda sin luz y pretender ser Genkai. Pero el actor
se cansó de interpretar ese papel.
~ 273 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 33
K
ouya llevó a la viceministra hasta lo más recóndito del palacio. En lo
profundo de la roca, debajo de la montaña Ryou'un, en un lugar al
que no llegaban los rayos del sol, había una larga fila de bloques de
celdas. La cárcel de Rokuta era una mansión en comparación con esta fila sombría
de cajas de piedra y hierro.
Atsuyu no podía hacer nada para evitar que sus subordinados albergaran la
traición en sus corazones. Si un gobernante era un genio o un loco, algunos
siempre se rebelarían contra él.
En el otro extremo del pasillo había una celda mucho más grande. Kouya abrió
la puerta.
~ 274 ~
Capítulo 33
Los dos puntos de luz revelaron un espacio marcado más o menos excavado en
la roca circundante, el mobiliario era sobrio, y la mujer estaba allí de pie como
una piedra.
—Siéntate.
Kouya hizo un gesto hacia la cama. Con un malestar obvio, la mujer miró hacia
atrás y adelante, desde la cama hacia el resto de la habitación.
—Lo sé muy bien. Has ido por el mal camino y pisoteado la Voluntad Divina.
—El bienestar de la gente nunca está lejos de los pensamientos del ministro.
La mujer sonrió.
— ¿El bienestar de las personas? Entonces, ¿por qué rompe los diques? Puedes
dimensionar el tamaño del Ejército Imperial. La Provincia de Gen perderá. El
ministro interpretó mal toda la situación. El resultado ya no está en duda. ¿Por
qué es tan necesario que por la guerra rompan los diques y sometan aún más al
pueblo?
~ 275 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Pero el señor-provincial…
~ 276 ~
Capítulo 33
—No lo hago. Mi amiga tenía razón. Atsuyu quiere que lo elogien, alaben y
adulen. De eso se trata realmente su apego al poder. Las demandas de justicia y
bienestar de las personas no tienen nada que ver con eso. Sólo quiere ser
adorado como el ministro en jefe del Rikkan.
—Me culpo por no ver esto antes. Yo fui una tonta por discutir con ella. ¿Crees
saberlo todo? ¿Puedes leer la mente del ministro, adivinas sus verdaderos
sentimientos acerca de sus súbditos? A duras penas, los únicos que quedan en
este lugar son los tontos útiles que cayeron por sus mentiras y se las tragaron.
No puedes dar la vuelta sin toparte con ellos. Los que vieron a través de sus
patrañas, ¿dónde están? ¿Dónde está mi amiga?
~ 277 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Sí es así, ¿por qué no he oído una sola palabra de ella desde entonces? Todo
lo que ella más quería en su vida se quedó atrás. ¿Por qué?
—Bien…
—Desgraciado.
—Se la diste de comer a ese youma tuyo, ¿verdad? Y vas a hacer lo mismo
conmigo.
—No parece probable que pronto cambies de opinión. Pero supongo que eso
era inevitable desde el principio.
—Es mi trabajo, ¿es que no lo que ves? Por desgracia, yo soy uno de esos
tontos útiles de los que hablaste. Creo en el ministro. En vista de que no dejarás
de calumniarlo, tu existencia no le hace ningún bien.
~ 278 ~
Capítulo 33
La mujer se dio la vuelta y saltó hacia atrás. Con un grito alegre, el youma se
le abalanzo. Era su naturaleza el disfrutar el apagar la vida de su presa.
Ni una sola vez Atsuyu había emitido una orden de este tipo. Sólo su repetido
e incomprensible sufrimiento —de la malicia de sus sirvientes traidores— de las
profundas ansiedades que surgieron cuando estaban bajo su custodia.
«¿Qué pasaría si se las arreglaban para escapar? ¿Iban a venir en pos de mí?
Y si lo hicieran, ¿qué pasaría si no estuvieras aquí, Kouya?»
Una y otra vez. No parecía que temer por su vida, sólo expresaba estas
realidades silenciosas con sus ojos. Una y otra vez. Por lo que Kouya se ofreció
para matarlos, Atsuyu le habría reprendido. Sin embargo, nunca dejó de
inculcarle a Kouya el peligro latente de los traidores que habitaban en estas
celdas.
Alguien más podría haber vendido de forma tan convincente una mentira tan
descabellada. Pero, ¿y si ese informe procedía de un mensajero cuya cara estaba
pálida, le castañeaban los dientes y sus rodillas temblaban tanto que apenas
podía mantenerse en pie?
~ 279 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Ya veo, —dijo Atsuyu con una sonrisa. Acarició Kouya en la cabeza.
—Realmente eres el mejor de mis sirvientes.
Kouya bajó la mirada hacia sus manos, los sonidos del youma masticando
todavía estaban frescos en sus oídos.
—Es como se pudieras leer mi mente. Ya sabes lo que quiero sin tener que
decirlo. Estoy muy agradecido de tener un Shashi tan empático. —Le dio unas
palmadas en la espalda a Kouya.
Kouya interpretó por el peso de su mano lo que Atsuyu había deseado desde
el principio y quería que Kouya lo siguiera haciendo.
Atsuyu informó del incidente a los ministros reunidos e hizo que alabaran a
Kouya. Dio a conocer que, a partir de ese momento, Kouya sería el responsable
de la disposición de todos los criminales.
Así que obviamente, desde el momento en que ella se volvió contra Atsuyu,
había sellado su destino. Kouya la llevo allí para convertirse en una comida para
el youma. Como siempre, se aseguraría de que el youma se hubiese deshecho de
todo. Cuando le reportó a Atsuyu que ella había elegido regresar al campo, no
quedaba una mota de sangre o carne para demostrar lo contrario.
Este era el secreto tácito que los dos compartían. Atsuyu nunca le dijo que
matara a nadie. Kouya actuó por consideración a Atsuyu, por devoción. Esa era
la forma en que debía ser. Y según le dijo a Atsuyu, él había dejado ir a la mujer.
~ 280 ~
Capítulo 33
Eso significó que se ganara los elogios de Atsuyu como un Shashi bueno y fiel,
como un sirviente consumado y capaz.
«Ya me he acostumbrado».
~ 281 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 34
R
okuta buscaba de ida y vuelta a través de los túneles, en el proceso
subió una buena distancia más arriba. Tiempo después de dejar a
Genkai, oyó el sonido de pasos que se acercaban. Instintivamente se
ocultó en el hueco de una roca.
—Yo no lo veo.
—Si vamos más profundo que esto, las cosas se pondrán complicadas. Vamos
a perdernos a nosotros también.
Esa tensa orden fue respondida por uno que casi mostraba su
despreocupación.
~ 282 ~
Capítulo 34
—Sí señor.
—Por cierto, Daiboku, si viene vagando hacia nuestras garras, ¿qué hacemos
con él?
Un momento de silencio fue seguido por una ráfaga de pasos. Las luces
flotaban en las cercanías y en las lejanías, en el otro extremo del pasillo.
La única luz disponible provenía de las antorchas de pino, pero Rokuta tenía la
extraña sensación de que la propia luz fluía a través del aire y fluía hacia él.
Al mirar al guardia corriendo hacia él, Rokuta casi se echó a llorar. Era alto,
con un toque de chico malo en esa sonrisa. Pero se tragó sus emociones y levantó
las manos en lugar de una respuesta.
—Es él, —respondió el hombre girando sobre sus talones. — ¿Cómo estás? El
ministro y los demás diputados están muy preocupados.
~ 283 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Una sonrisa irónica se dibujó en los labios del guardia. Sin decir una palabra,
se puso en cuclillas y se volvió de espaldas a él.
Esto era exactamente el tipo de cosa que le molestaba a Shukou y a los demás.
Ese hombre era un sinvergüenza e irresponsable.
Rokuta dijo con voz suave, casi tragado por el roce de la ropa:
—Shashi, lo encontramos. —El Daiboku subía desde los niveles más bajos.
—Estaba perdido en las catacumbas, —dijo, haciendo un gesto a uno de sus
servidores, un hombre con el raro nombre de Fuukan.
~ 284 ~
Capítulo 34
~ 285 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Kouya instó a Fuukan para seguir adelante. Fuukan echó una mirada curiosa al
youma que seguía a Kouya.
Kouya le dio al hombre una dura mirada. Sin embargo, el personal del palacio
los estaba mirando, cuando aparecieron juntos, todos dieron un paso atrás.
~ 286 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 35
Kouya colocó el dorso de sus dedos contra la mejilla de Rokuta. La piel estaba
caliente al tacto. Nunca hubiera imaginado que la sangre pudiera ser tan
debilitante. Miró a la cara de Rokuta, confusión y preocupación confundiendo sus
pensamientos.
Fuukan dijo:
—Por favor. Yo nunca haría una cosa así. El ministro es una persona muy gentil.
Nunca me lo perdonaría.
~ 287 ~
Capítulo 35
—Dije que no lo hice. En cualquier caso, es mejor que mantengas ese tipo de
pensamientos para ti mismo. —Lo dijo en un tono de completa indiferencia en su
voz. —Haz cualquier cosa que le signifique una carga al ministro, y de ninguna
manera encontrarás piedad alguna de mi parte.
—Te lo voy a dejar bajo tu cuidado por ahora. Mantenlo bajo una estrecha
vigilancia. —Kouya giró sobre sus talones.
—Mataste… a alguien… —Rokuta se cubrió la cara con las manos. —Tú no olías
a sangre antes.
—Estos son tiempos peligrosos. Por supuesto que he matado. Ese es mi deber.
Si tú amenazaras la vida del ministro, tendría que matarte a ti también.
~ 288 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¡Oh!, —murmuró Rokuta. En voz más alta dijo: —Kouya, tengo que pedirte
un favor.
— ¿Qué?
Rokuta no había desafiado a Atsuyu. Es por eso que aún estaba vivo. Aunque
Atsuyu lo había arrinconado, él no parecía dispuesto a matar a su rehén. No había
forma de saber cómo podría reaccionar si Rokuta se volvía contra él.
—Rokuta…
—La primera vez que nos encontramos, no me dijiste que Grande no escuchaba
cuando le decías que no atacara a la gente? Eso te entristecía.
~ 289 ~
Capítulo 35
Aunque había protestado, nadie le creyó. Sin embargo, insistió en que el youma
no atacaría, y nadie se atrevía a poner esa promesa a prueba. Ni siquiera Atsuyu
era capaz de acariciar a Rokuta.
—Eso no es algo que me quite el sueño. Soy el sirviente de Atsuyu. Voy a matar
a cualquiera que lo lastime. —Le devolvió una mirada triste a Rokuta. —Los Kirin
no son diferentes. He oído que no pueden desafiar al emperador.
— ¿Puedes decirlo con certeza? Nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo
hace. Tu amo y mi señor no son diferentes.
Incluso Kouya quería creer que el ministro en jefe del Rikkan era puro como
la nieve recién caída. Pero ningún gobierno podría funcionar eficazmente sin
tener que ensuciarse las manos. ¿Podría hacerlo el emperador? A duras penas.
Kouya le lanzó una mirada nerviosa a Fuukan. Estaba sentado en la cama como
si estuviera listo para relajarse y tomar una siesta. Miró a Kouya y sonrió con
complicidad.
—Nunca le pediría a Rokuta que matara a nadie. Sería mucho más rápido si lo
hago yo mismo, ya lo verás.
~ 290 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Tú…
Rokuta se incorporó.
— ¡Shouryuu, idiota!
—No pude encontrar a nadie tan capaz como yo para hacer el trabajo.
Tan pronto como Kouya deslizó la mano del youma, Rokuta dijo:
~ 291 ~
Capítulo 35
Rokuta asintió. Una sola palabra había bastado para saber que era Shouryuu.
Abajo, en las catacumbas, había un resplandor a su alrededor, un rayo de sol que
no debería existir. Shouryuu era el emperador. Eso por sí solo no podía negarse.
—Y lo soy del ministro Atsuyu. —Kouya enfrentó a Rokuta y dijo con un tono
tajante en voz: —voy a hacer lo que él mande. Estoy aquí para protegerlo, incluso
si eso significa matar a cualquiera que se interponga en su contra.
—Entonces, ¿qué hay de mí? —Rokuta miraba a Kouya, ese otro niño que se
despertó en la misma noche para encontrarse siendo abandonado. —Me agradas.
Pero no puedo soportar el olor de la sangre proveniente de ti.
~ 292 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Todos son desconocidos para mí. —Su pálido rostro estaba desprovisto de
emoción. —Y qué si el reino va a la ruina.
—Kouya…
— ¿Por qué muere la gente? Debido a que las personas nacen para morir.
Reinos se levantan y reinos caen. Sin embargo, el dolor es algo tangible, no
podemos detener nuestra propia destrucción inevitable.
~ 293 ~
Capítulo 35
—Aunque podría hacer una pequeña excepción solamente para Rokuta, Atsuyu
no tiene un interés particular en tu destino, así que no tengo ningún motivo en
particular para preocuparme. Encontraría varias formas de atormentarte.
Cuánto sufre todo el mundo, cuánto decae el reino, nada de eso importa al final.
Si todo está bien para Atsuyu, está bien para mí
— ¡Kouya!
— ¿Es la caída del reino lo que te asusta? ¿Es la destrucción? ¿Su muerte?
¿Quieres que te enseñe el camino para encontrar la paz? —Él esbozó una sonrisa
brillante. —Deja que todo se vaya al infierno.
—Atsuyu no es la única cosa que puedes llamar tuya. Lo mismo ocurre con este
reino.
~ 294 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Kouya parpadeó.
— ¿De qué sirve un emperador sin ningún súbdito? Pide un reino para gobernar
y es la gente quien te lo confía. ¡Esa es la única razón por la que soy emperador!
¿Y estás bien con todo yéndose al infierno? ¿Qué crees que estoy haciendo aquí?
Las personas —sus personas— huyeron sólo para chocarse contra una pared
de flechas. El castillo y el campo y todos los que vivían allí desaparecieron en las
llamas.
—La única razón por la que existo es para entregarte un reino rico y
abundante, Kouya.
—No soy tan ingenuo como para creer esas promesas endulzadas con azúcar.
Él se puso de pie. Cómo había anhelado un lugar donde pudiera llevar una vida
tan tranquila. Pero había llegado a darse cuenta de que todo era una fantasía. Al
igual que Hourai que se mantuvo siempre fuera de su alcance. Tal reino habitado
por un pueblo así, era la cima de una montaña que nunca alcanzaría, sin importar
cuánto tiempo subiera.
~ 295 ~
Capítulo 35
—No he oído nada. No sé nada. —Kouya hizo una mueca y les dio la espalda.
—Te dejaré a cargo, por ahora, Fuukan. Los ministros encargados de la custodia
del Taiho estarán aquí pronto. El Taiho tendrá que permanecer aquí por el
momento.
—Kouya.
—Como te dije. Cualquiera que amenace a Atsuyu tendrá que responder ante
mi youma. Eso es una cosa que nunca se debe olvidar.
~ 296 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
PARTE VIII
CAPÍTULO 36
R
ayas de luz plateada golpeaban contra el suelo. Las nubes bajas que
envolvían a Kankyuu rozaban el Mar de las Nubes, cubriendo el
horizonte hasta donde alcanzaba la vista.
Las delgadas y tenues hebras de nubes se engrosaban día por día, formando
nubes de monzón sobre el centro del continente. Y luego la lluvia comenzó a caer.
—Mientras todos estamos tirando los dados, prefiero estar de pie donde
pueda ver la acción desarrollarse. Esta espera de los resultados desde tan lejos
es insoportable.
~ 297 ~
Capítulo 36
Varios días después, Seishou se situó en las orillas lejanas del Rokusui y
contempló el río. La lluvia que caía aguas arriba había aumentado el caudal del
río. Hacia el este, en dirección a Kankyuu, las nubes cerraron el cielo. Los
monzones golpearían la Provincia de Gen más pronto que tarde.
A medida que los sacos de arena eran apilados alrededor Shin'eki, los diques
en Ganboku ya estaban siendo sobrepasados.
Más arriba de Shin'eki estaba Hokui. Esa noche, Yuuzen caminó a través de
una de las pequeñas aldeas agrupadas alrededor del Rokusui, inspeccionando los
sacos de arena que formaban una pared impermeable a lo largo del camino del
río.
Los vecinos de la aldea que estaban con él también sonrieron. Ellos estaban
regresando a sus hogares de los campos.
—Es verdad, —dijo una de las mujeres. —La vida en esta época del año apenas
ha merecido la pena hasta ahora. Pero ahora podemos pasar la temporada de
lluvias con un poco de tranquilidad.
Miraron hacia los diques. En el calor del momento, Yuuzen se subió a la parte
superior del dique y de allí al banco inclinado de piedras y tierra. Examinó el río.
~ 298 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Sí, se ha llenado bastante rápido. Debe estar bajando con fuerza río arriba.
—Con tal fuerza está corriendo, ¿eh? Una cosa menos de qué preocuparse
este año.
—Bueno, sí, pero si nos ponemos muy cómodos vamos a despertar en la cama
empapada.
Todos se rieron. Bajando del dique, Yuuzen estaba dando una última mirada a
través del río cuando vio a un grupo de soldados a caballo en la orilla opuesta. Y
salieron de su vista.
Los recientes rumores decían que el Ejército Imperial fue a la represa del
Rokusui aguas abajo con el fin de inundar Ganboku. Al mismo tiempo, otros
rumores decían que la Guardia Provincial iba a romper los diques para proteger
Ganboku.
De cualquier manera, eso significaba que había que mantener un ojo hacia
cualquier persona que vagara alrededor de los diques y que no debiera estar allí.
—Esos son…
~ 299 ~
Capítulo 36
— ¿Tal vez están buscando un lugar poco profundo para vadear el río?
—Están viniendo.
— ¿Esto es un ataque?
Yuuzen apretó los puños. Ellos podrían lanzar un ataque sorpresa contra el
Ejército Imperial acampado aguas abajo.
Las mujeres que todavía estaban en el camino se acercaron a ver a que venía
tanto alboroto.
Yuuzen tragó. Mientras observaban desde la cubierta del dique, los jinetes
comenzaron a cruzar el río. Las corrientes fluían rápido, empujándolos más
abajo, más allá de la parte más ancha del río y cerca de donde Yuuzen y el resto
estaban escondidos.
~ 300 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Los soldados viajaban hacia ellos. Yuuzen y los demás recogieron rocas y
comenzaron a lanzarlas.
Seishou recibió el mensaje no mucho después de que Yuuzen vio a los jinetes.
El crepúsculo todavía proyectaba su luz moribunda a través del cielo.
— ¡La Guardia Provincial de Gen están en Hokui! ¡Están luchando contra los
aldeanos!
~ 301 ~
Capítulo 36
Su edecán se fue volando. Seishou tomó el mando del batallón y marchó hacia
el este. No tardaron mucho. Ya había hecho acampar en secreto un regimiento
de 2.500 soldados en Hokui.
Yuuzen esquivó las espadas, se lanzó al suelo y agarró una roca. No importaba
lo que estaba en juego, no podía permitir que el Rokusui se saliera de su canal
aquí.
Como los doscientos de la caballería habían surgido desde el río, una docena
de hombres salieron al frente desde el pueblo para reunirse con ellos. No
escatimaron en ningún momento y se metieron en la refriega. Parecía una locura,
los agricultores frente a frente contra los soldados, pero tan pronto como uno
de ellos era cortado, otro pasaba adelante para tomar su lugar.
Tiró la piedra que tenía en la mano, y agarró otra, levantó el brazo y apuntó
al soldado más cercano. Un soldado le rozó el brazo con la espada. Se agachó y
rodó, recogió la roca de nuevo, y estaba a punto de tirarla cuando escuchó otro
grito cercano.
~ 302 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Seishou echó una breve mirada hacia la montaña Ganboku que se levantaba
sobre los bancos más alejados del río. Entonces espoleó a su kitsuryou.
~ 303 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 37
A tsuyu preguntó:
— ¿Cómo te sientes?
~ 304 ~
Capítulo 37
—Mi padre no está bien. Así que no pudo presentarse ante ti, debes haberlo
confundido con otra persona. ¿Dónde está esta persona? Y ¿por qué usa el
nombre de mi padre? Explícame las circunstancias del encuentro.
—El Palacio Interior, —Atsuyu repitió con recelo. —Eso sería donde reside mi
padre.
—Eso fue…
— ¿Alguno de ustedes sabe algo? ¿Lo sabían y aun así continuaron sirviéndole?
Si es así, la Provincia de Gen no es más que una cueva de ladrones.
~ 305 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Haz hecho un gran sermón, Atsuyu. Pero para todas tus proclamas de lealtad
al Rumbo, ¿qué estás haciendo realmente? ¿Secuestro? ¿Encarcelamiento?
—Me disculpo por haber recurrido a medios tan bajos con el fin de atraer al
Taiho aquí. Cuando el Shashi dijo que podría traerte aquí, nunca imaginé que iba
a recurrir a tales métodos indeseables.
«Lo has hecho bien, Shashi. —Kouya sabía el verdadero significado oculto
dentro de esas palabras. —No me gustaría perder a mi precioso Shashi».
—Incluso si sólo significaba que sería inconveniente perder los servicios de un
sirviente útil, Atsuyu era la única persona que más quería a Kouya.
—Ministro, ¿qué has hecho? —Hakutaku tropezó y cayó de rodillas a los pies
de Atsuyu. — ¿De verdad ordenaste destruir los diques? ¿Después de que
supliqué que no tomaras una medida tan drástica!
~ 306 ~
Capítulo 37
Los ministros plantearon las voces de alarma compartida. Atsuyu agitó las
manos en el evidente descontento.
— ¡No! ¡No dices siempre que actúas por el bien de las personas? Y, sin
embargo, ¡estás destruyendo los diques que construyó el Ejército Imperial! ¡Al
hacer eso que pensará la gente de tus buenas intenciones? ¿Quién va a creer
que estás pensando en su bienestar y quienes no? ¿No puedes comprender la
repercusión de estas acciones?
—Hakutaku…
— ¡Estás luchando con los mismos aldeanos que están tratando de salvar a los
diques! La Guardia Provincial levantó sus espadas contra ellos y el Ejército
Imperial se precipitó a su rescate. ¿Cómo crees que va a terminar todo esto?
Los ciudadanos de Ganboku escucharon los rumores también y se están yendo
tan rápido como le es posible. ¡No sólo los reclutas, sino también los soldados
están abriendo las puertas de la ciudad y están huyendo!
— ¿Qué?
~ 307 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¡Hakutaku!
— ¡El único conspirador y traidor aquí eres tú, Hakutaku! —Atsuyu bajó la
mirada, viéndolo tirado en el piso, la malicia brillaba en sus ojos. — ¿Así que
ahora dejas de lado al hombre al que has halagado como el ministro en jefe más
capaz, ¿al hombre bajo cuyos pies encendiste la chispa? ¡Eres el primer ministro!
Cuando la provincia pierde el Rumbo, ¿no es tu deber arreglar las cosas?
¡Llámame rebelde si quieres, pero no hiciste nada para detenerme! Cuando la
etiqueta del traidor al fin cae sobre ti, ¿doblas a la derecha y abandonas al
hombre que llamaste tu líder?
—Yo…
—Ministro, yo…
~ 308 ~
Capítulo 37
—Tú fuiste el que me incitó, diciendo que yo era el único que podía hacer el
trabajo.
—Señor Atsuyu…
Atsuyu habló como si lamentara una gran pérdida. Luego se volvió a Kouya, que
se había retirado a un rincón de la habitación.
—Atrápalo.
~ 309 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Taiho, has enfrentado mucha adversidad. Prometo por mi vida que yo mismo
te llevaré a Kankyuu. Es mi culpa por ser tan ingenuo y por ello fui engañado por
mis sirvientes desleales, y aceptaré cualquier castigo que se juzgue correcto y
apropiado. Pero me gustaría implorarle al Taiho que le pida al emperador que les
evite a los ministros de la Provincia de Gen la peor parte de su merecida condena.
Rokuta dijo:
— ¿Así que hicieron callar a Genkai mandándolo a las mazmorras con el fin de
hacer a este hombre su líder?
~ 310 ~
Capítulo 37
Él no se molestó en mirarlo.
— ¡Así que el Taiho tiene la intención de que yo, Atsuyu, cargue con toda la
culpa!
— ¡Ministro!
—Eso es todo, ¿verdad? ¡Has estado planeando esto con el Taiho desde el
principio! ¡El emperador estaba celoso de que el pueblo me amara y armó todo
esto para conseguir tildarme de traidor! ¿Verdad? ¿Verdad?
~ 311 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿Crees que no he oído hablar de las quejas procedentes del Rikkan, acerca
de la clase de tonto que es ese hombre? ¡Oh!, ¿por qué no confié en mis instintos?
Estaba lleno de demasiada duda para ir al Shouzan al Monte Hou y buscar el
Mandato del Cielo.
—Habría sido un viaje perdido que hubieses ido, —dijo Rokuta en voz baja.
—Nunca tendrás lo necesario para sentarte en el trono.
Hakutaku miraba hacia atrás y hacia adelante desde el kirin que se alejaba
hacia el hombre en el que una vez había depositado su fe y confianza, y se
mostraba como su líder. Con un triste suspiro dijo a los sirvientes:
—Si aún les queda algún escrúpulo, algún deseo de hacer lo correcto,
entonces, ¡detengan al ministro!
Entonces, reconociendo a uno de sus siervos detrás suyo, Atsuyu dijo con
sorpresa:
El soldado sonrió.
~ 312 ~
Capítulo 37
—No, en absoluto, —dijo el soldado con una sonrisa. Se arrodilló. —Pensé que
debía informarte de algo importante.
Su sonrisa se amplió.
—Komatsu Naotaka.
Atsuyu sacudió la cabeza ante ese nombre, como si fuese molestado por un
mosquito persistente. El soldado se puso de pie.
~ 313 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¡Tú!
Mientras que por reflejo intentó hacer un movimiento defensivo, Kouya captó
la mirada en los ojos de Shouryuu y se congeló en su lugar.
—Lo mismo va para todos los demás. Pueden aferrarse a sus armas. Basta con
mover la espalda contra la pared.
Miró por encima del hombro a Rokuta, que se había detenido en la puerta.
—Aprecio el cumplido.
— ¿Qué?
—Lo llaman Providencia o lo que sea. Incluso sin involucrar a ningún espectador
inocente, la pregunta no se resolverá hasta que tú y yo luchemos. ¿No lo crees,
Atsuyu?
Atsuyu lo fulminó con la mirada. Con una pequeña sonrisa, Shouryuu dirigió su
atención a los ministros, de pie allí como una hilera de estatuas.
~ 314 ~
Capítulo 37
~ 315 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Por huir por sus vidas o para precipitarse en ayuda de Atsuyu, varios de ellos
habían empezado a moverse. Ellos se pusieron rígidos, una vez más.
—Si Atsuyu tiene seguidores devotos que desean sacrificar sus vidas en su
nombre, es el momento de estar a su lado. Alguien dele un arma a este hombre.
Cualquier arma, la que mejor le convenga.
Nadie se movió.
~ 316 ~
Capítulo 37
—Desgraciados…
—Perdóneme, Su Alteza.
—Su Majestad, me da vergüenza decir que esto como mucho era una pequeña
rebelión provincial.
Miró a Atsuyu, que había dejado caer la espada a su lado mientras caía de
rodillas.
—Lo haré.
~ 317 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¡Shouryuu!
~ 318 ~
Capítulo 37
— ¡Rikaku!
— ¡Rokuta!
Kouya y Rokuta gritaron al mismo tiempo. Todo se reducía a esos tres pasos.
Excepto que Rikaku se movió más rápido que Atsuyu. Un chorro de sangre
salió cuando el shirei lo agarró por la mandíbula.
Rokuta desvió la mirada. Miró a Kouya. Ambos gritos sonaron al mismo tiempo.
Kouya, sin embargo, le había ordenado a su youma que se detuviera.
~ 319 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 38
S
houryuu escaneó la fila de ministros aturdidos mientras guardaba su
espada.
—Kouya, —lo llamó Shouryuu. Se acercó a él. Teniendo una expresión vacía en
su rostro, dijo: —Kouya, siento haber tenido que hacer eso.
—Estoy agradecido.
—Kouya.
— ¡Kouya!
—No.
~ 320 ~
Capítulo 38
—Kouya…
— ¡Yo habría hecho cualquier cosa por él! ¡Matar personas sin pensarlo dos
veces! ¡Yo te habría matado también! El reino podría irse al infierno. ¡No me
importó cuántas personas sufrieron, no me importó cuántos niños terminaron
huérfanos, no me importó un bledo!
—Kouya, te dije antes. La única razón por la que estoy aquí es para darte un
mundo mejor. Si no queda nadie para aceptar ese mundo, entonces mi existencia
no tiene sentido.
—Dáselo a otro que no sea yo. Hay un sin fin de personas que tienen la
esperanza de un mañana mejor.
~ 321 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Kouya…
—No importa cuán abundante se vuelva este reino, nunca voy a ser capaz de
llamarlo hogar. Soy el hijo de un youma, como puedes ver. —Miró a Shouryuu.
—Cuanto más rico y más pacífico sea este reino, más miserable y resentido me
volveré. Una vez soñé con Hourai, pero es un lugar que siempre estará fuera de
mi alcance. Si tienes alguna piedad por mí en absoluto, por favor, no intentes
incitar ninguna esperanza para el futuro.
— ¿Qué clase de lujosa prisión sería esa? ¿Una cárcel con barras de plata en
las ventanas y las puertas?
~ 322 ~
Capítulo 38
—La gente mantiene su distancia de los youma, porque los youma proliferan
cuando un reino entra en declive. Cuando un reino revive y el orden natural se
reafirma, los youma ya no frecuentan los campos. El temor a los ataques de los
youma disminuye. Cuando eso suceda, la gente no tendrá más razones para
temerte a ti o a tu madre adoptiva. No va ser nada más que un youjuu de aspecto
curioso.
Shouryuu sonrió.
—Pero…
— ¿De verdad piensas que este mundo que imaginas llegará algún día?
~ 323 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
~ 324 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
CAPÍTULO 39
K
ouya y su youma salieron volando hacia el oeste. Rokuta observaba
desde el balcón hasta que desaparecieron de la vista.
«Rokuta».
Shouryuu abrió los ojos. Por encima de su cabeza había una amplia extensión
de un cielo azul añil. ¿Se tambaleó de un lado a otro, —debido a su propio vértigo
o alguna otra causa—?
Parpadeó, oyó el sonido del agua, sintió el aroma del mar. Las estrellas
parpadeantes en el cielo oscuro se balancearon suavemente hacia atrás y hacia
adelante, por el balanceo de un barco, supuso.
Allí tendido, volvió la cabeza hacia un lado. Un niño estaba sentado en la proa
de la embarcación, el niño que Shouryuu había encontrado en la playa. Pensando
que estaba muerto, había recuperado su cuerpo para enterrarlo, sólo para
descubrir que el niño todavía estaba vivo.
~ 325 ~
Capítulo 39
Cortó a tres con su espada, tomó una lanza y atravesó a dos más. Eso era lo
último que él recordaba. Su suerte debió haberse agotado antes de llegar al
tercero. Probablemente había tomado una lanza en la parte posterior. Y
entonces…
— ¿Y los demás?
Rokuta negó con la cabeza. Tal vez si no hubiera habido tanta sangre. Vagar a
través de los dominios en guerra lo había debilitado. Las penurias sufridas con
los Komatsu le habían debilitado profundamente, que no tenía la fuerza para
salvar a nadie más.
~ 326 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Rokuta negó con la cabeza. Shouryuu se apoyó en la borda. Rokuta le dio una
mirada de reconocimiento.
—Cada vez que alguien me llamaba joven maestro, lo tomé como una señal de
fe en mí. «Estamos confiándote este feudo, así como nuestras vidas». Pero no
estaba a la altura de sus expectativas.
—Así que no fue mi culpa, ¿verdad? Todo estaba escrito desde el principio.
—Entonces no hay necesidad para que te desanimes por ello. ¿No hiciste lo
mejor que pudiste?
—Yo era el heredero. Ellos me adoraban, me criaron como a uno de los suyos.
—Eso es…
—Había una sensación de que estábamos todos juntos en esto. Eso es lo que
yo oía cuando me llamaban joven maestro, una confianza mutua que se hizo más
profunda cada vez que me llamaban de esa manera. Nunca fui capaz de devolver
esa confianza en igual medida. No había manera de que pudiera hacerlo.
~ 327 ~
Capítulo 39
Respiró hondo y contuvo el aliento. Tal vez a causa de sus heridas aún estaba
dolorido.
—Era lo que querían. Una vez que me puse esa carga al hombro, no pude
dejarla. No importa lo feliz y despreocupado que un tipo pueda parecer, es el
tipo de cosa que comienza a desgastarte después de un tiempo.
El barco flotaba sobre las corrientes del Mar Interior. Rikaku había cargado
a Shouryuu en su lomo hasta que vio este barco sin amarras.
Las heridas de Shouryuu eran graves. Tenía que estar sintiendo un montón de
dolor. O tal vez el dolor físico sólo servía para amortiguar un tormento mucho
más insoportable, uno que él mismo no había aceptado del todo. De cualquier
manera, cuanto más titubeaba Rokuta, más rápido se aproximaba Shouryuu al
punto de no retorno.
— ¿Quieres un reino?
Shouryuu se incorporó.
~ 328 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Sería más exacto decir que un reino y sus súbditos te han sido asignados.
Si estás dispuesto a aceptarlos.
— ¿Está tan grave que debo abandonar todo? Entonces dime lo que me queda
para abandonar.
— ¿Oh?
~ 329 ~
Capítulo 39
—Pero si aceptas, voy a darte ese reino, asumiendo que quieres el trono que
va con él.
—Sí.
— ¿Rokuta?
~ 330 ~
Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
—Gracias.
—Y con buena razón. Te dejaste secuestrar. ¿Qué creíste que iba a pasar?
—Fue mi culpa.
~ 331 ~
Capítulo 39
—Ekishin, Ribi y ese bebé. Tres personas para empezar. Tres de mis personas
fueron arrancadas de mi alma.
Rokuta lo miraba.
—Estoy aquí para darle a mi gente una vida. Y mi kirin va y los mata.
—Lo siento.
— ¿No tenías forma de salvarlos? Los kirin pueden ser criaturas compasivas,
pero le concediste compasión a la persona equivocada.
—Shouryuu, lo siento.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
Rokuta no podía mirarlo a la cara. Sólo bajó la cabeza y se pegó a él. Shouryuu
apoyó la mano en la coronilla de la cabeza del niño. Una gran mano, debido a que
Rokuta no había crecido desde la edad de trece años.
Él realmente sentía como que iba a llorar. Era el tipo de cosa que le hizo pensar
que tenía trece años, después de todo, nunca se había convertido en un adulto.
—No sólo Shukou, Itan y el resto de ellos, sino tú también. Mis sirvientes
seguro que son pésimos jueces del carácter.
Esta vez, sin embargo, ese tono bromista en su voz hizo a Rokuta sonreír.
—Shouryuu.
— ¿Qué?
—Al igual que le dijiste a Kouya, ¿vas a crear un lugar que pueda llamar mío
también?
—Bueno, por supuesto, cuando se trata de la gente de En, cuentas como uno
de mis súbditos también.
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Capítulo 39
Shouryuu sonrió.
Rokuta asintió.
—Y voy a mantener los ojos cerrados todo el resto del tiempo hasta que me
digas que está listo.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
EPÍLOGO
Shukou dijo:
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Epílogo
—No me digas.
—Él es el no el tipo de líder que tiene que firmar cada pequeña cosa. Hacemos
lo que tenemos que hacer, y si él tiene un problema con eso, nos lo dice.
—Si te duele tanto, tal vez podrías convencer al emperador para ejecutar sus
responsabilidades con la seriedad que exigen.
Giro sobre sus talones y se dirigió hacia la puerta. Detrás de él, los vice-
ministros y funcionarios sofocaron sus risas.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
A mitad de camino hacia el Monte Ryou'un, había una gran puerta en la roca.
La puerta estaba abierta. Rokuta agitó una mano hacia el guardia y se lanzó a
través de la Puerta Prohibida.
Fuera de la puerta, una repisa grande y plana había sido excavada en la roca:
una plataforma de aterrizaje para los kijuu voladores. Rokuta corrió hacia los
establos ubicados en la ladera de la montaña. Dentro Shouryuu estaba ensillando
a Tama.
— ¿Come te fue?
Shouryuu rió.
—Sí, ellos están a cargo. Otros diez días casi no harán una diferencia.
—Y para el momento en que lo noten, nos habremos ido hace tiempo. —Rokuta
tiró de su capa alrededor de su cabeza. —Entonces, ¿a dónde vamos?
—Pensé que Sou merecía una visita. Se dice que el emperador de Sou es uno
de los más sabios.
—Se dice que Sourin es una rara belleza, adorada casi como un ángel.
Entonces, ¿quién es el que necesita aumentar su autoestima?
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Epílogo
—He oído que están haciendo cosas interesantes con los municipios locales.
— ¿Piensas imitarlos? Así que estos son realmente tus motivos ocultos, ¿eh?
—Dime, Rokuta, ¿qué pasa con Hourai? —Cuando Rokuta lo miró, sólo se
encogió de hombros. —Me preguntaba, cómo está ese lugar.
—No. Llevar allí a un emperador conmigo podría causar todo tipo de daños.
La forma en que estos dos mundos estaban aislados el uno del otro, la gente
ordinaria no podía viajar entre ellos. Forzar la apertura de un portal
desencadenaba todo tipo de desastres naturales, a menos que el Kirin fuera solo.
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Doce Reinos – El dios del mar en el este, el poderoso océano en el oeste
— ¿No te importa?
— ¿Eh?
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Epílogo
—En cuenta con la lista más capaz de funcionarios públicos, como ya sabrás.
— ¿Nos vamos?
—Por supuesto.
Rokuta saltó sobre la espalda del suugu. Salieron velozmente de los establos,
los guardias corrieron tras ellos. Antes de que los guardias pudieran alcanzarlos,
el suguu dio un gran salto y voló por el precipicio. Con una gran ráfaga de aire,
se sumergió en línea recta. Descendiendo a la altura correcta, —esta
extraordinaria criatura podría cruzar todo un reino en un solo día— se niveló y
comenzó a volar.
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Doce Reinos – Dios del mar en el mar del este, extenso en el del oeste
DE LAS CRÓNICAS DE EN
E
n el año Taika 21, Setsu Yuu, el ministro en jefe del Rikkan de la
Provincia de Gen, llegó a codiciar la autoridad imperial del emperador
e incluso la divinidad del Señor Dios Creador. Setsu Yuu, comúnmente
conocido por el nombre de Atsuyu, era el único hijo del señor provincial Gen Kai.
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De las Crónicas de En
De todos los doce reinos, En se mantuvo aparte como el único Reino que había
realizado dichas modificaciones a las tres y seis categorías de animales
domesticados.
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