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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior.


Diplomado en Nutrición y gestión Social

Profesor: Richard Coronado


Participantes:
Olaysa Navas
C.I:15.710.880

San Juan De Los Morros, abril 2019.


RESUMEN

Numerosos estudios sobre las maneras de comer en las sociedades


industrializadas han tenido como finalidad analizar hacia dónde va la alimentación.
No obstante, la mayoría de estos estudios han privilegiado una orientación
económica (interesándose por las compras y la evolución del gasto) o nutricional
(interesándose por la evolución de la dieta). Desde estas perspectivas, las
prácticas actuales, incluidas bajo el paraguas de la denominada modernidad
alimentaria, son objeto de inquietudes facultativas y de incertidumbres socio-
económicas sobre las que se debe actuar e intervenir. Algunas de las hipótesis
formuladas desde la antropología y la sociología aceptando la desestructuración
de las maneras de comer contemporáneas han sido utilizadas para reafirmar, en
buena medida, tanto la intervención médico-nutricional como el negocio de la
industria alimentaria, mientras que otras hipótesis han criticado abiertamente la
aceptación de esta supuesta degradación. En el centro del debate está la
necesidad de diseñar estudios que metodológicamente puedan caracterizar las
maneras de comer y dar cuenta de los factores que verdaderamente determinan
las prácticas alimentarias, su transformación o su inmutabilidad.
DESARROLLO

 MODERNIDAD ALIMENTARIA.

Hay que situar la actual relevancia social concedida a la salud y al seguimiento de


las normas dietéticas, en el paulatino proceso de medicalización de la
alimentación (Conrad, 1992; Poulain, 2002a) que, iniciado en el siglo XVIII, ha
supuesto la sustitución de una buena parte de los motivos simbólicos, económicos
o hedonistas sobre los cuales se articulaban las elecciones alimentarias por otros
motivos de orden médico. En esa época, el físico George Cheyne, autor de la
célebre obra The English Malady (1733), adoptó la metáfora mecánica del cuerpo
según la cual la comida constituía el combustible que abastecía la máquina
humana. Su objetivo era discutir sobre la importancia de los regímenes dietéticos,
considerando que la "dieta rica" (basada en comidas y bebidas exóticas,
abundantes y caras) constituía el origen de numerosas enfermedades entre la
clase alta inglesa, por definición según el autor, inactiva y lujuriosa., A partir del
XIX, la prescripción de límites al consumo excesivo de alimentos no sólo se llevó a
cabo en nombre de la "buena" salud, sino también de la delicadeza social y los
buenos modales, especialmente entre las mujeres de las clases altas (Veblen,
1899; Bourdieu, 1988; Mennell, 1985).
En esos momentos, y en particular en las áreas de influencia protestante, las
recomendaciones dietéticas formaron parte de una moral religiosa con
implicaciones individuales, según la cual el cuerpo era una parte del reclamo ético:
los desórdenes corporales debían resolverse con disciplina, autocontrol y vida
sobria, evitando el exceso y el gasto innecesario.
Según la hipótesis de Turner (1999), se produjo una paulatina afinidad entre la
gestión facultativa de la dieta y la expansión del capitalismo, de tal forma que la
nutrición, disciplinando el cuerpo y procurando una fuerza de trabajo fuerte y sano,
se configuró en una ciencia altamente compatible con el espíritu del modo de
producción capitalista. A finales del XIX, la dieta de todos los miembros de la
sociedad se había construido como un problema biosocial, de forma que la gente
tenía que vivir de acuerdo con las recomendaciones nutricionales velando por su
salud corporal, especialmente las clases trabajadoras en cuanto que sus cuerpos
eran las máquinas que les permitían ganarse el pan y, a la vez, contribuir a
reproducir socialmente el sistema.

 ALIMENTOS ORIGINARIOS DE VENEZUELA Y LATINOAMERICA

El régimen autóctono de América se fundaba en el maíz y la yuca,


complementados con las proteínas animales producto de la caza y la pesca y con
un edulcorante natural; la miel. No incluía grasas en sus preparaciones culinarias y
el condimento por excelencia era el ají.
El casabe y el cachiri; la arepa y la chicha.
La arepa, por otro de los panes americanos.
Los españoles en sus viajes traían alimentos nuevos a esta tierra, entre el aceite
de oliva, la cebada, el vino, el trigo (Que era asociado a la religión y cristiandad),
especias (Laurel, orégano, romero, azafrán) y otros alimentos como los higos, las
coles, las habas y las granadas constituían su dieta.
La sal era muy utilizada en sus preparaciones y el utillaje era a base de metal,
arcilla cocida, hierro, vidrio, plata y madera.
La gastronomía venezolana se ve influenciada por estas corrientes culturales, que
se producen a través del mestizaje y la adaptación de nuevos patrones
alimentarios .Actualmente se conservan muchas de las preparaciones que nos ha
dejado la historia culinaria del país, sin embargo hemos cambiado con el tiempo,
los ingredientes, las personas y las regiones no son iguales.
Comidas típicas de Venezuela. Las comidas típicas de Venezuela son el Asado
Negro, el Pabellón Criollo, la Hallaca, la Cachapa, la Arepa, el Cazabe, las
Empanadas de Harina de Maíz, el Hervido de Gallina, de Carne o de Pescado.
El Majarete, la Torta Bejarana, La Tizana.

ALIMENTOS DE LATINOAMERICA.
hay frutas como la piña, la guayaba, el mamey y el aguacate; verduras como el
tomate, la papa, el chile (o ají), el frijol o la calabaza; cereales como el maíz o la
quinua; semillas como el cacao, el cacahuete (o maní) o la chía; yerbas y
saborizantes como el epazote, la yerba mate o la vainilla y tantos otros.

 HISTORIA DE LA AGROINDUSTRIA EN VENEZUELA.

En Venezuela, la Industria Petrolera modificó el carácter agrario de la economía


venezolana, contrayendo significativamente la importancia de este último renglón
en la actividad de exportación (Mercado A, 2005). Para el año de 1970 mientras
que agricultura, alimentos y bebidas daban cuenta del 47 % de las exportaciones
totales de América Latina, en Venezuela, estás apenas daban cuenta del 7 %
(CEPAL, 2004).
Sin embargo, a pesar de la perdida de importancia relativa que experimentó la
agricultura durante gran parte del siglo XX, se fue desarrollando una industria
agroalimentaria en la que algunas ramas presentaban una importante
modernización tecnológica, y con un peso importante en la actividad económica.
El crecimiento de la producción interna bajo la sustitución de importaciones
estimuló el surgimiento de nuevos tipos de siembras y la modernización de la
ganadería. Haciendo significativo el crecimiento del cultivo de cereales como el
maíz, sorgo y arroz y el incremento en la actividad pesquera. A mediados de los
ochenta, se implantaron algunas políticas de estímulo, básicamente a través de
generosos subsidios con divisas preferenciales, bajas tasas de interés (8,5 %) y
control de precios. La producción durante el período 1984 - 1988 se incrementó en
todos los rubros, determinando una disminución de las importaciones agrícolas de
50 %, entre1982 y 1987, con importantes disminuciones en rubros como el azúcar
y el maíz. Este período, que se dio a conocer oficialmente como el del milagro
agrícola, amplió significativamente la oferta interna de alimentos alcanzando el
récord histórico de superficie bajo siembra de 2.181.000 hectáreas en 1988. Sin
embargo, no disminuyo la dependencia de la importación de insumos clave como
semillas y maquinaria agrícola. Después de 1989, con la adopción de los
diferentes programas de ajuste macro-económico, se eliminan los subsidios,
buscando forzar al sector a “hacerse competitivo”; razón por la cual se abandona
la política de subsidios y disminuye la producción local de muchos rubros. Para
1997, la agricultura vuelve al tapete de la discusión nacional. Los productores
agrarios desarrollan acciones tendientes a mostrar que mientras los consumidores
pagaban más caro los alimentos, el productor primario recibía proporcionalmente
menos por sus bienes y el país se perjudicaba por la caída de la producción
interna, el aumento de las importaciones y la disminución del empleo rural.
Otra de las consecuencias de la apertura que se manifestó en forma clara en la
estructura de la industria de alimentos, fue la creciente concentración de la
producción en unas pocas grandes empresas a través de múltiples fusiones y la
absorción de medianas y pequeñas empresas con el mejor potencial por parte de
empresas transnacionales. Todos estos acontecimientos dieron pie para que los
diferentes actores políticos de cara a la selecciones de 1998, plantearan en sus
programas la necesidad de restablecer la actividad agrícola como prioridad. A
partir de 1999 con la entrada del nuevo gobierno se adelantaron acciones
“políticas” en esta dirección, específicamente se formula y promulga la ley de
Tierras y se delinea la organización de pequeños productores en cooperativas.

A raíz de la implementación del programa de apertura económica en 1989, se


abandona la política de subsidios y disminuye la producción local de muchos
rubros. El análisis del valor de la producción entre 1997 y 2002 evidencia un
crecimiento muy pequeño del sector, lo cual muestra una situación de
estancamiento, con diferencias importantes entre las ramas, que se agudiza en los
años siguientes producto de la crisis socio-política.

Estas políticas se materializaron con la creación de MERCAL cuya misión es:


“…efectuar el mercadeo y comercialización, permanente, al mayor y detal de
productos alimenticios y otros productos de primera necesidad, manteniendo la
calidad, bajos precios y fácil acceso, para mantener abastecida a la población
venezolana y muy especialmente la de escasos recursos económicos,
incorporando al grupo familiar, a las pequeñas empresas y a las cooperativas
organizadas, mediante puntos de comercio fijos y móviles; desarrollando una
imagen corporativa en todos sus procesos y con apego a las normas que rigen la
materia; para garantizar la seguridad alimentaria”. Mercal [2005]
En el año 2004 se crea el Ministerio de Alimentación con la misión de “Elaborar y
controlar las políticas, normas y procedimientos referidas a la organización,
gestión y control de la producción, importación, exportación, transformación,
distribución y comercialización de los productos alimenticios en el país, integrado
en un proceso único que permita la elaboración del Balance Nacional y el
establecimiento de las reservas operativas y estratégicas de alimentos,
asegurando las misiones y programas sociales aprobados y garantizar la
seguridad alimentaria de la población” (MINAL, 2006)

El desarrollo sostenible de la economía agroindustrial consiste en la mejora de los


procesos implementación de tecnología que apoye la preservación del agua y del
suelo, que optimice el uso de los recursos naturales permitiendo entre ellos hacer
un proceso de reciclaje y reutilización de los desperdicios. Esto permite que cada
productor llegue alcanzar su mayor sueño “lograr hacer producción de escala con
productos de calidad para hacer negocios de comercio exterior”, es decir,
exportación.

Cabe destacar que en los ejemplos mencionados dentro de sus políticas y


estrategias de desarrollo sostenible de los sectores agroindustrial han incluido la
educación como pilar y base fundamental de dicho proceso de transformación. En
donde el hacer carrera y vida profesional en el sector agroindustrial es un atractivo
y un negocio sostenible y de impacto social.
CONCLUSIONES

Desde un punto de vista teórico y metodológico convendría dejar claro, volviendo


así a nuestro punto de partida, que aunque parece que las normas interiorizadas
por la mayoría de la población testimonian un buen nivel de apropiación de los
discursos nutricionales fruto de la progresiva medicalización del comportamiento
cotidiano, las prácticas alimentarias siguen motivadas por un conjunto de
constreñimientos materiales y simbólicos, de tal forma que no parece existir una
correspondencia directa entre, por una parte, las recomendaciones dietéticas
asumidas por las personas y su definición de dieta saludable y, por otra, los
consumos reales. Así, pues, tales resultados ponen de manifiesto, nuevamente,
que la salud no es la única motivación para alimentarse ni para hacerlo de un
modo determinado, y que la alimentación es funcional en cada una de sus
circunstancias o contextos. Además de la nutricional, cabe considerar otras
funciones importantes de la alimentación que tienen que ver con las necesidades
más inmediatas y cotidianas y con las fórmulas más prácticas o posibles para
resolverlas. Razones relativas a otros imperativos circunstanciales (disposición del
tiempo y presupuesto, tipos y grados de conveniencia, búsqueda de placer o de
sociabilidad) condicionan y determinan del mismo modo, o incluso más, las
maneras de comer.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS

 ADAM, R y C. HERZILCH (1994), Sociología de la alimentación, París,


Nathan.
 AYMARD, M, C. GRIGNON, y E SABBAN (1993), Le tempos de mangar,
alimentación, París, Ediciones MSH-INRA.
 BAUMAN, Z. (2001), La postmodernidad y sus descontentos alimenticios,
Madrid, Akal.BEARDSWORTH, A. y T. KEIL (1997), Sociología en el menú.
An invitation to the study of foo dand society, Londres, Routledge.
 BECK, U. (2001), La sociedad del riesgo, Hacia una nueva modernidad,
Barcelona, Piados.
 (2002), La sociedad del riesgo global, Madrid, Siglo XXI.
 BOURDIEU, P. (1988), La distinción. Criterios y bases sociales del gusto,
Madrid, Taurus.

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