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LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO: ACTUALIDAD DE UN DEBATE

RESUMEN
Nombre del Evento: Fórum de Economía.
Título exacto del trabajo: La transición al socialismo: actualidad de un debate
La clasificación de la temática a tratar de acuerdo a la Convocatoria: Economía
Política y Pensamiento Económico.
Datos del autor principal y del resto de los autores
Nombres y Apellidos: Olga Rosa Cabrera Elejalde y colectivo.
Categoría profesional: Dr.C. Profesora Titular.
Organismo o entidad a la que pertenecen: Universidad de Ciencias
Pedagógicas Enrique José Varona.
% de participación en la elaboración del trabajo: 50 %.
Coautores
Nombres y Apellidos: Yaumara Fernández González.
Categoría profesional: Esp. Profesora Asistente.
Organismo o entidad a la que pertenecen: Universidad de Ciencias
Pedagógicas Enrique José Varona.
% de participación en la elaboración del trabajo: 25 %.

Nombres y Apellidos: Mario Baeza Linchenart.


Categoría profesional: Lic. Profesora Asistente.
Organismo o entidad a la que pertenecen: Universidad de Ciencias
Pedagógicas Enrique José Varona.
% de participación en la elaboración del trabajo: 25 %.

Nombre de la sección de base de la ANEC: Varona.


DESCRIPCIÓN
El presente artículo tiene como objetivo valorar la actualidad del debate sobre la
transición al socialismo para la comprensión de los aspectos de continuidad y de
ruptura en los marcos del actual proceso de actualización del modelo de desarrollo
económico y social socialista cubano, se exponen ideas esenciales acerca del
socialismo desde sus bases teóricas y prácticas con una visión descolonizadora para
pensar críticamente desde el sur la construcción del socialismo en condiciones de
subdesarrollo, se reconstruye el debate sobre la transición desde su historicidad
lógica para profundizar en las características fundamentales del modelo cubano de
transición socialista, sus retos y desafíos ante adversidades internas y externas que
limitan su desarrollo pero mantiene sus conquistas. Finalmente el trabajo profundiza
en el análisis del documento: Conceptualización del modelo de desarrollo económico
y social socialista cubano desde el punto de vista teórico para utilización como medio
de enseñanza-aprendizaje de la Economía Política en las universidades.

Palabras claves: transición al socialismo, características fundamentales del modelo


económico y social socialista cubano, enseñanza-aprendizaje de la Economía Política

1
INTRODUCCIÓN
La complejidad de los procesos de construcción del socialismo implica que en el
decurso de su historia se experimenten debates teóricos acerca del tránsito del
capitalismo a la nueva sociedad. En la actualidad, la polémica adquiere un gran
significado para Cuba, inmersa en un proceso de actualización de su modelo de
desarrollo. De ahí, que el presente trabajo se propone: valorar la actualidad del
debate sobre la transición al socialismo para la comprensión de la continuidad y
ruptura en los marcos del actual proceso de actualización del modelo de desarrollo
económico y social socialista cubano. El trabajo recorre la historia del debate sobre la
transición al socialismo, teniendo en cuenta los puntos medulares en cada periodo del
devenir de la teoría socialista, así como su actualidad e importancia en desarrollo del
proceso de actualización del modelo socialista cubano.

DESARROLLO
La transición, es una categoría dialéctica que implica “la tendencia hacia la
transformación” (Marx, 1973: 424). Lenin (1961) se pregunta: “¿qué significa la
palabra transición? ¿No significará, aplicada a la economía, que en el régimen actual
existen elementos, partículas, pedacitos tanto de capitalismo como de socialismo?” (p,
602). Queda claro la principal disyuntiva puesta a debate sobre el período de
transición al socialismo, la cual sienta las bases para el análisis desde la condición de
país atrasado y mantiene su vigencia en la actualidad.
Como se puede apreciar no es un tema nuevo, el debate teórico acerca de la
transición al socialismo, se manifiesta desde finales de los años 60 del siglo XIX,
momento en el cual aparecen varias tendencias en el movimiento obrero europeo que
polemizan al respecto, entre ellas: la tendencia anarquista que cobra fuerzas en el
movimiento obrero europeo; mientras Marx y Engels, hacían frente a ella,
consiguiendo expulsar a Bakunin (líder anarquista) de la I Internacional durante el
Congreso de La Haya en septiembre de1872; el Partido Obrero Socialdemócrata, que
se definía como marxista, aunque distaba mucho de conocer a profundidad esta
teoría, y la Unión General de Obreros Alemanes, encabezada por F. Lassalle, (que en
realidad era un revisionista y oportunista), se unificaron en el Partido Socialista Obrero
de Alemania, durante un Congreso realizado del 22 al 27 de mayo de 1875, en la
ciudad de Gotha, redactándose un programa común, que sería precisamente objeto
de la crítica por Marx.
La crítica al programa de Gotha, según Engels, tiene su significación en que “por
primera vez, con claridad y firmeza, la posición de Marx frente a la tendencia trazada
por Lassalle (…), tanto en lo que atañe a sus principios económicos como a su
táctica” (Engels, 2009, p. 17).
Hoy al calor del debate de la Conceptualización del Modelo de desarrollo económico y
social cubano (MDESC), cobra especial importancia releer la obra de Marx: Crítica al
Programa de Gotha, donde se exponen ideas que marcan pautas en la construcción
del socialismo, con un rigor conceptual y polémico, que trasciende hasta la actualidad,
tales como: el periodo de transición del capitalismo al socialismo, su necesidad
histórica y sus fases, el trabajo en el socialismo, la distribución de las riquezas en la
nueva sociedad y el papel del Estado socialista.
Marx critica la cuestión del trabajo como fuente de toda riqueza y cultura, la idea de
continua recompensa del trabajo como lassalliana, y también falsa, ya que toda
recompensa debe también pertenecer a la sociedad, siendo la condición para un
trabajo fructífero. Plantea:

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“el trabajo no es la fuente de toda riqueza. La naturaleza es la fuente
de los valores de uso (¡que son los que verdaderamente integran la
riqueza material!), ni más ni menos que el trabajo, que no es más que
la manifestación de una fuerza natural, de la fuerza de trabajo del
hombre” (Marx, 2009, p, 23).
.
El estudio de esta obra a luz del siglo XXI, nos lleva a pensar en esa naturaleza
saqueada y depredada por la mercantilización capitalista, que requiere como plantea
el MDESC, de la construcción de un socialismo sostenible. La naturaleza como dice
Marx, es premisa pero también está dentro de la sociedad y el trabajo. “Sólo como
trabajo social deviene fuente de riqueza y de cultura” (Marx, 2009, p, 25).
Encontramos una alerta muy importante para el éxito del actual proceso de
actualización del MDESC, ya que Marx acota que también
“en la medida que el trabajo se desarrolla socialmente,
convirtiéndose así en fuente de riqueza y de cultura, se desarrollan
también la pobreza y el desamparo del que trabaja, y la riqueza y la
cultura del que no lo hace" (p, 25).
Por tanto, habría que profundizar en cómo logra la sociedad socialista librarse de “esa
maldición histórica.” En el documento: Conceptualización del MDESC, visto el trabajo
como fuente de bienestar y prosperidad (p, 3), omite el sentido social que le atribuye
Marx de manera que no genere pobreza y el desamparo del que trabaja y riqueza
para el que no trabaja; entra aquí el tema de la pirámide invertida en la sociedad
cubana actual.
Por supuesto que la estructura económica heredada del subdesarrollo
capitalista condujo a que en el proceso de transformación revolucionaria se
asumiera la elevación del bienestar y de la calidad de vida de toda la
población desde una concepción integral del desarrollo que incluye lo
económico, lo social, lo político, lo cívico y lo cultural, concretado en políticas
estatales que benefician al universo poblacional, independientemente del aporte
realizado al trabajo social, identificándose la justicia social con la igualdad social.
En la polémica obra de Marx (2009), este critica:
“el socialismo vulgar (y por intermedio suyo, una parte de la
democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a
considerar y tratar la distribución como algo independiente del modo
de producción, y, por tanto, a exponer el socialismo como una
doctrina que gira principalmente en torno a la distribución. Después
que la relación real está aclarada desde hace tiempo, ¿por qué
volver atrás?” (p, 32).
En Cuba hay un avance en la comprensión de esta disyuntiva cuando en la etapa de
Periodo Especial por acuerdo del Consejo de Estado y Consejo de Ministros se
eliminan gratuidades (julio - 94). Posteriormente Castro R. (2009), señala: “(…) parto
de la lógica de que, como ya dije en la pasada sesión del Parlamento, nadie, ni un
individuo ni un país, puede gastar indefinidamente más de lo que ingresa (p, 4) y se
toman medidas para reducir los gastos en la esfera social en correspondencia con las
posibilidades reales. Un año después en el IX Congreso de la Unión de Jóvenes
Comunistas, señala ideas claves:
 “La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el
centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la
sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social (...)”

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 “(…) sin eliminar gastos superfluos y el derroche, no se podrá avanzar en la
elevación del nivel de vida de la población, ni será posible mantener y mejorar
los elevados niveles alcanzados en la educación y la salud que gratuitamente
se garantizan a todos los ciudadanos”.
“La Revolución no dejará a nadie desamparado, luchará por crear las
condiciones para que todos los cubanos tengan empleos dignos (...) Los
primeros interesados en encontrar un trabajo socialmente útil deben ser los
propios ciudadanos”.
 “Sin la conformación de un firme y sistemático rechazo social a las ilegalidades
y diversas manifestaciones de corrupción, seguirán no pocos, enriquecidos a
costa del sudor de la mayoría, diseminando actitudes que atacan directamente
a la esencia del socialismo” (Castro R., 2010, p.3)
Marx (2009), señala que la forma de distribución en la sociedad socialista
debe corresponder al trabajo social aportado, demostrando que “a pesar de este
progreso este derecho igual sigue llevando implícita una limitación burguesa” (p, 30).
Expresa entonces la dialéctica entre igualdad y desigualdad, la primera se manifiesta
en la medida de un mismo racero: el trabajo y la segunda se manifiesta en las
aptitudes físicas desiguales de los individuos, en la desigual capacidad de rendimiento
e incluso situaciones familiares distintas.
“En el fondo es, (…) como todo derecho, un derecho de la desigualdad” (p,
30), “son defectos inevitables de la primera fase de la sociedad comunista,
tal y como brota de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso
alumbramiento,” (p. 31). Sin embargo, durante mucho tiempo, las prácticas
de igualitarismo y la enseñanza del marxismo, basada en manuales
soviéticos, hizo que quedara grabado en la conciencia de la gente la idea
de que en el socialismo, “somos todos iguales,” incluso en la manera de
pensar.
El no aplicar consecuentemente esta forma de distribución como estímulo
directo a la productividad del trabajo, ha limitado el soporte material para la
construcción del socialismo en Cuba, en tanto se ha centrado la atención en la
distribución de los fondos sociales de consumo, creándose la falsa expectativa de
que el Estado tiene que dar todo gratuitamente, lo cual da paso a la formación de
una mentalidad de consumo en detrimento de una mentalidad de productores.
No obstante hay que tener en cuenta que:
“en la práctica, todas las experiencias de construcción del
socialismo, contrariamente a la teoría de Marx, triunfaron en
países con bajo desarrollo de las fuerzas productivas. La cantidad
de trabajo aportado deja de ser un indicador confiable en la
medida en que la heterogeneidad productiva implique
diferencias notables de productividad intersectorial,
imposibilitando su conmensurabilidad, (…) el indicador de calidad
resulta erosionado por la heterogeneidad, dado que se
correlaciona con las condiciones de trabajo en que se
desenvuelva el trabajador, y que pueden ser exógenas a él”
(Odriozola S y Colina H, 2016, p, 9).

Por otra parte, Marx (2009), señala que se trata de una sociedad que “(…) surge
precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos
sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja
sociedad de cuya entraña procede (p, 29), es la primera fase del comunismo y “(…)

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brota de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento” (p,
31).
Está claro que en los documentos que rigen el proceso de actualización del MDESC,
se reconoce la necesidad de un período de transición, en tanto se plantea que “la
sociedad cubana se encuentra en el período histórico de construcción del socialismo”
(p. 4), aunque no se hace referencia al comunismo, se evidencia la base teórico-
metodológica legada por el marxismo originario.
Ahora bien, como plantea Marx, en este periodo subyacen elementos de la vieja
sociedad capitalista. Sabemos que la conceptualización del MDESC, centra su
atención en el deber ser de una sociedad socialista a la cual se aspira. Sin embargo,
identificar los aspectos que en lo económico, en lo moral y en lo intelectual, “llevan el
sello de la vieja sociedad;” resulta de gran importancia para lograr el ideal.
Dice Sánchez (2014): “la idea del socialismo se ha vuelto problemática al encontrarse
con la dura realidad” (p. 11) y Martínez (2016), afirma: “Cuba está entrando en una
etapa de dilemas y alternativas diferentes, entre los que sobresalen los que existen
entre el socialismo y el capitalismo, teatro de una lucha cultural abierta en la que se
pondrá en juego nuestro futuro” (p.1). Entonces, habría que ver cómo está
impregnado el concepto e ideal de socialismo a escala de la sociedad, fuera de los
documentos oficiales, hoy es solo una mención rara, asociada a las grandes
conquistas de la nación cubana, en etapa anteriores y que hay que defender a toda
costa.
Para la sociedad en transición socialista, resulta fatal la reproducción de las
relaciones, las instituciones, las ideas y los sentimientos que rigen la dominación
capitalista. Al decir de Martínez (2016), la batalla entre esas dos maneras de vivir, ha
dado muchos refuerzos a la del capitalismo. Sin pretender el poder político, su campo
de batalla principal está en la vida cotidiana, las relaciones sociales, el aumento y la
expansión de los negocios privados y de relaciones económicas y sociales, las ideas
y los sentimientos que se consumen. (Martínez, 2016, p. 1).
Por tanto, comprender el período de transición como un proceso de tensión entre lo
viejo y lo nuevo, no significa que debemos aceptar esas contradicciones sin intentar
solucionarlas. Nuestra tarea es identificarlas y conocerlas bien pero para resolverlas
en un modo favorable al socialismo y trabajar con todas nuestras fuerzas “para ayudar
a la Era en el doloroso parto del corazón de un nuevo mundo de justicia”. (Solar,
2017, p.4).
Otra de las esencia de la polémica obra de Marx, citada en páginas anteriores es que:
Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la
transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período
corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no puede
ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado. (Marx, 2009, p, 29).
Se refiere a un período de tránsito cuyo contenido esencial es la reestructuración
revolucionaria de la base económica, lista ya para el cambio y la tarea de
reorganización de las relaciones políticas y sociales mediante la transformación de la
superestructura bajo la dictadura del proletariado, entendida no como régimen
dictatorial o autocracia, sino que refleja el carácter centralizado del estado obrero para
garantizar la dominación de la clase obrera.
Marx y Engels (1979) plantearon: “para nosotros, el comunismo no es un estado que
debe implantarse, un ideal que ha de sujetarse a la realidad. Nosotros llamamos
comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual (...)” (p,
36). Implica determinar el sentido de búsqueda de una sociedad diferente, que debe
conjugar ante todo la eliminación de la explotación económica con la creación de

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nuevas relaciones que transformen al mundo y al ser humano. En tanto que no se
implanta y en tanto movimiento, cambio, transformación, puede ser diverso porque
“(…) las condiciones de este movimiento se desprende de la premisa actualmente
existente (…)” (p, 36).
Por tanto, el socialismo más que un Estado, un modelo, un modo de producción
específico, es un período de transición, un movimiento, un proceso. Más que un lugar
de llegada es un camino, hacia el comunismo, hacia el modo de vida comunista no
reñida con el bienestar material y la prosperidad.
Para los clásicos del marxismo, el comunismo sería fruto del desarrollo capitalista y
de un proceso histórico viable y posible a escala universal y no local porque este sería
aplastado por las fuerzas productivas del capitalismo, “el comunismo, empíricamente,
sólo puede darse como la acción “coincidente” o simultánea de los pueblos
dominantes, lo que presupone el desarrollo universal de las fuerzas productivas y el
intercambio universal que lleva aparejado” (p, 35-36). En este análisis desempeña un
papel esencial las condiciones epocales, Marx y Engels no diseñaron un modelo ni un
proyecto histórico socialista, ellos elaboraron una teoría científica, “una guía para la
acción.”
En sentido general, los estudios del marxismo originario sobre la génesis, desarrollo y
destrucción del capitalismo hacen énfasis en el mundo desarrollado euroccidental,
aunque no soslayaron el impacto de éste en otras regiones del mundo, lo cual se
hace evidente en el análisis de la acumulación originaria del capital, al exponer en el
capítulo XXIV de El Capital, el costo que significó para los pueblos de América y África
este proceso que implicó el tránsito del régimen feudal al capitalismo en Europa;
también incursionaron en el curso diferente que habían seguido otras sociedades en
su evolución histórica, a lo que denominaron: modo de producción asiático.
Una vez Europa esté reorganizada, así como América del Norte, eso dará un
impulso tan fuerte y será un ejemplo tan grande, que los países semicivilizados
seguirán ellos mismos nuestra senda; de ello se ocuparán, por sí solas, las
demandas económicas. Las fases sociales y económicas que estos países
tendrán que pasar antes de llegar también a la organización socialista, no
pueden, creo yo, ser sino objeto de hipótesis bastante ociosas. (Engels, s/f, p,
508).
De este modo, se abre un camino a futuras investigaciones sobre la transición al
socialismo en países dependientes o subdesarrollados, pero no un cuerpo teórico al
respecto.
Sin embargo, la teoría marxista en esta dirección, no ha sido suficientemente
desarrollada. De gran importancia y trascendencia son la teoría y práctica de V. I.
Lenin, fundador del primer Estado socialista en la antigua Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS), al comprender el momento histórico y desarrollar el
marxismo a la luz de los nuevos acontecimientos.
El debate sobre la transición en el siglo XX
El capitalismo evolucionó a la fase imperialista, modificando las condiciones del
cambio revolucionario. Lenin hace explícita la ley del desarrollo desigual del
capitalismo, dando continuidad al marxismo aporta la teoría del imperialismo como la
fase superior del capitalismo y el análisis de la situación de las naciones que hoy se
llaman subdesarrolladas. La configuración de un sistema capitalista de economía
mundial por la vía de la internacionalización de las relaciones de producción
capitalistas condujo a la formación de una doble cadena de países a escala
planetaria: el centro desarrollado del capitalismo monopolista con un puñado de
naciones desigualmente desarrolladas (cadena imperialista) y de otro lado, un

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conglomerado mayoritario de países coloniales, neocoloniales y dependientes
(después llamados subdesarrollados)
Lenin desarrolla la teoría marxista de la Revolución Socialista y previó que la
revolución política proletaria podría emerger del eslabón más débil de la cadena
imperialista, la revolución de octubre en Rusia, dirigida por Lenin, confirmó la teoría.
En continuidad y desarrollo del marxismo, en 1919 fundamenta que:
“teóricamente, no cabe duda de que entre el capitalismo y el comunismo existe
cierto período de transición. Este período no puede dejar de reunir los rasgos o
las propiedades …de ambas formaciones de la economía social, no puede
dejar de ser un período de lucha entre el capitalismo agonizante y el
comunismo naciente; o en otras palabras: entre el capitalismo vencido, pero no
aniquilado, y el comunismo ya nacido, pero muy débil aún” (Lenin, 1961, p,
289).
Conceptualmente, este período además de transformaciones económicas y sociales,
es un período de lucha de clases, de quién vence: el capitalismo o el socialismo. Se
abre una etapa de aguda polémica, fue el crucial dilema histórico que afrontaron los
bolcheviques.
Al plantearse el paso del Comunismo de Guerra a la Nueva Política Económica
(NEP); los debates se hicieron más profundos en el seno del Partido Comunista de la
ex URSS; es un periodo que se caracteriza por la multiplicidad de formas económicas
y una enconada lucha de clases, la necesidad de volver al capitalismo de Estado,
para crear la base técnico material, y pasar al socialismo. De manera que a diferencia
de Marx plantea tres momentos para los países atrasados: período de tránsito
(capitalismo de Estado), el socialismo y el comunismo.
La NEP, permite comprender la heterogeneidad económica de la transición socialista
que fundamentó Lenin, donde reconoce varios tipos económicos. Al respecto se
suscitó un profundo debate en el seno del Partido Comunista de la ex Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (PCUS), la izquierda la consideraba como una
concesión al capitalismo, al extremo se situaban: L. Trotsky, N. Bujarin, G. Zinóviev y
otros, quienes pensaban que la concesión al capitalismo se iba más allá de lo
permisible.
Lenin estaba claro del peligro y planteaba que se trataba de medidas transitorias para
fortalecer la economía soviética, a su muerte en 1924 se había consolidado el poder
estatal, derrotado la invasión imperialista y la contrarrevolución interna, se habían
nacionalizado las industrias claves, mecanizado la agricultura, distribuido las tierras
entre los campesinos y reanimado la agricultura y la industria.
Originalmente existía una opinión generalizada entre los comunistas que era
imposible una revolución socialista en un solo país, de campesinos y atrasado, sin
que triunfara una revolución en occidente; tres soluciones se abren paso:
 Trotsky, abogaba por la construcción del socialismo en Rusia mientras se
impulsaba simultáneamente la revolución en el exterior, que evitaría la
“degeneración burocrática,” en cuanto a la política interna planteaba el desarrollo
de la industria, la colectivización, la mecanización de la agricultura y la planificación
de la economía. Trotsky y la “oposición de izquierda” fueron derrotados en el XIV
Congreso del PECUS (1925);
 Bujarin, representante de la pequeña burguesía u “oposición de derecha,” abogaba
por el socialismo como forma de desarrollo y veía la NEP como el camino al
socialismo oponiéndose a la industrialización y la colectivización, esperaba el
apoyo de las organizaciones no comunistas. Fue derrotado en 1927; cuando fue
aprobada la política de colectivización agraria e industrialización a ritmos forzosos,

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 Stalinquien afirmaba, al igual que Lenin, que el socialismo podía construirse en un
solo país y sin ayuda de los aliados no comunistas, que el autofinanciamiento de la
industria sería lento y el financiamiento externo sería imposible y que por tanto el
financiamiento de la industria tenía que lograrse mediante la producción agrícola.
Roger K y Thomas K (2013) plantean que “desde antes de la Revolución, en el
Partido Comunista se manifestaba más de una tendencia (…) hay una continuidad
entre las posiciones de Bujarin, Jrushchov y Gorbachov” (p, 18-19).
En la polémica soviética de los años 20 y 30 del siglo XX no faltaron temas como el
funcionamiento de la ley del valor en el socialismo, la planificación de la economía, la
propiedad socialista, la democracia, el papel del Estado, el trabajo humano y la
distribución socialista de las riquezas, entre otros. Lo cierto es que en sentido general
la teoría marxista se fue impregnando de un rígido dogmatismo expresado en
manuales que planteaban el cumplimiento forzoso de ciertas regularidades para la
construcción del socialismo.
Desde una mirada externa a la polémica sobre la construcción del socialismo en la Ex
URSS, vale la pena recordar las posiciones de Luxemburgo, Luckas y Gramsci en
cuanto a la crítica desde el marxismo a este proceso, al desarrollar el papel de la
superestructura y papel de lo subjetivo en la praxis revolucionaria. Durante mucho
tiempo, estas ideas no se estudiaron en Cuba. El marxismo occidental, requiere ser
estudiado a profundidad a la luz de la construcción del socialismo cubano.
Luxemburgo aboga por reforzar el papel del Estado y la organización del Partido,
Luckas considera de gran importancia tener en cuenta la el papel de la Historia y la
conciencia de clases, señala que las fuerzas motrices de la economía por si solas no
conducen a la transición es necesario hacerlo de forma consciente y plantea las
diferencias entre estado burgués y el estado proletario en cuanto s su función social,
alerta:
Toda sobrestimación de la madurez de la situación y del poder del proletariado,
toda subestimación de la violencia de las fuerzas adversas se pagan
amargamente en la forma de crisis, de recaídas, de evoluciones económicas
que retrotraen por fuerza a una situación anterior al punto de partida (Lucask G,
1970, 285).
Gramsci, por su parte presta gran atención al poder que se ejerce mediante la
hegemonía cultural que las clases dominantes logran ejercer sobre las clases
sometidas, a través del control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y
de los medios de comunicación. Prestar atención a este elemento en las condiciones
actuales donde el poder mediático imperial, es hegemónico es de gran importancia
para el éxito del proceso de actualización del socialismo cubano, no basta con el
control estatal de los medios de comunicación oficiales porque existen múltiples
medios alternativos que hoy compiten con el anterior y cuya esencia es hacer
prevalecer los valores, patrones de consumo cultural y estilos de vida del
imperialismo.
Hoy el presidente cubano Miguel Díaz-Canel hace un llamado a la informatización de
la sociedad pero no basta, es necesario educar a la población en la elección,
procesamiento y análisis del cúmulo de información que circula a través de las
tecnologías, en ello la educación debe recuperar el curso de la calidad para que esté
al nivel de su tiempo como nos enseñó Martí.
El debate sobre el socialismo durante los años 20 del siglo XX, se extiende a América
Latina, Mella, Ponce, Marinello y sobre todo Mariáttegui, marcan la diferencia, “no
será calco ni copia, sino creación heroica,” si es creación entonces es diverso. Así en

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los años 50 de este siglo, triunfa en Cuba la primera Revolución socialista de América
Latina.
A pesar de su carácter creador, Cuba no estuvo al margen de la influencia del
marxismo soviético aun cuando desde muy temprana fecha en del triunfo
revolucionario Guevara alertaba sobre los problemas de la construcción del
socialismo en la ex URSS y avizora lo que hoy conocemos como derrumbe del campo
socialista en Europa Occidental.
Para Guevara (2006), “…del año 21 en adelante, y hasta poco antes de su muerte,
Lenin llamaba capitalismo de estado, pero que en realidad también puede llamarse
capitalismo premonopolista en cuanto al ordenamiento de las relaciones económicas”
(p 14).
Por otra parte, Figueroa V. y otros (2006); reconocen que la NEP, contiene los
vectores claves del proceso de acumulación originaria socialista: heterogeneidad
económico-social y de clases, mecanismo económico plan-mercado y
superestructural (política, democracia, cultura y otras) bajo el mando del proletariado.
“No implicaba de suyo una concepción autárquica ni local del comunismo, tampoco un
enfoque economicista del socialismo, sino un resultado de la teoría general del
desarrollo marxista” (p, 4), Lenin consideraba que el capitalismo monopolista de
Estado es "la preparación material más completa para el socialismo, su antesala” y
que por tanto para llegar al socialismo había que pasar por esta etapa.
En Cuba el socialismo se construye en determinadas condicionantes históricas,
complejas y difíciles, no faltó el debate, así la polémica que tuvo lugar en los años 60
del siglo XX, apunta elementos importantes que hoy debieran examinarse con mayor
atención. Eta gira alrededor de la polémica: plan-mercadeo y sistema presupuestario-
cálculo económico.
Además de Charles Bettelheim, participaron en el debate, entre otros, Ernest
Mandel,, Marcelo Fernández Font, Alberto Mora, Luis Álvarez Rom, Joaquín Infante y
Carlos R Rodríguez.
Carlos R Rodríguez defendía los principios del cálculo económico, critica la idea del
Che acerca de que en Cuba se podría llegar rápidamente a la sociedad comunista
gracias a la conciencia, por eso no compartía la idea de que era factible liquidar en
breve tiempo viejas categorías como la ley del valor, para Rodríguez, el estímulo
material era determinante en las condiciones de la economía en transición en
oposición al Che que planteaba la dialéctica entre el estímulo material y moral con
énfasis en el último. Durante los años 1961-1963, el Che no se dedicó a atacar
directamente a los defensores de los principios de la autogestión y se dedicó
especialmente al estudio de la teoría del valor por el trabajo y de las categorías de la
producción mercantil.
La ley del valor es para el Che una ley esencialmente capitalista, que sigue actuando
en la transición al socialismo, pero con serias modificaciones provocadas por el
surgimiento de un sector estatal dominante, por ello considera que la planificación
“….tiene un contenido económico y político. Es el modo de desarrollarse la sociedad
socialista. Esto nos indica algo muy importante: para que exista planificación tiene que
haber socialismo”
Bettelheim se presenta diametralmente opuesta a la del Che y sus partidarios, que
consideraban que las palancas morales eran decisivas en la construcción del
socialismo. Una vez descrita la posición de Rosa Luxemburgo y la ultra izquierdista de
Bujarin, el autor señala en primer lugar, que las relaciones monetario mercantiles
(intercambio), no desaparecían por decreto y que solo la socialización real avanzada,
es la que debilitaría las categorías monetario mercantiles.

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Guevara concibe una nueva forma en que se refleja teóricamente la correlación entre
fuerzas productivas y relaciones de producción en la época de transición del
capitalismo al socialismo y plantea:
“El socialismo económico sin moral comunista no me interesa. Luchamos contra
la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación. Uno de los
objetivos fundamentales del marxismo es hacer desaparecer el interés, el factor
de interés individual y de lucro como motivación psicológica… Por lo tanto, si el
comunismo no se preocupa del hecho de conciencia, se convierte en un método
de distribución, pero no será nunca una moral revolucionaria” (Guevara, 2006, p,
46-47).
Desde la dialéctica nos presenta una nueva forma en que se refleja teóricamente la
correlación entre fuerzas productivas y relaciones de producción en la época de
transición del capitalismo al socialismo, considerando el problema de la relación
dialéctica economía- moral, la lucha contra la enajenación del trabajo, propone el
trabajo voluntario, considera el comunismo como un fenómeno de conciencia, la cual
hay que desarrollar en el ser humano, la educación individual y colectiva para el
comunismo es una parte consustancial a él, aprovechamiento de la técnica. Para él
conciencia más producción de bienes materiales es comunismo.
El debate sobre la transición en el siglo XXI
Autores como Sierra (2009), quien señala que en el presente siglo, no solo “no se
tiene una teoría científica acabada sobre la construcción socialista, como no se tiene
tampoco una teoría científica suficientemente acabada acerca de cómo incide el
capitalismo contemporáneo, con su lógica de desenvolvimiento histórico, en las
premisas materiales de la transición al socialismo” (p, 2), lo que nos lleva a pensar
¿cómo los modelos globales de acumulación capitalista influyen en las premisas
materiales para la construcción del socialismo?
No vamos a agotar este tema en toda su magnitud, solo queremos llamar la atención
en cuanto al contexto histórico social en que tiene lugar la actualización del MDESC:
un mundo globalizado al estilo neoliberal que provocado una crisis estructural
sistémica que no encuentra salida hacia la recuperación de la economía mundial y
deja a su paso profundas consecuencias no solo económicas, sino también en el
plano social, ambiental y cultural en general que en los últimos años se ha arreciado
con el proteccionismo del ultrarreaccionario gobierno de Trump que arremete contra
toda fuerza progresista: recordemos la manipulación contra el gobierno de Dilma en
Brasil, el encarcelamiento de Lula, las acciones contra Cristina en Argentina y las
amenazas de invasión a Venezuela. Pero también la guerra comercial con China y la
activación del Título III de la Ley Helms-Burton, contra Cuba.
En medio de esta situación mundial, hoy en Cuba, el proceso de actualización del
MDESC plantea el debate popular, más amplio que conoce la historia del socialismo
para su conceptualización, aunque este documento tiene un carácter integral, a
nuestro juicio el tema de mayor trascendencia es el de las formas de gestión de la
economía que entraña la heterogeneidad de la propiedad y la multiplicidad de formas
económicas.
Teniendo en cuenta que uno de los principios que sustentan el modelo económico y
social cubano es: la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios
fundamentales de producción como forma de propiedad principal del sistema
socioeconómico, base del poder real de los trabajadores y de todos los cubanos y que
la condición de propietario común de cada ciudadano es el fundamento del derecho
inalienable de los cubanos a ser beneficiarios de la riqueza creada con estos medios,

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participar en las principales decisiones sobre su uso, al aseguramiento de los
servicios sociales universales, así como de otros beneficios y subvenciones.
Es este el sustento objetivo para el logro de la identificación e involucramiento de
todos, independientemente de la forma de propiedad o gestión en que cada uno
participe, en la construcción de la sociedad socialista. ¿Cómo el ciudadano siente que
es propietario común de los medios de producción fundamentales? Para que el
ciudadano se identifique e involucre en todo como es necesaria la reafirmación de su
carácter de productor-propietario real de los medios de producción socializados y de
la riqueza social creada, ello implica una participación real en la toma de decisiones
en los procesos productivos y una la distribución que se corresponda con lo aportado,
en tanto el bienestar y la calidad de vida implican la satisfacción de las necesidades
de consumo, que son cambiantes y tienen obviamente un sustento material que es la
producción.
Si bien, por definición y jurídicamente se refrenda que los medios de producción
fundamentales son propiedad de todo el pueblo, esta se realiza bajo la gestión del
Estado; así, entre el principio jurídico y la realidad se abren brechas matizadas por la
subjetividad del trabajador que denotan la existencia de enajenación del trabajo: el
trabajador continúa produciendo algo de lo cual él no dispone directamente, continúa
recibiendo una remuneración por el trabajo, su participación en la gestión, aún
regulada por normativas, se realiza en un colectivo dado, en condiciones específicas
de las cuales depende la aplicación de lo regulado. (Machado: 2004: 303)
Es cierto que en el socialismo se eliminan las premisas objetivas del carácter
enajenado del trabajo (la propiedad privada capitalista sobre los medios de
producción y del fruto del trabajo). Sin embargo, en la propiedad social estatalmente
gestionada, cuando no se elimina la enajenación del trabajo, también se produce un
fenómeno similar que tiene que ver la toma de decisiones por ejemplo para la
realización de inversiones, en qué se emplea el resultado del trabajo, los criterios de
distribución del producto social, acciones estas en las cuales tiene derecho de
participación el ciudadano-productor. Aun cuando se hagan a nombre de la sociedad,
con la mejor de las intenciones; al no mediar la participación ciudadana, devienen
enajenación del trabajo.
La enajenación puede continuar bajo nuevas formas si los trabajadores no tienen
participación real en la dirección del proceso productivo, en las decisiones sobre la
distribución de las ganancias y si no se logran transformar realmente en dueños de
estos medios; el robo, la corrupción, el desvío de recursos, también son formas de
enajenación de los resultados del trabajo, estas formas son más evidentes y pueden
ser tratadas jurídicamente, pero cuando se trata de las formas enajenantes que
emergen en el plano subjetivo: criterios políticos, comportamiento ciudadano y
distorsión de las formas organizativas vigentes en la sociedad, resulta más difícil
apelar por la desalienación; por eso es importante la formación del ciudadano desde
una perspectiva cultural que refleje lo económico, lo jurídico, lo político y la ética en su
integralidad.
Por supuesto, hay decisiones que por su grado de complejidad, atendiendo a las
condiciones del mundo de hoy, y que depende de realidades estructurales de orden
socioeconómico y sociopolítico, que no pueden ser tomadas en los colectivos
laborales. Pero si la estructura orgánica de cada colectivo en el conjunto del sistema
socioeconómico de la sociedad, de concibe de modo que se pueda realizar

11
sistemáticamente la condición de propietario colectivo, es posible la toma de
conciencia de propietario común de los medios de producción fundamentales, lo cual
implica: apropiación directa del producto social de cada colectivo, establecidas por
consenso y de acuerdo con la ley de distribución con arreglo al trabajo, lo cual
redunda en una mayor responsabilidad socioeconómica del colectivo laboral respecto
de su actividad.
El ejercicio del derecho de participación de los trabajadores, se produce tanto a
escala de las grandes decisiones de las políticas nacionales (debate de los propios
Lineamientos, consulta popular y referendo para aprobar la Constitución de la
República o el debate necesario sobre el modelo de sociedad al que se aspira), como
a escala del colectivo laboral en lo que concierne a su papel como responsables ante
la sociedad del funcionamiento eficiente de ese segmento de propiedad social en las
que ejercen su papel económico, siendo expresión de la unidad indisoluble entre el
ejercicio del derecho y cumplimiento de los deberes.
Ahora bien, si a escala del colectivo laboral no están resueltos los problemas
estructurales que permitan que el trabajador se auto-identifique como propietario
colectivo, se debilita o se pierde el sentido del ejercicio del control de estos sobre las
decisiones y por consiguiente, su condición de propietario colectivo se aleja de su
esencia, será apreciada solamente en las prestaciones que recibe a través de las
políticas sociales que el Estado promueve y ejecuta, generalmente consideradas
“dadas”, naturales u obligatorias. Esto hace que se exija el derecho aun sin
cumplimiento del deber.
En este sentido el factor económico es esencial en la perspectiva de recuperar el
trabajo como valor económico, pero no puede desligarse de lo ético en lo que
respecta a la dignificación del trabajo como valor social, la formación de sentimientos
de amor al trabajo y de propietarios colectivos, lo cual sólo es posible mediante la
asimilación de la cultura socialista, así el fomento y desarrollo de la cultura económica
entre los educadores es un paso importante para el logro de estos objetivos.
La desalienación es un proceso inacabado que se inicia con el establecimiento de un
Estado socialista, pero como todo proceso, está en constante cambio, transformación,
no es posible esperar a que se resuelvan todos los problemas económicos para
trabajar en un sentido ético y político – ideológico, más aún si se toma en
consideración que en Cuba se construye el socialismo desde el subdesarrollo.
Como se puede apreciar, el camino para alcanzar el modelo ideal de ciudadano a
formar, no es lineal, está plagado de múltiples contradicciones, que sin dudas
constituyen fuente del desarrollo pero que en los momentos actuales están en pleno
proceso:
 Contradicción fundamental antagónica: entre el sector privado y el sector
estatal. ¿Quién vence a quién?- Como diría V.I. Lenin.
 Contradicción entre fuerzas productivas y relaciones de producción: carencia
de una base técnico-material para la construcción de un socialismo próspero y
sostenible.
 Entre el carácter de regulación social de la economía y la utilización de las
relaciones monetario- mercantiles. Plan vs mercado.
 Entre el desarrollo económico y social.

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 Entre los intereses económicos que se entrelazan y contraponen en las
diferentes esferas de la vida económica y social.
 La contradicción de la economía-nación vs economía mundial.
En este escenario económico, las iniciativas y soluciones socialistas a los problemas,
la creatividad, el espíritu de sacrificio como parte de la autoestima y dignidad del
ciudadano, aun cuando sigue teniendo como fortaleza como núcleo ideopolítico: la
unidad del pueblo y la lucha por la justicia social en las dinámicas y prácticas sociales;
se advierte una tendencia al individualismo y la exaltación del consumo; disfunciones
sociales, como: prostitución, proxenetismo, drogadicción, corrupción, oleadas
migratorias y otros tipos de delincuencia, asimilados como patrones de éxito y
prosperidad material, unido al distorsionado funcionamiento de las estructuras
familiares e institucionales.
Por consiguiente, no es suficiente la acción educativa que se desarrolla en la escuela
como institución, el trabajo en red que permita la participación de todo el tejido social
en la formación ciudadana es de vital importancia.
El desarrollo económico desde la participación ciudadana
El desarrollo movimiento socioeconómico orientado a proporcionar a cada uno de los
ciudadanos una igualdad de oportunidades para acceder a un vida decorosa y plena,
permite establecer nexos entre la economía y la formación ciudadana, varios autores
buscan estas relaciones desde sus puntos de vista diversos.
Molina J (2015), considera que la participación ciudadana impulsa el desarrollo
económico, desde su punto de vista, este se puede entender como un proceso en
donde los ciudadanos se integran para impulsar sus oportunidades como personas,
como emprendedores y como grupos sociales, en función del bien común, para él la
participación es, un factor de modernización y es parte de ese cambio, además de
constituir un elemento esencial para la eficacia.
Otros autores como Rebollo y Martín (2001), Vázquez I (2013) y Sunyer (2013), se
refieren a una economía ciudadana, evidenciándose que es un tema que está siendo
muy referenciado en los medios y redes sociales.
La autora cubana Torres (2016), propone en el contexto de la Conceptualización del
modelo económico y social de desarrollo socialista y el Plan nacional de desarrollo
económico y social hasta el 2030, repensar la ciudadanía para los ciudadanos
teniendo en cuenta el costo de la vida. Su análisis parte de la relación entre
ciudadanía y propiedad, demostrando en su estudio la necesidad de interrelación
entre ellas.
Para esta autora la actualización del modelo económico plantea “un desafío
académico-político: la reflexión sobre la ciudadanía a través de sus debates alusivos a
la libertad, la igualdad, la propiedad y la diversidad social” (p; 96)
Está claro desde las tesis marxista sobre la relación base económica -
superestructura que la relación ciudadanía- propiedad parte de aceptar que la
pertenencia de los seres humanos a una comunidad política depende de las
condiciones materiales, las cuales implican la inclusión o exclusión de la ciudadanía.
En esta dirección la contradicción entre el ideal y la realidad se hace notar, en la
medida que el modelo plantea que la condición de propietario común, de cada
ciudadano, es el fundamento del derecho inalienable de los cubanos a ser
beneficiarios de la riqueza creada con estos medios. Sin embargo, la diversidad de
formas de gestión de la economía abre brechas entre la igualdad formal del
ciudadano cubano y la desigualdad socioeconómica y cultural, la cual reproduce la
subordinación de amplios grupos sociales.

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Al decir de Vuolo (2013), “la carencia de un nivel adecuado de ingreso personal es el
instrumento clave en la definición del proceso de exclusión social” (p; 1). También
Torres (2016), plantea que “el acceso o no a condiciones materiales que garanticen la
existencia determina la exclusión real de derechos: si la ciudadanía establece una
radical igualdad entre los miembros del cuerpo político, para realizarla plenamente un
ciudadano debería ser un individuo económica y políticamente autónomo como
cualquiera de sus pares” (p; 94).
Estudios realizados por sociólogos cubanos mediante encuestas nacionales a los
hogares evidenciaron que para 1999 se incrementó en un 20% la situación de riesgo
de pobreza en la población urbana y un 48% no lograba satisfacer sus necesidades
alimentarias (Espina y Echeverría, 2015), condicionado por el deterioro del salario
real, la dualidad monetaria y la segmentación de mercados de bienes y servicios de
consumo. Unido a ello, la ampliación del trabajo por cuenta propia ha revivido la
exclusión por color de la piel y de género.
Entonces la existencia digna, la autonomía del ciudadano es una lucha por reproducir
la vida en un contexto donde los actores sociales no son iguales como refrenda la ley,
lo cual merma la participación en espacios públicos, limita la posibilidad que las
demandas sociales se conviertan en políticas públicas y por tanto el ejercicio de la
ciudadanía, propiciando además malas prácticas en esta dirección. Una de las vías
para la formación del ciudadano en esta dirección es la educación. El desempeño del
profesor en la formación de una cultura económica que se corresponda con el
ciudadano que se aspira a formar es de vital importancia para la comprensión de
estas contradicciones y su solución para el desarrollo del socialismo cubano.
CONCLUSIONES
La historia del debate sobre la transición al socialismo constituye un referente
obligado para cualquier sociedad que emprenda este camino.
Resulta imprescindible retomar este debate desde su historia y experiencias prácticas,
en los marcos del proceso de actualización del modelo de desarrollo económico,
social y socialista cubano es de vital importancia para no perder el rumbo hacia la
edificación de una sociedad socialista próspera y sostenible.
La formación de la cultura económica a partir del reconocimiento de contradicciones
entre el modelo ideal y la realidad, generando espacios de debate para el ejercicio del
criterio propio y valoraciones críticas de los comportamientos sociales que se generan
a partir de malas prácticas en ejercicio de la ciudadanía, que propician el deterioro de
la economía en función del bien común, es de vital importancia para el desarrollo
exitoso del proyecto socialista.

RECOMENDACIONES
Continuar profundizando en los fundamentos teóricos de la transición al socialismo de
manera que el enfoque integral de la conceptualización del MDESC se visibilice en la
dinámica del funcionamiento de la sociedad a partir de la unidad dialéctica de lo
económico y lo social, lo objetivo y lo subjetivo, lo ideal y lo real, en fin la unidad de la
teoría y la práctica (incluyendo la cotidianidad).
Continuar estudiando los documentos rectores del proceso de actualización del
MDESC de manera que permita desde una reflexión de la práctica valorar el costo
social que entraña cada una de las políticas económicas.
Reflexionar acerca del papel que desempeña la formación de la conciencia en la
construcción de una economía socialista, donde la educación del sentimiento de
propietario común de los medios de producción fundamentales desde la comprensión
del nexo ciudadanía-economía y la participación real la solución de los problemas

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económicos implique la responsabilidad cívica, el ejercicio de derechos económicos,
políticos, culturales, sociales y civiles y el cumplimiento de los deberes mediante el
compromiso y la contribución social.
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