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ACTO JURIDICO: SIMULACIÓN

1. INTRODUCCIÓN

La manifestación de voluntad, constituye la esencia misma del acto jurídico por cuanto
mediante ella se da a conocer la voluntad interna. Sabemos que la voluntad interna no es
suficiente pues necesita de la manifestación, de la misma manera como esta requiere de
ella para la formación del acto jurídico, ya que entre ambas es imprescindible que exista
una correlación máxima si la manifestación tiene por contenido la voluntad interna, De
ahí, entonces, que en los actos bilaterales, la manifestación de voluntad de cada una de
las partes debe ser la exteriorización de su respectiva voluntad interna, esto es, expresión
de su verdadera y real intención.

Pero puede ocurrir que los actos jurídicos sean simulados. Como nos señala el
autor: “Puede ocurrir que los actos revistan carácter ficticio: en la idea de las partes
no están destinados a recibir ejecución, por lo menos en los términos en que se
presentan visiblemente”. (FERRARA, La simulación de los negocios jurídicos, pág. 1).

La idea de la simulación del acto jurídico parte, por eso, de una disconformidad entre
lo que se declara y lo que se quiere, de una discordancia entre la voluntad interna y su
manifestación, con la deliberada finalidad de presentar un acto jurídico inexistente cuyos
aparentes efectos no desean las partes, o que, en realidad lo que ella quiere es presentar
apariencias que tampoco coincidan con su interno querer.

2. ACTO JURÍDICO

Se denomina acto jurídico al acto humano, voluntario y consciente que tiene como
finalidad establecer relaciones de tipo jurídico entre las personas, como ser, entre otras,
crear, modificar, regular y extinguir derechos. A través de este acto se producirá, ya sea
en las cosas o en el mundo exterior, una modificación, porque así lo dispone el
ordenamiento jurídico que corresponda, generando lo que se conoce como consecuencias
jurídicas, entonces, básicamente, un acto jurídico será la manifestación de la voluntad con
el claro objetivo de generar consecuencias de derecho. Se encuentra regulado en nuestro
código civil de 1984 en su artículo 140° El acto jurídico es la libre manifestación de
voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas.

Para la validez del acto jurídico se requiere:


- Que el sujeto tenga plena capacidad de ejercicio, salvo los casos de excepción
previstos en la ley, y esté legitimado para celebrarlo.

- Que la relación jurídica sea lícita.

- Que cuando recaiga sobre bienes, servicios o abstenciones, sean físicamente


posibles, determinados o determinables, y susceptibles de tráfico jurídico.

- Que su finalidad sea lícita.

- Que se cumpla la formalidad que, bajo sanción de nulidad, establece la ley.

3. LA SIMULACIÓN

En las relaciones jurídicas diarias los seres humanos, realizan una diversidad de actos
simulados. Algunos por el simple gusto de mentir otros con relevancia jurídica. En el
ámbito de los actos jurídicos, la simulación es muy frecuente. Se usa para engañar a
terceros con los más diversos fines: aparentar solvencia o insolvencia económica,
defraudar a los acreedores, engañar a un pariente lejano, eludir prohibiciones legales,
protegerse contra la delincuencia, evitar herir susceptibilidades, evitar el pago de
impuestos, beneficiar a unos hijos antes que, a otros, facilitar la realización de ciertos
negocios, etc.

La simulación del acto jurídico es una figura típica, nominada y autónoma. Sus
caracteres la hacen inherente a la Teoría del Acto o del Negocio Jurídico. Como lo
señala el autor Ferrara “Negocio simulado es el que tiene una apariencia contraria a
la realidad, porque no existe en absoluto o porque es distinto como aparece”.
(FERRARA, La simulación de los negocios jurídicos, pág. 43). También el autor
Messineo destaca “Que simular importa mentir, o porque se oculta en todo o en parte
una verdad, o porque se hace aparecer como verdadera una mentira, o porque se hace
aparecer los ojos de los terceros una verdad diversa de la efectiva”. (MESSINEO, pág.
446 y 447).

En el acto jurídico simulado, pues, hay un concierto de voluntades para presentar


un acto jurídico que no responde a la voluntad interna de las partes y que solo sirve
de medio para producir engaño a los terceros. De ahí que, precisemos que con el
negocio simulado se persigue un fin de engaño, utilizando como medio una
declaración divergente de la voluntad y que esta divergencia se fija a través de un
acuerdo simulatorio. Por ello, también, considero plenamente vigente la clásica
definición, la simulación es la declaración con un contenido de voluntad no real,
emitida conscientemente y de acuerdo entre las partes para producir, con fines de
engaño, la apariencia de un negocio jurídico.

4. CARACTERISTICAS DEL ACTO JURIDICO SIMULADO

De la delimitación conceptual que hemos dejado trazada y tomando en cuenta en


consideración los elementos de la clásica definición de Ferrara:

a) Disconformidad entre la voluntad interna y la voluntad manifestada.


b) Concierto entre las partes para producir el acto simulado.
c) Propósito de engañar a los terceros.

4.1. Disconformidad entre la voluntad interna y la voluntad manifestada

El acto jurídico simulado requiere de una disconformidad deliberada entre la


voluntad interna de las partes y sus manifestaciones, desde que las partes
quieren que esta no sea el reflejo de aquella. Cuando la manifestación no da
contenido a la voluntad interna se configura la simulación absoluta y, cuando
la manifestación de contenido de voluntad interna pero solo para hacer
ostensible un acto aparente, porque el verdadero permanece oculto, se
configura la simulación relativa.

La disconformidad entre la voluntad interna y la voluntad manifestada por ser


deliberada, presupone la exigencia de un acuerdo para simular que es el que
da contenido a la voluntad interna de las partes y a su verdadera y real
intención. A este acuerdo lo denominamos acuerdo simulatorio.

4.2. Concierto entre las partes para producir el acto simulado

Para que exista un acto jurídico simulado, como lo acabamos de advertir, es


indispensable que los celebrantes se concierten para producirlo, pues de otro
modo no puede existir la común disconformidad entre la voluntad interna y
la voluntad manifestada, la simulación presupone siempre la convivencia
entre quienes han participado de ella.

El concierto entre las partes viene a ser lo que hemos denominado como
acuerdo simulatorio el acuerdo simulatorio consiste en establecer cuál será el
alcance jurídico efectivo que deben tener la declaraciones de voluntad,
emitidas simultanea o sucesivamente por las partes para la formación del
negocio bilateral, alcance jurídico que, de cualquier manera, es diverso del
que esas declaraciones tendrían si se las considera en su tenor literal y
objetivo, o bien, en el caso de un acto unilateral destinado a persona
determinada que sea simulado por acuerdo entre el declarante y el destinatario
de la declaración que el acuerdo simulatorio consista en atribuir al acto
alcance jurídico diverso del que tendría por sí. En ambos casos sostiene el
tratadista italiano un acuerdo simulatorio prevé agregados o sustracciones o
modificaciones al contenido del negocio, o bien en absoluto la sustitución del
mismo por otro contenido, pero de todos modos un acuerdo simulatorio debe
existir ya que, sin él, la simulación no sería eficiente, ni siquiera entre las
partes, teniéndose, en cambio, dos declaraciones con reserva mental.

4.3. El propósito de engañar

Como la simulación se dirige a producir un acto jurídico aparente, el


propósito engañar le es inherente. El engaño va dirigido a terceros aunque sea
un engaño no reprobado por la ley.

El acto jurídico puede ser lícito o ilícito, ya que como advierte Ferrara, no
debe confundirse la intención de engañar con la intención de dañar, porque la
simulación en sí misma no es lícita ni ilícita, pudiendo ser el acto ilícito por
su finalidad, esto es si mediante el acto simulado se persigue perjudicar a un
tercero.

El propósito engañoso es el designio de las partes respecto de los terceros,


pues ellas no pretenden engañarse entre sí, mientras no exista el propósito de
engañar a terceros o si este engaño no se realiza, la actuación contradictoria
de los sujetos nada simula ni disimula.

5. LA SIMULACION EN LOS ACTOS UNILATERALES

Por lo que hasta ahora queda expuesto, puede pensarse que la simulación se configura
solo en los actos bilaterales, desde que es indispensable el acuerdo simulatorio. Sin
embargo, nada obsta para que también puedan simularse actos jurídicos unilaterales
cuando son recepticios pues en ellos el acuerdo simulatorio se concierta entre quien va a
manifestar la voluntad y quien la va a recepcionar. Así, por ejemplo, si se quiere reconocer
una deuda inexistente para engañar a acreedores que lo son realmente.

6. EL ACTO SIMULADO Y EL ACTO O NEGOCIO INDIRECTO

El acto o negocio indirecto no tiene una finalidad contraria al derecho, es un acto


aparente pero que ha sido realmente celebrado y por el cual, las partes, sin pretender
engañar, persiguen su verdadero propósito, como, por ejemplo, cuando alguien que es
deudor confiere su representación con poder irrevocable a quien es su acreedor a fin de
que este haga efectivo el cobro de una deuda que a su vez le tienen pendiente para que
con su importe se haga pago. El acto aparente es el de la representación con poder
irrevocable, pero ha sido realmente celebrado, conforme a la verdadera voluntad de las
partes, ya que el conferimiento del poder irrevocable se ha otorgado para que el acreedor
cobre el crédito y así se extinga la obligación del deudor – poderdante.

La diferencia entre el negocio simulado y el acto simulado es clara y radica en que en


este ultimo no se ha celebrado el acto jurídico porque las partes no han tenido la voluntad
de celebrarlo, si la simulación es absoluta, o han celebrado un acto que ocultan y dan a
conocer un acto ficticio, si la simulación es relativa. El negocio indirecto tiene como
principal característica la de constituirse en un medio para la consecución del fin que se
han propuesto alcanzar las partes y que no es contrario al derecho. De ahí el negocio
indirecto no constituye una categoría especial de simulación sino tan solo sea un medio
por el cual un acto o negocio típico busca alcanzar una finalidad que no es la inherente o
consustancial a la naturaleza del acto celebrado, como en el ejemplo de la representación
con poder irrevocable.

7. EL ACTO SIMULADO Y EL NEGOCIO FIDUCIARIO

La doctrina hace derivar del negocio indirecto el negocio fiduciario, también llamado
fidecomiso, que viene a ser un acto por el cual se transfiere un derecho para una finalidad
realmente querida por las partes, pero, una vez alcanzada esa finalidad, el derecho es
transferido retorna al transferente o se trasmite a la persona que este haya designado. El
nomen iuris viene de fiducia, que significa fe en el sentido de confianza, y, por eso lo
celebran el fiduciante, que es el que transfiere el derecho, y el fiduciario, que es el que lo
recibe y se obliga a devolverlo al fiduciante o a transferirlo a la persona que le haya sido
designada.
Como puede apreciarse, se trata de un acto jurídico real y verdaderamente celebrado
cuya ejecución corresponde a los efectos queridos por las partes. Se basa en la confianza
depositada por el fiduciante en el fiduciario, quien actúa como verdadero titular del
derecho porque lo es hasta alcanzar la finalidad perseguida de común acuerdo con el
fiduciante. Así, ad exemplum, la cesión de un derecho de crédito para que el fiduciario
exija la prestación a cargo del deudor y el importe de lo cobrado lo entregue luego al
propio cedente, que es el fiduciante, o a la persona designada.

8. CLASIFICACIÓN DE LA SIMULACIÓN

Para establecer precisiones es conveniente distinguir las varias clases de simulación


para así darle debida connotación al acto jurídico simulado, existen dos clases de
simulación, esto es absoluta y relativa, dentro de esta última tenemos a la simulación
parcial, por interpósita persona, lícita e ilícita:

8.1. Simulación Absoluta

Cuando se aparenta la celebración de un acto jurídico, sin que exista ninguno


otro encubierto. Las partes conciertan para declarar un acto jurídico que no han
celebrado y que tampoco encubre otro que han querido. Se trata de un acto
calificado de inexistente porque carece de una verdadera manifestación de
voluntad; se trata del concierto para el engaño total; se aparenta un acto jurídico
que realmente no se ha celebrado.

A través de la simulación absoluta se busca dar existencia a un acto jurídico sin


contenido, vacío y neutro, donde la voluntad es una ficción, nada es querido,
nada es deseado; no existe una voluntad real de celebrar el acto jurídico. Por ello
un importante sector de la doctrina considera que en el acto jurídico que lleva
consigo la simulación absoluta prácticamente no hay consentimiento. La
voluntad externa no concuerda con la voluntad interna emitida por los
celebrantes, de manera que se celebra un acto jurídico cuando realmente no se
tiene la intención firme de realizarlo.

El Código Civil en el artículo 190º define a la simulación absoluta señalando lo


siguiente: "Por la simulación absoluta se aparenta celebrando un acto jurídico
cuando no existe realmente voluntad para celebrarlo".
Ejemplo:

“Pedro celebra un contrato de compraventa de su casa con Juan; sin embargo,


dicho bien inmueble permanece en poder de Pedro, donde Juan en ningún
momento reclama la propiedad de dicho bien para sí mismo, no hace valer el
supuesto precio pagado por dicha compraventa".

Lo expuesto en forma precedente denota pues que estamos propiamente ante un


acto jurídico netamente simulado y de manera absoluta, donde la declaración es
solamente una ficción, no ha sido querido por ninguno de los celebrantes.

8.2. Simulación Relativa

La simulación es relativa cuando, tras el acto jurídico aparente, se encubre un


acto realmente realizado. Las partes han expresado sus dos intenciones: la
intención real de realizar un acto jurídico al que se ha dado apariencia de otro,
en el que se expresa la intención ficticia.

A diferencia de la simulación absoluta, en este caso si existe una voluntad real


de celebrar el acto jurídico que aparece ocultado, donde se hace ver ante los
demás un acto aparente.

De lo esbozado se denota pues que en la simulación relativa existen dos actos a


saber:

Aquél oculto, secreto, disimulado y escondido que contiene la real


intención de los celebrantes.

Otro acto aparente, ficticio o simulado mediante el cual los celebrantes


efectivizan el propósito de engañar, el que por cierto no contiene la
verdadera voluntad de aquellos.

En consecuencia, para la existencia de la simulación relativa se requiere pues la


concurrencia de ambos actos, tanto en la sustancia, así como la forma y, es por
ello que se manifiesta que debe existir una coexistencia entre el acto aparente y
el acto secreto pero efectivo.

En el artículo 191º del Código Civil encontramos a la simulación relativa cuando


prescribe: "Cuando las partes han querido concluir un acto distinto del aparente,
tiene efecto entre ellas el acto ocultado, siempre que concurran los requisitos de
sustancia en forma y no perjudique el derecho de terceros".

Ejemplo:

“Enrique decide donar a su novia Juana su automóvil último modelo, empero


para que ninguna persona se entere de ello, hace aparecer ante los demás como
si fuera una compraventa."

En este caso se puede apreciar muy claramente la dualidad de actos existente y,


por ende, la presencia de la simulación relativa por cuanto de un lado existe la
"compraventa" que es aquel acto jurídico ficticio que se hace aparecer ante los
demás como tal y plasma el propósito de engañar, de igual modo, de manera
simultánea y paralela existe la donación que contiene la verdadera voluntad de
Enrique y Juana.

- Simulación Total

La simulación relativa es total cuando abarca al acto jurídico es su


totalidad, esto es, cuando el acto aparente es totalmente ficticio, como en
los ejemplos de la donación y de la compraventa que hemos utilizado en
el desarrollo que venimos haciendo.

- Simulación Parcial

Es aquella que está referida esencialmente a engañar a los demás en base


a ciertos componentes que forman parte del acto jurídico que se está
simulando. Así tenemos que esta clase de simulación se circunscribe a
proporcionar datos no veraces o inexactos, como cantidades, montos de
dinero, fechas y, demás circunstancias que no corresponden a la realidad
existente.

Es indudable que, para la existencia de esta clase de simulación, se requiere


que los celebrantes deban conocer y estar de acuerdo con ello, para que sea
considerado como tal.

Ejemplo:
“Pablo vende su casa a Jacinto, ambos convienen en asignar el precio de
dicho bien en la suma de 50 mil dólares americanos cuando en realidad
el valor corresponde a 70 mil dólares americanos."

8.3. Simulación Relativa por Interpósita Persona

Se presenta cuando existe una tercera persona distinta de aquella sobre la que
habrá de recaer los efectos definitivos del negocio. Esta tercera persona aparenta
asumir un carácter definitivo, derechos y obligaciones a su nombre, cuando en
realidad pertenece o habrán de pertenecer a un tercero oculto.

En esta clase de simulación aparece un sujeto que es interpuesto (utilizado) por


los verdaderos interesados en celebrar el acto jurídico, quienes no pueden
realizar de manera directa y, por ello acuden al sujeto interpuesto (tercero) con
la finalidad de viabilizar y plasmar el acto jurídico que los interesados no pueden
hacerlo de manera directa.

Pues bien, la persona que aparece ficticiamente viene a ser el "testaferro" u


"hombre de paja", que es el sujeto interpuesto, precisándose que deberá existir
la necesidad de la celebración de otro acto jurídico adicional, donde aquel tercero
(testaferro) puedan transferir (u otro acto análogo) a aquella persona que no pudo
hacerlo con el contratante inicial.

El requisito sine qua non para la existencia de la simulación por interpósita


persona, consiste en que todos los intervinientes deben tener conocimiento de
ello, así como estar de acuerdo con la simulación que se está realizando.

Ejemplo:

“Matías decide vender su casa a Juana, por razones de diversa índole (de orden
fáctico o legal) no pueden hacerlo de manera directa entre ellos, pero existe la
firme convicción entre ambos para celebrar tal transferencia, con la finalidad
de viabilizar, facilitar y permitir tal traslación de dominio, pueden acudir donde
Andrés para que éste también participe en la simulación. Entonces Matías
deberá en un primer momento vender la casa a Andrés, una vez que esto ocurra,
Andrés deberá realizar otra venta de dicha casa a Juana."
Como se podrá observar ambos actos jurídicos son simulados y, es una
interpósita persona la que está facilitando la finalidad de Matías y Juana (la que
inicialmente no pudo plasmarse de manera directa y efectiva).

8.4. Simulación Lícita

Tal como hemos señalado en forma precedente, la simulación es válida y, por


ende, lícita, cuando ésta es ejercida en base a la autonomía de la voluntad ni
contraviene el ordenamiento legal y no perjudicar derechos de terceros. Es por
ello que el Código Civil no prohíbe la existencia de la simulación lícita, empero
siempre y cuando se respete lo señalado en forma antelada.

Ejemplo:

“Andrés está enamorado de María y, para ello decide regalarle a esta dama el
departamento recién estrenado que tiene, pero ambos convienen que ante los
demás harán aparecer como si fuere de una compraventa, cuando en realidad
se trata de una donación, precisando además que Andrés y María son solteros,
el departamento de Andrés es de su propiedad, donde no existe ninguna
limitación para ello."

El ejemplo señalado se puede apreciar que estamos ante una simulación lícita,
donde el acto celebrado no contraviene la ley y tampoco perjudicar derechos de
terceros.

8.5. Simulación Ilícita

La simulación lleva como uno de sus componentes básicos el propósito de


engañar a terceros, empero cuando este engaño se convierte en malicioso o
perjudicial para el derecho de los mencionados terceros, o cuando también sus
fines son ilícitos, estaremos ante la simulación ilícita y, por tanto, reprobada por
la ley.

El artículo 193º del Código Civil señala al respecto: "La acción para solicitar la
nulidad del acto simulado puede ser ejercitada por cualquiera de las partes o por
el tercero perjudicado, según el caso".

Ejemplo:
“Alfredo (padre de Alfredito), decide donar a Antonio (su mejor amigo) la
totalidad de sus bienes, empero acuerda con este último que se presentará ante
los demás como una compraventa, cuando en realidad se trata de una
donación."

Como se podrá apreciar, el acto jurídico simulado (compraventa celebrada entre


Alfredo y Antonio) resulta totalmente ilícito, por cuanto está contraviniendo el
ordenamiento legal, por ende, su fin resulta ilícito debido a que en realidad está
disponiendo la totalidad de sus bienes a título gratuito, cuando la norma prevé
que sólo podrá hacerlo hasta la tercera parte de su patrimonio. Así tenemos, que
el artículo 725º del Código Civil establece taxativamente lo siguiente: "el que
tiene hijos u otros descendientes, o cónyuges, puede disponer libremente hasta
el tercio de sus bienes".

9. LA EFICACIA JURÍDICA DE LA SIMULACIÓN

Por lo que hemos dejado expuesto, la simulación puede ser licita o ilícita y, siendo
posible que la primera sea menos frecuente que la segunda, pues no es normal que deba
recurrirse al engaño para un propósito sano, la simulación es susceptible de reputarse
ilícita. Sin embargo, como en principio la simulación no es reprobable, es conveniente
precisar que su licitud o ilicitud dependen del fin para el cual sea empleada pues, hasta
tanto no sea puesta en evidencia, el acto simulado surte sus efectos. Por ello, debemos
advertir.

Como lo hace el autor “que la simulación mientras no sea descubierta o


desenmascarada, el negocio simulado despliega su validez y eficacia normal
como si fuera efectivo” (Messineo, pág. 450).

La cuestión a dilucidar es, entonces, si la simulación tiene eficacia jurídica, esto es, si
el acto jurídico simulado despliega los efectos que le serian inherentes de ser un acto real
y verdadero.

9.1. La eficacia entre las partes

La eficacia jurídica entre las partes del acto simulado, para su determinación,
requiere que se tome en consideración de si se trata de simulación absoluta o de
simulación relativa.
Si el acto jurídico ha sido simulado con simulación absoluta, en la que existe
solo un acto aparente, irreal, que carece de contenido, pues la voluntad de las
partes quedo contenida únicamente en el acuerdo simulatorio convenido,
precisamente, para no producir un acto verdadero, el acto jurídico así simulado
no produce eficacia alguna.

El acto simulado con simulación absoluta no tiene, pues, eficacia entre las partes,
aun cuando haya servido para poner en funcionamiento el aparato jurisdiccional
del Estado, como seria el caso de una compraventa por la que los simulantes, en
virtud del acuerdo simulatorio, solo persiguen que el simulante comprador pueda
oponer una tercería a los acreedores del simulante vendedor. Como ya lo hemos
dejado establecido, en la simulación absoluta nada se modifica ni se altera, pues
en el ejemplo propuesto, el simulante vendedor sigue siendo el propietario y el
simulante vendedor no ha adquirido nada.

El acto simulado con simulación relativa, el acuerdo simulatorio es para producir


un acto aparente no despliega ninguna eficacia para la parte pues estas se le han
dado deliberadamente al acto oculto que, conforme al art. 191, es el que tiene
efecto entre ellas siempre q reúna los requisitos de sustancia y forma. Como la
característica de la simulación relativa es que haya dado lugar a un acto aparente
y aun acto oculto, que es el verdadero, o aun acto en el que algunos de sus
aspectos son ficticios y los verdaderos de conocimiento de los simulantes, la
eficacia se considera en relación con el acto oculto y no respecto al acto aparente,
así como a los datos ocultos y no a los “inexactos”.

Concluyendo, entonces, la simulación absoluta es ineficaz entre las partes


porque el acto jurídico en que consiste es NULO. Y los es, porque el acto jurídico
debe nutrirse de la voluntad expresada en la manifestación, y no en el acuerdo
simulatorio, para la producción de los efectos, ya que hay ausencia de una
voluntad real de una intención verdadera, ara producir los efectos que el acto, de
ser verdadero, habría de producir.

En la simulación relativa, que se caracteriza por un acto oculto y uno aparente


que se integran para configurarla, el acto aparente es nulo y no despliega sus
efectos, lo que, si ocurre con el acto oculto, pues es este acto, por ser el
verdadero, el que gobierna las relaciones entre las partes y el que despliega la
eficacia que los simulantes han querido si la simulación relativa es total. Sila
simulación es parcial, la eficacia inter partes deviene de las clausulas ocultas y
no de las aparentes. Y, si la simulación ha sido practicada con interposición de
persona, como ya lo hemos indicado, la eficacia se da entre las partes con
exclusión del interpuesto. Para la señalada eficacia, en cualquiera de los casos,
deben concurrir los requisitos de sustancia y forma y no ser ilícita, esto es,
perjudicial al derecho de terceros.

9.2. La eficacia respecto a los terceros

Los terceros, como lo hemos conceptuado, son los sujetos que no son parte en la
relación jurídica entablada por el acto jurídico, por no haber intervenido en él.
En el caso de la simulación son los que toman conocimiento del acto aparente
sin saber que se trata de un acto simulado, pues a ellos va dirigido el engaño y
por eso son terceros relativos.

El acto jurídico simulado despliega su eficacia respecto a los terceros y puede o


no irrogarles perjuicio, Si la simulación les irroga perjuicio, quedan legitimados
para accionar a fin de que se declare la nulidad del acto simulado.

Además de los terceros antes indicados, en relación con el simulado puede haber
otros terceros, que son también terceros relativos, por tener una expectativa o ser
causahabientes del titular aparente de un supuesto derecho generado por el acto
simulado.

10. LA ACCIÓN DE NULIDAD CONTRA EL ACTO JURIDICO

La acción de nulidad con el acto simulado es incoable tanto al simulado con simulación
absoluta como al simulado con simulación relativa.

La simulación absoluta, como ya lo hemos precisado, hace del acto jurídico un acto
inexistente, lo que lleva a concluir que la acción de nulidad le es innecesaria. Sin embargo,
debe tenerse en consideración que uno de los simulantes frente al otro puede desconocer
el acuerdo simulatorio y pretender que el acto simulado sea un acto real y verdadero, o
que ambos simulantes lo pretendan frente a terceros. De ahí, que la acción de nulidad sea
necesaria a fin de que la nulidad se declare por sentencia emanada de órgano
jurisdiccional.
Tratándose de la simulación relativa, como ella produce un acto aparente que es
inexistente desde que no refleja la voluntad real de las partes, pues ellas quedan
vinculadas por el acto oculto, la situación creada mantendrá su eficacia mientras no se
produzca una declaración de órgano jurisdiccional que la haga cesar. Tal declaración, que
es una sentencia, requiere del correspondiente ejercicio de nulidad, o si se quiere, con más
precisión, de anulabilidad contra el acto oculto. Pues el acto aparente por inexistencia, es
nulo por si simulación absoluta.

Si la simulación relativa es parcial y son las clausulas ocultas las que rigen y no las
aparentes, la acción de anulabilidad se hace valer contra las ocultas, pues las aparentes
son también, por inexistentes, nulas por su simulación absoluta. Y si la simulación relativa
es por interpósita persona la acción que corresponde es también la de anulabilidad.

El código civil en su art. 193 concede a las partes del acto simulado y a los terceros
perjudicados por la simulación:” La acción para solicitar la nulidad de acto simulado
puede ser ejercida por cualquiera de las partes o por el tercero perjudicado, según el caso”.

Como puede apreciarse, el acotado articulo 193 hace referencia a la acción de nulidad,
sin distinguirla de la anulabilidad, por lo que la acción de nulidad debe entenderse en
sentido genérico, pudiendo ejercitarla los propios simulantes del acto, en cuyo caso uno
será el demandante y el otro el demandado, y también los terceros perjudicados con la
simulación, en cuyo caso estos serán los demandantes y ambos simulantes los
demandados.

La acción de nulidad por simulación se tramita, por lo general, en proceso de


conocimiento, aunque en circunstancias especiales puede ser tramitada en vía procesal
distinta. Las mismas personas legitimadas para ejercicio de la acción, pueden también
interponerla como reconvención, como seria el caso del simulante comprador demandado
por el simulante vendedor para el pago del precio.

11. OPONIBILIDAD E INOPONIBILIADAD DEL ACTO


JURIDICO SIMULADO

Luego de habernos detenido en la eficacia jurídica de la simulación y en los resultados


de la acción de nulidad, se trata, ahora, de ver cuál es la situación del adquirente de los
derechos aparentes generados por un acto jurídico simulado, esto es, de aquel a quien le
ha sido trasferido un derecho por uno de los simulantes. Se trata establecer si la
simulación le es oponible o le es inoponible.

Según la más generalizada doctrina, el acto simulado no es siempre nulo para los
terceros. Al respecto, Al respecto, el autor Betti considera “Que la simulación, mantenido
suscrita su influencia a las relaciones internas entre los simulantes, no puede oponerse a
los terceros de buena fe que adquieran la cosa o el derecho de quien, respecto a ellos,
aparece legitimado para disponer.” (Betti, pág. 306).

El artículo 191 del Código Civil consagra la confianza de los terceros sub-adquirentes
de buena fe y a título oneroso. Los terceros de buena fe son tutelados mediante la
oponibilidad de las pretensiones procesales formuladas por las partes o por los terceros
perjudicados. Se tutela el interés de los terceros de buena fe haciendo prevalecer la
apariencia (negocio jurídico simulado) sobre la realidad cuando hayan adquirido
situaciones jurídicas subjetivas del titular aparente. Así se podrá decir que el negocio
simulado es eficaz respecto de los terceros de buena fe. Aquí se tutela la confianza basada
en la apariencia y el aparente titular es considerado como titular efectivo.

Por el principio de la seguridad jurídica, quién ha adquirido de buena fe y a título


oneroso, derechos o garantías reales sobre los bienes que fueron objeto del acto simulado,
está plenamente protegido por el beneficio de la inoponibilidad de la simulación, aún
cuando el acto simulado hay sido declarado nulo. Nuestra legislación nacional protege el
derecho del tercero en el artículo 2014 del Código Civil, esto es, que la seguridad del
tráfico sacrifique la seguridad del derecho. Este sacrificio se produce, si una persona
adquiere de otra un derecho y sucede que el derecho del otorgante es nulo, "el derecho
común" establece que será nulo también el del derecho del adquirente, porque nadie puede
transferir más de lo que tiene y nadie puede adquirir mayor o diverso derecho que aquel
que se le trasmite. Esa solución, dada por el "el derecho extra registral", es sacrificada,
sin embargo, por la "seguridad del tráfico", que expresa que, si esa nulidad no aparece del
registro, el adquirente adquiere el bien y la nulidad del título del otorgante no lo perjudica.
De lo que concluimos que la simulación no podrá ser opuesta por las partes y terceros al
tercero sub-adquirente que ha obrado de buena fe.

El principio de derecho que informa al Código Civil es el que hace prevalecer la


evitación de un daño antes que favorecer un lucro, para hacer inoponible u oponible la
simulación. De este modo, por el articulo 194 la simulación es inoponible al adquirente
de buena fe y a titulo oneroso, pero le es oponible al adquirente de mala fe sea a titulo
oneroso o gratuito, que, por serlo, solo adquiere un derecho precario que requerirá el
transcurso del tiempo para convalidarse y legitimarse. A este, como la simulación le es
oponible, la parte del acuerdo simulatorio violado o el tercero perjudicado, en su caso,
podrá entablarle la acción de nulidad fundada en la simulación.

12. SIMULACION Y DOLO

El dolo es el engaño que utiliza una de las partes o un tercero para inducir a otro a
celebrar un acto jurídico. En cambio, en la simulación las partes se ponen de acuerdo para
llevar a cabo un acto. La simulación puede ser lícita, en cambio el dolo siempre será
ilícito.

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