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¡NOCONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI
DESEOS IMPUROS!
Los diez mandamientos, por expresar los deberes fundamentales del hombre hacia Dios
y hacia su prójimo, revelan en su contenido principal obligaciones graves. Son
básicamente inmutables y su obligación vale siempre y en todas partes. Nadie podría
dispensar de ellos.
SEXTO MANDAMIENTO: “NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS”
Eso sí, la sexualidad tiene una razón de ser muy definida y sublime. Aunque Dios podía
haber hecho las cosas de otra manera, quiso -por la sexualidad- confiar al hombre y a la
mujer -a los esposos- la misión nobilísima de transmitir la vida, continuando la
generación humana querida por Dios. Y como la misión es tan alta, quiso también
ordenarla y protegerla con unos preceptos que la mantienen en su dignidad y eficacia,
conforme al plan de Dios. Por eso no se puede hacer con el cuerpo lo que apetece. Dios
ha establecido un orden en el uso de la sexualidad y consiste en que el placer sexual -sea
de pensamiento, palabra u obra- sólo es lícito buscarlo dentro del matrimonio y
encaminado al fin señalado por el Creador: la transmisión de la vida humana, junto con
la ayuda mutua de los esposos.
Pecan contra la castidad los que -consigo o con otros- cometen acciones impuras; miran
cosas impuras; consienten pensamientos o deseos impuros; mantienen conversaciones o
cuentan chistes sobre cosas impuras; los que voluntariamente se ponen a sí mismos o a
otros en peligro de cometerlos. Como tipificación moral, son pecados notorios contra la
castidad la masturbación, la fornicación, las actividades pornográficas y las prácticas
homosexuales; contra la dignidad del matrimonio destacan el adulterio, la poligamia y
el amor libre.
Toda acción, toda mirada, toda conversación contraria a la castidad (La virtud de la
castidad consiste esencialmente en la ordenación de la función sexual al fin que Dios le
ha señalado), y la infidelidad en el matrimonio.
Para cumplir con este mandamiento, debemos procurar la limpieza interior de nuestro
cuerpo y de nuestra alma ya que es un tesoro muy grande que debemos conservar.
Nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo.
Con el Noveno Mandamiento, Dios nos pone en guardia contra los peligros del camino
que nos pueden atraer y alejarnos de Él y de nuestra felicidad. No consentirás
pensamientos y deseos impuros significa:
Si somos unas personas normales, es natural que reaccionemos ante los estímulos que se
nos presentan en el mundo. Los sentimientos y sensaciones, no son malos de ninguna
manera. Son prueba de que somos normales Pero, éstos deben ser controlados por la
razón. No nos deben hacer esclavos o dependientes.
Nos pide que seamos puros y castos no solo respecto a nuestro cuerpo sino a nuestros
pensamientos y deseos, que tengamos pudor; nos prohíbe lo malos pensamientos,
deshonestos y desordenados; y todo deseo contrario a la fidelidad que los cónyuges se
han jurado.
La imaginación…
Podemos tener muy claro nuestro fin, pero de pronto, al ver una imagen, la imaginación
empieza a "meter ruido" en el cerebro y puede suceder que, de un momento a otro,
perdamos contacto con nuestra inteligencia y con Dios. Y, seguramente, se termine
haciendo las locuras que nuestra imaginación nos dicte... con las consecuencias que ello
nos traiga.
La imaginación, fuera del control de la inteligencia, puede hacernos ver como atractivas
algunas cosas que no lo son en realidad.
Es importante a cualquier edad y estado de vida, cuidar lo que vemos, lo que oímos, lo
que leemos para no caer en tentación. Busquemos siempre lo mejor para nosotros y para
los demás comportándonos de acuerdo a nuestra dignidad de cristianos, siendo un
ejemplo de pureza y grandeza de alma.
Cuando se busca el placer sexual cómo un fin en sí mismo, es decir, buscarlo fuera del
marco natural deseado por Dios, se pueden cometer pecados contra este mandamiento.
Los pecados que atentan contra el noveno mandamiento son actos internos, por lo cual,
generalmente, son pecados de pensamiento que alientan deseos, imaginaciones,
recuerdos, emociones con el fin de procurar un placer sexual.
Los diez mandamientos se dividen en “dos tablas”: los tres primeros referidos a Dios y
los siete restantes referidos a la conducta de la propia persona y su relación con los
demás. Dentro de estos últimos están: el sexto y noveno mandamiento.
b) Código Penal, Artículo 170, Violación Sexual ; “….El que con violencia o grave
amenaza, obliga a una persona a tener acceso carnal … será reprimido con pena
privativa de libertad…”
Quien violenta a otra persona la degrada completamente. Irrumpe con violencia
en su intimidad más profunda, hiriendo su núcleo de la capacidad de amar.
IV. SOLUCIONES
Pureza
La pureza es precisamente la virtud que nos hace respetar el orden establecido por Dios
en el uso del placer que acompaña a la propagación de la vida. Es una virtud
eminentemente positiva. No supone un cúmulo de negaciones (no veas, no pienses, no
hagas…) sino una verdadera afirmación del amor
La pureza han de vivirla todos los hombres, cualquiera que sea su estado:
a. El casado: ordenando la actividad sexual a las normas morales. No quiere decir que
por el hecho de estar casado ya está todo permitido.
Purifican al alma y la fortalecen contra las tentaciones. (Es bueno confesarse con un
confesor fijo a ser posible). Sin la ayuda de este medio es prácticamente imposible vivir
en pureza.
Oración frecuente
El hombre por sus propias fuerzas no puede nada. Por ello, necesita la ayuda de Dios,
necesita acudir a la oración, pedir y suplicar la fortaleza para vencer la tentación.
Que es modelo de esa virtud, Ella que es la Inmaculada (rezar al acostarte, reza Bendita
sea tu Pureza…)
Mortificación
Ofrecer pequeños sacrificios que afirman la voluntad y consiguen la gracia. Quien está
acostumbrado a darle todos los caprichos y gustos al cuerpo no tendrá fuerza cuando
llegue la tentación.
Guardar la vista
Hay obligación de no detener la mirada en cosas que puedan despertar la sensualidad
películas, revistas, miradas…) no por una actitud de ñoñería, sino de listos huir de
ocasiones que me llevan fácilmente a pecado grave.
Cuidar el pudor
En medio de un ambiente que apenas distingue entre lo que es bueno y lo que es malo,
hay que devolver a los jóvenes el sentido de la dignidad persona.
Hay que ser más valiente para huir de la ocasión de pecado que para quedarse en ella.
El sexto mandamiento protege el amor humano y señala el camino moral para que el
individuo coopere libremente en el plan de la creación, usando la capacidad de
engendrar que ha recibido de Dios, solamente dentro del matrimonio.
Como los demás mandamientos, el sexto está impreso en la naturaleza humana, es parte
de la ley natural y, por tanto, obliga a todos los hombres.
Con frecuencia la corrupción de las costumbres comienza por los pecados contra la
castidad; se tiende a querer justificarlos de modos diversos, a través de la deformación
del juicio de la conciencia.
Por tratarse de una exigencia de la ley natural, todos los hombres reciben de Dios la
ayuda necesaria para cumplir este precepto del Decálogo.
Es completamente normal, por tanto, sentir el instinto sexual pero no hay que permitir
que nos domine. A los animales les regula el instinto. Como no tienen inteligencia Dios
ha regulado su reproducción con una ley fisiológica. Pero como el hombre es un ser
racional Dios no ha querido sujetar esta importante función a leyes puramente
fisiológicas sino que hay dejado en esto el influjo de la libertad. El hombre debe
gobernar esta tendencia con la razón y la voluntad.