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RACTICA No 4 de ÉTICA Y DEONTOLOGÍA

“LA EXISTENCIA DE LAS IDEAS ÉTICAS EN TODA PERSONA SIN


EXCEPCIÓN Y UTULIDAD DE LAS MISMAS”
(Edwin de J. Horta Vásquez y Víctor Rodríguez Gallón)
Ya hemos visto que la Ética es un conocimiento que el hombre puede adquirir con el fin
de vivir conforme de él; que no es algo imposible sino todo lo contrario, que está al
alcance del hombre y que produce en éste una elevación de su vida, que es lo que hemos
llamado en páginas anteriores como el “vivir bien”. También hemos dicho que la
persona humana está hecha y como diseñada para ir alcanzado cada vez una mayor
elevación o plenitud de sí misma, a medida que va poseyendo bienes mayores; en la
misma medida en que los bienes que vayamos poseyendo estén más ajustados a
nuestra estructura personal, en esa misma medida vamos experimentando una
satisfacción o goce mayor, una mayor plenitud en nuestra persona, que en palabras
comunes y corrientes es lo que recibe el nombre de FELICIDAD.
Podemos terminar concluyendo que no es ajena a la persona la natural aspiración a la
FELICIDAD, ni imposible conseguirla, una FELICIDAD fundada en su ser personal que es
estable y no tanto en su querer subjetivo, que es variable.
Cuando decimos que su conducta está fundada en su ser personal, lo que estamos
diciendo realmente es que cada una de sus acciones coincide con la realidad de su
existencia, siendo la realidad y no la voluntariedad la que indica lo que se debe y lo que
no se debe hacer.
Ahora bien, las acciones que coinciden con la realidad persona, volvemos a repetir, no
las que están inspiradas por el capricho o por un querer puramente individual, sino
aquellas que se asientan sobre la naturaleza de la persona, son acciones que se conocen
como buenas (porque hacen bien a la persona), virtuosas (porque elevan a la persona),
debidas (porque están exigidas por la naturaleza de la persona), loables, laudables,
encomiables, etc.; son todas ellas acciones morales que sólo son posibles en cuanto que
haya un ser también moral que las ejecute y una naturaleza que las facilite. En efecto, a
ninguna persona humana le repugna que no le roben, que les respete sus ideas, que le
paguen lo que le deben, que valoren sus actos, que le respeten su vida y sus bienes, etc.;
esa es la felicidad que proporciona la naturaleza; lo que es ya la acción concreta
depende de la deliberación y libertad humanas; con lo cual queremos expresar que el
hombre puede o no, que está al arbitrio humano, que depende de cada hombre, ser
honrado o no, delicado o no, etc.; pero en cambio lo que por ninguna circunstancia está
al arbitrio humano es la existencia, en su naturaleza, de algo que lo hace tender a
apreciar lo que son las buenas acciones. Por eso decimos que las ideas éticas están en
toda persona sin excepción.
La segunda parte de este punto corresponde a aclarar si una vida que se ajusta a las
exigencias morales es o no una vida útil; para ello conviene distinguir entre “lo
meramente útil”, “lo beneficioso o benéfico” y “lo bueno”.
Estos tres términos tienen como denominador común un provecho que recibe el ser
como efecto de una conducta; sin embargo, la diferencia entre ellos radica en la
cantidad y en la calidad del provecho recibido.
Lo “meramente útil” limita el provecho a un sector de la persona; por ejemplo, cuando
alguien se gana una lotería recibe un provecho que se limita al aspecto económico.
No sucede exactamente lo mismo en el campo del “beneficio” ya que en éste la
naturaleza del provecho permite que se amplíe a otras esferas más íntimas del ser
humano; es lo que sucede con la persona que asiste a una clase y aprende un
determinado arte o ciencia; aquí se duplica cuantitativa y cualitativamente la utilidad.
Cuando hablamos de “bien” sucede algo de mayor trascendencia y es que como efecto
de él se produce una elevación total de la persona que la podíamos traducir como
transformación buena de ella; por supuesto que esto implica o presupone que la
persona realice una actividad seria y ponderada; es lo que sucede cuando la lección
recibida no se limita a dar cuenta de ella sino a incorporarla a la propia existencia; como,
por ejemplo, quien después de haber estudiado el tema de la justicia orienta su vida
según las indicaciones aprendidas, proponiéndose realizar la justicia en todas sus
acciones. La utilidad en este tercer caso sobrepasa cualquier aspecto parcial de la
persona, sin excluir ninguno de ellos; es decir, un hombre justo está en condiciones más
favorables y permanentes de conseguir bienes de fortuna que el que sin serlo y solo por
azar los consigue.
Veamos más detenidamente este último punto, ayudados por el sentido común. Una
persona que ha estudiado el oficio de relojero abre un pequeño local al público; llega su
primer cliente y le pide que revise y componga el reloj; como quiera que el relojero ya
ha estudiado y conoce este tipo de relojes, se da cuenta de que el desperfecto no es
nada serio; sin embargo, dice a su cliente que se trata de un trabajo delicado y costoso.
A este hombre le ha faltado honradez, y como si esto fuera poco se excede en el costo
de la reparación y además atrasa el día de la entrega. Fijémonos que aunque este
relojero conoce su arte, ese conocimiento le ha servido para fabricar un engaño más
elaborado y creíble; esta es una falta más.
Con el tiempo el dueño del reloj se entera de que el desperfecto no era tan grave, de
que por lo tanto el costo fue excesivo y el tiempo que el relojero empleó en repararlo
sobrepasó todo límite. Así las cosas y siendo nosotros los dueños del reloj, no solamente
no volveremos a ocupar los servicios de este relojero, sino que tampoco se lo
recomendaremos a nadie, cuando no es que tendremos que mordernos la lengua para
impedirnos publicar a los cuatro vientos la indecencia, la injusticia, la falta de honradez
de aquel hombre.
Ya el lector se habrá dado cuenta que no es ningún negocio, ni siquiera económicamente
hablando, proceder faltando a la ética, pues aquel relojero tendrá menos clientes, con
riesgo de perderlos todos y de perderse a sí mismo lo que no habría sucedido si la
conducta hubiese sido moralmente recta. En ese caso, cada cliente se habría convertido
en un poderoso medio para ampliar la clientela y los ingresos.
De todo lo anterior se deduce que la mayor utilidad es el bien.
El lector se habrá percatado de que no se trata de esperar una rendición económica de
la práctica de las virtudes, sino de que quien vive las virtudes está necesariamente en
mejores condiciones para conservar y aún para aumentar, inclusive, su patrimonio, que
el que es deshonesto o en algún otro sentido vicioso, dadas por supuestas todas las
condiciones que deben concurrir y que la persona debe procurar para alcanzar el
bienestar.
Actividades de control
1. Piense en cada una de las siguientes proposiciones y dígalo por escrito.
a. La felicidad debe fundarse en el ser personal y no tanto en el querer
personal.
Exacto, puesto que al fundarse en el ser personal todas acciones que realice estarán en
concordancia con lo correcto y fundamental de la persona. Mientras que el querer personal,
busca la felicidad, pero podría incurrirse en lo equívoco sin respetar la esencia personal
propia y de los demás.
b. Toda persona quiere ser algo y a veces lo que quiere ser no es lo que la
hace más feliz.
A veces las personas buscan convertirse en alguien reconocido o con dinero, como lo
observa en la sociedad, sin embargo, cuando lo logra, muchas veces se da cuenta que lo
que anhelaba no era felicidad, tal vez conseguir dinero, fama, reconocimiento, es
importante en algunos aspectos, sin embargo, no lo es todo. La verdadera felicidad se
consigue haciendo el bien y lo correcto a la condición de la persona.
c. Hay una condición para la felicidad que es la aspiración más noble y
natural al hombre.
La aspiración más noble, sin duda alguna es la de hacer el bien, y lo moralmente correcto.
De esa manera se te retribuye poder conseguir lo más anhelado, la felicidad plena y la
realización como persona.
2. Diga si son falsas o verdaderas la siguientes frases:
a. Es la voluntad y no la razón la que indica lo que se debe y lo que no se
debe hacer. FALSO
b. Cuando hablamos de “bien” sucede algo de mayor trascendencia y es
que como efecto de él se produce una elevación total de la persona que
podríamos traducir como una mayor perfección. VERDADERO
3. ¿Cuál es la mayor utilidad y por qué?
Haga un paralelo entre utilidad y bien

La mayor utilidad es la que se consigue cuando se hace el bien porque te permite


alcanzar la realización y felicidad plena; es decir, un hombre justo está en
condiciones más favorables y permanentes de conseguir bienes de fortuna que
el que sin serlo y solo por azar los consigue.

UTILIDAD BIEN

La utilidad representa el beneficio que El bien, es por el contrario un beneficio


recibe una persona por la realización de pleno, en todos los aspectos, es la
una acción o actividad, por ejemplo, mayor utilidad que No esta limita por un
ganar la lotería, representa una utilidad solo aspecto, sino en toda la persona y
económica. su felicidad.

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