¿Qué hubieran hecho ustedes?

Como comunicadores y periodistas todos los días estamos tomando decisiones sobre los contenidos
que debemos o no publicar. Cada decisión es un dilema, cada situación, cada circunstancia deja en
juego la credibilidad. El deber ser y la ética en el periodismo son los elementos que se ponen en
juego en el caso de Daniel Coronel en un artículo del Espectador sobre el intento de censura por
parte del senador Uribe, en el contexto de la indagatoria de la corte suprema de Justicia al Álvaro
Uribe.

El punto en cuestión no es el compromiso con la sociedad a la cual nos debemos, nos

comprometemos y servimos. La valides de la información no está en la información sino en que
quien nos lee nos crea, de allí que todos deberían creer en la ética del periodista. El ejercicio de
publicar información se debe a una respuesta a las preguntas de muchos ciudadanos. Cuando se
pretende dar a conocer la verdad, o en este caso, hacer que la ética de un periodista como Daniel
llegue a ser vulnerada es complicado de acuerdo al contendor; es claro que en este caso a quien
enfrenta es uno de los hombres más manipuladores de la justicia en Colombia.

Denunciar, aclarar, hablar, argumentar y reunir pruebas siempre va a ser la manera como se
enfrenan las acusaciones. De allí que se pueda rescatar la credibilidad, bajo la norma de ser muy
precavidos e inteligentes a la hora de no entorpecer el debido proceso y aportar en el proceso de la
investigación las pruebas. No con el ánimo de hacer quedar mal a las fuentes, sino con el ánimo de
poner en preaviso la manera como se comete injusticia.

Querer ser la primicia es un riesgo que pone en juego la credibilidad. Es necesario ser prudente
cuando se presenten pruebas, pues es claro que son importantes, pero requieren de otras para
poder iniciar un proceso adecuado. En este caso se buscaba esclarecer la verdad, se minimizó el
daño, se actuó independiente, se fue responsable y transparente.

El compromiso con la verdad implica confirmar cada detalle de la información y un rechazo frontal
a los rumores y más cercanía a las certezas.