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ACTO DE CONTRICIÓN

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy,
y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de
conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.
Amén.

ACCIÓN DE GRACIAS
Te doy gracias, Dios mío, por todos los beneficios que me has concedido.
Te pido perdón de todas las faltas que he cometido durante este día;
Me pesa de todo corazón haberte ofendido y propongo firmemente nunca más pecar, ayudado
de tu Divina Gracia. Amén.

ORACIÓN DE LA MAÑANA TE PIDO QUE ESTÉS CONMIGO


Señor Jesús, te doy gracias por este día que empieza.
Te pido que estés conmigo durante todo el día;
Y que me enseñes a querer a todos como tú me quieres.
Amén

AL EMPEZAR UN TRABAJO
Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo
comience en Ti, como en su fuente, y tienda siempre a Ti como su fin.
Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres trabajemos de tal forma que,
cooperando unos con otros alcancemos éxitos cada vez más logrados; ayúdanos, pues, a vivir
en medio de nuestros trabajos, sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos.
Te ofrezco, Señor, este mi trabajo.
Ayúdame a hacerlo bien, por Amor a Ti y a los demás.
Santa María, Ángel de mi guarda, interceded por mí.

AL FINAL DE LA JORNADA LABORAL


Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el trabajo que nosotros, tus pobres
siervos, hemos realizado hoy, al llegar al término de este día, recibe nuestra ofrenda de la
tarde, en la que te damos gracias por todos los beneficios que de ti hemos recibido. Amén.

ORACIÓN EN LA NECESIDAD
Señor, enséñame a no contentarme con amar a los míos.
Enséñame a pensar en todos los demás; a amar a aquellos que nadie ama. Haz que sienta el
sufrimiento de los demás. Dame la gracia de comprender que en cada minuto de mi vida feliz
y protegida por ti, hay millones de hombres y mujeres hermanos míos que mueren de frío y de
miseria sin merecerlo.
Ten piedad de todos los pobres del mundo. Perdónanos por haberlos olvidado. No permitas
que pretenda ser feliz únicamente para mi. Dame la angustia de la miseria del mundo. Que mi
oración y mi trabajo de hoy ayuden a que la angustia y la miseria disminuyan y que mi
corazón se abra al amor verdadero.
Amén.
ORACIÓN POR LA TOLERANCIA
Señor Dios, te agradecemos la sabiduría que nos trasmite tu ejemplo de amor universal. Danos
el coraje de abrir el corazón y el espíritu a nuestro prójimo sin mirar su raza, su color o su
religión, pues sabemos que toda la humanidad es hija tuya. Concédenos la gracia de superar
las barreras de la indiferencia, de los prejuicios y del odio, para construir la civilización de tu
amor.
Amén.
ORACIÓN DE ESPERANZA
Señor, Enséñanos a establecer sincera solidaridad con los que sufren, con los que padecen a
causa de la violencia, la injusticia y el terror. No nos dejes olvidar que millares de personas son
diariamente despojadas de su dignidad, de su libertad, de su comida, de su ropa, de su techo,
salud y habitación.
Señor, concédenos la fuerza para enfrentar a quienes nos oprimen, pero no permitas que en
nuestra lucha por la libertad y la justicia, olvidemos el supremo mandamiento de no matar, no
aplastar, no ofender. Ayúdanos a no caer en la tentación de la violencia, pues Tú derramaste
tu preciosa sangre, para que nunca más sangre humana fuera derramada por nosotros.
Señor, Tú que te levantaste victorioso sobre la muerte, sanando con ternura las heridas que te
había causado la insensatez humana, ayúdanos a encontrar el camino que nos conduzca a la
reconciliación y a la paz.
Amén.
CÁNTICO DE ZACARÍAS
(Lucas 1, 68-79)
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos
una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el
juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con
santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus
caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para
iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el
camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos.
ORACIÓN POR LA ENFERMEDAD DE HIPERTENSIÓN ARTERIAL
Por las llagas de Jesús somos curados.
Que tu virtud toque mi vida y yo sea sano.
Señor Jesús quita todo dardo de enfermedad en mi hígado, que ninguna enfermedad se
apodere de mi cuerpo.
Recibo la palabra de Dios que es salud a mi carne y refrigerio para mis huesos.
Mis huesos están confortados porque recibo las buenas nuevas del evangelio.
Señor gurda todos mis huesos y mi carne en tu presencia.
Que todo tumor o crecimiento maligno se derrita ante tu presencia mi señor Jesús de Nazaret.
Señor renueva mi juventud como las águilas.
Viviré y no moriré y proclamare el nombre del señor.
Señor tu sanas todas mi enfermedades y dolencias, tu eres la salud de mi alma y de mi
corazón.
Sáname señor y seré sano en el nombre de Jesús de Nazaret.
Que ninguna plaga o enfermedad se acerque a mi cuerpo.
Señor tu eres la fuente de mi vida y sanidad
Tomo el escudo de la fe y apago todo dardo de enfermedad del enemigo.
Por las llagas de Jesús soy redimido de la dolencia y la enfermedad.
Formidable y maravillosas son tus obras, que mi cuerpo funcione de manera maravillosa para
la que lo diseñaste.
Me declaro libre de toda hipertensión arterial alta en el nombre de Jesús de Nazaret. Amén

ORACIÓN PARA LIBERARNOS DEL MAL


Comienzo mi oración leyendo lo que dice San Pablo a los Gálatas (5, 1. 13-15. 19-26. 6, 3-9):
"Cristo nos liberó para ser libres. Manténganse, pues, firmes y no se sometan de nuevo al yugo
de la esclavitud."
Nuestra vocación, hermanos, es la libertad. No hablo de esa libertad que encubre los deseos de
la carne, sino del amor por el que nos hacemos esclavos unos de otros. Pues la Ley entera se
resume en una frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo. Pero si se muerden y se devoran
unos a otros, ¡cuidado!, que llegarán a perderse todos."
Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual, impurezas y desvergüenzas; culto
de los ídolos y magia; odios, ira y violencias; celos, furores, ambiciones, divisiones, sectarismo
y envidias; borracheras, orgías y cosas semejantes. Les he dicho, y se lo repito: "Los que hacen
tales cosas no heredarán el Reino de Dios".
En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo. Estas son cosas que no condena
ninguna Ley.
Los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus impulsos y deseos. Si ahora
vivimos según el Espíritu, dejémonos guiar por el Espíritu; depongamos toda vanagloria,
dejemos de querer ser más que los demás y de ser celosos.
Si alguno se cree algo, no es nada, se engaña a sí mismo. Que cada uno examine sus propias
obras y, si siente algún orgullo por ellas, que lo guarde para sí y no lo haga pesar sobre los
demás. Para esto sí, que cada uno cargue con lo suyo.
No se engañen, nadie se burla de Dios: al final cada uno cosechará lo que ha sembrado. El que
siembra en la carne, y en la propia, cosechará de la carne corrupción y muerte. El que siembra
en el espíritu, cosechará del espíritu la vida eterna".
Así, pues, hagamos el bien sin desanimarnos. que a su debido tiempo cosecharemos si somos
constantes.
Perdón, Señor, por las impurezas de mi corazón; por las veces que con mis actitudes y mis
deseos, no he sido transparente y fiel a los que me rodean; por las veces que he utilizado a las
otras personas, sin respetarlas. Perdón por buscarme a mí mismo y no amar a los demás, como
tú me amas. Señor, reconozco que hay muchas impurezas, manchas en mi corazón, hay muchas
cosas que no vienen de ti.
Te pido perdón, Señor, por las veces que creo más en los horóscopos, en las supersticiones, las
cartas, en los magos, adivinos, en la numerología, o en los aromas, que en tu Providencia.
Perdón por las veces que dudo o desconfío de tu presencia en mi vida. Perdón, porque creo en
otras cosas y no creo en ti, que eres mi Señor y Salvador.
Señor perdóname por mi falta de amor porque no vivo lo que creo, porque no tengo tus
sentimientos. Perdón por mis actitudes de celos, envidia, rabia, recelo, violencia física y verbal.
Perdón, Señor, por mi ambición desmedida, por las divisiones que ocasiona mi egoísmo.
Te entrego, Señor, mi corazón lastimado por tantos dolores causados por tantas personas en mi
vida. Tú sabes cuanto desamor he recibido, quiero amar y no puedo, estoy enfermo y quiero
perdonar. Te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido en mi vida.
Ayúdame a superar mis limitaciones, mis tristezas, mis angustias, mis desconfianzas, todos mis
problemas y todo lo que me quita la paz.
Concédeme, Senor, ser liberado de todo mal físico o espiritual.
Amén.
ORACIÓN ANTE UNA GRAVE NECESIDAD
Amado Jesús que dijiste:
"Pidan y recibirán; busquen y encontraran; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe,
y el que busca encuentra, y a quien llama se le abre".
Mírame postrado a tus plantas suplicándote me concedas una audiencia. Tus palabras me
infunden confianza, sobre todo ahora que necesito esta gracia.
Ore en silencio y pida la gracia que desea...
¿A quién he de pedir sino a ti, cuyo corazón es un manantial inagotable de todas las gracias y
dones?¿Dónde he de buscar, sino en el tesoro de tu corazón, que contiene todas las riquezas de
la clemencia y la generosidad divina? ¿A quién he de llamar sino a la puerta de ese corazón
sagrado a través del cual Dios viene a nosotros, y por medio del cual vamos a Dios?
A ti, acudimos, Señor Jesús, porque en ti encontramos consuelo.
Cuando afligidos y perseguidos pedimos protección, abrumados por el peso de nuestras
dificultades, buscamos ayuda; cuando la angustia, la enfermedad, la pobreza o el fracaso nos
impulsa a buscar una fuerza superior a las fuerzas humanas.
Creo, Señor, firmemente que puedes concederme la gracia que imploro, porque tu misericordia
no tiene limites y confío en que tu corazón compasivo encontrará en mis miserias, en mis
tribulaciones y en mis angustias, un motivo mas para oír mi petición.
Quiero que mi corazón esté lleno de la confianza con que oró el centurión romano a favor de su
criado, de la confianza con que oraron las hermanas de Lázaro, los leprosos, los ciegos, los
paralíticos que se acercaban a ti porque sabían que tus oídos y tu corazón estaban siempre
abiertos para oír y remediar sus males.
Sin embargo… Dejo en tus manos mi petición, sabiendo que tú ves las cosas mejor que yo y
que si no me concedes esta gracia que te pido, sí me darás en cambio otra que mucho necesita
mi alma; y me concederás mirar las cosas, mi situación, mis problemas, mi vida eterna, desde
otro ángulo con más espíritu de fe.
Cualquiera que sea tu decisión nunca dejaré de amarte, adorarte, servirte, mi buen Jesús. Acepta
este acto mío de perfecta adoración y sumisión a lo que decrete tu corazón misericordioso.
Amén.

SÚPLICA A JESUCRISTO
Señor mío Jesucristo crucificado, Hijo de la bienaventurada Virgen María:
Abre tus oídos y escúchame, como escuchaste siempre la voz de tu eterno Padre;
Te pido que abras tus ojos y me mires, como miraste desde la cruz a tu dolorosa Madre;
Por favor, abre tus labios y háblame, como hablaste a tu discípulo para llamarlo hijo de María;
Abre tus brazos y abrázame, como los abriste en la cruz para abrazar al género humano;
Abre tu corazón y lléname de tus gracias, como derramaste sangre y agua de tu costado
abierto.
Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

ORACIÓN DE LA NOCHE TE SUPLICAMOS, SEÑOR, QUE VISITES


ESTA HABITACIÓN
Te suplicamos, Señor, que visites esta habitación: aleja de ella las asechanzas del enemigo;
que tus Santos Ángeles habiten en ella, que nos guarden en paz y que tu bendición
permanezca siempre con nosotros. Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
ANTES DE ACOSTARSE
Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos
en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén
BENDICIÓN DE LA CASA
Señor nuestro Jesucristo, que con tu Palabra todo lo creas y con tu presencia todo lo
santificas. ¡Mira benignamente a esta casa y a cuantos moramos en ella y permanece siempre
con nosotros! Que tus santos ángeles la custodien y alejen de nosotros todo mal; que
florezcan en este hogar las virtudes de que Tú nos diste ejemplo, en la casa de Nazaret; la fe
sencilla en tu Palabra; la esperanza confiada en tu providencia; tu caridad que una siempre
nuestros corazones; la humildad y paciencia que nos animen en las pruebas y trabajos de la
vida y nos conforten en las visitas de la muerte; la obediencia con que Tú te sometiste a María
y José, y la oración incesante que atraiga tu bendición y tu paz sobre nosotros y cuantos
lleguen a este hogar. Amén.

BENDICIÓN DE LOS ESPOSOS


Padre Santo, Tú creaste al ser humano a tu imagen y semejanza, y los creaste varón y mujer
para que unidos sean un solo cuerpo, y un solo corazón, y realicen su misión en el mundo.
Padre Santo, para revelar tus designios de amor quisiste significar en el amor de los esposos,
la Alianza que te dignaste establecer con tu pueblo, para que por el Sacramento del
Matrimonio en la unión de los esposos, se manifiesten las bodas de Cristo con la Iglesia;
extiende tu mano protectora sobre nuestros hijos tuyos.
Padre Santo, te pedimos nos comuniques los dones de tu amor; y que siendo el uno para el
otro signo de tu presencia, seamos en verdad un solo corazón y un solo espíritu.
Padre Santo, concédenos también sustentar con nuestro trabajo el hogar y educar a nuestros
hijos según el Evangelio, preparándolos para que un día se incorporen a tu familia en el cielo.
Padre bondadoso, que en la alegría te alabemos, que en la tristeza te busquemos, que en el
trabajo encontremos el gozo de tu ayuda, y que en las necesidades sintamos cercano tu
consuelo; que participemos en la liturgia de tu iglesia, que seamos testigos de Ti ante la
humanidad y después de una feliz ancianidad, lleguemos el reino de los cielos.
Descienda sobre nosotros tu bendición copiosa, para que disfrutando de las alegrías de la
entrega mutua, don recibido en la alianza matrimonial, nuestros hijos sean el encanto del
hogar.
Y la bendición de Dios todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y
nos acompañe siempre.
Amén.
CONSAGRACIÓN DEL HOGAR
Señor de los Milagros: A tus plantas nos postramos para hacerte entrega de cuanto constituye
nuestro hogar: personas y casa material, intereses y preocupaciones, alegrías y tristezas,
proyectos y logros.
Te consagramos nuestras personas: los padres que tienen la primera responsabilidad, la
principal obligación social y religiosa; los jóvenes que requieren el buen ejemplo y el estímulo
de los mayores; los niños que miran en quienes les preceden el camino que han de seguir y la
meta que pretenden alcanzar.
Te consagramos nuestra casa: los techos que la cubren, como recuerdo de tu asistencia
Providencial; las paredes que la limitan y sustentan; las ventanas por donde penetra la alegría
de la luz y el aire vital; las puertas que se abren para que entren los amigos a compartir lo
nuestro y por donde salimos al trabajo y a irradiar nuestra vida en el mundo, cuya suerte es
en gran parte la nuestra.
Te consagramos la mesa, en la cocina donde preparamos y saboreamos el pan de cada día,
fruto de nuestras labores y señal de tu bondad que fecunda la tierra. Te entregamos nuestros
días y nuestras noches de reposo. Esperamos reencontrarnos, al amparo de la familia eterna,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, de cuya fuente recibimos la vida.
Jesús, María y José vivan en nuestra casa con su protección amorosa hasta que llegue la
realidad de la esperanza en el hogar eterno.
Amén.
ORACIÓN POR LOS HIJOS
Bendito y amoroso Jesús, lleno de ternura y sencillez, grandes son tus maravillas y tus prodigios,
muchas gracias por siempre estar conmigo y nunca abandonarme, mil gracias porque, aunque
a veces no te sienta, yo sé que tú nunca me abandonas.
Mi amoroso y hermoso Jesús me arrepiento de todos mis errores y faltas hechas contra Ti y
contra mi prójimo, confío en tu infinita e inagotable misericordia. Mi amado Jesús te pido por
mis hijos, hoy vengo ante ti implorando tu bondad para que siempre los protejas de todo mal,
hoy invoco tu nombre y tu sangre preciosa sobre sus vidas y sobre sus caminos, sobre sus planes
y sus pensamientos para que todo lo que ellos hagan sea de acuerdo a tu voluntad.

No dejes que se alejen de tus benditas manos


No los sueltes mi bello Jesús de tu presencia. Nunca dejes que se desvíen por las sendas del
mal. Nunca te olvides de ellos, aunque ellos se olviden de Ti, acuérdate Señor que eres el Dios
del amor y que tu perdón nunca los deje. Mi adorado Jesús que sabes muy bien lo que es ser
padre, pues Tu eres Padre de todos nosotros y sufres cuando un hijo tuyo se va de tu presencia.
Así como el hijo prodigo le pidió su parte de la herencia que le tocaba a su padre, se fue y
malgastó todo lo que tenía, sufrió hambre y sed, y hasta que recapacitó y decidió volver con su
padre arrepentido y dispuesto a cambiar. Así también amadísimo Señor bondadoso, si mis hijos
se han desviado, si mis hijos se han ido, si mis hijos han sido desobedientes, yo siempre estaré
aquí para perdonarlos y para recibirlos con los brazos abiertos cuando gusten volver a este
humilde hogar.
Padre celestial humildemente y con cariño te pido que rompas en mi todas las cadenas que
traigo arrastrando de mi pasado, toda cadena que heredé de mis padres, todo lo malo que traigo
en mi ser de mis antepasados que no se los pase yo a mis hijos.
Te pido bendito Señor de misericordia que, si mis
padres no me mostraron su amor con cariño, con un
beso, con palabras, con un abrazo, que no haga yo lo
mismo con mis hijos
Sino al contrario que yo les de todo ese amor y cariño que yo no recibí cuando era pequeño.
Ayúdame Jesús bendito a no dar lo malo que yo arrastre de mis padres a mis hijos, sino más
bien, darles el buen ejemplo de la virtud, de la bondad, de poner tu evangelio en hechos y no
solo de palabras porque muchas veces nuestros hijos están cansados que les hablemos de tu
amor si nosotros mismos no practicamos lo que decimos.
Mi precioso Jesús te pido que cuides a mis hijos a donde quiera que vayan, especialmente
cuando andan en lugares que no deben de ir, cuando están con personas que no deben de
estar, cuídalos y protégelos cuando el enemigo los acecha, cuando el mal los espera para
atraparlos, allí mi Señor pon tu mano protectora, allí Señor manda tus ángeles en su ayuda, allí
Madre santísima socórrelos en sus peligros, socórrelos si van a tener algún accidente, si alguien
quiere hacerles daño, Madre hermosa María cúbrelos con tu manto como la gallina cubre a sus
pollitos del enemigo.

Oh hermosa Madre celestial


Que siempre tienes a mis hijos en tu corazón inmaculado, tú que siempre los llevas de tu mano
y que tienes un lugar muy especial para ellos en tu corazón lleno de amor y de ternura.
Te pido Madre que cubras sus ojos para que no vean lo impuro, cubre sus pies para que no
caminen por el mal camino, cubre sus manos para que no se dejen llevar por la tentación, cubre
su boca para que no hablen lo prohibido, cubre su corazón para que siempre sea consagrado a
ti, cubre su alma para que siempre les tengas un lugar reservado en el cielo. Y cubre todo su
ser para que siempre y en cada momento ellos lleven siempre a Jesús y ti Madre santísima en
lo más profundo de su alma.
Te agradezco mi adorado Jesús grandemente porque siempre llevas en la palma de tu mano a
mis hijos y gracias por cuidarlos en cada momento. Jesús, en Ti confió. Ame

ORACIÓN POR EL HIJO ESTUDIANTE


Jesús, Dios mío:
Por los evangelios sabemos que tú fuiste verdadero discípulo, estudioso de las Sagradas
Escrituras y conocedor de la realidad, abierto a todo lo bueno y a todo lo verdadero.
Te pido por mi hijo estudiante, para que su mente llegue al conocimiento de la verdad y su
corazón se llene de amor a Dios y de caridad hacia su prójimo. Amén

ORACIÓN PARA PEDIR LA PAZ DEL ESPÍRITU


Señor Jesús crucificado: Tú me has amado primero, y tu amor hacia mi te ha llevado a sufrir la
pasión y la muerte en la cruz.
Ayúdame a descubrir que esta enfermedad es mi cruz y esta cama es mi calvario.
Tranquilízame en tu amor, Dios de misericordia, para que comprenda que con cada cruz viene
tu gracia. Contando contigo, Señor, acepto con alegría esta enfermedad y todos los
acontecimientos de mi vida, como medio para devolverte mi amor.
Así sea.

ORACIÓN PARA OBTENER LA GRACIA DE SER MISERICORDIOSOS


Deseo transformarme en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, ¡Oh, Señor! Que este más
grande atributo de Dios, es decir, Su insondable misericordia, pase a través de mi corazón y mi
alma al prójimo.
Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás sospeche o juzgue
según las apariencias, sino que juzgue lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle.
Pido tu ayuda Señor, para que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las
necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo sino
que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos.
Pido tu ayuda Señor para que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para
que sepa hacer solo el bien a mi prójimo y cargar sobre mí las tareas más difíciles y penosas.
Ayúdame Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer
a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio
a mi prójimo.
Ayúdame Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos
de mi prójimo. A nadie rehusaré mi corazón. Seré sincero incluso con aquellos de los cuales sé
que abusarán de mi bondad. Y yo mismo me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de
Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que Tu misericordia, oh Señor, repose
dentro de mí. Señor mío, transfórmame en Tí, porque Tú lo puedes todo
ORACIÓN PARA LA MAÑANA
Señor, permite que comience este día con gozo a la luz de tu amor.
Permite que pueda entenderlo como un regalo tuyo para mí. Ayúdame a vivirlo alegre en la
esperanza. Dame fortaleza que se complazca en el amor, las buenas obras, la reconciliación y el
deseo permanente de ti, que eres la fuente del gozo más puro. Haz que todos mis pensamientos,
sentimientos y acciones sean para ti. Te ruego especialmente para que pueda resistir las pruebas
de este día.
Tan solo por medio de mi amor por ti y a mi prójimo puedo alcanzar la felicidad aquí en la tierra
y después contigo en el cielo. Que hoy no sienta antipatía, odio y rencor, que pueda amarte a ti
en todo ser humano y en toda criatura.
Al comienzo de este día, te doy gracias por todos y cada uno de mis familiares, de mis parientes
cercanos y lejanos. Gracias por todos los momentos maravillosos que he vivido con ellos. Señor,
encomiendo a tu amor a todas aquellas familias que se encuentran sin amor y sin paz, porque
el pecado las ha destruido. Infunde en ellas nuevamente la fuerza del amor y la paz. ¡Sana sus
heridas! ¡Hazlas felices! Amén.
ORACIÓN PARA EL TRABAJO
Padre Celestial, al entrar en mi lugar de trabajo, deseo invocar Tu Presencia, para darte
gracias por este nuevo día.
Te pido tu paz, tu gracia, tu misericordia y tu orden perfecto para esta oficina.
Te pido que bendigas todo lo que se hable, piense, decida y haga dentro de estas paredes.
Bendice mis proyectos, ideas y todo lo que realice, para que aún mis más pequeños logros
sean testimonio de tu gloria.
Bendice, Señor, a mis jefes, compañeros, clientes y a todas las personas que este día se
relacionen conmigo.
Renueva mis fuerzas para hacer mi trabajo de la mejor forma posible.
En este día te pido, Señor, un corazón generoso para atender con amabilidad a todas las
personas y no ser indiferente a sus necesidades.
Ojos para descubrir lo mejor en los que me rodean.
Una boca que sonría con frecuencia, que diga frases optimistas y que enmudezca para los
rumores y palabras ofensivas.
Dos manos que trabajen honradamente y con entusiasmo, para satisfacer las necesidades de
mi familia y mías.
Mente abierta a todas las ideas, para pensar bien de los demás y entender sin prejuicios a los
que piensen distinto a mí.
Especialmente, Señor, dame una fe profunda para creer en tu palabra y una
voluntad decidida para actuar correctamente y hacer el bien.
Señor, cuando esté confundido(a) guíame, cuando me sienta débil, fortaléceme, cuando esté
cansado(a) lléname con la luz del Espíritu Santo.
Te pido que en este día el trabajo que haga y la manera cómo lo haga, esté de acuerdo con tu
palabra y tus mandamientos.
Y te pido, Señor, que cuando termine mi trabajo de hoy, me conduzcas con seguridad hasta mi
destino.
Bendice mi familia y cuida mi hogar para que todas mis cosas estén como las dejé cuando salí
de casa.
Señor, te agradezco por todo lo que has hecho en mi vida, lo que haces y lo que harás.
En el nombre de Jesús, te doy las gracias por los dones con que me bendecirás el día de hoy,
ayúdame a usarlos con responsabilidad en tu honor.
Amén.
ORACIÓN PARA EL COMIENZO DEL DÍA
Te adoro, Dios mío y te amo con todo el corazón.
Doy gracias por haberme creado, hecho cristiano y conservado en esta noche.
Te ofrezco las acciones del día; haz que sean según tu Santa Voluntad y para mayor gloria
tuya.
Líbrame del pecado y de todo mal.
Que tu gracia esté siempre conmigo y con todos los que yo quiero.
Señor, tú que todo lo hiciste armonioso, me cuesta comenzar este día porque sé que es una
nueva tarea, un nuevo compromiso, un nuevo esfuerzo, pero quiero comenzarlo con
entusiasmo, con alegría, con ilusión.
Sé que estás a mi lado, en mi familia, en mis amigos, aquí en esta experiencia de fe, en mi
propia persona y en todas las cosas, en la obra maravillosa de la creación.
Amén.

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LEER LA BIBLIA


Gracias, Señor, porque al leer y estudiar tu Palabra nos invitas a seguirte con fidelidad. Tu
mensaje ha dejado huella en nuestra mente y en nuestro corazón.
Fortalecidos por tu luz nos disponemos a hacer realidad cuanto tu Espíritu nos ha hecho
comprender. Ahora, Señor, estamos preparados para vivir según tu voluntad.
Que tu Santa Madre, la Virgen María, Madre también de todos nosotros, sea nuestra estrella y
guía en la misión de anunciar hasta el fin de los siglos la Buena Nueva a toda la creación.
Amén.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LAS COMIDAS
iQué hermoso es no tener hambre ni sed, sentirse tranquilo, satisfecho y feliz!
iHermoso es no tener envidia de nadie y aprovechar los frutos de nuestro trabajo!
iQué hermoso sentarse a la mesa, comer, beber y utilizar las riquezas y bellezas de nuestra
vida!
¡Hermosa es la salud para poder disfrutar los alimentos que mantienen el cuerpo y conservan
el vigor!
¡Qué bueno poder levantar nuestros ojos y agradecer a nuestro Padre por sus dones!
Alabado seas, Señor del universo, creador de las riquezas, por la alegría que me diste en
agradecerte.
Seas alabado, Dios eterno, que nos das la felicidad de sentarnos a esta mesa abundante, por ti
preparada.
Alabado seas, Dios y protector nuestro, por los alimentos, frutos de la tierra, creada e ideada
por tu bondad.
Alabado seas, Padre nuestro, por el bien que me diste de compartir con los demás pan, amor,
felicidad.
Amén.
ORACIÓN PARA COMENZAR EL DÍA
Señor, Dios omnipotente,
Que nos has hecho llegar al principio de este día,
Fortalécenos hoy con tu poder,
Para que no caigamos en pecado,
Sino que todas nuestras palabras,
Pensamientos y obras se dirijan a practicar tu santa ley.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
ORACIÓN PARA BENDECIR LAS COMIDAS

Antes de las comidas


Bendícenos, Señor, y bendice éstos alimentos que nos vamos a servir, y que Tú nos das por
Tu infinita bondad. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Después de las comidas


Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén
ORACIÓN PARA ANTES DE TOMAR UNA DECISIÓN
Señor Dios mío fuente de luz, suma verdad y eterna bondad, transforma este momento actual
en horas de visión e inspiración.
Ayúdame a encontrar sabiduría; ilumina mis pensamientos y deseos. Realiza mis esperanzas a
través de actos rectos y buenos, en paz y amor. Dame fuerzas para concentrar mi espíritu.
Ayúdame en mi empeño de razonar con objetividad. Déjame ver la verdad y, en tu luz,
encontrar la luz.
Auxíliame, mi Dios eterno, para evitar la vanidad y el orgullo, para tomar decisiones dignas y
honradas y sentirme verdaderamente tu Hijo.
Amén.
ORACIÓN PARA ANTES DE LEER LA BIBLIA
Espíritu Santo, ilumina nuestro entendimiento, para que al leer o estudiar la Sagrada
Escritura, sintamos la presencia de Dios Padre que se manifiesta a través de tu Palabra.
Abre nuestro corazón para darnos cuenta del querer de Dios y la manera de hacerlo realidad
en nuestras acciones de cada día. Instrúyenos en tus sendas para que, teniendo en cuenta tu
Palabra, seamos signos de tu presencia en el mundo. Amén.

ORACION DE SANACION INTERIOR – PADRE EMILIANO TARDIF


Padre de bondad, te bendigo y te alabo y te doy gracias
porque por tu amor nos diste a tu hijo Jesús,
gracias padre porque a la luz del Espíritu
comprendemos que él es la luz, la verdad y el buen pastor
que ha venido para que tengamos vida
y la tengamos en abundancia.
Hoy, padre, me quiero presentar
delante de ti, como tu hijo.
Tú me conoces por mi nombre
pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida.
Tu conoces mi corazón
y conoces las heridas de mi historia,
Tu conoces todo lo que he querido hacer
y no he hecho.
Conoces también lo que hice
o me hicieron lastimándome.
Tu conoces mis limitaciones,
mis errores y mis pecados
conoces los traumas y complejos de mi vida.
Hoy, Padre, te pido que por el amor
que le tienes a tu hijo Jesucristo,
derrames tu santo espíritu sobre mi,
para que el calor de tu amor sanador
penetre en lo más íntimo de mi corazón.
Tú que sanas los corazones destrozados
y vendas las heridas
sáname aquí y ahora de mi alma
mi mente, mi memoria y todo mi interior.
Entra en mi Señor Jesús,
como entraste en aquella casa
donde estaban tus discípulos
llenos de miedo.
Tu que apareciste en medio de ellos y les dijiste:
“Paz a vosotros ”
Entra en mi corazón y dame tu paz.
Lléname de tu amor,
Sabemos que el amor echa fuera el temor.
Pasa por mi vida y sana mi corazón.
Sabemos, Señor Jesús,
que tu lo haces siempre que te lo pedimos
y te lo estoy pidiendo con María, mi madre,
la que estaba en las bodas de Cana
cuando no había vino
y tu respondiste a su deseo,
transformando el agua en vino.
Cambia mi corazón y dame un corazón generoso,
un corazón afable, un corazón bondadoso,
dame un corazón nuevo.
Haz brotar en mi
los frutos de tu presencia.
Dame el fruto de tu Espíritu que es amor,
paz, alegría.
Haz que venga sobre mí
el Espíritu de las bienaventuranzas,
para que pueda saborear
y buscar a Dios cada día,
viviendo sin complejos ni traumas
junto a los demás, junto a mi familia, junto a mis hermanos.
Te doy gracias padre,
por lo que estás haciendo hoy en mi vida.
Te doy gracias de todo corazón
porque tú me sanas, porque tú me liberas, porque tu rompes las cadenas
y me das la libertad.
Gracias, Señor Jesús,
porque soy templo de tu Espíritu
y ese templo no se puede destruir
porque es la casa de Dios.
Te doy gracias Espíritu Santo por la fe,
gracias por el amor que has puesto en mi corazón,
¡qué grande eres Señor Dios Trino y Uno!
Bendito y alabado seas, Señor.
ORACIÓN DE PAZ SAN FRANCISCO DE ASÍS
Señor, hazme un instrumento de tu paz, donde haya odio, ponga amor, donde hay ofensa,
perdón; Donde hay duda, fe, donde hay desesperanza, esperanza;
Donde hay tinieblas, luz, donde hay tristeza, alegría.
Oh Divino Maestro,
Que no busque yo tanto, ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender.
Ser amado como amar.
Porque dando se recibe.
Perdonando se es perdonado.
Y muriendo a si mismo
Se nace a la vida eterna.
San Francisco de Asís
ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO
Gracias, Señor, muchas gracias por todos los dones que me entregas. Gracias por todo lo que
ví, escuché y recibí. Por el agua que me lava, por la ropa que me viste, por el pan que me
sustenta. Por la casa, por los padres, hermanos y amigos, por los esfuerzos, conocimientos y
trabajos.
Gracias por los buenos días que me desearon, por la luz que ilumina, por los apretones de
mano que repartí. Por el tiempo que me diste, por la vida que me ofreces, por la bendición de
todos los días.
Te doy las gracias por estar conmigo, Señor. Gracias porque me escuchas y por que me tomas
en serio. Te doy las gracias porque recibes mi agradecimiento de hoy.
Gracias, Señor, muchas gracias.
Amén.

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