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Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy,
y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de
conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.
Amén.
ACCIÓN DE GRACIAS
Te doy gracias, Dios mío, por todos los beneficios que me has concedido.
Te pido perdón de todas las faltas que he cometido durante este día;
Me pesa de todo corazón haberte ofendido y propongo firmemente nunca más pecar, ayudado
de tu Divina Gracia. Amén.
AL EMPEZAR UN TRABAJO
Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo
comience en Ti, como en su fuente, y tienda siempre a Ti como su fin.
Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres trabajemos de tal forma que,
cooperando unos con otros alcancemos éxitos cada vez más logrados; ayúdanos, pues, a vivir
en medio de nuestros trabajos, sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos.
Te ofrezco, Señor, este mi trabajo.
Ayúdame a hacerlo bien, por Amor a Ti y a los demás.
Santa María, Ángel de mi guarda, interceded por mí.
ORACIÓN EN LA NECESIDAD
Señor, enséñame a no contentarme con amar a los míos.
Enséñame a pensar en todos los demás; a amar a aquellos que nadie ama. Haz que sienta el
sufrimiento de los demás. Dame la gracia de comprender que en cada minuto de mi vida feliz
y protegida por ti, hay millones de hombres y mujeres hermanos míos que mueren de frío y de
miseria sin merecerlo.
Ten piedad de todos los pobres del mundo. Perdónanos por haberlos olvidado. No permitas
que pretenda ser feliz únicamente para mi. Dame la angustia de la miseria del mundo. Que mi
oración y mi trabajo de hoy ayuden a que la angustia y la miseria disminuyan y que mi
corazón se abra al amor verdadero.
Amén.
ORACIÓN POR LA TOLERANCIA
Señor Dios, te agradecemos la sabiduría que nos trasmite tu ejemplo de amor universal. Danos
el coraje de abrir el corazón y el espíritu a nuestro prójimo sin mirar su raza, su color o su
religión, pues sabemos que toda la humanidad es hija tuya. Concédenos la gracia de superar
las barreras de la indiferencia, de los prejuicios y del odio, para construir la civilización de tu
amor.
Amén.
ORACIÓN DE ESPERANZA
Señor, Enséñanos a establecer sincera solidaridad con los que sufren, con los que padecen a
causa de la violencia, la injusticia y el terror. No nos dejes olvidar que millares de personas son
diariamente despojadas de su dignidad, de su libertad, de su comida, de su ropa, de su techo,
salud y habitación.
Señor, concédenos la fuerza para enfrentar a quienes nos oprimen, pero no permitas que en
nuestra lucha por la libertad y la justicia, olvidemos el supremo mandamiento de no matar, no
aplastar, no ofender. Ayúdanos a no caer en la tentación de la violencia, pues Tú derramaste
tu preciosa sangre, para que nunca más sangre humana fuera derramada por nosotros.
Señor, Tú que te levantaste victorioso sobre la muerte, sanando con ternura las heridas que te
había causado la insensatez humana, ayúdanos a encontrar el camino que nos conduzca a la
reconciliación y a la paz.
Amén.
CÁNTICO DE ZACARÍAS
(Lucas 1, 68-79)
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos
una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha
realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el
juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con
santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus
caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para
iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el
camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos.
ORACIÓN POR LA ENFERMEDAD DE HIPERTENSIÓN ARTERIAL
Por las llagas de Jesús somos curados.
Que tu virtud toque mi vida y yo sea sano.
Señor Jesús quita todo dardo de enfermedad en mi hígado, que ninguna enfermedad se
apodere de mi cuerpo.
Recibo la palabra de Dios que es salud a mi carne y refrigerio para mis huesos.
Mis huesos están confortados porque recibo las buenas nuevas del evangelio.
Señor gurda todos mis huesos y mi carne en tu presencia.
Que todo tumor o crecimiento maligno se derrita ante tu presencia mi señor Jesús de Nazaret.
Señor renueva mi juventud como las águilas.
Viviré y no moriré y proclamare el nombre del señor.
Señor tu sanas todas mi enfermedades y dolencias, tu eres la salud de mi alma y de mi
corazón.
Sáname señor y seré sano en el nombre de Jesús de Nazaret.
Que ninguna plaga o enfermedad se acerque a mi cuerpo.
Señor tu eres la fuente de mi vida y sanidad
Tomo el escudo de la fe y apago todo dardo de enfermedad del enemigo.
Por las llagas de Jesús soy redimido de la dolencia y la enfermedad.
Formidable y maravillosas son tus obras, que mi cuerpo funcione de manera maravillosa para
la que lo diseñaste.
Me declaro libre de toda hipertensión arterial alta en el nombre de Jesús de Nazaret. Amén
SÚPLICA A JESUCRISTO
Señor mío Jesucristo crucificado, Hijo de la bienaventurada Virgen María:
Abre tus oídos y escúchame, como escuchaste siempre la voz de tu eterno Padre;
Te pido que abras tus ojos y me mires, como miraste desde la cruz a tu dolorosa Madre;
Por favor, abre tus labios y háblame, como hablaste a tu discípulo para llamarlo hijo de María;
Abre tus brazos y abrázame, como los abriste en la cruz para abrazar al género humano;
Abre tu corazón y lléname de tus gracias, como derramaste sangre y agua de tu costado
abierto.
Amén.
Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros, pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.